Download - Alcantarillas
El día en que se convirtió en agente de policía de la ciudad de Nueva York será difícil de
olvidar para Carey. Después de la ceremonia, y una vez recibidos los parabienes de su familia,
amigos y compañeros, el sargento lo lleva a un rincón y le da un sobre lacrado. Dentro están
las órdenes en las que se le asigna su sorprendente destino. Se trata de un alto honor para un
cadete recién diplomado y Carey jura que destruirá el documento y mantendrá el secreto.
La nota lo emplaza a una hora concreta de la noche en un descampado a orillas del río
Hudson. No tiene que esperar demasiado cuando una furgoneta negra se detiene a pocos
metros a la hora exacta de la cita. Un tipo robusto, con gafas de sol, extraordinariamente
pálido y con un extraño uniforme le hace señas para que entre en el vehiculo. Carey no puede
distinguir bien al conductor, ni a su acompañante, pero le parece advertir la misma palidez en
sus rostros. Una vez dentro de la furgoneta, el primer hombre se identifica como el teniente de
las Fuerzas Especiales Subterráneas Jack Norrise. Antes de que Casey habrá la boca, el otro le
dice que ni se le ocurra bromear con su nombre porque suena igual al del actor “Chuck
Norris”. Él se llama “Jack” y no “Chuck” y su apellido termina en “e”. Casey se da cuenta de
que el uniforme de Norrise es de camuflaje pero, en vez de en tonos verdosos, es de color gris
y negro. Sabe que se están moviendo por el traqueteo de la furgoneta y porque el teniente le
comunica que están a punto de llegar a su base de operaciones. El destino asignado a Casey le
hace formar parte de la fuerza policial encargada de velar por la seguridad de los
neoyorquinos bajo tierra. Le dan un uniforme de su talla y unas gafas de sol y le instan a que
se cambie dentro del vehiculo. Cuando sale se encuentra en la boca de un enorme colector que
se adentra en las entrañas de la ciudad. Le espera una jungla repleta de plantas albinas,
criaturas mutantes y humanos renegados que siembran el terror en los infinitos túneles que
pueblan el subsuelo. No solo hay cocodrilos en las alcantarillas de New York.