doÑa marÍa isabel franciscadadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/fa.foll.005.507.pdf · dero,...

30
fArfaCtcO S ’- S o 'í- Q j^ ^ Q jQ F U N E B R E QUE EN LAS SOLEMNES EXEOíTlA<5 CONSAGRADAS [ 1 3 ^ 6 ZN LOS I>IÁS 25 T 26 DE FEBRERO DE ig Por la Pontificia y Real Hermandad Sacramental de ] Silla de la Iglesia Parroquial de Santa Ana, de la Ciudad de Granada A LA GLORIOSA MEMORIA Y ETERNO DESCANSO DELA MUY PODEROSA, MUY MAGNÍFICA, Y AIUY AMADA SEÑORA NUESTRA DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCA DE BRAG AN ZA Y B O R BO N , REYNA CATÓLICA DE ESPAÑA É INDIAS^ PRONUNCIÓ EL LIZENCIADO DON MARIANO SICILIA^ DIGNIDAO DE PRJOh de la Santa Iglesia Colegial de la Ciudad de Baza. Teólogo Consultor de Cámara de la Dignidad Arzobispal et. esta Diòcesi , Examinador Sinodal de este Arzobispado y de, Obispado de Guadix^ individuo de la líiisma Real y Pontificia Hermandad'. Quien en unión con esta la dedica AL REY N tro . SEÑOR D, FERNANDO VII. ( Q. D, G. ) POR MANO DEL EXCMO. SEÑOR CONDE DE MIRANDA , MA- yordomo Je S. M. y hermano mayor de dicha Pontificia y Real Corporacion. G r añada : EN LA IMPRENTA DE D. MARIANO SAEZ, CoiV LAS LICENCIAS NECESARIAS,

Upload: others

Post on 07-Oct-2020

0 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

f A r f a C t c O S ’- S o ' í - Q j ^ ^ Q j Q F U N E B R E

QUE EN LAS SOLEM NES EXEOíTlA<5

C O N S A G R A D A S [ 1 3 ^ 6

Z N LOS I>IÁS 25 T 2 6 D E F E B R E R O D E l Ü i g

Por la Pontificia y Real Hermandad Sacramental de ] Silla de la Iglesia Parroquial de Santa A n a, de la

Ciudad de Granada

A LA GLORIOSA MEMORIA Y ETERN O DESCANSO

D E L A M U Y P O D E R O S A , M U Y M A G N Í F I C A , Y A I U Y

A M A D A S E Ñ O R A N U E S T R A

D OÑA MARÍA ISA BEL FRANCISCA D E B R A G A N Z A Y B O R B O N ,

R E Y N A CA TÓ LICA D E E S P A Ñ A É IN D IA S^

PRONUNCIÓ

E L L IZ E N C IA D O D O N M A R IA N O S IC IL IA ^ D I G N I D A O D E PR JO h

de la Santa Iglesia Colegial de la Ciudad de B a za . Teólogo Consultor de Cámara de la Dignidad Arzobispal et. esta Diòcesi , Examinador Sinodal de este Arzobispado y de,

Obispado de Guadix individuo de la líiisma Real y Pontificia Hermandad'.

Q u ie n en unión con esta la dedica

AL REY N t r o . SEÑOR D, FERNANDO VII. ( Q. D, G. )P O R M A N O D E L E X C M O . S E Ñ O R C O N D E D E M I R A N D A , M A -

yordomo Je S. M. y hermano mayor de dicha Pontificia y Real Corporacion.

G r a ñ a d a :

E N L A IM P R E N T A D E D. M A R IA N O S A E Z ,CoiV L A S L IC E N C IA S N E C E S A R I A S ,

Page 2: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

.. ... •____ r-x ■ -- •• r-v, * C \ '

?.^aù,^;'i-îî■'.'íoo‘

« H * K^\ «

, b i . u n r i i n n . 2 - i r .U

' ^ c r ' ■' ' --■■■

ï u : . : T , / .0 L V i!i0 f ! i / . ' r i i f ^ a?.^«í>:-o “ i

j .ñ y u y jA /-..lox-j * AvtAM .x ‘ - ■

à ? Æ v . ' ' l I . '“ V;A , '.-V ' . ‘ -^

' ; K O £ H O a X ' A X y - ’ A D A i i a '

ij\<î -ia o^-G\Amfi , ‘ .. ■> tA •:'n

, « x a . . s\» u \ » o ' > ' . . * « « ' • . . f ¿ " " I r , :■.- V

£-,U ii r l neo noi :u ''•í n u Ç>

r> x r . 0 ) j r / c * ü V c i ,on- k * ' ;•

,v,.; ' ..a '^ ;.i,i-- '') . r ’ ^5 .o ^ r n y i - o v , - - ;: 'i^ ’

i;rlo ilj ü b -iov.-in o m u l. ;vfl y •Ï'-''; '•*- o in o ^ ^ v 't . ;; ; i .nC'rjiiiCf.'i'o'J X í;í'_í:í3h o U

: A. C! A. Vi K •

C V .v -^ 7 ^ A ^ XV cV \ V ' i i . A 'V . A

Page 3: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

Timenti Dominum hené erit in extremis et in die defunctionis

sute henedicetur, Ecli» Cap* i . v, 13*

A l <iue teme á Dios íe irá hien en las postrimeríatf

y en el dia de sa muerte s?r4 bendito^ D e l lib, del Scle*

si ártico» Cap i , v, 13,

TSIo es esta la vida ; ni està sobre la tierra la po­

sesión de los bienes ; ni la alegría fué dada pata los in­

constantes dias de nuestra humana peregrinación ni U

prosperidad es aquí abajo el patrimonio de las almas

yantas ; ni la larga vida , ni la salud , ni la impasibi'.

lidad son el galardón del justo, durante el tiempo. Aquí,

aguí sobre este estrado de dolor; consternados á la pre­

sencia de nuestra n a d a , y agolpados sobre las ruinas

de lo mas gra n d e , de lo mas alto , de lo mas noble,

y de lo mas preciado que tiene el mundo ; aquí entra

la tumba de los Reyes y el altar de Dios por quien ellos

xeynan ; aquí puestos junto á la entrada del gran de»

cierto , doride desaparecen , y transmigran y jamas vuel­

ven grandes, c h ic o s , p lebeyos, n p b les, señores, sier­

v o s , vasallos, R e y e s , sjn que haya cuen ta5 sia que val­

ga poder ni g ra cia , ni excepción, ni merecimiento^ don­

de nosotros teísmos los que quedamos ¡ a j ! tenemos que

dividirnos, y dexat á los que nos sigan los mismos

Page 4: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

P/. 102.

llantos 5 aqui e s , donde llamado el hombre á lo veni­

d ero, hito en hito de los destinos que le están puestos

después del s ig lo , contempla ios azares de su existen­

cia , y se ttuecan sns aficiones y sus designios , y se

afirma la F é de D io s , y se imprime con grande fuerza

en el pensamiento el saludable tema de los bienes que

Eclés. $. lian de esperarse. Todas las cosas caminan à un lugar:

el hombre cuyos dias son como el h e n o , asi florecerá

como la ñor del cam po, porque el espíritu estará en el

A d Heh. 13. de paso. N o tenemos aqui ciudad perm anente, mas bus­

camos la venidera ; y si nuestra casa terrestre de esta

2. ad. Cor» morada fuere deshecha tenemos de Dios un edificio, ca­

sa no hecha de mano que durará siempre en los cielos.

A llí están las coron as; allí está el g o z o , allí está e l

patrimonio de J E S U C R I S T O , y allí están señaladas las

porciones de los que v iv e n .. . . S i , y para allí partiste lie*

na de bendic^oaes , y seguida de los suspiros de los dos

mundos ó A U G U S T A R E Y N A , S E Ñ O R A Y M A D R E

N U E S T R A la muy querida. De nosotros es este luto;

nuestras son las lamentaciones y las desentonadas voces

del dolor de tus huérfanos. A -lo s justos les nace la luz

y se Íes aparece la alegria en el dia de su trànsito Pa­

ra ti esta abierto el paraíso, plaotado el árbol de la vi-

4i E fd , 8. d a , preparado el futuro tiempo, dispuesta la abundancia,

decretado el reposo. A l que teme á Dios le irá bisn tn

ias postrimería! i y en el dia de íu muerte será bendito.

Cierto y de Dios sabemos estas verdades : hijos de

las promesas, confortaos y salid del polvo. Las almas de

los j ustos en las manos de Dios están , y no les tocará

tormento de muette. Pareció á los ojos de los insensa-Stip. z.

Page 5: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

tos que ellos m otian; y la salida de ellos fue juzgada

con o añlccion , y el partirse de entre nosotros fué teni­

do como exterminio :pero ellos están en paz, y vivirán

para siem pre, y su recompensa está en el S eñ or, y elSaP>

pensamiento de ellos en el Altísimo. A si es que el justo, aun

quando fuere antecogido de la m uerte, estará en refti-

geiio ; por que la vejez venerable no es la duradera, ni Sa^. 4.

la contada por número de añ os; pues las canas del hom-

bre son sus sentimientos , y la edad de la vejez es la

vida sin mancilla. E l justo m uere, y no hay quien re 57»

capacite esto en su corazon j porque no hay quien en­

tienda; porque los necios verán el fin del Sabio y no 4.

entenderán lo que Dios haya pensado á cerca de él. E l

que agradaba á D ios fué amado de él , y viviendo entre

ios pecadores fué trasladado para que la malicia no alte­

rase su entendim iento, ó para que lo apareóte no se*

dujera su alma. Y poi quanto era grato á D io s , por

eso se apresuró á sacarle del torrente de iniquidad.

M as los hombres viendo y no entendiendo ni poniendo

en sus corazones tales cosas, al llorar su muerte parece

que ignoran que la gracia de Dios y su misericordia es­

tán sobre sus santos, y su mirada puesta en sus esco»

gidos.

Ved pues los consuelos grandes que en el nombre de

Dios os tra igo , ó venerable y muy ilustre Pontificia y

R eal Hermandad. Como el agua de les arroyos que se

pierde entre las arenas de los desiertos, nuestros llantos

serian perdidos, si la fé de las cosas san tas, que los

co n sagra , no ios ap oza, y logra para salud. La Re>-

ligion hermosa, cobijada del mismo luto que hoy nos

Page 6: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

vuelve, trae no obstante la blanda esponja que le fué

dada para enjugar los ojos de sus hijos atribulados ; y

de en medio de esas cortinas ¡ donde se transparentan los

espacios de la otra v id a , sale su voz que dice* j^Biena*

venturados los muertos que mueren en el Señor ; de hoy

ya m a s , dice el Espíritu , que descansen de sus traba­

jos y porque las obras de ellos los siguen/* Estos son los

consuelos gran d es, Católicos oyentes , y no se nos han

dado mas consuelos sobre la tierra. El presente todo es

dolores 5 la esperanza es la sola brisa que nos lleva so­

bre las aguas de estos mares mal conocidos que ahora

yogamos ; nuestra brújula es la fé sa n ta , bajo la qual

marchamos sin peligro de extraviarnos y naufragar. Mas

esto basta : los gemidos y los lamentos irremediables

están bien á ios desgraciados que desconocen el miste­

rio de los sepulcros. Pues los justos, despues de rota

ésta cubierta ftagil de lo terreno, viven dos v e c e s : lo

primero con vida eterna , vida esen cia l, perfecta, que es

la vida que comenzaron aqui en la tierta , ingeridos en

J E S U C R IS T O , galardonada arriba y glorificada en el R ey-

no suyo que le dló el Padre : lo segundo por la a la­

banza que dejaron sobre la tierra , y por las bendicio­

nes con que su nombre vive y es aclamado de siglo en

siglo. Timeníi Dcminum bené erit in extremis, et in die de-

funtionis suce benedicetur.

Vuestra piedad. Señores, ha prevenido ya mi argumen­

to. Vive y vivirá para siempre con una y otra vida el

ànima de L A M U Y A L T A , M U Y P O D E R O S A , Y M U Y

M A G N IF IC A S k a . N t r a . D.=* M A R IA IS A B E L D E

B R A G A N Z A Y B O R B O N , IN F A N T A D E P O R T U G A L

Page 7: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

sY R E Y N A C A T O L I C A D E LA S E S P A N A S ,q u e el

Sefioc se ha dignado trasladar á mejor R eyno en la noche dei

26 de Diciembre del año último. La memoria de sus

virtudes se ha quedado para nosotros en testimonio, par&

alabanza suya y exemplo nuestro mientras sus santas

obras la han seguido para que brille en el trono de

J E S U C R IS T O , con corona de O phir, parada con todos los Px. 44.

adornos de la inocencia. Y o me Bjo sobr¿ esta idea, ado<

lando los altos juicios inescrutables que Dios reserva

para si so lo, mas a6anzado bajo de su enseñanza , que

reveló á los hombres las señales y caracteres , por don­

de conozcamos á sus amigos. La piedad y la fé cris­

tiana de Us promesas la ciée en los cielos : mas la

misma piedad gimiendo bajo el velo que nos la oculta en

la eternidad, ruega à Dios para que haga cierto aquel

bien de que la ctée digna. Y o comienzo su elogio, oíd­

m e, y no busquéis mas orden que el abandono, el sen­

timiento, el luto que desola à mi corazon.

¡ Q jI hermosa e s . Señores, según la expresión misma S jp . 4.

del Espíritu S am o, que hermosa es la generación cas­

ta con claridad! Su memoria es inmortal por quanto es

conocida delante de Dios y los hombres. E l verdor y

la antigua gloria de los linages santos y esclarecidos

realza y encomienda sobremanera la virtud naciente; y

pronostica y lleva bendiciones advenideras sobre su es*

tirpe El plantío saludable que por largo tiempo ha ren­

dido dulces y sabrosos frutos, produciendo cada a ñ o

nuebos vásragos y brotando retoños frescos, promete

Page 8: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

E cli, I o.

siempre los mismos dones sia acabarse. T al ha sido, Se­

ñores, el caracter y la excelencia de la augusta Fam ilia

reinante, cuya magfi.'tad y cuya gloria desciende en Ja

sucesión de ios siglos acatada de cien N acion es, yarrai«'

gi'^3 sobre el afecto de los innumerables pueblos que

ha engrandecido, y mantiene con su vigor. Los Reinos

se trasladan y son pasados de gente en gente por cau­

sa de las injusticias y de los a gra vio s , y de los ultra-

g e s , y de los diferentes engañosj mas al contrario se

conservan , se fortifican y se remozan por la virtud, y

se afiirman y se prolongan por la justicia. D io s, sobe-

berano dueño de quanto existe y el aucor de la po-

2 testad, esquíen muda los lienapos y las edades; quien cons.

tituye Reynos ó los traslada según sus juicios j el que

yoh. 12, ciñe ó desata solo la banda R eal y el que pone go*

bcrnadores para todas y cada una de las naciones con-j g / *

gtpgacjas y repartidas sobre la tierra. L a permanencia

larga de una familia sobre la cima del poder y Ja auto­

ridad es por tanto una prusbi auténtica de sus mere-

.cimientos y sus virtudes, y es un título con que ex*

presa la voluntad divina su elección y la complacencia

de sus designios sobre el que rey na. Dios no acepta

3. Paralip. i9» personas, ni hace cohecho. Dios es justo y ninguna co ­

sa muda sus juicios. Las obras de los Reyes asi están

E.clí, 17 , g exámen^ y providencia , como el Sol en su aca­

tamiento; y ios ojos de Dios registran sin intervalo el

camino de ellos. SÍ oyeren y cumplieren, acabarán sus

yob. 36. dias con bien y sus años con gloria: mas sino oyeren,

el Señor es quien quiebra- el báculo i los im píos, y U

14. vara á los que dÓEinaa.'

Page 9: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

Estas verdades santas » consagradas en los archivos

de nuestra F é cató lica , aseguran y fortalecen nuestra

lealtad apegada como la yedra á aquel árbol mages-

tu o so , bajo de cuya sombra prosperaron catorce siglos

las naciones del occidente. Venerable Dinastía augus­

ta f tu reinado excedió á los años que fueron dados según

la carne á la estirpe regia del pueblo santo : no hay

un trono en el mundo entero mas antiguo n¡ mas fun*

dado, ni que extienda mas á lo lejos el pavelion de g lo ­

ria que D io s le puso, ni que cuente por días y años,

asi como por siglos , los favores y las portentos , con

que Dios se digaó ponerte ba¡o su escudo, y d ilatarla

era de tu poder. F iancia , A lem an ia, I ta lia , la Euro­

pa toda te han debido sus dias de gloria que eclipsa­

ron los del oriente, y afianzaron sobre su suelo el po­

derío , las luces, la ensi^ñanza, el gobierno, el cetro

de todo el orbe. Enlazada con la familia de nuestros

Reyes de muy antiguo, competidoras ambas en los años,

y en la nobleza, y ea los triunfos, y en las vir­

tudes , y aumentada nuestra corona con los tim ­

bres y los florones del nuevo m undo, allegasteis y

confundisteis en una misma las corrientes de vuestra g lo ­

ria, asi como dos mares que, roto el Istmo que los sepa­

ra, inundaron con sus riquezas, y alegraron con sus

viageros las riberas que hizo comunes la unión de entrambos.

Mas ¿acaso son estos solos vuestros derechos y

vuestros títulos al respeto , al am or, la g lo r ia , y las es­

peranzas de los pueblos y las naciones que juntasteis

en torno vuestro? H ijos del E v a n g e lio , caudillos san­

tos , Unage f íe l, religi osos Monarcas Inclitos dados por

Page 10: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

centinelas y antemurales para la Iglesia de JE SÜ C R IST O j

sí vuestro solio dura por tantos siglos y parece que se ase­

meja vuestra edad á la edad cristiana prometida hasta

el fin del tiem po, dignos sois porque la servísteis y jos

mostrasteis á todo tiance y á qualquier hora los defen­

sores natos de aquella madre combatida en los uracanes

y en las tormentas de este siglo enemigo suyo. Dignos

sois porque la adornasteis con vuestras obras y llenas­

teis los fastos d e ella con vuestros nombres. Dignos sois

porque disteis honra á la Cruz de Cristo engarzada poi

•vuestro afecto como la joya de mayor precio que guar­

nece vuestras coronas. D ignos sois porque vuestro impe-

KÍo propagó la vittud cristiana y descuajó del suelo de

su dom inio, por todas partes, el raigambre de los errores

y de los vicios de la impiedad. D ignos sois...* mas quizá

me o lv id o .. f .

N o , Cristianos, este es mi asu;ito. Deste plantel fr«n-

dcso de los mejores Reyes que tuvo el mundo; de estíi

estirpe en la qual pasaron no pocos de ellos desde

el tron^ al sagrado nicho del Santuario; de una ma­

dre del mismo origen, honor de España,.que hoy alum­

bra regiones nuevas, colocada como una estrella en el cié*

lo antàrtico ¡ay ! nació nuestra cara R eyna aumentada

con mas blasones , fruto hermoso del cato enlaze de las

dos casas que alegraron Jos dias antiguos y los dias nuevo?

de Castilla y de Portugal;heredera por ambas lineas de

aquellos héroes, mas que R e y e s , prodigios puestos so­

bre la tierra y varones de Dios armados de su poder, que

llevaron á las regiones desconocidas del oriente y del oc­

cidente su Vüz D iv in a , y ensancharon à la redonda toda

Page 11: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

pü tierra , y sacaron de entre tas aguas los continentes

que ignorára el poder humano sesenta siglos« Recibida

con bendiciones 7 acción de gracias, prosperó 7 alegró

los valles de Lusitania este tierno boton de rosa , desa­

tinado por breves años paia llenar la tierra de su fra­

gancia , y elegida comoi u.i presente para la España , que

Dios le h iz o , por si acaso su pueblo amado le escu-, , , . zS*

Chase, y se convirtiese cada cual de su mal camino. Días

felices! A h! tu lo sab es, Ma(áre tierna, Carlota ilustre;

tú lo sabes qual se mostráia desde un principio, y que

en los años mismos de su infancia p o iia contarse de e lla , ^

lo que del s ib io , quandu dijo que ya de niño mostró su

ingenio , y que le habia tpcado una buena alma. T ú lo sa*

bes qual se anuneiácan de muy temprano sobre su ros­

tro los caracteres santos de la gracia de J E S U C R IS T O . M a.

dre augusta , tú la observabas reclinada sobre tu seno,

y te acuerdas de aquellos ojos de dulsura y de mansedum­

bre conservados hasta el sepulcro: tú recuerdas aquellas,

formas jamas perdidas de decoro y de magestad, her

manadas con la blandura y el ayre dócil de la inocencia.

T ú la viste en aquellos años de su ternura , quando los

sentimientos se explican so lo s , y despuntan las aficiones

del natural; tú la viste sin que la fu e rz a , ni el des>

den , ni el rigor tuviesen que obrar en e l la , moderada,

apacible , grata , complaciente , reconocida , satisíecha,

contenta en todo, sin caprichos, sin am argu ra, jamas

airada , rebosando de paz y risa , semejante á la fax

hermosa con que pintan á la esperanza. E lla ruega y

jim as exige ; aca ricia , mas no molesta ; apetece pero

no aspira á la saciedad; la voluntad ageaa mide sus

3

Page 12: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

gu stos, y la suya se ajusta siempre de buena gana

bajo de qualquier mano que la conduce: no se f i ja , no

sé detiene, no se ceba en las bagatelas de ia puericia:

hay un bien sobre todas e l la s , que aun no conoce y pa­

ra el qual fue puesto su corazon j mas le siente sin re-

ñejarle, y el don de arrib a , antes que sea enseñada

á reprobar lo m alo , y hacer lo bneno , la conduce y

la pone en medio del camino de la vittud.

Venturosas inclinaciones felices hábitos j qué no

puede sobre tal basa la educación cristiana y el amor de

unos padres sabios ? Cimientos eternos sob/e piedra sóli*

da son los mandamientos de Dios en el corazon de la

muger santa. ¡ Gloriosos padres! Los pusisteis, los levan­

tasteis, y de piedras muy bien labradas, todas perfectas, subió

en breve esta hermosa fábrica, y «o sonó martillo ni se oyó

hacha en su construcion. D e maderas de cedro ticas é in­

corruptibles compusisteis su artesonado y cubristeis los

rfiuros de ella j y con láminas de oro puro adornasteis

lös interiores del santuario. Dios la habita j la gracia es­

parce la fragancia de sus arom as, y desata todas sus

venas dentro de las moradas de aquel alma que alumbra y

llena la luz divina. Su razón se anticipa y brilla mode­

rada bajo del canon de la F é santa. L a Religión hermo­

sa en la primer aurora del pensamiento forma su espíritu»

la piedad es su primer obra. D ias felices de la inocencia,

¡ quién os descuida ! La piedad es mas bien el fruto del-

sentimiento que del esiudij. La adoración profunda de su

D ios, y el temor sagrado que se siente en su acatamiento,

guando la vez primera levanta el alma como una virgen,

sos miradas lespetuosas , y divisa a q u e l R e y Supremo ved

Page 13: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

aquí la impresión eterna que no se muda, hecha á tíem*

po y fortalecida , quando es tiempo , por lá enseñanza.

A h ! descubrid entonces á vuestros hijos las demas cosas,

y descorred el velo de los misterios, y decidles que aquel

P ío s grande es también su Padre , que se dignó llamarlos á

gozar de su misma gloria en la eternidad; reveladles

el dulce arcano de la otra vida y el ínteres supremo

de la existencia que les fué dada; proponedles los

mandamientos, y explicadles las condiciones de aquel

bien sum o: referidles nuestra caída , y contadles las

invenciones de aquel Dios de misericordia por subirnos

aun mas arriba de la altura de qu í caimos por el pe­

cado; esforzaos para que conciban todo el horror que causa

la malicia del que pervierte su (in dichoso ; presentadles la

historia hermosa de la virtud , y mostradles , donde se

asombren, el lamentable quadro del pecador. N o aguar«

deis á que las pasiones hayan dado su primer grito; afír-

tnad con los santos hábitos la enseñanza de la verdad ;

sostenedla convuestro exemplo , y fiad y esperad el logro

de vuestra obra. £stos son los cimientos fuertes sobre que

fué fundada Ntra. R E Y N A que estáis llorando. L a ley

santa le fué inspirada de muy temprano y , la estrechó y 7«

la puso , como un anillo de grande estima en el dedo

corazon. Anheló la sabiduría y la amó mas que á la her- 7*

roosura y que á la salud , y con ella le fueron dados todog

ios bienes, el árbol de la vida y sus doce frutos; fé> 22.

caridad, pureza, bondad, tem planza, benignidad, rao- -^d.Galat.

destia, paciencia , mansedumbre, p a z , g o z o , dilatación

y anchura de corazon.

' " Asi vívia creciendo en edad y en virtud y agrado á

Page 14: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

B eli. 50.

presencia de Dios y el m undo, mientras tanto qtie se.

preparan y se apresuran sobre la tierta sucesos nuevos

jamas o íd o s, paca mostear sus juicios y sus misericordias

aquel señor Dios grande que ordena la carrera de los

imperios y adoctrina á los que gobiernan para justicia.

A la orilla del Manzanares prevalece otra planta hec«

mosa , de igual linage , de igual honra \ esperanza gran­

de para los pueblos , á cuyos ojos crece y así se mues­

tra como el lirio que está plantado á la margen de ios

arroyos ; como oliva que vá brotando j como ciprés que

sube y se eleva á una grande altura. Dios le cultiva y

guarda como un prodigio pata su tiempo , y ha previs«

to los dos Esposos con que alegre los dias queridos de

la bonanza que vendrán tras los días de prueba y de

torbellino que están encima.

Si D .os m io . lo ordenaste y llegan* Atada está to-

dabia la maldad de E phraim , y guardado está su peca*

do ; y en tu. mano , S eñ o r, espuma- todavía el cáliz de

Psalm. 74. vino puro lleno de mescla ; lo inclinaste , Señor de un

la d o , y de esotro la d o , y sus heces 00 se apuraron

hasta que beban todos los pecadores, .que hay en la

J/, j , tierra. Y resonó un silvido de tu furor y el azote que

tu pusiste por dias y años volvió el rostro hacia el oc­

cidente ,• y apresura sus p asos, vuelan no descansa, no

toma suefio, no se desata el cinto de sus riñ‘>nes 5 se

aproxima , sus trenes suenan como ruido de tempestad^

no hay auxilio ni del oriente ni de occidenti ni de los

montes yermos-j porque Dios es el que castiga. OhJ sal-

váos sucesión filoriasa del Conde H enrique, y salvad esa-

prenda amada. Delante de vosotros están los otares que

Os» 13.

P s. 74.

Page 15: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

•8 abrieron Nuestros abuelos Juan 2 ° y Manuel el gran­

de. En el A fr ica , y en el Asia y en la América dila­

taron vuestros dominios y llevaron la C ruz de Cristo que

aun tremola en los continentes y en las islas de vuestro

imperio. V é y no temas Princesa amada : el que habita en

la ayuda del Altísimo , en la protección del Dios

del cielo morará : á sus Angeles dió encomienda de que -Ps. po»

vélen en tu defensa y te guarden en tus caminos i y si

al, alba tomates alas y partieres'á las estremidades del

p iar, aun allí te guiará su tnano y te tendrá asida su P f. 138.

santa diestra. Tus destinos están previstos, y cus sendas

están seguras^ camina en .p az.

D e esta suerte se instruye al justo , y se forma su

for^zon. ,,P o t quanto eras acepto á D io s ,' le 'Irabía’ di­

cho á Tobías el A ngel , fué preciso que te probase la ^Toff 12.

tpn.tacion.‘ ‘ Y asi es como fué hecho á presencia nuestra.

E l uiacán terrible, que atrojó á la familia regia de Jos

5 RAG A.N .ZAS á ios,bosques del nuevo mundo, revolviendo

sobre nosotros yermó, la tierra de nuestra g lo ria , y arran­

có del plantel sagrado de nuestros Reyes el retoño me­

jor querido, que alcanzaron por un instante nuestros de­

seos, i Dias acerbos., pero gloriosos á la virtud! E n la

escuela de la paciencia se amaestraban los dos Esposos,

qué sin pensarlo.,conformaban sus corazones para

mo , y estudiaban «n propi.o libro , e l de Jas desgracias,

para set santos. Ambos fueron enriquecidos en ios traba- «Sa/>, 10,

JOS , completados en las fatigas, y arabos á dos libaron

Ips saludables jugos, de., áloes y mirra, que -la ciencia de

Dios desíila en la adversidad.

. O h ! memorias! O h {.sentimientos i O h ! lecúeidos del bien -

Page 16: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

perdido.' Reyna amada y Señora mía, ¿qué pensabas alH apar­

tada en los campos de Rio-Janéiro ? ¿ Qué te hacías quando

meditabas nuestras desgracias á la sombra de las palmetas?

Quando estaba tu R ey y tu Dueño , que habia de serlo,

en el reclinatorio de sus dolores; quando las turbias aguas

de aquel diluvio, que anegabais tierra antigua de nuestros pa**

dres , nos hundían y cubrían los montes laas elevados..»

T ú y la R eyna tu cara M ad re , y tu augusto Padre, y

la R eal Fam ilia condolidos volvíais los o jo s, y pasaban

vuestras miradas sobre el Atlántico, y llegaron las voces

vuestras á nuestro oído, y aumentasteis la fortaleza de nues­

tro espíritu. A llí abristeis los brazos vuestros y ampa ras-

teis los Españoles, que buscaban en vuestro suelo el refugio

en la tempestad. A llí disteis favor y ayuda á los vasallos

fieles, que guardaban á su M onarca la posesíon glorio­

sa de susdominios, alterados en las jevueltasdeBuenos-Ayres

A llí hicisteis, el saciificicd de vuestras joyas, y gustosas os des­

nudasteis de vuestro adorno para-acoríer al pueblo de los

leales, que os im plora, y siti vuestra ayuda vá á sucum­

bir al yugo de los rebeldes. A llí en fin quando habéis

cumplido y sobrepujado quanto pide el deber humano

de la sangre y de la palítica , aumentando insesante-

tpente merecimientos de virtudes y buenas obras clamais

arriba, y se mesclan los ruegos vuestros con nuestras lá ­

grim as, y penetra los altos cielos la oracion de las almas

santas.

S í , Dios m ío , y escuchaste el grito del dolor de

los ínoceotes , y aminoraste el plazo de tu visita ; y á un

volver de tus ojos manso cesó el azote 5 y se escondió

U glúria de Faraón 5 y tus A ngeles le arrojaron y le

Page 17: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

amatraron en el desierto; j la familia antigua de tu

amor recobró,sus sillas; y sobre el santo trono de R e-

caredo tornó su gloria ; y el Ungido que tu nos diste, con-

ducido por tu derecha como un prodigio, volvió á sen­

tarse en el solio de sus Mayores. Obra tu ya , Señor, fue ,Hahae, i .

hecha, no ya en años, sino es en días, de que podría

decirse coa un P rofeta, que no será creída cuando se

cuente á los venideros. Y he aqui ya nuevos años de sa«

lu d .y de regocijo que tu preparas.... tiempo de benepláct-

to ! .. Qtro bien de tu providencia I El Padre de los pue­

blos .quiere dar á sus caros hijos una Madre en la qual

se afirmen su consuelo y sus esperanzas por muchos si­

glos. D irig id le , D io s , mió premiadle; compensadle los

largos años cj«-:su amargura, y su cautiverio; tú ló has

dicho; „ la muget es la parte buena, ia parte de los que EcU, tS,

temen á Dios, que se dará al varón por sus buenas obras.*‘

Católicos oyen tes; Dios conduce las voluntades, y

preside á los pensamientos , que van al bien. Las mira­

das del R ey se fijan allí mismo donde están vueltos todos

los corazones de sus vasallos. Nuestros votos fueron

oídos: M A R IA ]S A B £ L B R A G A N 2 A será su Esposa;

Dios enviará su A n g e l; y á este vinculo que asegura

la v irtu d , el honor y el gozo de entrambos reinos, se

añadirá otro iazo de igual cariño, C a r l o s , M a r í a f r a n ­

c i s c a , nombres por siempre amados , y siempre unidos

completarán los votos de los dos pueblos. Venid Princesas

san tas, venid dechados vivos del Evangelio : el gobier­

no es pata los R eyes, y sus M inistros; las costumbres

las dan las Reynas y las Princesas,

Y he aquí llegó la hora y las veo partirse. Padrei

Page 18: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

, insignes Principes, et Señor es lo rcssnere f

muUtpiiqtte al evento voescra casa pof Ijs àt» h^ks con

q w alrg«as*eìs el alcazaz de antàitos O s escccho

que al separarse ya de tosccics , Toesctas praiosos cjos

arrasados de dulces U gñas?s, j opñftnáss de aaor j

llanto las castas h ijas, a iti cnmo « ca» ñ e sp * ^ lo s Pa«

triaicas prooaociaseeis sos bemiieitinies» T rá Cailota

augusta , me parecc qns lo esioy v isad a , j «oe toman­

do á patte á la R eraa ; ei'ugiz'ná» sas tristes

ojos, llena de fortalexi^ fe e& '^ cficiüiitft}» mira

4 4 * h'ja m ía , é incluía ck «mito. GudB¿& l&p n ía los man.-

damieatos de tu Padre j a o dssss Lx k j de xm Madre.

ñV> Pi^rqae el maBda»> «Bssrc!r>x « 5 fia fe r tm , y catai-

no d« vida U KpcehtsositiiT fia aoseòssaa. C a o es el

AKUimu , Ctttdot Oanu^ctstte-; ?oáaos6t> , ▼ muy

Hp:lh II di^no m »»rííl»» «uC ííÍj sa tsnza ; 1

III d o n á is Tifo»« i jr $«xciiik s » aMBxaa«ei£as;

f l I» i» la sabcioníi, y d aaoc

Mflf. ff ?iíL \feWía ^líciiís*. A cueri^t; d e na O u d o t

ÍÍI fw ííé jo fí^ « ^ 5 » ap“ t i •i'Culás ctaaca de que

U W?* WdSk» jt «ft BtìOfciraJo decxe-

f.f- Iv» vW i pOHjii* efe ?!»t í*SÍ» fe aoMÍr cer-

X iarpttia mmca d ceai¿

t .’ y «w bafeta ib mucEae', po*

<í\ ^Jííbw» aasfm

^ Wsíí» te» «WSpíSí yt bíilaRÍs gsarà en

h ' h oMitàtì« y a » » ««*-

m ^ W V ^ 'WíWíli « a « 'fe « « « '

/v“y f I / ; líHS \ ^ w : í*mí»& » » » ^

H ’Hit í l W ^

Page 19: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

secbe U ganancia de la calumnia j sacuda las manos

de todo co h ech o ; el que tape sus orejas por no ole

sangre y cierre sus ojos por no ver lo malo. T en cui­

dado de tu buen nom bre: la buena vida tiene días con­

tados ; mas el buen nombre permanecerá para siempre. 4 *

A nte todas tus obras }a palabra veráz vaya delante

de tí y antes de toda acción un consejo fiime. Hija 37'

m U , y no se aparten de tí la misericordia y la verdad^

rodéalas como un collar i tu garganta , y copíalas en Prov> j .

las tablas de tu corazon. La misericordia y la verdad

guardan al R e y , y su trono se corrobora por la clemencia. Prot». 20.

Por tu a lm a, no te avergüences de decir verdad , oi reten- ^

gas la palabra en tiempo de salud» Sé la madre de los

que lloran y necesitan: no aquejes el corazon del d » -

valido y no dilaces el socorro al que está angustiado.

E l que siembra en bendiciones, de benJiciones también 2 aA Cor 9

segará. Honra á D ios de toda ta alma y dá honor á ;EcH. 7

los Sacerdotes. Teme al Señor y al R e y ,y no te m ez- prov. 24

cíes coa los detractores. Como bramido de le ó n , asi laProzí, 20.

ira del Rey : el que lo irrita peca contra su propia al­

ma. N o seas sabia en tu opinion; y procura vivir apren -'

diendo siempre en silencio con toda sugecion \ porque

el Señor no permite á la rouger que enseñe, ni que ten-I. ad. Tim, *.

ga señorío sobre su marido. Haya paz y verdad en tus dias: Is. 39.

vida quieta y tranquila en toda piedad y honestidad: pa- i , »dm Tim, 2.

labra sana, irreprehensible, en incorrupción de espíritu mo­

desto y pacífico, presentándote por dechado de buenas 3*

obras y exemplo al pueblo; como oliva fructificante enF s . y r ,

la casa de D io s , aguardando siempre misericordia j pot ^ ,Adt Col* 1.

la esperanza que te está guardada en los cielos.... Gozen-

A

Page 20: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

se tu Padre y tu Madre, y tegocigese la que te engendró....

Y anda en paz ^'ja amada : vé lumbrera de nuestros ojosj

ve consuelo de nuestra vida y esperanza de nuestra ca­

sa.... y el Sáfiot que abrió paso en el fondo del mar á

los libertados te conduzca sobre las aguas**..,.

N o puedo mas, cristian os; sin pensarJo , yo hize su

elogio. A h ! vosotros lo visteis to d o , y os escucho que

estáis diciendo ; „ S í , asi fué j asi lo hizo y esa es lá

Reyna amad# que hemos perdido.“ N o , Señores, no me

detengo ( hoy es dia de llorar tan solo ) no me detengo y

hablo sobre aquel dia en que alegró á la España y

asomó en Cádiz bella« hermosa, resplandeciente, así

como el] aspecto que, hablando al hombre , acostumbran

tomar los A n g eles , quando vienen del cielo visiblemen­

te pata aliviar la tierra y para dar consuelo á les hijos

acongojados del viejo Adam. Los corazones todos se iban

tras ella j ningún desventurado lloró á su tránsito : nó

hubo quien no estimase ya en mas ia vida para servirla;

y hasta los m'smos que estaban ya cansados de vivir,

quando la vierón , suspiraron por vet sus dias. Y o no

cuento tampoco el g o z o , ios transportes, el embeleso de

aquel Esposo , digno solo de serlo suyo por sus virtudes,

ni el abrazo que allá se dieran , quando se encuentran,

y se estrechan en uno mismo la piedad y la fortaleza.

N i recuerdo aquel dia sagrado en que el Siervo de D.os

a b ajo , y el Pontífice de los s ig lo s , R ey suprem o, ben- ^ossuet. oráis, fu n . , ü-de Mar. Ther, d ' dijo arriba esta coyunda nueva de ia virtud. Fíestassa-

^ utiiche. g ra d a s , casamiento afortunado, velo aupcial , bendición,

sacrificio ¿qué tenéis que ver vosotros con esta pompi

fúnebre ? ¿Y tú amor honesto de mis adorados Reyes

Page 21: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

^ue tiehes tu que vet con estos sepulcros ? L o que oí<

roes , lo que entendimos , lo que vimos con nuestros ojos»

lo que siempre será contado en las alabanzas y en los

fastos de esta gran Reyna , lo que en qualquiera tiempo

sacará lágrimas de los ojos de quantos vieron y alcan­

zaron sus dias queridos.... Y o me p ierdo, Sefíoresj miro

por todas partes, y las íd^as se mescian , se atropellan

y se aglomeran , sin qus baya modo para ordenarlas. T an -

tas son y tan variadas las virtudes , las altas prendasj

los relevantes rasgos con que su imagen se presenta á

fantasía , y penetra y conmueve el alma del que la

admira. Lo sabéis y la fama corre de su instrucción po­

lítica, adquirida en los L'bros Santos , y en la historia de

las naciones; lo sabéis , y sus obras prueban lo que la

fama dice de su gusto y de su talento para las artes;

la protección gloriosa que dió á las letras 5 su urbani­

d a d , $u gracia , su modestia , su noble porte , su atención

á las circunstancias, su prudencia , su miramiento en el

trato humano* La observamos como una esposa que fué

dechado de la dulzura , de la pureza , del amor , de la

fé sagrada, dgl respeto y de los oficios que son debidos

á un Rey Esposo. La admiramos como á una Madre, exem-

plar sublime de ternura y piedad m aterna, dando el pe­

cho á la tierna In fanta, que el Señor, cuyos altos juicios

ignora eí m undo, le concede por breve tiempo , como poí

muestra á las otras M adres, para alzarla despues arriba, y

guardarsela aljá en los cíelos, donde muy breve Hija y

Madre quería juntarlas. L a hemos visto corao una R eyn a..,. y

aquí se pierde el hilo de sus virtudes ; no hay guarismo , ro

hay cuenta de ellas. Consumada ea tan breves años lie-

Page 22: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

nó los tiempos todos de las C íotilíes, Berenguelas, Bea-

trices , Teresas , B lancas, Sanchas , M a rh s , Leonoras,...

y de las T sa h d s s , n«mbte siempre de buen agüero,

como el de los Fernandos , para nosotros. N o hay prin­

cipio ni fin contando sus costutnbres coif'que dió lustre,

y afiadió gloria á la magástad. Caminaba ella en la ¡no-

P/. lo o . cencía de su corazon enmedio de su casa : no ponía de­

lante de sus ojos cosa injusta : de todo mal camino prohibió

« sus pies. Aborrecía á los que cometían prevaricaciones: elr s . 1 1 8.

que andaba en camino sin mancha , ese la servia : el

P/. 100. que hablaba cosas inicuas, nunca entró derecho en la

vista de sus ojos. Jamas el sobrecejo de la soverbia mu­

dó su rostro, ni el aplauso , ni las lisonjas del Aula R e ­

gia alteraron su corazon. N unca anduvo en grandezas ni

P/. 130. vanas sobre si misma. N o fué a ltiva, ni capri­

chosa ; su conversación siempre fué sazonada con gracia,

A d. Col. 4. atrayendo los corazones, sintiendo con reciprocidad; no bla­

sonando de cosas altas, sino acomodándose á las humildes;

no pagando á nadie mal por m al; procurando bienes no solo

A d Kom 8 delante de Dios, sino también delante de los hom bres: ea

la esperanza a le g re , en la tribulación sufrida; gozándose

c o n los comentos, llorando con los tristes; haciendo mise­

ricordia con álegria; sotorrleñdb las necesidades de los.San-

t o s ; exercitando ia hospitalidad. N o hizo esperar los ojos

de la viuda ; no comió su bocado Sola ; partió de el y le«

Ib. 29, dió á los huérfanos. Oju fué para el ciego y pie para

P /. 40* el co jo: entendió sobre el pobre y m enesteroso, repac-

P j. I I I . tró y dió á los necesitados. Para d biéh jamas fué perezosa;

A d . Rom. 13 fervorosa siempre de espíritu, perseverante eft la oracion, sic-

2. é i Ctfr. 6» Tiéndü áíS efio t efi 'pnttzz^ 8fl Ciencia de D io s, en longa-

Ih.

Ih.

J o b . 31.

Page 23: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

ftimidad, en mansedumbre, en Espíiitu Santo , en caridad na

fingida i paciente , benigna , sin ambición , sin ira, sin pen 2. ad C<»r. *3.

sat m a l, sin buscar su provecho , no haciendo nada por A d V hil, 2.

p o i f ia ni pot vanagloria : el lecho sin inancUIa j caminando A i . Heb, 13,

siempre , como de. dia honestamente , ataviándose c«n mo- A d. Rom. 13.

destia y con sobriedad j y el Señor íe afiadia gracia, por^ ^

que su compostura no nacia de liviandad, sino de virtud,

y por eso el Señor aumentó en ella la hermosura, para Ju d iíh . 10.

que pareciera de incomparable belleza y conduelo á los

ojos de todos. En verd ad, no se conformó con este siglo; -^d. Rom. t i .

no esperó en la incetiidumbte de las riquezas, sino én i* A 4.T im ,

el Dios vivo , dando gloria á D ios pot la sumisicrv

mostró al Evangelio de Cristo ; hecha tica con buenas 2. ad Cor, 9.

obras, enemiga de la impiedad y de ios deseos munda- 1. od Tim, (5.

n o s, y viviendo sin d eí5;¿ritirse toda str vida sobria, ad Tit.

pía y justamenre^ aguardando siempre la esperanza biena-

ventur^aa y el advenimiento glotiojjo del Grande D ios y

Salvador nuestro J E S U C R I S T O , y acopiando las bendi­

ciones y el amor de sus Pueblos todos, porque temia mu- 8-

cho al Señor , y no habia en todo Israel quien hablase de

ella una mala palabra.

M as ¿á donde me voi perdiendo pot el inmenso

canpo de sus virtudes , que se eatiende y alarga al lejos,

á medida que se vá andan do, Sin verle el fin ?C atólico»

o yen tes, aqui teneis reunidos y habéis visto los caracteres

propios mas señalados de los Santos que merecieron estar

reynando con J E S U C R I S T O : pero hay uno que sobresale

y es el mas cieito. Este es el abandono del alma santa en las

manos de su Criador; la renuncia y total entrega de «uestta

vida al Señor de ella ; la lealtad con que se anonada

Page 24: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

A l

en presencia suya y somete sus prefensiones la voluntad

hum ana, para unirse y ser una misma con la divina. En

llegando à esta cumbre excelsa de la vittud crisúana,

toca el alma ya los contentos de la otra v id a; quiere

en Dios y ve en Dios las cosas que han d¿ quererse; el

R eyno de los cielos se le anticipa ; una alegria inefa­

ble redimida de las angustias de lo presente, superior

á Jos bienes todos qus ofrece el s ig lo , baña y tiene como

suspensa emre cielo y -tierra nuestra existencia. C oloca­

da sobre esta altura á que pocos llegan , es quando el

alma exclama con el A postol; „v iv o yo y no soy yo; mas

vivg Cristo en m í, y lo que ahora vivo en la carne; lo

vivo en l i que me amó y se en­

tregó pox mí. Y en o tr i parte : „s i vivimos para el Señor

vivim os; si morimos para él 2?üI.'.pos : que vivam os, ó

que, muramos del Sefíct somos.**

N o exágero ; lo vieron todos ; mas someto nt:5 aser­

ciones á la Reguladora santa de la verdad; la piedad es

quien habla sola. M A R IA IS A B E L rayaba ya en esta

esfera , y muy pronto debía peiderse de nuestra vista.

Entregada á la P rovidencia, con a leg ría , sin ansia, sin

zozobra , campea y discurre sobre el valle de la espe­

r a n z a , y se fijan en Dios sus o jo s , arrimada al feliz

instante de alumbrar y alegrar la tierra de su carino, com­

pletando , si D ios lo quiere, los bienes todos que están

pendientes de su casta fecundidad. N o está empero al al-

canze nuestro el conocer los tiempos y los momentos

que Dios guarda en el poder su y o ; y por esto se nos

ha diclio : „ v ig ila d , que ignoráis la hora en que el Sefioc

3Iath. 24. viene.'* M A R IA IS A B E L no a p a g a ja m á s s u lámpaia, ni

A d. Rom, 14.

A cí. Ap. 1.

Page 25: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

se olvida de prevenirse con el aceyte que ha de suniria al

E i o m e n t o critico, ni se duerme jamás pensando que está lejos

aquei R ey grande, que acostumbra ven irdeprisa,y e n e i tiem­

po en que no se espera. Preparado está su corazon , ó Dios P j , 107.

Olio , preparado està. T ú ia iiamas: á tí te busca.... D es­

de ia madrugada , en ei d ia , en ia tarde te buscó slem*

pre. Escuchadla Señor , oídla en la noche de tu graa

obra , que olvidada de su trabajo que ya se acerca, re­

bosando de amor y gracia velò contigo. ¡Noche de Dios

hermosa! Oh ! tu Dios mío tan solo que te entiendes en

el silencio con los que amas y á ti te am an; tu lo sa­

bes , y á tí tan solo te constaron sus santas ansias y el

fervor de tu Santo Espíritu que ha incendiado y está a-

brasando dentro de ella toda ia estancia del corazon....

Pan del cielo, recrea su alma. Sediento está su espíritu del Pj-,

Dios fuerte y vivo ¿quándo vendrá y apatecerá ante ia

cara de Dios? Me parece que yo la escucho y que es­

toy oyendo al Piofeta R e y : „m is ojos se levantaron ha-

cía ti de madrugada ó Dios m io , para meditar tus pa­

labras... Y medité de noche en mi co iazon , y me exetcité

y escobaba mi espíritu.... Adelantáronse á las vigilias mis

ojos.,,. Pensé en los dias antiguos y tuve en la mente

los años eternos ... M e acordé de Dios , y me deleité, y

me exercíté y desmayó mi fespíritu.... M i corazon y mí

carne se deleitaron en el Dios v iv o .. . Tus altares Señor P s. 83.

de ios poderlos. R ey mío y D ios mío.‘ ^..

Mas corramos aquí los velos y acatemos con reve­

rencia los secretos de esta entrevista de Dios y el alma.

Pecadores, ah ! qu2 entendemos de estos misterios! Lo

que oím os, lo que supimos : ella sale á la postrer hora de

Page 26: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

las v ig ila s ; como vio len ta, y st acaso sa !e , es po*

alivio á aquellos que la acompañan. N o está en sí; Dios

la llena y sus ojos están bañados de una sonrisa nueva

desconocida , que no es del muttdo. Ahora puede decir­

se de ella mejor que nunca lo de San Pablo : „v ive ella

y no es ella ; mas vive Cristo en ella; y lo que vive en

j4d. Gal- 2. £arne , ya no lo vive ,s in o en la F é del Hijo de Dios , que

j i d P b il, I. lalam ó y se entregó pot ella . Su vivir es ya solo Cristo.*^

Y ved aquí entre tanto todos los corazones apercibidos

á t]u gran contento. Fatigada, pero tranquila la ilustre Reyaa»

signen dos dias hermosos de expectación: los oidos están pen>

dientes por -todas partes aguardando la primer nueva: los M i­

nistros de Dios redoblan sus oraciones j los santos claman^

crecen Jas esperanzas: el presente está todo lleno del por

venir.......Dios mió, jq u é es esto l Sutna clamor y ruido

el Real Alcazar que no es de g o zo ....L a turbación eiO'

barga todos los pasos , y los rostros están heridos como

4 » de un rayo........ V oz de la hija de S¡on...... V oz de la

hija de Sion que está muñendo y extendiendo sus brazos....

A h ! Dios m iol... R ey amado^ querida Reina Oh ! S e­

ñor , Dios terrible , pusiste nube cerca de ti para que no

J tr . Thren. 3. pasase oracion!.... Se alejó el juicio de nosotros, y no nos

abrazará ja justicia. Esperamos . luz y he aqui tinieblas;

resplandojc y toparnos la noche. •• T e cubriste de furor y

nos heriste ; m atase y no perdonaste-... O R a fa e l , M e­

dicina de p io s , amigo de los m isericordiosos, toma tu

- incensario de oro ; mésela de sus aromas ; suba el humo deApoc, |-

los-perfumes de las oraciones de los Santos delante de Dios..-.

Reyna y Señora mia.... el Señor te de socorro > n el

Vs. 4«. lecho de t» duler. O igate el Señor en el dia de la tii*

» .

Page 27: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

bulacion 5 ampárete el nombre del D ios de Táéob : ha-

ga el Señor según tu corazon : cumpla el Sefioc todas

tus peticiones.,. E l carro de Dios con muchas decenas de E x P s, 67,

millares de los que se alegran te salga al encuentro...,

• Próspero te haga el camino el Dios de nuestras salu­

d es... Nuestro Dios es Dios de hacer salaos.«.. D el Se-

fior son las salidas de la muerte.••• K l te haga subir so-

. bre el cielo del c ie lo , hacia el Oriente-...

íi. A y ! e l golpe fué dado al quicio , y las puertas, se E x Amos

estremecieron de arriba abajo.... O h ! Dios mío, con­

fortad al R ey ........L a gloria de Ephraim voló como un Oseas. 9.

a v e 4 sus hijos desde el n acer, desde el seno materno,-y

desde su concepción.... Se cumplieron sobre nosotros las ame­

nazas de aquel Profeta: „M irad que yo á- vuestros ojos jg

.y en vuestros dias quitaré de este lugar voz de gozo 'y

voz de alegría, voz de E sposoy voz de Esposa**.... L'OS

dias de nuesttos votos se volvieron en dias de lágrim as....... aientin»

como pasó una mañana así pasó la Reyna de Israél...,,

Tan pronto !..... ¡Quando su corazon estaba tan lleno de

vida i...-, ¡Asi pasa sobre la tierra todo lo que fué buerfo

y virtuoso!.... j Q ué se ha hecho tanta esperan za?... El

Senor había' quitado de la tierra el arco , la espada y la

guerra f nosotros dormíanlos en seguridad. .. Y ve aqui

Que paso la siega ; fenecido es el estío , y nosotros ní> g,

hemos sido librados.,... Quién no te temerá ó R ey de 10,

las ISiaciones ? Purqué ¿ quién es-el que te dirá, que has he*

<:hü. O ¿quén se opondrá á tus juicios ? O ¿quién te hará caf- S íj , 12.

'go , si perecieren las naciones que tu fundaste ?.... Pueblo

desconsolado, saca como un arroyo de lágrimas de día

y de noche : no te des reposo, ni calien las nifias de

Page 28: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

tus ojos: lévantate, alaba de noche en el principio de las vi<

gilias; derrama como agua tu corazon en ia presencia del Se*

Rm.... Paraos en los caminos y ved y preguntad sobre las

sendas antiguas qual sea el camino bueno y andad por el; ob­

servad que la maao santa de nuestro Dios se ha agravado so*

bre nosotros... y un dolor sobre otro dolor!.... tuibacipn ¿obre

terbacion!.... oido sobre oido para las malas nuevas! Nues­

tros augustos Reyes y Señores antiguos nuestros, C A R L O S

Y M A R IA L U I S A ,e l uno en pos del otro Umbíenfinaron en

breves dias. Recibid venerables nombres nuestro bomenage:

recoged la memoria nuestra y los ruegos nuestros por vues­

tra paz f mientras tanto que atribulados invocamos para noso-

tros misericordia, y pedimos propiciación*

Y vos Reyna y Señora nuestra^ si como lo creemos y

lo esperamos y lo rogamos , estuviereis ya en la presencia

de nuestro Dios, acordaos de estos hijos vuestros y alcanzadles

bajo el imperio de vuestro Kspóso la virtud y la bendición. Id

en paz Reina amada , y vivid en el siglo cierto. A h ! e l nue­

vo año aguardaba verte como una luz nueva y no ha visto sino

los humanos despojos de tu mortalidad! Y é á gozar tu inmorta­

lidad,alm a santa,hasta que llegue eldia delainm utacion, que

fo n tus propios ojos, reanimadasestas cenizas que ahora llora­

mos, y poseemos, veasen carne como en espíritu ¿ tu Dios y

tu Salvador. Aquí abajo también existes ,con otra vida que no

se acaba mientras los siglos; pues mientras di^re el mundo, tus

alabanzas no se apartarán de la boca de tus hijos y de sus níe*

tos, ni perecerá tu merporia mientras viva su descendencia. El

mundo no te merecía* D igna de reynar en latierra, fuiste ha* k

liada mas digna de reynac en el cielo. Descansa en paz.

O , S. C . a R . E.

Page 29: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

y /■ «

•; \ ■ ■

:v . -JX-.. .

%. • < Â J.'v

Page 30: DOÑA MARÍA ISABEL FRANCISCAdadun.unav.edu/bitstream/10171/26591/1/FA.Foll.005.507.pdf · dero, hito en hito de los destinos que le están puestos después del siglo, contempla ios

>

λ • V.'

V.

K-

.' V, .:i • jf.

r .V •’

J''*

r s .,