dólmenes de antequera-arqueoastronomía

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64 megalitos l l 65 megalitosl l Ubicado en una pequeña elevación de la vega antequerana próxima a la ciudad de El Torcal, se erige el magnífico conjunto megalítico de Antequera, quizá el más impresio- nante de Europa y uno de los más antiguos, con 5.800 años. Pero. ¿qué son los dólme- nes de Antequera? ¿Santuarios, tumbas, monumentos astronómicos? ¿Todo a la vez? La respuesta trae de cabeza a arqueólogos de todo el mundo, y aún no existe un con- senso sobre cómo atravesar esa neblinosa barrera que nos impide rastrear las huellas perdidas en el tiempo y ver qué ocurrió más allá de las imponentes piedras. texto » Alex Guerra Terra fotos » Miguel Bernabé El renacer del Sol en la Prehistoria Astronomía y astrología en Antequera

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Revista Planeta Desconocido nº1 (Octubre 2013)

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Page 1: Dólmenes de Antequera-Arqueoastronomía

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Ubicado en una pequeña elevación de la vega antequerana próxima a la ciudad de El

Torcal, se erige el magnífico conjunto megalítico de Antequera, quizá el más impresio-

nante de Europa y uno de los más antiguos, con 5.800 años. Pero. ¿qué son los dólme-

nes de Antequera? ¿Santuarios, tumbas, monumentos astronómicos? ¿Todo a la vez?

La respuesta trae de cabeza a arqueólogos de todo el mundo, y aún no existe un con-

senso sobre cómo atravesar esa neblinosa barrera que nos impide rastrear las huellas

perdidas en el tiempo y ver qué ocurrió más allá de las imponentes piedras.

texto » Alex Guerra Terra fotos » Miguel Bernabé

El renacer del Sol en la Prehistoria

Astronomía y astrología en Antequera

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Al entrar en el complejo y echar un primer vistazo al conjunto, nos causa verda-dera impresión su desco-munal escala constructiva.

Muchas sociedades antiguas han erigido enormes megalitos en períodos y luga-res muy distintos del planeta. El Templo Hal-Saflieni de Malta, al sur de Sicilia, el famoso conjunto de Stonehenge en In-glaterra o Newgrange, en Irlanda, son sólo algunos de los ejemplos más co-nocidos de Europa. Pero, la peculiaridad de los megalitos de Antequera radica en que éstos destacan por dos elemen-tos trascendentales. Por un lado, sus di-mensiones:¿Cómo lograron aquellos hombres trasladar bloques de piedra de hasta 180 toneladas? A pesar de las explicaciones ofrecidas hasta ahora, e incluso experimentos re-producidos con sistemas informáticos, es algo que personalmente se esca-pa a mi entendimiento. El logro de des-plazar estos portentosos bloques en el Neolítico, cuando la tecnología era aún muy rudimentaria, me hace imaginar al menos, si es que es posible, una férrea voluntad de hacer algo que sin lugar a dudas, debía relacionarse con el mundo simbólico, mágico y religioso. Sólo bas-

ta observar el entorno para imaginar que el lugar era, en efecto, un sitio de gran sig-nificado para sus habitantes. Por otro lado, me sorprende sobremanera que cada uno de los tres dólmenes que integran el con-junto (Menga, Viera y El Romeral), posee no sólo una orientación diferente a la del resto de conjuntos megalíticos, sino que además cada uno tiene su extraña singula-ridad relacionada con orientaciones tan-to geográficas como astronómicas, proba-blemente usadas en ritos iniciáticos y de fertilización, que se realizaban en el inte-rior de estos recintos. Enclaves que sirvie-ron para guardar los restos funerarios de los habitantes de la comunidad, acompa-ñados de sus ajuares y en ocasiones de sus perros, con una finalidad que de momen-to no ha podido ser explicada satisfacto-riamente. Pero estas construcciones eran mucho más que tumbas.

Observatorios astronómicosDespués de un primer vistazo, sigo aden-trándome en el recinto para descubrir cada una de estas impresionantes es-tructuras, todas completamente diferen-tes entre sí y con diversas orientaciones, mientras procuro responderme a algu-nas preguntas. Antiguamente, cuando se establecía una orientación a un equinoc-cio o un solsticio, se recogía la manifes-

¿Cómo lograron aquellos hombres trasladar bloques de piedra de hasta 180 toneladas?

tación de una divinidad celeste en de-terminado momento del año, aunque la funcionalidad práctica también era importante. El comienzo de las épocas de la cosecha, la siembra, o la captu-ra de determinadas especies, cuya apa-rición seguía patrones estacionales, eran momentos perfectamente refle-jados en los movimientos del Sol, la Luna y las estrellas, que los antiguos identificaban perfectamente y refle-jaban en la orientación de sus monu-mentos. Pero, con un simple paseo matinal yo no podía comprobarlo, así que mis observaciones se centraron en las investigaciones realizadas por los científicos, quienes reconocieron has-ta cuatro alineamientos distintos en la necrópolis antequerana: dos de carác-ter geográfico (Menga-La Peña de los Enamorados o del Indio y El Romeral-El paraje de El Torcal) y otros dos de carácter astronómico (Viera-equinoc-cios de primavera y otoño y El Rome-ral-solsticio de invierno). En definitiva, el binomio Menga-Viera cuenta con un alineamiento geográfico y otro as-tronómico, mientras que en El Rome-ral se dan ambos tipos de alineamiento en un solo edificio. Pero, ¿por qué esta orientación, y no otra? Y, sobre todo: ¿Por qué la orientación al orto solar

El dolmEn de El Romeral contenía restos humanos, conchas y cerámica de dos tipos diferentes lo que llevó a los investigadores a suponer que se trata de un monumento funerario.

la "cámara sEpulcral" del dolmen de Menga, en Antequera, es impresionante por el tamaño de sus columnas. ¿Cómo pudieron trasladar y erigir estas colosales rocas en el Neolítico?

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Se desconoce la función de un profundo hoyo perfectamente cilíndrico. Se trata de un elemento extraño a la arquitectura megalítica

La arqueoastronomía es la disciplina científi-ca que estudia la orientación astronómica de los monumentos antiguos, las prácticas astronómicas de las culturas antiguas, su relación con los cie-los, sus mitologías, religiones y cosmologías. Esa inquietud por las estrellas nace desde muy anti-guo, desde el inicio de la Historia del Hombre. La visibilidad de la bóveda celeste era, antigua-mente, perfecta, no como ocurre actualmen-te que la contaminación lumínica no lo permi-te, y el conocimiento de la misma, era de vital importancia para los pueblos antiguos. Lo que para nosotros es aparentemente una simple ali-neación solar, lunar o estelar, esconde un mun-do de magia, ritualismo y religiosidad de carác-

ter abstracto y por tanto difícil de comprender, que está presente en todas las civilizaciones anti-guas. Veían en las estrellas la respuesta a muchas de sus preguntas existenciales, sirviendo de justi-ficación para la orientación de templos y mono-litos. Como en todas las ciencias que estudian el pasado, la arqueoastronomía está sujeta a una po-sible deformación histórica. Por lo tanto, es ne-cesario desprenderse de las opiniones del presen-te, para realizar un análisis desde la perspectiva de quienes vivieron en tiempos remotos. Lo que nosotros podríamos interpretar como magia o ri-tos, para ellos era su única forma de vida, lo que guiaba numerosos aspectos de la misma. Era su ciencia, su realidad.

¿Qué es la arQueoastronomía?

sólo se da en Viera y no ocurre igual en sus homólogos? En este sentido, según la teoría aceptada, los dólmenes estarían orientados hacia el amanecer del día en que comenzaron a construirse, y fija unas orientaciones concretas para Antequera. Tras varios estudios y, a pesar de que algunos ar-queólogos prefieren ofrecer explicacio-nes ritualistas convencionales, los ex-pertos llegaron a la conclusión de que su fin no era la observación de un orto so-lar determinado, sino que, en momen-tos puntuales del año, la luz del astro rey inundara el reino de los muertos en el in-terior de los sepulcros.

Menga y la Peña del IndioMenga mira hacia el noreste, a la podero-sa Peña de los Enamorados o del Indio, una montaña cuya forma recuerda un rostro humano a la que probablemente el hom-bre prehistórico dio un halo ritualístico, sagrado o mágico, lo que es resaltado aún más por dos elementos: las enigmáticas fi-guras aún no descifradas que se hallan gra-badas en la pared rocosa de la entrada al dolmen, símbolos de rituales y ceremonias mágicas y las pinturas rupestres de la cueva que se halla en el cerro. Entrar al dolmen de Menga es como transportarse a tiem-pos pretéritos de hombres fuertes y pode-rosos. Una de las cumbres de la arquitectu-

El corrEdor de El Romeral (página anterior) tiene forma trapezoidal. Fabricado con grandes lajas que constituyen un dintel y piedras pequeñas, da paso a la cámara principal.

un mistErioso pozo de19,50 metros de profundidad y 1,50 de diámetro inquieta a los expertos que se han acercado al dólmen de la Menga (Bajo estas líneas)

A su derecha otra perspectiva de este impresionante dólmen malagueño.

ra adintelada de la Prehistoria europea, sobresaliente por sus grandes dimen-siones, es quizá el más imponente de to-dos, tanto por su espacio interior como por las losas empleadas, de hasta 180 toneladas. Fue el primero en ser descu-bierto por Agustín de Tejada (1587) y es-tudiado por Rafael Mitjana (1847). El co-rredor de entrada ya nos sobrecoge con cuatro inmensos ortostatos a la izquier-da y otros tantos a la derecha, cubiertos con gigantescas losas. Realmente im-posible de imaginar cómo llegaron allí. Luego, una ligera discontinuidad marca el paso hacia la gran cámara funeraria, en la cual llaman la atención tres enormes

pilares, un recurso constructivo excepcio-nal en el megalitismo europeo. Detrás del tercero se localiza un extraño pozo excava-do en la roca, de 19,50 metros de profundi-dad y 1,50 de diámetro. Pregunté a mis acompañantes que ya ha-bían estado en el sitio acerca la función del mismo, pero no conocían la respues-ta. Por lo visto, la explicación a este pro-fundo hoyo perfectamente cilíndrico, to-davía no ha podido ser resuelta, ya que se trata de un elemento extraño a la arquitec-tura megalítica. Podría ser coetáneo a Men-ga, según algunas hipótesis, pero no se sabe a ciencia cierta porque ya había sido excava-do en 1847, antes de las excavaciones más modernas. Según algunas cronologías ex-traídas de muestras de carbón (3790 a. C. y otra de 3730 a. C.), se supo que Menga ha-bía sido construida más de mil años antes de lo que se creía hasta aquel momento. Es pues tal vez, el más antiguo de Europa.

Equinoccio en VieraViera es bastante más modesto que Menga, y también más reciente. Según los exper-tos, pudo construirse en torno al año 2000 a.C. Es un sepulcro de corredor con un lar-go pasillo de 19 metros de longitud, seg-

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mentado en dos tramos por una puerta. Junto con el de El Romeral, fue descu-bierto y estudiado medio siglo más tarde que el de Menga por Antonio y José Vie-ra (1903-1905). El equinoccio, vocablo que proviene del latín aequinoctium, o noche igual, es el fenómeno que se produce los dos días del año en los que el día y la noche duran lo mismo al discurrir sobre el ecuador la eclíptica, o el camino diario que dibuja el Sol, en la bóveda celeste. Marcan el ini-cio de la primavera y el otoño, y es en-tonces, cuando la luz del astro rey inun-da el interior del dolmen de Viera. Quería ver este espectacular aconteci-miento que tiene lugar a eso de las ocho de la mañana en primavera y que sólo vuelve a ser visible con la llegada del próximo otoño, un poco más tarde. En los amaneceres equinocciales, el sol se alinea con el corredor del monumento

megalítico y su luz penetra directamen-te en el interior. Así lo presencié e ima-giné que en un pasado remoto, milenios antes, tal vez los cuerpos de los muertos que allí yacían eran bañados por el Sol durante esos escasos minutos del equi-noccio. Un espectáculo que se me anto-jó algo morboso para nosotros, y para el que los expertos aún no ofrecen una ex-plicación lógica.

Solsticio en El RomeralExisten dos momentos del año en que el Sol alcanza su mayor o menor altu-ra aparente en el cielo, dos momentos en que la duración del día o de la noche, son las máximas del año: los solsticios, del latín solstitium, o lo que es lo mismo, Sol quieto, de verano e invierno respecti-vamente. El tholos de El Romeral, que se diferencia de los otros del conjunto por el empleo de mampostería en paredes y

bóvedas, en lugar de lajas y sus cubiertas, que constituyen los mejores ejemplos del empleo de la técnica de la falsa cúpula en la Prehisto-ria de la Península Ibérica, es un ejemplo de este diálogo permanente del Hombre con el Universo y, específicamente, con nuestro astro rey en invierno.

¿Astronomía o astrología?Hablamos de astronomía y consideramos a los antiguos habitantes de este lugar perfec-tos conocedores del cielo, lo cual es cier-to, pero… algunas exageradas interpretacio-nes parten de un error común: afirmar que el interés científico está detrás de estas curiosas orientaciones, extrapolando nuestra propia vi-sión, a la de nuestros antepasados. Debemos intentar comprender que los antiguos habitan-tes antequeranos tenían, más que una curiosi-dad astronómica, un interés astrológico. Las culturas prehistóricas tenían un pensamien-to mítico, animista. El tiempo no era percibi-do linealmente como lo hacemos nosotros, sino de forma cíclica. Tal circunstancia explica que la percepción de los acontecimientos es-tuviera determinada por lo repetitivo y lo re-currente, más que por lo novedoso, cambiante o histórico. Dentro de esta forma de percep-ción, los ciclos astrales, que son muy eviden-tes, no pasaron desapercibidos para el hombre antequerano de hace milenios. En ningún caso, el conocimiento de estos principios astrales y de otros muchos observables en la naturale-za, debía resultarles extraño. Ellos probable-mente se preguntaban: ¿qué representa esto para mí? O, ¿esto es bueno o malo para mí o para nosotros?, muy distintas a las preguntas del pensamiento científico, que nos hacemos hoy en día: ¿qué es esto, y por qué es así? En ellos había un interés astrológico, más que as-tronómico. Se preguntaban ¿cómo me pueden favorecer los movimientos y desplazamientos de los astros? Y no ¿qué son o por qué se mue-ven los astros?

Extraños rituales funerariosLamentablemente en el interior de los dól-menes ya no yacen los restos funerarios, lo que sin duda nos ayudaría a imaginar el verda-dero aspecto del lugar en su época de esplen-dor. Ni siquiera en las excavaciones se han po-dido rescatar prácticamente restos funerarios y ajuares asociados, pues cuando fueron halla-dos y estudiados, ya habían sido profusamente

En los amaneceres equinocciales de Viera, el sol se alinea con el corredor del monumento megalítico y su luz penetra directamente en el interior

¿sabías Que...El origen del nombre de Menga se re-monta al siglo XIX cuando Rafael Mi-tjana creyó que provenía de Men-Lac’h, “piedras sagradas” en celta; pero más tarde Trinidad de Rojas propon-dría su origen en las leyendas popu-lares del siglo XVI que hablaban de una desgraciada mujer leprosa llama-da Menga o Dominga, quien tras la muerte de su marido, se trasladaría a vivir al interior del dolmen, donde moriría abandonada.

mEnga es un dolmen de galería cubierta y planta casi rectangular. El

conjunto se cubre con cinco enormes piedras que forman el techo.

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En El romEral (bajo estas líneas) se puede percibir la importancia del Sol y los ciclos astronómicos para los antiguos antequeranos.

expoliados en el pasado. Pero el carác-ter repetitivo de los rituales funerarios megalíticos, y algunos restos halla-dos en Antequera, permiten formarnos una idea de cómo podrían haber sido en aquel lugar. Observo el suelo. Allí, los cadáveres eran depositados en posición fetal directamente sobre la tierra de las cámaras construidas para esa función y no se descarnaban, ni inhumaban, ni in-cineraban previamente a su deposición en el interior del sepulcro, donde se co-locaban dispersos o incluso amontona-dos descuidadamente, acompañados de objetos que configuraban el ajuar del di-funto, y en ocasiones, de perros. La de-posición continuada de cadáveres hacía que no fuera infrecuente que éstos pu-dieran aparecer ocupando parcial o to-talmente los corredores, lo que debería resultar una visión realmente grotesca. Este tratamiento de los cadáveres, pue-de parecer algo irrespetuoso a nuestros ojos actuales, pero la compleja concep-ción de la vida y la muerte de aquellos tiempos, no nos permite, seguramente, formular una opinión objetiva al respec-to. No obstante, es cuanto menos ex-traño, que no se practicara un ritual más complejo para preparar y depositar los

cadáveres aunque, probablemente, su pre-sencia dentro de los sepulcros de corre-dores segmentados con puertas y cámaras secundarias, correspondían a rituales ini-ciáticos o de tránsito, que hasta hoy en día resultan un misterio.

Función de los dólmenesTemplos para ritos de iniciación, grandes mausoleos, observatorios astronómicos, ¿o todo a la vez? No lo sabemos exac-tamente. Pero, antes de mi partida me quedo absorta observando con deteni-miento y apertura de espíritu, las imáge-nes que el tiempo inexorable fue dejan-do impresas en las piedras para intentar atisbar, aunque sea sólo en parte, la enig-mática existencia de esos hombres y mu-jeres que, hace más de cinco mil años, en-contraron soluciones a inconmensurables preguntas existenciales. Como dijo Ed-win C. Kupp (“En la búsqueda de la astro-nomía de la antigüedad”, 1978): “Si po-demos extraer de los megalitos, centros ceremoniales o templos, alguna eviden-cia de la observación de los distintos tipos de obvios e importantes fenómenos que aquí se han discutido, podremos adqui-rir cierto discernimiento de las necesida-des y de la evolución de la mente huma-na.” En mi opinión, aún habrá que esperar varios amaneceres, y será el tiempo quien poco a poco nos irá otorgando pistas so-bre todas las incógnitas que rodean nues-tro Universo.n

Más que una curiosidad astronómica, los antiguos habitantes antequeranos, tenían un interés astrológico

Trazar una orientación no era algo tan complejo, y tam-poco son tan precisas como se cree. El desplazamiento del Sol es reducido, por lo que un monumento orientado ha-cia un fenómeno astronómico relacionado con el mismo, estará orientado durante casi un mes hacia ese fenómeno. Las alineaciones equinocciales son más precisas y comple-jas porque el movimiento del sol en estas épocas es más acelerado. ¿Pero hasta qué punto no será todo producto de la casualidad? La arqueoastronomía choca con varios pro-blemas para su estudio y su credibilidad, ya que muchos cálculos no se han realizado sobre el terreno, y sólo se ha tenido en cuenta el horizonte astronómico (no el natural), sin tenerse además en cuenta los movimientos y cambios propios de las estrellas (el cielo ha ido cambiando). Por lo tanto, muchos resultados que en un momento pudieron resultar atractivos, luego han resultado erróneos. Diferen-ciar lo que es una alineación casual de una intencionada, es el mayor desaf ío al que se enfrentan los investigadores de la arqueoastronomía, con estudios que más que hallar nuevos monumentos supuestamente alineados a fenóme-nos astronómicos, se dirigen a encontrar modelos repetiti-vos en alineaciones, para demostrar que no es algo casual, sino intencional.

¿alineaciones casuales o intencionadas?

El Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera ofrece numerosas actividades relacionadas con los fenómenos astronómicos, música, exposiciones y visitas nocturnas.

cómo llegarHasta Antequera desde Málaga se puede llegar en autobús (ALSA) y tren (RENFE), y desde aquí en autobús en la línea 1 hasta el Conjunto.

horarios y preciosDe martes a sábados de 9:00 a 15:30 horas, domingos y festivos de 10:00 a 17:00 horas, lunes cerrado. Entrada al museo adulto: 3 euros, Entrada niño: 1 euro. Domingos: gratuito.

más inFormaciÓnConjunto Arqueológico Dólmenes de AntequeraCarretera de Málaga, 529200 AntequeraTeléfono 952 71 22 06-07www.juntadeandalucia.es/cultura

también puedes consultar a: turismo de antequera en la web:

turismo.antequera.es

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