50
¿El poder para qué?
Galeríade dictadores
JAIME PINZÓN LÓPEZ
Los TTT
“Tacho” Somoza en Nicaragua, Tiburcio Carías en
Honduras y Rafael Leonidas Trujillo en República Do-
minicana, dominaron a su antojo.
El general Anastasio Somoza, luego de ocupar el
cargo de comandante de la Guardia Nacional, impues-
to por los Estados Unidos antes de retirarse los marinesen 1925, gracias a un golpe de Estado llegó a la presi-
dencia en 1937, cuando había desarrollado su afecto
por los negocios, especialmente ganaderos, y su aver-
sión por la democracia. Era dueño de la pasteurizadora,
de una mina de oro y de la fábrica de cementos. Cuan-
do el reportero Khreim de la revista Time estuvo en su
país, confirmó que 51 ranchos y 46 haciendas de café
pertenecían a la familia Somoza. Fijó su ideario políti-
co durante su visita al presidente Franklin Delano
Roosevelt, a quien dijo: “Yo quiero tratar a todos bien,
pero la democracia en Centroamérica es todavía como
un bebé, y nadie va a darle a un bebé todo para que
se lo trague enseguida. Yo les doy la libertad a mi modo.
Si usted le da a un bebé un tamal con chile, lo mata…”
A veces gobernó a través de familiares y amigos, pero
conservó su condición de hombre fuerte. Torturaba a
Durante la primera mitaddel siglo XX,
el Caribe se llenóde dictadores tropicales,
pintorescos y crueles,tema atrayente
que ha servido paranumerosas obras literarias.
Aquí no están todoslos que fueron,
pero aquellos que están,fueron.
51
sus opositores en la célebre
prisión de El Hormiguero.
Propuso la unificación de
los ejércitos de América La-
tina para “defender esos ca-
ros ideales que nos son co-
munes”. Murió asesinado
por el poeta Rigoberto
González en 1956. Lo suce-
dió su hijo “Tachito”, de-
puesto por los sandinistas
en 1979, quienes afirmaban
seguir los ideales de Sandino, asesinado después de
que le ofrecieron un banquete los Somoza en 1929.
“Tachito”, a su vez, fue acribillado en Asunción del Pa-
raguay, donde se encontraba refugiado a comienzos
de la década de los ochenta, después de su estruen-
dosa caída.
Honduras, república de ganados y bananos, tuvo
una época en la que el ganado y el café eran de don
Tiburcio Carías, y el banano de los “gringos”. Apare-
cieron rebeldes, pero el dictador los bombardeó, ejem-
plo que sirvió para arrasar con otros insurgentes en
nuestro continente. En 1944 casi lo tumban, pero aguan-
tó hasta 1948, año en el cual el abogado de la United
Fruit Company, José Manuel Gálvez, ganó las eleccio-
nes. La figura de Carías se perdió en el tiempo, pero
su recuerdo unido al de la sangre derramada por sus
compatriotas perdura.
Sobre el “Generalísimo, Benefactor y Padre de la
Patria Nueva”, Rafael Leonidas Trujillo, sí quedó mu-
cha literatura, porque
el régimen determinó
publicar obras gruesas
con biografías suyas.
Por un tiempo, ade-
más, Santo Domingo
cambió su nombre por
el de “Ciudad Trujillo”.
Ya en 1927 ostentaba el
cargo de general de
Brigada y en 1930 ha-
bía asumido la presidencia
de la república. Organizó
el Partido Dominicano, del
cual fue jefe único. Gober-
nó, personalmente o por in-
terpuesta persona, durante
varios lustros hasta que
unos conspiradores lo ase-
sinaron en 196l, año en el
cual empezaron a desmon-
tarse los grandes anuncios
que señalaban el imperio
de “Dios y Trujillo” sobre el país y el monopolio del
azúcar. La cartilla diseñada para los estudiantes de pri-
maria decía: “El presidente trabaja incesantemente por
la felicidad de su pueblo. Él
mantiene la paz, sostiene las es-
cuelas, hace los caminos, pro-
tege el trabajo en toda forma,
ayuda a la agricultura, ampara
las industrias, conserva y mejo-
ra los puertos, mantiene los hos-
pitales, favorece el estudio y or-
ganiza el ejército para la garan-
tía de cada hombre ordenado.
Si por tu casa pasa un hombre
que quiere alterar el orden, ha-
zlo preso: es el peor de los mal-
hechores. El criminal está en la
cárcel, ha matado a un hombre
o se ha robado una cosa. El re-
volucionario quiere matar a to-
dos los que puede y cogerse
todo lo que encuentra –lo tuyo y lo de los vecinos–:
ése es tu peor enemigo”. Como tales fueron tratados
los haitianos, muertos en un número que nunca se sa-
brá en definitiva, pero superior a quince mil, dentro
del proyecto de unificar la isla de Santo Domingo en
la década de los años treinta y en el empeño de des-
aparecer a Haití, acción que según algunos de sus
compatriotas merecía que la Academia sueca le otor-
gara el premio Nobel de la paz correspondiente a 1936.
Por fortuna no se lo dieron a este primer general de
cinco estrellas en el mundo.
Sobre el “Generalísimo,Benefactor y Padre
de la Patria Nueva”,Rafael Leonidas Trujillo,
sí quedó muchaliteratura, porque
el régimen determinópublicar obras gruesas con
biografías suyas.Por un tiempo, además,
Santo Domingocambió su nombre
por el de“Ciudad Trujillo”.
Rafael Leonidas Trujillo
Anastasio ”Tacho” Somoza Anastasio ”Tachito” Somoza
Casa de vecindad, patio del Mar Caribe,con mi guitarra de áspero son,aquí estoy, para ver si me saco del pechouna canción.Una canción de sueño desatado,una simple canción de muerte y vidacon qué saludar el futuro ensangrentado,rojo como las sábanas, como los muslos, como el lechode una mujer recién parida.
NICOLÁS GUILLÉN, Casa de vecindad
52
El brujo de El Salvador
De 1932 a 1944 gobernó a esta Nación un dictador bru-
jo. Se llamaba Maximiliano Hernández Martínez. En
botellas de distintos colores ponía, en la azotea de la
casa presidencial, agua para curar el cáncer, y soste-
nía que “es un crimen más grande matar a una hormi-
ga que a un hombre, porque el hombre luego de mo-
rir reencarna y la hormiga muere definitivamente”.
Cambió la Constitución a su antojo y esto permitió que
lo reeligieran por un tiempo superior a los 13 años.
Asoló al país, realizó matanzas y dio consejos cada ma-
ñana y tarde a través de su programa de radio que le
permitía resolver consultas de distinta índole, en espe-
cial de carácter amoroso. En una sola sesión contesta-
ba preguntas tan variadas como: ¿por dónde invadi-
rán los aliados a Europa? ¿Tienen las culebras, las ara-
ñas y los caballos sentido de la belleza? ¿Por qué son-
ríe un hombre para sí mismo mientras camina? Aun
cuando “legiones invisibles” lo cuidaban, y el general
–como relata don Germán Arciniegas– quería que-
darse en la silla, el pueblo lo sacó.
Ubico en Guatemala
El general Jorge Ubico Castañeda se instaló en el po-
der en Guatemala entre 1931 y 1944. Alguien señaló
por esa época: “si bien es cierto que Guatemala pare-
ce una prisión, es una prisión modelo”. Muertos por
centenares, mordaza para la prensa y robos por millo-
nes caracterizaron su mandato que terminó como con-
secuencia de una insurrección popular que recibió el
apoyo de oficiales del ejército.
Batista en Cuba
El entonces sargento Fulgencio Batista consiguió
poder detrás del coronel Mendieta en 1934 y para la
década de los cuarenta ya era presidente. Se retiró a
los cuarteles por un tiempo pero no del poder, que
absorbió en la década de los años cincuenta, en pelea
con los comunistas, a quienes había otorgado dos mi-
nisterios en su primera administración. Dejó que los
casinos crecieran con los negocios turbios de perso-
nas más oscuras que la noche y perdió una partida
prolongada frente a los milicianos de Fidel Castro,
quien llegó a La Habana en medio de vítores multitu-
dinarios en enero de 1959, para convertirse en un jefe
de Estado y de Gobierno que aspira a celebrar sus
“bodas de oro” al mando de la primera república so-
cialista del continente. El general Batista no fue un ideó-
logo, ni un humanista, pero tuvo la perspicacia para
contar con el apoyo de los Estados Unidos hasta que
lo perdió y huyó precisamente a Miami, donde residió
hasta su muerte, por causas naturales, distintas a las
que padecieron quienes lo acompañaron y perecie-
ron frente a los pelotones de fusilamiento en el pare-
dón revolucionario.
Duvalier y el vudú
En Haití vive gente de color molesta con los mulatos
que gobiernan. Su historia se vincula con los hombres
fuertes y el vudú. El doctor François Duvalier (Papá Doc),
médico experto en hechizos, hogueras y pócimas, coor-
dinador de los Tonton macoutes, guardia personal cu-
yos miembros podían en forma arbitraria detener a las
personas sin proceso previo y ejecutarlas, hizo y deshi-
zo durante sus repetidos mandatos y se dio el lujo de
Durante el dominio de Duvalier,Haití continuó siendo uno de los Estados más pobres del mundo,
producto de su deficiente sistema escolar, de una anticuada política agrariay de un ochenta por ciento de analfabetos entre su población.
Maximiliano HernándezMartínez
General Jorge UbicoCastañeda
Despacho del dictador Fulgencio Batista, quien de sargento llegó a general.
53
El maestro Arciniegas dice:“Juan Vicente Gómez adivinaba lo que pasabaen la mente de sus compatriotas, o por lo menos eso creía él.Además de ser el gran dictador, tenía algo de brujo”.
morir en 1971, como consecuencia de una enfermedad,
no porque lo derrocaran. Estuvo en el poder desde 1957,
y en 1964 se había proclamado sin rubor presidente vi-
talicio. La economía durante el dominio de Duvalier fue
de mal en peor, y Haití continuó siendo uno de los Esta-
dos más pobres del mundo, producto de su deficiente
sistema escolar, de una anticuada política agraria y de
un ochenta por ciento de analfabetos entre su pobla-
ción. El que se cayó después fue su hijo (Baby Doc),
quien vive en París, donde ha dilapidado la enorme for-
tuna mal heredada de su padre.
… Y en Venezuela, Juan Vicente Gómez
El compadre se convirtió en leyenda. Su canciller
Vallenilla Lanz escribió El cesarismo democrático para
demostrar cómo los latinoamericanos son ingobernables
democráticamente y hacer el elogio del gendarme nece-
sario. Dueño de vidas, conciencias y haciendas, manejó
a Venezuela durante un largo trecho de la primera mitad
del siglo XX. Pintoresco y con aires de humanista, desde
1908 y por más de treinta años gobernó a su país como si
fuera su hato, rodeado de intelectuales comprados, áulicos
y vacas. El maestro Arciniegas dice: “Juan Vicente Gómez
adivinaba lo que pasaba en la mente de sus compatrio-
tas, o por lo menos eso creía él. Además de ser el gran
dictador, tenía algo de brujo”.
En esta América embrujada, malo hubiera sido que
esta edición de la revista La Tadeo sobre el Caribe no
incluyera, aunque en forma somera, esta galería de
dictadores que forma parte integral del área donde
pocos Estados –tal vez sólo Costa Rica– se libran de
figurar en ella.
JAIME PINZÓN LÓPEZ,rector, Universidad de Bogotá
Jorge Tadeo Lozano.
Matrimonio de Jean-Claude Duvalier(Baby Doc) y Michele Bennetel 27 de mayo de 1980.La boda costó diez millones de dólares,mientras la población vivía en ladesolacióny la más extrema pobreza.
A la izquierda:
François Duvalier (Papá Doc)en su escritorio, sobre el que reposabapermanentemente revólvereslistos para ser usados.
General Juan Vicente Gómez