La confrontación y el La confrontación y el aprendizaje de la aprendizaje de la
lectura y la escrituralectura y la escritura
La confrontación y el La confrontación y el aprendizaje de la aprendizaje de la
lectura y la escrituralectura y la escritura
Mauro Sosa GallegoMauro Sosa Gallego
¿Qué es la confrontación?
“… Más que una corrección es una convocatoria que se les hace a los niños (as) para que reflexionen sobre sus actuaciones lingüísticas, y en esa medida, puedan generar diversas transformaciones que los lleva a niveles de desarrollo cognitivo cada vez más complejos”
Hurtado, 2003
¿Cómo realizar la confrontación?
Maestro – estudiante
Entre pares.Individual:
Acudiendo a una fuente informativa.
¿Cómo dinamizar la confrontación?
• A partir de la pregunta.
• Proporcionar la información.
• Favorecer interacción con otras fuentes.
• El “Silencio”
¿Qué confrontar?
Fluidez
Concisión y precisión
Escritura correcta de palabras
Legibilidad
Cohesión
Coherencia
Adecuación
Fluidez Es la riqueza conceptual, en tanto
la claridad y profundidad temática. Se relaciona con la calidad de lo que se dice.
Coherencia• Tiene que ver con el orden lógico
con que se presentan las ideas, es decir, se relaciona con la manera como se introduce, desarrolla y concluye una temática.
Cohesión• Se refiere al modo cómo los
componentes de la estructura superficial de un texto están íntimamente conectados con la secuencia.
Precisión
Es la riqueza lexical que permite al sujeto llamar a cada cosa por su nombre.
Concisión
Es la capacidad de comunicar el máximo de ideas con el menor número de palabras.
Escritura correcta de palabras
Se relaciona con:Separación inadecuada.Errores específicos (rotaciones,
omisiones, sustituciones, inversiones).
Errores ortográficos.
Legibilidad
• Hace referencia a la claridad de los trazos más que a la estética de los mismos.
Adecuación Hace referencia a la estructura
organizativa de los textos.
Diez consejos para mejorar la “corrección”
• Corrige sólo lo que el alumno pueda aprender. No vale la pena dedicar tiempo a corregir cosas para las cuales el alumno no está preparado.
• Corrige cuando el alumno tenga fresco lo que ha escrito; o sea, en el momento en que lo escribe o poco después. No dejes pasar mucho tiempo entre la redacción y la corrección.
Diez consejos para mejorar la “corrección”• Si es posible, corrige las versiones previas del
texto, los borradores, los esquemas, etc. Recuerda que es mucho más efectivo que corregir la versión final.
• No hagas todo el trabajo de la corrección. Deja algo para tus alumnos. Marca las incorrecciones del texto y pídeles que busquen ellos mismos la solución correcta.
Diez consejos para mejorar la “corrección”• Da instrucciones concretas y prácticas y olvida
los comentarios vagos y generales. Por ejemplo: reescribe el texto, fíjate en este punto, amplia el párrafo 3, escribe frases más cortas, añade más puntos o comas al párrafo 2… Escribe o di cosas que el alumno pueda entender.
• Deja tiempo en clase para que los alumnos puedan leer y comentar sus correcciones. Asegúrate de que las leen y las aprovechan.
Diez consejos para mejorar la “corrección”• Si puedes, habla individualmente con cada
alumno. Corrige oralmente sus trabajos escritos. Es más económico, práctico y seguro.
• Da instrumentos para que los estudiantes puedan autocorregirse; enséñales a consultar diccionarios y gramáticas, dales pistas sobre el tipo de error que ha cometido, estimúlales para que revisen el escrito…
Diez consejos para mejorar la “corrección”• No tengas prisa por corregirlo todo. Tomate
tiempo para corregir concienzudamente cada escrito. Asegura la calidad de la corrección, aunque la cantidad se resienta de ello.
• Utiliza la corrección como recurso didáctico y no como una obligación. Utiliza técnicas de corrección variadas. Adáptalas a las características de cada alumno.
Hoja informativa para los alumnos
• El maestro no siempre corregirá personalmente tus escritos. A veces lo hará él, a veces lo harás tu mismo, a veces lo hará otro compañero. Piensa que no todos los trabajos tienen los mismos objetivos y que no hay tiempo para corregir todo lo que tienes.
• No esperes que el maestro te corrija todos los errores de cada texto. Es difícil aprender todas las correcciones a la vez. El maestro decidirá los errores más importantes de cada trabajo y lo que tienes que estudiar.
Hoja informativa para los alumnos
• Fíjate atentamente en las correcciones y los comentarios del maestro. Puedes aprender mucho de los errores que has hecho. Si hay algo que no entiendas, no dudes en preguntárselo. En clase habrá tiempo para hacerlo.
• Con frecuencia, el maestro te marcará las faltas que hayas hecho y te pedirá que pruebes a corregirlas tu mismo. Otras veces te dará alguna instrucción para rehacer el texto. Hazlo sin demora. Piensa que los buenos escritores suelen revisar y rehacer sus escritos varias veces.
Hoja informativa para los alumnos
• El maestro empleará un sistema especial de signos para marcar los errores de tus escritos. Te dará una fotocopia con todos los símbolos y sus significados. Tal vez al principio sea difícil recordarlos, pero después descubrirás que son prácticos y útiles.
• Cuando los trabajos se hagan en clase, el maestro irá pasando por las mesas y hablará con cada uno por separado. Aprovecha este momento para hablar con él. Pregúntale las dudas que tengas. Piensa que puedes preguntarle cosas que no hayan visto en clase.
Hoja informativa para los alumnos
• Alguna vez tendrás que corregir los escritos de otro compañero. Es un ejercicio útil para aprender a reconocer los errores de un texto. También te puede ayudar a mejorar tus propios escritos. Recuerda que también puedes aprender mucho acerca de tus compañeros.
• Utiliza los libros de consulta del aula: diccionarios, gramáticas, libros de verbos… el profesor te enseñará a utilizarlos. Con la ayuda de estos libros tu mismo puedes solucionar muchas dudas.
EL CANTO DE LAS BALLENAS La abuela de Lilly le contó una
historia. –Alguna vez –dijo-, el océano estuvo lleno de ballenas. Eran tan grandes como las colinas y tan apacibles como la luna. Eran las criaturas más maravillosas que puedas imaginar.
Lilly se acomodó en las piernas de su
abuela y ella siguió contando: - Yo acostumbraba sentarme al final del muelle a esperar a las ballenas. Algunas veces pasaba ahí todo el día y toda la noche. Súbitamente las veía venir desde muy lejos nadando hacia el muelle. Se deslizaban por el agua como si estuvieran bailando.
-¿Pero cómo sabían las ballenas que tu estabas allí, abuela? –Preguntó Lilly- ¿Cómo podían encontrarte? La abuela sonrió.
-Bueno, tenías que ofrecerles algo muy especial. Un caracol perfecto. O una hermosa piedra. Y si tú les agradabas, las ballenas se llevaban tu regalo y te daban algo a cambio. -¿Qué te regalaban abuela? – Preguntó Lilly-. ¿Qué te ofrecían las ballenas a tí? La abuela suspiró. – Una o dos veces –dijo en voz baja-, una o dos veces, las oí cantar.
De pronto el tío Federico entró al
salón. -¿Qué tonterías andas diciendo? ¡Chocheras de vieja! –Exclamó-. Las ballenas eran importantes por su carne, por sus huesos y por su grasa. Si vas a contarle algo a Lilly, cuéntale algo útil. Deja de llenarle la cabeza de necedades. Ballenas cantando, ¡verdaderamente!
La abuela continuó: -Las ballenas
vivían aquí millones de años antes de que existieran barcos y ciudades. La gente solía decir que las ballenas eran mágicas.
-Lo que la gente hacia era comérselas
y cocinarlas para obtener su grasa –gruño el tío Federico y dando media vuelta, salió al jardín.
Esa noche, Lilly soñó con las ballenas.
En sus sueños, las vio tan grandes como las colinas, y más azules que el cielo. En sus sueños, las oyó cantar y sus voces eran como el viento. En sus sueños, las ballenas saltaron del agua y la llamaron por su nombre.
A la mañana siguiente, Lilly bajo sola al mar. Caminó hasta el final del viejo muelle donde las aguas estaban quietas. Tomó de su bolsillo una flor amarilla y la dejó caer –esto es para ustedes –gritó al aire.
Lilly se sentó en el muelle y
espero. Esperó toda la mañana y toda la tarde. Entonces, a la hora del crepúsculo, el tío Federico bajo a buscarla. –Basta ya de tonterías –Dijo-. Es hora de volver a casa. No quiero que pasas el resto de tu vida soñando.
Esa noche, Lilly despertó de
golpe. En la habitación brillaba la luz de la luna. Se sentó en la cama y escucho. La casa estaba en silencio. Lilly se levantó y fue hasta la ventana. Oyó algo en la distancia, algo que venía desde muy lejos.
Lilly corrió afuera y bajo hasta
el mar. El corazón le latía con fuerza cuando llegó a la orilla. Allí, inmensas en las aguas, estaban las ballenas. A la luz de la luna, saltaban y giraban y su canto llenaba la noche. Lilly vio su flor su amarilla bailando sobre la espuma del mar.
Pasaron minutos o quizás horas. De repente, Lilly sintió que la brisa rozaba su camisón, que el frió helaba sus pies, y tembló. Se frotó los ojos y el océano se calmó. La noche volvió a estar tranquila y silenciosa. Lilly pensó que había estado soñando. Se puso de pie y se dirigió a la casa. Entonces, desde lejos, desde muy lejos, en el susurro del viento, escucho:
¡Lilly! ¡Lilly! Las ballenas la estaban
llamando.
Texto de: Dyan Sheldon
el conta de los bollenos
abiauna ves una niña que se
llamaba lilliy judia la buela le canta una historia sobre los ballena laabuela lecon quesi una le daba un recala cama una flor y uncoracol los ballena le contaron y el abuelo no noqueria que los bayeno contabon el solamen te le gustaba la grasa y los guesos y la piel fin