El anónimo autor de El
Lazarillo de Tormes no
podía ni imaginarse que
su obra iba a ser una de las más leídas de la lite-
ratura española.
Esta novela, que inicia
el género picaresco,
refleja de forma realista
el ambiente de la época,
y cómo un niño sin re-cursos se va espabilando
para no morir de ham-
bre, aunque sus amos no
se lo pongan nada fácil.
El mismo Lázaro escribe
su historia cuando ya es
mayor para defender su
honor de las malas lenguas
que lo acusan de consentir
el engaño de su mujer. Por
eso, él justifica lo mucho
que ha luchado por sobre-
vivir y el mérito que tiene
hacerlo cuando todas las circunstancias estaban en
su contra.
La crítica a la sociedad de
la época es constante y se
muestra a través de unos
amos –muchos de ellos
clérigos- que son crueles, avariciosos, timadores o
muertos de hambre que
viven de las falsas aparien-
cias …Y todo esto se cuen-
ta de una forma amena, con
anécdotas y aventuras que
resultan divertidas.
De ahí que sea todo un
clásico, siempre recomen-
dable.
IES Las Flores
2017
El Lazar i l lo de Tor mes , novela rea l is ta
EL PÍCARO
La España del XVI 2, 3
Atentan contra un ciego 4
Clérigo asesta fuerte
golpe a un niño 4
Entrevista al ciego 5
Buldero detenido por
estafa
5
¿Morir por pobreza? 6
Emotivo encuentro con
su hermano 8
Artículos
Noticias reales e inventadas, información de la época y artículos de opinión sobre
el libro anónimo más famoso del siglo XVI
SECCIONES:
España en el siglo XVI Noticias informativas Entrevistas Artículos de opinión Tiras gráficas Pasatiempos
Periódico escolar de 3º B
“Huelgo de contar a vuestra mer-ced estas niñerías, para mostrar cuánta virtud sea saber los hombres subir siendo bajos, y cuánto vicio dejarse bajar siendo altos”.
Alicia Pérez Abello
Monumento al Lazarillo de Tormes, de Agustín Casillas, en Salamanca
“Y pues vuestra merced escribe se le escriba y relate el caso por muy extenso, me pareció no tomarle por el medio, sino por el principio, porque se tenga entera noticia de mi persona, y también porque con-sideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues
Fortuna fue con ellos parcial, y cuanto más hicieron los que, siéndo-
les contraria, con fuerza y maña, remando, salieron a buen puerto”.
Carlos I de España y V de Alemania, nieto de los Reyes Católicos e hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, fue el rey que implantó la dinastía
de los Habsburgo en España. Nacido en 1500 en Gante, Flandes, y educado en los Países bajos, llegó a heredar un territorio muy extenso. Aquí no fue bien aceptado en un principio, y se enfrentó a
diversas revueltas.
También en Europa tuvo problemas: los turcos avanza-ban hacia Austria, mantuvo con Francisco I , rey de Fran-cia, problemas territoriales , se
enfrentó a la la reforma pro-testante iniciada por Lutero. En 1555 abdicó a favor de su hijo Felipe II. Poco después se retiró, afectado por la gota, al monasterio de Yuste, donde
murió en 1558.
Hidalgo pobre, fantasía de oro, realidad de cobre
Gran hidalguía y despensa vacía
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LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
La sociedad española del siglo XVI seguía siendo estamental, con grupos bien diferenciados: los privilegiados, nobleza (formada por
“grandes”, caballeros e hidalgos) y el clero, la burguesía, que intentaba ennoblecerse -incluso comprando títulos-, y los no privilegiados o pecheros, que formaban el grueso de la sociedad, completada con moriscos y judíos conversos. Algunos de estos grupos sociales
aparecen reflejados en El Lazarillo de Tormes.
Felipe II nació en 1527 en Valladolid. Sus padres eran el rey Carlos I e Isabel de Portugal. En su reinado
España llegó a convertirse en un poderoso imperio que abarcaba países de varios continentes. Luchó por mantener la unidad de este imperio, lo que logró en parte gracias a sus cua-tro matrimonios: con María
de Portugal, con María I Tudor, reina de Inglaterra, con la francesa Isabel de
Valois y con su sobrina
Ana de Austria, madre del successor al trono español,
Felipe III.
También luchó por mantener la unidad del catolicismo, ayudando a frenar el expan-sionismo turco en el Medite- rráneo y en el norte de África
(en su reinado tuvo lugar la famosa batalla de Lepanto, en 1571). Murió en 1598 en San Lorenzo de El Escorial, donde había hecho construir su pala-
cio junto a un monasterio.
“No he enviado mi
flota a luchar contra los
elementos”, dijo tras la
derrota de la Armada
Invencible
IES Las Flores
CARLOS V
Carlos V en la batalla de Mühlberg, de Tiziano
Dos reyes para un imperio
FELIPE II
Felipe II
¿Sabías que cuando Carlos V llegó a Espa-ña apenas sabía hablar castellano?
Cuando su mujer, Isabel de Portugal murió, deci-dió no volverse a casar.
Lo apodaban
“El Prudente”
La sociedad española de la época
En el escalón más bajo de la nobleza estaban los hidalgos, aunque colo-quialmente se utiliza la palabra para referirse a la nobleza no titulada. En
España existían diferentes tipos, uno de ellos eran los escuderos (en su origen llevaban el escudo al caba -llero, pero no peleaban con él. En la paz, los escuderos servían a los
señores.
A la hidalguía se podía acceder por privilegio real: por méritos o servi-cios de gran valía al rey, o simple-mente por haber comprado el título.
Hay muchas burlas sobre hidalgos y escuderos, que a veces vivían apa-rentando que tenían dinero aunque su posición fuera bastante apurada, como le ocurre al tercer amo de
Lázaro .
Los hidalgos
El pícaro
La sociedad española en
esta época era muy re-
ligiosa, todo se hacía en
nombre de Dios o tenía relación con la religión: las
fiestas, los nombres de las
calles, las joyas que se
lucían.(cruces, medallas…)
No era posible casarse más
que en la iglesia, los en-
tierros debían tener autori-
zación religiosa, y hasta el
gobierno hacía públicas
que el alto clero procedía
de familias reales y de la
nobleza (canónigos, abades
y priores). Con cierta fre-cuencia los clérigos no
llevaban una vida tan ejem-
plar como debieran, vivían
con lujo, tenían amantes,
eran avariciosos…Algunos
de estos defectos son dura-
mente criticados por el
anónimo escritor de El
Lazarillo.
El siglo XVI era un tiempo
de cambio rápido que se
reflejó en la moda. Los
hombres usaban camisa, calcetines, pantalón bom-
bacho hasta la rodilla, y
almilla o jubón, que era
una prenda ajustada desde
los hombros hasta la cintu-
ra.
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C I E G O S , P O B R E S Y M E N D I G O S
EL C LE RO
Durante el siglo XVI había
muchos mendigos por las
ciudades, porque mucha
gente se había trasladado allí desde el campo. Llega-
ron a ser tantos que e 1565
Carlos V prohibió la men-
dicidad en una Ordenanza,
y su hijo, Felipe II, dictó
nuevas medidas para con-
trolarla.
La pobreza y el hambre son
dos de los temas centrales
de El Lazarillo, su padre y
su padrastro robaban para comer, y en la pobreza
también vivían, además
de él, algunos de sus amos
como el ciego, o el hidal-
go, que aunque aparentaba
lo contrario, vivía mísera-
mente.
”Topome Dios con un escudero que iba por la calle con razonable vestido, bien peinado, su paso y compás en orden“ “Por su vestido y apariencia me pareció justo la persona que yo necesitaba”
prohibiciones y órdenes
a través de sacerdotes,
que lo comunicaban en
la misa del domingo.
Por eso los clérigos eran
tan importantes. Tam-
bién aquí había clases:
bajo clero (frailes, mon-
jes y clero parroquial)
procedía de familias
campesinas acomodadas
y de familias de artesa-
nos urbanos, mientras
Los ciegos pedían limos-
na a cambio de oraciones,
y como no necesitaban
licencia para ir de un lugar a otro, continuamente via-
jaban acompañados por
jóvenes lazarillos, que
pronto se espabilaban para
poder sobrevivir:"el mozo
del ciego un punto ha de
saber más que el diablo".
También solían llevar
sombrero y capa cuan-
do salían a la calle. En
El Lazarillo de Tormes,
el hidalgo cuidaba mu-cho su ropa, que parecía
buena y lujosa, aunque
de cerca estaba toda
gastada y remendada.
Caballeros a la moda
Al final de la novela, Lázaro trabaja como pregone-
ro. El pregonero era antiguamente la persona que
en voz alta y públicamente informaba sobre todo lo
que se quería que la población supiera: mercancías,
noticias, comunicados municipales…a veces toca-ban una corneta o un pito para llamar la atención y
que la gente escuchara. Algunos pregoneros acom-
pañaban a los condenados, pregonaban sus delitos
y comunicaban también el castigo que iban a reci-
bir.
El oficio de pregonero El aguador Durante siglos ser aguador fue
una ocupación muy popular, ya
que no había agua corriente en
las casas. Los aguadores cogían
agua en las fuentes de los pue-
blos y ciudades y las acarreaban
hasta las casas de los comprado-
res, o la vendían por la calle.
.
....después de Dios,
éste me dio la vida y,
siendo ciego, me
alumbró y adiestró en
la carrera de vivir
Lázaro y el clérigo de Maqueda
Lola Molero y Nerea Ruiz
Desde pequeño Lázaro tuvo muchas dificultades para po-der vivir, y hoy le entrevista-mos para que nos cuente por
lo que pasó y cómo poco a poco ha ido superando obstá-
culos.
P: ¿Cómo fue tu infancia?
R: Pues, tuve una infancia dura ya que cuando era peque-ño mi padre murió en la gue-
rra y mi madre me dejó de acompañante de un ciego. El dejarme mi madre a manos de un ciego fue algo muy duro para mí, tuve que dejar todo lo que quería para irme con un desconocido, y yo era tan solo un niño. No le deseo eso a
nadie, ya que pienso que es una de las peores cosas que
pueden pasar.
P: ¿Quiénes han sido tus
amos? ¿Cómo ha sido tu
estancia con ellos?
R: Mi primer amo fue el ciego
del que he hablado antes, y al que abandoné. Los dos si-guientes fueron un clérigo y un escudero, que los dos me abandonaron. Estuve también con un fraile, pero poco tiem-po, y después con un buldero, con un capellán, y por último
un alguacil con el que estuve poco tiempo porque era un
trabajo peligroso.
Con el que mejor estuve fue con un capellán, me trató muy bien, me daba dinero y al dejar el trabajo me dio su asno. Con el que peor , con el ciego, que me pegaba y me
trataba mal, pero era un hom-bre astuto y me enseñó a va-lerme por mí mismo y no
fiarme de nadie.
P: ¿Has tenido que engañar
alguna vez?
R: Sí. Al clérigo y al ciego,
son los que más recuerdo, y en mi opinión se lo tuvieron merecido, ya que me hicieron pasarlo realmente mal, por culpa de su avaricia, egoísmo y de que apenas conseguían dinero y lo que conseguían no
lo compartían casi nunca.
P: ¿Has rechazado a alguno
de tus amos?
R: Sí. Abandoné al ciego por sus malos tratos, nunca me quiso, se reía de mi, y se pasó de cruel, como cuando me
rompió la jarra de vino en la cara, que lo hizo de mala in-
tención.
P: ¿Y en la actualidad, qué
opinas sobre el rumor de
que tu mujer tiene encuen-
tros con un cura?
R: Pues que es eso, un simple
rumor. Y como pasa en todos los pueblos, hay gente que habla de más. Debo añadir que estoy muy seguro de que
mi mujer no sería capaz de hacer tal maldad, yo confío en ella, y esa fue una de muchas razones por la que me casé, y no me arrepiento de haberlo
hecho.
P: ¿Estás contento de tu
vida de ahora?
R: Sí., he pasado muchas dificultades en la vida y ahora pienso que esto es un regalo a cambio de lo que he tenido que sufrir. Para mí esto es lo más parecido al paraíso. A
veces hay que pasar por lo peor para aprender a valorar, y como yo digo, no hay mal
que por bien no venga.
P: ¿Te arrepientes de algo
de tu pasado?
R: La verdad es que no, por-
que mi reacción fue la adecua-da en el momento, ya que yo era un niño que pasé de tener familia a vivir con desconoci-dos, pasar sed y sobre todo hambre. Por lo cual siempre pensaré que lo hice lo mejor que pude, y que tiene mérito
llegar donde yo llegué. Animo a todos los jóvenes en mis circunstancias a que luchen
por mejorar, lo conseguirán.
L U C H É P O R V I V I R E N T R E V I S T A A L Á Z A R O D E T O R M E S
Antonio Vera
El pasado jueves, 31
de marzo, un niño llamado Lázaro en-
gañó a su amo, un
pobre ciego llamado
Felipe, de 61 años,
diciéndole que salta-
ra todo lo alto que
pudiese para cruzar
un río, pero en reali-
dad estaba en una
calle de la ciudad
con un poste delante. Según cuentan los
vecinos, el ciego
saltó, dándose un
cabezazo con el pos-
te y quedándose
inconsciente.
Tras los hechos el
niño huyó y se formó
un gran alboroto alre-
dedor del ciego. A
este, una vez en el
hospital, le pusieron
siete puntos en la
cabeza y actualmente
se encuentra muy grave. Esto es lo que
se sabe hasta el mo-
mento y todavía se
está buscando, con
ayuda de los vecinos
al niño.
Mariló Aranda Santiago
Clérigo asesta un fuerte
golpe a un niño Javier Montiel
La pasada madrugada un niño de
unos nueve años fue ingresado en el
hospital de Salamanca por un fuerte
golpe en la cabeza. Al parecer los
hechos tuvieron lugar hacia la una de la madrugada cuando su amo, un
clérigo, tras confundirlo con la ser-
piente que le estaba robando la co-
mida, le asestó un golpe fuerte con
un palo. El niño, llamado Lázaro,
está ingresado en la unidad de heri-
dos graves desde entonces. Está in-
consciente pero los médicos dicen
que podría despertar en las próximas
horas. Pronto se trasladará a planta y
se prevé que le den el alta próxima-
mente.
Atentan contra un ciego El niño que lo acompañaba lo hace chocar contra
un pilar dejándolo malherido
Portada de la edición de Medina del Campo de 1554,
impresa por Mateo y Francisco del Canto.
La difícil vida del pícaro lazarillo
Sin recursos para subsistir, tuvo que espabilarse para sobre-
vivir
Francisco José Navarro
Lázaro de Tormes, tras irse con su amo ciego se las tuvo que inge-niar para no morir de hambre. Con tan solo siete años el niño, que vivía en Salamanca, se separa de su madre para ir con un ciego y
más tarde con otros amos.
Pronto se tuvo que “espabilar” para comer y fue agudizando cada vez más su ingenio hasta terminó abandonando al ciego. Se sabe que llegó a hacerse pasar por ratón para coger pan de un baúl, y que recibió un golpe tan fuerte en la cabeza cuando un clérigo al que
servía lo confundió con una culebra que casi lo mata. Por suerte se recuperó y parece que en estos momentos en niño está en una casa
de acogida con una mejor familia.
Andrés Meléndez
Ciego de nacimiento, su vida no ha sido fácil, ha recorrido muchos caminos y ha vivido de la caridad de la gente, acompañado a veces por esos chicos a los que intentaba “ educar” a su manera. Hoy en-
trevistamos al primer amo de Lázaro de Tormes.
Buenos días, ,cuéntenos, ¿cómo fue su experiencia con Lázaro?
Fue sin duda, interesante y divertida, aunque a veces ese pillín me
sacaba de quicio.
¿Y cómo se ganaban la vida?
Como yo era ciego, mendigábamos por las calles y pedíamos limos-na, a veces, como en el caso de las uvas, lo que nos daban era comi-
da, que después repartíamos entre los dos.
Y Lázaro, ¿cómo era con la comida?
La mayoría de las veces, su porción de comida era menor, pero como era tan astuto, me quitaba parte de la mía, tan disimuladamen-
te que ni lo notaba.
Cuéntenos algo que le gustase mucho a Lázaro
A pesar de ser un niño, lo que más le gustaba a ese muchacho era el
vino sin dudarlo, así que hacía cualquier cosa para probarlo, hasta el
punto de que un día recibió un buen jarrazo en la cabeza.
¿Y , aprendió mucho de usted?
El chico ya era listo, pero el tiempo que pasamos juntos le sirvió
para ser todavía más astuto de lo que ya era.
Por último, pero no por eso menos importante, ¿ tiene usted
idea de dónde podría estar ahora Lázaro?
La verdad es que le perdí el rastro el día que me estampó contra el
poste y casi me mata, pero estoy seguro que en las condiciones tan
malas que se encontraba y su gran astucia, habrá encontrado un
lugar mejor en el que vivir, probablemente se haya casado o haya
obtenido un trabajo con el que poder comprarse ropa decente, creo
haber oído que le ofrecieron un trabajo de pregonero con el que
estaba contento, seguro que le irá bien.
“Todo lo hice por su bien,
yo solo quería educarlo”
Alejandro Morales
M.L.G de 38 años fue detenido en la tarde de ayer después de
haber engañado a más de cien
personas.
Este hombre se dedicaba a
estafar a la gente vendiendo bulas en Toledo y obtenía una buena ganancia. Llegó a estafar a mucha gente que compraba sus bulas para el perdón de los pecados. Según fuentes de
confianza, el buldero estaba
compinchado con un alguacil
del lugar para hacer creer a las personas que sus bulas eran
milagrosas .
De todo esto se dio cuenta
Lázaro y a pesar de todo lo que vio, fue prudente como para callarlo, llegando antes que la policía a la conclusión de que su amo era un auténtico estafa-
dor.
María Moreno
Dos entrevistas al ciego más famoso de la
literatura española
Antonio Peláez
¿Qué sentía usted al saber que su ayudante la mentía y robaba
comida?
Sentía que me traicionaba, me estuvo engañando durante el tiem-
po que estuvo conmigo.
¿Cómo se dio cuenta de sus fechorías?
La primera vez me di cuenta cuando compartíamos un racimo de uvas, yo le dije que de una en una y él acabó comiéndoselas de tres en tres; la segunda vez fue con el vino, que se aficionó y se las
apañaba para quitármelo, y la tercera con una longaniza.
¿Qué le pasó con la longaniza?
Yo estaba asando la longaniza pinchada en un palo y él me la cam-
bió por un nabo y se comió la longaniza.
¿Si pudiera, volvería a aceptarlo como ayudante, se puede
justificar su actitud?
Desde luego que no fue correcta, aprendió más de la cuenta, y fue muy desagradecido, sobre todo cuando dejó que me pegara contra
un pilar, que casi me mato.
Bueno, hemos terminado la entrevista. Muchas gracias
“Ese chico me engañaba”
Buldero detenido por estafa
¿ M O R I R P O R
P O B R E Z A ?
Manuel Rubén Ruiz Lucena
Cada vez es más difícil sobrevivir en la pobreza, un problema que afecta sobre todo a ancianos y niños que sufren la codicia y
egoísmo de sus amos o incluso padres. Voy a hablaros de un tema tan importante como peligroso: la pobreza puede llegar en casos extremos a la desesperación, se puede llegar a matar por un trozo de pan o carne. En mi opinión los gobiernos deberían abas-tecer a toda la población, pero la codicia de
algunos hace pasar necesidades a otros.
Como nos cuenta un estudio realizado por la congregación de sabios del reino de Tole-do, un niño, llamado Lázaro, llegó a mirarse
cara a cara con la muerte porque su amo, que era fraile, no le permitía comer más que unas pocas migas de pan cada día, y encima fue expulsado por el religioso de su amo acusado de robo, aunque él lo hacía por necesidad. Tuve la suerte de hablar con él y me confesó que no era la primera vez que se las ingeniaba con engaños para comer, que le había pasado antes con un ciego que
le tenía en la misma situación.
Ya ven este caso es uno de muchos que sufre la sociedad, para evitar engaños y
problemas lo mejor sería tener cubiertas al
menos las necesidades básicas.
OPINI ÓN
María Ortiz Muñoz
Si alguien debe dar ejemplo de buena conduc-ta en la sociedad debe ser la Iglesia; pero no siempre ha sido así, y en la época en la que se desarrolla la historia del Lazarillo algunos de sus miembros no son precisamente modelos de conducta. Así, en la obra se muestra la avaricia de algu-
nos clérigos, como el amo que se niega a ali-mentar a Lázaro debidamente por lo codicio-so que es, a pesar de tener alimento de sobra, y guarda los panes en un arcón con llave. Otro ejemplo son las amantes ocultas de religiosos que tienen voto de castidad, es decir, que no pueden tener relaciones, esto aparece cuando se sugiere que la mujer de Lázaro se ve a es-
condidas con el cura de su ciudad. Sin embar-go ninguno de estos “pecados” son castigados. El ambiente reflejado en la obra muestra que los religiosos en realidad eran lo contrario a lo que deberían ser, y esta situación es criticada por el autor de El Lazarillo, que no quiso poner su nombre, quizás por miedo a tener problemas, en una época en que la Iglesia tenía gran poder y él podía haber acabado
gravemente castigado, o incluso en la cárcel.
La Iglesia y sus pecados
Honra que anda
en lenguas
sufre mengua
Lázaro: ¿“toro” toreado
por su mujer?
Natalia Sánchez Campos
Algunas “víboras ” hablaron sobre la posible infidelidad de la esposa de Lázaro con el arcipreste de San Salvador. No es raro que aparezcan
en esa época mujeres adúlteras pero debemos preguntarnos si la mujer del siglo de oro fue tan infiel como la pintan los contemporáneos. Claro que si aceptamos como normal la infidelidad del hombre casado, es necesario rechazar la imagen de mujer casada siempre fiel , modesta y
recluida en su casa.
También tenemos que acordarnos de que El Lazarillo era distinto a los demás libros de esa época, ya que
reflejaba la verdad de su sociedad, y no era raro que los clérigos tuvieran sus amantes, por lo que se deja ver
que Lázaro lo sabía y lo consentía.
La honra Francisco Vera Moreno
¿Qué es la honra? Según el diccionario es "estima y respeto de la dignidad propia", "buena opinión y fama adquiridas por la virtud y el mérito. En el siglo XVI este era un asunto muy importante, y algunas perso-
nas, como el hidalgo de El Lazarillo de Tormes debían mantenerla haciendo que los demás pensaran bien de él, así, aparentaba lo que no era viviendo en una casa muy grande, aunque por dentro estaba vacía, y vistiendo con una ropa muy bonita y colori-da, y hablando en la calle de forma culta, aparentando ser una persona de alta fami-
lia, que prefería pasar muchas necesidades antes de ponerse a trabajar, porque eso era
algo que mancharía su honra.
C l a r a P o l o
Cada vez son más los chicos
que tienen cierta relación con
alguna bebida alcohólica y
además cada vez empiezan
más jóvenes. Algunos lo
hacen por estar integrados en
un grupo social, el cual
influye sobre una persona
hasta que al final cae ante la
bebida pero hoy vamos a
hablar de un caso poco usual
que ha captado la atención de
muchas personas.
El pasado viernes pudimos
ser testigos de un hecho en la
vida de un joven el cual tenía
una gran afición al alcohol,
en este caso, el vino.
Sabemos que el joven se
encontraba en casa de su
amo, que era ciego, y por
desgracia trataba muy mal al
chico. Por eso el joven
robaba a su amo para no
pasar tanta necesidad y
sobrevivir. El joven -llamado
L á z a r o - e m p e z ó a
acostumbrarse a tomar vino
en cada comida, y se volvió
adicto por lo que no podía
renunciar a él. Debido a esto,
y a que su amo se lo prohibió,
tramó un plan que consistía
en hacer un agujero en la
base del jarro sin que el amo
se enterase hasta que al
final lo descubrió y como
venganza una noche dejó
caer el jarro sobre la tez del
chico y este al romperse en
pedazos le causó graves
daños en el rostro. Después
de vengarse, no volvió a
confiar en Lázaro.
Algunos vecinos qu e
presenciaron lo ocurrido y
que conocían la relación del
amo y el joven, acudieron a
curar al chico para evitar que
empeorara y cuentan que
anteriormente habían visto a
Lázaro deambulando bajo
los efectos del alcohol por el
vecindario, y afirman que el
chico no era consciente de lo
que pasaba a su alrededor. Este caso, es un ejemplo
claro de lo que pasa cada día
en numerosos lugares del
mundo entre el alcohol y los
adolescentes que deciden
tomarlo.
Los jóvenes y su afición al vino
Cada vez empiezan antes a beber
Luis Santamaría Pizarro. Lázaro de Tormes y el ciego, 1887
Antes pobreza
que vileza
Entre nobles caballeros más vale el honor que el
dinero
Alfonsina
Domínguez
PASATIEMPOS
Sopa de letras Juan José Muñoz Laberinto José Manuel Molina
MENSAJE SECRETO
Descubre el mensaje secreto teniendo en cuenta que al mismo número le corresponde la misma letra.
__ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __
1 2 2 7 8 7 5 3 2 2 4 9 1 10 4 5 11 1 6 1 6 13 12 7
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12 4 14 1 2 7 15 3 16 7 5 1 6 16 7
PISTAS: 1=E, 2=L, 3=I, 4=O, 5=R, 6=S
Pablo Lobato
Noelia Rabaneda
Después de más de 30 años , Lázaro de Tormes ha vuelto a encontrar con su hermano.
Este, que es hijo de su madre y del esclavo negro Zaide, y al que no había vuelto a ver des-de pequeñito, le contó que su madre había fallecido en un
trágico accidente y que él
también tuvo que ganarse la vida por su propia cuenta, pero que a pesar de todo le fue bien. El hermano lo
había estado buscando du-rante mucho tiempo, sin encontrar pistas de su rastro, hasta que por fin un clérigo en San Salvador le dijo que estaba felizmente casado, le indicó dónde vivía y por fin
pudieron reencontrarse.
Ruta del Lazarillo Lázaro se vuelve a encontrar con su
hermano Haremos el mismo camino que realizó Lazarillo de
Tormes desde su infancia hasta el momento en el
que se escribe el libro
Un día entero d e ruta con comida in cluida
- Partimos del rio Tormes, por donde lázaro salió de su
pueblo.
- Primera parada en Almox y seguimos hasta Escalona,
donde pararemos para
comer.
- Realizaremos una pequeña
parada en Torrijos
- Penúltima parada:
Maqueda.
- Finalizamos el recorrido en Toledo, donde Lázaro se
queda a vivir con su mujer.
Más información y dudas en www.rutalazarillo.com Clara Navarro
CRÉDITOS
María Dolores Aranda Santiago, Alfonsina Domínguez
Viruet, Pablo Lobato González, Andrés Meléndez Gonzá-lez, Dolores Molero Trujillo, José Manuel Molina Cortés,
Javier Montiel Vila, Alejandro Morales Rodríguez, María Moreno Conejo, Juan José Muñoz Romero, Clara Navarro
Bravo, Francisco J. Navarro Reyes, Lucía Ortega Díaz, María Ortiz Muñoz, Antonio Peláez Navarro, Alicia Pérez
Abello, Clara Polo Florido, Noelia Rabaneda Ruiz, Manuel R. Ruiz Lucena, Nerea Ruiz Meléndez, Natalia Sánchez
Campos, Francisco Vera Moreno y Antonio Vera Muñoz.
Directora: M. Carmen Elvira
Información buscada por Lucía
Ortega Díaz
La vida del Lazarillo de Tor-
mes y de sus fortunas y adver-
sidades es una obra anónima,
posiblemente el autor no quiso
poner su nombre para evitar
problemas, por la crítica que en
ella se hace del clero y de la
sociedad de l a época .
Las primeras ediciones conser-
vadas de la novela son de
1554, aunque seguramente
existió alguna versión anterior,
hoy perdida, y en 1559 ya esta-
ba en el índice de libros prohi-
bidos de la Inquisición. Des-
pués se publicó quitando los
capítulos más críticos y los
párrafos en los que la crítica al
clero era más dura. Hasta el
siglo XIX no se publicó la
versión completa. Entre los
posibles autores se ha mencio-
nado al monje Juan de Ortega,
a Juan de Valdés o su hermano
Alfonso, a Sebastián Orozco, y
según estudios recientes, la
obra podría ser de Diego Hurta-
do de Mendoza. En cualquier
caso, sea monje crítico, eras-
mista, judío converso...lo que
está claro es que fue escrito por
alguien descontento con su
sociedad, que quiso poner de
manifiesto cómo se vivía en su
tiempo, pesara a quien pesara.
El Lazarillo de Tormes fue una obra de éxito, que influyó no solo en la literatura posterior sino también en otras artes como la pintura. Ejemplo de ello es este cuadro de Francisco de Goya (Lázaro de Tormes, 1808-12), donde plasma el momento en el
que el ciego le abre la boca a Lázaro para comprobar por el olor que, efectivamente, este se había comido la longaniza que esta-
ba asando y en su lugar había puesto un nabo.
Sobre el autor de El Lazarillo
Edición de Amberes, 1554
Versión en
cómic, de la
editorial SM.
Madrid,
2008.
Con guión e
ilustraciones
de Enrique
Lorenzo.