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7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral
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VUELT S CON EL
POSIBILISMO
TE TR L
Berta MU OZ CL IZ
Centro de Docum entacin Teatral)
In this paper the author examines a practically unknown aspect of the polemic about
posibilismo betweenAlfonsoSastre and Antonio BueroVallejoin1960:the censor scriterion.
En este trabajo se aborda un aspecto prcticamente desconocido de la polmica sobre el
pos l smo
teatral mantenida entre Alfonso Sastre y Antonio Buero Vallejo en 1960: la
opinin de loscensoressobrelasobras prohibidas conanterioridadaldebate.Como essabido,
estos autores mantuvieron distintas posiciones acerca de la actitud que deban adoptar los
creadores frente a la censura. De ah la importancia de volver sobre aquella polmica para
reconsiderar algunas ideaspreconcebidasen tomo alcomportamientode lacensuraconambos
dramaturgos, a la luz de los expedientes de censura de estas obras.
La repercusin del debate sobre \
posibilismo
1960) que mantuvieron
Alfonso Sastre y Antonio Buero Vallejo en el teatro espaol de posguerra, as
como la perseverancia con que an se mantienen algunas de las ideas
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preconcebidasquepronto surgieron en tomoalmismo' hacenque,apesarde
habersido ampUa yrigurosamente tratado con anterioridad^, merezcalapena
retomarlo a la luz de nuevos datos que pueden contribuir a su clarificacin.
Como es sabido, el alcance de la polmica, en la que ambos autores
defendieron distintas opciones tericas en tomoa laactitudquedeban adoptar
los creadores ante la existencia de la censiu'a, fue mucho ms all de los tres
artculos en que esta se materializ (Sastre, 1960a y 1960b; Buero Vallejo,
1960),
pues no solo acabaria implicando a otros autores que se oponan al
rgimendeFranco -e n palabrasdeLuis Iglesias Feijoo, supuso una dolorosa
mptura en el seno de la conciencia progresista espaola de aquellos aos
(1996, p. 255)- , sino que excedera con mucho el lmite cronolgico de los
artculos en cuestin, ya que arrancaba de posturas gestadas aos atrs y
repercutira en el futuro del teatro espaol. Posiblemente, la opinin de los
propios censores respecto al teatro de dichos dramaturgos sea el aspecto del
debate menos estudiado hasta el momento; de ah la importancia de analizar
los expedientes de censura de sus obras. En el trabajo que nos ocupa, nos
centraremos en la dociunentacin correspondiente asusobras prohibidas con
anterordad al debate.
Pero antes recordemos brevemente cules fueron las posturas defendidas
por
ambos
autores.
raz
de un
artculo
de
Alfonso Paso publicado en
Primer
cto
(Paso,
1960),
en el que el dramaturgo defendaelpacto con\maserie de
normas vigentes para derribarlas desde dentro del sistema, Alfonso Sastre
atacara, tambin en esta revista, tanto la actitud de Paso como la de Buero
Vallejo (Sastre, 1960a).
Este,
segn comentara Sastreaos ms tarde(Caudet,
1984,
p.61),haba crticado pblicamente en un Colegio MayordeMadrd -
informacin que Buero a su vez desmentira'- a quienes hacan im teatro
' La continuacin de ciertos prejuicios se evidenciaba en el reportaje El posibilismo:
error o necesidad? , publicado por el suplemento
El ultural
del diario
El Mundo
tras la
muerte de don Antonio Buero Vallejo, en el que catorce escritores espaoles expusieron su
opinin al respecto (VV .AA ., 2000 ).
Vid. K essel Schwartz (1% 8), Ruiz Ramn (197 9), Dom nech (19922), Iglesias Feijoo
(19%).
Buero Vallejo, sin
embargo,
niega que ocurriera
asi;
por el
contraro,
tacha la afirmacin
de Sastre de sorprendente , y afirma: Ha sido l mismo, en efecto, quien ha querdo dar
sentido de respuesta a ese
artculo;
pero,que y o sepa, en tiem po relativanente reciente y ante
preguntas acerca de su crtica a mi [...]. Ahora bien, desde aquel prmer articulo suyo al que
me cre obligado a contestar, pasarondcadasantes de que l dijese que el suyo era respuesta
de supuestas palabras mas en un Colegio Mayor cuyo nombre no cita. Tampoco yo podra
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deliberadamente imposible argumentando que una actitud demasiado
temeraria o provocadora frente a la censura poda dar como resultado que
obras en rmcvpioposiblesseconvirtieranfinalmenteen imposibles.Sastre,en
cambio, invitabaa losautores a escribircomo si lacensurano
existiera,
puesto
que la
arbitrariedad
con que
esta actuaba impeda saber
de
antemano
qu
obras
eran imposibles. nicamente aceptaba la existencia de im teatro
momentneamenteimposibilitado aunqueno habaquetenerlo en cuenta si no
se quera caer en la autocensura. En su respuesta, Buero Vallejo matizaba su
idea
del posibilismo:
Cuando yo critico el
imposibilismo
y recomiendo la posibilitacin, no predico
acomodaciones; propugno la necesidad de un teatro dicil y resuelto a expresarse
con la mayor holgura, pero que no slo debe escribirse, sino estrenarse. Un teatro,
pues, en situacin , lo ms arriesgado posible, pero no temerario.
Adems, negaba la posibilidaddeescribirconabsoluta libertad interior en
el contexto histrico enelquea ambos leshaba tocado vivir y evidenciaba la
contradiccinentre lospostulados tericosde Sastreylacautelacon quehaba
escrito amordaza precisamente para evitar que la censura la prohibiera.
Finalmente, Sastre, en su contrarrplica, admita que No se trata [...] de
escribir con 'absoluta libertad interior' ,aimquepropona aloscreadores una
actitud distinta:
No hay esa libertad, pero hagamos de algn modo como si la hubiera, con lo que
podemos llegar a saber en qu medida no la hay y, de esa forma, luchar por
conquistarla.
El autor reconoca unciertoposibilismoen la escritura deLa mordaza
una obra que intent ser posibledespus de tres obras prohibidas , si bien
explicaba esta contradiccin como fhito de una evolucin a lo largo de su
trayectoria: su radicalizacin, afirmara posteriormente, se produjo como
respuesta
a la
violencia
que
continuamente
reciban,
l y sus
compaeros,
por
parte del rgimen. (En otro lugar, diria: Nosotrosnosiimosvolviendo rojos
recordarlas;a todos noscitabanmucho entonces desde olegios Mayores y no voy anegar que
pudo habertalcoloquio donde, si lo hubo, ni s lo que dira. Pero, si algo dije, seguro que lo
hara sindar nombrealguno. Ya es curiosoqueen aquel primer articuloydurantetantosaos
no se
refiriese
y
haya tardado
tanto en hacerlo a palabras mas concretas del
supuesto coloquio
para atribuirme
a
m,
no a
l,
el
origen
de
la 'polmica' . (Carta personal del autor, fechada
en
julio de 1996).
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por los golpes que nos produca el sistema ) (Caudet, 1984, p . 26).
Como es sabido, sus posturas tericas se corresponden con trayectorias
profesionales muy
distintas:
Buero Vallejo no solo estrena casi
l
totalidad de
sus
obras escritas durante la dictadura^, sino que sus estrenos generalmente se
producen en mejores condiciones y obtienen mayor xito de
pblico^.
Resulta,
sin embargo, aventurado establecer ima relacin de causalidad entre esta
circunstancia y la postura de los autores respecto
alposibilismo
a pesar
de
que
en alguna ocasin asi se ha sugerido. Por citar un ejemplo, el dramaturgo
Femando Arrabal, en im artculo en el que tambin polemiz con Buero
Vallejo por motivos prximos
los
del debate en cuestin, afirmara (Arrabal,
1975):
Por cierto que la polmica sobre el posibilism o m antenida entre Alfonso Sastre y
Buero Vallejo toma todo su valor en estos momentos en que el primero est
encerrado en la crcel de Carabanchel y el segundo, acadmico de la Real
Academia de M adrid, acepta los prem ios ms famosos de la Espaa de Franco.
El duro comentario de Arrabal no haca sino explicitar la opinin de ima
parte de la oposicin antifi-anquista ante el posibilismo bueriano, opinin
fomentada en buena medida por
el
propio Alfonso Sastre, quien, muchos aos
despus, afirmaba (W .A A ., 2000, p. 7):
En aquella polmica sobre el posibilismo entre Buero Vallejo y yo (durante los
aos todava duros del franquismo), ambos tenamos razn o, por lo m enos, una
parte de razn. l la tena en que la ignorancia, por muy irnica o socrtica que
De los textos escritos
por Buero
Vallejo
durante
el franquismo, nicamente quedaron sin
estrenar
El terror
inmvil que no se present a censura, el libreto para pera titulado
Mito y
Una extraa armona,a pesar de que ambas estaban autorizadas, para teatro de cmara y
comercial respectivamente.
En
el caso de A lfonso Sastre, en cambio, son numerosas las obras
escritas en ese perodo sin estrenar en Espaa, algunas de las cuales s e estrenaron en pases
extranjeros, co m o
Tierra roja, Ana Kleiber, El cubo de la basura
o
Las cintas masticas;
(Aras, comoLa taberna fantstica oMSV La sangre y la ceniza),se estrenaron ya durante la
democracia, mientras
que
otras permanecen an sin estrenar, com o
Prlogo pattico. C omedia
sonmb ula. El banquete. M elodrama
o
El can tarada oscuro,
entre otras.
Como dato signifcativo, Buero Vallejo representa ocho de sus obras en los Teatros
Nacionales, mientras que Sastre representa dos, una de ellas
{Escuadra hacia la m uerte),
en
rgimen de teatro de cmara. Por otra parte, Ricardo Dom nech (19 93 , pp. 17-23) recoge el
nmero de funciones que alcanzaron algunos de sus estrenos: entre los de mayor xito, cabe
citarHistoria de u na escalera, con ciento ochenta y siete representaciones consecutivas;Las
Meninas,
con doscientas sesenta, o
El tragaluz,
con quinientas diecisiete.
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fuera,
de
la existencia
de
la censura, conduca
a la
inoperancia.
Yo la
tenia
en
que
unapresencia demasiado fuertedela censuraen el nimo delescritor comportaba
el riesgo de interiorizarla (autocensura). El resultado fue evidente. Mi obra fue
prohibidaen su casitotalidaddurante aquellosaos,mientras que lconsiguique
solo una obra le fuera prohibida.
No obstante, aunque gran parte de las obras de Alfonso Sastre no se
estrenaron a causa de su prohibicin, algunas otras se autorizaron y otras no
llegaron a ser sometidas al juicio de los censores. En este sentido, hay que
tener en cuentaqueeranlascompaas las que habitualmente presentaban las
obras, constituyendo de este modo un
filtro
previo. En efecto, a partir de los
aos sesenta, tal vez por la experiencia de las prohibiciones acumuladas, tal
vezporelfi-acasoeconmicodeobras comoLa cornada(T.Lara,1960)o por
ambosmotivos,lociertoes que son escasos sus textosoriginales presentados,
a diferenciade sus muchasadaptacionesdeobrasdeStrindberg, Sartre, Weiss,
Langston Hughes, Ibsen,O Casey,etc.^. Adems de la censura, hay otros
motivos que impiden la consolidacin profesional de Sastre en este perodo.
Dehecho, hasta bien entrada la democracia -concretamente hastaelestreno de
La tabernafantstica (1985)-, su teatro no obtiene un reconocimiento
mayortaro por parte de la sociedad espaola. Tal como sealara el propio
Sastre (Caudet, pp. 100-101),
Haba observado [...] cierta separacin
entre el
pblico
y misobras,las pocas
veces
que seconseguaquefueran representadas.Esas vecestampocotena grandesxitos.
De modo que no poda plantearme solo el hecho de que mis obras no se
representaban por culpa de la censura.
En lo que se refiere a la opinin de los censores sobre su obra, ambos
*Losnicos textos originalespresentadosapartirde 1961 sonOficio de tinieblas \963),
los textosinfantilesHistoria de una mueca abandonada 1967) yElcirculito de tizao ple
auna mueca abandonada(1976);La sangrey la ceniza
(presentada por primera
vez en
197
aunque no se autoriz hasta despus de la muerte del dictador), y Asalto nocturno (cuyo
expedienteconservado es de1974,aunque debiser censuradaconanterioridad,puesto que se
estren en1965),as como las versiones en vasco deLa mordaza{197\) yEnlared(1972).
No se presentan, en cambio, otros textos escritos en este periodo, tales comoElbanquete
(1965),Latabernafantstica(1
6),
Crnicas romanas(1968) (prohibida por la censura d
libros en1968,lo que tal vez hizo desistir al autordepresentarla ante lamsestricta censura
de teatro).Melodrama (1969),Ejercicios deterror(1970),Lascintas magnticas (1971
Askatasuna(1971),Elcantarada oscuro 1912)yAhola no esde/e/7(1975).En el AGA
menos, estas obras no constan como presentadas a censura.
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parten de un reconocimiento similar, aunque con el paso del tiempo se irn
distanciando cada vez ms. En las lneas que siguen trataremos de explicar
este proceso. Pero antes veamos cules fueron las prohibiciones sufridas por
cadaxmo deestos autores^.Enel casodeSastre,seautorizaron tanto su primer
texto presentado a
censura.
La
locura
de
Susana escrito en colaboracin con
AlfonsoPaso*,as como los escritos para Arte Nuevo:Hasonado
la
muerte.
Uranio 235yCargamentode
sueos.
Ser a partir de1953 cuandocomiencen
a sucederse las prohibiciones: Escuadra hacia la muerte (autorizada en
principio para representacionesdecmara y prohibida posteriormente [1953]),
El pan
de
todos. P rlogo pattico(1954),Guillermo Tell tiene los ojos tristes
^Los expedientes de las obras que se citan y los nmeros correspondientes de la caja en
que estn archivados son los siguientes:
TextosdeAlfonso Sastre:La locura de Susana(en colaboracin
con
A.Paso
[Expd 645-
45 ;
C.
78.207];Ha sonado la muerte
(en colaboracin con Medardo Fraile) [Expd.
33-46;
C.
78.272];
Uranio
235
[Expd.
197-46;
C.
78.284];
Cargamento
de
sueos [Expd.
309-46;
C.
78.294];Escuadra hacia la muerte[Expd.94-53;C. 71.680];Elpan detodos[Expd.401-53;
C.
71.678];
Prlogo pattico[Expd.
438-53;
C.
71.678];La
mordaza [Expd. 242-54; C.
71.684];Lasangre de Dios[Expd.86-55;C.71.689];Muerte ene lbarrio[Expd.298-55; C.
71.687];
Ana Kleiber
[Expd
119-556;C.
78.706];El
cuervo
[Expd 270-57;C 71.697];
Tierra
roja[Expd.
98-58; C.
78.761];Guillermo Tell
iene
os ojos tristes[Expd.
34-59; C. 71.707];
Lacornada [Expd. 314-59; C. 71710];En la red [Expd. 260-60; C. 71.714]; Oficio de
tinieblas[Expd.
197-63; C.
l\.llA\\Historia
deuna mueca abandonada[Expd.
112-67;
C.
85.171];
M.S.
V Lasangre yla ceniza[Expd
69-71;
C
85.340
yExpd 1127-76;C 85.629].
Textos de
Buero Vallejo:L aspalabras en la arena
[Expd
409-40;C
71418];
Historia de
una escalera[Expd 433-49;C 71418];La tejedoradesueos[Expd 411-50;C 71421;En la
ardiente oscuridad[Expd.A13-50;
C.
11423];La sealque seespera
[Expd 30-52;C
78551;
Casiuncuentodehadas
[Expd.
456-52;
C.
78587];Avenmraen lo gris
[Expd.
395-53;
C.
78623];
Madrugada [Expd.
402-53;
C.
71679];
Irene
o el
tesoro [354-54; C.
78660];
Una
extraa armona[Expd. 1-57; C.78726];Lascartas boca abajo [Expd.24-57;C.71.697];
Hoy es fiesta[Expd.297-56; C. 71689]; Unsoador paraun pueblo[Expd.293-58;C.
78.779];Las Meninas[Expd. 2 -60 ;C. 71.715];Elconcierto de San Ovidio[Expd.287-62;
C.
71725];
La doble historia
de l
doctor Valmy
[Expd
147-64;
C. 71.779];El
tragaluz[Expd.
172-67;
no
encontrado];
Mito[Expd.
97-69; C. 85.238];
El sueodela razn[Expd.
259-69;
C.
85254];
Llegada
de
los dioses[Expd.
323-71;
no
encontrado];
La Fundacin [Expd. 145-
73;C.
85.495];
Ladetonacin [Expd.
375-77;
C.
85.673].
Losinformes contenidosen
estos
expedientes, as como la relacindelas compaas que
laspresentaronacensuray las tachaduras realizadas en loslibretosseencuentran reproducidos
en mi memoria de Licenciatura:Dosactitudesi entea la censura:Antonio Buero Vallejoy
Alfonso
Sastre
leda en la Universidad de Alcal en 1996.
*
Este texto fue presentado a censura en diciembre de 1944 por la compaa de Manuel
Dicenta.
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(1955),
Muerte en el barrio
(1956) y
T ierra roja
(1958)^ son los textos que se
le prohiben co n anterioridad al debate con Bue ro Vallejo. Lo s nicos que se
autorizaron para representaciones comerciales en estos aos seran La
mordaza
(1954),
La sangre de Dios
(1955),
El cuervo
(1957),
La cornada
(1959) y En la red (1960); esta ltima, sin embargo, se prohibira cuando
estaba en cartel. Tambin se autoriza, aunque solo para representaciones de
cmara,
Ana Kleiber
(1956 ). En cuan to a Buero Vallejo, la nica obra que le
fue prohibida en estos aos fue Aventura en lo gris; todas las dems fueron
autorizadas (en algunos ca sos, con cortes) para representaciones de carcter
comercial:
Las palabras en la arena. Historia de una escalera
(1949),
La
tejedora de sueos. En la ardiente oscuridad (1950),La seal que se espera
(1952),
Casi un cuento de hadas. Madrugada
(1953),
Irene o eltesoro
(1954),
Hoy es fiesta(1956),Una extraa armonayLas cartas boca abajo(1957),
Un soador para un pueblo
(1958) y
Las M eninas
(1960)'.
Sin embargo, a pesar de las importantes diferencias en el nmero de
prohibiciones, las posiciones de partida de imo y otro en cuanto a su
consideracin por parte de los censores son, como dijimos, mu y sim ilares. En
efecto, los juic ios de los censores an te
sus
primeras obras no son precisamente
los que cabra prever desde nuestra perspectiva actual; por el contrario,
algunos m uestran su beneplcito a nte lo que para ellos es un teatro nuevo que
por fin se despega de la tradicin de pre gu er ra''. Lo ms sorprendente es que
estos elogios no se limitan al plano formal, sino que, en ocasiones, se
extienden al plano ideolgico. Y esto sucede con ambos autore s.
' Algunasde estas obras seautorzaranaosdespus:Elpan de todos \9S5)yGuillermo
Tell tiene los ojos tristes(1959), esta ltima con la condicin de que no se actualizaran los
uniformes militares. tros textosescritos porSastreen estos aos, como lasdosversiones de
omedia sonmbula(1945 y 1947) yElcubod e labasura(1951), no fueron sometidos al
dictamen de la Junta de Censura.
' Otra prohibicin, casi anecdtica, fue la de Laspalabrasen la arenapara su
representacin durantelos das deSemana Santaen
1958,
aunque el resto deocasionesenque
sepresentacensura fue autorizada. El censorqueinform aquella vez haba advertido: No
sabra concretarelpor qu,pero no megustaeste
drama,
menos para das deSemana
Santa,
ya
que a la sombra de un hecho evanglico, su trama se limita a presentamos un caso de
adulterio . Anteriormente, en 1952, le fue prohibida una adaptacin de El puente de
Gorostiza.
'' Hay que tener en cuenta que la mayoria de los censores muestran en sus informes un
rechazo (a pesar de que lo autorizan) al teatro frivolo y rampln que se impuso durante los
aos cuarenta, por lo que un teatro ms serioyambicioso tenia muchas posibilidades de ser
bien acogido. (Vid. Muoz Cliz, 1999).
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Textos prohibidos de lfonso Sastre
Es evidente la contradiccin entre los juicios que los censores realizan de
las obras de Alfonso Sastre y los dictmenes que
finalmente
se le imponen,
pues vamos a encontrar informes muy elogiosos acerca de textos que, sin
embargo, son prohibidos. Los expedientes de los primeros aos no revelan
hostilidad hacia el dramaturgo ni un rechazo frontal de su teatro; por el
contrario, algunos de los censores muestran reconocimiento e incluso
admiracin por su trabajo. Como muestra, valga citar las palabras de
Gumersindo Montes Agudo refirindose a
El pan de todos:
Se trata de un
drama silveteado con una concisin y honradez escnicas apreciables. Tiene
emocin, hondura,
ritmo.
En
fin
pieza muy
aceptable .
Acerca
deLa sangre
de Dios
este censor escribi:
ValoroeldramadeAlfonso Sastrecomo unalograda muestradeteatro actual -pro
fundo, armnico, audaz,ceido ytrascendental-, sincronizado con nuestra pocay
problemas, en un sombro y revelador juego escnico.
osdespus,eldelegado provincialdeSevilla,
M. A.
Rodrguez Arbeloa,
escribiria sobre scuadra hacia la
muerte:
Dentro de nuestra produccin de
la postguerra es una de las pocas piezas destacables que puede competir
hoiu-osamente con el mejor teatro extranjero . Estos comentarios, aimque
altamente significativos, no son imnimes ni se repiten en todos sus textos,
pues tambin encontramos juicios desfavorables hacia la calidad
de alguno de
ellos; asi.
En la red
fie tildada de convencional y melodramtica por F.
Montes Agudo;
Ana Kleiber
de drama disparatadamente construido ,
adems de montono y sin gracia por
B .
Mostaza.
En general, si sus textos se prohiben, no es tanto porque los censores los
consideren contrarios a los valores del rgimen, como porque, debido a la
gravedadde los temasabordados -algunosde ellosverdaderos tabes,como la
vida militar o el terrorismo-, los consideraban peligrosos para ser
representados ante un pblico poco formado. Por otra parte, estas
prohibiciones no siempre provienen de los vocales de la Junta de Censura,
sino de instancias superiores.
Detengmonos en lo sucedido con la primera de sus obras prohibidas.
scuadrahac ia la muerte.
Autorizada en principio para una representacin
nica,
como es sabido,
su
xito hizo
que
se prorrogara durante
dos
das
ms,
al
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cabo de los cuales fue prohibida. Aunque hubo censores dispuestos a
autorizarla -como Bartolom M ostaza, quien escribi: Moralmente, la obra
notieneriesgo aunqueespesimista -, GimiersindoMontesAgudo restringi
la autorizacin para teatro de cmara, argumentando este dictamen con el
siguiente informe:
La obra tiene ieiza expositiva, emocin y no escasos valores teatiales. Aciertos
rotundos frente a errores sealados. Obra autntica de novel con inquietudes. Pero
contieneungermenderesentimiento? pacifismo? derrotismo?idealismo no
sabemos definirlo que induce a conisin. Es obra de clave, con enigmtica y
dudosa tesis. En fin, obra que no debe darse ante pblicos propensos a dudas y
extravos ideolgicos. Aimque nos gustara ver representada.
Ladecisindeprohibirla tras la tercera representacinsedebi,alparecer,
a que durante la misma se suscitaron quejas y objeciones de carcter
castrense , segn se indica en una nota posterior' . Unos meses despus, la
compaa de Salvador Soler Mari
intent
representarla en rgimen comercial,
pero se le deneg la autorizacin. En su nuevo informe, Montes Agudo
sealabaque eltexto poda induciraun confusionismo peligroso , y expona
sus dudas sobre su ideologa:
[...] Puedeser unaobra falangista,puedeseruna obramarxista. Entodocaso,es una
experiencia sofisticada, cerebral,con poco
tino
p
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pensaban que
El pan e to os
era
doctrinal
y polticamente correcta , pero
se prestaba a que el pblico hiciera una interpretacin equivocada. En su
respuesta, Fernndez Cuesta se mostraba de acuerdo con esta apreciacin:
afirmaba no dudar de las rectas intenciones del autor en esta materia , pero
tema que un pblico poco preparado pudiera pensar que se trata de hacer
la apologa
de
personajes
que
tal vez por la marcada influencia
de
Juan Pablo
Sartre sobre este autor, tienen una repugnante traza moral y se hallan
implicados en realizaciones de depravada trayectoria intelectual . Por ello,
juzg que ambas obras deban ser prohibidas.
Esta posibilidad de leer la obra desde un punto de vista favorable al
rgimen hizo que en
955El pan e to osse
autorizara, gracias a un informe
en el que el censor Fray M auricio de Begoa escribi que se trataba de una
apologa de los principios de nuestra religin y
de
nuestra moral , por lo que
la juzgaba moral y polticamente aceptable . El censor religioso no estaba
solo en esta valoracin: cuando en 1957 se estren en Barcelona, hubo quien
la consider antirrevolucionaria, y el mismo Sastre decidi retirarla. El
dramaturgo recordaria aos despus que un censor le haba visitado en su
domicilio con la intencin de incluir esta obra en una antologa de teatro
anticomunista (Alonso de Santos, 1998, p. 122):
El pan de todos
era una tragedia que yo situaba en un pas com unista en el que
haba una gran corrupcin que conduca a una situacin extremadamente violenta
para un dirigente comunista que llegaba a tomar unas decision es que ponan en
riesgo la vida de su madre que haba sido ganada por la corrupcin econmica y
poltica dentro del sistema cosa que ese m ilitante ignoraba. En su denuncia de la
corrupcin llega a denunciar a su madre la cual es ejecutada. l se suicida se tira
por unbalcn.Al escribir esta tragedia de un proceso comunista estaba tratando de
enfrentarme con la realidad de los procesos
comunistas.
Entonces me encontr con
interpretaciones inquietantes por ambas
partes.
El colmo fue que un seor del cual
me enter despus que haba sido
censor
fue a mi casa y m e pid i autorizacin para
incluir esa obra.
El pan de todos
en un tomo de teatro anticomunista que estaba
preparando. He preferido a veces sobrenadar en este tipo de ambigedades. La
ambigedad me parece ms artstica que la univocidad propia de un teatro de
propaganda ideolgica.
Mayor confusin, si cabe, muestran los censores en tomo aPrlogo
pattico
en 1952, Emilio Morales de Acevedo justificaba que se trataba de
una
Obra peligrossima
con este
contradictorio argumento: aunque
el
fondo
de
la obra
es
ortodoxo
y de
condenacin
del
terrorismo,
se
presta
a
confusin .
Especialmente condenable le pareca el tratamiento otorgado a los cuerpos
180
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policiales:
Por otra parte, el papel de la polica y sus sdicos procedimientos de castigo,
presentadosvivos enescena, repelent nto como los ctos crimin les delterrorismo.
La obra est llevada con realismo crudo, que hace dao.
Montes Agudo, en cambio, opin quesetratabade un t que lterrorismo
comunista:
Su dramatismo se deriva de la clarafin lid dque mantiene contra el terrorismo
comunista y sus grupos de accin. [...] La obra es un grito, un mensaje poltico,
pero tambin una pieza de resonancias espirituales, una advertencia de dolorosa
actualidadyllevada conpulso
frme
de joven dramaturgoenpotencia, el cual sirve
su idea con tono escnico moderno y no exento de audacias escenogrficas.
Ymeses mstarde, cuando volvi a leer el texto,quese present de nuevo
con algimas modificaciones, volvi a insistir en esta idea:
No se exalta un credo poltico marxista, se condena un clima moral y social
corrompido [...]. Nada de lo dicho en la obra nos molesta a nuestra ortodoxia
doctrinal falangista.
En aquella ocasin, sin embargo. Fray Mauricio de Begoa seal que la
obra poda prestarse a confusionismos en los aspectos social y poltico.
Como ya se dijo, el texto fue sometido a la consideracin del Ministro, que
decidi prohibirlo.
Si bien no hay que perder de vista que estas obras fueron prohibidas, no
deja de ser significativa la afinidad hacia ellas declarada tanto por uno
de
los
censores
ms
prximos al falangismo, Gumersindo Montes
Agudo,como
por
el propio Ministro Secretario General del Movimiento. Para entenderla, es
necesario recordar
que,
en sus inicios, la posturadelautor nte elrgimen va a
ser distinta laqueadoptar os mstarde. Desde sus tentativas iniciales con
el grupo Arte Nuevo, su intencin fundamental va a ser la de renovar el
empobrecido panorama del teatro espaol -empobrecimiento que, por otra
parte, denuncian los propios crticosde l prensa oficial-,sin que ellosuponga
una opcin poltica contraria al rgimen. El propio autor comentaba la
ausenciadeimplicacin polticaquepor entonces tena paral el te tro(1967,
p.256):
Yo no intent desde el principio hacer poltica con el teatro, que para mi era
181
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entonces ms unaformadeconocimientode larealidadqueotra cosa.Elhallazgode
las virtualidades polticas del teatro fue posterior [...] .
Especialmente relevante para comprendersuactituden estosaos frente a
la censura, frente al teatro de su tiempo e incluso frente al propio rgimen, es
el
"Manifiesto
del
TAS",quefirm en
1950 con Jos
Mara
de
Quinto (Sastre,
1950). De l nos interesa detenemos en el punto12,en el que se dice:
[...] Venimos adems con la intencin de desmentir que el drama -y ms
concretamente el dramadepreocupacin socialypoltica-est"fuerade laley" en
Espaa,
como
han pretendido
algimos
comentaristas extranjeros
al
informar
sobre
la
censura espaola.
Dos puntos
despus,
se
insista
en que el teatro de
preocupacin poltica y
social es posible en Espaa" y se mostraba cierta confianza en el sistema al
solicitarel apoyo"tantodela Direccin Generalde Teatro(Censura)como de
las Organizaciones Sindicales que encuadran a todos los productores
espaoles"(Pvmto17);laafirmacinquesiguea estepunto,aunquenos puede
parecer irnica, resulta coherente con el resto del Manifiesto:
Contamos con la amplitud
de
criterio
y
la buena voluntad
de
los censores -en vista
de losfnesqueperseguimos-, ascomotambin con quelosorganismos sindicales
nos faciliten el acceso a las clases productoras.
En
efecto, aunque la posicin inicial del joven Alfonso Sastre careciera de
connotaciones polticas,
su
alejamiento
de los
sectores
ms
conservadores del
rgimen
le hace
tener
algunos puntos en
comn
con el
falangismo disidente de
estos aos - o al menos as se percibe en la Junta de Censura-, si bien pronto
evolucionar hacia posiciones claramente progresistas. A propsito
del
citado
"Manifiesto del TAS", David Ladra seala que "el documento est escrito
sobre el filo de la navaja y responde a una confusin ideolgica que,
probablemente,
a todos
les interesaba mantener en aquel momento y que ser
insostenible diez aos ms tarde" (1992, p. 19). El propio dramaturgo
comentara as el proceso ideolgico sufrido desde sus comienzos
(19712,
P-
145):
Otrocaso,quizs interesante, puede
ser el mo
propio: que
no
era falangista
pero
t mpoco todo ocontrario: he aquu nniode la guerra civil. Dios
mo
O sea,
algo queempiezasimplemente.Yque,claroest,descubreun mundoinhabitable.
Y -nada menos - se opone Pues bien, este joven (yo), despus de una
182
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autopromocin
onginara, juvenil y grupal ( Arte Nuevo", 1945-1946), es
objetivamente "promocionado" como crticoporunarevista ofcialdel
S.E.U.
La
Hora y
como autor por un grupo "oficial", del mismoS.E.U.(que, para m,
ciertamente, no era otra cosa que un conjunto de personas estimables: Gustavo
Prez Puig [...], Femando Cobos, Jaime Ferrn...): el que estrenaraEscuadra
hacia la
muerte.
Esverosmil quelaausenciadeuna posturadeoposicin clara explique el
que los censores no le prohibieran ninguno de sus primeros textos y que
incluso en los aos cincuenta, al tiempo que se suceden las prohibiciones,
algn censor los elogie.
Ser a raz de estas prohibiciones cuando Alfonso Sastre comience a
enfrentarse
a
la censura franquista: escribe entonces varias cartas
al
Jefe de la
SeccindeTeatro, Jos Mara Ortiz,en lasque solicitaque se leexpliquen las
razones de las mismas y critica que se le impida desarrollar normalmente su
carrera profesional'^:
Este tipo de razones prcticas y de explicaciones confdenciales y personales no
satisfacen mi deseo de conocer las nicas razones por las que a un hombre se le
puedecausarel tremendoperjuicioqueustedesme estn causando a m:las
razones
morales, objetivas,Jundadas
en la realidad de los textos de mis
obras;
las razones
porlas que seciegamicarreray se meimposibilitalavida, negndosemeelderecho
a sostenerme econmicamente -a viv ir - en mi pas.
Pocodespus, y tambincomo signode protesta, escribe
Lamordaza,
obra
con la queintentaba denunciar una situacinderepresin,aunque loscensores
slovieronenella una "obradeambiente, muy biendialogada"(B .M ostaza),
"sin ningn reparo tico, moral o poltico" (G. Montes Agudo), por lo que la
autorizaron sin cortes. Tampoco la versin vasca de esta obra{Denok ixildu
egiten gera)tuvo problemas para ser autorizada; antes al contrario, el censor
que la ley, Antonio Albizu, dijo que tena "unos valores morales
indiscutibles". En cualquier caso, tanto esta recepcin deLamordaza por
parie de los censores como lo sucedido con las obras que trataremos a
^(Carta de Alfonso Sastre fechadael 17 de febrerode1954).Comenzaraaquuna larga
sene de protestas parte del autor que se reflejara en firmas de manifiestos y documentos
diversos en los que se peda la desaparcin de la censura. En una carta escrita aljefe de la
Seccin de Teatro en diciembre de 1960, solicitando que se resolviera el dictamen de
Enla
re el dramaturgo no tena ningn reparo en comunicarle que haba firmado un documento
con otros doscientos veintisis intelectuales en el que expresaban su estado de "zozobra
prxima a la exasperacin" a causa de la censura.
183
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continuacin muestran que loquecomienza serunenfrentamiento por parte
del dramaturgo hacia el rgimen no lo es tanto en el sentido contrario,
circunstancia estanopor paradjica menos perjudicial paraelescritor,conlas
consecuencias que todos conocemos.
Tras estas prohibiciones, tanto desde la Jimta de Censura como desde el
Consejo Superior de Teatro se intenta recuperar el teatro de Alfonso Sastre
paral escenaespaola,antesde que dich sprohibiciones puedan perjudicar a
la imagen del rgimen. En 1955sepresenta el dramaLa sangre de
Dios
que
fue autorizadotr s un consulta lConsejo Superior del Teatro,d doque, ima
vez ms, los informes de los vocalessecontradecan. Unodeellos, Francisco
Ortiz Muoz,
se
refera a Sastre como el autor
que
en
much s
ocasiones nos
tiene demostradas sus estimables dotes de comedigrafo y escritor brillante ,
aunque opt por la prohibicin de esta obra por considerarla confusa y
desorientadora . Tambin el censor religioso escribi que tena muy poco de
constructiva . Montes Agudo, sin embargo, mostraba autntico entusiasmo:
Para m,
La sangre de ios
es una obra catlica a la que no le faltaniortodoxia, ni
elevacin, ni polmica, o sea los puntos de apoyo sobre los que tendr que
manifestarse un teatro catlico 'combativo' que quiera estar en la brecha de los
problemas y angustias de la humanidad. [...]. Si al teatro catlico debemos pedirle
que -sin el oropel de un Marquina o el guio fcil y comodn de sacrista a lo
Pemn-
nosenfrente conlos utnticos problem s delcatolicismoensu proyeccin
hacia los hombres, esta obra cumple maravillosamente el puesto
de
combate que el
autornosreclama.
A continuacin, califcaba a Sastre como la ms inquieta y maciza
personalidad dramtica espaola actual , e increpaba al resto de la Junta:
No nos sera lcito seguir cerrando el paso a quien representa, hoy por hoy, la ms
honrada, renovadora y positiva juventud dentro de esa cmara neumtica que es la
escena espaola.
La obra fue autorizada y se estren en Valencia, pero no consigui entrar
en Madrid en aquella ocasin, por motivos ajenos a la censura. Afn lesdel
mismo ao se presenta
Muerte en el barrio.
En los informes de este
expediente, de nuevo aparecen los juicios laudatorios hacia la calidad de este
teatro, jun to con las valoraciones sobre su inconveniencia enel pl nopoltico
y religioso. De ellos, nos interesa detenemos en el realizado por la Comisin
Permanente de los Teatros Oficiales del Consejo Superior del Teatro, en el
cual se puede apreciar un reconocimiento hacia su labor, al tiempo que un
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intento de asimilar y, en cierto modo, apropiarse, del incipiente teatro de
oposicin:
Alfonso Sastreesun joven escritor influenciado indudablemente por muy sealadas
tendenciasde teatroextranjeroy que rene unasmaravillosas posibilidadesde autor
dramtico, como lo ha puesto de maniflesto en la mayora de sus obras, pocas de
ellasestrenadas, puestoquecomoa lmismosele ha dicho enms deuna ocasin,
eselautorms censurado deEspaa[ ] Polticamenteseconsidera interesantsimo
que este autor sea estrenado por el Teatro Nacional Mara Guerrero. Conviene
desvirtuar lo ms rpidamente posible, esa aureolademrtir e incomprendido que
empieza a forjarse alrededor de l. Prescindiendo de la indiscutible vala del Sr.
Sastre,estoseralanotamsfavorablepara que sus obrasadquieranunavaloracin
fueradeEspaaquequiz terminaremos por aceptar, aplaudiryaprobar tardamente
y despus de entregar un mito ms al enemigo, que se apresurara a erigirlo en
banderin, muy difcil de arrebatar despus.
A pesar de todo, la obra fue prohibida en enero de 1956; segn ha
comentado el dramaturgo, a l le comunicaron que la prohibicin fue a
instancias del Colegio de Mdicos (Sastre, 1996). Al ao siguiente, sin
embargo, se produjo finalmente el deseado estreno en el Teatro Mara
Guerrero, a cuyas tablas subira
El cuervo.
Por motivos que no se llegan a
explicar, el expediente de censura de esta obra fue destruido '^. N o obstan te,
mu y pronto se desiste de este intento de rescatar el teatro de S astre, pues e n lo
sucesivo sus textos presentados a censura sern an ms confiictivos.
En abrl de 1958, cuando el gobierno acaba de declarar el estado de
excepcin con motivo de los conflictos de la minera asturiana, se presenta
Tierra roja
en la que se describe un caso de rebelin en un campamento
m inero. Estaobra,prohibida por unanim idad, representa un punto de inflexin
en la relacin del autor con la
censura:
para Bartolom M ostaza, constitua xm
verda dero mitin contra las fuerzas de orden, sean cuales fueren sta s , aunq ue
apostillaba: Sin duda la intencin del autor no ha sido sta, pero es lo que
resulta de la lectura de su obra . Em ilio M orales de Aceved o escribi:
El drama, perfectamente escrito y magnfcamente hablado, posee fuerza tan
extraordinaria como peligrosa. Es de crudeza sin rebozos. Un verdadero mitin
'
En
la
carpeta
que
contiene
un
informe
de
califcacin
de edad de
El cuervo
realizado ya
en
1979,
hay una nota con
las
siguientes indicaciones: Para
mayores de 14aos.
Revisin de
califcacin - Hacer expediente. No hacer notifcacin - Romper expediente antiguo. Hacer
fcha nueva -
En el
sobre
por tanto no
deber quedar
ms
que
el libreto y
expediente
nuevo de
califcacin .
185
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socialista revolucionario que provocara escndalo entre los espectadores.
Un tercer censor que no firm su informe -posiblemente el Secretario
General de la Junta- seal que no comprenda cmo una compaa
profesional presentaba esta
obra,
y aadi: supongoque elautorlo nicoque
pretende es marcarse un territorio aportando una obra ms a su repertorio
prohibido . La transformacinquepara entoncesseha producidoenla imagen
que los censores tienen de Sastre y de su obra es evidente.
Sin embargo, an en 1959 vamos a encontrar informes como el realizado
por el censor que inform sobreGuillermo Tell tiene los ojostristes^^ quien
hizo una lectura que permita autorizarla sin reparos:
Ni con un gran exceso de suspicacia podramos sentimos afectados ni
indirectamente porelplanteamientoque hace elautor.El tipo de tirano quedescrbe
aqui con todo el simbolismo que quiera darle el autor,
nicamente podr comparrsele en nuestros das a un pas comunista y aim as
resultara
falso.
Dos aos despus, en1961,se ha producido un giro decisivo: Jos Maria
Cano, tras indicar que la obra poda autorizarse si se interpretaba como la
recreacin de una vieja leyenda, realiz un informe que apunta ya la actitud
que predominar en los censores en los aos sucesivos'^:
Pero ocurre que uno no puede leer esta obra, ni seguramente el espectador podr
^Segnhacomentadoelpropioautor esta obra habasidoprohibidaen
1955,
aunqueen
suexpediente, que est incompleto,slo hemosencontradoladocumentacin posterior al ao
59,en que se autoriz para representaciones de cmara.
^En los aos sesenta, despusdecasi una veintenade obraspresentadasa
censura,
entre
textos originales y adaptaciones, ya no tienen lugar las confusiones y dudas de la primera
poca. Ahora, porelcontrario. Sastrese vaconvirtiendocada vez ms en unautor sospechoso.
CuandoPrlogopatticose
present
a
censura
en 1971 con motivo del
Festival de
Sitges,
los
censores la vieron con ojos bien distintos a como la juzgaron en los aos 50. Esta vez
encontraron una obra claramente tendenciosa (J. L. Vzquez Dodero), que justificaba el
terrorisnK), negaba abiertamente la existenciadela otra vida (Antonio Albizu),ypropugnaba
el odio entre los hombres yel enfrentamiento continuo entre el orden social y moral en que
vivimos (Ruiz Martnez).Cuando en 1972 sepresentalaversinvasca de n lared elcensor
que la enjuici, Antonio Albizu, no tenia la menor duda sobre la situacin que en realidad
quera reflejarelautor; Es la descripcinde laguerradeguerrillasy de lastorturas infligidas
por la polica. Aunque no seala el ambiente concreto, equivale a la descripcin de las
actuaciones de la ETA . Como era previsible, el texto fue prohibido.
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verla, sin pasar inmediatamente de una hiptesis, ms o menos legendaria, a una
tesis de actualidad [...]. Esta aplicacin que sin duda se hace o se har, se fomenta
ms por el hecho de que el autor parece que ha querido dar a su obra carcter de
smbolo, intemporal [...]. Tambin habla de las conquistas del proletariado, de la
construccin de carreteras, de la subida del nivel de vida, etc., expresiones todas
fuera
de
tiempo en
los
cantones suizos en la poca
de
GuillermoTell.
ade que
la
obra puede representarse con trajes de cualquier poca. El sentido de smbolo no
puede
estar ms claro. Por lo tanto,
se
deduce fcilmente,
sabiendo adems
cmo se
las gasta el autor, que se trata de una tremebunda exhortacin a la rebelda, una
incitacin de sospechosas intenciones que habra que pensar si no es peligrosa su
autorizacin,
a no
ser que se juzgue
ms
hbil
y ms
oportuno acogerse
a
ver
la
obra
slo en el primer sentido.
La actitud
imposibilista
defendida por el autor no solo hara referencia a
una faltade trabastemticasyformalesala hora crearsuobra, sino tambina
una forma de relacionarse con los propios censores y con el rgimen
franquista. Una actitudque,a la vista de los informes, a lo largo de los aos
provocara una recepcin cadavez mshostil haciasus textospor partedelos
censores y decantara su interpretacin en el sentido ms perjudicial para el
autor. Si en un principio elimposibilismofue consecuencia ynocausadelos
continuos impedimentosque leimpona la censura,tal como el propioautor ha
afrmado en
ms de
una
ocasin,aos despus
terminara
siendo
consecuencia
y causa a im mismo tiempo.
Textos prohibidos de ntonio Buero Vallejo
Gracias al invento
de l
posibilismo
-pisar
siempre la raya de la
libertad
hasta q
el poder diga basta -, tenemos el teatrode Buero el cinedeBardem y B erlang
todo lo
que Juey
es una cultura
de
larepresin como
la
poesa
social y no pue
decirse que la dictadura convirtiese Espaa en una tundra
intelectual
en un G
de las
ideas y
labelleza.Incluso la cultura oficial
qued pronto perjudicada por
verdaderos valores que emergan
d e
la
Espaa yacente y
vencida.
(Francisco Umbral, Buero Vallejo: el posibilismo ).
Comosedijo,latrayectoriade BueroVallejoen surelacinconla censura
es mucho menos traumtica que la de Alfonso Sastre. Gracias a su actitud
posibilista el autor conseguira consolidarsuposicin en la escena espaola,
lo que a su vez propici que los censores autorzaran sus textos con mayor
facilidad'^.
No
obstante, tambin sufr
la
prohibicin
y la
retencin
de
alguno
' En los ltimos aosdela dictadura, es posible que su condicindeacadmico tambin
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de ellos'* y, aunque no lleg a enfrentarse a la censura del modo en que lo
hizo Alfonso Sastre, igualmente firm documentos de protesta'' y mantuvo
siempre una postura clara y coherente frente a la misma.
En cuanto a la opinin de los censores sobre su obra, tambin en su caso
vamos
a
encontrar algunos comentarios
muy
elogiosos. Por ejemplo,
Historia
de una escalerafue valorada por milioMorales de Acevedo comoim bello
y sutil sanete para minoras selectas ;
Las
palabras en laarena,para Montes
Agudo, eravmaobra bellsima , con indudable fuerza y originalidad ;
La
tejedoradesueosfue definida porJosMaraOrtiz como magnficaobra de
alta calidad dramtica y literara al estilodelas grandes tragedias gregas , al
tiempo que Morales de Acevedo seal que posee mrto superor al medio
ambiente de mediocrdades . Acerca de Las Meninas, Jos Mara Cano
Lechuga escrbi:
Meparece una obramuydigna porsudensidad psicolgicay suprofunda densidad
dramtica. Al fondo acompaa una excelente calidad literara y una ambientacin
teatral exacta.
Y an
se
podran seguir sumando ejemplos.
Noobstante,
tambin
vamos a
encontrar comentaros menos favorables. As, deHistoria
de una escalera.
Montes Agudo seal que careca de ese soplo de genialidad o de intuicin
creadora que salvase la limitacin del tema por
el
ngulo de la orginalidad o
la defensa del elevado dilogo ; de
Una extraa
armona, Adolfo Canil
escrbi que se trataba de ima comedia descamada y amarga [...] al estilo
clsicodeeste autor , y MoralesdeAcevedo,alenjuiciar//oyesiesta seal
que aimque posea muchos momentos de altura , descenda despus al
le supusiera ciertas ventajas, como l mismo ha admitido y como revela alguno de los
informes. As, en un informe sobre
LaFundacin
se hace alusin a la condicin de ilustre
acadmico delautor, aunqueello noquitaque elcensor mencione tambinelcarcter crtico
de Buero, permanente pesimista del acontecer poltico del Rgimen, que le encarcel . En
una entrevista, el autor sealaba que posiblemente su condicin de acadmico haba
contribuido a la autorizacin deLlegadad elosdioses.(Isasi ngulo, 1974, p. 77).
' Ademsde ventura en lo
gris,
que le fue prohibida, su obramsproblemtica fueLa
doble historia delDr.Valmy,que aunque nuncalleg aestar ocialmente prohibida,loestuvo
en la prctica al quedar retenida durante cerca de once aos. Algunas otras obras tuvieron
tambin problemas (especialmente.El sueodela raznyLa fundacin , aunque en menor
grado.
En el ao del debate, tanto Buero Vallejo como Alfonso Sastre firmarian, con
doscientos veinticinco intelectualesms,un manifiesto contra la censura.
188
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sainetillo trivial .
Tambin en estecaso,lavaloracinquerealizan los censoresde lacalidad
de las piezas no supona una sintona con las ideas polticas del autor. Contra
la
idea,
esgrimida porsusdetractores, de la adaptacin del autoralsistema,
loscensores y polticos franquistas nunca dejarondeconsiderarlo sospechoso.
As parecen mostrarlo, al menos, informes como el de J. M. Cano Lechuga,
quien, en su Critica de
LasMeninas
tras escribir que los juicios sobre las
obras deberian ser objetivos y limpios ynocaer en suspicacias y analogas
fciles, afirma que, en este caso, hay que tener especial cuidado, ya que se
tratade ueroVallejo y [...]susposibles alusiones a problemas actuales deben
mirarse con precaucin ^ .
Centrndonos en su nico texto prohibido. ventura enlo gris(1954), de
nuevo encontramos cierto paralelismo coneltratamiento que recibieron algunas
de las obras de Alfonso Sastre, y es quesuprohibicinnofue impuesta por los
lectores de la Jimta de Censura, sino que debi decidirse desde instancias
superiores. Cuandose presentpor primeravezafin lesde1952,fue leda por
dos censores que coincidieron en serialar que careca de inconvenientes. As,
Bartolom Mostaza escribi: Carece de sentido reUgioso. No ofi^ce peligro
poltico , y Gumersindo Montes Agudo coincida en sealar que moral y
polticamente , no tena riesgo ni inconveniente . Ambos se centraron en
enjuiciar su valor artstico: Mostaza la calific de Buen drama , y ensalz
particularmente el segundo acto: es francam ente hermoso y acredita
posibilidades poticas en el autor , aunque, en su opinin, el acto final no
estaba a la altura del anterior: El tercer acto es la desbandada y resulta un
tanto esquemtico y
atropellado .
Por su parte.MontesAgudo, aunque admita
su
calidad indudable
y
pretensin dramtica ,
la encontr
confusa, dislocada.
^ Los juicios de este tipo hacia las obras de Buero Vallejo perduran hasta el final del
franquismo; as, J. M. Cano encontraba en
El concierto de Sa n Ovidio
rebelda contra las
injusticias soc iales, pero con resabios de amargo resentimiento ; en 1973, refirindose a L a
Fundacin Alfredo Mampaso escriba: Es otra vez el Buero Vallejo de los buenos oprimidos
y los malos en el poder, de los vencidos y de los verdugos, el de los recuerdos de sus aos de
crcel . Incluso despus de la muerte del dictador, las ideas polticas del dramaturgo seguan
despertando desconfianza por parte del rgimen, com o prueba una Nota Informativa de la
Jefatura de Informacin, redactada unos das despus del estreno de
La doble historia del D r.
Valmy-titulada, significativamente, Campaa teatral contra la polica -, en la que se dice
que la obra incitaba a los espectadores a despreciar a los funcionarios
policiales,
y se indicaba
que el autor haba colaborado con el bando republicano durante la guerra civil, por lo que lleg
a estar condenado a m uerte, y que haba sido m ilitante activo del PCE.
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con una poco hbil mezcla de recursos folletinescos y un intento de accin
onrica que resulta en exceso complicado y falso , y valoraba lo que para l
siQX niaesta obra dentro de la trayectoria del autor:
A nuestro juicio , obra no resuelta enteramente. Con el ya clsico defecto de Buero
Vallejo de interferir varias lneas dramticas sin lograr la fgura armoniosa del
drama, que se disuelve en los colores del prisma literario gratos, de
por
s pero
que no logran la unidad formal y esttica del arco iris. Con todo, repetimos, es obra
com o intento estimable. eromucho temem os que elautorestyaobligado
sta e s su sexta obra a algo ms que intentos.
Por motivos que no se
reflejan
en el
expediente, el
texto no se
autoriz, y
en
noviembre de1953,despusde que elautor realizara algunas modificaciones, fue
ledo de nuevo por la Jimta. A los censores anteriores, que emitieron nuevos
informes,sesumaron otros
tres,
quede nuevo coincidieron en
autorizarlo.
Uno de
ellos, Emilio Morales de Acevedo, encontr reparos nicamente de ndole
artstica; para este censor, la obra estaba escrita al modo de la nueva e
incoherente literatura mundial y adoleca de im exceso de preocupacin e
influencia de lecturas teatrales extranjeras ;lepareci adems insincera, muy
trabajada y pretenciosa . Sin embargo,
se
mostraba
de
acuerdo en
lo
fundamental
con las ideas all expuestas: Son de alabar la intencin condenatoria de los
egosmos y la barbariede lasguerras , escribi,adems desealarque eltexto
era tolerable en sus juicios . Montes Agudo, sin embargo, a diferencia
de
su
informe anterior, adverta ahora la presencia de referencias polticas:
[...] existen, evidentemente -po r clima, situacin y dialctica se sugieren las horas
postreras de M ussolin i-, pero esta adecuacin es hbil, contenida, como si el autor
temiera las consecuencias de una encubierta animosidad. Elude situaciones que
inicialmente debieronhabersido conceb idas, cuida los vocablos y salva asi nuestros
reparos, aunque no consiga nuestra ignorancia.
Sin embargo, opinaba que estas referencias estaban suficientemente
encubiertas , por lo que de nuevo la autoriz. Mostaza, en su segundo
informe, sealque el textohaba mejoradocon lasmodificaciones,yadmita
igualmente las enmiendas que propona otro censor, al podarlo de soflamas
polticas . Por su parte,
fi ay
Mauricio de Begoa no encontraba reparos de
tipo moral ni religioso,yaadaque Enlosdems aspectos [...] juzgo que se
exponen principios correctos , aunque se sumaba a lo que decidiera la
competente autoridad . Para Francisco Ortiz Muoz, tambin partidario de la
autorizacin,estaera unaobra confusa, triste, escptica, pesimista ,en laque
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No
se
percibe claramente
la
intencin poltica
del
autor .Es posible,
como
se
dijo,que la prohibicin fuera ordenada por alguna instancia superior, al igual
que ocurrieraunosmeses despusconE l pan deto osyP rlogo pattico de
Sastre, aunque no hay documentos que lo confirmen. El propio
Buero
Vallejo
sealaba
que los
motivos de
la
prohibicin nunca
le
fueron aclarados (Beneyto,
1977, p.
2Af\
Cuando la obra an est en poder de la Junta, el autor decide publicar el
texto,
y para justificar su decisin de publicarlo antes del estreno, contraria a su
costumbre y a lo que entonces era habitual en el teatro espaol, escribe un
artculo 1953)enelque,trascomentarlas diversasvicisitudes sufridasdesde su
escritura, aade: ciertas circunstancias posterioreshan hecho que no mequede
ahora
ms
solucin prctica
queesa (p.39).
Su denuncia serena pero tenaz de
las dificultades sufridas hasta llegar a la necesidad de publicarlo sin haberlo
estrenado, quedaba expresada enelprrafo final:
Si me decido a publicarla con la explicacin d e sus menudos avatares, quiz es porque
la simple sospecha de que las dificultades sufridas hayan podido basarse en las
peculiaridades d e su tema ms que en sus deficiencias de ofcio; resulta difcildepasar
en silencio. Ante dificultades de tal gnero sentimos siempre, si somos verdaderos
escritores, cmo se levanta en el fondo de nuestra conciencia la voz imperiosa que nos
manda defender nuestros derechos inalienables a la creacin libre y sin
trabas.
Queden
estas
lneas,
yla obraaque acompaan,comoexpresin personal, serena, pero tenaz, de
tal defensa ( p . 78).
La obra se autorizarafinalmenteen1963,con una nueva redaccin - en
mi opinin bastantemscensurable , dirael propio Buero(Beneyto, 1977, p.
24)-
que, sin em bargo, se aprob sin cortes. Su autorzacin se enmarcara
dentro de la llamada apertura , pues tuvo lugar
al
poco tiempo de la llegada
^' Patricia
O'Connor
seala que el veto debi estar motivado por la condena d e la guerra
(y, consiguientemente, de la guerra civil espaola, tal como seala R. L. Sheenan, y del
totalitarismo que existe en la obra, pero tambin po r el parecido de dos de los personajes con
Mussolini y su aman te (O 'Co nno r, 1969 . p. 184. Ap ud. Iglesias Feijoo, 1982, p. 142);
observacin esta ltima que parece corroborar el informe de M ontes Agudo, aunque, como
vimos, el censor no consider que hubiera que prohibirla por
ello.
Luis Iglesias Feijoo parece
coincidir con esta estudiosa al afirmar que , en esta obra, Buero, tras haber condenado la
guerra en los tiempo s hom ricos, quiso, segn su doctrina p osibilista, hacer lo mism o en una
obra situada en nuestro tiempo, aunque en 'Su relia', sin aludir a su pas explcitamente. Sus
palabras no eran ahora m s duras que las pronunciadas por Penlopc, pero, y ello indica que el
posibilism o tambin supone un riesgo, su obra tropez con la censura en 19 54 (lbid .. p. 154).
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de Jos Mara Garca Escudero a la Direccin General de Cinematografa y
Teatro. Este dejara constancia en sus memoras de su inters por el teatro
buerano al comentar que no haba podido publicar su libro sobreReligin
y
teatropor lo atrevido de su tesis (Garca Escudero, 1995, p . 206):
Que todo un director general sostuviese que, para encontrar autntica vibracin
religiosa en el teatro espaol, no simple moral - o moralina-, habia que buscarla en
Buero antes que en Pemn, Calvo Sotelo o Luca de Tena, habra sido demasiado
acomparacinqueestableca Garca Escuderoentre este teatroyel delos
ms importantes autores conservadoresnosrecuerdan inevitablemente ala de
MontesAgudo, citada
anterormente,
a propsitodelteatrodeSastre. Pero no
es este el nico paralelismo con este autor, pues tambin aquseproduce una
de las tristes paradojas que con tanta frecuencia se dieron en la trayectoria de
Sastre: a pesar del inters que dice sentir el director general por la obra de
Buero -a quien, adems, deca haberle ofi-ecido un cargo en el Consejo
Superior de Teatro, que ste rechaz^^-, es durante su mandato cuando se
retiene
La
doble historia
del
doctor Valmy
.
Sibien ambos autores parten deunaposicinnotan distantecomopodra
esperarse en lo que se refiere a su recepcin porpartede la censura, lo cierto
es que, a diferencia de lo sucedido a Alfonso Sastre, en los ltimos aos del
franquismo el prestigio conseguido por Buero Vallejo har que algunos
censores se refieran a l como el ms considerable autor de los autores
espaoles contemporneos (Luis Tejedor, acerca
deElsueodela razn o
como uno de nuestros mejores dramaturgos, con fama mundial; hay que
guardarle consideracin
(F .
C. Sainz de Robles, acerca deLa doble historia
del doctorValmy .Las diferencias, aunque
importantes,
son sin embargoms
cuantitativas que cualitativas, pues en uno
y
otro
caso
encontramos juicios de
reconocimiento hacia la calidad de su escritura y de discrepancia hacia sus
* As lo atestigua el propio J. M. Garca Escudero en sus memoras. (Ibd., p. 255).
*' En efecto, en 1964, tal vez confiada por los aires de "apertura", la compaa de La
Comeda presenta a censura
La doble historia del doctor V almy que,
como es
sabido,
quedara
retenida hasta 1975, debido a que Buero Vallejo se neg a realizar una sere de cambios en el
texto.Cuando en 1966 la compaa de Nura Espert present de nuevo esta obra, el Director
General escrbi una carta al Ministro Fraga irbame en la que le'solicitaba que fuera l quien
emitiera el dictamen definitivo y, segn se indica en una nota, fue el Ministro quien decidi
prohibirla. De estemodo,en plena campaa
"apertursta"
(recordemos que 1966 es el ao de la
Ley de Prensa c Imprenta que sustituy a la de 1938) se opta por mantener el silencio
administrativo.
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ideas polticas.
Lo que en un principioseplante como una cuestin referida a la actitud
de los creadores ante su obra, en funcin de su mayor o menor inters por
evitar la censura,ala vistade lasdiferentes trayectoriasde ambosdramaturgos
seacab entendiendo como una formadelos creadoresderelacionarse con el
propio sistema franquista e incluso con el pblico de su tiempo. Solo as se
entienden comentarios como el de Femando Arrabal antes aludido. Tal como
ha sealado Iglesias Feijoo, en su defensa del
imposibilismo.
Sastre haba
presentado una imagen de Buero conformista y temerosa (1996, p . 255):
Buero, que estrenaba regularmente, aunque con ritmo ms bien pausado, apareca
como defensor de una actitud cauta ante el poder censorial, que incluira
sacrificios
y
acomodaciones .
Clarificar tan ardua cuestin requeriria, pues, analizar todos los factores
implicados en mayor o menor medida, por lo que parece necesario tener en
cuenta la percepcin que el rgimen, y especialmente los censores, tenan de
estos dramaturgos y de su obra. Las propias declaraciones realizadas por
ambosautores con posterioridad al debate haban acortado las distancias entre
lo que en principio se quiso entendercomodos posturas opuestas, tanto en lo
que se refiere a los mecanismos de autocensura, como a su relacin con el
rgimen polticoy con elpblico teatral espaol. Los informesde loscensores
anteriormente citados acercan an ms ambas posiciones, pues de ellos se
desprende que la percepcin que estos tenan de la obra de uno y otro no era
tan distante como cabria esperar.
El dilema posibilismo/imposibilismo afecta, en primer
lugar
alaformaen
que los autores entienden el proceso de creacin artstica. Como ambos han
declarado, uno
y otro
utilizaron
recursosposibilistas
en varios
de
sus textos -
el ms conocido, la localizacin de sus obras en contextos alejados^^-,loque
^ *A modo de ejemplo, valga recordar que ambos sitan algunas de sus obras en pases
extranjeros
{Enlared.Asalto nocturno)o
imaginarios
(La doble historiadeldoctorValniv
asi como en tiempos remotos(Las
M eninas,
La sangrey la
ceniza ,
si bien la censura del
teatro histrico merece
un
captulo
aparte. ese a los
citados recursos, muchas de estas obras
resultaban demasiado arriesgadas de cara a la censura, por lo que su utilizacin no siempre
funcion. Respecto aEn lared en el ano 96. al contestar a un cuestionario en el que se le
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relativizara las diferencias en lo que a este aspecto se refere. En algunos
casos, esto contribuy aquelas obras se autorizaran (la mayoradelos textos
buerianos, as como
La mordica. El
uervoo
En la red
de Sastre), si bien
huelga decir que lo si los textos de ambos autores son susceptibles de una
interpretacin abierta y no imivoca no se debe necesariamente a la
autocensura, sino a su riqueza significativa en tanto que obras de arte y no
simples panfletos.
El posibilismo hace referencia igualmente a la relacin de los autores con
el rgimen y con la propia censiu'a. Si resulta obvio recordar a estas alturas
que uno y otro mantuvieron posturas de oposicin al franquismo, quiz no lo
sea tanto constatar cul era la opinin de los censores acerca de la intencin
poltica de estos dramaturgos. La imagen de un Buero Vallejo adaptado al
sistema
y un
Alfonso Sastre contestatario
y
radical desde sus inicios queda
en
cuestin a la vista de unos informes que muestran que Buero es considerado
sospechoso hasta elfinal aimque sus obras
se
autorizan, mientras que ciertas
obras de Sastre admiten lecturas prximas al falangismo, lo cual no evita que
estas obras se prohiban,
lo que
conllevar consecuencias trgicas para el autor,
que ve obstaculizada su carrera casi desde sus comienzos.
Por otra parte, hay que recordar que el intento de evadir la censura es
indamental para quien, como Buero Vallejo, busca la eficacia social de sus
dramas. En su opinin, lafmcindel escritor consista en convertirse en
un
parte de la conciencia de su sociedad ^^, por lo que era primordial para l
establecer la comunicacin con el pblico. Tal como sealara Ruiz Ramn
(1979),
[...] apenas salido de la crcel, donde pasara ocho aos, la accin civil de Buero,
como hombre y como escritor, no ha sido ni el silencio ni el exabrupto, ambos
igualmente estriles en tiempos de Larra como en los de Buero. Este tuvo que
decidir, y parece que decidi, ser el que dice sin suicidar su voz , pues lo
impoitante no era decir slo , sino decirparaser odo. Decir para ser odo ex igia, a
su vez, encontrar como decir.
preguntaba si influy la censura en su proceso de creacin. Sastre admitia: Sin duda, por
mu cho que yo preconizara que ignorramos irnicamente su existencia . Por ejemplo, situ la
accin de
nl red
en un imaginario norte de frica (ms o menos Argelia) porque no me
atrev a plantear la situacin en Madrid . (Carta personal del autor).
El escritory suespejo: Antonio Buero Vallejo ,ABC 26-V Ill-1965 (apud. Domnech.
p.38),
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Incluso el mayor apego a la tradicin dramticadenuestro pas de Buero
Vallejo, frente al gusto por el teatro extranjero de Alfonso Sastre en sus
comienzos, ha sido entendido como una suerte de posibilismo esttico^^, en
tanto que la bsqueda
de
la eficacia habra llevado
al
autor
deHistoria de una
escaleraa encauzar su obra enxmatradicin prximaa losgustosdelpblico
de su tiempo. El propio autor haba afirmado en la antecrtica de su primer
estreno:
Como en todo lo que
escribo,
pretend hacerunacomediaen la que lo ambicioso del
propsito esttico
se
articulase en formas teatrales susceptibles
de
ser recibidas con
agrado por el gran pblico^'.
La diferencia de la respuesta del pblico ante el teatro de ambos
dramaturgosesclara,y el hecho de que en un caso sepresenten prcticamente
todos los textos a censiu'amientrasque en otro seanlaspropias compaas las
que desistan de presentarlos, son cuestiones que pueden matizar an ms lo
que ya conocamos en tomo al debate. No es tan claro, sin embargo, que el
apego alatradicinfiier unvalor determinante paraloscensoresa lahorade
dictaminar sobrelostextos.Sibienes cierto que las obras de BueroVallejo se
autorizan con ms facilidad, y que la nica obra prohibida fue precisamente
ventura
en lo gris,
a la que se tach de extranjerizante , tampoco hay que
olvidar que dentro del propio rgimen franquista, sobre todo en los primeros
aos, hay voces que proclaman la necesidad de romper con la tradicin
anterior a la cruzada y crear un teatro del nuevo estado. En este sentido,
podra entenderse la buena acogidaquedispensaron, tanto los censores como
la crtica oficial, a ciertas obras de Arte Nuevo^^.
La evolucin producida a lo largo de los aos en las posturas de ambos
autoresnodejadeser significativa. Cuando publicaLa
revolucin y
la crtica
de la cultura (1969), Sastre se mostraba ms radical an en su postura
imposibilista 191 \
2,
pp. 133-134):
Para mi resultara hoy. ms escandaloso que nunca -creo preferible hastael
silencio- que el arte (teatral o no) se hiciera hoy, entre nosotros, prudente,
posihilista.
[...].
Yo diria extremando los trminos:enarteo sehace loque no se
^
As, Ricardo Domnech. afirma: el autor ha llevado
a
cabo esta investigacin formal
con mucha cautela, sin aspavientos, singestos:esforzndoseenhacerlacompatible-posihle-
con los usos del teatro comercial de hoy (1992:,
p.
45).
-^ABC 14-X-I949. (Apud. De Paco. 1994, p. 68).
- Vid. De Paco. 1988.
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puede o espreferible no h cer
nada
Buero Vallejo, en cambio, afrmara unos aos despus que, en el fondo,
ambos estaban de acuerdo en lo esencial, aunque slo l se atrevi a llamar
l s cos s
por
su
nombre: Haba
un
acuerdo
de
base; la diferencia estribaba
en
que
yo
llamaba a
l s
cosas por
su nombre y los
dems
no.
Posibilismo es para
m lo que se hace (Isasi ngulo, 1974, p. 57). Ya en 1984, Sastre se
mostraba decepcionado con
el
resultado
de
ambas posturas (Caudet, 1984, p.
62):
Yo pienso que la equivocacin de Buero Vallejo consista en que, al ejercer su
trabajo desde el punto de vista posibilista, se adapt al sistema. Y adaptndose al
sistema,nocontribuydem si do romperlo [...] Y, porotrolado,l posicin ma,
ms radical, tampoco es un gran triunfo porque ese radicalismo de mis posiciones
me llev a la inoperancia, a que mis obras no se estrenaran. Con lo cual tampoco
contribu grandemente a la libertad.
El tiempo se encargara de diuminar an ms las diferencias. En im
coloquio celebrado en 1998 en la RESAD, Sastre admita que haba muchas
ideas vlidas en
lo que
Buero Vallejodeca: Msbien,haba un problema de
grado, se puede decir que ramos posibilistas todos, haba que ser ms o
menos
posibilista (Alonso
de
Santos, 1998, p .128).Con estas declaraciones
pareca cerrar una controversia
que se
fundamentaba
en l
distinta percepcin
que ambos autores tenandelacensura,y queno secorresponda, como hemos
ido viendo, con la opinin que los censores tenan de sus obras.
196
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