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Compañeros, acá les dejo las conclusiones que saqué del seminario de esta semana:
a) Si nos apoyamos en nuestra todavía estrecha experiencia clínica, en los años de carrera, y en
lo que hemos aprendido de nuestros docentes en nuestro tiempo de estudio, podemos
reconocer fácilmente que la población de mayor riesgo en Chile en cuanto a patologías en el
territorio estomatognático es la población de más escasos recursos. Ahora bien, las
consecuencias de una mayor exposición a factores de riesgo de patologías orales no se limitan
a la boca. Junto con tener una pérdida dentaria precoz, y las dificultades que esto significa en
términos funcionales (alimentación, fonación, deglución, etc) y estéticos (auto-estima,
proyección social), la concentración de focos infecciosos bucales puede comprometer la salud
sistémica del paciente, participando como factores agravantes, perpetuantes o
desencadenantes de enfermedades metabólicas como la diabetes, siendo factor de riesgo de
enfermedades cardiacas o pulmonares, e incluso afectando al feto en el caso de mujeres
embarazadas.
En este sentido, y en torno al alto costo que implican los controles y tratamiento
odontológicos periódicos, el sistema de salud público de nuestro país tiene una deuda con su
población más vulnerable. Las garantías explícitas en salud dental que nosotros conocemos, en
vigencia para niños de 6 años desde el año 2005, son el primer paso de muchos que hay que
dar, en prevención primaria, secundaria y terciaria, para alcanzar las metas de la Estrategia
Nacional de Salud 2011-2020, del MINSAL.
b) Y en segundo lugar, en un ámbito que concierne más al profesional odontológico en forma
individual y grupal frente a cada paciente, tenemos factores a considerar antes de decidir con
qué tratamiento se reemplaza un diente ausente:
(1) Biológicos (salud sistémica compensada, condiciones locales como reborde óseo, presencia
o no de piezas vecinas y estado de las mismas, salud periodontal)
(2) Económicos, ya que esto nos indicará si puede acceder al tratamiento ideal posible
biológicamente, o debe optarse por tratamientos alternativos.
(3) Factores psicológicos del paciente; qué tan comprometido/a está con su tratamiento, y
cuánto adhiere al mismo.
Y finalmente, es muy importante aplicar siempre los principios de la bioética: No maleficencia
(ante todo no hacer daño), Justicia (dar a cada uno lo que le corresponde), Beneficencia (lograr
los máximos beneficios) y Autonomía (involucrar al paciente en su tratamiento y respetar su
decisión final).