Download - ISSN 1669 9122 SEPTIEMBRE DE 2014 2 5
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El agotamiento del capital y la sombra de los BRICS
Frente a frente Ella que será
She’s livin’ la vida loca Y te dolerá
Si de verdad te toca Ella es tu final
Vive la vida loca (Ricky Martin)
EE.UU. y la ficción del crecimiento Si nuestro principal parámetro para analizar la economía
mundial fuese el crecimiento de las ganancias de las grandes empresas monopólicas trasnacionales que tienen base en el capital estadounidense, nos encontraríamos con lo siguien‐te: en el segundo trimestre del presente año, los ingresos sumados de las empresas que conforman el índice S&P 500 (las más grandes de ese país) se incrementó en un 4,3% frente al mismo periodo de 2013. Es el mayor incremento desde comienzos de 2012, con lo
cual rápidamente podríamos indicar que, si de ello depen‐diese, la economía de la principal economía del mundo ha logrado salir del pozo recesivo y marcha a todo vapor. Sin embargo, el presidente ejecutivo de una de estas grandes compañías, la Colgate Palmolive Co., aclaraba que en el caso de su empresa, el aumento de ganancias fue de 11%, pero el incremento de ventas de sus productos fue tan solo de 0,1% en igual periodo. Y esta situación parece ser bastante gene‐ralizada (información publicada por Wall Streen Journal, re‐producida localmente en LN 11/8). ¿Que quiere decir esto? Sencillo. Que las grandes empre‐
sas tienen más dólares, pero no porque vendieron más pro‐ductos, sino que recibieron un precio total bastante superior o igual al del año anterior, por haber vendido prácticamente la misma cantidad de mercancías. O sea que aumentaron los precios, pero no el consumo. Este es uno de los efectos de la burbuja financiera que
venimos analizando pormenorizadamente en esta publica‐ción. El dato no es menor, entre otras cosas porque es una de
las cuestiones que la FED (Reserva Federal de EE.UU., es de‐cir, su Banco Central) estudia mes a mes para decidir si co‐menzar a subir las tasas de referencia. Recordemos una vez más que la fórmula que EE.UU. aplicó para intentar salir del pozo luego del estallido de la crisis de 2007, que implicó la quiebra de grandes bancos como el Lehman Brothers, fue la de llevar las tasas a cero (lo que hace que sea más rentable invertir en cualquier cosa que depositar el dinero) y comprar centenares de miles de millones de dólares en bonos para
incentivar a los fondos de inversión, inyectando dinero ma‐sivamente en el mercado de capitales. Ahora, buscando desinflar la burbuja especulativa que es‐
to genera y que ya se encuentra en un tamaño mayor a lo que era antes del estallido en 2007, la FED viene reduciendo gradualmente el programa de compra de bonos (debería de‐jar de comprarlos, según sus propios cálculos, en octubre de este año) y amenaza, permanentemente, con comenzar a elevar las tasas. Cada vez que hace ello, los mercados ‘tiem‐blan’, es decir, comienza una corrida especulativa que con‐siste en retirar inversiones de las zonas más ‘riesgosas’ (es decir, de aquellos países a los que será más difícil cobrarles) y en llevarlos hacia el centro de la economía mundial (bonos de bancos centrales considerados seguros, o la compra de oro, por ejemplo). Las advertencias sobre el tamaño de la burbuja llegan in‐
sistemente. Sin embargo, la FED no se atreve aún a elevar la tasa, por miedo a profundizar aún más la recesión y la crisis económica mundial. Si eleva las tasas, el dinero fluiría hacia sus arcas, retirándose del crédito para el consumo, por ejemplo. Por ello, mes a mes, la FED analiza diferentes variables.
Una es si las empresas están creciendo. Pero no es lo mismo que crezcan porque les ingresó más dinero o que lo hagan porque vendieron más mercancías. Esto último es lo que lle‐va inmediatamente a incrementar la producción para repo‐ner el stock, empujando también la creación de empleo, lo que hace que ‘la rueda’ se ponga en marcha para que el mercado funcione. Por lo tanto, los índices de consumo también son tenidos
en cuenta. También, y sobre todo, los de empleo. Según publica el periódico de la city neoyorquina Wall
Street Journal, la industria estadounidense ha logrado, en los últimos tiempos, utilizar parte de la capaciad ociosa que había dejado la crisis de 2007, pero aún sin lograr llegar ni siquiera al momento previo al estallido. Actualmente, las fá‐bricas, mineras y empresas de servicios públicos rondan el 79% de capacidad instalada en uso (en 2009 llegó al piso del 67%): “Los funcionarios de la Fed, en particular su presiden‐
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ta, Janet Yellen, y sus aliados, han hecho énfasis en la capa‐cidad ociosa del mercado laboral. Citan cifras que sugieren que hay bastante margen para mejorar, como una tasa de desempleo aún alta de 6,2%, la gran cantidad de personas que trabajan a medio tiempo, pero que dicen que preferirían trabajar a jornada completa y el débil aumento salarial de los últimos años. ”Estos funcionarios están a favor de mantener la tasa de
interés de corto plazo cerca de cero hasta bien entrado el próximo año para estimular un mayor crecimiento, lo que debería crear más empleos e impulsar los sueldos. ‘Una ga‐ma de indicadores del mercado laboral sugiere que sigue habiendo una considerable subutilización de recursos labo‐rales’, afirmó la Fed en un comunicado tras su última reunión, reflejando un consenso” (WSJ, reproducido en LN 11/8). El desempleo sigue muy alto, y lo que se ha logrado redu‐
cir es a base de bajos salarios y empleos parciales que no al‐canzan para cubrir lo necesario para vivir. Ello, por supuesto, no puede estimular el consumo. Al respecto, una investigación realizada por los economis‐
tas laborales Steven David de la Universidad de Chicago y John Haltiwanger de la Universidad de Maryland indicaba: “EE.UU. va camino de perder una de sus notables fortalezas económicas: un sólido flujo de trabajadores entre puestos laborales y la ‘rotación’ del empleo. (…) Esta caída puede te‐ner consecuencias particularmente graves para los estadou‐nidenses menos calificados alargando los períodos de des‐empleo, ya que los nuevos puestos de trabajo no aparecen tan rápidamente y se hace más difícil progresar en una em‐presa o cambiar de empleador” (RT 24/8). Con otras palabras, el semanario de la city londinense The
Economist daba cuenta del hecho en igual sentido que la agencia de información rusa: “Por un lado, puestos de traba‐jo seguros, predominantemente calificados, y por otro lado, el trabajo inseguro, en su mayoría no calificado. El temor es que la división se deba a que los mercados laborales inflexi‐bles hacen que sea difícil subir en la escalera de trabajo” (TE 30/8). Por todo ello, la FED no se atreve aún a elevar la tasa. Pe‐
ro dejarla en cero contiene el peligro de la burbuja de pre‐cios, que siguen subiendo, sólo porque hay más dólares dando vueltas incentivando artificialmente el consumo (en base al crédito, se consumen cosas que se pagarán más ade‐lante, quién sabe con qué). De cualquier manera, ya nadie espera que la FED tome tamaña medida antes de marzo de 2015. Los fondos de inversión pasarán un fin de año ‘tran‐quilos’. Mientras EE.UU. intenta entonces reducir paulatinamente
su apalancamiento, todas las miradas están puestas en la vieja y cansada economía europea.
Europa y la recesión De acuerdo al instituto estadístico oficial del Viejo Conti‐
nente Eurostat, el PBI de los 18 países miembro de la euro‐zona no creció en el segundo trimestre del año, es decir, Eu‐ropa se estancó. No es que se esperase mucho: los más optimistas calculaban por lo menos un 0,2%. Pero nada. Ce‐ro. Nulo. El estancamiento tiene que ver, básicamente, con que las
tres principales potencias del continente mostraron núme‐ros negativos: Italia se achicó 0,2 puntos y entró en rece‐sión, Francia se mantuvo sin crecer, mientras que Alemania cayó 0,2 puntos respecto al primer trimestre. Estas tres po‐tencias económicas representan, juntas, dos tercios del PBI de la zona Euro. Precisamente, los tres países con principal potencia industrial. Si del conjunto de los datos que confor‐man el PBI analizamos sólo la parte referida a producción industrial, la zona Euro lleva 10 trimestres consecutivos des‐cendiendo, este último al 0,8%. El ingreso en los hogares su‐frió una caída aún mayor: 2,4% (toda la información publi‐cada en CD 16/8). En el caso de Alemania, motor indiscutido de la economía
europea, el dato es más que preocupante, ya que su indus‐tria representa poco más de un cuarto de la producción de todo el Viejo Continente. Sus principales mercados de exportación lo constituyen la
propia Europa y Asia. Por lo tanto, su contracción industrial y el achicamiento de su PBI anual (‐0,2%, como ya dijimos) en el segundo trimestre, no pueden significar otra cosa que una profundización de la crisis para el resto de los países de la Unión Europea, que dependen de la tracción alemana. En la segunda economía europea, Francia, como dijimos,
el crecimiento del segundo trimestre resultó nulo. Con ello, estalló una crisis de gabinete. El Primer Ministro, Manuel Valls, puesto en el cargo hace apenas cuatro meses por el socialdemócrata Francois Hollande, presentó su renuncia, molesto por las críticas del Ministro de Economía, Arnaud Montebourg, respecto de las políticas de ajuste implemen‐tadas. Pero Hollande confirmó a Valls y los que volaron del gabinete fueron los críticos por ‘izquierda’ Montebourg, Hamon (Educación) y Filippetti (Cultura) (información publi‐cada en CD 25/8 y LN 26/8). Hollande se mostraba así dispuesto a mantener la política
de austeridad ordenada por Bruselas y avanzar con las re‐formas en el mercado laboral que hagan sentir más a gusto a los empresarios, en busca de inversiones que impulsen el crecimiento. Para muestra alcanza y sobra el nuevo ministro de Eco‐
nomía elegido: nada menos que Emmanuel Macron, ex eje‐cutivo de la banca judeo‐británica Rothschild. El presidente de la principal asociación empresaria francesa (MEDEF), Yvon Gattaz, ofrecía rápidamente su visto bueno: “Es un ex‐celente símbolo” (LN 27/8).
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Sin embargo, con los números negativos del segundo tri‐mestre, llegaban las excusas y las nuevas promesas: al no lograr la meta de crecimiento esperada, Francia no podrá recortar los 50 mil millones de euros de gasto público en los próximos 3 años, tal como prometió a la Unión Europea. Al menos en 2014, la meta anual ya resulta imposible (infor‐mación publicada en DW 16/8). En el caso italiano, desde 2007 a la fecha, el PBI se contra‐
jo 9 puntos porcentuales, la industria se derrumbó un 25% y se perdieron 1.600.000 puestos de trabajo. Desde entonces, esta es la tercera vez que este país cae en recesión. De la segunda había logrado salir en 2013. Frente a ello, el go‐bierno de Mateo Renzi viene aplicando medidas de ajuste e intento de desguace del Estado de Bienestar, es decir quita de beneficios sociales a los trabajadores y la población en general. De acuerdo al ministro de Economía Pier Carlo Pa‐doan, “se sale de la crisis si seguimos con la estrategia del gobierno, es decir, reformas estructurales, simplificaciones y aumento de la competitividad” (LN 7/8). A su vez, Italia tiene una deuda pública que asciende al
136% de su PBI. Si se reduce su PBI, se pasará con el gasto, ya que tenía calculado un gasto público anual para un cre‐cimiento de 0,8%. Con los nuevos números, y de confirmar‐se esta tedendencia hasta fin de año, la deuda rondará los 140 puntos porcentuales respecto al PBI anual, mientras que el recorte de gastos deberá ser gigante para cumplir las metas de la Unión Europea (3% del PBI), con el riesgo, inevi‐table por otro lado, de que ello redunde en una mayor con‐tracción de la economía (información publicada en TE 9/8, LN 10/8y CD 16/8). Nada de lo que haga el resto de los países puede compen‐
sar lo que en estos tres gigantes ocurra. Por tamaño, la que sigue en la lista es la economía espa‐
ñola. Allí, donde el crecimiento del segundo trimestre alcan‐zó la exorbitante cifra de 0,6%, el presidente Rajoy anunció que “la recuperación es firme y cada vez más intensa y ha llegado para quedarse”. Sin embargo, si de esa cifra deja‐mos sólo la producción industrial, el crecimiento se tran‐forma en caída: ‐0,8%. Para Grecia, por su parte, el segundo trimestre también
resultó negativo: ‐0,3%. La economía helena arrastra así 24 trimestres (6 años) consecutivos en recesión (información publicada en DW 1/9). También los datos de los precios de la zona Euro fueron a
la baja. La inflación interanual fue en julio de 0,4% y en agosto de 0,3%, acercándose a la tan temida deflación. Des‐de 2009 que dicho índice no estaba tan bajo, cuando tocó el piso de 0,1 en el mes de octubre (toda la información publi‐cada en DW 14/8, LN 15/8 y DW 29/8). Recordemos que la meta inflacionaria de las autoridades europeas para este año era del 2%.
El dato no es menor. De acuerdo con el semanario finan‐ciero londinense The Economist, “la deflación sería espe‐cialmente grave para la zona euro, debido a los altos niveles de endeudamiento privado y público en muchos de los 18 países que comparten la moneda única. Incluso si la inflación fuera positiva pero baja lastimaría a los deudores, ya que sus ingresos aumentarían en menor medida de lo que espe‐raban cuando pidieron prestado. Si la deflación llega a ins‐taurarse, los efectos serían aún peores: cuando los precios y salarios bajan, las deudas, que no se encogen, se convierten en más difíciles de pagar” (TE 16/8, traducción propia). Deudas que, por otro lado, los propios analistas económi‐
cos de los grandes centros financieros ya estiman como in‐cobrables. Mientras tanto, el desempleo de la zona Euro continúa en
los 11,5 puntos porcentuales de la población económica‐mente activa, según Eurostat. Si se tiene en cuenta que en 2013 había llegado al 12%, la soga se aflojó un poco. Se trata nada menos que de 18 millones y medio de personas que buscan trabajo y no lo consiguen. Si se toma no sólo la zona Euro sino al conjunto de los miembros de la Unión Europea, la cifra asciende a más de 28 millones. Por supuesto, la dis‐paridad entre la zona norte y sur es enorme. Mientras en Grecia supera los 27 puntos y en España roza los 24,5, en Alemania o Austria no llega al 5%. El dato de España llegaba junto con la siguiente afirma‐
ción de su presidente Rajoy: “El mercado laboral en España ha dado un giro de 180 grados”. Es que su país lograba, lue‐go de haber alcanzado los 26 puntos de desocupación, re‐ducirla a las cifras actuales (24,47) mediante la implementa‐ción de un paquete de medidas de flexibilización y precarización laboral por todos conocidas: rebaja de im‐puestos a las empresas, extensión del permiso para contra‐tos temporarios y precarios, reducción de las indemnizacio‐nes sin causas justificadas, etc. Con ello, España creó en el último año 190 mil puestos de trabajo, a costa por supuesto de las condiciones laborales y de vida en general de los tra‐bajadores ibéricos. Para tener un parámetro de ello, pode‐mos indicar que una cuarta parte de la fuerza laboral ac‐tualmente en actividad, tiene contrato temporal (toda la información publicada en TE 2/8). Volviendo a las cifras generales de la zona Euro, los 11
puntos y medio de desocupación se estiran a más del 23% en lo que respecta a la franja etaria comprendida entre los 15 y los 24 años, excluídos los estudiantes. Ese mismo nú‐mero en Grecia y España supera el 50%. Según un informe de la fundación alemana Bosch, alrede‐
dor de 7 millones y medio de jóvenes europeos no tienen trabajo ni formación. Ingrid Hamm, directiva de la institu‐ción, señala al respecto: “Se está produciendo algo así como una generación perdida” (DW 26/8).
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Pero la situación no afecta sólo a los más jóvenes. A me‐dida que van pasando los años, la franja etaria en problemas y con consecuencias visibles se acrecienta. De acuerdo al análisis realizado por el Wall Street Journal, titulado suge‐rentemente “Los jóvenes europeos pagan los costos de los beneficios que recibieron sus padres”, “el inmenso costo de las protecciones laborales que han brindado una vida cómo‐da a la generación de la posguerra ahora impide que sus hi‐jos disfruten de los mismos beneficios. ”La generación mayor se benefició de décadas de una só‐
lida protección laboral, salarios garantizados por los sindica‐tos y la promesa de una jubilación adecuada. Todo esto les permitió sortear sin mayores inconvenientes la crisis econó‐mica más prolongada en la Europa de la posguerra. ”En cambio, muchos europeos más jóvenes apenas pue‐
den aspirar a trabajos de corto plazo mal remunerados que a menudo abren una brecha de ingresos que tal vez jamás se cierre. Las compañías en muchos países son renuentes a ofrecer contratos permanentes, debido a la rígida legislación laboral y a los altísimos impuestos de nómina que financian la gigantesca cuenta de las pensiones de sus padres. ”La brecha se amplía. El ingreso medio de los mayores de
60 años entre 2008 y 2012 subió en casi todos los países de la Unión Europea, según las cifras de Eurostat. Sin embargo, cayó entre los menores de 25 años en casi la mitad de los in‐tegrantes de la UE, una lista que incluye a España, Portugal, el Reino Unido y Holanda. ”Esto ha aumentado la dependencia de los jóvenes en sus
padres, quienes, a su vez, se sienten frustrados de que sus des‐cendientes tengan más de 30 o 40 años y no se puedan independizar. ”Un estudio reciente de Eurofound, la agencia de investi‐
gación social de la UE, indicó que el número de personas de entre 18 y 29 años que seguía viviendo con sus progenitores aumentó de 44% en 2007 a 48% en 2011, mientras que la pobreza entre los jóvenes ha crecido en casi todos los países europeos. ”Esta división generacional impactará el crecimiento de la
economía europea, que ahora atraviesa una recuperación frágil, puesto que períodos prolongados de desocupación en‐tre adultos jóvenes puede afectar la capacidad de generar ingresos durante años y lastrar el crecimiento. Durante las dos próximas décadas, aproximadamente, los salarios no percibidos de los jóvenes en España y Grecia, donde el des‐empleo entre los jóvenes supera el 50%, podrían generar una pérdida del Producto Interno Bruto de entre 8% y 6%, respectivamente, según un informe divulgado en enero de 2013 por la firma TD Economics. ”Italia ofrece un claro ejemplo de la brecha generacional.
La tasa de empleo de los italianos menores de 40 años ha caído nueve puntos porcentuales desde 2007 y subido en
igual porcentaje entre las personas de 55 a 64 años, según Eurostat. ”La economía italiana entró en el segundo trimestre en su
tercera recesión desde 2008, dificultando que los más jóve‐nes cierren la brecha con una generación que se benefició de una expansión económica. La recesión también complica los esfuerzos del primer ministro Matteo Renzi para combatir el desempleo entre los jóvenes, que en junio batió una nueva marca al alcanzar 43,7%” (Wall Street Journal, reproducido en LN 13/8). El desempleo juvenil es alarmante, pero quienes consi‐
guen empleo no logran con ello ni siquiera independizarse económicamente de sus padres. Y no estamos hablando de jóvenes de hasta 25 años, sino de adultos de hasta 40. El matutino neoyorquino se encarga, a su vez, de recordarle a Europa de las implicancias de haber vivido a crédito desde la posguerra. Como tantas veces indicamos en estas páginas, el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa luego de la Segunda Guerra mundial permitió a enorme cantidad de trabajadores europeos disfrutar de los ‘beneficios’ del capi‐talismo a costa de abandonar y/o de oponerse ferviente‐mente a las ideas comunistas provenientes desde el Este. Pero todo fue una ficción. Se gastó a cuenta. El nivel de
vida no se correspondía con la capacidad productiva euro‐pea. Las razones eran estrictamente político‐ideológicas. Ahora, los hijos de dichas generaciones, aquellos que nacie‐ron en la década del 70 y que ingresaron al mundo laboral hacia los neoliberales y unipolares años 90, tras la caída del Muro de Berlín y el derrumbe del campo socialista, pagan las cuentas pendientes. Lo hacen, además, sin herramientas político‐ideológicas ni ejemplos cercanos de dónde agarrar‐se, precisamente porque las generaciones mayores vivas se comportaron de esa manera, disfrutando a cuenta, y porque no existe más, justamente, el campo socialista en la Europa del Este. Crecieron viviendo el bienestar de sus padres y escuchan‐
do que había que derrotar al monstruo soviético. Se afirma‐ron en el mundo e ingresaron al mercado laboral con la vic‐toria de las ideas occidentales y el libre mercado. Algunos llegaron a creer, con Fukuyama, que era el ‘fin de la histo‐ria’. Si no había más historia, se trataba, simplemente, de dedicarse a disfrutar. ‘Livin´ la vida loca’. Los 40 los alcanzan así de inmaduros. Frente a todo este descalabro, y como los números no
reaccionan, las autoridades europeas decidieron desde el mes de septiembre inflar artificialmente los números de los PBI de los países miembro, lo que reducirá, aunque sea sólo nominalmente, los déficits y los porcentajes de deuda. La maniobra es bien sencilla. Si yo hago que mi PBI sea más grande, el porcentaje de lo que debo respecto a lo que pro‐duzco se reduce. Pero… ¿cómo puedo hacer que parezca que crezca si no lo hizo? La idea de las autoridades europeas
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no pudo haber sido más representativa del momento por el que atraviesa el Viejo Continente: incluir en las cuentas de cada uno de los países las siguientes actividades: prostitu‐ción, tráfico de drogas y contrabando. Maquillaje de domin‐go para resaca de sábado a la noche. De acuerdo a la orden emitida por las autoridades de la
Eurostat (agencia oficial de estadísticias de la Unión Euro‐pea), el PBI de cada país miembro deberá incluir desde el mes próximo todas las actividades, sean o no lícitas, que im‐pliquen un ‘intercambio libre’. Según las previsiones del instituto de estadísticas oficial
español, ello redundaría en un ¿crecimiento? de entre 2,7 y 4,5 puntos porcentuales. Seguramente, para las autoridades españolas no es el momento de andar escondiendo dramas sociales, siempre y cuando signifiquen un incremento en los números de la actividad económica. Con los números actua‐les, la deuda pública española superó por primera vez el bi‐llón (millón de millones) de Euros, acercándose al 99,5% de su PBI. Tal vez con las drogas, la prostitución y el contraban‐do incluído, se logre llegar a fin de año sin que la deuda pú‐blica supere todo lo producido por los españoles en un año. Mientras tanto, la estadística oficial londinense estimó el
incremento previsto por las ‘nuevas actividades económicas’ en un 0,7% (para un reino que históricamente tuvo en el contrabando y la piratería su principal actividad parece un número bastante modesto). Por su parte, el organismo ita‐liano calculó el suyo en nada menos que 10% del PBI (¡y eso que el Papa amenazó con excomulgar a los miembros de la mafia!), mientras que en Alemania la oficina federal de es‐tadísticas estimó un incremento del 3% (toda la información publicada en LN 3/8 y DW 14/8). Precisamente Inglaterra, frente a los datos negativos de la
zona Euro (este país no forma parte de la misma, pero sí de la Unión Europea), presentó un crecimiento trimestral de 0,8 puntos porcentuales, alargando la racha a 6 trimestres consecutivos con subas. Este país tuvo, luego del estallido de la crisis en 2007 y hasta 2009, una contracción de su PBI en nada menos que el 7,2%. Como vemos, la recuperación marcha a paso cansino (información publicada en DW 15/8). Con toda esta situación, el vaticinio del semanario pirata
The Economist para la moneda común europea resulta lapi‐dario: “Si la unión monetaria no trae más que estancamien‐to, desempleo y deflación, entonces algunas personas final‐mente votarán abandonar el euro. Gracias a la promesa del señor Draghi para poner un piso a la deuda pública, el riesgo de que las presiones financieras podrían desencadenar una ruptura ha retrocedido. Pero el riesgo político que uno o más países decidan saltar fuera de la moneda única está aumen‐tando todo el tiempo. La crisis del euro no ha desaparecido; sólo está esperando en el horizonte” (TE 30/8, traducción propia). El capital anglo‐estadounidense también.
Más allá de Europa y de los Estados Unidos, la otra eco‐nomía a observar es la del poderoso Japón. Pues bien, el PBI del sol naciente se contrajo en el segundo trimestre de este año nada menos que 6,8% (información publicada en TE 16/8).
El costo de sancionar a Rusia (o el tiro en el pie) Como si todo esto fuera poco para la vieja y cansada Eu‐
ropa, se le han sumado en los últimos tiempos los descala‐bros geopolíticos y militares provocados en gran medida en sus fronteras por la inmediata necesidad de sus socios esta‐dounidenses. Serán analizados todos ellos y sus pormenores en el siguiente artículo de esta publicación. Adelantaremos, sin embargo, las consecuencias económicas de uno de ellos, el más importante y peligroso en la coyuntura actual: nos referimos al conlifcto en Ucrania y los ataques perpetrados desde allí por las fuerzas occidentales nada menos que a Ru‐sia. Ya hemos analizado el mes pasado como la Unión Euro‐
pea avanzó, tibiamente y no sin contradicciones internas, con la aplicación de sanciones comerciales al gigante euro‐asiático. Las mismas entraron en vigencia el 1 de agosto, afectando específicamente a los sectores de defensa, ener‐gía y bancario. Sin embargo, a pesar de ser Europa la que sancionaba, du‐
rante todo el mes de agosto llovieron las quejas y los pedi‐dos de ayuda de diversos sectores empresarios europeos. Desde Inglaterra, por ejemplo, la petrolera británica BP
presentó un informe señalando: “Cualquier futuro daño a nuestra relación con Rosneft (petrolera rusa de la cual BP es accionista) o el efecto de sanciones económicas adicionales podría tener un impacto negativo en nuestros objetivos es‐tratégicos y comerciales en Rusia, en nuestro nivel de ingre‐sos, producción y reservas, en nuestra inversión en Rosneft y en nuestra reputación” (FT, reproducido en RT 31/7). El empresariado alemán también alzó su queja. Según un
comunicado de prensa emitido por el jefe del Comité ale‐mán de Relaciones Económicas con Europa del Este, Eckhard Cordes, “tenemos que preocuparnos ante el hecho de que la mayor parte del sistema comercial ruso se trasladará hacia Asia y América Latina”. La preocupación llega por la expor‐tación de piezas de recambio para escaladoras, excavadoras, tractores, pompas, taladros y equipos ferroviarios, según explicaba el funcionario. Rusia era, hasta el momento, el tercer importador de maquinaria industrial alemana (RT 26/8). Suiza por su parte, a través de su ministro de Economía
Johann Schneider‐Ammann, avisó que no respetará las san‐ciones, “porque ello generaría un efecto dominó que dañaría la economía nacional” (RT 4/8). De acuerdo a información publicada por la agencia Reuters, un 75% de las exportacio‐nes de crudo ruso se realiza a través de Ginebra, mientras
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que los activos rusos en los bancos helvéticos suman un to‐tal de 15.200 millones de dólares. Ello explica la premura del Ministro de economía suizo por aclarar la situación. También Finlandia, que en gran medida depende de las
exportaciones a Rusia, se quejó mediante la palabra de su primer ministro, Alexander Stubb: “Está claro que, si las sanciones afectan a Finlandia de manera desproporcionada, solicitaremos el apoyo de nuestros socios europeos” (DW 8/8). Por su parte, el primer ministro húngaro Víctor Orban fue
directo al punto: “Las sanciones que impuso Occidente nos causa más daño a nosotros que a Rusia. (…) Esto se llama pegarse un tiro en el pie. (…) Haré todo lo posible, (…) inten‐tando hacer que nuestros socios reconsideren la política de sanciones, que no está bien pensada” (RT 15/8). También el sector agrícola europeo elevó sus quejas, so‐
bre todo a partir de que Rusia replicara a las sanciones occi‐dentales con el cierre de los mercados de importación de alimentos europeos (lo que analizaremos más adelante). En tal sentido, de acuerdo a la Comisión Europea, las exporta‐ciones a Rusia en dichos rubros alcanzaban en 2013 la cifra de 12 mil millones de euros. Si se calcula el conjunto de las producciones que se exportan al gigante euroasiático, según datos de la propia Comisión Europea, las pérdidas podrían ascender hasta los 40 mil millones. Desde Austria, el principal líder opositor, Heinz‐Cristian
Strache, advertía: “Solo dos días después de que se adopta‐ran las sanciones [contra Rusia] nuestra agricultura ya se ha visto afectada. (…) Ahora la UE se está rompiendo la cabeza intentando inventarse una manera de mitigar las conse‐cuencias. En vez de invitar a Rusia al diálogo arrastra a nues‐tra agricultura al abismo” (RT 11/8). Por su parte, el ministro de agricultura polaco, Marek
Sawicky, se quejaba por la decisión rusa de aplicar contra‐sanciones, acusando a Rusia de violar el derecho internacio‐nal al tiempo que pedía a la Unión Europea compensaciones económicas para sus productores agrícolas (RT 8/8). Países más pequeños como Grecia y Chipre, que calculan
sus pérdidas en 178 y 15 millones de euros respectivamen‐te, también pidieron compensaciones económicas a la UE (RT 8/8). Por su parte, el alcalde y diputado francés Jacques Myard,
en una entrevista con el diario local Le Figaro, indicaba: “En un momento en que Francia afronta dificultades económi‐cas, financieras y presupuestarias es, cuando menos, un sui‐cidio atentar contra nuestras exportaciones a Rusia, que son necesarias para mantener los niveles de empleo en el país y la balanza comercial” (RT 8/8). Desde la alicaída España, la voz que se escuchó fue la del
presidente de Industrias Lácteas Asturianas, Francisco Ro‐dríguez, quien señalaba que las sanciones “tendrán un efec‐to rebote que afectará muy directamente a España. (…) Bru‐
selas no está haciendo nada para resolver esta situación. (…) Es fácil prever que vamos a tener problemas. Se avecinan tiempos difíciles que me preocupan mucho, porque detrás de todo esto están nuestros ganaderos que, si no obtienen ren‐ta suficiente, optarán por abandonar el campo o cambiar el tipo de producción” (RT 10/8). Frente a todas las quejas, el comisario de Agricultura eu‐
ropeo, Dacian Ciolos, prometió que la UE comprará varios tipos de frutas y verduras perecederas (tomates, champig‐nones, pimientos, coliflor y pepinos, entre otros) como for‐ma de ayudar a los agruicultores (información publicada en DW 14/8). El alto funcionario no índicó, sin embargo, qué haría con esos productos una vez adquiridos. Sin embargo, lo ofrecido parece que no alcanzaría. Miguel
Blanco, secretario general de la Coordinadora de Organiza‐ciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), luego de que les ofrecieran 125 millones de euros para comprarles sus pro‐ductos, reflexionaba en forma aguda: “Se están haciendo las cosas mal por parte de la Comisión Europea, 125 millones no alcanzarán para paliar todas las consecuencias que supone para el mercado de los productos afectados”. Desde su pun‐to de vista, apenas sirve para comenzar a retirar del merca‐do productos sobrantes, pero “no para afrontar el problema completo”. A su vez, el dirigente empresarial español se indignaba
con que “no se hayan previsto estas consecuencias” y que, una vez previstas, “no se hayan tomado medidas adecuadas: Ya se están notando caídas de precios de hasta el 50% en comparación con la temporada pasada. (…) Si una decisión política nos pone en jaque, una decisión política también lo debería resolver, o con nuevos mercados o con más presu‐puesto. (…) Vamos a ver cómo evoluciona, pero si no hay so‐luciones rápido saldremos a las calles”, amenazaba (RT 20/8). El tono de las críticas aumentó aún más cuando comenza‐
ron a circular primero las versiones y luego las comitivas de países latinoamericanos, entre ellos la Argentina, dispuestos a ofrecer a Rusia los productos que no podrán ingresar pro‐venientes de la UE. Al menos una docena de funcionarios de la UE ‘visitaron’ la cancillería argentina para quejarse por la misión comercial a Moscú encabezada por los ministros de Industria (Giorgi) y de Agricultura (Casamiquela) (informa‐ción publicada en RT 25/8). Con todo, sobre el final de mes, la UE volvía a reunirse y
anunciaba nuevas sanciones comerciales a Rusia, aunque no se precisó aún cuáles. Se conformó sí una comisión para analizar en qué sectores se podrían aplicar (información pu‐blicada en LN 31/8).
8 Frente a frente
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Alemania se resiste a usar la palanca La situación entonces no puede ser peor. A los trágicos
números de las principales economías europeas, se suman ahora las consecuencias de acompañar a EE.UU. en su políti‐ca de sanción económica a Rusia. Frente a todo ello, el mes de agosto fue de una gran puja
entre Alemania y el resto de los países de la zona Euro por obligar o no al Banco Central Europeo (BCE) a profundizar la política de apalancamiento, emulando a su par estadouni‐dense, la FED. Ya el BCE había llevado las tasas al mínimo índice de
0,15%, e incluso lanzado tasas negativas para los depósitos de un día en sus arcas, buscando con ello estimular el depó‐sito en la banca privada y el crédito consecuente. El Bundesbank, banco central alemán y principal fuente
de recursos del BCE, que se resistió a ello hasta donde pudo (lógicamente, porque Alemania se niega a pagar los platos rotos del resto de los países europeos, empujándolos a la austeridad y a las reformas estructurales que terminen de desguazar el Estado de Bienestar), ahora intenta resistir en la nueva trinchera: la compra masiva de bonos mediante la emisión de euros, tal como lo hizo la FED con el dólar en los últimos años. Las presiones de parte del capital anglo‐estadounidense al
respecto son constantes, buscando que las reservas germa‐nas apalanquen el consumo europeo, para ver si entre todos logran poner en marcha la economía global. Por supuesto, cuando la burbuja estalle, se verá quienes ganan y quienes quedan al margen del nuevo ciclo económico. Alemania pre‐fiere, por ahora, y a pesar de los claros signos de recesión en su continente y hasta en su propia casa, mantener bajo con‐trol dichas fronteras sin exponerse a una disputa que sabe que lo hará realizar un enorme esfuerzo con grandes pérdi‐das, ni qué decir de intentar controlarla. El BCE cuenta en su cartera con bonos por apenas el 8%
del PBI de los países miembro. Su par de Inglaterra, un 25%, el de Japón un 52% y la FED un 26% respectivamente. Son precisamente esos países los que le piden ahora a Alemania que juegue su papel y que suelte la soga del BCE para que la Eurozona también apalanque comprando bonos mediante la emisión masiva (es decir, desvalorizando su moneda y por lo tanto su peso en la economía global). Alemania, como diji‐mos, por ahora logra resistir (información publicada en el diario financiero estadounidense Wall Street Journal, repro‐ducido localmente en LN 4/8 y en TE 23/8). Por ello, el presidente del BCE, el italiano Mario Draghi,
hizo malabares en sus declaraciones pos reunión mensual, para explicar que se mantendrían las tasas en 0,15, pero que no se implementaría todavía ningún paquete de estímulo, pese a que la esperada recuperación europea se encuentra,
según sus propias palabras, “débil, frágil y desigual” (LN 10/8).
La burbuja y su permanente bamboleo Mientras tanto, como dijimos, el peligro de que la burbuja
financiera estalle crece mes a mes, sin que nadie sepa con precisión cuándo ni donde explotará, aunque lo hará de forma irremediable. Hemos explicado en reiteradas oportunidades que la bur‐
buja es, en realidad, plétora de capital, capital sobrante que no encuentra dónde reproducirse en la economía real, ya abarrotada de productos que no encuentran mercado, lan‐zado hacia la especulación. Se trata de bonos y diversos ti‐pos de papeles especulativos que están allí rondando per‐manentemente, buscando cómo insertarse en la producción para lograr tomar una parte del valor producido y retirarse rápidamente hacia sus nidos financieros. Por ello, en la medida en que los bancos centrales de los
principales países incrementan la inyección de dinero bus‐cando con ello reactivar la aliacaída economía global, estos fondos toman esos dineros y lo utilizan para realizar transacciones especultativas y obtener ganancias que no pueden salir de otro lado que no sea de lo único que genera incremento real del valor, es decir, de la riqueza socialmen‐te producida: la producción de bienes y servicios. En cuanto amenazan con cerrar el grifo de la inyección de dinero, se retiran las inversiones de los lugares más riesgosos, corrien‐do, como explicamos más arriba, hacia los países centrales. ¿Cómo estuvo la plétora en agosto? Miles de millones se
han estado invirtiendo en los últimos meses en los denomi‐nados mercados ‘emergentes’, e inclusive en los países de mayor riesgo, los llamados ‘mercados de frontera’ (la Argen‐tina se encuentra en este último grupo). En lo que va del año, los ‘mercados de frontera’ han cre‐
cido, en lo que a ingreso de capitales de grandes fondos de inversión refiere (o sea, especulativos) un 19%, mientras que los emergentes lo hicieron en un 6%. Según explica Kemal Ahmed, gerente de portafolio y jefe
de inversiones de frontera en Investec Asset Management, un fondo que administra 123 mil millones alrededor del mundo, “hay un intento casi desesperado por parte de los inversionistas de conseguir las ganancias que han obtenido otros en mercados emergentes en la última década (y) un deseo auténtico de creer que pueden obtener rendimientos de entre 13% y 15%”. De acuerdo al matutino neoyorquino Wall Street Journal,
“el problema para muchos inversionistas es que las oportu‐nidades en mercados de frontera son pocas y la competencia es feroz. La participación de capital extranjero en muchas compañías en el índice ya alcanzó los límites impuestos por los gobiernos. (…) La capitalización de mercado de todas las empresas incluidas en el Índice de Mercados de Frontera
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MSCI ronda los US$109.000 millones, según MSCI, frente a US$4 billones (millones de millones) en el índice de mercados emergentes. Dado el tamaño de los mercados, algunos in‐versionistas temen una repentina fuga de capitales. Ante una liquidez limitada, una ola de ventas rápidas podría de‐rribar a los mercados de frontera, señalan” (Wall Street Journal, reproducido en LN 7/8). El peligro es permanente. Recordemos, sin ir más lejos, la
corrida especulativa durante el mes de enero del presente año que afectó seriamente la economía de nuestro país, luego de que la FED comenzara a reducir la inyección de di‐nero en los mercados de capitales. Sin embargo, según deja ver el Wall Street Journal, los
fondos de inversión andan de compras por los países emer‐gentes e incluso por los de frontera, como el nuestro. Al menos hasta el próximo aviso de la FED, que como vimos más arriba sería recién, como mínimo, en marzo de 2015, cuando este organismo planea comenzar a subir la tasa de referencia. Pero los fondos especulativos no son los únicos que inflan
la burbuja. Las empresas están haciendo también lo propio. Según el semanario financiero londinense The Economist, “los mercados bursátiles han desafiado a la gravedad. Los bancos centrales recortaron las tasas de interés (e introduje‐ron la flexibilización cuantitativa) por temor a que la econo‐mía sea débil; la economía ha sido realmente débil. Pero las ganancias han sido fuertes. (…) El principal factor ha sido un aumento en los márgenes; las ventas por acción son apenas más altas que las de hace seis años. El pobre rendimiento de los salarios reales ha mantenido bajos los costos. Pero otro factor ha sido el uso por parte de las empresas de dinero ex‐tra para volver a comprar sus acciones. Esto hace que las ganancias por acción aumenten más rápido. Empresas esta‐dounidenses anunciaron recompras por valor de $ 671 000 000 000 el año pasado, o alrededor de 3,9% del PIB, y se han hecho planes para casi 300 millones de dólares este año, se‐gún TrimTabs, un servicio de datos. Eso es más de cuatro ve‐ces el dinero colocado en fondos de capital por parte de in‐versores minoristas e institucionales. ”Como una serpiente que se muerde la cola, el sector em‐
presarial está absorbiendo su propio patrimonio. Cuánto tiempo puede continuar esto es una incógnita. El año pico para recompra de acciones fue de 2007, justo antes de la cri‐sis de la deuda. Eso no es un gran augurio” (TE 16/8, traduc‐ción propia). Las grandes empresas han estado utilizando el dinero in‐
yectado por la FED a tasa nula para comprar sus propias ac‐ciones. El precio de las acciones sube, la burbuja crece, la empresa parece tener más ganancia, pero vende la misma cantidad de cosas que antes. El crecimiento es ficticio. Es un como sí. Pero los libros cierran bien, el crédito sigue llegan‐do, y la rueda sigue girando… hasta que la burbuja estalle.
Vimos el sector de fondos de inversión, y también el em‐presarial. Podríamos adentrarnos a espiar un poco en el sec‐tor bancario. Durante agosto se conoció que el Credite Suis‐se está salpicado con el escándalo del portugués Banco Espírito Santo S.A., ya analizado el mes pasado. La novedad estuvo entonces en que el principal banco de Suiza (capital mundial del sistema bancario planetario), sabiendo de los problemas contables que tenía el Santo Espírito y de su in‐capacidad para pagar sus deudas, ofreció paquetes de ac‐ciones en paraísos fiscales a los pequeños y medianos clien‐tes del banco portugués, sólo que no les avisó que lo que les estaba vendiendo era, precisamente, deuda incobrable del propio banco Santo Espírito. Sencillamente, una lisa y llana estafa. El banco portugués tuvo que ser desmantelado y una parte de su cartera fue rescatada por el propio gobierno lu‐sitano (información publicada en Wall Street Journal, repro‐ducida en LN 18/8). Mientras tanto, también durante agosto, el Bank Of Amé‐
rica (BOF, el segundo banco más grande de los EE.UU.) anunciaba un acuerdo judicial por el cual pagará nada me‐nos que 16.650 millones de dólares de multa por haber ven‐dido, antes de la crisis de 2007, bonos hipotecarios ‘basura’, es decir, incobrables (información publicada en DW 21/8). Sin despeinarse, el director ejecutivo del BOF, Brian Mo‐
ynihan, afirmaba en un comunicado: “Creemos que este acuerdo, que soluciona significativas exposiciones pendien‐tes relacionadas con activos hipotecarios, es el mejor para los intereses de los accionistas y nos permite continuar enfo‐cados en el futuro”. O sea, en seguir haciendo negocios. Si la multa asciende a tamaña cifra, pensemos en lo que deben ser los márgenes de ganancias obtenidos con las estafas rea‐lizadas por estos grandes bancos estadounidenses, que ofrecieron créditos hipotecarios a personas que no estaban en condiciones de devolverlos, y luego les vendieron bonos con dichas deudas a terceros sin avisarles del riesgo que im‐plicaba semejante operación. Ya el JP Morgan Chase (el banco más grande de ese país)
había ‘arreglado’ por 13 mil millones de dólares, mientras que el Citigroup lo hizo por otros 7 mil millones. En los cálculos de los bancos sobre los paquetes de bonos
que ofrecen se encuentran ya contabilizadas, por supuesto, las posibles pérdidas por multas futuras de este tipo. Mien‐tras, la burbuja sigue creciendo. Precisamente, el mercado inmobiliario es uno de los más
sensibles al respecto, porque gran parte de ese dinero in‐yectado artificialmente busca activos seguros, y los bienes raíces resultan atrayentes en tal sentido. Eso hace, obvia‐mente, que a mayor demanda, los precios de los bienes in‐mobiliarios crezcan en forma desmesurada. De acuerdo al semanario británico The Economist, “los precios de las casas suecas se han triplicado desde 1996 y la deuda de los hoga‐
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res ha alcanzado 174% de los ingresos después de haber pa‐gado los impuestos. Se habla, naturalmente, de una burbuja. ”No es sólo Suecia: en junio el FMI instó a los políticos a
hacer más para frenar los precios de la vivienda en todo el mundo, señalando que las valoraciones parecían altas en muchos países. En mayo, el Banco Central Europeo destacó altísimos precios en Bélgica, Finlandia y Francia; el Moody de julio, una agencia de calificación, dijo que Gran Bretaña mostró signos de una nueva burbuja inmobiliaria. La ten‐dencia es aún más notable teniendo en cuenta que muchas de esas economías no se han recuperado totalmente de la crisis financiera y están creciendo débilmente, si es que es‐tán creciendo” (TE 30/8, traducción propia). Nuevamente, se están brindando créditos hipotecarios a
mansalva, porque hay dinero barato para ofrecer por parte de los bancos. Pero éstos, en cuanto empiecen a observar signos de incobrabilidad, se desprenderán de los mismos, colocándolos a inversores que busquen ganancias rápidas y abultadas. Será ese quizá el comienzo del estallido de esta nueva
burbuja.
La sombra de los BRICS, cada vez más agigantada Es en estas condiciones –con sus economías estancadas
cuando no ya contrayéndose, con la plétora de capital agi‐gantada por las políticas de apalancamiento de los principa‐les bancos centrales, con la burbuja financiera moviéndose de aquí para allá al borde de un nuevo estallido y el conse‐cuente agravamiento quién sabe hasta dónde de la crisis económica actual– que las principales potencias intentan seguir convenciendo al mundo de que las relaciones capita‐listas de producción son el único destino posible para la humanidad, y que su poder continúa siendo hegemónico. Enfrente, luego de la caída de la Unión Soviética y del
campo socialista, la vida ha colocado en la última década nada menos que a los países BRICS, con Rusia y China a la cabeza, que cuentan con Brasil en tanto pata latinoamerica‐na, y que han realizado, como hemos analizado el mes pa‐sado, una alianza de carácter geopolítico y económico estra‐tégica fundamentalmente con los países miembros de la UNASUR y la CELAC, encabezados en el terreno político‐ideológico por la imbatible Cuba y la insurgente Venezuela. El rol jugado por nuestro país en dicha disputa –luego de
que el desarrollo de su deuda externa y el fallo de los de‐nominados fondos buitre lo colocara de frente a las reglas de juego del capital financiero internacional– se ha acrecen‐tado casi involuntariamente, llegando a plantearse encabe‐zar la discusión en el G77 más China para impulsar el debate en el seno de las propias Naciones Unidas (ONU) sobre la regulación de los mercados de capitales a escala planetaria y
las pautas de reestructuración de deuda soberana de ahora en más. No entraremos a analizar esto aquí, porque lo desmenu‐
zaremos en nuestro cuarto artículo de la presente publica‐ción. Pero no podíamos dejar de mencionar el hecho, por‐que más allá de contarnos como protagonistas, será, seguramente, tema de la agenda mundial en los próximos meses. Mientras tanto, como decíamos, frente a las grandes po‐
tencias occidentales, Rusia y China se ven obligadas, además de a defenderse de los ataques, a apresurar soluciones por la positiva, tendiendo redes hacia el conjunto de las nacio‐nes y los pueblos del planeta que sufren diariamente los pa‐decimientos del capital en su fase actual. Este mes fue el turno de Rusia, por eso nos detendremos
en la respuesta de dicho país a las sanciones económicas implementadas por las potencias occidentales, buscando amedrentar al gigante euroasiático, quien decidió afianzar viejos lazos y recurrir también a nuevos mercados. Con Irán, Rusia firmó un acuerdo comprometiéndose a
suministrarle equipamiento y bienes de consumo y a parti‐cipar en la construcción y reparación de plantas energéticas a cambio de petróleo, por los próximos cinco años. El acuer‐do tiene inmediatas consecuencias sobre las sanciones que EE.UU. le aplica desde hace años al país persa en materia de exportación petrolera, como reprimenda por su programa nuclear (información publicada en RT 5/8). En cuanto a la importación de productos agrícolas, Rusia
comenzó rondas de conversaciones con Chile, la Argentina, Ecuador y Brasil para reemplazar sus tradicionales mercados (EE.UU., Canadá, Australia, Japón y la Unión Europea), ahora cerrados por las sanciones. Para tener una idea de la magni‐tud de tal comercio, recordemos que durante 2013 Rusia importó alimentos por 43 mil millones de dólares (informa‐ción publicada en DW 6/8). También Egipto aparece como posible abastecedor ruso
en materia de alimentos. Tras reunirse con su par egipcio Al Sisi, el presidente ruso Vladimir Putin anunció que su país podría incrementar hasta un 30% las compras a Egipto en la materia. A su vez, el presidente egipcio le propuso que la in‐dustria de su país participe activamente en la construcción del nuevo Canal de Suez (información publicada en RT 12/8). Enterado de la noticia, el ministro de Economía turco,
Nihat Zeybekci se mostró también dispuesto a continuar e incrementar la exportación de productos agrícolas a Rusia, siempre y cuando este país “lo demande” (información pu‐blicada en RT 17/8). En lo que respecta al transporte aéreo, Rusia planea
prohibir a las aerolíneas de los países agresores volar sobre Siberia, lo que implicaría un importante aumento del tiempo de vuelo, elevando a su vez los costos de estas aerolíneas,
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respecto a sus pares asiáticas (información publicada en RT 6/8). En materia aeroespacial, Rusia se prepara para reempla‐
zar las compras provenientes de EE.UU. y Europa. El gigante euroasiático firmó un convenio con China para que éste le garantice el suministro de componentes electrónicos reque‐ridos para el normal funcionamiento de sus equipos durante dos años y medio, hasta tanto logre reemplazarlos con pro‐duccion propia (información publicada en RT 6/8). También en materia bancaria Rusia planea apelar a China.
Al menos en lo que refiere a las tarjetas de crédito persona‐les, luego de que Visa y Mastercard se sumaran a las sancio‐nes contra algunos funcionarios y empresarios rusos. La idea será reemplazar el uso de esas tarjetas dentro de Rusia por el de su par chino UnionPay, que ya es la mayor emisora de tarjetas de crédito en el mundo (información publicada en RT 16/8). De China, basta mencionar en esta oportunidad que, fren‐
te al estancamiento de las potencias occidentales, obtuvo un crecimiento industrial en julio de 9 puntos porcentuales (0,2% menos que el mes anterior). En lo que va del año, el promedio de crecimiento industrial es de 8,8%. El contraste es abismal.
Entre el desastre y las ideas justas La pérdida de hegemonía de EE.UU. y sus alianzas trans‐
atlánticas es a todas luces evidente. El propio Alan Greens‐pan, ex jefe de la FED, opinaba al respecto: “La Reserva Fe‐deral recurrió a medidas extraordinarias para estimular la economía y ahora intenta normalizar la política monetaria. El problema es que no sabemos todas las consecuencias. Hemos ido muy lejos y nadie sabe cómo arreglarlo. (…) La disminución de la estimulación no equivale a su cese, y la ba‐lanza de la FRS sigue creciendo. Cortar la balanza será un puro experimento de la Reserva Federal, y será difícil reali‐zarlo sin consecuencias”. Y en cuanto al papel de la moneda estadounidense en el mundo, Grenspan afirmaba: “Si la si‐tuación fiscal en EE.UU. no cambia, el dólar perderá su esta‐tuto, lo queramos o no” (RT 31/7). El debilitamiento de la economía y la incapacidad de regir
los destinos del planeta se hace evidente hasta para el pro‐pio ex presidente del Banco Central de la gran potencia. Frente a ello, el premio nobel en Economía y asesor de
grandes fondos de inversión y de la propia Casa Blanca, Nouriel Roubini, advertía apuntando a la alianza BRICS: “¿Cuáles son los objetivos del Kremlin a largo plazo? (…) En cierta ocasión, Putin dijo que el desplome de la Unión Sovié‐tica fue la mayor catástrofe del siglo XX. Así, su objetivo a largo plazo ha sido el de reconstruirla de alguna forma, tal vez como una unión supranacional de Estados miembros como la Unión Europea.
”Ese objetivo no es sorprendente: decadente o no, Rusia siempre se ha considerado a sí misma una gran potencia que debía estar rodeada de Estados‐tapón. En la época de los za‐res, la Rusia imperial extendió sus dominios con el tiempo. Con los bolcheviques, Rusia construyó la Unión Soviética y una esfera de influencia que abarcaba gran parte de la Eu‐ropa central y oriental y ahora, con el régimen igualmente autocrático de Putin, Rusia se propone crear, con el tiempo, una vasta Unión Eurasiática (UEA). ”Si bien la UEA sólo es aún una unión aduanera, la expe‐
riencia de la Unión Europea indica que una zona de libre co‐mercio lograda propicia con el tiempo una mayor integra‐ción económica, monetaria y más adelante política. El objetivo de Rusia no es el de crear otro Tratado de Libre Co‐mercio de América del Norte, sino otra UE, en la que el Kremlin cuente con todas las palancas de poder. El plan ha quedado claro: comenzar con una unión aduanera –inicialmente Rusia, Belarús y Kazakhstán– y añadir a la ma‐yoría de las antiguas repúblicas soviéticas. De hecho, Arme‐nia y Kirguistán están en ello. ”Una vez establecida una amplia unión aduanera, los
vínculos comerciales, financieros y de inversión dentro de ella aumentan hasta el punto de que sus miembros estabili‐zan sus tipos de cambio respectivos. Luego, tal vez un par de decenios después de la unión aduanera, sus miembros exa‐minan la posibilidad de crear una unión monetaria con una divisa común (¿el rublo eurasiático?) que se pueda utilizar como unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor. ”Como demuestra la experiencia de la zona del euro, el
mantenimiento de una unión monetaria requiere una unión bancaria, fiscal y económica completa y, una vez que los miembros ceden sus soberanía sobre los asuntos fiscales, bancarios y económicos, necesita con el tiempo una unión política parcial para garantizar la legitimidad democrática. ”Los acontecimientos recientes debilitaron más las faccio‐
nes de Rusia pro Occidente y orientadas al mercado, y han fortalecido a las facciones nacionalistas y de capitalismo de Estado. Rusia y sus socios Brics (Brasil, India, China y Sudá‐frica) crearon un banco de desarrollo que hará de substituto del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Las revelaciones de la vigilancia electrónica por parte de Estados Unidos pueden mover a Rusia –y a otros Estados no libera‐les– a limitar el acceso a la red Internet y a crear sus propias redes de datos de control nacional. Se habla incluso de la creación por parte de Rusia y China de un sistema interna‐cional de pagos. ”La creación de una UEA completa, que se desvincule de
ciertos lazos con Occidente puede ser una quimera. Pero Pu‐tin es ambicioso y, como otros autócratas de naciones del Asia central, puede permanecer en el poder durante varios decenios. Y, guste o no, incluso una Rusia sin éxito en la ma‐
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nufactura y las industrias del futuro, seguirá siendo líder como exportadora de productos básicos. ”Las potencias revisionistas como Rusia, China e Irán pa‐
recen dispuestas a enfrentarse al orden político y económico que los Estados Unidos y Occidente construyeron tras el des‐plome de la Unión Soviética. Pero ahora Rusia avanza para recrear un imperio y una esfera de influencia. ”Lamentablemente, las sanciones que Occidente impone a
Rusia, aunque necesarias, pueden reforzar la convicción en‐tre Putin y sus asesores de que el futuro de Rusia no estriba en Occidente, sino en un proyecto de integración separado en el Este. Barack Obama dice que no es el comienzo de una nueva guerra fría; las tendencias actuales podrían indicar pronto otra cosa” (LN 10/8). Las definiciones del profesor de economía de la Universi‐
dad de Nueva York, y uno de los más influyentes gurúes económicos y políticos en el mundo de los altos negocios, no dejan lugar a dudas. O EE.UU. y sus socios van contra Ru‐sia, o este junto a China y los BRICS disputarán la hegemonía sobre Europa y, con ello, sobre el conjunto del planeta. Se está al borde, sino adentro ya, de una nueva guerra ¿fría? Hay mucho para proteger. De acuerdo con un estudio rea‐
lizado sobre las 200 mayores empresas trasnacionales lista‐das en el Forbes Global 2000, dividiéndolas en 25 sectores de la producción, se pudo observar que las empresas esta‐dounidenses tienen la mayor participación en beneficios en nada menos que 18 de las 25 ramas. El dominio es aboluto particularmente en la frontera tecnológica: 84% en hardwa‐re y software para computadoras, 89% en salud y equipos sanitarios, 53% en farmacétuticas y biotecnología, 66% en servicios financieros (a pesar de haber estado en el corazón de la crisis subprime de 2007), etc. Según concluye el autor del estudio, “a despecho de casi siete décadas de incremen‐to de la competencia global y del auge de vastas regiones del mundo (sobre todo, el Este asiático), las empresas trans‐nacionales norteamericanas siguen dominando la cúspide del capitalismo global”. El estudio avanza luego sobre la propiedad de los capita‐
les trasnacionales, demostrando que de las 100 mayores empresas trasnacionales a nivel global, “en promedio, más del 85% de sus acciones y participaciones tienen titularidad norteamericana” (MS 17/8). El poder del capital estadounidense expandido por el pla‐
neta resulta abismal. Sin embargo, sin condiciones políticas para ejercerlo, puede convertirse en una verdadera pesadi‐lla, como venimos observando en nuestro análisis. Así lo señala el propio Fidel Castro, quien en su ‘reflexión’
del último día del mes de agosto advierte sobre la inminen‐cia del colapso económico y sobre la urgencia de las tareas para construir un nuevo orden mundial: “La sociedad mun‐dial no conoce tregua en los últimos años, particularmente desde que la Comunidad Económica Europea, bajo la direc‐
ción férrea e incondicional de Estados Unidos, consideró que había llegado la hora de ajustar cuentas con lo que restaba de dos grandes naciones que, inspiradas en las ideas de Marx, habían llevado a cabo la proeza de poner fin al orden colonial e imperialista impuesto al mundo por Europa y Es‐tados Unidos. (…) ”La mayor proeza del nuevo Estado fue crear una Unión
capaz de agrupar sus recursos y compartir su tecnología con gran número de naciones débiles y menos desarrolladas, víc‐timas inevitables de la explotación colonial. ¿Sería o no con‐veniente en el mundo actual una verdadera sociedad de na‐ciones que respetara los derechos, creencias, cultura, tecnologías y recursos de lugares asequibles del planeta que a tantos seres humanos les gusta visitar y conocer? ¿Y no se‐ría mucho más justo que todas las personas que hoy, en fracciones de segundo se comunican de un extremo a otro del planeta, vean en los demás un amigo o un hermano y no un enemigo dispuesto a exterminarlo con los medios que ha sido capaz de crear el conocimiento humano? (…) ”Cuando la URSS se desintegró y desapareció también el
Campo Socialista, seguimos resistiendo, y juntos, el Estado y el pueblo revolucionarios, proseguimos nuestra marcha in‐dependiente. ”No deseo, sin embargo, dramatizar esta modesta histo‐
ria. Prefiero más bien recalcar que la política del imperio es tan dramáticamente ridícula que no tardará mucho en pasar al basurero de la historia. El imperio de Adolfo Hitler, inspi‐rado en la codicia, pasó a la historia sin más gloria que el aliento aportado a los gobiernos burgueses y agresivos de la OTAN, que los convierte en el hazmerreír de Europa y el mundo, con su euro, que al igual que el dólar, no tardará en convertirse en papel mojado, llamado a depender del yuan y también de los rublos, ante la pujante economía china estre‐chamente unida al enorme potencial económico y técnico de Rusia. (…) ”¿No sería preferible luchar por producir más alimentos y
productos industriales, construir hospitales y escuelas para los miles de millones de seres humanos que los necesitan de‐sesperadamente, promover el arte y la cultura, luchar contra enfermedades masivas que llevan a la muerte a más de la mitad de los enfermos, a trabajadores de la salud o tecnólo‐gos que según se vislumbra, podrían finalmente eliminar en‐fermedades como el cáncer, el ébola, el paludismo, el den‐gue, la chikungunya, la diabetes y otras que afectan las funciones vitales de los seres humanos? ”Si hoy resulta posible prolongar la vida, la salud y el
tiempo útil de las personas, si es perfectamente posible pla‐nificar el desarrollo de la población en virtud de la producti‐vidad creciente, la cultura y desarrollo de los valores huma‐nos ¿Qué esperan para hacerlo? “Triunfarán las ideas justas o triunfará el desastre” (CD
31/8).
Las cruentas formas del capital
Relatos Salvajes Con la espalda contra la pared
es más fácil tirar la piña. Los asesinos nunca amagan,
no doy un peso por esta calma... no doy un peso. Primavera negra.
(Los Caballeros de la Quema)
La incapacidad objetiva para realizarse que padece el im‐perialismo en sus diversas formas y, como consecuencia, la inmediata descarga de la crisis sobre los sectores subalter‐nos y periféricos de la estructura social y económica mun‐dial, junto a la imposibilidad para organizar detrás de sus in‐tereses a las diferentes fuerzas productivas que pugnan por reproducirse, hace que necesite de un chivo expiatorio, que funcione como responsable y culpable del caos global que generó. A los grupos más concentrados de la economía mundial
fabricarse un oponente, bajo la forma de amenaza mundial, le garantizaría algún grado de supervivencia en el anárquico ordenamiento mundial en el que navega producto de las ac‐ciones, cada días más irracionales, que propone desde las relaciones sociales capitalistas basadas en el consumo irres‐tricto de la producción que controla, como venimos deta‐llando, de manera cada vez más concentrada, en forma de mercancías, valores de vida o sentimientos. En el mes de julio asistimos a la solidificación de Brasil,
Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) como bloque mundial con la fundación institucional de un Banco de crédito, un Banco de desarrollo y otro de reserva energética, que tienen como desafío darle cause de progreso, integración y com‐plementariedad a los sectores de la producción mundial más castigados y excluidos de las formas capitalistas de produc‐ción, expresados hasta aquí en los estados Nación cimenta‐dos post pacto de Bretton Woods, y que emergen bajo nue‐vas formas económico‐sociales por crear. Los hechos de Fortaleza, ciudad del norte brasilero, estu‐
vieron precedidos en el mes de junio por la cumbre del Gru‐po de los 77 más China (G‐77+ China), que se realizó en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, con la presencia de 133 naciones, y declaró abiertamente su lucha contra las formas de reproducción imperialistas y propuso, basada en el camino que transita el bloque ALBA, la refundación del orden mundial como analizábamos acabadamente en la pu‐blicación de nuestra revista el mes de julio. Como ya sabemos, la concentración de los medios de pro‐
ducción mundial en cada vez menos propietarios, lo que po‐dría expresarse en las 147 corporaciones que acumulan más del 40% de la riqueza planetaria, choca de frente con la cada vez más social producción global. Podríamos afirmar que el tren que se da de bruces con los dueños de las estaciones y terminales ferroviarias tiene como locomotoras de tracción a Rusia y China.
La transición hacia un nuevo orden mundial entre el desastroso caos en el que se encuentra sumergida gran par‐te de la población mundial como consecuencia de lo que el capitalismo puede proponer y los intentos de nuevas formas económicas sociales impulsadas, estructuralmente, por las economías abroqueladas en los BRICS, que cuentan como núcleo de fuerza central a rusos y chinos junto a los anillos que los rodean sintetizadas en el G‐77 + China, es entonces la disputa que se muestra cada días más nítidamente. Ante el agotamiento físico del tiempo de trabajo a distri‐
buir, o sea la riqueza por repartir, bajo las formas imperialis‐tas de realización, la necesidad de eliminar fuerzas producti‐vas que compitan en el mercado mundial y la necesidad de encontrar, fuera de los centros de producción global, a los responsables del desastre humanitario que soporta la pobla‐ción mundial, las expresiones del capital que comandan los gobiernos de EE.UU., la UE y sus organismos institucionales, por caso la OTAN, se dispusieron férreamente durante agos‐to a entorpecer de forma inmediata, por la incapacidad que padecen más que por acción de negación y superación, la concreción de lo acordado en Fortaleza, que contiene como esencia los postulados de Santa Cruz de la Sierra: la supera‐ción del imperialismo, como forma de relación global, bajo la egida transicional del socialismo, con Cuba y el ALBA como estandartes. Las acciones desesperadas y descarnadas que utilizaron
estos núcleos de poder del capital para incriminar a Rusia, especialmente, y a China hablan a las claras de la descompo‐sición que viven estas fuerzas. Claro está que en su putre‐facción infectan todo lo que habitan y rodean, es decir, la mayoría del planeta, salvo honrosas excepciones. La catego‐ría de desastre humanitario la encontramos en la totalidad de los hechos que organizaron el mundo un mes después que lo ordenaran los encuentros del G77 y los BRICS. Los descarnados propósitos de militarización del este eu‐
ropeo con el accionar directo de la OTAN sobre tierra ucra‐niana esconden el objetivo burdo de atacar a Rusia. La san‐guinaria invasión de Israel y su posterior retirada de la Franja de Gaza, con la consecuente masacre de la población civil palestina, la expansión del EI como fuerza terrorista deses‐tabilizadora de la región de Irak y Siria, lo que permite el despliegue de los sectores del capital ligados a la industria armamentística, junto al entorpecimiento de los acuerdos de no proliferación nuclear subscriptos por la nación persa de Irán, en Ginebra a principios de año, son los pretextos pa‐
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ra tener un Medio Oriente bajo control bélico y con él el mayor paso de crudo del mundo, el estrecho de Ormuz, Irán, amenazado por la mira infrarroja de la gran burguesía impe‐rial. Por la desesperación de evitar el despliegue y desarrollo
chino, acción que vemos cotidianamente minando la región del Pacífico sur, el continente de África paso a ser parte del teatro de operaciones con la expansión del virus del ébola que funciona como excusa para desplegar fuerzas represivas en las naciones africanas, lo que las retrotrae a la vieja cate‐goría de colonias en las que el desarrollo de la revolución in‐dustrial las supo convertir. Por último, el más temerario de los escenarios en donde
el capital confronta con las nuevas estructuras que pugnan por que otro mundo sea posible: tras el asesinato de dos ciudadanos negros a manos de la policía norteamericana del estado de Missouri se suscitaron una cantidad de manifesta‐ciones que culminaron con hechos represivos por parte de la Guardia Federal. Estos hechos nos muestran, seguramente, una de las principales formas que toma la lucha de clases en el corazón del capital, luego de siglos de segregación racial y opresión a las poblaciones afrodescendientes y latinas. Sin dudas, la batalla mediática que se libra por narrar la
realidad, la real o la virtual según quien la cuente, no es una confrontación menor en esta guerra de a pedazos a la cual está sometida la humanidad. Como nos tiene acostumbrado el matutino porteño La Nación, ligado desde su fundación en el año 1870 a los intereses de los grandes dueños de la ar‐gentina agro‐exportadora, aliada incondicional del capital fi‐nanciero internacional, esta vez publicó a uno de los colum‐nistas estrella de las multinacionales que se desvive por explicar la irracionalidad de los intereses que defiende. En la sección El Mundo del día 25 de agosto, Thomas Friedman, desde Nueva York, nos advertiría que: “Llegó la hora de pe‐lear por el mundo del orden”, claro que para el escriba son ellos los ordenados. Pero veamos. Dice el intelectual a sueldo de la gran burguesía mundial:
“Estados Unidos está inundado de chicos refugiados de los países hundidos de América Central. Los esfuerzos por con‐tener el mayor brote de Ébola está extenuando a los gobier‐nos de África Occidental. Los jihadistas han enclavado un sanguinario califato dentro de Irak y Siria. Tras haber deglu‐tido Crimea, Rusia sigue mordisqueando pedacitos de Ucra‐nia. Es como si el mundo del desorden se expandiera contra el mundo del orden. No es imaginación. Son hechos susten‐tados por una lamentable lógica”.Nada de lo que describe Friedman parece tener correlación entre sí. Todo es explica‐do por partes. Lo coincidente con nuestro análisis es que los ejes ordenadores son los mismos. La diferencia radica en que el entendimiento del desorden, para el norteamericano, está en que las partes, que son expresiones no causas, son quienes producen una desorganización que es necesaria or‐denar. Desorientado y asustado por la precipitación de los hechos muestra la incapacidad de la burguesía para organi‐
zar aquellas partes que ya no puede sentar a la mesa de la reproducción económica. “Están convergiendo –sigue Friedman‐ tres grandes ten‐
dencias. La primera es el creciente número de los ‘no libres’, en palabras de uno de mis maestros, Dov Seidman. Son los millones de personas que ‘tienen garantizada cierta clase de libertad, pero que se siguen sintiendo no libres porque ahora son conscientes de que no tienen la clase de libertad que más importa’. ”Ser libre ‘para’ es la libertad de vivir tu vida, decir lo que
pensás, fundar tu propio partido, construir tu empresa, votar por cualquier candidato, buscar la felicidad, y ser vos mismo, más allá de tu orientación sexual, política o religiosa. ‘Pre‐servar y habilitar todas esas libertades’, dice Seidman, ‘re‐quiere del tipo de leyes, reglas, normas, instituciones y con‐fianza mutua que sólo se pueden edificarse sobre valores compartidos y por gente convencida de estar en una misma travesía común hacia el progreso y la prosperidad’. ”Esas instituciones y sistemas legales cimentados en valo‐
res con justamente lo que muchas sociedades no han logra‐do construir después de derrocar a sus autócratas. Por eso, aún hoy el mundo puede dividirse en tres tipos de espacios: los países que Seidman llama ‘de orden sustentable’, o basa‐dos en valores compartidos, instituciones estables y consen‐sos políticos; países donde el orden es impuesto con mano de hierro, desde arriba hacia abajo, o es sostenido con dinero del petróleo, o una combinación de ambas cosas, pero sin verdaderas instituciones y valores compartidos, y finalmente las grandes extensiones del desorden, como Irak, Siria, Amé‐rica Central y porciones cada vez más grandes de África Cen‐tral y del Norte, donde no hay ni mano de hierro desde arriba ni valores compartidos desde abajo que puedan seguir con‐teniendo la desintegración del Estado. El mayor desafío que enfrenta hoy el mundo del orden es colaborar para contener esos vacíos y llenarlos de orden (…). Pero frenar y reducir el mundo del desorden es una tarea enorme, precisamente porque implica ayudar a construir una nación, labor que ex‐cede la capacidad de cualquier país. Lo que nos conduce a la segunda y perturbadora tendencia actual: lo débil y desarti‐culado que está hoy el mundo del orden. La Unión Europea está sumida en la recesión económica y el desempleo. China se porta como si estuviese en otro planeta, satisfecha de ser la llanera solitaria del sistema internacional. Y Putin está cumpliendo una especie de fantasía zarista paranoide en Ucrania, mientras el mundo jihadista del desorden avanza. ”Y si agregamos la tercera tendencia, ahí sí que nos termi‐
namos de preocupar: Estados Unidos es el parante maestro que sostiene la carpa entera del mundo del orden. Pero nuestra incapacidad para acordar políticas que garanticen nuestra vitalidad económica a largo plazo es la definición misma de la miopía. ”Durante la Guerra Fría, se enfrentaron dos visiones de or‐
den. Ambos bandos pertenecían al mundo del orden, y lo único que teníamos que hacer nosotros, desde Occidente,
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era hacer lo necesario para frenar al Oriente/comunismo. Hoy es diferente. Hoy, es el mundo del orden versus el mun‐do del desorden, y ese desorden sólo puede ser frenado si los países del mundo del orden colaboran entre sí y ayudan a los pueblos en desorden a construir su libertad ‘para’. Pero ‘construir’ es mucho más difícil que ‘frenar’. Es hora de de‐jarnos de perder el tiempo dentro de casa como si el mundo siguiera siendo el mismo viejo mundo de siempre, y más vale que nuestros aliados reales y tácitos también se vayan des‐pertando. Preservar y expandir el mundo del orden susten‐table es el desafío de liderazgo de nuestros tiempos” (LN 25/8). Lo que las potencias económicas y militares de un mundo
de 7.000 millones de habitantes, donde 1.000 millones pa‐san hambre, no logran ocultar es que las 147 multinaciona‐les que deciden los destinos de la humanidad, donde preva‐lece el capital financiero sobre toda la economía, dominan pero no pueden “ordenar”, tal cual exige Friedman. Puertas adentro de los países centrales, es el desfinanciamiento de los presupuestos públicos, por caso el Medicard en los EE.UU., o la suba en los años necesarios para jubilarse en Francia, en pos de los intereses de las transnacionales, lo que ahorca cotidianamente a la población sobrante que allí habita, y que por sus necesidades se ve cada vez más obli‐gada a “desordenar” el status quo. Esto son los migrantes, los afroamericanos, las grandes mayorías a las que Friedman llama “las minorías” que rompen las cadenas, cada vez más débiles, a las que la lógica del capital las tenía atadas. En el Viejo Continente ve desvanecer la infinidad de pro‐
gramas asistenciales, solidarios y de estímulo a las produc‐ciones locales que permitieron amortiguar los crecientes es‐tándares de desigualdad. La alternancia de partidos socialdemócratas y conservadores fue funcional a la crecien‐te privatización y concentración económica de sectores donde antes había una presencia activa del sector público, como la seguridad social, la vivienda, la salud, la educación y los medios de comunicación audiovisual. Las multinacionales diversificadas lograron consolidarse en Europa occidental desde la década del ’80 y luego expandirse a la Europa oriental en los ’90 tras la caída del Muro de Berlín y la implo‐sión de la Unión Soviética. Muchos de los conflictos produ‐cidos por migración de las ex colonias africanas y de Asia oriental se mantuvieron contenidos por la relativa bonanza de la economía del euro. En un artículo escrito por el periodista Eduardo Anguita en
el semanario Miradas al Sur a mediados de agosto, el autor de La Voluntad cita al analista internacional Carlos Gabbeta, quien asegura que: “El rol de Foxconn, principal fabricante de los productos Apple, que a fines de 2011 decidió el reem‐plazo de miles de trabajadores por un batallón de un millón de robots a ser adquiridos en tres años en procura de dismi‐nuir los costos laborales. En ese momento, la dotación de Foxconn en todo el planeta era de 1.200.000 trabajadores.En enero de 2012, Ferry Gou, presidente de esa empresa, dio
una entrevista a Now News, un medio de Taiwán. En ellas di‐jo: ‘Foxconn tiene una fuerza de trabajo de más de un millón de personas en todo el mundo. Los seres humanos también son animales y gerenciar un millón de animales da menos dolores de cabeza’. Algunos medios denunciaron las declara‐ciones de Gou por lo cual el departamento de comunicación de la empresa sacó rápido un comunicado (textualmente): ‘Pedimos disculpas a quien se sienta ofendido’” (MS 17/8). El textual del Ceo de Apple es tan descarnado como ex‐
presión del tiempo real que vivimos como humanidad. La pregunta para el escriba del gran capital es: ¿cómo lograrán ordenar a los millones que tienen que dejar afuera? ¿Guerra es la respuesta? Por lo pronto, desastre humanitario, en sus diversas formas, parece ser la propuesta.
África mía En los últimos años la geopolítica mundial viene dando
cuenta de un reposicionamiento de las fuerzas productivas globales. En esta realidad del mundo en transición la inje‐rencia de la República Popular China es central. Puertas adentro del gigante asiático, se manifiesta centralmente transformando vastos sectores del campesinado (comuni‐dades que en gran medida se reproducen de forma autosub‐sistente, siendo propietarias de hecho de la tierra y de las herramientas con que producen sus alimentos, vestidos, vi‐viendas, etc.) en trabajadores urbanos (asalariados), con la consiguiente mejora de la calidad de sus vidas. Tan impor‐tante como esta modificación estructural al interior de sus fronteras es la relación de cooperación y desarrollo equitati‐vo que la política exterior propone desde la egida del Partido Comunista Chino, quien centraliza las decisiones en esta ma‐teria desde Pekín. La cercanía geográfica y la milenaria relación comercial
con el continente negro, la historia semejante de someti‐miento colonial, la necesidad de contar con recursos natura‐les, esencialmente minerales, para continuar el despliegue de sus industrias, y seguramente su postura ideológica, son todos elementos centrales que hicieron que los chinos fija‐ran en el continente africano un objetivo claro en las rela‐ciones de complementariedad que despliega como cabeza de transición. Por tal motivo, no debe sorprendernos que el escenario
bélico, empujado objetivamente por las fuerzas más concen‐tradas del gran capital, tomase forma en las tierras donde se cita la cuna de la humanidad. No es noticia, lamentablemente, que las tierras africanas
son un vademécum del desastre humanitario en la que su‐mergió la civilización capitalista a la humanidad. Disputas por el control de los recursos naturales bajo las formas de guerras tribales que pugnan por vendérselas a las multina‐cionales de orígen estadounidense o europeo, hambrunas de las poblaciones que no gozan de los beneficios de esa re‐partija, un sinfín de reacomodamiento de fronteras, gobier‐nos y nacionalidades como forma de las luchas fratricidas
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funcionales a los gobiernos de los países centrales imperia‐listas, controlados por las multinacionales de mayor peso en la economía, son algunas de las manifestaciones de la des‐composición reinante. La dependencia económica desde Trípoli, capital de la nor‐
teña y dinamitada Libia, hasta la surafricana Ciudad del Ca‐bo, pasando por la balcanizada Somalia al este y la infectada Liberia al oeste, habla a las claras de cómo el continente ocupó el rol de subalterno en las relaciones capitalistas. El avance en la industrialización del mundo reservó para
África el lugar de abastecedor de recursos estratégicos para el funcionamiento de los medios de producción global. Pe‐tróleo, minerales, piedras precisas, puertos y navegabilidad en dos océanos vitales para el comercio mundial fueron par‐tes de los intereses que hizo que la gran burguesía se repar‐tiese los diferentes estados nación del continente negro en la medida que se repartía estas riquezas. El grado de subor‐dinación de los núcleos centrales de la producción a las eco‐nomías periféricas del entramado imperialista tomo históri‐camente en este continente su forma más descarnada. Sin lugar a dudas la influencia europea y estadounidense,
y la imposición de sus formas de vida sufre un descredito también en las tierras de los antepasados (cada vez más le‐janos) de Barack Obama. Este resquebrajamiento en los nú‐cleos de poder da lugar a nuevas formas de injerencia glo‐bal, con los desafío de no caer en la imposición de las mismas relaciones con diferentes mandatarios. Esto es lo que permite a China jugar el papel que juega en la región. Este papel crucial es lo que obliga a las trasnacionales en el poder de los estados nación centrales a impedir ese grado de complementariedad entre China y el continente africano. Las minas sembradas ahí son contra los BRICS y contra los avances geopolíticos de las relaciones propuestas por el pueblo unificado por Mao Tsé‐tung a partir de 1947 bajo una idea: el comunismo.
El jardinero fiel Ante la crisis de hegemonía en la que navega el capital
más concentrado, su capacidad de conducir se torna tor‐mentosa para los sectores periféricos a él. La forma que to‐mó en África el último mes fue el despliegue del virus del ébola. Las firmas farmacéuticas que desarrollan un fármaco paliativo para combatir el mal que azota a la población más empobrecida del globo reportan su investigación a Fort De‐trick, un enclave del Departamento de Defensa norteameri‐cano acusado de desarrollar armas biológicas. La medicina al servicio del poder, claro está. El semanario porteño Miradas al Sur, consignaría el domingo 17 de agosto que: “Oficial‐mente, los directivos de la Organización Mundial de la Salud debaten la posibilidad de utilizar en África Occidental un medicamento experimental, un fármaco antiviral denomina‐do ZMapp, que habría dados resultados positivos en Estados Unidos en hombres infectados con el virus. Pero, el subtexto no escrito en ningún zócalo televisivo es otro. De acuerdo
con varias investigaciones periodísticas que estudian el oscu‐ro vínculo del Pentágono con ciertos avances medicinales, los gigantes farmacéuticos, como la firma Mapp Biopharma‐ceutica o la empresa canadiense Tekmira Pharmaceuticals, que trabajan en patentar la píldora mágica contra el ébola, lejos de ser filántropos humanitarios, podrían monopolizar un negocio multimillonario y, en el peor de los casos, desa‐rrollar un arma biológica letal. Puede sonar a teoría conspi‐rativa pero fue un dato de la realidad, y no una ocurrencia de la serie Helix, que un vicepresidente como el halcón Dick Cheney aprovechara la crisis sanitaria disparada por la gripe A en el año 2008 para vender el patentamiento del antiviral Tamiflu, tan eficaz como un placebo, a la multinacional suiza Roche.” (MS 17/8). El virus del Ébola ya no es, solamente, una problemática que aqueja al sistema de salud público africano. Comenzado el mes, los directivos de la OMS decla‐raron el máximo alerta estipulado en su protocolo y decreta‐ron una emergencia mundial sanitaria. Así, la cúpula de la OMS comenzó a discutir esta semana
en Ginebra la posibilidad de utilizar un fármaco experimen‐tal, denominado ZMapp, que supuestamente salvó la vida de dos norteamericanos, integrantes de una ONG con trabajo territorial en Guinea, que fueron repatriados a Estados Uni‐dos cuando los síntomas del ébola comenzaron a derribar su sistema inmunológico. “Sabemos que la medicina les fue administrada a dos norteamericanos que contrajeron la en‐fermedad aquí y, por lo tanto, sería bienvenida su envío a nuestra patria”, rogó la jefa de Estado de Liberia Ellen Joh‐son‐Sirleaf. (MS 17/8). El pedido es música para los oídos de los sectores del capital expresados en la industria farmacéu‐tica de los EE.UU., ligados mayoritariamente al partido Re‐publicano, quienes necesitan recuperar posiciones geopolíti‐cas en África, donde la presencia china creció exponencialmente en los últimos años, como decíamos an‐teriormente. Recapitulando, un holding farmacéutico ligado al Pentá‐
gono tendría la capacidad necesaria para desarrollar un an‐tiviral eficaz contra el ébola. “Pero, según especialistas en la complicidad del complejo militar industrial norteamericano con el desarrollo de armas biológicas, la conclusión podría ser otra: la cura del virus también puede ser decodificado como su control para reutilizarlo en la infección de poblacio‐nes localizadas en territorios enemigos”. (MS 17/8). El auxilio de China a África durante el brote de ébola sub‐
raya la determinación del país para ayudar al pueblo afri‐cano a combatir la epidemia. El diario oficial del gobierno chino informaría el 13 de agosto que: “Preocupada profun‐damente por la propagación del mortal virus, ha enviado ex‐pertos de control de enfermedades a tres naciones africanas afectadas por el ébola: Guinea, Liberia y Sierra Leona. Ésta es la primera vez que China ofrece ayuda a otros países en la forma de envío de equipos de expertos de emergencia de sa‐lud pública” (XH 13/8). Un avión chino con suministros de ayuda de emergencia, incluidos ropa de protección, desin‐
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fectantes, detectores de temperatura y medicamentos, fue enviado a Guinea. En esta materia la actitud oriental no es nueva. Para ayu‐
dar a África a combatir la malaria, que se había propagado, China ayudó con la construcción de 30 hospitales y 30 cen‐tros de prevención y control de esa enfermedad. También ofreció 800 millones de yuanes (alrededor de 130 millones de dólares) en equipo médico y suministros, como medica‐mentos contra la malaria, y capacitó a más de 3.000 trabaja‐dores médicos. Por otro lado, actualmente existen 43 equi‐pos médicos chinos en 42 países africanos, y una cantidad creciente de equipos están siendo enviados a áreas remotas en África al año para ofrecer programas para capacitar a va‐rios tipos de personal calificado en el continente.Desde el brote de la epidemia del ébola, los miembros de los equipos médicos chinos se han mantenido en sus posiciones y conti‐núan ofreciendo tratamiento a los pacientes infectados con el virus. A diferencia de la decisión de la diplomacia norte‐americana que decidió hacer regresar de la zona a tres mé‐dicos estadounidenses que contrajeron la enfermedad en la región. Los facultativos fueron rápidamente tratados y sana‐dos en EE.UU. (Toda la información consignada en XH 13/8). Otra de las manifestaciones de los principios de comple‐
mentariedad y desarrollo mutuo que encarna el pueblo de Mao se mostró en el anuncio que hizo la empresa oriental China Railway Construction quien concluyó la construcción de una importante línea ferroviaria en Angola que será puesta en operación este año. El ferrocarril Benguela, de 1.344 kilómetros, es la segunda línea ferroviaria más larga construida por una empresa china en el extranjero. La línea conecta el puerto de Lobito, en el océano Atlántico, con la ciudad oriental fronteriza de Luau, y más allá con la red fe‐rroviaria de la República Democrática del Congo. El ferroca‐rril, con 67 estaciones, cuenta con una velocidad diseñada de 90 kilómetros por hora, y la inversión total es de 1.830 millones de dólares, según fuentes de la compañía china. El proyecto empleó unos 100.000 trabajadores locales durante su construcción y ha formado a más de 10.000 técnicos loca‐les. La línea ferroviaria ofrece acceso a la parte interior del país africano y cuando se ponga en operación completa será capaz de transportar anualmente 20 millones de toneladas de carga y cuatro millones de pasajeros, según los informes publicados previamente. La esencia en las diferentes maneras de interpretar la
realidad y qué se requiere como actitud de los dos poderes en pugna la sintetizaría la columna de opinión del editorialis‐ta chino Hua Yiwen de la agencia de noticias oficial del país oriental. Dice el analista: “China no sólo ha aprovechado la oportunidad estratégica, sino también ha hecho grandes contribuciones al mundo, y sobre todo, los otros países han aprovechado el desarrollo chino. En primer lugar, China está fuera de grandes problemas. La estabilidad y el desarrollo de un país con 1,300 millones de personas deberían ser el evan‐gelio del mundo (…). En segundo lugar, China ha promovido
la economía de muchos países, que se han convertido en un motor importante de la economía mundial. Tercero, en vez de abogar por el derrocamiento del sistema internacional existente, o provocar conflictos, China sostiene la reforma gradual del orden. Finalmente, China proporciona un núme‐ro cada vez mayor de bienes públicos internacionales. Son obviamente injustas las críticas de que China disfruta de los beneficios prácticos del orden mundial existente, pero re‐nuncia a compartir la responsabilidad. ”En el mundo posterior a la Guerra Fría, con una súper
fuerza, Estados Unidos ha establecido las normas interna‐cionales para hacer frente a los conflictos regionales. Su pa‐pel en los asuntos internacionales ha sido controversial y po‐lémico, lo cual no quiere decir que su función no valga nada, sino que su política y estrategia exterior con mucha frecuen‐cia causan caos en vez de resolverlo. En este marco, a veces China también ha estado involucrada y tiene que encargarse del caos dejado por Estados Unidos. En los últimos 30 años, las relaciones de China con el mundo, incluida la relación con Estados Unidos, son esencialmente de beneficio mutuo y cooperación. No deberían decir que una parte se aprovecha de la otra. ”El desarrollo de China es inseparable del mundo y al mis‐
mo tiempo beneficioso para el mundo. China integra al mundo a un nivel muy profundo y también deja un impacto profundo” (XH 13/8). Disputa contrahegemónica en todas las líneas, frente al
capital en su momento de mayor descomposición, irraciona‐lidad y consecuente agresividad. Búsqueda permanente (sin prisa, pero sin pausa) de la positivización de las posibilidades de resolver los problemas planteados en la actualidad.
Petróleo Sangriento Como analizáramos anteriormente el ataque desesperado
de los sectores más concentrados de la economía busca, ya deliberadamente, evitar el despliegue de los BRICS como fuerza capaz de hegemonizar la organización de las fuerzas productivas en todo el planeta. Los atacados tienen nombre y apellido. Veamos un momento de ese atropello de los ca‐pitales a la soberanía y autodeterminación de los pueblos. El mes de agosto comenzaría con la firma de un acuerdo
de suministro petróleo iraní a Rusia lo que permitirá a am‐bos países reducir el impacto de las sanciones occidentales. El memorando de entendimiento para cinco años prevé una ampliación significante de la cooperación económica mutua. Prevé el suministro a Irán de equipamiento y bienes de con‐sumo rusos a cambio de petróleo iraní. “El Ministerio de Energía de Rusia informó que empresas rusas participarán en proyectos de construcción y reparación de instalaciones de energía eléctrica en Irán, y asimismo proporcionarán a la República Islámica maquinaria, equipos y bienes de consumo producidos en Rusia” (RT 5/8). A cambio de ello, Irán planea entregar al gigante euro‐asiático su petróleo, cuya venta ac‐
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tualmente está prohibida por el embargo impuesto por Oc‐cidente. Claro está que esto supondría un debilitamiento de los
efectos de las sanciones de Occidente y una reducción de la presión sobre Teherán en el marco de las negociaciones en curso, en Ginebra, del Grupo 5+1 sobre el programa nuclear de Irán. Y una muestra más de las 147 corporaciones mun‐diales de sostener sus imposiciones de mercado a quienes ya no logra subordinar. En este marco queda claro que los ataques contra el país
persa tenían un objetivo oculto. En la reconfiguración de las fuerzas globales, imponer sanciones a Irán no era más que enfocar los misiles hacia Moscú. En la última cumbre de la OTAN miembros apoyados por EE.UU., como los países bál‐ticos y Polonia, han propuesto que la declaración final espe‐cifique que el escudo antimisiles está orientado contra Rusia (RT 24/8). Según la revista alemana “Der Spiegel”, los auto‐res de la propuesta piden añadirla en el documento que ac‐tualmente solo menciona a Oriente Medio como posible fuente de amenazas para Europa. Sin embargo, la mayoría de los países miembros de la OTAN, encabezados por Ale‐mania, se pronunciaron en contra de la medida "porque no hay que provocar innecesariamente a Moscú”. Más allá de los hechos que cotidianamente desgarran la
región, que produce y por donde circula la mayor parte del crudo del mundo, el papel y las declaraciones de dos figuras mundiales son, a nuestro entender, la mayor prueba de la operatoria descarnada de los grupos de poder por hacerse de cada vez más recursos estratégicos que les permita seguir reproduciéndose de forma ampliada. “El fracaso a la hora de ayudar a construir una fuerza de
combate creíble con los autores de las protestas contra el presidente sirio, Bashar al Assad, (…) dejó un gran vacío que los yihadistas ahora han llenado”,(RT 10/8) afirmó Hillary Clinton, exsecretaria de Estado de EE.UU. durante la primera Administración del presidente Obama, en una entrevista concedida a la revista 'The Atlantic'. “En este tipo de conflic‐tos son los hombres duros y armados los que tienen más po‐sibilidades de convertirse en los principales actores de una transición, y no aquellos que solo hablan desde el exterior”, afirmó la exsecretaria del Departamento de Estado en refe‐rencia a “un grupo de sirios que pretendieron erigirse como la oposición política en el exilio” mientras los insurgentes "luchaban y morían" en el país.”(RT 10/8). Toda una declara‐ción de principios. La puja entre capitales por anexar los diferentes mercados
locales a sus necesidades hace que las facciones que pelean entre sí utilicen las mismas herramientas para garantizarse éxitos. Clinton es presentada como una demócrata progre‐sista defensora de las libertades individuales y de los dere‐chos civiles. Pero a la hora de representar los intereses de los sectores de la producción que la respaldan nada de esto le queda.
El accionar sobre Siria requería, para estos intereses, un cambio de mandos al frente del gobierno árabe. Tras la opo‐sición de Rusia y China, vía Consejo de Seguridad de la ONU, de militarizar el país y atacarlo abiertamente, la opción fue armar la insurgencia. A su gusto, estos carecían de la deter‐minación y rudeza necesaria de resolver lo que hay que re‐solver. Consecuencia: avanzó la otra facción del capital en pugna. ¿Cómo? Veamos. El día 18 del mes anterior, el portal de noticias moscovita
RT revelaría con la autoría del politólogo francés Thierry Meyssanen un informe del lado más oculto de la política en EE.UU. En el mismo se corre el velo acerca del papel del se‐nador John McCain durante el inicio de la primavera árabe, así como su relación con una milicia del Estado Islámico. El periodista y activista político francés señala que tuvo acceso hace más de tres años a un informe donde se indicaba que el 4 de febrero de 2011 la OTAN organizó en El Cairo una reunión presidida por McCain para iniciar la primavera árabe en Libia y Siria. Semanas más tarde, el senador republicano viajó al Líbano
y, entre otros asuntos, encargó la supervisión de la introduc‐ción de armas en Siria. Sin embargo, el politólogo señala que uno de los encuentros clave de McCain durante ese viaje tu‐vo lugar en Siria en mayo de 2013, saliendo a la luz pública cuando el político ya había regresado a EE.UU. En las imáge‐nes publicadas tras la reunión, el senador aparecía junto a SalimIdris (miembro del Ejército Libre de Siria) e Ibrahim bin Awadbin Ibrahim al Badri (actual califa del Estado Islámico). Precisamente este último ha sido descrito por la revista 'Ti‐me' y el periódico 'Le Monde' como el “hombre más peligro‐so del mundo” o el “nuevo Osama bin Laden”, respectiva‐mente. Un mes antes de su encuentro con McCain, Ibrahim al‐
Badri, había creado el Estado Islámico en Irak y el Levante siendo todavía miembro de lo que Washington consideraba como la parte 'moderada' del Ejército Libre de Siria. “En el terreno no había ninguna diferencia entre el Ejército Libre Si‐rio, el Frente al Nusra o el Estado Islámico. Todas esas orga‐nizaciones se componen de los mismos individuos y estos cambian constantemente de bandera”, (RT 18/8), asevera el periodista francés. El Estado Islámico representa “una nueva etapa en mate‐
ria de mercenarismo”, subraya el autor del artículo. La crea‐ción de un califato con fronteras determinadas hace virar la forma de lucha que planteaba Al‐queda quien se mostraba como un blanco móvil y oculto. EE.UU. está tratando de di‐vidir Irak en tres estados por lo cual actualmente busca al‐canzar ese objetivo utilizando al grupo yihadista, que consti‐tuye “un actor no estatal”, no se ataca un estado, Siria por caso, se ataca al terrorismo. Obvio quien se oponga será acusado de terrorista por más que signifique que bombar‐deen su territorio. Es dable pensar que el objetivo de los ataques aéreos so‐
bre Irak, según Meyssan, no es destruir el Estado Islámico,
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“sino garantizar que los diferentes actores no se salgan del territorio que se les ha sido asignado (...). En todo caso, los bombardeos son, por el momento, puramente simbólicos y solo han destruido unos cuantos vehículos”, afirma. Un detalle sobre el republicano McCain, en nombre de la
'democracia', preparó el fallido golpe de Estado contra el ex presidente Hugo Chávez en Venezuela, la destitución del presidente Jean‐Bertrand Aristide en Haití y, recientemente, el derrocamiento del presidente ucraniano, Víktor Yanuko‐vich, todo ello desde una ONG con demostrado vínculo con la CIA y que cuenta con presupuesto estatal aprobado por el Congreso estadounidense. Más allá de la controversial figura del supuesto opositor a
Obama, los intereses que confrontan en las filas del capital con el despliegue del EI controlan siete campos petroleros y dos refinerías en el norte de Irak, así como seis campos pe‐troleros y dos refinerías en Siria. Se trata de instalaciones con una capacidad productiva de entre 30.000 y 80.000 ba‐rriles de crudo por día. Según expertos, a través de intermediarios en Turquía y
Siria, los militantes venden esos barriles a entre 25 y 60 dó‐lares en el mercado negro (el precio internacional supera los 100 dólares por barril) y obtienen la módica suma de dos mi‐llones de dólares diarios. Aparte de los recursos petrolíferos, la elaborada economía de guerra de EI tiene otros tentácu‐los recaudadores, varios de los cuales fueron revelados por el diario británico The Guardian, que tuvo acceso a 160 me‐morias USB que le fueron confiscadas a un líder de EI por el ejército iraquí. Según consta en esos archivos, los jihadistas recaudan mi‐
llones con extorsiones, principalmente a minorías religiosas a cambio de su protección; el contrabando de armas; el co‐bro de peajes en las rutas que controlan; el pago de rescates de secuestros; la venta de materiales de fábricas desmante‐ladas; la recaudación de todo tipo de impuestos; el tráfico de obras arqueológicas de sitios sagrados... y la lista sigue. (Toda la información consignada en LN 31/8). El gran salto, sin embargo, llegó con la captura relámpago
de Mosul, la segunda ciudad de Irak, en junio pasado. Los is‐lamistas saquearon entonces la sucursal del Banco Central y se hicieron con más de 400 millones de dólares en efectivo. ¿Qué campaña presidencial financiara esa suma de dinero? Quizás esta pregunta no tenga respuesta pública a dife‐
rencia de una que realizase la prensa mundial al papa Fran‐cisco en el avión de regreso de su gira por Corea del Sur. Di‐ce el periodista: “Como sabe, las fuerzas militares de EE.UU. hace poco comenzaron a bombardear a los terroristas en Irak. Para prevenir un genocidio, para proteger el futuro de las minorías ‐pienso también en los católicos bajo su guía‐. ¿Aprueba usted este bombardeo norteamericano?”. Res‐ponde Francisco: “‐Gracias por la pregunta tan clara. En es‐tos casos, donde hay una agresión injusta, solamente puedo decir que es lícito parar al agresor injusto. Subrayo el verbo: parar. No digo bombardear, hacer la guerra... Parar. Los
medios con los que se puede parar deberán ser evaluados. Parar al agresor injusto es lícito, pero debemos tener memo‐ria también. ¿Cuántas veces, con esta excusa de parar al agresor injusto, las potencias se han apoderado de los pue‐blos y han hecho una verdadera guerra de conquista? Una sola nación no puede juzgar cómo se para a un agresor injus‐to. Después de la Segunda Guerra Mundial surgió la idea de las Naciones Unidas. Ahí se debe discutir y decir: ‘¿Hay un agresor injusto? Parece que sí. ¿Cómo lo paramos?’. Sola‐mente eso, nada más. Segundo: las minorías. Gracias por la palabra. Porque a mí me hablan de ‘cristianos, pobres cris‐tianos’. Es verdad, sufren. ¿Hay mártires? Sí, hay mártires. Pero aquí lo que hay son hombres y mujeres. Minorías reli‐giosas, no todos cristianos. Y todos son iguales delante de Dios. Parar al agresor injusto es un derecho que tiene la hu‐manidad, pero también es un derecho que tiene el agresor: ser parado para que no haga el mal.” (LN 19/8). Paradójicamente, este mismo matutino, órgano de prensa
de los intereses oligárquicos en el país, titulaba en su tapa “Avaló el Papa una intervención en Irak: ´Es lícito para el agresor´”, dando a entender claramente que la máxima figu‐ra de la Iglesia católica a escala planetaria, el argentino Jorge Bergoglio, avalaba así el ataque unilateral estadounidense y sus aliados de la OTAN, contradiciendo las palabras del pro‐pio pontífice publicadas en el reportaje reproducido al inte‐rior del mismo diario.
Un oso rojo Pocos defensores de los intereses del capital financiero in‐
ternacional como los que derraman su tinta en las páginas del diario La Nación. El profesor en Economía de la Universi‐dad de Nueva York, Nouriel Roubini, es uno de los más jugo‐sos. Como venimos mostrando, la creciente conflictitividad global tiene sus fundamentos en la necesidad de los mayo‐res controladores de los medios de producción en destruir fuerzas productivas que se le opongan en su necesidad de expropiar cada vez más riquezas a la totalidad de la civiliza‐ción. La traducción narrativa de esto es la necesidad de mos‐trarle al mundo un causante externo, a estos núcleos de po‐der, en hechos que, como son presentados, no se corresponden con la realidad. Para las dificultades del capitalismo nada mejor que un
enemigo comunista que explique lo inexplicable. Para un oc‐cidental flemático nada mejor que un ex agente de la KGB formado en las filas del marxismo‐leninismo que conspire contra el orden mundial. Para Roubini nada mejor que Vla‐dimir Putin como instigador de un plan macabro. “El conflicto en Ucrania entre el gobierno, apoyado por
Occidente, y los separatistas respaldados por Rusia, ha he‐cho que se centrara la atención en una cuestión fundamen‐tal: ¿cuáles son los objetivos del Kremlin a largo plazo? Aun‐que en lo inmediato del presidente de Rusia, Vladimir Putin, se limitó a recuperar el control de Crimea y conservar alguna
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influencia en los asuntos ucranianos, su ambición a largo aliento es mucho más atrevida. ”El objetivo de Rusia no es el de crear otro Tratado de Li‐
bre Comercio de América del Norte, sino otra UE, en la que el Kremlin cuente con todas las palancas de poder. El plan ha quedado claro: comenzar con una unión aduanera ‐inicialmente Rusia, Belarús y Kazakhstán‐ y añadir a la ma‐yoría de las antiguas repúblicas soviéticas. De hecho, Arme‐nia y Kirguistán están en ello. ”Una vez establecida una amplia unión aduanera, los
vínculos comerciales, financieros y de inversión dentro de ella aumentan hasta el punto de que sus miembros estabili‐zan sus tipos de cambio respectivos. Luego, tal vez un par de decenios después de la unión aduanera, sus miembros exa‐minan la posibilidad de crear una unión monetaria con una divisa común (¿el rublo eurasiático?) que se pueda utilizar como unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor. ”Los acontecimientos recientes debilitaron más las faccio‐
nes de Rusia pro Occidente y orientadas al mercado, y han fortalecido a las facciones nacionalistas y de capitalismo de Estado. Rusia y sus socios Brics (Brasil, India, China y Sudáfri‐ca) crearon un banco de desarrollo que hará de substituto del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. ”Las potencias revisionistas como Rusia, China y e Irán pa‐
recen dispuestas a enfrentarse al orden político y económico que los Estados Unidos y Occidente construyeron tras el des‐plome de la Unión Soviética. Pero ahora Rusia avanza para recrear un imperio y una esfera de influencia” (LN10/8). Has‐ta aquí la construcción, casi ficcional, de una de las plumas maestras del capital. Pero veamos que sucedió en la reali‐dad. Los hechos que acontecen en Ucrania desde fines del año
pasado comenzaron el mes con una serie de aseveraciones que ponen de manifiesto la imposibilidad de culpabilizar a Rusia de la desestabilización que padece el Este europeo. Al mismo tiempo la institucionalidad de la gran burguesía, en este caso la OTAN, se ve obligada a crear un clima que em‐puje a la guerra abierta contra Moscú. El portal ruso RT informaría el primer día del mes de agos‐
to que “la ONU confirma que Rusia no tiene culpa de la esca‐lada del conflicto en Ucrania” (RT1/8) En una conferencia de prensa la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, NaviPillay, afirmó sobre que no existen pruebas contundentes sobre el suministro de armas de Rusia a las autodefensas. No solo la adversidad de sus propios organismos institu‐
cionales padece el capital sino que las fuerzas bélicas en el terreno de combate no parecen ser tan fuertes como la si‐tuación lo requiere. Vastos informes dan cuenta sobre que el Ejército ucraniano está dividido internamente y abocado a la desintegración, es incapaz de actuar en la zona de conflic‐to en el este.La operación militar ucraniana en las regiones de Donetsk y Lugansk, que Kiev llama 'operación antiterro‐rista', está protagonizada por unos 25.000 hombres no ads‐
critos al Ejército regular. Entre ellos hay miembros de la po‐licía, servicio de seguridad nacional, voluntarios –incluidas unidades militarizadas del partido político y militar Sector Derecho, que están financiados con los recursos de oligarcas ucranianos– y mercenarios. La cifra contrasta con el reduci‐do número de militares regulares que participan en la ope‐ración: sólo 3.000 soldados. En consecuencia, la operación militar de facto no la lleva a cabo el Ejército, sino represen‐tantes de otras organizaciones muy bien armados. Lo que llevase a sentenciar a mediados de mes a los editorialistas del portal alemán Deuche Welss que “el ucraniano es un ejército desmoralizado”. Un total de 568 soldados ucranianos ha muerto desde el
inicio de la operación militar del gobierno en contra de los insurgentes pro independentistas en las regiones orientales hace casi cuatro meses. De acuerdo con cálculos de la ONU, el conflicto ha causado la muerte a más de 1.500 personas y heridas a por lo menos 4.390. (XH 12/8). Las derrotas que padecen las fuerzas representantes del
capital parecen no solo caer en el campo de batalla sino también en la de las ideas. Luego de producido el derribo del avión de Malasia Airline y los intentos de culpabilizar a Rusia por ello, el profesor de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Ámsterdam, Cees J. Hamelink, sintetizaría un sentimiento creciente en la pequeña burguesía europea. El catedrático manifestaría que: “Por favor, acepte nuestras disculpas en nombre de un gran número de personas de aquí, de los Países Bajos, por nuestro Gobierno y nuestros medios de comunicación. Los hechos relacionados con el MH17 se manipulan para difamarle a usted y a su país”, es‐cribe Hamelink en una carta abierta dirigida a los rusos en general, y al presidente Putin en particular, publicada en la web holandesa NEO Presse (RT 6/8). El profesor holandés asegura que la mayor parte de los
europeos está en contra de la vía político‐militar impuesta por la UE y EE.UU., pero los 'portavoces de los poderes fácti‐cos', los medios de comunicación controlados, siguen de‐monizando a Rusia. “Nos han salvado de un conflicto en Siria que podría desencadenar una nueva Guerra Mundial. La ma‐tanza masiva de civiles sirios inocentes con ataques con gas por parte de terroristas de Al Qaeda, entrenados y armados por los EE.UU. y pagados por Arabia Saudita, se atribuyeron a Assad. De esta manera, Occidente pretendía poner a la opinión pública en contra de Assad, preparando el terreno para un ataque contra Siria”, sentencia como confrontando con su colega estadounidense. Más allá de la retorica universitaria el eje de discusión si‐
gue siendo el mismo. Para la industria guerreristica del capi‐tal es importante controlar el este de Ucrania ante todo por el gas de esquisto, cuyo desarrollo está programado por las empresas occidentales. Están luchando para obtener reser‐vas de gas, según los datos procedentes de Alemania, de unos 5.578 millones de metros cúbicos. Se trata de las re‐servas de gas de esquisto de Yuzovsky, que se encuentran en
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la frontera de las regiones de Járkov y Donetsk. Sus recursos se estiman en más de 4 billones de metros cúbicos de gas. Un dato no menor en mayo de 2012, la empresa Shell ganó la competición por el derecho a explotar este yacimiento. Si de construcciones se trata el secretario general de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Anders Fogh Rasmussen, salió con los botines de punta asegurando “la alta probabilidad” de que Rusia lance una ofensiva mili‐tar contra Ucrania, en un intento por invadirla. (HTV 12/8). Tan evidentes como los intentos de generar un conflicto
abierto con Rusia por parte de los sectores más concentra‐dos de la economía es la posición de Moscú por no confron‐tar en ese terreno. Lo que no significa la negativa a mostrar musculo. Así lo haría el canciller ruso Lavrov al concluir que “la guerra está cerca de nuestras fronteras y Rusia tiene de‐recho a salvaguardar su seguridad” (RT18/8). La respuesta no se hizo esperar. La OTAN acordó, sobre fin
de mes, crear una fuerza militar de reacción rápida contra Rusia. Siete miembros de la OTAN formaran una división mi‐litar universal de 10.000 soldados capaz de un despliegue rápido en cualquier operación terrestre, naval o aérea. El ob‐jetivo de la unidad sería contener a Rusia, según 'Financial Times'. El Reino Unido asumiría el liderazgo de la nueva uni‐dad. Los demás países participantes son Dinamarca, Letonia, Estonia, Lituania, Noruega y Países Bajos, mientras Canadá expresó su intento de unirse a este bloque. (Toda la infor‐mación consignada en RT 30/8). Nada mejor que el propio atacado para responder acaba‐
damente al agresor. Dice Vladímir Putin: “La tragedia de la Primera Guerra Mundial nos recuerda a qué conduce la agresión y el egoísmo, el exceso de ambición de los jefes de Estado y las élites políticas, que prevalecen sobre el sentido común (….). En vez de preservar el continente más próspero del mundo, Europa, lo ponen en peligro (…). La humanidad debía haber aprendido y aceptado hace tiempo la verdad más importante: la violencia genera violencia y el camino hacia la paz y la prosperidad está en la buena voluntad y el diálogo, y el recuerdo de las lecciones de las guerras pasadas sobre quién las desató y para qué” (RT1/8). Según el presidente ruso la crisis en Ucrania debe enseñar
a todo el mundo, a Occidente incluido, a resolver los pro‐blemas pacíficamente. “Creo que [la situación en Ucrania] es una muy buena lección para todos nosotros, para acabar con esta tragedia lo antes posible, de manera pacífica y a través de negociaciones (...). El apoyo del golpe del estado, de la toma armada del poder, y de la represión de los que no es‐tán de acuerdo usando las fuerzas armadas… ¿Acaso son es‐tos los valores europeos actuales?” (RT 31/8). Y hablando de valores y de ideas justas…
Los hombres justos y sus ideas Como afirmamos los encuentros de Fortaleza y Santa Cruz
de la Sierra significan para la humanidad una hoja de ruta a seguir y profundizar en pos de salir de la debacle del capital.
Como hecho significante en este sentido, la participación de Lavrov en el encuentro de jóvenes de la CELAC y sus dichos sobre que “América Latina será uno de los pilares del nuevo orden mundial” (RT27/8) no hace más que postear en ese sentido. “Nuestros pasos colectivos en la escena internacional para
eliminar todos estos desafíos y amenazas los obstaculizan las intenciones de EE.UU., y de Occidente en general, de con‐servar su dominio en el mundo, una postura a la que se han acostumbrado durante varios cientos de años, y de retrasar artificialmente la realización de un mundo multipolar y poli‐central, que reflejan las tendencias objetivas del desarrollo mundial”, convocó a los jóvenes latinoamericanos. Esa es, sin dudas, la salida. La lámpara que ilumina el camino se muestra tal cual es,
inagotable. Reflexión tras reflexión postea profundo el tajo. Fidel Castro sentencia: “La sociedad mundial no conoce tre‐gua en los últimos años, particularmente desde que la Co‐munidad Económica Europea, bajo la dirección férrea e in‐condicional de Estados Unidos, consideró que había llegado la hora de ajustar cuentas con lo que restaba de dos grandes naciones que, inspiradas en las ideas de Marx, habían lleva‐do a cabo la proeza de poner fin al orden colonial e imperia‐lista impuesto al mundo por Europa y Estados Unidos. (…) No deseo, sin embargo, dramatizar esta modesta historia. Pre‐fiero más bien recalcar que la política del imperio es tan dramáticamente ridícula que no tardará mucho en pasar al basurero de la historia. El imperio de Adolfo Hitler, inspirado en la codicia, pasó a la historia sin más gloria que el aliento aportado a los gobiernos burgueses y agresivos de la OTAN, que los convierte en el hazmerreír de Europa y el mundo, con su euro, que al igual que el dólar, no tardará en convertirse en papel mojado, llamado a depender del yuan y también de los rublos, ante la pujante economía china estrechamente unida al enorme potencial económico y técnico de Rusia. (...) ¿No sería preferible, luchar por producir más alimentos y productos industriales, construir hospitales y escuelas para los miles de millones de seres humanos que los necesitan de‐sesperadamente, promover el arte y la cultura, luchar contra enfermedades masivas que llevan a la muerte a más de la mitad de los enfermos, a trabajadores de la salud o tecnólo‐gos que según se vislumbra, podrían finalmente eliminar en‐fermedades como el cáncer, el ébola, el paludismo, el den‐gue, la chikungunya, la diabetes y otras que afectan las funciones vitales de los seres humanos? (...) Si hoy resulta posible prolongar la vida, la salud y el tiempo útil de las per‐sonas, si es perfectamente posible planificar el desarrollo de la población en virtud de la productividad creciente, la cultu‐ra y desarrollo de los valores humanos ¿Qué esperan para hacerlo? Triunfarán las ideas justas o triunfará el desastre” (CD 31/8). Pasemos a ver entonces cómo va la cosa por nuestra Pa‐
tria Grande.
La disputa por el rumbo ideológico en el subcontinente
Latinoamérica y la necesidad de la transición Para no hacer de mi ícono pedazos,
para salvarme entre únicos e impares, para cederme un lugar en su parnaso,
para darme un rinconcito en sus altares. Me vienen a convidar a arrepentirme,
me vienen a convidar a que no pierda, mi vienen a convidar a indefinirme,
me vienen a convidar a tanta mierda. (Silvio Rodríguez)
A modo de introducción Como analizábamos en los artículos precedentes, la pro‐
fundidad de la crisis mundial va dejando en claro que esta‐mos ante una disyuntiva donde se juega el futuro de la hu‐manidad: o nos lleva puestos la irracionalidad de la competencia capitalista, que se acerca peligrosamente al lí‐mite de expandir los enfrentamientos en su versión militar‐nuclear a escala planetaria, o la mayoría de los pueblos del orbe, históricamente explotados por las minorías enriqueci‐das, logran entretejer una alternativa de transición, equili‐brando la correlación de fuerzas, en una primera instancia, e imponiendo la voluntad de su necesidad ordenadora y plani‐ficadora a todos los rincones del planeta a largo plazo. Irra‐cionalidad y caos o planificación y uso racional de los recur‐sos naturales y humanos para la producción y reproducción de la vida cotidiana, es allí el escenario donde se desarrollan actualmente los dramas de nuestra existencia. Así, como leíamos en las certeras palabras de Fidel Castro,
histórico líder de la Revolución cubana, podemos afirmar que el papel que le toca jugar a la región latinoamericana es cada día más principal, porque es quizás la única región del mundo actual donde se combina la no existencia de conflic‐tos bélicos interestatales con procesos políticos que inten‐tan, abiertamente, superar el patrón capitalista de produc‐ción, que es mucho más que un mecanismo económico de producción e intercambio de bienes materiales y de fuerzas laborales. Recordemos que el mes anterior habíamos analizado la
trascendencia que cobraba la Cumbre de los llamados BRICS
en nuestras tierras, más precisamente en Fortaleza, Brasil, donde además se celebraba un encuentro BRICS‐Unasur‐CELAC, reuniones de las potencias emergentes también con el Alba, con Cuba y Venezuela a la cabeza, y todo el mes de julio se coronaba con las giras regionales de los presidentes de las dos principales potencias alternativas al dominio an‐gloestadounidense: Rusia y China. Durante el mes de agosto, el mundo presenció aconteci‐
mientos bélicos que se desarrollaron –y lo siguen haciendo actualmente– principalmente en el Este europeo y en Medio Oriente, pero eso no impidió que las tensiones de la necesa‐ria transición siguiesen desarrollándose en nuestro subcon‐tinente. Así, durante este mes, los principales voceros de los grupos concentrados económicos de la región y el mundo dieron lata periodística intentando instalar la idea de que ‘el ciclo populista’, es decir, de los regímenes gubernamentales ‘nacional‐populares’, para englobar sus variadas manifesta‐ciones nacionales, está ‘terminado’, ‘estancado’, ‘en retro‐ceso’, etcétera. La esencia del problema, dicen dichos inte‐lectuales al servicio de los capitales más concentrados, radicaría en el fracaso de los modelos económico‐financieros que han impulsado desde hace 10‐15 años los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, del kirchnerismo en Argentina, del chavismo bolivariano en Ve‐nezuela, de Evo Morales y el Movimiento Al Socilismo (MAS) en Bolivia, etc. De este modo se quiere mostrar que ‘la gen‐te’, y especialmente cuando funjen de votantes, ya decidie‐ron ‘cambiar de rumbo’. Es decir, ante la proximidad de elecciones presidenciales varias en el subcontinente lati‐
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noamericano (Bolivia, Brasil y Uruguay en un par de meses; Argentina el próximo año), se ven obligados a construir es‐cenarios mediáticos que les permitan terminar con los pro‐cesos gubernamentales que no vienen pudiendo controlar. Tengamos en cuenta que dichas elecciones reunen al grueso de lo que hoy es el Mercosur, corazón económico‐comercial de Suramérica. Por ende, un verdadero cambio de rumbo político en estos países es central para intentar cualquier modificación en la correlación de fuerzas latinoamericanas. Recordemos también que la acechanza ‘recargada’ viene
desde hace un par de años ya, pero durante estos últimos meses se han redoblado los esfuerzos: hace exactamente un año, hubo revueltas populares y policiales en Brasil, sobre el fin del mismo 2013 sucedió de manera similar en Argentina, dos meses después estallaba la violencia callejera en Vene‐zuela, al tiempo que también había una pequeña subleva‐ción militar en Bolivia. Toda esa cadena de hechos no pue‐den ser analizados como fenómenos aislados ni casuales, sólo se entienden a la luz de los mecanismos de desestabili‐zación e injerencia que las principales potencias (con EE.UU. a la cabeza) y capitales concentrados ejecutan permanen‐temente sobre nuestras naciones. En este sentido, los inten‐tos de rebelión policial fueron superados en todos los casos, dando lugar a nuevas estrategias de ataque. En el mes de agosto, con la cercanía de procesos eleccionarios, y habien‐do fracasado en sus intentos de crear caos social con levan‐tamientos callejeros populares, las derechas autóctonas y sus empleadores extranjeros pusieron el centro en dinami‐tar las ‘reelecciones’ presidenciales, así como en evitar a to‐do costa que la unidad de las naciones de la región se siga fortaleciendo. Veremos entonces el desesperado intento de ‘crear’ casi de la galera una rival para evitar la reelección de Dilma Roussef en Brasil, mientras torpedean las bases eco‐nómicas de la Argentina a través del litigio de los Bonos, que analizamos el mes pasado en esta revista pero que en este agosto se transformó en tema regional, al tiempo que se profundiza el proceso de giro político del gobierno de Santos en Colombia, inclinándose hacia el eje Mercosur‐Alba, des‐pegándose del anterior paternalazgo yanqui. Junto con es‐tos procesos, los comicios en Bolivia auguran un arrasador triunfo de la dupla Morales‐García Linera y en Venezuela avanzan los mecanismos gubernamentales de planificación económica mientras se impulsa una avanzada política de la mano del programa de organización por medio de comunas populares, encabezado por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que tuvo su III Congreso buscando recu‐perar la iniciativa política. De esta manera, repasaremos los diversos temas antes
mencionados teniendo en mente que se juega la disyuntiva económica planificación versus caos de ‘libre mercado’, mientras en el ámbito político se debate fuertemente sobre
hacia dónde llevar el proceso de transición, y fundamental‐mente sobre qué sectores de la sociedad, qué clase social, lo puede conducir.
Pinta tu aldea y verás el mundo El canciller ruso sostenía sobre el final de agosto, durante
su participación en el Foro Juvenil Seleguir, que se desarrolla en Rusía cada año al inicio de un nuevo ciclo de estudios, que “América Latina es una región pujante, que se está desarrollando, y que tiene muy buenas perspectivas, así que pronto será, y ya lo está siendo, uno de los pilares del nuevo orden mundial”. De esta manera ejemplificaba para el estu‐diantado ruso la trascendencia que había tenido la gira ofi‐cial rusa del mes anterior por Latinoamérica y el papel que esta última está llamada a cumplir. En este sentido, como señalábamos antes, las fuerzas de
la reacción, que intentan defender con uñas y dientes el his‐tórico dominio de sus empresas transnacionales sobre los recursos de nuestra región, intentaban avances durante el mes de agosto en algunos de los países donde aún retienen el mando gubernamental. En el caso mexicano, el presiden‐te Enrique Peña Nieto mantenía su defensa de la semi priva‐tización del mega consorcio estatal de petróleos PEMEX y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), bajo el argumento de que así “se sientan las bases de un nuevo desarrollo para las familias mexicanas” (TS 7/8). En sentido similar, en Perú, el gobierno del ex nacionalista Ollanta Humala anunciaba la privatización de la producción de electricidad (TS 1/8), lo cual ponía en pie de lucha al sindicato de Luz y Fuerza pe‐ruano, y la implementación de una modificada Ley de Edu‐cación Superior que bajo la excusa de la ‘calidad educativa’ (ET 2/8) profundiza las bases de la privatización de la educa‐ción, ya de por sí expandida en el país andino. En igual sen‐tido parecía moverse el precandidato oficial del Frente Am‐plio uruguayo (FA), el ex presidente Tabaré Vazquez, que salía de gira por Argentina y se entrevistaba con empresa‐rios y con el gobernador de la Provincia, Daniel Scioli (tam‐bién pre‐candidato a presidente 2015), poniendo el eje en la discusión sobre la necesidad de “avanzar en acuerdos co‐merciales” con otros bloques, es decir, pensando en el falli‐do TLC con la Unión Europea (UE) y quizás también en una rebaja de aranceles con EE.UU., ambos temas que durante la presidencia del actual mandatario yorugua, José “Pepe” Mujica, no prosperaron y fueron perdiendo vigencia política (TS 6/8, TA 7/8). Resta ver cuál será, en el actual marco re‐gional, el margen de maniobra de un futuro gobierno de Ta‐baré para despegarse políticamente de sus socios del Mer‐cosur y de lo realizado por el gobierno uruguayo actual, representante del ala izquierda del FA. Por ello, las disputas políticas en los países integrantes del
Mercosur son de relevancia estratégica, porque este acuer‐
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do comercial ha ido adquiriendo en los últimos años una orientación fuertemente política, acercándose a los países enrolados en el ALBA, sumando más naciones en carácter de miembros asociados o plenos, como Venezuela y pronta‐mente Bolivia, y transformando el eje Bs. As.‐San Pablo‐Caracas en la columna sobre la cual adquiere trascendencia mundial la Unasur. En este sentido, debilitar su núcleo polí‐tico es tarea primordial para las derechas vernáculas, que apuestan, además, por inflar la nóvel Alianza del Pacífico, con Perú, México y Colombia como reaseguros políticos de ‘bienvenida’ a los EE.UU. Así, lograron hace casi dos años un cambio de timón en Paraguay, intentando desde ahí dinami‐tar el peso del acuerdo del Mercosur. Por ello, Paraguay sir‐ve de ejemplo de lo que resta por disputar en la región. Desde Paraguay llegaban estadísticas que ejemplificaban
las bases reales de dominio sobre las cuales en varios países de la región las derechas intentan estos movimientos que aparentan ser ofensivos: “Paraguay tiene un índice de con‐centración de la tierra muy elevado. Según datos oficiales, el 2,6% de los propietarios tienen el 85% de la tierra cultivable del país. Un proceso que en las últimas dos décadas se ha acentuado. Entre 1991 y 2008, las fincas menores a 100 hec‐táreas de extensión disminuyeron en un 15%, mientras que las más extensas aumentaron en un 43%, ocupando 30.107.408 hectáreas cultivables del país. A esto se le suma el fenómeno de las tierras malhabidas, campos que debían destinarse a la reforma agraria y terminaron en manos de simpatizantes de la dictadura stroenista o amigos de altas autoridades del Estado paraguayo. Entre 1954 y 2003 fueron adjudicadas de manera fraudulenta 7.800.000 hectáreas de tierra” (MS 31/8). Las protestas en Paraguay se suceden mes a mes, y este agosto no ha sido distinto al respecto (TS 13/8 y 23/8). Sobre el final del mismo, se anunciaban tres nuevos días de paro para septiembre, con eje en los gremios docen‐tes y de personal médico, bajo el lema de oposición a las privatizaciones. Esto llevaba al gobierno a decretar el Estado de Sitio (TS 2/9), intentando vanamente desgastar las medi‐das de fuerza. Recordemos que en el país guaraní también tuvieron que sacarse de encima al gobierno que encabezaba el ex obispo Fernando Lugo, y que había intentando un acercamiento político a sus socios del Mercosur y el Alba an‐tes que a las ‘relaciones carnales’ con EE.UU. A él tuvieron que sacarlo antes de que terminara su mandato, bajo la sombra de un enfrentamiento armado por el cual fue res‐ponsabilizado y destituido sin lugar a defensa en un fraudu‐lento juicio político que duró menos de 24 hs. Es decir, al igual que veremos más adelante en el caso colombiano, lo que está en juego para las derechas del continente implica no permitir, de ninguna manera, que las fuerzas políticas populares tomen el mando gubernamental, desde el cual hacer modificaciones en la esfera estatal que permitan crear
mejores escenarios, condiciones, de pelea para los cambios de fondo, estructurales. Por su parte, desde Chile, pese a estar nuevamente bajo
el gobierno de Michelle Bachelet, la Central Única de Traba‐jadores (CUT) confirmaba una demostración pública de pro‐testa para inicios de septiembre, bajo la consignad de que el gobierno está demorando demasiado en la modificación de las reglamentaciones laborales prometidas en campaña (ET 31/8). Es decir, el margen de maniobra se acorta a un solo carril: profundizar cambios sustanciales en las condiciones laborales y sociales de las mayorías. Otra cosa no es válida, y el gobierno inicial de Bachelet, de ‘concertación nacional’, ya no tiene margen de existencia, pues el grueso de la clase trabajadora obliga a profundizar, no hay margen de retroce‐so o estancamiento. Dicho en otros términos, la coalición que encabeza Bachelet sólo puede sostener la legitimidad de las masas y los trabajadores chilenos si su plan concreto de gobierno lleva a profundizar en las conquistas populares. En este sentido, la coalición, denominada ‘Concertación’, no es la misma que hace diez años, cuando llegó al gobierno por primera vez, y no lo es porque no tiene margen para moverse ‘por derecha’ de su antiguo signo. Algo similar a lo que vemos en Colombia, que analizaremos en detalle más adelante, donde Santos tuvo que buscar aliados ‘por iz‐quierda’ para ganar esta nueva elección, tomando reinvindi‐caciones y ejes de gobierno de las fuerzas progresistas que competían contra él en la primera vuelta. Por eso pasó de representar y ser parte del gobierno de la derecha dura, du‐rante la presidencia de Uribe, a inaugurar el nuevo mandato siendo atacado, por derecha, por ese mismo Uribe, y llevan‐do como principal bandera las tratativas de paz con las FARC, al tiempo que ‘se amigó’ con Maduro, se dio la mano con Chávez y se posicionó en concordancia con sus socios regionales en oposición a los EE.UU. Todo un ‘cambio de época’, al decir de Rafael Correa. La nota del mes, en este aspecto, estaba en la estrategia
adoptada en Brasil por los grupos concentrados para inten‐tar cortar las continuidad de un nuevo gobierno petista. Di‐cha estrategia tomó la forma de una catapultación mediáti‐ca de la candidata a presidenta brasileña Marina Silva, por el Partido Socialista Brasileño (PSB), tras la fatídica y sorpresiva muerte de su candidato ‘natural’, Eduardo Campos, líder del partido. El hecho es que de un día para otro la ex dirigente del partido ‘ecologista’, que además supo ser funcionaria del primer gobierno de Luis “Lula” Da Silva (PT), era presen‐tada por las principales encuestadoras (como Datafolha o Ibope) como ‘la candidata escondida’, que tenía grandes chances de ganarle en primera y/o segunda vuelta a la ac‐tual mandataria, Dilma Roussef (LN 19/8 y 27/8). Marina Sil‐va no es una carta outsider (por fuera de la política), como lo fue en su época Fujimori en Perú o Bucaram en Ecuador, es
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todo lo contrario. Representa ‘la estampa originaria’ del PT, es una de sus fundadoras. De origen humilde en la alejada amazonia brasileña, de ascendencia negra y con origen polí‐tico‐sindical, de la mano de las luchas agrarias, Silva se fue transformando, desde su renuncia al gobierno de Lula, en una ecologista mediática, cuyo eje de batalla era y es con‐traponer ‘ecologismo’ a ‘industrialismo’, sobre todo opo‐niéndose a la participación estatal en la explotación de los recursos. De esta forma, declaraba que de llegar a la presi‐dencia frenaría la producción petrolera y mineral extrativa en pos de cuidar el medio ambiente y a las comunidades in‐dígenas, intentando ganarse ‘por izquierda’ a algunos secto‐res enojados o decepcionados de dos gobiernos del PT, donde sigue siendo fuerte el peso de los negocios capitalis‐tas, el poder de la burguesía paulista y las contradicciones entre las demandas agrarias –como las que sigue sostenien‐do el Movimiento Sin Tierra (MST, integrante inicial también del PT)– y las duras realidades de un inmenso territorio donde aún gobiernan de hecho cacicazgos del estilo ‘Sr. De Hacienda’, con matones que arrasan comunidades concen‐trando tierras y recursos, sin que la situación haya cambiado sensiblemente en la última década (MS 31/8). Entonces, parece darse así la disputa electoral en la prin‐
cipal economía de la region: por un lado, un Partido de los Trabajadores; por otro, un Partido Socialista. Pero sabemos que los nombres no siempre tienen un sentido único, ni un signo político claro. La candidatura de Marina Silva muestra a las claras que la estrategía ‘ecologista’ (en un mundo con serios problemas ambientales) es usada para embarrar la cancha, para contraponerla fantasmagóricamente a la ex‐plotación de los recursos, que no casualmente ha sido una de las principales herramientas económicas con que los pro‐cesos nacional‐populares de la región dan la batalla a las corporaciones de capital concentrado, por medio de la re‐cuperación del control de YPF, Petrobras, PDVSA, YPFB, AN‐CAP, etc., logrando así la tan necesaria ‘independencia eco‐nómica’, o al menos dando serios pasos en dicha dirección. A este sorprendente don del oportunismo político, se co‐
rrespondía, según una de las principales encuestadoras, Ibope, que el país estaba oficialmente en recesión, tras un trimestre sin crecimiento económico (LN 20/8). La consigna mediática era clara, sacar de carrera a Dilma a como dé lu‐gar, mostrándola como un fracaso en el manejo económico y político del país; incluso planteando que ‘traicionaba’ lo realizado por el primer mandato del PT. Esto obligaba sobre el final del mes a jugar fuerte desde el PT: el ex presidente Lula Da Silva anunciaba que se metía de lleno en la campaña por Dilma y que él mismo se presentará en 2018 para conti‐nuar el gobierno petista, intentando dar vuelta “200 años de subordinación colonial” (CD 3/9).
De esta manera, la disputa por las reelecciones muestra el corrimiento político e ideológico de los escenarios latinoa‐mericanos. Resulta difícil pensar que van ‘hacia la derecha’. Es también el caso colombiano.
Colombia: modelo para desarmar Cobra principal interés analizar en detalle el proceso de
diálogo para lograr la paz que llevan adelante la más antigua guerrilla sudamericana, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y el gobierno reelegido de Juan Manuel Santos, ex ministro de Álvaro Uribe (ahora principalísimo opositor de aquel, transparentando sin tapujos su subordi‐nación a las políticas estadounidenses), que se iniciaron pre‐liminarmente en octubre de 2012 en Oslo, Noruega, y que el año pasado comenzaron formalmente en La Habana. Las dos partes, la delegación de la Alta Comandancia de las FARC y la delegación de funcionarios gubernamentales que representan al Estado colombiano, han logrado avanzar en tres de los cinco puntos acordados de la agenda de conver‐saciones. Lograron acuerdos en la política de uso de las tie‐rras campesinas y la necesidad de una reforma agraria, así como el tratamiento al flagelo de la producción y comercia‐lización de drogas. El eje de la disputa se halla en las discu‐siones sobre los acuerdos para una eventual participación política eleccionaria de los miembros de la guerrilla. En este sentido, la fuerza política que representa Santos intenta acordar pero maniatar la posibilidad real de la participación política ‘legal’ de los futuros ex guerrilleros, por medio de una proscripción constitucional para quienes (guerrilleros, paramilitares, militares, etc.) sean acusados y condenados efectivamente por delitos de lesa humanidad. El día 5 de agosto, la Corte Suprema colombiana fallaba, 6 votos a 3, sobre la clara imposibilidad de que participen en política aquellos que fueran condenados por delitos de lesa huma‐nidad. A su vez, deja en manos del Congreso la facultad de definir qué delitos son plausibles de categorizar como ‘deli‐tos políticos’, eventualmente ‘amnistiables’, permitiendo así que una cantidad de personas acusadas pero luego amnis‐tiadas por los acuerdos de paz, sean candidatos por sus par‐tidos políticos. El tema es que la tipificación de aquellos deli‐tos “se debe hacer en una ley estatutaria que sólo podrá presentarse una vez se haya firmado la paz y que en ningún caso podrá incluir delitos como el genocidio y los de lesa humanidad” (ET 6/8). Es decir, se le exige a las FARC que firmen un acuerdo sin saber a ciencia cierta si luego la vota‐ción en el Congreso los va a condenar o va a permitir su pa‐so efectivo a la esfera política. Algo imposible de acordar. En paralelo con esta estratagema legal, que intenta va‐
namente maniatar políticamente a los miembros de las gue‐rrillas, el senador del Polo Democrático (centroizquierda), Iván Cepeda, impulsa una investigación oficial sobre los casi
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probados nexos estrechos entre los narcotraficantes y el también senador y ex presidente Álvaro Uribe, principal voz opositora a todo diálogo de paz ‘con terroristas’. Cepeda, que es además el hijo de un histórico militante del Partido Comunista Colombiano (PCC) y de la vieja Unión Popular (se‐llo recuperado legalmente el año 2012 para la disputa políti‐ca electoral), Manuel Cepeda Vargas, que fue el máximo di‐rigente y candidato de la UP a fines de los años 80 y que murió asesinado por sicarios y militares en ejercicio en 1992, hizo pública una amenaza que recibió por medio de una car‐ta manuscrita donde le dan el pésame por su propia muerte y señalan: “Certificamos que el alma de Iván Cepeda Castro y Familia, senador Polo Democrático, participará en perpetuo de una Santa Misa diaria, de las oraciones y demás obras meritorias de nuestros misioneros”. A su vez, recuerdan a su padre y también mencionan: “Manuel Cepeda Vargas ‐ Unión Patriótica de la izquierda social y política. Concédele, Señor, el descanso eterno” (ET 4/8). Es decir, la desespera‐ción de las derechas colombianas va en aumento, a medida que se logran los acuerdos preliminares en la mesa de nego‐ciaciones, y la desesperación los lleva a mostrar su verdade‐ro y único juego: están obligados a impedir, a como dé lu‐gar, la participación política de los miembros de los grupos guerrilleros y también de las organizaciones de izquierda o centro izquierda, como en los casos ya analizados en esta revista de la senadora Piedad Córdoba y del alcade bogo‐tano Gustavo Petro, ambos proscriptos electoralmente por más de diez años, bajo acusaciones improbadas. El hecho es que el gobierno colombiano intenta que las
FARC se desarmen casi inmediatamente, o por lo menos in‐tentan instalar mediáticamente la necesidad de ello, para asimilar la idea de paz a la de ‘desarme de guerrillas’. De es‐ta manera, la mesa de negociaciones se vuelve un terreno árido y de mediano plazo, y las FARC, que ya cumplieron 50 años de alzamiento político‐militar, no tienen el apuro de la ‘agenda’ mediática que sí presiona sobre Santos. Por eso, el hoy máximo líder de la guerrilla, Timochenko, emitía un co‐munido público dejando en claro cómo entienden las FARC esta paz: “Creemos que pese a todo es posible alcanzar, con el apoyo de las grandes mayorías colombianas, unos acuer‐dos dignos que se funden, por una razón elemental, en la proscripción bilateral de la violencia” (ET 9/8). Es decir, el desarme tiene que producirse ‘bilateralmente’, porque si al‐go expandió la estrategía yanqui de ‘lucha al narcotráfico’ en Colombia fue la militarización (tanto estatal como para‐estatal) de la sociedad colombiana, incluyendo la masiva proliferación de armas, muy sofisticadas incluso, que aún hoy están en manos de miles de efectivos de los denomina‐dos ‘paramilitares’, que actúan en estrecha conexión con las fuerzas armadas regulares. En similar sentido se expresaba sobre el final del mes uno de los delegados de la guerrilla en
La Habana, Andrés París: “Nadie ha planteado en las FARC ni se lo hemos dicho al Gobierno, en ningún momento, que va a haber un solo momento de entrega de armas. Repetimos, nadie va a tener la foto de la entrega de armas de las FARC. El punto de dejación de armas está superpuesto o entrelaza‐do con el punto de garantías políticas” a la organización, dijo París, recordando los casi 5.000 asesinados y desaparecidos que tuvo el brazo político guerrillero, la UP, en la década del 80, cuando también se negoció un proceso de paz y de ‘paso a la política’. París ejemplificaba los tiempos de la guerrilla: “Ellos hablan que esos cambios (en el campo) no pueden ser en tiempos tan breves, hablan de 10 años, pero cuando se habla de entrega de armas, nos dicen ‘eso lo podríamos ha‐cer en un día’. Esto es absurdo” (ET 26/8). De esta manera, reafirmaban algo esencial que los repre‐
sentantes de los poderes concentrados capitalistas intentan siempre negar: la discusión es esencialmente política, no mi‐litar, si por esto último se entiende sólo un problema de fuerza de pólvora. Lo mismo que analizábamos en los artícu‐los precedentes, lo que se juega en el mundo es una salida ‘política’ a la crisis estructural, y que radica en la voluntad necesaria de las masas por tomar en sus manos y bajo su di‐rección el proceso de transición, a nivel mundial, regional o, como en el caso recién repasado, nacional. Lo que está en juego en Colombia es que Santos ganó la reelección presi‐dencial en mayo de este año luego de haber logrado ‘bajar’ la candidatura del alcalde bogotano Petro, quien figuraba con mayor intención de voto y seguía in crescendo. Sin em‐bargo, una vez reelegido, está obligado a tomar partes de los programas de gobierno de las fuerzas que se encargó de proscribir. Es decir, no se tapan las tendencias populares con un dedo, y mucho menos con elecciones que generan poco entusiamo entre las masas: en la primera elección par‐ticipó solo el 40% del electorado y en la 2da vuelta, que le dio el triunfo al mandatario, apenas superó el 47%, uno de los porcentajes más bajos de toda la región. Hay algo defini‐tivamente agotado en las viejas formas ‘republicanas’ de participación para las masas de la región, para los objetivos que se proponen en pos de mejorar su calidad de vida. Algo central de eso se puede ver en la profundidad de los cam‐bios que están siendo llevados adelante en Bolivia con Evo a la cabeza, con amplísimo apoyo popular, y en el caso de Ve‐nezuela, que va logrando superar la inestabilidad que se ge‐neró con la muerte del histórico líder Hugo Chávez en marzo de 2013, y que comienza una nueva etapa de profundización en la planificación económica por parte del Estado y el go‐bierno bolivariano.
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Chavismo recarga fuerzas y avanza En este sentido, el proceso bolivariano de Venezuela sigue
siendo ejemplificador, por el peso económico que ha ido adquiriendo en estos 15 años de gobierno chavista y porque comienza a ser un actor de peso a nivel mundial, bajo la consigna gubernamental de construcción de la transición, allí denominada ‘Socialismo del Siglo XXI’. Tres hechos se destacaron en Venezuela durante el mes de agosto en la lí‐nea que venimos trazando: el primero fue que dio su apoyo político y solidario con Palestina mientras era bombardea por Israel, enviando un cargamento de ayuda humanitaria en un avión de su Fuerza Áerea y rompiendo lazos diplomá‐ticos con el país sionista de Oriente (TS 13/8 y 20/8). Es de‐cir, sentando posición clara a nivel mundial, sin titubeos di‐plomáticos y poniendo el esfuerzo del pueblo y el Gobierno al servicio de la resistencia palestina. Junto con este hecho, que fue aplaudido por Fidel Castro como un claro ejemplo de la ‘solidaridad socialista’, señalando quizás por omisión lo que aún ni China ni Rusia pueden hacer, se desarrolló du‐rante el mes de julio el III Congreso del PSUV, que tuvo en este agosto su réplica en el I Congreso de los Trabajadores de Venezuela, convocado por la Central Bolivariana Socialis‐ta de Trabajadores, y donde el debate se centró sobre el pa‐pel que debe jugar la clase obrera en el proceso de profun‐dización de la Revolución Bolivariana (TS 9/8). Recordemos que la lucha económica es la principal he‐
rramienta de combate y desestabilización con que desde los sectores concentrados del capital, foráneo y local, se busca generar el caos social que permita construir un escenario donde las masas sean ‘protagonistas’ de una primavera esti‐lo árabe, es decir, que se levanten en oposición al Gobierno, aunque sin tener ningún programa de gobierno para reem‐plezar al actual. Dicho de otro modo, fungiendo de ‘idiotas útiles’ de los capitales que retomarían, teóricamente, el control de los principales resortes económicos del país. En este sentido, durante agosto el gobierno bolivariano inició una batalla frontal contra la especulación de mercaderías y el enorme contrabando que se aprovecha de los precios subvencionados de los bienes de consumo de primera nece‐sidad. Los dos principales anuncios que efectuaba en este sentido el presidente Maduro eran la implementación de un registro de huella táctil para la adquisión de los bienes de la canasta básica protegida por el gobierno y el cierre de las fronteras con Colombia, redoblando la vigilancia y acordan‐do con Santos su implementación conjunta (ET 21/8, TS 22/8). Como era de esperarse, los principales voceros de la reacción vernácula reaccionaban acusando de ‘dictatorial’ y ‘racionalizador’ el mecanismo de control de lo que se vende y se compra y quiénes lo hacen cuando se trata de mercan‐cías subvencionadas (LN 26/8). Sin embargo, se daban a co‐nocer encuestas de organismos privados venezolanos que
no podían ocultar lo popular de las medidas: el 60% de la población manifestaba su aprobación a la gestión de Madu‐ro, que ya lleva 15 meses (TS 24/8), así como el 43% decía no reconocer ninguna figura clara de la oposición actuando cotidianamente (TS 19/8). A su vez, desde el Gobierno daban a conocer los primeros
números que muestran la trascendencia de las medidas im‐plementadas: en sólo cinco días de funcionamiento de los controles fronterizos, se decomisaba la misma cantidad de todo lo requisado durante todo el 2013: 96 toneladas de alimentos subvencionados y 300.000 litros de gasolina (ET 16/8). Pero también se hacía referencia a que una de las principales críticas de la población es el pesado lastre de la ‘burocracia’, que ahoga muchos de los esfuerzos estatales, evitando que las diferentes misiones lanzadas por el Go‐bierno lleguen realmente a toda la población. Tomando ese dato, y concientes de las necesidades de profundizar la or‐ganización popular como único medio de avanzar en la tran‐sición hacia una sociedad socialista, el Ejecutivo bolivariano levantaba varias de las conclusiones a que había arribado el Congreso del PSUV de julio y lanzaba, sobre el final del mes, un amplio recambio ministerial, titulado por Maduro ‘sacu‐dón’, el cual ponía en el centro del debate la necesidad de avanzar en el funcionamiento concreto del plan de Comunas de Poder Popular, designando el inicio de una ‘nueva etapa’ en la Revolución Bolivariana. Maduro “explicó que esta nue‐va etapa se dividirá en cinco puntos, entre ellos: la Revolu‐ción Económica; Revolución de la cultura, ciencia y tecnolo‐gía; profundizar la Revolución social (de las misiones); la Revolución política del Estado y la del Socialismo Territorial. ‘Llamo a toda Venezuela a que asumamos con fuerza y con‐ciencia esta nueva etapa de la Revolución’, exhortó el Presi‐dente. Asimismo, indicó que fueron sometidos a interpela‐ción todos los ministros ‘y nos encontramos con los restos del burocratismo y de la corrupción’. Destacó que la revolu‐ción económica y productiva se sostiene en la Venezuela po‐tencia, ‘para el desarrollo de una economía avanzada con capacidad para satisfacer las necesidades en nuestro país. Sólo una economía de esas características puede garantizar el porvenir’, señaló Maduro. ‘Sin lugar a duda Venezuela ne‐cesita una Revolución profunda en el campo del conocimien‐to científico de la ciencia, (…) no es cualquier conocimiento, es uno vinculado a una nueva sociedad, la de valores, de éti‐ca’, dijo el mandatario venezolano con respecto a cultivar el conocimiento en la sociedad. La revolución de Estado tendrá como objetivo ‘destruir los restos del Estado burgués y cons‐truir un Estado con poder político del pueblo, (…) construir un nuevo Estado democrático de justicia social y de derecho. Si algo tiene esta Revolución es que hizo una Constitución basada en el derecho, (…) [para] que la burguesía no tenga más posibilidades de retomar el poder, que el poder sea del
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pueblo’. En cuanto a la revolución del Socialismo Territorial, dijo que debe un planteamiento ‘que implique a la nueva or‐ganización del modelo comunal, y que incluya el desarrollo del eco‐socialismo’. Cada una de estas cinco revoluciones son motores para el avance de los cinco objetivos históricos” (TS 2/9). Las citas son claras, lo que está en juego es sem‐brar las bases de un proceso que no permita ‘a la burguesía retomar el poder del Estado’, para lo cual sólo se puede avanzar, y eso implica la participación masiva en la organiza‐ción de las distintas esferas de la vida social. La transición, así, es un camino plagado de riesgo, porque la desestructu‐ración de la ‘sociedad vieja’ se da superpuesta al nacimiento de la ‘nueva sociedad’, pero en ambos casos lo que predo‐mina es la inestabilidad, que muchas veces, y sin participa‐ción popular, puede confundirse con el caos; máxime si el caos es ‘promovido’, sostenidamente, como estrategia por las principales potencias y los conglomerados financieros concentrados. De esta manera, la disyuntiva de esta etapa en los proce‐
sos latinoamericanos toma la forma de superar, necesaria y urgentemente, lo hasta aquí realizado. Y eso es en gran me‐dida tomar como base de las alianzas inter‐nacionales, re‐gionales, los acuerdos económicos, las cooperaciones pro‐ductivas, industriales; la cooperación en los instrumentos financieros, la legislación común en materias de defensa o multimedios, pero sin perder de vista que la unidad de ac‐ción requiere mucho más que un intercambio comercial ‘justo’. El ex ministro de Cultura de Ecuador, Galo Mora, era entrevistado por el diario local Tiempo Argentino. En dicha entrevista, cuyo eje era la renovada amenaza de restaura‐ción conservadora en la región, Mora señalaba la necesidad de intercambiar de manera profunda y real las realidades nacionales, porque a pesar de los acercamientos, seguimos siendo ‘extraños’ en gran medida entre nosotros, los lati‐noamericanos: “–¿Cómo se explica la gran dificultad entre los países de la región para que sus pueblos se conozcan y compartan valores culturales?
–Tiene que ver con muros de contención instaurados por el imperialismo para generar lo que sucede hoy: que en América Latina los pueblos se desconozcan entre sí, la fuente primigenia de sus valores. Se sabe de Diego Maradona y de Lionel Messi, pero en Ecuador personajes tan importantes como Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche o John William Coo‐ke son, salvo casos excepcionales, absolutamente descono‐cidos. De la misma manera, en Argentina no se conoce a los grandes luchadores y forjadores de un pensamiento nacional ecuatoriano. Eso no es casualidad. Tiene que ver con un plan y una estrategia delineada desde arriba. El director de cine estadounidense Howard Hawks decía que cuando todo el mundo vea el cine de Hollywood, Estados Unidos habrá ven‐cido. Y ahí estamos. Alguien nos ha puesto esas vendas y hay que quitárnoslas” (TA 31/7). Quizás un poco en sintonía con esta reflexión del ecuato‐
riano, sobre fines de agosto se realizaba en Bolivia una nue‐va edición el Foro Social Mundial, donde se definía a los principales medios como ‘la verdadera oposición’ y se resol‐vía la necesidad de apoyar los próximos procesos reeleccio‐narios de Brasil, Uruguay y Bolivia. Se daban cita más de 200 delegados de toda la región y también de Europa, Vietnam y China (TS y TA 30/8). Los movimientos sociales, entonces, retoman una herramienta surgida en la dura década del 90, un espacio de debate y de intercambio de experiencias, y eso siempre imprime renovadas energías a los procesos po‐pulares. Pero el problema sigue siendo la construcción de fuerza popular, la amalgama de voluntades que pueda cons‐tituirse en poder, poder de asumir la necesidad de la transi‐ción y las acciones que potencien la construcción de la al‐ternativa mundial al caos del ‘libre mercado’. Pero es poder sólo puede ser la planificación. Y para poder
planificar hay que estar inserto en las bases productivas de un país, hay que manejar sus resortes íntimos día a día. Se necesita pues de una clase trabajadora en posición de avan‐ce. Por ahora, hay diversos fragmentos, pero los aconteci‐mientos obligan a la reunión.
Presagios de un nuevo golpe económico oligárquico‐imperial y la disputa por el control de la producción
Lamiendo el umbral Y después, mansamente, mientras la noche pasa,
lamer el tibio umbral, como un perro perdido (Amelia Biagioni)
Mis hambres me gritaron
que el universo no se calma con gemidos sino con actos.
Mis actos me mostraron
que el universo es un oscuro claro andante bosque donde todo movimiento es cacería
(Amelia Biagioni)
Presentación Un invierno caliente. Agosto fue el mes donde se pudo
observar una agudización de la disputa entre las alianzas so‐ciales oligárquico‐imperial, por un lado, y la nacional‐popular‐antimperialista, por el otro. Dos situaciones eviden‐ciaron el alto grado de conflictividad interburguesa en el país. El desarrollo de la lucha contra los capitales trasnacio‐nales buitres, frente a los cuales el gobierno nacional no claudicó; y la implementación, a nivel interno, de una nueva ley de Abastecimiento, denominada “Regulación del control de la producción y el consumo”, que representa un pertre‐cho necesario frente dos cuestiones. Primero, el inminente golpe económico recargado que la oligarquía financie‐ra/terrateniente promueve con bombos y platillos para fines de año. Segundo, sirve de herramienta para ‘meter en caja’ al cortoplacista empresariado local (capitales medios y gru‐pos económicos locales), que frente a las tensiones que ge‐neran los signos de agotamiento de un modelo industrialista aún dependiente de los capitales monopólicos no duda en castigar a los trabajadores, suspendiendo o despidiendo obreros, elevando de manera desorbitada los precios de los productos en el mercado interno, cerrando los estableci‐mientos, desplazando sus inversiones a terrenos especulati‐vos (no directamente productivos), etc. En cuanto al primer punto, el Ministerio de Economía de‐
nunció, mediante un duro comunicado, que el juicio en los tribunales de Nueva York es una fachada porque los fondos de inversión buitre embolsan extraordinarias ganancias en caso de no alcanzar el acuerdo (cobrando el 100% de los bonos que compraron a precio vil). Además de facturar los seguros por default (CDS), papeles de los que, entre otros
inversores, los fondos buitres también son titulares. En sín‐tesis: ganan de manera colosal si no hay acuerdo con Argen‐tina y, más aún, si ésta es declarada en default. Es así que el gobierno nacional intimó a la Comisión de Valores de EE.UU. a que investigue si los titulares de estos papeles no recibie‐ron sobreganancias en virtud de no acordar. Acto seguido, la Argentina demandó a EE.UU. en la Corte Internacional de La Haya y recibió, también, el apoyo decidido del G‐77 más China (que en rigor suman más de 120 países) para plantear en la ONU una reforma a los mecanismos de cobro de deu‐das no reestructuradas a escala mundial, dando Argentina el ejemplo, ante los ojos del mundo, de una burda operación financiera de los fondos de inversión y su aparato judicial (poder judicial de EE.UU.). La Presidenta Cristina Kirchner agitó la pésima imagen de
la justicia yanqui en este asunto, lanzando la piedra de Da‐vid: “Un juez municipal quiere atropellar y llevar por delante la soberanía de un país. Sus sentencias no tienen pies ni ca‐beza” (LN 8/8). En rigor, el discurso de CFK fue una patada limpia en la noción de patio trasero, además de desnudar el carácter absolutamente dependiente de todo Poder Judicial (incluyendo al de los EE.UU., de más está decirlo) respecto de los capitales monopólicos (Poder Económico concentra‐do). El palacio de la justicia de los superhéroes yanquis que‐da así sepultado bajo la destartalada mampostería de la es‐tructura jurídica mundial de pos guerra, que los propios capitales estadounidenses crearon y cuyo control se les va de las manos a medida que la crisis sistémica corroe los fun‐damentos materiales de su poder, cada vez más decadente y vil.
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En cuanto a la sanción de la “Ley de Nueva Regulación so‐bre las Relaciones de Producción y Consumo”, el Gobierno requiere herramientas para meter en caja a los empresarios grandes y medios nacionales que juegan en la desestabiliza‐ción oligárquica en los momentos críticos. En toda nuestra historia, en aquellos momentos en que la disputa entre fuerzas sociales se agudizó, el empresariado nacional saltó la tranquera del frente nacional popular para arrojar su ca‐pacidad movilizadora a los brazos ásperos de la oligarquía terrateniente, hoy financiera/terrateniente. El grado de concentración y centralización del capital y el salto gigante hacia la profundización de esta tendencia en el movimiento del capital, que exige la resolución de la crisis mundial, im‐pide que la fracción media y pequeña del capital local se en‐tregue como virgen suicida a las fauces de los capitales tras‐nacionales. Si algo se manifestó de manera cristalina, en torno a la discusión por la nueva ley de abastecimiento, fue‐ron las fracturas irreversibles en la cámara industrial UIA. Ya vimos en el Análisis… la triple fractura en la FAA; hoy anali‐zaremos la también triple división en la Unión Industrial. La ley de marras, y que se aprobó en el Senado de la Na‐
ción, con algunas modificaciones recomendadas por algunas cámaras patronales y los propios legisladores del FPV (vincu‐lados a aquellas) sostiene que se podrán “establecer, para cualquier etapa del proceso económico, márgenes de utili‐dad, precios de referencia, niveles máximos y mínimos de precios, o todas o algunas de estas medidas”. Es decir, dis‐pone establecer en cualquier etapa del proceso económico los márgenes de utilidad, los precios de referencia y niveles máximos y mínimos de valores, acordar subsidios cuando ello sea necesario para asegurar el abastecimiento o la pres‐tación de servicios, y aplicar multas de hasta diez millones de pesos. Varios de los empresarios articulados al gobierno nacional
alzaron su preocupada voz contra el proyecto de ley oficial por considerarla violatoria del derecho de propiedad priva‐da. Creemos que no exageran. Que tienen conciencia de que vuelve a caer sobre la acalorada arena política la cuestión del control de la producción y la circulación de los bienes a nivel interno y también el control de las exportaciones y la renta agraria. Dicha cuestión se discutió por última vez en el año 2011, como derivado del proyecto de ley de reparto de las ganancias empresarias que la CGT‐Moyano promovía desde la Corriente Nacional del Sindicalismo Peronista (CNSP) –en ese entonces estaba unificada la CGT, sólo esta‐ba excluida la facción barrionuevista que había jugado con la oligarquía vernácula en la disputa de la ‘125’ en 2008– y cu‐yo contenido de clase quebró la alianza nacional popular con los capitales nacionales. Vuelve el mismo capítulo, los mismos argumentos, en una
escala de conflictividad mayor que la de hace tres o cuatro años atrás. Pues no se puede escapar al destino de resolu‐ción del problema nacional o condenarse a ser un apéndice muerto del imperialismo decadente.
2. 1. LA GRAN BURGUESÍA ARGENTINA: GUERRA ECONÓMICA CONTRA EL PROYECTO NACIONAL POPULAR
1.1. Ataques externos Los capitales más concentrados a escala mundial avanza‐
ron en la creación de un clima preparatorio para ejecutar un golpe económico en la Argentina de aquí a fin de año. En ri‐gor, con las acciones que se vienen desplegando, a partir del fallo Griesa, se ve a las claras que buscan repetir, pero en mayor escala, el golpe económico de diciembre 2013/enero 2014. Así lo confirma el poderoso diario The New York Ti‐mes, quien señaló la existencia de “una campaña contra la Argentina” en EE.UU. El castigo a las decisiones soberanas, a las políticas económicas alternativas a los lineamientos lan‐zados desde Washington y el FMI. El castigo ejemplar lanza‐do contra la Argentina desde el aparato judicial estadouni‐dense fue apoyado el mes pasado por otros órganos del capital imperialista. En este sentido, el órgano financiero estadounidense (au‐
todenominado ‘calificadora’) Moody’s le bajó la nota de ‘es‐table’ a ‘negativa’ a 21 bancos argentinos y a 23 compañías de seguros, golpeando al ya herido sector financiero local y a todo el que opera en el país. En Moody’s afirmaban: “El default de Argentina debilitará aún más la economía del país”, planteando que “puede ocasionar una mayor contrac‐ción económica, aumentar la presión sobre el tipo de cambio y llevar a la inflación a un nivel aún más elevado” (CR 8/8). La frase de la ‘calificadora’ opera sobre la acción material
de los bancos privados trasnacionales que, a raíz del default declarado por Griesa, elevaron significativamente los crédi‐tos a los capitales invertidos en la Argentina. Por caso, las compañías dedicadas a la importación o exportación denun‐ciaron la suspensión de los pagos a noventa días y la actual exigencia de pago cash o por adelantado. El encarecimiento y endurecimiento de las condiciones impuestas por los capi‐tales financieros perjudica el desarrollo de la economía lo‐cal. Otro ejemplo, en la misma dirección, fue el fallo adverso de la Organización Mundial del Comercio contra la Argenti‐na por las medidas de control a las importaciones y defensa de la producción nacional. Tras las operaciones externas boicoteadoras, el Bank of
America arriesgaba una ‘previsión’: la Argentina incurrirá en una crisis económica y monetaria antes del recambio presi‐dencial de 2015. Según las estimaciones del banco estadou‐nidense caerán más las reservas y el gobierno tendrá que devaluar: “Esperamos que la demanda de pesos caiga y que aumente la demanda de dólares. Es probable que el default incremente las restricciones externas, así como el déficit fis‐cal y la financiación monetaria. Esto significará mayor infla‐ción, presión sobre el peso y las reservas” (CR 27/8). Pegan el golpe los dueños del mundo y operan constru‐
yendo el relato de la ciencia económica ‘neutra’ que reza: yo les avisé que les iba a ir mal cuando no siguieron mis conse‐
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jos. El viejo vizcacha de la 5ª Avenida escupe el asado y cul‐pa al comensal por el sabor agrio de la carne. Asímismo, operó la empresa gráfica norteamericana Don‐
nelley. El fondo de inversión yanqui BlackStone compró su participación en la compañía gráfica a NML de Paul Singer para, al poco tiempo, declarar la quiebra sin estar quebrada. La conflictividad laboral desatada y la sensación de ‘cierre de fábricas’ juegan en el clima social de manera adversa al fortalecimiento de un proyecto industrialista contrario a los requerimientos de los centros imperialistas. En la desestabi‐lización económica y el debilitamiento material y anímico de las fuerzas que componen la alianza social nacional popular antiimperialista, se crean las condiciones para acaparar por‐ciones mayores de la riqueza social nacional. En ese clima tóxico, también avanzaron los grandes ban‐
cos trasnacionales para hacerse con el negocio de la deuda externa argentina en búsqueda de los recursos energéticos nacionales. Los abogados de los fondos buitres y los bancos Citi, HSBC, JP Morgan y Deutsche Bank sostuvieron negocia‐ciones para comprarles el 25% de los títulos que tienen en default. El argumento es ‘ayudar’ a la Argentina a que no se dispare la cláusula RUFO y puedan cobrar los acreedores que aceptaron en su momento la reestructuración. Pero en rigor, lo que buscan es convertirse en acreedores a la fuerza de la Argentina, dejar que la presión financiera externa siga su curso para debilitar la posición soberana del Gobierno y repartirse los recursos estratégicos nacionales, sobre todo en un escenario de cambio de personal político en 2015. Es‐tos mismos bancos de primera línea le ofrecieron a los gru‐pos económicos locales Techint, Bulgheroni y Eurnekian –sin autofinanciamiento y necesitados de dinero fresco– hacerse cargo de parte de sus deudas: engordarlos para comerlos luego. De esta manera los yanquis JP Morgan, Citigroup, el inglés HSBC y el alemán DB tendrían más de un pie en diver‐sos campos de la economía local. Es un acuerdo entre bui‐tres que comen de la basura (como los NML‐Elliot) y los bui‐tres que toman el té a las 5 de la tarde. Buitres al fin. El mes pasado, además, se hizo público que fondos de in‐
versión buitres, que enjuician a la Argentina en los tribuna‐les yanquis, son dueños de acciones de YPF. Juegan en todos los campos de la economía argentina. Se asocian a Chevron (o a JP Morgan, Citigroup, etc) y al Estado nacional, luego golpean en diversos frentes y cuando la fuerza social que sostiene al gobierno de Crsitina Kirchner se ve diezmada o debilitada avanzan para capturar un mayor grado de las ri‐quezas. La desestabilización política y social está en marcha, pegadita a los hechos de guerra económica lanzados en la Argentina desde los centros imperiales y que cuentan con acciones compaginadas fronteras adentro.
1.2. Ataques internos El hecho central, en tanto representa un duro golpe a la
economía local, es la decisión de no comercializar (no ven‐der) los granos que los grandes terratenientes guardan en las silobolsas (el 57% de la cosecha está acaparada sin ven‐derse al exterior). Junto a ellos, los grandes exportadores que no liquidan las divisas obtenidas de las ventas al merca‐do exterior. Con esto, el país se seca de dólares. En la terce‐ra semana de agosto, la reducción diaria de liquidación de divisas se redujo a 80 millones de dólares diarios, por debajo de los 150 millones diarios del mes de julio y los 100 millo‐nes de las dos primeras semanas de agosto. El dato clara‐mente indica la acción de boicot y desestabilización econó‐mica interna. El resultado de este boicot exportador fue una bajada progresiva del ingreso de divisas necesarias para im‐portar insumos y bienes vitales para la producción industrial local. Otro hecho destacado fue la disputa en torno al precio de
la carne. Ante la disparada de los precios internos de las carnes, producto sensible a la cultura alimenticia del pueblo argentino, el gobierno decidió suspender por quince días las exportaciones. El rechazo a la medida de control se escuchó en todas las organizaciones de la Mesa de Enlace y en las de la cadena específica, evidenciándose el malestar del sector con las medidas de control oficial. Miguel Schiariti, presiden‐te de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Cic‐cra) rechazaba la medida oficial: “Impedir que se comerciali‐ce en el exterior el 6% de lo que producimos no puede tener efecto sobre el 94% [que se consume en el país]”. Javier Pe‐ralta, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra), culpó del aumento en Liniers a los supermercados: “Las grandes cadenas, que de a ratos es‐tán alineadas con el Gobierno, son las que hicieron subir es‐tos días la hacienda en el Mercado de Liniers” (LN 21/8). Con este hecho como puntapié inicial, la Mesa de Enlace
intentó promover una nueva medida de fuerza contra el go‐bierno, estilo 2008, como parte del golpe económico en ciernes. El titular de la SRA, Miguel Etchevehere expresaba en este sentido: “Necesitamos un cambio urgente. Vamos a esperar que las asambleas de productores terminen; seguro va a haber una protesta”. Sin embargo, Carlos Garetto, titular de Coninagro, contra‐
decía con un baño de realidad las frases agitativas de Etche‐vehere. Según Garetto, “una eventual protesta deberá ser un proceso de maduración en la medida que sigan sumán‐dose otras producciones. Esto va a prosperar si las bases acompañan una medida. Aunque hoy no hay consenso, se está generando este movimiento que va a hacer tomar con‐ciencia de la gravedad de la situación” (LN 14/8). Quedaba de manifiesto la incapacidad de la Mesa de Enlace de lanzar por el momento un plan de lucha, dada la falta de acuerdo respecto del mismo, en el seno de las entidades agropecua‐rias. Hemos visto el mes pasado la triple fractura en la Fede‐ración Agraria Argentina, que garantiza una alta conflictivi‐
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dad interna en torno a la elección de su presidente, así co‐mo también la mucho más inédita situación de divisiones in‐ternas en la propia SRA, donde varios directores y delegados zonales habían renunciado a sus cargos como manifestación de su disenso a la reelección de Etchevehere (complicado por casos de explotación a obreros rurales que se hicieron públicos). Así, las palabras de Garetto cobran relevancia: “Hoy no hay consenso”. Por parte de los grupos económicos locales, varios fueron
los referentes que se manifestaron decisivamente en contra del programa económico industrial mercado‐internista. Uno de ellos fue el presidente de la Organización Techint, Paolo Rocca, quien opinó: “Distintos indicadores de la industria y de la construcción muestran este proceso que se inició a fi‐nes de 2013. Por el lado de la demanda, tanto el consumo privado y la inversión como las exportaciones y las importa‐ciones vienen cayendo trimestre a trimestre desde entonces. Argentina tiene oportunidades a mediano plazo en el sector agrícola industrial y en la energía, y tenemos confianza en que logrará desarrollar esta potencialidad. Deben recrearse las condiciones para otorgar mayores niveles de certidumbre a la economía local aliviando la presión tributaria, esto per‐mitirá generar un ciclo positivo de inversiones privadas. Además, es importante restablecer el diálogo con la comu‐nidad financiera internacional para facilitar el acceso al cré‐dito” (CL 31/8). Para Rocca, el país debe reforzar su especialización en la
agroindustria y, ahora tras los hallazgos en Vaca Muerta, en la producción energética. Las inversiones privadas depende‐rán de la reducción de impuestos que tenga como objeto el ajuste del gasto público y la redistribución del ingreso hacia los capitales medios y pequeños y los trabajadores. Techint lanza su producción, centralmente de caños sin costura, al mercado exterior. No depende del mercado interno en lo más mínimo. La centena de empresas que le proveen insu‐mos deberían ajustar los salarios mucho más para abaratar así sus costos. Tal el nivel de extorsión. Recordemos que Te‐chint fue denunciado en su momento por haber girado miles de millones de dólares a paraísos fiscales cuando el go‐bierno venezolano indemnizó al grupo tras la expropiación de sus establecimientos en dicho país. Rocca, en lugar de reinvertir en la Argentina esa suma mil millonaria, la ‘perdió’ en inversiones fantasmas en Luxemburgo y de allí al paraíso. También opinó críticamente sobre el modelo económico
el presidente de la agroindustria alimenticia Arcor, Luis Pa‐gani: “Otra cuestión es la carga tributaria, ya no sólo del Es‐tado Nacional sino de impuestos provinciales y municipales. Y el pago de Ganancias de los empleados produce que la mano de obra argentina resulte cara con respecto a otros países”. Y respecto del default declarado por el tribunal de Nueva York dijo: “A las empresas con necesidad de finan‐ciamiento, eso nos complica y es un tema preocupante. Para construir una empresa y un país se necesitan metas y objeti‐
vos. La próxima gestión, gane el que gane, tiene que trazar un plan estratégico” (CL 31/8). Al recambio en el personal político en el gobierno, Pagani,
uno de los hombres más fuertes de AEA, no espera con los brazos cruzados: cambiar la matriz tributaria significa reduc‐ción de impuestos al capital y a las exportaciones: entre ellas las decisivas retenciones aplicadas a los bienes prima‐rios agropecuarios. Y por supuesto reducción salarial. Un calco de las apreciaciones de Rocca. Con todo, los sectores de la oligarquía financie‐
ra/terrateniente y los capitales foráneos mas concentrados aprovecharon el malestar en el campo empresarial para exi‐girles a los titulares de los capitales locales que asuman una posición crítica respecto de un gobierno que los amenaza con la ley de Control de la Producción, cuestionando el de‐recho sacrosanto de la propiedad privada. En este sentido, el editorialista del suplemento Campo de
La Nación, Félix Sammartino, intentaba meter en caja a los empresarios grandes y medios nacionales: “Fracasa de esta forma la estrategia no confrontativa que mantuvo el empre‐sariado con el kirchnerismo. Aunque con diferentes grados, desde el cortesano aplaudidor hasta el que durante años se‐lló su boca, los empresarios fueron celosos de que sus intere‐ses no se vieran interferidos por sus opiniones sobre el ma‐nejo de las cuestiones públicas. En plena rebelión del campo por las retenciones móviles, un alto directivo de la UIA se quejaba del accionar belicoso de los dirigentes rurales. Por enfrentarse sin medias tintas con el Gobierno por lo que pensaba, el campo pagó un alto costo. Ahora también lo termina pagando el empresariado. Aunque los ruralistas no terminan de olvidar que durante todos estos años los deja‐ron solos a la hora de salir a defender cuestiones que afec‐taban la libertad tanto para producir como para comerciar” (LN 30/8). Lo mismo diría el director en la Argentina de la compañía
petrolera angloholandesa Shell, Juan José Aranguren, oposi‐tor y boicoteador del programa económico oficial desde sus primeras horas: “[Los empresarios locales] se dieron cuenta tarde de que hay principios que no se tienen que quebrantar. En 2005, el presidente de IDEA, en un reportaje a Página/12, dijo que el presidente podía decir y hacer lo que quisiera porque para eso era el presidente. Eso, además de que no lo comparto, le hace un daño innecesario al sector dirigencial. Ahora, enhorabuena, es uno de los que convocan al Foro de Convergencia. Tal vez si alguien hubiese tomado conciencia en 2005 con el caso de Shell, habría podido predecir lo que ocurriría después, porque ese tipo de conductas [del Go‐bierno] se fueron exacerbando” (LN 3/9). Para Shell, la cues‐tión es de principios: el empresariado acompañó las medi‐das más cuestionables del modelo industrialista y ahora deberá pagar las consecuencias del error porque, en la agu‐dización que provoca la crisis mundial, dicho modelo le cae‐rá encima con medidas de control sobre lo que se produce y cómo se distribuye.
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También, dos consultoras/ usinas ideológicas lanzaron previsiones de horror para la Argentina, contribuyendo al clima de malestar en el campo empresarial. Miguel Kiguel, director de Econviews opinó que el año
próximo “va a ser complicado, porque el Gobierno no va a contar con 6000 millones de dólares, por la baja del precio de la soja –que superó los 100 dólares este año– y por una menor liquidación de divisas frente a la incertidumbre que existe sobre el tipo de cambio”. Y agregaba que “en estos días quedó comprobado que la devaluación de enero no fun‐cionó. El dólar blue refleja el miedo en el corto plazo, y no tenemos por ahora alternativas de cambio”. Mientras, Dan‐te Sica, de la consultora Abeceb, pronosticó que en 2015 “la Argentina debe realizar un ajuste del 6 % del PBI. Es central reducir los subsidios en materia energética. Actualmente el rojo se cubrió con emisión monetaria –que este año será del 5 por ciento del PBI–, pero a fines del año pasado el Go‐bierno se dio cuenta de que no llegaba a 2015. No hay solu‐ción sin tocar el problema fiscal, se van a profundizar otros problemas” (LN 29/8). Además de contribuir a la generación de un clima de des‐
concierto y descontento, promoviendo la acción directa de los capitales más concentrados, y los menos concentrados también, en el boicot que derrumbe al gobierno que en los últimos 11 años desplegó un inédito programa industrial re‐distributivo, basado en la transferencia de una porción de la renta agraria diferencial hacia el desarrollo industrial y los servicios, ambas usinas ideológicas de la gran burguesía ar‐gentina mencionan los limites reales con los que está cho‐cando el modelo kirchnerista. La baja del precio de la soja y el control de los medios que explican el ingreso de divisas corta los sueños de ‘revolución industrial’ en las pampas del gobierno nacional. Si la economía se achica, va a haber que ajustar y el ajuste, promueven los voceros del gran capital, deberá ser en las fracciones que sustentan el modelo eco‐nómico oficial. Descarnadamente, la presidenta de General Motors Ar‐
gentina, Isela Constantini, pintaba la situación de la industria automotriz en el país: “Puede ocurrir que no haya más dóla‐res para poder operar, y ahí cada terminal decidirá qué va a hacer, tendrá que ver si podrá importar las piezas para ar‐mar autos o directamente los autos para venderlos” (CL 29/8). De la producción al ensamble y del ensamble direc‐tamente a la venta de productos importados.
1.3. Posicionamientos de los capitales concentrados en el país contra las políticas económicas del Gobierno: la Ley de Control de la Producción En el encuentro de la gran burguesía argentina que orga‐
niza la usina IDEA, se realizaba la encuesta de Expectativas de Ejecutivos que hizo la consultora D'Alessio IROL para IDEA, sobre la base de las respuestas de 206 ejecutivos so‐cios de esa entidad, que reúne a Cargill, Mastellone, Moli‐nos, Nestlé, PepsiCo, Danone y Coca‐Cola, entre otras gran‐des empresas. Allí, un 51% de los patrones estimó que la situación económica nacional será moderadamente o mu‐cho peor en el siguiente año. Esto da muestra del clima de animadversión respecto de la profundización del proyecto industrialista en el seno de la gran burguesía argentina y de otras fracciones medias del capital. Una vez presentado el proyecto de Ley de Regulación so‐
bre las Relaciones de Producción y Consumo, las entidades del gran capital y medio se manifestaron decisivamente en contra, aduciendo cuestiones de principios como la defensa de la amenazada propiedad privada. De todas maneras, las posiciones no fueron tan monolíticas. Veremos. Aclaramos que las posiciones, importantes el mes pasado, de la Unión Industrial Argentina, serán analizadas en un pequeño apar‐tado más adelante. La AEA fue una de las primeras entidades en manifestar su
oposición al proyecto de ley: “Este proyecto constituye un grave avasallamiento al ámbito de decisión propio de las empresas privadas, claramente inconstitucional, ya que afecta el derecho de propiedad, y a ejercer toda industria lí‐cita garantizados por nuestra Constitución, generando un fuerte disuasivo a la actividad empresaria, las inversiones productivas y el empleo”. Desde la Sociedad Rural Argentina (SRA), denostaron al
proyecto que sólo profundizará la caída de la producción, la inversión y el empleo: “Rechazamos el proyecto de regula‐ción de las relaciones de producción y consumo que el Poder Ejecutivo presentó en el Congreso. Se trata de una medida inconstitucional que lleva a la intervención total de la eco‐nomía”. Y desde el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la
Argentina (IDEA) se advertía: “El articulado del referido pro‐yecto evidencia un marcado espíritu intervencionista que, de convertirse en ley, afectará seriamente derechos cuyo ejerci‐cio se encuentra amparado por nuestra Constitución Nacio‐nal, tales como el de la libre administración de las empresas por parte de sus dueños y la inviolabilidad de la propiedad privada. Medidas de esta índole no sólo resultan contrarias a derecho sino que en nada ayudan a generar un buen clima de negocios, condición básica necesaria para promover in‐versiones y más fuentes de trabajo en beneficio de la ciuda‐danía” (todas las citas en CL 14/8). En la Cámara de Exportadores (CERA), su presidente, Enri‐
que Mantilla, advirtió que “la escasez de dólares se va a pro‐
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fundizar” y que “el financiamiento al comercio exterior y su costo se complicarán” (LN 14/8). Lo mismo opinaba la Cáma‐ra de Importadores (CIRA), quien a través de un comunicado consideró que este tipo de iniciativas “sólo ayudan a pro‐fundizar la crisis de confianza y el aislamiento internacional. Con acciones intervencionistas y persecutorias que impon‐gan reglas extremas sobre las relaciones de producción y consumo, y de manera dudosamente constitucional, no se logrará el objetivo común de empoderar a los consumidores” (CR 19/8). Desde el sector agroindustrial, las entidades que reúnen a
la producción y comercialización de soja, trigo, sorgo y maíz –como son las denominadas ‘cadenas de valor’ de la soja (ACSoja), el trigo (Argentrigo), el girasol (Asagir), el maíz y el sorgo argentinos (Maizar)– repudiaron fuertemente el pro‐yecto oficial: “La experiencia indica que la normativa que se intenta desarrollar y las facultades que se entregarán al Po‐der Ejecutivo sólo impactarán limitando las capacidades productivas y comerciales, con la consecuente caída del em‐pleo y el agravamiento de la situación social. La Constitución Argentina es bien clara en sus referencias a la libertad de ejercicio de toda industria lícita y manifiesta que la libertad de comercio es la base de la libertad de trabajo. Por lo tanto, esta ley que se intenta impulsar se basa en principios opues‐tos a los Constitucionales” (CR 28/8). Similares conceptos utilizaba el viejo Grupo de los Seis
(G6), donde confluyen la SRA, la Cámara de Comercio, la Bolsa de Comercio, Adeba (los bancos privados nacionales), la UIA y la Cámara de la Construcción. Siempre reticentes estos dos últimos a firmar declaraciones conjuntas, críticas al programa económico oficial, esta vez, dada la profundi‐dad de la disputa aparecieron unidos bajo un documento público duramente crítico de la medida: “En un momento donde se debe generar confianza y certidumbre para pro‐mover la inversión, la generación de empleo de calidad y el crecimiento económico, iniciativas como ésta, además de su inconstitucionalidad, van claramente en sentido contrario a estos objetivos que el propio gobierno nacional manifiesta promover. La experiencia internacional demuestra fehacien‐temente que las economías funcionan y se desarrollan satis‐factoriamente en los países en los que el Estado no intervie‐ne en forma arbitraria y, por el contrario, en aquellos pocos donde prevaleció el intervencionismo discrecional se profun‐dizó el desabastecimiento, el racionamiento de bienes y ser‐vicios, y el desdoblamiento del mercado de cambios, cre‐ciendo exponencialmente el mercado informal. Esto terminó fomentando la competencia desleal, la caída de la inversión, el deterioro del mercado de trabajo y el aumento de precios y costos” (LN 20/8). Si bien el G6, luego de varios años de infructuosos inten‐
tos de la SRA de lanzar un comunicado opositor conjunto, lograba ahora este objetivo, cabe advertir que no se alcan‐zaba la unidad necesaria, manteniéndose diferencias no menores en las posiciones tanto de la Cámara de Comercio,
como de la Construcción y en facciones internas de la UIA, que si bien no defendieron, o aún más criticaron algunos as‐pectos de la nueva ley, avalaron su sanción general. Una primera diferencia dentro del G6 la marcó la Cámara
Argentina de Comercio. Su titular, Carlos de la Vega, precisó que el planteo de la cámara procura eliminar de los textos girados al Congreso “todos los aspectos que dejan librada a la interpretación de la Secretaría de Comercio la aplicación de las figuras contempladas en la normativa”. Lo que en el proyecto se entiende por “ganancias abusivas” o “apropia‐ción indebida del excedente”. Dicha entidad también plan‐teó objeciones a las sanciones previstas y la posibilidad de sustituir el pago en efectivo de la eventual multa por una caución real suficiente o por la garantía sobre el fondo de comercio (CR 22/8). He aquí una primera disidencia dentro de la gran burguesía argentina, puesto que la lína de acción maestra lanzada en primera instancia por la Copal, la enti‐dad que reúne a la industria alimenticia (sector clave de la agroindustria local), y obviamente compartida por la SRA fue oponerse al proyecto de la ley como totalidad, no pro‐mover cambios que habiliten la sanción de la misma. La cuestión de principios en torno a la defensa total de la pro‐piedad privada amenazada por el control estatal de la pro‐ducción, la distribución y la circulación de los bienes, no ha‐bilita ni la discusión sobre aspectos puntuales del nuevo monstruo estatista. Cabe mencionar que en la Cámara de Comercio, el vice‐
presidente primero es Eduardo Eurnekian, hombre impor‐tante de los grupos económicos locales (Corporación Améri‐ca) que ha venido apoyando, con ciertas críticas, gran parte de las medidas económicas del Gobierno. Por eso, el mismo Eurnekian dirá que se opone a la nueva ley de control de la producción y el consumo, al tiempo que se desplaza de la posición hipercrítica de los hombres de la gran burguesía, afirmando por las suyas que la Argentina es un buen país para invertir: “Yo creo que la Ley de Abastecimiento no va a tener buenos resultados. Me parece que no hay que dictar normas tan genéricas, amplias. Estas leyes dan un poder dis‐crecional, absoluto para regular. Por supuesto, creo que tie‐ne que haber un control, que hay que combatir algunos epi‐sodios muy especiales, la defensa de la competencia, evitar la excesiva participación del mercado, pero el camino está probado que no es ese. Las leyes que no son transitorias, que tienen esta importancia, no pueden ser requisitorias. Tienen que seguir manejándose con los tribunales de la misma for‐ma. No debería ser aprobada. Hoy hay muchos mecanismos ya de la norma jurídica, la AFIP, muchos otros organismos de supervisión, por lo que no hay que agregarle una carga más a los empresarios. Estamos tratando de generar inversiones, estamos tratando de atraer financiamiento. No es el mejor momento”. Al tiempo que afirmaba, contrario a la opinión de los
hombres de la gran burgusía sobre la inminente sequía de capitales en el país, resultado de las pésimas condiciones lo‐
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cales para el movimiento libre del capital: “Argentina hoy es un lugar, un área, un país para invertir. Los activos están muy baratos relativamente, claro que hay que invertir. Y no lo digo para afuera, yo mismo invierto todo el tiempo. En es‐te país hay oportunidades para invertir donde quieras. Inclu‐so en la misma industria de los alimentos, del sector comer‐cial, donde va a afectar la ley por la que me preguntaste, hay muchísimas opciones para la inversión” (TA 31/8). El fuerte de Corporación América es el control de 53 ae‐
ropuertos centralmente en América Latina. Pero también cuenta con grandes explotaciones del negocio agroindusti‐ral: producción agrícola y ganadera, investigación y desarro‐llo tecnológico en el NEA, y viñedos e industria vitivinícola; servicios financieros en Armenia, desarrollo de biocombus‐tibles y energía aeólica; transporte de gas; grandes cons‐tructoras enganchadas a la construcción y mantenimiento de obra pública. Asentado en la periferia del orbe capitalista (Argentina y Armenia, incluso tiene negocios en Marruecos) la defensa de sus negocios depende en gran medida de las medidas de protección y subsidios a precio de ganga garan‐tizados en el modelo desplegado por el kirchnerismo. Este primer disenso expresado por la Cámara de Comercio
era contrabalanceado por Adelmo Gabbi, presidente de la Bolsa de Comercio, quien definía: “La Bolsa acompaña al Grupo de los Seis. No estamos a favor de la ley. De ninguna manera. Creemos en la libertad. El precio lo pone la oferta y la demanda, no el Estado. La ley de abastecimiento va a traer desabastecimiento. Nadie va a traer el dinero obliga‐do. El dinero va a donde hay mayor libertad y mejores nego‐cios” (LN 30/8). Con mayor dureza, la Copal resolvía en una plenaria de las
37 cámaras que la integran –y que representan a más de 2700 empresas de todo el país– que no habría espacio para aceptar enmiendas menores, como avalaba la CAC; enten‐diendo que la esencia de la norma no sólo excede facultades constitucionales que son indelegables, sino que además im‐plicaría una intervención directa del Estado sobre la activi‐dad privada. Ya a mediados de mes la Copal había cursado una durísima nota a Boudou y a Julián Domínguez (presiden‐tes de las cámaras de senadores y diputados respectivamen‐te) donde advertía que la nueva ley “implica un muy serio avance sobre la iniciativa privada y la libertad económica –también amparados por la Constitución–, al producir una verdadera estatización del mercado” (LN 13/8). El tiular de la Copal, uno de los cuadros mejor formados
que capea entre las contradicciones de la agroindustrial y los industriales, en el seno de la UIA, hombre que fue elegi‐do como presidente en la Organización Internacional de Empleadores (entidad centeneria que opera como contraca‐ra de la OIT), expuso con meridiana claridad su oposición ro‐tunda a la nueva ley, en un largo reportaje realizado por el matutino Clarín: “La ley de abastecimiento con la que tene‐mos graves diferencias en lo ideológico, económico y jurídi‐co. En lo ideológico porque se trata de un proyecto de 1974 y
desde entonces no solo cayó el Muro de Berlín y la economía era otra: las condiciones productivas han cambiado. Ade‐más, aquella ley desembocó en el Rodrigazo. La ley parte de un prejuicio de una supuesta posición dominante. Y le asegu‐ro, como titular de Copal, que la industria de los alimentos, que exporta por un monto de US$ 30.000 millones, es alta‐mente competitiva. No podemos aceptar una intervención estatal de tal magnitud sin que estemos en una situación de emergencia. Esta es una ley en blanco. Además, no solo abarca a la industria. También a los servicios, entretenimien‐to y actividades culturales tras una idea totalitaria de inter‐vención que está reñida con lo que se aprobó en la reforma de la Constitución de 1994” (CL 17/8). Funes de Rioja (pata de la oligarquía financie‐
ra/terrateniente en la entidad industrial) sintetiza los ejes de las posiciones de la gran burguesía. El problema es ideológi‐co, de principios para la gran burguesía local. La medida ofi‐cial atenta contra la propiedad privada y eso lo considera to‐talmente inaceptable. Poner en discusión con agentes del Estado cuáles deben ser los márgenes de ganancia de una empresa y las decisiones respecto de qué producir y cómo distribuirlo es un grado de planificación de la producción in‐tragable para los hombres de negocio. Funes de Rioja dice lo que el burgués de las pampas tiene que decir: quién contro‐la la producción controla el resto de los ámbitos de la vida social. Por eso se escandaliza y advierte que si avanzan estos grados de planificación en la producción local también avan‐zarán en los ámbitos deportivos, educativos, de la salud, re‐creativos, artísticos, etc. Hay que cortar por lo sano ya mis‐mo, dice Rioja. El libre mercado funciona, miente, queriendo significar con esto que el dominio de los monopolios debe primar en términos absolutos e indiscutibles en la organiza‐ción de la producción y la distribución y el consumo y por lo tanto, en la definición de los contenidos y los valores a desa‐rrollar en el deporte, la educación, el arte, etc. El problema es de principios, no de negocios. No se trata de controlar es‐trcutruras de costos y precios internos, sino de controlar y planificar el contenido político e ideológico de las esferas en que se desarrolla la vida social. Tal es la proyección de la nueva ley de marras que los
hombres de la gran burguesía local se apresuran a cortar como la cabeza de la hidra de manera urgente e inmediata. Aunque no todo sucedió de manera urgente e inmediata como los grandes hombres de negocio pretendían. Veremos esto más adelante. A fin de agosto, un conjunto de cámaras empresarias y
otras organizaciones profesionales firmaban un documento de 5 puntos donde, sintéticamente, rechazaban y propulsa‐ban a los legisladores a no votar el proyecto de nueva ley de abastecimiento. “Este proyecto constituye un grave avasallamiento al ám‐
bito de decisión propio de las empresas privadas y es clara‐mente inconstitucional, ya que afecta el derecho de propie‐dad y a ‘ejercer toda industria lícita’ garantizados por
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nuestra Constitución, generando un fuerte disuasivo a la ac‐tividad empresaria, las inversiones productivas y el empleo. (…) Lo cual implica un drástico cambio en el régimen econó‐mico de la Argentina consagrado en nuestra Constitución Nacional. (…) La experiencia histórica internacional ha de‐mostrado que la prosperidad económica y la eliminación de la pobreza se han alcanzado en aquellos países donde el Es‐tado no interviene discrecionalmente en el ámbito propio de las empresas privadas. Por el contrario, el intervencionismo abusivo en este ámbito desalienta las inversiones y la pro‐ducción, generando desabastecimiento, racionamiento de bienes y servicios y pérdida de empleos y de ingresos en los sectores de menores recursos. (…) Por estas razones, reque‐rimos a los señores Senadores y Diputados la no aprobación de este Proyecto de Ley”. Firmaron el documento la SRA, CRA, Coninagro y FAA; AEA, la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (Amcham), la Asociación Argentina de Produc‐tores de Siembra Directa (Aapresid); la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE); la Asociación de Dirigen‐tes de Empresas (ADE); la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República Argentina (Adecra); la Asociación de Empresas Exportadoras de Servicios (Argen‐con); la Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina; el Comité Asegurador Argentino (CAA); la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM); la Cámara de Comercio Argentino Canadiense (CCAC); la Cámara de Co‐mercio e Industria Franco‐Argentina (CCIFA); el Centro de Consignatarios de Productos del País (CCPP); la Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina (Ci‐comra); el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Ai‐res; la Comisión de Justicia y Paz; Consenso Republicano; Fundación Mediterránea; Instituto para el Desarrollo Em‐presarial de la Argentina (IDEA). Sin duda, el dato más significativo es la ausencia de la UIA,
la Cámara de la Construcción, la Cámara de Comercio y la propia FAA (miembro de la Mesa de Enlace) en las rúbricas del escrito. La fuerza que la oligarquía financie‐ra/terrateniente intentó, y en alguna medida logró, consti‐tuir tras la bandera de la defensa de la libre empresa y el de‐recho santo de la propiedad privada, se esmerilaba a fines de mes, dejando en el camino posiciones intermedias como la de la Cámara de la Construccion y la Cámara Argentina de Comercio y de importantes sectores de la UIA.
1.4. Viejas ideas En los documentos de las entidades patronales recién ci‐
tados pueden identificarse claramente las ideas fuerza con que la gran burguesía ‘salió al ruedo’ en búsqueda de cohe‐sionar a las distintas fracciones del capital en un único ‘haz de fuerza’. La Nación, como órgano ideológico de la oligar‐quía financiera/terrateniente vernácula, cumplió al dedillo ese rol durante todo agosto. Elegimos dos columnas edito‐
riales que sintetizan los conceptos centrales en la elabora‐ción de los lineamientos ideológicos centrales para sostener la posicion defensiva de la gran burguesía argentina ante la avanzada de la fuerza nacional popular y su ley de control de la producción. “El control de cambios y de importaciones es seguramente
la primera y más disuasiva señal con que se enfrenta un in‐versor. El impedimento a girar utilidades o repatriar capita‐les tiene el mismo efecto que invitar a un visitante y cerrarle con llave la puerta de salida después de que ingresó. La ne‐cesidad de autorizaciones discrecionales para traer capitales o para importar maquinarias e insumos torna imposible convocar nuevos inversores. A esto se suma la falta de acce‐so a los mercados financieros, agravada ahora por el de‐fault. La pesada carga tributaria, no sólo nacional sino tam‐bién provincial y municipal, tiene su razón de ser en un gasto estatal desbordado. (…) Cualquier empresa de cierta rele‐vancia está expuesta a denuncias penales por cuestiones impositivas, cambiarias o laborales. (…) nada asegura un proceso equitativo debido a la falta de independencia del poder político. La justicia laboral falla en general a favor del empleado. No sólo será necesario salir del default para atraer la inversión extranjera y nacional que puedan poner en marcha a nuestro país. No es sólo Vaca Muerta y la recu‐peración del sector energético y la infraestructura. Hará fal‐ta la modernización y el crecimiento de la industria y de los servicios para hacerlos competitivos. El mundo está viviendo una etapa inédita de cambio tecnológico” (LN 13/8). Y un dia después editorializaba el diario de la familia Mi‐
tre: “Las leyes propuestas resultan extremadamente peli‐grosas por cuanto blanquean la intención de estatizar las relaciones de producción y consumo, con su secuela de caí‐da del consumo y de las inversiones, de recesión y pérdida de empleos. (…) Afecta el derecho de propiedad y de ejercer to‐da industria lícita, garantizado por nuestra Constitución. (…) En lugar de reducir las costosas estructuras de la adminis‐tración, creadas artificialmente para favorecer a los militan‐tes de La Cámpora, los irrazonables subsidios destinados a compensar el costo de la congelación de las tarifas de los servicios públicos y los gastos en publicidad oficial, así como bajar los grandes déficits que generan las empresas estati‐zadas como Aerolíneas Argentinas y Aguas y Saneamiento Argentinos SA (AySA), ha preferido controlar los precios e in‐tervenir descaradamente en la economía mediante una serie de potestades calcadas de los regímenes totalitarios del pa‐sado. De sancionarse el proyecto se consumará otra grosera violación a los derechos de ejercer industria y comercio lícito y del de propiedad de los productores agropecuarios, comer‐ciantes e industriales” (LN 14/8). ¿Qué demanda La Nación? Eliminar toda protección a la
industria local, todo subsidio a los costos de bienes auxilia‐res y en el transporte de las industrias medias y pequeñas, toda traba al ingreso de bienes importados que en las con‐diciones de control tecnológico de los monopolios destru‐
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yen en el mercado local la producción de esos artículos en el país; reprivatizar las empresas que volvieron a manos del Es‐tado y que representan servicios o recursos estratégicos pa‐ra toda nación; ajustar el gasto público en toda la línea, co‐menzando por la expulsión de mano de obra del ámbito estatal; reducir a todo trapo las cargas impositivas de los ca‐pitales, sobre todo de los sectores agroindustriales exporta‐dores (eliminación de las retenciones); y consecuentemente volver a endeudarse con los capitales financieros trasnacio‐nales devoradores de riquezas de los países dependientes. Tales son los ejes centales del programa económico presen‐tado por el Foro de Convergencia Económico organizado por la SRA y la Camara de comercio yanqui. El plan se reduce a desarrollar los sectores agroindustiral (cada vez más prima‐rio) y energético, tras los recientes hallazgos de yacimientos petrolíferos y gasíferos en Vaca Muerta. El resto se ajusta y se importa. Frente a ese planteo que el Foro de Convergencia oligár‐
quica ha venido militando, propagandizando, e intentando imponer sobre todo mediante sistemáticos minigolpes o golpes de mercado y corridas varias, la posición de los in‐tereses de las fracciones de clase que se reproducen en el proyecto industrial mercado‐internista nacional popular se defendió avanzando. El primer golpe económico recibido en diciembre 2013/enero 2014 y el segundo con el fallo de la in‐justicia yanqui (condena y default Griesa) generaron una reacción hacia adelante, ofensiva, digamos, por parte de la alianza social nacional popular. La ley de control de la pro‐ducción y el consumo es un claro ejemplo de esto. Esta ofensiva de la alianza nacional popular no puede me‐
nos que ser criminalizada por la oligarquía financie‐ra/terrateniente vernácula. Su despliegue debe ser cortado de cuajo, evitando que se rearticule el herido frente nacio‐nal bajo causas de defensa soberana como la lucha contra los fondos buitres. Todo avance del proyecto nacional popu‐lar es catalogado por la oligarquía como anti‐constitucional, criminal. Y en rigor es cierto. Porque el desarrollo y profun‐dización del proyecto nacional popular, se orienta necesa‐riamente hacia la resolución del problema de la dependen‐cia económica y la falta de soberanía politica popular, lo que también necesariamente pone en cuestión la carta magna impuesta en 1853 por los vencedores de Caseros, por quie‐nes derrotaron, en aquel entonces, a la fuerza acaudillada por Rosas y su intento de programa económico y político nacional reñido con el proyecto que el capital industrial bri‐tánico habia diseñado para la Argentina. La Constitución li‐beral de 1853 garantiza la entrega de las riquezas nacionales a los capitales más concentrados británicos y a sus agentes locales, los grandes terratenientes de la pampa húmeda. De esta manera, toda vez que se intenta profundizar el
proyecto nacional popular antimperialista, se pone en discu‐sión una radical reforma o transformación de la Constitucion nacional. El último ejemplo fue en 1949 bajo el gobierno de Juan D. Perón.
Pero también la oligarquía financiera ha ‘metido mano’ en la para ellos sacrosanta carta magna. En 1994, bajo el go‐bierno de Menem‐Ucedé‐Fundación Mediterránea‐Cema, se reformó la Constitución, acuerdo de la partidocracia des‐compuesta PJ‐UCR mediante, a favor de los capitales trasna‐cionales, los fondos de inversión y garantizando el imperio político de estos. Por eso, el titular de la Copal, Funes de Rioja, en la cita que glosamos más arriba, aseveraba, sin ninguna vacilación, que con la Constitucion y sus enmiendas del 94 alcanza y sobra para ordenar la producción y el mer‐cado. ¿Cómo entender el cambio de signo del devenir histo‐rico y la necesidad de retomar la senda de la constitución de 1949, cuyo eje era el principio de ‘función social de la tierra y del capital’? En esta hora se ha planteado, como bien indi‐ca el editorial de La Nacion, la estatización de las relaciones de producción y el consumo. ¿Y qué sería eso sino la organi‐zación de una fuerza con eje en la clase obrera que pueda llevar a término el control real de la producción nacional? ¿Acaso hay otra tarea planteada para los trabajadores ar‐gentinos en esta hora?
3. POSICIONES DEL EMPRESARIADO NACIONAL
2.1. El capítulo de la Unión Industrial Argentina En la última edición del Análisis… hicimos referencia a la
triple fractura en el seno de la UIA. La agudización de la disputa entre fuezas sociales en el país profundizó esas divi‐siones intestinas que liquidan a la UIA como tal, la que tal vez se encamine hacia la formación de una diversa entidad industrial organizada por algunos grupos locales, los capita‐les medios y las entidades industriales de algunas regiones del interior. En agosto, el actual titular de la entidad, Héctor Méndez,
fustigó duramente al gobierno nacional, colocándose clara‐mente del lado del FCE. No fue ni será gratuita esta posición que no expresa las distintas fracciones que se organizan en la UIA. Tal es así que a principios de agosto Méndez postulaba:
“Los empresarios han trabajado y han puesto todo, son los mismos que antes hicieron crecer al 7%, ¿o creen que alguno se murió y lo reemplazamos, que tenemos dos equipos, A y B? No, es el mismo equipo, el que antes hizo todo para que el país creciera y ahora se esfuerza para poder sobrevivir. La queja [oficial] es que no hay inversiones, y no la hay, pero porque la situación macro no lo permite. Usted ingresa dóla‐res a ocho pesos, está subvaluado; debería costar 10, 11. ¿Se puede importar fácilmente? No. ¿Se pueden reembolsar uti‐lidades a la casa matriz? No. Eso hace al clima de negocios, al clima de inversión, lo del default vino después. Hay un montón de trabas para un montón de cosas. Quizá somos muy tolerantes, hemos sido muy tolerantes, pero es así” (LN 9/8).
38 Lamiendo el umbral
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Méndez y la fracción empresarial conducida por la agroin‐dustria encarnaba el reclamo de la SRA: los empresarios de‐ben salir a criticar abiertamente al programa de política económica del Gobierno. Coincidiendo, además, con los sec‐tores exportadores en la necesidad de una nueva devalua‐ción del peso. Una semana después, tras reunirse con el secretario de
Comercio, Augusto Costa, la UIA difundía un duro comuni‐cado advirtiendo: “Este proyecto, además de los cuestiona‐mientos legales, por implicar una delegación extraordinaria no habilitada en la Constitución Nacional, representa una fuerte interferencia del Estado en la actividad privada” (CL 15/8). Y más adelante, mientras se aprobaba en el Senado con
los votos del FPV la nueva ley de “Regulación…”, Méndez denunciaba, en una conferencia de prensa, que el proyecto es “inconstitucional y estamos cerquísima de un abuso de autoridad”. Allí mismo, el secretario de la entidad y dipu‐tado del massismo, José Ignacio de Mendiguren, insistía en que “con esta ley no va a invertir nadie; tenemos restricción de dólares y una posibilidad de conseguirlos es por finan‐ciamiento, pero esa puerta está cerrada. Así que la única manera es exportando más y con valor agregado. Para pres‐tarme dinero, el banco tiene que evaluarme. Ahora, si ve que el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, me puede expro‐piar la mercadería, ¿qué evaluación puede hacer?” (CL 26/8). Las categorías y los argumentos coinciden a pie juntillas
con los de la SRA y el diario La Nación citados mas arriba. Alineada con la posición dura de Mendez y Funes de Rioja
se manifestó la Unión Industrial de Córdoba (UIC). En su Co‐loquio anual, el presidente de la entidad, Ercole Felippa, di‐rectivo de la láctea Manfrey (claros vínculos con la produc‐ción agropecuaria), denunciaba: “Hace años que veníamos advirtiendo sobre la pérdida de competitividad y decíamos que si no había correcciones en variables macroeconómicas, íbamos a caer en recesión. La respuesta que recibimos fue‐ron amenazas, persecuciones, aprietes. Esto no pasa por ser oficialistas u opositores; nuestro rol como dirigentes empre‐sarios es plantear todo lo que afecte a la actividad producti‐va” (LN 7/8). En las antípodas de esta posicion beligerante, se manifes‐
tó el hombre de la industria metalúrgica, Juan Carlos Lascu‐rain, quien viene diferenciándose no sólo de la actual con‐ducción de la UIA (sector agroindustrial, lista Celeste y Blanca), sino también del sector agrupado en la lista Indus‐triales. Lascurain intervino en el debate reconociendo que sin la vigencia del modelo económico oficial, la industria me‐talúrgica nacional no hubiera sobrevivido al estallido de la crisis mundial de 2008: “Cuando fue la crisis del 2008‐2009, los metalúrgicos fuimos un sector que utilizó la tercera parte de los Repro. A partir del mes de junio de 2009, que comenzó la recuperación de nuestro sector, fueron paulatinamente
bajando. Pero en el momento del pico tuvimos una utiliza‐ción importante” (P12 9/8). Una posición intermedia se expresó en la posición de José
Urtubey (dueño del grupo local Celulosa Argentina), quien manifestó su oposición a la ley de abastecimiento, pero sin criticar al modelo industrialista oficial: “No se puede ir a con‐trapelo de lo trabajado hasta ahora, porque va a ser peor el remedio que la enfermedad” (P12 9/8). “Es importante pen‐sar en el consumidor pero no se puede ir en detrimento de derechos constitucionales que hacen a la propiedad privada. Hay que estudiar bien para que esto no suceda” (TA 13/8). En términos similares se expresaba Juan Sacco, titular de
la Federacion de la Industria Gráfica, quien se había mostra‐do cercano a algunas figuras del gobierno: “Muchachos, ¿us‐tedes creen que alguien podrá invertir en el país con todo eso? Afecta a la industria, el comercio, la construcción y la Bolsa porque es como meterse en la vida privada de las per‐sonas para saber qué hace, cuánto gana y en qué invierte lo que gana” (LN 26/8). Al mismo tiempo, Sacco sostenía, contra las previsiones
pesimistas de sus pares, que “el año que viene el país va a volver a crecer, por una cuestión de expectativas”; y ponde‐raba al gobierno nacional calificándolo como “el más indus‐trialista que tuvo la historia argentina”; y a quién recomen‐dó “tomar medidas proactivas”, es decir profundizar el rumbo de la distribución interna, créditos baratos a la indus‐tria y distribución que apuntale el crecimiento de la deman‐da interna. La linea Urtubey y Sacco avala al modelo industrialista pe‐
ro marca un límite de hierro frente al cualquier avance del control estatal de aquellas atribuciones reservadas exclusi‐vamente a los dueños del capital. La división en el seno de la UIA a la que hacemos referen‐
cia se mostró de manera cristalina en la programación del acto del Día de la Industria que se celebrará el 10 de sep‐tiembre en Tecnópolis y al que convoca el gobierno nacio‐nal. "Nosotros vamos a ir, el resto no sé, pero no hay una posición monolítica sobre la invitación”, reconocía Lascurain. Confirmaban su presencia a Tecnopolis el salteño José Urtu‐bey, Juan Carlos Sacco y el santafesino dirigente de la indus‐tria química, Guillermo Moretti. Por su parte, se negaron a integrarse al evento oficial
Adrián Kaufman Brea, de Arcor; Luis Betnaza, de Techint; Jo‐sé Ignacio de Mendiguren, actual secretario de la entidad y diputado nacional por el Frente Renovador; y el ya citado presidente de la Copal, Daniel Funes de Rioja. “Hoy es un Día de la Industria de enorme tristeza. (...) La UIA hoy no festeja nada, vamos a pasar todo para fin de año. Hoy no están da‐das las condiciones, hoy no hay nada para festejar”, se que‐jaba Méndez apenas inciado el mes de septiembre (TA 3/9). Así, podemos observar claramente hasta dónde llega la
vindicación del programa industrial mercado‐internista por parte de esta fracción del capital formada por industriales medios y grupos locales que hasta esta parte avalaron las
Análisis de Coyuntura 39
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políticas de expansión del gasto y de protección en base a la absorción y control de una cuota de la renta agraria, pero que consideran un límite absoluto el control estatal de las decisiones vinculadas a la producción y la circulación de bie‐nes. 2.2. Pequeños En este escenario de disputa interburguesa, el Gobierno
aplicaba una serie de medidas económicas favorables a los capitales medios y pequeños y articulaba acuerdos para contener los despidos y la financiación barata a los capites locales. Se extendia y aumentaba el Programa de Recupera‐ción Productiva (Repro), para evitar despidos de trabajado‐res en empresas; se relanzaban los Certificados de Depósi‐tos de Inversión (Cedin), para reactivar la actividad inmobiliaria junto a un plan de créditos para fabricar ómni‐bus de corta distancia. También se anunciaba un nuevo plan nacional de viviendas denominado “Vivir más cerca”. El mismo fue gratamente recibido y defendido por el presiden‐te de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), Gustavo Weiss, quien lo consideró “altamente positivo porque inyec‐ta dinero en la obra pública, reactiva el sector; y además porque las constructoras que se harán cargo del plan son pymes del interior del país, y verán dinamizada su actividad. Toda esta inyección de dinero es muy positiva y constituye un factor anticíclico importante” (TA 16/8). Las cámaras que nuclean a las pymes adhirieron a la nue‐
va ley de abastecimiento. Habiendo reclamado en un primer momento quedar exentas de la regulación, la CAME, que conduce Osvaldo Cornide, y la CGE de Marcelo Fernandez celebraron que se controle a los capitales más concentra‐dos, amenazadores seriales de la pequeña y mediana pro‐piedad. De esta manera, Fernández denunciaba a los grandes ca‐
pitales: “Están haciendo todo el lobby necesario para defor‐mar cualquier voluntad política de ordenar la cuestión inter‐na en el tema precios y en el tema de los monopolios. Las grandes empresas son formadoras de precios y a las peque‐ñas y medianas nos han tenido durante mucho tiempo pre‐sionadas con las alzas indiscriminadas que han tenido. Mu‐chas veces las pymes hemos tenido que absorber los costos de estos aumentos porque sabemos que si nos vamos de precio o dejamos de ser competitivas en el mercado interno es tentador el tema de la importación”. Cornide coincidía: “Muchos grupos monopólicos y oligopólicos en los sectores público y privado, que requieren controles y sanciones para evitar abusos contra las pymes y los consumidores” (TA 20/8). Desde la Confederación Económica de la Provincia de
Buenos Aires (CEPBA), dijeron que “hay que velar para que los derechos de los consumidores se protejan antes de que sean violados. Muchas veces hemos insistido en la necesidad de profundizar la transparencia y equilibrio de los mercados,
mediante la asistencia necesaria a proveedores que son la alternativa a las grandes corporaciones y, también, la pro‐moción de políticas que permitan una mayor eficiencia de los comercios de proximidad” (TA 13/8). Mientras que Eduardo Fernández, titular de Apyme defendía la propuesta oficial: “Sólo hay futuro mejorando lo conseguido, no vol‐viendo para atrás” (CA 15/8). Como medida proactiva y redistributiva para engordar el
consumo interno, tras la reunión del Consejo del Salario Mí‐nimo, el Gobierno llevaba el mismo a 4400 pesos y a partir de 2015, 7700 pesos (es decir, un aumento del 30%) siendo, junto al de Venezuela, el sueldo mínimo más alto de Lati‐noamérica. Comparando la cifra respecto de 2002, el salario mínimo creció en estos últimos 12 años un 2400%. En síntesis, las entidades de los empresarios pequeños de‐
fendieron en bloque la nueva ley de abastecimiento en la medida que lograron evitar que la misma los alcanzara. En sus aseveraciones se puede observar claramente la defini‐ción de los capitales más concentrados y monopólicos como la fuente de sus problemas. Tal situación deja en claro el ca‐rácter irreconciliable de los intereses de estas fracciones, y la imposibilidad de unidad entre pequeños y grandes. El he‐cho, insistimos, es sumamente significativo, puesto que en toda la historia argentina se repitió el alineamiento de la pequeña burguesía con la gran burguesía en los momentos de agudización del conflicto social. Esta vez, parece darse la situación de que la fracción pequeña queda a disposición de la fuerza nacional popular. Es evidente la debilidad de la oligarquía financie‐
ra/terrateniente a la hora de conducir a esta fraccion de ca‐pitales pequeños, medios e incluso grupos económicos loca‐les a las que, de aplicarse su programa económico, debe sacrificar en el altar de la concentración y centralización monopólica. Dicha fractura parece irremediable. Pero tam‐bién se hace patente la imposibilidad de la fracción de capi‐tal media nacional, dadas sus vacilaciones en los tiempos de definiciones decisivas (como se hizo visible en torno a la dis‐cusión por la Ley de Regulación de la producción y el con‐sumo), de poder abordar todas las implicancias políticas y el frente de conflictos que la propia ley de marras deja plan‐teadas. Allí tienen entonces los trabajadores argentinos el mapa
empresarial local desplegado en torno a la disputa económi‐co‐político‐ideológica en la presente coyuntura. De él debe‐rán sacar conclusiones sobre con quiénes y con qué fines constituir alianzas de corto, mediano y largo plazo. Siempre y cuando, por supuesto, se dispongan a dejar de ser convi‐dados de piedra o, en el mejor de los casos, columna verte‐bral, para pasar a encabezar el frente nacional y popular, alineando y dando cauce a la fuerza social capaz de asumir a pleno la disputa por la definitiva liberación nacional y social.
Batalla cultural y cuestión nacional: la clase obrera buscando brújula
Modelo para armar y deberás crear
si quieres ver a tu tierra en paz (Luis Alberto Spinetta)
Asistimos en la Argentina a un nuevo capítulo de la dispu‐
ta en torno al denominado ‘problema nacional’. Problema que, como venimos observando, tiene cada vez más conno‐taciones regionales e internacionales, en tanto el conjunto del pueblo argentino va tomando conciencia, mes tras mes, de que dicho problema no tiene visos de resolución única‐mente dentro de las fronteras nacionales. Por el contrario, la lucha que lo argentinos libramos por alcanzar la definitiva independencia se halla entrelazada con aquellas luchas que diferentes pueblos sometidos a lo largo y a lo ancho del glo‐bo libran contra el imperialismo, presentado bajo diverso ropaje que le cuadra según de qué formación económica se trate. Como analizamos en el artículo precedente, en la batalla
contra los fondos Aurelius y MNL –representados jurídica‐mente por el juez neoyorquino Thomas Griesa– está en jue‐go algo mucho más profundo que mil trescientos millones de dólares, o el reclamo usurario del mil seicientos por cien‐to de ganancias en bonos de nuestra deuda soberana. Se trata de sentar las bases para volver a tener o no patria. Se está jugando la soberanía política, es decir, la alternativa en‐tre someter aún más nuestros destinos a los decrépitos cen‐tros de poder financiero mundial o la posibilidad de desarro‐llar las potencialidades económicas, política y culturales presentes en nuestro país, desarrollo ligado indisolublemen‐te al avance conjunto con el resto de las partes que forman la nación latinoamericana. La batalla ideológico‐cultural es dramática y se despliega
en todos sus frentes. La oligarquía anti‐nacional agazapada se niega a perder más posiciones y hace uso de todas las he‐rramientas que ha desarrollado en 200 años de dominación económica, político‐jurídica y cultural. En el caso presente, disfraza buitres con traje de gorrión en su agónico intento por presentarse una vez más como el conjunto de la patria, cuando la crisis del imperio que le da vida se descompone de tal modo que la deja desnuda ante los argentinos. Es no‐table, en este punto, el reservorio argumentativo que aún
posee presente en su intelectualidad orgánica, hecho que muestra patente su negación a morir en la historia, aun cuando la contradicciones en su sistema de dominación ba‐sado en la propiedad de la tierra ha llegado a un nivel tan al‐to que ni siquiera logra que dos candidatos opositores ten‐gan un mismo discurso en su intento por terminar con el proyecto mercado‐internista redistributivo iniciado en 2003, y que –según encuestas realizadas por las propias usina oli‐gárquicas liberales– el grueso de los argentinos está dispues‐to a defender con el voto en 2015. Por el lado del frente nacional que con enormes dificulta‐
des intenta expresar el gobierno, las contradicciones no son menores, y se despliegan cada día un poco más, en la misma medida que avanza la pelea contra el enemigo principal. La patriada anti‐buitre empuja sin dudas a cerrar filas tras el gobierno a cada vez más sectores de la población, desple‐gando la conciencia de quién es el causante de los proble‐mas que aquejan a nuestro pueblo. No obstante, la propia lucha deja crujir a cada paso los
huesos rotos de la fractura. Y se hace cada día más evidente la ausencia de un sector mayoritario del movimiento obrero en este frente. Por el lado del Gobierno, se insiste en acusa‐ciones de ‘colaboracionismo’ con el poder oligárquico‐financiero a todo reclamo gremial que provenga del sector del movimiento de los trabajadores no alineado con sus polí‐ticas. Por el lado de este sector del enormemente fragmen‐tado movimiento obrero, se insiste en profundizar el conjun‐to de reclamos gremiales indudablemente válidos, pero que se agotan en sí mismos, reafirmando la posición de los tra‐bajadores en tanto asalariados dentro del sistema capitalista aún dominante. No logra vislumbrarse desde ningún sector mayoritario del mismo el contenido profundo de la crisis del propio sistema a nivel global, sus derivaciones hacia los paí‐ses dependientes y en particular la Argentina y, consecuen‐temente, las tareas que tal realidad imponen a la clase tra‐bajadora para la resolución de los problemas que aquejan al conjunto de los argentinos.
Análisis de Coyuntura 41
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Buitres o muerte La intelectualidad oligárquica transpiraba en las páginas
de la Tribuna de Doctrina en su empeño por mantener la po‐sición hegemónica de su clase. A la disputa económica, que analizamos anteriormente, le seguía la disputa cultural por el sentido de los conceptos de ‘patria’ y ‘nación’. Entremos a la tertulia.
1. Interés particular e interés general: invertir los términos Nuestro octogenario Mariano Grondona adoctrinaba una
vez más: “La animosidad que despierta entre nosotros el conflicto con los fondos buitre, ¿dónde la pondríamos? ¿Es una auténtica defensa del interés nacional amenazado o es sólo una ficción conveniente para el Gobierno? ¿Nos atacan o hacemos como que nos atacan? (…) Quizás ha llegado el momento de distinguir entre patriotismo y nacionalismo. Cuando la nación corre peligro, suena la hora del patriotis‐mo. El nacionalismo, por su parte, es, apenas, una inclina‐ción por lo que uno entiende de buena fe que son las conve‐niencias de la nación, en principio discutibles y expuestas al debate. La falla es aquí sublimar el nacionalismo y elevarlo de categoría hasta convertirlo en patriotismo, agregándole los ingredientes místicos, casi religiosos, que la patria con‐tiene, pero no la nación. Se da la vida por la patria, pero se hace, en cambio, lo que cada uno cree que es conveniente para la nación. (…) Lo malo es cuando se pretende atribuir a las naciones las dimensiones de la patria. Hablar de patria cuando sólo está en juego la nación o, menos aún, uno de sus intereses sectoriales, es un abuso de la retórica, es sim‐plemente una exageración” (LN 7/8). Con lo que se invierten los términos. No es la oligarquía la
que durante 200 años dibujó bajo el paraguas del concepto de ‘patria’ lo que siempre fue un interés de clase particular que ahora aparece más desnudo que nunca. Es el gobierno el que defiende un interés particular e intenta llevar al con‐junto de la nación a una gesta falsamente patriótica como la pelea contra los fondos buitres. Que el buitre se vea como gorrión. He aquí la clave de la gesta terrateniente.
2. Ceder la soberanía ¿Pero por qué se insiste en presentar el interés de la bur‐
guesía agro‐mediática como interés de la patria? Justamen‐te, porque para garantizar el interés de dicha clase es nece‐sario renunciar a la soberanía sobre los recursos nacionales, resultado del trabajo de varias generaciones de argentinos. Así lo afirma el editorial mitrista: “Pese a lo que pareciera sugerir el gobierno kirchnerista, en los Estados Unidos el Po‐der Ejecutivo no acostumbra dar órdenes al Poder Judicial, en tanto la independencia de éste es un principio y una con‐dición republicana que allí no se discute. Los jueces norte‐americanos, a diferencia de los cubanos o venezolanos, no son meros agentes o títeres de su gobierno. Cabe presumir que el lamentable paso fallido de nuestras autoridades no
ayudará a mejorar las ya debilitadas relaciones bilaterales con los Estados Unidos. ”Curiosamente, el gobierno argentino, en su presentación
al tribunal de La Haya había alegado la existencia de una violación de su ‘inmunidad soberana’, a la que, sin embargo, había renunciado, formal y expresamente, en la propia do‐cumentación de la deuda suscripta en tiempos de Néstor Kir‐chner. Renuncia que se tiene por irrevocable” (LN 12/8). La justicia yanqui no es títere de su gobierno. Al igual que
este, es títere de los capitales más concentrados. Y como tal actúa. La Argentina ya renunció a su soberanía, ya no tiene ningún derecho a reclamar ningún producto del trabajo o de la naturaleza de su propio suelo. Los argentinos ya no perte‐necemos a nosotros mismos. ¿Por qué insistir en negar esta ley natural? Si la naturaleza o Dios puso a los EEUU en con‐diciones de dominar sobre el resto de las naciones, ¿a qué viene negar semejante verdad ahistórica y universal? ¿A qué insistir con esa tan mala costumbre que ha penetrado los gobiernos latinoamericanos de ‘hacer política’? Completaba el argumento el propio Mariano, muy activo
últimamente para tener más de ochenta años: “Ahora irrumpe un tema político. Cuando un país enfrenta un con‐flicto de intereses, es como un actor que actúa frente a dos audiencias. Al mostrarse razonable frente a la audiencia in‐ternacional de sus acreedores, el gobierno argentino gana puntos afuera, pero los pierde adentro. Lo opuesto le puede ocurrir con su propia audiencia. No debe sorprender por ello que al mostrarse duro con los acreedores nuestro gobierno haya aumentado en algo su popularidad. En este caso ex‐tremo se nota, así, que lo peor para el país puede resultar lo mejor para el Gobierno. Es la historia mil veces repetida de la demagogia” (LN 14/8). El no ceder la soberanía le propina al gobierno el apoyo
popular. Pero no nos engañemos. El ir contra la naturaleza de las cosas traerá otros grandes males al país. Eso es lo que no entiende la gente que se deja llevar burdamente por la palabra dulcificadora del ‘populismo’. No entienden que ser la 51° estrella de la bandera estadounidense es lo mejor que le puede pasar a una nación adolescente e inmadura como la nuestra. ‘Madurar’, ‘ser adulto’ consiste en asumir las co‐sas como son y no persistir en el adolescentismo de intentar cambiarlas. Y si el pueblo se obstina en oponerse, pues ya se sabrá cómo escarmentarlo, hasta que aprenda.
3. Negar las luchas por la soberanía ¿Y quién encarna en la Argentina esta irreverencia de que‐
rer tapar el sol con un dedo, es decir, intentar un modelo de desarrollo nacional opuesto a aquel que proponía la subor‐dinación al capitalismo occidental? Respondía el director de Poliarquía, Eduardo Fidanza: “La escalada del conflicto con los holdouts reverdeció en la retórica presidencial el lenguaje épico, con sus batallas, sufrimientos, esperanzas y logros. (…) Regresó con fuerza, porque en rigor nunca había salido de escena, la simbología del peronismo, el movimiento polí‐
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tico que contiene, con gran capacidad de perduración, los temas clásicos del nacionalismo y el populismo argentinos. (…) ”Más allá de las acreencias e injusticias del capitalismo in‐
ternacional, debería atenderse antes a la deuda interna, ex‐presada en la falta de rigor profesional y responsabilidad con que se encaran problemas cruciales para la nación. No po‐demos cambiar el mundo, pero sí mejorar el país. Ése, y no otro, es el desafío pendiente para la política argentina, a po‐co más de un año de la renovación presidencial” (LN 2/8). Con lo que se le pone nombre a esa falta de cordura: pe‐
ronismo. Así se denomina la forma que tomó en la Argentina ese movimiento ‘contranatura’, esa lucha contra el imperia‐lismo, es decir, contra el capital más concentrado a nivel global y sus expresiones locales, encarnadas fundamental‐mente en el capital agroindustrial y en el rentismo terrate‐niente pampero. La batalla contra los buitres desempolvó todo el horizonte de significados que contiene el peronismo para el conjunto de los trabajadores y el pueblo. Pero no se trata de un invento discursivo presidencial, como parece de‐cirnos Fidanza. El modo como fue encarada esta pelea con‐tactó con el grueso de los argentinos porque se ve la amena‐za real detrás de las palabras: 1330 millones de dólares de las arcas del Banco Central que son el producto del esfuerzo mismo de los argentinos; la posibilidad de retornar a los ni‐veles de desocupación y miseria del período neoliberal. Re‐sulta, así, cuasi risueño –si no fuera trágico– que el colum‐nista invoque la ‘deuda interna’. Pero hay aquí otra inversión de los tantos. El mundo está cambiando, indepen‐dientemente de la voluntad de un gobierno. Y no existe ‘me‐jorar el país’ sin cambiar de raíz las bases de su desarrollo, esto es, la propiedad de la tierra más productiva del planeta (la Pampa Húmeda), lo cual implica necesariamente enfren‐tarse al poder del capital concentrado global. No es este go‐bierno quien está por fuera de la realidad, sino la propia oli‐garquía que ve caer, de a poco y por su propio peso, todos los fundamentos de su dominación, basado en un orden im‐perial que se desmorona, tal como observamos a lo largo de este y de anteriores Análisis…, y que sólo tiene para ofrecer guerra, epidemias, narcóticos y represión a los pueblos. Más diáfano aún era el diario ‘progresista’ francés Le
Monde, que a través de la pluma de su periodista Réagir‐Classer, y bajo el título “Lecciones argentinas”, sentenciaba: “Si hubiese que mencionar una única causa de la decadencia argentina, señalaríamos el peronismo. No es que Juan Perón (1895‐1974) haya gobernado siempre la Argentina (sólo lo hizo entre 1946 y 1955 y, primero él y luego su esposa, Isabel Martínez, entre 1973 y 1976). Pero el peronismo dio forma a la vida política y social del país. La mayor parte de los go‐biernos argentinos se han inspirado, directa o indirectamen‐te, en el peronismo. ”El peronismo representa la ilusión de un modelo de desa‐
rrollo autónomo impulsado por el Estado y liberado de las
restricciones de la competencia y de la competitividad” (LN 27/8). La culpa de la ‘decadencia’ es únicamente nuestra por
adscribir al peronismo y hacerlo nuestra ‘forma de vida’, es decir, una forma de vida aislada de la civilización, de la com‐petencia con los capitales más concentrados a nivel mundial. Y lo dice el periódico de uno de los países que está sufriendo en carne propia el peso de la competencia capitalista y las consecuentes políticas de ajuste, coronadas este último mes por el nombramiento de un ministro de Economía prove‐niente de la tradicional Banca Rotschild, con niveles cada vez más elevados de desocupación, pobreza y un creciente des‐contento social que se expresa cada vez más en chovinismo y racismo. Más lejos en la historia llegaba –cuando no– el gran histo‐
riador socialdemócrata/liberal Luis Alberto Romero: “Con los fondos buitre volvieron los viejos y remanidos discursos acer‐ca de nuestras victorias, reales o morales, sobre los enemi‐gos de la patria. Lo mismo que con la Vuelta de Obligado o la Guerra de Malvinas: perdemos, pero nos dicen que gana‐mos. (…) El Día de la Soberanía Nacional conmemora la vic‐toria de 1845 sobre los ingleses en Obligado. En rigor, no lu‐chó allí la Nación, que estaba en pañales, sino la provincia de Buenos Aires, defendiendo un interés propio. Y no fue una victoria, pues ganaron los ingleses. (…) ”La épica victoriosa se construyó posteriormente, durante
el largo proceso de formación de nuestra nacionalidad y de su historia. Hubo quienes se centraron en la construcción re‐publicana de Rivadavia, Mitre, Sarmiento y Roca. Otros eli‐gieron la óptica nacional, popular y antiimperialista, exalta‐ron a Yrigoyen y a Perón, y buscaron sus antecesores. Así fueron integrados Rosas o Felipe Varela, el azote del imperio británico, y la derrota de 1845 fue convertida en un triunfo de la Nación. Fueron ellos quienes postularon la perenne existencia de un pueblo nacional unido detrás de un jefe, y denunciaron a sus enemigos, de adentro o de afuera, conju‐rados contra la nación y su grandeza. El discurso engañador y triunfalista de la epopeya de Obligado reapareció en la Guerra de Malvinas y luego en el actual combate contra los holdouts o buitres” (LN 6/8). Hasta el fondo de la historia llega esta batalla por la patria
y contra el capital concentrado foráneo y sus socios locales. Hasta la disputa por el modelo de organización nacional que el país tendría hacia mediados del siglo XIX, subordinado a las necesidades del capital británico o soberano y mirando al mundo desde los principios de la independencia económica y la soberanía política, fundamentos de la justicia social. La oligarquía sabe de las luchas históricas del pueblo, sabe que están presentes en el imaginario popular. Por eso se esfuer‐za por borrarlas o tergiversarlas, junto con líderes que las encarnaron y condujeron. Caudillos que no eran otra cosa que la expresión de la conciencia antiimperialista del pueblo, con el grado que esta haya alcanzado en cada momento. Bo‐
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rrar esta historia viva es condición esencial para el sosteni‐miento de la hegemonía oligárquica.
4. El fantasma de la planificación Como decíamos, la cuestión nacional es un problema cada
vez más internacional. Pues se entrelaza con el problema del alineamiento internacional de las naciones y su adscripción a uno u otro bloque de naciones que expresan modos de desarrollo económico, geo‐político, militar y cultural anta‐gónicos. Así lo dejaba en claro el especialista en relaciones internacionales Juan Gabriel Tokatlian: “La gran recesión de Occidente no ha sido aún superada; en algunos tableros mundiales avanza un multipolarismo complejo; el Sur parece incrementar su voz y peso en los tópicos globales y la in‐fluencia de la sociedad civil internacional y de distintos acto‐res no estatales es mayor que en el pasado. El caso de los fondos buitre representa un delicado y contradictorio con‐junto de principios, posiciones y pugnas. Cuestiones como la soberanía, el derecho, la equidad, las finanzas, la geopolítica y asuntos como el poder de los Estados, la gravitación de fuerzas transnacionales y el papel de las instituciones atra‐viesan el tema. A diferencia de 1982, la Argentina no parece estar tan sola. Sin embargo, los respaldos que ha recibido el país no deberían llevar a confusión: la postura argentina frente a los buitres constituye un hecho infrecuente que ten‐drá consecuencias globales importantes. (…) ”Pronto sabremos si el país será objeto de un nuevo disci‐
plinamiento, esta vez financiero, o si asistimos al gradual inicio de un freno a la especulación y al esbozo de institucio‐nes internacionales para el manejo de deudas soberanas. En este caso, no habrá que lanzarse a un festejo desbordado, sino asumir los grandes retos internos de equidad y justicia que siguen pendientes. Aún queda un año de gobierno” (LN 11/8). Ojo con el alineamiento político con los BRICS, tal como
viene ocurriendo en el país. Ojo con seguir modelos de desa‐rrollo alternativos a la economía de mercado. Ojo con su‐cumbir a la tentación de la economía planificada que encar‐nan los países que conducen este bloque, fundamentalmente China, que guía sus destinos bajo la mi‐rada del Partido Comunista Chino (PCch), y que están hoy a la cabeza del proceso de transición hacia otro modo de vida que supere la barbarie capitalista en que vivimos. El tener razón frente a los buitres no nos da el derecho de alejarnos del modelo de desarrollo capitalista occidental fundado en la propiedad privada. Regionalizaba el concepto el editorial del diario de los Mi‐
tre titulado “Argenzuela”: “El camino hacia la Argenzuela autárquica y endógena será muy duro. Si fuese exitoso, la mayor parte de la población vivirá de recursos públicos y só‐lo una porción reducida se mantendrá en el sector privado. Posiblemente, tejiendo boinas de color rojo, para enviar a nuestro preceptor, en reconocimiento por las valijas recibi‐das y por tantas enseñanzas aprovechadas por el mejor dis‐
cípulo en lograr una Argentina minúscula. Una Argenzuela”. (LN 31/8) La oligarquía se mira a sí misma y al país que forjó bajo su
égida. Un país donde un conjunto cada vez más grande de la población está ‘privado’ de lo necesario para vivir. Donde cada vez más capitales medianos y pequeños sucumben an‐te los monopolios de diferentes ramas. La expropiación y eliminación de estos sectores se da en los marcos de las re‐laciones capitalistas, no por fuera de ellas. La oligarquía acu‐sa a quien intenta revertir por diferentes medios de planifi‐cación estatal esta situación de aquello que su régimen llevó a cabo durante décadas. Y aclaraba finalmente la cosa Carlos Pagni, otro comba‐
tiente de la Tribuna de Doctrina: “Para esta concepción, la inflación y la recesión no se deben a un desequilibrio imper‐sonal de las variables económicas, sino a la perversidad constitutiva del mercado. El precio, para Kicillof, no es el re‐sultado de la oferta y la demanda. Es el lugar donde se libra la lucha de clases. Donde el poderoso se apropia de la plus‐valía del oprimido. (…) ”La idea de que los desarreglos de la economía se corrigen
con más planificación estructura una creencia atávica del kirchnerismo: la presunción de que no hay en la vida social dinámica alguna que no pueda ser disciplinada por la volun‐tad del que manda. Según esta premisa, todo es política” (LN 18/8). Ojo, decíamos, con sucumbir al deseo de tocar la ‘mano
invisible’ del mercado. Al capital se le desmorona la ilusión –que logró mantener por años– de que la economía de mer‐cado es obra de la naturaleza. Como venimos observando en estas páginas, es la política el terreno donde se lucha y deci‐de qué tipo de desarrollo económico se dan los hombres, dentro de una nación y en el conjunto de las relaciones en‐tre naciones. Son los hombres los que hacen su historia. Condicionados por el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción con que se encuentran. Pero hacen la historia al fin. Y la siguen haciendo. De eso se trata la incidencia fundamental de la política sobre el desarrollo económico, para lograr dejar de ver a este como un fenó‐meno más de la naturaleza. La doctrina del fin de la Historia ha volado por los aires con el creciente deterioro de la hu‐manidad que traen aparejadas las relaciones capitalistas y la aparición de alternativas reales a las mismas.
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¿Y ahora quién podrá defenderme? En una de sus “Miniaturas” sabatinas publicadas en el ór‐
gano terrateniente, el mismo Pagni expresaba con preocu‐pación: “Si bien se aplaude la formación de grupos como el Foro Empresarial, el estudio confirmó el antiguo conflicto en‐tre la opinión pública y la cultura capitalista. Aunque se les asigna autoridad en temas económicos, los empresarios son vistos, en todos los niveles, como cómplices de la corrupción. Entre los desamparados, la propiedad privada carece de im‐portancia. (…) La encuesta enuncia lo evidente. Frente al agravamiento de la crisis, Cristina Kirchner estimula estas creencias. Y no aparece un líder opositor que, más allá de cri‐ticar sus malas prestaciones, proponga una concepción al‐ternativa” (LN 30/8). Pues no se trata de un gobierno. Pues a este se le podría
vencer electoralmente. Y hasta voltearlo mediante un Golpe de Estado, si se logra generar una coyuntura favorable a ello. El problema es otro. ¿Cómo gobernar sobre una pobla‐ción a la que se tiene que expoliar más y más, con niveles de exclusión, hambre y miseria aún mayores a aquellos que tu‐vo que soportar durante la época del Consenso de Washing‐ton? Ese es el dilema de la oligarquía y el que se expresa políti‐
camente en la oposición, que representa diferentes sectores del capital llamados a desaparecer lisa y llanamente si se vuelven a aplicar tales planes. Es por ello que no aparece ese ‘líder opositor’ que tanto busca la oligarquía.
1. Un ‘chirolita’ para el partido del campo “Por lo demás, los empresarios no sólo tienen el derecho,
sino la obligación de hacer conocer a la sociedad, y espe‐cialmente a quienes pueden tener la posibilidad de conducir los destinos del país, cuáles son las políticas esenciales para permitir el tránsito hacia ese desarrollo sustentable” (LN 7/8). Así se expresaba Miguel Blanco, presidente de IDEA y coordinador del Foro de Convergencia Empresaria, marcan‐do la cancha a quien quisiere gobernar. Partido único del capital concentrado, defensa irrestricta del derecho de pro‐piedad por sobre cualquier otro, hasta del derecho a la vida si es necesario. De este modo, varios candidatos desfilaban por la pasare‐
la del Foro ofreciéndose. El radical Ernesto Sanz hablaba en un panel con el FCE de una reforma tributaria y de bajar paulatinamente las retenciones a la soja (LN y TA 8/8). Por su parte, el congreso de la Asociación Argentina de Produc‐tores de Siembra Directa (Aapresid) convocaba los candida‐tos Sergio Massa y Hermes Binner. El primero expresaba: “Las entidades del sector nos tienen que exigir un compromi‐so de políticas de Estado. Firmemos un compromiso de pre‐supuestos mínimos gobierne quien gobierne”, mientras re‐petía el cliché de “sacarle el freno de mano al sector” (LN 8/9). A su vez, en una encuentro con el “G‐6”, José Manuel de la Sota exigía pagarles a los buitres y liberar las exporta‐ciones de carnes, lácteos, trigo y maíz, así como los impues‐
tos que las gravan (LN 23/8). Siempre a la vanguardia, Mau‐ricio Macri repetía el coro del sueño de las góndolas del que hemos hablado meses atrás en esta publicación: “Tenemos que pasar de ser el granero del mundo al supermercado del mundo” (CA 20/8), a través de acuerdos entre las provincias y las multinacionales, con la consecuente profundización del grado de extranjerización de la economía, por un lado, y la fragmentación del país en un rompecabezas aún más difícil de armar, por otro.
2. Portazos marca UNEN El lanzamiento porteño del FA‐UNEN iba a ser otro esce‐
nario de las imposibilidades del establishment por aunar un candidato que dé expresión a su interés. Ya veníamos de tiroteos los meses anteriores en relación a
la incorporación o no del Pro al espacio ‘progresista’. Hasta que Pino encendió la mecha y la cosa explotó. “Para los que me acusan de estar con Macri, les digo que estoy dispuesta a hacer todo lo necesario por la República. Nadie me va a co‐rrer por izquierda, ¿entendieron?”, había dicho en su discur‐so Lilita. Pero Pino la corrió: “En este espacio no hay espacio para la derecha moderna: Macri, Scioli y Massa son tres candidatos del establishment”, frente a lo que Lilita abando‐nó intempestivamente el escenario en pleno discurso pinis‐ta. Poco antes, Mario Mazzitelli, líder del Partido Socialista Auténtico, afirmaba que UNEN “no se rompe más”, al tiem‐po que Martín Lousteau deslizaba la definición perfecta: “Nadie puede decir lo que UNEN significa”… (LN, P12, TA y CA 12/8). Pocos días más tarde, la propia Lilita volvía con su estilo
lenguaraz: “Es alianza con todos, y que elija el pueblo. Si va‐mos separados en primera vuelta, gana el PJ (…). Que me di‐gan quiénes son funcionales al PJ, qué me digan quiénes quieren que gane Scioli y Massa. Yo no quiero que gane más el PJ, eso es el narcoestado. ¿Qué quieren? Decidan. Si por atrás está financiando Massa o Scioli, avisen, eh... Porque la jugada más funcional al PJ es que no haya acuerdo antes”. La encargada de contestarle esta vez era Alcira Argumedo, ladera de Solanas, indicando que eso sería como “aliarse con Al Capone para enfrentar a Don Corleone”.Y completaba Humberto Tumini, de Libres del Sur: “El PJ va a ganar si Ca‐rrió sigue debilitando UNEN” (LN, CL y P12 16/8). Pero el presidente de la UCR, Ernesto Sanz, intentaba
tranquilizar: “Fue una discusión menor, (…) estamos juntos y vamos a seguir juntos. [UNEN] no se rompe ni se dobla”. Y agregaba: “Cuando se está en un espacio de diversidad, con tantas tradiciones, hay discusiones por supuesto, pero lo más importante es que Unen tiene un tronco común”. Lo que sería bueno saber es cuál… Y Pino volvía al ring: “Todos nos tragamos un sapito, pero
no un sapo tan gordo”, y disparaba a su vez sobre el radica‐lismo: “En el radicalismo hay dos posiciones, es un secreto a voces. Por un lado, el sector que continúa las tradiciones de (Hipólito) Yrigoyen, (Arturo) Illia y (Raúl) Alfonsín. Y por el
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otro, un radicalismo que construye en las sombras, el del aparato, el del ‘Coti’ Nosiglia y su armado con Macri” (CA y P12 17/8). A lo que Carrió contraatacaba: “Voy a ser candidata a pre‐
sidenta porque si no, no hay estrategia. Yo no quería esto, pero me obligaron. Soy candidata, estoy primera en UNEN y voy a disputar porque no hay estrategia política y se vienen momentos muy duros, se viene un desastre. Pero voy a ser candidata el año que viene”. Y aclaraba el concepto de ‘desastre’: “La estrategia de Cristina es llevarnos a la guerra. Como viene el golpe inflacionario lo que ella hace es romper y manda al Congreso la ley de los holdouts para culpar a Es‐tados Unidos, al juez Thomas Griesa, a los opositores y a los medios de comunicación independientes. Va a decir que hay un golpe y lo denunciará ante la Unasur y la OEA (Organiza‐ción de Estados Americanos). Yo lo que estoy haciendo es avisarle a la OEA cuál es su estrategia” (CL 24/8 y P12 25/8). Completaba el cuadro la interna dentro de la propia UCR,
haciendo honores al discurso de Pino. El economista estrella Javier González Fraga advertía al ‘estilo Carrió’ sobre “una salida anticipada del gobierno nacional”, asegurando que la cuestión del canje de deuda traería “consecuencias políticas” que “podrían llegar a complicar la continuidad de la presi‐denta y buscar alguna clase de arreglo, como adelantar elec‐ciones”. Y cerraba: “Esto que nos pasa no es culpa de los holdouts. Es el colapso económico del modelo de Néstor Kir‐chner”. No obstante, su correligionario Leandro Santoro, líder de
la agrupación Los Irrompibles, ligada al alfonsinismo, visita‐ba el programa oficialista 678, donde señalaba sin medias tintas que “algunos dirigentes cuando les conviene son repu‐blicanos y liberales y cuando nos les conviene son golpistas”, sorprendido porque “el nivel de irresponsabilidad institucio‐nal de estos muchachos es alarmante”. Muchachos que son, según él, “la expresión de los representantes del poder fi‐nanciero que están buscando una megadevaluacion para fa‐vorecer a los sectores exportadores. (…) Lo dicen porque ha‐cen mucho dinero o porque efectivamente tienen un proyecto de poder que requiere que la Argentina termine como terminó en el '89 para aplicar las medida neoliberales que se aplicaron en los noventa”. La sentencia era lapidaria sobre su propio partido: “La UCR abandonó la vocación de representar el voto progresista” (TA 3/9). Todo lo expuesto confirmaba sin dudas las palabras del
socialista Hermes Binner a comienzos de agosto, cuando destacaba “la coherencia de las ideas” y “la madurez políti‐ca” del espacio: “No hay fisuras, hay unidad. El Frente Am‐plio‐UNEN está preparado, tiene un programa de gobierno y tiene un equipo”. Aunque quizá le queden mejor las palabras que les dedicaba el siempre tan sutil diario Crónica: “Se UNEN en el cabaret”, acompañadas de imperdibles imáge‐nes trabajadas de Pino y Lilita, ambos bailando vestidos con traje de plumas…
3. Con música de monopolio Y se trata sólo de un ejemplo de las dificultades que arras‐
tra la oposición. Los egos, las vanidades y las tradiciones po‐líticas de cada candidato existen. ¿Qué duda cabe? No obs‐tante, no es este el determinante último de estas fisuras, tal como aparece en la superficie. Se trata del resquebrajamien‐to cada vez mayor del sistema de partidos políticos producto de la crisis estructural del capital. Los chillidos de algunos candidatos opositores suenan en una tonalidad muy pareci‐da a aquellos que lanzan los sectores del capital que no en‐tran en la reproducción ampliada, o sea, que quedan fuera de la competencia con los monopolios. Escuchemos si no las palabras del fugaz ex presidente y
actual senador por el peronismo opositor, el puntano Adolfo Rodríguez Saá, preguntado por el periodista Gustavo Sylves‐tre sobre el papel que jugó el Grupo Clarín en su caída: “Fue‐ron los creadores del golpismo democrático. (…) Ellos que‐rían que se nacionalizara la deuda de los sectores privados. Querían que yo hiciera lo que hizo Duhalde, (…) que los sec‐tores privados pagaran en pesos la deuda en dólares que te‐nían, y que de la diferencia, de miles de millones de pesos, se hiciera cargo el Estado. (…) El único papel que estaba en el escritorio de la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia era el proyecto de pesificación asimétrica, el borrador, que era exactamente el mismo que se firmó después. Lo encabe‐zaba el Grupo Clarín y los empresarios, los industriales de la época, que son los mismos de ahora” (TA 8/8). Últimamente, se están viendo las cosas más claramente,
como decía la canción.
4. Portones infranqueables Pero hay peores noticias para el armado ‘democrático’
oligárquico. Pues los números que sus propias usinas de pensamiento elaboran no hallan resquicios en la población que permitan colar sus planes de gobierno ‘buitre’, en caso de llegar a la presidencia alguno de sus muchachos. Así lo planteaba blanco sobre negro el director de su consultora predilecta, Poliarquía, don Eduardo Fidanza: “La experiencia colectiva de la década pasada rescata dos momentos: la re‐cuperación del trabajo entre los que lo habían perdido y la incorporación de los jóvenes al mercado laboral. Si a esos lo‐gros se les suma la ampliación de la cobertura jubilatoria y la mejora relativa de los beneficios de ese sector, la vida de una familia media argentina en los últimos años puede describir‐se como un restablecimiento de ingresos y autoestima que abarcó a tres generaciones. ”No se trata, sin embargo, de una situación ideal. Las con‐
quistas deben confrontarse con los tres flagelos que azotan hoy a esas mismas familias: la inflación, el delito y la persis‐tente desigualdad social, sumados a la inquietud de una economía en recesión. Probablemente estos claroscuros ex‐pliquen la orientación con que los votantes enfrentarán las elecciones del año que viene. Más del 50% demanda que el próximo gobierno mantenga determinadas políticas de la ac‐
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tual administración y cambie otras. Desechan una transfor‐mación profunda del modelo kirchnerista. ”Una reciente encuesta de Poliarquía en la provincia de
Buenos Aires arroja luz sobre las políticas nacionales que ese amplio electorado quiere conservar y las que desea cambiar. Casi el 60% aprueba las políticas sociales, las jubilaciones y la creación de puestos de trabajo; por el contrario, desea cambios en seguridad e inflación. (…) ”Como se observa, el empleo, la política social y las jubila‐
ciones constituyen la última frontera, el territorio que la so‐ciedad no quiere resignar. El problema reside en que para conquistarlo el kirchnerismo incurrió en serias inconsisten‐cias económicas, que siguen profundizándose. Es la cuadra‐tura del círculo que desafiará al próximo presidente. Un re‐corte drástico de los gastos y subsidios que posibilitaron la prosperidad no condice con las expectativas y es una solu‐ción contable que desconoce la realidad social. Sin embargo, una expansión indefinida del gasto terminará anulando los beneficios, por vía de la inflación y la recesión, como empie‐za a suceder. Acaso una fina coordinación de políticas y ex‐pectativas impida trasponer la frontera del bienestar social. Pero para eso se requerirá un nuevo gobierno, que posea responsabilidad, sensatez y capacidad de mediación” (LN 9/8). Está claro. El grueso de la población no está dispuesto a
retroceder un ápice en cuanto a la recuperación de los nive‐les de empleo, jubilación y calidad de vida experimentada desde 2003 hasta hoy. Eso no se puede tocar porque eso podría significar que el ‘nuevo gobierno’ dure menos que Rodríguez Saá… Al plan buitre‐oligárquico le queda conti‐nuar insistiendo en la posibilidad de generar una corrida hi‐perinflacionaria con su consiguiente ola de saqueos e inse‐guridad generalizada que lleve a un escenario de desestabilización, tal como intentaron hacer el último fin de año con el fallido levantamiento policial. Y aún así, una cosa es ‘desestabilizar’ y otra muy distinta ‘re‐estabilizar’ con el programa económico del capital concentrado. Para lo cual será necesaria, tal cual vimos, una violenta represión de la población. ¿Qué candidato asumirá ese costo? Y todo este plato fuerte regado con los números de las
encuestas realizadas tanto por consultoras oficialistas como opositoras, que indican que tanto la imagen positiva de la Presidenta como del ministro de Economía aumentaron sus‐tancialmente a partir de ponerse al frente de la batalla con‐tra los buitres, superando en algunos casos el 50% de popu‐laridad entre los argentinos y argentinas.
Contradicciones internas de un frente nacional Como decíamos al comienzo, detrás de la batalla contra
los fondos Aurelius, NML y el juez Griesa se halla mucho más que una pelea por 1.330 millones de dólares y ganancias usurarias. Se trata de una disputa que toca las fibras más sensibles del sistema financiero internacional, en tanto re‐presenta la posibilidad de las naciones de reestructurar o no sus deudas soberanas. Pero además, es una muestra más de cómo las necesidades objetivas del capital más concentrado apuntan a tirar por la borda toda la superestructura jurídica y política que el propio capital desarrolló desde la segunda posguerra hasta hoy. Y necesita desarmarla porque ya no le es funcional al hecho de que sólo 147 grandes compañías hiperconcentradas controlen y direccionen el mercado mundial. Para ello tiene que llevarse puesto a los estados‐nación, que otrora fueron funcionales a su desarrollo y crear instancias supranacionales donde sólo se expresen lo intere‐ses del capital más concentrado. Pero claro, ello implica, tal cual venimos analizando, la guerra lisa y llana contra aque‐llos países y bloques de países que se resistan a dicho orden. Esto parece endilgarle Cristina Kirchner a los EEUU, al pre‐
sentar la demanda contra este país en el tribunal internacio‐nal de La Haya, sabiendo de antemano que el gigante del norte no se sometería a esa jurisdicción que él mismo creó y que ya no le es funcional. De este modo, señalaba que La Haya existe “para que los países no nos agarremos a los bombazos o a los misilazos” y resuelvan “pacíficamente sus diferencias” (LN 8/8). Esto último es lo que el capital más concentrado, afincado principalmente en Norteamérica, no puede hacer. Pues su necesidad de abrir nuevos mercados y frenar la amenaza cada vez más real de un orden mundial di‐ferente, conducido política y militarmente por Rusia y China –con el faro ideológico que representa la Latinoamérica ex‐presada en el ALBA–, lo lleva justamente a la necesidad de recurrir a los ‘bombazos y misilazos’. He aquí una muestra más de las implicancias políticas que tiene aquella frase de Fidel Castro sobre que la tarea de los revolucionarios es hoy ‘parar la guerra’, como punto de partida para la construc‐ción de un nuevo orden mundial. Analizaremos a continuación algunos de los ribetes exter‐
nos e internos que tomó la batalla del frente nacional contra los buitres imperiales.
1. Los derroteros de la dependencia y el problema nacional En la presentación de las nuevas formaciones para el Fe‐
rrocarril Sarmiento, recientemente estatizado, la Presidenta aludía al “rediseño de un país federal”, al tiempo que dejaba algunas apreciaciones sobre el trazado ferroviario nacional, diseñado en base a las necesidades de la industria británica. Por ello, al igual que el sistema de energía, desemboca en Buenos Aires, por lo que hubo que “conectar provincia por provincia”. Todo lo cual “fue pensado para un país de carác‐ter extractivo”. Y lo mismo con otros sistemas de transporte, como el aéreo: “Para ir de Río Gallegos a Bariloche había
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que pasar por Buenos Aires”. Y concluía: “Todos los países de América del Sur tienen sus capitales al lado de los puertos para llevarse todo. En cambio, los países desarrollados tie‐nen sus capitales en el centro del país” (CA 12/8). Un aporte en esa misma línea lo hacía el presidente de la
Cámara de Diputados, Julián Domínguez, en un encuentro del Grupo San Martín, plataforma bajo la cual se lanzó a disputar la interna del FpV. Desde Santiago del Estero, la que postulaba como futura capital de la Argentina, y en conso‐nancia con la presidenta, proponía pensar “una Capital en el corazón del país y lejos del puerto”, porque “los países desa‐rrollados e industriales tienen sus capitales en el centro del país”. Y agregaba: “Estamos convencidos de que en el Norte Grande está la posibilidad de desarrollo de riqueza, con pleno empleo, con transferencia de tecnología y la capacidad de la tierra, que le va a permitir a la Argentina crecer en los próximos años” (P12 17/8). Tres cuestiones. Uno, la identificación y denuncia del atra‐
so y la pobreza nacionales no como resultado de la culpa o las malas administraciones, sino de condiciones estructura‐les que tienen su fundamento en la división internacional del trabajo operada a fines del siglo XIX, cuando amanecía el sis‐tema imperialista. Dos, el destino común de la dependencia para el conjunto de los países sudamericanos y, por lo tanto, un destino común de liberación. Tres, el sueño del país in‐dustrializado, autocentrado, no dependiente. El sueño de ‘ser como ellos’, como no nos dejaron ser. El sueño de una burguesía industrial que organice y federalice los destinos del país. Ya hemos analizado hasta el hartazgo los límites que tiene esta concepción, respecto del sujeto que puede conducir y organizar dicho autocentramiento. Otro capítulo político y simbólico de esta disputa contra la
dependencia económica lo constituyó la visita de CFK al Pa‐raguay; donde además de tratar el estado de 36 proyectos de cooperación binacional –como el dragado de ríos fronte‐rizos, la integración fluvial y terrestre y la represa Yacyretá– la presidenta devolvía al país vecino, en nombre del pueblo argentino, el mobiliario que fuera usurpado por la Aduana de Buenos Aires al mariscal Francisco Solano López luego de la Guerra de la Triple Alianza, a la que definía como “la ma‐sacre y el genocidio paraguayo”. El gobernador entrerriano Urribarri, provincia donde se hallaban los muebles, declara‐ba: “Queremos pedir perdón desde lo simbólico por el daño que ocasionó a la gran nación paraguaya esa vergüenza na‐cional que fue la guerra de la Triple Alianza”.Remarcaba Cristina: “Nadie se equivocó cuando vino a destruir el Para‐guay. Querían que ese Paraguay industrial no fuera un país industrial, sino apenas un país productor de materia prima barata y mano de obra esclava. No hubo errores, hubo polí‐ticas claras y deliberadas, que nosotros no compartimos y venimos a reparar”. Al tiempo que trazaba un paralelo entre dicha destrucción del Paraguay por parte del Imperio Britá‐nico y la lucha por la independencia actual contra el sistema financiero mundial que libra la Argentina, recordando lo que
le ocurrió “al Paraguay de Solano López, que producía loco‐motoras”. Por lo tanto, “este no es un problema de Argenti‐na, es un problema del mundo. Por eso quiero darles las gra‐cias a las hermanas y hermanos paraguayos que también nos acompañan en esta verdadera patriada, que es la lucha contra los capitales especulativos, los fondos buitre” (TA 11/8, P12 13/8, TA y CA 14/8). Como notábamos al comienzo con la Vuelta de Obligado y
Malvinas, la pelea contra el imperialismo tiene historia en América Latina. Historia que se actualiza en cada nuevo capí‐tulo que forma esta pelea, aún inconclusa, por la liberación nacional y social de nuestros pueblos. Al conocimiento de esta historia por parte de los pueblos que luchan se dirige la acción simbólica del gobierno nacional, con los alcances y límites ya señalados.
2. El sujeto en cuestión Coherente con esto, desde las páginas del matutino oficia‐
lista Tiempo Argentino se editorializaba, a través de la pluma de Demetrio Iramaín: “De nada sirve un gobierno que en‐frenta a los especuladores externos ante un tribunal norte‐americano, si el pueblo que hace el país todos los días no se moviliza en función de sus intereses nacionales, y también de su clase. Sin dudas, la disputa con los fondos buitre es parte de la batalla cultural, que la contiene. Sin conciencia del pueblo sobre sus enemigos, sus logros históricos, sus de‐mandas todavía insatisfechas, su necesidad de cohesión, or‐ganización y conducción política, no habría Década Ganada” (TA 31/7). Está claro. No pelea un gobierno contra un grupo financie‐
ro. Esta es la expresión de un pueblo en su pelea contra el imperialismo y la dependencia. En este sentido, resulta cen‐tral el problema de la conciencia de las masas respecto de quién es su enemigo principal y en qué momento de la pelea se está. Ocurre que este ‘pueblo’ al que hacemos referencia no es una masa homogénea, sino que se trata de todos los grupos sociales (y sus fracciones) expropiados por el gran capital. Y esto incluye tanto al conjunto de los trabajadores como a sectores cada vez más amplios de pequeña y media‐na burguesía desplazados de la reproducción ampliada de capital por el proceso de monopolización que se profundiza cada vez más en esta etapa del capitalismo. Este ‘pueblo’ asume su forma política en el frente nacional antiimperialis‐ta y antioligárquico. El problema de la conducción de dicho frente, que expresa una alianza entre grupos sociales, es lo que está en discusión hoy. Ya observamos en el artículo pre‐cedente las oscilaciones de la denominada ‘burguesía nacio‐nal’ a este respecto. Su imposibilidad de llevar hasta el final la lucha contra el imperialismo y sus expresiones nacionales, por su propia posición respecto de los medios de producción y de cambio. En un acto en el Luna Park se movilizaba una parte de ese
‘pueblo’ al que se hacía mención para apoyar al gobierno que encabeza esta pelea: partidos, organizaciones sociales,
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territoriales y juveniles que conforman el nucleamientokir‐chnerista que dio en llamarse “Unidos y Organizados”. El cie‐rre del acto estaba a cargo del diputado nacional y secreta‐rio general de la agrupación La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque: “Desde mayo de 2003 se abrió la época de las conciencias y las convicciones. (…) Perón decía que la organi‐zación vence al tiempo y nosotros queremos vencer al tiem‐po, y para eso hay que apostar a las nuevas generaciones, siendo amplios y generosos. (…) Pobre de aquel dirigente que se aleje del militante, el dirigente se debe hacer militante. (…) El desafío es cultural porque el cambio en la Argentina es cultural. (…) No negamos lo electoral pero la política se ha ensanchado” (LN y CA 13/8 y MS 17/8). Coherente con el planteamiento que se viene haciendo
desde el gobierno nacional. Se interpela a un sujeto desde lo generacional, en su carácter de joven. Este carácter de ‘jo‐ven’ es lo que le da la potencia transformadora. Esta es la fuerza del cambio, según el manual kirchnerista. Por otro la‐do, y también coherente con los postulados presidenciales, se pone al acento en el desarrollo de la conciencia y el con‐secuente grado de organización sólo a partir de 2003, bo‐rrando así el conjunto de luchas sociales –encabezadas fun‐damentalmente por el movimiento obrero organizado– que precedieron a la llegada de Néstor Kirchner al gobierno y que fueron la base en la que se asentó el proceso de cambio puesto en marcha. Otro sector que se expresaba dentro del frente nacional
era el sector de la Iglesia Católica agrupado bajo Curas en Opción por los Pobres, que emitía el siguiente comunicado: “No podemos callar frente a la imposición global del capita‐lismo liberal que multiplica la desigualdad y la pobreza y acelera la concentración inmoral de la riqueza en manos de pocos. Mientras el patrón económico sea la acumulación de capital y las reglas del sistema estén solo en función de eso, no habrá salida para las situaciones más críticas que vivimos en el mundo y en nuestra patria. ”No podemos callar frente a los dolores de los pobres, co‐
mo la amenaza del virus del ébola, cuyo tratamiento fue priorizado sólo cuando se convirtió en amenazante para los países desarrollados; cuando miles y miles de inocentes son asesinados en la franja de Gaza desarmados e inertes ante el silencio cómplice y aberrante de las grandes potencias occi‐dentales. Para este sistema injusto la vida de los pobres no vale nada. ”No podemos callar ante posturas eclesiásticas que simpa‐
tizan con políticas en favor de los poderosos y en contra de los pobres, que son indiferentes al neoliberalismo, y que se resisten a la continuidad de los juicios por los crímenes de le‐sa humanidad. Ante las condenas a los responsables del ase‐sinato del obispo de La Rioja Enrique Angelelli, seguimos aguardando una palabra episcopal, omitida y negada por 40 años. “Nos parece entender que el gobierno nacional confronta
con los sectores poderosos que se niegan al necesario prota‐
gonismo regulador del Estado en favor del bien común con herramientas como la Ley de Abastecimiento, habituados como están a hacer siempre lo que quieren, en su beneficio y en perjuicio de la población entera” (…) ”Celebramos la unidad latinoamericana, solidariamente
expresada a nuestro país en los últimos tiempos, y el encuen‐tro de caminos y vidas, culturas y pueblos, de fe y de fiestas que se expresan en las distintas instancias en las que las di‐ferencias nos unen y no nos distancian” (CA y TA 23/8). Resulta significativo que se haga explícita la conciencia de
que se trata de un problema que trasciende las fronteras nacionales, señalando al pueblo argentino hermanado con el palestino y el africano y fundamentalmente con el resto de los pueblos latinoamericanos. Igual significación tiene la condena a la cúpula eclesiástica por el silencio y la complici‐dad de esta con la última dictadura militar y con políticas económicas que van en detrimento del nivel de vida de las mayorías. No obstante, el factor de cambio social está nue‐vamente puesto en el Estado, como sujeto autónomo e in‐dependiente de las clases sociales, no como expresión polí‐tica del dominio de la clase dominante, como encarnación del ‘bien común’ por encima de la sociedad y, por lo tanto, capaz de regular a los ‘sectores poderosos’, de regular las “reglas de la acumulación de capital”. En fin, de hacer un ca‐pitalismo menos ‘liberal’. Una contradicción en los términos. Contradicción que llegaba a su cenit en boca de la Presi‐
denta, en un acto en el que, entre otras cosas, pedía a los trabajadores que “consuman” y no retengan sus ahorros, porque de ese modo, señaló, “pueden perder sus empleos”. Con lo que llegamos al corazón del problema. Si a la juven‐tud se la interpela como la militancia activa, la que empuja y encabeza los procesos de cambio, a los trabajadores sólo se les pide que consuman y que no guarden la plata, pues su objetivo debe ser la conservación del empleo, nada más. Pa‐ra hacer política están el Estado y los jóvenes universitarios de clase media, que estudian para saber qué medidas aplicar para mejor controlar a ese capitalismo voraz. Coherente con este planteo, que omite el origen de la riqueza producida por el trabajo humano para que luego alguien la pueda con‐sumir, y que insiste en apoyarse en distintas fracciones de la burguesía para la gigantesca pelea por la patria que está li‐brando, aclaraba para no poner nerviosa a su audiencia em‐presaria ‘nacional’: “El doctor Kicillof me dice que todos quie‐ren ganar plata, terminen con esa locura del socialismo” (LN 8/8), con lo cual se pone en la base misma del desarrollo el principio diametralmente opuesto a aquel que encarnan las naciones que marchan al frente de la construcción del nuevo orden latinoamericano y mundial con los que la Argentina viene alineándose en su patriada contra los buitres.
3. La regulación de la protesta Las contradicciones que expresa en su desarrollo el frente
nacional se mostraron de forma descarnada en el debate en
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torno a la propuesta de ley de regulación de la protesta so‐cial, presentada por el oficialismo. Dos fueron los puntos de controversia con sectores de la
oposición pero también al interior del propio oficialismo. Por un lado, la distinción que hace el proyecto entre protestas “pacíficas” y “violentas”, de lo que se deriva su legitimidad o ilegitimidad. Por otro, la inclusión en la misma de una amnis‐tía a quienes se encuentran hoy procesados por ‘delitos’ cometidos durante alguna protesta social. El primer round se daba en la Comisión de Asuntos Consti‐
tucionales de la Cámara baja, donde todas las fuerzas de la oposición –por derecha y por izquierda– cuestionaban la propuesta. Como gráfico del debate, señalamos el cruce de la presidenta de la comisión, la diputada del FpV Diana Con‐ti, y el diputado del Frente de Izquierda Nicolás del Caño, quien discutía la distinción entre dos tipos de protesta: “¿Quién define qué es una protesta pacífica? ¿La actuación de Sergio Berni en el conflicto de Lear no fue violenta?”. A lo que Conti lo interrumpía a los gritos: “¡No le voy a permitir que nos pudra el debate! Respetamos su manera anárquica de ver la realidad, pero no nombre a ningún funcionario de mi gobierno. ¡Es una falta de respeto que nos obligue a ha‐blar de Lear!” (LN 13/8). El segundo round se daba al día siguiente en el mismo re‐
cinto. Pero esta vez entre la diputada y el propio ‘funciona‐rio de su gobierno’ al que había defendido con tanto ahínco el día anterior. Frente a la idea de Conti de que las protestas denominadas ‘pacíficas’ eran las que dejaban un carril abier‐to, Sergio Berni disparaba lapidario: “No queremos leyes que le jodan la vida a la gente. Basta de estos experimentos ra‐ros, que si la protesta es legítima o no es legítima, que si el mediador... Sobre la ruta se circula, es un lugar para transi‐tar” (LN 14/8). Como se observa, las tensiones entre la izquierda del kir‐
chnerismo y el secretario de Seguridad aumentaban de cali‐bre. El tercer round lo peleaban el propio Berni y el diputado
nacional y referente de la JP Evita, Leonardo Grosso, en una entrevista hecha a este último, en la que se le pregunta por los dichos ya referidos del primero: “Eso no lo dijo Cristina. Berni es un funcionario del Gobierno, pero no es todo el Go‐bierno. La única que sintetiza al Gobierno es Cristina. (…) No se puede prohibir la protesta social. Hay que generar meca‐nismos para resolver los conflictos. Los derechos a la salud, al trabajo y a la vida están por encima del derecho a circular. No quiere decir que no se tenga en cuenta el derecho de los automovilistas, pero no son derechos que estén al mismo ni‐vel” (LN 20/08). Resulta claro que según a qué ‘nivel’ se coloque cada de‐
recho dentro de la ley se estará expresando el interés de uno u otro grupo social dentro de los que conforman la alianza expresada en el Gobierno y al mismo tiempo la rela‐ción de fuerzas existente entre dichos grupos. Cuando se menciona el ‘derecho a circular’ como primero en la lista de
derechos, es claro que de lo que se trata es de colocar en primer término el derecho de propiedad, ya que se está de‐fendiendo en primera instancia a los propietarios de vehícu‐los. Este es el fundamento por el cual la oligarquía viene echando espuma desde 2003, cuando comenzó con el go‐bierno de Néstor Kirchner la política de no represión de la protesta social. Lo que está en juego no es tanto el impedi‐mento momentáneo a circular o el caos vehicular cuanto que implícitamente se está permitiendo la violación de la propiedad privada, en tanto si un propetario de un objeto no puede hacer uso del mismo –un automóvil en este caso– se pone en discusión el derecho de propiedad. Llevado a otro plano, se trata en el fondo de la misma discusión desatada por la propuesta de modificación de la Ley de Abastecimiento, que analizamos en detalle en el artículo an‐terior. El siguiente round se disputaba en plena calle, a raíz del
desalojo violento del asentamiento denominado Papa Fran‐cisco, ubicado a un costado de la Villa 20 de Lugano y donde se hallaban viviendo desde febrero unas 700 familias. Mien‐tras el secretario de Seguridad de la Nación opinaba que el operativo había sido un éxito “sin resistencia y sin inciden‐tes”, los legisladores Pablo Ferreyra, (Seamos Libres), José Campagnoli (Nuevo Encuentro‐FPV), María Rachid y Paula Penacca (Frente para la Victoria) denunciaban haber sido víctimas de la represión policial. Y en torno al debate plan‐teado, el kirchnerista Eduardo Jozami, ex jefe de la Dirección Municipal de la Vivienda durante la gestión de Aníbal Ibarra, afirmaba que “el gobierno de Macri prioriza el derecho de la propiedad privada por sobre el de la vida”. Y la candidata a primera legisladora por el Partido Comunista (aliado del FpV), Zaida Chmaruk, consideraba “repudiable que el minis‐tro Berni se sume a la lógica de desalojo y estigmatización de los extranjeros y de los pobres” (MS 31/8).
La clase obrera en su encrucijada Y en el mismo lodo, aumentaba la conflictividad obrera,
como resultado del desarrollo objetivo de la crisis de rela‐ciones capitalistas a nivel global, que tiene su expresión par‐ticular en la Argentina. 1. Buitres en la industria gráfica Como parte de esta expresión particular, los buitres fue‐
ron actores principales en la conflictividad laboral de este mes, al descubrirse que Paul Singer, titular del fondo NML, uno de los fondos litigantes con el Estado argentino es ac‐cionista de la gráfica Donnelley, que a mediados de mes se declaraba en quiebra, incumpliendo la conciliación obligato‐ria dictada por el Miniterio de Trabajo y dejando en la calle a 400 trabajadores, en una industria que emplea 70.000 y que, según afirmaba el presidente de la Federación de la Indus‐tria Gráfica y Afines (Faiga), Juan Carlos Sacco, “no está en crisis”, pues esta empresa “no mueve el amperímetro” de la rama. Al mismo tiempo, expresaba: “Esto es una decisión po‐lítica que la compañía tomó a nivel mundial, de cerrar su
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operación en la Argentina”. Los obreros tomaban inmedia‐tamente la planta al enterarse de la quiebra (LN 13/8). Días más tarde, la presidenta agregaba que se trataba “de
una maniobra intencional, de un verdadero caso fraudulento para atemorizar a los argentinos”, apuntando a sectores que “quieren el desempleo, porque es el principal disciplinador social”, al tiempo que se presentaba la denuncia contra la empresa “por alteración al orden económico y financiero”, en lo que sería el primer caso de aplicación de la Ley Antite‐rrorista, y avisaba: “A los que quieren correrme por izquier‐da, les digo que a mi izquierda está la pared” (LN, TA y CA 15/8). A lo que se sumaba el titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV) Enrique Vanoli: “Queda absolutamente cla‐ro que el gobierno está persiguiendo a quienes perjudican a la clase trabajadora con estos delitos de fraude económico” (CA 16/8). La Tribuna de Doctrina, por su parte, editorializaba horro‐
rizada: “Ahora, con el anuncio de la presidenta Cristina Kir‐chner sobre la utilización de la norma antiterrorista contra la empresa Donnelley, el mensaje que se busca dar es que, en adelante, se podría encarcelar a los empresarios que provo‐quen despidos de trabajadores” (LN 17/8). Tan horroroso es que el Estado intervenga en defensa de los puestos de tra‐bajo, violando de esta forma la libertad que posee el empre‐sario de utilizar sus ‘recursos humanos’ como mejor le ven‐ga, tomarlos cuando los necesita y echarlos a la calle cuando ya no. ¿Por qué contradecir una vez más e intentar distori‐sionar esta ley de la naturaleza mercantil? Como siempre, la oposición de izquierda y de derecha se
oponía en bloque a la aplicación de dicha ley. Visos de comi‐cidad presentaba la posición del diputad Néstor Pitrola, del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), advirtiendo que el Gobierno “pretende barnizar la ley antiterrorista como una ley antibuitre”. E informando: “Acá hay una quiebra fraudulenta. Lo que hay que hacer es disponer de toda la le‐gislación comercial y penal para investigar el fraude de la quiebra y proteger el empleo” (LN 20/8). Así como lo escu‐chan. Literal. Estamos en contra de lo que se hizo. ¿Y qué hay que hacer entonces? Eso, eso mismo que se hizo… Por el lado de los trabajadores, la Federación Gráfica Bo‐
naerense apoyaba la medida gubernamental a través de una solicitada, denunciando que “la presentación de un absurdo ‘procedimiento de crisis’ ante el Ministerio de Trabajo para justificar el despido de 123 trabajadores, se ha transformado en un provocativo lockout patronal que desnuda otro tipo de intenciones que en forma directa afecta a más de 400 fami‐lias pero que, a su vez, se suma a una serie de acciones que parecieran estar planificadas por un conjunto de multinacio‐nales pertenecientes a distintas ramas de la industria con es‐tablecimientos en nuestro país y por algunos elementos de ese sector patronal nativo, que contribuyen con su conducta a la acción de quienes pretenden desestabilizar el equilibrio económico nacional, encadenando situaciones de conflicto en un momento en que más que nunca debería primar la
responsabilidad social empresaria” (CA 12/8). Al mismo tiempo, la Comisión Interna del gremio en la empresa de‐nunciaba “préstamos fraudulentos y ficticios a su casa ma‐triz ubicada en EEUU”, mientras se “proponía despedir a 123 trabajadores y reducir el salario en un 40% a los restantes”. Finalmente, el delegado Jorge Medina señalaba: “Los traba‐jadores en asamblea votamos que, ante estas maniobras fraudulentas de la empresa, la única solución viable es la in‐mediata expropiación de la fábrica y su estatización bajo gestión de los trabajadores”, para “ponerla al servicio de la comunidad imprimiendo libros, manuales y materiales esco‐lares” (CA 25/8). Completaba el Secretario General del Sindicato de Docen‐
tes Particulares (SADOP), integrante del núcleo conductor del otrora Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) y hoy alineado en la CGT oficial, Horacio Ghilini: “El combate contra los fondos buitre es la continuidad de aquella gesta patriota que se inició en Mayo y prosiguió luego a través de tantos corajudos y generosos compatriotas que saben que primero está la Patria. (…) De la historia de los que nacimos un 17 de octubre de 1945 y sostenemos que la alianza social que puede conducir este proceso es aquella que integre a los sectores interesados en el consumo interno y en la produc‐ción nacional. El protagonismo del movimiento obrero y del núcleo productivo argentinos sigue siendo la condición re‐querida para parar los embates del poder sostenido por el capital concentrado” (TA 19/8). Observemos los alineamientos de los diferentes actores
que salieron a posicionarse en el conflicto. De un lado, la oli‐garquía financiera/terrateniente, expresada a través de su órgano político, en contra de todo lo que huela a intervenir sobre las leyes eternas del mercado. Junto a ella, toda la oposición política rechazando la aplicación de la ley que cas‐tiga a los buitres. Dentro de ella, un sector del movimiento obrero organizado en la izquierda partidaria cuya incom‐prensión del problema nacional lo hace radicalizar posicio‐namientos gremiales y terminar, a pesar de sí misma, equi‐vocando el enemigo, alineada contra el frente nacional y con la oligarquía. Del otro, el gobierno nacional como expresión política del frente nacional, identificando con claridad al enemigo principal en los fondos buitres y el capital concen‐trado trasnacional, pero considerando una vez más a los trabajadores como objetos de políticas públicas que pueden o no defender sus derechos, cosa que en última instancia no depende de ellos mismos sino de la voluntad de quien ocupe el gobierno del Estado en cada momento. Dentro de él, el sindicato que representa a los obreros de la rama afectada alineado con el Gobierno, identificando al enemigo encar‐nado en esta mutinacional, no obstante pedirle a este mis‐mo empresariado multinacional que cumpla su ‘rol social’. Es decir, sin superar aún su posición en tanto asalariados, limitándose a exigir la manutención de los puestos de traba‐jo.
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2. Segundo paro nacional del año: hechos y posicionamientos Finalmente, se llevaba a cabo el 28 de agosto el segundo
paro nacional del año, convocado por las CGT Azopardo y Azul y Blanca, y apoyado por la CTA disidente y una cantidad de agrupaciones de izquierda. “Caída del salario, empleo e inflación” eran las consignas
centrales de la protesta, que contemplaba a su vez un rosa‐rio más amplio de reclamos: eliminación del impuesto a las ganancias, un aumento ‘justo’ a los jubilados, reapertura de paritarias y el impulso de una ley para prohibir despidos y suspensiones por un año. “No nos pone eufóricos llamar a un paro. Nos obligan a tomar esta decisión porque no nos dan respuestas. El paro será contundente más allá de la si‐tuación económica y del maltrato porque la gente está can‐sada de que le mientan”, pronosticaba Moyano. A su turno, el líder de uno de los sindicatos portuarios,
Juan Carlos Schmid, se apuraba a señalar: “Nada tiene que ver el juez Griesa con los despidos y las suspensiones”, lo cual llamaba la atención viniendo de un sindicalista que sue‐le tener una visión de la realidad mundial en la que se inser‐ta la Argentina. Por su parte, Néstor Pitrola, líder del Partido Obrero, prometía “convertir el paro matero y dominguero de la CGT en una gran jornada de lucha de 36 horas” (LN y CA 22/8). Esta vez, el gremio de la Unión Tranviarios Automotor
(UTA) rechazaba ser de la partida: “No es momento para pa‐rar, en especial a partir de la situación por la que atraviesa el país por el ataque de los fondos buitre –afirmaba Roberto Fernández, Secretario General de la UTA– Estamos de acuerdo con los reclamos, pero no con la acción. No somos nenes que nos van a arriar como quieren. Si no hay un plan de lucha, hacemos 24 horas de paro y después qué. Si en cambio hacemos un plan de lucha, quizás el gobierno en‐tienda que tiene que escucharnos”. Con lo cual, no sólo hacía mención a la situación política general atravesada por el país, sino que señalaba inocuidad, aún en el plano mera‐mente gremial, de realizar una medida que no se enmarque en un plan superador (TA 27/8). Y un día después se sumaba el secretario de prensa de la UTA, Mario Calegari, frente a las diatribas de los convocantes al paro: “Que Moyano se meta en su gremio. Cuando uno piensa distinto da la sensa‐ción que hay que desprestigiarlo, inventar historias sólo por pensar diferente. Hemos decidido no compartir la medida de acción que presentó Moyano y todo su conjunto” (TA 28/8). Al no adherir el estratégico gremio de colectiveros, los
convocantes dejaban actuar sin críticas a la izquierda con sus piquetes para hacer el paro más efectivo: “Vamos a obligar a parar a los gremios que no paran. Nosotros tenemos gente
en las cinco centrales obreras. Vamos a impedir los ingresos en las plantas de Lear, Donnelly, Emfer, Tatsa, entre otras. (…) Estaremos luchando por el paro general en el Smata, gráficos y metalúrgicos, cuyas burocracias sindicales no ad‐hieren a la medida. Haremos lo mismo en el subte, con los docentes y con los telefónicos”, indicaba Néstor Pitrola del PO (LN 25/8). Por su parte, el sindicato La Bancaria, alineado con la CGT
oficial, planteaba, en la voz de su Secretario General Sergio Palazzo que ellos paraban porque ya habían convocado a un paro de su gremio desde antes, y que lo hacían coincidir “para no generar más inconvenientes en la sociedad” (TA 26/8). Y el jefe de la CGT oficial, el metalúrgico Antonio Caló, bajaba un mensaje a la comisión directiva de su gremio: “Es tiempo de cuidar el empleo, nosotros ni en pedo vamos a pa‐rar” (LN 28/8). Días antes de la medida, crecían los cruces verbales con el
gobierno: “No cabe la menor duda de que actúan en conso‐nancia con la estrategia de los fondos buitre. Si les pagan o no, ya es una cuestión de ellos. Porque algunos tienen tama‐ña vocación de ser extranjerizantes que lo hacen gratis”, atacaba el Jefe de Gabinete Jorge Capitanich. A lo que Ba‐rrionuevo respondía, sutil: “Es un pelotudo. Es un recontra‐alcahuete. ¿Sabés de dónde salen los buitres? De Santa Cruz” (LN y P12 26/8). La oposición, en conjunto, apoyaba con más o menos ga‐
nas, según el caso, la medida de fuerza, con tal de esmerilar al gobierno (LN 27/8). Respecto del acatamiento, también era un tema que ge‐
neraba polémica. Mientras Capitanich y Tomada, asegura‐ban que “la gran mayoría de los argentinos fue a trabajar”, Moyano destacaba un “acatamiento del 80%” y la izquierda indicaba que la huelga había sido “masiva”, sin dar cifras. Luego, todos los actores reconocerían que el peso de la huelga había sido bastante menor que la anterior, cuando habían adherido los colectiveros de la UTA (LN 29/8). Así lo hacía saber Moyano a sus colaboradores al analizar los pró‐ximos pasos a seguir con sus aliados: “Hay que ser estratégi‐cos. Si hacemos otro paro, debe ser más fuerte que éste”. Quizá, quien más haya logrado dar en la tecla respecto de
la stuación actual del movimiento obrero haya sido el dipu‐tado por el Frente Renovador y líder del sindicato de Sani‐dad (adherido a la CGT oficial y que no adhirió a la medida), Héctor Daer: “Somos un montón de pedacitos que no hace‐mos una sola cosa. La atomización del sindicalismo no puede seguir así” (LN 29/8). Toda una definición respecto de la situación actual en que
se halla la clase obrera y sus expresiones político‐sindicales.