FUNDAMENTOS DEL ARTE I. TEMA 12. ARTE DEL SIGLO XVIII (I): EL ROCOCÓ
Ana Galván Romarate-Zabala
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TEMA 12. ARTE DEL SIGLO XVIII (I): EL ROCOCÓ 1.Introducción al arte rococó. Contexto histórico-‐cultural. 2. La arquitectura rococó 3. La pintura rococó. 4 La imaginería española: Salzillo. 5. La música rococó. Mozart. 6. Mobiliario, indumentaria y artes decorativas rococó. 1.INTRODUCCIÓN AL ARTE ROCOCÓ. CONTEXTO HISTÓRICO-‐CULTURAL
El siglo XVIII fue una etapa trascendental de la historia. Por su carácter de frontera entre dos épocas, la moderna y la contemporánea, fue un período confuso, polémico y apasionante. Pensemos que por ejemplo, en Francia se inicia con Luis XIV y se termina con la Revolución Francesa (1789). Fue un siglo de expansión en todos los niveles: demográfica, económica (inicios de la revolución industrial en Inglaterra), cultural (desarrollo de las ciencias, el arte, la literatura). La máxima potencia europea en esta etapa es Inglaterra, gracias a su agresiva expansión comercial e industrial1 y a su imperio colonial, uno de los mayores de toda la historia. Además los ingleses consiguieron evitar un proceso revolucionario como el francés, desarrollando un sistema político liberal y estable. Por otro lado, se desarrolla la Guerra de la Independencia de Estados Unidos: las colonias norteamericanas que se independizaron de Gran Bretaña edificaron el primer sistema político liberal y democrático, alumbrando una nueva nación, los Estados Unidos de América. El siglo XVIII es llamado el Siglo de las Luces. denomina así a este periodo porque es una etapa donde impera el Racionalismo, es decir, todo debe ser “iluminado” o sometido al dominio de la razón, dejando de lado supersticiones, oscurantismos y aspectos irracionales. Es la época de la Ilustración. La Ilustración es un fenómeno cultural europeo, observable en todos los países del continente desde Portugal a Rusia. Fue un movimiento intelectual que valiéndose de un utillaje ideológico renovado (razón, naturaleza, progreso, felicidad), trataba de conseguir la modernización de la cultura y la reforma de la sociedad. Para el filósofo Kant, la Ilustración supuso “el fin de la minoría de edad del hombre”. En aquellos tiempos, dominaban por toda Europa monarquías absolutas basadas en el ideal político del Despotismo ilustrado con su célebre lema “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Pretendían realizar reformas en la sociedad, que se tradujeran en mejoras económicas, sanitarias, sociales y sobre todo educativas y culturales. Los déspotas ilustrados querían que estas reformas fueran llevadas a cabo desde “arriba”, desde los sectores privilegiados y cultos de la sociedad. Un ejemplo de este intento de sistematizar los conocimientos es la publicación de La Enciclopedia (1751-‐1765), de D'Alembert y Diderot2, obra clave de la Ilustración. Ilustración y enciclopedismo sustituyen a Dios del centro del universo y ponen en él al hombre, potenciando el progreso industrial y científico y todo aquello que pudiera 1 En Gran Bretaña surgió la Revolución Industrial en el siglo XVIII. 2 Intervinieron más de cien colaboradores en esta obra que consta de 28 volúmenes.
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contribuir a la mejora de sus condiciones de vida. Otros grandes filósofos de esta época, ligados a la Enciclopedia fueron Montesquieu, Voltaire y Rousseau. El fruto maduro de la Ilustración fue la Revolución francesa de 1789.
En otro orden de cosas, en el siglo XVIII se ponen de moda los Salones donde los aristócratas y burgueses se reunían para discutir de literatura, política, arte, filosofía o música y también para bailar y divertirse; son el marco idóneo para la difusión de los artistas. Algunas mujeres relevantes son las organizadoras animadoras de los Salones, cosa que ejemplifica su nuevo papel en la sociedad, hasta el punto que dos de estas damas darán nombre a la época y al estilo: Madame Pompadour y Madame Du Barry.3
Retrato de Madame de Pompadour por F. Boucher; Retrato de Madame du Barry por Lebrun.
En España el siglo XVIII coincide con la llegada de una nueva dinastía tras la guerra de Sucesión: los Borbones. El primer Borbón en acceder a la Corona española fue Felipe V, nieto del rey francés Luis XIV. Desde el punto de vista artístico, los estilos que encontramos en el siglo XVIII son: 1. Tardobarroco o barroco tardío. Es la etapa final del siglo XVIII y se desarrolla en los inicios de ese siglo4. 2. Rococó: es una corriente estética de origen francés, que se desarrolla durante la primera mitad del siglo XVIII. 3. El Neoclasicismo: supone una reacción al estilo rococó. Se desarrolla en los siglos XVIII y también XIX. Es un decidido retorno al ideal de belleza clásica, utilizando un lenguaje frío, severo y solemne, donde lo helénico se convierte en norma académica. En el siglo XVIII se pone de manifiesto la llamada “ruptura del paradigma clásico”, es decir, que el modelo clásico –basado en el ideal de belleza grecorromano-‐, vigente durante siglos, entra en crisis y se buscan nuevas fuentes
3 Las contradicciones de esta época están muy bien reflejadas en la novela de Pierre-‐Ambroise Choderlos de Lacios (1741-‐1803) las amistades peligrosas. 4 Un ejemplo de edificio tardobarroco es la Iglesia de San Carlos Borromeo de Viena (1715) de Fischer Von Erlach.
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de inspiración ajeno a modelos clásicos como el arte egipcio, el oriental –chino, japonés-‐, etc. Así se sentarán las bases del arte contemporáneo. El primer estilo artístico propiamente dieciochesco es el arte Rococó. Ha sido denominado también como estilo “rocalla” (que deriva del francés rocaille, piedra y coquille, concha) ya que este elemento decorativo es el más característico de esta tendencia5.
Podemos definir el complejo concepto de rocalla como la mezcla de conchas marinas irregulares y asimétricas. Recordemos que las rocallas como motivo decorativos aparecían ya en grutas y jardines desde el manierismo. El término rococó surgió con carácter despectivo, siendo una corriente cultural extremadamente compleja que ha suscitado controvertidos debates entre los historiadores. Podemos definirlo como un estado de ánimo, una actitud ante la vida, el pensamiento, la sociedad, que se inicia a principios del siglo XVIII. El arte rococó surgió en círculos aristocráticos de Francia hacia los años 1710-‐15 y teóricamente estuvo vigente hasta mediados del siglo XVIII. En la práctica el rococó no puede considerarse totalmente finiquitado hasta el periodo 1775-‐80 aproximadamente, pues sus representantes ofrecen mucha resistencia a las nuevas ideas. De Francia se extendió a toda Europa (Alemania, Austria,etc.) Sobre este apartado véase: http://artpower-‐ana.blogspot.com.es/2012/10/actividad-‐introductoria-‐al-‐siglo-‐xviii.html 2. LA ARQUITECTURA ROCOCÓ El estilo rococó busca el arte total o Gesamtkunstwerk, especialmente en la arquitectura y las artes decorativas. Tiende así a la fusión entre todas las artes dentro de una estética exquisita que concede una enorme importancia a la exuberancia decorativa (rocallas, motivos vegetales, etc.) Los interiores suntuosos se valoran más que los exteriores. Utilizan estucos dorados que crean atmósferas esplendorosas dentro de una rica policromía. En el rococó predominan las formas fantasiosas, dinámicas y curvilíneas trabajadas en entrelazos infinitos. Sienten predilección por lo exótico y oriental. Esa atracción por Oriente se plasma en motivos decorativos chinescos –denominadas chinoiseries o chinerías-‐ que estuvieron en boga en los interiores palaciegos y en la porcelana de la época. El palacio de Versalles, aunque se inicia en el Barroco –es el retrato en piedra de Luis XIV6-‐ presenta añadidos arquitectónicos y decorativos rococó e incluso neoclásicos, ligados a la Reina María Antonieta y al rey Luis XVI, que finalmente acabarían guillotinados durante la Revolución Francesa (fines del siglo XVIII).
5 Los franceses prefieren utilizar el término “rocalla” antes que “rococó”. 6 El origen de este palacio es un primitivo pabellón de caza de Luis XIII que el Rey Sol amplió hasta convertirlo en un ejemplo emblemático de la poderosa Francia del siglo XVII.
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Los motivos decorativos rococó se extendieron por toda Europa gracias a los grabados, que proporcionaban los modelos y a la labor desempeñada por arquitectos que alcanzaron una gran difusión como François Cuvilliés (1695-‐1768). La decoración rococó la encontramos sobre todo en palacios aristocráticos y en iglesias. En este estilo abunda la utilización de los espejos, los tonos pastel y los motivos decorativos dorados. Ejemplos destacados: los salones del hôtel Soubise de Paris ; el palacio Nymphenburg de Munich (de F. Cuvilliés); el palacio Stupinigi de Turín o la Sacristía de la Cartuja de Granada.
Un perfecto ejemplo del arte rococó: el Hôtel Soubise (Palacio Soubise) de Paris. La decoración de interiores fue realizada por Germain Boffrand a mediados del siglo XVIII y pasa por ser el primer ejemplo de arquitectura rococó.
3. LA PINTURA ROCOCÓ La pintura rococó es predominantemente decorativa, frívola, alegre y de carácter profano7. Es deudora de la pintura renacentista (especialmente la veneciana) y la barroca (Rubens). Poco tiene de la espiritualidad barroca y no es una simple derivación de ese estilo. Los géneros pictóricos que privilegia el arte rococó son desnudos, retratos y escenas galantes (coqueteo amoroso) de tono amable, en ocasiones ambientadas en jardines frondosos o lujuriosos paisajes. Los personajes aunque estén insertos en la naturaleza, portan indumentos lujosos, como si de un espectáculo teatral o baile pastoril se tratase. Asimismo, abundan las escenas inspiradas en la Comedia del Arte italiana, la música y la danza, que tienen su correlato en las figuritas de porcelana de la época (Meissen o Sèvres por ejemplo). En la pintura rococó la mujer adquiere un gran protagonismo como sujeto pictórico. Las pinceladas suelen ser pastosas, sueltas y matéricas. La pintura rococó refleja el hedonismo, la alegría de vivir, el elegante y refinado dolce far niente de aristócratas ociosos y burgueses enriquecidos. En los retratos son habituales los personajes disfrazados (con motivos orientales, mitológicos, etc.). Son frecuentes también las escenas familiares, en las que se hace especial hincapié en la ternura de los niños. Los marcos de los cuadros adoptan recargadas ornamentaciones en ocasiones, con formas elípticas o de medallón. El origen de la pintura rococó se encuentra en Francia, pero se difundió por todas las cortes europeas. Los pintores franceses por antonomasia del arte rococó fueron BOUCHER, FRAGONARD y WATTEAU. En ellos encontramos las características del rococó anteriormente reseñadas. WATTEAU se inspiró en los espectáculos teatrales y se especializó en escenas galantes y costumbristas. Conoció la pintura renacentista veneciana que le influyó notablemente. Sus cuadros están ambientados en jardines aristocráticos, con elegantes personajes que muestran el ambiente social del rococó. La obra cumbre de Jean-‐
7 Las pinturas de temática religiosa renuncian al tenebrismo, apostando por colores más suaves y personajes idealizados.
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François WATTEAU es Embarque hacia Citerea, la isla donde según la mitología, nació Afrodita y lugar de peregrinación a su culto.
François BOUCHER fue el máximo exponente del decorativismo rococó francés. Entre sus principales comitentes descuella la favorita del rey Luis XV, Madame de Pompadour, a la que retrató en numerosas ocasiones. Vivió en Italia donde le fascinaron las pinturas decorativas del rococó Tiépolo. Sus mejores obras son retratos y pinturas de inspiración mitológica. Jean-‐Honoré FRAGONARD también se formó en Italia. Su pintura aúna la sensualidad y la elegancia de escenas galantes -‐El columpio o El beso robado-‐ llenas de alegría de vivir. Asimismo se interesó por escenas bucólicas y pastoriles. El advenimiento de la Revolución Francesa terminó con sus mecenas de la nobleza, siendo su estilo desplazado por el neoclásico David, por lo que Fragonard terminó sus días en la pobreza y en el mayor de los olvidos.
Tres ejemplos de pintura rococó realizadas por Fragonard: El beso robado; Joven leyendo, El cerrojo.
La toilette de Boucher; El embarque para Citerea de Jean-‐François Watteau.
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En España la pintura rococó tiene en Luis PARET y en Salvador MAELLA con sus pinturas preciosistas, a dos emblemáticos representantes. También Francisco de GOYA muestra el influjo de estilo, por ejemplo en algunos cartones realizados para la Real Fábrica de Tapices, con obras costumbristas de gusto aristocrático como La gallinita ciega o El quitasol.
El mundo de majos y majas protagoniza buena parte de la obra del genial Goya: La Maja Vestida; La Pradera de San Isidro.
En Gran Bretaña, el siglo XVIII y el primer tercio del siglo XIX están considerados como la época de máximo esplendor de la pintura inglesa. Abundan los retratos en bellos paisajes como apreciamos en los cuadros de Gainsborough o de sir Joshua Reynolds. Las escenas de costumbres son muy característicos de este período, muchas veces con una carácter moralizante, como por ejemplo en la serie Matrimonio a la moda de Hogarth.
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La obra de MARIE-‐LOUISE-‐ÉLISABETH VIGÉE-‐LEBRUN (1755-‐1842) La artista italiana Rosalba CARRIERA y en especial, la francesa Mª-‐Louise VIGÉE-‐ LEBRUN descuellan dentro del panorama pictórico europeo del siglo XVIII.
Procedente de una familia vinculada al arte –su padre fue pintor y su primer maestro-‐, VIGÉE-‐LEBRUN fue una afamada retratista, testigo privilegiado de las transformaciones de finales del siglo XVIII, de la Revolución Francesa a la Restauración. Tuvo una fulgurante carrera. Aprendió copiando la obra de los grandes maestros como Rembrandt o Rubens. Su pintura evolucionó desde el hedonista Rococó hacia el depurado Neoclasicismo8 como podemos comprobar a través de la indumentaria que aparece en sus cuadros. A lo largo de su intensa vida –murió con 86 años-‐ contó con numerosos comitentes de la realeza europea (francesa, napolitana, austriaca, rusa) y de la aristocracia, retratando a lo más granado de las élites culturales y políticas de la época (Lord Byron, Hubert Robert, Caroline Murat, etc.). En su mansión parisina, en su Salón, recibía una vez por semana a la alta sociedad sin reparar en gastos. En su extensa producción pictórica -‐900 cuadros-‐ predominan abrumadoramente los retratos al natural, de carácter rococó (colorido suave, tono amable, idealizado y elegante, detallismo en las texturas, captación psicológica). Entre sus retratos femeninos destacan los que realizó de su mecenas la reina María Antonieta –una veintena-‐, la princesa de Lamballe, la condesa de Polignac, etc. En 1788 pintó una de sus obras maestras: el retrato del pintor Hubert Robert. Pintaba sobre todo al óleo, y en algún caso al pastel. Escribió un breve ensayo “Conseils pour la peinture du portrait”9 y su autobiografía a la que denominó “Souvenirs”. Huyó despavorida de Francia cuando estalló la Revolución Francesa disfrazada de obrera, perdiendo buena parte de sus posesiones, refugiándose en Roma. En Italia realizó el Grand Tour. Vivió entre Roma, Florencia, Venecia... Diversas cortes europeas solicitaron sus trabajos como reputada retratista, por ello se estableció con gran éxito en San Petersburgo (1795) y a inicios del siglo XIX a caballo entre Londres, París, Ginebra etc. Murió ciega en París. Su fortuna crítica ha sido oscilante. En vida gozó de gran fama pero su conexión con los reyes Luis XVI y María Antonieta a la larga la perjudicaron y cayó en el olvido hasta que empezó a ser reivindicada y valorada con justeza en el siglo XXI. La primera gran retrospectiva de su obra tuvo lugar en París en el año 2015. 4 LA IMAGINERÍA ESPAÑOLA: SALZILLO Entre los escultores españoles del siglo XVIII, el más extraordinario fue sin duda Francisco SALZILLO (1707-‐1783). Nació en Murcia de padre italiano. La temática de sus esculturas es predominantemente religiosa: pasos
8 En mucha menor medida. 9 “Consejos para pintar retratos”. Se lo dedicó a su sobrina.
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procesionales –como la espléndida Oración de Jesús en el Huerto-‐; esculturas de la Virgen María y santos; un Belén de tradición napolitana que está considerado como uno de los mejores del mundo. Era esencialmente imaginero, es decir, se especializó en la realización de la talla en madera que policromaba. Recoge lo mejor de la herencia barroca escultórica y su producción plástica oscila entre el tardobarroco, rococó e incluso anticipa el neoclasicismo.
Salzillo se especializó en escultura religiosa: el Ángel de la Oración en el Huerto; angelitos; detalle del Belén; Dolorosa; Detalles de Pasos Procesionales (el Prendimiento); músicos del Belén.
El estilo personal de Salzillo creó escuela en su tierra natal, la llamada Escuela Murciana de Imaginería. En Murcia se conserva, además, un extraordinario museo con lo esencial de su producción.
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5. LA MÚSICA ROCOCÓ. MOZART10 La música del periodo Rococó se inserta plenamente en el periodo que se conoce como Clasicismo. Se trata de un periodo en el que hay una dicotomía, ya que mientras algunos músicos seguirán desarrollando las formas y tendencias del Barroco, aparecerá ahora una nueva generación que intentará poner orden en la explosión creativa del periodo anterior y que tomará forma en las Academias, que se encargarán de codificar la nueva visión de la música haciéndola más racional. Por ejemplo, las composiciones tenderán a usar frases con un número par de compases y divididas en dos periodos iguales, dotando a las piezas de elegancia y regularidad. Se seguirán perfeccionando los instrumentos del periodo anterior, y aunque la flauta, el violín y el clavecín serán los instrumentos preferidos, pronto se desarrollarán el clarinete y el piano (inventado a principios del siglo XVIII) y se perfeccionarán otros ya existentes como el oboe y el fagot.
Es difícil definir un estilo musical propio del Rococó, ya que en este periodo asistimos a una dicotomía entre lo frívolo, galante y aristocrático y lo reglado, serio e ilustrado que desembocará en el Neoclasicismo. Sin embargo, muchos músicos participaron de ambos espíritus. El genero típico del Rococó es la sonata, pieza que originalmente surgió huyendo de corsés y que se estructuraba de manera totalmente libre, explotando el virtuosismo y la fantasía, en consonancia con el espíritu galante de la aristocracia. Con el tiempo, las sonatas se fueron estandarizando y pasaron a tener tres o cuatro movimientos con una estructura fija consistente en un allegro seguido por un adagio y finalizando por otro allegro, aunque a veces se inserta un tercer movimiento en forma de minueto antes del último allegro. Además, cada uno de los movimientos tiene tres
tiempos bien diferenciados que se basan en dos temas interpretados en una tonalidad distinta cada uno. En el primer tiempo de cada movimiento se plantean estos dos temas, en el segundo se juega con ellos, creando en el público tensión y sorpresa, y en el tercero se hace una especie de síntesis agrupando ambos temas, que se interpretan con la tonalidad principal y se rematan con un colofón llamado coda. Las sonatas típicamente rococó (o sea, las que no se adaptan a este esquema general establecido en el Clasicismo) se suelen llamar divertimentos o serenatas, piezas en las que se huye de la erudición clasicista y de sus estrechas leyes, poniendo en valor la imaginación, la improvisación y la sutileza. WOLFGANG AMADEUS MOZART El autor más prolífico de la segunda mitad del siglo XVIII es Wolfgang Amadeus Mozart (1756-‐1791), intérprete virtuoso y gran compositor que desarrolló su labor en Austria. Su personalidad es tan interesante como su obra, porque al igual que muchas personalidades de su época, vivió entre dos mundos, el de la Ilustración, basado en la Razón, y el de la aristocracia, basado en la frivolidad galante e insulsa. Mozart fue un niño prodigio que ya a los seis años dominaba el clavicordio y recorrió las cortes de toda Europa dando conciertos y conociendo a la élite política y cultural. Músico autodidacta, su obra es una síntesis de la alegría de vivir típica de la nobleza rococó y de las ideas ilustradas que anunciaban una nueva era. También refleja su ideología masónica como se puede apreciar en su ópera la flauta mágica. Su amplia producción abarca casi todos los campos: -‐Sinfonías: escribió cerca de 50, aunque se admite su autoría sin ninguna duda de 41, destacando las tres últimas, sobre todo la 41 (llamada Júpiter). -‐Sonatas: muchas de ellas para piano y violín. -‐Serenatas. Destaca su Pequeña serenata nocturna. -‐Cuartetos para diversos instrumentos de cuerda, acompañados algunos de flauta, clarinete, etc. 10 El apartado de la música (texto e imágenes) es un extracto del libro de J.V. Patiño http://escueladeartetalavera.blogspot.com.es/2015/09/libro-‐de-‐texto-‐para-‐fundamentos-‐del.html
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Mozart también escribió grandes obras del género lírico. Podemos dividirlas en dos tipos: -‐ Óperas con libreto en italiano, como Don Giovanni (que destaca por el sabio uso de grandes recursos escenográficos), Las bodas de Fígaro (típico ejemplo de ópera bufa o cómica) o Così fan tutte. -‐ Singspiele, u óperas en alemán. Destacan El rapto del Serrallo y, sobre todo, La flauta mágica, obra con un fuerte contenido simbólico y difícil interpretación, ya que se cree que Mozart introduce la simbología masónica en la una trama que es, aparentemente, lúdica. Mozart alcanzó el culmen de su genio con su Requiem (KV 626), su obra póstuma (fue acabada por uno de sus discípulos, Franz Xaver Süssmayr). Tiene mucha influencia del Réquiem de Haydn de 1771. El Réquiem es en realidad una misa de difuntos. La estructura de la misa quedó ya establecida desde el Renacimiento, y es la siguiente: 1º Kyrie. Del griego kyrie eleison (señor, ten piedad). 2º Gloria. Parte de exaltación de la gloria de Cristo. 3º Credo. Es la parte más extensa de la misa, y en esencia recoge el contenido del Credo de Nicea (la profesión de fe católica). 4º Sanctus. Repite la letanía Santo, santo, santo es el Señor, rematando con Hosanna en el Cielo. 5º Benedictus. Como en la parte anterior, bendice a quien viene en nombre del Señor, y se repite el Hosanna. 6º Agnus dei. Del latín cordero de Dios. A veces se añaden otras partes para darle vistosidad. Por ejemplo, se inicia la misa con un introitus, que es una pieza que acompaña al oficiante al hacer su entrada, se añade una pieza para acompañar la consagración de las hostias (Offertorium), antes del Sanctus, o la comunión (Communio), que en el caso del Réquiem de Mozart consiste en la pieza titulada Lux Aeterna, basada en la repetición de fragmentos del Introitus y del Kyrie, con la que se cierra la misa. El Réquiem de Mozart sustituye también las partes musicadas del Gloria y el Credo por un desarrollo más amplio compuesto por seis partes, la última de las cuales, la Lacrimosa, es una obra de profundo lirismo. 6. MOBILIARIO, INDUMENTARIA Y ARTES DECORATIVAS ROCOCÓ El mobiliario ROCOCÓ, ESTILO LUIS XV El mobiliario y la decoración de interiores rococó presenta como claro precedente el arte barroco. Ambos buscan el arte total o Gesamtkunstwerk, la confluencia de todas las artes en un estilo homogéneo, que pretende epatar al espectador. Cronológicamente, la etapa de máximo esplendor del mobiliario y la decoración de interiores del rococó corresponde con los años 1725-‐1775. Es un estilo ligado a la corte del monarca francés Luis XV, que se caracteriza por refinamiento, elegancia y exuberancia decorativa, con predominio de tonos pastel –como en la indumentaria-‐, y la fascinación por la rocalla, con sus curvas y contracurvas extremas, elemento definitorio de la decoración de interiores de esta tendencia artística. Durante el siglo XVIII el arquitecto se convierte en una figura cada vez más importante en el diseño de los interiores de las casas de los aristocráticas y ricos burgueses. En las residencias importantes se mantiene una clara separación entre las dependencias “de parada” es decir de representación, colocadas siempre hacia el exterior, y las privadas que dan al interior. Con el paso del Barroco al Rococó aumenta el número de las antecámaras que con frecuencia desempeñan la función de salones o comedores. Las habitaciones se hacen más pequeñas y se difunde el uso de cortinas en las ventanas y de las alfombras, mientras que la búsqueda de confort conduce a la creación de nuevos muebles. Los cuartos de baño adquieren cada vez más importancia y a menudo la decoración de los mismos es tan lujosa como la de las demás dependencias. La decoración tiende a ser más intimista que en el barroco, con espacios de reducidas dimensiones –recordemos que Luis XV estableció su corte en el Palais Royal de París y no en Versalles-‐ y mobiliario confortable, apto para el ocio y las tertulias de los Salones en los que las mujeres tenían un papel protagonista (Madame de Pompadour, Madame de Staël, etc.)
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La pintura decorativa de bóvedas, cúpulas y paneles en las paredes se incardina perfectamente en la arquitectura. La temática suele ser mitológica, escenas galantes, paisajística, putti, chinoiseries, etc. Las paredes se decoran con papel pintado o telas o son pintadas con diversos motivos decorativos. Los espejos, como en el barroco, tienen una gran preeminencia decorativa, así como las mesas-‐esculturas de diseño asimétrico, ondulante y recargado (consolas, bureau plat...) Los elementos decorativos de origen oriental –fundamentalmente chinescos-‐ son denominados como chinerías o chinoiseries y son muy representativos de la decoración de interiores dieciochesca. La porcelana china también es omnipresente, tanto en vasos (jarrones) dispuestos en las consolas como en placas cerámicas decorando las paredes. Los biombos chinos hacen también acto de presencia como podemos comprobar en la pintura rococó de la época.
Interiores de palacios rococó: Salón principal (salón de espejos) en el pabellón de caza Amalienburg (Palacio Nimphenburg, Múnich, 1740), obra maestra de François Cuvilliés. El fondo es de tonos gris turquesa; Sala de baile en el Palacio Charlottenburg de Berlín; Salón Gasparini del Palacio Real de Madrid.
Salón de Porcelana del Palacio Real de Aranjuez con chinerías de la Manufactura de Buen Retiro, inspiradas en las pinturas de Boucher para Luis XV.
Las aplicaciones de bronce dorado así como taraceas e incrustaciones incrementan la riqueza decorativa caracterizada por el horror vacui. Asimismo, el auge del vidrio propició la aparición de espectaculares arañas o lámparas de grandes dimensiones. Por lo que se refiere al mobiliario, los muebles de asiento reflejan una gran variedad de sillas y butacas. Las sillas fueron perdiendo importancia en detrimento de los cómodos sillones (fauteuils) o butacas (bergère). En general, predominan las de patas curvadas como las de una cabra (en forma de S, en cabriole). La chaise longue se compone de dos bergère y un cuerpo intermedio. Son muebles acolchadas (asiento, respaldo, apoyabrazos) y confortables. *Las consolas disminuyen de tamaño y las cómodas –muebles con cajones-‐ muestran formas
abombadas (bombé). * Parte de los muebles de asiento y las consolas se alineaban a lo largo de las paredes de los salones. El mobiliario más confortable se situaba en el centro de las estancias.
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*En las esquinas de los salones se disponían grandes candelabros de uno a dos metros de altura llamados torchères. *Se concedía una gran importancia al tapizado de los asientos, como el célebre toile de Jouy, desde entonces un clásico en la tapicería. *Entre los ebanistas rococó descuellan los franceses Jean-‐François Oeben y Bernard van Riesenburgh. Este último realizó muebles para Madame de Pompadour, algunos de ingenioso diseño, como los de higiene íntima. Fue el primero en incorporar a los muebles la porcelana de Sèvres, que se pondrá de moda.
Ejemplos de mobiliario Luis XV: una butaca bergère; una cómoda bombé (abombada) de Riesenburgh; un fauteuil (sillón) à la reine con patas en cabriole (S); Chaise longue con motivos chinescos.
El mobiliario rococó es el antecedente remoto del Modernista o Art Nouveau de finales del siglo XIX e inicios del XX.
Tapizado toile de Jouy, característico del rococó. En este caso aparece una escena galante; Canapés del Museo de Artes Decorativas de París. Fuente de las imágenes: Blog de Pablo Pena http://historiadelmueble.blogspot.com.es La moda ROCOCÓ (1715-‐1785), una creación esencialmente francesa Luis XV, un rey “rococó”: El enorme prestigio que había adquirido la corte de Versalles hizo que se prolongase la influencia francesa en la cultura del siglo XVIII en toda Europa. Europa se afrancesaba, culturalmente, en todos los aspectos, por ello en las cortes europeas se impuso como idioma de la diplomacia y signo de distinción y buen gusto el hablar en francés. Era la época del rey francés Luis XV (1710-‐1774), biznieto y sucesor de Luis XIV, coincidente con el arte rococó. Reinas y favoritas, iconos de estilo: Madame de Pompadour, favorita del rey Luis XV y figura dominante de la Francia de la época, fue esencial en la difusión del estilo rococó. Desde mediados de la centuria, ella fue la gran definidora del gusto francés. La austriaca María Antonieta, esposa del rey Luis XVI, fue un símbolo de la moda francesa del siglo XVIII. Era tal su pasión por los vestidos y las joyas que recibió el apodo de “Madame Déficit” por los cuantiosos gastos que
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esta afición ocasionaba al erario público. A través de su indumentaria podemos observar las diversas tendencias en la moda del siglo XVIII que oscilan del rococó al neoclasicismo. Entre sus diseñadoras favoritas descuella Rose BERTIN, la modista más conocida de París, reclamada por todas las cortes europeas. Su labor en pro de la difusión de la moda francesa fue tal, que enviaba periódicamente maniquíes a las principales cortes europeas para mostrar sus nuevos modelos a la moda. Por aquel entonces surgieron las primeras revistas y periódicos con mensajes publicitarios y noticias de las últimas tendencias en la moda.
Rose Bertin era considerada como “la ministra de moda” por la propia la reina María Antonieta. En el centro uno de sus extravagantes diseños, lejos todavía de la estética neoclásica.
La moda femenina rococó Francia, árbitro de la moda: La vestimenta estrella del siglo XVIII es la femenina, que se beneficia del nuevo papel que adquiere la mujer, sobre todo en Francia. En cambio, el atuendo masculino –que en épocas anteriores había adquirido un gran protagonismo e importancia en el mundo de la moda-‐ se vio relegado a un segundo plano. Materiales: en cuanto a los materiales, podemos destacar el predomino de las sedas en los trajes de corte y las lanas para las vestimentas de uso cotidiano. Poco a poco, el algodón se difunde con fuerza, gracias en gran parte al papel de Gran Bretaña que comercia con esta materia prima ya que se abastece de ella en las Indias Orientales. Y es que no sólo Francia, sino Gran Bretaña también se convertirá en conformadora del gusto en la indumentaria y centro creador de tendencias en la moda. Recordemos, por lo demás, que la revolución industrial surgió en ése país durante el siglo XVIII y que parte la industria textil será esencial en el proceso industrializador europeo. Con el rococó la indumentaria fue elevada a la categoría de arte. En contraposición con la solemnidad severa del vestuario del siglo XVII, los vestidos de la mujer ahora son más ligeros, sofisticados, alegres y muy femeninos. Colores: la moda francesa que se impone es muy colorista y alegre. Los tonos que predominan en la vestimenta femenina son los pastel, como en la decoración de interiores rococó. Las denominaciones de los colores eran muy fantasiosas: “humo de Londres”, “llama del Vesubio”, “ratón huidizo”, “español enfermo”… Fuentes pictóricas: los pintores de la época –como Boucher, Fragonard o Watteau-‐ nos han dejado maravillosos ejemplos de los atuendos de esta etapa a través de sus pinturas. Prendas y tipologías de vestidos. Sintetizando mucho podemos destacar: *El miriñaque: El miriñaque apareció en la moda cortesana francesa entre los años 1715 y 1718. Consta de una falda interior guarnecida con aros metálicos cosidos sobre el tejido, siendo el interior especialmente rígido para conseguir la necesaria tirantez y anchura en el borde del vestido. Con diferentes denominaciones y características a lo largo del siglo XVIII, el uso del miriñaque –al principio dando forma semicircular a las caderas en el caso del vestido volante, más adelante con un perfil ovalado-‐ se prolongará hasta la época de Luis XVI y sólo desaparecerá con el advenimiento de la Revolución francesa, como símbolo del Ancien Régime. En inglés al miriñaque se le denomina como “pannier” mientras que en España se le conoce como “tontillo”. Sea como fuere,
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será un elemento esencial de la vestimenta rococó femenina. El objetivo del miriñaque era enfatizar la cintura entre grandes caderas. El miriñaque es heredero del verdugado y el guardainfante y será antecedente de la crinolina del siglo XIX.
Retrato de la reina consorte de Prusia Elisabeth Christine von Braunschweig-‐Bevern (1715-‐1797), Antoine Pesne, c. 1739. Porta el característico miriñaque del siglo XVIII en un vestido “a la francesa”; ejemplos de miriñaques; La reina María Luisa con tontillo pintada por Goya, 1789. *El Vestido Volante o Vestido Watteau: Una de las prendas más características de la vestimenta rococó de la etapa del rey Luis XV fue el vestido con vuelo o volante, también llamado Vestido Watteau porque aparece con frecuencia en los cuadros de este pintor. Son vestidos muy sueltos, sin entallar, con pliegues en la espalda.
*Vestido a la Francesa (Robe à la française) Andando el tiempo, el vestido volante evolucionaría hacia el denominado Vestido a la Francesa circa 1720-‐50. Es el modelo de traje rococó por excelencia. La parte delantera, muy ajustada, presenta forma de triángulo invertido. Son vestidos muy escotados y aparecen adornados con todo tipo de cintas, lazos y encajes. Son trajes “abiertos” que dejan ver la falda interna, muy decorada con todo tipo de encajes y bordados. Las manga, más o menos ajustadas, llega hasta el codo. A ese tipo de manga se la denomina “manga francesa”. Pueden estar rematadas con varios volantes. Se denominan entonces “mangas pagoda”. En español al vestido a la francesa se lo denominaba “bata”.
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El cuello se adorna con alguna joya como un collar de perlas o una cinta anudada por lo general de la misma tela que el vestido. *Vestido a la Polonesa: vestido recogido en abultados pliegues.
Ejemplos de la moda rococó: Madame de Pompadour retratada con un precioso vestido a la francesa por Boucher, 1759, Wallace Collection, Londres; Madame Boucher de F. Boucher; Los Campos Elíseos de Watteau.
Vestido a la Polonesa; Vestido a la Francesa: En este retrato oficial de la Marquesa de Pompadour realizado por Quentin de Latour, aparece en un entorno rococó, apoyada sobre un cabinet de ese estilo y rodeada de atributos culturales alusivos a la literatura, la música, la astronomía o el grabado. Entre los libros podemos ver la Enciclopedia, obras de Montesquieu y de Voltaire.
*Vestido a la Inglesa Junto a esta fascinación por la moda francesa hay que destacar la atracción que hacia la moda inglesa se aprecia a partir de 1750. Es el traje a la inglesa que tendrá gran éxito gracias a su simplicidad y elegancia. La vestimenta inglesa femenina se caracteriza por vestidos que marcan mucho la cintura, con mangas muy amplias. El corpiño va abrochado por delante, con escote bajo, relleno con encajes o pañuelos. En la vestimenta femenina inglesa se prescinde del miriñaque y se apuesta por una por una falda interna de tela bastante rígida y una especie de cojinete almohadillado dispuesto a la altura de los riñones sobre el que repartir el amplio vuelo de la falda, acumulado sobre todo en la espalda.
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Ejemplos de “Vestidos a la Inglesa”: no llevan miriñaque sino una especie de almohadilla rellena; Los motivos ornamentales pueden ser de rayas, florales, fitomorfos (vegetal o plantas), etc. El cuerpo va armado con ballenas y presenta escote redondeado adornado con encaje.
Accesorios El sombrero adquiere muchísima importancia, suelen ser muy grandes y con muchos adornos. Los sombreros de diseño británico influirán en los modelos de tocados franceses. Por lo que se refiere al peinado, es uno de los aspectos más cuidados por la mujer y aunque comenzó el siglo con una cierta sobriedad en la realización de un pequeño moño y rizos flotantes sobre las orejas, pronto se convertiría en el aspecto más frívolo del atuendo femenino con la aparición de infinidad de postizos, encajes, cintas, flores, plumas, tules y toda clase de aditamentos, que hacen del peinado un andamiaje sobre el que dictan sus efímeras leyes los peluqueros de moda como Léonard o Legros. Acompañados de cofias o de gorros –cuya variedad y diversificación de nomenclaturas es similar a la de los peinados-‐ es costumbre empolvar los cabellos con almidón, para lo cual las damas debían someterse a laboriosas manipulaciones.
El calzado, en cambio, se muestra más conservador y mantiene la puntera aguda y elevada, el tacón alto y las hebillas como complemento ornamental, variando sólo el tipo de material utilizado para su confección según el momento del día o el conjunto con que se utilicen.
Zapatos del siglo XVIII. Museo del Traje, Madrid. Durante el siglo XVIII no había diferenciación en la horma entre el pie izquierdo y el derecho; Evolución de las pelucas, del rococó al neoclasicismo
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La moda masculina rococó Elegancia y sencillez: el traje masculino del siglo XVIII ligado al rococó se basa en los modelos barrocos aunque sin cintas ni lazos. Es mucho más sencillo y elegante. Es el antecedente del traje masculino de hoy en día. Prendas básicas: predominan como prendas básicas, fundamentalmente tres: casaca, calzones y chaleco, en ocasiones realizados con telas fastuosas profusamente bordadas. El sombrero de tres picos fue de uso común durante todo el siglo. El calzón llegaba hasta debajo de la rodilla –hasta donde alcanzan las medias de seda blanca-‐ y allí se recogía con cintas anudadas o hebillas. Se abrochaba con botones primero y desde 1730, con bragueta y se va haciendo más alto hasta alcanzar la cintura siguiendo el paralelo acortamiento de la chaqueta. A consecuencia de esta evolución, cuando el calzón llega a la cintura aparecen los tirantes. La chaqueta, muy larga en los comienzos del reinado de Luis XV en que se prolonga casi hasta las rodillas, utiliza tejidos vistosos y ricos sólo en las dos piezas del delantero, pues las mangas –excepto el borde-‐ y la espalda se confeccionan con forro o tejidos más ordinarios, puesto que no se ven. Las chaquetas evolucionarán hacia los chalecos o chupas cuando prescindan de las mangas. La casaca se llevaba sobre la chupa y el calzón.
Ejemplo de casaca, chupa y calzón. Es el antecedente del traje masculino de hoy en día; Casaca de seda verde clara. El calzón está confeccionado con el mismo tejido que la casaca; Chupa masculina en satén de seda color marfil forrada en lino con bordados de motivos fitomorfos; Retrato de Henry Dawkins, c. 1750 por M. Quentin de Latour, National Gallery de Londres. La corbata es sustituida durante estos años por una vuelta del cuello de la camisa, cuya pechera asoma por el borde de la chaqueta. Las pelucas: la moda de la peluca pervivió hasta la Revolución Francesa. Con el tiempo se hicieron más simples y cortas. Solían acabar en un bucle o coleta atada con una cinta negra. En relación con las pelucas hay que destacar que para evitar que perdieran el almidón, los sombreros de la época, como el característico sombrero de tres picos –a la suiza-‐ solía llevarse bajo el brazo y nunca puesto. Influencia inglesa: La huella de la moda inglesa masculina sobre la francesa va a ser cada vez más evidente. La moda inglesa se caracterizaba por su elegancia, sentido práctico, sobriedad y ausencia de cintas, encajes y bordados. Los ingleses tendían cada vez más a prescindir de las pelucas y el peinado característico era con el cabello echado hacia atrás y trenzado con una cinta. Esencial de todo gentleman que se preciara, era la presencia de un bastón, que llevaba colgado de los botones del traje mediante una cinta.
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En este retrato de caballero pintado por el británico Gainsborough se aprecia la presencia de un tricornio; Evolución de las pelucas del rococó al neoclasicismo.
Sobre la indumentaria rococó véase: http://artpower-‐ana.blogspot.com.es/2014/07/exposicion-‐frivolite-‐indumentaria-‐del.html y http://artpower-‐ana.blogspot.com.es/2015/06/accesorios-‐de-‐la-‐moda-‐rococo-‐tocados.html Las MANUFACTURAS REALES EUROPEAS. LA PORCELANA. EL VIDRIO El auge de las artes decorativas durante el siglo XVIII va vinculado al surgimiento de las Manufacturas Reales europeas. Las Manufacturas Reales fueron un tipo de empresa de características muy singulares que vivió su etapa de esplendor en el siglo XVIII. El modelo había sido creado en Francia por Colbert, el ministro de Finanzas de Luis XIV (1638-‐1715) al crear la Manufactura Real de Gobelinos en París. Respondía a razones de orden político, económico y funcional, orientadas a realzar el prestigio de la monarquía, equilibrar en la balanza de pagos evitando importaciones de lujo y amueblar y decorar los palacios reales. Desde el punto de vista de la producción, las Reales Fábricas representan un papel intermedio entre el artesonado y la industrialización. Por un lado, operaban con un bajo nivel de mecanización y por otro tenían organizado el trabajo por sectores especializados y proporcionaban empleo a un elevado número de operarios. Las manufacturas reales europeas abarcaban la producción de artes suntuarias muy diversas. En el caso de España destacan la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara (textiles), Porcelana del Buen Retiro (cerámica), Real Fábrica de Platería Martínez (plata), Real Fábrica de La Granja de San Ildefonso (vidrio), etc.
Felipe V, el primer rey Borbón en el trono de España y promotor de las Manufacturas Reales en nuestro país; El alquimista J. F. Böttger fue el primer europeo en conseguir la elaboración en 1709 de la porcelana, concretamente en Meissen, Alemania; Porcelana de la manufactura real de Viena con motivos de inspiración chinesca. Por lo que se refiere a la cerámica, el XVIII es el siglo de la porcelana.
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Recordemos que la porcelana fue un invento chino11 cuyo secreto de composición guardaron celosamente durante siglos a pesar de los infructuosos intentos de los europeos de averiguarlo. Ya desde el siglo XVI, bajo el mecenazgo de los Medici, se intentó crear la porcelana, consiguiendo en realidad una porcelana artificial o pseudo porcelana de pasta tierna de calidad muy inferior a la china. La auténtica porcelana –la china-‐ es la llamada porcelana de pasta dura. Los ingredientes de la porcelana de pasta dura son el caolín (un tipo de arcilla), el feldespato y el cuarzo que se funden con las altas temperaturas del horno. El resultado es una pasta blanca, impermeable y resistente. Es el caolín lo que da a la porcelana su coloración blanca y es lo que mantiene la rigidez y estabilidad en la pasta a alta temperatura.
La porcelana europea de buena parte del siglo XVIII ejemplifica a la perfección la estética rococó como en estas piezas de Meissen (Alemania). El descubrimiento de la porcelana de pasta dura en Europa está unido a la figura del alquimista J. F. Böttger12, quien al servicio de Augusto II el Fuerte, elector de Sajonia (un cargo político de Alemania), consigue su elaboración en 1709. Ante este maravilloso descubrimiento, Augusto II decide fundar una nueva manufactura en Alemania llamada Meissen en 1710 y será Böttger el director y figura esencial de la misma. Durante años el proceso de fabricación de la porcelana fue mantenido en secreto pero la demanda de la nobleza europea por el preciado material no tardó en extender el conocimiento del mismo e impulsar el establecimiento de nuevas fábricas de porcelana. Desde Meissen, la fórmula secreta fue propagada por toda Europa por algunos trabajadores de la manufactura. Así, hacia 1770, existían en Europa alrededor de 20 centros de fabricación de porcelana dura, casi en su totalidad protegidas o costeadas por reyes o nobles, pues el carácter de piezas de lujo de estos objetos y en los casos de elaboración con pasta tierna, el constante peligro de roturas hacía extraordinariamente difícil el mantenimiento de estos talleres. Sus secciones de laboratorio, al tiempo que guardaban con leyes severísimas el secreto de composición de la pasta y barnices, trabajaban sin descanso en mejorar lo ya existente para aventajar a los competidores en atraer clientela que paliase, en lo posible, los graves desequilibrios económicos. En todos ellos fue común al principio la imitación de las formas y decoración orientales hasta que ya asentada la producción, fueron derivando hacia caracteres propios de cada país y cada manufactura. La porcelana de Meissen vinculada al rococó se especializó en tipologías muy variadas: escenas galantes, animales, jarrones, candelabros, juegos de café y té, etc. Con el tiempo, como las del resto de Europa, irán evolucionando hacia un gusto neoclásico. En Francia, por impulso de Madame Pompadour, se creó la real manufactura de Sèvres. Con Sèvres, Francia se puso a la cabeza de las manifestaciones europeas de cerámica y porcelana. En Sèvres el control de calidad era 11 Los primeros vestigios de porcelana que se conocen se remontan a la China de hace 4000 años. Sus orígenes se sitúan en los yacimientos de Kaoling (yacimientos que han dado nombre a la materia prima básica de la porcelana) situados en la provincia de Kiangsi. Pero la porcelana tal y como la conocemos hoy alcanzó su máximo esplendor durante la dinastía Sung, dinastía reinante en China durante el siglo XIII d de C. Desde que los viajes de Marco Polo en el siglo XIII, pusieron en contacto a los europeos con las maravillas del Extremo Oriente, los occidentales se entusiasmaron ante la vista de unos objetos cerámicos de aspecto más delicado que sus elaboraciones comunes, las piezas de la porcelana Ming, y trataron por todos los medios de encontrar el secreto de la elaboración china. Venecia y Portugal intentaron descubrir la naturaleza química de tales piezas sin llegar a más resultado positivo que tener que hacer sus pedidos a China o Japón. Cuando la Compañía de las Indias Orientales desde el siglo XVII inundó a Europa de porcelana, eran ya muchos los químicos dedicados a la búsqueda de su composición. 12 Sin embargo, esta primera pasta no incluye aún el feldespato y es poco traslúcida, sin que se llegue a la composición realmente porcelánica hasta 1725, después de muerto Böttger.
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más estricto que en cualquier otra manufactura. Las piezas con el más mínimo defecto eran desechadas. Aunque muchos de estos “rechazos” eran sacados fraudulentamente de la fábrica y decorados en otros talleres, es improbable que alguno de ellos pueda ser confundido por una pieza original de Sèvres. Para proteger sus intereses comerciales, el rey Luis XV promulgó unas leyes suntuarias que prohibían la utilización del dorado a cualquier otra manufactura o taller. Las piezas rococó de Sèvres son muy recargadas y ampulosas. Realizaron todo tipo de piezas de rico colorido como el Rosa Pompadour o Rosa du Barry (en honor a dos de las amantes del rey). Otras manufacturas reales de porcelana europeas son: Viena, Worcester y Chelsea (Inglaterra), Capodimonte (Italia), Buen Retiro (España), etc.
Ejemplos de porcelana de Sèvres (Francia) La Real Fábrica de Porcelana del BUEN RETIRO (1760-‐1808) El nacimiento de nuestra porcelana está unido al nombre del rey Carlos III cuando rey de las Dos Sicilias, residía en Nápoles. Su casamiento en 1738 con María Amalia de Sajonia, en cuya dote figuraban grandes cantidades de porcelana de aquella procedencia, despertó en el monarca el deseo de fundar una manufactura para ponerse a la par de otros reinos europeos. Recordemos que María Amalia era hija de Augusto II de Sajonia, el fundador de la manufactura de Meissen. A esas alturas de siglo, la porcelana se había convertido en un artículo necesario para el ornato palaciego de las principales cortes europeas. Y en motivo de orgullo para los monarcas que mantenían a sus expensas la costosa fabricación de este producto. Y así en 1743, comenzaba a funcionar en Nápoles la fábrica de Capodimonte a instancias de este rey Borbón. Al cabo del tiempo, cuando por fallecimiento de Fernando VI sin sucesión, Carlos III se convierte en rey de España, se ocupa personalmente del traslado de la fábrica a Madrid, incluyendo al personal que lo deseara, así como el material y pasta ya preparada, modelos, vaciados y diseños de todo tipo. Así es como se crea la primera manufactura de porcelana fundada en España, la Real Fábrica del Buen Retiro. Esta empresa típicamente ilustrada, en la que no se reparó en gastos, estuvo al servicio exclusivo de la Corona, ya que los intentos que se hicieron para comercializar su producción fracasaron estrepitosamente, tal y como ocurrió en el caso de otros establecimientos similares. Funcionó siempre con operarios extranjeros, como también lo fueron sus directores, con la excepción del último, Bartolomé Sureda, al contrario de lo que sucedió en Alcora, en donde su fundador, el IX Conde de Aranda, estableció que todos los que trabajasen en ella debían proceder de tierras de su señorío. Pero como la técnica no se improvisa, también tuvo que importar alquimistas y pintores de Meissen, dispuestos a divulgar los secretos de aquella porcelana y a enseñar a los aprendices de Alcora su fabricación. Tanto el conde de Aranda como Carlos III, cada uno en su esfera, intentaron adaptarse al modelo “ilustrado” y combinara sabiamente en sus porcelanas cultura y utilidad. Las piezas que crearon fueron de gran belleza y calidad excepcional. Esta manufactura estaba situada en los jardines del madrileño Palacio del Buen Retiro (aproximadamente en la localización actual de la estatua del Ángel Caído) y comenzó a funcionar a mediados de 1760, siendo las piezas entonces producidas de inspiración napolitana y empleándose en ellas la pasta y los modelos traídos de Capodimonte. Funcionó hasta la invasión de los franceses en 1808. De hecho, los franceses convirtieron la fábrica en un fortín y finalmente fue destruido en 1812 en plena guerra de la Independencia.
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Ejemplos de porcelana del Buen Retiro: en una sala chinesca del Palacio Real de Madrid; putti de porcelana, Buen Retiro. La Real Fábrica de Vidrio de LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO (Segovia) El rey Borbón Felipe V, nieto de Luis XIV, decidió construir un palacio, llamado La Granja de San Ildefonso (Segovia), tomando como referencia Versalles. Andando el tiempo, otro rey Borbón, su hijo, el rey ilustrado Carlos III instaló en las cercanías de ese palacio la Real Fábrica de Cristales de La Granja, una manufactura real y prestigiosa industria suntuaria que hoy es sede de la Fundación Centro Nacional del Vidrio. Surgió en los años 70 del siglo XVIII. El que se instalara la Real Fábrica de vidrio en un lugar como La Granja de san Ildefonso obedecía a la cercanía al Palacio Real y a la abundancia de arena silícea y madera necesaria para los hornos, muy abundante en la zona.
Palacio de la Granja de San Ildefonso, Segovia; Lámpara o araña de la manufactura de la Granja; Cristal de la Granja, la imagen de la derecha es una opalina: vidrio blanco lechoso. Solían estar decoradas con esmaltes polícromos.
Ejemplos de Cristal de la Granja de San Ildefonso (Segovia) y Museo Tecnológico del Vidrio, Real Fábrica de Cristales de la Granja. En la fábrica de La Granja se elaboraron todo tipo de piezas de cristal desde ventanales, hasta espejos, piezas de vajillas como botellas, compoteras, etc. No hay que olvidar que aunque el cristal no era demasiado caro en su elaboración, la red de transportes hacía que los precios se dispararan, por lo que se hacía necesario dotar de industrias locales para surtir a la aristocracia de esta demanda.
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Sobre la Real Fábrica de Vidrio de La Granja de San Ildefonso, véase http://www.realfabricadecristales.es/es/informacion/historia https://www.youtube.com/watch?v=2qeAROTCsIo La JOYERÍA ROCOCÓ Este estilo hiperdecorativo, de una exuberancia ornamental rayana en el horror vacui, triunfará en el arte de la joyería y se caracterizará por:
*el gusto por las formas asimétricas. *la pasión por las líneas sinuosas, lazos y follajes. *la omnipresencia de los motivos florales y los bouquets: ramilletes de flores. *la presencia frecuente de motivos animalísticos como mariposas y pájaros.
Las joyas Rococó van a estar en función de la indumentaria. Se pretende que se fundan con ellas y que brillen en los interiores iluminados a la luz de las velas, reflejados en los numerosos espejos que inundan las estancias. A partir de esta época, se distingue claramente una joyería de día –más sobria y sencilla-‐ de una de noche o destinada a ceremonias especiales, de mayor empaque, mucho más suntuosa. Recordemos además, que las artes plásticas –pintura, escultura-‐ son una fuente documental esencial para conocer las joyas del siglo XVIII. Merece la pena destacarse que entre los materiales utilizados encontramos el empleo del oro, la plata, esmeraldas, lapislázuli, etc. y de gemas como los diamantes (gracias a los yacimientos que se descubrieron en Brasil) y se desarrollará un tipo de talla de llamante llamada brillante que tendrá una gran difusión. Por otro lado, no debemos olvidar que en esta etapa se crearon imitaciones de gran calidad de todo tipo de joyas. Encontramos una gran variedad de tipologías (muchas de ellas se las conoce con su nombre en francés): *Broches. *Pendientes a juego de collares y otros accesorios llamados Aderezo o Parure. *Joyas para el pelo o los tocados denominados Aigrettes. *Pendientes en girandole: Estos pendientes consistían en tres piezas o gotas, la central más baja, unidas mediante un nudo o lazo. Podían estar realizados con diamantes, perlas... *Relojes. *Cajitas de rapé (para guardar el tabaco). *Pulseras y brazaletes. *Estuches pequeñitos para guardar peines, etc. denominados Étuits. *joyas con mensajes, etc. * Los châtelains son una de las tipologías de joyas más características del siglo XVIII. Eran colgantes que se llevaban en la cintura y de ellos pendían todo tipo de objetos como relojes, peines, etc.
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Ejemplo de broche español para corpiño del siglo XVIII, c. 1700. Realizado con diamantes, esmaltes, oro, y esmeraldas procedentes del Nuevo Mundo; La reina Charlotte vestida y alhajada con sus mejores galas de matrimonio con el rey inglés Jorge III. La joven reina leva una diadema de diamantes, grandes pendientes girandole y un collar de diamantes. Lleva lazos con perlas en sus hombros. Las joyas que lleva son de la dinastía de los Hanover. Grabado de Thomas Frye, 1761; Retrato de la reina de España María Luisa de Borbón y Parma, pintada por Liani. Era esposa de Carlos IV. Luce pendientes en girandole, collar con colgante, brazalete y adornos en el corpiño y en el pelo.
Aigrettes en el pelo con plumas auténticas y perlas en este retrato de María Antonieta de autor anónimo, 1775; ejemplos de aigrettes realizados en oro, plata, diamantes, incluso rubí; obsérvese el broche sevigné con terminación en colgante girándole y el resto de accesorios que forman un aderezo o parure.
Detalle de un cuadro del siglo XVIII donde aparece un medallón-‐colgante con un retrato en miniatura de carácter matrimonial o de compromiso; este broche inglés de c. 1780 es una joya con mensaje: una llave con un corazón y regards, es decir, recuerdos: r de rubí, e de esmeralda y así sucesivamente; tabaquera alemana realizada en oro, piedras duras y diamantes.
Châtelaines, relojes y étuits del siglo XVIII. Colección particular.