Daniel Echavarri Andueza
Ignacio Alvarez Borge
Facultad de Letras y de la Educación
Grado en Geografía e Historia
2015-2016
Título
Director/es
Facultad
Titulación
Departamento
TRABAJO FIN DE GRADO
Curso Académico
Abd al-Rahman III
Autor/es
© El autor© Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones,
publicaciones.unirioja.esE-mail: [email protected]
Abd al-Rahman III, trabajo fin de gradode Daniel Echavarri Andueza, dirigido por Ignacio Alvarez Borge (publicado por la
Universidad de La Rioja), se difunde bajo una LicenciaCreative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a lostitulares del copyright.
Trabajo de Fin de Grado
Abd al-Rahman III
Autor:
DANIEL ECHÁVARRI ANDUEZA
Tutor/es:
Fdo.Ignacio Álvarez Borge
Titulación:
Grado en Geografía e Historia [602G]
Facultad de Letras y de la Educación
AÑO ACADÉMICO: 2015/2016
1
Resumen:
Con la llegada de Abd al- Rahman III en el año 912 se abría una nueva etapa
dentro del emirato cordobés. Esto ocurría, en un momento donde tanto la autoridad
como el prestigio de la casa Omeya estaba en entredicho, de ahí que los altos
funcionarios del emirato viesen con buenos ojos el acceso al trono del joven emir. Este
accedía al emirato con apenas 21 años y sin ningún tipo de experiencia militar. Sin
embargo, el joven emir pronto demostraría su valía, encarando los numerosos conflictos
de Al- Andalus con valentía. Entre muchos de los problemas que el emir debía encarar,
uno de ellos fue la rebelión de Umar ibn Hafun, caudillo muladí que llevaría décadas en
rebeldía, siendo el principal problema interno del emirato cordobés. Si bien la situación
interna podía ser más que caótica, más lo era la situación exterior, donde el califato
Abbasí estaba en una situación crítica debido a su debilitamiento. Además,
aprovechándose de esta coyuntura un nuevo califato surgía en el norte de África,
amenazando de este modo la paz religiosa de la comunidad musulmana andalusí. Con el
fin de abordar este conflicto Abd al- Rahman III, decidirá nombrarse califa de Al-
Andalus. Hasta este momento podemos exponer que Abd al- Rahman III vivió una
época de constantes triunfos. Las cosas darían un giro radical en el año 939 cuando las
tropas califales fueron derrotadas ante los cristianos del norte. Después de esta trágica
derrota el califa estuvo a punto de perecer ante los atacantes a causa de la traición de
varios de sus hombres. Abd al-Rahman se recluirá en Córdoba con el propósito de
construir Medinat az- Zahra, pasando de ser un califa batallador a un califa constructor
que delegó el mando de sus ejércitos a sus leales servidores.
Abstract:
With the arrival of abd al - Rahman III in the year of 912 a new stage opened
within the cordobes emirate. This happened when both the authority and the prestige of
de Omeya house were being questioned. Hence, the high officials of the emirate looked
favourably upon the access to the throne of the young emir. He succeed to the emirate
at the age of 21 years old without any type of military experience. However, the young
emir would soon prove his value facing the numerous conficts in Al-Andalus
courageously. Among the many problems that the emir had to face, was Umar ibn
Hafun´s rising, muladi caudillo who had been in rebelliousness for decades, becoming
2
the main inner problem of the cordobes emirate. While the internal situation was really
chaotic, the external situation was even more where the caliphate Abbasi was in a
critical situation due to its weakening. Furthermore taking advantage of its weakening a
new caliphate emerged in the North of Africa thereby threatining the religious peace of
the Muslim community Andalusi. In order to address this conflict, Abd al- Rahman II
decided to appoint himself as a caliph of Al Andalus. So far we can say that Abd al-
Rahman III lived a period of constant success. Things changed radically in 939 when
the caliphal troops were defeated by the Christians of the North. After this tragical
defeat, the caliph was about to die because of the attacks and the betrayal of some of his
men. Abd al-Rahman confined in Córdoba in order to build Medinat az- Zahra turning
from a fighting caliph to a builder caliph who delegated the command of his armies to
his loyal servants.
3
Índice:
1. Introducción……………………………………………………………………….. 4
2. Estado de la cuestión…………………………………………………………….. 5
3. Fuentes……………………………………………………………………………. 7
4. Abd-Allah y los problemas territoriales de Al-Andalus………………………. 8
5. Sucesión ¿El por qué de Abd al-Rahman III?...................................................... 12
6. Ascenso al poder emiral ………………………………………………………… 16
7. Política de combate con el fin de restablecer la unión territorial…………… 18
8. El titulo califal un antes y un después de la adopción del mismo…………… 24
9. La Batalla de Simancas, del califa batallador al califa constructor……….... 28
10. Conclusiones…………………………………………………………………… 31
11. Bibliografía……………………………………………………………………. 33
4
1. Introducción
En esta introducción hablaré, sobre la figura de Abd al- Rahman III, del cual voy
a tratar en mi trabajo. En primer lugar, decir que me resultó fácil escoger dicho tema ya
que llevaba tiempo queriendo estudiar a este gran personaje histórico, de ahí el que me
decantase por investigar y profundizar en dicho monarca.
En primer lugar quería investigar profundamente en este personaje no con el fin
de hacer una biografía del mismo donde solo se viese su vida, muerte o esposas que
tuvo, sino queriendo ir más allá de su historia personal y adentrándome en las entrañas
del mismísimo personaje. De ahí que si alguien lee mi trabajo no verá un relato de la
vida del mismo sino un estudio de los hechos que a mi parecer marcaron la vida de este
emir cordobés que más tarde adoptaría el título califa, aglutinando de ese modo tanto la
figura política como la religiosa. En segundo lugar, mi objetivo era dar o al menos
intentar exponer las causas de por qué este monarca en determinados momentos de su
vida llevó a cabo determinadas decisiones, tales como adoptar el título califal o el de
pasar de ser un califa batallador a un califa recluido en su ciudad y dedicado a la
construcción de Medinat az- Zahra.
Destacar que si bien a lo largo de todo el graduado de Geografía e Historia ya
había llevado a cabo numerosos trabajos de los cuales varios incluso superaban en
extensión a este Trabajo Final de Grado, decir que en la elaboración de éste he intentado
aplicar todo ese criterio crítico y expositivo que hemos ido adquiriendo a lo largo del
todo la carrera. También reseñar, que respecto a la metodología utilizada en la cual me
he basado es, en la obtención de una extensa base de datos, a partir de la cual he
comenzado a elaborar poco a poco mi trabajo.
Aquí doy por finalizada mi carta de presentación donde quiero decir que debido
a la breve extensión del trabajo, ya que éste no podía superar las 10.000 palabras, me he
decantado por aquellos hechos que en mi opinión fueron más relevantes en la vida de
este personaje, no solo por como condicionaron estos su presente sino también en la
influencia que tuvieron en su dinastía.
5
2. Estado de la cuestión
En este apartado trataré de mostrar mis fuentes secundarias de estudio, donde
principalmente quiero destacar a tres autores. A partir de los cuales, he obtenido la gran
mayoría de la información de este Trabajo de Fin de Grado. Me gustaría destacar
también, el hecho de que a lo largo del trabajo he utilizado varios autores más, que por
necesidad de abreviar no puedo comentar en este apartado pero que he citado
correctamente en el apartado bibliográfico del mismo. En cuanto a los autores a destacar
citar a Eduardo Manzano Moreno, Maribel Fierro y Julio Valdeón Barque. Decir que,
los tres tienen numerosas obras a cerca no solo de la figura de Abd al-Rahamn III sino
también, obras que engloban investigaciones acerca de todo el mundo musulmán.
En primer lugar, destacar la obra de Eduardo Manzano bajo el título
“Conquistadores emires y califas”, anotar que en ella podemos encontrar gran cantidad
de información acerca de toda la dinastía Omeya de Al- Andalus, lo cual hace que
podamos obtener una gran cantidad de datos, facilitando de ese modo la comparación
entre los diferentes omeyas y haciéndonos una idea, no solo del reinado de Abd al-
Rahman III sino también de todo el emirato anterior y posterior califato.
En segundo lugar, tenemos a Maribel Fierro y su obra “Abderramán III y el
califato de Córdoba”. En ella se trata a Abd al- Rahman III de una manera personal,
narrando los hechos más relevantes del emir cordobés alejándose de hacer una mera
biografía y dándonos un análisis crítico del gobierno del primer califa de Al- Andalus.
Destacar el trato y el análisis que nos da esta obra en relación a la derrota del ejército de
Abd al- Rahman III en batalla de Simancas, alejándose la autora de la perspectiva dada
por Pedro Chalmeta.
Por último y para finalizar, tendríamos Julio Valdeón Barque y su obra
“Abderramán III y el califato de Córdoba”. Es una obra donde se nos presenta una
estructura muy parecida a la dada por la autora Maribel Fierro, en ambas se trata la
figura de Abd al-Rahman III, no descontextualizándolo sino relacionando a dicho
monarca con su pasado, presente y futuro.
En conclusión, mi base de datos ha sido obtenida a través de autores actuales,
como bien se podrá ver en el apartado bibliográfico. Esto no quiere decir, que haya
6
olvidado el consultar un elenco más amplio de autores con el fin de enriquecer mi
Trabajo Final de Grado.
7
3. Fuentes
Respecto a las fuentes primarias consultadas, estas sobre todo han sido
orientadas hacía el volumen traducido al castellano por M. Jesus Viguera de Ibn Hayyan
bajo el título: “Crónica del califa Abdarrahman III an-nasir entre los años 912 y 942”
(al- Muqtabis V). En dicho volumen podemos ver un amplio elenco de crónicas
contemporáneas donde el historiador Ibn Hayyan relata varios pasajes de la vida del
propio Abd al- Rahamn III. Observamos también, como el autor al escribir en torno al
año 1000 se refiere en todo momento a Abd al- Rahman III como califa a pesar de que
haya momentos donde este relata hechos ocurridos anteriormente al año 929 y antes de
que hubiese adoptado el título califal. A pesar de ser una gran obra, a partir de la cual
los historiadores podemos sacar un gran partido, debemos estudiarla con precaución ya
que en ella se glorifica a dicho personaje.
8
4. Abd-Allah y los problemas territoriales de Al-Andalus
Años difíciles le tocaría vivir al abuelo de quien en el futuro sería el gran Abd
al-Rahman III. Esta situación convulsa que se agudizaría durante el emirato de Abd-
Allah tendría su origen años atrás, concretamente en el emirato del padre de Abd- Allah
quien tendría que enfrentarse a toda una serie de revueltas que asolarían su reino y
pondrían de ese modo en entredicho la autoridad del propio emir1. Dichas revueltas
estarían caracterizadas por varias tendencias centrífugas, la cuales se basaban en
cuestionar por parte de los diferentes líderes locales la autoridad emiral. Quizá, la más
llamativa de todas ellas, fue la rebelión de Umar b.Hafsun, que se extendió a lo largo de
cuatro décadas.
Por si esto fuera poco, a dichas tendencias habría que añadirle otro problema ya
que Muhamad legaría el trono a su hijo primogénito al- Mundir, este a su vez, sería
hermano de Abd-Allah, quien habría nacido unos meses después de él2. Como podemos
comprender en una sucesión abierta donde no tenía por qué ser el primogénito quien
heredase el trono, este hecho hacía que Abd- Allah se viese con opciones al trono
emiral. De ahí, que se rumorease que la muerte de al- Mundir mientras estaba en
combate contra el ya mencionado caudillo Umar b. Hafsun, pudiese ser a causa del
envenenamiento de su propio hermano. Este hecho, cuya autenticidad nunca podremos
corroborar, ya que son meras conjeturas, sí nos lleva a una gran conclusión y es el hecho
que dicha muerte contribuyó aún más a debilitar el poder emiral en un momento donde
los diferentes caudillos de Al-Andalus estaban cuestionando precisamente dicho poder.
Envenenado por él o no, el hecho es que Abd- Allah heredaría el trono en el año
888, justo dos años después del breve reinado de su hermano y gobernaría hasta el año
912 ( véase en cuadro 1). En líneas generales, podemos destacar que durante los 24 años
en los cuales Abd-Allah estuvo al mando del emirato, este estuvo inmerso en grandes
disputas internas las cuales cuestionaban el poder central cordobés. Dicho periodo
pasará a la historia como la primera fitna. Estas disputas que cuestionaban el poder
emiral desafiaban el poder central con el fin de obtener ellos una mayor autonomía. En
1 El abuelo de Abd-Allah sería Muhammad quien sería el cuarto emir omeya de Al-Andalus.
2 Lógicamente Abd-Allah sería hijo de Muhammad pero habría sido concebido por otra esposa del emir
9
su mayoría se trataba de diferentes poderes regionales los cuales a su vez buscaban
obtener un mayor poder3.
Entre dichos poderes destacan los Banu Qasi4. Esta familia gobernaría de forma
totalmente independiente en la zona del Ebro, hasta el punto de que uno de sus vástagos
fue calificado como el tercer rey de España. Esto nos da a conocer el poder que dicho
caudillo llegó a amasar y este hecho, no se entiende de otra manera sino a costa de una
reducción del poder emiral. Pero dicho caudillo no viviría en los años de Abd-Allah
sino que sería coetáneo del padre de Muhamad, conocido como Abd al-Rahman II.
Como dichas tendencias ya venían dándose años atrás y si bien adoptarían caracteres y
razones muy distintas a lo largo de los años, el hecho es que durante el emirato de Abd-
Allah todas ellas estaban muy presentes.
Otro poder que actuaría de manera más que independiente sería el ya citado
rebelde Umar b. Hafsun cuya familia pondría en jaque a la autoridad emiral entre los
años 880-926. Dicho rebelde muladí, elegiría como sede Bobastro, y su revuelta sería
apoyada tanto por mozárabes como por muladíes, llegando a controlar gran parte de la
alta Andalucía. La situación sería tan caótica en años del abuelo de Abd al-Rahman III
que apenas éste controlaría más allá de las murallas de la ciudad de Córdoba.
En cuanto a las diferentes respuestas de los emires de turno a dichas revueltas,
estas se basaban en el envió de diferentes aceifas con el fin de sofocar y castigar a los
rebeldes. Sin embargo, esto rara vez lograba grandes éxitos ya que las aceifas solamente
arrasaban las zonas sublevadas sin llegar a poder someter verdaderamente a dichos
caudillos, ya que estos se refugiaban tras sus murallas y en numerosas ocasiones el
conflicto terminaba con el aman de los sublevados. Los ya mencionados caudillos, una
vez habían partido los hombres del emir volvían a desafiar la autoridad emiral. En
cuanto a las causas de dichas revueltas, se nos hace difícil poder detallarlas ya que las
crónicas musulmanas rara vez describen los objetivos de dichos caudillos sino que
hacen mayor hincapié en mostrar y describir las mismas.
3 Dicho concepto es recogido por autores como Maribel Fierro en su obra FIERRO, M., Abderramán III y
el califato omeya de Córdoba. Donostia, Nerea, 2011, p.78. Sin embargo otros autores sostienen que la primera fitna tuvo lugar en el transcurso del siglo XI, siendo detonante la caída del emirato omeya en el año 1031 y como consecuencia la desintegración del emirato en taifas. 4 Familia que gobernaría a lo largo del Ebro, entre los años 714-924, teniendo relaciones tanto con los musulmanes como con los reinos cristianos.
10
A pesar de esto podemos hacer una breve distinción entre las diferentes
rebeliones que se dieron lugar a lo largo de todo el emirato cordobés, registrándose
diferencias notorias entre las primeras rebeliones a las que tuvieron que hacer frente los
primeros Omeyas y las rebeliones que tuvieron que hacer frente los emires a partir del
emirato de Muhammad y que años más tarde el gran Abd al-Rahman III pondría fin. En
cuanto a las rebeliones que padecieron los primeros Omeyas estas eran llevadas a cabo
en su mayoría por caudillos árabes y bereberes, los cuales eran contrarios a la dinastía
Omeya y por tanto anhelaban la restauración del dominio abbasí. En cambio a partir del
siglo IX y hasta la llegada de Abd al-Rahman III, estas rebeliones ya no estarían
encabezadas por árabes ni bereberes, sino por familias de origen indígena que se
habían convertido al islam, las cuales en algunas regiones habían desplazado a las élites
antes descritas. Tenemos el caso de los ya citados Banu Qasi, los Banu Sabrit…todas
estas familias no deseaban suplantar el poder emiral sino que buscaban una mayor
autonomía y por tanto una mayor descentralización5. Debemos tener presente que
ninguna de estas rebeliones ponía en cuestión la legitimidad omeya. Es más, dichas
rebeliones no se oponían a la arabización ni a la propia dinastía, de ahí que aunque
estuviesen en rebeldía tuvieron buenas relaciones con los ulemas y siguieran fundando
mezquitas. Más que anecdótico es lo que decía un cronista latino de Musa b. Musa6:
“Godo de nación pero engañado por la religión musulmana con toda su gente”7.
Sin embargo todas estas rebeliones nunca llegaron a una causa común, sino que
cada rebelión buscaría sus propios intereses, dándonos también a conocer la
heterogeneidad de la sociedad musulmana. Muy diferente sería la rebelión que llevaría
a cabo el ya citado Umar b Hafsun, el cual era originario de la región de Málaga
rebelándose en el año 883. Lo curioso de todo esto era que Umar b. Hafsun había
participado años atrás como combatiente en el ejército emiral. Entonces cabe
preguntarse, ¿debido a que decidió tomar las armas contra el propio emir? La razón la
encontraríamos en que los árabes colmarían los puestos más altos tanto del ejército
como de la administración, siéndole muy difícil a personas como Umar ascender y por
5 Véase: LORENZO JIMENEZ, J., Los dawla de los Banu Qasi: origen, auge y caída de una dinastía
muladi en la frontera superior de Al-Andalus. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2010. 6 Conocido caudillo de los Banu Qasi. 7 “Natione Gotus sed ritu Mamentiano cum omni gente sua deceptus”, Crónica de Anlfonso III,pp. 144-145.
11
consiguiente obtener mejores puestos. De ahí que a partir del gobierno de Muhamad los
diferentes poderes locales decidan distanciarse del poder cordobés, en la creencia de que
solos podrían obtener mayores beneficios.
Para terminar con esta breve aproximación al panorama previo a Abd al-
Rahman III, destacar que a todas estas revueltas habría que sumarle el hecho de que en
los últimos años de vida de Abd-Allah se implantara en el norte de África el califato
fatimí8, de este modo no solo se pondría en entredicho la unión del propio emirato sino
también la legitimidad religiosa del mismo, asunto el cual Abd al-Rahman III abordara
en su emirato.
En conclusión, a lo largo del emirato podemos observar como la naturaleza de
las propias rebeliones van mutando, no siendo de la misma naturaleza las rebeliones que
tuvieron que combatir los primeros Omeyas de las rebeliones a las que más tarde los
emires Omeyas tuvieron que hacer frente, y a las que finalmente Abd al-Rahman III
conseguirá ponerles fin, como ya veremos en líneas posteriores.
Cuadro 1: Fuente: Elaboración propia basándome9, donde se nos refleja los diferentes Omeyas
que gobernaron Al-Andalus.
8 Concretamente en el año 909.
9 MANZANO, Conquistadores emires y califas. p 192.
Abd al Rahman I (788)
Hisam( 796)
Al- Hakam (822)
Abd al-Rahman II( 852)
Muhammad(886)
al- Mundir (888)
Abd Allah (912)
Abd al Rahman III(961)
al- Hakam II( 976)
Hisam II (1013)
12
5. Sucesión ¿El por qué de Abd al-Rahman III?
Abd al-Rahman III, accedería al emirato Cordobés en el año 912. Este heredaría
el trono andalusí a través de su abuelo, rompiendo ambos con la tan continuada
tradición dentro de la casa Omeya donde los hijos heredaban el trono Cordobés. Sin
embargo, esta tradición se rompería en dos ocasiones, la primera con Abd-Allah el cual
heredaría el trono tras la muerte de su hermano y en el caso de Abd al-Rahman III que
llegaría al trono tras la muerte del ya mencionado Abd-Allah. Salvo en estas dos
excepciones, calificada la segunda por Eduardo Manzano como algo confusa10, desde
el reinado de Abd al-Rahman I (756) hasta el reinado de Hisam II (965) el trono Al-
Andalusí fue heredado de padres a hijos. Consiguiendo legitimar su autoridad
hereditaria durante más de 250 años11.
Tras esta breve introducción cabe preguntarse porqué Abd- Allah decidió que
fuese su nieto quien accediese al trono tras su muerte y no alguno de sus numerosos
hijos legítimos. Este hecho ha sido etiquetado como confuso como he comentado en
líneas anteriores. Dicho esto, Abd al- Rhaman III fue coronado en el año 912, siendo de
ese modo el octavo emir de la casa Omeya y comenzando un nuevo ciclo de siete
omeyas Al- Andalusíes que, a diferencia de los siete omeyas anteriores el inaugurado
por Abd al-Rahaman III no sería completado. Siendo coronado bajo el nombre de Abu
l-Mutarrif Abderramán ibn Muhammad ibn Abd Allah ibn Muhammad ibn Abderramán
II ibn al- Hakam ibn Hisham ibn Abderráman I. De este extenso nombre debemos
destacar los nombres de Abderramán y Abu l- Mutarrif. El primero hace referencia al
primer fundador de Al-Aldalus el ya mencionado Abd al-Rahman I, en cuanto al
segundo decir que es curioso que Abd al-Rahman III se apodara con dicho sobrenombre
ya que este fue el nombre del asesino de su padre12. Este hecho pudo tener varias
explicaciones, la primera es que Abd al-Rahman III con dicho nombre venía a decir que
no olvidaba lo que años atrás le había ocurrido a su padre, con el objetivo de adueñarse
del nombre del asesino de su padre y de esta manera vengarse de él. Esta hipótesis
puede darse por válida, pero hay que destacar que Abd al-Rahman III no llevo a cabo
10
MANZANO, Conquistadores emires y califas.p 191. 11 Hecho más que curioso, ya que tenemos que tener presente que durante esos años el trono Omeya paso por manos de diez omeyas distintos, pasando este de manera íntegra sin fisuras en el territorio Andalusí, hecho muy distinto a lo ocurrido en otras monarquías donde el territorio en numerosas ocasiones se dividía a la muerte del monarca. 12 FIERRO, Abderramán III y el califato omeya de Córdoba, p. 70.
13
una política de venganza contra los familiares del asesino de su padre, hasta el punto de
tener una gran amistad con un hijo del mismo al cual le dio grandes puestos en la
administración Omeya. Otro hipótesis también valida, podría ser el hecho de que con la
incorporación de este nombre Abd al-Rahman III, quería remarcar la unidad de Al
Andalus en un momento en el cual dicha unidad sería dudosa. De ese modo, remarcaría
que aceptaba tanto la herencia de su padre como de su tío. Y la última hipótesis la cual a
mi parecer es la más sencilla y convincente es que esta Kunya fue llevada tanto por el
fundador de Al- Andalus como por Abd al Rahman II13. Esto es, con esto se relacionaba
a Abd al-Rahman III con el fundador de la dinastía Omeya, al asimilar el nombre de
este primero en una manera de intentar relacionar a este nuevo Abd al-Rahman III con
el fundador de la casa Omeya en Al-Andalus.
Dicho esto, cabe preguntarse hasta qué punto se intentó llevar a cabo esta
similitud entre este emir y su antepasado. Las fuentes nos dicen que Abb Allah sentía
una gran devoción por su nieto y que en su lecho de muerte le dio un anillo indicando
de ese modo que sería el nuevo emir de Córdoba, siendo esta sucesión llevada a cabo
con facilidad y sin oposición14. Debemos descartar el hecho de que su abuelo se
decantase por ese nombre y por su similitud con el fundador de Al- Andalus, ya que ya
tenía otros hijos legítimos que se llamaban Abd al-Rahman. Además, también hay
crónicas que nos dicen que los altos funcionarios omeyas tenían una gran esperanza en
el nieto de Abd Allah con el fin de que este devolviese la unidad territorial a Al-
Andalus15. Si bien debemos matizar que todas estas fuentes contemporáneas al emir
tratan glorificarlo, de ahí que estas no nos hablen de otros posibles candidatos al trono.
Otro de los hechos a destacar en la entronización es el factor edad. Esta fue
relevante ya que Abd al-Rahman III en el año de su entronización tendría en torno a 24
años y había que tener en cuenta que no podía ser mayor que el primer fundador de Al-
Andalus ni tampoco mayor que el Mahdi de los fatimíes16. Sin embargo, este factor
13
El primer Abd al Rahman I sería llamado Abu l. Mutarrif Abderramán ibn Mu´ awiya y el segundo Abd al Rahman II, Abu l- Mutarrid Abderramán ibn al- Hakam. 14 Una crónica anónima de Abd al- Rahmán III Al- Nasir, traducida y editada por E. Lévi-Provencal y Emilio Garcia Gómez. 15
Véase: Traducción É.Levi- Provencal y E.García Gómez: Crónica anónima…, 29/91 y Eduardo Manzano, “El círculo de poder de los califas omeyas de Córdoba”, Cuadernos de Madinat al- Zahra, 5 (2004), 14-15. 16 Sería amenaza de los omeyas Al- Andalusíes, y uno de los factores que hizo que Abd Rahmán III se decantara por titularse califa en el año 929.
14
quedará descartado ya que esos hijos de Abd Allah llamados Abderramán fácilmente
pudieron tener la misma edad del futuro califa cordobés.
Otro factor muy relevante sería el hecho de que este fuese nieto y no hijo, ya que
con esto se volvía a hacer una similitud con el primer fundador Omeya, quien no había
sido hijo de su antecesor sino nieto. De nuevo, en esta ocasión, también este sería el
favorito de su abuelo al igual que en el caso de Abd al-Rahman III, pudiendo esto
alentar las esperanzas de los ya mencionados altos funcionarios omeyas por este emir.
Ahora bien, una vez hecho este análisis donde queda demostrado que se
relacionó intencionadamente a este nuevo emir con el fundador de la dinastía el Al-
Andalus, queda por saber porqué se llevó a cabo dicha relación. Una explicación es el
ya mencionado simbolismo Omeya, que hace referencia a ese ciclo de siete omeyas que
ya habían gobernado anteriormente en Al-Andalus y por tanto, Abd al-Rahman III
abriría con él un nuevo de ciclo de siete omeyas Al-Andalusís que en este caso no
llegaría a completarse por la disolución del califato cordobés. Además, su abuelo y
predecesor moriría en el cambio de siglo, año 300 de la hégira. De ahí que Maribel
Fierro en su obra se pregunte si no fue esta una muerte intencionada con el fin de que
este muriese justo en el día adecuado17. Debido a que a raíz de esto comenzaría a
circular la idea de que este Abd al-Rahman III sería quien volvería a traer la fortuna a la
dinastía Omeya, recordando así a los tiempos de Abd al-Rahman I. De ese modo, cabe
pensar que tanto Abd Allah como los altos funcionarios omeyas llevaban tiempo
pensando nombrar a Abd al-Rahman III como emir. Se basaban en que este era nieto, no
hijo del emir anterior, en su nombre y en su juventud con el fin de poner fin a las
diferentes revueltas que estaban surgiendo dentro de la familia Omeya de las cuales
estos eran conscientes ya que estas amenazaban la mermada autoridad Omeya hasta el
punto de poner en riesgo dicha autoridad, haciendo que el emirato estuviese en riesgo de
deshacerse como un azucarillo se deshace en un vaso de agua.
Para terminar, y antes de comenzar con el siguiente punto, cabe decir que
si bien hasta hora hemos apelado a las similitudes y al hecho de que Abd al-Rahman III
sería el favorito de su abuelo cabe destacar el hecho, de que posiblemente Abd Allah
fijó su atención en su nieto por su juventud. Esta hacía que su nieto no fuese una
17 FIERRO, Abderramán III y el califato omeya de Córdoba, p. 73.
15
amenaza para su trono y de ahí que este viviese en el alcázar con su abuelo. Por el
contrario, sus hijos serían vistos como una seria amenaza, hasta el punto de que la
muerte del padre Abd al-Rahman III fue ordenado por el abuelo de este, no siendo este
el único hijo de Abd Allah que moriría a manos del mismo. Decir también, que la
sucesión Omeya no era vista tanto como una sucesión de padres a hijos, sino que era
más bien el propio emir de turno quien decidía a quien nombrar sucesor en función de la
elección del propio emir siendo esta, una elección de carácter personal 18.
18
MANZANO, “El círculo de poder de los califas omeyas de Córdoba”, p. 12.
16
6. Ascenso al poder emiral
En el año 912 (300 de la hégira), Abd Allah falleció justo coincidiendo con el
cambio de siglo y de ese modo dotó de un gran simbolismo la ceremonia de coronación
de su nieto, accediendo este al poder emiral con apenas 21 años de edad, lo cual hacía
de su extrema juventud una gran debilidad, a pesar de que ya en años anteriores su
abuelo había más que demostrado en público sus inclinaciones por este nieto hasta el
punto de sentarlo en el mismísimo trono de Al-Andalus. Este gesto a su vez demostraba
un gran deprecio hacia los demás miembros de la familia Omeya, entre los cuales habría
numerosos hijos legítimos del emir cordobés19.
Sin embargo, esta apuesta fue sumamente arriesgada ya que el joven emir apenas
tenía experiencia militar y podía suscitar el recelo de sus tíos debido a que estos eran
hijos de emir cordobés y por lo tanto herederos legítimos al trono cordobés. A pesar de
que desde nuestro punto de vista esto tuvo que suscitar recelos y conflictos el caso es
que la ceremonia de entronización de Abd al-Rahman III se llevó acabo sin ningún tipo
de sobresaltos ni conflicto alguno. Si bien, debo destacar que, lógicamente todas las
crónicas árabes escritas en dicha época trataban de encumbrar al nuevo emir y por tanto
es lógico que en el caso de que hubiese disidencias entre los familiares omeyas estas no
fueran mostrados con el fin de hacer una propaganda glorificadora del nuevo emir
cordobés20. Sí conocemos, que durante el reinado de Abd Allah hubo numerosas
revueltas entre los propios familiares del emir, afectando varias de ellas a hijos
legítimos del propio emir, el cual desconfió tanto de sus propios hijos hasta el punto que
ninguno vivía con él. Este tipo de política tendrá su continuación en el propio Abd al-
Rahmán III, el cual dispersaría a sus hijos, dejando solamente consigo únicamente a su
futuro descendiente al- Hakam II.
El hecho es que el 15 de octubre del año 912 Abd al-Rahman III fue nombrado
emir de Al-Andalus. En dicha ceremonia se reunirían los más notables del reino, entre
ellos sus tíos paternos, esto es, los hijos del ya fallecido emir y también algún hermano
del mismo los cuales aún vivían. Destacar que tampoco podemos saber con certeza si
algún familiar omeya decidió no asistir a la misma, debido que a las fuentes
19
Véase: VALDEÓN BARUQUE, J., Abderramán III y el califato de Córdoba. Madrid, 2001, p. 106. 20
Crónica anónima de Abd al Rahmán III al- Nasir, donde se dice que el acceso al emirato se hizo fácilmente y sin ningún tipo de oposición.
17
contemporáneas se dedican principalmente a ensalzar y encumbrar al recién nombrado
emir, describiendo en las mismas que tanto los tíos, como otros familiares, parientes y
“mawlas” le juraron fidelidad a pesar de su juventud21.
Como bien hemos podido comprobar parece ser que el nombramiento de Abd al-
Rahman III se llevó a cabo de manera pacífica. Ibn Hazm afirma en sus obras que fue
una asamblea la que nombro a Abd al-Rahman III emir. A pesar de que la elección fue
llevada a cabo de manera personal por su abuelo, hubo también una asamblea posterior
la cual ratifico el nombramiento22. Por desgracia el cronista no da más datos acerca de
dicha asamblea, pero está claro que dicha asamblea se celebró, siendo el nombramiento
de Abd al-Rahman III aprobado por los más notables del reino. Sin embargo, si en
dicho año las cosas supuestamente fueron del todo correctas, no lo fueron así años más
tarde. En ese momento Abd al-Rahman III llevaría a cabo una depuración dentro de la
familia Omeya, ya que algunos de los tíos que en el año 912 dieron todo su apoyo y
beneplácito a la elección de Abd Allah, años más tarde se sublevarían contra el propio
emir cordobés con el fin de derrocarle. Esto hace pensar que quizás no todos aplaudirían
con gozo el nombramiento de Abd al-Rahman III como emir en el año 91223. Decir que
las crónicas contemporáneas al igual que las posteriores hablan en favor de Abd al-
Rahman III ya que durante su reinado el emirato recuperó todo el esplendor perdido
años atrás tras el nefasto gobierno de Abd Allah.
Por último reseñar que con posterioridad a dicha ceremonia tendría lugar la
oración fúnebre del cadáver de Abd Allah, el cual habría fallecido a la avanzada edad de
72 años y después de llevar más de 24 años al frente del emirato cordobés. A destacar el
contraste entre ambos emires, donde el fallecido accedió al poder a la tardía edad de 48
años y por el contrario el nuevo emir accedió al poder con poco más de veinte años.
Quizás esta juventud fue lo que dio las mayores ventajas a Abd al-Rahman III, ya que a
pesar de su inexperiencia tenía por delante una vida entera para poner al día los asuntos
del emirato cordobés. A esto pudo ayudar el que los altos funcionarios del emirato se
decantasen por él, ya que con su juventud hacía que se pudiese establecer un reinado
largo y así restablecer la tan mermada unidad territorial andalusí.
21
MOLINA, L., Una descripción anónima de al-Andalus, 2 vols., Madrid, 1983. 22 Ibn Haznm fue un historiador andalusí que vivió entre los años 994-1064, por tanto relata de manera posterior todos los hechos. 23 MANZANO, Conquistadores emires y califas, pp.189-203.
18
7. Política de combate con el fin de restablecer la unidad territorial
Ya en el año 912 nada más acceder al trono Abd al-Rahman III haría públicos
unos ambiciosos objetivos que eran nada menos que restablecer el tan mermado
prestigio de los omeyas y la autoridad emiral los cuales en los últimos años del emirato
cordobés quedaron en entredicho hasta el punto de que el reino se encontraba en dichos
momentos muy fragmentado, debido a las constantes rebeliones antiomeyas que habían
tenido lugar a lo largo de todo el siglo IX24. De ahí, que los objetivos del joven emir
pasasen por devolver a Al-Andalus la unidad que este se merecía como reino. Sin
embargo, la tarea no se vislumbraba fácil ya que numerosos territorios de Al-Andalus se
encontraban en un estado de autogobierno donde las autoridades locales actuaban con
total autonomía. Además, el emir se tendría que enfrentar al temible Umar Ibn Hafsun,
el cual ponía en jaque a la propia autoridad Omeya hasta el punto de amenazar su
autoridad. A todos estos conflictos internos habría que sumarles el peligro fatimí, ya
que estos enemigos no solo eran enemigos en el ámbito político sino también en el
religioso25. Sin olvidarnos de los cristianos del norte, los cuales comenzaban a ser más
que molestos para la autoridad omeya.
Con el fin de restablecer el orden y hacer frente a los ya mencionados
problemas, el joven emir llevaría a cabo una política dura, por un lado se apoyaría en un
poderoso ejército para castigar a los sublevados pero a su vez gratificaría a aquellos
sublevados que decidieran deponer las armas y unirse a la causa emiral. Para ello el
nuevo emir fortalecería al máximo el ejército profesional dotándolo de una fuerte
organización y crearía una poderosísima marina de guerra26.
Entre las acciones más urgentes que debería llevar a cabo el joven emir estaría
restablecer la unidad territorial de al- Andalus ya que a lo largo del periodo Omeya
numerosos señores locales árabes y bereberes habían puesto en entredicho el poder
Omeya. A dicha inestabilidad se sumarían a mitades del siglo IX líderes de origen
muladí. Estos, que no eran de origen árabe, sino que se habían criado y educado como
árabes comenzaron en esta época a hacerse notar y a retar al poder emiral. En cuanto a
quienes serían estos muladís, decir que Maribel Fierro nos da dos hipótesis a cerca de
24
Hasta el punto a que la segunda mitad del siglo IX ha pasado a la historia como la primera fitna. 25 VALDEÓN, Abderramán y el califato de Córdoba,pp. 111-137. 26 Esta última con el fin de combatir el peligro fatimí, el cual tenía como base de origen el norte de África.
19
quienes pudieron formar este grupo que desafió durante estos años al poder emiral27. La
primera hipótesis nos dice que serían señores feudales de origen visigodo cuyo poder
radicaría en época preislámica. Por contra otra hipótesis desmiente lo anterior
totalmente afirmando que no hay nada que pueda vincular a dichos rebeldes con los
antiguos señores visigodos. El caso más llamativo de dichos rebeldes sería el del muladí
Umar Ibn Hafsun, en cuyo caso su genealogía parece haber sido falsificada con el fin de
relacionarlo con dichos señores visigodos. En cualquier caso, debemos tener claro que
estos rebeldes no hacían sino imitar la propia conducta de los poderes árabes y
bereberes con el fin de lograr una mayor autonomía y de ese modo lograr un mayor
poder.
Como hemos podido ver en líneas anteriores y también he matizado, los omeyas,
durante años ya habían tenido que lidiar tanto contra poderes árabes como contra
poderes bereberes. Sin embargo, para ellos era totalmente nuevo lidiar contra estos
nuevos musulmanes que comenzarían a crear problemas a mediados del siglo IX. Estos
nuevos musulmanes se quejarían de que para ellos resultaría doblemente difícil obtener
puestos de gran relevancia en la administración Omeya, ya que en dicha administración
puntuaba más el ser de origen árabe. Teniendo en cuenta que si bien con la arabización
e islamización se incorporaron nuevos musulmanes a la sociedad alandalusí estos,
seguían compitiendo en desventaja con los árabes los cuales copaban los puestos más
altos de la administración Omeya. Estos clientes omeyas no estarían dispuestos a
compartir dichos puestos con los nuevos musulmanes, oponiéndose totalmente a que
estos accedieran a puestos de poder.
Nada más hacerse con el poder Abd al-Rahmán III dirigió sus esfuerzos a
restablecer la tan mermada unidad territorial de Al-Andalus. Para ello, en primer lugar
se dirigió contra el rebelde muladí Umar ibn Hafsun28. Este rebelde se había alzado en
armas contra el emirato allá por el año 878 y fue derrotado poco después por las trapas
emirales. Tras esta derrota el rebelde muladí se enrolaría en el ejército cordobés
dándose cuenta pronto que para él sería más que difícil acceder a los puestos de mando,
ya que no era ni árabe ni cliente, lo mismo que le pasaría al rebelde muladí al-Yilliqi.
Además, no solo se encontrarían ante una imposibilidad de acceder a puestos de mayor 27
FIERRO, Abderramán III y el califato omeya de Córdoba, pp. 77-79. 28 Otro relevante rebelde muladí fue al-Yilliqi, véanse: MOLINA,L., Vencedor y vencido: Hasim b. `Abd al.`Aziz frente a ibn Marwan al- Yilliqui, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2008.
20
responsabilidad sino que ambos recibieron malos tratos por parte de generales omeyas.
Este mal trato tendría lugar en años del emirato del bisabuelo de Abd al-Rahman III en
un momento en el que la creciente conversión de cristianos andalusíes al islam estaba
haciendo que las arcas del estado viesen afectados sus ingresos. Esto a su vez hizo que
el emir redujese tanto las pagas como los regalos, por lo que la competición por acceder
a dichas prebendas aumentó significativamente, ya que los árabes y clientes omeyas no
querían compartirlas con dichos rebeldes. Teniendo en cuenta lo anterior ambos
rebeldes decidieron sublevarse y actuar por su cuenta ya que, en su opinión, de ese
modo podían obtener mayores logros de los que podían conseguir de la mano del emir29.
Es por eso que en el año 913 Abd al-Rahman III decidió ir contra dicho rebelde el cual
llevaba años en rebeldía. Iniciada una gran campaña contra este rebelde, esta pronto
comenzó a dar sus frutos, haciéndose con varias de las fortalezas rebeldes y cayendo en
manos del emir la fortaleza de Juviles la más inexpugnable del rebelde muladí. A los
habitantes cristianos mandó decapitar dando de ese modo un castigo ejemplar con el fin
de que los demás rebeldes viesen que era capaz el nuevo emir. En estos momentos
también tendría lugar la recuperación de Sevilla, cuyo mandatario había muerto y sus
parientes se habían enzarzado en una disputa por el mando, uno decantándose por
recibir el apoyo de Abd al-Rahman III y el otro recibiendo el apoyo de Umar ibn
Hafsun30, empresa en la que Umar ibn Hafsun volvió a perder.
¿Cómo logró Abd al-Rahman III causar tantas derrotas en el entonces tan
invicto rebelde muladí? En primer lugar decir que las campañas fueron especialmente
feroces, además el nuevo emir se dio cuenta que si quería acabar con el rebelde muladí
debía acabar primero con la red de suministros que estos recibían del norte de África de
manos de los fatimíes31. Y es aquí donde entraba en juego la potente armada que el
monarca mando construir y que se encargaría de acabar con esta extensa red de
suministros que ayudaba la causa fatimí. Estos varapalos y la sequía que afectó al-
Andalus hicieron que el rebelde muladí decidiese pedir el amán, el cual le fue
concedido. Dicho gran rebelde se mantendría en obediencia hasta su muerte en el año
29
La creciente conversión de cristianos en musulmanes comenzó a generar problemas no solo en la disminución de la recaudación sino que estos nuevos musulmanes veían como no gozaban de los mismos privilegios que tenían los árabes y clientes omeyas. 30 Véase: ACIÉN ALMANSA, M., Entre el feudalismo y el islam: Umar ibn Hafsun en los hisotriadores, en las fuentes y en la historia. Jaén, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1997. 31 FIERRO, Abderramán III y el califato omeya de Córdoba, pp. 80-85.
21
918, quedando lejos esos años donde el gran caudillo muladí estuvo a las puertas de la
capital cordobesa. Tras su muerte sus familiares emprendieron una nueva etapa de
rebeldía contra el emir, la cual se saldó con una derrota definitiva en el año 928 cuando
el gran Abd al-Rahman III consiguió entrar en la tan inexpugnable capital de los
rebeldes Babastro y acabo finamente con la rebelión. En relación a la problemática de
que el cadáver de Umar Ibn Hafsun muerto años atrás fuese desenterrado y visto que
estaba enterrado a la manera cristiana, no ahondaré en ello, solo decir que quizá en ese
momento le convenía a Abd al-Rahman III que su antiguo rebelde fuese visto como un
apóstata ya que de ese modo el nuevo emir no solo se legitimaba como un conquistador
sino también como yugo de los herejes. De cualquier manera no podemos afirmar que
dicho modo de enterramiento fuese tal como dicen las fuentes, ya que esto pudo ser una
forma de campaña propagandística. Decir que, Umar ibn Hafsun, durante su vida
pasaría por dar su obediencia al califa fatimí, al emir de Córdoba y al cristianismo, todas
estas obediencias quizá adoptadas más por conveniencia que por creencia.
Respecto a los problemas con árabes y bereberes, reseñar que estos a pesar de
que gozaban de mayores privilegios que los anteriores descritos muladíes, también
protagonizaron rebeliones dentro del emirato cordobés32. Si bien debemos matizar que
estas descendieron en número a partir del siglo IX siendo remplazadas por las
rebeliones muladíes ya que estas aristocracias indígenas en algunos casos como Toledo
y Mérida habían suplantado a los conquistadores árabes. Sin embargo, hubo caudillos
árabes y bereberes que se sublevaron debido principalmente a la perdida de privilegios.
En cuanto al problema fatimí, ya hemos visto como estos ayudaron a la causa de
Umar ibn Hafsun no tanto por afinidad de creencias sino porque para ellos el rebelde
muladí era una especie de caballo de Troya que podía desestabilizar el emirato
cordobés. En líneas anteriores hemos visto como la situación dentro del propio al-
Andalus era más que delicada, pero todavía más lo era al otro lado del estrecho de
Gibraltar33.En el norte de África a los problemas sociales y políticos se unía un
problema religioso. Para estos fatimís tanto los califas, como los omeyas y los abbasies
32 MANZANO, Conquistadores emires y califas, pp. 317-359. 33 VALDEÓN, Abderramán y el califato de Córdoba, pp. 125-128.
22
eran todos usurpadores y por tanto no estaban legitimados34. La gran diferencia entre
ambos está en la función de los imanes, mientras la función del imán sunni era la de
guiar y lograr la salvación de la sociedad musulmana la del imán fatimí era la de ser el
jefe supremo de toda la comunidad musulmana.
De ese modo, enfrentados tanto en el plano religioso como en el político ambos
bandos llevaron a cabo una guerra indirecta, una especie de guerra fría contemporánea.
Lógicamente no es mi tarea hacer historia contractual, ya que soy consciente de las
limitaciones que esta tiene y en ningún momento quiero comparar dos hechos no
comparables, pero es evidente que ambos poderes se enfrentaron no de manera directa
sino por mediación de otros poderes. Si los fatimíes utilizaron a Umar ibn Hafsun como
caballo de Troya para desestabilizar al-Andalus, Abd al-Rahman III utilizaría a los
zanatas35 y los idrisíes para intentar castigar a los fatimíes. Con el fin de combatirlos, el
joven emir no solo se serviría de estos disidentes sino que reforzaría también su poderío
naval. Todo ello con una doble intención, la de bloquear los numerosos recursos que los
fatimíes enviaban al caudillo muladí y la de intervenir en los asuntos del norte de
África. En cuanto al balance global, podemos decir que el nuevo emir lograría acabar
con los recursos enviados por los fatimíes al rebelde muladí. Sin embargo, en norte de
África tras una serie de victorias los fatimíes pronto contratacarían logrando sendas
victorias contra los aliados del emirato. Mencionar que esta amenaza religiosa fue una
de las razones que tuvo en mente Abd al-Rahmán III para decidir en el año 929 adoptar
el título califal.
Para finalizar decir que Abd al-Rahmán III se vio obligado a actuar contra los
cristianos del norte peninsular36. En ese momento los diferentes reinos peninsulares se
estaban consolidando y por tanto comenzaban a ser una amenaza. Además, las
diferentes poblaciones procedentes de las montañas comenzaron a establecerse en la
zona del Duero, en la conocida como “tierra de nadie”. A esta expansión ayudó el clima
de agitación que se vivió en al-Andalus durante el reinado de Abd Allah lo cual propicio
34 Dentro de la comunidad musulmana podemos encontrar la rama shii y sunní y dentro de la rama shii estarían el ala más radical de los ismalíes. A los cuales pertenecían los fatimíes, por el contrario los omeyas pertenecían a la rama sunní. 35
Tribu bereber ubicada en la Argelia actual, que fue aliada del califato cordobés y que lucho contra los fatimíes. 36 Véase MANZANO, E., La frontera de al-Andalus en época de los Omeyas. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1991.
23
el que los cristianos se internasen en territorio emiral. Sin embargo, con la llegada de
Abd al-Rahman III este decidió contener a los cristianos del Norte llevando a cabo
numerosas aceifas contra ellos con el fin no solo de contenerlos sino también de obtener
importantes botines.
24
8. Un antes y un después de la adopción del título califal
En el año 929 Abd al-Rahman III se proclamó califa de Al Andalus37. En
palabras del historiador Ibn Hayyan este completaría su categoría como califa el 16 de
enero del año 92938 apodándose como príncipe de los creyentes e invocándose por
primera vez como califa en el mimbar de la mezquita aljama de la capital cordobesa. La
adopción del título califal por parte de Abd al- Rahman III no pasaría desapercibida
siendo numerosos los poetas cortesanos que narraron en verso dicho acontecimiento.
En estos poemas se cantaría que el emir había conseguido unir la comunidad divina y
por tanto con el fin de festejar dicho logro el emir debía adoptar el título califal39.
Este hecho era algo nuevo para la familia omeya ya que los antecesores al
nuevo califa no se habían atrevido a adoptar dicho poder manteniéndose en una segunda
línea desde el año 756. Si bien si reclamarían su herencia pasada (sus antepasados
fueron califas omeyas que sucumbieron ante los Abbasies, los cuales habían perseguido
y asesinado a numerosos miembros de su familia). Sin embargo, nunca se atrevieron a
dar un paso más adelante y adoptar el título califal. Entonces cabe preguntarse quién era
el líder espiritual de Al Andalus, según Maribel Fierro este estuvo durante más de 150
años en “tierra de nadie”, sin definirse quien debía ser el iman o líder de la comunidad
musulmana ya que ni se adoptó el título califal ni reconocieron nunca la autoridad de los
califas de Damasco, a los cuales los consideraban como usurpadores.
Entonces ¿por qué Abd al- Rahman III decidió en el año 929 adoptar ese título
califal? El contexto histórico se prestaba a ello. De una parte sus antecesores no
contaron con las fuerzas suficientes para adoptarlo. De otra parte en la decisión que
tomo Abd al-Rahman III intervendrían tanto factores internos como externos. En cuanto
a los factores internos ya hemos mencionado anteriormente como en el año 928 el emir
cordobés logro vencer a los últimos hafsuníes, derrotándolos en su mítica fortaleza de
Bobastro y poniendo bajo control el territorio perdido en tiempos de su abuelo.
Respecto a los factores externos nos encontramos en un momento en el cual el califato
de Bagdad comenzaría a mostrar signos de agotamiento y debilidad. A este
37
IBN HAYYAN, Al-Muqtabas V. “Instituto Hispano-Arabe de Cultura”, Madrid, 1979, pp. 184-185. 38 Destacar que esta obra fue redactada pocos años después de la muerte del califa, y en toda ella el autor se refiere a Abd al- Rahaman como califa incluso para referirse a él en sucesos anteriores a la adopción del título califal. 39 FIERRO, Abderramán III y el califato omeya de Córdoba, pp. 93-112.
25
debilitamiento contribuyó el hecho de que el califa abbasí no era más que un menor
cuando accedió al poder40, y dicho acceso coincidiría con la primera parte del reinado
de Abd al- Rahman III (908-932)41. Este contexto histórico será propicio para que Abd
al- Rahman III se proclame califa cordobés cruzando de ese modo esa línea que ninguno
de sus antecesores había querido cruzar, quizá más por limitaciones que por falta de
deseo de hacerlo.
Sin embargo, durante esta primera etapa de gobierno de Abd al- Rahman III, el
califa abbasí, ya hemos mencionado como accedió a una temprana edad al califato,
mostró no solo ser joven sino que también mostró una gran ineficacia política lo cual
ayudo a que sus rivales lo depusieran hasta en dos ocasiones. Valiéndose de esa
debilidad los Carmatas42, lograron saquear la Meca en el año 930 y llevarse la piedra
sagrada, produciendo de ese modo un gran escándalo en toda la comunidad musulmana.
Como primera consecuencia de este debilitamiento del califato abbasí surgiría en el
norte de África el califato Fatimí en el año 909. Por tanto, cuando Abd al- Rahman III
llegó al poder no solo tuvo que enfrentarse al desorden que campaba en el territorio
andalusí sino que también tuvo que lidiar con la amenaza fatimí43. Estos, desde su
nombramiento comenzarían a enviar mensajeros a la península ibérica con el fin de
poner no solo en entredicho la autoridad política del propio emirato sino también la
autoridad religiosa del mismo. Las raíces de este conflicto se iniciarían con la muerte
de Muhammad (véase cuadro 2), ya que con dicha muerte tendría lugar la muerte del
último de los profetas y la consecuencia para el islam sería la pérdida de la guía divina
¿y qué consecuencias futuras tendría este hecho? El que a partir de este momento las
diferentes ramas del islam se han disputado quien debe hacer de guía entre Dios y los
creyentes.
40 Concretamente accedería al poder con tan solo 13 años de edad. 41 Cuando Hisam II acceda al trono califal en tan temprana edad hará que Almanzor conspire con el fin de derrocarle. 42 Quienes eran un grupo radical shií. 43 Estos dicen descender del mismísimo profeta Muhammad a través de la hija de este fatima, de ahí que se les llame fatimiés.
26
Cuadro 2: Fuente elaboración propia donde podemos observar los cinco profetas del islam, debemos
tener presente que en el islam a diferencia de lo que pasa en el judaísmo y el cristianismo, se diferencian
las figuras de mensajero y profeta, siendo estas diferentes.
De ahí que esto haya derivado en diferentes variantes del islam tales como los
sunnís que serían los Omeyas o los shiis que serían los propios fatimíes. Por tanto y
ante esta amenaza religiosa Abd al-Rahman III se vio obligado a reaccionar valiéndose
del debilitamiento del califato abbasí. El califa andalusí adoptaría dos títulos califales el
de siervo de Dios (abd Allah) y el de Príncipe de los Creyentes, siendo el primero el
más utilizado por las fuentes literarias44.
Dicha adopción no fue algo imprevisto, sino fruto de una gran meditación y
preparación. Esto podría explicar el hecho de que cuando en el año 928 el emir visitó
Bobastro y desenterró al rebelde muladí Umar, quizá el que este fuese desenterrado y
hallado enterrado a la manera cristiana fuese algo preparado con el fin de agrandar más
aún la fama del emir cordobés como paladín del islam y de ese modo preparar el camino
de este hacia el califato cordobés. Por desgracia, no se conoce información de este
acontecimiento ni tampoco del momento en que Abd al-Rahman III llegó al poder en el
año 912. Nada se dice acerca de lo que dijeron los juristas de la época ni tampoco el
pueblo llano acerca de la instauración del califato Omeya. De ahí que nos quedemos sin
saber quien estuvo detrás de dicha decisión y como esta fue llevado a cabo. Lo que sí
está más claro es que los califas pueden ser nombrados de tres maneras. La primera por
nombramiento de un califa anterior, por la fuerza o por una asamblea (shura) Siendo
este último el método utilizado para elegir a Abd al- Rahman III. Este método ya habría
sido utilizado por el antecesor Omeya en Medina en la antigüedad. Como vemos de
44 Véase: VALDEÓN, Abderramán y el califato de Córdoba,pp. 177-196.
Nuh (Noe)
Ibrahim (Abraham)
Musa( Moisés)
Isa ( Jesús)
Muhammad ( Mahoma)
27
nuevo se apela a la herencia del pasado al igual a como se hizo con intentar relacionar a
Abd al- Rahman III con el primer Omeya de Al- Andalus.
Y es aquí donde presentamos a Córdoba como una nueva Medina. Tanto en una
como en la otra se había llevado a cabo una shura con el fin de elegir califa. Siendo en
Medina donde tuvo lugar la primera shura, y a diferencia con Córdoba decir que en esta
hubo más candidatos cosa que en Córdoba no los hubo. De todos modos no debemos
pensar que Abd al- Rahman III era el único y que por tanto él debía ser el elegido, ya
que la familia omeya también tenía otros candidatos bien considerados. De ahí que en el
año 936 el califa ordenase ejecutar a un miembro de su familia Omeya ya que quizá este
tendría en ese momento tan buenas cualidades calidades para optar al título califal como
las suyas propias.
En conclusión, al igual que en la elección de Abd Al-Rahman III como emir, en
su elección como califa remarcar que existe un vacío en las crónicas árabes. Estas, nada
cuentan sobre posibles disidentes ni tampoco sobre como se llevaron a cabo tanto la
asamblea del año 912 como la shura del año 929. Como reflexión personal y en relación
a los motivos que pudieron llevar a Abd al- Rahman III a adoptar el título califal decir,
que teniendo en cuenta el contexto histórico no podía renunciar a ello. Debemos tener
en cuenta que en el norte de África los shiis ya habían hecho lo propio, el califato abbasí
estaba a miles de kilómetros de Al –Andalus, debilitado y con escasa influencia en
dicho territorio, entonces ¿como no iba adoptar dicho título califal Abd al-Rahman III
en un momento donde estaba alcanzando su mayor poderío y estaba al mando de uno de
los territorios más rico del mundo conocido?
28
9. La batalla de Simancas, del califa batallador al califa constructor
Como he apuntado en líneas anteriores en el año 929 Abd al- Rahman III se
proclamó califa de Al Andalus. Tras la proclamación este decidiría reanudar las aceifas
contra los cristianos del norte. Estos para aquel entonces ya estaban llevando a cabo
sucesivas campañas militares dentro del territorio andalusí. Una de las muchas
campañas realizadas por ellos, sería la llevada a cabo por el monarca leonés45. En ella
los cristianos ocuparon la plaza de Madrid, aunque hay que matizar que dicha ocupación
fue efímera46. Al poco tiempo de dichos acontecimientos, el monarca leonés derrotaría
a una columna musulmana en las proximidades de Osma, este acontecimiento alarmaría
al califa andalusí decidiendo actuar contra dichos rebeldes47.
Hasta ese momento las tropas de Abd al-Rahman III solamente se habían
preocupado de mantener el territorio ya conquistado y de contener a los cristianos del
norte siendo sus actuaciones dirigidas después de que los cristianos iniciasen sus
campañas contra territorio emiral. Para ello, estos últimos, se valían de las luchas
internas que había dentro del propio Al-Andalus donde las tropas emirales trataban de
restablecer la unión territorial. Sin embargo, como hemos visto en líneas anteriores el
emir cordobés dio por finalizada su campaña contra los hafsuníes con la conquista de
Bobastro, lo cual supuso que su ejército pudiese encaminarse hacia las tierras del norte
dirigiendo su mirada a los numerosos asentamientos cristianos que había en el valle del
Duero48, en la conocida como “tierra de nadie”49. Con el fin acabar con los ya citados
asentamientos el califa salió de Córdoba en el año 934 al mando de un gran ejército. En
un primer momento se dirigió hacía Zaragoza donde el Tuyibí Muhammad ibn Hasim se
hallaba en rebeldía, una vez sofocada esta contienda el califa dirigió su mirada hacia
Pamplona, donde se hallaba la soberana Toda50, quien valiéndose de su relación de
parentesco con el califa llegó a un acuerdo con las tropas califales. Una vez firmado el
pacto las tropas de Abd al-Rahman III continuarían su campaña con éxito.
45
Por aquel entonces a la cabeza del reino leonés estaría Ramiro II. 46 VALDEÓN, Abderramán y el califato de Córdoba, pp. 160-170. 47 También contribuyó en dicha actuación el hecho de que el reino leonés estaría inmerso en sendas pugnas internas. 48
Las campañas cristianas se aprovecharon de la situación convulsa de Al-Andalus, estando el ejército emiral ocupado en restablecer la unidad territorial de Al-Andalus. 49 FIERRO, Abderramán III y el califato omeya de Córdoba, pp. 47-53. 50 Toda, apelaría a la sangre vascona de Abd al- Rahman III con el fin de que este pactase una tregua con los pamploneses. Ya que era el califa andalusí era nieto de la pamplonesa Iñiga u Onneca.
29
Lejos de lograrse una paz duradera entre los cristianos del norte y los
musulmanes, en el año 939 estallarían nuevos conflictos entre ambos bandos siendo
sonora la campaña llevada a cabo sin éxito por Ramiro II contra la zona occidental de
Al -Andalus. Ante dichos ataques el califato reacciono inmediatamente llevando acabo
una expedición contra las tierras castellano y leonesas. Concretamente el califa cordobés
tendría como objetivo la ciudad de Simancas ya que en dicha zona los cristianos
comenzaban a introducirse hacía el sur del valle del Duero produciéndose la conocida
batalla de Simancas. Aquí las tropas cordobesas luchando contra las cristianas sufrieron
una sonora derrota. Como había ocurrido anteriormente, las crónicas contemporáneas
nos vuelven a ocultar parte de los hechos acontecidos con el fin de ocultar la derrota de
Abd al- Rahman III. Matizar que en este caso, las fuentes musulmanas sí que reconocen
dicha derrota, aunque intentan suavizarla. Quizá, siendo conscientes de la imposibilidad
de ocultar tal acontecimiento donde el califa cordobés estuvo casi a punto de perder la
vida, donde sus tropas mostraron gran deslealtad e incluso perdió su cota de malla y su
ejemplar personal del Corán.
Con el fin de maquillar dicha derrota los cronistas árabes tratarían de achacarla a
la conducta más que dudosa de ciertos sectores de las tropas califales. Dentro de las
tropas cordobesas existiría cierto resquemor por el hecho de que el califa diese el mando
de las mismas a gente que no era ni de origen árabe ni tampoco clientes omeyas. Como
vemos en la batalla de Simancas se vuelve a repetir un viejo problema del pasado,
volvían estar presentes las mismas las razones que le habían llevado al antiguo Umar
Ibn Hafsun a iniciar su causa contra el emirato. Por aquel entonces el emir cedía ante las
pretensiones de dichos árabes y clientes omeyas. Sin embargo, en este caso, parece ser
que por algún motivo Abd al- Rahman III decidió darles el mando a individuos no
pertenecientes a estas clases. Quizá, esto contribuyó a que dicha gente no diese todo lo
que debería haber dado por su califa cordobés.
Como consecuencia de la derrota varios personajes serían ejecutados con el
objetivo de dar un castigo ejemplarizante. Entre dichas condenas, destacar la condena
de Fortun ibn Muhammad ibn Hashim at Tuyibi51. Dicho señor sería llevado a Córdoba
siéndole cortada la lengua en el trascurso del viaje y más tarde sería crucificado en la
51
Quien era uno de los grandes señores de la frontera superior andalusí.
30
puerta del alcázar cordobés52. El califa prepararía minuciosamente el terreno dotándolo
de un gran simbolismo teniendo en mente un claro objetivo, que el castigo fuera
ejemplar. Aunque lo que no pudo controlar es que el ya citado rebelde en un gesto de
gran valentía reuniese en su boca saliva y con ella le escupiese mostrando su desprecio
hacia el califa.
En cuanto a porqué dichos caudillos fronterizos como Fortun desertaron quizá
decir, que estos estarían descontentos por la política llevada a cabo por el califa que
limitaba su autonomía local, rompía con el hasta entonces equilibrio entre los señores de
la frontera y Córdoba además del ya mencionado problema de las prebendas53.
Llegados a este punto cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿por qué Abd al-
Rahman III decidió abandonar la participación en las aceifas? Entre los motivos que se
han barajado ha sido el propio miedo del califa a volver a ser traicionado por sus
hombres. Aunque en mi opinión, pudieron tener peso razones de tipo personal. Es decir,
el sentimiento de pérdida de confianza en sí mismo, la sensación de no sentirse tan
fuerte como en el pasado donde su juventud facilitaba el que tomara las riendas en el
mando de sus hombres. El caso es que a partir de ese momento el califa delego el
mando en los diferentes señores locales, aquellos que ni mucho menos habían perdido
su autonomía y que ahora se entendían de un manera aceptable con Córdoba, eso sí,
manteniendo su poder local.
En conclusión, a partir de este momento podemos decir que hay una evolución
entre un primer Abd al-Rahman III y un segundo Abd al- Rahman III pasando a ser un
califa que no volverá a participar en nuevas aceifas y dedicará sus fuerzas a la
construcción de la ciudad de Medinat az- Zahra adoptando en esta nueva etapa nuevos
objetivos tales como fortalecer su poder y el de su futuro heredero y de ese modo
intentar no solo asegurar un presente para su dinastía sino también un futuro.
52
Dicho castigo no solía ser común entre los musulmanes, sin embargo en este caso parece ser que al califa no le interesaba que dicho señor hablase. 53
Debemos tener en cuenta que los señores que habitaban en la frontera eran conscientes que cuando las tropas cordobesas se marchaban de la frontera estos tenían que lidiar solos contra los cristianos del norte, de ahí que buscasen un equilibrio entre ambos bandos.
31
10. Conclusiones
Tras este repaso donde he tratado los principales acontecimientos que tuvieron
lugar en época de Abd al-Rahman III, ha llegado al momento de redactar unas breves
conclusiones sobre los hechos más destacados de la vida del califa cordobés y a las
cuales he llegado tras haber llevado a cabo un minucioso estudio sobre el periodo
histórico en el que vivió dicho dignatario.
En primer lugar, decir que a pesar de que conocemos el favoritismo que Abd
Allah por su nieto, su elección tuvo que ser sustentada por algo más que este
favoritismo. Como ya vimos en líneas anteriores, hubo una especie de asamblea donde
los más notables del reino tuvieron que aceptar apoyar a dicho monarca. Por desgracia,
poco o más bien nada nos ha llegado hasta nuestros días sobre este proceso donde Abd
al- Rahman III se tituló como emir cordobés. En cuanto al favoritismo mostrado por su
abuelo, esto es cuestionable. Para él, el joven Abd al- Rahman III no suponía una
amenaza debido corta edad, en cambio sus hijos por ser mayores los veía como posibles
usurpadores del trono andalusí de hecho llegó a matar a dos de sus hijos. También
mencionar que el propio Abd Allah, quien mostro a lo largo de su reinado un carácter
bastante duro, pudo ser víctima de asesinato, porque recordemos que este murió
coincidiendo con el cambio de siglo, y esto dotaba de gran simbolismo la elección de
Abd al- Rahman III.
En segundo lugar resaltar que tanto las crónicas musulmanas asi como las ya
citadas crónicas de Ibn Hayyan han atribuido todos los méritos a Abd al-Rahman III,
como si este fuese un hombre con dotes magníficos y sin el cual el régimen Omeya se
hubiese desmoronado, como si fuera un azucarillo que se deshace en un vaso de agua.
En mi opinión esto no fue del todo cierto. No negare que el joven emir a pesar de
acceder al trono con apenas 21 años de edad y sin ninguna experiencia militar previa
supo llevar a cabo una política correcta con el fin de restablecer la unidad territorial
pero este restablecimiento no fue del todo obra suya sino que en la lucha contra dichas
tendencias centrifugas que se estaban rebelando contra el emirato tuvieron que ver
también otros factores, los cuales ayudaron a controlar la caótica situación que dejo el
emir Abd Allah tras su muerte. Ya que como vimos a comienzo de este trabajo el
antecesor de quien luego será el primer califa cordobés apenas lograba mantener su
emirato. Para controlar esta situación ayudarían las trasformaciones sociales que se
32
estaban produciendo en Al- Andalus en este momento. Por tanto estas, restarían peso a
quienes se han esforzado en encumbrar a Abd al-Rahman III. Dichas trasformaciones
Eduardo Manzano nos dirá que la sociedad andalusí experimentaría grandes cambios en
el siglo IX que hicieron que estos muladís que se atrincheraban en inexpugnables
castillos perderían la base social que los sustentaba y por tanto sucumbirían ante el yugo
de Abd al- Rahman III54.La población vería con buenos ojos alejarse de dichos caudillos
a los cuales debían sostener y mantener y además pagar una serie de impuestos al
estado. Esta tesis sería avalada en los años siguientes en lo acontecido con el nieto de
Abd al- Rahman III, el cual a pesar de su extreman juventud se vio presionado por reyes
de taifas los cuales ya no luchaban ya en inexpugnables fortalezas sino que mostraban
su oposición desde grandes ciudades.
En tercer lugar decir que Abd al- Rahmna III se tituló como califa en el año 929,
sin embargo este acontecimiento ya llevaba años gestándose con el fin de acabar con esa
“tierra de nadie” en la que estaba inmersa Al-Andalus en cuanto al ámbito religioso se
refiere. Y sí bien sus antecesores no se atrevieron a adoptarlo, el emir cordobés quizá
vio que si los debilitados abbasi eran califas e incluso los herejes fatimíes lo eran, ¿por
qué no lo iba a ser él?
En mi opinión el ya fallecido Umar Ibn Hafsun, cuyo cuerpo fue expuesto y
crucificado, fue la víctima que utilizo Abd al- Rahman III para mostrar a la sociedad
musulmana que él era yugo de los herejes. Siendo Umar una herramienta más de la
propaganda que utilizo el futuro califa con el fin de instaurar su poder, quizá algo no
hizo bien porque recordemos que su nieto y casi toda su familia desaparecerá años
después.
Por último y como conclusión, apuntar una breve reflexión sobre la etapa
posterior de Abd al-Rahman III, donde pasó de ser un califa batallador a un califa
constructor. Decir, que quizá el emir tras las traiciones de sus hombres vio que ya no era
aquel joven que había accedió al emirato cordobés allá por el año 912 y que por tanto
debía dedicarse no tanto a dirigir sus ejércitos sino a crear un futuro propicio donde la
autoridad de sus herederos fuese respetada.
54
MANZANO, Conquistadores emires y califas. p. 358-359.
33
11. Bibliografía
ACIÉN ALMANSA, M., Entre el feudalismo y el islam: Umar ibn Hafsun en los hisotriadores, en las fuentes y en la historia. Jaén, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1997.
ÁLVAREZ PALENZUELA, V.A, (Coord), Historia de España de la Edad Media, ed. Ariel. Barcelona, 2011.
ESLAVA GALÁN, J., Califas Guerreros, Eslavas y Eunucos. Madrid, Editorial Espasa Calpe, 2008
FIERRO, M., Abderramán III y el califato omeya de Córdoba. Donostia, Nerea, 2011
GARCÍA DE CORTÁZAR, J. A. y J. A. SESMA MUÑOZ, Manual de Historia Medieval. Alianza Editorial. Madrid, 2008.
IBN HAYYAN, Al-Muqtabas V. “Instituto Hispano-Arabe de Cultura”, Madrid, 1979.
LORENZO JIMENEZ, J., Los dawla de los Banu Qasi: origen, auge y caída de una dinastía muladi en la frontera superior de Al-Andalus. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2010
MANZANO MORENO, E., Conquistadores, emires y califas. Barcelona, Critica, 2006.
MANZANO MORENO, E., La frontera de al-Andalus en época de los Omeyas. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1991.
MANZANO MORENO, E., “El círculo de poder de los califas omeyas de Córdoba”, Cuadernos de Madinat al- Zahra, 5 (2004).
MOLINA,L., Vencedor y vencido: Hasim b. `Abd al.`Aziz frente a ibn Marwan al- Yilliqui, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2008.
Natione Gotus sed ritu Mamentiano cum omni gente sua deceptus”, Crónica de Anlfonso III,pp. 144-145.
SÁNCHEZ ALBORNOZ, C., Orígenes del Reino de Pamplona. Su vinculación con el Valle del Ebro. Pamplona, Comunidad Foral de Navarra, 1985.
Traducción É.Levi- Provencal y E.García Gómez: Crónica anónima…, 29/91 y Eduardo Manzano, “El círculo de poder de los califas omeyas de Córdoba”, Cuadernos de Madinat al- Zahra, 5 (2004), 14-15.
VALDEÓN BARUQUE, J., Abderramán III y el califato de Córdoba. Madrid, 2001.