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Bourdieu, Pierre ( 1990). Sociología y cultura . México.

GIROUX Y LA PEDAGOGIA DE LOS TIEMPOS NUEVOS

El papel de los maestros como intelectuales comprometidos con la historia

A Manera de Introducción

En los llamados tiempos de la modernidad, el sistema vigente reclama del maestro, el profesional que cumpla el rol de desarrollar las capacidades y los valores en la sociedad a través de los estudiantes; empero, poco se dice de la acción social del maestro máxime si su labor en si misma, es enteramente social, como lo reconoce los principales preceptos de la educación incluyendo lo que se plantea a nivel de UNESCO y los Foros Mundiales de Educación. Pero mas aún, se pasa por alto que las sociedades se desenvuelven en conflictos no solo a nivel de internacional, sino también nacional y local, lo que lleva al maestro a un dilema sobre el papel que le corresponde. Viene entonces la pregunta, ¿se está al servicio del sistema reproduciendo las injusticias e inequidades?, ó ¿se asume un papel renovador y contestatario y que por tanto, procure un mundo nuevo con justicia y armonía para todos?.

Giroux (USA, 1943-) pedagogo norteamericano reconoce la lucha social y de clases que se libra, por los intereses que los grupos manejan, y entonces el lanza una propuesta llamada la pedagogía radical (cultural studies and critical pedagogies in postmodern spaces, Routledge, Nueva York, 1996) y que pone en el tapete la posibilidad que tienen los maestros y los estudiantes de resistir las prácticas sociales dominantes, en una suerte de reconocer que la escuela es una entidad en donde contienden también la política , la cultura y la ideología, y que a nuestro juicio, y para tales circunstancias, no basta solo resistir, sino también emprender acciones movilizadoras de transformación de las prácticas en la escuela que influyan o contribuyan en la sociedad justa.

En el caso peruano observamos como se incorpora la ideología a través de los contenidos curriculares, a través de la formación y evaluación de los maestros y a través de toda la normatividad que pesa sobre el maestro que lo inhibe y restringe en cuanto al desarrollo de su rol de cambio e innovación. Se promueve el concepto de democracia en las escuelas a través de los funcionarios de educación y que no hace otra cosa que imponer la ideología a efectos de que conserve el statu quo que permita a las clases poderosas dominar y por consiguientemente explotar, con lo que queda claro que no es democracia lo que se desenvuelve sino dictadura, porque una dictadura es la imposición de una clase sobre otra. Esto nos lleva a pensar que si asumimos una actitud contestaria, recusadora de cambio, entonces debemos de aceptar que la escuela es el lugar de lucha y contradicciones sea privada ó estatal; por lo tanto queda claro que la educación no puede ser neutral, es definitivamente un espacio político en la cual los que asumimos una actitud progresista, nos forjamos en miembros activos y críticos de la sociedad.

¿Que hace falta entonces para ser un maestro de los tiempos nuevos?, Habermas, postula un proceso de autoreflexión que permita rescatar y hacer consciente la función reflexiva del conocimiento, que haga frente a un poder represivo institucionalizado, y procure un interés de conocimiento emancipatorio, que a nuestro juicio se entiende como una concepción del mundo que se forma en lucha, postura y estudio. Es, reconocer el carácter de clase de la educación, cuya praxis es aquella que transforma la realidad, donde el maestro es el sujeto que se transforma y contribuye a transformar

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el mundo, no es –reitero – el que transforma sino el que atiza para que el pueblo lo transforme bajo una ideología que defienda los intereses del pueblo.Giroux, La Pedagogía Radical

La esencia de su pedagogía a diferencia de los pedagogos radicales a ultranza que solo reconocen las contradicciones de la sociedad, Giroux asume que el maestro se involucre en la contestación y la lucha, develando el carácter reproductivo de la escuela pública que perpetúa la ideología dominante, en esta condición y a juicio de Giroux - que la compartimos -, el fracaso escolar ya no son por los mismos estudiantes sino es la sociedad.

Y cuando sustenta su pedagogía Giroux dice: “En efecto, la escuela no es ni lugar de apoyo de la dominación que todo lo abarca, ni la localización de la revolución; por lo tanto, contiene los espacios ideológicos y materiales para el desarrollo de pedagogías radicales (el subrayado es nuestro)” (Giroux, 1995). La escuela para este pedagogo norteamericano es una manifestación de la lucha de clases, no es – por decirlo así – la expresión genuina, por tanto entonces, todo lo que se pueda hacer es, contribuir a los procesos de cambio, eso es una humildad pero también una realidad objetiva que nos señala el rol desde nuestra trinchera y que por cierto está sujeto a la ideología de transformación y a las fuerzas políticas progresistas.

Giroux en otro aparte establece la importancia que los grupos oprimidos encuentren una posibilidad transformadora, a través de lo que el ha denominando una teoría de participación o agenciamiento humano (human agency) y que bajo una producción cultural, se desenvuelva un medio activo y progresista siendo parte de la inmensa transformación que necesita nuestro país. En pocas palabras ante el fatalismo de las organizaciones que deberían defender nuestros intereses, Giroux nos lleva del fatalismo a la posibilidad, y aunque esto suponga producir prácticas pedagógicas alternativas, las conductas de la oposición miradas desde la teoría de la resistencia, se presentan como manifestaciones a través de la cual los sujetos rechazan la ideología dominante, y esto es parte de la contribución que señalamos por la transformación de la sociedad, lo que se llama también los niveles de conciencia. Se considerará entonces una expresión de resistencia si se potencia la conciencia social radical.

Este gran pedagogo americano dentro lo que es las políticas globales en educación aplicada por la banca multilateral critica que los profesores son objetos de reformas educativas que lo reducen a la categoría de técnicos encargados de llevar a cabo dictámenes y objetivos decididos por expertos muchas veces, ajeno a la realidad cotidiana de la vida en el aula. Lo curioso en esta parte es que el concepto de reforma es un concepto progresista que la banca multilateral lo ha tomado para pasterurizar la educación en la región (Gentile).

En la acción diaria Giroux reclama del maestro que como profesional con conciencia social y armado de una pedagogía radical devenga en un intelectual transformativo, en palabras más objetivas: un agitador social, propagandístico con una concepción del mundo transformadora pero con un conocimiento de toda la ciencia, cultura y tecnología moderna que eleve aún más la concepción del mundo.

Autoreflexión según Giroux o Conciencia Social Crítica

Así una de las tareas perentorias de los maestros progresistas, es generar una fuerte crítica a las ideologías tecnocráticas que disfrazan la explotación y opresión al maestro y al pueblo; y que en el fondo niega la planificación, el diseño, la conceptualización de la práctica educativa objetiva y real. Dicho en otra manera, la tarea del maestro en la época actual es ser un trabajador de la mente, cuyo trabajo esté al servicio del pueblo,

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y hoy eso supone generar conciencia, auspiciar la autoreflexión como refiere Giroux y cuya propuesta emancipadora no esté al margen de una clase dirigente queAl respecto dice : “En el sentido mas general, pienso que la resistencia debe situarse en una perspectiva que tome la noción de emancipación como un interés guía (…) Entonces, el elemento central para analizar cualquier acto de resistencia debe concernir con el descubrimiento del grado en que este ilumina, implícita y explícitamente, la necesidad de luchar contra la dominación y la sumisión” (Giroux, 1986).

Como desarrollar y formarnos como auténticos maestros al servicio del pueblo? Giroux nos da el camino que en política se denomina lucha de dos líneas; línea correcta y línea incorrecta que al final ha de devenir en la imposición de una, la línea correcta.. Giroux lo dice en sus términos, el diálogo como vehículo de crítica, y dice mas aún, dentro de su marco pedagógico que “el valor del concepto de resistencia reside en la función crítica y en su potencial para utilizar las posibilidades radicales incluidas en su propia lógica y en los intereses contenidos en el objeto de su expresión” (Giroux, 1984).

¿Cómo desarrollamos la pedagogía radical que haga significativa a la escuela para hacerlas críticas, y como lo hacemos crítica para hacerlas emancipatoria? (Giroux, 1986). Las escuelas en el Perú y sobre todo las de zonas pobres urbanas, marginales y rurales al cual siempre se le cuestiona de su nivel académico y de rendimiento en las escuela pública tiene ante si no solo el rechazo a propuestas que adocenan el trabajo docente sino a lo que Gramsci planteaba: el desarrollo histórico cultural de los pueblos a partir del trabajo comunitario, docente y ejemplificador. Las demás propuestas podrían señalar estrategias de mejorar académicamente, de elevar la calidad educativa entre otras, pero nadie pone en cuestionamiento la estructura social que denigra al maestro constantemente, con una prensa que cree educar y un ministerio que pretende tener la fórmula mágica de la solución a los problemas de la educación cual receta rígida y mecánica. Son pues cosas que invitan a promover maestros cuestionadores críticos a partir de una reflexión y autorreflexión colectiva e individual de lo que se ha denominado la aplicación de las políticas públicas concerniente a los temas educativos. Ser críticas es pues, cuestionar el sistema vigente y sobre la misma acción desarrollar y fomentar propuestas válidas y sobre todo fiables, con miras a una acción progresista global a partir de las prácticas de las escuelas con su nueva pedagogía.

Esto también nos lleva a reconocer la dimensión política de la educación y que sabemos por nuestra experiencia de vida que no está exento, en la medida de la aplicación de las políticas que se introduce vía nuevas propuestas pedagógicos, aplicación de currículos y toda la normatividad desde la forma como manejar la economía de las escuelas, hasta la dinámica de comportamiento del personal docente y administrativo. Empero el estado dice no hacer política en la escuela cual norma educativa pero es el que nos enseña que hoy debemos ser mas políticos; Giroux deja entrever que lo político debe ser más pedagógico y lo pedagógico sea mas político, que el primero infunda deseo de las inmensas masas de promover la transformación social generando repercusión en toda la población pero sobre todo en los jóvenes estudiantes del Perú. A su vez, lo pedagógico debe ser mas político en la medida que toda propuesta pedagógica lleva en el fondo una ideología que expresa los intereses de los grupos sociales, y que en nuestro caso debemos bregar por todas aquellas pedagogías que promuevan la transformación social y el desarrollo ideológico del pueblo con miras a la justicia y equidad. Esto supone ser los vehículos de difusión de todo lo que se ha alcanzado y todo lo exitoso que son las experiencias pedagógicas populares, contraponiéndose así a toda aquella prensa y medios de comunicación que en la actualidad no hacen sino arrodillarse ante el patrón aceptando acríticamente todo

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lo que le piden publicar, como psicosociales, noticias enlatadas, registro sesgado de hechos etc. Son momentos a la luz de Giroux, recuperar el especio perdido de ser fuente de opinión como en los inicios del siglo XX que después hábilmente desplazaron los dueños de los medios de comunicación irrogándose informadores pero que en el fondo promvían ideologías de consumo y sujeción al gran capital; la contrapropuesta, es la capacidad crítica autorreflexiva que nos demanda Giroux con el uso de la herramienta de Internet, que se ha constituido en nuestros tiempos el arma del docente de los tiempos nuevos.

La “fórmula” pedagógica de Giroux que establece el pensamiento crítico autoreflexivo ayuda a develar los intereses que subyacen en los grupos sociales y cuya orientación nuestra es la transformación social. En resumen aplicar la pedagogía de Giroux, es constituirnos en pedagogos radicales que asuman el compromiso de cambio a través de una actividad crítica y autocrítica que esté orientada al cambio social por un mundo nuevo, de bienestar para el pueblo aunque esto pueda parecer utópico, pero sabemos que un hombre sin utopías es un hombre sin ideales sin criterio de trascendencia y el maestro de los nuevos tiempos es aquel que busca trascender a través de sus actos que por mas cotidianos que sean, van marcando el camino a las nuevas generaciones que harán que eso que algunas vez era una simple utopía, resultó siendo en el tiempo una utopía concreta.

Las prácticas pedagógicas en el aula:¿Un paso a la libertad o a la dominación?Una aproximación al pensamiento del Henry A. GirouxEnviado por Omar Bandala Fonseca.

1. Introducción 2. La escuela un espacio formativo o reproductivo? 3. El papel del alumno en el aula 4. El papel del docente en el aula 5. Conclusiones 6. Bibliografía

Introducción

El presente ensayo pretende analizar las prácticas pedagógicas en el aula a partir del pensamiento de Henry A. Giroux una revisión del papel que asume el estudiante y docente ante los sistemas educativo como formas político-cultural que refuerza o conservan las relaciones de fuerza y reduce sus espacios para el ejercicio de su libertad.

La actitud apática, desinteresada, poco crítica y reflexiva de nuestros estudiantes en el aula sobre los problemas sociales y culturales del país, su comunidad y su escuela sólo agranda los abismos de las diferencias culturales y políticas.

Ante tal situación, el aula reproducen las relaciones dominantes vigentes teniendo como actores a estudiantes y docentes que materializan esas relaciones en las prácticas pedagógicas de acuerdo con la organización del sistema educativo. Eso significa que el alumno esta imposibilitado para ejercitar su poder, la critica social, hablar y sentirse responsables de lo que dicen porque el miedo al castigo, a la represión, a mantener al margen de

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la historia, a desarrollar su lenguaje, a formar una identidad, a moverse en las fronteras culturales, a expandir su comprensión de entorno y participar en la vida publica democrática.

Por ello, me parece de gran importancia hacer que nuestros alumnos adopten un papel activo dentro del aula, como críticos principales de los modelos educativos, de sus docentes, de los problemas y las soluciones sociales actuales. Parece difícil, pero es una tarea que se debe implementar de manera urgente. Primeramente hacer que empiecen a reflexionar, después participar y finalmente a proponer soluciones a nuestros grandes dilemas sociales.

La modificación de este escenario requiere de la participación de profesores y estudiantes, el primero siendo capaz de reconocerse a sí mismos en un lenguaje desmitificador, de manera que puedan descubrir que toda tarea educativa es también una tarea política. En segundo lugar, los profesores han de verse como agentes de una especie de futuro distinto, más orientado a crear que a destruir las posibilidades de justicia social.

Los profesores necesitan un discurso crítico y un lenguaje de posibilidades; necesitan ser capaces, de alguna manera, de interrogarse sobre el carácter de lo que hacen, pero también necesitan ver más allá del horizonte de lo posible. En tercer lugar, reconocer que no se puede ser un intelectual público fuera de la política de representación.

Una vez que reconoce le toca actuar sugiriendo diversas formas de práctica pedagógica en las que los alumnos aprendan a tomar postura, debatir y esforzarse colectivamente para convertirse en sujetos de la historia. En lo que respecta al estudiante ser capaz de hablar y escuchar sobre tradiciones, historias y perspectivas teóricas diversas; ser responsable de lo que dice, comprometerse con el mundo, de manera que puedan plantearse cuestiones sin temor a recibir castigo alguno.

Este trabajo compartido dará por resultado un sentido de la justicia social, la democracia y papel mas activo dentro del proceso social.

¿LA ESCUELA UN ESPACIO FORMATIVO O REPRODUCTIVO?

Cuando hablamos de la escuela nos estamos refiriendo al espacio donde acuden las personas para ser educadas y ser capaces de seguir aprendiendo a lo largo de su vida. En este sentido, hay que distinguir que existen varias connotaciones sobre ella, que van de las muy utópicas hasta las realistas, es por ello que daremos un pequeño vistazo a las comunes.

Según la herencia clásica, el saber por tanto la escuela, son en sí mismo factores de emancipación, liberación y promoción humana, y con reza en todos los contratos sociales y constituciones, la institución escolar será la encargada de la distribución de los saberes equitativamente, por encima de las diferencias sociales, sexuales, étnicas, etc. Contribuyendo a la extinción de las desigualdades y privilegios.

La escuela tiene el fin de proporcionar conocimientos, desarrollar habilidades y actitudes que preparen a las personas para asumir responsablemente las tareas de la participación social, les permitan aprender por cuenta propia y tener flexibilidad para adaptarse a un mundo en permanente transformación que garantice la atención a las necesidades de diferentes grupos en diversos espacios y situaciones, que sea incluyente. Es decir, una educación que propicie la equidad, independientemente del medio en que vivan.

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La influencia de la escuela es necesaria por que infunde un progreso autónomo al educando, quien va tendiendo al propio desarrollo. Así, tanto la ayuda desde fuera, como el desarrollo interior de nuestras propias capacidades y la superación de nuestras limitaciones.

Como habremos visto es una posición idealista de lo que debe ser la escuela, pues refiere un espacio donde se preparan personas para ser incorporadas a la sociedad, a la cultura, pero al mismo tiempo educados en valores como el respeto, ciudadanía y democracia.

Pero la pregunta: ¿Todos los estudiantes son iguales en todas las escuelas y todas las escuelas son iguales para todos los estudiantes? Evidentemente no, porque las escuelas juegan un papel primordial en la reproducción de privilegios culturales donde se ven claramente las diferencias naturales sobre las cuales descansan los fallos selectivos y discriminatorios de esta institución.

Para Pierre Bourdieu la escuela es:

Una instancia de reproducción de las relaciones de sociales de dominación y, por tanto, de las formas de conciencia y representación ideológica que le dan legitimidad. (Bourdieu, 2002, p.98)

En realidad, la escuela es más que un espacio de formación de personas para ser educados y ser capaces de seguir aprendiendo a lo largo de su vida. Pues en ella suceden representaciones de una forma de vida social donde siempre están implícitas relaciones de poder y de prácticas sociales que privilegian el conocimiento en proporción a una visión del pasado, del presente o del futuro.

Para Giroux las escuelas inculcan histórica y actualmente una idea profesional meritocrática, racionalizando la industria del conocimiento por niveles de clase social; reproducen la desigualdad, el racismos, sexismo, y fragmentan las relaciones sociales democráticas mediante la enfatización en la competitividad, androcentrismo, el logocentrismo y el etnocentrismo cultural.

Es porque, la escuela debe ser considerada como una arena política cultural, porque el aprendizaje no es un proceso neutral o transparente, más bien, es un proceso cultural e histórico en el que los grupos selectos son posicionados mediante relaciones asimétricas de poder que reproducen principios, valores y privilegios.

Como institución eminentemente política, la escuela está profundamente involucrada en la reproducción de los valores sociales, económicos y culturales determinando las conductas, saberes y disposiciones vigentes, así como en la conservación de esas formas sociales dominantes que reproducen las configuraciones actuales de poder. Por tanto, las escuelas están organizadas principalmente de acuerdo con un tipo de autoridad directiva, procedimental y técnica.

De ahí que sean los niños mejor dotados en esquemas de percepción, apreciación, disposiciones y acciones (habitus), son aquellos que heredarán el capital económico y sobre todo el capital cultural, en este último la escuela juega un papel importante.

Por eso, hoy se hace necesario que quienes detentan grandes riquezas económicas, trasformen parte de ese capital en "inversión educativa", de tal manera que puedan legar a sus herederos parte de ese patrimonio bajo una especie de capital certificado (títulos), lo que permite el acceso más

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expedito a los puestos directivos de las empresas. Por tanto, aquí nos encontramos con una forma clásica de reconversión del capital económico en capital cultural, que a la larga redundará en mejores beneficios económicos en forma de salarios altos.

Este suceso es evidente en cualquier país incluyendo el nuestro, figurando fenómenos como: las cuestiones relativas a la privatización de la educación, la lógica del mercado y al acentuado énfasis puesto sobre la competitividad y la realización individual. Desde esta perspectiva, el aprendizaje se reduce a satisfacer individuales necesidades de lo que se llama excelencia

Pero el crecimiento masivo de la población escolarizada, debido, en otros factores, al acceso de todas las clases sociales y grupos a los circuitos educativos, ha producido serias transformaciones en la reorganización escolar, tendiendo a garantizar y mantener o reorientar ciertas formas de certificación y jerarquización social históricamente establecidas.

Es por eso, que la naturaleza de las prácticas pedagógicas: realizadas en la escuela, como institución de la vida cultural, basan su trabajo en el ejercicio del poder simbólico y por lo tanto en el poder de la violencia simbólica que juega un papel central en la legitimación de las relaciones sociales.

El poder de la violencia simbólica, ejercido en la educación es a través de toda práctica pedagógica, al igual que cualquier otro poder simbólico, pues logra imponerse con legitimidad en las significaciones, los sentidos y valores que se asignan a los hechos y rasgos característicos de todo orden sociocultural, velando las relaciones de fuerza de dicho orden.

Así, toda práctica pedagógica ejerce alguna forma de violencia simbólica, al lograr con su poder arbitrario la imposición de un arbitrio cultural, es decir, conquistar el reconocimiento de la cultura dominante como cultura legitima.

Pero, para que la práctica pedagógica sea eficaz, esta doble arbitrariedad debe mantenerse oculta no puede transparentarse en los agentes que participan de la comunicación pedagógica, así mismo, ni la manera arbitraria de imposición ni los contenidos arbitrario que se inculcan pueden aparecer completamente explicitados.

Además, toda práctica pedagógica, como relaciones simbólicas de poder, es una relación de comunicación, que se ejercer a través del lenguaje, y como tal, no descansa en el monopolio de la fuerza. Se trata de una comunicación entre emisor y receptor (docente-alumno) que en ningún caso es simétrica. Al contrario de lo que se piensa el sentido común, lo que se transmite en la relación de aprendizaje no es sólo información, pues incluye lenguaje y se hace necesario el reconocimiento de la legitimidad de la emisor y de los receptores; en otros términos, es necesaria autoridad pedagógica del emisor (docente), que en cualquier circunstancia condiciona la recepción de la información transformándola en reproducción de la formación. El contenido de la información en el mensaje no se agota en la comunicación, pues generalmente la comunicación pedagógica se mantiene, aunque la información transmitida tiende a desaparecer. Este carácter de la relación pedagógica y el sello que le imprime la autoridad del profesor, se hacen patente en la práctica pedagógica que se vive en el aula día a día.

Pero intentemos ver más allá a la escuela del espacio reproductivo y de relaciones dominantes vigentes, es también un lugar de mediación, oposición y donde surgen nuevas posibilidades que tienen muy en cuenta la

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producción de saber, identidades sociales y valores. Creamos firmemente que la escuela tiene la oportunidad de ampliar las capacidades humanas de los alumnos y otras que desarrollen la capacidad de vivir y orientarse en una democracia multicultural y multirracial.

Giroux en sus escritos confiere a la escuela un papel importante en la formación de una ciudadanía crítica, que a través de un nuevo discurso establezca la diferencia cultural que luche para recuperar la vida pública democrática.

La ciudadanía aparece directamente vinculada al eje de la inclusión-exclusión. Y además de las condiciones objetivas que la soportan (instituciones, políticas, servicios, normas) tiene un componente afectivo importante que se expresa en "nuevas sensibilidades" (Martín Barbero, 1998), que reorganizan los saberes tradicionales en un contexto de incertidumbre para ponerlos a funcionar, a veces con un sentido pragmático, a veces crítico, con el objeto de ganar espacios de inclusión y participación (Reguillo, 2000; pg. 1)

La enseñanza es un servicio público absolutamente clave en la vida de un país. La escuela ofrece a la nación la posibilidad de dedicarse por sí misma y de una manera reflexiva a configurar una educación dedicada a una ciudadanía responsable, al tiempo que apela a las responsabilidades de las futuras generaciones en la lucha a favor de la democracia. "La democracia no se hereda".

En todo momento hay que luchar por ella. Así, surge esta cuestión: ¿cómo educar a los estudiantes para que crean que las escuelas no sólo son simples medios para la movilidad social y económica, sino que, también son extensiones del poder económico y político, de manera que diversos grupos puedan participar en el engrandecimiento de la nación? ¿Cómo educar a los estudiantes para que crean que, de hecho, las escuelas tienen que ser la primera línea de defensa de las cuestiones de equidad, justicia y libertad?

La respuesta debe tener una base fundada en la libertad y el aprendizaje critico, porque si la escuela y los profesores no sientan las bases de la libertad, tendrán que aprender y enseñar a optar, es decir, tendrán que aprender a practicar lo que podemos denominar pedagogía del riesgo. Los estudiantes tendrán que ser educados para que amplíen la base cultural pública y crítica de la sociedad para que se pueda hacer alianzas que ocupen de cuestiones fundamentales para la vida en una sociedad democrática. Esto es, los estudiantes deben habla, hacer ruido, enzarzarse en diálogos a voces y se abrirse a distintas lenguas y puntos de vista. Y por último, una mayor diversidad en la práctica pedagógica en las que los alumnos aprendan a tomar postura, debatir y esforzarse colectivamente para convertirse en sujetos de la historia.

Por lo tanto, la práctica pedagogía debe convierte en una actividad cívica que surja de la necesidad de ampliar las condiciones de la actuación democrática humana y para extender las formas sociales que amplían las capacidades humanas críticas para eliminar la violencia material y simbólica de la sociedad, en vez de cerrarlas teniendo escenario a la escuela, docentes y alumnos.

El papel del alumno en el aula

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Para comenzar a hablar del estudiante primeramente, es necesario conocer la acción pedagógica primaria, resultado de la educación familiar, que ejerce los efectos más duraderos e irreversibles. Bourdieu la llama el habitus de clase que se hará presente en los aprendizajes posteriores, es decir acciones pedagógicas secundarias. El habitus primario inculcado por la familia será el inicio para cualquier habitus posterior.

En este sentido, es de vital importancia rescatar el capital cultural heredado, porque juega un papel decisivo en la desigualdad de distribución de beneficios escolares, las acciones educativas formalizan y explicitan principios que operan en la práctica y de los cuales el estudiante ya tiene dominio previo, gracias a la socialización primaria.

Los esquemas de valoración, los sistemas simbólicos, y en general, la lógica del orden sociocultural, varia del grupo y clase social del cual provenga, y se expresa como disposiciones (categorías de pensamiento, actitudes, aspiraciones, entre otras) que le permiten determinada trayectoria escolar exitosa o deficiente.

Es claro, que las desigualdades e inequidades de la escuela no se hacen explicitas de manera simple y directa por la clase social de origen y mucho menos por el nivel económico, sino en los procesos de socialización a los cuales las distintas clases sociales someten a sus grupos para la transmisión del patrimonio cultural. En esa medida el aprendizaje en la escuela se encuentra precedida por la transmisión e inculcación de esquemas y estructuras de conocimiento, de percepción y valoración, es pocas palabras no hay igualdad de oportunidades frente a la escuela como primer inicio.

Bourdieu, sostiene que cada clase o grupo social tiene una apropiación distinta del lenguaje, por lo que su codificación produce efectos escolares diferentes. El habitus lingüístico, es decir, las competencias y habilidades del uso de la lengua son un segmento importante del capital cultural heredado. La escuela tiende a valorar y legitimar el lenguaje de las clases dominantes (cultas) generando inequidades académicas evidentes.

No hay que olvidar que la lengua es más que un instrumento de comunicación y que su eficacia depende de las condiciones sociales que la producen. La producción y circulación del lenguaje supone una relación entre la competencia lingüística y el mercado social que se expresa o compite.

Cuando esa pedagogía primaria es transferida al aula a través del lenguaje y comienza la práctica escolar a través de un sistema de interacción como la clase, el proceso inicia con observar al docente como entorno nuestro (lo cual implica que también seamos observados como entorno de nuestro docente); pero lo que observamos son gestos, lenguaje, indicaciones, exteriorizaciones sociales, no pedazos de la conciencia.

Por lo que el alumno empieza esa interacción cara a cara, donde la comunicación se encargan de liderar la auto descripción de sus compañeros, el aula, la escuela y su sociedad, comunicando o eliminando el espacio de su actuar. En ese instante el estudiante revela su individualidad, como parte de un sistema que le permite hacer uso de cierta libertad en razón de su integración o de fusión al sistema educativo.

El proceso continua para el alumno mediante el sistema escolar, no neutral plagado de ideologías determinadas, prácticas sociales inmersas en configuraciones de poder, ideas mediatizadas por la historia vistas desde

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los intereses de la clase dominante, lo que lo limitará a recibir lo que el sistema requiere de él.

El proceso sigue su desarrollo formando a nuestro estudiante como una reproducción de su historia que legitima y ratifica las relaciones sociales que marginan, imprimiéndole una imagen de como vivir en sociedad evidentemente concebida desde producción y organización del lenguaje previamente organizado en niveles, categorías, estrategias y tácticas necesarias para su enseñanza y aprendizaje.

Después, con lo aprendido configurar sus intereses y experiencias que representen su nuevo espacio de conflicto sobre la versión de autoridad, la historia, el presente y el futuro que prevalecerá en la escuela.

Y finalmente devolverá a la sociedad lo producido y legitimado en el aula por la interacción alumno-docente.

Bajo es marco se define la actuación de nuestros estudiantes en el aula, por lo tanto cual es la realidad de ellos en la escuela.

Muchos estudiantes provienen de familias de bajos ingresos, primera restricción para su actuar (bajo capital cultural heredado y por ende reducido manejo del lenguaje debido a su situación familiar), en su gran mayoría se encuentran en escuelas publicas con docentes poco preparados, poco críticos del sistema social y sin vocación educativo.

Dicha situación es asimilada por el estudiante con una completa frustración por su situación inicial, posteriormente su confrontación con un sistema educativo totalmente tradicional, donde no existe una interacción real docente-alumno, sólo se trata de un monologo encabezado por el docente, el alumno asume su papel pasivo, no criticándolo debido a la tradición cultural heredada. Así, aprendieron aceptar ser víctimas y su situación la situación económica lo incrementa.

La poca estructura cognitiva traslada por el docente no le permiten dimensionar los concepto que le son intentados trasmitir, y mucho menos criticarlos. Las habilidades aprendidas son deficientes reproducciones de los malos sistemas escolares llevados a la práctica pedagógica en el aula. Carentes de sentido y aplicación a la vida real de los estudiantes al momento de ser aprendidos.

Su reducido lenguaje producto de su vida y de la calle le hace asumir de manera víceral toda información recibida, produciendo inversiones afectivas en determinados tipos de conocimientos. En este sentido, el conocimientos no es algo que comprender, sino que siempre es algo sea o no comprendido, sentido y contestado de forma no pensada y automáticamente.

El choque entre el conocimiento que los alumnos observan y aprenden en la calle con el tradicional en el aula genera un tipo de identificación viceral. Es decir, el conocimiento de las calles es vivido y mediado a través del discurso afectivo no hallado en la escuela. En las calles lo importante es algo sentido mientras en el aula se matiza de racismo y logocentrismo. Ese sensación del alumno de encontrar en el aula un conocimiento acorde a su experiencia vivida lo hace aislado, abstracto y por lo que no invierte afectivo; es un discurso congruente con otra persona, pero no con él y sus códigos apropiados en la calle, los cuales no esta dispuesto a renunciar.

En este sentido, sus voces son desconfinadas y deslegitimizadas por no pertenecer a la acción cultural promovida por la escuela. Es por ello, que

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su lucha diario se hace en razón a tratar de reconciliar esa disyuntiva entre la existencia de lo vivido en la calle, las barreras ideológicas y las líneas prefijadas por la práctica docente y social propia de la vida en el aula.

La instrucción en el aula es un conocimiento cosificado dado de forma lineal y relativamente no problematizado y que coloca al estudiante en rol de receptor pasivo. La resistencia a este tipo de conocimiento en el aula refleja el comportamiento del estudiante en casa y su intento ritualizado de llevar a la escuela los discursos hibridizados y transgresivos de la calle (Everhart, 1983, p45)

Es por ello, que la instrucción en el aula debe ser comprendida desde la teoría de la ideología reformulada, que problemátice el aula como punto de unión para la construcción del otro, en el que las diferencias raciales, sexuales se entrelacen con fuerza.

La incapacidad de los estudiantes de ser alfabetos puede que no provenga tanto de la ignorancia más bien de un acto de resistencia. Es decir, cada miembro de la clase obrera u otro grupo marginado se niegue, consciente o inconscientemente, a aprender los códigos culturales y las competencias legitimadas por la sociedad dominante (Giroux, 1998, p69)

Por lo tanto, el profesor como eje de la enseñanza en el aula debe establecer esta reconciliación entre conocimientos y llevarlos más allá de ello. Esto significa que la escuela debe dar respuesta a las condiciones sociales que capacitan o incapacitan a los estudiantes para aprender. Significa que los estudiantes necesitan oportunidades de ejercitar el poder, definir ciertos aspectos de su currículo, controlar ciertas condiciones del aprendizaje, y que se les permita correr riesgos, comprometerse en sistemas de autocrítica y crítica social sin miedo al castigo. Necesitan tener oportunidad de hablar y sentirse responsables de lo que dicen. Pero los estudiantes necesitan algo más que aprender a hablar, escribir y afirmar sus propias historias, necesitan aprender también a mantenerse en el límite de la trasgresión, para aprender diferentes lenguajes, desarrollar sus identidades y moverse en las fronteras de las diferencias culturales, para que así puedan expandir las condiciones de su propia comprensión de las diferencias, como fundamento de una vida pública democrática.

Tratando de convertir a nuestro alumno más critico, reflexivo y conscientes de su situación social. Teniendo como directriz la libertad consciente del alumno en el aula. Pero para que resulten las escuelas tiene que se espacios seguros para los estudiantes. De este modo, la cuestión del aprendizaje se vincule a formas de activismo que realzan las posibilidades de vida democrática.

EL PAPEL DEL DOCENTE EN EL AULA

Empezar a hablar de los docentes es complejo, pues, existen de todo tipo, desde los que se entregan en cuerpo, corazón y alma, hasta los que tiene un poder diabólico de de nominación, de constitución que se ejercer sobre la identidad misma del estudiante, sobre su imagen de sí, y pueden infligir en un traumatismo terrible.

Pero, quien es el profesor: es un ser dotado de autoridad pedagógica y, por lo tanto, de capacidad de reproducir los principios de orden cultural dominante y dominado, es también, toda instancia educativa que realiza un trabajo pedagógico. Este debe entenderse como el trabajo propio de inculcación progresiva de los elementos y prácticas de la herencia cultural, capaz de producir una formación larga y duradera a través de la escuela.

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El profesor inculca de manera intensa comportamientos, actividades y saberes en condiciones lógicas expresadas en sus prácticas pedagógicas, sin apelar explícitamente a normas, reglas o códigos. Es por ello, que el docente es precisamente un producto del trabajo pedagógico socialmente determinado de toda actividad educativa, difusa e institucional, que tiene por objeto hacer interiorizar modelos, significaciones y en general, las condiciones sociales existente para formar lo que se llama personalidad.

La inculcación que se realiza toda acción pedagógica es generadora, no sólo de información sino de personalidades sociales.

Ya hemos hablado de la realidad en la escuela a través de su función social y cuyo ejecutor es el profesor, evidentemente son claros sus resultados. Pero quizás, el único que puede hacer algo para remediar la situación es él. La pregunta es ¿Cómo?

La respuesta es simple educando estudiantes con una sólida formación de ciudadanía crítica que lucha para recuperar la vida pública democrática.

No es sólo hablar de valor cívico del modo indicativo, supone también, sostener que cualquiera que sea educado críticamente se dará siempre cuenta de que todo acto de lucha por la democracia supone un riesgo. No podemos pensar simplemente en quedarnos a salvo, tranquilos, seguros y cómodos. La educación crítica requiere que profesores en conjunto con sus estudiantes, estén siempre en la brecha, y que caigan en la cuenta de que, en cierto sentido fundamental, se producen consecuencias que exigen pagar un precio muy alto. Después de todo, la lucha por la justicia y los principios democráticos siempre implica arriesgarse.

Pero que lo primero que se tiene que hacer es: reconstruir el concepto de profesor como trabajador cultural, es decir, persona que trabaja en los distintos lugares en los que confluyen el conocimiento, el poder y la autoridad. Tal reconocimiento ayuda a reformular el carácter y el objetivo de la práctica pedagógica. En este sentido, la pedagogía se convierte en una actividad cívica que surge de la necesidad de ampliar las condiciones de la actuación democrática humana y para extender las formas sociales que amplían las capacidades humanas críticas para eliminar la violencia material y simbólica de la sociedad, en vez de cerrarlas.

Por eso, es de suma importancia que el profesor romper la división entre pensamiento y acción que caracteriza la forma tan rígida la organización de escuelas y el currículos. Esta división de trabajo ha formado parte durante mucho tiempo de una tradición instrumentalista que define el trabajo docente, y que sostiene que los profesores no deben ejercer presiones utilizando su capacidad para pensar, limitándose a realizar o ejecutar las labores predeterminadas por el estado u otras instancias. Es la pedagogía del servilismo, que subordina la capacidad de los profesores al imperativo estricto de realizar los sueños y perspectivas de otros.

Es la pedagogía del servilismo, que subordina la capacidad de los profesores al imperativo estricto de realizar los sueños y perspectivas de otros. (Giroux, 1998)

En segundo lugar, no podemos hablar de que los profesores lleguen a controlar de algún modo la producción del conocimiento salvo que nos ocupemos también de las condiciones históricas y estructurales en las que han trabajado y luchado. Aunque este factor no siempre es alcanzable debido a la carga de trabajo o en algunos casos no es posible transformar ciertas condiciones de trabajo.

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En tercer lugar, es muy importante, que no podemos situar simplemente a los profesores en un solo espacio, o sea, en el aula. Porque los profesores son también trabajadores culturales que necesitan estar en contacto con otros educadores de muchos lugares para ampliar el sentido y los lugares en los que se pone en práctica la pedagogía.

Esto les brinda la oportunidad de establecer vínculos, ver las conexiones entre su trabajo y el de otros trabajadores de la cultura, y desarrollar movimientos sociales que puedan oponerse a los métodos de aprendizaje opresivo y dominante.

En el mundo postmoderno, es esencial que los educadores adopten una postura que permita vincular los compromisos sociales con la acción pública, de manera que sirvan de ejemplo a sus alumnos respecto a lo que significa ser un "intelectual público". El intelectual público aborda el mundo de manera que pueda ocuparse con la mayor seriedad de sus problemas más acuciantes. De este modo, la cuestión del aprendizaje se vincula a formas de activismo que realzan las posibilidades de vida democrática.

Más específicamente, esto significa dar a los profesores, estudiantes y comunidades el control de las condiciones para la producción del conocimiento, utilizar los recursos culturales que los estudiantes aportan a la escuela sin dejarlos como meros objetos de consideración romántica, unir las formas de representación y los contenidos de la enseñanza con el desarrollo de los conocimientos que han hecho posible la revolución electrónica del mundo postmoderno; significa también hacer que las escuelas resulten seguras para los estudiantes, de modo que puedan permitirse correr riesgos, hablar, participar abordar y poner en duda la forma de construir el conocimiento y con qué propósitos, y situarse así ellos mismos más como agentes que como objetos de conocimiento y poder.

Por lo general, el discurso de los profesores no tiene nada que ver con la vida pública. El lenguaje que suelen aprender es el de las metodologías, la dirección científica, el profesionalismo. Es por ello apremiante, que ofrezca muchas más cosas, como, por ejemplo, distintos lenguajes políticos. Tienen que ser capaces de reconocerse a sí mismos en un lenguaje desmitificador, de manera que puedan descubrir que toda tarea educativa es también una tarea política. En segundo lugar, los profesores tiene que verse como agentes de una especie de futuro distinto, más orientado a crear que a destruir las posibilidades de justicia social.

En tercer lugar, creo que necesitan reconocer que no se puede ser un intelectual público fuera de la política de representación. La conducta, experiencia y práctica del docente carecen de relieve y no pueden comprenderse aparte de la representación.

Sólo a través de los lenguajes que utilizamos para representarnos e imaginarnos a nosotros mismos y las actividades que realizamos podemos llegar a comprender cómo somos, responsabilizarnos de nuestros actos y entrar en diálogo con los otros. Toda la pedagogía participa en las negociaciones y traducciones que se llevan a cabo en medio de diferentes luchas sociales, políticas y culturales.

En estos procesos es fundamental el problema de la elaboración de un lenguaje crítico que reconozca su propia parcialidad, sus condiciones de existencia, historicidad y referentes éticos.

CONCLUSIONES

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Hemos aproximado un poco al pensamiento de Henry A. Giroux entorno a su concepción de la escuela, el estudiante, docente y la práctica pedagógica. Y no ha dado por resultado que el lenguaje y la comunicación son el vehículo que nos hace participe desde cualquier óptica de cambio en el aula. Es por ello, que creemos firmemente necesario estudiar estos, para explorar sus consecuencias en la sociedad y la realidad en la escuela.

Giroux al igual que Bordieu sostienen que el lenguaje es el constructor de realidades, y su materialización en el aula a través del a la práctica docente y es de aquí que el individuo se convierta en un producto de las estructuras de poder como un elemento reproductor de los intereses de una clase dominante.

Evidentemente la escuela como producto de esa estructura social auto reproduce pensamientos, hábitos, conductas en sus estudiantes para que esa sociedad permanezca inmóvil y legitime las condiciones establecidas.

Pero Giroux encontró que a través del aula esta situación puede cambiar mediante la modificación de las prácticas pedagógicas empleadas por el profesor en su aula. Es a través de hacerse consciente su función y papel dentro de este nuevo proceso de educación. Formando alumnos con un sentido critico de su funciona ciudadana y democrática al interior de su nación.

El trabajo del docente es crear un lenguaje que logre establecer las conexiones necesarias para que el estudiante vincule el conocimiento de la calle con el conocimiento científico cambiando su apreciación afectiva y viceral que tiene de este. Creando nuevos código perfectamente asimilables y practicables por el alumno totalmente engarzados a las condiciones y problemas de su comunidad, de tal manera, que lo hagan conciente y crítico del entorno.

Pero para realizar esto, primeramente, los profesores deben romper las estructuras de pensamiento heredadas, así como, las formas en que transmite esto. Como segundo paso, se debe establecer una nueva concepción del docente totalmente revalorizado. Y finalmente educar a nuestro alumnos para romper esquemas, ser crítico, reflexivos y concientes de su papel en la sociedad y el cambio.

Terminaré con la siguiente cita de Maturana: Preparemos a las personas para incorporarlas a la cultura y la Sociedad. Pero al mismo tiempo eduquémoslas en valores para que se respeten así mismas y o los demás, ciudadanos en una sociedad democrática.

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Pierre-Félix Bourdieu (pronunciación AFI piɛɾ bʊɾdɪœ) (*Denguin, 1 de agosto de 1930 - †París, 23 de enero de 2002) fue un sociólogo francés, muy conocido e influyente del siglo XX. Fue miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes.

Contenido

[ocultar] 1 Biografía 2 Pensamiento

3 Conceptos básicos

o 3.1 Habitus

o 3.2 Campos

o 3.3 Condicionamiento

o 3.4 Ilusio

o 3.5 Capital

o 3.6 Poder

4 Arte y cultura

5 Bibliografía de Bourdieu

o 5.1 Libros

o 5.2 Artículos

6 Referencias

7 Enlaces externos

Biografía [editar]

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Estudió filosofía en París en la École Normale Supérieure. Desde 1958 a 1960 realizó su trabajo de investigación en Argelia, donde comenzó a construir las bases de su reputación en el campo de la sociología. Realizó además, una maestría.

Pensamiento [editar]

Fue uno de los sociólogos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX. Sus ideas son de gran relevancia tanto en teoría social como en sociología empírica, especialmente en la sociología de la cultura, de la educación y de los estilos de vida. Su teoría destaca por ser un intento de superar la dualidad tradicional en sociología entre las estructuras sociales y el objetivismo ("fisicalismo"), por un lado, frente a la acción social y el subjetivismo (hermeneútica), por otro lado. Para ello se dota de dos conceptos nuevos, el habitus y el campo, así como reinventa uno ya establecido, el capital.

Por habitus entiende las formas de obrar, pensar y sentir que están originadas por la posición que una persona ocupa en la estructura social. En cuanto al campo, es el espacio social que se crea en torno a la valoración de hechos sociales tales como el arte, la ciencia, la religión, la política... Esos espacios están ocupados por agentes con distintos habitus, y con capitales distintos, que compiten tanto por los recursos materiales como simbólicos del campo. Estos capitales, aparte del capital económico, están formados por el capital cultural, el capital social, y por cualquier tipo de capital que sea percibido como "natural", forma ésta del capital que denomina capital simbólico. Los agentes, con el habitus que es propio dada su posición social, y con los recursos de que disponen, "juegan" en los distintos campos sociales, y en este juego contribuyen a reproducir y transformar la estructura social. La obra en la que presenta de forma más sistemática su teoría es El sentido práctico (publicada en castellano por la editorial Taurus).

En su trabajo empírico destaca especialmente toda su labor de crítica de la cultura, mostrando que la distinción cultural no es más que una forma encubierta de dominación, a la que denominó complicidad ontólogica entre el campo y el habitus. Esta crítica no le lleva al cinismo ante las manifestaciones de la alta cultura, sino a considerar que todos deberían tener igual acceso a la misma.

Su papel como intelectual cobró plena vigencia a partir de la segunda mitad de los 90 en Francia, siendo sus declaraciones objeto de viva polémica, por mantener posiciones muy críticas tanto con respecto a los medios de comunicación (véase "Sobre la televisión") como con respecto a la política en general. Propuso y fue fundador del parlamento de los escritores, una asociación pensada para dar a los intelectuales mayor autonomía sobre su trabajo, y de esta forma poder criticar y controlar al poder al margen de sus medios de difusión de la cultura.

*Sobre su teoría del campo literario, véase el apartado correspondiente en Sociocrítica

Conceptos básicos [editar]

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Espacio social y prácticas sociales según Pierre Bourdieu.1

La teoría de Bourdieu está constituida por un conjunto de conceptos relacionados entre sí y que no se entienden sino en relación con otros. El punto de partida del análisis de lo social es el momento objetivista o de la indagación, en el cual nos abocamos a caracterizar las estructuras sociales externas, lo objetivo, lo social hecho cosa. El segundo momento del análisis será el subjetivista, la consideración de las estructuras sociales internas, subjetivas, o lo social hecho cuerpo.

Habitus [editar]

Artículo principal: Habitus

Es un principio generador y un sistema clasificador de niveles sociales. Son las disposiciones que con el tiempo de vivir en una sociedad vamos adquiriendo, nuestra manera de actuar. Funciona en la mayoría de manera inconsciente en nosotros. Es la historia hecha cuerpo. Son los “márgenes de maniobra” en términos Bordiesanos.

El habitus es la generación de prácticas que están limitadas por las condiciones sociales que las soporta. Es el punto en el que convergen la sociedad y el individuo, pues es una ola, que por un lado nos dice la manera a ser, o es la manera en la que uno ya ha

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asimilado -tal vez de manera inconsciente- sus patrones y la voluntad de uno propio y de querer, o no, modificar ese habitus. El producto de una empresa de aprendizaje que todos los campos sociales utilizan para ejercer control y apropiación.

El habitus de clase vendría siendo la posición del agente dentro de la estructura de una clase social, donde el individuo contribuye a su producción y reproducción de este mismo sistema de relaciones entre las clases. No es un simple estilo de vida que se deriva de pertenecer a una clase sino que implica la totalidad de nuestros actos y pensamientos, pues es la base con la cual tomamos determinadas decisiones. La base de todas nuestras acciones es el mismo habitus de clase. Es el pilar que conforma el mero conjunto de conductas y juicios aprendidos aunque pareciese que es lo “natural”, como lo llama Bourdieu, en nosotros: nuestros gestos, gustos, lenguaje, etc. Es por ello que las personas de determinadas clases sociales comparten los mismos gustos que aquellos que se encuentran en su mismo habitus social, estas afinidades colectivas.

Campos [editar]

Artículo principal: Campo (sociología)El campo es una red de relaciones objetivas entre posiciones objetivamente definidas –en su existencia y en las determinaciones que ellas imponen a sus ocupantes- por su situación (situs) actual y potencial en la estructura de las distribuciones de las especies de capital (o de poder) cuya posición impone la obtención de beneficios específicos puestos en juego en el campo y, a la vez, por su relación objetiva con las otras posiciones.

Los campos sociales son espacios de juego históricamente constituidos con sus instituciones específicas y sus leyes de funcionamiento propias.

Campo - dominante y dominado

El campo se constituye por:

1. La existencia de un capital común (conocimientos, habilidades, poder, etc.). Por tanto se produce:

2. La lucha por su apropiación. Las personas con un interés común se movilizan para lograr sus objetivos. Por eso:

3. Los campos son dinámicos, no estáticos. Producen:

4. Una jerarquización entre quienes detentan el capital y aquellos que aspiran a tenerlo.

5. Existen dos niveles de análisis posibles: sincrónico y diacrónico

Los campos son las distintas configuraciones de clases o relaciones sociales, donde se unen para relacionarse. Bourdieu lo explicaba como si fuera una red, donde las relaciones son necesarias. Estas relaciones con su respectiva razón de ser y también con su estatus social que los hace relacionarse de tal o cual manera.

Para situar a los individuos con más claridad en los campos, Bourdieu propone que situemos a los individuos en un mapa. Estas posiciones de los individuos funcionan con parejas de oposiciones, p, ej: pobre/rico, valiente/cobarde. Así podemos analizar las

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diferencias en los individuos, según el campo en el que se encuentren, con más facilidad.

Condicionamiento [editar]

Parecería en primera instancia, que al estar en determinado campo y ya estando dentro de éste, nos comportamos de una manera específica, gracias al habitus, por lo que nos encontraríamos determinados. Pero él diría, que sólo estamos condicionados. Y es aquí por lo que hace la analogía del juego, este “juego social” y es que existen ciertas reglas y casillas por las que te puedes mover, según tu posicionamiento y la pieza que te toca jugar. Te limita estar en cierta posición pero, dentro de lo posible, cada uno es capaz de decidir nuestra movida.

Ilusio [editar]

Bourdieu nos dice que competimos despiadadamente, inclusive aunque no conozcamos las reglas ni las fronteras de nuestro juego. El hecho de estar en este juego y de jugarlo sin siquiera saber por que lo jugamos es la ilusio, que es una mera ilusión de lo que son nuestras pautas de conducta como modelos únicos a seguir.

Capital [editar]

Bourdieu a la hora de efectuar sus análisis sociológicos valora como capital no sólo el acumulable en forma de moneda, infraestructuras y bienes materiales intercambiables. Si sólo se considera capital al dinero, no pueden ser explicados los comportamientos aparentemente altruistas de los agentes que se mueven por el campo. Bourdieu incide en señalar que las prácticas de noble corazón, se asientan también en una base interesada, crematística, económica, que permite al agente la acumulación de un capital que tiene que ser denominado de otra forma, y que es acumulado por el jugador de muchas maneras: como capital simbólico, en forma de honor, honradez, solvencia, competencia, generosidad, pundonor, entrega más allá de toda sospecha; como capital cultural interiorizado o incorporado, que es el que se adquiere en el seno de una familia (p. ej. de clase alta), o de una circunstancia concreta (una institución prestigiosa); como capital cultural objetivado, que es el visible en la acumulación de objetos extraordinarios, obras de arte que muestran el gusto distinguido del agente; como capital cultural institucionalizado, cuya forma más evidente la constituyen los títulos y diplomas; como capital social, conseguido a través de la red de relaciones que establece el agente por el campo. Todos esos capitales, son transformables en capital económico, y viceversa. Son capitales que manifiestan su efectividad bajo la condición del disimulo, del fingimiento en la creencia de su no cualidad económica.

Poder [editar]

Como todo buen juego, lo que hacemos es competir. Ahora, cada campo genera su capital. Cada agente trata de acrecentar sus capitales, usando las distintas estrategias que cada grupo que en cada campo se encuentra para seguir incrementando su capital, es esto mismo lo que da pie a las jerarquías y a las revoluciones. Generando estructuras para seguir con su capital, es decir con el poder.

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Podemos ver entonces, que cada campo trata de acrecentar su poder valiéndose de su capital y al tratar de salvaguardarlo se generan los conflictos. Así es como se va tejiendo esta relación entre las estructuras e historia, entre diacronía y sincronía. Sus comportamientos se van conformando mutuamente. El poder aparece ya como un elemento que no podemos ignorar. Podríamos concluir que es aquella lucha que se genera tanto entre clases, individuos, ideologías, para conservar el mismo y acrecentar algún capital.

Arte y cultura [editar]

Bourdieu es considerado un sociólogo de la cultura, a este respecto analiza la cultura desde la perspectiva de los campos en donde establece que las clases se diferencian por su relación con la producción, por la propiedad de ciertos bienes, pero también por el aspecto simbólico del consumo. En este caso la clase hegemónica se perpetúa en el campo económico, pero se legitima en el campo cultural.

La estética más legitimada en nuestra cultura es la burguesa aunque también existe la estética de los sectores medio y la estética popular; sin embargo, las consideradas obras de arte no son más que un objeto que existe sólo en la creencia colectiva de quienes la reconocen como tal. El valor que se le atribuye a la obra de arte aumenta conforme se legitime en la estética burguesa y en el colectivo de artistas que aceptan dichas reglas de jerarquización.

Para compartir la disposición estética de las obras culturales se debe contar con un entrenamiento sensible de clase a las cuales se accede a través de las posiciones en el campo. Participar del goce de las obras de arte manifiesta una posición privilegiada en el espacio social. Las prácticas culturales burguesas tratan de simular que sus privilegios se justifican por algo más estético y noble que el capital, eso es la cultura.

Es por lo anterior por lo cual Bourdieu plantea que “El arte no existe”, lo que existe son diversos tipos de producciones legitimadas y aceptadas por los grupos hegemónicos política que tratan de salvar su posición en el campo por el gusto de la acumulación de estética.

Bibliografía de Bourdieu [editar]

Libros [editar]

Sociologie de l'Algérie, P.U.F., París, 1956 The Algerians, Beacon Press, Boston, 1962

con A. Darbel, J. P. Rivet e C. Seibel, Travail et travailleurs en Algérie, Mouton, París, 1963

con A. Sayad, Le déracinement. La crise de l'agriculture traditionnelle en Algérie, Minuit, París, 1964

Les héritiers (1964) (Los estudiantes y la cultura)

con J. C. Passeron, Les étudiants et leurs études, Mouton, París, 1964

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con L. Boltanski, R. Castel e J.C. Chamboredon, Un art moyen. Essai sur les usages sociaux de la photographie, Minuit, París, 1965

con J. C. Passeron e M. de Saint-Martin, Rapport pédagoqique et communication, Mouton, París, 1965

con A. Darbel, L'Amour de l'art, Minuit, París, 1966

con J. C. Passeron e J. C. Chamboredon, Le Métier de sociologue, Mouton-Bordas, París, 1968; Zur Soziologie der symbolischen Formen, Suhrkamp, Frankfurt, 1970

La reproduction (1970) (La reproducción)

Esquisse d'une théorie de la pratique, Droz, Genève, 1972

La distinction (La distinción) (1979)

Le Sens pratique (El sentido práctico), Minuit, París, 1980

Questions de sociologie, Minuit, París, 1980

Ce que parler veut dire. L'économie des échanges linguistiques, Fayard, París, 1982

Homo Academicus (1984)

Choses dites, Minuit, París, 1987

L'ontologie politique de Martin Heidegger, Minuit, París, 1988

La noblesse d'État (1989)

Réponses. Pour une anthropologie réfléxive, París, 1992

Les Règles de l'art. Genèse et structure du champ littéraire, Seuil, París, 1992

La Misère du monde (La miseria del mundo) (1993)

Libre-échange, París, 1994

Raisons pratiques (1994)

Sur la télévision (Sobre la televisión) (1996)

Les régles de l'art (Las Reglas del Arte. Génesis y estructura del campo literario) (1995/97)

Meditaciones pascalianas (1997)

La domination masculine, Seuil, París, 1998

Contre-feux (Contrafuegos. Reflexiones para servir a la resistencia contra la invasión neoliberal)(1999)

Las estructuras sociales de la Economía (Manantial, 2001)

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Capital cultural, escuela y espacio social (Siglo XXI, 2003)

Los usos sociales de la ciencia (Nueva Visión, 2003.)[Les usages sociaux de la science. Pour une sociologie cliniique du champ scientifique]

con Jean-Claude Passeron, Los herederos: los estudiantes y la cultura (Siglo XXI, 2004)

Autoanálisis de un sociólogo (Anagrama, 2006)

Artículos [editar]

1971, "Genèse et structure du champ religieux", Revue française de sociologie 12 (3), 295-334 (Génesis y estructura del campo religioso)

con Luc Boltanski e P. Maldidier, La défense du corps, in Social Science Information, vol. 10, n° 4, pp.45-86, 1971

con Luc Boltanski, Le titre et le poste : rapports entre système de production et système de reproduction, in Actes de la recherche en sciences sociales, vol. 1, n° 2, pp. 95 – 107, 1975.

con Luc Boltanski, Le fétichisme de la langue, in Actes de la recherche en sciences sociales, vol. 1, n° 4, pp. 2– 32, 1975.

con Luc Boltanski, La production de l'idéologie dominante, in Actes de la recherche en sciences sociales, vol. 2, n° 2-3, 1976, pp. 4-73.

Vive la crise!, Theory and Society, 17, pp.773-786, 1988.

Referencias [editar]

1. ↑ Bourdieu, Pierre. Raisons pratiques. París: Seuil, coll. Points, 1996, p. 21

Enlaces externos [editar]

Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Pierre Bourdieu.

Wikiquote alberga frases célebres de Pierre Bourdieu. HyperBourdieu@WorldCatalogue Una bibliografía muy completa, con sus

ediciones en distintos idiomas.

pierre-bourdieu.blogspot.com Blog en español sobre Bourdieu, con abundante material, tanto de Bourdieu como sobre Bourdieu.

Sociología Contemporánea. Categoría Pierre Bourdieu Sitio que tiene como principal objetivo ofrecer recursos electrónicos para aquéllos que practiquen y/o se interesen por el conocimiento sociológico producido en la actualidad.

Twitter Bourdieu Twitter del sociólogo francés.

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LA GLOBALIZACION MAS ALLA DEL VINO:“No es lo mismo un Borgoña que un

Bordeaux” Entrevista con Pierre Bourdieu

   “En la diferencia está el gusto”, sostiene, y no habla sólo de cepajes

para un buen tinto. Así dice Pierre Bourdieu, sociólogo, uno de los investigadores sociales más importantes de la actualidad, en una entrevista en París para discutir el papel del intelectual, su obligación de anticipar las nuevas tendencias y el deber de ponerse en una posición crítica. La conversación resultó un viaje a fenómenos muy evidentes sin el aburrimiento de las respuestas previsibles. 

La pila de libros sobre historia, sociología, delito, lingüística o movimientos sociales deja ver sólo algunos retazos de la enorme mesa de madera negra. Pierre Bourdieu, profesor del Collège de Francia, habla mirando de reojo al ventanal con su vista de árboles en primavera. Saco y pantalón sport, camisa de jean, tiene un aspecto juvenil que lo ayuda a quitarle tono apocalíptico a sus propios anticipos del futuro.

Bourdieu, que analizó en sus libros desde la televisión hasta la “dominación masculina”, acaba de publicar Las estructuras sociales de la economía. No es un sociólogo corporativo, que defiende a su profesión como una secta. “La mayor parte de los intelectuales europeos están sometidos a la visión dominante”, dice. Pero, ¿lo contrario no equivaldría a dejar de ser sociólogo para transformarse en profeta? “La gente comprende la dirección de los acontecimientos, pero muchas veces lo hace tarde”, explica. “Y a veces, entiende cuando ya no hay mucho que hacer.”

–¿Su función como intelectual es adelantarse?–Como sociólogo tengo más información que la mayoría de la gente, y puedo anticipar cosas que hoy no son visibles. Por ejemplo: en los últimos tiempos hubo la mayor concentración de estos días en Francia en protesta por una serie de despidos (Bourdieu se refiere a las empresas Danone y Mark & Spencer). Yo lo había previsto, y cuando lo hice me dijeron que era un pájaro de mal agüero. Pero ocurrió. O sea que no fui el culpable de la mala suerte. Naturalmente creo en las excepciones, pero me interesa atisbar cómo serán las tendencias futuras.

–¿Cuál tendencia pesa hoy?–En su momento escribí que quienes detentaban el poder querían aumentar sus ganancias a niveles increíbles. Por ejemplo, a un 10 o 15 por ciento anual. Por eso consideré que es la tasa de ganancia la que gobierna el mundo y, cuando lo dije, me acusaron de exagerado. Pues bien: Danone despidió muchos empleados argumentando que debía asegurar una tasa de ganancia del 15 por ciento a sus accionistas.

–¿Usted cree que no lo toman en cuenta?–En cuestiones sociales, la gente necesita mucho tiempo para comprender. Pasó con la educación: llevó muchos años darse cuenta de que la institución escolar estaba cambiando. En los años ‘60, las clases populares aún soñaban con el milagro del bachillerato.

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–¿Estaba mal que se esperanzaran?–La realidad es que, muy lentamente, fueron descubriendo que las cosas cambiaban pero que el bachillerato no garantizaba nada por sí mismo. A veces temo que la gente se despierte cuando sea demasiado tarde.

–¿Por qué sería tarde?–La profundidad de cambios en Inglaterra, Francia o Alemania hace difícil volver atrás. Incluso para los sindicatos todo es más complejo. Hoy hay una conferencia europea de sindicatos. Durante mucho tiempo, la Confederación General del Trabajo, una de las centrales sindicales francesas, quiso entrar al organismo. No lo dejaban. Estaba excluida por razones ideológicas. Y bien: ahora pudo. Pero resulta que los sindicatos a nivel europeo se convirtieron en un lobby regional para discutir problemas tecnocráticos. Y cuando se planteó la movilización contra los despidos de los últimos tiempos la protesta surgió de los movimientos marginales, más que de los sindicatos.

–¿La protesta está condenada a ser débil?–Yo señalo la nueva realidad. Lo que seguro es falso es pensar que la superexplotación puede provocar reacciones por sí misma. Eso es una ilusión. Las fuerzas de protesta hoy son débiles.

–¿Por qué?–Un ejemplo: los jóvenes entran más fácilmente en las nuevas formas de trabajo.–¿Cómo son esas nuevas formas? –El oficio específico importa menos que antes. Hay discontinuidad en la misma tarea dentro de la empresa. El empleo muchas veces es temporario.

–¿Eso lleva a que los jóvenes choquen?–Bueno, en la empresa suele haber conflictos intergeneracionales.

–¿Es creíble la teoría según la cual desaparecerá el trabajo?–No. Pertenece a la utopía. Las estadísticas muestran que la gente nunca trabajó tanto. En los Estados Unidos, para poner un caso, nunca había aumentado tanto la jornada laboral. Y también aumenta la edad de jubilación. Y se incrementa la precariedad.

–¿En qué se nota?–Para llegar a un salario que dé para vivir las mismas personas se ven obligadas a trabajar mucho, mucho más. Eso, para no hablar de incomodidades como el tiempo de viaje de casa al trabajo.

–¿Aumenta?–Un amigo mío hizo un estudio sobre la distancia entre el hogar y el empleo en Normandía. Descubrió que a medida que pasaban los años los obreros vivían más lejos del trabajo. Y quizás esto sea deliberado.

–¿Deliberado?–Tal vez estemos en presencia de nuevas formas de gestión para cambiar el sistema de trabajo y hacer más difícil cualquier tipo de resistencia.

–Profesor, ¿es inevitable la forma actual de mundialización?–Describir las cosas como fatales es algo deliberado. Apunta a destruir barreras, incluso intelectuales. Si usted destruye barreras, cada vez encontrará menos resistencias.

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–Pero el tipo de resistencia también cambia.–Sí. Las nuevas formas de resistencia son discontinuas, aunque en su favor hay que decir que tienen, eso sí, un gran efecto simbólico.

–¿Y podrían ser eficaces?–Yo apoyo la formación de una corriente social europea para coordinar los sindicatos y los movimientos sociales.

–¿Cómo son esos movimientos hoy?–Nuclean a los sin techo, a los desempleados, a las feministas, y muchas veces plantean problemas ajenos a las organizaciones sindicales. Problemas más afines a los izquierdistas, en el sentido antiguo de la palabra.

 –¿A los ultraizquierdistas?–Más bien a los anarcosindicalistas. Pero en la propia CGT existe una tradición anarcosindicalista.

 –Estos movimientos, ¿pueden compararse con los del Mayo Francés de 1968?–Los actuales tienen más raíces sociales, y esgrimen reivindicaciones olvidadas, en parte, por los partidos socialdemócratas, cosa que naturalmente inquieta al gobierno socialista. También sus métodos son nuevos: las acciones son cada vez más espectaculares, los protagonistas suelen tener más instrucción que los de los sindicatos tradicionales y emplean un compromiso físico cada vez mayor.

 –¿Tienen futuro?–La unificación de los movimientos es difícil e improbable, pero debo decir que avanza más rápido de lo que yo mismo pensaba. Y es porque hay elementos concretos contra los que protestar. Pongamos el caso de los artistas. La cultura y la salud están amenazadas, y experimentarán a largo plazo consecuencias hoy invisibles de medidas visibles. Lo mismo pasa con la agricultura y la biotecnología.

 –¿En qué perjudica la mundialización?–Hace muchos años dijeron que yo exageraba porque expliqué en una conferencia que si continuaban practicando la agricultura actual desaparecerían las diferencias. Borgoña sería lo mismo que Bordeaux, y hasta los vinos terminarían pareciéndose.

 –¿Cómo sucedería eso? –Por la destrucción de la capa superficial de la tierra. Bueno, resulta que

eso empezó a pasar. La gente pregunta: ¿ahora qué hacemos? Les contesto: reconstruyamos el suelo, pongamos gusanos. 

–¿Por qué le interesa tanto mantener las diferencias?–Porque sería una lástima perderlas. 

–¿Por qué un francés debería preocuparse tanto como usted de conservar las diferencias entre Borgoña y Bordeaux?–Porque en la diferencia está el gusto. A más diferencia, más gusto. ¿Acaso a alguien le gusta comer un solo tipo de manzana?

  –Usted dice que presentar la mundialización como algo fatal es un acto deliberado. ¿Cómo podría generarse una oposición a los efectos más dañinos de la mundialización? ¿Quiénes deberían empezar?

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–Los que se den cuenta de los costos escondidos de la ganancia maximizada. Antes en los Estados Unidos decían: “Lo que es bueno para Ford, es bueno para los norteamericanos”. Ahora en todo el mundo se dice: “Lo que es bueno para la economía es bueno para todos”. Y no es así. No hay provecho para todos.

  –¿Qué costos notorios hay?–Los que mencioné antes. Y el daño ecológico. Pero también la violencia. Hay relaciones muy obvias. En los Estados Unidos, la política neoliberal extrema y la cantidad de cárceles son correlativos. Lo mismo ocurre con la relación entre la miseria y el sida. A más neoliberalismo, más cárceles, y más encarcelados. A más pobres, más sida. 

–¿No es un planteo maniqueísta? ¿La mundialización no tiene ninguna ventaja?–En todo caso, no tiene sólo ventajas. 

–Pero usted plantea sólo las desventajas.–No hay que olvidarse de que yo hablo en reacción al discurso dominante. Y el discurso dominante no dice nunca lo que yo digo. Algunos me acusan de parcialidad. Es una paradoja que sea yo el que suene parcial. Claro, quedo como un excéntrico porque el otro discurso aparece como universal. No sólo soy excéntrico, según ese criterio. También bizarro. Y exagerado. 

–¿La suya es una posición moral?–Digamos que fui pasando de una actitud profesional a una actitud pública. Hice público lo que estaba aprendiendo en mi vida profesional. Me parece que ése era mi deber.

  –¿Por qué un deber?–Si sé que ocurrirá una catástrofe y no lo aviso, estoy cometiendo algo parecido a un delito de no asistencia a una persona en peligro. Hace un tiempo tuve la oportunidad de discutir el problema de la mundialización de la cultura con productores y gente del sector. Muchos de ellos pensaban de buena fe que la concentración de empresas formaría conglomerados poderosos, y que ese poder contribuiría a la difusión de la cultura. Yo les dije que estaban equivocados. En el cine las diferencias se están borrando igual que entre Borgoña y Bordeaux. Ya no hay más cine italiano, no hay cine húngaro, hay cine francés solo por ayuda del Estado. Lo mismo pasa con las editoriales, cada vez más concentradas. Bertelsman, la alemana, puso un piso de ganancias que debe obtener. Por eso algunos libros no serán publicados por ellos, y una segunda categoría será la de los libros que se publiquen pero sean menos difundidos. En general, la concentración destruye las condiciones de producción cultural de productos sin mercado amplio y seguro. Volvemos al pasado, cuando en la historia de la humanidad las grandes obras tuvieron mercado póstumo y éxito póstumo. Sus autores no lo vivieron.

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  –¿No hay, al mismo tiempo, un acceso cada vez más masivo a la cultura?–Sí, pero sólo en apariencia. Todo está amenazado por el proceso de concentración económica.

  –Usted investigó mucho sobre educación, según comentó antes. ¿También allí se registra el mismo proceso? –El número de escolarizados aumentó y eso tuvo consecuencias profundas, no buscadas, en todos los ámbitos. Cuando Francia y Alemania se sintieron al borde de la explosión de alumnos, en lugar de inventar nuevas formas educativas solo se preocuparon de bajar costos y exigencias. De ese modo empezó a haber, y la tendencia parece profundizarse, dos velocidades educativas.

  –¿Incluso en la educación estatal?–Sí.

  –¿Cuáles son las dos velocidades?–Una de mayor exigencia. Otra, de exigencia menor. Si esto no se revierte, habrá un sistema internacional de mayor velocidad, dominado por las instituciones con matriz en los Estados Unidos, y otro de menor velocidad, y de segundo nivel, con base en los sistemas educativos nacionales. Como en todo, ¿no? Lo que digo es una constatación...

  –¿Y no es fatal?–No. Con las constataciones ocurre que uno puede quedarse en ellas o puede tomarlas como punto de partida para implementar una política distinta. O se refuerza la tendencia social, o se la combate. Está muy bien saber inglés, pero, ¿en este mundo todos tendremos que jugar al golf y al criquet?

Makarenko

Nombre:

Asignatura: Teoría de la Educación

Profesores:

Fecha: 23- 06- 2000

1. Identificar los planteamientos más importantes de Makarenko.

El Estado tiene la obligación de dirigir la vida de las personas. La familia no debe ser la encargada.

La educación no está al servicio de la individualidad, sino pensada para la colectividad, la persona al servicio del bien común (Bien Común Producto de una sociedad sin clases, donde las personas contribuyen lo más que pueden)

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La educación tiene que estar al servicio del trabajo. El trabajo debe presentarse como un valor en el individuo, por lo tanto, la educación es un proceso mediante en cual, cualquier persona llega a valorar tanto la enseñanza como el trabajo. El trabajo, más particularmente el trabajo manual es aceptado y ejecutado positivamente por todos.

Disciplinamiento militar, ya que existia la agrupación por destacamento, la vestimenta a través de uniforme, número igual de nañias y niños. Las relaciones eran distantes al dar un anuncio de cambio. Este enfoque fue ideado por Makarenko mediante el método de Ensayo y Error, lo que tuvo sus orígenes a partir de los desórdenes civiles.

La escuela era definida como una colectividad con una meta común, la que era producida por una moralidad comunista, naciendo de la escuela un sistema bien determinado que denominaba Régimen, que conduce al desarrollo de la disciplina.

El castigo era ejerciendo presión grupal y haciendo a los niños participar en tareas conductistas, lo que dio paso al fomento del desarrollo moral. Esta era la tradición colectivista o régimen, que actúa como reforzamiento positivo en la conducta infantil.

La individualidad del niño, las diferencias individuales fueron rechazadas. El niño debía ser absorbido en la colectividad de la escuela. El hombre es producto de la experiencia.

2. Críticas frente al planteamiento de Makarenko.

A partir del taller realizado estamos en condiciones de plantear una actitud negativa con respecto a que el Estado dirija la vida de las personas; la socializacion primaria, en la familia, en con quienes se obtiene los valores, principios y experiencias necesarias para desenvolverse e integrarse a la sociedad.

El Estado debe cumplir como guía de la sociedad, mezclando elementos democráticos. Que sea la propia persona quien decida su participación, ya sea, política, social, económica, cívica, etc.

En cuanto a la educación, que ésta sirva como herramienta para el desenvolvimiento futuro, mediante los valores, principios e intereses propios de cada persona, así respetando la diversidad característica de todos los individuos, para de ésta forma lograr formar un todo democrático y colectivo.

3. Establecer un paralelo entre los planteamientos de Makarenko, Dewey y Rousseau.

Rousseau Dewey Makarenko

EDUCACION

- Debe adaptarse a las necesidades del niño.

- El niño es el centro- Proteger al niño de la sociedad

corrupta.- Importa la individualidad del

enseñado.

- Debía ser científica.- Permite aprender técnicas de

supervivencia y de desarrollo a partir de la experiencia grupal.

- Es formal y dirigida para que se acepte la moralidad de la sociedad.

- Es ofrecimiento y ayuda.

- Proviene de las necesidades sociales.

- Está al servicio del trabajo.- Proceso mediante el cual,

cualquier persona llega a valorar tanto la enseñanza como el trabajo.

- Disciplinamiento militar.

ESCUELA

- Debe promover, desarrollar y estimular situaciones donde desarrolle espontaneidad y libertad

- Laboratorio social.- Desarrollar competencias

necesarias para resolver problemas actuales.

- Agente primordial.- Escuelas comunistas.- Colectivizar a los niños.- Es una colectividad con una

meta común, la que era producir una moralidad comunista.

- Sistema bien organizado denominado Régimen, que conduce al desarrollo de la disciplina.

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FAMILIA

- Madre encargada de la educación refleja del niño.

- Fundamental para que el niño no contraiga hábitos ajenos a su naturaleza.

- Al igual que el profesor, debe auxiliar al niño promoviendo situaciones problemáticas.

- Estimular las oportunidades de conflicto para si poder rescatar los valores o la moralidad que el hombre debe tener dentro de la sociedad.

No era apta para llevar a cabo la política del nuevo gobierno bolchevique.

Perniciosa influencia, por lo tanto los niños debían acudir a los jardines infantiles comunistas.

SOCIEDAD

- Corrupta y produce efectos dañinos sobre el niño

- Lo central es el hombre.- Debe ser democrática.- Experiencia colectiva como

fuente para la resolución de problemas futuros.

Idealmente una sociedad sin clases sociales.

HOMBRE

- Nace libre, pero en todas partes está encadenado.

- Debe sumergirse y aprender de la experiencia, lo que lo lleva a reaccionar a las nuevas situaciones con interés, flexibilidad y curiosidad.

- Actúa para mantener la continuidad de la vida y la supervivencia.

La vida de éste dirigida por le estado.

No es respetada su individualidad.

Está al servicio del bien común.

Debe ser absorbido por la colectividad.

Producto de la experiencia.


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