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Causa: "CASAS, Ernesto Fabin - Homicidio calificado por el
vnculo s/RECURSO DE CASACION"
(Expte.N220/14 - Ao 2014 / Origen: Trib. de Juicio y Apelaciones -Concordia-)
Resolucin N 92.-
///-C U E R D O :
En la ciudad de Paran, capital de la Provincia de Entre
Ros, a los diecinueve das del mes de mayo del ao dos mil quince,
reunidos los seores Miembros de la Sala N 1 de la Cmara de
Casacin Penal, a saber: Presidente, Dr. HUGO D. PEROTTI, y
Vocales, Dres. MARCELA DAVITE y RUBN A. CHAIA, asistidos por la
Secretaria autorizante, Dra. Claudia Geist, fue trada para resolver la
causa caratulada "CASAS, Ernesto Fabin - Homicidio calificado
por el vnculo s/RECURSO DE CASACION".-
Practicado el sorteo de ley, result que la votacin
tendra lugar en
PEROTTI y DAVITE.-
el siguiente orden: Dres. CHAIA,
Estudiados los autos, se plantearon las siguientes
cuestiones a resolver:
PRIMERA CUESTIN: Es procedente el recurso de casacin
interpuesto a fs. 27/48 vta.?
SEGUNDA CUESTIN: Qu cabe decidir en materia de costas
causdicas?
A LA PRIMERA CUESTIN PROPUESTA, EL SEOR VOCAL, DR.
CHAIA, DIJO:
I.- Contra la sentencia de fecha 06/11/2014 emanada
del Tribunal de Juicio y Apelaciones de Concordia (conformado en la
oportunidad por los Dres. Martn Carbonell, Carolina Lpez Bernis y
Silvina Gallo -copia a fs. 1/24 vta.-) que resolvi declarar a Ernesto F.
Casas, autor material y responsable del delito de Homicidio calificado por
el vnculo, y condenarlo a la pena de Prisin Perpetua y accesorias
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legales, se alz su Defensa Tcnica a cargo del Dr. Pedro de La Madrid
interponiendo Recurso de Casacin -27/48 vta-.-
II.- En su libelo recursivo, el Dr. de La Madrid sostuvo
que el Tribunal, al fallar, se alej de los principios de la sana crtica
racional, violando as el debido proceso, por falta de motivacin
suficiente. Afirm tambin que no hubo respuesta a la totalidad de los
planteos de la Defensa.-
Consider que en la sentencia no se verifica la certeza
necesaria para condenar a su pupilo, afectndose por ello tambin, el
principio constitucional de presuncin de inocencia. No se brindaron
motivos adecuados para descartar la postura del imputado -que refera a
un homicidio culposo, por faltar el dolo de matar-, basando la condena
en indicios insuficientes.-
Destac que el Tribunal arriba a la conclusin
condenatoria basndose solo en los dichos de Nicols Romero y algunas
conclusiones periciales, descartando igualmente por inverosmil la
versin de Casas, aunque asentando ello nicamente en una visin
subjetiva, antojadiza y arbitraria.-
Sostuvo que la resolucin cuestionada, se funda
nicamente en una conviccin personal de los juzgadores, que se aleja
de la necesidad de la certeza requerida para condenar.-
Finalmente, se agravi por no haber considerado el
Tribunal el planteo defensivo de nulidad e inconstitucionalidad de la pena
de Prisin perpetua, entendiendo por ello violentados los principios de
jurisdiccin y congruencia, adems de afectar los de culpabilidad,
divisin de poderes, resocializador, legalidad e imposicin de penas
crueles.-
Por todo ello, solicit se anule la sentencia recurrida,
formulando reserva de Caso Federal.-
III.- Al momento de llevarse a cabo la Audiencia,
comparecieron a la misma, el Sr. Procurador General de la Provincia de
Entre Ros, Dr. Jorge A. L. Garca, y el recurrente.-
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El Dr. de La Madrid reprodujo los trminos del recurso
de casacin impetrado y se explay respecto a los agravios planteados,
puntualizando en la arbitrariedad del fallo en crisis en tanto condena a su
defendido, violentando el principio de inocencia que le asiste, y los
principios de la sana crtica racional, al valorar el material probatorio
colectado; desechando con una construccin argumental carente de
motivacin suficiente, la versin de Casas. Desarroll finalmente el
planteo de inconstitucionalidad de la pena de Prisin perpetua y culmin
solicitando se anule la sentencia recurrida, formulando reserva de Caso
Federal.-
A su turno, el Dr. Garca respondi los agravios
expresados, argumentando los motivos por los que entiende que la
sentencia es exhaustiva tanto en los aspectos fcticos como normativos,
llegando a la nica conclusin posible al arribar a la condena
cuestionada. Contesta el planteo de inconstitucionalidad de la Pena de
Prisin perpetua entendiendo que no existe ninguna afectacin a
derechos fundamentales, y solicit el rechazo del recurso impetrado con
la consecuente confirmacin del fallo en crisis, dejando a salvo el criterio
de la Fiscala expresado en la audiencia.-
IV.- Resumidas las posturas de las partes habr de
ingresar al tratamiento de los agravios propuestos. En ese cometido,
ms all de los ttulos que otorga el recurrente, para un mejor abordaje,
sern expuestos de la siguiente forma: 1) arbitrariedad en la
sentencia por ausencia de motivacin, apartamiento de la "sana crtica
racional", ausencia de consideracin de los planteos defensivos
(resultado negativo de dermotest, testimonio de Andrs Paredes y
Matas Martinez), 2) falta de consideracin de que se trataba de un
homicidio culposo y no de un homicidio calificado por el vnculo -puntos
II y III, valoracin del testimonio de Nicols Romero y no asignarle
credibilidad al descargo de Casas -ver fs. 36-, alegando que "golpe de
mina" o "efecto de Hoffman" es compatible con su descargo,
pretendiendo la aplicacin del in dubio pro reo, 3) Inconstitucionalidad
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de la prisin perpetua.-
a- Aclaracin preliminar: De modo liminar y al slo
efecto de aclarar el mtodo con que se aborda el tratamiento de los
temas propuestos y a propsito del tenor de los agravios esbozados en el
escrito casatorio, habr de sealar, reiterando la postura asumida en
diversos pronunciamientos de esta Sala, -entre los que puedo
mencionar: "CASTRO", 04/08/14 y "TEGERA", 11/07/14-, a raz del
impulso y amplitud que le han dado pronunciamientos como: "HERRERA
ULLOA" -CIDH, 02/07/04-, "CASAL" -CSJN, 20/09/05- o "ALBIZATTI"
-STJER, 07/12/04-, que si bien el remedio debe ser dotado del "mximo
rendimiento posible", no debe perderse de vista que en el "juicio de
casacin" se juzga el pronunciamiento jurisdiccional del Tribunal de
mrito -"juicio de sentencia"-, buscando hacer sobre el mismo un
examen respecto de los argumentos brindados que resulten
cuestionados -pertenezcan al plano lgico, jurdico o fctico- con el
lmite impuesto por aquellos extremos que el Tribunal de Juicio
hubiere aprehendido en virtud de la inmediacin, cuyo anlisis no
puede ser reeditado en la instancia revisora -cfr. voto de la Dra.
ARGIBAY, "CASAL", cons. 12)-, sin que tengan cabida como agravios
nulificantes las"meras disconformidades" o las "diversas formas
de apreciar y valorar las pruebas", lo que no habilita la aplicacin de
la doctrina de la "arbitrariedad" -CSJN, Fallos 286:212, 301:1218,
302:588, entre otros-.-
Por otra parte, es menester reafirmar que "los jueces no
estn obligados a considerar todos y cada uno de los argumentos
propuestos por las partes, sino slo aquellos que estiman conducentes
para la correcta solucin del caso -Fallos: 305:1886, 310:267,
322:270, 324:3421, 327:525, entre otros, ver adems: "GUERRERO",
Sala Penal, STJER., 20/02/14, "GONZALEZ", CCPenal, Paran,
08/07/14-. No obstante ello, como veremos, la sentencia da cabal
respuesta a todos los planteos que materializara la defensa en
juicio y reitera en esta instancia.-
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En esa senda y ms all de la ponderacin sobre el fallo
que materializa el recurrente en su memorial, es evidente que la
fragmentada exposicin que presenta no resulta suficiente para
demostrar cul es la incoherencia discursiva u omisin probatoria que
lleva a considerar a la sentencia como arbitraria, ni mucho menos
seala el razonamiento mediante el cual el Tribunal se apart
abiertamente de la prueba rendida, dejando entrever
exclusivamente su punto de vista o criterio diverso sin
mencionar alguna alternativa seria y razonable a la hora de
justipreciar esos elementos o bien sin indicar en qu punto el anlisis
resulta incoherente, inadecuado, inconducente, caprichoso,
contradictorio o infundado, en otras palabras por qu es arbitrario.-
Es importante establecer que la reiteracin de
argumentos del debate en esta instancia no les otorga mayor
jerarqua, no los convierte en conducentes ni les otorga fuerza
nulificante -ver:Fallos: 310:2278; 315:59; 323 :3486; 330: 1534-
puesto que si estamos de acuerdo que hoy no se toleran fallos basados
solo en la autoridad del decisor sino que ste debe brindar razones,
justificar y con ello construir la aceptabilidad de sus decisiones no ya
desde la posicin formal de poder que detenta sino ms bien como parte
de su responsabilidad y con ello de maximizar el control pblico de la
sociedad in extenso: AARNIO, Lo racional como razonable, CEC., 1991,
p. 29-, es dable suponer que estos requisitos son perfectamente
exigibles a las partes en su bsqueda de obtener una respuesta
satisfactoria a sus pretensiones.-
b-Los agravios: Sentado ello, y pese a darse en el
recurso analizado aspectos plenamente identificables con cuestiones
reseadas supra, pasar a contestar cada una de las crticas inicialmente
expuestas.-
1- Arbitrariedad por ausencia de motivacin y
motivacin insuficiente: A partir de una pormenorizada lectura de la
sentencia atacada es posible descartar la arbitrariedad alegada y ms
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an la ausencia de motivacin por falta de consideracin de los planteos
defensivos o por defectuoso anlisis del material probatorio incorporado
al proceso.-
El sentenciante parte de la base -como ha sucedido en
casacin- que no se ha discutido el hecho ventilado en juicio
-materialidad- y tampoco la autora de Casas siendo s objeto de
controversia la precipitacin en la figura de homicidio "culposo" o
"calificado".-
En esa senda, lejos de haber omitido el tratamiento de
los temas propuestos, la sentencia recurrida los desarroll y en funcin
de ese tratamiento, arrib a la certeza y emiti el juicio incriminatorio
expuesto de manera clara en sus considerandos. La defensa no
cuestion las circunstancias de modo, tiempo y lugar de ocurrencia del
homicidio tal cual fueron establecidas en la plataforma fctica que
formara parte de la "teora del caso" de la acusacin lo que ya fija un
piso firme al debate quedando por argumental sobre las consecuencias
de ese accionar.-
Desde all qued demostrado que Mariana Romero
falleci producto de recibir un disparo de arma de fuego tal como lo
refiere el informe autpsico practicado por el doctor Malher, quien
concluye que la vctima presenta orificio de entrada de proyectil ubicado
en regin parietal izquierda anterior y orificio de salida en regin
retroauricular derecha lo que provoc hematoma en regin
parieto-occipital derecha, con gran destruccin de masa enceflica,
lesin cerebral que le caus la muerte. Se acredit tambin con grado de
certeza -ms all de la ausencia de discusin sobre ese punto- que el
arma con la cual se efecta el disparo mortal es la pistola reglamentaria
asignada a Casas, calibre 9 mms, Browning N 290996, secuestrada en
la causa, como tambin le corresponde el proyectil ubicado en la escena
del hecho.-
Est comprobado as, la causa de muerte de la joven
Mariana Romero y el arma utilizada en la emergencia; hasta all no hay
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controversia, la que comienza a aparecer al tiempo de analizar si se trat
de un acto intencional o ms bien se trat de un homicidio culposo como
esgrime el acusado.-
En este punto fue crucial el testimonio de Nicols Romero
-hermano de la vctima- quien al declarar en audiencia -antes lo haba
hecho en Cmara gesell- sostuvo que estaba dndole de comer a las
gallinas a pocos minutos de que Casas llegara a la casa, refiere a que le
dijo a su hermana "vos quers ver a un macho y salt dicindole vos vas
a ser ma y de nadie ms, sac el arma y sin decirle nada le dispar, y l
sale corriendo". Agrega que Mariana se encontraba sentada en un silln
playero dndole el pecho a su hijo, y es all donde advierte que Casas
saca el arma que tena en la cintura, por ello toma al hijo de ambos y
cuando estaba a un paso de distancia observa que le efecta un disparo,
que pens que le iba a disparar a l tambin, que Casas gritaba y deca
por qu lo hizo.-
Debemos tener en cuenta que el testimonio fue creble a
los ojos del Tribunal que, atravesado por la inmediacin del debate,
evalu sus dichos y en funcin de otros elementos y de la propia
constitucin del testigo le otorga credibilidad -valor convictivo-. Para
ello, aprecia su edad, la seguridad en su exposicin, la discapacidad
moderada que presenta, su lenguaje precario, su claridad y
contundencia lo que es coadyuvado por el informe pericial de la
licenciada Spinelli y el doctor Curotto, concluyen afirmando que
Nicols no fabula, que comprende la situacin vivida y puede
explicar con relativa facilidad, a su ritmo, lo sucedido.-
El relato de Nicols es adems apuntalado por otros
elementos, en especial por el testimonio de Paredes -funcionario
policial que desarm a Casas y vecino- uno de los primeros en llegar al
lugar, su esposa que tom al beb; la versin que de inmediato circul
entre los funcionarios policiales, en particular la expuesta por el Oficial
Osvaldo Ruiz Diaz, quien recibi el llamado del oficial Patorelli quien
le comunica el hecho y cuando concurre a la Comisara, el oficial Piriz le
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dijo "esposalo porque fue l que la mat", por los rastros y evidencias
correctamente computadas, como por ejemplo: las manchas de sangre,
el casquillo servido del arma reglamentaria de Casas, el secuestro de un
plomo encamisado, restos de sangre coagulada, restos de cabello de la
occisa, las prendas, las actas y croquis labrados, el informe autpsico de
Mariana Romero y sus conclusiones: "presenta un orificio de entrada por
disparo de proyectil de arma de fuego con desgarro estrellado en piel y
cuero cabelludo, golpe de mina de Hoffman, como consecuencia de que
la boca del caon del arma se encontraba apoyada contra la piel",
informe qumico sobre las manos de la vctima y del sospechado,
detectndose restos de plomo, bario y antimonio en la mano izquierda de
Casas y nada sobre las extremidades de la occisa, a lo que se debe sumar
la pericia qumica, las placas fotogrficas suficientemente ilustrativas de
efectos secuestrados, rastros, y dems evidencias colectadas,
destacndose entre las pruebas rendidas y/o incorporadas en debate: la
pericia sobre la pistola de Casas la que concluye afirmando la aptitud del
arma para efectuar disparos y que el proyectil incriminado fue disparado
por esa arma N290996, tipo Pistola, calibre 9 mm, marca Browning.-
Vemos entonces como se ha reconstruido el hecho sobre
la base de cuestiones debatidas y elementos -evidencias- arrimadas al
plenario con plena participacin de las partes y a la luz de los seores
jueces que finalmente adoptaron el temperamento reflejado en la
sentencia, sin que la misma muestre los quiebres lgicos ni las omisiones
argumentales que el recurrente le endilga.-
El camino recorrido entonces en el razonamiento
expuesto nos aleja de la mentada arbitrariedad y quita todo andamiaje al
supuesto agravio fundado en un apartamiento de las reglas atinentes a
la "sana crtica racional". A ttulo ilustrativo, basta recordar que
esta expresin, vinculada inicialmente a la valoracin de testimonios
-arts. 147 y 148 del Reglamento del Consejo Real y decreto del 20 de
junio de 1852 sobre Jurisdiccin de Hacienda; aparece por primera vez
en el art. 317 de la Ley de Enjuiciamiento espaola de 1855, al
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sentenciar: Los jueces y tribunales apreciarn, segn las reglas de la
sana crtica, la fuerza probatoria de las declaraciones de los
testigos- hoy se postula desde la aplicacin del aforismo todo se puede
probar por cualquier medio, dotando de eficacia probatoria a los
elementos analizados a partir de la utilizacin de reglas lgicas y de las
llamadas mximas de experiencia, conformndose as una compleja
trama lgico-experimental que debe ser expuesta como razn motivante
de la sentencia tal como se ha manifestado en el sub jdice.-
En efecto, el magistrado de primer voto, con asiento en
las pruebas rendidas en el proceso y apelando precisamente a las reglas
de la "sana crtica" descarta la existencia de un forcejeo entre Casas y la
occisa, teniendo en cuenta adems del contundente testimonio de
Nicols Romero, la diferencia fsica entre ambos: Casas es corpulento -lo
verificamos en la audiencia de casacin- es un polica, integrante del
Grupo de Infantera Adiestrado -GIA- y por su condicin, posee manejo
de armas de fuego en tanto que la joven Romero tena una estatura de
1,60 metros, 56 kilos, sin experiencia en armas y contaba con 15 aos de
edad, siendo adems, que la joven se encontraba sentada, sin atinar a
levantarse del silln playero donde amamataba a su beb, y por tanto no
hay posibilidad de que el forcejeo o situacin similar haya existido, ni
siquiera que la vctima haya estado en posicin de llevar adelante esa
accin, ni de dispararse en la cabeza con la direccin que finalmente
dejara su huella en la impronta emergente de las pericias practicadas tal
como lo refieren los tcnicos Godoy, Rosatelli y, especialmente, por las
conclusiones del mdico forense Manuel Malher.-
Otra de las crticas dirigidas por el casante es la ausencia
de consideracin de los planteos defensivos en especial del resultado
negativo de dermotest y de los testimonios de Andrs Paredes y Matas
Martinez, siendo dichos cuestionamientos absolutamente
inverosmiles, pero adems, sobre esos testimonios, ni siquiera indica
en qu no comparte o disiente lo valorado en la sentencia o qu debe
tomarse de ellos para darle fuerza a su postura, slo lo enuncia -fs.29- lo
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que jams puede ser considerada una crtica autosuficiente del fallo.-
De una rpida lectura de la sentencia queda claro que
esos tpicos fueron abordados con precisin lo que me lleva a descartar
la mentada omisin y con ello, la supuesta arbitrariedad por nula o
insuficiente motivacin.-
En otros trminos, ms all de estos planteos, basta leer
la pieza atacada para observar que los testimonios mencionados fueron
reseados y valorados en la primer cuestin, en tanto que el resultado
negativo del "dermotest" lo fue, al tratar la segunda cuestin, lo que
reitero, echa por tierra cualquier pretensin nulificante por ausencia y/o
incompleto abordaje de temas conducentes.-
Este punto es explicado por el seor vocal, doctor
Carbonel, quien ofrece las razones del resultado negativo. En efecto, de
conformidad a los dichos de los testigos: Olivera Geier quien
sostuvo: "Casas estaba totalmente ensangrentado, tocaba la sangre y
se la pasaba en la cara, se arrodillaba y se pasaba la sangre (...) haba
un latn al lado, pareca que era agua y estaba toda roja por la sangre,
que Casas meta las manos en el latn", Paredes que dijo: "Casas se
ensuciaba las manos con sangre de Mariana, que golpe con ambas
manos el piso y se salpico todo con sangre al golpear" y Martinez quien
narr: "Casas apoyaba las manos en el fuentn donde el agua tena
cogulos, tocaba y se pasaba la mano", es obvio sostener que Casas
busc evitar un resultado positivo de la prueba de "dermotest"
al tocar la sangre de la vctima y pasarsela por la cara, incluso al
introducirlas en un latn con lo que pareca agua y que estaba
toda roja de sangre.-
Es decir que, si bien estaba alterado y nervioso ello no le
impidi elaborar una estrategia mediante la cual intent sostener la tesis
del homicidio culposo alegando -como lo sostuvo en su declaracin
material- que Mariana se haba disparado en un forcejeo al intentar
quitarle el arma, incluso dicen los testigos mencionados y tambin Mara
Ros, que deca "Mariana te mataste" o "que te hiciste" y en la bsqueda
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de armar su coartada, instal la idea de quitarse la vida, no sin antes y ex
profeso, ensuciarse las manos con sangre y sumergirlas en agua,
adems de golpear el piso con las manos ensangrentadas y dispersar la
sangre por todo el sitio, para de esa forma, afectar el resultado de la
prueba que se realizara en sus manos -algo que conoce por su
profesin-, la que, ms all de estas estratagemas, conforme lo seala el
perito Rosatelli, se pudo constatar la presencia de plomo, bario y
antimonio en su mano izquierda, lo que resulta indicativo de haber
disparado un arma de fuego.-
Quiero significar, en relacin a la prueba de "parafina" o
"dermotest" -creada por Iturrioz en 1914, dermo: piel, test: prueba- que
al estar por los testimonios recogidos y reseados en la sentencia y
teniendo en cuenta el tipo de material que se releva y el procedimiento
que se utiliza, es evidente que el imputado tuvo tiempo suficiente para
remover los rastros superficiales que pudieron quedarle en la piel
-tocando sangre, metiendo las manos en el latn de agua, ensucindose
al golpear las manos en el piso- y con ello eliminar la evidencia que se
pretenda detectar con la prueba. Sin perjuicio de ello, debo recordar que
arroj positivo en una mano y aunque el resultado fuere negativo slo se
convertira en un contraindicio que debera ser sopesado -"valorado"- en
conjunto con el resto de los elementos existentes sin que permita per se,
descartar la autora del disparo -ver: "SANDOVAL", CCPenal, 29/12/14,
"MAYDANA - BENITEZ", Sala Penal, STJER., 09/09/13.-
Es claro entonces que los testimonios de Andrs Paredes
y Matas Martinez, han sido reseados y valorados en la sentencia. Ahora
bien, que esa valoracin sea diversa a la que propone el casante no
configura per se motivo de arbitrariedad, mxime cuando esos relatos
han sido apreciados en su plenitud, atravesados por la inmediatez del
debate y en consonancia con el resto de los elementos agregados a la
causa, lo que merece el rechazo de esa crtica, recordando una vez ms
que la arbitrariedad no cubre "meras disconformidades" o las
"diversas formas de apreciar y valorar las pruebas" -CSJN, Fallos
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286:212, 301:1218, 302:588- y en esa lnea, los agravios del recurrente
slo evidencian una opinin diversa sobre la cuestin debatida y resuelta
-CSJN, Fallos 302:284; 304:415, entre otros-; decisin que cuenta,
adems, con los fundamentos jurdicos necesarios y suficientes, que
impiden la descalificacin del fallo como acto judicial vlido -CSJN, Fallos
293:294; 299:226; 300:92; 301:449; 303:888, entre otros-. Llevando
lo analizado al plano comunicacional de nuestra vida en sociedad, una
cosa es decir que alguien no me habla y otra muy distinta que no me
gusta lo que dice y esto ltimo es precisamente lo que trasunta la crtica
recursiva.-
Resulta incuestionable entonces que nos encontramos
ante una caso en el cual el nico motivo de impugnacin es el
desacuerdo del recurrente con la interpretacin dada al caso de autos,
circunstancia que por s impone el rechazo del remedio interpuesto.-
2- Falta de consideracin de que se trataba de un
homicidio culposo y no de un homicidio calificado por el vnculo
-puntos II y III-. Al respecto y reiterando lo indicado
precedentemente, sin esfuerzo alguno y con solo leer las cuestiones
primera y segunda, esta crtica cae por su propio peso. El sentenciante
ha dado acabada respuesta a ese tema. Lo mismo sucede con la
valoracin del testimonio de Nicols Romero que fue exhaustiva y
correctamente merituado.-
En punto a la falta de credibilidad que le otorg el fallo a
la versin de descargo efectuada por Casas y sus apreciaciones sobre el
"golpe de mina" o "efecto de Hoffman", debo significar que la sentencia
se ocupa concretamente de estos tpicos -ver: segunda cuestin-.-
Tal como lo sostiene el forense Malher -ver fotografas y
testimonios de la licenciada Godoy y del perito Rosatelli- "el orificio de
entrada tena la particularidad de boca de mina de Hoffman que se
produce cuando la boca del arma de fuego es apoyada con firmeza en la
piel y debajo hay un plano seo, que los residuos pegan en la tabla del
hueso y rompen la piel en forma estrellada" y no caben dudas que eso
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fue lo que sucedi, Casas -quien no olvidemos, est preparado para
disparar con izquierda o derecha, segn el Jefe del Grupo GIA, Purgat-
extrajo su arma de la cintura y se la apoy a Mariana -quien no se
defendi, ni forceje con su agresor- de tal forma que al disparar
provoc ese efecto, a punto de dejar pelos entre la punta de la parte
externa del caon del arma y la corredera segn informa el perito
Rosatelli, sin que pueda acogerse la conclusin que ante ese cuadro
presenta la defensa, que incluso comparte la presencia de este marcado
rastro, asignndole otra significacin conforme a la coartada del acusado
que es repelida de manera razonable en la sentencia.-
Como vemos, Nicols da cuenta de la discusin previa, ve
el momento en que saca su arma, pero adems, las peleas y los golpes
que Casas le propinaba a la joven Romero son narrados por la vecina
Mara Ros, quien viva lindante a la casa de ambos.-
Esta seora sostuvo que hay cinco centmetros de su
casa al tejido y luego est la casa donde sucedieron los hechos. Comenta
que "discutan mucho", que se "escuchaba como Mariana sufra porque l
la golpeaba", afirmando que un da la "cag a palos" y que suba el
volumen del televisor para que no se escucharan esos episodios
violentos. Refiere, entre otros hechos sumamente violentos, que un da
Casas le dijo "Mariana a quien quers que mate? a tu mam, a tus
hermanos, a vos o al nene y despus me mato yo", lo que es corroborado
por Sandra Romero, madre de la vctima al afirmar: "Casas andaba con
una pistola en el patio (...) porque tena celos", agregando que en la
casa, andaba continuamente con el arma en la cintura; relatos que no
dejan dudas sobre la situacin que se viva en ese hogar, las amenazas
de muerte de Casas y esa idea de querer quitarse la vida luego de matar
a Mariana, tal como lo sostienen los testimonios supra analizados, sin
perder de vista la fama de "posesivo", "teatrista", "reteatrista" y "muy
golpeador" que lo caracteriza en palabras de su ex-pareja, Johana
Suarez, quien en relatos verdaderamente escalofriantes -por ejemplo
que tuvo aborto como consecuencia de los golpes- expone la violencia
-
que desplegaba el acusado en su contra, llega a decir "en algunos casos
le apoyaba la pistola reglamentaria en la cabeza y le deca pum con la
boca", que no es otra cosa que lo que finalmente hizo con Mariana
Romero, permitiendo este cmulo de evidencias, una vez ms, repeler la
teora del homicidio culposo expuesta en la tesis defensiva.-
Por ltimo, la aplicacin tangencialmente interesada del
principio in dubio pro reo resulta improponible ante tamao cuadro
cargoso lo que no ha dejado resquicio para duda alguna. La regla cuya
aplicacin se pretende, atribuida al emperador TRAJANO en cuanto es
preferible la impunidad de un culpable al dao o castigo de un inocente,
al sostener: satius esse impunitum relinqui facinus nocentis quam
innocentem damnari -as: MANZINI, Tratado de derecho procesal penal,
El Foro, 1996, t. III, p. 223; FERRAJOLI, Derecho y razn, Trotta, 1997,
p. 106 y ss., MAIER, Derecho procesal penal, Ediar, 2004, t. I, p. 494- no
puede tener cabida en la solucin final que ha sido expuesta en la
sentencia pues no existe duda sobre el castigo que se pretende imponer
atento a que la persona juzgada ha sido encontrada -racionalmente
hablando- culpable.-
Sobre el particular -ver: "CASTILLO", CCPenal, Sala I,
07/08/14, "SANDOVAL", CCPenal, Sala I, 29/12/14- debo advertir que
para que este principio cobre operatividad, debe necesariamente darse
el caso de ausencia de "certeza" ante la insuficiencia de pruebas de cargo
que impidan alcanzar ese estado de conviccin en el juez y con ello
construir la respuesta incriminatoria -cfr. "VILCHES", Sala Penal, STJER,
06/08/08, "ROMERO", Sala Penal, STJER, "MASCATO", Sala Penal,
STJER, 27/02/09, entre otros-.-
Sin embargo, en el presente, tal como lo ha expresado el
Tribunal al realizar el "juicio" de valor, no existen dudas, no hay
ocurrencia de elementos que impidan arribar o mejor dicho "construir"
racionalmente la certeza; por tanto, podemos afirmar que se ha arribado
a ella ms all de toda duda "razonable" y por sobre todo, en base a
elementos, rastros, datos e informacin legtimamente incorporada al
-
proceso y merituada de acuerdo a las "reglas de la lgica" que como
sabemos, es diversa de la lgica formal puesto que es esencialmente
valorativa al involucrar criterios axiolgicos, y al amparo del sistema de
"libres convicciones" tal como veremos seguidamente, por lo que la
peticin debe ser rechazada.-
En conclusin, es obvio que estamos frente a una mera
discrepancia de parte del recurrente toda vez que se construy la certeza
a partir del anlisis de los elementos colectados en la causa atravesados
por la inmediacin del debate, siendo adems que los puntos de vista o
disensos de las partes en la forma en que el Tribunal ha valorado las
pruebas no constituyen en s agravios, ni resultan suficientes para
invalidar la sentencia.-
3- Inconstitucionalidad de la prisin perpetua: dos
son los aspectos que nutren esa crtica: a) la falta de tratamiento, b) la
afectacin del principio de culpabilidad -y otros principios que expone-
en la aplicacin de la pena de prisin perpetua.
a) Sobre la ausencia o inidoneidad del tratamiento del
tema aparece como una simple manifestacin carente de todo asidero.
Puede ser, reitero, que no le agrade lo que a la postre se resuelve pero
ello no quita que no se haya tratado el tema propuesto y este es el caso.-
La sentencia trat y desarroll el cuestionamiento a la
constitucionalidad de la pena de prisin perpetua y finalmente, opt por
aplicarla, por tanto, una vez ms, resulta incorrecto afirmar que fue
omitido en el cmulo de temas a abordar y decidir.-
Que no figure dentro de los puntos resolutivos en nada
mengua la extensin y profundidad que ha tenido el tratamiento del
asunto como la toma de posicin pues, a contrario sensu, haberla
aplicado tal como se dispuso en el resolutorio, implica lisa y llanamente
su aceptacin y con ello, el rechazo de la inconstitucionalidad enarbolada
por la defensa tal como ntidamente se desprende de los fundamentos
del fallo.-
Debo recordar que no se trat de un planteo autnomo
-
de inconstitucionalidad, ni de una accin declarativa con el
procedimiento que ello conlleva, por tanto mal puede decirse que no
mereci oportuna y cabal respuesta, siendo adems inconcebible
pretender que cada tema propuesto en debate tenga una respuesta en la
parte resolutiva, mxime cuando el pronunciamiento cumple con las
formalidades que la ley exige, es claro y abarcativo de todas las
cuestiones debatidas, por lo que habr de rechazarse la crtica dirigida a
ese aspecto.-
b) Sobre la inconstitucionalidad de la pena de prisin
perpetua por afectacin del principio de "culpabilidad", "divisin de
poderes", "mandato resocializador", "legalidad" y "prohibicin
de imponer penas crueles, inhumanas y degradantes debo
sealar que este planteo -tambin- fue tambin respondido por la
sentencia, sin perjuicio de ello habr de sealar:
Sobre la regulacin del tipo y la pena en abstracto
prevista por el Catlogo represivo no es ms que la consecuencia del
armnico juego impuesto por la divisin de poderes y el principio
de legalidad tanto para la figura como para la sancin. No debemos
perder de vista que en un sistema Republicano de Gobierno, es el
legislador quien tiene la facultad Constitucional de establecer las "penas"
para cada "delito" sin que el juez pueda obviarlas segn su criterio u
opinin, salvo claro est, el control de legitimidad constitucional que le
asiste, siendo sta una de las funciones ms delicadas de la jurisdiccin
considerada como ultima ratio, por cuanto las normas correctamente
sancionadas y promulgadas llevan en principio la presuncin de su
validez -CSJN. Fallos: 305:304, 263:309-.-
As, la funcin de regular esta materia es atribuida de
manera exclusiva al legislador y el juez no puede desplazarlo para
imponer su punto de vista sin desconocer con ello la facultad que
expresamente le otorga el art. 75, inc. 12, de la Constitucin Nacional, lo
que por otra parte importara un avasallamiento de potestades del Poder
Legislativo invadiendo atribuciones propias de ese Poder de dictar el
-
Cdigo Penal y perfilar los tipos penales, sus consecuencias punitivas en
la proteccin de los "bienes jurdicos".-
Como bien seala la sentencia, con cita de precedentes
de esta Cmara, aceptar lo contrario, desequilibrara el sistema
institucional de los tres Poderes, fundado en que cada uno de ellos acte
con la armona que exige el cumplimiento de los fines del Estado, para lo
cual se requiere el respeto de las normas constitucionales y un Poder
encargado de asegurar ese cumplimiento con el respeto de la esfera que
la Constitucin asigna, con carcter privativo, a los otros Poderes
-CSJN., Fallos: 226:688; 242:73; 285:369 y 314:424 entre otros-.-
Dentro de los lmites y funciones que la Constitucin
asigna a los poderes del estado, el juicio referido a la
proporcionalidad de la pena, que se visualiza en la ley con carcter
general, es de competencia exclusiva del legislador, sin que competa a
los tribunales juzgar del mismo, ni imponer graduaciones o distinciones
que la ley no contempla, desde que instituye iguales sanciones a todos
los que incurran en la infraccin que se incrimina como una suerte de
salvaguarda de la garanta de igualdad -Fallos: 322:2346; 329:5567-.
Desde esa ptica, la Corte Federal ha dicho que no corresponde a los
jueces sustituir al legislador, sino aplicar la norma tal como ste la
concibi, ya que est vedado a los tribunales el juicio del mero acierto o
conveniencia de disposiciones adoptadas por los otros poderes en el
ejercicio de sus propias facultades -Fallos: 300:700; 321 :92;
327:3597-.-
Esta idea coincide con lo resuelto por ese Alto Tribunal al
sealar: "el ingente papel que en la elaboracin del derecho incumbe a
los jueces -comprensivo de la determinacin de su conformidad con los
principios y garantas de la Ley Fundamental-, as como en la
interpretacin y sistematizacin de las normas infraconstitucionales y la
suplencia de sus lagunas -artculo 16 del Cdigo Civil- no incluye,
obviamente, la facultad de instituir la ley misma. No es lcito que los
magistrados judiciales argentinos procedan con olvido de su carcter de
-
rganos de aplicacin del derecho 'vigente' ni que se atribuyan ( ... )
potestades legislativas de las que carecen"- Fallos: 308:1848,
considerando 5 y sus citas-.-
En punto a afectacin del principio
de "culpabilidad" que mide y limita la "magnitud de injusto", -entre
otros: JESCHECK, Tratado de derecho penal, Comares, 1993, PG., p. 19,
MIR PUIG, Estado pena y delito, p. 40, ROXIN, Derecho penal, PG.,
Civitas, 1997, PG., p. 793- y hace necesario -obligatorio dira- que el
legislador "tase", "justiprecie", "valore" como quieran llamarlo, el monto
de la pena que se aplicar a quien lesione o ponga en peligro los bienes
descriptos en las figuras tpicas tal como sucede en el caso sub
exmine.-
Aqu, es evidente que esa lesin es importantsima y de
ah que el monto de la pena resulte proporcional y compatible al hecho y
a la culpabilidad demostrada por el agente en su ejecucin. Sin embargo,
an ante esa conducta, el derecho argentino ha querido bajo ciertas
pautas temporales y de tratamiento penitenciario, permitir el egreso del
imputado, y por tanto es dable concluir que la llamada "prisin perpetua"
-ms all del nomen iuris- no es tal.-
En principio y por extensa que sea la duracin de la
condena, ello no resulta incompatible con el fin resocializador que
informan los artculos 5 y 6 de la CADH y 18 de la CN, sin perder de vista
que el sistema penitenciario, al amparo de la ley 24.660, tiene como
propsito lograr que el interno adquiera la capacidad de comprender y
respetar la ley, procurando su adecuada reinsercin social, promoviendo
la comprensin y el apoyo de la sociedad, a cuyo fin establece un
rgimen de "progresividad", promoviendo, conforme su evolucin
favorable, la incorporacin del condenado a instituciones semiabiertas o
abiertas o a secciones separadas de la unidad carcelaria regidas por el
principio de autodisciplina.-
No existe por tanto afectacin al principio de legalidad
ni culpabilidad ni a la divisin de poderes, toda vez que las
-
posibilidades de internarse en el proceso ejecutivo y sus variantes son
perfectamente establecidas en la propia Ley Ejecutiva al abrigo de
criterios de progresividad en el cumplimiento de la condena y
precisamente, en funcin del principio de legalidad, que abarca tanto la
figura como la pena, es que se previ de antemano las consecuencias de
este injusto, al que se califica de grave afectacin al bien jurdico
protegido.-
Quiero significar adems que la pena de prisin perpetua
pese a su severidad, no se encuentra vedada en el plano regulatorio
nacional o supranacional como tampoco puede ser encuadrada en la
definicin de pena cruel, inhumana o degradante -en esa
lnea: -Garbi, CFCP, Sala IV, 22/04/13, Tommasi, CFCP, Sala IV,
29/08/2013-, mxime si se toma en cuenta el hecho aqu debatido, la
magnitud del injusto y la culpabilidad del autor.-
De este modo, quiero advertir que la nica restriccin
admitida por nuestro Estado en torno a la aplicacin de la pena de prisin
perpetua es la que emana del art. 37 de la Convencin sobre los
Derechos del Nio, que prohbe la imposicin a los menores de
dicha pena sin posibilidad de excarcelacin -primer prrafo-; de
esta forma vemos que no resulta opuesto a la normativa vigente la
aplicacin de dicha pena para el condenado mayor, siendo que tampoco
surge implcita su contradiccin con los derechos humanos que aquella
tutela.-
Ello as, no surge de modo expreso de los Tratados
Internacionales de Derechos Humanos incorporados a nuestro
ordenamiento constitucional, que las previsiones all establecidas se
hallen en pugna con la aplicacin de la prisin perpetua, siempre que se
respete la integridad fsica y espiritual de la persona -arts. 5 CADH y 7
PIDCP, adems, ver: Martnez, CFCP, Sala I, 13/03/2013-
Tampoco puede afirmarse que la pena de prisin
perpetua impuesta al condenado incumpla con la finalidad establecida
por las normas internacionales, la reforma y readaptacin social -fin
-
resocializador, arts. 18 CN, 5 inc. 6 del Pacto de San Jos de Costa
Rica y art. 10 inc. 3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Polticos-.-
Si bien las normas citadas indican la finalidad "esencial"
que debe perseguir el Estado en el legtimo ejercicio del ius puniendi,
esto es: la reforma y readaptacin social de los condenados -con lo que
marcan una clara preferencia en torno a aquel objetivo llamado de
prevencin especial, del que no resultan excluidos los condenados a
prisin perpetua- ese objetivo, en nada enerva otros fines que el
legislador adopte, y que no se enfrenten a la interdiccin tambin
prevista por nuestra Constitucin Nacional de que las crceles sean para
castigo -cfr. Amelong, CFCP, Sala III, 05/12/2013-.-
No es correcto entonces suponer que el condenado
agotar su vida en la crcel. La Ley 24.660 -BO. 16/07/96- a partir de
esas razones de readaptacin social -art. 1- estipula los alcances de las
limitaciones a la libertad ambulatoria y hasta la propia duracin del
encierro carcelario, el que podr variar por decisiones que se adopten en
el proceso de ejecucin.-
En los casos de penas perpetuas el rgimen vigente
permite a partir de los institutos previstos en la normativa analizada y el
13 del CP, flexibilizar su aparente rigidez, adecuando la pena impuesta
a las necesidades resocializadoras o preventivo-especiales del caso
concreto, mediante la libertad condicional, las salidas transitorias y el
rgimen de semilibertad, y otras posibilidades que excepcionan al
encierro, por eso se ha sealado que la prisin perpetua ya no es
tal en el ordenamiento argentino.-
El permanente control judicial en la instancia ejecutiva y
la consecuente posibilidad de ingresar a diversos regmenes de
semilibertad y/u obtener salidas transitorias transcurridos quince aos
de cumplimiento de la pena, quita el contenido de perpetua a la
sancin que ms all de su nominatura no lo es atento a que el
condenado, tiene disponible la totalidad de las alternativas que prev el
-
rgimen de progresividad que establece la ley 24.660 -art. 17 inc. b)-
para adecuar la pena a sus necesidades concretas de readaptacin.
Siendo as, no puede admitirse que se trate de una pena rgida,
desproporcionada, cruel o intil desde el punto de vista
preventivo-especial.-
Quiero contestar en forma enftica un argumento que se
reitera en casos en que se aplica la pena de prisin perpetua la que, sin
ningn tipo de anclaje legislativo ni jurisprudencial, es rotulada de
"cruel", "inhumana", "degradante" o configuradora de "tortura",
llegando incluso, a darse por descontados esos atributos slo a partir de
su hipottica extensin y no en funcin del modo en que se lleva
adelante la ejecucin que es lo que realmente debera analizarse tal
como veremos infra.-
La pena perpetua, al igual que las penas temporales,
dada su naturaleza y funcin lleva implcito el contenido de un
tratamiento penitenciario del reo que se aleja de todo manejo
inhumano, cruel o degradante de los detenidos a punto tal
que la Ley Argentina lo reprime -art. 143 y ss. del CP- y por
tanto, es lgico suponer que la configuracin de esas
circunstancias se podran deber a irregularidades en el marco de
la ejecucin penal y en modo alguno resultan exclusivas o
excluyentes de esta modalidad -"prisin perpetua"-, pudiendo
darse esos atropellos a la dignidad humana en cualquier sancin
-o actividad persecutoria- independientemente del monto de la
pena aplicada.-
En efecto, en consonancia con la exposicin aqu seguida
-y siguiendo el dictamen de la PG en causa "Chueke, CSJN, 27/11/07-
es factible sostener que la pena de prisin perpetua no contiene
intrnsecamente esos atributos -inhumana, cruel o degradante- ni
vulnera per se la Constitucin Nacional ni los instrumentos
internacionales de la misma jerarqua normativa, sino que, por el
contrario, se encuentra expresamente admitida.-
-
Abona esa opinin la interpretacin que han efectuado
tanto la Corte como la Comisin Interamericana de Derecho Humanos
del artculo 5, inciso 2, del Pacto de San Jos de Costa Rica, que al
proteger la integridad personal contempla que "nadie debe ser
sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes" y que "toda persona privada de libertad ser
tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser
humano" y precisamente estos conceptos han sido definidos en
diversos casos de la CIDH.-
Slo a modo de ejemplo y gua interpretativa de la
reflexin expuesta -con asiento en los precedentes reseados-, quiero
sealar que este paradigma ha sido postulado en el caso "Velsquez
Rodrguez vs. Honduras", CIDH, del 29 de julio de 1988, al encuadrar
en esa norma el aislamiento prolongado y la incomunicacin coactiva
-prrafo n 156-, al indicar: "el aislamiento prolongado y la
incomunicacin coactiva a los que se ve sometida la vctima representan,
por s mismos, formas de tratamiento cruel e inhumano, lesivas de la
libertad psquica y moral de la persona y del derecho de todo detenido al
respeto debido a la dignidad inherente al ser humano, lo que constituye,
por su lado, la violacin de las disposiciones del artculo 5 de la
Convencin que reconocen el derecho a la integridad personal".-
Tambin en el caso "Castillo Pez vs. Per", CIDH, del
3 de noviembre de 1997, se consider afectado ese derecho porque la
vctima, despus de ser detenida por agentes de la polica fue
introducida en la maletera del vehculo oficial -prrafo n 66, al indicar:
"la Convencin que tutela la integridad personal, ya que, an cuando no
hubiesen existido otros maltratos fsicos o de otra ndole, esa accin por
s sola debe considerarse claramente contraria al respeto debido a la
dignidad inherente al ser humano".-
Lo propio sucede en el caso "Castillo Petruzzi vs.
Per", CIDH, del 30 de mayo de 1999, porque los detenidos
permanecieron incomunicados en poder de la autoridad administrativa
-
durante 36 y 37 das hasta ser puestos a disposicin judicial y por haber
sido presentados vendados o encapuchados, "amarrocados" o
"engrilletados" al declarar en sede judicial -prrafo 192-; y se repite
en el caso"Villagrn Morales vs. Guatemala", CIDH, del 19 de
noviembre de 1999, porque existan numerosas evidencias en cuanto a
que las vctimas padecieron graves maltratos y torturas fsicas y
psicolgicas por parte de agentes del Estado antes de sufrir la muerte
-prrafo 157 y ss.-, como tambin en el caso "Surez Rosero vs.
Ecuador", CIDH, del 12 de noviembre de 1997, por la prolongada
incomunicacin ilegal -36 das- como por las malas condiciones de
alojamiento -prrafo n 91-. Por su parte, en "Cantoral Benavides vs.
Per", CIDH, del 18 de agosto de 2000, donde la Corte se pronunci,
dentro del artculo 5.2, sobre el concepto de tortura psicolgica, y
reiter que "la incomunicacin durante la detencin, la exhibicin pblica
con un traje infamante a travs de los medios de comunicacin, el
aislamiento en celda reducida, Sin ventilacin ni luz natural, ... las
restricciones al rgimen de visitas constituyen formas de tratos
crueles, inhumanos o degradantes en el sentido del artculo 5.2 de la
Convencin Americana" -prrafos 89 y 95-. Asimismo, en el
caso "Loayza Tamayo vs. Per", del 17 de septiembre de 1997,
interpret que maltratos como el "ahogamiento" tambin encuadraban
en esa norma -prrafo 58-.-
Por su parte, en relacin al concepto Tortura, con la
carga negativa implcita que ese trmino contiene y tambin
sinnimo de trato "cruel", "inhumano" o "degradante", el Comit
contra la Tortura ha considerado que el artculo 7 del PDCyP, se
refiere "a los castigos corporales, incluidos los castigos
excesivos impuestos por la comisin de un delito o como medida
educativa o disciplinaria" -Observacin General n 20, 44 perodo
de sesiones 1992, punto 5, en "Recopilacin de las Observaciones
Generales y Recomendaciones Generales adoptadas por rganos
creados en virtud de Tratados de Derechos Humanos"-.-
-
Como vemos, no es posible inferir que la pena de prisin
perpetua pueda estar comprendida en este concepto, desde que el
propio Pacto y otros instrumentos -ms all de mi posicin personal
contraria- admite, limitadamente, la imposicin de la pena capital -art.
6.2 al indicar: "En los pases que no hayan abolido la pena capital slo
podr imponerse la pena de muerte por los ms graves delitos y de
conformidad con leyes que estn en vigor en el momento de cometerse
el delito y que no sean contrarias a las disposiciones del presente"-.-
Es ms, el artculo 4 -incisos 2 y 5-, del Pacto de San
Jos de Costa Rica, solamente la prohbe respecto de quienes al
momento del hecho fueran menores de dieciocho o mayores de setenta
aos, para las mujeres en estado de gravidez y para los pases que no la
han abolido, la regula "slo podr imponerse por los delitos ms graves,
en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal competente y de
conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con
anterioridad a la comisin del delito. Tampoco se extender su aplicacin
a delitos a los cuales no se la aplique actualmente".-
Por lo dems, el artculo 2 de la Convencin
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, aprobada
por ley 23.652, dispone "a los efectos de la presente Convencin se
entender por tortura todo acto realizado intencionalmente por el cual se
inflijan a una persona penas o sufrimientos fsicos o mentales, con fines
de investigacin criminal, como medio intimidatorio, como castigo
personal, como medida preventiva, como pena, o con cualquier otro fin.
Se entender tambin como tortura la aplicacin sobre una persona de
mtodos tendientes a anular la personalidad de la vctima o a disminuir
su capacidad fsica o mental, aunque no causen dolor fsico o angustia
psquica", agregando: "No estarn comprendidos en el concepto
de tortura las penas o sufrimientos fsicos o mentales que sean
nicamente consecuencia de medidas legales o inherentes a
stas, siempre que no incluyan la realizacin de los actos de
aplicacin de los mtodos a que se refiere el presente artculo",
-
con lo que, excluye de ese concepto a los padecimientos
inherentes a la ejecucin de penas legalmente impuestas.-
A partir de este anlisis, estimo que queda claro que la
pena perpetua no encuadra en un supuesto de "tortura", incluso
definida desde la perspectiva de los Tratados y Organismos
internacionales y esto es as, a punto tal que la propia CSJN al declarar la
inconstitucionalidad de la pena de prisin perpetua en el caso
Maldonado -07/12/07-, y en el cual la defensa haba planteado que
aquella, a su criterio, importaba una pena cruel, inhumana o degradante,
su inconstitucionalidad fue resuelta al considerar que bajo el marco
de la legislacin nacional de menores y los tratados de derechos
humanos, careca de suficiente fundamentacin la necesidad de
aplicar esa pena -cfr. considerandos 21 a 23 del voto conjunto-
reparando adems, en argumentos que podrn o no compartirse, que en
su voto, la doctora Argibay sostuvo: "el rgimen establecido en la ley
22.278 no es inconstitucional por el hecho de admitir la posibilidad de
que una persona sea condenada a prisin perpetua por un homicidio
calificado cometido cuando tena diecisis aos y ello tampoco
resulta, por s solo, contrario a la Convencin sobre los Derechos
del Nio".-
Como se puede apreciar ms all de toda connotacin y
nominacin, la pena de prisin perpetua no es tal ni implica per se una
tortura, ni constituye una sancin "cruel", "inhumana", "degradante"
que afecte al principio de dignidad humana tal como lo postula la defensa
recurrente.-
Finalmente, es justo remarcar que el tema ha sido
abordado en amplitud por mi colega la doctora DAVITE en causa
"LEIMAN PATT" -CCPenal, 12/09/14-, como tambin por nuestro
Mximo Tribunal Provincial, desestimando los planteos de
inconstitucionalidad de la pena, posicin que ha mantenido y
reiterado hasta el precedente: "ALVAREZ - ZAPATA", Sala Penal,
STJER, 05/03/14.-
-
As desde "CUEVAS" -Sala Penal, STJER, 5/11/98- hasta
el presente, el Tribunal ha sealado que las penas son "slo formalmente
perpetuas la prisin y la inhabilitacin aplicadas porque normas
sustantivas especficas permiten su conversin y determinacin si se
cumplen ciertas condiciones (por ej., arts. 13 y 20 ter, del C. Penal),
contndose con la posibilidad cierta de obtener tambin a travs de
institutos polticos como el indulto o la conmutacin reducciones de
similar ndole, el regimen penitenciario de la Ley N24.660 previsto para
los condenados en base a la progresividad y abarcando los perodos de
observacin, tratamiento, prueba y libertad condicional, es aplicable
"cualquiera fuere la pena impuesta" (art.12), teniendo como objetivo de
la ejecucin de la sancin privativa de la libertad, "en todas sus
modalidades", lograr que aqul adquiera la capacidad de comprender y
respetar la ley procurando su adecuada reinsercin social, promoviendo
la comprensin y el apoyo de la sociedad, debiendo utilizarse todos los
medios de tratamiento para esa finalidad (art. 1), estando sometida al
permanente control judicial (art. 3) y con la perspectiva de limitar el
alojamiento del condenado en establecimientos cerrados,
promovindose en lo posible y en la medida de su evolucin favorable la
incorporacin a instituciones semiabiertas o abiertas o a secciones
separadas regidas por el principio de autodisciplina (ver arts. 6, 7, 8,
9 y concordantes), con lo cual el objetivo de readaptacin y
resocializacin est asegurado, al menos potencialmente, para Cuevas
en el trmite de ejecucin de su condena a prisin perpetua, no
habindose aportado ningn elemento de parte de la recurrente que lo
ponga en duda o lo comprometa en esos alcances, dependiendo
fundamentalmente a partir de ahora para lograrlo de sus propias
respuestas positivas y de la adaptacin a pautas de comportamiento que
lo alejen de la posibilidad de delinquir".-
Tales conceptos resultan de plena aplicacin al sub
examine y por lo tanto, justifican el rechazo de la pretensin
impugnativa acerca de la inconstitucionalidad de la prisin perpetua.-
-
4-Conclusin: Como lo he sostenido en otros casos
-entre ellos: "SANDOVAL", CCPenal, Sala I, 29/12/14-, si consideramos
que el "juicio" sobre el "juicio" habilitado en esta instancia por el recurso
de casacin resulta un insustituible dispositivo reductor de la
"discrecionalidad" judicial en la medida que exige al Juez dar los
fundamentos de su decisin y permite el control posterior de las partes y
la sociedad, entiendo que los fundamentos expuestos en este acto y en el
atacado satisfacen ese requisito.-
Los fundamentos son el lmite de la decisin y el recurso
lo es de la respuesta. El remedio intentado, pese al esfuerzo puesto de
manifiesto slo se sostiene a partir de afirmaciones que no encuentran
sustento en la prueba rendida ni siquiera, en la sentencia atacada toda
vez que las omisiones que le endilga no son tales.-
La motivacin brindada por el Tribunal luego del debate y
de haber recepcionado la prueba atravesada por la inmediacin en el
marco del control de las partes no resulta insuficiente, aparente o
defectuosa y ello permite descartar la presencia de arbitrariedad al
tiempo de emitir el juicio condensado en sus conclusiones, por lo que
habr de propiciar el ntegro rechazo de los agravios expuestos y con
ello, la confirmacin del fallo impugnado.-
As voto.-
A la misma cuestin propuesta el Sr. Vocal Dr. PEROTTI
expresa su adhesin al voto que le precede.-
A su turno, la Seora Vocal, Dra. DAVITE adhiere al
voto del Sr. Vocal, Dr. CHAIA.-
A LA SEGUNDA CUESTION PROPUESTA EL SR.
VOCAL, Dr. CHAIA, DIJO:
En relacin a las costas y atento a la decisin a que ha
arribado el Tribunal cabe que las mismas sean declaradas a cargo del
recurrente vencido -arts. 548 y cc del CPPER-.-
Respecto de los honorarios, no corresponde su
regulacin en virtud de no haberlos peticionado el letrado interviniente
-
en forma expresa.-
As voto.-
A la misma cuestin propuesta el Sr. Vocal Dr.
PEROTTI expresa su adhesin al voto que le precede.-
A su turno, la Seora Vocal, Dra. DAVITE adhiere al
voto del Sr. Vocal, Dr. CHAIA.-
Con lo que no siendo para ms, se dio por terminado
el acto quedando acordada la siguiente sentencia:
HUGO DANIEL PEROTTI
SI///
GUEN LAS FIRMAS.-
RUBEN ALBERTO CHAIA
SENTENCIA:
MARCELA DAVITE
Paran, 19 de mayo de 2015.-
Por los fundamentos del acuerdo que antecede;
-
SE RESUELVE:
I.- RECHAZAR el Recurso de Casacin interpuesto a fs.
27/48, contra el pronunciamiento cuya copia obra a fs. 1/24, el que en
consecuencia, SE CONFIRMA.-
II.- DECLARAR las costas a cargo del recurrente
vencido -arts. 584 y cc del CPPER-.-
III.- NO REGULAR honorarios profesionales al letrado
interviniente por no haberlos peticionado en forma expresa -art. 97, inc.
1) Decreto Ley N 7046-.-
IV.- Protocolcese, sirva la presente lectura de
notificacin vlida para las partes a sus efectos debiendo notificar
personalmente y con entrega de copia al imputado de manera
personal por encontrarse privado de libertad, y en estado, bajen.-
HUGO DANIEL PEROTTI
RUBEN ALBERTO CHAIA
Ante mi:
CLAUDIA ANALIA GEIST
-Secretaria-
MARCELA DAVITE
-
Se protocoliz. Conste.-
CLAUDIA ANALIA GEIST
-
Secretaria-