Download - Acción democrática visión país ii
AD VISIÓN PAÍS II
La visión social-demócrata para Venezuela Siglo XXI
-UN ESPACIO DE LIBERTAD Y CONFIANZA-
Acción Democrática Comité Ejecutivo Nacional Unidad de análisis y políticas públicas
2
ACCIÓN DEMOCRÁTICA
Unidad de análisis y políticas públicas
UN ESPACIO DE LIBERTAD Y CONFIANZA
LINEAMIENTOS PARA LA DISCUSIÓN
INDICE
CONTENIDO
I. PRESENTACIÓN
II. EXÉGESIS
III. UNA NUEVA SOCIEDAD
1. Los cambios tecnológicos y su velocidad
2. Cambios en el Concepto de trabajo
3. Cambios en la población
4. La revolución de la Mujer
IV. DE LA POBREZA A LA RIQUEZA DE LA NACIÓN
—Visión Social—
Educación: determinante de la riqueza
Salud: clave para la riqueza
PÁGINA
4
7
11
11
12
13
14
15
17
27
3
Seguridad Social: signo de una sociedad rica
La Economía y la Pobreza
—Visión Económica—
Ciencia y Tecnología: variables claves para el progreso
V. ÁMBITO INTERNACIONAL
VI. NUESTRO PROYECTO POLÍTICO
—Visión Política—
28
29
54
57
65
4
ACCIÓN DEMOCRÁTICA
Unidad de análisis y políticas públicas
UN ESPACIO DE LIBERTAD Y CONFIANZA
La Visión Social-demócrata para Venezuela Siglo XXI
II.. PPrreesseennttaacciióónn
El Programa político, social y económico formulado por nuestro Partido a principios
del siglo XX, gracias al cual, se logró la modernización del país e instaurar la
democracia en Venezuela, se agotó. Hace cuatro años, reconocimos la necesidad de
formular un nuevo Manifiesto Político, acorde con las realidades y perspectivas
mundiales del siglo XXI. En 1998, nos empeñamos en encauzar al país por esos
derroteros mediante la formulación de un Programa de Gobierno, cuyo objetivo
central es la transformación de las estructuras políticas, sociales y económicas del
país, para enrumbarlo hacia el desarrollo sostenido y sustentable, conforme con las
exigencias de los nuevos tiempos en el entorno mundial.
En agosto del 2001, acordamos la realización de un Congreso Ideológico, mediante
un debate político abierto sobre la base de un estudio prospectivo acerca del futuro de
nuestra sociedad, como programa básico de la socialdemocracia venezolana para las
próximas décadas del siglo XXI. Este esfuerzo lo extendemos hasta estructurar una
5
propuesta para la discusión que será sometida a discusión en el seno de la sociedad
venezolana, en nuestro Congreso Ideológico, programado para el mes de octubre del
2002. Con este propósito, hemos realizado un esfuerzo de reflexión, en un equipo de
trabajo que se amplió con consultas e intercambios de ideas con expertos y amigos
dispuestos a colaborar con nosotros en esta tarea.
En el presente documento se desarrollan estas propuesta, que hemos denominado
―AD Visión País. La Visión Social-demócrata para Venezuela Siglo XXI. En él, la
―Visión del País‖ se desarrolla, en función del socialismo democrático, fundamentado
en los valores básicos de nuestra civilización —igualdad, libertad y fraternidad—,
matizados de contenido específico que lo individualiza y diferencia de otras opciones
políticas, al añadirles unos valores éticos que quiere inducirle a la sociedad, la idea
medular del cambio social mediante métodos democráticos, impregnados de una
filosofía racional de acción política, en el entendido que los países que disfrutan de
prosperidad sobre bases estables y sostenibles son aquellos que han sabido alcanzar y
practicar los valores de Libertad, Igualdad de Oportunidades, Comunidad y
Excelencia.
Cónsono con un enfoque estratégico, este documento no se ha estructurado por
sectores específicos, si no, mediante la consideración de factores estratégicamente
determinantes, cuya interacción permite establecer las acciones básicas conducentes a
la obtención del objetivo genérico de la Visión, lo cual implica aprovechar la sinergia
que ella genera. El tradicional enfoque sectorial es, por su naturaleza, contradictorio
con el estratégico, pues si se formulan planteamientos sector por sector, sin la debida
direccionalidad estratégica se introduce incoherencia en la acción y se producen
efectos antisinérgicos.
En el contexto de lo antes expuesto, la actividad petrolera se considera como un
elemento más de la economía nacional y no como un enclave deformador de ésta. De
6
igual manera, la plataforma energética se considera como el soporte requerido para el
desarrollo económico diversificado.
En la parte II de este informe, se expone nuestra Visión de la Venezuela del Siglo
XXI expresada en la ―Visión País‖ aprobada por el CEN del Partido, como referencia
para el desarrollo y articulación de voluntades en función de un objetivo nacional
compartido. Así mismo, se explica el significado de los valores y su importancia
como guía de la acción política, dirigida a alcanzar la prosperidad sobre bases
sostenibles y sustentables.
En la parte III, se explica la necesidad del cambio social requerido para alcanzar
nuestra Visión de la Venezuela del siglo XXI.
En la sección IV se presentan las tesis sociales —Visión Social— , económicas —
Visión Económica— y tecnológicas —Visión Tecnológica— que proponemos para la
discusión, en las que se resalta la necesidad un cambio profundo de la sociedad
venezolana, pasar de una economía rentista dependiente del petróleo a una economía
productiva diversificada, capaz de insertarse de forma dinámica en los mercados
internacionales y, así mismo, las profundas transformaciones tecnológicas que
requerimos para alcanzar nuestra Visión,
En la V, abordamos el ámbito internacional y se sometemos a consideración nuevos
comportamientos acordes con la evolución prospectiva del mismo en este siglo.
En la sección VI, se expone nuestro Proyecto Político —Visión Política—.
7
IIII.. EExxééggeessiiss11
―No hay viento favorable para quien no sabe a donde va‖
Séneca
El siglo XXI se abre a una Venezuela enfrentada a grandes amenazas: crisis
económica, social, política e institucional; pobreza, exclusión, enfrentamiento, altos
niveles de corrupción, desintegración social, autoritarismo, tendencias
antidemocráticas y desconfianza en los Partidos Políticos. La sociedad venezolana
está desorientada en espera de una acción política que transforme al país y a la
sociedad y la enrumbe hacia el camino del desarrollo sostenido, con libertad,
democracia y paz social.
Acción Democrática, a pesar de la impronta de haber modernizado a la Venezuela del
siglo XX, también tiene su historia de desencuentro con el país y su militancia.
Reconocemos las acciones y omisiones en las que hemos incurrido, admitimos
nuestros errores de políticas públicas en el ejercicio del gobierno y la desviación ética
a la que sucumbieron algunos dirigentes del Partido. Hoy tenemos la responsabilidad
y el deber histórico de convertirnos en la organización política que la sociedad
requiere y la democracia demanda para afrontar los Retos del Siglo XXI.
La política es insustituible como dimensión sustantiva de la vida capaz de guiar hacia
más y mejor democracia, como garante de la libre expresión, tanto del individuo
como del colectivo, así como de la ética en la gestión pública, en las formas de libre
asociación, para representar, negociar y deliberar, acerca de acuerdos y disensos,
vinculados a las decisiones del conjunto social. Admite, sin limitación alguna, la
participación efectiva de los ciudadanos en la definición y aceptación de las normas
1 Exégesis: explicación, relato, interpretación. Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. Vigésima Segunda Edición, 2001. p. 1017
8
que regulan su vida, así como la sustentación de la sociedad en los valores y
principios que inspiran el sentido republicano del país.
La realidad contemporánea impone nuevos y urgentes desafíos, que obliga a
considerarlos y actuar en consecuencia, desde los espacios públicos, para la
recuperación de la confianza en la política. Nuestra ideología socialdemócrata, nos
compromete con la Venezuela que debe avanzar acorde con el siglo XXI y con
nuestros conceptos de Visión de país, de Estado, de sociedad y del Partido,
concertados en el pleno ejercicio de los derechos que consagra la ciudadanía
venezolana.
Hemos ajustado nuestra Visión - País a una nueva imagen acorde con las realidades y
expectativas del siglo XXI;
“Venezuela coexistiendo con la comunidad mundial del Siglo XXI en
equilibrada interrelación con los demás países, practicando un sistema
abierto de libertad plena, con democracia efectiva y una Sociedad
cohesionada, próspera, rica, sana, ecológicamente responsable y
abierta a las cambiantes realidades culturales y científicas de este
Siglo”.
Ésta Visión nos compromete en una lucha permanente contra la pobreza, mediante el
diseño y aplicación de políticas públicas de impulso sostenido a la educación
moderna e integral, a la salud pública, a la seguridad pública, a la seguridad jurídica,
a la infraestructura, a la ciencia y tecnología, a la protección ambiental y a la
implantación de un sólido Sistema Integral de Seguridad Social.
9
Reconocemos el advenimiento de una nueva sociedad mundial: el ascenso de la
Unión Europea, el colapso del sistema comunista, la renovada certeza democrática e
inviabilidad del totalitarismo, el fin de la guerra fría y un nuevo equilibrio económico
en la búsqueda de nuevos caminos para el desarrollo y la prosperidad. Todo ello, nos
plantea el reto de un futuro abierto a nuevas formas de producir, vivir y de cambios
políticos, económicos, institucionales y sociales sustanciales.
Los socialdemócratas venezolanos nos proponemos, en este contexto mundial de
cambios, un proyecto para el logro de la emancipación social, de la libertad individual
con seguridad y la solidaridad colectiva. Asumiremos los Retos del Siglo XXI
provistos con un nuevo Manifiesto Político que coloque los cimientos de una nueva
sociedad venezolana.
Este proyecto está moldeado por nuestros valores socialdemócratas, inherentes a la
libertad, la igualdad, la tolerancia y a la flexibilidad a favor de las reformas
beneficiosas a la sociedad. A estos valores, añadimos aquellos otros que contribuyen
al logro de estadios superiores de prosperidad sobre bases sostenibles y sustentables
para enfrentar con éxito las nuevas realidades: la armonía en comunidad y la
excelencia.
Sólo en un clima de libertad y democracia pueden desarrollarse a plenitud el
conocimiento, la creatividad, la inventiva y el espíritu innovador, indispensables para
enfrentar con éxito los retos de una realidad mundial cada vez más exigente. La
igualdad, entendida como igualdad de oportunidades, proporciona pleno acceso a la
educación, a la cultura, a la salud, a la justicia. La tolerancia para soslayar las
discriminaciones políticas, de género, de edad, de religión, de etnia y minoría, todo lo
cual, permite a cada individuo el disfrute de la estabilidad social y de la paz requerida
para instrumentar su propio proyecto, en beneficio de sí mismo y de la colectividad.
La armonía en comunidad, expresada en la disposición de los individuos al trabajar
10
en función del bien colectivo, en el número de personas e instituciones dedicadas a la
solidaridad, al bien público y al servicio de los demás, todo ello, como soporte de la
democracia. La libertad y la estabilidad política y social. La excelencia, entendida
como la vocación por las cosas bien hechas, capaces de trascender y alcanzar la
universalidad, en cuanto a lo político, a lo económico, a lo social y a lo institucional,
como medios para alcanzar los niveles de eficiencia, efectividad y calidad soporte de
los valores igualdad, comunidad y libertad.
III. Párrafo del compromiso de ad
11
Una nueva sociedad venezolana
Con una sociedad venezolana fracturada y desarticulada estructuralmente no es
posible el progreso y la derrota de la pobreza. Los socialdemócratas no admitimos la
división de la sociedad en poseedores y desposeídos; nuestra acción política está
dirigida al logro del mayor grado de libertad posible para que toda persona pueda
desarrollarse; entendemos que la solidaridad y la cooperación constituyen los motores
del progreso social, en el contexto mundial del siglo XXI. Generar Riqueza para
Derrotar la pobreza, exige transformar la sociedad venezolana, valiéndonos de:
1. Los cambios tecnológicos y su profundidad
El mundo está cambiando acelerada y penetrantemente. Los nuevos conceptos de la
física han ocasionado un profundo cambio en la visión del mundo, determinando el
paso de una concepción mecanicista y reduccionista a una visión holística y
ecológica. Necesitamos de un nuevo paradigma, una nueva visión de la realidad; una
transformación fundamental de nuestros pensamientos, percepciones y valores que
nos posibilite entender la sociedad global como una red de procesos
interrelacionados e interdependientes Los adelantos científicos y tecnológicos de los
últimos años en física, microelectrónica e información, en ingeniería genética, en la
nueva biología aplicada a la medicina y a la salud; y los cuales comienzan a aplicarse
en las disciplinas sociales y políticas a la par que los progresos en la investigación
energética que permiten prever fuentes de energía renovables prácticamente
ilimitadas, crean condiciones ciertas de cambios profundos, aún más impetuosos, en
la capacidad de producción y de gestión en el orbe. La gran mutación tecnológica a
partir de los ―chips‖ y los computadores, es una tendencia irreversible de nuestros
tiempos, que ha convertido a la inteligencia humana en una nueva herramienta de
trabajo.
12
Aunque Venezuela cuenta con una juventud y una población educada que ha logrado
captar esos adelantos, no podemos afirmar que estamos cabalmente involucrados en
esta corriente del pensamiento científico que genera e impulsa estos avances
tecnológicos. Estamos obligados a incorporarnos a ese proceso de captación
tecnológica y potenciar la capacidad creativa de la sociedad venezolana. Sin enfrentar
ese reto, no tendremos posibilidades ciertas de progreso.
2. Cambios en el concepto del trabajo
Las profundas transformaciones tecnológicas afectan al trabajo, en forma de cambios
radicales en las ocupaciones tal como las concebimos actualmente. La evolución en la
productividad agrícola y en la eficiencia industrial, acentuará la tendencia hacia
menor número de personas ocupadas en esos sectores, lo cual no significa que los
mismos perderán su importancia esencial para la satisfacción de las necesidades
humanas. La tecnología tendrá efectos relevantes en la creación y desarrollo de las
actividades de servicios que demandarán ocupaciones de corte muy diferente a las
acostumbradas por la tradicional sociedad industrial. Esta realidad conduce a la
disyuntiva de producir más con menos horas de trabajo o aceptar una sociedad dual,
donde unos pocos trabajan, producen y consumen cada vez más, mientras que una
mayoría se verá condenada al desempleo y la marginación, signo de una sociedad
excluyente, en la que una minoría con altos ingresos sería servida por masas de
trabajadores precarios en servicio baratos. Tenemos que decidir, perentoriamente,
entre esa sociedad dual o una sociedad equilibrada fundamentada sobre el
aprovechamiento cabal de la tecnología para aplicarla en la diversidad de recursos
posibles de transformar en riqueza y la elevación de la calidad de vida.
Debemos progresar hacia una nueva concepción del trabajo, con el apoyo del
desarrollo de su dimensión creativa para que, en el menor tiempo posible, la sociedad
pueda contar con suficientes empleos bien remunerados, derivados de la evolución
13
tecnológica y tenga la posibilidad de dedicar parte de su tiempo libre a trabajos de
corte comunitario, necesarios para la sociedad y la elevación de su calidad de vida.
Los sindicatos, como instrumento de organización de los trabajadores tendrán, así
mismo, el predicamento de orientar sus funciones hacia la defensa de intereses
corporativos y rehuir de los procesos globales de cambio social, enfrentándolos, en
cuyo caso, perderían la oportunidad de incorporarse a las tareas organizativas y
socialmente responsables que actúen en defensa de sus reivindicaciones. Lo contrario,
significaría la oportunidad de constituirse en organizaciones socialmente responsables
que, además de actuar como vehículos reivindicativos, impulsen la participación de
los trabajadores en las decisiones de políticas económicas y sociales.
3. Cambios en la población
Los avances mundiales en la medicina y en los sistemas de salud, han provocado
profundos cambios en la estructura demográfica que nos crea la gran paradoja de
avanzar al compás del mundo con el apoyo de esas mejoras sustanciales, que
garantizan a la población mayores expectativas de vida de mejor calidad, con
jubilados que gozan de mejores condiciones físicas y mentales, o degradarnos en
dirección opuesta.
En el mundo contemporáneo, los niños son sujetos de nuevos derechos, los jóvenes
alcanzan un mayor nivel de formación e información, con expectativas que no tenían
sus similares de épocas anteriores y crecen en una sociedad cada vez más abierta. Sin
embargo, en nuestro país, se han cerrado estas perspectivas para nuestros niños y
jóvenes y, así mismo, las nuevas generaciones son las más castigadas por la crisis
económica. La nueva sociedad deberá abrirles oportunidades para su desarrollo
autónomo personal, el cual pueden asumir, porque cada vez más, están más maduros
desde temprana edad.
14
4. La revolución de la mujer
A partir del acceso de la mujer a la educación y al trabajo y la generalización del
control de la natalidad, se han producido cambios en los valores sociales y en el
ordenamiento jurídico. No obstante, a pesar de los relativos avances en este sentido,
debemos superar la discriminación de las mujeres y establecer un clara y real
igualdad de oportunidades entre los sexos.
Es imprescindible romper, no sólo con el papel tradicional que se le había asignado a
la mujer, para que participe en la vida activa en todos los ámbitos de la sociedad, sino
que debemos lograr erradicar la paternidad irresponsable y liberar a una gran mayoría
de las mujeres de nuestro país del yugo de ser madre, padre y mártir sin familia.
La incorporación masiva de la mujer al trabajo, garantía de su autonomía e
independencia personal, nos deberá llevar, no sólo a un nuevo comportamiento ético
y social, sino a nuevas relaciones sociales y de convivencia desde la familia como
célula fundamental de la estructura social, pues esa transformación en la condición de
la mujer, modifica positivamente la estructura familiar y, simultáneamente, impulsa la
movilización consciente femenina como parte determinante del colectivo,
convirtiéndola en una fuerza social y política, sin la cual, ningún proyecto
democrático que aspire el cambio social podrá realizarse.
15
IV. De la pobreza a la riqueza de la Nación
VISIÓN SOCIAL
Superar la pobreza constituyó siempre el objetivo fundamental de la acción de los
gobiernos de nuestra democracia civilista (1958–98). Bajo la percepción de que la
bonanza petrolera era un fenómeno temporal, se puso el énfasis sobre el
mejoramiento del bienestar de la población, mediante políticas distributivas dirigidas
a satisfacer las necesidades de la gente, junto con políticas generadoras de empleo
improductivo. El Estado invadió el ámbito de la acción privada e hipertrofió la
Administración Pública, al tiempo que fortaleció la capacidad de negociación de su
movimiento laboral. Adoptó políticas de sustitución de importaciones, con
protecciones inadecuadas a empresarios ineficientes sin espíritu de competencia. El
liderazgo optó por los subsidios y otros mecanismos de transferencia de ingresos,
porque ellos aumentan la ilusión del bienestar en el corto plazo y producían
dividendos políticos inmediatos. Ello condujo al debilitamiento de las instituciones
del país. La distribución del ingreso, sobre esas bases, dependía de la discrecionalidad
de los líderes, abrió espacio al clientelismo y relegó los mecanismos institucionales
de asignación de los recursos y distribución del ingreso, basados en criterios de
eficiencia y productividad. Con el fortaleciendo del sistema clientelar se debilitó la
base institucional, se arraigaron mecanismos perversos de asignación y transferencias
de ingresos, que deterioraron la calidad y cobertura de los servicios públicos, el
sistema de administración de justicia, la calidad de la educación y de los servicios de
salud. Redujo el ingreso real y el bienestar de la población y terminó perjudicando,
principalmente, a los sectores de menores ingresos, paradójicamente, los que
constituían la base de sustentación de Acción Democrática de acuerdo con sus
postulados políticos. La clase media también se empobreció debido al deterioro de los
servicios públicos y a las limitaciones de las oportunidades de inversión dinámica.
16
El origen de la pobreza en Venezuela no está en la escasez de recursos, sino en la
errada concepción de su administración, lo cual se evidencia en la correlación
detectada entre los crecimientos de los precios e ingresos petroleros, la pobreza y la
exclusión social. Situación incongruente que se expresa, en la contradicción del
discurso económico predominante que aboga, en el ámbito internacional, por la
justicia económica y social, mientras se acumulan injusticias internas en esos mismos
órdenes.
El combate de la pobreza mediante la ilusión del bienestar, a corto plazo, debilitó la
capacidad competitiva de la población, base real de la riqueza del país. Esa ilusión
indujo a la gente a estar más pendiente de obtener prebendas del Estado que de
hacerse más productiva con su trabajo. Buena parte de esta situación cae en la
responsabilidad de la dirigencia política, la cual se inclinó al clientelismo para ganar
adeptos y mejorar su posición dentro de los Partidos.
El principal reto que enfrentamos en la sociedad venezolana es vencer la pobreza.
Ello exige el desarrollo de las capacidades productivas de la gente. La riqueza es
contar con la capacidad para crearla, lo cual implica una determinada actitud de la
gente para aplicar esa capacidad. Ello determina la validez del aserto que señala que
―la capacidad para crear riqueza es más importante que la riqueza misma‖. El
desarrollo de esa capacidad se fundamenta en la educación.
17
Educación: determinante de la riqueza
La educación, es el medio para trasmitir los conocimientos acumulado por el hombre,
generador de la riqueza misma.
La cultura es el rasgo distintivo del Homo Sapiens y la educación, aspecto esencial
para el desarrollo humano, es el vínculo insustituible para su trasmisión entre los
hombres. En el ámbito cultural se reconoce a la educación como el derecho del
hombre para asegurar su desarrollo personal y contribuir al del colectivo. El
conocimiento adquirido es, a la vez, fuente de oportunidades y capacidad para
aprovecharlas. Los seres educados disfrutan de una vida más plena y disponen de un
espectro de oportunidades más amplio alternativas ocupacionales y de información,
de relaciones, entre otras muchas. Por estas razones, la educación es variable
esencial en la determinación del Índice de Desarrollo Humano: educación,
oportunidades de ingreso y esperanza de vida.
La genuina educación es el desarrollo de la gente por la gente, porque la educación
es el crecimiento interior de las personas. Educar es la manera más rica, no sólo de
darse uno al otro, sino de influir en el otro, porque el objetivo último de la educación
es ―ayudar a que el educando pueda poner la plenitud de sus potencialidades y
talentos al servicio de sus semejantes‖2: la educación ―(...) es sin duda el más
humano y el más humanizador de los empeños‖3.
La educación, al tiempo que es un derecho de todos, es un bien en sí misma. Pero el
hecho que demande recursos, determina que no sea un derecho irrestricto. Pero, al
2 Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Educación: la agenda del siglo xxi hacia un desarrollo humano. TM Editores. PNUD, 1998. p. 12. 3 SAVATER, Fernando. Educar, Un Acto de Coraje. Universidad complutense de Madrid. Citado por PNUD, 1998. pp. 13/15. TM Editores
18
mismo tiempo, no es un bien de consumo, pues es muy rentable tanto para el
individuo como para la sociedad; por consiguiente, el ―gasto‖ en educación, es una
inversión educativa. De igual manera, tampoco es un bien privado porque tiene un
alto valor social y público, razón por la cual, el aporte que se haga al proceso
educativo, de parte de la comunidad y del Estado, está plenamente justificado.
La educación implica complejas funciones genéricas, en lo social, en la circulación
del conocimiento; en lo individual, la preparación para asumir lo roles de adulto, de
una profesión y de la condición de ciudadano.
La ―teoría de la integración‖, coloca énfasis, a la vez, sobre la circulación universal
del conocimiento y sobre la preparación funcional de los educandos para asumir
roles. En contraposición a ésta, la ―teoría del conflicto‖ concibe la circulación del
conocimiento como diferencial y, los roles que se supone deben aprehender los
educandos, son diferentes para las distintas clases sociales. Aún cuando no se ha
planteado una solución definitiva para la adopción de estos enfoque, es importante
tomar posición ante ellos. Basados en los principios socialdemócratas de la libertad,
igualdad de oportunidades, solidaridad y eficiencia implica, en consecuencia, que
nuestra opción política persigue plasmar en la sociedad el mayor grado de libertad
para que toda persona pueda desarrollarse. Esto nos inclina a favor de la ―teoría de la
integración‖.
Las funciones de la educación admiten dos tipologías: desarrollo moral,
razonamiento abstracto, comprensión de lectura y otros similares; y, aumento del
ingreso laboral, movilidad social, capacidad para tomar decisiones, entre otros de
similar índole.
19
¿Para qué tipo de papel social se debe preparar al educando, a los efectos de
transformar la sociedad y combatir la pobreza? Al respecto, parece pertinente
considerar tres funciones individuales de la educación:
La de socializar al educando: trasmitirle cultura y desarrollarle su personalidad
asociada al rol de ciudadano adulto
La de formar al educando para el trabajo, asociada con el papel ocupacional
La de entrenar al educando para la ciencia y la tecnología, asociada con roles de
la alta inteligencia
Desde la posición socialdemócrata, la circulación del saber y de la preparación del
individuo, ocurre en un plano agregado y alude a grandes objetivos sociales, tales
como: la superación de la pobreza, el crecimiento económico y la integración de la
nacionalidad.
Aunque quien aprende es el individuo, el aprendizaje es una respuesta a estímulos
externos. Es un proceso complejo, permanente, que debe articular la interacción de
diversos factores, mecanismos e instituciones de manera que, los mencionados
estímulos externos que inciden en el aprendizaje, pueden tener distintos grados e
intensidades de deliberación y ser más o menos estructurados. En tal sentido, lo que
corrientemente se entiende por educación, suele ser el conjunto de prácticas sociales
que persiguen ofrecer estímulos relativamente deliberados y estructurados para el
aprendizaje, las cuales, tienen lugar en diferentes contextos institucionales, más o
menos especializados en la transmisión del conocimiento.
No obstante, existen contextos no especializados que son altamente determinantes en
el proceso educativo. Entre ellos están: la familia, los grupos de amigos, las
empresas, las Iglesias, los partidos políticos y otras entidades educativas. Entre las
instituciones especializadas, se pueden citar: las escuelas, las editoriales, las
bibliotecas, los museos, los medios de comunicación de masas y las redes de
20
información digital. Lo que corrientemente se denomina sistema educativo o
educación formal, corresponde a las escuelas, cuya tarea se apoya en mecanismos
específicamente diseñados para estimular, reforzar y certificar el aprendizaje. Por
tanto, no toda la educación se restringe únicamente a las escuelas. En las
sociedades modernas el sistema educativo formal, es la principal institución que tiene
a su cargo la circulación del conocimiento y preparar al educando o al individuo para
el ejercicio de futuros roles. No obstante, es un error considerar que la escuela debe
funcionar sola. Su labor se facilita en la medida en que converjan y se complementen
los diferentes estímulos contextuales, como los señalados.
La educación tiene un papel protagónico en la formación de la nacionalidad: la
lengua, elemento diferenciador frente de lo extranjero y medio comunicador entre las
regiones y localidades nacionales; la ―comunidad imaginaria‖ hecha de una historia
común y el sentido de afrontar un ―destino compartido‖; la literatura nacional, el arte
nacional, la prensa nacional; los ―sueños recurrentes de construir la nación‖; la
escuela pública como medio de transferir lealtades desde la Iglesia a la Nación; la
Nación como propósito de progreso; la educación como un derecho social adscrito a
la nacionalidad y, obligatoria, como parte del pacto ciudadano. La educación
vinculada al proyecto nacional con la construcción de la nacionalidad y, por tanto, de
la Nación.
La educación tiene un valor económico, que se aprecia desde dos perspectivas
distintas y complementarias:
A. Como clave del desarrollo económico. Las perspectivas teóricas iniciales de la
economía escuelas clásica y neoclásica consideraban solamente al trabajo y
al capital como los factores para el desarrollo; consideraban, así mismo, a la
tecnología como una variable exógena, no susceptible de explicación dentro del
sistema económico. Para los años sesenta y setenta del siglo XX, se demostró que
21
había un residuo no atribuible a aquellos dos factores de producción y, al mismo
tiempo, se aceptó, por una parte, que el trabajo no es un recurso homogéneo y, por
la otra, que el capital humano hace un aporte adicional al desarrollo económico.
Al introducir en la evolución de la teoría económica esta nueva categoría, la
discusión condujo a aceptar a la tecnología, no sólo como una variable endógena,
sino como el principal motor del desarrollo económico. Pero lo importante, desde
el punto de vista de las implicaciones prácticas de la teoría económica, es que la
educación constituye la síntesis de las variables capital humano y tecnología,
puesto que puede apreciarse, tanto, desde las perspectivas del capital humano,
como de la tecnología y ambas se complementan para motorizar el desarrollo
económico.
B. Como las vinculaciones entre la educación y el desarrollo económico. En este
ámbito es posible distinguir seis (6) nexos:
La educación es determinante, tanto para la invención de nuevas tecnologías,
como para que ellas se adopten en aplicaciones prácticas
La productividad media de la fuerza de trabajo nacional, depende del nivel
educativo
La educación, en razón a su contenido, alimenta al espíritu empresarial
La educación asegura la racionalización social necesaria para el desarrollo
económico
La eficacia del sistema educativo con que cuenta la nación está estrechamente
relacionada sus ―ventajas competitivas‖
La educación alimenta a la inteligencia social, o la capacidad nacional para
adaptarse a un mundo cambiante y obtener el mejor provecho de las
oportunidades que ofrece el cambio
Para superar la pobreza, no sólo el desarrollo económico es un aspecto clave, sino
también, los beneficios que de la educación reciben los pobres a través de tres vías:
22
A. La educación y el trabajo. Tanto la calidad de la educación como el nivel de la
misma son determinantes para la productividad y para los ingresos laborales.
Dado que los pobres son quienes más dependen del trabajo para subsistir resulta
que, en la medida que la educación sea más escasa, es de mayor valor para el
pobre que para el rico. Pero, además, la educación es una inversión relativamente
accesible y barata para los pobres si se la compara con otras opciones en el
mercado, dado que el mayor costo de la misma es el de oportunidad, por el
tiempo que el pobre debe dedicarle a la escolaridad en lugar de trabajar; por lo
demás, el acceso a la misma, le es bastante barato y, adicionalmente, está
comprobado que los primeros años de escolaridad aumentan el ingreso de manera
más acelerada que los subsiguientes4.
B. La educación y la redistribución del ingreso. Respecto a la concentración del
ingreso, hay consenso con relación a que la mala distribución del mismo se debe a
la concentración de la propiedad sobre activos productivos: tierra cultivable,
capital financiero, patentes tecnológicas y la educación. Nótese que ésta, es
considerada como un activo productivo y, la concentración del mismo, incide,
junto con la concentración de los otros activos productivos, en la mala
distribución de la riqueza. Lo grave y paradójico, para países como el nuestro es
que, desde el punto de vista político, el activo productivo más fácil de
desconcentrar, es precisamente la educación. En el mundo contemporáneo se
espera que el Estado intervenga de manera decisiva y masiva para redistribuir
este activo productivo.
C. La educación de la mujer y la pobreza. Todos los estudios realizados demuestran
que los hogares que dependen del trabajo de la mujer son los más expuestos, no
sólo a la pobreza, sino a una pobreza más intensa, que aquellos que están
sostenidos bien por el hombre solo, bien por la pareja. De los estudios realizados,
4 Según datos del Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo, para el conjunto de América Latina y el Caribe, la rentabilidad privada de la educación primaria es del 32%, mientras que la secundaria y superior se igualan en el 23%. Tomado de: PNUD. Educación:. La Agenda del siglo XXI. Hacia un Desarrollo Humano. T M Editores. Primera Edición, 1998. pp.33/34.
23
se hace evidente que la importancia de educar a la mujer es determinante, porque
la escolaridad femenina significa:
a. Menor tasa de fertilidad.
b. Menor mortalidad infantil.
c. Más educación para los hijos.
La educación conduce al individuo y las naciones, hacia la sociedad del conocimiento
y a la globalización. Ello ocurre porque existe una relación biunívoca entre la
globalización y la revolución del conocimiento. La sociedad global del conocimiento
produce impactos promisorios y desafiantes en la educación. La teleinformática, la
abundancia de publicaciones científicas y la internacionalización de la cultura, abren
nuevos espacios y ofrecen herramientas muy poderosas para la educación en todos los
niveles. A pesar de ello, las distancias culturales entre naciones y la manera en que la
globalización afecta al empleo en los países que no se incorporan a ella o tienen
dificultades para lograrlo, le plantea nuevos desafíos para la educación y los sistemas
educativos de los países atrasados. Entre estos desafíos, se destacan las siguientes
tensiones:
A. Educación para todos o para una minoría. El drama de las poblaciones
sobrantes constituye una preocupación generalizada, por cuanto la revolución
tecnológica multiplica la productividad de pocos trabajadores súper calificados y
hace innecesarios oficios tradicionales no calificados. Ello conduce a la
disyuntiva entre formar pocos analistas ―simbióticos‖ para que puedan entrar a la
aldea global, o educamos a todos los ciudadanos para el nuevo siglo.
B. Dado que la educación universal de calidad es la vía hacia la integración
nacional, el crecimiento económico y la superación de la pobreza, junto con el
hecho, según el cual, la carrera económica, cultural y geopolítica de los actuales
tiempos, ningún país puede cargar con la rémora de unas mayorías improductivas
y marginadas. Para países como Venezuela, no tenemos otras opciones que la
educación universal de calidad y formación buena para todos.
24
C. Educación para ayer o para mañana. La primera tarea de la educación es
socializar y transmitir cultura, para asegurar el orden social y la continuidad de la
memoria colectiva. Sin embargo, estamos en tiempos de cambios incesantes,
presentes en todas partes y autoalimentado, de manera tal que hoy, educar, es
educar para el cambio. Es obvio, que para los educadores es difícil tener que
educar para el orden social y la memoria colectiva y, simultáneamente, para el
cambio: tener que distinguir entre lo duradero y lo desechable, entre lo esencial y
lo accidental, entre lo sustantivo y lo ritual. Tener que identificar y transmitir lo
válido para situaciones disímiles en apariencia, lo generalizable, lo más abstracto
y, por ello, lo más difícil de enseñar. En otros términos, se trata de educar para
aprender a aprender, para aprender a plantear y a resolver problemas inéditos. Se
trata de educar para la habilidad en el empleo, para la incertidumbre y para la
libertad.
D. Educación mundialista o localista. Por una parte, la tarea de socialización e
integración refieren al fortalecimiento de la identidad y la valoración de lo propio
y determina la pertinencia de la educación para las realidades y los problemas
locales. Conocer el entorno local, aterrizar la escuela, dirigir la administración de
la escuela a las comunidades, la alfabetización de las minorías étnicas en su
idioma autóctono, aunque éste sea de uso muy restringido. Pero, al mismo tiempo,
existe la necesidad de educar en valores y conocimientos universales válidos, de
enseñar la lengua de la aldea global, superar el provincialismo y formar para la
tolerancia que implica conocer y aceptar la diferencia. La tensión entre estos
paradigmas, inevitablemente se reflejará en los diseños curriculares. Pero su
solución no podrá darse en ninguno de los dos extremos, pues para el desarrollo
moral son necesarios ambos: tanto la identidad de lo propio como la aceptación
del otro. Esto trae como consecuencia implicaciones prácticas y, de suma
importancia, para la enseñanza de la ética, la historia, la geografía y las ciencias
humanas. El desarrollo del conocimiento necesita tanto de las referencias
constante de las realidades concretas como de la generalización a partir de esas
25
realidades; de la abstracción que trascienda a conceptos universales, aunque los
mismos sean provisionales o imperfectos.
E. Educación mediata o inmediata. Durante mucho tiempo y prácticamente en todas
partes, la información que las personas necesitaban generalmente se encontraba
en pocas fuentes. Actualmente, gracias a la sociedad informática, eso ya no es
cierto. Hoy cada vez más, más personas tienen acceso a grandes y diversas
fuentes de información. En consecuencia, la educación está obligada en insistir
menos en información inmediata y, cada vez más, en formar destrezas para
localizar, evaluar, seleccionar, procesar y asimilar información. Más aún: la
tecnología, gracias a las realidades virtuales de la informática, está diluyendo las
fronteras entre el mundo real y el mundo de lo representado. Esta imprecisión de
la frontera, abre nuevos caminos al aprendizaje que exigen nuevas formas de
transmisión, acumulación y manipulación del saber social que, antes de suprimir
la relación inmediata: maestro / alumno, maestro / maestro, alumno / alumno,
permite que las mismas se expresen en nuevas formas, tales como la educación a
distancia o las comunicaciones académicas virtuales.
F. Educación para el saber o para la vida. Tradicionalmente han existido dos
posiciones. Unos consideran que la educación corresponde al espacio donde
circulan de manera organizada y sistemática los conocimientos de la sociedad.
Otros, insisten en contextualizar y complementar el conocimiento que circula en
la escuela, tanto desde el punto de vista del individuo, como de la comunidad. La
tensión entre estas dos posiciones se manifiesta, en los diseños curriculares,
especialmente de la educación básica. La jornada escolar se divide en asignaturas
que corresponden al saber acumulado y se le añaden una serie de contenidos
transversales, muchas veces convertidos en asignaturas adicionales, tales como,
educación para la democracia; educación sexual; para la paz; educación
ambiental; educación estética; en valores, entre otras.
26
Pero, en síntesis, no se debe enfocar la cuestión de la educación hacia fórmulas con
divisiones y subdivisiones a manera de parcelas curriculares. Se trata de adoptar una
fórmula más feliz, la cual induce a concluir que todas las formas de educación deben
orientarse hacia cuatro (4) grandes aprendizajes o cuatro pilares de la educación a
lo largo de la vida:
APRENDER A VIVIR JUNTOS
APRENDER A CONOCER
APRENDER A HACER
APRENDER A SER5
En las regiones del país, el énfasis deberá centrarse en la formación educativa
orientada a desarrollar las potencialidades de las mismas. ―Cada región su educación‖
en función de las ventajas derivadas de sus propias especificidades y peculiaridades,
para dar su aporte a desarrollar y explotar las ventajas locales. La administración de la
educación debe ser descentralizada, para lo cual, las autoridades estadales y
municipales deberán asumir responsabilidades operativas con el fin de hacer eficiente
la toma de decisiones. En el poder central se conservará la elaboración y puesta en
marcha de las grandes políticas de orientación, planificación, supervisión y
evaluación de la educación. Por tanto, las regiones deberán disponer de los recursos
para una educación básica gratuita y obligatoria, así como para los programas de
educación vinculados con las necesidades y requerimientos de la región.
Compartimos los fundamentos principistas del papel del Estado democrático que
debe responder a los postulados universales de la ―Educación para todos y para toda
la vida‖ que promueve la UNESCO, como son: el derecho de todos a la educación sin
discriminación de ningún tipo, la gratuidad y la obligatoriedad de la educación, la
educación laica, popular y democrática, la educación como función indeclinable del
5 Esta fórmula ha sido sugerida por la Comisión Internacional Sobre la Educación para el Siglo XXI, convocada por la UNESCO, París, 1996, fórmula que sugerimos sea adoptada en Venezuela como el arma fundamental de la lucha frontal contra la pobreza.
27
Estado, la educación como servicio público de calidad, el respeto a todas las
corrientes del pensamiento, la libertad de enseñanza y de cultos, la educación
ambiental, la educación extraescolar, el personal docente de reconocida moralidad y
probada competencia profesional y la anatomía de la educación superior, entre otros.
En tal sentido, promovemos la participación del Estado y de la sociedad en la
búsqueda de una educación para todos de calidad.
Consideramos que en todo sistema político democrático y pluralista se debe luchar
contra cualquier intento de utilizar la educación como instrumento de
adoctrinamiento de niños, jóvenes y adultos dentro de un esquema autoritario y
atemorizador que pretenda eliminar la disidencia, el pluralismo, la tolerancia, la
libertad de expresión y que estimule la lucha de clases, el irrespeto y la confrontación
permanente, entre otros signos antidemocráticos.
Consideramos que los estudiantes constituyen el eje principal del proceso educativo
y, por ello, el Estado debe fijar estrategias que incidan en la incorporación, el
rendimiento y la prosecución de todos los alumnos en los diferentes niveles del
sistema, ofreciéndoles las condiciones indispensables para su adecuado desempeño en
las aulas a quienes confrontan dificultades económicas, con el fin de disminuir los
índices de deserción, repitencia y ausentismo escolar. Solamente con ese esfuerzo se
alcanzaría un mayor grado de equidad social y se ofrecería la igualdad de
oportunidades para garantizar el postulado de ―educación para todos‖.
Salud: clave para la riqueza
La salud constituye otro de los pilares fundamentales de la riqueza del país. Las obras
de infraestructura física y de servicios dirigidas a mejorar la salud de la población
contribuyen a fortalecer las bases de la riqueza del país. Debemos rescatar la visión
de los sanitaristas venezolanos que hicieron posible la eliminación de enfermedades
28
endémicas que imposibilitaban el venezolano para el trabajo creador. Estos logros,
dignos de reconocimiento mundial, fueron posibles gracias a que el país contó con
instituciones y el Estado cumplió el papel correspondiente. El Estado no puede
delegar la responsabilidad de ser rector en materia de salud. No obsta, sin embargo,
para que al atender esta responsabilidad lo haga directamente o través de la iniciativa
privada, buscando siempre la forma más eficiente de lograr este objetivo.
Seguridad Social, signo de una sociedad rica
Este principio, según el cual el Estado debe ser rector, es igualmente válido para el
diseño de los Sistemas de Seguridad Social. No puede sustraerse de la
responsabilidad de crear mecanismos que garanticen una vejez digna, a cuyos efectos,
deberá utilizar los instrumentos más apropiados, públicos y privados, para alcanzar el
objetivo deseado. Sin embargo, para su viabilidad, el Sistema de Seguridad Social
debe resolver, simultáneamente, el problema de la pobreza generalizada y de la
informalidad de la fuerza de trabajo. En este sentido, Venezuela está frente a una gran
demanda de asistencia y seguridad social determinante de a una alta presión sobre el
Estado, el empresario y la población trabajadora ocupada.
Para el diseño del Sistema de Seguridad Social, sostenemos que éste debe ser
universal y contributivo, en el cual todos los ciudadanos participen de su
sostenimiento, para lo cual es menester corregir la contradicción establecida en la
Constitución del 99 donde se establece una oferta de acceso al Sistema, sin
contemplar las bases y responsabilidades para sostenerla. Así mismo, propiciamos
que el mismo debe ser descentralizado, para garantizar su eficiencia. Desde nuestra
concepción socialdemócrata consideramos fundamental incorporar programas
dirigidos a estimular la cultura de la Seguridad Social en el país.
29
La economía y la pobreza
VISIÓN ECONÓMICA
Necesitamos articular voluntades en función de un gran objetivo nacional
compartido: requerimos de una Visión–País del largo plazo. Al no disponer de ella,
lo urgente tenderá a prevalecer sobre lo importante, actuaremos como ―apaga
fuegos‖, seremos esclavos de la coyuntura y perderemos la capacidad de aprovecharla
en función de lo positivo; perderemos el sentido de lo importante y trascendente; abre
espacio a intereses circunstanciales, al predominio de las ―roscas‖, al pragmatismo
exacerbado y al oportunismo, todo lo cual dificulta alcanzar los objetivos comunes.
No contar con esa imagen objetivo para la acción crea adicción al poder inmediato,
socava las bases de sustentación del poder en el largo plazo, de la institucionalidad
positiva y deteriora el poder en el futuro. Por estas razones, asumimos la Visión de la
Venezuela del Siglo XXI expresada en la ―Visión País Nacional‖ aprobada por el
CEN del Partido en septiembre del 2001, mencionada en la parte II de este informe,
como referencia para el desarrollo y articulación de voluntades en función de un
objetivo nacional compartido.
Para alcanzar esa Imagen Objetivo es necesario ganar en nuestros valores
socialdemócratas, inherentes a la libertad, la igualdad, la tolerancia y a la flexibilidad
a favor de las reformas beneficiosas a la sociedad, junto con aquellos otros que
contribuyen al logro de estadios superiores de prosperidad sobre bases sostenibles y
sustentables para enfrentar con éxito las nuevas realidades: la armonía en comunidad
y la excelencia, que hemos hecho nuestros.
30
Entendemos el bienestar y la prosperidad como la satisfacción de las aspiraciones más
sentidas del ser humano en un ambiente de estabilidad y armonía social. Concebimos
para el futuro a una Venezuela con el índice de desarrollo humano más alto de
América Latina, con servicios básicos eficientes en un ambiente y hábitat de alta
calidad, con servicios municipales, regionales y nacionales de excelencia, como
expresión de la obligación de las instancias gubernamentales de garantizar la calidad
de vida de los ciudadanos, con una distribución del ingreso equitativo y progresivo —
un coeficiente de Gini muy próximo a cero— y con el nivel de ingreso per. cápita
más alto y estable de América Latina.
Nos proponemos formar una población bien capacitada, con alto nivel tecnológico,
arraigada vocación emprendedora y de trabajo, excelente formación profesional, un
nivel educacional y cultural elevado y ampliamente difundido, de modo que no exista
espacio para la marginalidad y la exclusión.
Concebimos una sociedad en coexistencia con la vida moderna y la tradicional; con el
fortalecimiento de la familia y afinidad comunitaria. Con una ciudadanía consciente
de que el bienestar se logra con la búsqueda constante de una situación donde se
conjugan la satisfacción de las necesidades materiales, con la exaltación de los
valores del espíritu y donde el bienestar individual se armoniza con el bienestar
colectivo. Un país donde se estimulan los valores auténticos de cada región, como
una forma de preservar los valores autóctonos para asumir positivamente el reto de
inserción en la mundialización.
Indica el grado de desigualdad en la distribución del ingreso, relacionando la distribución del ingreso con el número de preceptores del mismo. Si el coeficiente es cero (0) no existe concentración del ingreso y si es igual a uno (1), la concentración del ingreso es máxima: en una sola persona. Se plantea que sea lo más cercano a cero posible porque de acuerdo a la información disponible, actualmente este coeficiente en Venezuela es mejor que el de otros países de América Latina.
31
Concebimos la libertad como un valor supremo, consagrado como un derecho
inherente a la condición humana. No obstante, su disfrute depende de los avances en
la consecución de los valores igualdad de oportunidades, excelencia y la armonía en
comunidad. Sólo en un ambiente de libertad es posible alcanzar el conocimiento y
desarrollar las capacidades creativas, la innovación, el talento y las destrezas que se
requieren para enfrentar con éxito los retos de la mundialización. Pero, la genuina
libertad, está asociada intrínsecamente a la responsabilidad, porque sólo hay libertad
cuando se puede optar entre actuar de un modo o de otro; cuando se pueden
determinar los objetivos personales y elegir los medios que cada cual estime
mejores para alcanzarlos.
En nuestra imagen objetivo concebimos el pleno disfrute de la libertad en
democracia. Con instituciones que garanticen el respeto a la integridad, el honor, la
reputación y el derecho de propiedad. Donde las acciones y las políticas públicas sean
diseñadas sobre la base de principios que preserven, respalden y legitimen el valor de
la libertad y se expresen en los campos de la opinión, la fe, el pensamiento, la
creación, la conducta comunitaria, la movilidad social, la elección, el libre albedrío, la
iniciativa individual, la crítica y la discrepancia para reforzar la libertad ciudadana.
Pero, así mismo, entendemos que ello dependerá del logro simultáneo que podamos
alcanzar en los valores de la igualdad de oportunidades, de la armonía en comunidad,
de la excelencia y del pleno ejercicio de la tolerancia, del respeto y estímulo a la
crítica y la discrepancia, con real ejercicio de la democracia efectiva, como garantía
de que los ciudadanos sean efectivamente soberanos.
La libertad y la economía. La valoración objetiva de la producción económica se
realiza y surge de relaciones sociales libres. Sin libertad, la producción pierde ese
contenido; sin libertad, se producen productos materiales, pero no valores
económicos porque éstos, sólo logran serlo, al devenir de relaciones libres entre los
32
seres humanos: son esencial e intrínsecamente sociales. La producción social emana
de la libertad humana emprendedora.
No se puede hablar de responsabilidad sin libertad. Sin decisiones libres no se pueden
exigir responsabilidades. Es sobre la base de decisiones libres que los individuos se
dirigen a la consecución de sus objetivos, porque así lo han decidido y es así, que se
apropian y se responsabilizan de las consecuencias de sus decisiones. Por eso, no
puede haber responsabilidad sin libertad, pues ésta no sólo significa que el ciudadano
ha tenido la oportunidad de elegir, sino que, además, le impone soportar las
consecuencias de su acción. Es por eso que libertad y responsabilidad son
inseparables.
La propiedad es intrínseca a la libertad. Sólo se puede poseer lo que se tiene, si
realmente se dispone libremente de ello.
Libertad e institucionalidad. La institucionalidad permite expandir la creatividad en
todas las ciencias y las artes y, muy especialmente en la economía, mediante el
derecho de propiedad. La competencia lleva en sí la observación de la normativa
general del juego del mercado y, por ello, es su institucionalidad. La libertad y la
inherente responsabilidad, permiten y fomentan la competencia. Si se necesita actuar
en libre competencia, inevitablemente debe permitirse que la ejerzan todos, para que
cada cual pueda ser protagonista sin ser discriminado. La libertad responsable se
convierte así, en efectiva y creativa.
Libertad y tolerancia. En el mundo contemporáneo en continuo cambio, no tiene
cabida el pensamiento rígido con una sola perspectiva de entendimiento. Es
imprescindible incorporar las diferentes visiones para obtener el vector, cuya
direccionalidad, esté comprometida con el futuro, con la verdad, porque, al respetar la
libertad personal, la verdad nos hace libres, porque ella es libre.
33
Entendemos el valor Igualdad como el derecho de todo ciudadano de acceder a la
salud, a la justicia, a la educación, a las manifestaciones de la cultura y, en general, a
las actividades de su preferencia, como la vía para alcanzar su realización personal y
las metas de superación a que aspira todo ser humano. Por tanto, lo entendemos como
Igualdad de Oportunidades. Visualizamos una Venezuela donde todos los ciudadanos
tengan igualdad de oportunidades, garantía del disfrute de los derechos ciudadanos
sin discriminación de ningún tipo —religiosa, racial, sexo, edad— y, donde el respeto
a las minorías, se ejerza cabalmente, con efectivo acceso a la justicia para todos los
ciudadanos.
En síntesis, un país con ciudadanos responsables, conscientes de que sus derechos
comportan deberes. Donde cada individuo, al tiempo que encuentra la oportunidad
para alcanzar sus metas personales, tenga conciencia de que, para alcanzarlas,
requiere empeñar sus capacidades y esfuerzos. La consecuencia real del
funcionamiento de este valor, consiste en una fluida y efectiva movilidad social,
como medio adicional para anular la exclusión social y fortalecer las bases de la
democracia y la libertad. Por tal razón, consideramos a la educación como el medio
determinante para el logro de esta Visión.
El valor la armonía en comunidad está asociado a la solidaridad social, a la vocación
de servicio, al espíritu de desprendimiento, y a la disposición de servir a la
comunidad. Las sociedades que practican y hacen suyo este valor presentan un alto
grado de nivel civilizatorio. Sabemos que la humilde sociedad venezolana de antaño,
contó y disfrutó de una elevada valoración de lo comunitario, razón por la cual
estamos convencidos que, a pesar del deterioro actual de este valor, el mismo está
latente, de manera que, en la medida en que cambien las actuales circunstancias que
lo han deteriorado, los ciudadanos asumirán un efectivo ejercicio de sus derechos y
34
obligaciones, como requisito para una sana y armoniosa vida en comunidad,
dispuestos a dedicar parte de su tiempo a la comunidad, a valorar y respetar lo
público, junto con una activa acción de las instituciones para preservar lo que es de
todos y alta responsabilidad empresarial en su relación con el ambiente natural, el
urbano y con el hábitat y estímulos al logro como motivación en la gestión pública de
los ciudadanos. Una sociedad en la cual, el logro individual se respete, se admire y se
exalte con proyección comunitaria, vocación de servicio y espíritu de
desprendimiento. Mientras mayor es el número de instituciones dedicada a lo público,
a lo colectivo, mayor es el desarrollo de la comunidad y el afianzamiento de los
tejidos sociales que le dan sustentación a la democracia y a la libertad.
La excelencia es la vocación por las cosas bien hechas, el afán por lograr que los
demás se sientan reconocidos en la obra que realizamos al procurar que estas
trasciendan y se universalicen. Está asociada a la eficiencia, la eficacia, la calidad, la
productividad y la competitividad. Pero, así mismo, su práctica, implica
inevitablemente el ejercicio y plena vigencia del Estado de Derecho, como condición
necesaria para hacer efectivo el respeto a los derechos ciudadanos, como el clima
apropiado para contar con un ambiente apropiado para ser eficientes.
Para hacer efectivo el afianzamiento de los valores libertad, igualdad de
oportunidades y la armonía en comunidad, se requiere aplicar la excelencia tanto al
ámbito de lo económico, como al político, al social y al institucional.
En el ámbito de lo económico, la excelencia, implica que cada ciudadano pueda
dedicarse a la actividad productiva de su preferencia, exige que el derecho de
Implica que no tiene cabida el populismo, en aras del cual, se le permite a las personas hacer lo que quiera irresponsablemente, con tal de que voten por mí. Implica que no se le deja únicamente al Estado todo lo relacionado con la comunidad, sino que los ciudadanos —por tanto, hombres libres y soberanos—, de “motu propio” y positivamente, actúan y colaboran con la comunidad.
35
propiedad sea respetado y la iniciativa individual estimulada. La excelencia en lo
económico, está contenida en la expresión de Frederick List, ―la capacidad para
crear riqueza es más importante que la riqueza misma‖, es decir, que la base de la
prosperidad permanente de un país está en la capacidad de su gente para producir
bienes y servicios demandados por la comunidad. De ello se deriva que educación
debe estar vinculada al desarrollo de la capacidad productiva de la población como
base de la de la verdadera riqueza del país. También implica que el país debe
desarrollar una difundida vocación competitiva en todos los ámbitos de la acción
pública y privada, así como una arraigada cultura emprendedora. Exige el estímulo y
promoción de la actividad empresarial por parte del Estado concentrándolo sólo en el
empresario dispuesto a asumir los riesgos que implica la búsqueda y aprovechamiento
de oportunidades, con espíritu competitivo y alto sentido de responsabilidad social.
Asimismo, demanda del empresario y el inversionista, una acentuada vocación
exportadora como expresión de una alta capacidad competitiva. Implica, a la vez, una
positiva y activa presencia en la globalización, alta vocación por la eficiencia,
productividad, creatividad, innovación, logro y calidad, como rasgos distintivos de
una cultura que valora la excelencia y emula, exalta y reconoce el éxito.
En nuestra Visión, la excelencia, se asocia a una economía altamente diversificada,
donde las exportaciones no petroleras representen más del 90% de las exportaciones
totales —sin que deje de crecer la producción y exportación del petróleo
venezolano— a una mejoría permanente del clima general para la inversión y a la
creación de un clima apropiado para que el ahorro generado por los venezolanos sea
invertido en el país. La excelencia está vinculada a una praxis, donde la inversión,
además de fomentar el crecimiento económico, contribuye al desarrollo de la
comunidad donde se desenvuelve.
En términos de políticas públicas, la excelencia, exige la creación de un clima de
estabilidad económica, política y social que estimule la inversión, la formulación de
36
políticas favorables a la creación de empleo productivo, al mejoramiento de las
condiciones de los trabajadores, la aplicación de medidas para corregir las
distorsiones del mercado y conductas que afectan la libre competencia. Pero, así
mismo, exige una activa intervención de las instituciones del Estado para que los
frutos de la riqueza se difundan, se corrijan las desigualdades que se puedan generar
en el proceso de creación de la riqueza y, por esta vía, contribuyan a fortalecer la
democracia, lo cual impone, que las transferencias de ingreso sean consistentes con el
trabajo y el mérito, en sustitución del reparto demagógicamente populista.
En el ámbito político, la excelencia, se evidencia cuando la política es aceptada como
una actividad de prestigio reconocida y respetada por la comunidad; cuando funciona
el indispensable equilibrio de poderes; cuando, opera la renovación del liderazgo y
éste se hace con base en la evaluación constante de los ciudadanos. La excelencia
impone que el liderazgo se consolide mediante la libre elección de líderes que gocen
del reconocimiento de los ciudadanos porque han sabido ganarse el respeto con su
actuación honesta y responsable. Determina que se induzca el mejoramiento del
liderazgo a través de la capacidad ejercida por los ciudadanos para exigir de ellos el
cumplimiento de su misión con sentido positivo. La excelencia termina por imponer
el desarrollo y el fortalecimiento de la vida política, resultante de la pluralidad de
instituciones políticas, sociales y comunitarias.
La excelencia determina que el Estado se concentre en los servicios esenciales como
el medio propicio para el desarrollo de la iniciativa privada, la salud, la educación, la
seguridad personal y social, la administración de justicia, la defensa de la soberanía,
la representación institucional y la dignificación y exaltación de la función pública,
como condición necesaria para atraer a los ciudadanos más capacitados, de mayor
prestigio y sentido de responsabilidad y amor por el país.
37
En la dimensión institucional, la excelencia, determina la prosperidad de la autonomía
institucional y refuerza dinámicamente el equilibrio de los poderes y, en esa medida,
induce a la colaboración de los poderes para la consecución de los fines del Estado y
compromete a las instituciones con la consecución y preservación de los valores
permanentes y la Visión que se tiene del país.
La eficiente actuación de las instituciones para el logro de sus misiones y objetivos,
exige que se practique la excelencia. Las instituciones acordes con las nuevas
exigencias que plantea la necesidad de pasar de una economía rentista a una
economía productiva y participar positivamente en la globalización, necesariamente
tienen que ser excelentes y deben estar dotadas de los recursos e infraestructura
requeridas para cumplir con excelencia su cometido.
La excelencia le impone a las instituciones públicas sobreponer los intereses
supremos del país por encima de los intereses particulares, de grupo y de las
exigencias y presiones circunstanciales del Ejecutivo Nacional. Las instituciones
abiertas a las nuevas tendencias que plantean los compromisos que se derivan de la
participación del país en esquemas de integración, sólo tendrán éxito si asumen el
valor de la excelencia en sus actuaciones; la eficacia —efectividad y eficiencia— y el
logro, como norma de comportamiento en el desempeño de sus funciones
institucionales, están determinados por el valor de la excelencia. En la medida en que
se practicase, en los distintos ámbitos de la actuación pública y privada, se consolidan
las bases de la libertad y la democracia.
Situación actual.
Después del progreso logrado durante el lapso comprendido entre 1959 hasta el
1974–75, no obstante los grandes esfuerzos que se han realizado, Venezuela sólo ha
38
logrado crecimientos espasmódicos del PIB y sostenidas expansiones de la pobreza y
del deterioro social.
El petróleo mantiene un papel determinante en la economía nacional: al tiempo que
genera la mayoría de las divisas, también genera grandes distorsiones en el resto de la
economía y, desde 1974 hasta el presente, se ha utilizado en forma crecientemente
rentista. Aunque Venezuela presenta una posición favorable para el abastecimiento de
mercados claves en la economía mundial, el crecimiento de la oferta global tiende a
ser mayor que el de la demanda, lo cual determina una inexorable tendencia de los
precios a niveles moderados. Exportamos más petróleo y obtenemos más divisas que
hace veinte años y, en lugar de desarrollarnos hemos retrocedido. Todo indica que el
modelo de desarrollo impulsado por el Estado basado solamente en el petróleo no es
viable.
Para salir de la recesión, la economía venezolana requiere una corrección radical del
erróneo carácter que se le ha atribuido a la actividad petrolera desde la década de los
setenta. En lugar de ser un enclave deformante del resto de la economía, debe pasar a
ser un sector integrado y dependiente del resto del cuerpo económico.
En la economía venezolana, al ocurrir aumento de las reservas internacionales,
debidos casi exclusivamente al incremento de los ingresos petroleros,
simultáneamente se debilita la productividad y competitividad del resto de la
economía y surge la gran contradicción: el bolívar que, debería apreciarse por el
crecimiento de las reservas internacionales, se deprecia, en términos reales, por la
pérdida de productividad y competitividad de la economía, la cual cae en una
paradójica trampa económica, que repercute en la relación entre las esferas fiscal,
monetaria y financiera.
39
El tipo de cambio presenta una contradicción entre la presión inflacionaria —real o
subyacente— producida por el incremento de los ingresos petroleros y la disminución
de la productividad no petrolera. Frena el desarrollo sostenido y sustentable y
conduce a recurrentes crisis que afloran por dos vías. O se hace insostenible abastecer
a la economía nacional con importaciones o, al ocurrir una disminución en los
ingresos petroleros —variable no controlable por el país—, emerge un signo
monetario depreciado en términos reales, reflejo del deterioro de la productividad y
competitividad nacional. Las reservas internacionales descienden cuando el aparato
productivo interno está debilitado; las compuertas del desempleo se abren en la
medida de la caída de la producción y surge la devaluación violenta como recurso
para cerrar la brecha entre apreciación monetaria y la depreciación real generadora de
la inflación incontrolada. El déficit fiscal se torna inmanejable e incapacita al Estado
de honrar sus deudas, todo lo cual desata una serie de indeseables secuelas sociales.
Este conjunto de debilidades derivan de las deformaciones estructurales de la
economía venezolana y la notable ausencia de una estrategia integral de desarrollo. Al
mantener a la actividad petrolera como su enclave, se contribuye a la vulnerabilidad
de la economía nacional y limita el potencial que tiene ese sector para apuntalar el
fortalecimiento y transformación de la totalidad del sistema.
El mercado financiero y de capitales doméstico no cuenta con suficiente profundidad
para atender las necesidades de los sectores productivos. Adicionalmente, los déficit
del sector público exigen recursos monetarios nacionales, que limitan la participación
del sector privado en la cartera de créditos. Al aplicar estos recursos a gastos públicos
improductivos, además de coadyuvar a la inflación, impide que el ahorro financie el
desarrollo. Pero, además, la eliminación de los déficit fiscales constituye un arma de
doble filo para reactivar la economía desde la esfera fiscal: si el cierre del déficit se
intenta con aumento de los impuestos se crea mayor recesión y, con la reducción del
gasto también.
40
En las Finanzas Públicas se ponen de relieve tres elementos básicos: la rigidez del
gasto, determinada por los compromisos contractuales que tienden a ser cada vez
mayores, destacándose el servicio creciente de la Deuda Pública; la asimetría en la
composición del gasto por el gran peso del gasto corriente en detrimento de la
inversión; y, la ineficiencia del gasto público para impulsar el crecimiento del PIB.
Las empresas medianas y pequeñas, las que tienen mayor potencial para insertarse en
la globalización y generar empleo, han sido sometidas a grandes descalabros y
presentan una deficiente estructura, tanto de su capital financiero —accionario y
crediticio— como del capital real —tecnológico y humano—.Como complemento, el
predominio de formas oligo y monopólicas en el mercado nacional impiden una
adecuada inversión real, clave para el desarrollo económico del país.
Para erradicar la pobreza es imprescindible orientar la economía venezolana por la
ruta de un genuino desarrollo económico sostenido y sustentable, en un ambiente de
justicia socioeconómica y profundamente democrático, lo cual impone inducir la
actividad económica hacia la prosperidad, basada en la producción en lugar del
rentismo; sustituir el proteccionismo, el estatismo, el intervencionismo y las medidas
dirigidas al crecimiento hacia adentro de la economía, por acciones hacia la economía
abierta, de manera que al tiempo que expanda la actividad económica, fortalezca la
generación de las ventajas competitivas factibles de desarrollar en el país y se anulen
las deformaciones oligo y monopólicas. Simultáneamente, es preciso crear el contexto
adecuado para el desarrollo de una economía sana.
Nuestra Prospectiva
Las deformaciones estructurales de Venezuela, no permiten soluciones al corto plazo
y, con medidas exclusivamente coyunturales, no hay solución. Estamos obligados a
realizar reformas estructurales profundas, dirigidas a modificar el funcionamiento de
41
la economía nacional y reducir drásticamente su vulnerabilidad. Es necesario
diversificar selectivamente la economía. Sin reformas radicales de ésta índole, el
futuro económico del país no es viable.
Nuestra Imagen Objetivo de la economía venezolana coherente con nuestra Visión
País, debe ser competitiva, altamente diversificada, con vocación exportadora y con
presencia positiva en la globalización.
La competitividad es la práctica difundida de la productividad a todos los niveles y
refleja en una fuerte presencia de las exportaciones en los mercados internacionales.
Ella depende de que las asentadas en el país —nacionales y extranjeras—, puedan
desarrollar y mantener ventajas en determinados campos en particular; sean líderes
mundiales o regionales en uno o varios sectores y puedan competir en mercados
internacionales crecientes, aún con bienes y servicios que no estén destinados a la
exportación —pues la competencia internacional también tiene que ver con las
importaciones— y ser capaces de alcanzar elevados y ascendentes niveles de
competitividad, en los sectores donde compitan y produzcan bienes y servicios de
alta calidad.
Para ello, se formularán políticas públicas que proporcionen el marco apropiado con
base al proyecto nacional y a proyectos regionales y municipales bien definidos y su
divulgación y promoción. Debemos aplicar la política de “empujar lo que se vaya
moviendo” y atender al principio, según el cual, “nadie mejor que el inversionista
está en capacidad de determinar donde están las mejores oportunidades de
inversión”. Debemos mantener una gobernabilidad local basada en la cohesión social
y la participación cívica, con el apoyo de un ámbito público insertado en los sistemas
de comunicaciones globales, capaz de suministre a los agentes sociales y económicos,
información útil y oportuna sobre los procesos mundiales.
42
Para que las empresas competitivas se asienten en el país, debe establecer un ámbito
público, en la dimensión de los sistemas urbano–regional, capaces de movilizar sus
recursos económicos para dinamizar los servicios básicos altamente eficientes.
Capaces de dar permanente apoyo a los agentes económicos y sociales allí ubicados o
susceptibles de ubicarse en ellos, con base en políticas de naturaleza ―incentivo
exportador‖, que favorezcan la sinergia económica y social y la innovación
continua. Capaces de crear condiciones en sus sistemas urbano–regionales, para
disponer, no sólo de mano de obra capacitada, sino de los medios para su capacitación
y perfeccionamiento permanente, así como de sistemas de información y apoyo a las
empresas ubicadas en esos espacios para facilitar e impulsar los potenciales
exportadores locales. Tenemos que contar con Instituciones Políticas representativas,
eficaces y transparentes que actúen según normas claras y estables en sus relaciones
con los agentes privados.
Pero, también debemos promover un ámbito privado capaz de desarrollar
permanentemente ventajas competitivas, para que sus empresas logren un proceso
sostenido de efectividad, sean capaces de elevar su productividad para mejorar la
calidad de sus productos y mantener una permanente superación en la eficiencia de
su producción.
Como marco institucional general favorable a la competitividad del país, se requiere
la adecuación de normas legales sencillas, claras y, sobre todo, estables para un ágil
funcionamiento de los factores productivos, que facilite su adaptación a una
Movilizar los recursos económicos significa que los recursos financieros deben ser aplicados de manera que no sólo promuevan actividad económica, más allá de lo que tradicionalmente se ha concebido como intrínseco a la gestión municipal, sino que tengan retorno y, además, sean la base de la generación de nuevos y más abundantes recursos financieros, porque los ciudadanos paguen con agrado sus impuestos municipales porque son retribuidos con una excelente calidad de vida.
43
productividad creciente y a la flexibilidad que, a los efectos de la productividad y la
innovación, debe haber en los mercados de trabajo y de capitales.
La vocación exportadora implica la práctica del valor excelencia y que las empresas
en él asentadas sean altamente competitivas. Nuestra concepción de una economía
venezolana con esta vocación, se expresa en la posibilidad real de que el peso
relativo de la producción no petrolera sea muy alto, con relación a la economía
nacional. Implica que las empresas no petroleras, como condición ―sine qua non‖,
hayan logrado un nivel de competitividad y productividad que les permita dejar de
depender del petróleo, gracias a que su propia dinámica competitiva las faculte para
insertarse ―con personalidad propia‖ en la globalización, mediante el comercio
exportador, así como competir internamente con el comercio importador. Es decir,
visualizamos a la economía venezolana sin la vulnerabilidad actual derivada de su
alta dependencia del petróleo.
Como condición ―sine qua non‖, debemos impulsar la estructuración de una sólida y
creciente economía no petrolera capaz de insertarse de manera dinámica en los
mercados internacionales, lo cual sólo es posible con bienes transables competitivos,
a través del desarrollo de un importante número de cadenas productivas, articuladas
en “racimos” de actividades de diversos sectores y subsectores [―clusters‖]. Poner el
énfasis en los productos transables más que en los no transables tiene que ver con tres
aspectos claves: a) sólo con ellos es posible competir e insertarse en los mercados
internacionales; b) en la medida que se desarrollan ―clusters‖ de productos transables,
se impulsa la generación colateral de productos no transables pero, si el énfasis se
pone en los no transables, no hay garantía de que impulsen la producción de los
transables; y, c) además, toda producción no dirigida a la exportación, debe tener el
carácter y la calidad de bienes y servicios de comercio internacional, porque tienen
En términos porcentuales del PIB, aunque con una producción petrolera con un normal crecimiento.
44
que competir con las importaciones, las cuales contienen esas características y
calidades.
Visualizamos una Venezuela con un entorno macroeconómico estable que garantice el
desarrollo de la productividad y competitividad de la economía real, como el
elemento determinante de una fuerte y diversificada economía exportadora. Si bien la
vocación exportadora está vinculada a la competitividad de las empresas asentadas en
el país, ella no debe derivar de manipulaciones artificiales del tipo de cambio, sino de
la productividad y competitividad de la economía real. Desde la perspectiva
macroeconómica se debe lograr que la economía tenga un tipo de cambio estable
cuya estabilidad no sea arbitraria ni manipulada, sino el resultado de adecuadas
políticas monetarias, fiscales y financieras que, a la vez que garanticen los equilibrios
macroeconómicos para evitar devaluaciones recurrentes, correspondan a la
competitividad real de la economía nacional. Es decir, que no sea una economía con
fuerte impulso exportador inducido por en una falsa competitividad derivada de la
devaluación o manipulación del tipo de cambio.
Consideramos inevitable una amplia diversificación de economía venezolana no
petrolera, como complemento ineludible de la máxima reducción posible de su
vulnerabilidad actual y clave determinante del desarrollo económico sostenido,
sustentable y estable. Dicha diversificación debe impulsarse a partir del desarrollo de
aquellas actividades donde contamos con las mayores posibilidades de
transformación de nuestras ventajas comparativas en competitivas y constituye las
mayores fortalezas económicas del país, a través de diversas cadenas y
conglomerados productivos prioritarios, estimulados mediante políticas públicas
industriales inherentes a estas áreas prioritarias, al arbitraje justo y positivo hacia la
armónica vinculación ―cliente–proveedor‖ en las articulaciones intersectoriales e ínter
empresariales y, en lugar de políticas de subsidios, la aplicación de incentivos
dirigidos al incremento sostenido de la productividad. Para esta diversificación, la
45
acción del Estado se deberá encaminar al mejoramiento del cuadro jurídico e
institucional general y sectorial. Es deber del Estado, apoyar al desarrollo mediante la
inversión en infraestructuras físicas y su mantenimiento, estimular el desarrollo de las
comunicaciones, del transporte, de la información e incidir en el mejoramiento del
capital humano. El Estado debe abrir espacios de mercado al sector privado, tanto en
el ámbito nacional, como en el internacional, en lugar de ser inversionista y productor
de bienes y servicios que deben ser producidos por el sector privado.
La diversificación de la economía es poco compatible con estructuras deformadas del
mercado, vale decir, con las formas mono y oligopólicas, pues éstas no sólo frenan la
productividad y la innovación, sino que atentan contra la libertad. En el mundo
contemporáneo, al tiempo que las tendencias mundiales tienden a impulsar la
competencia, se hace necesaria la intervención normativa del Estado para garantizar
el mayor grado posible de libertad y de bienestar en términos de bienes y servicios a
precios competitivos, en beneficio de la elevación de la calidad de vida de los
ciudadanos.
Simultáneamente con el impulso a los mercados competitivos, tendremos que
impulsar la demanda por los conocimientos y las tecnologías necesarias para
apuntalar la capacidad competitiva de los productos nacionales, tanto en los mercados
locales como en los internacionales. A tal efecto, el Estado tiene la obligación política
de apoyar y estimular programas estratégicos basados, en la medida de los posible, en
una administración compartida entre el sector público y el privado, que atiendan a la
utilidad social, la factibilidad económica y la oportunidad político / financiera de cada
uno de ellos, con una política de Estado, que impulse decisiones de asignaciones de
recursos basados, tanto en la calidad de las iniciativas determinadas por criterios
técnicos, como por el juicio y experiencia de quienes están en el aparato productivo.
Con Tecnológicos, Universidades, Escuelas Técnicas y similares considerados como
parte esencial para el desarrollo de los grandes planes nacionales, apoyada e integrada
46
al proceso de cambio con alta excelencia en lo académico y en lo económico. Con las
instituciones dedicadas a la producción de conocimiento, reestructuradas de forma
que funcione cabalmente una asociación estructural y coherente entre el conocimiento
y el aparato productivo que genere y garantice el progreso de una economía que no
esté basada en la mera y simple exportación de materias primas.
Los procesos económicos reales han estimulado la necesidad de dar cada vez mayor
salida a la producción, la cual necesita establecerse y crear vínculos en todas partes.
El impulso del mercado mundial ha dado carácter cosmopolita a la producción y al
consumo en todos los países y, a pesar de los criterios reaccionarios, le ha quitado su
base nacional a la industria. Las obsoletas industrias se destruyen continuamente,
sustituidas por nuevas industrias cuya presencia se convierte en vital para todas las
naciones civilizadas. Son industrias que emplean materias primas de cualesquiera
regiones del mundo y cuyos productos, no sólo se consumen en el propio país, sino en
todas partes del planeta. En lugar de las antiguas necesidades satisfechas con
productos nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman productos de los más
diversos y apartados climas y países. En lugar del antiguo aislamiento de las regiones
y naciones que se bastaban a sí mismas, se establece un intercambio universal, una
interdependencia de naciones, en lo referente no sólo a la producción de bienes y
servicios, sino también a la producción intelectual. La producción intelectual de una
nación se convierte en patrimonio común de todas, de manera que la estrechez y el
exclusivismo nacionales resultan actualmente imposibles.
Gracias al permanente perfeccionamiento de los factores de la producción y el
desarrollo de los medios de comunicación, el proceso de la globalización arrastra la
corriente de la civilización a todas las naciones, aún hasta las más atrasadas. Los
bajos precios de las mercancías derrumban cualquier muralla nacional; obliga a todas
las naciones, si no quieren sucumbir, a adoptar el modo de producción
contemporáneo. Se está forjando un nuevo mundo.
47
Pues bien, apreciamos a Venezuela integrada en una tupida red mundial de acciones y
relaciones económicas, sociales y culturales a través de circuitos electrónicos
articulados con procesos reales locales, con patrones de producción, de acumulación
de capital y de comercialización modificados de manera que todas esas acciones y
relaciones estén entrelazadas en el ámbito mundial. Ello será posible al contar con un
importante número de miembros de la sociedad venezolana capacitado para asumir
esos cambios y adaptarse al progreso, capaz de aprovechar las innovaciones
tecnológicas. Una sociedad —tanto las empresas como la sociedad civil y las
instituciones públicas— que ha eliminado los paradigmas obsoletos y ha desarrollado
nuevos modelos para la convivencia social aprovechando los productos de la
tecnología. De allí, que consideremos a la educación como la variable económica más
importante de la contemporaneidad.
Aunque parezca paradójico, la inserción adecuada a la mundialización, será con una
estructura socioeconómica y política profunda e irreversiblemente descentralizada,
donde los agentes del desarrollo hayan irrumpido en las decisiones urbanas y, donde
sus acciones económicas y sociales directas e indirectas, cada vez más, influyan en
las decisiones urbanísticas; con movimientos sociales cada vez con mayor peso en el
urbanismo y una sociedad civil que toma parte en el proceso de desarrollo urbano.
Con una dinámica competencia entre ciudades, y regiones para atraer actividad
económica progresivamente más fuerte gracias a que sus dirigentes utilizarán todos
los instrumentos a su disposición para enfrentar estos retos. Con una gestión pública
que impulsará la incorporación de innovaciones tecnológicas; que actuará con gran
La urbanización se refiere a la articulación espacial continua o discontinua de población y actividad. La ciudad es un sistema específico de relaciones sociales, de cultura y de instituciones políticas de gobierno y engloba tres ámbitos de estrategia local: a) la productividad y la competitividad económica; b) la integración sociocultural; y c) la representación y gestión política. En consecuencia, entender lo urbanístico solamente como un acto de construcción de calles, sistemas de servicios, viviendas y centros productivos, es no sólo una visión limitada, sino errónea. Esos aspectos son sólo una parte de lo urbanístico y, por cierto, la menos importante, porque la ciudad es la gente.
48
transparencia en los procesos de planificación del desarrollo de las ciudades, regiones
y del país y su acción estará orientada hacia la focalización de los procesos y el
entendimiento progresivo de los intereses de los actores involucrados en el desarrollo
socioeconómico de la ciudad, la región y el país. Será con ciudades donde se
aplicarán nuevas tecnologías para resolver los problemas sociales, promover
oportunidades de empleo para minorías y grupos marginales, formar y emancipar a
los ciudadanos —dándoles poder político y económico—; con ciudades convertidas
en centros difusores de innovaciones dirigida a la calificación de su Mano de Obra
para la investigación, con centros universitarios y de investigación, para optimizar los
medios de transporte, aproximar a sus ciudadanos a los mercados regionales,
nacionales e internacionales, a elevar la calidad de vida de los mismos y con una
―economía de densidad‖ —gran demanda de bienes y servicios concentrada
localmente—, es decir con ciudades bien equipadas, bien comunicadas y con
disponibilidad de Recursos Humanos emprendedores y bien calificados, vale decir,
con ciudades inteligentes, es que estaremos más y mejor integrados a la
mundialización.
De todos los grandes desafíos que el presente enfrenta, el de mayor fuerza, por su
carácter abarcador y penetrante es el de la globalización, entendida como
mundialización, significado que supera los anteriores criterios de internacionalización
y transnacionalización. Nos enfrentamos a un complejo proceso que posee múltiples
expresiones en lo científico tecnológico, en lo económico, en las comunicaciones, en
lo cultural, político y social y que supone riesgos y oportunidades que deben
procesarse responsablemente en los países, para no quedar al margen de los flujos
mundiales positivos y ponernos a merced de las expresiones negativas, excluyentes y
delictivas que ofrece la cara perversa de la globalización.
El cambio de era que se ha producido por el abandono creciente de los paradigmas
que dominaron al mundo hasta casi los finales del siglo XX, en lo económico,
49
político, social, cultural, tecnológico, cognitivo, ambiental y espiritual y del cuál la
globalización es una de sus expresiones más concretas nos enfrenta y obliga como
partido con vocación del servicio democrático y responsabilidad ética, al análisis de
la realidad venezolana en ese contexto y nos impele a ofrecer las mejores fórmulas
programáticas que desde nuestra acción pública puedan dar respuesta eficiente a las
hondas necesidades que enfrentamos como país.
Venezuela cuenta con potencialidades superiores al petróleo para el desarrollo
sostenido y sustentable, en producciones articuladas, a partir de minerales metálicos y
no metálicos que pudiera originarse en la explotación de dichos minerales;
petroquímica; sector agrícola y agroindustrial tropical, incluido el frutícola, el
pecuario y la pesca; la cadena forestal; el conglomerado turístico, entre otros. Desde
el punto de vista de un potente desarrollo económico, estas áreas presentan una
potencialidad superior y más estable a mediano y largo plazo que el petróleo, son
altamente generadoras de empleo y creadoras de valor agregado nacional.
Reconocer que adoptamos modelos de desarrollo económico que no contribuyeron ni
generaron los beneficios esperados, es imprescindible para formular una nueva
estrategia económica que nos permita fortalecer competencias claves para exportar
bienes y servicios y adoptar una orientación exportadora, basada en la capacidad para
competir en segmentos y sectores de la industria, para canalizar esa energía y
recursos, alinear esfuerzos y construir capacidades detrás de éstos objetivos. Además
de una fuerte inversión privada, se requiere de un soporte selectivo de la inversión
pública sin ocupar el espacio de aquella. El gasto público, dada su rigidez, no puede
ser elemento central para estimular el crecimiento económico. Debe dedicarse a
cubrir las necesidades sociales y a la deuda pública.
En este orden de ideas, proponemos las siguientes directrices estratégicas básicas:
50
A. Reforma del funcionamiento global de la economía nacional.
Estructuración de una red generadora de competitividad para transformar la
economía rentista en productiva. Ello requiere que reduzcan los costos
transaccionales en las relaciones productivas, mercantiles y financieras: eliminar
las formas, procesos y relaciones de carácter clientelar y sustituirlas por
relaciones y procesos transparentes, abrir espacios a la competencia y el control
de las colusiones económicas; abrir la economía a gran velocidad, pero con una
adecuada gradualidad en su aplicación, tomando en cuenta las características
técnicas y de productividad de las distintas ramas de la actividad económica y,
además, estimular e impulsar la reestructuración del acervo de capital para el
desarrollo económico.
B. Reducción de la vulnerabilidad de la economía venezolana.
La reducción de la vulnerabilidad de la economía venezolana sólo se puede
lograr, eliminando su excesiva dependencia del petróleo y la diversificación
selectiva de la economía no petrolera, donde la iniciativa privada sea la llamada a
liderar los desarrollos industriales respectivos, en un proceso de apertura para
insertar la economía nacional en la globalización. Invertir el proceso actual: poner
a la economía petrolera al servicio de la no petrolera.
No significa el deterioro de la industria petrolera. Se requiere su fortalecimiento
para apoyar la diversificación y desarrollo de la economía no petrolera. Ello
impone que la política petrolera del Estado venezolano abra paso a las reservas
comprobadas con que cuenta el país. Desarrollar tecnologías, mercados, y
recursos financieros, que nos permitan poner el petróleo al servicio de la
prosperidad del país. Tenemos que repensar el modelo petrolero, de manera que
continúe evolucionando en las próximas décadas, pues en un marco de alta
incertidumbre en precios, donde día a día se suman nuevos hallazgos de petróleo
en distintas partes del mundo y los avances tecnológicos apuntan a la reducción
51
significativa de los energéticos fósiles, se requiere una estrategia que asegure
mercados de exportación para el país, en el menor plazo posible y atraiga
inversiones y tecnologías para fortalecer nuestra oferta de crudo y de sus
derivados.
Se hace patente que el esquema de nacionalización que se adoptó en los 70’
presenta señales de agotamiento. Por lo tanto, debe revisarse el mecanismo de
participación según el cual se desarrollará la actividad productiva, tanto en
petróleo crudo como en los productos que integran la industria. AD apoya el
ingreso de nuevas figuras adicionales a PDVSA en la conformación de los
mercados que integran la industria petrolera, de forma que se profundice el
proceso de nacionalización mediante el estímulo al mercado de capitales,
permitiendo el aporte de capital accionario y el acceso de particulares a
concesiones de exploración, explotación y desarrollo de la industria en actuales y
nuevas fases. La participación del capital privado nacional e internacional es una
necesidad, así como la promoción de la competencia en la industria en todas las
fases del negocio.
C. Consolidación y fortalecimiento de la plataforma energética nacional al servicio
del desarrollo nacional.
Para impulsar de manera sostenida el desarrollo de la actividad productiva de
bienes y servicios, tanto para la demanda nacional, como para la exportación,
requerimos de una poderosa plataforma energética. Apoyarse en la expansión
petrolera y del gas y usar parte del recurso natural para generación de energía y,
parte de los ingresos netos de divisas provenientes de su exportación, para apoyar
la inversión en generación de energía y el crecimiento y renovación tecnológica
de las ramas productivas prioritarias, así como, para continuar la expansión de la
capacidad de generación hidroeléctrica en función de la estrategia de desarrollo
nacional y de la ocupación territorial que derive de dicha estrategia.
52
D. Diversificación en agrupaciones productivas prioritarias:
No se trata de producirlo todo en Venezuela. Se trata del desarrollo de aquellas
actividades donde tengamos las mayores posibilidades de desarrollar ventajas
competitivas, con las mayores potencialidades, recursos y fortalezas económicas
del país. Por lo menos, podemos poner el énfasis en agrupaciones o núcleos
productivos de competitividad, que pueden configurar los pivotes del desarrollo,
tales como: petroquímica; la cadena forestal-maderera hasta artes gráficas; las
cadenas metalúrgica y metal mecánica, tanto del hierro y el acero, como del
aluminio; industrias procesadoras de productos diversos con base a minerales
metálicos y no metálicos; las cadenas agrícolas tropicales, articuladas con las
agroindustriales; y la del turismo. Algunas de estas cadenas ya tienen un
determinado grado de desarrollo pero requieren ser repotenciadas o reconvertidas.
Otras hay que promoverlas para que la inversión privada nacional y extranjera las
impulse. Ellas presentan grandes potencialidades de desarrollo sostenido y
sustentable a mediano y largo plazo.
E. El patrón espacial: desarrollo regional, recomposición de la ocupación
territorial y el desarrollo económico armónico y equilibrado.
Porque las acciones económicas dirigidas al aumento de la productividad, la
competitividad y la inserción a la economía global funcionan en espacios locales,
regionales y virtuales, el desarrollo económico nacional, regional y municipal no
son disociables. Aunque el equilibrio macroeconómico es condición necesaria
para el ambiente adecuado al desarrollo, no es suficiente. Es imprescindible
aplicar medidas microeconómicas a escala regional y local para que los planes de
desarrollo no fracasen. Por eso, proponemos un regionalismo que coincida con las
aspiraciones de la sociedad civil en la búsqueda de nuevos espacios de autonomía,
es decir, un Regionalismo Abierto. La transferencia del poder central a las
Gobernaciones de Estados y a los Municipios debe conducir a luna creciente
53
autonomía de las instancias institucionales menores y a respuestas más rápidas a
las demandas de servicios de apoyo a la actividad productiva local.
La modernización de los procesos productivos, el logro de altos índices de
productividad y la necesaria eficiencia para penetrar mercados externos atañen al
sector privado, pero no excluyen la participación del sector público. A ésta le
corresponde la gestión de dar apoyo a todo cuento conduzca hacia una mayor
eficiencia productiva. Significa que, los gobiernos nacional, regionales y
municipales, junto con las organizaciones privadas e instituciones internacionales,
deben juntar esfuerzos para lograr objetivos y metas específicos de desarrollo
económico y evolución social, en una forma de organización, amplia y flexible, la
cual, permite aplicar estrategias integrales, con la participación coordinada de los
diferentes sectores, cada cual en sus ámbitos de competencia. La iniciativa, en
términos de la formulación de proyectos específicos, puede surgir de quien tenga
el acierto de plantearlos debidamente justificados, económica, social y
financieramente.
Este proceso debe ser apoyado con la industria del conocimiento. Proponemos
una política de Estado que promueva y contribuya a crear incentivos para vincular
y facilitar el establecimiento de industrias de altas tecnologías en el país. Para
ello, es primordial, entrelazar los intereses de la industria con los centros de
enseñanza y crear la infraestructura necesaria para el fomento y auge de esta
actividad. Acuerdos especiales con centros de enseñanza internacionales y los
centros de desarrollo de talento humano, de las propias empresas interesadas en
establecerse en Venezuela, son herramientas claves que debemos utilizar en
nuestra incursión exitosa en esta área industrial.
Este esfuerzo por desarrollar una economía productiva y competitiva, que haga
del venezolano un actor dinámico, apto a los retos y a las oportunidades que la
54
globalización nos plantea, requiere una inserción ágil y dinámica del país dentro
de los marcos y acuerdos económicos y comerciales internacionales.
Ciencia y tecnología: variables claves para el progreso
VISIÓN TECNOLÓGICA
Debe utilizarse como sustento para objetivos institucionales novedosos con visión de
futuro cuya finalidad debe ser posicionar a las capas más amplias de la población
venezolana en el uso de las herramientas del futuro, permitiéndoles cerrar la brecha
tecnológica que hoy caracteriza al sistema educacional venezolano, inmerso en una
crisis de orientación, de objetivos, de crecimiento y de eficiencia. Con legítima
preocupación, apreciamos como la obsolescencia del sistema educativo, en su
divorcio de los avances de la tecnología e inadecuación a los requerimientos del
mercado laboral, hace víctima inocente de la desinformación y el atraso pedagógico a
la juventud venezolana, impidiéndole su completa formación ciudadana, cultural y
profesional, condenándola a sufrir la forma más humillante de la pobreza: la pobreza
del conocimiento. Nuestro objetivo es el de provocar un cambio de paradigma que
impulse la incorporación de la ciencia y la tecnología al campo de la educación
formal, como una Política Pública del Estado Venezolano.
Debemos incorporar, estructuradamente, estas herramientas del conocimiento al
sistema educativo nacional, para concretar el urgente e ineludible cambio
paradigmático que requiere la educación pública y privada para transformarse.
Estos programas se basarán en un agresivo plan de inversión en la formación del
capital humano y en una política muy audaz de información, la cual debe incidir en el
área de formación de profesionales de alto nivel, en el sistema de educación en
55
general y, en particular, en el nivel de educación superior, lo cual exige, maximizar el
esfuerzo por la superación académica de las universidades con programas tales como
excelencia académica del plantel docente, desarrollo de líneas de investigación y
apoyo a las actividades productivas de cada región donde estén ubicados los centros
educativos, desarrollo de programas conjuntos con centros de investigación y
formación docente internacionales e interrelación con la industria, a través de
incentivos específicos.
Hay que fortalecer y regionalizar en los programas con fondos públicos y privados,
para la ciencia y la tecnología, mediante los cuales se apoyen, con carácter prioritario,
aquellos programas que se definan como fundamentales para elevar la competitividad
de los distintos sectores productivos y mejorar la calidad de vida de los venezolanos,
de manera particular aquellos sectores de mayor exclusión social
Planteamos formular una política pública, con carácter de ―política de Estado‖, que
conduzca a la implantación de un Sistema Nacional de Innovación Tecnológica cuya
característica principal sea, la asociación estratégica entre la producción del
conocimiento y el aparato productivo dirigido a construir redes con instituciones
públicas y privadas, a través de las cuales se acuerden y establezcan programas que
impulsen en el corto, mediano y largo plazo la competitividad de los sectores y
grupos de actividades con potencial para desarrollar ventajas comparativas dinámicas.
Estos programas, estructurados en redes institucionales, tendrán una significativa y
creciente inversión en conocimiento y en sistemas de información, de manera que,
mediante esas redes institucionales, no sólo se relacionen las capacidades científicas y
tecnológicas con el desarrollo productivo, sino fortalecerlas, en aquellos ámbitos
donde se muevan los principales actores de los conglomerados interrelacionados con
las cadenas de competitividad prioritarias, así como para la generación de un marco
socio–institucional que dinamice la suscripción de asociaciones factibles. En la
56
producción de bienes y servicios son determinantes el fortalecimiento de la capacidad
de innovación, el desarrollo del recurso tecnológico en el espacio nacional y la
libertad individual, base de la capacidad creadora. Existen grandes espacios de acción
pre–competitiva, de sinergia y complementariedad en el ámbito social y ambiental
que, por razones de economía de escala, propician la racionalización de recursos y
esfuerzos.
Con el propósito de provocar en el corto plazo una asociación estratégica, sistémica y
coherente, entre el conocimiento y el aparato productivo, se plantea reorganizar las
instituciones relacionadas con la producción del conocimiento, dado que esta alianza
puede generar y garantizar el despegue de una economía diversificada y socialmente
eficiente.
Visualizamos un país con un Sistema Nacional de Innovación Tecnológica
configurado por una red estructurada con instituciones privadas y públicas a través de
la cual se acuerden, prioricen y establezcan programas que impulsan en el corto,
mediano y largo plazo, la competitividad de los sectores y grupos de actividades que
puedan desarrollar ventajas comparativas dinámicas. Aunque, las tendencias actuales
indican que los sistemas de innovación tecnológica cada vez más descansan en
organizaciones privadas, en el caso venezolano, dada la escasa motivación del sector
privado en esa dirección, consideramos que el Estado está obligado a impulsarlas
mediante una estrecha vinculación con ese sector, orientada a la asociación entre la
producción del conocimiento y el aparato productivo, estableciendo estímulos para
quienes asuman estas iniciativas. Con Programas que incluyan temas y problemas de
carácter tanto social como económicos y ambientales dirigidos a optimizar la calidad
de vida de los venezolanos, con especial énfasis en aquellas áreas donde puedan
existir asimetrías socioeconómicas.
57
IV. Ámbito Internacional
Estamos en un mundo cada día más internacionalizado, en el cual, los capitales, los
mercados, la tecnología, el trabajo, la gestión y la producción se desenvuelven en el
ámbito mundial. Nos movemos, especialmente en la dimensión económica, en un
sistema mundial, supranacional.
Esto es válido no sólo para las grandes empresas internacionales, sino, sobre todo,
para las pequeñas y medianas que se articulan en redes cada vez más tupidas de
producción, comercialización y finanzas, ligadas al mercado mundial. De igual
manera, los gobiernos ya no pueden decidir sus políticas económicas y sociales a
espaldas de la realidad mundial y su evolución.
Del área de la OCED, como centro de decisiones, ha surgido un sistema caracterizado
por tres tendencias, a saber:
El paso de la hegemonía norteamericana a un sistema que evoluciona hacia lo
multipolar, con mayor peso en Asia y Europa
Un gran desequilibrio entre el Norte desarrollado y el Sur subdesarrollado,
afectado por una persistente crisis
Diversidad creciente y, cada vez más marcada, entre los países del Sur
subdesarrollado.
Este sistema se ha visto influido por los efectos económicos de la evolución del Este
ex–soviético hacia la economía de mercado.
En la reestructuración de la economía mundial, juega un papel de importancia
―equilibradora‖ la Unión Europea, donde la innovación tecnológica, la convergencia
y la cohesión económica es impulsada por la esfera pública, lo cual, a diferencia de lo
planteado por los ―neoliberales‖, le ha permitido a Europa reducir la brecha respecto
a Japón y a Estados Unidos y ha constituido una vía efectiva, tanto para aumentar la
58
competitividad de las empresas europeas, como para mantener un mercado interno
dinámico, así como una sociedad solidaria y cohesionada, como contrapartida al
modelo dual, en el que unos pocos trabajan, producen y consumen cada vez más,
mientras que otros muchos se ven condenados al desempleo y la marginación.
Pero, en el ínterin, el Sur se está diversificando de manera creciente. Surgen países
industrializados como Singapur, Corea del Sur y Taiwán, cuyo desarrollo se ha
basado en sus exportaciones al Norte y, al mismo tiempo, existen países con grandes
recursos potenciales para poder desarrollarse —India, Brasil, México... y
Venezuela—. No obstante, todavía la mayoría de los países del Sur se sumen en un
creciente deterioro, con creciente endeudamiento, atraso tecnológico y educativo,
presión demográfica y desventajas ante el comercio internacional e, incluso, con
dificultades para desarrollar sus mercados internos dinámicos, con Administraciones
Públicas ineficientes, corrupción y élites políticas y económicas dominantes.
Mientras en los países desarrollados se abren las posibilidades para el avance
histórico en productividad y bienestar material y social, en el Sur aumenta la distancia
económica y social con el Norte. Esta brecha impulsa a muchos países del Sur a una
búsqueda desesperada de medios para el crecimiento que los lleva a grandes daños
ecológicos, en razón de la explotación intensiva de sus recursos naturales, agotando
sus materias primas y fuentes de energía no renovable. Esto nos conduce a
enfrentarnos a grandes desequilibrios ecológicos, en dimensión mundial, que pueden
hacerse irreversibles en pocas décadas.
En el ámbito político, las democracias de los países Occidentales contrastan, como
hito civilizatorio y de tolerancia, con formas fundamentalistas en lo religioso, lo
ideológico y formas totalitarias y dictatoriales del ejercicio del poder político que,
precisamente, son las que mantienen a sus pueblos en situaciones de marginación y
pobreza y constituyen amenazas permanentes de conflicto y violencia. Como
59
socialdemócratas, no podemos obviar estas amenazas que surgen tanto del ámbito
nacional, como de la esfera internacional. Si bien en Venezuela estamos
encapsulados, en buena parte, den la problemática del Sur, es nuestro deber político
con nuestra sociedad y con el mundo, romper esa cápsula y desarrollar nuestras
potencialidades económicas positivamente e impulsar la democracia y la tolerancia,
basándonos en nuestros valores nacionales, compartiendo los valores positivos de la
mundialización.
El nuevo contexto internacional ya no obedece solamente a los tradicionales
principios rectores del Estado-nación, su política exterior y sus relaciones
internacionales. Estamos en presencia de la fortaleza con que se impone un mundo
global, la revolución tecnológica, los procesos vigorosos de integración y apertura
económica, la defensa de los derechos humanos, la lucha eco-ambiental, a la par de
los problemas generalizados de delincuencia organizada, narcotráfico y el terrorismo
internacional. Sin embargo, hay acuerdo en cuanto a que existe una necesidad
creciente de afirmar y dignificar la democracia.
Tenemos que reafirmar y aplicar de manera rigurosa y coherente nuestros principios y
valores para dar respuesta a los nuevos desafíos del mundo contemporáneo. Para ello
es necesario un gran esfuerzo programático y político, para abrir nuevos caminos que
nos conduzcan a la consolidación de las democracias, a economías abiertas y
eficientes, sociedades equitativas, cohesionadas y no excluyentes y a un
medioambiente sano. Rechazamos toda acción que lleve a la generación de pobreza y
la exclusión social.
Afirmamos que la convivencia política internacional exige el respeto a la Declaración
Universal de los Derechos Humanos y a los principios y normas fundamentales del
Derecho Internacional tales como la soberanía de los Estados a la luz de las nuevas
realidades existentes en la dinámica contemporánea; la autodeterminación de los
60
pueblos que implica el derecho a construir libremente, en paz, estabilidad, igualdad y
justicia su sistema político; el principio de la solución pacífica de las controversias; y
el no uso o amenaza de la fuerza; el derecho al desarrollo integral y el respeto al
medio ambiente.
La globalización no tiene sólo que ver con el contenido económico, con las grandes
corporaciones transnacionales, acceso a los mercados, el dominio de la racionalidad
económica, sino también con un ciudadano global que quiere libertad de movimientos
y de pensamiento, de unos Estados que le respeten, de leyes que funcionen y quiere
encontrar sociedades justas y democráticas. Este proceso ha traído efectos positivos y
negativos, unos, de alto impacto para el legado de las futuras generaciones,
relacionados con el impacto sobre el ecosistema, con efectos sobre las relaciones de
trabajo y desajustes en sectores que no tienen una clara influencia sobre la
competencia y que tradicionalmente han proporcionado empleos.
Con relación a la globalización, debemos reflexionar en qué medida el creciente
movimiento antiglobalizador, que va mucho mas allá de las protestas de Seattle,
Ottawa y Génova, coincide o no, con nuestros principios socialdemócratas. Si las
referencias a temas como los del medio ambiente, los derechos humanos, la
preservación de las fuentes de energía, el desempleo y las minorías activas, a los
cuales se refiere ese movimiento, coinciden con nuestros postulados, tenemos serias
dudas que los males ocurridos en esas dimensiones, sean atribuibles a la
mundialización o, si por el contrario, sean consecuencia del hecho, según el cual, a
diferencia de países como Singapur, Corea del Sur y Taiwán, otros no han sabido
aprovechar sus potencialidades por causa de sus regímenes políticos e
incompetencia de los sectores económicos dominantes en ellos y, por esa razón,
sumidos ante la brecha entre el Norte y el Sur y dominados por esas élites, impulsan
una búsqueda desesperada e irracional, en beneficio, precisamente de dichas élites, de
medios para el crecimiento que producen grandes daños ecológicos en razón de la
61
explotación intensiva de sus recursos naturales, agotando sus materias primas y
fuentes de energía no renovable e, inducen, situaciones de grandes desequilibrios
ecológicos en dimensión mundial, los cuales pueden hacerse irreversibles en pocas
décadas. Debemos reflexionar, en qué medida ello no es culpa, más bien, de las
formas totalitarias y dictatoriales del ejercicio del poder político y económico de
grupos reaccionarios locales que son, precisamente, los que mantienen a sus pueblos
en situación de marginación y pobreza y constituyen amenazas de conflicto y
violencia permanente, contrastando con las democracias civilizadas, tolerantes y
prósperas. Como socialdemócratas, debemos preocuparnos por defender un debate
plural, objetivo, abierto y democrático con relación con ese tema, cuidándonos de no
asumir posiciones reaccionarias que, a la larga perjudican, precisamente a los
desposeídos del mundo, en lugar de defenderlos, como es nuestro deber ideológico.
La globalización nos obliga a acelerar el proceso de integración regional y
subregional, para aprovechar sus ventajas e insertarnos de manera positiva al mercado
internacional. Consideramos que el desarrollo constituye un objetivo sustancial del
sistema multilateral de comercio y estamos convencidos de las ventajas de su
fortalecimiento, de la solidaridad internacional, del trato especial y diferenciado, del
comercio internacional libre, no discriminatorio y equilibrado y de los procesos de
cooperación e integración, que contribuyan a reducir las diferencias en los niveles de
desarrollo.
La integración regional es un instrumento fundamental para que un número cada vez
mayor de países pueda mejorar su inserción en un mundo globalizado ya que eleva su
nivel de competitividad, incrementa los intercambios comerciales, induce el aumento
de la productividad, crea condiciones para un mayor crecimiento económico y
habilita la profundización de los procesos democráticos. La integración regional y la
globalización surgen así, como procesos complementarios y ventajosos.
62
La función del Estado no es limitar el intercambio comercial y financiero, sino de ser
garante de los derechos y aspiraciones ciudadanas. Nuestro objetivo político es el de
fortalecer el papel negociador del Estado en las relaciones internacionales, defensor
de los valores de la democracia, de lucha contra los autoritarismos y totalitarismos y
eficiente conciliador en el nuevo orden internacional, basado en el cumplimiento de
los acuerdos y tratados como libre manifestación de voluntad, la justicia y la equidad
internacionales. El orden internacional justo y equitativo requiere de organizaciones
internacionales también justas y equitativas. Por eso, apoyamos el fortalecimiento de
las Naciones Unidas y de sus agencias, al sistema de responsabilidad colectiva en el
orden económico internacional que implica, no sólo lo relativo a la discusión sobre la
nueva agenda internacional y al cumplimiento de los acuerdos internacionales en
materia económica, sino también, el respeto a los acuerdos con contenido social, al
medio ambiente, al empleo estable y a la dignidad humana.
Consideramos que los propósitos y principios de las cartas de la ONU y de la OEA
constituyen un valioso instrumento para la solución de conflictos y preservación de la
paz y reconocemos la importancia del rol de los organismos internacionales en el
mantenimiento de la paz y la seguridad.
La lucha por un ambiente más equilibrado, en la participación equitativa de todos los
países sin discriminación, en función de la responsabilidad que tienen por sus
acciones contaminantes y el compromiso de proveer calidad de vida a las
generaciones futuras. Estamos conscientes de que la lucha por la calidad del medio
ambiente rendirá frutos en el mediano y largo plazo, pero es urgente y perentorio que
se suscriba un firme compromiso ecoambiental, se respete el protocolo de Kyoto y se
traduzca en un compromiso por la vida y no sea una exigencia sólo para los países no
desarrollados. Consideramos que deben tomarse medidas realistas y contundentes
orientadas a detener o aminorar la dinámica depredadora de este acelerado proceso y,
63
ante esta ominosa situación, reafirmamos nuestro compromiso de establecer una
política de educación ambiental que abarque a la totalidad de la población del país,
más allá del ámbito exclusivo del sistema educativo formal, desde su nivel inicial
hasta el superior. En ella deben involucrarse tanto los órganos del Estado como las
diversas organizaciones de la sociedad.
En el campo de los recursos naturales y del medio ambiente se han producido avances
en el ámbito global y regional, pero manifestamos nuestra preocupación por su
continuo deterioro y por la persistencia de obstáculos para alcanzar un desarrollo
sostenible, incluidas sus dimensiones social y económica. Expresamos la necesidad
de alcanzar compromisos con políticas a favor del desarrollo sostenible y la remoción
de obstáculos en este proceso.
Apoyaremos la cooperación internacional. Apoyaremos la asistencia técnica,
financiera y de transferencia tecnológica, tanto para Venezuela como a los demás
países que necesiten programas que apoyen la institucionalidad democrática, la salud,
la educación, la lucha contra la pobreza, el tráfico y consumo de drogas, la asistencia
la niñez y a la mujer, y el acceso a la tecnología.
En un mundo en el que, ante los actuales desafíos es cada vez más necesario, el
fortalecimiento de las acciones multilaterales, la cooperación y la articulación entre
los diversos procesos regionales, reafirmamos nuestro deseo de consolidar
mecanismos entre los países iberoamericanos y del Caribe, como instrumento de
diálogo y concertación política y apoyamos la necesidad de seguir fomentando la
integración en el continente, como vía para asegurar una inserción más dinámica y
competitiva en el mundo globalizado y avanzar en la solución de complejos
problemas socioeconómicos, tecnológicos y ambientales que requieren un enfoque
concertado.
64
El fortalecimiento del multilateralismo, la cooperación y el diálogo político
institucionalizado entre los diversos procesos regionales existentes, son cada vez más
necesarios. En este ámbito Venezuela debe continuar jugando un papel importante
para fortalecer sus relaciones con América Latina y el resto del mundo.
En Acción Democrática mantenemos nuestra posición histórica de luchar contra las
dictaduras y toda forma de autoritarismos. Por tanto, apoyamos y nos
comprometemos a favorecer la consolidación de las democracias, pero, así mismo,
exigimos también, la cooperación internacional a favor de ésta, para ayudar, en
conjunto, al desarrollo económico sostenible y sustentable asociado al fortalecimiento
de las instituciones democráticas.
Por cuanto erosiona la convivencia pacífica y democrática de los países afectados por
este flagelo y del mundo en su conjunto, declaramos nuestro compromiso de
combatir, por los medios legales que dispone la comunidad internacional, firmemente
cualquier tipo de terrorismo.
Por ultimo, apoyamos la consolidación de los foros políticos. En tal sentido,
insistimos en nuestra participación en la Internacional Socialista, la Internacional
Socialista de Mujeres, la Internacional de Jóvenes, la COPPPAL y en las
organizaciones sindicales internacionales.
65
V. Nuestro Proyecto Político
Nuestras raíces
El proceso político de cambio que operó la sociedad venezolana, fue signado por la
tendencia histórica que marcaron las luchas de Acción Democrática por llevar al
pueblo hacia la conquista y satisfacción plena de las libertades ciudadanas y de los
derechos humanos y políticos. Se rompió la tendencia militarista y caudillesca de la
política venezolana y se sustituyó por la preeminencia del poder civil, la política con
sentido ético, la viabilidad institucional y económica, el bienestar, la libertad y la
participación política del ciudadano y, el Estado y sus instituciones, como auténticos
servidores y verdaderos garantes de los derechos y deberes del ciudadano.
Nuestro Partido fue el principal propulsor de cambios sociales, políticos y
económicos en la Venezuela del siglo XX. Tuvo la Visión de crear una sociedad
productiva, cohesionada, no excluyente, con fuertes valores democráticos y se
fortalecieran los pilares fundamentales del sistema, con la modernización y defensa
de las instituciones democráticas, reglas de juego transparentes y estables que
aseguraron el ejercicio de la pluralidad democrática, la autonomía y división de
poderes públicos y su pleno equilibrio, los mecanismos institucionales para la
autodeterminación del ciudadano que facilitaron la generación de riqueza, al
promover y masificar la educación y la solidaridad mediante la construcción de la
tradición cívico–republicana de Venezuela.
Uno de los principios originarios del nacimiento de Acción Democrática, fue darle el
protagonismo a la sociedad civil en el manejo del país, en contra de la corriente
militarista que dominó a la nación durante todo el siglo XIX y buena parte del siglo
XX. Gracias a Acción Democrática se otorgó entidad a las Asociaciones de Vecinos,
Organizaciones No Gubernamentales de todo tipo y proliferaron los Partidos de toda
66
índole, como expresión libre de los ciudadanos que, por primera vez, comenzaron a
encontrar canales de participación.
Sin embargo, el inusitado incremento de ingresos petroleros, determinó la desviación
de los principios originarios que, consecuencia de ella, los cambios no eran producto
del esfuerzo y mística de dirigentes comprometidos con una ideología política
orientada a la satisfacción de los derechos ciudadanos del venezolano, sino en el uso
dispendioso de los recursos fiscales, el clientelismo y el cortoplacismo, sin Visión
futura de País.
VISIÓN POLÍTICA
Hoy se impone reelaborar nuestra acción política basada en una Visión País, para la
necesaria transformación de la sociedad venezolana, que le permita superar la
pobreza y encauzarla al progreso correspondiente al siglo XXI.
A nuestras visiones anteriores se imponen nuevos y poderosos desafíos a los que urge
considerar y sobre los cuales debemos actuar desde los espacios públicos de nuestra
intervención en la sociedad venezolana. La reiterada demanda de los partidos
democráticos en el mundo acerca de la necesidad de ―reinventar la política‖, cobra
pleno sentido en este momento en nuestro país y en nuestro particular contexto
partidista, para relegitimizar ante la opinión pública la pertinencia de nuestras
organizaciones como pilares insustituibles de la democracia.
El enunciado de nuestras tésis doctrinarias y programáticas nos compromete en forma
indeclinable con la Venezuela que merece ser el país del siglo XXI, que supone la
superación de los vicios más arraigados en nuestra cultura política en sus ámbitos
públicos, estatales y no estatales, en la ciudadanía, en las instituciones y
organizaciones, en el liderazgo y en la forma de configurar el Estado y la
nacionalidad venezolana. La declaración de nuestras nuevas tésis nos compromete
67
con una visión del país, del Estado, de la sociedad y del partido que apunta al pleno
ejercicio de los derechos que consagra la ciudadanía venezolana.
Tenemos que activar los mecanismos políticos que permitan reconstruir el tejido
social y la lucha contra la pobreza, superar la concentración de riqueza de una parte
de la sociedad, mientras que la otra, está marginada, pobre y condenada a seguir
siéndolo. Nuestra acción política debe estar dirigida a erradicar la marginalidad
jurídica y restablecer las bases para que los ciudadanos, las organizaciones y las
instituciones convivan con las reglas de la vida social, de la observancia de ley y el
deseo y beneficio de vivir en comunidad, con paz social y política; fortalecer el
Estado de Derecho para tener instituciones eficientes, autónomas y jurídicamente
confiables; para que la justicia no sea privilegio sólo de quienes detentan los medios
políticos o económicos, ni responda a grupos de interés particular. Es imprescindible
redimir las instituciones para ponerlas al servicio de sus Misiones, para que
contribuyan a reducir los impactos de la pobreza entre los menos favorecidos de la
sociedad, dándoles la oportunidad de que se valgan por si mismos.
Nos basamos en el criterio socialdemócrata de la inevitabilidad del rescate, en forma
activa, del valor de la responsabilidad individual y su inserción positiva en lo
económico y lo político, reforzando nuestra vocación social primigenia, de nuestra
indeclinable responsabilidad ante las mayorías empobrecidas.
Debemos rescatar nuestras raíces y reivindicar lo trascendente. Volver a la esencia de
las ideas y mensajes para reconstruir la sociedad venezolana del presente y del futuro,
tal como lo hizo nuestra organización en sus inicios. Impedir que el inmediatismo se
sobreponga a lo trascendente y que el ejercicio del pragmatismo, como enfoque de la
acción política, anule los valores fundamentales que animan a la organización. Ello
nos exige eliminar el clientelismo y cambiar los criterios distributivos; debemos
poner el énfasis sobre el fortalecimiento de las bases de la riqueza del país y eliminar
los criterios distributivos dirigidos a la ilusión de elevar directamente el bienestar de
68
la gente. Por tanto, debemos ejercer un auténtico liderazgo. Tenemos que poner en
práctica el principio, según el cual, los intereses supremos del país están por encima
de cualquier interés individual o de grupo.
La crisis nacional no es solo económica y social. Es fundamentalmente política e
institucional. Las instituciones fallan, son inoperantes e incapaces de dar soluciones a
los problemas sociales y políticos del país. Es inaceptable que el país y su existencia
pacífica, penda de un débil hilo constitucional y de la voluntad de un Jefe de
Gobierno políticamente minoritario. Democráticamente es aberrante y suicida que la
vida política, económica, social y administrativa de la Nación dependa de cómo se
comporte emocionalmente el Jefe del Ejecutivo, de su estado de ánimo y de su
variable y confusa disposición al diálogo.
La democracia es, por definición, el gobierno de la mayoría. Un régimen político
genuinamente democrático debe ser exitoso en la solución de los problemas sociales,
debe impulsar la economía por la senda de la prosperidad, garantizar la legitimidad y
mantener la gobernabilidad con base a las mayorías. Es antidemocrático un régimen
político en el cual, la minoría imponga su voluntad a las mayorías. En un régimen
realmente democrático gobierna la mayoría y se reconoce políticamente, se valora y
respeta a la oposición de la minoría.
La crisis nacional no sólo es una crisis de gobernabilidad, es más profunda. Es el
agotamiento del régimen político puesto de manifiesto en la incapacidad de dar
soluciones reales a la pobreza y en el fracaso social, económico e institucional.
No tenemos una ―República Social‖, con éxito en lo económico, lo social y en lo
institucional; con límites democráticos institucionales y políticos a la legitimidad
cuando no está basada en las mayorías. Nuestro sistema de gobierno, acorde con el
69
régimen político presidencialista, ha fracasado socialmente, ha paralizado la actividad
económica y es incapaz de dar respuesta institucional para que haya gobernabilidad.
La transformación que requiere Venezuela para lograr ser ―un país coexistiendo con
la comunidad mundial del Siglo XXI con equilibrada interrelación, con un sistema
abierto de libertad plena, una democracia efectiva, en una Sociedad cohesionada,
próspera, rica, sana y abierta a las cambiantes realidades culturales , científicas y
tecnológicas de este Siglo‖, tal como la concebimos en nuestra Visión–País, no es
posible con el actual régimen político agotado. De la misma forma que requerimos
una nueva sociedad, es imprescindible, un nuevo régimen político.
Hace años que la sociedad venezolana viene clamando por cambios profundos y los
que se le ofrecieron nada tienen que ver con los deseos de las mayorías nacionales.
Los venezolanos tienen un recóndito arraigo democrático; desean fecundos cambios,
con profundidad democrática; claman por cambios en los Partidos democráticos;
esperan del Estado una respuesta social que éste no ha sido capaz de suministrarle,
porque el régimen político existente es incompetente para ello.
Los cambios que exigen los venezolanos, requieren de una estrategia económica
sustantivamente democrática en extensión y profundidad que, en consecuencia, esté
basada en la lógica del mercado, pero morigerada por el contrapeso regulador de un
Estado no interventor de los espacios de la actividad económica de los particulares y,
en tal sentido, sea garante del equilibrio social con prosperidad económica sostenida.
Necesitamos un régimen político inmune al militarismo, con un formidable control
sobre el ejercicio de la autoridad, en el cual, el Estado y el gobierno se acerquen al
Pueblo con particular intensidad política e institucional, porque dependan de él. Un
régimen, donde las crisis de gobernabilidad como las que venimos padeciendo en el
70
país, se resuelvan rápidamente, sin traumas y sin costos políticos y sociales indebidos
e innecesario.
Un régimen político es el conjunto de elementos de derecho y hecho que permiten
comprender el modo de organización y funcionamiento del poder político en una
sociedad. Los regímenes políticos democráticos se distinguen a partir de la relación
que exista entre el poder legislativo y el ejecutivo.
En tal sentido, el régimen presidencial —como el que tenemos en Venezuela— se
caracteriza porque los poderes legislativo y ejecutivo, son orgánicamente
independientes y electos por procedimientos distintos y separados.
Por el contrario, el régimen político parlamentario se caracteriza porque el ejecutivo
no es orgánicamente independiente del legislativo; el poder ejecutivo surge del
legislativo y es políticamente responsable ante éste, basado en un control recíproco
derivado, por una parte, del poder otorgado al gobierno de ―disolución del
parlamento‖ y, por la otra, del poder de ―censura del gobierno‖ otorgado al
parlamento, determinante de una dinámica política impulsada por dos fuerzas
convergentes, por cuanto el poder político está compartido entre el ejecutivo y el
legislativo, evitando que se concentre el poder en un solo hombre, como ocurre en el
sistema presidencial como el venezolano, donde el presidente, una vez electo, está
fuera de control.
El régimen parlamentario es una evolución de la separación de los poderes de
Montesquieu, puesto que, mientras en el espíritu del régimen presidencial el ejecutivo
puede enfrentar al legislativo, con desafío y desconfianza entre ambos poderes, en el
espíritu del régimen parlamentario, más que desconfianza recíproca, se tiende a
acuerdos permanentes entre el gobierno, el parlamento y el pueblo. En el régimen
parlamentario, la mayoría política constituye un principio permanente de legitimidad
71
democrática que garantiza que los gobiernos representen permanentemente a la
mayoría del pueblo y hace inviable la permanencia en el poder a gobiernos
políticamente minoritarios. La salida de un gobierno minoritario se resuelve
rápidamente y sin traumas y, además, la oposición mantiene una posición
institucional y política reconocida, valorada y respetada, donde el gobierno está
obligado a atender sus críticas y rendirle cuentas permanentemente.
En el régimen parlamentario, el parlamento es la casa de la democracia y la gran
institución política. Los representantes del pueblo se movilizan en todo el territorio
nacional y en todos los sectores de la vida nacional; son operadores políticos que
provocan una intensa participación de la sociedad civil en la vida política, situación
que obliga al gobierno a escuchar y atender los requerimientos del pueblo y de la
opinión pública. Además, es inmune al militarismo y crea un formidable control de la
autoridad.
La democracia se fortalece más en la medida que las diversas organizaciones y
sectores de la sociedad civil asumen un papel activo ante la actuación de los
servidores públicos y en el diseño de los planes de desarrollo nacional, regional y
local. La sociedad civil debe asumir la responsabilidad que le corresponde en la
conducción del sistema democrático y, en lugar de rechazar a las organizaciones
políticas, exigirles los cambios y actualizaciones requeridas por los nuevos tiempos y
la solución de los problemas en cualquiera de sus niveles. Esto debe ser reconocido
como un valor fundamental de la democracia contemporánea.
La rendición de cuentas es factor fundamental para la gestión democrática de los
partidos. La conducta ética y el cumplimiento de los deberes del servidor público y
quienes se encuentran el poder, es indispensable para el mejor desarrollo de nuestra
democracia. El difundir entre la ciudadanía que el control y la rendición de cuentas
72
son derechos políticos y, a su vez, son herramientas para contar con instituciones
democráticas fuertes, es una obligación.
Es la mayoría de sociedad, la máxima expresión de la democracia y del poder
político. Por tanto no pueden haber mecanismos de exclusión en las manifestaciones
de sus libertades, sus deberes y sus derechos. Los órganos del Estado deben ser
responsables ante la ciudadanía. Ningún órgano del poder del Estado está por encima
de ésta. Por el contrario, son los poderes del Estado los que están bajo el control del
ciudadano y ante éstos son responsables.
De esta manera la democracia podrá desarrollar sus propias salvaguardas y
capacidades para defenderse de la tentación totalitaria como producto de gobiernos
improductivos y de escaso acceso a las clases más necesitadas, a las cuales se deben
las clases políticas de un país democrático. Pero ello implica un cambio profundo del
Régimen Político.
El Régimen Presidencialita que ha imperado en Venezuela y en América Latina,
aunque dio sus frutos a la democracia, está agotado en su eficacia política y, sobre
todo social. Está en crisis.
La crisis del Régimen Presidencialista se manifiesta en su ineficacia social. Mientras
la democracia se basa en la legitimación de la mayoría, el Régimen Presidencialista
se sustenta, frecuentemente, en la minoría y, en tal sentido, se torna antidemocrático.
Su fracaso social se evidencia en la imposibilidad de resolver la pobreza, en el fracaso
económico y en el deterioro institucional. Venezuela, gracias al presidencialismo, no
es una República Social, por cuanto las mayorías representadas en el Poder
Legislativo y Constituyente quedan marginadas por el presidencialismo.
73
Por el contrario, el Régimen Parlamentario garantiza el poder de esa mayoría, da
estabilidad democrática, es inmune al militarismo, eficaz contra la corrupción y
estabilidad parlamentaria. Garantiza la existencia y consolidación de la República
Social, encausa el éxito económico, pone límites políticos adecuados, límites
institucionales y limites de legitimidad democrática al perder la mayoría
parlamentaria.
El Régimen Parlamentario no sólo permite la recuperación de los Partidos, sino que
los conduce a una realidad operativa–funcional que los obliga a modernizarse, porque
el régimen parlamentario exige un cambio estructural en el sistema electoral, según el
cual, los parlamentarios se deben a sus respectivos circuitos o pierden la mayoría y la
legitimidad democrática. Exige una relación estrecha entre el parlamentario y su
electorado. Va a las raíces de la sociedad.
Este nuevo régimen exige un modelo económico, basado en dos grandes pilares: por
una parte, una economía de mercado que respete la lógica del mercado y, por la otra
el contrapeso del Estado como factor de equilibrio para garantizar la solidaridad y la
equidad social, tal como el cambio que reclama y exigen los venezolanos.
Proponemos este cambio de régimen, pues presenta las siguientes ventajas: resuelve
la crisis política y de gobernabilidad que padece Venezuela desde hace tiempo con el
régimen presindecialista. Se basa en las mayorías populares que siempre han sido la
plataforma política de Acción Democrática. Garantiza el cambio profundo que
reclama la sociedad venezolana, eliminando las fracturas sociales y la confrontación
violenta de las controversias. Refuerza la democracia, valor arraigado en la sociedad
venezolana. Elimina la posibilidad del regreso a la llamada IV República y de
mantener la denominada V República.
74
En resumen, AD consciente de su papel histórico como forjador de una sociedad
democrática, debe centrar sus esfuerzos y acciones políticas en rescatar la esencia del
sistema fortaleciendo sus instituciones democráticas mediante el estímulo a la
participación ciudadana, la descentralización política y la transparencia y el control
político y social de la función pública
Respecto a los procedimientos democráticos, el partido ratifica la importancia de la
elecciones libres como elemento definitorio de la democracia, respaldadas por un
contexto global de pleno respeto a los derechos humanos y declara que son exigencias
de la democracia la existencia de las siguientes condiciones: a) la existencia de un
sistema de partidos de libre y abierta concurrencia en la dinámica política; b) Estado
de derecho que defina claras reglas de juego sin ningún tipo de privilegios para
ningún sector y compromiso de cumplimiento a dichas reglas de juego por quienes se
declaren y reconozcan como actores del sistema; c)representación efectiva mediante
elecciones; d) creación de las condiciones y mecanismos que garanticen la efectiva
participación de la ciudadanía en un marco político pluralista; e) subordinación de las
fuerzas armadas ante la autoridad civil; f) normativa de funcionamiento institucional
que garantice la autonomía de los poderes públicos y sus respectivas competencias y
límites, así como sus responsabilidades públicas; h) creación y desarrollo de
capacidades suficientes para brindar los servicios que requieren las necesidades de la
población con garantía de acceso igualitario para todos y todas.
Reafirmamos el valor y la necesidad de la presencia de los partidos políticos como
garantes de la preeminencia de los principios y prácticas de la democracia y del
ejercicio de las libertades y derechos ciudadanos, como espacios pluralistas y
democráticos de legítima y eficaz participación política, como instrumentos
fundamentales de intermediación y defensa de las necesidades populares ante los
poderes públicos y como instrumentos privilegiados de propuesta y realización de
75
visiones del país, de proyectos y agendas de desarrollo y de superación nacional
democrática.
Hoy, con la actual Constitución Nacional no se cumple, en su verdadera esencia, la
democracia. Es nuestra obligación que, no sólo la acción política partidista, sino la
misma acción ciudadana, exijan un verdadero balance de poderes en la conducción
del Estado. Debemos garantizarle a la sociedad venezolana y a sus actores políticos,
reglas de juego transparentes y estables, que aseguren el ejercicio irrestricto de la
pluralidad democrática y el pleno equilibrio de los poderes públicos.
A tales efectos el Partido comprometerá su acción política en lograr la reforma de la
Constitución vigente, de modo que contenga los mecanismos institucionales para la
autodeterminación del ciudadano, que facilite la posibilidad de generar riqueza por sí
mismo, al promover la educación y la solidaridad mediante una nueva construcción
de la tradición cívico–republicana de Venezuela. En esta línea se inscribe el cambio
de Régimen Político.
Esta reforma se desarrollará en un contexto de:
preeminencia del poder civil,
autonomía y división de poderes,
política con sentido ético,
descentralización político-administrativa
viabilidad institucional y económica.
Reconocimiento efectivo de las voz de las regiones con la bicameralidad.
Para lograr estos objetivos, debemos basar nuestras acciones en el cumplimiento de
los principios de Justicia Social, Descentralización, Garantía de la Iniciativa
Ciudadana, Transparencia y Control Civil, principios que no se agotan y siempre
deben imperar y ser cultivados en todo sistema democrático. Es necesario fortalecer
76
la cultura ciudadana y democrática, sobre estos pilares fundamentales para construir
la modernización del país.
La justicia social constituye la articulación efectiva de igualdad ante la ley y el Estado
de Derecho, contra la contra la exclusión social. Los valores jurídicos son parte
esencial del cemento de la sociedad. La sociedad marcha en un mismos sentido
porque se apoya en estos. La ley protege al ciudadano de los excesos de otros y
otorga un sentido de igualdad en la relación entre todos los hombres sin importar
sexo, raza, condición económico–social o política.
De igual manera, tomamos partido ante el proceso de mundialización en el cual
vivimos actualmente. La experiencia de los países en desarrollo que han conseguido
abordar con éxito la mundialización indica, que lo han logrado mediante la práctica
del ―nacionalismo afirmativo‖, que acepta las exigencias de la globalización, sin creer
que con ello pierden discrecionalidad estatal y se debilitan los valores nacionales, por
la presencia de prácticas y patrones culturales de otros países. En la práctica, por el
contrario, los países que se han insertado con éxito en ella, no sólo no han perdido su
identidad nacional, sino que, al tiempo que la han consolidado, la han enriquecido
con el acceso a la cultura universal y a nuevas prácticas socioeconómicas
enriquecedoras de la nación, gracias, entre otras, al fortalecimiento de las capacidades
internas para enfrentar los retos y desafíos en función de los intereses propios.
Significa, que han asumido la inserción a la globalización, con personalidad propia,
sin complejos. Significa que no practicaron el ―nacionalismo defensivo‖ que rechaza
la globalización, porque un reducido sector económico, cuya incompetencia los hace
reaccionar contra la innovación y el progreso, en detrimento de la mayoría de la
población, especialmente de los trabajadores, rechaza las políticas de apertura y
liberalización de los mercados que la caracterizan e intentan enfrentarla mediante
políticas que reeditan practicas intervencionistas que, no sólo no tienen cabida en el
contexto de las nuevas tendencias contemporáneas, que prevalecen en el marco de las
77
relaciones económicas internacionales, sino que, en el fondo, son reaccionarias al
proteger la incompetencia de sectores nacionales tradicionales, incompetentes y
privilegiados.
En correspondencia con lo anterior, mantendremos nuestro apoyo creciente a la
descentralización y el fortalecimiento de las instancias locales de gobierno como
mecanismos de profundización de la democracia, hito que tenemos entre nuestros
haberes más importantes. Estamos comprometidos con este proceso para fortalecer la
convivencia venezolana en democracia e impere el respeto de cada una de las región
y localidades. Para devolverle al venezolano de todas la regiones y municipios, el
derecho a tomar sus propias decisiones fundamentales y no desde una oficina en
Caracas. Ello es fundamental para el avance de un país moderno, con grandes
capacidades, pero lleno de problemas.
Proponemos impulsar en el ámbito municipal esfuerzos dirigidos a:
a. Mejorar las funciones municipales básicas: organizar la hacienda municipal, la
economía del Municipio, la seguridad pública, los servicios civiles —el Registro
Civil y la ubicación ciudadana—, los servicios sociales —salud, vivienda,
programas para la eliminación de la exclusión social (tipo ranchos)—, el Catastro
y la Permisología, el tránsito urbano —sistemas de transporte colectivos, rutas e
infraestructura vial—, la salubridad, los acueductos y energía eléctrica, la
logística del Municipio —abastecimiento urbano, mercados, red de información
logística, servicios de apoyo al ciudadanos y a las empresas localizadas y a
localizarse en el Municipio—.
El abordaje de acciones de este tipo demandan mucho esfuerzo y trabajo, tanto de
en términos de la administración directa de las Alcaldías, como de las empresas y
la comunidad del Municipio y, en tal sentido, constituyen fuentes de trabajo
78
productivo. También demandan recursos financieros, de lo cual hablaremos más
adelante.
b. Considerar y aprovechar el “entorno” del Municipio, en beneficio del mismo.
Existen acontecimientos, procesos y agentes externos a él, que ejercen una fuerte
influencia sobre su futuro: las innovaciones tecnológicas y los movimientos
socioculturales, que terminan por penetrar y afectar al sistema urbano —sean o no
deseables—. Esa afectación incide en la prosperidad y habitabilidad de la
población. Por tanto, se deben identificar los cambios en el entorno y sus
previsibles ocurrencias, comprender y evaluar el impacto de esos cambios en el
desarrollo urbano, para usarlos en beneficio del Municipio.
c. Tomar decisiones que conviertan los retos en oportunidades para el desarrollo
municipal:
Modernización de la Administración Pública como elemento clave
para el progreso de la ciudad.
Aprovechar el nuevo orden económico: ―la globalización‖, para
insertar a los municipios en ella.
Impulsar los intercambios comerciales, tanto internos del Municipio,
como con otros espacios regionales, nacionales e internacionales.
Coadyuvar al aumento de la competitividad empresarial que se ubique
en el Municipio
Hasta hace pocos años, los líderes municipales se concentraban en procurar
puestos de trabajo, atraer inversiones y captar ayudas públicas. Hoy tienen que
abocarse a mejorar la competitividad de las empresas locales —que son las que
generan empleo—, a la innovación tecnológica, la penetración de mercados
exteriores y la capacitación de la mano de obra local. Hoy, las ciudades —grandes
y pequeñas— son elementos claves de la riqueza económica y social de las
79
Naciones. La concentración de las funciones internacionales: finanzas, control
empresarial y del intercambio en pocos lugares en el mundo, ha dado paso a las
―ciudades globales‖ como puestos de mando en la organización de la economía
global, aspecto que hay aprovechar. La internacionalización de la vida política y
económica propicia el incremento de las relaciones entre ciudades, tanto de
colaboración, como de competencia y rivalidad. Las nuevas actividades
productivas se están dispersando espacialmente. Las empresas buscan ubicaciones
que les permitan obtener mejores condiciones de instalación, accesibilidad y
funcionalidad, hechos que deben ser aprovechados e impulsados.
d. Asimilar nuevas tecnologías en los Municipios para que ayuden a resolver los
problemas sociales y promover oportunidades de empleo para minorías y
grupos marginales, para formar y emancipar a los ciudadanos —darle poder
político y económico—.
e. Hoy los Municipios son centros difusores de innovaciones; los nuestros
deberán serlo. Hasta hace poco se pensaba que sólo en las grandes ciudades se
realizaba la innovación tecnológica, basándose en razones tales como la
disponibilidad de Mano de Obra calificada para la investigación, de centros
universitarios y de investigación, de medios de transporte, proximidad al
mercado, calidad de vida. Es decir, la llamada ―economía de densidad‖ —
gran demanda de bienes y servicios concentrada localmente—, todo lo cual
influía para que aumentara la competitividad y, por tanto, la necesidad de los
avances tecnológicos.
No obstante, hoy en día y, especialmente con miras al futuro, está dejando de ser
válido exclusivamente para las grandes ciudades. Lo es también para las medianas
ciudades —y posiblemente, para las pequeñas—, porque pueden estar bien
equipadas, bien comunicadas, contar con Recursos Humanos emprendedores y con
80
Recursos Humanos bien calificados. Al contar con eso, pueden integrarse en las
redes internacionales donde se hace investigación, desarrollo y la transferencia
tecnológica y se pueden transformar en ciudades inteligentes, con lo cual se
coadyuva la dinámica económica, social y política de la ciudadanía.
g. Es preciso impulsar la competitividad en el Municipio, la cual ya no depende de
los recursos naturales o energéticos, de la base industrial tradicional, de la
posición geográfica, de la acumulación de capital o de la voluntad política de un
Estado protector. Ahora se basa en la productividad del territorio y, sobre todo,
dependerá de:
Hacer eficiente el funcionamiento del sistema urbano–regional, con base,
especialmente, en cuanto a la movilidad de los servicios básicos.
Insertarse en los sistemas de comunicaciones de carácter global y lograr que
los agentes sociales y económicos obtengan buena información de los
procesos mundiales.
El apoyo público a los agentes económicos y sociales por medio de políticas
de naturaleza ―incentivo exportador‖, que favorezcan la sinergia económica y
social y la innovación continua.
Instituciones políticas representativas, eficaces y transparentes que actúen
según normas claras y estables en sus relaciones con los agentes privados.
La definición de un proyecto de ciudad y el ―marketing‖ del mismo.
La gobernabilidad local basada en la cohesión social y la participación cívica.
Obsérvese que, en la medida que los Municipios se aboquen a impulsar estas
funciones en sus espacios–regionales, estarán creando las condiciones para que
las empresas locales se dinamicen y se expandan generando fuentes de trabajo y,
además, las externas a esos espacios funcionales, se articularán a ellos.
h. El Municipio debe definirse como exitoso. Para ello debe ofrecer un nivel
razonable de servicios públicos y estar en la condición de movilizar los recursos
81
eficaz y permanentemente. Implica que logre estimular el desarrollo de la
economía local, pues sin prosperidad económica los Municipios no podrán
asegurar permanentemente sus ingresos —y no podrán, por tanto, movilizarlos
eficaz y permanentemente—.
i. El Municipio y el desarrollo social
Esta función incluye todas las facetas de la problemática social del Municipio, las
cuales debe coordinar y articular armónicamente: educación y cultura, salud,
definición de las condiciones de habitabilidad para la calidad humana, deporte,
problemas de las etnias, acciones comunitarias, la lucha contra la exclusión social
y en pro de la integración social, velar por el patrimonio histórico y cultural del
Municipio. Todas ellas constituyen fuentes directas e indirectas de trabajo y de
calidad de vida para los ciudadanos. El Municipio deberá atender integralmente
los siguientes aspectos:
Crear, mantener y desarrollar las condiciones que garanticen el poder de los
ciudadanos en el Municipio, como individuos y como entes sociales.
Eliminar e impedir la exclusión social —"guetos" tanto de sectores pobres,
como de comunidades pudientes—.
Establecer, desarrollar y mantener condiciones efectivas de igualdad de
accesibilidad a la educación, a la cultura y al esparcimiento, en condiciones de
excelencia, para todos los ciudadanos del Municipio, sin discriminación de
condición social, raza, religión, origen nacional, de género o
concepción política.
Capacitar —directa e indirectamente— la fuerza laboral y gerencial del
Municipio.
Establecer una gama de opciones educativas, de capacitación y desarrollo de
las capacidades humanas en el Municipio.
82
Crear mecanismos para la atención a los hijos de trabajadores del
Municipio.
Establecer las condiciones y desarrollar mecanismos para eliminar el empleo
informal y el desempleo abierto.
Establecer el ambiente y las condiciones para reducir al máximo la pobreza
reduciendo al máximo el carácter asistencialista público de la política social.
Desarrollar condiciones y medios dirigidos a que la población recobre su
sentido de pertenencia a la sociedad.
Fortalecer y profundizar el proceso de descentralización hasta las
comunidades en barrios y urbanizaciones del Municipio.
Proteger a los grupos más vulnerables en el Municipio —madres lactantes,
niños menores de 6 años y ancianos—.
Desarrollar el ambiente necesario para consolidar la familia como epicentro
del desarrollo social.
Respetando los programas oficiales de Educación, transformar la educación
como palanca para el desarrollo social y que se convierta en una práctica que
se perfeccione a través de las generaciones y un elemento clave de la
seguridad, de la sociedad y de la Nación; que todo adulto tenga, conserve y
desarrolle los conocimientos necesarios para el nuevo mundo de la innovación
tecnológica, la revolución cultural y superación humana.
Transformar el sistema educativo en el Municipio para que el aprendizaje
empiece desde los primeros días de vida, poniendo el énfasis no sólo en el
preescolar y la educación básica sino, en la educación de la mujer como
elemento clave para el desarrollo socioeducativo y dé paso a la diversidad y
desarrollo de múltiples alternativas en las que se asuman los nuevos retos de
la descentralización educativa.
83
Crear, desarrollar y sostener condiciones para el fortalecimiento de los valores
culturales en el Municipio, ante el reto de la globalización, sin perder la
identidad local, regional y nacional.
Involucrar positivamente a los medios de comunicación del Municipio, en la
educación, la cultura y en los programas de desarrollo social y crear un código
de identidad ciudadana.
Tomar acciones dirigidas a repotenciar y ampliar las plantas físicas para la
educación en el Municipio.
j. El Municipio y el desarrollo económico
Incluye todos las aspectos de la problemática económica. El Municipio debe
coordinar y articular armónicamente las actividades dirigidas a impulsar el
desarrollo armónico de los distintos sectores económicos —industria, servicios,
comercio, minería, agricultura, ganadería, pesca, turismo, finanzas, etc.—; la
problemática de las PyME’s y su inserción en redes productivas; desarrollar y
mantener sistemas de información de las variables económica de la localidad de la
región, nacionales e internacionales, al servicio de las empresas privadas como
acción de apoyo a ellas, impulsar y promoción a la actividad económica del
Municipio. Atender e impulsar los aspectos relacionados con la integración
económica local, estadal, nacional e internacional, donde la actividad económica
del Municipio pueda y deba integrarse; y, así mismo, administrar
coordinadamente las acciones relacionadas con las asociaciones económicas
locales en el ámbito regional, nacional e internacional. Debe atender
integralmente los siguientes aspectos:
84
Garantizar la seguridad económica y garantizar la libertad de
iniciativa económica en el Municipio.
Establecer las condiciones y desarrollar mecanismos para
eliminar el empleo informal —transformándola en formal donde sea posible—
y el desempleo abierto que exista en el Municipio.
Inducir el impulso de las inversiones privadas en innovaciones
tecnológicas.
Establecer y estimular condiciones para que la producción de
bines y servicios producidos en el Municipio puedan efectivamente penetrar
mercados fuera del Municipio, en la región, en el país y en el exterior.
Crear las condiciones que garanticen el poder de los
consumidores en el Municipio —información para hacer transparentes los
mercados—.
Impulsar la competencia y contrarrestar las tendencias
monopólicas.
Impulsar la capacitación permanente de la Mano de Obra local.
Establecer las condiciones para la capacitación permanente de
la Mano de Obra empleada —independientemente que sean asumidas por el
Gobierno Nacional, las Gobernaciones, el Municipio, por el sector privado, o
a través de formas cogestionarias— e, igualmente, con la Mano de Obra
desempleada y de la futura Mano de Obra —jóvenes que estén próximos a
ingresar en la condición de "población económicamente activa"—
Establecimiento de condiciones y el ambiente adecuado para
que las empresas instaladas y a instalarse en el Municipio tengan una
formación continua apoyadas por centros de investigación y centros
tecnológicos.
85
Impulsar la investigación tecnológica al servicio de las
empresas y actividades agrícolas, industriales, comerciales y de servicios en
general.
Promover el desarrollo económico sostenido y sustentable del
Municipio.
Impulsar y estimular la existencia y desarrollo de servicios
productivos en el Municipio, tales como auditorías, consultorías en diversas
especialidades, ingeniería, informática, reclutamiento de personal, consultoría
jurídica, entre otras, en cantidad y calidad suficiente.
Establecer y mantener el ambiente apropiado para el desarrollo
económico y social en el Municipio.
Crear las condiciones para que los factores directos —fuerza
de trabajo y medios de producción, entre los cuales se pueden incluir tierra,
energía, maquinaria y equipos, materias primas, tecnología existente, etc.—
disponibles en el Municipio, tengan las condiciones requeridas para el
desarrollo de la competitividad de las actividades económicas establecidas en
el mismo e, igualmente, para los factores indirectos —costo de vida, calidad
de vida, ambiente sociocultural, calidad del medio ambiente natural y del
medio ambiente social, seguridad pública y ciudadana—.
Coordinar con los gobiernos estadales y nacional, planes,
programas y gestiones para lograr objetivos comunes de desarrollo integral,
con claro sentido del concepto de división del trabajo.
Garantizar la propiedad privada.
k. El Municipio y la infraestructura
Esta función incluye todas las áreas vinculadas a la infraestructura física
económica y social del Municipio. Éste debe coordinar con el mayor grado
86
posible de sincronización con los problemas sociales y económicos, los aspectos
de infraestructura física a ellos vinculados, no sólo en términos de construcción y
reparación, sino de mantenimiento mayor y menor de la infraestructura física y
social del Municipio. Entre otras, incluye las siguientes actividades: vialidad y
transporte, telecomunicaciones, salubridad, sistemas de riego, edificaciones y
mantenimiento mayor y menor.
l. El Municipio y la seguridad pública y ciudadana
Incluye todas las facetas de la problemática de la seguridad pública en el
Municipio. Debe coordinar y articular armónicamente esa problemática. Entre
otras, incluye las siguientes actividades:
Garantizar la propiedad privada.
Crear, desarrollar y mantener el sistema de seguridad e información
del Municipio, que incluya los aspectos demográficos, sociales, económicos,
geográficos e índices delictivos en el Municipio.
Crear, mantener y desarrollar sistemas de inteligencia.
Prevenir del delito, incluido el delito económico.
Servicios de Policía y de seguridad del Municipio.
Justicia de paz
Prevención y protección vecinal
Cooperar para garantizar la Seguridad Jurídica.
Defensa Civil.
Bomberos
Hoy, el sentir general del ciudadano, es que no es tomado en cuenta. Que las cúpulas
sólo se encargan de satisfacer sus intereses personales. Esto tiene que ver no sólo con
87
la manera como se escogen las autoridades sino también con la forma de dirección
basada en el sistema centralista–presidencialista. Con la poca relación con la realidad
de los pueblos y las decisiones equivocadas, frente a los problema nacionales, sin ver
los cambios mundiales que estimulaban la participación y el cambio. De tal manera
que debemos considerar la posibilidad real de un cambio del Régimen Político, para
darle verdadera entidad a la participación de las mayorías.