Download - La cristologia libro iv de trinitate
GUSTAVO ARMANDO BRAIDOT
(MATR. 160142)
CRISTO MEDIADOR
Reflexión De Trinitate IV
PONTIFICIA UNIVERSITÀ GREGORIANA
Roma 2014
CRISTO MEDIADOR 2
Introducción
Partiendo de los contenidos desarrollados en el curso “L'influenza del
pensiero di Sant'Agostino nella riflessione cristologica del XX secolo”
dictado en el primer semestre del siclo 2013-2014 en la Pontificia
Universidad Gregoriana, este trabajo pretende centrarse en algunos aspectos
de la Cristología de San Agustín,
Nos basaremos sobre todo en la bibliografía base propuesta en este curso,
especialmente en los libros de Madec y Trape; y la traducción al español del
De Trinitate.
Partiremos de un análisis general del libro De Trinitate, para detenernos
en el desarrollo que Agustín hace del tema sobre Cristo como mediador en
el Libro IV.
CRISTO MEDIADOR 3
1. Aspectos generales del De Trinitate1
1.1 La Obra
Aunque el nombre de este escrito no refiere propiamente a la cristología,
en el De Trinitate de Agustín, encontramos un largo desarrollo sobre Cristo.
Escrito entre los años 396 y 423, que según Studer es un trabajo en el cual
San Agustín resumió sus pensamientos más profundos y por esto fue difícil
de llevar a términos y fueron necesarios veinte años. Él mismo lo llamó
«opus laboriosum»2.
Sin duda, como sostiene Trape que el De Trinitate revela mejor que toda
obra, las disposiciones de San Agustín como teólogo y místico3. Podemos
ver como demuestra un gran amor por la verdad; así lo expresa diciendo:
«Rapimur amore indagandae veritatis» 4. Este principio resume la vida del
obispo de Hipona, así como una gran aplicación para estudiar.5
Por último, revela una gran humildad 6. Humildad en lo que respecta la
verdad era la actitud habitual de Agustín después de su conversión7. Esta
actitud se convirtió más viva mientras escribía el De Trinitate.
1.2 Motivaciones
En cuanto a las motivaciones que llevaron a escribirlo, Trape sostiene que
no nace de las necesidades pastorales, pensando un gran círculo de fieles; no
escribe en un estilo sencillo o sin adornos, para amonestar al pueblo a
permanecer lejos de los errores de la época, sino que estaba convencido y
con razón, que sería entendido sólo por unas pocas personas8.
Podemos ver de fondo a un gran teólogo y un gran místico, por lo tanto,
dominado por la doble necesidad de examinar e investigar el contenido de la
fe, para llevar más y más alto, la contemplación de la verdad de Dios. Este
doble patrón emerge casi todas las páginas de De Trinitate9.
1SAN AGUSTÍN, De Trinitate. Tratado sobre la Trinidad, V, trad. esp. L. Arias. Biblioteca
de Autores Cristianos. Madrid. 1948. (desde ahora, De Trin.) 2 Cf. B. STUDER, Dio salvatore nei padri della chiesa, Boria, Roma 1986, 237-238. 3 Cf. A. TRAPE, Introduzione - Teologia, in SANT' AGOSTINO, La Trinità, NBA IV, A.
TRAPE - M. F. SCIACCA (a cura di),Città Nuova, Roma 1987, XIV. 4 De Trin. 1,5, 8. 5 Cf. De Trin. I, 3, 5. 6 Para una mayor profundización sobre la vida y el genio de Agustín, A. TRAPE,
Sant'Agostino, l'uomo, il pastore, il mistico, ed. Esperienza, Fossiano (Cuneo) 1976. 7 Cfr. A. TRAPE, Agostino d'Ippona, in Nuovo Dizionario Patristico e di Antiquità
cristiana A-E, A. BERARDINO (dir.), Marietti, Genova 1983. 8 Cf. A. TRAPE, Introduzione..., VII. 9 Cf. A. TRAPE, Introduzione..., VIII.
CRISTO MEDIADOR 4
1.3 Destinatarios
A la luz de lo dicho se puede establecer que cuando está escribiendo tiene
en mente una determinada categoría de lectores. Como lo indica en los
primeros capítulos de su obra, piensa en esas «garrulis ratiocinatoribus»10
que como bien lo afirma Trape que en otras palabras, el De Trinitate está
dirigido especialmente a aquellos que ante el misterio augusto de la Trinidad,
adoptan la actitud orgullosa y miope del racionalista11. Pero sin olvidar su
interés para ofrecer su profunda reflexión a los hermanos en la fe, para crecer
en la comprensión de los misterios divinos.
1.4 El método
El método teológico De Trinitate sigue la misma teología agustiniana de
otros escritos; en opinión de diversos autores, la teología agustiniana se
basada en cuatro principios fundamentales, que se pueden enunciar así: a)
Humilde y firme adhesión a la fe; b) el ardiente deseo de conocer el
contenido de la fe, c) un profundo sentido del misterio, eso significa que el
sentido de trascendencia divina y por lo tanto los límites de nuestra razón; d)
Subordinación constante de la ciencia teológica a la caridad y la
contemplación, íntima unión entre la teología y vida.
Según Trape, estos principios, que forman la estructura de toda la teología,
y el De Trinitate es una aplicación fiel12.
1.5 Estructura
El método depende del plan de la obra, que es simple y complejo a la vez.
Esta complejidad hace que se pueda encontrar varias propuestas. La tarea de
su trabajo es doble: para mostrar el contenido de la fe e ilustrarlo de manera
que siempre uno se maraville y así eliminar la tentación a la razón de la
incredulidad13. Se pueden establecer dos partes desiguales que corresponden
aproximadamente a la tradicional distinción que tan ordinario que llamamos
teología positiva y especulativa14:
• Del I al VII: una parte dogmática donde hay una exposición de los
contenidos, así como una discusión sobre la formulación de la fe trinitaria.
• Del VIII al XV: más especulativo, Agustín intenta alcanzar
profundamente el misterio del Padre, del Hijo y del Espíritu de la vida
interior del hombre, la imagen de la realidad trinitaria del Dios único.
10 Cf. De Trin. 1,2, 4. 11 Cf. A. TRAPE, Introduzione..., XI. 12 Cf. A. TRAPE, Introduzione..., XII. 13 Cfr. De Trìn. 1,5,8. 14 Sobre la estructura cf.: MADEC G.. La patria e la via. Cristo nella vita e nel pensiero
di sant ’ Agostino, Boria, Roma 1993. Pp. 184-185.
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2. Cristo Mediador en el Libro IV
2.1 Rasgos fundamentales del Libro IV
De manera especial, en libro IV alcanza el completo esclarecimiento de la
doctrina de las misiones divinas. Nuestro autor dice que delante el
conocimiento del misterio de Dios, el hombre debe reconocer su miseria: es
un conocimiento más importante que cualquier otro, porque estamos ante la
salvación que Dios otorga a aquellos que sintiéndose débiles, recurren al
único Redentor y mediador, Cristo. De hecho, el Verbo es la luz de los
hombres, pero por el pecado son incapaces de ver esta luz y para que puedan
comprenderlo y aceptarlo, se Encarnó. Con su muerte y resurrección, Cristo
nos redimió de la muerte física y espiritual, nos ha merecido la resurrección
convirtiéndose en el modelo de la resurrección del cuerpo.
Entonces, para cumplir con esta obra de la salvación, el Hijo de Dios fue
enviado, esto consiste su misión, como lo sostiene Studer15 diciendo que en
el Libro IV, donde se trata de las teofanías, Agustín ve en el camino de la
Encarnación el modo más alto de la revelación de Dios y habla también de
la muerte y resurrección como Saramentum et exemplum para el hombre
interior y exterior, es decir, de su significado salvífico: «Urge al presente explicar, en la medida otorgada por Dios, cómo la unidad de
nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, armoniza con nuestra duplicidad y nos
dispone para la salud… en el cuerpo mortal, la renovación a la vida se incoa por la
fe, por la que creemos en el que justifica al impío; se afianza con las buenas
costumbres y se fortalece de día en día a medida que el hombre interior va
renovándose. »16.
2.2 Aspectos cristológicos
En el análisis del Libro IV, podemos ver que en la doctrina de Agustín
sobre la Trinidad y la Cristología están conectados entre sí. Esta estrecha
conexión ya marcó su conversión a la fe de la infancia, que según Studer él
mismo dice en sus Confesiones que recibió el neoplatonismo, como se
representa en el entorno de Ambrosio de Milán, con la inestimable ayuda,
pero advirtió de los filósofos platónicos falta de Cristo. Le mostraron a casa,
en cambio, no fueron capaces de mostrar el camino, porque se avergonzaban
de la cruz. Sólo Pablo y Juan le revelaron cómo el hombre pecador realmente
puede pertenecer a Dios por medio de Cristo en el Espíritu Santo17.
Por esta razón, en el De Trinitate, manifiesta un vínculo importante entre
Cristo y la Trinidad. Cabe destacar la conexión entre la Trinidad y la
Encarnación en la reflexión estrictamente teológica de Agustín, ya que en
15 Cf. B. Studer, op. Cit. 238. 16 De Trin. IV, 3, 5. 17 B. Studer, op. Cit. 236.
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toda su obra nos permite reconocer que el misterio de la Trinidad sólo se
puede descubrir desde el mysterium Christi.
Según Studer, en Agustín se puede ver con máxima claridad cómo
conectar profundamente los misterios de la Trinidad y la Encarnación
redentora de Dios, Él resalta de una manera muy particular, que la vida eterna
de Dios se ha revelado sólo en su humillación histórica. También es digno
de notar la manera sistemática en que se ha desarrollado tanto para los
misterios de la fe terminología técnica similar, por lo que marca el camino
de la teología occidental18.
2.3 El único mediador
Cristo como mediador, es uno de los temas que desarrolla, en este Libro
IV. Sabemos que es un tema central en Agustín y por esto no es el único libro
que aparece este tema, sino que lo ha desarrollado a lo largo de gran parte de
su vida, donde se puede ver una evolución del mismo en las distintas etapas:
años de su juventud, presbiterado y madurez.
Va hacer referencia a como mediador Anunciado por los profetas, a través
del poder del Espíritu. Cristo fue enviado por el Padre, el Verbo es eterno y
salida definitiva de Dios, intercede por nosotros: «Este sacramento, este sacrificio, este sacerdote y este Dios, antes de ser enviado
y nacer de una mujer, fue prefigurado por cuanto misteriosa y místicamente se ha
manifestado a nuestros Padres mediante milagros y portentos angélicos, para que
toda criatura pregone con sus obras y a su manera el futuro advenimiento del Uno,
salud de todos los que Él ha de salvar de la muerte...»19.
De hecho, Agustín recoge los frutos de la obra de la salvación, es a través
del su sacrificio redentor del Hijo, que restablece la unidad y la comunión
con Dios que habíamos perdido por el pecado. Por su muerte y resurrección
somos reconciliados con Dios: «Y, pues, con iniquidad impía nos habíamos distanciado del único,
verdadero y supremo Dios, desentonados y disipados en muchedumbre de
vanidades, separados por muchas cosas y apegados a otras, era necesario,
obedientes al mandato y orden del Dios de las misericordias, que todas las
cosas preanunciaran la llegada del Único, y su venida fuera profetizada por
muchos testigos, para que, libres de los lazos aprisionadores, viniéramos al
Único, y muertos en el alma por el pecado, y en pena de este delito condenados
a muerte de la carne, creyendo en su resurrección, resucitáramos con Él en el
espíritu mediante la fe, justificados y hechos uno con el Justo. Y a fin de que
no desesperemos de nuestra resurrección corporal viendo tantos miembros
abocados a la resurrección, nos procedió una sola Cabeza. Y en ella
justificados ahora por la fe, y reintegrados luego por la visión, y reconciliados
con Dios por el Mediador, nos uniremos al Uno, gozaremos del Uno y en el
18 Cf. B. Studer, op. Cit. 237. 19 De Trin. IV, 7,11.
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Uno permaneceremos.» 20.
2.4 El mediador nos une al Padre y a la Iglesia
La fuente de toda unidad, es gracias a su unidad y a la comunión con su
Padre en el cielo: «Para que sean uno, como nosotros somos uno. Como el Padre y el Hijo
son uno en unidad de esencia y amor, así aquellos de quienes el Hijo es
mediador ante Dios no sólo sean uno en virtud de la identidad de naturaleza,
sino también en unidad de voluntades. El mismo Mediador, por quien hemos
sido reconciliados con Dios, indica esto al decir: Yo en ellos y tú en mí, para
que sean consumados en la unidad.»21.
Es decir, en su Iglesia se da esta comunión con Dios, que se manifiesta en
la comunión con nuestros hermanos, con el Cuerpo de Cristo: «No dijo: ‘Para que yo y ellos seamos uno’; aunque, como cabeza de la
Iglesia, y ésta como cuerpo suyo, pudo muy bien decir: ‘Para que yo y ellos
seamos, no una esencia, sino unidad moral’, pues in cabeza y el cuerpo forman
un solo Cristo.»22.
2.5 El mediador como doctor.
Luego va pasar e decir que la medicina que cura el pecado y que porta
sobre si la salvación, es decir Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, es
el único mediador, es el mediador de la vida real frente al diablo, el mediador
de la muerte. Por esto va llamar a Cristo como el Doctor: «Camino de muerte fue para nosotros el pecado de Adán. Por un
hombre, dice San Pablo, entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte,
y así pasó a todos los hombres, en el que todos habían pecado. Fue el diablo
mediador de esta trocha, incitador del pecado, autor de la muerte. Para causar
nuestra doble muerte presentó él la única suya. Murió él, a causa de su
impiedad, en su espíritu; en la carne no pudo morir; pero nos incitó a la
impiedad y por ella hizo que mereciésemos llegar a la muerte corporal.
Apetecimos por sugestión maligna una cosa, la otra nos sigue por justa
condenación. Por eso está escrito: Dios no es autor de la muerte, porque Él no
fue causa de la muerte; sin embargo, en justa recompensa, fue al pecador
intimada la muerte. Condena el juez a suplicio al reo; la causa del tormento no
es la justicia del juez, sino el mérito del crimen. A donde nos empujó el
mediador de muerte, él no vino, es decir, a la muerte del cuerpo; y es ahí donde
nuestro Señor y Dios, per una arcana y misteriosa disposición de su divina e
inescrutable justicia, injertó en nosotros in savia medicinal del arrepentimiento,
que el demonio no pudo merecer. Por un hombre vino la muerte y por un
hombre la resurrección de los muertos. Los hombres se afanaban en rehuir lo
inevitable, esto es, la muerte del cuerpo, y descuidaban la muerte del alma;
querían evitar la pena, no la causa de esta pena. En efecto, nos preocupa muy
20 idem 21 De Trìn. IV, 9,12 22 Idem.
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poco o nada el evitar el pecado; pero con vehemencia anhelamos escapar a la
muerte, aunque jamás se consiga. El Mediador de vida nos exhorta a no temer
esta muerte natural e inevitable y a temer, sí, la impiedad, que se logra vencer
con la fe. Él ha conseguido el fin hacia el cual caminamos, mas no por la ruta
que nosotros traemos.»23.
2.6 El Mediador como Único e Inmaculado Sacerdote
Por lo tanto, Cristo es el Único e Inmaculado Sacerdote que se ofrece a sí
mismo, operando la obra de nuestra reconciliación con Dios, a través del
sacrificio de la cruz: «Ni comprenden cómo aquellos espíritus orgullosísimos no podrían gozar
de los honores del sacrificio si éste no le fuera debido al único Dios verdadero,
en cuyo nombre pretenden ser adorados; ni entienden cómo su ofrenda ritual
ha de ser ofrendada por un sacerdote justo y santo, el cual ha de aplicarlo a
intención de aquellos por quienes se ofrece, y cómo la víctima ha de ser sin
tacha para que se pueda ofrecer como purificación por los pecadores. Este es
deseo de cuantos quieren se ofrezca por ellos sacrificios a Dios.
Y ¿qué sacerdote más santo y justo que el Hijo único de Dios, pues no tiene
necesidad de ofrecer primero sacrificio por su pecado, ni de origen ni los que
se suman en la vida humana? Por otra parte, ¿qué víctima más grata a Dios
podía elegir el hombre para ser inmolada por él que la carne humana? Y ¿qué
carne más apta para ser inmolada que la carne mortal? Y ¿qué pureza era capaz
de purificar al hombre de sus inmundicias, sino la carne inmune de todo
contagio de concupiscencia carnal, nacida en el seno y del seno de una virgen?
Y ¿Qué carne tan grata para el que ofrece y para el que recibe la ofrenda, como
la carne de nuestro sacrificio, hecha cuerpo de nuestro Sacerdote? Cuatro
elementos integran todo sacrificio: el que ofrece, a quien se ofrece, qué se
ofrece y por quien se ofrece. El único y verdadero Mediador nos reconcilia con
Dios por medio de este sacrificio pacífico, permanece en unidad con aquel a
quien ofrece, se hace una misma cosa con aquel por quien se ofrece, y el que
ofrece es lo que ofrece.»24.
23.De Trin. IV, 12, 15. 24 De Trin. IV, 14,19
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Conclusión
Podemos concluir que en este Libro IV, Agustín muestra, basándose en
los datos de la Sagrada Escritura, como el único mediador posible para la
salvación del hombre, se manifiesta en Cristo, Hijo de Dios. Como ya hemos
dicho es un tema central en su teología, y por esto la encontramos también
en otros textos.
En la misión del Verbo, el Hijo de Dios Encarnado, por su mediación, que
se manifiesta en la entrega de su vida en la Cruz, se da la salvación de todos
los hombres (tema que desarrolla también en este libro), y con ella volvemos
a la comunión con Dios que habíamos perdido por el pecado. Comunión que
se expresa en la Iglesia del cual Él es la Cabeza.
Si bien Agustín está respondiendo a las problemáticas de su tiempo,
sabemos y podemos ver como su teología sigue respondiendo y siendo de
referencia para la teología actual. Siempre que se aborda las cuestiones
cristológicas y soteriológicas, al menos en los planteos más históricos,
debemos remitirnos a sus escritos.
Me pareció significativo que en Evangelium Gaudium, el Papa hable de
neopelagiasnismo25 , lo que habla de que algunas cuestiones no están del
todo superadas, y por esto el pensamiento de Agustín sigue vigente.
Se sabe también toda la problemática de diálogo interreligioso sobre si
Jesús es el único mediador y salvador, en lo cual el punto desarrollado puede
ser referencial a la hora de la discusión.
25 FRANCISCO, Evangelii Gaudium, Agape, Buenos Aires, 2013, 94.
CRISTO MEDIADOR 10
Bibliografía
FRANCISCO, Evangelii Gaudium, Agape, Buenos Aires, 2013.
MADEC G.. La patria e la via. Cristo nella vita e nel pensiero di sant ’
Agostino, Boria, Roma 1993.
SAN AGUSTÍN, De Trinitate. Tratado sobre la Trinidad, V, trad. esp. L.
Arias. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. 1948.
SANT' AGOSTINO, La Trinità, NBA IV, A. TRAPE - M. F. SCIACCA
(a cura di), Città Nuova, Roma 1987.
STUDER, B., Dio salvatore nei padri della chiesa, Boria, Roma 1986.
TRAPE A., Agostino d'Ippona, in Nuovo Dizionario Patristico e di
Antiquità cristiana A-E, A. BERARDINO (dir.), Marietti,
Genova 1983.
_________, Introduzione - Teologia, in SANT' AGOSTINO, La Trinità,
NBA IV, A. TRAPE - M. F. SCIACCA (a cura di), Città Nuova,
Roma 1987, XIV.
_________ , Sant'Agostino, l'uomo, il pastore, il mistico, ed. Esperienza,
Fossiano (Cuneo) 1976.
CRISTO MEDIADOR 11
Índice
Introducción ........................................................................................... 2
1. Aspectos generales del De Trinitate.................................................... 3
1.1 La Obra ......................................................................................... 3
1.2 Motivaciones ................................................................................. 3
1.3 Destinatarios .................................................................................. 4
1.4 El método ...................................................................................... 4
1.5 Estructura ...................................................................................... 4
2. Cristo Mediador en el Libro IV .......................................................... 5
2.1 Rasgos fundamentales del Libro IV ............................................... 5
2.2 Aspectos cristológicos ................................................................... 5
2.3 El único mediador ......................................................................... 6
2.4 El mediador nos une al Padre y a la Iglesia .................................... 7
2.5 El mediador como doctor. ............................................................. 7
2.6 El Mediador como Único e Inmaculado Sacerdote ........................ 8
Conclusión ............................................................................................. 9
Bibliografía .......................................................................................... 10
Índice ................................................................................................... 11