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De la Revolución Verde a la Revolución Azul
Costos ambientales de los bienes públicos.
Presenta:
Rafael Huacuz Elías
Enero del 2003.
ÍNDICE
Introducción.
I. Antecedentes sobre la revolución verde.
II. Los inicios de la revolución verde.
II.1. Criticas a la revolución verde desde la perspectiva de sus externalidades
ambientales.
II.2. El Impacto en la salud.
II.3. La revolución verde en México y sus consecuencias.
III. La actual revolución azul y sus problemas ambientales a escala global.
III.1. La revolución Azul en México.
III.2. La aplicación de la teoría de juegos.
A manera de conclusiones.
ANEXOS:
1. Las tres fases de las reformas estructurales.
2. Ruta crítica de los problemas ambientales.
I. Antecedentes sobre la revolución verde
Hace casi 50 años se acuño por primera vez el término de revolución verde[1]
cuando un científico agrícola de nombre Norman Borlaug fue galardonado con el
Premio Nobel de la Paz (1970), por desarrollar un híbrido de trigo que aumentó
considerablemente el rendimiento de las cosechas. Estos nuevos cereales se convirtieron
en el punto de inicio de la llamada revolución verde, que fue un programa dedicado a
incrementar los rendimientos agrícolas en diversas regiones del mundo y que prometía
la capacidad técnica y científica para alimentarlo, sin embargo, en este proceso se
crearon diversas externalidades con costos ambientales muy altos para la naturaleza en
general y para la humanidad en particular.
Actualmente se ha iniciado una política similar llamada: revolución azul, en donde ya
no es la agricultura el objetivo a revolucionar, sino la capacidad productora de alimentos
provenientes de la acuacultura[2]. Sin embargo, como ocurrió con la revolución verde;
con estas políticas alimenticias se presentan externalidades ambientales similares que
con el presente ensayo se pretende comparar.
Al final del trabajo se presentan algunas conclusiones que delimitan la pausa a seguir
para contrarrestar los efectos adversos hacia el medio ambiente producto de las actuales
políticas alimentarias.
II. Los inicios de la revolución verde.
La ‘revolución verde’ fue el término acuñado para señalar las bondades que la ciencia y
la tecnología podían realizar para mejorar la producción agrícola en la segunda mitad
del siglo XX, la revolución verde señalaba que se acabaría con el hambre en el mundo,
ya que entre otras cosas prometía elevar la producción de alimentos elevando los
rendimientos agrícolas con la imposición de un ‘paquete tecnológico’ que contenía entre
otras cosas: mecanización, fertilizantes, productos fitosanitarios, insecticidas, semillas
híbridas, monocultivo y concentración de la tierra (Marielle: 2001).
Uno de los problemas más difíciles de resolver, respecto al aumento de la eficiencia de
la producción de alimentos, era la agricultura tradicional campesina, que como práctica
de cultura ancestral se desarrollaba (y desarrolla) en pequeña parcelas o milpas, y esto
impedía en la lógica de acumulación del capital su desarrollo pleno. Por lo cual, se
diseño un amplio programa para lograr la transferencia y la aplicación de
procedimientos y programas de científicos norteamericanos hacia los países
latinoamericanos.
El científico agrónomo y premio Novel Norman Borlaug, con el patrocinio de las
Naciones Unidas, --y en especial de la Organización para la Agricultura y la
Alimentación (FAO),-- crea diferentes modalidades y prácticas de equilibrar la relación
oferta / demanda de alimentos en todo el mundo y publica extensas recomendaciones
acerca de las medidas a adoptar, entre las que destaca realizar intercambio de
capacidades técnicas e iniciar un flujo de científicos y técnicos de un país a otro, así
como de productos agrícolas; creándose servicios para la enseñanza y demostración de
nuevas tecnologías[3]. En todos estos programas se propusieron los siguientes
principios fundamentales:
1. Pasar de las variedades locales (tradicionales) de plantas, animales y técnicas de
producción a un ‘paquete completo’ e importado de nuevas variedades y técnicas.
2. Investigación adaptativa para ajustar ‘el paquete en cuestión’ a las limitaciones
locales relacionadas con el entorno físico y las fuerzas sociales del país.
3. Apoyo a largo plazo por parte de los gobiernos locales al desarrollo de conocimientos
aplicados y a la transferencia de éstos a los productores y distribuidores de los
suministros locales de alimentos.
4. Realizar cambios que apoyen estas medidas en la infraestructura. (Los sistemas de
gobierno, leyes, educación, transporte, comunicaciones y propiedad de la tierra son
ejemplos de los elementos de la infraestructura que se desarrolla en una sociedad
compleja).
II.1. Criticas a la revolución verde desde la perspectiva de sus externalidades
ambientales.
Si consideramos que el suministro total de alimentos está en función de la superficie de
tierra dedicada al cultivo y al rendimiento por unidad de superficie. Es posible, en
muchas situaciones, aumentar la superficie dedicada a la producción de alimentos, pero
la viabilidad económica de un proyecto semejante es a menudo cuestionable. Ya que los
métodos utilizados para realizar este incremento está, por un lado, en función de la
tecnología que se tenga, y por el otro, de la aplicación de agroquímicos y fertilizantes en
un periodo determinado, además actualmente con la manipulación genética la
producción total en el ámbito mundial creció a un promedio anual de un 2% entre 1981
y 1991.
Entre los países en vías de desarrollo, la tasa de crecimiento fue de alrededor de un
3,3%, pero el incremento en la producción de alimentos se vio en gran medida
contrarrestado por el subsiguiente incremento de la población que se ha duplicado en los
últimos 50 años de aproximadamente 3000 millones a 6000 millones[4].
Con todo, una quinta parte de la población mundial no tiene posibilidades de acceder a
estos beneficios y aunque en el corto plazo se hayan incrementaron los rendimientos
productivos, en el largo plazo, este desarrollo basado en sistemas energéticos no
renovables, ha tenido altos costos de producción y detrimento del suelo agrícola[5], los
elevados costos productivos aumentaron la segregación y la exclusión social, así como
la destrucción ambiental trayendo esterilización y contaminación de los suelos;
contaminación de los cuerpos de agua; multiplicación de las plagas y resistencia de las
mismas a los insecticidas así como riesgos de salud animal y humana.
Para ampliar las zonas de cultivo a gran escala se han reducido bosques y selvas, lo que
ha incremento la desaparición de flora y fauna silvestre en detrimento de la
biodiversidad y de poblaciones locales. Con seis compañías agroquímicas que controlan
la producción mundial de alimentos -Monsato, Novartis, AgroEvo, Dupont, Zeneca y
Dow-, (Monroy: 2001) se monopoliza el mercado agrícola en detrimento de los
campesinos de pequeña escala, además se manipula y modifica genéticamente la
mayoría de las semillas mundiales con el fin de hacerlas más resistentes a los efectos
climáticos y biológicos. Pero estas nueva clases de semillas deteriora el potencial de
selección natural, perdiéndose material genético por siempre.
Las empresas que manipulan genéticamente las semillas, exigen su patente
monopolizando no sólo su comercialización, sino también su posibilidad de adquisición,
en detrimento de pequeños agricultores (Monroy: 2001).
El desafío planteado es, por una parte, equilibrar la oferta y la demanda de alimentos y,
por otra, lograr una mayor igualdad, reducir la pobreza y garantizar un suministro
suficiente de víveres para toda la población mundial. Hoy en día se producen suficientes
alimentos en el planeta como para aportar las calorías necesarias a todos los seres
humanos, pero su distribución es desigual y poco equitativa. Si se pudieran resolver los
problemas de mala distribución y aumentar los niveles de producción a un ritmo capaz
de mantenerse a la altura del crecimiento de la población, se resolvería el problema,
para lo cual las instituciones de los Estados nación juegan un papel fundamental en el
otorgamiento de garantías sociales que den certidumbre y promuevan el intercambio[6]
(Ayala: 1999). Sin embargo esto no es así ya que un requerimiento fundamental para
incrementar el rendimiento en la producción de alimentos procedentes de los cultivos y
los animales, es introducir un cambio en la actitud del ser humano respecto a su medio
ambiente. La explotación debe abrir paso al reconocimiento de que la capacidad de
carga (sustento) y del empleo de aquellas prácticas que mantienen o aumentan esta
capacidad de la tierra es limitada.
En general, sólo un 10% de la energía disponible pasa de un eslabón a otro de la red
trófica[7]. Es mucho más eficiente, en términos energéticos, que los seres humanos
consuman las plantas directamente, en vez de alimentarse con los animales herbívoros
que se las comen. Aunque muchos pueblos del mundo conceden más importancia al
consumo de plantas y productos derivados de ellas en sus dietas, las preferencias
alimentarías de los países desarrollados han llevado a un elevado consumo per cápita de
productos de origen animal, buena parte de los cuales proceden de ganado alimentado
con grano, por ejemplo, el incremento en la demanda del consumo de carne representa
producir dos kilos de cereal por cada pollo, tres kilos por cada cerdo y ocho kilos más
de cereales por una cabeza de ganado[8].
II.2. El Impacto en la salud
Los efectos a la salud y su impacto en la población es materia de debate, la discusión
sobre los efectos negativos en la salud humana se concentra en dos temas, según señala
Covantes: reacciones alérgicas y resistencia a antibióticos (Covantes: 2001).
En el caso de las alergias existe la posibilidad de que las nuevas proteínas producto de
los genes introducidos, puedan ser alérgicas y que no exista la información para la
sociedad que prevenga daños permanentes.
Para el caso de la resistencia a antibióticos, algunos expertos en microbiología, han
manifestado que en un momento dado, estos genes podrían transferirse a las bacterias
intestinales de humanos y de animales, a través de la alimentación. Los
microorganismos que pudieran integrar estos genes en su estructura molecular,
simplemente serían resistentes a los antibióticos de los que se tratase.
Finalmente los costos indirectos generados por tratamientos médicos asociados con lo
anterior, son trasladados a la población en general y a las instituciones de salud pública,
ya que las empresas productoras de semillas genéticamente modificadas no reconocen
que existan estos costos, mucho menos que tengan que asumirlos. Lo que refleja fallas
de mercado, del modelo y externalidades [9].
II.3. La revolución verde en México y sus consecuencias.
El saldo de la revolución verde en México ha sido en general negativo en varios
aspectos de la vida social, económica y ambiental, ya que la brecha entre dos distintos
modos de producción agrícola se profundizó. En un extremo, una la agricultura
tradicional campesina, basada en la milpa, la chinampa y la parcela con policultivos de
semillas criollas, ligada al conocimiento de una cosmovisión ancestral que generó una
instrucción tradicional de saberes heredados por tradición oral en diferentes
comunidades de generación en generación; En otro extremo, una agricultura moderna
impulsada por una política desarrollista basada en la especialización productiva de alta
rentabilidad de su paquete verde: fertilizantes, insecticidas, trasngénicos etcétera. Con el
único beneficio para los complejos agroindustriales vinculados a capital extranjero
(como en el Valle del Fuerte, por ejemplo), y no para la economía familiar de auto-
producción y consumo.
Para 1982 de cada dos campesinos mexicanos, uno no tenía la capacidad de producir las
2 340 calorías recomendadas por la Organización Mundial de Salud para su consumo
diario. En estos años se abandona definitivamente la política nacional de autosuficiencia
alimentaria, que había perdurado hasta los años 70, y comienza el proceso de ajuste
económico con forme a las nuevas exigencias de ajustes estructurales de la economía
global[10]. Para 1999 el Estado mexicano se ha retirado de sus antiguas funciones de
apoyo a la producción y regulación de precios de granos básicos, además de existir el
famoso dumping por parte del sector agrícola norteamericano fuertemente
subvencionado, por lo que la demanda interna es desborda y en país inicia su política de
importación de granos que daña aún más el campo mexicano (Marielle:2001)
reduciendo aun más el consumo calórico de las familias campesinas.
III. La actual revolución azul y sus problemas ambientales a escala global.
De forma semejante a la revolución verde actualmente existe una política similar
llamada: ‘revolución azul’, en donde ya no es la agricultura el objetivo a revolucionar,
sino la capacidad productora de alimentos provenientes de la acuacultura. Pero como
ocurrió con la revolución verde con estas políticas alimenticias se presentan
externalidades ambientales similares, por ejemplo, la necesidad de maximizar los
beneficios económicos minimizando los costos de producción en la acuacultura
producen hacinamiento de las especies que se cultiven en gran escala, ya que se supera
su ‘capacidad de carga’ con efectos nocivos para la salud. Las características positivas o
negativas de una población acuícola producida con fines comerciales, residen en la
capacidad de carga del entorno, que es el promedio más alto de individuos que puede
alcanzar una población en un lugar determinado.
La variación de este parámetro provoca cambios adversos en la población. En el caso de
que sean superados los límites en esta capacidad de carga, se puede desembocar en la
extinción de la misma o en el desplazamiento de ésta por otra mejor adaptada o en el
traslado de la misma a otro medio, sin embargo en espacios delimitados por la
intervención humana esto no es posible por lo que las especies que se cultivan con fines
comerciales tienden a padecer diversas enfermedades, y para evitar que estas mueran se
les aplican enormes cantidades de antibióticos[11]. Por último, las poblaciones tienen
tendencia a la dispersión, es decir, a ocupar zonas contiguas con menor densidad de
individuos. Esta dinámica es ventajosa tanto para los miembros que permanecen en el
territorio habitual, como para los que ocupan nuevas zonas, porque en ambos casos,
aumentan los recursos alimenticios, pero en cultivos artificiales esto no es posible.
El estudio de la dinámica y genética de poblaciones (efectos de la herencia y la
evolución sobre las poblaciones) es importante como paso previo a cualquier
intervención humana en el medio, pero desafortunadamente se cultivan diversas
especies artificalmente sin la capacidad técnica adecuada y sin el control necesario que
supervise y controle el entorno contiguo. Todo esto, a su vez, influye en las poblaciones
naturales que habitan cerca de las granjas acuícola, por ejemplo, se ha detectado una
disminución en sus tasas de población y de crecimiento, así como en la disponibilidad
de sus recursos alimenticios ya que se han llegado a enfermar cardúmenes naturales con
las enfermedades de especies cultivadas por no existir un control adecuado en el manejo
de las granjas.
III.1. La revolución Azul en México.
Una de las especies que más se produce en México en forma de cultivo acuícola es el
camarón, en el estado de Sonora existen alrededor de 110 kilómetros cuadrados de
granjas camaronícolas que exportan a estados unidos el 95 por ciento de su producción -
alrededor de 29 millones de kilos- (Holloway: 2002), Sin embargo esta práctica está
destruyendo los ecosistemas terrestres a lo largo de las costas, causando contaminación
en el agua.
En lugar de salvar a los peces que viven en forma natural, la acuacultura incluso podría
estar acelerando su extinción, ya que las granjas acuícolas por lo general se ubican en
esteros en donde confluye agua salada y dulce del pacífico mexicano, y esta despojando
a los pescadores de este recurso, por que poco a poco, empieza a desaparecer el pescado
de la costa, entre otras causa, por los excrementos de las especies cultivadas que
ensucian el agua adyacente a los criaderos, ahuyentando a los peces y otras especies
nativas.
Los excrementos ricos en nitrógeno estimulan el crecimiento de algas, que pueden
acumularse y estrangular cuerpos de agua en un proceso llamado eutroficación que no
es sino la pérdida de la capacidad del agua de mantener con vida los peces, por otra
parte también las granjas acuícolas pueden traer pestes y enfermedades, como piojos de
agua y virus que prosperan cuando los peces y camarones alcanzan sus máximos niveles
en su capacidad de carga, lo que puede afectar a los peces del mar[12].
El agua de desecho de los criaderos también podría contener restos de antibióticos como
la oxitetraciclina y sulfadimetoxina, que están incluidos en las fórmulas de alimentos
para peces, y se teme que las bacterias estén desarrollando inmunidad y resistencia a
estos fármacos; finalmente la gente podría enfermarse con virus resistentes de
Salmonella y Escrerichia coli. Ambas causantes de envenenamiento por alimentos
(Hollowey: 2002).
Aunque la toma de conciencia generalizada sobre el deterioro ambiental fue
ampliamente mostrada desde finales de los años 60 con dos textos que modificaron la
percepción de este grave problema a escala mundial: el primero de ellos fue escrito por
Rachel Carson en 1962 y se llamó La Primavera Silenciosa. (Carson: 1962) y
denunciaba la contaminación del suelo por el uso de pesticidas y nitratos de sodio en los
cultivos agrícolas de grandes extensiones de tierra producto de la llamada revolución
verde. Y el segundo texto, que cobra importancia en los años 70, llamado Límites del
crecimiento[13], hacía referencia al colapso global, llegando a la conclusión de que el
planeta alcanzaría su límite de desarrollo físico en un plazo de 100 años si no se
cambiaban las tendencias económicas y de crecimiento de la población.
Estos planteamientos escandalizaron al mundo, ya que cuestionaban el futuro del
desarrollo económico al ponerle un límite; se proclamó el fin del desarrollismo, y se
lograron firmar nuevos acuerdos internacionales en materia de protección ambiental.
Sin embargo 30 años después las tendencias de deterioro se mantienen y se repiten los
mismos errores del pasado: suelos infectados con nitratos, agua contaminada con
antibióticos, y carne contaminada con clenbuterol.
Sería un error decir que no se debe introducir técnicas modernas en el cultivo agrícola y
acuícola, solamente se señala que ambas actividades están fuera de control y no existen,
por un lado, las regulaciones oficiales necesarias para controlar los efectos ambientales
adversos producto de estas actividades, y por otro lado, se carece de la información
adecuada que permita a los consumidores reconocer los daños adversos que el consumo
de estos productos puede producir.
Aunado a lo anterior las actitudes maximizadoras de ganancia por parte del capital
privado fomentan estos problemas, por lo que es necesario realizar arreglos
institucionales que frenen estas tendencias.
III.2. La aplicación de la teoría de juegos
El análisis de la formación de creencias en las interacciones estratégicas, se les
denomina teoría de los juegos, La investigación cuyo propósito es especificar -dada una
acción competitiva un logro de cierta finalidad- la estrategia a seguir como la mejor
opción, en donde no afecta el resultado, la información a la que tenga acceso cada parte
de la competencia, (los jugadores del juego), en lo concerniente a los planes del otro
Ayala:1998).
La teoría de juegos, suministra las reglas para decidir un curso de acción, que no es
necesario alterar para lograr el objetivo, aunque los otros “jugadores”, adquieran nuevo
conocimiento en el curso del “juego”.
Para explicar la forma de cooperación entre jugadores, existen cuatro analogías o
ejemplos de juegos:
Uno es “El dilema del prisionero”, otro el “Juego de garantía”, el tercero es el juego
norteamericano de “Gallina” y el último es “la batalla de los sexos”.
El más conocido es el dilema del prisionero, este juego señala que dos sospechosos son
arrestados y encarcelados por separado, la policía, que tiene pocas pruebas en su contra,
necesita esclarecer el crimen e impartir justicia, por lo que intenta negociar con cada
uno por separado bajo las siguientes premisas:
Si testifica alguno en contra de su compañero, éste saldrá en libertad, siempre y cuando
el otro prisionero -coopere con su compañero de delito- permanezca en silencio, por lo
que él será sentenciado a doce años de cárcel.
Pero si ambos testifican uno en contra del otro, ambos serán sentenciados a diez años de
prisión.
Por el contrario, si permanecen en silencio los dos, cooperando entre ellos, la policía no
tiene elementos para juzgarlos por lo que sólo los puede mandar tres años a prisión.
Desde el punto de vista del prisionero no cooperar con la policía y confiar en que su
compañero hará lo propio, es su mejor opción, pero el dilema estriba en la posibilidad
de que su compañero lo delate, o convertirse en delator y poder salir inmediatamente en
libertad.
Asumir cooperación mutua puede no significar la elección optima para alguno de los
jugadores, pero sí es la mejor elección para los involucrados en el juego.
El dilema del prisionero se aplica entre otras cosas, en conflictos surgidos por el
usufructo de recursos naturales y en el análisis de las externalidades dentro de una
actividad productiva como son los dos casos aquí presentados.
Y se deberá garantizar reglas explícitamente claras en este juego, Así como garantizar
que los jugadores compartan equidad de información que garantice su mejor elección, y
que no exista irracionalidad al momento de tomar una decisión.
Los puntos óptimos para los jugadores en general no son óptimos para el ambiente, por
lo que es necesario emprender procesos de negociación y encontrar el equilibrio que
garantice el cuidado del ambiente.
A MANERA DE CONCLUSIONES.
El dilema del prisionero bien puede ser aplicado el contexto ambiental con la moraleja
de no cooperar, perjudica el medio ambiente en el corto plazo y a la sociedad en su
conjunto en el mediano y largo plazo.
Los costos asociados con las externalidades ambientales son traslados a la sociedad y al
gobierno en turno, por lo que es necesario idear mecanismos para imponer medidas
precautorias ex ante y cobros de impuestos ambientales ex post.
Es necesario avanzar en el rescate de una comida sana para todos y trabajar en
establecer mecanismos para normar criterios precautorios en materia de
bioseguridad[14], para lo cual existen diversos convenios internacionales a los que
nuestro país se debe sujetar, además se deben imponer las normas ambientales
aplicables en la producción, distribución y consumo de estos productos.
Se debe suspender el uso y comercialización del maíz transgénico y propononer e
incentivar la diversidad de especies nativas, apelando a los principios precautorios
internacionalmente reconocidos por el Convenios sobre Diversidad Biológica.
Cumplir y garantizar el derecho a la información mediante la implementación de una
red de sistemas que realicen monitoreo sobre la biotecnología y la bioseguridad, por
ejemplo se puede etiquetar todos los productos genéticamente transformados para
garantizar el derecho a la información de los riesgos producidos por el consumo de los
mismos.
Se debe incorporar en todos los proyectos biotecnológicos la evaluación y manejo de
riesgos ambientales y sobre la salud humana y animal, así como la evaluación del
impacto e implicaciones económicas, sociales y culturales.
Promover una agricultura y una acuacultura sustentable, basada en prácticas
ambientalmente sanas, en donde se realicen mecanismos de apoyo financiero con estas
características para incentivar su uso.
BIBLIOGRAFÍA
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Sitios WEB:
www.discovery.com
www.pwwoceans.Org/oceanfacs/2002/01/11/fact_22988.asp.
www.bluerevolution.org
www.pnud.org
www.greenpeace.org
www.wordwach.org
Anexo 1
Las tres fases de las reformas estructurales
(Consenso de Washington)
Propósito:
Acciones:
Primera Fase de reformas (década de los ochenta)
Enfrentar las fallas de las políticas públicas:
o Estabilización económica
o Definición correcta de los precios macro
Ajuste de:
*Tipo de cambio
*Tasa de interés
*Control de la inflación
Segunda fase o reformas de segunda generación (década de los ochenta y principio de
los noventa)
Enfrentar las fallas del mercado con:
o Información asimétrica
o Altos costos de transacción
*Liberación comercial
*Privatización
*Desregulación
Tercera fase de reformas o reformas de tercera generación (finales de los noventa)
Enfrentar las fallas de cooperación:
o Estado de derecho sólido
o Garantizar derechos de propiedad
o Dilema del prisionero
*Estructurar incentivos para la cooperación
*Mejorar las instituciones como interfase entre actores y organizaciones.
Fuente: Construcción propia con datos de Gustavo Gordillo de Anda. La ansiedad por
concluir, la débil institucionalidad de las reformas de América Latina, en: El Mercado
de Valores México, Banco de México / octubre de 1999, pp. 3-17.
Anexo 2
RUTA CRÍTICA DE LOS PROBLEMAS AMBIENTALES
1 Término muy utilizado desde la década de 1960 para describir el esfuerzo por
incrementar y diversificar los rendimientos agrícolas en las regiones menos adelantadas
del mundo. Tomado de Norman Ernest Borlaug, Enciclopedia Digital [Microsoft
Encarta: 2000].
[2] La acuacultura es la cría de organismos acuáticos en entornos de agua dulce o
salada, que se denomina también piscicultura o acuicultura.[]
3 Véase al respecto la revista: Rostros de la Sociedad Civil S.C. Nueva Época, Año 6
Núm. 22 Mayo-junio del 2001. pp. 21-35.[]
4 Ídem.[]
5 Cifras del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos señalan que se han
invertido cerca de 8 000 millones de dólares para desarrollar agricultura genéticamente
manipulada.
[6[ ]]Ayala espino define éste papel del Estado y en particular el intercambio como el
complejo de normas que regulan la acción del Estado sobre las estructuras del sistema
económico y las relaciones de los agentes en la economía ( marco de confianza y
certidumbre en el intercambio).
[7] Se entiende por cadena alimenticia o trófica cada una de las relaciones alimenticias
que se establecen de forma lineal entre organismos que pertenecen a distintos niveles
tróficos. La red trófica está dividida en dos grandes categorías: la red de pastoreo, que
se inicia con las plantas verdes, algas o plancton que realiza la fotosíntesis, y la red de
detritos que comienza con los detritos orgánicos Véase: Enciclopedia Encarta Op Cit.[]
8 Véase la revista: National Geographic Vol. 3 No.4 Octubre de 1998.[]
9 Ayala Espino al respecto nos dice que existe una externalidad, cuando el consumo o la
producción de algunas actividades, tiene un efecto indirecto en la producción o
consumo y que no se refleja directamente en los precios del mercado, es decir, los
efectos sobre otros son ‘externos’ al mercado, señala además que los problemas de
externalidades son muy complejos y se encuentran involucrados derechos de propiedad
ambiguos; Ausencia de legislación y regulación adecuadas y, costos sociales o externos
muy altos y difíciles de medir. (Ayala: op. cit.) []
10 Para ampliar la visión de estos ajustes véase el anexo 1. []
11 Sólo en Estados Unidos se usan alrededor de 93 000 a 196 000 kilos por año
(Hollowey: 2002). []
12 En un reporte de pesca efectuado en 1997 por el Servicio de Pesca de los Estados
Unidos, se informo que existían dos virus letales en las granjas camaronícolas
mexicanas, el virus infeccioso hipodérmico y el virus de necrosis matopoiética y que
ambos virus podrían dañar a las especies naturales del mar y enfermar a la gente
(Hollowey:2002).[]
13 Es un el informe del Massachusetts Institute of Technology (MIT) dirigido por Jay
W. Forrester y los esposos Dennis y Donella Meadows,[]
14 Desde los acuerdos de Río en 1992, se han dado diversos foros ambientales para
establecer protocolos ambientales como el de Cartagena y Montreal Canadá en el año
2000, para firmar acuerdos sobre biodiversidad biológica (Monroy: 2001).
Inicio
Elementos de prospectiva tecnológica para una "Revolución Doblemente Verde"
Michel GriffonDirector de la Unidad de Investigación en Perspectivas y
Políticas Agrícolas (URPA) del Centro de Cooperación Internacional en
Investigación Agrícola para el Desarrollo (CIRAD).
El concepto de Revolución Doblemente Verde nació de la necesidad de proponer soluciones a los problemas que enfrentan los agricultores: una producción insuficiente para cubrir las necesidades de la población, la degradación ambiental (erosión de suelos, polución agrícola, pérdidas de biodiversidad) y, finalmente, un grado creciente de la pobreza a nivel rural.
El objetivo de la Revolución Verde fue aumentar la producción de los cultivos, sobre todo, a través del uso de insumos químicos, para mejorar el abastecimiento de los mercados nacionales. La Revolución Doblemente Verde (Conway. Une agriculture durable pour la sécurité alimentaire mondiale. 1994) debe reproducir, en los próximos 30 años, el éxito de la Revolución Verde pero a una mayor escala y en sitios más diversos. Debe ser basada, además, en criterios de equidad, ser sostenible y respetuosa del medio ambiente. Tendrá también que tener en cuenta las necesidades en términos de seguridad alimentaria de las categorías sociales desfavorecidas, que no se pudieron beneficiar de la Revolución Verde. Deberá, además, asegurar la creación de empleos y la diversificación del ingreso. Sin embargo, el resto de los agricultores no deben ser dejados de lado.
Para lograr estos objetivos es necesario mejorar las posibilidades de la agricultura familiar: frente a la falta de estos agricultores, habrá que pensar en basar el aumento de los rendimientos en técnicas viables desde el punto de vista ecológico, económico y social. En consecuencia, la Revolución Doblemente Verde se puede resumir en una intensificación sostenible de los ecosistemas cultivados.
¿Dónde implementar una Revolución Doblemente Verde?
La geografía de la Revolución Verde fue muy marcada: las grandes llanuras arroceras irrigadas de Asia y las fértiles tierras de América, donde se cultiva maíz. La Revolución Doblemente Verde tendrá también su geografía, pero será mucho más vasta: todos los lugares donde la presión de la población pueda tener consecuencias negativas sobre la regeneración de los recursos naturales. Por ejemplo, las zonas montañosas con alta
densidad demográfica, las zonas tropicales húmedas de la frontera agrícola, o las regiones en donde la agricultura familiar predomina, etc.
Los desafíos para la investigación agrícola
La Revolución Verde buscó sustituir los sistemas de producción tradicionales. Los ecosistemas fueron alterados en la búsqueda de una mayor producción. Pero este objetivo podría ser solamente alcanzado mediante un gran control de las condiciones de producción. La respuesta del ecosistema natural fue un aumento del número de malezas y parásitos, y el excedente o faltante de agua. Este proceso de "control" de los ecosistemas naturales puede transformarse a su vez en algo muy caro (Henry. La nature, l'ingénieur et le contribuable. 1987).
El objetivo de la Revolución Doblemente Verde es completamente diferente. Se trata de utilizar de manera más eficiente, con menor gasto, los ecosistemas existentes, modificándolos de acuerdo a la evolución de las necesidades económicas y sociales, respetando, a su vez, las leyes fundamentales de la regeneración de los recursos naturales. No se trata de producir nuevas alternativas de producción que modifiquen el medio ambiente, sino de adaptar el medio ambiente para que, respetando las leyes de la ecología, se obtengan los resultados esperados.
Algunos ejemplos: el uso de cultivos de cobertura permite limitar la erosión y la infestación de malezas, si además se utilizan leguminosas, la fijación de nitrógeno en el suelo aumenta. La labranza tradicional puede substituirse con una estrategia de labranza mínima. La creación de microclimas a nivel de suelo, mediante el uso de distintos tipos de cobertura vegetal, permite evitar la evapotranspiración de los suelos, conservando así su humedad. Esto mejora la producción de materia orgánica y la estructura del suelo. Se puede también reducir la pérdida de nutrientes químicos a través de un uso racional de los fertilizantes (dosis inferiores según un calendario adecuado al ciclo vegetativo), o mediante el uso de diversos cultivos con sistemas racionales diferentes para recuperar los nutrientes a distintas profundidades. Estas técnicas han sido utilizadas en algunas regiones, con buenos resultados en cuanto a costos menores y control de erosión.
El mejoramiento genético: nuevas orientaciones
Salvo algunas especies (palmera africana, caucho y café robusta), la mayoría de los cultivos tropicales existen desde tiempos remotos y se diseminaron libremente, ocasionando una gran variedad genética. Las variedades locales predominan en la mayor parte de los casos, dejando un gran margen para nuevas variedades seleccionadas.
Sin embargo, la Revolución Doblemente Verde presenta un nuevo desafío para los mejoradores genéticos. En un principio, el objetivo del mejoramiento se basó en un aumento de la capacidad productiva varietal, en un "control" cada vez más exigente de las condiciones de cultivo, en el cambio fisiológico y en la arquitectura de las plantas, a través de la hibridización y del manejo de la multiplicación vegetativa. Una Revolución Doblemente Verde necesita también tener variedades e híbridos con alto potencial productivo, pero con costos de producción reducidos en las condiciones más diversas y en situaciones múltiples (no solamente en las tierras más fértiles sino que también en otros tipos de suelo), incluyendo los cultivos habituales de los productores, que no son
los que se han beneficiado con la investigación genética. Estas variedades deben ser rústicas, eventualmente simples, para responder a condiciones de producción de potencial limitado. Sin embargo, las características genéticas de estas variedades pueden ser muy sofisticadas, puesto que deben ser eficaces en suelos pobres y resistir al estrés biótico y a los factores abióticos que se escapan del control de los productores. La diversidad de situaciones y de cultivos requiere respuestas varietales múltiples. Es necesario tener claro estos conceptos y objetivos, para ganar tiempo en la definición de la investigación. Por otra parte, los resultados obtenidos podrán ser utilizados en la investigación de los cultivos "mayores" como el arroz, el trigo, el maíz, el algodón, la soya, etc. Mayor difusión de las técnicas conocidas de control de plagas
La agricultura moderna, dada la homogeneidad de las poblaciones genéticas utilizadas, favorece la vulnerabilidad a las plagas. Los productos químicos permiten el control de las mismas, sin embargo, en el futuro su uso puede ser limitado por varias razones: costos elevados, riesgos tóxicos, aparición de resistencias, ausencia de productos eficaces contra bacterias y virus, etc.
A partir de la década del 80, se busca cómo producir moléculas de control que respeten el medio ambiente. Pero el costo de desarrollo es elevado, lo cual hace que la investigación se concentre sobre los productos que pueden favorecer los cultivos más rentables.
Existen, sin embargo, otras posibilidades. Una de las principales es la resistencia genética de los cultivos. En este caso, es necesario un manejo particular de los cultivos, asociando, en el tiempo y en el espacio, diferentes variedades con características diferentes de resistencia. Esto permite un manejo sostenible de la interacción entre cultivos y agentes patógenos, y evita la aparición y/o persistencia de agentes virulentos o de nuevas formas de ataque. El desarrollo de este tipo de resistencia genética, sin embargo, requiere también inversiones muy costosas debido al alto grado de conocimiento necesario de los agentes patógenos y de los genes de resistencia.
En el futuro, aunque la lucha integrada combinando los aspectos biológicos, químicos y genéticos será cada vez más utilizada, la importancia de la resistencia genética será cada vez mayor.
Este paquete de técnicas, ¿puede ser generalizado?
La respuesta es afirmativa, debido a que las propiedades pequeñas estarán interesadas en reducir los costos y aumentar la producción, reduciendo las externalidades negativas generadas por un manejo intensivo de los cultivos, los movimientos ecológicos ejercerán cada vez más presión y los consumidores reclamarán cada vez más alimentos sanos.
Sin embargo, el reto de la próxima generación es aumentar la producción para satisfacer a 30 ó 40 millones de personas insuficientemente alimentadas, que viven de la agricultura en América Latina. Este desafío requiere el desarrollo de sistemas productivos que permitan el aumento de los ingresos de la agricultura familiar.
La solución a este dilema no es espontánea, se necesitan nuevas políticas agrícolas conscientes de los problemas. La Revolución Doblemente Verde puede basarse en
reformas que permitan el acceso de los pobres a la tierra, el crédito, la educación y la salud. Implica inversiones públicas creadoras de infraestructuras de comunicación que permita la integración de los pequeños y medianos agricultores al mercado y, finalmente, requiere un aumento de las investigaciones públicas y privadas en materia agrícola.
A largo plazo, la sociedad en su conjunto podrá ganar en términos de crecimiento económico, por medio de la integración de las poblaciones agrícolas marginales y la reducción de los efectos negativos de la agricultura sobre el medio ambiente. Además, es éticamente inaceptable, en la historia moderna, que la sociedad mantenga una parte importante de la población en condiciones de pobreza y de deficiencia alimentaria.
Revolución Verde es el nombre con el que se bautizó en los círculos internacionales al importante incremento de la producción agrícola que se dio en México a partir de 1943, como consecuencia del empleo de técnicas de producción modernas, concretadas en la selección genética y la explotación intensiva permitida por el regadío y basada en la utilización masiva de fertilizantes, pesticidas y herbicidas.
Las nuevas técnicas se fueron incorporando con posterioridad a otros países del Tercer Mundo, como la India (1965), al tiempo que se diversificó su aplicación a otros cultivos como el arroz o el maíz.
La importancia de esta revolución radicó en que mostraba perspectivas muy optimistas con respecto a la erradicación del hambre y la desnutrición en los países subdesarrollados.
Los resultados en cuanto a aumento de la productividad fueron espectaculares. En México, baste citar como ejemplo al trigo; su producción pasó de un rendimiento de 750 kg por hectárea en 1950, a 3.200 kg en la misma superficie en 1970.
Pero los aspectos negativos no tardaron en aparecer: problemas de almacenaje desconocidos y perjudiciales, excesivo costo de semillas y tecnología complementaria, la dependencia tecnológica, la mejor adaptación de los cultivos tradicionales eliminados o la aparición de nuevas plagas. Por lo que fue muy criticada desde diversos puntos de vista que van desde el ecológico al económico, pasando por el cultural e incluso nutricional.