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FRANCISCO VALDÉS NICOLAU UN ESCRITOR Y CRÍTICO
LITERARIO IMPRESCINDIBLE PARA EXTREMADURA
Francisco Valdés en su primera juventud
Las acontecimientos políticos y sociales que se fueron desarrollando
en Extremadura durante el primer cuarto del pasado siglo XX y que
finalizaron con los tristes enfrentamientos entre las “dos Españas”
irreconciliables, marcan de modo preferente la figura del escritor de Don
Benito, Francisco Valdés Nicolau, como podremos ver en estos apuntes
sobre su vida y su obra, hasta el final desenlace frente a las tapias del
cementerio de su pueblo donde fue abatido por las balas de quienes no
supieron respetar ni vidas ni haciendas de sus contrarios políticos, por el
mero hecho de no pensar como ellos.
En la persona de Francisco Valdés Nicolau se van a dar, como si de
un prototipo del español de una de los dos sectores enfrentados se tratase,
todas y cada una de las circunstancias que llevaron a los más tristes y
miserables acontecimientos cainitas que en un pueblo puedan darse: su
ascendencia social como hijo de una familia de la alta burguesía campesina
extremeña, su propia formación cultural y religiosa, su militancia, su
compromiso político y la defensa de unos ideales a los que consagró los
últimos años de su vida, le llevaron a ser elegido, erróneamente, como el
más idóneo representante de uno de los dos bandos contendientes.
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Desde hace muchos años, la figura de Francisco Valdés fue entrando
en mi atención literaria con una fuerza arrolladora que sigue vigente hasta
el momento de ponerme a pergeñar estos apuntes. Recuerdo que allá por
los años 70, en una de mis frecuentes incursiones a la Feria del Libro de la
Cuesta de Moyano me encontré en la Caseta de don Alfonso Riudavets con
el primer libro del escritor extremeño: Resonancia, que, para mi suerte, era
un resto de edición de más de 20 ejemplares, todos los cuales pasaron a mi
poder por un módico precio, ejemplares –los que no han sido regalados–
que aún conservo en mi biblioteca.
Edición No Venal de su primea obra, 1924
Años después, cuando tuve la osadía de ponerme a escribir sobre
personajes extremeños, Francisco Valdés fue uno de los primeros escritores
que quise estudiar a fondo, libro que salió en año 2004, en Beturia
Ediciones, en dos tomos, con el título de Escritores extremeños en los
cementerios de España, por lo que tuve que revisar a fondo toda la obra
que del autor y sobre el autor se habían publicado, así como los, si no
numerosos, sí excelentes artículos sobre él escritos.
Pero cuando realmente tuve contacto directo con al autor (en este
caso con el hijo del autor, Manolo Valdés) fue cuando mi amigo Agustín
Jiménez Benítez-Cano, escritor y bibliófilo de Villanueva de la Serena, me
solicitó le acompañara a la casa del hijo de Francisco Valdés con la
solicitud de que nos permitiera expurgar entre la numerosa correspondencia
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que éste tenía de su padre, con el gozoso deseo de seleccionar algunas
cartas personales dedicadas a su esposa Magdalena Gámir, cartas que
salieron al público con un prólogo de Manuel Hidalgo, con el título de
Cartas de amor a Magdalena Gámir, publicadas pora la inauguración de la
Casa de la Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Don Benito en el año
1997, que lleva el nombre del escritor fusilado en el año 1936.
Ampliación en 1932 de las Estampas extremeñas, con su firma
Manuel Luis Valdés Gámir era un caballero en toda la extensión de
la palabra, que después de los primeros momentos de incetidumbre antes la
petición de dos desconocidos, no dudó en poner a nuestra disposición todo
el material que de su padre guardaba con tanto cariño. Y aquí comenzó
nuestra gran sorpresa, cuando Manuel puso encima de la mesa cuatro
grandes carpetas con numerosísima correspondencia de su padre con los
más importantes escritores de aquellos años de principios de siglo. Fue tal
nuestra extrañeza y alegría, que nos atrevimos a solicitarle el poder
estudiarla en otro momento con más atención, con el fin de poderla
publicar, pues en una rápida ojeada pudimos comprobar que además de
cartas personales entre amigos, eran escritos comentando la publicación de
libros, así como críticas literarias entre grandes conocedores del tema.
Manuel, complacido con nuestra petición, puso a nuestra disposición las
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carpetas para que fueran escaneadas las cientos de cartas y así poder ser
estudiadas sin pérdida de tan importante tesoro, pero desgraciadamente,
nuestras ocupaciones laborales y el saber a buen recaudo lo que se nos
ofrecía, hizo imposible nuestro deseo, pues pocos meses después Manuel,
arquitecto de profesión, moría en un desgraciado accidente laboral y los
hijos de su matrimonio nunca han querido colaborar en los deseos de su
padre. Sería maravilloso y de alto valor literario el poder rescatar tantos y
tan valiosos comentarios de una época tan pródiga en acontecimientos
culturales y movimientos literarios.
Iglesia parroquial
Una vez apuntados estos recuerdos personales, vamos a pasar a dar
unas pinceladas sobre la vida y la obra del escritor objetivo de estos
apuntes.
Francisco Valdés Nicolau nace en Don Benito un 17 de septiembre
1892, hijo de una familia de la burguesía campesina extremeña dueña de
grandes fincas y haciendas, por lo que la vida del niño transcurre
plácidamente, al margen de los grandes problemas sociales que ya por
aquello años van apareciendo en la sociedad europea y española.
Después de los estudios primarios en el elitista colegio de las monjas
del Santo Ángel y con profesores particulares que le inculcan una sólida
formación humanística, Francisco se traslada a Madrid para hacer estudios
universitarios, escogiendo la carrera de Derecho, aunque también hará
incursiones en asignaturas de Filosofía y Letras. En Madrid conocerá los
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ambientes literarios, así como las tertulias y cafés donde sientan cátedra lo
más representativo del mundo de la cultura española. Hombre inquieto y
con grandes aspiraciones literarias será asiduo visitante de la Residencia de
Estudiantes del Paseo de los Chopos (tendrá una buena relación con Juan
Ramón Jiménez o con los hermanos Cossío, quienes le imprimirán ese
gusto ginerista por los viajes), donde en esos momentos viven y conviven
los hombres que en pocos años serán los grandes protagonistas de las letras
españolas del siglo XX.
Primera edición de las Estampas extremeñas que se pusieron a la venta
Pero Francisco Valdés, durante toda su corta existencia, va a dar
señales de un carácter contradictorio que se reflejará tanto en su vida
ordinaria, como también en la literaria. Después de conocer a fondo los
ambientes de Madrid y de vivirlos intensamente (de estos años madrileños
donde nacen y mueren tertulias literarias diariamente en cafés y otros
lugares públicos no muy aptos para la creación, dirá su esposa a Enrique
Segura: demasiado rigor en la niñez y excesiva libertad en Madrid en la
edad peligrosa), regresa definitivamente a su pueblo negándose con ello a
proseguir un camino literario allí emprendido siguiendo los pasos de los
autores del modernismo literario de su siglo. Siendo, sin lugar a dudas, uno
de los mejores prosistas de aquellos años, con una puesta al día en lo que a
literatura de su tiempo se refiere, por propia voluntad se ata ya para
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siempre a una tendencia, el regionalismo, que él mismo sabe de muy corta
proyección literaria a nivel nacional, seguramente asociado a sus propios
compromisos personales, una vez muerto su padre, en 1929, y encargado él
mismo de la dirección de sus propiedades. A partir de esos momentos su
literatura se hará melancólica, muy en la tradición temática del
regionalismo extremeño. Su introspección, su vuelta atrás, poseído de una
especie de intrahistoria obcecada que le aboca a la defensa y apología del
labrador en su más ortodoxa tradicionalidad, en función de un
redentorismo, si sincero, bastante próximo al de Chamizo.1
Casa de la Cultura que lleva el nombre del escritor
Valdés siente en un momento determinado de su vida el gran vacío
que sus propias contradiciones le abren. Hombre inteligente, sabe que el
regreso a su pueblo y la renuncia a unas posibilidades culturales a su
alcance le marcarán ya para siempre. Pero fiel a su nuevo compromiso,
asumirá e, incluso, en más de una ocasión renegará duramente de sus años
madrileños: Después, la huída de Madrid y la frialdad espantosa del
pueblo. La pérdida de los afectos puros y hondos; el apartamento del arte;
el acrecentamiento del interés y la hipocresía; la ruindad completa del
espíritu. He perdido mi juventud sin lograr entrever un rayo pleno de
idealidad, y un dolor sordo, lento, constante, atenaza mi alma: frías
cenizas.2
Sin embargo nunca renunciará a las buenas lecturas. Gran admirador
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1.- José Luis Bernal.- Francisco Valdés: Viaje inacabado de un escritor de vanguardia.
2.- Resonancias, páginas 148-149.
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de Eugenio d’Ors o de Azorín, sus grandes maestros, su obra literaria más
representativa serán los libros de carácter ensayístico como lo puedan ser
Resonancias, Espasa Calpe, Madrid, 1932 y Letras. Notas de un lector,
Espasa Calpe, Madrid, 1933, el mejor de sus libros, que afortunadamente
ha sido reeditado en el año 1993 por la Editora Regional de Extremadura.
Realmente podríamos decir que estos dos libros son el total de su obra
publicada, aunque Valdés, hombre tímido y reservado, había publicado con
anterioridad, en 1924, un pequeño tomo titulado Cuatro estampas
extremeñas con su marco, Viuda de Montero, Valladolid, en una edición
NO VENAL de 200 ejemplares, es decir no dedicados a la venta, cuyo
ejemplar nº 26 es de mi propiedad, libro que sería ampliado en 1932 y
publicado por Espasa Calpe con el nombre de Ocho estampas extremeñas
en su marco, en una edición de 1000 ejemplares no dedicados a la venta,
cuyo nº 720 y firmado por el autor, también forma de mi biblioteca. Este
importante libro fue reeditado dentro de la Biblioteca de Autores
extremeños con un prólogo de Enrique Segura en el año 1953 y,
finalmente, ha vuelto a reeditarse por la Diputación Provincial de Badajoz,
en 1993, con una excelente introducción y notas de los profesores Manuel
Simón Viola y José Luis Bernal. Finalmente, la obra de Francisco Valdés
se completa con la publicación del libro Vida y Letras (páginas selectas),
Madrid, 1980, con un prólogo de Manuel Hidalgo, que es una amplia
recopilación de textos muy anteriores y que la familia, equivocadamente,
en su afán de suavizar la última trayectoria literaria del escritor ha
expurgado y eliminado de manera inmisericorde aquellos textos que han
considerado que puedan dañar su imagen de “radicalismo” político.
En estos últimos textos de clara tendencia regionalista como lo
puedan ser los libros de Reyes Huertas, Francisco Valdés se atreve a
denunciar valientemente los problemas por los que atraviesa Extremadura,
su atavismo endémico, su retraso cultural e industrial, la falta de iniciativas
de los encargados de potenciar sus recursos naturales. A Valdés, desde su
posición ventajosa no le duelen prendas y denuncia valientemente los
hechos, por lo que también se atraerá las críticas de los terratenientes y
ganaderos. En el pueblo hace una vida monótona y aburrida, como
corresponde a un señorito sin ningún tipo de obligación donde repartir el
tiempo libre; tan sólo las frecuentes lecturas de los libros que se trae de
Madrid le hacen olvidar su permanente rechazo a lo que ve. Por otra parte,
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la vida cultural de su ciudad es nula y llega un momento en que el mismo
Valdés, como en un grito de socorro, le escribe a su amigo Ruiz Contreras:
Don Benito es un pueblo de 20.000 almas: tiene tres Casinos, setenta
tabernas, seis conventos, doce iglesias regentadas por veinticinco clérigos
seglares. Don Benito tiene un hospital y ninguna biblioteca pública.3
Primer libro de Crítica literaria
Gran enamorado de la naturaleza (aunque sea su naturaleza) ve con
dolor y nostalgia los ataques que al campo extremeño se le vienen haciendo
sin ningún tipo de racionalización por parte de los mismos agricultores. En
una bella y bucólica estampa –la quinta– va a volcar Valdés su dolor por un
mundo que muere arrasado por las nuevas formas agresivas de explotación:
Nos dice en Las Retamas: Aquí he vivido yo. Me he criado entre mis
retamas, que antes fueron de mi padre, y antes de mi abuelo, y antes de mi
bisabuelo. Salvo una temporada pasada baldíamente en la Universidad
madrileña, mi vida estuvo adscrita a este retamal con sus viejas encinas.
Eran mi fiel consuelo y la flor de mi existencia…”4
Los acontecimientos políticos que se van viviendo, la llegada de la
tan deseada como emblemática II República y las consignas de odio y
enfrentamientos entre las dos partes de la sociedad le llenan de
intranquilidad. Él sabe muy bien que la injusticia social es el mejor cultivo
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3.- Ricardo Hernández Megías.- Escritores extremeños en los cementerios de España. Página 28.
4.- Estampa nº 5 “Las Retamas” de Ocho estampas extremeñas con su marco.
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para los enfrentamientos; observa en los ojos de los campesinos el odio y el
resentimiento hacia los de su clase y pretende, con su carga de buenas
intenciones, poner un punto de raciocinio en el enrevesado mundo que se le
va abriendo a sus pies: Sí, yo quiero para ti y para los tuyos pan; pan mejor
cocido, más sabroso, más abundante. Quiero para tus pequeños pañales
limpios y abrigantes, fuego para tu hogar…
Lo que yo no quiero, labrantín senarero, es que truequen tus nobles
virtudes, tus vernáculos sentires, tus amores seculares por gritos iracundos
y rebeldes, por imprecaciones odiosas.5
Última obra, la mejor, publicada por Valdés
Francisco Valdés, junto con un numeroso grupo de amigos
extremeños, entre los que se encuentran Arturo Gazul, Luis Chamizo,
Eugenio Frutos, su primo Ernesto Nicolau y el novelista Reyes Huertas,
fundará una revista en Don Benito, para dar respuesta a las cada vez más
radicalizadas influencias doctrinarias de la izquierda. Anteriormente ya
había participado con trabajos literarios en el Correo de la mañana, de
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5.- Estampa nº 3 “Jayán y gañanero” de Ocho estampas extremeñas con su marco.
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Badajoz, diario conservador dirigido por López Prudencio.
Mientras tanto, en los pueblos españoles desangrados de sus hijos
por la impopular e injusta guerra de África y escaldados en sus salarios por
señoritos parásitos, los campesinos van agrupándose y concienciándose de
la fuerza de sus brazos frente a sus explotadores.
Valdés, desde su posición dominante –defensor del poder
establecido, también interviene, en contra de sus deseos, en la política local
como Concejal del Ayuntamiento y al frente de la revista Semana, dándole
réplica a Bandera Roja, órgano oficial del partido socialista, pero con un
importante y amplio contenido cultural– no llega a entender del todo lo que
se le viene encima a España. Él sigue defendiendo sus propiedades y
formulando doctrinas que tranquilizan a los de su clase social más que a
sus obreros. Veamos cómo desde una postura paternalista define a sus
trabajadores del campo en una nueva estampa: ¡Hombre del campo, tú,
viejo amigo, que vives señero y contento con tu yunta, tus aperos, tu senara
y tu trigo candeal! Tú, que ignoras la corrupción del moderno vivir. ¿Por
qué no sigues proyectando en tus hijos y en tus nietos tu indómita rectitud y
cordialidad?6
Edición en 1997 de las Cartas a su esposa
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6.- Estampa nº 3 “Jayán y gañanero” de Ocho estampas extremeñas con su marco.
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La historia de su muerte no tiene la menor importancia para el
trabajo que estamos realizando. Como tantos otros hombres en aquellas
fatídicas fechas, tanto de un bando como del otro, este hecho está más que
contado en numerosísimos trabajos sobre la guerra civil. Francisco Valdés,
un hombre culto y defensor de la no violencia como la mejor forma de
convivencia entre los hombres se fue radicalizando, de tal manera, que se
convirtió en el máximo objetivo de los enemigos del bando contrario.
Muere fusilado en las tapias del cementerio de Don Benito la madrugada
del 4 de septiembre de 1936. Su cuerpo reposa, junto a los de otros muchos
represaliados por el bando izquierdista, en una fosa común en el cementerio
de su pueblo, sobre la que se ha levantado la famosa cruz franquista
dedicada a los caídos del bando nacional. Junto a ella, en el otro lado del
paseo, otra fosa común recuerda a los represaliados por el bando franquista.
Dos España irreconciliables desde tiempos remotos. Dos monumentos al
odio irracional entre hermanos, que no supieron –o no quisieron– encontrar
un punto equidistante en su controvertida convivencia. Dos tumbas frente a
frente. Para toda la eternidad, pero no separadas; para que sirvan de
ejemplo –aún hoy día y con un gobierno democrático– de quienes no
supieron, ni saben, perdonar y olvidar unos hechos ya muy lejanos en la
historia.
Retrato de Francisco Valdés en su mocedad
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BIBLIOGRAFÍA
Bernal Salgado, José Luis.- Francisco Valdés: el viaje inacabado de un
escritor de vanguardia. Anuario de estudios filosóficos, 9, páginas 33-53,
1986.
Bernal Salgado, José Luis.- Dos casos de marginación: Antonio
rodríguez-Moñino y Francisco Valdés. Cuadernos Populares nº 34. UBEx,
1991.
Bernal Salgado, José Luis.- Edición, introducción y notas en Letras
(notas de un lector). Editora Regional, Serie Rescate, nº 10. Mérida, 1993.
Hernández Megías, Ricardo.- Escritores extremeños en los cementerios
de España. Editorial Beturia, tomo páginas
Hidalgo, Manuel.- Prólogo a Vida y Letras (páginas selectas), edición de
Magdalena Gámir y Manuel Valdés, 1980.
Hidalgo, Manuel.- Prólogo a Cartas de amor a Magdalena Gámir.
Excmo. Ayuntamiento de Don Benito. 1997.
López Prudencio, José.- Reseña en ABC, en su Sección “Crítica y noticias
de Libros”, de fecha abril de 1933, del libro Letras.
Pecellín Lancharro, Manuel.- Literatura en Extremadura, Editorial
Universitas, tomo II. Badajoz, 1981, páginas 198-199.
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año III, Don Benito (Badajoz), agosto de 1949.
Rozas, José Manuel y Torres Nebrera, Gregorio.- El grupo poético del
27. Ediciones Cincel. Madrid, 1980.
Segura Otaño, Enrique.- Para una biografía de Francisco Valdés.
Cuadernos de Literatura. Tomo IV, nº 10-11-12. CSIC, 1948, páginas 265-
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Segura Otaño, Enrique.- Biografías 3 (López Prudencio, Adolfo Vargas y
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Segura Otaño, Enrique.- Prólogo a 8 estampas extremeñas con su marco.
Biblioteca de Autores extremeños. Talleres Arqueros. Badajoz, 1953.
Segura Covarsí, Enrique.- “La Ginestra” y “Las Retamas”. Cuadernos
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Segura Covarsí, Enrique.- “La Ginestra2 y “Las Retamas”, epílogo a la
edición de 8 estampas extremeñas con su marcos. Arqueros, 1953.
Biblioteca de Autores extremeños.
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Simón Viola, Manuel y Bernal Salgado, José Luis.- Edición,
introducción y notas a 8 estampas extremeñas con su marco. Colección
Clásicos extremeños. Diputación Provincial de Badajoz, 1998.
Simón Viola, Manuel.- Medio siglo de Literatura en Extremadura (del
cambio de siglo a los años cincuenta). Diputación Provincial de Badajoz,
2003.