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el grito m nso
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y en nuestros lugares de trabajo de aquellas cua-
lidades fundamentales que son las que nos van a
permitir realizar nuestros sueos.
4. La lucha no se acaba
se re inventa
Cmo motivar a los alumnos e impedir
que se adapten al desinters, al individualismo
y
a la falta de solidaridad imperante?
Evitar el empaquetamiento de los alumnos es
una de nuestras tareas. Obviamente, frente al
problema del desempleo no es fcil motivar a la
gente, mantenerla incluso en una posicin de es-
peranza, pero es fundamental que discutamos
con los alumnos la propia razn de ser, el origen
de nuestras dificultades. Sinosotros conseguimos
convencer a los jvenes de que la realidad, por
dificil que sea, puede ser transformada, estare-
mos cumpliendo una de las tareas histricas del
momento. Hay que tener en cuenta que la histo-
ria no termina con la historia individual de cada
uno. Yovoya morir dentro de poco, pero la his-
toria de Brasil sigue con los otros brasileos y
brasileas. La historia es un proceso. Si nosotros
hacemos nuestra parte, contribuiremos a la lu-
cha de la generacin siguiente. Aun cuando en
ciertos momentos uno pueda sentirse cansado,
Este captulo presenta las preguntas que le hicieron
a Paulo Freire los participantes del seminario
y
las
respuestas que l improvis en esa ocasin.
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aun cuando uno pueda pensar que su tiempo
de lucha pas, no tiene derecho a desistir de la
lucha. Lo que uno s tiene es el derecho a des-
cansar un da. Yono tengo derecho de desistir de
la lucha porque llegu a los 75 aos. Soy muy jo-
ven todava para eso.
Cul es utopa educadora posible hoy
en Latinoamrica?
La utopa posible, no solamente en Latinoam-
rica sino en el mundo, es la reinvencin de las so-
ciedades, en el sentido de hacerlas ms humanas,
menos feas, en el sentido de transformar la feal-
dad en belleza. L a u to pa p os ib le e s tra ba ja r p ara h a-
c er q ue n ue str as s oc ie da de s s ea n m s v iv ib le s m s d e-
seables para todo el m undo para todas las clases
sociales .
Metodolgicamente, cmo organizar
resistencia?
Empezando por nuestra propia localidad, por
nuestro barrio, nuestra vecindad.
Neces i tamos re in -
v en ta r la s f orma s d e a cc i n p ol t ic a. Mucha gente no
recuerda siquiera a quines vot. Hay que revalo-
rizar la democracia. No slo es preciso saber a
quines votamos, sino saber qu estn haciendo
aquellos y aquellas por quienes votamos, pedirles
que rindan cuenta, denunciarlos si no cumplen,
para no volver a votarlos en las prximas eleccio-
nes. Hay que vigilarlos. Otra cosa que sepodra ha-
cer es recopilar las declaraciones de los diferentes
EL GRITO MANSO 59
candidatos, confeccionar una lista de las promesas
lanzadas durante la campaa electoral y controlar
silo que dijeron coincide con lo que estn hacien-
do. Generalmente, durante la campaa electoral
se sostiene un discurso que no tiene nada que
ver con la prctica posterior. Hay que publicar es-
tas cosas. Denunciar a los candidatos que estn in-
cumpliendo sus promesas es una forma de pelea,
una forma de romper el aislamiento. ste esapenas
un ejemplo de lo que se puede hacer.
Se acab historia? Se acabaron las
ideologias? Se terminaron las clases sociales?
Lo primero es rechazar estos discursos, defi-
nirlos por lo que son, discursos puramente ideo-
lgicos, pertenecientes a una ideologa reaccio-
naria. L a h is to ri a n o s e a ca b s ig ue v iv a
e s d e l uc ha .
Las clases sociales no se acabaron, estn ah, ma-
nifestndose en las calles del mundo entero; la e x-
p lo ta ci n n o t erm in n i l os h ec ho s s on i rr ev er si bl es .
Te
nemos que comprender que las luchas de los
pueblos atraviesan etapas diferentes, y esas etapas
tienen dificultades diferentes. Hoy, en la radio de
la universidad, cit una reunin que se realiz en
Berln bajo el influjo de la situacin de Chiapas.
All, cientficos europeos emitieron una dura cr-
tica al discurso y a la prctica econmica neolibe-
rales. Un anlisis muy serio que en este momento
contina en Mxico. Encuentros como ste son
testimonio de que esposible pelear. Que espreciso
pelear.
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Cmo lograr el cambio en la actitud docente?
En primer lugar, es preciso que el docente est
por lo menos inclinado a cambiar. En segundo lu-
gar, el docente debe tener en claro cul essu posi-
cin poltica. La educacin es una prctica poltica,
y el docente, como cualquier otro ciudadano,
debe hacer su eleccin. En tercer lugar, es preci-
so que el docente empiece a construir su cohe-
rencia, que disminuya la distancia entre su dis-
curso su accin. Cmo puedo hacer un discurso
progresista y luego asumir un comportamiento sec-
tario, con prejuicios de clase o de raza? Estas con-
tradicciones, a veces solapadas, deben ser devela-
das. La primera pelea que un docente progresista
debe dar esconsigo mismo. se esel comienzo del
cambio.
Cmo construir la pedagoga de la movilidad?
En primer lugar, movindonos. No esposible tra-
bajar por una pedagoga del movimiento quedn-
donos quietos. Primero tenemos que andar, y an-
dar significa, en este caso, aun quedndonos
sentados, estar abiertos al cambio y a la diferencia.
Yono puedo hablar a los alumnos de una pedago-
ga de la palabra silossilencio, siante una pregunta
que me crea dificultad contesto: Vossab con
quin ests hablando?. Ustedes no se imaginan lo
que e aprende con alguien diferente. A vece no
aprendemos con quien es igual, pero con el que es
diferente, siempre aprendemos. A veces aprende-
mos, incluso, con el antagonista. Una pedagoga
EL GRITO MA so 61
del movimiento es una pedagoga de apertura ha-
cia el otro, el diferente. Cuando llegu del exilio,
en uno de mis primeros seminarios, en la Univer-
sidad Catlica de San Pablo, tuve de alumna a una
joven seora, seguramente reaccionaria, que guar-
daba hacia mi persona un resentimiento gratuito,
histrico. Cuando habl de lo que pensaba hacer,
ellame mir yme dijo: ''No voya faltar ni un da a
su clase porque quiero ver si hay coherencia entre
lo que dice y lo que hace . Yo le contest: Muy
bien, muchas gracias, estoy contento de que usted
venga, ser siempre bien recibida y tengo la cer-
teza de que cuando terminemos el semestre usted
va a descubrir con pruebas concretas que lo que
digo coincide con lo que hago. unca tuvimos
una relacin mayor, pero nunca falt, y terminado
el semestre tuvo la nota ms alta, porque era
una mujer seria, estudiosa e inteligente, pero
reaccionaria, y ser reaccionaria era un derecho
que tena, como el que yo tengo de no serio.
Cortsmente nos despedimos y ella dijo: Usted
hace lo que dice . se fue el mejor regalo. En
realidad, el mejor regalo hubiera sido que ella
viniera a verme y dijera: Me convert, ahora soy
una mujer progresista . o es fcil. Siempre existe
la tentacin de rechazar al que piensa diferente. Hay
que dar esa pelea. El profesor que quiere ser co-
herente con su posicin democrtica y tica
tiene la obligacin de entender y respetar las
opiniones diferentes de las suyas.
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PAULO FRElRE
Cmo resitir desde el espacio gremial, en una
poca en la que las organizaciones de los
trabajadores estn desvalorizadas e infiltradas
por la cultura dominante?
sta es otra cuestin muy seria. Ami juicio, los
gremios deberan estudiar con mucha seriedad la
situacin actual. Ustedes ya habrn percibido,
por ejemplo, cmo las huelgas estn debilitadas.
Pero el hecho de que las huelgas pierdan eficacia
no significa, primero, que la lucha deba desapa-
recer. La lucha es histrica. La manera como la
lucha se da tambin es histrica, sucede en un
tiempo yun espacio. No necesariamente se lucha
de la misma manera ac que en Pars.
Lo fundamental es saber que la lucha no se
acab, no se acaba; que, por ser histrica, cambia
la manera de presentarse y de hacerse, y por eso
tiene que ser reinventada en funcin de las cir-
cunstancias histricas y sociales. Si la huelga de
profesores no resulta, cabe a los educadores dis-
cutir cientficamente cul ser en cada momento
la manera ms eficaz de pelear. La cuestin no es
desistir de la pelea, es cambiar las formas de pe-
lea. Con la llamada globalizacin, en el caso, por
ejemplo, de una multinacional de Chicago que
tenga una fbrica en San Pablo, si esa fbrica
amenaza con una huelga, en Chicago, en diez
minutos, con slo consultar la computadora pue-
den saber si es posible transferir la produccin a
otro pas donde incluso sera ms barata. Enton-
ces cierra la fbrica de San Pablo y se acaba la
EL GRITO MANSO 63
huelga. La cuestin no es parar de pelear. ste es
el discurso totalitario neoliberal. La cuestin es
cambiar la manera de pelear.
Hay
que
rei nventar la
orm d e p elear pero j ams dejar de pelear .
Qu le dira a la gente joven que descree,
que no conoci la poca de lucha de sus padres?
La gente joven necesita saber que la existencia
humana es una experiencia de lucha. Es impor-
tante hacer notar cmo la lucha, e incluso la vio-
lencia, est presente en toda experiencia hu-
mana. Al esculpir la piedra, el escultor rompe el
equilibrio del ser de la piedra, hay cierta violen-
cia creativa all. En definitiva, la existencia hu-
mana es una existencia conflictiva. La cuestin es
cmo hacer para que la experiencia humana sea
cada vez ms una experiencia gentificada, de
gente, de personas, de sujetos, no de objetos. Y
esto no se logra sin pelea, sin esperanza, sin tena-
cidad y sin fuerza.
Cmo afrontar desde la docencia
la desesperanza imperante?
El nico camino es reencontrar razones de
esperanza en la desesperanza. Reconstruir la es-
peranza. Ypara ello, hay que reconocer los dife-
rentes tiempos histricos, reconocer que hoy la
lucha es ms difcil. Ysi hace falta, habr que
aprender incluso a hibernar. El mundo no se va
a acabar por dos o tres aos de espera. Yo no
tengo dudas de que gran parte de la desespe-
~y
Una cosa es cierta:
si la gente se une
esto cambia
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... p. ero no c ly
u n mo d elo
ter minado
li sto para
us ar .. .
.. .h a y q u e
inventar io a p ar ti r
de lo qu e t en emos
y lo q ue
que remos .
64 PAULO FREIRE
ranza actual frente al cinismo de esta ideologa fa-
talista neoliberal se va a convertir en fuerza de es-
peranza a causa de ese mismo cinismo, de ese fata-
lismo ideolgico que no va a durar mucho tiempo.
Con respecto a la dupla esperanza/desesperanza
es bueno recordar que la historia no empieza ni
termina con nosotros. Creo que es necesario ser
ms humildes en relacin con nuestra tarea hist-
rica individual. Claro que si me considero un l-
der, si creo que a m personalmente me cabe la
misin de transformar el mundo, puedo caer
en la desesperanza. Pero si humildemente s que
soy uno entre miles, que la historia no se acaba
con mi muerte o con mi generacin, sino que si-
gue, entonces comprender que lo mnimo que
pueda hacer siempre resultar til.
Qu entiende por tica del educador?
La tica define el deber ser, establece los prin-
cipios morales de conviviencia y respeto, regula
nuestra presencia en el mundo. Para evitar la tram-
pa de la ideologa digo que la tica tiene que ver
con el sentido comn. Por ejemplo, desde este
punto de vista, sera tico explotar a las personas
o discriminar al diferente? Ser correcto humi-
llar, ironizar, minimizar al alumno, rerse de l,
intimidarlo? Desde el sentido comn nadie pue-
de aceptar esto. La eticidad es una actitud concre-
ta que no proviene de discursos abstractos sino de
vivirla.En Brasil hay profesores que incitan a los
alumnos a faltar a clase cuando el da siguiente es
EL GRITO MANSO 65
feriado. Creo que un profesor que acta de esta
manera est faltando a la tica.
El proceso educativo es sobre todo tico. Exi-
ge de nosotros constantes pruebas de seriedad.
Una de las buenas cualidades de un profesor, de
una profesora, es darles testimonio a los alumnos
de que la ignoracia es el punto de partida de la
sabidura, que equivocarse no es un pecado, sino
que forma parte del proceso de conocer.
El error
es un momento de la bs qu eda del sa ber . Esjustamen-
te la equivocacin la que nos permite aprender.
No tengan vergenza de no saber, no traten de
patear la pelota afuera, no digan cualquier cosa
por miedo a pasar por burros. Pero sobre todo, y
esto es fundamental, no silencien a los alumnos.
Es suficiente con decir: No lo s pero voy a in-
tentar averiguarlo. Cuando era joven, en la uni-
versidad, una alumna me hizo una pregunta que
no saba contestar. Yo le contest: No s,pero
no tenga dudas de que si trabajamos juntos pode-
mos encontrar una respuesta. La invito, si usted
est libre el prximo sbado, a almorzar con no-
sotros , Vino, almorzamos, pasamos dos o tres
horas en la biblioteca, encontramos la respuesta
y en la clase siguiente informamos a los dems
acerca de la bsqueda y del hallazgo. Esto no me
desprestigi, por el contrario. Lo que losjvenes
quieren es una prueba de que pueden confiar en
nosotros, y cuanto ms serio es el docente tanto
ms creen en l.
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5. La confrontacin no es
pedaggica sino poltica
En los aos sesenta
y
setenta prim la
discusin acerca de grandes temas, entre ellos,
la libertad
y
la autodeterminacin de los
pueblos. Las dictaduras posteriores cortaron de
cuajo ese debate. Debemos volver sobre esos
temas?
Son las paradojas de la historia. Por un lado,
da la sensacin de que todo aquello se olvid,
que qued superado, y por otro, nos invita a vol-
ver sobre el tema. Hace poco, en Brasil hicimos
un listado de los problemas que mi generacin
tuvo que enfrentar, y hubo jvenes de 22, 23aos
que constataron que algunos de esos problemas
eran los mismos que ellos tenan que enfrentar
hoy. El tema es que los problemas no se presen-
tan en el aire, se presentan en la historia, cam-
bian con la historia, de manera que las respues-
tasque podemos dar a esos problemas no son las
mismas. En otras palabras: cambiando el tiempo
histrico, aun cuando la problemtica puede se-
guir siendo la misma, las formas de lucha no son
necesariamente las mismas. Uno de los temas
pendientes sigue siendo el respeto por la integri-
dad humana. De manera que las generaciones
Conferencia de prensa.
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PAULO FRElRE
pueden cambiar, puede cambiar la sensibili-
dad, lo que no cambia es la
necesidad de buscar
nuevos caminos de lucha.
De modo que cuando
pareca que la cuestin de la integridad del ser
humano se acababa, este tema vuelve, y no ten-
go dudas de que en los diez o quince aos por
venir la preocupacin por el ser tomar an
mayor fuerza. Yoyano estar, y ustedes, u otros
como ustedes, harn preguntas parecidas a
otro Paulo Freire, y dirn: El viejo Freire tena
razn: la pelea por el hombre y la mujer bus-
cando su ser, su desarrollo pleno, va a seguir
acompandonos.
En los pases subdesarrolados la educacin est
en crisis. Cmo afrontar esta crisis?
En primer lugar, creo que la crisis de la educa-
cin no esprivativa de los pases subdesarrollados.
En segundo lugar, creo que la crisis no es propia
de la educacin sino que es la crisis de la sociedad
toda, es la crisisdel sistema socioeconmico en el
cual estamos insertos, que necesariamente se
refleja en la educacin. Por mi parte, no tengo
duda de que
la confrontacin no es pedaggica sino
politica.
No es peleando pedaggicamente como
voya cambiar lapedagoga. No son los filsofos de
la educacin los que cambian la pedagoga, son
los polticos bajo nuestra presin los que van a ha-
cerlo, si presionamos. La educacin es una prcti-
ca eminentemente poltica. De all la imposibili-
dad de implementar una pedagoga neutra. En el
EL GRITO MANSO
69
fondo, no hay nada neutro. Para m, sta es una
pelea poltica. Yuno de los problemas que debe-
mos afrontar hoyes cmo comunicarnos con las
grandes mayoras que ahora se encuentran divi-
didas en minoras y que no se perciben a s mis-
mas como mayoras. Hay que reinventar los cami-
nos de la comunicacin, de la intercomunicacin.
Coincidiendo con Habermas, no tengo duda de
que
la cuestin de la comunicacin es esencial en este
fin de siglo.
Yno es posible pensar el tema de la
comunicacin sin afrontar, por ejemplo, el tema
de la inteligibilidad del mundo. Esjustamente la
posibilidad de inteligir el mundo la que permite
comunicarlo. Para nosotros, como educadores, la
cuestin a afrontar es cmo trabajar la comunica-
bilidad, como transformarla en comunicacin.
Tarea eminentemente poltica. Soy optimista.
Repito lo que para m es una certeza: cambiar es
dificil pero posible.
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J. .: .
\ 1
EL GRITO MA SO 71
Cul es a su modo de ver la situacin de los
sectores populares latinoamericanos en el
contexto de la actual poltica neoliberal?
sta es una pregunta que todo educador de-
bera hacerse. Uno de los mayores desafos del
momento es cmo hacer frente a la ideologa
paralizante y fatalista que el discurso neoliberal
ha impuesto. Dos cosas con respecto a este
tema. La primera es que, en contra de lo que
habitualmente se cree,
el gran poder del discurso
neoliberal reside ms en su dimensin ideolgicopol
tica que en su dimensin econmica.
En Brasil, este
fatalismo cunde masivamente tanto en el m-
bito laboral como en el acadmico. Cuando sos-
tengo que no podemos aceptar que treinta mi-
llones de brasileos y brasileas estn muriendo
de hambre, la respuesta que suelo escuchar es:
Paulo, es trgico, pero sta es la realidad . Este
discurso es inmoral y absurdo. La realidad no
es
as, la realidad
est
as. Yest as no porque ella
quiera, ninguna realidad es duea de s misma,
esta realidad est as porque de estemodo sirve a de
terminados intereses delpoder.
Nuestra lucha busca
cambiar esta realidad y no acomodarnos a ella.
Este fatalismo posmoderno no exista antes, es
una connotacin fundamental del discurso neo-
liberal que debe ser combatida con la mxima
firmeza. Debemos estar en guardia, muy aten-
tos, levantarnos el martes y preguntarnos si no
nos entregamos al fatalismo el lunes. El otro
punto a subrayar es que este fatalismo cre en la
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72 PAULO FREIRE
prctica educativa lo que llaman el pragmatism o
neo liberal
que tanto en educacin popular como
en educacin sistemtica puede resumirse en
una frase que algunos de ustedes habrn odo y
que dice, por ejemplo: Paulo Freire fue . Ypor
qu Paulo Freire fue? Precisamente por la di-
mensin utpica de su pensamiento. Paulo Freire
fue porque mantiene esa posicin esperanzada
y utpica que en otras partes ya no existe. Yen
qu consiste este
pragm atism o neolibera
En no
hablar ms de la formacin sino del entrena-
miento tcnico y cientfico de los educadores.
Por ejemplo, la Facultad de Medicina debera
entrenar bien a los cirujanos, a los clnicos, cada
cual en su especialidad. Yla educacin popular,
segn esta visin, debera, por ejemplo, capaci-
tar a los artesanos pero no formarlos. Este dis-
curso hecha mano tambin a la palabra ciuda-
dana , pero la limita esencialmente a la buena
capacitacin para producir.
Pa ra no so tr os e n cam -
bio e l bu en ciudadano es el bu en hombre o la buena
mujer s l o s i son bu eno s hombre s
bu enas m ujeres po -
drn ser lu ego buenos mdic os o buen os a rtesanos. So
mos personas, gente, antes que especialistas. Mi
pedagoga sigue siendo una pedagoga de la
gentificacin, de la gentitud, apunta a for-
mar buenas personas y no solamente especialis-
tas. sta es la posicin que debemos asumir para
frenar y derrotar la avanzada ideolgica del neo-
liberalismo.
EL GRITO MANSO 73
En el seno de este modelo, que no slo
pretende excluir a las clases populares sino
tambin a buena parte de la clase media, no
cree que en el futuro la lucha de clases se dar
por la apropiacin del conocimiento?
En primer lugar, los semidiscursos de la llamada
posmodernidad hablan de la muerte de las ideo-
logas, pero sucede que slo hay una manera de
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74 PAULOFREIRE
matar la ideologa y es ideolgicamente. Estos se-
midiscursos sostienen, por ejemplo, que ya no
hay clases sociales. Yodigo, est bien, suponga-
mos, para seguir con el ejemplo, que las clases so-
ciales se acabaron. Bien. Ahora pregunto: se
EL GRITO MANSO
75
acab la explotacin? Sime contestan que s, que
la explotacin se acab, pido que me muestren
un sitio en el mundo donde esto sucedi. No
pueden. Lamentablemente la explotacin sigue si la
explotacin sigue entonces siguen las clases sociales:
una explotadora y otra explotada. La explotacin
es casi tan vieja como la historia humana. Si-
guiendo con el tema de las clasessociales, no im-
porta que hoy tengan este u otro nombre, las cla-
ses sociales son un producto histrico y, por lo
tanto, cambian histricamente. Esms fcil per-
cibir la existencia de lasclasessocialesen SanPablo
que en Ginebra, pero esto no me autoriza a decir
que no hay clases sociales en Ginebra. Es sufi-
ciente un anlisis bien hecho para que, en cinco
minutos, identifiquemos a las clases sociales gi-
nebrinas. Un da, en Brasil, en un debate univer-
sitario sobre la existencia o no de las clases socia-
les, dije: un buen ejercicio que podemos hacer
para comprender si hay o no clases sociales es
comparar esta universidad donde estamos con
una cualquiera de los Estados Unidos. Obvia-
mente, en la historia, las clases cambian, pero si-
guen existiendo. Esto es lo que creo. Pero al
mismo tiempo no tengo ninguna duda de que
ms temprano de lo que muchos piensan los hombres
las mujeres del mundo van a reinventar maneras nue
vas de pelear que ni nos podemos imaginar ahora.
Recientemente hubo, en Berln, un encuentro
de cientistas europeos reunidos para discutir al-
ternativas a partir de la situacin de Chiapas. Fue
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un encuentro lleno de vida, de esperanza y de re-
belda, en las antpodas del neoliberalismo. All
sostuve que hoy ya podemos percibir que nuevas
formas de rebelda han de ser inventadas. Yono
tengo duda de que esto va a ocurrir, pero creo que
voy a morir, y es una pena, antes de poder vedas.
No tengo duda de que este proceso de rehumani-
zacin, de gentificacin, sevaa dar.
En el marco de este fatalismo neoliberal, cules
son sus reflexiones con respecto a la educacin
popular?
En mi opinin, hay toda una constelacin de
cuestiones polticas y pedaggicas que debera-
mos estar afrontando en el campo estratgico de
lo que llamamos educacin popular.
Esta cuestin del inmovilismo-fatalismo es obvia-
mente una de ellas.A fines de los aos cincuenta
popularic una palabra extraa: concientizacin.
Yaaclar variasveces que no soyel creador de este
concepto, pero me siento responsable de la com-
prensin poltico-pedaggico-epistemolgica del
mismo. Una de mis preocupaciones fundamenta-
les, ya entonces, fue considerar la concientizacin
como una forma ms radical de entender el
mundo, si se la compara con la postura que co-
mnmente definimos como toma de conciencia.
En otras palabras, la co ncientizacin pa sa par la toma
de conc ie nci a pero la profun diza. Cuando yo intent
llevar adelante esta tarea, tena en mente justa-
mente la cuestin del fatalismo. Pretenda com-
EL GRITO MANSO
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batir las posiciones inmovilizantes e inmovilizado-
ras del fatalismo campesino que, frente a una situa-
cin de explotacin, generalmente busca la razn
fuera de la historia, en el deseo de Dios, ya sea
como consecuencia de sus pecados o como obra
del destino. Me preguntaba cmo hacer para que
los grupos populares fatalistas pudieran percibir
que, en ltima instancia, la cultura es creacin del
hombre y de la mujer, de su accin, de su imagina-
cin sobre un mundo que nosotros no inventamos,
que encontramos hecho. Recuerdo que para afron-
tar esta cuestin me pareci importante profundi-
zar crticamente el tema de la cultura. Ydecir: sihe-
mos sido capaces de cambiar el mundo natural,
que no hicimos, que ya estaba hecho, simediante
nuestra intervencin hemos sido capaces de agre-
gar algo que no exista, cmo no vamos a ser capa-
ces de cambiar elmundo que s hicimos, el mundo
de la cultura, de la poltica, de la explotacin y de
las clases sociales? Planteado de este modo, el con-
cepto de cultura provoc un shock. He citado al-
gunas de estas reacciones en mis libros. Por ejem-
plo, en Brasilia, en la penumbra de un Centro de
Cultura, un barrendero escuch paralizado las,
para l, inimaginadas facetas del tema de la cul-
tura, tom lapalabra y proclam: Apartir de ma-
ana voy a entrar a mi trabajo con la frente alta .
Nunca voya olvidar su reaccin. Ahora tena espe-
ranzas. Con sus palabras me deca dos cosas: por
un lado, hice el esfuerzo, entend, y por el otro,
voy a entrar con la frente alta, con mi dignidad
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PAULO FREIRE
recuperada, pues puedo cambiar la realidad. Otro
casofantstico fue el de una mujer, orgullosa, que
levant un vaso de arcilla que haba hecho y pro-
clam: Esde mi cultura . Mediante la concientiza-
cin, el fatalismo se desmorona. Por eso, cuando
hoy da los pragmticosdel neoliberalismo dicen:
Paulo
Freire fue, yo les digo -sin enojo pero con
absoluta conviccin-: no, Paulo Freire no fue,
Paulo Freire sigue siendo. Y sigue siendo porque la
historia es t a h e sp er an do q ue h ag amo s a lg o c on e lla es-
perando que enfrentemos al fatalismo neoliberal
que inmoviliza, que sostiene, por ejemplo, que el
nmero de personas desempleadas en elmundo es
una fatalidad de este fin de siglo. Esto lo estn di-
ciendo profesores universitarios, socilogos, polit-
logos. Cmo esposible que losuniversitarios digan
que el desempleo en el mundo es una fatalidad?
Qu leyeron? Cmo razonan? No.
No hay nad a qu e
estfatalm ent e determinado en el m undo de la cultura.
EL GRITO MANSO
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Me preguntan sobre la educacin popular y
aqu mis propuestas no se apartan mayormente
de lo que haca en los aos sesenta, es decir, tra-
bajar con los grupos ms necesitados de las fave-
las, de las villas de emergencia, ayudar a la gente
a comprender que no hay fatalismo en la con-
ducta humana, que la historia la construimos no-
sotros y a su vez nos construye. Pero
para qu e la
historia nos const ru ye ra fue preciso que an tes nosotros
la constru yramos a ella. La historia no podra anti-
ciparse a los hombres porque la historia es un
producto cultural. La historia sefue creando por-
que hombres ymujeres se hicieron en la historia.
De manera que hay que volver a discutir este te-
ma de la concientizacin del sujeto como hace-
dor de la misma. No hay momento ms crucial
que ste en la formacin del sujeto autnomo. Y
no hay momento ms efectivo en el discurso neo-
liberal que aquel en el cual los sujetos se asumen
a s mismos como meros objetos porque consi-
deran que esto es inevitable. Hay que pelear.
Hay que combatir por todos los medios este fa-
talismo como paso previo para cualquier otra
modificacin posterior.
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pndices
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El conocimiento como
mercanca
la escuela como shopping
los docentes como
proletarios
Quiero agradecer la invitacin a este es-
pacio, para hacer algn aporte que ayude a refle-
xionar sobre los desafios para
la construccin de
una verdadera educacin popular. El nombre de
Paulo Freire es una referencia necesaria, inevita-
ble. Su propuesta terica y prctica es un instru-
mento y una forma de pensar y hacer la educa-
cin que deberemos retomar para redefinir, en
este nuevo y complejo contexto de fin de mile-
nio, las lneas de trabajo de un proyecto poltico-
educativo liberador.
Hablando de un maestro como Paulo Freire,
no son aceptables frmulas imperecederas; lo
menos freiriano sera decir: comodicePaulo Freire
la educacin popular es losiguiente dospuntos.
Los sistemas educativos formales nacieron con
mandatos paradojales. Mientras las clases domi-
nantes admitan la educacin bsica de masas
como un requerimiento para disciplinar, clasificar
Palabras pronunciadas por Pablo Imen durante la
ceremonia de imposicin del nombre de Paulo
Freire al Aula Magna de la Facultad de Ciencias de
la Educacin de la Universidad Nacional del
Comahue, el 25 de noviembre de 1999.
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16/25
84
PAULO FREIRE
y proveer instrumentos para el trabajo asalariado,
lossectores populares pelearon por la ampliacin y
el cambio de sentido de la educacin pblica: de-
ba tratarse de un escenario que permitiera
tanto comprender el mundo y transformado
como expandir el espacio de lo pblico para po-
ner al alcance de los hijos del pueblo los avances
del conocimiento y la cultura.
Por esto, la educacin popular se disputa tanto
dentro como fuera de las instituciones educati-
vas. Como dice Freire, no hay prctica social ms
poltica que la prctica educativa. En efecto, la
educacin puede ocultar la realidad de domina-
cin y alienacin o puede, por el contrario, de-
nunciarlas, anunciar otros caminos, convirtin-
dose as en una herramienta emancipatoria.
Vistasbajo esta ptica, las prcticas pedaggicas
-atravesadas e imbricadas con las dems prcticas
sociales- deben analizarse ms all de la relacin
educador-educando. Una de las her ram ient as ut iliza-
das pa ra enmascara r la edu cacin com o her ram ienta de
dominacin es la omisin del af uera de lo ex tra escolar.
En los hechos, lo educativo queda circunscripto al
mbito del aula. Ausencia de historia y recorte de
la relacin educacin-contexto, he aqu las pers-
pectivas que impiden una lectura dialctica de los
procesos educativos.
La realidad es que la relacin pedaggica est
atravesada por un montn de variables que apare-
cen fuera del aula. Hoy un compaero planteaba
que un chico que va con hambre a la escuela no
EL GRITO MANSO 8s
tiene ninguna posibilidad de apropiarse del co-
nocimiento. Desde esta perspectiva, no es posible
hablar entonces de un proyecto pedaggico
emancipatorio y liberador en una sociedad desi-
gual e injusta como la actual.
En esta cuestin de la educacin popular hay
una largusima discusin que apunta a determi-
nar si las instituciones educativas estatales son
meras reproductoras de la desigualdad y la ex-
clusin, y si la educacin popular slo podra
darse fuera de estas instituciones. Y en verdad,
este acto, aqu, en una universidad pblica, des-
miente el presupuesto de la institucin educativa
formal como mera reproductora del sistema.
Quiero decir: el hecho de que esta aula a partir de
hoy se llame Paulo Freire, y que esta universidad
tenga un proyecto de talleres y de produccin co-
lectiva de conocimiento para transformar el
mundo, indica que lo popular y lo educativo estn
tanto dentro como fuera de las instituciones.
Hay un mito que dice que dentro de las insti-
tuciones y de la escuela solamente se reproduce
la ideologa dominante y que el sistema educa-
tivo slo es funcional a los requerimientos de la
economa de mercado. En rigor, cuando uno
analiza los resultados del sistema educativo pare-
cera que es as. En el ao 1991, es decir, cien
aos despus de fundado el sistema educativo, el
censo deca que haba 955.000 analfabetos. O sea
que la utopa pedaggica liberal del ciudadano
alfabetizado no se cumpli.
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17/25
86
PAULO FREIRE
Cuando analizamos, por ejemplo, los datos del
retraso escolar, vemos que en 1991 el 30 de los
chicos entre 13 y 15 aos estn todava en pri-
maria. Ycuando desagregamos por profesin de
los padres, entre los hijos de profesionales slo
el 10 tiene retraso escolar, mientras que entre
los hijos de obreros no calificados ese porcen-
taje trepa al 48. Esto parece indicar que en su
conjunto el sistema educativo es reproductor.
Sin embargo, esta lectura sera unilateral si no
pudiramos ver otros procesos que operan en
sentido contrario. El mismo Paulo Freire logr
un avance en este sentido. En los aos sesenta
su propuesta poltico-pedaggica se desarroll
al costado de la escuela, fue una educacin de-
sescolarizante porque se sostena que fuera del
sistema uno poda educar para la liberacin.
Luego del aluvin neoliberal que arras con los
espacios pblicos, Paulo Freire reconsider mu-
chos de sus puntos de vista de los sesenta y sos-
tuvo que la escuela pblica y estatal es tambin
un espacio que hay que defender para demo-
cratizar el conocimiento. Para reafirmarlo, asu-
mi como secretario de Educacin en una go-
bernacin del Partido de los Trabajadores y
llam a refundar la escuela pblica en un sen-
tido liberador. Hay algo ms grave an que des-
conocer los procesos y fenmenos democratiza-
dores e igualitarios en la escuela, y es renunciar
a la lucha por la escuela pblica hacindole el
juego a la dominacin de clase. La nica pelea
EL GRITO MANSO
87
que se pierde, sostienen las Madres de Plaza de
Mayo, es la que se abandona.
Conviene aclarar que no estoy hablando de la
escuela pblica desde una posicin nostlgica.
Como reflejan los datos que acabo de mencio-
nar, esta escuela fue injusta a su manera: distri-
buy desigualmente los conocimientos, no se
caracteriz por un impulso a la igualdad y a la
autonoma del pensamiento. El modelo de ins-
truccin pblica, implantado por la generacin
del ochenta, tiene sus contradicciones. Sin em-
bargo, lo que hoy nos proponen los economis-
tas ortodoxos como alternativa es mucho peor.
El conocim ient o en tend ido como mercanca la escuela
com o shopping del sab er los padres com o client es
lo s
do cen te s c om o p ro leta rios es una propuesta que tiend e
a profundizar la desigualdad de modo anlogo a
lo que ocurre con el fundamentalismo de mer-
cado. Yen momentos en los que hay cambios de
ministros pero no de polticas, y por lo tanto se
va a continuar con el desmantelamiento de la
escuela pblica, me parece importante trazar
un panorama de los nuevos mecanismos por los
que se convierte la educacin en una mercanca
y se destruye la idea de educacin como un de-
recho social.
La descentralizacin que propone el Gobierno
nada tiene que ver con la democracia. Por qu?
Porque el Ministerio de Educacin se reserva
una serie de atribuciones muy importantes.
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18/25
88 PAULO FREIRE
En primer lugar, se reserva el derecho de de-
finir los Contenidos Bsicos Comunes (CBC),
aquello que tienen que aprender todos los
chicos del pas. Estos contenidos se estable-
cieron consultando a expertos como Juan
Aleman y Martnez de Hoz, que colaboraron
en la elaboracin de los con tenidos de Eco-
noma. No s si les suenan estos nombres,
conspicuos funcionarios de la ltima dicta-
dura genocida. Estos contenidos son reelabo-
rados luego por las empresas editoriales que
se encargan de explicar a los maestros
qu
y
como
tienen que ensear. O sea, el docente es
un mero administrador del paquete pedag-
gico que se disea fuera del aula. Parece
oportuno aclararlo: no nos oponemos a la de-
finicin de un piso que asegure un nivel de
unidad nacional. Pero entonces sera bueno
preguntarnos quines lo definen y qu papel
juegan los actores del sistema. Hablo concre-
tamente de docentes, directivos, estudiantes,
militantes de la educacin pblica. Ninguno
de ellos ha tenido participacin en el diseo
de estos contenidos pero s la han tenido, en
cambio, algunas instituciones como la Iglesia
catlica, gracias a la cual Darwin ha desapare-
cido de los CBC y el ambiguo trmino de
gnero fue reemplazado por el moral-
mente correcto de sexo.
Un segundo mecanismo es la distribucin
de dinero a travs del Plan Social. La mayora
EL GRITO MANSO
89
de las escuelas del pas estn bajo el Plan So-
cial, que tena como objetivo focalizar la in-
versin en aquellas escuelas que sufran ma-
yores necesidades. Hoy parece que la mayor
parte de las escuelas est en esa situacin. Es-
tos planes posibilitan a su vez la realizacin
de interesantes negocios, como la colocacin
de libros invendibles a muy buen precio, que
de esta manera inundan las escuelas. Adems,
stas asumen el compromiso institucional de
contribuir al avance de la 'Transformacin
Educativa (sic).
Un tercer mecanismo de esta descentraliza-
cin centralizada por parte del Ministerio es
la formacin docente a travs de la Red Fede-
ral de Capacitacin, que funciona como un
mercado donde se licitan los cursos y donde
uno compra cursos que no tienen nada que
ver con la propia prctica. Esto ha sido opor-
tunamente sealado por docentes que sufren
esta poltica de cursillismo como un meca-
nismo de intensificacin del trabajo a la vez
que como amenaza a su estabilidad laboral.
Dicho de otro modo, para poder absorber
nuevos turnos, los docentes se ven compeli-
dos a tomar estos cursos. El efecto disciplina-
rio de esta poltica es evidente: impedido de
pensar , el docente debe intensificar roles,
tiempos, ritmos y responsabilidades.
Un cuarto elemento de control son losOpera-
tivosNacionales de Evaluacin, que apuntan a
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90 PAULO FREIRE
convertirse en un instrumento para rankear a
las escuelas. La idea, que proviene de Chile,
es tal vez el modelo ms acabado, en trmi-
nos de mercado educativo, para lograr que
cada escuela reciba financiamiento en rela-
cin con la cantidad de alumnos aprobados
que tenga, que seelabore un ranking de las ins-
tituciones ysepublique en diarios yen laspuer-
tasde loscolegios.
Cul es la consecuencia de esta poltica? La con-
secuencia esque c on e sto s m ec an is mo s s e v a g en er an -
do un sistem a d ual. P or u n la do e sc ue la s p riv ad as q ue
fu ncio na n co mo u n m erc ad o y p or e l o tr o esc uela s p -
b lic as p ara p ob res en c uy o in terio r ca mp ea n ta mb in
l os me can ismos d e me rc ado . En RoNegro hubo una
propuesta de eliminar el cargo de secretario y po-
ner en su lugar el cargo de gerente, que sera
ejercido por un delegado de U.P.C.N., resol-
viendo de esta manera las cuestiones de geren-
ciamiento para asignar correctamente los recur-
sos dentro de la escuela.
Esta reconfiguracin del sistema educativo nos
obliga a dar batalla por una educacin popular
tanto fuera como dentro del sistema educativo.
Por eso, cuando hablamos de democracia educa-
tiva, estamos planteando la necesidad de luchar
por tres cuestiones esenciales:
La primera es reinstalar la democracia social
en el sistema educativo. Asegurar que todos
EL GRITO MANSO 91
los chicos entren, permanezcan, se reinserten
y terminen en los niveles obligatorios y no
obligatorios tambin.
La segunda es que la escuela no es un lugar
de trnsito. Un funcionario de laprovincia de
Buenos Aires dijo hace poco: no nos preo-
cupa tanto que los chicos aprendan. Al me-
nos que no estn en la calle . Que en la es-
cuela se aprenda, que sea un lugar de
apropiacin universal del conocimiento, sta
es una bandera irrenunciable. Esta apropia-
cin, a su vez, debe ser crtica, capaz de fo-
mentar la autonoma de pensamiento, la con-
ducta solidaria y la capacidad de construir
proyectos colectivos.
La tercera es que la escuela sea un espacio de
formacin democrtica, con gobiernos cole-
giados donde todos puedan expresar sus pun-
tos de vista y tomar diferentes decisiones.
Todo lo expuesto no puede disociarse de las con-
diciones laborales concretas: no hay educacin de-
mocratizadora con maestros y profesores someti-
dos a patticos salarios, al hacinamiento en las
aulas. No puede ha ber democracia edu cativa si no hay
democracia en la economa y en la p oltica. De modo
que el proyecto educativo deber tener dos lneas
de abordaje: por un lado, no podr plantearse sin
un proyecto general de sociedad igualitaria y
emancipatoria; pero, por otro lado, y en el mien-
tras tanto,habr que hacer algo para alcanzado.
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92
PAULO FREIRE
Insisto: no se trata slo de una lucha por la
educacin democrtica, es adems una lucha
en la educacin realmente existente. Y si al-
guna vez cambian las cosas-y esto ocurrir- ser
porque fuimos capaces de alumbrar prcticas al-
ternativas, liberadoras. Esto debe ocurrir en to-
dos los planos de la vida social.
Por ltimo, Paulo Freire nos propone una meter
dologa que en verdad no empieza con l. Visto
dialcticamente, Freire aporta desde un proceso.
En la Argentina de 1918 hubo, en Crdoba, una
reforma universitaria como consecuencia de que
los estudiantes tomaran las facultades y tumbaran
las estatuas que operaban como imgenes de lahis-
toria oficial, del poder hegemnico de la Iglesia.
Digo esto porque estoy hablando en una universi-
dad pblica y es oportuno yjusto rescatar esta par-
te silenciada de la historia. EsaUniversidad de Cr-
doba estaba dirigida por profesores mediocres que
sostenan la enseanza del dogma como principio
rector y-la mayora de lasveces- excluyente del co-
nocimiento. Los estudiantes derribaron lasestatuas
y las reemplazaron por carteles que decan: en es-
te pas sobran pedestales y f alt an b ro nc es e s d ec ir
modelos a los cuales mirar para poder crecer de otra
manera. An teced iendo a Fr ei re e s os e st ud ian te s cons id e-
ra ba n q ue la relac in pe da g gica e ra u na form a d e c on s-
truccin co le c ti va d e l conoc im i en to ;
en otras palabras,
decan que el que aprende ensea y el que ensea
aprende, y que aprendiendo juntos se transforma
la realidad y se producen cambios en la historia.
EL GRITO MANSO 93
Nos quedan, entonces, algunas tareas pendien-
tes. No es justo, no es cientfico ni es poltica-
mente acertado acusar de todos nuestros males a
las polticas educativas. En rigor, de verdad, si las
polticas funcionan eficientemente es porque los
docentes somos -en algn punto- funcionales y
tenemos actitudes que favorecen esas polticas.
Lo mismo vale para los estudiantes. La idea no es
hacer aqu un tribunal, de ningn modo. Pero
debemos reflexionar crtica y autocrticamente.
Dentro de la escuela, en tanto e l m od elo q ue a pr en -
dim os es el del m aestro aislado
la propuesta tiene
que ser generar colectivos de trabajo. Cosa fcil
de decir pero, dadas las condiciones laborales do-
centes, no siempre fcil de implementar. Hay
que vencer esta tendencia al individualismo, sa
es la nica manera de generar nuevas prcticas.
Reitero: una tarea central es generar espacios
de reflexin colectiva, permamente, sistemtica,
de dilogo franco para poder dar un combate
concreto contra la pedagoga de la docilidad, de
la domesticacin, de la esclavitud. ste es el desa-
fio inmediato y de largo plazo que tenemos por
delante para poder construir alternativas que nos
permitan pensar, decir y hacer otros futuros posi-
bles. De esta manera, habremos homenajeado a
un Paulo Freire vivoy no canonizado. Aquel que
recomendaba conocer el mundo y transformarlo
revolucionariamente.
PABLO IMEN
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Desde dnde cmo con
quin con qu valores?
Uno no puede dejar de emocionarse
cuando ve el nombre de Paulo Freire en una pla-
ca y de felicitar a la Universidad del Comahue,
que tuvo la iniciativa. Sobre todo porque el siste-
ma tiende a hacer dos cosas con Freire, o conver-
tido en mito, o decir: Pas de moda, su contex-
to era el de los aos sesenta y setenta, hoy no
tiene nada que decir .
Ni una cosa ni la otra. Ni moda, ni mito:
sm
bolo. El mito es intocable, el smbolo en cam-
bio nos representa, es un referente. Freire es el
maestro de la Amrica relegada, como le de-
can en Cochabamba. Por eso creo que la mejor
manera de homenajeado, ms que hablar de l,
es que cada uno cuente las cosas que hace en
nombre de lo que l escribi, de lo que l nos
ense.
Nosotros, los integrantes del Grupo Sendas, es-
tamos en una bsqueda por afuera de los escena-
rios convencionales, sin popes y desde el llano,
Palabras pronunciadas por Roberto Iglesias durante
la ceremonia en la que se asign el nombre de
Paulo Freire al Aula Magna de la Facultad de
Ciencias de la Educacin de la Universidad Nacional
del Comahue, e125 de noviembre de 1999.
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22/25
96 PAULO FRElRE
trabajando en forma horizontal con jvenes
y
adultos para buscar el crecimiento colectivo.
A m me da la impresin de que, aun con difi-
cultad, empieza a aparecer una nueva forma de
movimiento crtico constructivo que, como dice
Pablo Imen, no puede ni debe ser nostlgico pe-
ro tampoco anticipatorio. A nosotros nos intere-
sano slo la palabra sino tambin el gesto, el ges-
to y la palabra como unidad indisociable. La
palabra no transforma por s sola, no cambia;
puede ayudar a reflexionar, pero la palabra sepa-
rada del gesto, que muchas veces revela los movi-
mientos interiores, suele resultar engaosa o in-
comprensible. Ylo dificil es encontrar los gestos
de la educacin popular, hacerla hablar con los
cdigos de la gente, lIevarla a construir desde la
prctica concreta, militante
y
subjetiva, desd~ es-
pacios distintos que permitan recrear un ambien-
te crtico
y
propio, no slo contestatario sino tam-
bin propositivo.
Una de nuestras preocupaciones de los ltimos
tiempos, al intentar leer el contexto en el cual vi-
vimos, es desentraar las teoras explicativas ms
importantes de lamodernidad, como lo han sido
el liberalismo
y
el socialismo. Desde un punto de
vista cientfico, ambas filosofas les han dado un
marco cientfico a estas explicaciones, desde las
teoras funcionalistas el liberalismo
y
desde las teo-
ras del conflicto el socialismo.
Yen este sentido, tanto el funcionalismo, esde-
cir, la derecha, como las teoras del conflicto, es
EL GRITO MA
so 97
decir, el marxismo -sobre todo en sus vertientes
ms ortodoxas-, por razones opuestas quizs, ha-
ce varios aos que no hacen interpretaciones de
corte sociolgico, no ofrecen herramientas tiles
en el contexto actual.
La derecha elabor una serie de ideas que no
son explicaciones cientficas de la realidad ni mu-
cho menos, sino que tienen que ver con concep-
tos relacionados con teora poltica. Pero los im-
puso de hecho como tales a las mayoras. Es
decir, lo hizo no slodesde el campo material sino
que tambin los impuso desde lo simblico. Nos
estamos refiriendo a toda una serie de conceptos
que, por diferentes circunstancias, la gente malo
bien fue tomando, como por ejemplo: el fin de la
historia la muerte de las ideologas la primaca del
mercado la competencia la rentabilidad el ajuste la
globalizacin lajlexibilizacin la convertibilidad etc.
Es decir que la derecha avanz sobre el campo
que el pensamiento crtico dej libre y de alguna
manera logr popularizar estos conceptos, mien-
tras que la izquierda o el pensamiento crtico,
por ponerle un nombre, no supo poner freno ni
plantear una alternativa a este avance, ni a nivel
terico ni a nivel prctico-popular, y as nos que-
damos sin posibilidad de construir una teora po-
ltica crtica para este momento.
Nuestras viejas ideas sobre las nuevas situacio-
nes debern ser revisadas desde lo con textual,
desde la crtica situacin actual. Deberemos ver
qu ideas y qu prcticas, qu elementos y qu
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98 PAULO FREIRE
teoras, qu cuestiones principales ponemos frei-
reanamente en discusin para que, de alguna
manera, la gente se apropie de esas herramien-
tas. No basta con decir que queremos una socie-
dad justa, libre y solidaria. No alcanza.
Tenemos que encontrar las bases terico-prc-
ticas que nos permitan construir algo colectivo.
Por ejemplo, muchas veces los adultos marcamos
un rumbo y exigimos a los jvenes que partici-
pen, pero no soltamos el micrfono, smbolo del
saber-poder. Muchos padres dicen mis hijos no
hablan , muchas maestras, mis alumnos no par-
ticipan, pero no hacen silencio, no abren el es-
pacio para que los pibes participen. Son formas
falsas de participacin. Estamos plagados de formas
falsasde participacin, de presunta solidaridad. En
este sentido hay una tensin no siempre bien re-
suelta entre el hacer y el decir que nosotros esta-
mos intentando corregir. Ytambin en este sentido
Freire sigue siendo de extrema actualidad.
Lamentablemente, no s si coincidirn con-
migo, muchos educadores populares se adaptan
al signo de los tiempos. Por ejemplo, reivindican
el Mercosur pero lo reivindican desde las temticas
que el sistema impone, no desde la perspectiva de
las necesidades de la gente. Es un ejemplo.
Mientras tanto, hemos caminado, a tientas pe-
ro hemos caminado, y lo seguiremos haciendo. Y
en este caminar iremos resolviendo la tensin de
la participacin activa, las tensiones de ser sujetos
en los nuevos espacios que se abren, sobre todo
EL GRITO MANSO 99
con respecto a losjvenes. Iremos viendo cmo
construir una horizontalidad verdadera, demo-
crtica, y cmo hacer que esa horizontalidad par-
ticipativa, abierta y tica al mismo tiempo sevaya
extendiendo y convalidando de reunin en reu-
nin sin que nadie quede como dueo de esas
construcciones.
Siseguimos diciendo que queremos cambiar el
mundo, que queremos construir otro pas en este
pas y con nuestra gente, es obvio que no pode-
mos hacerlo sino desde otra vereda, desde otra
lgica, otro paradigma. Yac nos encontramos
con mil dificultades.
Hablamos de valores diferentes, intentamos
ponerlos en prctica, en buena parte lo hacemos
y entonces aparecen las dificultades. Hay dispu-
tas, peleas, discusiones por el poder. Vemos que
los valores del sistema que queremos cambiar
han penetrado a veces muy profundamente.
Aunque esto sea doloroso, hay que decirlo y plan-
tear una revisin de nuestra actitud con respecto
al dnde, al cmo, al con quin y con qu valores
vamos a construir una realidad diferente.
Tenemos por delante una urgente, dura y fas-
cinante tarea. Las ideas estn, la base social yma-
terial, aunque daada, est.
Creo que hay en la Argentina una variada y nu-
mero a cantidad de redes sociales con un pro-
fundo contenido poltico de transformacin del
sistema que estn empezando a darnos algunas
respuestas con respecto al dnde, al cmo, al con
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100 PAULOFREIRE
quin y con qu valores construir. Es una base
un punto de partida. '
Estn quienes dicen: Ni con los partidos, ni
con los sindicatos, ni con nada que tenga que ver
con las instituciones porque son construcciones
viciadas . Estn quienes dicen: Vamoscon todos
cojos, ciegos, mudos, los que caminan y los que
no caminan, los que tienen buenas posiciones y
los que no las tienen tan buenas, todo suma .
Esto hay que discutirlo.
Los herederos de Freire tenemos una enorme
tarea por delante. Cmo hacer para que cada
red no se constituya en feudo, en nudo egocn-
trico?
Cmopodemos construir una red con valores
principios slidos pero que no tenga centro ej n o
de lado los personalismos los sectarismost
Cmo
poder dar origen a un movimiento colectivo que
se proponga un nuevo tipo de vnculo interhu-
mano, interclase, intergeneracin, intergnero,
intertnico, ecolgico y democrtico?
sta es la tarea. La ltima vez que vinimos a
Neuqun con la Universidad Transhumante hi-
cimos una interesante investigacin sobre lo tr-
gico y lo cmico. La vida es tragedia y comedia.
Lo trgico est ligado a la muerte y la comedia a
la vida. Vimos que la comedia es constructiva,
proce ual: permite construir un proce o para
evitar decisiones trgicas. Esto dej al descu-
bierto mucha soledad. Uno va a la escuela solo,
trabaja solo.
Esta investigacin llev a comprender
la gran tragedia de trabajar solos aislados a com
ELGRITO MANSO 101
prender que no se cambia la sociedad desde el es
fuerzo individual que es lo que el sistema quiere
que hagamos.
Analizando el fatalismo imperan te, del que nos
habl Freire en San Luis, vimos que no existen
grupos organizados de manera sistemtica que
estn disputando el espacio civil con los podero-
sos. Eso nos llev a definir
grupo
como un n-
mero X de personas con objetivos precisos de tra-
bajo que apuntan a actuar sobre lo estructural y
tambin sobre lo conyuntural, que se renen sis-
temticamente y seriamente por lo menos una
vez por semana y en esas reuniones trabajan so-
bre la realidad, hacen prcticas sociales que
apuntan a modificar el actual estado de cosas por
lo menos a largo plazo. Tambin leen, estudian,
se relacionan con otros grupos que desde dife-
rentes realidades y desde distintas perspectivas
pero con los mismos valores intentan hacer ms
o menos lo mismo. Esto, definimos, es trabajar
en grupo, constituir un grupo. El grupo debe te-
ner esperanza, y la esperanza, como dice Freire,
no viene hecha, hay que construirla, y no se cons-
truye sin objetivos, que a su vez no se consiguen
sin seriedad, sin mtodo, sin eficacia. El cumpli-
miento de los horarios, de las tareas comprometi-
das, de la reflexin y de la autocrtica on condi-
cin
sine qua non
para alcanzar la eficacia. o hay
otra manera.
Hay gente que trabaja en los barrios y odia lo
acadmico, y gente que trabaja en lo acadmico y
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25/25
102 PAULOFRElRE
desprecia lo barrial. ste es otro punto a dilucidar.
Nosotros creemos que tenemos que aprovechar lo
acadmico para entender lo popular y a la inversa.
Hay una gran cantidad de cuestiones comunes
que trabajamos muchas veces sin poder colectivi-
zarlas. Por ejemplo, la relacin existente entre lo
poltico-pedaggico y lo artstico. La pregunta es:
qu tiene que decir, o qu tiene que darle loarts-
tico a lo poltico-pedaggico, yqu tiene que darle
lo poltico-pedaggico a lo artstico? Cmo man-
comunamos en una sola accin cabeza y corazn,
principios y sentimientos? Estamos viendo la cosa.
En el primer taller de artistas al que me invita-
ron a participar hablaron msicos, bailarines, tea-
treros, artesanos. Yohice una sola pregunta: Dis-
culpen, ustedes, los que bailan, los que cantan, los
que forjan, los que hacen msica, a favor de
quin, en contra de quin bailan, cantan o for-
jan?. Se arm un bolonqui terrible y no habl ms
porque no tuve ms que decir. Cmo podemos
construir arte sin perder de vista los valores esen-
ciales? Desde qu tica construir un mundo me-
jor? Me parece que esto es lo que estamos preten-
diendo desde la educacin formal o informal,
puesto que los dos espacios existen y deben ser
ocupados. En este caso la pregunta es: cmo va-
mos ligando lo acadmico con lo popular? Son
los temas a afrontar. Lo estamos haciendo y lo se-
guiremos haciendo hasta el fin de nuestros das.
Para finalizar, creemos que a este aparente va-
co que ha quedado en el paradigma crtico hay
EL GRITO MANSO
13
que empezar a llenarlo de respuestas y conteni-
dos que necesariamente deben salir de una cons-
truccin colectiva.
Tenemos que empezar a dar respuestas tericas
en el sentido de encontrar ideas que apunten a la
coincidencia en la construccin de un proyecto
colectivo, que sean como un solcito que nos co-
bije a todos, que por un lado nos empuje de atrs
y por otro lado lo tengamos firme adelante: hay
que volver a trabajar en este sentido el concepto
de revolucin la idea de construir otro pas yotras
ideas ms que saldrn de las cosas que venimos
haciendo y de nuestros encuentros.
Tambin tenemos que dar respuestas polticas
en el sentido de unificar reclamos de las mayo-
ras hacia nuestros representantes que obvia-
mente no cumplen con sus promesas, como pue-
den ser: pan, trabajo, salud, educacin, justicia
para todos. Tenemos que dar respuestas metodo-
lgicas y organizativas, como son el trabajo gru-
pal, la construccin de redes reales, solidarias,
horizontales, participativas.
fundamentalmente, tenemos que dar respues-
tas ticas que no dejen dudas de que no queremos
el sistema capitalista, que en la construccin del
nuevo paradigma no seremos dogmticos ni le
pondremos palabras antes de hacerlo, yque de ver-
dad, y sobre todo, somos incomparables.
ROBERTO IGLESIAS