dogmacero 3 mayo junio 2013
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DOGMACEROHORIZONTE ALTERNATIVO
Nmero 3 | Mayo-Junio 2013
Mximo Sandn
Sobre el origen del hombre
Graham Hancock
La guerra contra la conciencia
David lvarez
Entrevista a Ramn Navia:
El ser de Atacama no es un fraude
Artur Sala
Wilhem Reich: historia de una ocultacin
Tambin en este nmero: Entrevista a Chris Dunn: Las civilizaciones antiguasutilizaron herramientas que hoy desconocemos por Eduard Pi - Quien erigi lagran esinge de Guiza por Xavier Bartlett - Las herejas de Velikovsky por Laird
Scranton - Las investigaciones de la Universidad de Standford: El humanoide deAtacama es todava un misterio por el Dr. Steven Greer.
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DogmaCero
Publicacin bimensualNMERO 2
MARZO-ABRIL 2013
EDITOR
Dvd vrz
EDITOR ADJUNTO
Xvr Brt
REDACCIN
D CroEdrd PArtr S
COLABORADORES
Nho Ar, Hry Br,Rort Bv,
Adrw Co, Php Copp,So Corr, So Crghto,Stv Grr, Grh Hok,
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ContenidoPortada
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Editorial 34
Graham Hancock
La guerra contra la conciencia
14
Eduard Pi
Entrevista a Chris Dunn
Las civilizaciones antiguas utilizaronherramientas que hoy desconocemos
20Xavier Bartle
Quin erigi la granesinge de Guiza?
32
Mximo Sandin
Sobre el origen del
hombre (I)
56 Laird ScrantonLas herejas de Velikovsky
64Artur Sala
Wilhelm Reich: historia deuna ocultacin (I)
78David Alvarez
Entrevista a Ramn Navia:El ser de Atacama no esun fraude
90Steven Greer
La investigacin de laUniversidad de Stanford:El humanoide de Atacama
es todava un misterio
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Dd Dogro tto ofrr v trv d htor y odd, ttog oo otpor. L dr d Dogro o d rt o otdo d o ro pdo o op vrd o por tor.
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EditorialUno de los dogmas ms enraizados en el pensamiento cientico es que la consciencia no es msque un epifenmeno de la materia, un producto de los procesos isiolgicos del cerebro, sin con-
siderar que nadie ha demostrado todava en qu parte del cerebro reside la consciencia y quecarecemos de pruebas que indiquen que sta es producto de nuestro cerebro.
En este contexto, el investigador escocs Graham Hancock presenta su interesante artculo Gue-rra contra la conciencia, una visin a contracorriente sobre la libertad de experimentar y explorarotros estados de conciencia mediante el uso de sustancias psicotrpicas. Esta cuestin provocuna gran polmica en Internet hace pocas semanas, ya que la charla que dio Hancock sobre estetema en un evento TED (Technology, Entertainment & Design) fue retirada de la web oicial porpresiones de personalidades del estamento acadmico, en un episodio de velada censura. Estamisma censura se repiti en la presentacin que imparti el prestigioso cientico Rupert Shel -drake para TED (autor al que DogmaCero ha incorporado como colaborador).
El artculo de Mximo Sandn Sobre el origen del hombre, es una referencia imprescindible para
introducirnos en la minoritaria pero slida crtica acadmica a la visin convencional sobre elorigen de la vida y su evolucin. Para Sandn, Doctor en Biologa y Bioantropologa, la vida es unfenmeno altamente complejo que no encaja dentro del materialismo neodarwiniano y aboga poruna revisin de la teora darwinista, en base a la evidencia cientica, y el nacimiento de una nuevabiologa que supere el paradigma actual.
La historia alternativa, eje rector de DogmaCero, tambin est presente en este nmero de la manodel artculo de Xavier Bartlett, Quin erigi la gran esinge de Guiza? sobre un asunto que estlejos de ser pacico, por mucho que la egiptologa acadmica se empee en enterrarlo. Eduard Pinos introduce, en una magniica entrevista, en las revolucionarias teoras del investigador ChrisDunn acerca de la Gran Pirmide. Abran su mente y lanla con atencin. No les dejar indiferentes.
Desde siempre me han fascinado las teoras del psiquiatra de origen ruso Immanuel Velikovsky.Laird Scranton, buen conocedor del tema, en su artculo Las herejas de Velikovsky, nos introdu-ce en unas hiptesis, revolucionarias para su poca, y que todava siguen levantando polmica enel mbito cientico.
Tambin mdico psiquiatra fue Wilhem Reich, otro de los autores condenados por la ciencia oicialpor sus teoras transgresoras que pusieron en jaque la biologa oicial. La historia de Reich ha sidoocultada y, cuando ello no ha sido posible, ridiculizada. En un excelente artculo, Artur Sala exponela realidad de esa ocultacin y los intentos desde los poderes pblicos por mantener ese cono-cimiento inaccesible. No exagero al airmar que estamos ante una referencia obligada para todosaquellos que quieren aproximarse de forma rigurosa a la igura y la obra de Reich.
Cerrando este nmero, una entrevista en exclusiva con Ramon Navia, presidente del Instituto deInvestigacin y Estudios Exobiolgicos y descubridor del inquietante ser antropomrico de Ata-cama, una momia de apenas 14 centmetros que ha causado un extraordinario revuelo en la ufo-
loga mundial, al ser presentado por el Dr. Steven Greer como la posible prueba de la presenciaextraterrestre en nuestro planeta.
Y es que nuestra realidad es mucho ms compleja de lo que nos quieren hacer creer.
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La guerra contra la
concienciaGraham Hancock
Este interesantsimo artculo del investigador
escocs Graham Hancock representa una visin acontracorriente sobre el tema de la libertad per-sonal de experimentar y explorar otros estadosde conciencia mediante la ingesta de sustanciaspsicotrpicas. Frente a la versin oicial y repre-
siva sobre la cuestin de las drogas (sin excepcio-nes ni matices), Hancock apuesta por una miradadiferente, no daina, sino entroncada a las tradi-ciones chamansticas en las que los viajes a otras
realidades eran -y son- cosa comn. Adems, estamisma cuestin fue precisamente el centro de unagran polmica en Internet hace pocas semanas, yaque la charla que dio Hancock sobre este tema enun evento TED (Technology, Entertainment & De-sign) fue retirada de la web oicial de esta entidad
por supuestas presiones de personalidades del es-tamento acadmico, lo que mucha gente incluido
el propio ponente consider como un episodiode velada censura.
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Se nos dice que nuestros gobiernos ysus burocracias armadas y fuerzaspoliciales est librando, en nuestronombre, la Guerra contra las drogas,
para salvarnos de nosotros mismos. Se
supone que el criterio por el que se suprimeel uso de drogas es su potencial de abuso ydao; cuanto mayor sea el potencial de ladroga en adiccin y perjuicio, mayor y msvigoroso es el grado de represin y msdraconianas son las penas aplicadas a sususuarios.
En lnea con esta ilosoa, las drogas seclasiican habitualmente en una jerarqua:las Listas I, II y III en los EE UU, y las clasesA, B y C en el Reino Unido, y as de manera
similar en todo el mundo. De este modo,ser detenido por estar en posesin de unadroga de la Lista I o de Clase A supone penasms severas que las aplicadas por posesinde una droga de la Lista III o de clase C. Engeneral, si se considera que una droga tieneactualmente un uso mdico aceptado esprobable que sea colocada en una categorainferior que si no tiene ninguno, a pesar deque pueda tener potencial de adiccin odao. En ausencia de efectos teraputicos
reconocidos, las drogas que son altamenteadictivas, como la herona o la cocana,
u otras drogas que son profundamentepsicotrpicas, incluyendo los alucingenoscomo el LSD, la psilocibina, o el DMT, son casisiempre situadas en las listas superiores ysu consumo comporta las penas ms graves.
Las notables excepciones a este sistema declasiicacin segn la percepcin del daoson, por supuesto, el alcohol y el tabaco,drogas altamente adictivas y perjudiciales,mucho ms que el cannabis o la psilocibina,por ejemplo, pero no obstante socialmenteaceptadas en razn de su uso habitual y portanto no situadas en ninguna clase de lista.
La guerra fallida
Cuando nos ijamos en la historia de laGuerracontra las drogas durante aproximadamentelos ltimos 40 aos, hay que preguntarse sila criminalizacin del uso de cualquiera delas sustancias prohibidas ha sido de algnmodo eicaz en trminos de los objetivosdeclarados de esta guerra, supuestamentemontada para alcanzarlos. En concreto, hahabido una marcada reduccin en el uso dedrogas ilegales en los ltimos 40 aos, comosera de esperar habiendo gastado miles demillones de dlares de los contribuyentes
durante un perodo tan largo de supresin?Ha habido una reduccin en los perjuicios
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que supuestamente causan estas drogas alindividuo y a la sociedad?
No es necesario exponer plmbeas estads-ticas, hechos y cifras fcilmente disponiblesen las fuentes publicadas para airmar que,en trminos de sus propios objetivos decla-rados, la Guerra contra las drogas ha sido unfracaso total y un vergonzoso y escandalo-so malgasto de dinero pblico. En efecto, esbien sabido y no discutido, que las mismassociedades que abordan con mayor vigor lasupresin de diversas drogas y en las quelos usuarios estn sujetos a las penas msseveras han vistoun aumento enor-me y continuo delconsumo per c-pita de estas dro-gas. Esta situacines admitida tci-tamente por lasenormes burocra-cias armadas crea-das para perseguira los consumido-res de drogas ennuestras socieda-des, que cada aodemandan cadavez ms dinero p-blico para inanciar sus actividades represi-vas. Sin embargo, si la represin estuvierafuncionando, se podra esperar que los pre-supuestos bajasen, no que aumentasen.
Mientras tanto, los daos sociales causadospor la Guerra contra las drogas en s se po-
nen de maniiesto en todas partes. En losEstados Unidos, por ejemplo, se han pro-ducido ms de 20 millones de arrestos porposesin de marihuana (en la Lista I de dro-gas) desde el ao 1965 y 11 millones desde1990. El ritmo de detenciones va en aumen-to ao tras ao, llevndonos a la sorpren-dente situacin de que hoy en da se de-tiene a un fumador de marihuana cada 38segundos (1). El resultado, como Rob Kam-pia, director ejecutivo del Marijuana Policy
Project, observ recientemente, es que losarrestos por marihuana superan en nme-
ro a las detenciones por todos los crmenesviolentos combinados, lo que representaque la polica dedica enormes cantidadesde tiempo a perseguir a criminales no vio-lentos (2). Y no hace falta decir que los que
son arrestados por el uso de marihuana yotras drogas ilegales sufren un perjuicio in-menso como resultado de los castigos quese les inlige, incluyendo, entre otras cosas,el trauma personal, la prdida de libertad, laprdida de reputacin, la prdida de opor-tunidades de empleo y un grave perjuicioeconmico durante largo tiempo.
Inventario dedaos
Tales cuestiones sonslo el comienzo delgran inventario delos daos causadospor la Guerra contralas drogas.
Las sociedades in-dustriales occiden-tales, as como to-
das las culturas delmundo que tratan deemularlas cada vezms, nos ensean a
venerar por encima de todo la alerta, el es-tado de conciencia de resolucin de proble-mas que es particularmente adecuado parael desarrollo de la ciencia, los negocios, laguerra y la indagacin lgica, as como paraactividades tales como la conduccin de ve-hculos, el manejo de maquinaria, la ciruga,
la contabilidad, la elaboracin de planes,la acumulacin de la riqueza, etc., etc. Sinembargo, existen muchos otros estados deconciencia que el asombroso y misteriosocerebro humano es capaz de abarcar. As, elpropio hecho de buscar y explorar esos es-tados alterados de la conciencia parece serun impulso humano natural tan arraigadocomo lo puedan ser nuestros impulsos porla comida, el sexo y la crianza.
Para ayudarnos a lograr esta meta tenemosa nuestra disposicin una extraordinaria-
La Guerra contralas drogas ha sidoun fracaso totaly un vergonzoso
y escandalosomalgasto de dinero
pblico
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mente amplia gama de mtodos y tcnicas(que incluyen los ejercicios de respiracin,la meditacin, el ayuno, la hipnosis, la m-sica rtmica, perodos prolongados de enr-gico baile, etc.), pero no cabe duda de queel consumo de esas plantas y sustancias lla-madas drogas en nuestras sociedades esuno de los medios ms eicaces y eicientesde que dispone la humanidad para explorarprofundamente estos estados alterados deconciencia.
El resultado es que la gente busca demanera natural las drogas y las alteracionestemporales de la conciencia que producen.Por supuesto, no todas las personas entodas las sociedades acuden a las drogas, talvez ni siquiera la mayora, pero sin duda s
una muy importante minora; por ejemplolos 2 millones de britnicos que se sabe quetoman drogas ilegales cada mes (3) o los 20millones de personas en los EE UU que hansido arrestados por posesin de marihuanadesde 1965. Y stos, por supuesto, sonslo la punta del iceberg de una poblacinmucho ms grande de consumidores demarihuana de Amrica, hasta muchas msdecenas de millones, que por suerte ocuidado an no han cado en manos de la
ley, y por tanto no aparecen relejados enlas estadsticas de detenciones.
Ni que decir tiene, desde luego, que esexactamente el mismo impulso de alterarla conciencia el que tambin empuja aun nmero an mayor de personas alconsumo de drogas legales y a menudoextremadamente perjudiciales comoel alcohol y el tabaco. En efecto, dichassustancias, a pesar de que no pueden alterarla conciencia tan sensiblemente como,digamos, el LSD, son igualmente buscadasy consumidas por las alteraciones limitadasde conciencia que producen.
No obstante, para los cientos de millonesde personas en todo el mundo cuyanecesidad de experimentar estadosalterados no puede satisfacerse mediantelas borracheras o los efectos estimulantesde tabaco, es completamente natural el
recurso a las drogas y, dado que la Guerracontra las drogas ha provocado que noexista ninguna fuente legal de suministro deestas sustancias, el resultado inevitable esque aquellos que deseen utilizarlas debenrecurrir a fuentes ilegales de suministro.
Y aqu es donde radica esta enorme y constan-te lacra. Como resulta obvio (los eectos son
visibles en todas partes), la criminalizacin delconsumo de drogas ha potenciado y enrique-
cido a un vasto y horrible submundo criminalglobal, al garantizar que sta sea la nica
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fuente de suministro de estas drogas. Tene-mos, en efecto, a nuestros jvenes el sectorde nuestras sociedades que ms fuertemen-te siente la necesidad de experimentar es-tados alterados de conciencia rendidos a
la voluntad de los peores y ms depravadosmaiosos del planeta. Para comprar drogas,nuestros hijos e hijas no tienen ms reme-dio que acercarse y asociarse a criminalesviolentos y codiciosos. Y , dado que los in-gresos procedentes de la venta de drogasilegales son tan cuantiosos, todos estamosatrapados en las inevitables consecuenciasde las guerras te-rritoriales y losasesinatos entrepandillas y cr-teles rivales en elms negro de losmercado negros.
Debera ser com-pletamente obviopara nuestros go-biernos, despusde ms de 40aos de rotun-do fracaso en lapersecucin delconsumo de dro-gas ilegales, quesus polticas eneste mbito nofuncionan y nun-ca van a funcio-nar. Debera sercompletamente
obvio, un simplepaso lgico, darse cuenta de que mediantela despenalizacin del consumo de drogasy la disponibilidad de suministro de todaslas drogas a aquellos adultos que deseenutilizarlas a travs de canales legales ade-cuadamente regulados, podramos, de unplumazo, poner fuera del negocio a la vastaempresa criminal que actualmente loreceen la oferta de drogas ilcitas.
Debera ser obvio, pero de alguna manerano lo es.
En cambio, los poderes existentes siguenaplicando las mismas polticas, duras ycrueles, que han sido oicializadas desde elprincipio, siempre tratando de fortalecerlasy reforzarlas en vez de reemplazarlas con
algo mejor. De hecho, el nico cambio quelas grandes burocracias armadas que impo-nen estas polticas han solicitado desde quese inici la Guerra contra las drogas, es pe-dir ao tras ao cada vez ms dinero, msarmas y ms medidas legislativas draconia-nas para irrumpir en los hogares, coniscarbienes, privar de libertad a los ciudadanos
respetuosos delas leyes y arrui-nar sus vidas. En
el proceso, hemosvisto que nues-tras sociedades,que una vez fue-ron libres y hono-rables, y que so-lan respetar porencima de todo lavoluntad indivi-dual y la libertad
de conciencia, sedeslizan implaca-blemente por laresbaladiza pen-diente que con-duce al estadopolicial. Y todoesto se est ha-ciendo en nues-tro nombre, connuestro dinero,
por nuestros pro-pios gobiernos, para salvarnos de nosotrosmismos!
Ganadores y Perdedores
Quin se beneicia de esta colosal estupidezy maldad sistemtica? Y quin pierde? Losbeneiciarios son fciles de detectar.
En primer lugar, se han beneiciado enor-memente las grandes y crecientes buro-
cracias armadas, inanciadas con grandesy crecientes sumas de dinero pblico para
Debera sercompletamenteobvio para nuestrosgobiernos, despusde ms de 40 aosde rotundo fracaso
en la persecucindel consumo dedrogas ilegales, quesus polticas en este
mbito no funcionan ynunca van a funcionar
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suprimir el consumo de drogas. Y toda per-sona que trabaja para ellos incluyendo alpersonal de relaciones pblicas, a los pro-veedores que montan su propaganda paravendernos sus estrategias, a las subcontra-
tas, tanto pblicas como privadas, y a lascrceles (a menudo, de gestin privada) lle-nas a reventar de sus vctimas es tambinbeneiciaria de este catastrico fracaso denuestros gobiernos a la hora de pensar deforma lateral, generosa y creativa. Tanto sies un agente de la Administracin de Con-trol de Drogas o un guardia de prisin, us-ted tiene obviamente un inters muy per-sonal en mantener el miserable statu quo,justiicado por la Guerra contra las drogas,
que lo mantiene en su puesto de trabajo,que asegura la continuidad de sus pagasmensuales, y que expande continuamentesus presupuestos.
La segunda categora principal debeneiciarios son, por supuesto!, lasbandas criminales y los crteles que hansido encumbrados por las actuales polticasoiciales equivocadas al ser la nica fuentede drogas en nuestras sociedades. Enlos ltimos 40 aos o ms han ganadoincontables billones de dlares por laventa de drogas ilegales que, de haber sidolegales, no les habran reportado ni un solocntimo.
Quines son los perdedores? Los primerosy ms directos perjudicados son esosmillones y millones de buenas personas noviolentas de nuestras sociedades que hansido encarceladas o castigadas de algn
modo por posesin y consumo de drogas.Y en segundo lugar (independientementedel hecho de que consuman o no drogasilegales), prcticamente toda la poblacin,dado que la calidad de vida de todos nosotrosse ha visto reducida por el crecimiento delestado policial y por las actividades asesinasde las bandas criminales, mantenidas en elnegocio por la ciega perpetuacin de estafallida y ruinosa Guerra contra las drogas.
As que, en resumen, la criminalizacindel consumo de drogas no ha provocadoningn efecto positivo, slo negativos, y
no ha impedido ni siquiera reducido eluso de drogas peligrosas y dainas. Por elcontrario, hemos sido tan poco salvadosde nosotros mismos por esta guerra falsa,que el consumo de casi todas las drogas
ilegales, lejos de disminuir, ha aumentadodrsticamente en los ltimos 40 aos.
Aprender del tabaco
Un ejemplo contrario, pero muy instructivo,se reiere al uso de tabaco en nuestrassociedades.
El tabaco nunca ha sido ilegal; lejos de eso, suuso se ha fomentado activamente medianteinteligentes campaas publicitariasrealizadas por la multimillonaria industria
tabaquera. No obstante, el consumo detabaco conlleva sin duda grandes daos,tanto para la salud del individuo comopara la salud de la sociedad en general, ylos hechos que avalan estos daos han sidoamplia y existosamente difundidos sin queun solo usuario de tabaco haya sido nuncadetenido o perseguido.
En este sentido es interesante compararel xito de las campaas de informacin alpblico sobre los peligros del consumo detabaco con el fracaso de las campaas deinformacin al pblico sobre los peligros del
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consumo de marihuana. La razn por la quelas campaas anti-marihuana han falladoes porque millones de usuarios sabenpor su propia y larga experiencia que lamarihuana no les causa un gran perjuicio yen referencia a la ms reciente propagandaanti-marihuana tampoco les conduce a lalocura. Bien puede ser cierto que un nmeromuy pequeo de adolescentes frgiles, cuyasalud mental ya estaba comprometida, hanvisto agravada su esquizofrenia latente uotras condiciones similares por el consumode marihuana, pero la gran mayora de losconsumidores de marihuana no se ven enabsoluto afectados de esta manera.
Del mismo modo, los esfuerzos de losorganismos gubernamentales parapersuadirnos de que las nuevas y msfuertes cepas de marihuana disponiblesactualmente en el mercado (por ejemplo,la skunk) son ms peligrosas paranuestra salud que las cepas tradicionalesde marihuana porque ofrecen muchoms ingrediente activo THC en nuestrossistemas, no han convencido a nadie. Losusuarios regulares de marihuana expuestosa una cepa ms fuerte simplemente ajustansu consumo, consumiendo mucho menos
que en el caso de una cepa ms dbil a inde lograr el mismo efecto, y consideranintuitivamente que, en general, fumarmenos de cualquier sustancia tiene que sermejor para sus pulmones y su salud que
fumar ms.La consecuencia de esta falta de conexinentre la experiencia personal y los hechosdifundidos por las campaas oiciales deinformacin pblica es que un gran nmerode personas ya no cree nada de lo quenuestros gobiernos tienen que decirnossobre las drogas. Hay un reconocimientocada vez ms generalizado de que se estsuministrando informacin contaminada,poco iable y tendenciosa en la que no
se puede coniar. Y esta desconianzaen las fuentes oiciales de informacinslo est empeorando, evidentemente, aconsecuencia del carcter propagandstico,de caza de brujas, y de tcticas intimidatoriasde la Guerra contra las drogas, as comopor la comprensin de que la informacinsanitaria difundida en las campaas anti-droga no se sustenta en polticas oiciales deatencin y asistencia, sino en draconianassanciones penales y autoritarias actitudes
punitivas.Por otro lado, en lo que se reiere a lospeligros para la salud del consumo detabaco, dado que no existen sancionespenales contra los consumidores detabaco, ni grandes burocracias armadaspara hacerlas cumplir, ni especial intersen la difusin de informacin engaosa, lamayora de adultos racionales ha acabadopor aceptar y creer la evidencia tomandolibremente sus propias decisiones, como
precisamente cabra esperar.
El resultado? Mientras que el uso de drogasilegales se ha disparado en todas partes enlos ltimos 40 aos, independientementede la persecucin violenta de los usuariosde estas drogas, el uso de tabaco, en unclima de libertad de eleccin e informacinrigurosa, ha cado a un mnimo histrico.El consumo de tabaco, que una vez fuesocialmente aprobado, incluso deseable,y, de hecho, un hbito elegante, ha llegadoa ser considerado como una actividadcreadora de parias, slo para que los
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idiotas se den un gusto. Si bien todava hay,por supuesto, muchos usuarios de tabaco(pues la nicotina es altamente adictiva), susnmeros siguen cayendo drsticamente aotras ao, a medida que ms y ms personastomamos la libre decisin de abandonar elhbito por el bien de nuestra salud.
No es evidente que el modelo tabaco podraaplicarse con igual xito a todas las drogasilegales? En otras palabras, no es obvio que,si nuestros gobiernos quisieran realmenteque dejramos de consumir drogas, deberaprocederse a la legalizacin inmediata delconsumo personal adulto, a la clausurade las enormes burocracias armadas quepersiguen a los consumidores de drogas
, y a que todo el asunto sea abordadoabiertamente, de la misma manera comose ha hecho con el consumo del tabaco, aefectos de una informacin buena y iable yal slido sentido comn de la gran mayorade la poblacin? Si eso sucede, entoncespodemos estar seguros de que las drogasque son realmente perjudiciales para lasalud y el bienestar (como lo es sin duda eltabaco) perdern el favor de sus usuariosexactamente de la misma manera en queha sucedido con el tabaco. Y si resulta quealgunas de estas drogas no son en realidadtan perjudiciales, entonces no nos debepreocupar en absoluto que algunos adultostomen su propia libre eleccin de seguirconsumindolas.
Por supuesto, incluso en un contextode legalizacin y buena informacin,algunos adultos adoptarn la libreeleccin de continuar utilizando drogasverdaderamente dainas, al igual que
hoy da algunos adultos deciden seguirconsumiendo tabaco. Pero as es comodebera ser en una sociedad realmentelibre. El congresista republicano BarneyFrank dio en el clavo de lo que es enverdad una sociedad libre cuando anuncila propuesta en agosto de 2008 de ponerin a las sanciones federales para losestadounidenses que portasen menos de100 gramos de marihuana. La gran cantidadde actividad humana no debera ser asuntodel gobierno, dijo Frank en el Capitolio. No
creo que sea asunto del gobierno decirtecmo has de pasar tu tiempo libre.
No hace falta sealar que la propuesta deFrank es poco probable que tenga xitoen el clima histrico de desinformacinque actualmente rodea a este tema, ytenemos que preguntarnos por qulas cosas deberan seguir as. Por qununca se adoptan propuestas de sentidocomn para la legalizacin de las drogas,o por qu ni siquiera son consideradas
seriamente por nuestro gobiernos? Porqu, por el contrario, tales propuestas sondogmticamente rechazadas con an mspropaganda e informacin contaminadaque emana de las grandes burocraciasarmadas contra las drogas?
Que la legalizacin de las drogas reducirael presupuesto de las propias burocracias y,inalmente, las dejara fuera del negocio, esparte de la respuesta. Pero para encontrarel verdadero motor que perpeta la Guerra
contra las drogas, tenemos que mirarms profundamente y hacer preguntasfundamentales acerca de la relacin entreel individuo y el Estado en las democraciasoccidentales.
Libertad de conciencia
En qu consiste la civilizacin occidental?Cules son sus mayores logros y sus msaltas aspiraciones?
Supongo que las respuestas de la mayorade la gente a estas cuestiones -por encima
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de todos los logros esplndidos de la ciencia,la literatura, la tecnologa y la economa- secentraran en el fomento y crecimiento dela libertad. La libertad individual.
Lo que incluye, pero no se reduce, a la liber-tad frente al poder irrefrenable de los mo-narcas, a la libertad frente a las intrusionesinjustiicadas del Estado y sus agentes ennuestras vidas personales, a la libertad fren-te a la tirana de la Iglesia y su Inquisicin,a la libertad frente al hambre y la miseria, alibertad frente a la esclavitud y la servidum-bre, a la libertad de conciencia, a la libertadde religin, ala libertad de
pensamiento yde expresin,a la libertad dereunin, a lalibertad de ele-gir a nuestrospropios lderes,a la libertadde ser homo-sexual, y as su-cesivamente.
La lista de liber-tades que dis-rutamos hoyen da y que nofueron disfru-tadas por nues-tros antepasa-dos es de hechouna larga e impresionante. Por tanto, es
muy extrao que la civilizacin occidentaldel siglo XXI no goce de una verdadera li-bertad de conciencia.
No puede haber una parte ms ntima yelemental de la persona que su propia con-ciencia. En el nivel ms profundo, nuestraconciencia es lo que somos, en tanto quesi no somos soberanos de nuestra propiaconciencia, entonces tampoco podemos ser
soberanos de cualquier otra cosa. As pues,debe ser muy signiicativo que, lejos de fo-
mentar la libertad de conciencia, nuestrassociedades de hecho niegan violentamentenuestro derecho a la soberana en esta reaprofundamente personal, y han prohibidode modo efectivo todos los estados de con-
ciencia distintos de los que constan en unalista oicial estrechamente deinida. La Gue-rra contra las drogas ha tenido un inespera-do xito en la construccin de un total cam-bio en la verdadera direccin de la historiaoccidental al permitir a las autoridadesburocrticas sin rostro que enven agen-tes armados para entrar en nuestras casas,
arrestarnos, arro-jarnos a la crcel,
y privarnos denuestros ingre-sos y reputacin,simplemente por-que deseamos ex-plorar las a vecesradicales, perosiempre tempora-les, alteracionesde nuestra propia
conciencia que lasdrogas facilitan.
Aparte de estaren contra de lasreglas arbitrariasque el Estado nosha impuesto, elconsumo perso-nal de drogas por
adultos no es un delito en el verdadero sen-
tido moral o tico; por lo general se lleva acabo en la intimidad de nuestros hogares,donde no es posible hacer ningn dao aotros. Para algunos es una simple opcinde vida. Para otros, en particular en lo queconcierne a alucingenos como el LSD,la psilocibina, o el DMT, es un medio paracontactar con territorios alternativos y di-mensiones paralelas, y tal vez incluso conlo divino. Para algunos, las drogas son una
ayuda para la creatividad y para la concen-tracin mental. Para otros, son un medio
Es muy extrao que lacivilizacin occidentaldel siglo XXI no goce
de una verdaderalibertad de conciencia.Si no somos soberanos
de nuestra propiaconciencia, entoncestampoco podemos ser
soberanos de cualquierotra cosa
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para desconectar un rato de las preocupa-ciones cotidianas. Pero en todos los casosparece probable que el impulso a alterar laconciencia, del cual nace todo consumo dedrogas, tiene profundas races genticas.
Asimismo, nuestras sociedades han acos-tumbrado a perseguir violentamente otrasopciones adultas de estilo de vida con pro-fundas races genticas.
Un ejemplo notable es la homosexualidad,que una vez fue castigada con la muerte olargas penas de prisin, y que ahora es total-mente legal entre adultos que consienten,con el reconocimiento pleno en todas lasculturas occidentales de que no es un tema
de Estado. (Si bien aproximadamente 13estados de Estados Unidos tienen leyes an-ti-sodoma que prohben la homosexuali-dad, rara vez se han aplicado en los ltimosaos, y en 2003 los EE UU la Corte Supremainvalid tales leyes.) La legalizacin de lahomosexualidad liber una enorme cargade miseria humana, secretismo, paranoia ymiedo genuino de nuestras sociedades y, almismo tiempo, no se hicieron realidad ni unasola de las predicciones de uego y azure del
lobbyhomobo acerca el fn de la civilizacinoccidental.
Del mismo modo, no hace tanto tiempo quelas videntes, mdiums y curanderas quesentan la vocacin de ser brujas fueronquemadas en la hoguera por crmenesque ahora vemos en retrospectiva comoinofensivas excentricidades en el peor delos casos.
Ocurrir tal vez lo mismo con las drogas?Tal vez en un siglo o dos, si no hemosdestruido la civilizacin humana paraentonces, nuestros descendientes mirarncon desprecio las leyes brbaras de nuestrotiempo que castigaban tan severamente auna minora (con penas de prisin, ruinainanciera, y an peor) de forma responsable,en silencio y en la intimidad de sus propioshogares en busca de alteraciones de supropia conciencia a travs del uso de las
drogas. Quizs acabaremos por valorar lapersecucin de los consumidores de drogascon el mismo sentido de vergenza y
horror con que ahora vemos la persecucinde gays y lesbianas, la quema de brujas y laimposicin de la esclavitud a los dems.
Mientras tanto, no es casualidad quela Guerra contra las drogas haya sidoacompaada por una expansin sinprecedentes del poder gubernamental en elpreviamente inviolable santuario interiorde la conciencia individual. Por el contrario,me parece que el impulso del Estado hacia elpoder ha sido siempre la verdadera razn deesta guerra, sin un deseo sincero por partede las autoridades de rescatar a la sociedady al individuo de los daos causados por lasdrogas, sino de introducir una cua con laintencin de legitimar un creciente control
burocrtico y un intervencionismo en casitodas las reas de nuestras vidas.
Esta es la forma en que se secuestra lalibertad, no toda a la vez, a plena luz, peros sigilosamente, poco a poco, a puertacerrada, y con nuestro propio asentimiento.Cmo vamos a poder resistir cuandomuchos de nosotros voluntariamente yahemos entregado las llaves de nuestrapropia conciencia al Estado y hemos
aceptado sin protesta que nos digan loque podemos o no podemos hacer, lo quepodemos o no explorar, incluso lo quepodemos o no experimentar con la partems valiosa, sapiente, nica e individual denosotros mismos?
Si estamos dispuestos a aceptar esto,entonces nos pueden persudir a queaceptemos cualquier cosa.
Graham Hancock 2009
Fuente: http://www.grahamhancock.com/features/the-war-on-consciousness.php
Notas finales
1. Annimo. (2008). Los legisladores pretenden
abolir las sanciones por el uso de marihuana.
CNN, 30 de julio.
2. Citado en ibid.
3. Independent, Londres, 15 de agosto de
2008, pgina 1, citando la investigacin del
Departamento de Salud
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DogmaCero14
Entrevista a Chris Dunn
Las civilizacionesantiguas utilizaronherramientas que hoydesconocemos
Eduard Pi
Christopher Dunn (Manchester,1946) es un tcnico experto en temas
de fabricacin de maquinaria yherramientas. En 1977, tras leer el
libro Secrets of the Great Pyramid dePeter Tompkins, comenz a interesarse
por el antiguo Egipto y concretamentepor el diseo y precisin quemostraba la Gran Pirmide. As,
Dunn empez a considerar la ideade que este monumento pudo haber
tenido una finalidad bien distinta a lacreencia general. Despus de aos de
investigacin, Chris Dunn concluy quela Gran Pirmide era, en realidad, unagigantesca mquina de alta tecnologa
que proporcionaba energa.
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DogmaCero: Usted propuso que la GranPirmide era una especie de mquinaenorme, construida para obtener energa a
partir de las vibraciones de la Tierra, segnalgunas de las caractersticas especiales deeste monumento. De todos modos, el restode las pirmides de Egipto (incluyendo lasgrandes pirmides del Imperio Antiguo) notienen estas caractersticas. Cree que sloexisti una central elctrica? Y, cul serael propsito de las otras pirmides, en elsupuesto de que no fuesen tumbas, comomuchos autores alternativos han airmado?
Chris Dunn: Si bien el resto de laspirmides de Egipto no tienen las mismas
caractersticas que la Gran Pirmide,todas tienen al menos dos caractersticasen comn. Son pirmides, y tienen un
corredor descendente que conduce auna cmara subterrnea. Asimismo, sepueden encontrar otras similitudes en lascaractersticas acsticas que apreciamosen la forma de los espacios interiores.Por ejemplo, la Gran Galera de la GranPirmide tiene las paredes en voladizo,o una serie de escalones que se reducenen anchura a medida que suben. Otraspirmides, como por ejemplo la PirmideRoja de Dahshur, tiene caractersticassimilares, y la acstica en cada caso esbastante notable. Habindome centrado en
En su libro The Giza Power Plant:Technologies of Ancient Egypt(1998) expuso los fundamentosde sus tesis. En su opinin, la Gran
Pirmide no fue en absoluto una tumba
sino la fuente de un tipo muy avanzado deenerga, basado en las vibraciones de laTierra. El monumento sera un mecanismocapaz de transformar la energa vibratoriaen energa de microondas a travs dedeterminados procesos sicos y qumicosque tendran lugar en las diversas cmarasy conductos, con la inclusin de unequipamiento tcnico que por supuestohabra desaparecido hace milenios.
Lo que Dunn propone, a grandes rasgos, esesto: en la Cmara de la Reina se producahidrgeno gaseoso, que luego lua por laGran Galera, mientras que los residuosiban a parar a la cmara subterrnea.Entretanto, unos dispositivos de resonancia(tcnicamente, resonadores de Helmholtz)de la Gran Galera acoplaban la vibracinde la pirmide a la vibracin terrestre yemitan una seal acstica que se enviaba
a la Cmara del Rey, pasando por el iltroacstico de la Antecmara. Finalmente en laCmara del Rey tena lugar la reaccin inal,una combinacin de energa acstica y
energa electromagntica que aprovechabala frecuencia de resonancia del hidrgeno,dando como resultado inal una energade microondas que sera canalizada por elconducto sur de la cmara.
Desde entonces, Dunn ha seguido muyvinculado a la investigacin alternativaen Egipto y otros lugares y ha publicadorecientemente otro libro sobre maquinariaavanzada en el Antiguo Egipto (Losttechnologies of Ancient Egypt, 2010),habiendo participado tambin en variosdocumentales y series de TV sobre enigmasdel pasado.
DogmaCero tiene el honor de ofrecer asus lectores una entrevista exclusiva coneste investigador independiente, que halevantado grandes polmicas y que noha dejado a nadie indiferente, al aportaruna visin del Antiguo Egipto bien alejadade la egiptologa y ms ajustada a laobservacin tecnolgica de las pruebassobre el terreno, lo que de alguna maneraha atentado directamente a los axiomas
ms establecidos del actual paradigma enhistoria y arqueologa.
Redaccin Dogmacero
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la Gran Pirmide, presupongo que las otraspirmides funcionaron de manera similar,pero no necesariamente al mismo nivel quela Gran Pirmide.
Voy a especular con que todas las pirmidesfueron construidas para reaccionararmnicamente con la Tierra. Funcionando
de esta manera, podan extraer energade la Tierra, energa ssmica. Puede quealgunas pirmides no fueran equipadas conlos medios necesarios para convertir esta
energa en energa electromagntica, perocreo que en la Gran Pirmide s se hizo deeste modo, y tal vez podamos descubrirque las dems tambin lo consiguieron. Sinduda, la capacidad de extraer la tremendaenerga ssmica de la Tierra tendraenormes beneicios para la sociedad.
DC: Cul es su opinin sobre el mtodo dedatacin del carbono 14? Como cientico,considera que podra haber una formaprecisa de datar las piedras y monumentosantiguos?
CD: El carbono 14 es absorbido por losmateriales biolgicos vivos. Cuando secorta un rbol, deja de absorber carbono14, y por lo tanto una pieza de mobiliariopuede ser fechada por el momento en que se
cort el rbol, asumiendo que fue fabricadaa mano dentro de un perodo razonablede tiempo despus de haber sido cortado.La piedra no absorbe el carbono 14. Lasantiguas herramientas de piedra, porejemplo, se datan indirectamente haciendopruebas a los sedimentos y otros materialesbiolgicos que las rodean. Una pared depiedra incisa con relieves puede presentarlquenes u otro material biolgico, pero no
hay manera de saber en qu momento seadheri el material a la pared. La datacinpor carbono14 de la Gran Pirmide seobtuvo tomando muestras de materialbiolgico del mortero que se encuentra enlas juntas. Estos mtodos plantean ciertascuestiones sobre su iabilidad, dado quemuchos monumentos han sido objeto dereparacin por culturas posteriores.
DC: Cree usted que las muestras
extraordinarias del trabajo de la piedra queencontramos en Egipto no eran egipciasen absoluto, sino de una civilizacindesaparecida, anterior al Egipto dinstico?Hay rastros inequvocos del uso demaquinaria en ciertos monumentos yobjetos egipcios?
CD: Existe una escuela de pensamiento quepropone la existencia de una civilizacin
anterior a los antiguos egipcios; estos pre-egipcios seran los llamados Khemitianos.Tambin hay cierta diversidad de puntosde vista a la hora de situar en el tiempotal civilizacin: las fechas propuestasoscilan entre 65000 a. C. y 9500 a. C. Noobstante, al considerar la cuestin de lasherramientas o maquinarias perdidas,resulta ms explicable asignar una granantigedad al uso y desaparicin de estosobjetos, desplazando hacia atrs la lneatemporal. Las huellas de las marcas demaquinaria sobre artefactos antiguos son
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inconfundibles. Sir William Flinders Petrieescribi sobre ellos en 1883 en su libro LasPirmides y Templos de Gizeh, al igual comoyo he hecho en mis dos libros, The GizaPower Plant y Lost Technologies of AncientEgypt.
DC: Podra haber una conexin entrela tecnologa utilizada para todos estosmonumentos y una antigua sabidura
secreta, que esta antigua civilizacinperdida posea y dominaba, relacionada conel conocimiento perfecto de la naturalezamisma, as como con la energa elctricay electromagntica? En otras palabras,usted cree que los constructores utilizaronla tecnologa escalar o mquinas y sistemasbasados en la energa de punto cero?
CD: Creo que mucha sabidura y ciencia deesta antigua civilizacin se perdi sin duda.
No estoy seguro, sin embargo, de hastaqu punto era secreta para la poblacin engeneral. Se podra argumentar que hoy enda la poblacin no tiene conocimiento denuestra ciencia e ingeniera, pero eso no sedebe, en su mayor parte, a que se mantegaen secreto. Es porque han optado por noaprenderla.
Con respecto a la civilizacin antigua,creo que haban dominado el uso yaprovechamiento de la electricidad. Ahorabien, no s lo suiciente sobre energa
escalar o de punto cero para comentarapropiadamente esta cuestin particular.
DC: Usted probablemente conoce las obrasde A. Stocks sobre el trabajo de la piedraen el Antiguo Egipto, particularmente en loque concierne a las tcnicas de perforacin.Cree usted que sus experimentos yconclusiones son vlidos? Y, por qu creeque la Egiptologa est ignorando todas las
pruebas disponibles acerca de una antiguatecnologa, increble y extremadamenteprecisa?
CD: Insisto en que para explicar lo que losantiguos egipcios consiguieron, es precisoexplicar antes los aspectos ms diciles desu trabajo, y la primera tarea es, pues, des-cribir tales aspectos del modo ms comple-to posible. Creo que el trabajo del Sr. Stocksen el intento de comprender las tcnicas de
perforacin y aserrado es sin duda un ejer-cicio vlido. No obstante, yo he estudiadosus hallazgos y he intentado replicar susresultados, pero he comprobado que notienen las mismas marcas que observamosen las piedras antiguas. Adems, me decep-cion el hecho de que no me proporcionarauna comparacin directa del ncleo perfo-rado que l realiz con el ncleo perforadoproducido por los antiguos egipcios. Conrespecto a mi experimento, puedo mostrar
fotograas de alta resolucin de ambaspruebas y concluyo que no son iguales.
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DC: Cul es su opinin sobre las claras si-militudes entre la tecnologa de la piedraque se observa en Amrica del Sur (PumaPunku, Sacsayhuaman, Cuzco, etc.) y el An-tiguo Egipto (Osireion, los templos del va-
lle, Serapeum...)?
CD: Parece que hubo un periodo en la histo-ria de la Tierra en que varias civilizacionesde todo el mundo estaban utilizando cier-tas herra-mientas ymtodos queno podemosdeterminar,si nos limita-mos a lo quese encuentraen el registroarqueolgi-co. He esta-do en Pery Bolivia,y he toma-do medidascon instru-
mentos mo-dernos. As,en estos pases hall como ya ocurri enEgipto supericies planas de una precisinde 0,0005 pulgadas (alrededor de una cen-tsima de milmetro). Eso dice algo acercade la complejidad de estas antiguas cultu-ras.
DC: Es posible que los constructores de las
pirmides utilizaran piedra caliza artiicial,esto es, una especie de bloques de cementofabricados a partir de caliza, sales de na-trn, arcilla caoln y cal, tal como sostiene elDr. Joseph Davidovits?
CD: Bien, es posible que se emplearan estosmateriales para la aplicacin de parches yotros usos. Por ejemplo, entre el lecho roco-so y la plataforma de basalto que se encuen-tra al este de la Gran Pirmide, hay una capa
de lo que parece ser un material que fue co-locado all en forma semi lquida antes de
que se asentaran los bloques de basalto,algo similar a la colocacin de baldosas enla actualidad. Este material permita que laparte inferior de los bloques de basalto fue-sen irregulares.
DC: Cul cree que fue la funcin de los re-sonadores de Helmholtz que, de acuerdocon su hiptesis, estaban en el corredor jus-to antes de la Cmara del Caos?
CD: Un sico meexplic que loms probable esque la Cmaradel Rey fuese un
autntico resona-dor de Helmholtzy que dentro dela Gran Galerahubiese resona-dores que con-vertan las vibra-ciones en sonidotransportado porel aire. Como sis-
tema, funciona-ban para maximi-zar la vibracin
de las vigas de granito de la parte superiorde la cmara.
DC: Finalmente, acerca de las tres pirmi-des de Guiza, cree que fueron construidasen el mismo perodo de tiempo? Podranser pre-egipcias, o dicho de otro modo, po-dran ser el legado de una civilizacin per-
dida?
CD: Creo que las pirmides de Guiza se eri-gieron en el mismo perodo histrico, sibien es posible que no se construyeran almismo tiempo; en mi opinin, creo que laGran Pirmide fue la ltima en ser construi-da, dada su mayor soisticacin. Estos mo-numentos son sin duda pre-egipcios y sonla muestra del genio de una avanzada civili-zacin desaparecida.
Eduard Pi 2013
Parece que hubo unperiodo en la historia
de la Tierra en quevarias civilizaciones detodo el mundo estaban
utilizando ciertasherramientas y mtodos
que no podemos
determinar
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DogmaCeroNro 1
Philip CoppensSitchin: Aliengenas y Dioses
Artur SalaLa bsqueda del ter y la energa punto cero(ZPE)
Scott CreightonDiez hechos que contradicen lateora de la pirmide-tumba
Eduard PiLa cueva de los Tayos:entrevista a Francisco Serrat y Angela de Dal-mau
Xavier Bartlett
La polmica Temple-Sagan sobre los Dogon ySirio
Laird ScrantonCosmologa comparativa: en busca de una anti-gua mitologa universal
David lvarezLos contactados: un intento de aproximacin aun fenmeno contradictorio
DogmaCeroNro 2
Graham HancockMisteriosos extranjeros:Nuevos hallazgos sobre losprimeros americanos
Xavier BartlettIconograa del antiguoastronauta: Nueva propuesta de interpretacin
Jan Peter de JongLos descubrimientos de Alfredo Gamarra: laHumanidad naci en Per
Eduard Pi
Entrevista a Robert Bauval: Existi en Egiptouna civilizacin miles de aos antes de la erafaranica.
David AlvarezAbducciones Secuestrados por extraterres-tres?
Antonio TagliattiCncer: hacia un nuevo concepto de enferme-dad
Libros:La Serpiente Celeste de John Anthony West
Nmeros atrasados: [email protected]
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Quin erigi la Gran
Esfinge de Guiza?Xavier Bartlett
La arqueologa alternativa vena sealandodesde hace mucho tiempo a las grandes pirmi-
des como testimonio de una poca mucho msremota de lo que la egiptologa acadmica ha-
ba establecido. Sin embargo, las explicacionesacerca de esa supuesta desubicacin se movanpor terrenos muy especulativos y eran enviadaspor los expertos al cesto de la fantasa o la pseu-
doarqueologa.
En cambio, hace ahora dos dcadas que J.A.
West y R. Schoch presentaron slidas pruebasgeolgicas que demostraran que la Gran Es-
inge de Guiza podra ser en efecto mucho msantigua de lo que pretende la datacin conven-
cional, lo que a su vez podra arrastrar a todoel conjunto de grandes monumentos de la IV
dinasta a un impensable escenario histrico.Xavier Bartlett nos desvela los argumentos y
pormenores de esta gran controversia, que hoypor hoy sigue sin una clara resolucin.
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No cabe duda de que las tres GrandesPirmides de Egipto han sidoobjeto de estudio obsesivo demuchos investigadores, tanto
acadmicos como alternativos, pero su
compaera de viaje en Guiza, la Gran Esinge,tambin ha merecido no poca atencin.Al igual que las pirmides, la Esinge eraun monumento a la vista, aunque estuvoparcialmente enterrado bajo las arenasdel desierto durante siglos. Desde tiemposremotos, esta escultura la ms grande quejams se haya realizado ha cautivado alegos, sabios y viajeros, y ha generado todotipo de historias y leyendas hasta el punto de
que los rabes la llamaron Abu Hol, Padredel Terror. Sea como fuere, hoy en da seha convertido en un arquetipo del antiguoEgipto, y es tal su fuerza como icono que casiha dejado en segundo plano el hecho de queexisten otras muchas esinges en Egipto, ascomo en otras culturas. Verdaderamente, laEsinge de Guiza marca una diferencia porsu grandeza y por el monumental conjuntoque la rodea.
Pero ms all de la fascinacin y la leyenda,estn los resultados de la investigacinarqueolgica del monumento, iniciada deforma metdica hace apenas dos siglos.As pues, qu nos dice la Egiptologaacadmica sobre la Esinge? Veamos unrpido resumen de los datos cienticos queposeemos:
La Esinge, de 73 metros de largo y 20 dealto, est datada en la IV dinasta (hacia2500 a. C.), como parte del complejofunerario de Khafre.
La esinge fue esculpida o mejor dicho,excavada directamente en el suelorocoso de piedra caliza de la meseta deGuiza, extrayendo la piedra que luegosera usada para la construccin deltemplo del valle y el templo de la Esinge.
El cuerpo de la esinge es el de un len
a escala 22:1, con la cabeza humanaa escala 30:1, que en este caso es un
retrato del faran Khafre adornado conel tpico tocado nemes.
La esinge era un ser mitolgicorelacionado con el culto solar queaparece en varias culturas del mundoantiguo, pero en Egipto estabaparticularmente relacionado con elpoder de la realeza y con el equilibriocsmico llamado maat.
La escultura, pese a estar situada en unfoso o cubeta y haber sido protegida por lasarenas del desierto durante mucho tiempo1,
ha sufrido duramente el paso del tiempoen forma de erosin. En el monumento sepueden apreciar diversas actuaciones derestauracin realizadas ya desde tiemposdel Egipto faranico, como la que hizoTutmosis IV (XVIII dinasta) que aadi unacapilla y una inscripcin la llamada estelade la Esfinge entre las patas delanteras.Desde aquella poca ya fue reforzada con
obra de albailera, pero la necesidadde repararla se hizo constante a travs
Dt d t d Tto IV o pd Eg
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de los siglos, por lo menos hasta la pocagrecorromana. En los ltimos 200 aos hatenido que ser continuamente restauradapara evitar su deterioro a causa de nuevosagentes agresivos, como la humedad, las
iltraciones de agua o la contaminacin.A su vez, desde el mbito alternativo, laGran Esinge ha sido objeto de todo tipo deliteratura, que va desde los estudios en lams pura lnea piramidolgica hasta ciertasaportaciones del mbito paranormal,como las profecas o predicciones delvidente Edgar Cayce de mediados del sigloXX, que aseguraba que bajo las patas delmonumento se ocultaba una cmara secreta,
la famosa Sala de los Archivos, con el legadode la Atlntida. Esta visin alternativa se haperpetuado hasta la actualidad a travs dela persistente bsqueda de estas cmaraso cuevas subterrneas que ocultaranfabulosos tesoros o vestigios del pasado.
Tambin ha habido otras aproximacionesheterodoxas a la Esinge, como la teorasobre la posible existencia de una segundaesinge gemela o la posibilidad de que laesinge original no tuviera forma de lencon cabeza humana, sino de chacal, talcomo sugera Robert Temple en su obraThe Sphinx Mystery (2009)2. No obstante,y sin lugar a dudas, sin duda la polmicade la Esinge por excelencia en los ltimostiempos ha sido su antigedad, o dicho deotro modo, su datacin.
El desafo de John Anthony West
El inicio de la controversia sobre la edadrealde la esinge lo podemos situar en lasobservaciones del matemtico y egiptlogoamateur Ren Schwaller de Lubicz amediados del siglo XX, que consider que laerosin que se advierte en la cubeta de laEsinge era de origen pluvial y que tal hechoresultaba incompatible con el clima secodel Egipto dinstico. Aos ms tarde, JohnAnthony West, iel seguidor de Schwaller,
recuper este argumento y se propusodilucidar qu haba de cierto en esta teora,
que tena un impacto directo en la datacindel monumento, ya que en efecto durantemilenios el rgimen de lluvias en Guiza hasido ms bien escaso, como correspondeal clima desrtico de la zona. Por lo tanto,
una marcada erosin pluvial conduca auna datacin geolgica ms antigua, puesse saba que el norte de frica haba tenidoun clima mucho ms templado y hmedomuchos siglos antes del faran Khafre.
J. A. West, que resumi su investigacinal respecto en la ltima parte de su libroSerpent in the sky (La serpiente celeste),retom el punto de partida propuesto porSchwaller, centrado en esclarecer cul era
la naturaleza de la erosin observable en elmonumento. As, focaliz sus esfuerzos endos pruebas:
1) la prueba positiva: que la erosinse deba bsicamente a fuertesprecipitaciones de agua, y
2) la prueba negativa: que la erosinno pudo ser fruto del viento, arena,
accin qumica o contraccin porcambios bruscos de temperatura.
Joh Athoy Wt
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Para West, los efectos de la erosin por aguase deban asociar principalmente a un con-texto de cambio climtico, esto es, en la po-ca del mtico Diluvio Universal, fruto de undeshielo global (al inalizar la ltima glacia-
cin), que se sita alrededor del 10000 a. C.Dicha erosin, por cierto, tambin se podaobservar de forma palpable en los dos tem-plos adyacentes a la Esinge. De este modo,se podra lanzar la hiptesis de que todo elconjunto de monumentos se construy enun momento anterior al Diluvio. Dado quetodo este planteamiento recaa sobre unaopinin o investigacin geolgica, West tra-t de obtener credibilidad acudiendo a la
objetividad emprica de una ciencia naturalcomo es la geologa. As pues, West consulta varios especialistas que a partir de do-cumentacin fotogrica le conirmaron laposibilidad real de que la erosin observa-da en la cubeta de la Esinge estuviera moti-vada por efecto del agua.
Asimismo, West dedic bastante atencina la prueba negativa, aludiendo a que elefecto de las tormentas de arena no debiser de gran importancia dado que la Esinge,ya desde la poca dinstica egipcia, pasmuchos siglos enterrada completamenteo como mucho slo asomando la cabeza.Y en tiempos ms recientes, y segn susestimaciones, la Esinge estuvo casi contoda seguridad cubierta por arena entre300 d. C. y los inicios del siglo XIX. Westrecurri tambin a la comparacin conotros monumentos que estuvieron en
gran parte al descubierto durante muchossiglos, como los templos de Dendera, KomOmbo o Edf, los cuales no presentan unaerosin especialmente devastadora por laaccin del viento y la arena. En cuanto alos tpicos efectos de los agentes qumicoso de la insolacin, West no apreci lastpicas marcas de esta clase de erosin, quedejan una supericie quebrada y rugosa, adiferencia del aspecto pulido de la erosin
de la Esinge.
Y por si fuera poco, aparte de los elementosgeolgicos, West quiso demostrar que laEsinge no poda datarse con total certezaen la poca de Khafre por cuatro razonesadicionales:
1. La estela de la Esfinge (o estela delsueo), de Tutmosis IV: Al inal del texto,que est daado, se ley la palabrakhaf, y esto fue considerado como unareferencia al impulsor del monumento.Sin embargo, West aduca que khafestpresente en muchas palabras egipciasy que no hay una alusin directa alconstructor de la Esinge3.
2. Las estatuas de Khafre: Se encontraronvarias estatuas de Khafre y una de ellasen forma de esinge en el recinto deltemplo de la Esinge y eso sirvi paravincular inequvocamente el temploy la Esinge a Khafre. West replicaba aeste argumento haciendo notar que nohay ni una sola inscripcin jeroglicaque haga referencia al constructor deltemplo.
Rort Shoh
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3. El parecido entre el rostro de Khafre y elde la Esinge: Para West, se haba forzadoel parecido entre ambos; en su opinin,en la IV dinasta ya se poda realizar unretrato notablemente naturalista del
faran.4. La estela del inventario (datada en la
dinasta XXVI, pero que se cree copia deuna anterior, ya que hace referencia aKhufu): Segn West, la estela mencionaque en tiemposde Khufu,antecesor deKhafre, la Esingeas como laGran Pirmideya estaba all.El fragmentoconcreto deltexto es: Khufu,que posee lavida. l encontrla casa de Isis,Seora de laPirmide, detrs
de la Casa dela Esinge de[Harmakis] enel noroeste de lacasa de Osiris,Seor de Rostau[Guiza].
Para acabar de apuntalar sus tesis en la vertien-te geolgica, J.A. West hizo entrar en escena a
Robert M. Schoch, gelogo por la Universi-dad de Boston y en principio escptico antelas teoras alternativas. As, Schoch viaj aEgipto en 1990 y comenz a tomar contac-to con el contexto geolgico de la Esinge.En abril de 1991 West y Schoch recibieronpermiso de las autoridades egipcias pararealizar una investigacin in situ y extraerlas correspondientes conclusiones. En estaempresa tambin tomaron parte otros es-
pecialistas, como el geosico Thomas Do-becki, experto en sismologa.
Una vez acabada esta investigacin, quetuvo su particular versin en documen-tal televisivo, salt la noticia en la prensa:los estudios geolgicos apuntaban a que laerosin de la Esinge se deba fundamen-
talmente a la accin del agua y que ello su-pona retrasar la fecha de la construccinde la esinge en varios miles de aos. ParaSchoch, la Esinge podra haber sido erigidaentre el 7000 a. C. y el 5000 a. C., aunqueno descartaba una fecha hacia el 9000 a. C.
e incluso anterior (dehecho, West retrasabaesa antigedad a unoscuantos milenios ms).
En opinin de Schoch,el monumento habrasufrido varias modii-caciones y reparacio-nes desde su talladooriginal y una de esasintervenciones pudohaberse realizado entiempos de Khafre.
Aparte de estos resul-tados, tambin cabedestacar la relevanciade los datos obtenidosen las pruebas reali-zadas por Thomas Do-becki. Concretamente,
los anlisis sismogricos mostraron peri-les de erosin en el subsuelo, lo cual seraun indicio ms para retrasar la cronologade la Esinge en conjunto. Y lo que es ms,
estos anlisis tambin detectaron la pre-sencia de diversas cavidades subterrneasalrededor del monumento, de incierto ori-gen natural o artiicial, si bien la aparicinjusto entre las patas de la Esinge de unespacio ms o menos rectangular de unos12 x 15 metros a unos 5 metros de profun-didad dara bastante que hablar, en especiala los seguidores de las teoras de Cayce.
Lo cierto es que a da de hoy no es ningnsecreto que el rea de la Esinge, y toda la
Para Schoch, laEsfinge podra
haber sido erigidaentre el 7000a. C. y el 5000
a. C., aunque nodescartaba una
fecha hacia el9000 a. C. e inclusoanterior
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Meseta de Guiza en general, esconde unared de cavidades y tneles de origen geol-gico (natural) por los cuales corra el agua yque estn todava prcticamente sin explo-rar, a pesar de que algunos de ellos ya eranconocidos desde los primeros tiempos dela egiptologa. Es posible que los antiguosegipcios aprovechasen tales tneles y quecontruyesen alguna estructura artiicial,pero todo esto est an por demostrar. Ac-tualmente los accesos al subsuelo de Guizaestn cerrados a cal y canto.
Retornando propiamente al tema de laEsinge, West quiso profundizar en la
polmica sobre el rostro de la Esinge con laintencin de rechazar la reconstruccin porordenador propuesta por el renombradoegiptlogo Mark Lehner, que cuadrabaperfectamente con la eigie de Khafre. ParaWest, este procedimiento informtico eraclaramente manipulable. Entonces decidirecurrir a Frank Domingo, un reconocidoexperto forense del Departamento de Policade Nueva York, con el propsito de dilucidarla verdadera identidad del rostro de laEsinge. Tras observar las estatuas y tomarnumerosas fotograas, Domingo conirm,a travs de una meticulosa comparacinde los rasgos de la cara de Khafre y los dela Esinge, que se trataba de dos personasdiferentes, si bien no se pudo identiicar alpersonaje retratado en la Esinge.
Argumentaciones a favor y encontra
Frente a este desao propuesto por Schoch yWest, la egiptologa acadmica no se quedde brazos cruzados y reaccion negando laveracidad de tales pruebas y recurri comocontra-argumento cientico a un informerealizado por Lehner junto con el gelogoK. Lal Gauri. El informe Gauri-Lehner venaa poner de maniiesto los siguientes hechos:
La accin conjunta del viento y la arena
quedaba descartada como principalagente de la erosin.
Se constataban hasta tres grandescampaas de restauracin en la Esinge.
No se observaba un degaste signiicativoen la Esinge desde la primera reparacin
(en el Imperio Nuevo) hasta las ltimasdcadas. Esta primera actuacin sehabra hecho con bloques extrados deobras del Imperio Antiguo.
La erosin, segn las pruebas realizadaspor Gauri, sera debida a la reaccin delagua con las sales naturales presentesen la piedra caliza (dichas aguasprovendran del subsuelo). El efectoresultante sera una erosin qumica,
que producira una descamacin odesconchado de la supericie de lapiedra llamada exfoliacin.
Adems, el entonces todopoderoso directorde la arqueologa egipcia, Zahi Hawass,aport su particular visin al considerarque todo el problema se deba a la psimacalidad de la caliza local, que provocaba unrpido desgaste de la supericie de la rocay que obligaba a regulares reparaciones. En
general, Hawass siempre fue muy reticente,cuando no hostil, a las teoras alternativas
Sg Shoh, Eg pd or-vr roo prodd por g
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que ponan en entredicho los grandeslogros de sus gloriosos antepasados delEgipto dinstico, dando a veces la impresinde defender razones ms puramentenacionalistas que cienticas.
As pues, quedaba claro que la visin deWest no iba a tener una buena acogida enel mbito acadmico, pero una vez obtenidoun fuerte impacto en la opinin pblica,tanto West como Schoch se propusieron darel paso decisivo que quedaba pendiente:hacer que la datacin de la Esinge salieradel marco de la Historia alternativa y seaceptara como Historia acadmica. A tal in,Robert Schoch present en 1992 su tesisante la comunidad acadmica de gelogos
en la reunin de la Geological Society ofAmerica que tuvo lugar en San Diego,obteniendo en dicho evento un amplioapoyo de sus colegas a sus propuestassobre la erosin de la Esinge. (Cabesealar, sin embargo, que con el paso deltiempo Schoch fue perdiendo apoyos en lacomunidad geolgica, hasta el punto de quesu visin es ahora ms bien minoritaria.Adems, tambin se le ha criticado muchopor haber engrosado las ilas de los autores
alternativos, tan proclives a despertarsensacionalismo y a vender libros).
A grandes rasgos, estos seran losargumentos que Schoch dio a conocer en1992 sobre el problema de la erosin, comoresultado de sus trabajos en Guiza:
Se observa en la cubeta y en la Esinge
un claro patrn de grietas o marcasverticales y ondulaciones tpicas dela erosin por lluvia, como regueros opequeas cascadas de agua. Las aguashabran erosionado el monumentodurante unos 2.500 aos antes deKhafre, esto es, en poca neoltica(cuando haba en la regin un altorgimen de precipitaciones).
El efecto de la erosin qumica est
presente en Guiza, como asegurabaGauri, pero no puede explicar por s solatodas las caractersticas erosivas quese observan en el recinto de la Esinge.Fundamentalmente hay tres problemasal respecto: 1) Otros monumentos deGuiza no presentan tal erosin. 2) Tantola Esinge como la cubeta han estadocubiertas por arena durante muchossiglos. 3) Ni las grandes grietas ni la
roca ahuecada pueden ser resultado deeste tipo de erosin.
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Otros monumentos del Imperio Antiguode la zona Saqqara (a slo 16 km. deGuiza) hechos con ladrillo presentan untipo de erosin diferente y ms leve, locual hace dicil que puedan adscribirse
a la misma poca.Las paredes de los templos adyacentes
a la Esinge construidas con grandesbloques calcreos sufrieron una fuerteerosin similar por efecto del agua ytuvieron que ser reparadas (durantela IV dinasta) con bloques de granito,los cuales slo presentan rastros de latpica erosin por viento.
La parte trasera de la cubeta (al oeste)
presenta la mitad de erosin que loslaterales: en los lados norte, sur y estela erosin alcanza una profundidad deentre 1,8 y 2,4 metros, mientras queel el lado oeste slo es de 1,2 metros.Ello hace pensar que fue expuesta a unperiodo de erosin menor. Este ladohabra sido excavado y reparado yaen tiempos de Khafre, lo que a su vezsita la edad de la Esinge en un tiempomuy anterior. Esto se observa tambinen diferente grado de erosin de dosmuros excavados en este extremo de lacubeta, uno de ellos muy afectado porlos regueros de agua y otro bastantemenos.
No tendra sentido un deterioro tanrpido de la caliza que obligara arealizar las primeras reparaciones yaen el Imperio Antiguo, a poco de acabarel monumento. La caliza de la zona, sin
ser excelente, pudo aguantar bien losprocesos de erosin habituales, como seve en otras ediicaciones. El problemade la Esinge es el efecto aadido de unafuerte erosin por agua durante muchotiempo.
Como conclusin, en opinin de Schoch,tanto la Esinge como sus dos templosadjuntos se construyeron en dos etapas. Laprimera, en una poca hmeda, bastante
anterior a la IV dinasta. Luego, en el ImperioAntiguo, Khafre se habra apropiadode estos
monumentos y los habra restaurado. Elloexplicara tambin la evidente diferenciade proporcin entre la cabeza y el cuerpode la esinge. As pues, la cabeza original,tal vez ya bastante deteriorada, habra sido
reesculpida con la eigie de Khafre. Paramuchos autores alternativos, la cabezaoriginal debi haber sido la de un len, enconsonancia con el resto del cuerpo.
Una vez ms, la Egiptologa rechaz todasestas propuestas alternativas. Muchosegiptlogos dijeron que tales airmacionessimplemente no podan ser ciertas, porquela cronologa del Antiguo Egipto era un
tema ya superado, fruto de rigurosostrabajos durante muchas dcadas. MarkLehner se remiti al informe que ya hemoscomentado y corrobor la correcta datacinde la Esinge con el apoyo de diversasreferencias geolgicas y arqueolgicas:
La lluvia cida de los ltimos tiempos esresponsable del deterioro del entornode la Esinge y no unas improbableslluvias de pocas muy distantes.
Se encontr en el lado oeste de la cubetauna vasija de cermica tpica de la IV
dinasta junto unos mazos de piedra conrestos de cobre, herramientas propias
Mrk Lhr
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del Imperio Antiguo, que se utilizaronpresumiblemente para excavar elrecinto y el monumento.
Se hall tambin un gran bloque depiedra inacabado destinado al templode la Esinge justo por encima de unestrato datado por cermica en la IVdinasta.
La gran cantidad de estatuas de Khafrehalladas en el complejo piramidal deeste faranaumentan laprobabilidadde que tam-
bin fuera elcon st r uct orde la Esinge.
Para acabar dezanjar el asunto,Lehner se rei-ri a la imposi-bilidad de que laEsinge hubierasido construida
en el neolticoegipcio (y menosan durante elpaleoltico). Sen-cillamente debe-ra haber existidouna civilizacincon unas mni-mas capacidadespara realizar talobra en esas po-cas, cuando lo cierto es que no hay ningunapista sobre tal civilizacin (sea la Atlntidau otra cualquiera). As, durante una reuninde la American Association for the Advan-cement of Science, Mark Lehner pronunciuna frase lapidaria que luego fue objeto decierta crtica e irona por parte del bandoalternativo: Mustrenme un trozo de va-sija! Es una aseveracin contundente en sulgica: no hay, a da de hoy, ningn contexto
histrico-arqueolgico que sustente la exis-tencia de una cultura que no habra dejado
ms huella que ese gran monumento (y sustemplos adjuntos).
Ahora bien, si a Mark Lehner ya le parecidescabellada la datacin de Schoch, hubie-ra valido la pena ver su cara al conocer al-
gunos estudios todava ms extremos enlos que no vamos a profundizar que deja-ran a West en la categora de revisionista.Me reiero a la tesis de los gelogos rusosVjacheslav I. Manichev y Alexander G. Par-
khomenko4 que,a partir de las ca-ractersticas geo-lgicas de la me-seta de Guiza, se
atrevieron a da-tar la Esinge enuna antigedad...de unos 800.000aos! Incluso aSchoch tales pro-puestas le hanparecido muy au-daces5.
Mspropuestasdesde laheterodoxiaSi damos por bue-na la versin or-todoxa, aceptadapor toda la egip-tologa acadmi-ca, podramos ce-
rrar aqu la discusin sin ms, pues siemprepodemos decir que West es un amateurconinluencias del denostado Schwaller y queel terreno de Schoch y Dobecki es la geolo-ga, no la egiptologa. Sus polmicas prue-bas fuerzan al lmite el paradigma y no en-cajan en absoluto con un saber consolidadoa lo largo de 200 aos.
Sin embargo, si concedemos al menos el
beneicio de la duda a estas visiones alter-nativas, vemos que hay algo no acaba de
El investigador
independiente egipcioSherif-el-Morsi, creeque las cronologas
convencionales estnmuy equivocadas. En
su opinin, toda la
necrpolis de Guizasufri los efectos deuna gran inundacinen tiempos remotos
(el Diluvio Universal?)
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cuadrar y que la versin acadmica hacetodo lo posible para encajar las pruebas enla teora convencional, en vez de plantearnuevas teoras a la vista de las pruebas. As,tanto West como Schoch opinan que el todo
el conjunto de argumentos contrarios a sustesis no son coherentes entre ellos y obli-gan a realizar una serie de equilibrios pocofundamentados, como por ejemplo recurrira la inluencia de la lluvia cida, que afec-tara a unos monumentos pero no a otros(aparte de que no puede explicar el tipo dedeterioro tan especico de las paredes dela cubeta).
El problema real es que si consideramosque las pruebas geolgicas son ms querazonables y que la antigedad del monu-mento debera retrasarse varios milenios,nos encontramos ante un vaco arqueolgi-co de enormes proporciones.
Bsicamente, lo que ocurre es que con lasnuevas dataciones enviamos la Esinge auna poca muy anterior, el neoltico o in-cluso el paleoltico egipcio, y en tal estadio
evolutivo se supone que no habra ningunacomunidad humana con capacidad para
realizar un monumento tan impresionante(y recordemos que no slo hablamos de laEsinge, sino de sus templos adjuntos, di-rectamente relacionados). Las culturas deesa poca, simplemente, seran demasiado
primitivas para poder emprender tal em-presa con sus limitados recursos.
Para la egiptologa, la Esinge slo se pue-de enmarcar en una sociedad civilizada(el Egipto dinstico), y a da de hoy, comoapuntaba Lehner, no parece haber pruebasde ningn estadio de civilizacin ms o me-nos avanzada en las fechas propuestas porWest y Schoch. Pero es esto as realmente?Tanto Schoch como otros autores han re-marcado el hecho de que sin necesidad derecurrir a Atlntidas y otros mitos simila-res la arqueologa ha encontrado algunasmuestras de algo que al menos se podraconsiderar como un estadio de pre-civili-zacin. As, algunos yacimientos de granantigedad como el conjunto de megalitosque muestran claras alineaciones astro-nmicas en Nabta Playa (Egipto) o, sobretodo, las estructuras circulares de Gbekli
Tepe (Turqua), datadas en una increble fe-cha de 10000 a. C. 9000 a. C. (al inal del
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paleoltico) y que incluyen megalitos en for-ma de T decorados con relieves de diversosanimales, nos empujan a pensar que ese es-tadio de pre-civilizacin pudo existir y quelas capacidades del hombre en esas pocas
resultaran mucho mayores de lo que se ha-ba considerado hasta el momento.
Adems, volviendo a ciertos estudios sobrela meseta de Guiza, vemos que aparecenotros datos que, aun tomndolos con mxi-ma cautela, nos pueden guiar hacia datacio-nes de la Esinge mucho ms antiguas.
As, el investigador independiente egipcioSherif-el-Morsi , tras estudiar durante ms
de una dcada los monumentos y la geolo-ga de Guiza,cree que lascronologasconvencio-nales estnmuy equi-vocadas. Ensu opinin,toda la ne-crpolis deGuiza sufrilos efectosde una graninundacinen tiemposremotos (elDiluvio Uni-
versal?), cuando los principales monumen-tosya estaban all. Entre otras pruebas, queincluyen la evidente (a su juicio) erosin
por agua de los bloques calcreos de lostemplos, presenta un fsil de erizo marinosobre un bloque megaltico, dando por he-cho que el bloque no fue tallado con el fsilincluido6. Otros autores, reirindose a anti-guas fuentes rabes, hablan de la erosin enla base de las pirmides y de las marcas queindicaran hasta qu altura de estos monu-mentos lleg el nivel de las aguas.
Por su parte, el famoso autor Robert Bauval,
en sus estudios sobre el conjunto de Guiza,realiz una datacin arqueoastronmica de
la Esinge, concluyendo que hacia el 10500a. C. la Esinge, que mira en direccin este,estara entonces perfectamente orientadahacia la constelacin de Leo (y de ah la for-ma de len) segn el ciclo precesional, sien-
do as una especie de marcador temporaldel llamado Zep Tepi (Tiempo primero),poca mtica del arranque de la civilizacinegipcia. Adems, segn Bauval, en esa mis-ma poca la posicin de las tres grandespirmides sera un relejo perfecto sobretierra de la Constelacin de Orin en el ir-mamento, lo cual reforzara la conjuncinde ese gran reloj csmico.
ConclusionesA la vista de todo lo expuesto, nos podemosvolver a hacer la pregunta inicial (Quinerigi la Esinge de Guiza?) y tratar dearrojar algo de luz sobre la controversia.
Por un lado, las pruebas geolgicas que pre-senta Robert Schoch tienen un peso empri-co indudable. No son fciles especulacionesni elucubraciones ni fantasas al estilo VonDniken, sino observaciones sobre el terre-no sustentadas por el conocimiento y expe-riencia de un cientico. Ante la reaccin dealgunos acadmicos hacindole notar queno haba civilizacin en pocas tan remotas,Schoch replicaba: ese no es mi problema,yo soy gelogo. En efecto, el problema esque tendramos unos monumentos desubi-cados, faltos de contexto. Dnde estaranlos objetos, las herramientas, los palacios,las casas, etc. de esa avanzada cultura? La
arqueologa no ha encontrado un rastro ar-queolgico atlante, por llamarlo de algunaforma, pese a que la propia historiograaegipcia antigua sealaba que la historia deEgipto se remontaba muchos miles de aosatrs, al tiempo de los dioses y los semi-dio-ses.
Probemos a dar alguna respuesta a este ca-llejn sin salida: pudiera ser que la Esingedatara de tal poca supuestamente mtica,
en la cual la humanidad (o al menos partede ella) estuviera ms avanzada de lo que la
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historia convencional nos ha hecho creer?Y si no tenan una cultura material comola nuestra? Y si por alguna razn que senos escapa no dejaron restos observablespara nosotros, o simplemente se desvane-
cieron? Y si, dado un estado de concienciasuperior, manejaban la materia de mododistinto a nosotros? Tampoco faltan vocesque airman que la cronologa convencionaldel Egipto faranico tiene enormes lagunasy que tal vez las fechas aceptadas para elImperio Antiguo deberan retrasarse mu-chos siglos.
Todo esto no son ms que especulaciones,ciertamente, pero la ciencia tiene el deber
de plantear todos los escenarios y analizartodas las hiptesis. Y por lo menos, ante lacreciente presencia de anomalas, deberair pensando en revisar dogmas y axiomas.
Finalmente, estamos ante un problematcnico demasiado complejo que ofrecemltiples caras e interpretaciones? O esel miedo a la ruptura del paradigma lo queimpide ir ms all y reconocer lo obvio? O
puede que ambas visiones se vean afecta-das por ciertos prejuicios, valorando ciertaspruebas y desechando otras para sostenersu teora? El problema, quizs, sea muchoms grande, y es que parece que todava si-guen faltando muchas piezas para compo-ner una imagen completa del Antiguo Egip-to, as como del origen de la civilizacin.
Xavier Bartlett 2013
Para saber ms:
HANCOCK, G.; BAUVAL, R. Guardin delGnesis. Ed. Planeta Seix Barral. Barcelona,1997.
LEHNER, M. Todo sobre las pirmides. Ed.Destino. Barcelona, 2003.
SCHOCH, R. Redating the Great Sphinx ofGiza. KMT: A Modern Journal of AncientEgypt, vol. 3, n 2 (1992)
WEST, J.A. La serpiente celeste. Ed. Grijalbo.Barcelona, 2000.
Documental de Schoch y West disponible enel portal youtube: The Mystery of the Sphinx
Notas1. Herdoto, por ejemplo, no menciona para nada
este monumento, por lo que cabe suponer que en
aquella poca estaba completamente sepultado
bajo la arena, mientras que en pocas posteriores
slo sobresala la cabeza. En 1798, la expedicin
francesa la encontr cubierta por las dunas hasta
la altura del cuello. Por cierto, la leyenda de que
los artilleros de Napolen destruyeron la nariz en
unas prcticas de tiro es falsa. La Esnge haba
perdido su nariz varios siglos antes, al parecer porla accin de los mamelucos.
2. En esta obra Robert Temple deende la tesis
de que la estatua en realidad representaba a un
chacal o sea, el dios Anubis en funciones de
protector de la Necrpolis (esto explicara por qu
los Textos de las Pirmides no hacen ninguna
referencia a la Esnge y s a un gran Anubis,
descrito como prximo a una calzada y rodeado
por un lago). Temple cree que la Esnge fue
esculpida intencionadamente en un foso que sellenaba de agua durante la crecida del Nilo y que
se converta as un estanque o lago alrededor de
la estatua. Adems, considera que el rostro de
la Esnge no es el de Khafre, sino el del faran
Amenenhet II (XII dinasta).
3. No obstante, en el siglo XIX todava se poda
leer este fragmento y parece ser que estaba
rodeado por el tpico valo que constituye lo que
en egiptologa se llama cartucho, reservado para
destacar el nombre de un faran.
4. Segn su artculo aparecido en la publicacin
Geoarchaeology and Archaeomineralogy (Ed. R.
I. Kostov, B. Gaydarska, y M. Gurova, 2008).
5. SCHOCH, R. Searching for the Dawn and
Demise of Ancient Civilization. New Dawn, J une
2009
6. Segn el artculoReport from Mr. Sherif-el-Morsi,
disponible en el sitio web www.gizaforhumanity.
org
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DogmaCero32
Sobre el origen del hombre
(I)Mximo Sandn
Mximo Sandn fue profesor de Biologa en laUniversidad Autnoma de Madrid durante 35aos, hasta su reciente retiro. Sandn se ha si-
tuado siempre en una posicin crtica al darwi-nismo ortodoxo por considerarlo acientico ydogmtico en muchos aspectos, si bien nuncaha abrazado tesis alternativas como el Diseo
Inteligente. Entre sus obras podemos desta-car: Lamarck y los mensajeros (1995) MadreTierra, Hermano Hombre (1998), Pensando
en la evolucin, pensando en la vida (2006), yDarwin, el sapo y la charca (2009). Tambin ha
publicado numerosos artculos en los que hadesarrollado sus tesis crticas sobre un cierto
pensamiento nico y sesgado, que van ms alldel campo biolgico, pues se extienden al con-
junto de la ciencia, la sociedad y la economa.
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DogmaCero33
Con respecto a las cualidades mo-rales, aun los pueblos ms civiliza-dos progresan siempre eliminandoalgunas de las disposiciones mal-volas de sus individuos. Veamos, si
no, cmo la transmisin libre de lasperversas cualidades de los malhe-chores se impide o ejecutndolos oreducindolos a la crcel por mu-cho tiempo. [...] En la cra de ani-males domsticos es elemento muyimportante de buenos resultados laeliminacin de aquellos individuosque, aunque sea en corto nmero,presenten cualidades inferiores.
Charles DarwinEl Origen del Hombre
El mundo segn Darwin, o un ob-servatorio privilegiado
D
ebido a su especial condicin, elcampo de estudio de la evolucinhumana (el estudio de nuestra
propia historia y naturaleza bio-lgicas) es, quizs, la disciplina cienticaen la que resulta ms aplicable el repetidoaforismo cientico de que la teora inluyeen las observaciones. Es decir, asumida unabase terica como cierta, las observacio-nes objetivas de la realidad son, en muchasocasiones, interpretaciones elaboradas enfuncin de lo que creemos cmo debera deser si sta operase tal y como nos predicela teora.
Supuestamente, las teoras cienticas pre-tenden estar basadas en observaciones ob-jetivas de los hechos que describen, pero,incluso para la Fsica, la ciencia que proba-blemente ha alcanzado el mximo nivel deprecisin en la prediccin de los resultadoscon la Mecnica Cuntica, la interpretacinde la realidad depende de la perspectivadesde que se la observe. Y, si esto es as, la
cita que encabeza este escrito nos puedeaportar algunos indicios sobre las coorde-
nadas, tanto espaciales como temporales,que deinan la situacin del observatoriodesde el que Darwin describa su realidad.
Una primera coordenada puede ser la refe-
rida al contexto cultural, que nos sita enlos valores de la sociedad victoriana, imbui-dos de la concepcin calvinista de que unaspersonas estn predestinadas para la salva-cin y otras a la condenacin, y que los ele-gidos de Dios son las personas laboriosasy virtuosas. Por eso Darwin muestra su pre-ocupacin por la proliferacin de las cua-lidades inferiores en su sociedad: Existeen las sociedades civilizadas un obstculo
importante para el incremento numricode los hombres de cualidades superiores,sobre cuya gravedad insisten Grey y Galton,a saber: que los pobres y holgazanes, degra-dados tambin a veces por los vicios, se ca-san de ordinario a edad temprana, mientrasque los jvenes prudentes y econmicos,adornados casi siempre de otras virtudes,lo hacen tarde a in de reunir recursos conque sostenerse y sostener a sus hijos. [...]Resulta as que los holgazanes, los degra-dados y, con frecuencia, viciosos tienden amultiplicarse en una proporcin ms rpi-da que los prvidos y en general virtuosos.
La segunda coordenada la aporta el con-texto histrico. En pleno auge de la Revo-lucin Industrial y de la expansin colo-nial britnica, las masas de desheredadosque abarrotaban las calles de las grandesciudades industriales, y que constituan lo
que Darwin denominaba las clases entre-gadas a la destemplanza al libertinaje y alcrimen deban ser controladas, y qu mejorforma que eliminando sus malas disposi-ciones que, naturalmente, eran innatas, enbien del progreso. En lo que respecta a lasrelaciones entre las naciones civilizadas ylos pueblos primitivos, estn dirigidas poruna lgica semejante: Cuando las nacionescivilizadas entran en contacto con las br-
baras, la lucha es corta, excepto all donde elclima mortal ayuda y favorece a los nativos.
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DogmaCero34
La consecuencia de este fenmeno normales inevitable: Llegar un da, por cierto, nomuy distante, que de aqu all se cuentenpor miles los aos en que las razas huma-nas civilizadas habrn exterminado y reem-
plazado a todas las salvajes por el mundoesparcidas [...] y entonces la laguna seran ms considerable, porque no existirneslabones intermedios entre la raza huma-na que prepondera en civilizacin, a saber:la raza caucsica y una especie de mono in-ferior, por ejemplo, el papin; en tanto queen la actualidad la laguna slo existe entreel negro y el gorila.
El medio social en el que Darwin se desen-volva, aporta una tercera coordenada que
era, segn l, determinante para la activi-dad intelectual: La presencia de un cuerpode hombres bien instruidos que no nece-sitan trabajar materialmente para ganar elpan de cada da, es de un grado de impor-tancia que no puede fcilmente apreciarse,por llevar ellos sobre s todo el trabajo inte-lectual superior (del) que depende princi-palmente todo progreso positivo, sin hacermencin de otras no menos ventajas. Efec-
tivamente, Darwin hered de su padre unaimportante fortuna, que increment consi-
derablemente mediante la boda con su pri-ma Emma Wedgwood, nieta de Josiah Wed-gwood, propietario de la famosa fbrica deporcelanas Etruria (proveedora de la RealCasa), y que decidi tras un meticuloso cl-
culo sobre la herencia que le corresponda(Thuillier, 1990). Fortuna que redonde,posteriormente, mediante sus actividadescomo prestamista (Hemleben, 1971). Comol mismo escribe en sus memorias: Peropoco despus me convenc, por diversascircunstancias, de que mi padre me dejaraherencia suiciente para subsistir con ciertoconfort, si bien nunca imagin que sera tanrico como soy (Autobiografa). En el con-
texto de la Inglaterra victoriana parece ra-zonable suponer que esta condicin, juntocon el hecho de que tres aos despus desu boda, a los treinta aos, se instal en suresidencia, Down House, de la que apenassali el resto de su vida, no resultase muyfavorable para una profunda comprensinde una realidad social sobre la que emitajuicios tan rotundos.
Finalmente, y para no ser menos que los -
sicos, aadiremos una cuarta coordenada:la que corresponde al aspecto individual,es decir, lo que se reiere tanto a sus carac-tersticas personales como a su formacincientica. En cuanto al primer aspecto,quizs sea lo ms adecuado que dejemoshablar a Paul Stratern (1999), uno de susbigrafos: Darwin no haba recibido unaformacin cientica en el sentido acadmi-co [en efecto, su nica titulacin era la de
subgraduado en teologa, que le capacitabapara ejercer la labor de ministro de la igle-sia anglicana], y hasta el momento no habademostrado poseer una inteligencia excep-cional (su celebridad se deba enteramentea haber estado en el lugar oportuno en elmomento oportuno) [...] Pero, de pronto, alos veintiocho aos, pareci descubrir suimaginacin.
A lo que Stratern se reiere es al gran des-
cubrimiento de Darwin, que l mismo na-rra as a su protector J. Hooker en una carta
Chr Drw
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fechada el 11 de Enero de 1844 (ocho aosdespus de su regreso del famoso viaje delBeagle): Por in ha surgido un rayo de luz, yestoy casi convencido [el subrayado es mo]totalmente en contra de la opinin de que
part de que las especies no son [es comoconfesar un asesinato] inmutables. Un des-cubrimiento, aunque inseguro, notable, so-bre todo si tenemos en cuenta que en elcontinente