Download - Intersticio s
Escrito, editado e impreso en la tierra en 2011.
En cuanto a la recreación, reproducción y/o destrucción de esta obra, lo dejo en sus manos. Otros escritos
en https://sites.google.com/site/despertandom/creaturas.
Gracias a los conceptos que me susurran,
gracias a la libertad que me hace posible
encarnarlos como dios manda.
A los locos,
a los suicidas,
a los desvergonzados,
a los insumisos,
a los rebeldes de causas nobles,
a los resistentes,
a los subnormales,
a los anormales
a los de los márgenes,
a los desbordados,
a los descosidos,
a los sensibles,
a todo espíritu libre,
nos entregamos
en un abrazo fraterno.
las palabras
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IMPRESIONES
Hay que ganarse la vida pibe, me decía un señor en la plaza. ¿La
vida?, ¿la vida no es nuestra señor? 2009
¡ADIOS A-DIOS!
Antes,
cuando servía a Dios,
por lo menos
mi servidumbre era divina.
Ahora,
lo han matado;
palos, piedras, balas,
y luego, le devolvieron
la más cruel indiferencia.
Ojo,
la servidumbre sigue en pie,
solo que ahora
se volvió mundana:
Dios ahora es Hombre,
un poco más minusválido
que Aquel a quien
yo antes servía,
pero el mismo Gran Tirano.
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Antes,
cuando servía a Dios,
por lo menos
mi servidumbre era divina.
Ahora,
ni ganas de ser esclavo
me quedan...
¡MISERABLES!
Perdónennos, pero ¡es que tienen tanto!
¡Tanto tienen!, ¡tanto ostentan!
¡Y nosotros tan vacíos!
¡Tan vacíos nos sentimos!
Muchas veces les pedimos
para que nos regalen un poco,
tan solo un poco de todo
aquello que ustedes tienen,
pero ¡es tan inmenso
el silencio que escuchamos!
¡es tan inmenso el silencio
que nos es devuelto!
que a veces les tenemos
que quitar, y sí... a la fuerza
¡Qué otra manera nos queda
de igualar las cosas!
Dígannos si tienen otra manera,
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si encuentran otra manera
que ustedes crean más humana,
porque son ustedes los que
tienen la humanidad,
¡hasta con ella cuentan,
hasta eso ostentan!
No disfrutamos de quitarles,
en verdad les decimos,
¡por favor ayúdennos a
resolver de otro modo
las cosas!
Pero sus respuestas nos lastiman más,
y también nos vuelven más miserables,
miseria en el cuerpo y en el alma sentimos.
Sólo escuchamos silencio,
silencio cuando nos quitan,
silencio cuando nos matan,
silencio cuando nos animalizan
y nos llaman hordas,
silencio cuando nos pegan,
silencio cuando no podemos hablar,
silencio cuando son ustedes
quienes hablan y ¡hasta sienten
por nosotros!
¡Escúchennos!
¡Resolvamos esto juntos!
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¡Ustedes tienen tanto!
¡tanto ostentan!
Y el vacío nos reclama,
nos quema por dentro,
y les quitamos a la fuerza,
a veces hasta su vida sí,
asesinos nos dicen.
Perdónennos, pero
¡es que tienen tanto!
¡tanto ostentan!
EL AMO
¡Tal vacío siento! Mi apetito se vuelve insoportable, ¡¿dónde se
encuentra la Plenitud?!, ¡¿dónde?!
No puedo más que devorarme el mundo como tirano insaciable, no
puedo más que chuparle toda su sangre. ¿Acaso no es todo mío?
Al rato, ya nada me queda, ni el vacío siquiera. Me he quitado hasta la
posibilidad misma de volverme angustia, ¿puedo continuar sin siquiera
suspiros?
¡¿Dónde está la Plenitud?!
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LA RECETA
Puede que me les aparezca un poco desdibujado, como desencajado,
fuera de foco, disperso. Un Filósofo que me he cruzado en la calle ha
confirmado mis sospechas, me ha sentenciado que se me ha Desfondado
el Sujeto.
Me preocupó sí. No el andar con el sujeto desfondado, ya me estaba
acostumbrando a ello, sino el modo como me lo dijo. Parecía tan sabio,
se había pronunciado con tal seriedad que -les confieso- me había
inquietado.
Finalmente decidí ir al Clínico. ¡Una semana tardó en darme el
Diagnóstico! Me explicó que para tener mayor Certeza de mi
enfermedad le era necesario reunirse con su grupo de investigación,
integrado principalmente por Psicólogos y Psiquiatras -estos últimos,
para que entiendan, se me hace que son como los Clínicos pero un poco
más Médicos.
¡Ahora, quédense tranquilos eh! Ya me ha dado la Receta. Debo
comprar una caja de 100 comprimidos de 50 mg de Sentido para tomar
todos los días en dosis de 1 mg. Me ha asegurado que en menos de dos
meses recuperaré la firmeza del Sujeto, y -estas fueron sus palabras
exactas- todo volverá a tener su Sentido.
¡Por supuesto que le he creído! ¡Ha estudiado tanto para ser Médico!
REPUDIO
Repudio la autoridad,
la tan escurridiza
que nunca se nos muestra
6
tal cual es.
Repudio la autoridad,
escondida bajo
todos sus rostros,
figurada donde sea.
Pero atacar sus formas
es mear fuera del tarro,
porque las formas
no son más que figuras
que sin contenido
se vuelven indefensas,
y hasta me sonrojo
atacando aquello que
no puede defenderse.
Rastreamos la autoridad,
esa fuerza despreciable
que todo penetra y somete,
y en su escurrirse constante
guarda su gran mérito,
haciéndose poderosa
e inasible.
Tornémonos vigilantes,
observadores,
¡abramos el mundo!
adentrémonos en él
con consciencia.
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Poco a poco
comenzarán a desvelarse
todos sus escondites,
y cuando la hayamos advertido
será tal la vergüenza que sentirá
por haber sido tan cobarde,
y durante tanto tiempo,
que se esconderá
de ella misma,
y se guardará
en el silencio por mil años.
¿HOLA?... ¿DIOS?
Cuando todo sale mal,
cuando todo se nos viene encima
¡¿Dios dónde estás?!
¡¿Dios por qué nos has abandonado?!
Deseamos la esclavitud,
deseamos deshacernos
de nuestra responsabilidad
sobre la historia.
Cuando todo sale bien,
cuando todo está en orden,
cuando todo guarda su lugar,
¡Dios por favor no aparezcas!
¡Dios queremos toda la gloria!
¡Dios mantente callado!
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Deseamos nuestra libertad,
allí sí reconocemos que
aquellas huellas en la historia
son nuestras huellas.
Atraemos y arrojamos a dios
a nuestro antojo,
hacemos de él un Objeto,
Él Objeto.
Lo arrancamos del cielo
y lo arrojamos a la tierra
cuando la vida se nos va
de las manos;
y lo mantenemos encerrado
en su eternidad,
alejado allí
en el reino de los cielos,
cuando sentimos
la autosuficiencia absoluta.
¡¿A quién le gusta que
lo traten como una cosa?!...
tarde o temprano,
todos nosotros damos el portazo,
y nos mandamos a mudar.
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BUROCRACIA
Dios sabe que somos libres.
Si fuera por él
ya lo sabríamos,
pero sus intermediarios,
los burócratas,
nos han hecho creer
que nuestra naturaleza
es esclava.
Ni siquiera nos permiten recordar
que hemos sido hechos
a su imagen y semejanza.
BORDES
En los bordes
abandonamos el yo
y abrazamos el nosotros.
Las relaciones auténticas
son las que nos desbordan.
Allí recordamos la unidad,
aquella que otrora fuimos.
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EL LIBRO
Nada escapa al libro,
todo lo escribe.
Su único límite
es su voluntad de escribir.
Todo sale de él.
A veces,
los trazos se entrecruzan,
y algunas letras se mezclan,
otras,
son las palabras y las ideas
las que se ligan,
descubriendo atajos,
aunque atajos,
las páginas allí siguen,
porque todo en él está delineado.
Nuestros movimientos,
los movimientos de la vida,
ellos son trazos
contenidos en él.
Nos conocemos leyéndolo,
porque es allí
donde encontramos
nuestro reflejo.
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Allí cada trazo
ha quedado plasmado.
En los ocasos podemos leerlo,
modificar alguna que otra expresión,
y las líneas mutarán,
y con ellas el libro todo.
No obstante nada escapa al libro.
Nos expresamos guiados por él,
y él se expresa a través de nosotros.
Las casualidades, los azares,
las fortunas, las suertes,
las libertades,
las tragedias,
todas están escritas en él.
A veces agregadas en los márgenes,
otras sobre su mismo cuerpo
prolijamente delimitadas,
prolijamente ordenadas.
Muchas de nuestras elecciones
se escriben sobre otras
que han sido tachadas, borradas.
Otras, parecen haber sido escritas
con sangre. Estas -dicen- son
la esencia misma del libro.
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RECORRIDO
Quizás,
no haya más que dos recorridos,
uno,
en el que apoyamos
nuestros pies sobre la verdad;
el otro,
que hace del error nuestro apoyo;
uno,
que nos lleva danzando
y nos recrea libres,
el otro,
que nos lleva a tientas,
arrastrándonos a ciegas,
y no recrea esclavos.
Todo nuestro caminar
expresado en
miles de senderos,
puede que sea
una perpetua elección
bajo esta dualidad,
un vibrar bajo este dueto.
LITERHARTO
Y sí, soy un literharto,
harto de letras,
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y harto de las letras.
MÁS IMPRESIONES
Si estoy de regalo, qué puedo hacer de mi vida más que una entrega
constante. 2009
Carecemos de amor para vivir en paz, y de paz para vivir en amor.
2009
Reírnos de lo que desconocemos nos muestra y nos expone la necedad
en la que nos hallamos inmersos. 2009
¿Sos capaz de atrapar la brisa en tu puño?
Si la has atrapado, ¿tenés la certeza
de que aquello que guardas en tu puño es la brisa? 2009
NADA DE IMPOSICIONES
No debemos imponer, ni imponernos. Ni imponer la conservación de
lo inconservable, ni la sub-versión de lo dado.
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Aquello que se impone lucha con el contenido hacia donde se destina, y
en la lucha el poder fragmentado se vuelve débil, y la trans-mutación -si
es que llega- termina diluyéndose.
Todas las mutaciones auténticas, aquella que se animan a trascenderse
hasta a ellas mismas, trans-mutándose, comparte origen y destino, nacen
allí mismo hacia donde se dirigen. Y es en ellas donde la fuerza se
conserva plena a través de todo su devenir.
Cada uno de nosotros ha recibido la unicidad, un don sacro.
Corromperlo con cualquier imposición es una de nuestras mayores des-
gracias.
No debemos imponer, ni imponernos. Esto es dictadura, y aquello que
dicta dureza, estatiza. La estabilidad es una imposición absurda sobre
nuestra fluida existencia, una imposición que exige durabilidad, y que
exige porque su existir flaquea y desespera por conservarse.
REAPROPIARSE DEL PODER
Se nos ha enseñado que el modo de debilitar el poder es a través de la
resistencia. Sin embargo, resistir el poder nos conduce a fortalecer la
sumisión, y la centralización del poder y los poderosos.
Todos contamos con una fuerza, un poder personal, único pero
transferible y mutable. Es aquel que nos permite sostenernos a través de
la vida o soltarnos a través de la muerte. Está detrás de cada uno de
nuestros actos, es la base, el sostén de nuestra existencia.
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¿Por qué resistimos al poder entonces? Porque lo creemos negativo,
coercitivo, con tendencias absolutistas, y el resto de las adjetivaciones
que se les estén presentando en la mente. Resistimos al poder porque
ilusionamos que nos es ajeno, que nada tiene que ver con nosotros, ¿será
así nomás? El poder es el poder, por lo tanto si todos contamos con él
como nuestra fuerza vital, el poder es nuestro. Al resistir al poder no
sólo no lo debilitaremos ni lo haremos caer como nos han enseñado,
sino que incluso nos debilitamos y resistimos a nosotros mismos. No lo
debilitamos porque sólo una minoría realmente guarda un deseo de
recuperar la libertad perdida, más que perdida, robada, y el poder que se
resiste es mucho más poderoso que esta minoría; y nos debilitamos a
nosotros mismos porque ese poder que resistimos, alguna vez fue
nuestro, y en el intento de debilitarlo o resistirlo nos debilitamos y
resistimos a nosotros mismos y a nuestro poder.
Este poder que resistimos es tan grande porque muchos de nosotros han
renunciado al poder sobre sus vidas, al poder de gobernarse a sí mismos.
Así, delegada esa fuerza individual, natural y única con la que contamos
todos, se ha enajenado, y depositada en lo ajeno, ha cobrado esa
magnitud que sentimos. Pero esa grandeza no es ni eterna ni natural,
tampoco nuestra renuncia.
El giro existencial está en cambiar, en transmutar nuestra práctica de
poder: no resistirlo más, sino reapropiárnoslo y recrearlo en cada uno de
nosotros para que vuelva a la humildad con la que fue creado. El poder
se vuelve humilde cuando se fragmenta, cuando se desprende y
descoloca de aquel único eje que, junto a su grupo de fantoches, nos
desposee y debilita a su voluntad. El poder se vuelve humilde cuando
cada uno de nosotros lo reasume como aquello que es de todos, de la
común(u)nidad. Hasta ese momento, delegado en unos pocos, no deja de
existir de modo tiránico, y por lo tanto repudiable.
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¡¿Y QUÉ QUERÉS QUE HAGA?!
Al preguntar “¿y qué querés que haga?”, la pregunta le impone
condiciones al que responda y le impondrá pautas también al que
pregunta e intenta transferir su responsabilidad.
Quizás la pregunta que quiebre esta inercia de delegarse en otro sea
“¿qué quiero hacer?”, “¿qué puedo hacer?”.
EL ACTO CREADOR
Creo porque necesito crear. Me es necesario crear. La creación en mí
surge de un estado de necesidad, no es solo un deseo. Si no creo, algo en
mí desfallece. Aquello germinal no tiene su lugar en el mundo, no
deviene acto, y yo sufro de una falta, de un vacío, porque aquello, aquel
trozo de mí, deja de ser.
La sensación aterradora de una posible carencia me exige exponer la
creación, me exige exponerme en el acto creativo mismo. Aquí la
creación va en serio.
El terror del vacío es la posibilidad para abrazar las creaturas más
sublimes.
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AL ENEMIGO
Exalto al enemigo. Aquel sinvergüenza que nos expondrá en la cara
aquello que somos. El verdadero espejo, el más auténtico y sincero, al
que muchos rehúyen y frente al cual cierran los ojos o se tapan la cara,
porque la verdad es demasiado directa, demasiado insoportable, y al
hombre le gusta andar con vueltas, tanto que ya mareado, tambaleando
cae en el abismo.
Exalto al enemigo, Aquel sinvergüenza que descubre toda nuestra
putrefacción y nos abre a la posibilidad de librarnos de ella. Aquel
sinvergüenza portador del fuego que nos lo dona para quemar todo
aquello que nos lastima y nos sume en la miseria.
Exalto al enemigo, Aquel sinvergüenza oculto en los grandes amigos
que nos ayuda a quebrar los cristales de la ilusión, abrazar la verdad, y
des-ilusionarnos.
DESNUDARSE
Desnudarse es aceptar nuestras ataduras. Aceptar cada uno de los
trazos de nuestro ser que han quedado adheridos en lo extraño.
Cuando los nudos se dan cuenta que nos hemos vuelto conscientes de
ellos, dejan de ser, porque se conservan mientras los ignoramos,
reconocerlos los avergüenza, y desaparecen. Allí es cuando nos
desatamos, nos desnudamos.
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Aquello que se abre, que se desata, nos muestra lo ocultado, aquello que
nos acompaña, pero que nos era ajeno. De a poco los momentos, y las
marcas emergen, los primeros pasos nos turban, nos pesan,
¡responsabilizarse de tal inmensidad! Responsabilizarse de lo
desconocido de nosotros, de aquello que hemos apartado con muros de
negación, nos abruma, pero solo son los primeros pasos.
Luego la calma. Aceptadas las ataduras, derribados a martillazos los
muros de la distancia, nos desnudamos. Y la calma y la paz que nos
inundan ¡es tan inmensa!
HACER QUILOMBO
Es necesario que encontremos los espacios para convulsionar el estado
estanco de las cosas, y si no los encontramos, esforcémonos un poquito
más, y si aún así no va, creémoslos.
¿De qué sirve llenarnos de escritos acerca de revoluciones, de qué sirve
si no los encarnamos y nos los calzamos? Es atormentador y bastante
ruidoso, se siente hipócrita, ¡es tan cómodo renunciar a nuestro existir
revoltoso! Mientras nos dejen conservar nuestra mediocridad... mientras
nos dejen seguir leyendo en nuestros sillones de terciopelo a los
auténticos revoltosos, a esos que sí fueron coherentes revolucionarios.
Sin tan poco nos diferencian nuestras prácticas de aquellas de los que
repudiamos porque mantienen la miserable existencia de los
desamparados, ¿para qué la revolución en la consciencia, para qué una
consciencia revolucionaria?
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DURO
El hombre, cuanto más endurecido tiene su corazón, exige que le
impongan más leyes para gobernar su vida.
El hombre de corazón sensible, lee y practica las leyes dejadas desde
siempre en su templo de carne.
DESENFOQUÉMONOS
Concentrados en los escenarios, esta miserable realidad montada sigue
representándose.
Nuestros ojos deben caer sobre los autores, los ejecutores de la miseria.
Mientras tanto, el montaje, cambiando a veces su aspecto, hasta sea
capaz de hacernos olvidar nuestro existir sufriente, manteniendo bien
fuertes y firmes sus raíces viles.
¿El problema es el Hambre, o quienes la generan?, ¿el problema es el
Hambre, o aquellos que nos matan de hambre explicándonos que es un
evento necesario en el mecanismo cósmico que ellos mismos han
creado? ¿El problema es la Educación, o aquellos que nos bieneducan
para seguir manteniéndonos bajo desigualdad e ignorancia? ¿El
problema es la Delincuencia, o aquellos que la promueven para luego
reprimirla y ser consagrados y ensalzados como Grandes Hombres de la
Justicia? ¿El problema es el Orden, o los que sostienen una normalidad
ordenada que nos envejece y nos vuelve marchitos? ¿El problema es
Dios, o los que en su Nombre usan el crucifijo para extirparnos hasta el
corazón? ¿El problema será el Hijo, quien se pronunciaba a favor de los
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desposeídos, o aquellos que lo silenciaron clavándole una cruz en el
pecho para luego disfrazarse de él?
Hermanos, el problema es nuestro, somos nosotros, está en nosotros,
pero concentrados en los escenarios, esta miserable realidad montada
seguirá representándose, y con nuestros ojos desviados aprovecha para
volver su vestuario cada vez más sofisticado.
ASOCIACIÓN DE OMBLIGOS
¡Viva la autoridad! Ejecutamos lo que nos da la gana, según con el pie
con el que nos hayamos levantado. Llenamos de leyes el mundo y las
vetamos cuando nos obligan a cumplirlas también a nosotros. Y no le
regalamos ni un segundo al silencio, sentenciando y pronunciando
juicios sin parar.
¿Se han vuelto obsoletas las instituciones? Seguramente, pero no porque
las hemos superado, sino porque nos las metimos adentro, tan adentro
que ni al menos humilde entre nosotros se le ocurriría vociferar “¡Yo
tengo el Poder!” como el amo del universo de Eternia, o -siendo un
poco más modernos y realistas- “¡L'État, c'est Moi!”1 expresión que le
adjudican a un tal Luis de Francia.
1 “¡El Estado soy Yo!”
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EXPRESIONES
Me siento bien a paso firme, en la tierra, bien plantado.
Pienso en aquellos, los exaltados, llenos de alabanzas, de gloria,
¡¿no sienten miedo a caer?!, ¡¿no sienten miedo de que se les abra el
abismo que desconocen?!
Aunque si me dejan elegir, opto por conservar las alas, levantando vuelo
o pisando tierra cuando siento la necesidad.
SOBRE LO ESCRITO
Si bien se dice que todo está escrito, me gusta imaginar que somos
correctores, gomas de borrar, hacedores de las historias, destructores de
los destinos y las tragedias, y constructores de nuevos horizontes.
BOMBAS CELULARES
Las palabras cuando prenden, detonan. Como dinamitas invisibles,
mueven las capas corpóreas y estas se enciman o se separan, pero sea
como fuere, ya no son las mismas. Algo ha cambiado, mucho ha
cambiado. Todo el cuerpo se nos convulsiona, lo sentimos, todo late,
todo vibra.
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Las palabras cuando prenden, detonan. La estantería se nos mueve. El
cambio ha sido, y las letras lo han abierto. Las letras han escrito dentro
nuestro “hágase la luz”.
SANGRE
El dolor de la tierra, el dolor en ella, son la causa de una hemorragia
interna que padezco, así que disculpen si les escupo las ideas salpicadas
con sangre.
Disculpen los delicados, si estas ideas los hieren, si los afectan. Sepan
que si les abren el cuerpo no es más que para que comprendan en sus
propios cuerpos, en sus propias almas, el dolor de todos aquellos que día
a día se nos desangran.
EL QUEJOSO
Debe haber poco más patético que los quejosos. Los que echan la
culpa, la responsabilidad de sus vivencias, sobre los otros, los que se
arrojan completos sobre lo ajeno.
La vida de cada uno es de cada uno. Ciegos a esta evidencia, hoy
nuestra expresión por excelencia es la queja, y la queja alimenta la
perspectiva para interpretar nuestra vida como extraña, y por lo tanto
imposible de ser conducida libremente por nosotros. Ciegos a esta
evidencia, hoy el mundo está repleto de quejosos.
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El que nos vivan hace que carezcamos de responsabilidad alguna sobre
nosotros, porque nos convencemos que el principio de acción está
siempre fuera.
Aquel que vive quejándose, que vive delegando su vida, es un muerto
viviente. El quejoso se muere en vida, sólo puede esperar la muerte, se
conserva gracias a la esperanza que ella llegue algún día. Es tan cobarde
que ni siquiera puede vivir libremente su muerte, actuándola con una
firme voluntad. Es tan cobarde que ni siquiera puede, en un arrebato
desesperado, ponerle fin a su vida, matarla, liberarla. 2009/2011
LAS CÁRCELES
¿Por qué no nos dejan elegir nuestras propias Prisiones?, ¿por qué nos
obligan a encerrarnos en las Suyas?
Si ni siquiera nos permiten elegir a nuestros Amos, ¡¿qué decir si -en un
atisbo de lucidez- se nos ocurriese libertarnos?!
Posesos y posesivos, ni comen ni dejan comer.
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PRÁCTICAR LA DIVINIDAD
¿Cómo sabemos de algo sino practicándolo, llevándolo a la práctica?
¿Cómo sabremos de dios entonces? No más que en-diosándonos,
volviéndonos dioses, en-cristándonos, con humildad de materia y
espíritu, con humildad de corazón.
Si no lo experimentamos a todo momento, ¿cómo saber de él?, ¿cómo
abrirnos en diálogo auténtico? Sin practicar la divinidad, ¿cómo
podemos hablar de Dios, cómo podemos siquiera pensar sobre Ello?
Un dios que no se encarna, que no se torna acto, deviene
espontáneamente un aparato de dominación, porque se transforma en un
Dios externo, del que nada sabemos porque no lo vivenciamos, en quien
creemos por la simple mecánica del terror en la que nos han educado.
Sólo asumiéndolo en nosotros podemos acercarnos a él, saber de él.
Si viviésemos con rasgos divinos, ¿seguiríamos mintiéndonos?,
¿seguiríamos reproduciendo esta mediocridad normalizada y
normalizadora que vivimos?, ¿seguiríamos matándonos?, ¿seguiríamos
quitándonos unos a otros?, ¿seguiríamos sometiéndonos?, ¿seguiríamos
usándonos sabiendo que somos divinos?
¿Tendríamos la necesidad de seguir creando Dioses y Demonios? ¡Si
todo sería responsabilidad nuestra!
Si viviéramos-en-la-divinidad hasta estas palabras estarían de más. La
libertad, la igualdad y la hermandad que acaricia el corazón de muchos
de nosotros no serían sólo palabras que llenan Tratados. Si viviéramos-
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en-la-divinidad, nos amaríamos tanto que ni siquiera haría falta amar al
Dios que está más allá, porque lo habremos invitado a la tierra para que
viva y sea amado entre hermanos.
SENDEROS
Por un lado, están los de más allá, los forros. Ellos siempre se
presentan conservados, temen el contagio. Le tienen terror al roce con
los otros. Se limitan a crear para sí mismos y para aquellos que cuentan
con los privilegios para acceder a sus obras; se esfuerzan para
entenderse sólo entre ellos; confían que el mundo empieza y termina
allí, en sus dominios, les repugna lo que pueda estar más allá de sus
límites; la posibilidad de una realidad desbordada de vicio, manchas, y
vulgar, les repugna, les parece insignificante porque son demasiado
grandes, demasiado impolutos.
Ellos, los de más allá, los profilacteados, temen perder sus privilegios,
su autoridad, sus dominios, aunque su terror profundo es que les roben
su sabiduría privada. Temen compartir su poder y ponerlo en la mesa de
todos, como otrora.
Por el otro lado, los de más acá, los sencillos. Son los que transforman
día a día el mundo sin que nadie -o pocos- lo note, los que con su laburo
silente le roban las risas y hacen regocijar hasta a dios mismo. Ellos son
los sabios, pero con tanta humildad, ¡tan humildes!, que ni les pasa por
su ser el renunciar al mundo, porque esa sabiduría con la que han sido
bendecidos les devuelve y revela su total insignificancia, la misma
inmensidad creada les devuelve la certeza de su pequeñez, y si se
reconocen sabios es para sus adentros y con modestia. Los simples
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comprenden que en los otros y en el diálogo abierto que mantienen con
ellos se han vuelto lo que son. Ellos comprenden que sólo son nada sin
los otros, y que aquello que son es por el trabajo en comun(u)nión entre
todos. Los sencillos saben que la auténtica sabiduría es la colectiva, la
que se crea de la unión de todas las pequeñas y humildes sabidurías.
Ellos, los de más acá, los sencillos, se entregan, a brazos abiertos, a
manos abiertas, desprotegidos, no temen la sabiduría de los otros, no
temen que la sabiduría sea compartida, comprenden que sólo existe una
sabiduría de la que todos nos nutrimos. Ellos comprenden que cuando
todos nos volvemos sabios, recién ahí, la sabiduría es, y que mientras
tanto, con sabidurías privilegiadas e ignorancias colectivizadas, vivimos
dominados y necios.
POSTUMISMO
¿Por qué para qué nos abran sus oídos, para qué nos presten sus ojos,
tenemos que dejar el mundo? ¿Por qué esperar el silencio para hacer
hablar a los muertos? ¿Por qué una vez idos, lo destacable, lo loable, el
mórbido reconocimiento, se hace presente?
Hasta me pregunto por qué escribo estas palabras, como seducido por
cierta firmeza, si su destino puede que sea la trágica indiferencia, para
perderse finalmente en un silencio ensordecedor.
Todo lo escribo porque duele, puedo llorar para mis adentros sí, pero no
es lo mismo, el dolor permanece. Será que lo escribo porque aún
mantengo la esperanza del abrazo fraterno.
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CONSCIENCIA Y PERDÓN
No olvidemos para no repetirnos en la estupidez, pero perdonemos.
Que el retener los crímenes en nuestra memoria no nos sea la fuente de
nuestra excusa a la hora de aceptar los pasos errados de los seres
humanos, a la hora de perdonarnos.
No olvidemos para poder reconocer los horrores del error y los errores
del horror, y no repetirlos nunca más como máquinas taradas; no para
quedarnos atados a ellos por las cadenas del odio. El Invulnerable, el
Perfecto, el Supremo, que arroje la primera piedra sobre el errado si se
cree más-allá-de-los-hombres. Por más crueldad que leamos en aquellos
actos, han sido yerros.
¿No actúa silente la violencia también en la negación del perdón? ¿Qué
concordia puede brotar del odio que envenena allí escondido? El mal
parido, alimentado de odio más mal parido se vuelve.
¿Tanto podemos endurecer nuestros corazones? El perdón es una
práctica, así como lo es el odiar, y cuanto más practiquemos el perdón
más correremos el odio, más lugar le ganaremos, y, junto al veneno,
comienzan a desaparecer, porque los dejamos de alimentar, para morir
de inanición, desnutridos. Cuando perdonamos, el odio no es, está
ausente, no le damos lugar.
Si los que creemos imperdonables no merecen perdón, ¿por qué sí lo
merecen quienes no perdonan lo que creen imperdonable?
Si deseamos la paz debemos optar por perdonar, si deseamos la guerra
debemos optar por seguir repitiendo la torpe historia negando el perdón.
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LAS MENTIRAS, FÁBRICAS DE VERDAD
Proclamar “mentira la verdad” ya resulta una obviedad, hasta
anticuado.
Vayamos más lejos, esforcémonos, examinemos la verdad que
construyen las mentiras en un mundo que se perpetúa y sostiene gracias
a las creaturas de mentirosos e hipócritas.
ALMAS JÓVENES
¿Por qué las almas jóvenes suelen abandonar este mundo mientras sus
cuerpos también lo son?
¿Será que su diálogo con las alegrías y las tristezas, con las violentas
desigualdades en la tierra, es tan profundo, que sus cuerpos, llenos de
llagas, les reclaman descansar?
¿Será que tienen su ser en el mundo pero que no le pertenecen a él en lo
absoluto?
¿Será que su ternura no soporta la dureza que les exige un cuerpo
envejecido, un cuerpo entumecido?
¿Será que estas almas son imposibles de contener en odres viejos y,
como aquel vino nuevo, terminan derramándose?
¿Será que siendo conscientes que sus experiencias son tan vívidas, que
sus prácticas resultan insoportablemente idealistas, que sus expresiones
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rozan los imposibles, en un último acto de pura humanidad eligen soltar
su cuerpo para continuar el viaje?
¿Será que el sólo hecho de pensar los sufrimientos que pueden hacer
padecer a sus cuerpos ya endebles, ya envejecidos, las llena de
compasión?
--- FIN DE UN COMIENZO, ORIGEN DE OTRO ---