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CRISTÓBAL GALÁN. CANTO DEL ALMA CD nº 6 de “Música Poética”
Presentación en la Biblioteca Nacional de España 1 de diciembre de 2010
Mariano LAMBEA (CSIC-IMF)
Lola JOSA
(Universitat de Barcelona)
Albert RECASENS (Lauda Música)
Elena CASTRO
(INGENIO. CSIC-UPV)
Ana IBÁÑEZ (Lauda Música)
Carátula anterior del CD
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Carátula posterior del CD
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Invitación enviada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
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Invitación enviada por la Biblioteca Nacional de España (BNE)
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“MÚSICA POÉTICA”. Díptico, pág. 1
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“MÚSICA POÉTICA”. Díptico, pág. 2
“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 1
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“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 2
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“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 3
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“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 4
10
“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 5
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“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 6
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“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 7
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“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 8
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“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 9
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“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 10
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“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 11
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“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 12
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“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 13
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“MÚSICCA POÉTICCA”. Presen
ntación dináámica, 14
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FOTOGRAFÍAS DE LA PRESENTACIÓN
De izquierda a derecha: Pilar Tigeras (Vicepresidenta Adjunta de Organización y Cultura Científica del CSIC)
Consuelo Díez (Asesora de Música de la Comunidad de Madrid) Mariano Lambea (Director de “Música Poética”)
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De izquierda a derecha: Albert Recasens (Director de La Grande Chapelle)
Pilar Tigeras (Vicepresidenta Adjunta de Organización y Cultura Científica del CSIC)
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Presentación del CD “Cristóbal Galán. Canto del alma” Madrid. Biblioteca Nacional de España, 1 de diciembre de 2010
Mariano LAMBEA (CSIC)
Lola JOSA (UB)
En este mismo mes de diciembre, dentro de quince días exactamente, se
cumplen cinco años de la creación de “Música Poética”, la colección discográfica de
música antigua del CSIC. La idea de nuestro proyecto nació con la recreación musical
de las aventuras de Don Quijote con motivo del IV Centenario de la publicación de la
primera parte de nuestra novela más universal, y empezó a ser una realidad tangible con
un CD dedicado al amor: El vuelo de Ícaro. Mejor apadrinamiento, imposible, pero
tengo que reconocerles que, en algunos momentos, pensamos que, quizá, la colección,
por su osadía al conjugar música y literatura, pudiera correr idéntico destino que el
héroe mitológico, es decir, descender por los cielos hacia las profundidades del olvido.
Sin embargo, nada más lejos de la verdad: después de Ícaro pusimos música a los
desmanes del soberbio Don Juan, sucumbiendo (cómo no) a todas sus tentaciones, para,
disco seguido, remontarnos con la Música para el Corpus del compositor Joan Pau
Pujol. Ambos discos cosecharon las mejores aceptaciones nacionales e internacionales,
entre ellas sendos Orfeos de Oro de la Academia del Disco Lírico de París. Siguió
después el Oficio de Difuntos de Francisco García Fajer y la Misa “O gloriosa
Virginum” de Antonio Rodríguez de Hita, hasta llegar al presente Canto del alma de
Cristóbal Galán, posiblemente nuestra producción de mayor empeño, ya que se trata de
un doble CD. Nos hallamos, pues, ante el sexto compacto de nuestra colección; séptimo
si contamos también, como sería de rigor, el disco cervantino, pues, con aquel trabajo,
el grupo científico y artístico se conformó hasta llegar a su consolidación actual. Y en
aras de la verdad tengo que decir, a su vez, que, en la medida de nuestras posibilidades,
hemos ido cumpliendo con el ideario fundacional de “Música Poética” en su intención
de convertirse en colección de referencia para la música española antigua, tanto a partir
de recreaciones o adaptaciones poético-musicales, utilizando una metodología
interdisciplinaria, como a partir de obras cumbre de nuestros músicos más relevantes.
Ni que decir tiene, asimismo, que el hilo conductor de ese ideario no es otro que la
divulgación de nuestro rico patrimonio poético-musical en un decidido compromiso de
transferencia de conocimiento a la sociedad.
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Pero, ¿por qué el Canto del alma de Cristóbal Galán? Este doble CD que hoy
presentamos contiene una selección de las mejores obras religiosas en latín y en
castellano, principalmente villancicos, cuatros, dúos y solos, que han visto de nuevo la
luz mediante un acercamiento riguroso a las fuentes originales y una interpretación
históricamente respetuosa de La Grande Chapelle, a propósito de uno de los mejores
compositores de nuestro Barroco. Es un CD fruto de meses de investigación archivística
y musicológica en lo que constituye uno de los proyectos de recuperación musicológica
más ambiciosos que se han realizado en España en los últimos años.
La materia prima del CD, es decir, la música, en este caso, manuscrita, se halla
desperdigada en un ámbito geográfico que va desde Estados Unidos (Nueva York),
Hispanoamérica (Ciudad de Guatemala, Bogotá, Sucre) y Alemania (Munich) -donde
han habido obras que ha sido preciso confrontar y analizar-, hasta bibliotecas y archivos
españoles en Cáceres, Burgos, Salamanca, Valencia, Valladolid, Segovia, Sant Cugat
del Vallés, Canet de Mar, Monasterio de Montserrat, Barcelona (Biblioteca de
Catalunya) y Madrid (Biblioteca Real y Biblioteca Nacional de España, institución que
hoy nos acoge). La labor de localización de estas fuentes y la petición de copias
anteceden al trabajo de transcripción y análisis de las composiciones con el objetivo de
dejarlas listas para su interpretación. Comentar aquí todos los pormenores de este
laborioso proceso sería prolijo, pero sí quiero destacar la enorme satisfacción que siente
todo musicólogo cuando escucha la obra objeto de su investigación. Pero en este
circuito que va desde el archivo hasta la sala de grabación, el musicólogo no es el único
actor importante; hay otros actores que también desempeñan un papel capital en el
proceso, y son los intérpretes. Sin ellos la labor del musicólogo se circunscribiría a
cambiar la grafía antigua por la moderna y arreglar los desperfectos originados por el
paso del tiempo, o dicho con lúgubres palabras conocidas en la jerga musicológica:
“cambiar el muerto de caja”.
El equipo científico de “Música Poética” ha visto modificados sus parámetros de
investigación conforme ha ido trabajando con La Grande Chapelle, ya que hemos
priorizado direccionar nuestro trabajo hacia la interpretación final. En esta especie de
obra abierta, hemos ido amoldando nuestra tarea a los postulados artísticos y hemos
pensado siempre en el oyente actual: no traicionamos el espíritu de lo que investigamos,
pero lo hacemos accesible y grato a la sensibilidad de nuestro tiempo. Si no fuera así,
¿qué sentido tendría nuestro trabajo? No quisiera contestarlo, pero sí puedo decir que no
hubiéramos podido ser escogidos como paradigma de transferencia de conocimiento en
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humanidades. Por ello, también, con toda la intención escogimos el nombre de la
colección discográfica del CSIC: Música Poética es el título de un tratado musical de
Joachim Burmeister, publicado en 1606. Este teórico alemán fue el primero en proponer
una sistematización retórica para la expresividad musical. Animaba su intención la
misma que anima la nuestra: realizar una música elocuente capaz de mover los afectos
de los oyentes, a través de la transgresión controlada de la normativa en la composición.
Hay momentos en la historia de los estilos musicales en los que la preceptiva no es
válida, ya que coarta la libertad creadora del artista. Es entonces cuando se recurre al
término “música poética” para ilustrar, explicar o justificar la intención del compositor
en ir más allá de la aplicación de procedimientos técnicos convencionales. Nuestra
identificación con dicho proceder es, pues, evidente. Sobre todo, porque somos muy
conscientes que, para recuperar nuestra memoria sonora (ineludible afán del trabajo
científico de la musicología y de su investigación aplicada), el último paso lo tiene que
dar el músico práctico. En realidad, la afortunada relación de ambos (musicólogo e
intérprete; que en el caso de Albert Recasens también es musicólogo, valga decirlo)
adquiere su plena significación en el mundo de la fonografía, verdadero ámbito de
experimentación y crisol de resultados finales que, en el caso de nuestro CD,
albergamos la esperanza que sean del gusto de todos.
Pero “Música Poética” no sólo se nutre de músicas inéditas editorialmente
hablando, que están hasta por catalogar, y, en consecuencia, por descubrir; sino que se
nutre también de ediciones modernas realizadas por expertos musicólogos. En este
sentido, el Departamento de Publicaciones del CSIC ha sido y es el referente nacional e
internacional de la edición de música antigua española durante los últimos sesenta y
cinco años. En sus diversas colecciones bibliográficas podrían contabilizarse, sin temor
a exagerar, unas treinta mil páginas de música impresa que comprenden un sinfín de
compositores, de obras y de géneros musicales que abarcan tres centurias de la historia
de la música española, los siglos XVI, XVII y XVIII, período cronológico que, en
nuestros tiempos, se conoce como música antigua. De esa cantidad ingente de música se
han nutrido, se nutren y se seguirán nutriendo innumerables conjuntos vocales e
instrumentales, nacionales y extranjeros, que interpretan ese patrimonio musical en
conciertos y lo graban en discos. La música antigua (concepto o, incluso, moda que
surgió a mediados del siglo XX en ambientes centroeuropeos) sugiere, además, una
manera concreta de entender la interpretación musical: aquella que contempla el afán
por recuperar el sonido original a través del rigor histórico y científico. Rigor histórico y
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científico que se ve también arropado en el ámbito académico, ya que “Música Poética”
cuenta, además, con el respaldo de la Universitat de Barcelona a través del Grupo de
Investigación Consolidado y Financiado por la Generalitat de Catalunya que hemos
dado en denominar “Aula Música Poética”, en clara ascendencia a nuestra colección.
El auge que está teniendo actualmente la música antigua española en el mundo
cultural es evidente, tanto por su calidad como por la gran cantidad de obras que
tenemos todavía por conocer y valorar. Recordando ahora esas treinta mil páginas de
música que el CSIC ha publicado, y las que, sin duda, seguirá publicando, debemos
congratularnos, como asimismo de que nuestro organismo se haya decidido a
materializar en sonido armónico la investigación musicológica que se lleva a cabo en su
Área de Humanidades y Ciencias Sociales, y que lo haga con una colección tan
elocuente y de tan amplio calado artístico, cuya solvencia científica es, además,
incuestionable.
Muchas gracias por su atención.
Diseño y edición del díptico y de la presentación dinámica: Globalcomunica, SL http://www.globalcomunica.com