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GIROUX A. Henry. Ms all de la teora de la correspondencia. En La nueva sociologa de la Educacin, Antologa. Ediciones el caballito, SEP. Mxico, 1986.

Ms all de la teora de la correspondencia Notas sobre la dinmica de la reproduccin y la transformacin educativa[...] En las ltimas dos dcadas varias formas de los estudios de izquierda han contribuido de manera importante a despojar a la escuela de la inocencia tica y poltica que le atribuyeron los tericos sociales funcionalistas. Inspirados en el sueo, ms que en la realidad, de una democracia liberal, la versin de los funcionalistas sobre la enseanza haca eco a la alegre armona de Talcott Parsons y describa a las escuelas como instituciones socializadoras diseadas para proveer a los estudiantes con los valores y la habilidad necesaria para poder funcionar productivamente en la sociedad. Absorta en la lgica del consenso y del papel socializador, la teora funcionalista dej sin examinar temas como la relacin de las escuelas con las cuestiones del poder, con los conflictos de clase y con el control social. Los crticos de izquierda rechazaron el modelo apoltico y de consenso de los funcionalistas; en lugar de esto intentaron resaltar la naturaleza poltica de la educacin. Hicieron esto sealando el papel que juegan las escuelas en la reproduccin de las desigualdades de riqueza y poder que caracterizan a la sociedad existente. En el fondo de estas crticas a la educacin est lo que podra llamarse una "teora de la correspondencia". La teora fue formulada en un principio por Herbert Gintis en su crtica de lvan Illich en 1972; desde entonces ha sido articulado por varios tericos de izquierda, y parece haber alcanzado su expresin ms elaborada en: La instruccin escolar en la Amrica capitalista de Bowles y Gintis. A pesar de sus muchas versiones, la esencia de la teora de la correspondencia no ha sufrido cambios. Bsicamente representa un modelo de reproduccin, cuya fuerza determinante y causal es la estructura, las relaciones y los patrones del lugar de trabajo. En un sentido amplio, la teora de la correspondencia afirma que los patrones estructurados jerrquicamente, de valores, normas y habilidades que caracterizan a la fuerza de trabajo y a la dinmica de la interaccin entre clases bajo el capitalismo, se reflejan en la dinmica social de la confrontacin escolar cotidiana. Desde este punto de vista, la educacin funciona a travs de las relaciones escolares para producir estudiantes con actitudes e inclinaciones que los hacen dciles y receptivos a los imperativos sociales y econmicos de una economa capitalista. Bajo esta perspectiva,128

este modo de produccin no slo produce mercancas, sino que tambin "produce" personas; ms an, las necesidades subyacentes que sostienen a la economa aparecen con tal fuerza que "determinan" las funciones y las formas de otras instituciones de la sociedad, y en particular la de las escuelas. Bowles y Gintis expresan bien esta idea cuando escriben:El sistema educativo ayuda a integrar la juventud al sistema econmico; pensamos, a travs de una correspondencia estructural entre sus relaciones sociales y sus relaciones de produccin. La estructura de las relaciones sociales en la educacin no slo habita al estudiante a la disciplina de su lugar de trabajo, sino que desarrolla los tipos de conducta personal, modos de autopresentacin, de autoidentificacin de clase social, siendo estos ingredientes esenciales para adecuarse al empleo. Especficamente, las relaciones sociales en la educacin -entre administradores y maestros, entre maestros y alumnos, y entre alumnos y trabajo repiten la divisin jerrquica de trabajo.

Elementos importantes de la teora de la correspondenciaLa teora de la correspondencia encierra ciertos elementos que son esenciales para una mayor comprensin de la enseanza. Uno de stos es que las escuelas no pueden ser analizadas como instituciones separadas de su contexto socioeconmico, puesto que la esencia de la enseanza est contenida en la naturaleza de su relacin con aquellas fuerzas sociales ms amplias de las cuales forma parte. Este tipo de anlisis relacional, aunque enormemente subdesarrollado, nos ayuda a concentrarnos en los patrones normativos del significado y la estructura que dan forma y contenido a ciertos aspectos, tanto del curriculum abierto como del oculto. El elemento descrito anteriormente es particularmente valioso porque la teora de la correspondencia plantea un anlisis de clase sobre la educacin que traslada la culpa del fracaso educativo, de los maestros y estudiantes, a la dinmica estructural de la sociedad dominante. Esto es importante porque este punto de vista ayuda a debilitar ciertas posiciones que respaldan la ideologa de la neutralidad educativa. Esto se vuelve evidente cuando se reconoce que los crticos liberales y conservadores han enfocado la problemtica de la enseanza a travs de perspectivas ideolgicas muy diferentes. Desde sus puntos de vista, que han oscurecido la naturaleza de clase de la educacin, se nos ha hecho creer o la versin de la tesis "culpando a la vctima", o la nocin gratificante de que cualquier problema existente en las escuelas es siempre de origen tcnico y puede ser resuelto mediante una afinacin obtenida a travs de la teora de sistemas. Charles Silberman, por ejemplo, atribuye el fracaso de las escuelas a la inconsciencia de los maestros. Arthur Jensen, su contraparte en la lnea conservadora, nos convencera de que el origen de la mayora de los problemas educativos reside en la historia gentica de los alumnos129

reprobados y de maestros incompetentes. Los tericos de la administracin de sistemas sugieren que afinemos nuestros objetivos de conducta para poder estructurar nuestras experiencias educativas, de manera que promuevan la eficiencia y su predictibilidad. En estos casos las escuelas existen, curiosamente, ms all de las exigencias de clase y de poder y aparecen como islas contenidas en s mismas, ntidamente separadas de las fuerzas socioeconmicas de la sociedad. El caso puede parecer exagerado, pero las ideologas que alimentan estas perspectivas ejercen una fuerte influencia en la teora y prctica educativa existente. A los exponentes de la teora de la correspondencia se les debe el crdito de haber expuesto algunas de las explicaciones anteriores como fragmentos de ideologas que desfilan bajo la apariencia de "informadas" verdades educativas. Debiera resaltarse que la teora de la correspondencia, por lo menos, s ha demostrado, aunque inadecuadamente, que el cambio educativo es resultado de los conflictos de clase y no de la dominacin de la elite. Ms an, sus exponentes con frecuencia han puesto en evidencia a las escuelas, mostrndolas como instituciones que clasifican a los estudiantes por rango, que tratan y ensean a las minoras de clase y de color de manera muy diferente que a sus contrapartes de clase media y alta. El resultado final, segn esta perspectiva, es que los estudiantes de la clase trabajadora estn siendo socializados para empleos de bajo nivel que requieren de una mnima habilidad y competencia cognoscitiva, mientras que los alumnos de la clase media y alta son entrenados en niveles ms altos de habilidades cognoscitivas y en modos de autopresentacin. La correspondencia entre las escuelas y el lugar de trabajo se aprecia claramente en este tipo de anlisis. Sin duda alguna, las escuelas ejercen una gran influencia socializadora al preparar a la juventud para la realidad de su lugar de trabajo. Lo que debe enfatizarse en este contexto es el hecho de que no todos los individuos son socializados para los mismos patrones de trabajo. Por consiguiente, las escuelas sirven para preparar a los trabajadores, para llenar la jerarqua de trabajo, haciendo una diferencia tanto en la cantidad como en el tipo de experiencia escolar que stos reciben. En suma, la teora de la correspondencia nos provee de ampliar nuestra comprensin de la relacin entre el capitalismo y la enseanza. Si se le considera como una etapa significativa y valiosa del creciente desarrollo de la teora y prctica educativa, esta teora es parte de un momento histrico importante. Pero las alabanzas deben terminar aqu. Como medida terica del complejo y, a veces, contradictorio papel que juegan las escuelas al mediar y reproducir el orden social existente, la teora de la correspondencia en su forma actual, se ha convertido en reliquia histrica. No slo ha agotado su propio camino terico, sino que tambin representa una forma diluida de la unidimensionalidad orwelliana y actualmente sirve para matar cualquier esperanza de lucha social o de emancipacin. El argumento que proponemos130

aqu es que la teora de correspondencia fracasa tanto como teora de la reproduccin como en su forma de teora para lograr un cambio en la educacin.

Limitaciones de la teora de la correspondenciaEn los ltimos aos, la teora de la correspondencia ha sido bastante criticada. Se le ha criticado su modelo sobredeterminado de causalidad, su punto de vista pasivo hacia los seres humanos, su pesimismo poltico y su incapacidad para resaltar las contradicciones y las tensiones que caracterizan al lugar de trabajo y a la escuela. Aunque muchas de estas crticas son vlidas, no cuestionan la problemtica bsica y lo que se da por hecho en la esencia de la teora de la correspondencia. Esto es: la mayora de las crticas sealan las deficiencias de la teora, pero hacen poco por ofrecer un nivel cualitativo diferente en el anlisis de la relacin entre escuelas, el lugar de trabajo y la funcin dialctica que tienen estas dos instituciones hacia otros agentes de reproduccin social y cultural. Tanto las limitaciones de estas crticas como los fracasos de la teora misma se hacen evidentes al ser analizados como parte de una teora ms comprensiva de la hegemona cultural.

Concepto de hegemonaGramsci criticaba la teora marxista tradicional del Estado por su excesiva dependencia en el concepto de fuerza directa para explicar cmo una clase gobernante controlaba la sociedad, y manifestaba una preocupacin igualmente importante por lo que el llam gobierno por consenso o dominacin ideolgica. Segn l, haba mayor necesidad de entender cmo las visiones del mundo dominante, as como las prcticas sociales, eran reproducidas a travs de la sociedad para mistificar las relaciones de poder existentes y el orden social. El concepto de hegemona, como propuse anteriormente, se refiere a una forma de control ideolgico en la cual las creencias, valores y prcticas sociales dominantes son producidos y distribuidos a travs de una amplia extensin de instituciones tales como escuelas, familia, medios de comunicacin y sindicatos. Al igual que la ideologa dominante, la hegemona tiene la funcin de definir el significado y los lmites del sentido comn, as como la forma y contenido del discurso en la sociedad. Lo hace afirmando ciertas ideas y rutinas como naturales y universales. La complejidad del control hegemnico es un tema importante a subrayar porque se refiere no slo a las ideas y significados aislables que la clase dominante le impone a los dems, sino tambin a aquellas "experiencias vividas" que conforman la textura y el ritmo de la vida cotidiana. Raymond Williams recalca lo anterior declarando que la hegemona tiene que ser vista como algo ms que una manipulacin y endoctrinamiento ideolgico:131

Es un cuerpo de prcticas y expectativas por encima de la existencia en su totalidad: nuestros sentidos y nuestra racin de energa, la percepcin de nosotros mismos y del mundo. Es un cdigo vivo de significados y valores constitutivos y establecidos que al ser experimentados como prcticas, aparecen como una confirmacin recproca... es, como dirase en su ms profundo sentido, una cultura, pero una cultura que debe ser vista tambin como una dominacin y subordinacin soportada por algunas clases en particular.

Una forma de analizar cmo funciona la hegemona en el curriculum escolar, sera la de investigar estos cuatro aspectos separados, aunque interrelacionados del proceso educativo: l) La seleccin de una cultura que se considera como socialmente legtima, 2) las categoras que se usan para clasificar como superiores o inferiores a ciertos contenidos y formas culturales; 3) la seleccin y legitimacin de las relaciones dentro de la escuela y del saln de clases; 4) la distribucin y el acceso a diferentes tipos de cultura y conocimiento por diferentes clases sociales. Cada uno de estos aspectos del curriculum escolar apunta hacia las reas donde la imposicin de valores y significados especficos pueden ser usados para reforzar a la cultura dominante. Este anlisis puede ser aplicado a una variedad de instituciones, aparte de las escuelas y en un amplio sentido nos lleva a ver la complejidad de los modos de control y de poder existentes. Pero la hegemona adems de exponernos al error de definir el poder y el control de clase, exclusivamente por medio de la coaccin poltica y represin fsica, tambin representa un concepto importante para entender tanto el modo de dominacin vigente ejercitado por el Estado capitalista como las contradicciones y tensiones resultantes que existen dentro de este modo de control. Lo que propongo es que si el concepto de hegemona es manejado correctamente, nos dar una base terica para entender no slo cmo surgen los grmenes de la dominacin, sino tambin cmo podran ser superados a travs de varias formas de resistencia, de crtica y de accin social. A primera vista, parece que los defensores de la teora de la correspondencia apoyan tal concepto del control hegemnico. Por ejemplo, Bowles y Gintis enfatizan que las relaciones sociales en la escuela encierran formas de conciencia, rasgos de personalidad y modos de relacin interpersonal que canalizan a los estudiantes a aceptar el ethos y la jerarqua de las funciones de trabajo existentes. De todas formas, si examinamos esto de cerca, se hace evidente que la teora de la correspondencia no tiene un concepto claro de lo que es la hegemona. En su lugar, se nos muestran puntos de vista de causalidad, de dominacin y de conciencia enmarcados solamente en la lgica de la produccin capitalista. La dominacin parecer ser localizable bsicamente dentro del dominio econmico, por ejemplo el lugar de trabajo. ste es un defecto terico crucial porque tiende a apoyarse en un modelo de reproduccin de base/superestructura en el cual la poltica y las instituciones ideolgicas tales como las escuelas, aparecen como epifenmenos, fuerzas132

secundarias que no poseen una existencia propia autnoma ni semiautnoma y que terminan por ser absorbidas por los imperativos de la produccin capitalista. Michael Carter y otros reflejan esta posicin cuando escriben:Las formas y las estructuras de trabajo y de la escuela actan y reaccionan entre s, pero la importancia del proceso de trabajo sobrepasa tanto la importancia del proceso escolar, que el movimiento del primero determina finalmente el movimiento del segundo.

Como seala Jean Beth Elshtain, este modelo de reproduccin fracasa finalmente porque en l "la poltica es desplazada hacia los asuntos econmicos exclusivamente y paradjicamente resulta despolitizada". As pues, la accin poltica es incluida como parte de las funciones reproductoras de la produccin capitalista y despojada de sus posibilidades como forma de resistencia que se origina en las contradicciones y luchas de la esfera cultural e ideolgica. No es sorprendente que, bajo esta perspectiva, el concepto de conciencia pierda su capacidad de ser una fuerza activa. En vez de esto, es reducido a ser solamente un "reflejo" o "huella" de las fuerzas productivas. Segn esta posicin, no slo se reduce la conciencia a una fuerza pasiva en vez de activa, sino que tambin se pierde la fuerza socio-cultural que media entre las fuerzas productivas y la conciencia. La estricta correspondencia entre las relaciones sociales y la conciencia que se encuentra en gran parte del trabajo de los tericos de la reproduccin, no slo comete un error intelectual al no discutir la "cultura" como fuerza mediadora, sino que tambin termina por vulgarizar tanto el concepto de conciencia como el concepto de hegemona. En parte, la falla anterior se relaciona con otra falla bsica, en el modelo de base/superestructura de la reproduccin. Tal modelo separa las fuerzas productivas de las relaciones sociales, o dicho de otra manera, separa la actividad econmica de las consideraciones ideolgicas. Al hacer esto, ignora el hecho de que la ideologa no es una consecuencia de factores no ideolgicos, sino que es constitutiva de las mismas fuerzas productivas. En otras palabras, la actividad econmica, como cualquier otra actividad, constituye una relacin social imbuida y formada por diferentes formas de conciencia y de ideologa. Tratar de separar el dominio ideolgico del lugar de trabajo es perder la visin de cmo lo cultural y lo econmico se compenetran. Por ejemplo, varios estudios sobre el lugar de trabajo rechazan el concepto de que estos contextos consistan, por un lado, en una divisin entre las fuerzas materiales de produccin y, por el otro, en seres humanos pasivos que simplemente obedecen a los imperativos de estas fuerzas. Stanley Aronowitz, en Falsas promesas, nos proporciona una brillante descripcin de cmo los trabajadores de la industria automotriz de la compaa General Motors, en Lordstown, operan en su taller motivados por relaciones sociales que estn llenas de actos de resistencia y de rebelda. Como seala Aronowitz, "la lucha de los trabajadores en cadena para organizar ellos mismos la produccin, es una constante en su vida cotidiana". Los133

trabajadores de varios niveles de produccin tratan de modificar y controlar el tiempo, ritmo, y las exigencias a las que estn sujetos. Ms an, desarrollan un complicado cdigo de relaciones y rituales sociales para romper la horrible monotona y aburrimiento de sus rutinas de trabajo. Los trabajadores siempre estn retando a la autoridad preestablecida de su lugar de trabajo a travs del humor, de pequeos actos de resistencia, o de claros actos de sabotaje. El que estas actitudes de reto se manifiesten con frecuencia como formas culturalmente simblicas en vez de abiertamente polticas, dice menos de la pasividad de los trabajadores que del sistema de dominacin capaz de desviar la oposicin poltica entre los trabajadores. En esencia la teora de la correspondencia ha fallado al no desarrollar un componente socio-cultural que pudiera redefinir el significado de la dominacin y de la reproduccin y que sealara las zonas de influencia de la cultura y de la ideologa como elementos hegemnicos importantes que tienen un profundo alcance dentro de los dobleces y la textura de la vida diaria. Una teora ms completa de la reproduccin social y cultural tendra que aceptar las mltiples formas de determinacin y los desajustes que caracterizan a las sociedades industriales avanzadas. Tendra que reconocer que los modos de control ideolgico existentes, aunque sean parte del proceso educativo, o sean formas de hegemona contenidas en otras instituciones cotidianas, deben ser considerados algo ms que superestructurales. Esto es importante porque esta perspectiva redefine no slo el concepto de dominio de clase, sino que tambin propone ampliar el concepto de lucha poltica ms all de lo que se ha considerado el dominio econmico. Esto es significativo porque, ante la incapacidad de la teora de la correspondencia de extender el dominio de la lucha poltica ms all del lugar de trabajo, se vicia la posibilidad de una accin poltica dentro de las instituciones ideolgicas tales como las escuelas. Ms an, este concepto truncado de la dinmica subyacente de la reproduccin y de la accin poltica, refuerza las suposiciones sobre la pedagoga de "izquierda" que tiene menos que ver con una accin "emancipadora" en las escuelas que con los preceptos estriles del funcionalismo. Describiremos algunas de estas suposiciones.

Resistencia y enseanzaAl carecer de un concepto adecuado de hegemona y de ideologa, la teora de la correspondencia no puede mostrar cmo la escuela, perteneciendo a una esfera cultural activa, funciona lo mismo resistiendo que manteniendo los valores y las creencias de la sociedad dominante. Una explicacin de esto es que, bajo esta perspectiva, el concepto dialctico de ideologa es casi inexistente. Por ejemplo, Bowles y Gintis en su trabajo134

ignoran totalmente el contenido de lo que se ensea en las escuelas. Al hacer nfasis en la forma en que ocurren las confrontaciones en los salones de clase, que resultan ser una rplica de las relaciones sociales del lugar de trabajo, no toman en cuenta el hecho de que la cultura dominante en las escuelas est mediatizada por los libros de texto, por lo que los maestros dan por hecho al hacer sus programas de trabajo, por los cdigos que usan los alumnos para manejar sus experiencias dentro del saln de clases y por la forma y contenido de las materias mismas. Sin embargo, Basil Bernstein, Pierre Bordieu y otros, han mostrado que la forma en la que se selecciona, distribuye y evala el conocimiento est ntimamente relacionada con los principios de control social. En su crtica de esta postura David Hogan rescata lo que ha sido omitido en esta versin de la teora de la correspondencia:... descuidan otros mecanismos aparte de los de correspondencia entre las relaciones sociales de produccin y la educacin. Adems de la forma que toman las relaciones sociales en la educacin, otros rasgos del proceso educativo podran haber sido considerados... la forma de las relaciones entre el curriculum, la pedagoga y la evaluacin (o sea la naturaleza de la "clasificacin" y de la transmisin educativa) encierra mensajes ideolgicos importantes y son parte crucial del proceso de reproduccin cultural en las relaciones de clase. Otros han sealado que el contenido del proceso educativo -el "capital cultural"- es tambin un aspecto importante de la reproduccin cultural de las relaciones de clase. En efecto, Bowles y Gintis al limitar su anlisis de la reproduccin a la correspondencia entre la forma de las relaciones sociales en la educacin y la produccin, tienen una teora demasiado restringida de la reproduccin de las relaciones de clase a travs de la enseanza.

Ms an, una nocin de la teora de la correspondencia que haga nfasis en las relaciones sociales, excluyendo la investigacin del contenido escolar y de otros posibles modos de ideologa, corre el riesgo de mistificar la naturaleza misma de lo que intenta mostrar, i.e.* la reproduccin social y cultural. En otras palabras la visin anterior carece de toda capacidad explicativa para analizar cmo la realidad cotidiana de los maestros y alumnos en la escuela se resiste a los modos institucionalizados de dominacin, ya sean de naturaleza ideolgica o material. Obviamente los maestros y los alumnos no interpretan de una manera pasiva el plan de estudios vigente. Como los obreros de una fbrica, los maestros y estudiantes, aunque de manera diferente, rechazan con frecuencia los mensajes bsicos y las prcticas de las escuelas. Paul Willis, por ejemplo, hace un brillante informe de cmo los estudiantes de secundaria de la clase trabajadora en Inglaterra, mantienen una lucha constante contra las formas simblicas de violencia que les son impuestas. Muchos de estos estudiantes no aceptan pasivamente el asalto institucional a su modo de vestir, y a su lenguaje, a su estilo de vida y a su sensualidad. Estos estudiantes rechazan y ridiculizan, de manera creativa, y a veces autodestructiva, los mensajes y exigencias abiertas y ocultas de los planes de estudios escolares. De igual manera, los maestros frecuentemente desafan a las prcticas y a los mitos de la ideologa dominante que se encuentran en los planes de estudio.*

Cuando el texto aparece la locucin latina (e.i.) significa (esto es).

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Al no analizar cmo las escuelas sostienen y producen significados, la teora de la correspondencia no se preocupa de cmo los actores humanos producen conocimiento en estos contextos. Al carecer de una teora ideolgica bien pensada, nos encontramos sin herramientas conceptuales para aclarar cmo el conocimiento se produce y se consume en el escenario escolar. Dicha postura no slo refuerza la nocin de que los maestros tienen muy poco que hacer para cambiar sus circunstancias, sino que tambin suaviza algunas de las contradicciones y tensiones bsicas del proceso escolar en s. En resumen, la naturaleza no dialctica de la ideologa comprendida en la teora de la correspondencia, no nos aclara cmo la hegemona ideolgica media dentro y entre las escuelas y otras instituciones ideolgicas. Especficamente, no habla de cmo los cdigos que manejan maestros y estudiantes ofrecen resistencia, rechazan y redefinen la ideologa dominante. En consecuencia, esta postura no slo deja a los maestros confundidos y sin palabras, sino que es de esperar que refuerce la idea de que un cambio radical est ms all de sus marcos de referencia. Hasta las contradicciones que con frecuencia encontramos entre el contenido de lo que se ensea y las relaciones sociales escolares vigentes, son omisiones de la teora de la correspondencia.

El mito de la dominacin "total"Inherente a la teora de la correspondencia, como dije anteriormente, existe una visin monoltica de la dominacin y un punto de vista excesivamente pasivo de los seres humanos. Ambos temas se relacionan entre s y presentan una imagen de las escuelas que se caracteriza por una incontestable opresin y dominacin. Desde este punto de vista, las escuelas, con frecuencia, son falsamente comparadas a prisiones, asilos y otras "instituciones totales" opresivas. En muchos casos, se ve a los alumnos como presos y a los maestros como guardianes de prisin dentro de las acartonadas metforas usadas por los que apoyan esta idea. Mientras que este tipo de anlisis, tan peculiarmente forzado, puede ser fcilmente desechado, sus suposiciones subyacentes sobre la dominacin s necesitan ser criticadas. Naturalmente que desafiar a esta interpretacin no quiere decir discutir el que las escuelas no funcionen como agentes de dominacin; existe suficiente evidencia para apoyar este punto de vista. Lo que aqu se debate es la exagerada simplificacin de la visin de dominacin que sustentan los que apoyan la teora de la correspondencia. Por ejemplo, en la visin de Althusser sobre la escuela encontramos muy poco reconocimiento a la interrelacin dialctica del poder, la ideologa y la resistencia. Segn Althusser, la escuela tiene la funcin de transmitir las habilidades y la disciplina necesarias para socializar pasivamente a los alumnos preparndoles para sus futuros puestos de trabajo. La dominacin bajo esta perspectiva aparece de una manera tan total que los maestros y alumnos se muestran como sirvientes inconscientes de esta ideologa y no tienen136

muchas alternativas para evitar servir a los intereses de stos. Pero las ideologas hegemnicas, aunque siempre dominantes, nunca son totalmente decisivas. Raymond Williams expone este punto convincentemente cuando escribe:La realidad de cualquier hegemona, en un amplio sentido poltico y cultural, es que, aunque por definicin sea siempre dominante, nunca es total o exclusiva...no slo existe pasivamente como una forma de dominio. Tiene que ser continuamente renovada, recreada, defendida y modificada. Tambin es objeto continuo de resistencia, de limitacin, de alteracin y de desafo por presiones que no siempre le son propias.

El origen y la naturaleza de las desafiantes presiones a las que se refiere Williams, tienen que ser depurados si la naturaleza dialctica de la dinmica de la hegemona cultural va a ser utilizada como la base de una crtica a la visin determinante y reduccionista de dominacin en la teora de la correspondencia. La hegemona como momento histrico especfico tiene que ser abstrada de alguna manera de los mecanismos de control que le dan forma y contenido. La dominacin como rasgo caracterstico de una determinada etapa histrica puede resultar algo obvia, pero como R. W. Connell seala aqu:Las situaciones pueden variar en los mecanismos (de control) que son activos y en la profundidad del control alcanzada ... Las situaciones hegemnicas se extienden desde patrones fuertemente establecidos de controles directos con slo una disidencia marginal, hasta situaciones donde una clase obrera se ha formado como una categora econmica y social pero cuya movilizacin est siendo abortada hacia situaciones donde ha ocurrido una movilizacin, aunque slo sea dentro de los lmites preestablecidos.

Resaltando los mecanismos de control, podemos comprender mejor la complejidad del campo de la ideologa, un campo que le habla lo mismo a la naturaleza de la dominacin y a las posibilidades de sobreponerse a ella. Al enfocarse en la relacin causal entre el lugar de trabajo y las escuelas como las fuerzas primarias en el aparato ideolgico de Estado, la teora de la correspondencia plantea un concepto de reproduccin que resulta demasiado limitado, i.e., ignora la funcin que tiene el capital y la funcin de otras instituciones en la esfera socio-cultural. Cuando la hegemona se relaciona con las esferas ms amplias de la existencia social, surge una teora de la ideologa y de la reproduccin social ms comprensiva. Kellner lo demuestra identificando cuatro dominios ideolgicos importantes: l) dominio econmico, i.e., ideologas de produccin, intercambio y distribucin, etc.; 2) dominio cultural, i.e., ideologa de la cultura, valores ciencia, tecnologa, medios de comunicacin, arte, etc.; 3) dominio social, i.e., ideologa de las esferas privadas, de la familia, de la educacin y de los grupos sociales, etc.; 4) dominio poltico, i.e., ideologas del Estado, democracia, derechos civiles, sistemas legales judiciales, polica y ejrcito, etc. Mientras que la ideologa dominante existe y funciona en todas estas reas, hay contradicciones lo mismo adentro que entre las instituciones que transmiten sus diversas ideologas.137

Las contradicciones que existen en las diferentes regiones ideolgicas se hacen evidentes cuando uno observa cmo las ideologas en competencia se manifiestan luchando por controlar la administracin de las escuelas, y la forma y contenido de los currcula. Por ejemplo, entre diferentes facciones de la clase alta y media, las escuelas se han convertido en campos de lucha altamente politizados. Por un lado los miembros de la "Intelligentsia" tcnica en ambas clases, manifiestan un fuerte apoyo a favor de un plan de estudios que produzca cientficos y trabajadores altamente calificados. Y por el otro, las secciones de la "Intelligentsia" que trabajan en el rea cultural con frecuencia apoyan sistemas progresistas de educacin que piden que se suavice la autoridad en la escuela y una mayor oportunidad para que los alumnos trabajan con relativa libertad dentro de un amplio plan integral de estudios. Las exigencias conflictivas a las escuelas tambin provienen de grupos tnicos, religiosos y raciales que rivalizan entre s. Por lo que a veces las escuelas se encuentran en una situacin discordante con las necesidades de la sociedad dominante. En la actualidad el exceso de estudiantes universitarios desempleados destaca la contradiccin que existe entre las ms amplias necesidades de la sociedad y las exigencias de un pblico que todava cree que la educacin es un vehculo importante para la movilidad social. Lo crucial de estas contradicciones es que ponen de relieve la relativa autonoma que caracteriza a las instituciones culturales como las escuelas. Esta relativa autonoma es la que proporciona el espacio a las instituciones en el dominio ideolgico para que sean algo ms que agentes de reproduccin. El concepto de autonoma relativa en la teora educativa representa un dilema importante para la teora de la correspondencia. Los defensores de la teora se encuentran atrapados en una paradoja respecto a este problema. Por una parte reconocen que en la raz de las teoras liberales de la escolaridad existe la falsa idea de que las escuelas estn desconectadas de las otras instituciones sociales, polticas y econmicas. Dicen que, con toda razn, este punto de vista despolitiza a las escuelas y debilita su papel de agentes de control social. Por otra parte, los tericos de izquierda plantean una teora de la correspondencia que intenta contextualizar la escuela en una tesis reproductiva y prcticamente anulan la posibilidad de un cambio social y educativo. En vez de desarrollar una teora emancipadora de la reproduccin, han producido una nocin de causalidad y dominacin que hace aparecer a los maestros y alumnos tan slo como tteres sociales. Como resultado de esto la teora de la correspondencia viene a ser una versin radical de la ideologa empresarial, en la cual los seres humanos son vistos como materia esencialmente maleable y pasiva ante las exigencias de los intereses corporativos. Michael Apple subraya esta cuestin:Quiero discutir estas versiones sobre-deterministas y economicistas... son en s mismas elementos de la reproduccin sutil a un nivel ideolgico, de las perspectivas 138

indispensables para la legitimacin de la desigualdad... al reconocer a las escuelas como reflejos totales del "trabajo" desigual, un mercado donde los trabajadores simplemente hacen lo que se les dice y se someten a las normas de relaciones autoritarias de su lugar de trabajo, estos anlisis aceptan como empricamente exacta la ideologa empresarial.

Sujeta a su camisa de fuerza economicista, la teora de la correspondencia es incapaz de responder a la relativa autonoma de las instituciones ideolgicas, tales como las escuelas, o de poner las bases para examinar cmo las contradicciones y tensiones que se generan dentro de estos dominios semiautnomos pueden ser usados para promover un cambio social y educativo. Al no comprender adecuadamente lo que es la hegemona y la ideologa, la teora de la correspondencia reduce, tanto a las escuelas como a los seres humanos, a abstracciones dentro de un modelo deificado de produccin. Lo que se tiene que reconocer es que las escuelas no son slo agentes de reproduccin; tampoco se les puede reducir a ser expresiones de la ideologa dominante, cuando de hecho, slo tienen una relacin particular con sta. Asimismo, las categoras de la economa poltica no pueden ser separadas de las vidas y prcticas de individuos concretos. Cuando esto sucede, los maestros y alumnos se convierten en expresiones estticas de la economa poltica y, como seala William Pinar, lo abstracto subsume a lo concreto. Bajo estas circunstancias, la dominacin y la enajenacin quedan encerradas dentro de las categoras econmicas que pasan por alto el hecho de que estas condiciones son sufridas por seres humanos reales bajo condiciones histricas especficas.

Notas sobre la teora de la reproduccin y la transformacinAhora quisiera perfilar brevemente algunas sugerencias bsicas para desarrollar una teora de la reproduccin ms adecuada, particularmente en la forma en que se aplica a la prctica en el saln de clase. Aunque estoy limitando mi anlisis a las escuelas, con esto no quiero sugerir que la lucha dentro de las escuelas est aislada de luchas polticas ms amplias, hacer esto dejara intactas las estructuras sociales y econmicas que generan la necesidad de iniciar movimientos de reforma social en las escuelas. El desarrollo de esta teora tendra que estar basado en una nocin dialctica de la sociedad en la que el dominio socio-cultural sea visto como una esfera activa de determinacin, al reproducir y contradecir los compromisos institucionales de clase. Esto no es un llamado a abandonar el lugar de trabajo, como un importante modo de determinacin, sino a descartar la nocin de que ste sea el nico. Lo que aqu est en juego es una comprensin ms amplia no slo de lo que las escuelas hacen, sino de cmo se forma la realidad. Es evidente que existe la necesidad de desarrollar una teora de la reproduccin capaz de explicar cmo las escuelas, en sus relaciones dialcticas con otras instituciones, producen tanto estabilidad como diversas formas de resistencia. Dicho de otra manera, necesitamos139

desarrollar un anlisis relacional de la sociedad que utilice categoras crticas, tales como clase, ideologa y hegemona para exponer cmo las interconexiones entre tipos especficos de prcticas sociales, significados e instituciones, constituyen la caracterstica ideolgica y material de una sociedad penetrada por la dominacin. Por ejemplo, necesitamos investigar las fuerzas activas tanto a nivel institucional como a nivel de lo cotidiano de la vida escolar, que estructuran experiencias en las cuales los alumnos, de distintos grupos socioeconmicos, aprenden diferentes tipos de conocimiento y prcticas sociales. De la misma forma debemos aprender a entender cmo los significados generados en diferentes tipos de contextos culturales, tales como culturas de familia, de trabajo, de clase y culturas semejantes de clases especficas, generan sus propias formas de resistencia al enfrentarse a instituciones que abarcan y diseminan ideologas hegemnicas. Mientras se desarrolla el tipo de anlisis anterior, sera ms fcil alejarse de las ideas de causalidad unilaterales, y poder coordinar nuestras investigaciones con un punto de vista de la dominacin y de la transformacin social que exige el estudio de individuos "en el espacio total de sus relaciones sociales, de su carcter, formacin y de la articulacin de su conciencia". Es importante subrayar que tal posicin no niega la importancia global del dominio econmico, como un modo importante de determinacin. Por el contrario, la importancia del dominio econmico se vuelve significativa, slo si lo vemos como "finalmente determinante", o sea, atrapado en una relacin dialctica con otras instituciones que a la vez lo estructura y son estructuradas por l. De modo que un anlisis como ste no niega ni la idea de la determinacin, ni la importancia del dominio econmico; simplemente trata de concretizar las relaciones que existen entre el dominio econmico y otras reas ideolgicas. Marx percibi la naturaleza de estas relaciones cuando escribi que el dominio econmico provoca una "iluminacin general que baa a todo lo dems con sus colores y modifica su particularidad. El ajuste simple y constante entre la institucin escolar y los imperativos del capital se da dentro de este espacio iluminado. En suma, una teora de la reproduccin y de la transformacin debe intentar dilucidar cmo los smbolos y prcticas de la cultura dominante emergen y son sostenidos en las escuelas. Adems, es indispensable analizar cmo las contradicciones y los desajustes surgen a un nivel cotidiano en la actividad escolar y cmo estas contradicciones, con frecuencia, terminan sirviendo a las mismas fuerzas de la reproduccin y la dominacin a las que se oponen. Finalmente, esta teora necesita ver ms de cerca las condiciones de las prcticas escolares, para poder valorar cmo las contradicciones pueden ser abordadas de forma realista para promover alternativas educativas que ayuden a promover una reconstruccin social y poltica. A continuacin me ocupar de algunos de estos problemas.

La nueva sociologa de la educacin140

En aos recientes, el papel que juegan las escuelas, a nivel cotidiano, en la reproduccin ideolgica y cultural de las relaciones escolares, ha recibido una atencin considerable por parte de varios tericos educativos. Bordieu, Bernstein, Young y otros, han investigado cmo las escuelas instituyen ideologas hegemnicas y mensajes culturales que limitan los modos del discurso y las prcticas sociales que median las experiencias escolares." Un paradigma terico que ha ganado importancia entre los nuevos crticos de las escuelas, ha sido lo que podra libremente llamarse la "nueva sociologa de la educacin". Esta posicin ha proporcionado un valioso servicio, al revelar, cmo el curriculum, abierto y oculto, legitima formas especficas del capital cultural, i.e. los modos de conocer, estilos, gustos, disposiciones, aptitudes lingsticas, y cocia globantos que la sociedad dominante considera los ms valiosos. Algunos supuestos que son la base de la nueva sociologa para los maestros que necesitan cuestionar las nociones bsicas que los guan en su manera de ver y de estructurar sus encuentros escolares. Al rechazar los puntos de vista funcionalistas sobre la sociedad, el conocimiento y el comportamiento humano, la "nueva" sociologa de la educacin toma, como punto de partida, un profundo inters en entender patrones comunicativos y smbolos de interaccin que dan forma a la construccin social de la realidad. Desde este punto de vista, la sociedad es concebida como un conjunto esencialmente dinmico de relaciones sociales estructuradas a travs de las acciones de hombres y mujeres que constantemente tratan de dar forma y de redefinir su existencia. De modo que una visin de los seres humanos como sujetos activos, reemplaza la visin funcionalista, en donde las personas son descritas como simples portadores de papeles sociales preestablecidos. Adems la "nueva" sociologa rechaza la arbitraria divisin entre formas objetivas y subjetivas del saber que apoyan varias formas de racionalismo positivista. En lugar de la divisin anterior, la "nueva" sociologa plantea una visin de la epistemologa que considere al conocimiento como intencionalidad humana como el punto de partida ms vlido para reconstruir el conocimiento. La "nueva" sociologa de la educacin trata como problemticos los aspectos del proceso de escolaridad, o sea que rechaza las nociones pedaggicas de "sentido comn" y considera el conocimiento escolar, las relaciones sociales escolares y la nocin de evaluacin como una continua construccin social que debe ser constantemente negociada, redefinida y desafiada por maestros y alumnos. Al enfatizar la naturaleza activa de la comprensin humana y la visin dialctica del conocimiento, la "nueva" sociologa ha desarrollado un modo importante de crtica que plantea preguntas profundas concernientes a cmo maestros y alumnos perciben y responden a la dinmica cotidiana de la vida escolar.141

El valor de la "nueva" sociologa de la educacin, que debe ser incluida en una teora de reproduccin y transformacin, es que considera a maestros y alumnos tanto productores como consumidores de conocimientos. De una forma limitada, pero importante, ha servido para redefinir la relacin entre poder y conocimiento en trminos dialcticos, o sea que demuestra que el conocimiento es una construccin social y al hacerlo, sienta la base terica para comprender que la relacin entre el poder y el conocimiento no es necesariamente una que garantice la hegemona o la dominacin. En otras palabras, la "nueva" sociologa nos ha ayudado a entender que la produccin del significado no slo representa un aspecto importante del proceso de dominacin social, sino que tambin ha servido para esclarecer el hecho de que la produccin de significados, por parte de los maestros y alumnos, puede representar una instancia positiva en la relacin entre el conocimiento y el poder. En contraste, las teoras de la correspondencia han enfatizado slo un aspecto de la relacin entre el poder y el conocimiento y, como resultado de esto, no han analizado cmo la ideologa dominante de las escuelas puede ser modificada o revocada. Por lo menos la "nueva" sociologa proporciona un fundamento terico que ayuda a los educadores a comprender los conceptos y estructuras necesarios para producir conocimiento escolar. An ms importante, propone la necesidad de examinar cmo la ideologa dominante se expresa y se construye a travs de los libros de texto, pelculas escolares, enfrentamientos sociales dentro del saln de clases y otros artefactos ideolgicos. La "nueva" sociologa "habla" de la necesidad de un modo de crtica, que, por un lado, sea capaz de identificar a travs de un anlisis de contenido cmo el significado se distorsiona en los artefactos culturales que se usan en el saln de clase y, por el otro, reconoce la importancia de aquellas relaciones sociales escolares en donde los maestros y alumnos tienen la posibilidad de afirmar su propio poder mostrando maneras de producir conocimientos capaces de revelar su propio conjunto, gnesis y verdades. De modo que la nueva sociologa va ms all de los lmites de la teora de la correspondencia desafiando su visin unilateral del poder, del conocimiento y de la dominacin. Pero finalmente la nueva sociologa no liga sus intereses heursticos a consideraciones polticas ms profundas. En consecuencia, no entiende claramente la relacin entre el conocimiento y el poder por una parte, y la ideologa y la dominacin por la otra. Abordar aqu algunas de estas omisiones.

Ms all de los principios de la nueva sociologa142

La idea de que los maestros deben cuestionar continuamente lo "dado por hecho" en la educacin es importante, pero corre el riesgo de reducir todo significado a slo modos subjetivos de conocimiento. Dicha postura no slo tiende a empantanarse en una idea de relativismo cultural, sino que tampoco logra explicar las formas en que se oculta la realidad. Dicho de otra manera, la nueva sociologa descuida la importancia de cuestiones tales como la ideologa y la falsa conciencia. 0 sea, la idea de que la realidad est socialmente construida resulta incompleta a menos que pueda dar cuenta de conocimientos o modos de razonar que alejen las crticas de la interpretacin de la vida y del mundo en las cuales estn basadas las racionalizaciones vigentes. La intencionalidad por s sola dice poco del valor verdadero del conocimiento socialmente construido; lo anterior es simplemente un "momento" en la produccin del conocimiento. El verdadero problema es si el conocimiento producido representa una visin de la realidad que comprende cmo el conocimiento mismo puede ser distorsionado o falsificado en aras del inters de una ideologa dominante. Igualmente importante son las cuestiones relacionadas con la forma en la que los determinantes estructurales en una sociedad ms amplia llegan a sostener y a acrecentar formas de conocimiento y modos de razonamiento que mistifican la naturaleza de la realidad social. Como ya lo he mencionado, aunque las posibilidades para lidiar con estos asuntos son inherentes a la nueva sociologa, no han sido desarrolladas. Una metodologa ms adecuada tendra que relacionar la nocin de interpretacin con una crtica de la ideologa; en tanto tal, tendra que desarrollar una forma de crtica histrica y poltica. En este caso, el conocimiento sera analizado dentro de una perspectiva que analice hasta qu grado el conocimiento esconde o distorsiona las condiciones sociales, polticas y econmicas de la sociedad existente. Ms an, una perspectiva as tendra que levantar interrogantes no slo sobre cmo se ha formado la conciencia, sino tambin sobre lo que podra ser; por ejemplo: qu posibilidades existen para que esta ideologa se vuelva ms reflexiva y crtica. En pocas palabras, relacionar lo interpretativo con una crtica de la ideologa juega un papel importante en lo que concierne al desenmascaramiento de ideologas hegemnicas y para indicar cmo esas ideologas pueden reproducirse en las escuelas, pero un problema igualmente importante o crucial reside en la tarea de construir una teora que explique en un grado ms elevado, el por qu los maestros y los estudiantes no han generado una conciencia de la dominacin, aunque rechacen los preceptos y los valores de la ideologa dominante. En otras palabras, desenmascarar una ideologa e indicar cmo contina reproducindose a s misma a pesar de las contradicciones y tensiones que la ponen en tela de juicio, no es la misma cosa. Ms an, esto me hace pensar en uno de los asuntos ms importantes que tienen que desarrollarse en cualquier teora de la reproduccin y de la143

transformacin. A continuacin se mencionan algunas sugestiones tentativas para iniciar ese cuestionamiento.

Fuerza y resistencia a nivel de la prctica en el saln de claseUna teora que puede proporcionar elementos para el cambio educativo debe reconocer hasta qu grado est atada por fuerzas verdaderas, tanto dentro como fuera de los ambientes escolares especficos. Las prescripciones educativas "radicales" que piden que los maestros y los estudiantes reafirmen su individualidad, que critiquen las definiciones existentes del conocimiento, que desafen libremente al determinismo, que construyan activamente su propia realidad y su verdadera humanidad, tienden a convertirse en humo metafsico si no se refieren de manera ms concreta a la realidad existencial de la escolaridad. Es decir, que tal teora debe reconocer el espacio social en el cual los estudiantes y los maestros funcionan, las condiciones reales y los parmetros de la prctica. No hacerlo, es terminar con una nocin elitista del cambio, una que puede confundir la falta de poder con la pasividad, pues es slo dentro de las condiciones de la prctica que las estrategias educativas especficas pueden probarse en relacin tanto a sus posibilidades como a sus lmites. Adems, al ubicar a los maestros y a los estudiantes en escenarios especficos y en las condiciones de prctica, podemos acceder a una mejor comprensin de la forma en la que el proceso de control social opera en las escuelas y cules pueden ser sus relaciones con procesos paralelos que existen fuera de las escuelas y dentro de las estructuras de la sociedad misma, as como con la ms amplia distribucin del poder. Como punto central para examinar las condiciones de la prctica escolar, podemos empezar por investigar las contradicciones en las que trabajan los maestros, los estudiantes y los administradores. Una nocin ms apropiada tanto de cmo funciona la reproduccin y de cmo puede lidiarse con ella se logra por medio de un anlisis de este tipo. Por ejemplo, los hallazgos de Grace Willis y otros ms, ilustran cmo una variedad de fuerzas mediadoras operan en las escuelas para alimentar el poder de la ideologa dominante. Willis, como se anot previamente, seala a la estructura y al contenido de la contracultura informal de los estudiantes de la clase obrera. Lo que antes de la clase obrera. Lo que es que ilumina la forma por la cual el capital cultural de los grupos oposicionistas "contiene elementos de una profunda crtica de la ideologa dominante en nuestra sociedad"." Estos elementos estn contenidos en el estilo y en los mensajes de la cultura informal. En este caso hay un rechazo del individualismo, la conformidad, las credenciales acadmicas y otros aspectos. Es ms, estos mensajes se desarrollan dentro de modos de lenguaje, de vestimenta, hbitos y estilos de comportamiento que demuestran la oposicin a la ideologa dominante. Hay tambin una serie de fuerzas mediadoras que, en parte, apoyan formas de resistencia entre los maestros. La cultura informal y los factores ideolgicos, tales como la etnicidad, la raza, la visin del mundo y los144

antecedentes sociales, suelen generar actitudes oposicionistas entre los maestros hacia la autoridad escolar, las reglas, las estructuras curriculares predefinidas y las formas institucionalmente sancionadas de responsabilidad magisterial. El asunto aqu, que suele perderse an en las crticas a la teora de la correspondencia, es que varios individuos y grupos de maestros interpretan el papel de la escolaridad en trminos diferentes. Aunque estas interpretaciones carecen de penetracin poltica y de la agudeza para exponer la naturaleza de las contradicciones subyacentes, que las escuelas reproducen y sobre las cuales actan, existen ciertas ambigedades que proporcionan un espacio para el anlisis y la penetracin poltica ms profunda. Por ejemplo, suele haber diferencias profundas entre lo que Sharp y Green han llamado una ideologa del magisterio y una perspectiva de la educacin. Una ideologa de la enseanza, y una perspectiva de la educacin. La ideologa de un maestro hace referencias a abstracciones de un relativo alto nivel sobre el propsito y la naturaleza de la enseanza misma. El concepto de la perspectiva de la enseanza, por otro lado, se refiere a esos grupos de creencias y prcticas que se manifiestan bajo las condiciones reales de la enseanza. Recientemente las tesis de Kelly, Apple, Anyon y otros, documentan la idea de que los profesores funcionan bajo condiciones que refuerzan prejuicios y mitos profundamente arraigados y muchas veces no detectados. Eso nos hace pensar en que tanto las condiciones que promueven estas manifestaciones ideolgicas como las fuentes subyacentes de sus contradicciones indican la necesidad de examinar de manera ms cercana la relacin entre la realidad existencial del trabajo de los maestros y su relacin con estructuras objetivas de control de clase en la realidad social ms amplia.

Los lmites de las formas culturales de oposicinLos tipos de oposicin brevemente analizados anteriormente, se refieren a la importancia de ciertas mediaciones y a la fuerza de creatividad entre diferentes grupos sociales que tratan de afirmar sus identidades individuales y colectivas en estructuras y escenarios preestablecidos para ello. No obstante, resulta crucial reconocer que los tipos de oposicin y resistencia utilizados por estos grupos no estn mediatizados por medio de categoras polticas viables. Consecuentemente la oposicin que carece de esta calidad poltica, suele resultar en la reproduccin de la cultura dominante. Esto es particularmente cierto en aquellos casos en los que la oposicin se considera, a s misma, ms como un asunto de estilo y rebelin cultural que como una visin del mundo dirigida hacia la transformacin social y poltica. Esta oposicin no comprende la naturaleza poltica de su propia resistencia; es una resistencia que no puede poner en tela de juicio las profundas estructuras socio-polticas que la generaron en primer lugar. Por ejemplo, mientras que los estudiantes de la clase trabajadora, en el estudio de Willis, rechazaron las costumbres de clase media de la escuela, apoyaron en un145

nivel mucho ms fundamental algunos de los considerandos bsicos de la divisin existente del trabajo y del poder en la sociedad dominante. Aunque rechazaron el individualismo, el conformismo, las credenciales y otros elementos de la ideologa de la meritocracia, apoyaron algunas nociones sexistas, racistas y anti-intelectuales. En parte, los maestros se encuentran a s mismos, en la misma posicin. Aunque pueden reconocer que muchas de las nociones meritocrticas sobre el curriculum y la pedagoga estn equivocadas, apoyan una gran cantidad de mitos y creencias sobre la situacin de clase y de poder que les impiden desarrollar visiones que apunten hacia la naturaleza poltica de su propia prctica, o hacia la fuente poltica de las limitaciones estructurales que les son impuestas por los arreglos sociales y econmicos existentes.

Restricciones estructurales de las escuelasLas restricciones que minan el reconocimiento de las contradicciones que surgen en los procesos de escolaridad son principalmente ideolgicas. Se trata de imgenes arraigadas, de ideas y valores, que hacen que la construccin social de la realidad parezca una continuacin eterna de la realidad de la sociedad y de la escuela. La realidad existencial de los profesores y de los estudiantes tambin est moldeada por procesos estructurales y sociales especficos en el nivel cotidiano de la enseanza, mientras que las condiciones prcticas de la experiencia educativa difieren de escuela a escuela, comparten algunos rasgos subyacentes que los asocian entre s, as como con fuerzas sociales ms amplias. Todos los escenarios escolares generan en forma no-mecnica, presiones, tensiones y limitaciones sobre la naturaleza y la viabilidad de lo que los maestros y los estudiantes pueden hacer para "determinar su propia realidad". El tamao del saln, el uso de la autoridad escolar, las influencias de la comunidad, la ideologa y la fuerza de la junta de gobierno de la escuela, todos juegan un papel crucial a la hora de determinar cmo sern los actores humanos polticamente vulnerables, si innovan o intentan algo diferente en sus salones de clase. El problema de las "reglas y significados" obvios y ocultos que gobiernan las decisiones de los maestros no pueden dejarse de considerar cuando se analiza la relacin entre la teora y la prctica. Hacerlo implicara correr el riesgo de crear modelos tericos que en ltima instancia "sirven para neutralizar su potencial crtico en tanto que imponen ms limitaciones sobre los maestros y su trabajo, lo que ya de por s es contradictorio". El reconocimiento de estas circunstancias estructurales y sociales es un complemento importante y necesario para una comprensin crtica de las formas estructurales e ideolgicas de reproduccin y resistencia que caracterizan al contexto de la escolaridad. Sin embargo, las formas estructurales e ideolgicas hacen ms que complementarse unas a otras, se interpenetren de la misma manera. Podemos entender lo que esto significa si146

vemos a las estructuras no slo como fenmenos limitantes, sino como fenmenos que al mismo tiempo permiten hacer cosas. Las estructuras en este sentido pueden verse como relaciones sociales basadas en la ideologa y expresadas en forma objetivada. Son concretas pero no son estticas, pueden cambiar. Giddens llama a esto la nocin de la dualidad de las estructuras, y lo define as:...en principio las estructuras pueden explicarse en trminos de su estructuracin como una serie de prcticas reproducidas... [de ah que la tarea sea] explicar cmo las estructuras se constituyen por medio de la accin y recprocamente, cmo la accin se constituye estructuralmente .

La crtica y las experiencias concretas del saln de clasesLo que esto significa para la teora educativa y para su prctica es que las estructuras de la reproduccin no existen fuera de las acciones de los educadores que intentan cambiarlas. Por ejemplo, algunos pensadores como Althusser ven a los maestros y a los estudiantes slo como productos de las estructuras. Lo que se necesita para neutralizar este tipo de determinismo autoritario es una visin de la realidad social, en la cual las estructuras se vean tanto en sus gnesis como en sus evoluciones histricas. La fuente de tal visin podra basarse en la conciencia y en las acciones de los seres humanos que dan forma y reestructuran sus propias historias bajo condiciones histricas especficas y en momentos especficos en el tiempo. Este asunto nos trae de nuevo al problema de, por qu, una conciencia de dominacin, no se genera entre los profesores y los estudiantes que estn enajenados por las condiciones pedaggicas en las que se encuentran. Whitty proporciona una respuesta cuando critica aquellos tericos de la educacin que creen que slo una "aproximacin permanentemente crtica a la realidad" es necesaria para transformar las condiciones opresivas de la escuela. Lo que est ausente de tal visin de las cosas, segn Whitty,...es el reconocimiento de que, incluso cuando los estudiantes estn conscientes de que hay estructuras alternativas posibles, quiz no puedan experimentar la trascendencia de realidades existentes como una posibilidad real... no hay estrategia capaz de resultar significativa para el maestro o el alumno, quienes, aunque estn conscientes de las posibilidades tericas que dan forma a su mundo, an se sienten conformados y oprimidos por l.

De ah que se pueda decir claramente que cualquier instancia terica que no examine la naturaleza y la fuerza de las limitaciones ideolgicas y estructurales, que le dan forma a los parmetros en los cuales los maestros y los estudiantes funcionan, corre el riesgo de derrotarse a s misma. Pero existe otro problema que es igualmente importante, uno que implica una redefinicin de la ideologa misma. Algunas estrategias educativas alternativas que le dan relevancia a las creencias distorsionadas y a los valores, que estn imbuidas en las culturas escolares oficiales y ocultas, contienen una defectuosa definicin de lo que es la ideologa. El punto147

central aqu es que la ideologa dominante no slo se refiere a modos de razonamiento que sirven para enmascarar a la realidad, sino tambin a formas de prcticas y rutinas que suelen estar tan profundamente arraigadas en las estructuras de la personalidad humana, que se congelan en lo que Russell Jacoby ha llamado una segunda "naturaleza". Como l dice:La ideologa que se ha endurecido hasta formar parte de la naturaleza... se acumula y se sedimenta en la historia. Es una ideologa que tanto tiempo ha necesitado ser liberada que, de tan montona, resulta opresiva, congelada... Se convierte en historia que aparenta ser naturaleza.

Para ponerlo de otro modo, la ideologa es algo ms que la falsa "conciencia", i.e., "la represin de la sociedad en la formacin de conceptos... una confinacin de la experiencia y una restriccin del significado". Esta visin de la ideologa apunta a las estructuras profundas de dominacin, es una visin que sugiere que si las divisiones en el trabajo que caracterizan a la sociedad son algo con lo que va a tener que lidiarse en las escuelas, entonces los educadores tendrn que ir ms all de exponer los significados subyacentes de la ideologa dominante, as como las formas de resistencia exhibidas tanto por los profesores como por los estudiantes. Esto es algo que debe ser reconocido y con lo que hay que lidiar, pero slo dentro de las relaciones sociales de clase que iluminan, concretizan y demuestran una nocin ms radical de liberacin. En otras palabras, no es suficiente actuar en las contradicciones y tensiones de las escuelas, dndole a los estudiantes y a los maestros un anlisis teortico que rebele la fuente poltica de tales contradicciones. El trabajo terico en el reino de lo cultural debe de ser suplementado en las escuelas, con la lucha por lograr encuentros sociales concretos que generen experiencias de avance que ilustren, en la medida en que lo permita el contexto, nuevas y trascendentes formas de pensar y de comportarse que se interpenetren unas a otras. Tal tarea deber estar basada en el capital cultural que los profesores y los estudiantes traigan consigo al escenario de la escuela. Pues, como lo sugiere Pinar, esta praxis (pensamiento y accin) puede ocurrir solamente en la medida en que las contradicciones sean comprendidas en el contexto de la vida social e individual inmediata. Tal como lo indica este captulo, no hay una ruta fcil que permita cambiar la sustancia poltica y el carcter de las escuelas. Esto est simplificado por el hecho de que cualquier lucha en pro de la justicia social, debe llevarse tambin a cabo en la sociedad ms amplia, y que la teora y la prctica educativa, aunque significativas, son slo una parte de esa lucha. Pero la lucha de alternativas educativas viables seguir adelante con mayor rapidez una vez que localicemos a los agentes humanos que estn en el centro de esa empresa. Hacerlo as es rebasar una teora de la correspondencia al reconocer que la reproduccin es un fenmeno complejo, que no slo sirve a los intereses de la dominacin, sino que tambin contiene las semillas del conflicto y del cambio. Reconocer esto es comenzar con la tarea de desarrollar una teora educativa determinada por el enjuiciamiento que est148

en el corazn de todas las formas de resistencia, un enjuiciamiento cuyo mensaje central es que las cosas deben cambiar.

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