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LA NOVELA HISPANOAMERICANA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX.
1- EL SIGLO XX EN HISPANOAMÉRICA. Contexto histórico y social.
Los países hispanoamericanos, excepto Cuba y Puerto Rico que lo harán en 1898, logran la
independencia en la primera mitad del siglo XIX. La utopía de la libertad y sus enormes
recursos naturales no suponen, sin embargo, una prosperidad económica y social, sino otra
dependencia de las empresas multinacionales y Estados Unidos.
La América hispana se
debate a lo largo del siglo
XX entre la explotación
ajena de sus riquezas
agrícolas y minerales y la
pobreza de muchos de sus
habitantes dominados por
una minoría adinerada.
La mayoría de las
naciones soporta, desde su
independencia, una
situación de sobresalto
político: los períodos
democráticos se ven truncados por constantes golpes de estado militares y se reproducen los
movimientos revolucionarios y las guerrillas.
Las claves de la política social y económica de Hispanoamérica se resumen, por tanto, en la
explotación social, la pobreza, la desigualdad económica y la inseguridad política. Estos
factores provocan cambios bruscos en la convivencia ciudadana y en los sistemas políticos
(democracias, dictaduras fascistas, dictaduras revolucionarias, etc.)
LA LITERATURA HISPANOAMERICANA
Hasta finales del siglo XIX, la literatura hispanoamericana sigue los pasos de la española,
con figuras tan eminentes como los cronistas de Indias y el inca Garcilaso de la Vega en el
Renacimiento, sor Juana Inés de la Cruz en el Barroco y Gertrudis Gómez de Avellaneda o José
Hernández en el Romanticismo. A finales del siglo XIX, sin embargo, los poetas
hispanoamericanos inician el Modernismo, que importará España con Rubén Darío
A partir del Modernismo, Hispanoamérica crea una rica literatura a lo largo del siglo XX. En
términos generales, como ocurre en Europa, su evolución se reparte entre la literatura de
compromiso con la realidad y la literatura de vanguardia, si bien predomina la primera
tendencia, de acuerdo con las condiciones sociales de los países, y la segunda se localiza en
dos periodos concretos, las décadas de 1920 y de 1960.
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2- LA NARRATIVA. Panorama general.
En la evolución de la narrativa hispanoamericana han influido distintos factores: las
circunstancias históricas y sociales de Hispanoamérica, que generaron en los intelectuales
una conciencia crítica y ello les llevó a plantearse su actitud ante la realidad; la importancia del
paisaje y el mundo mítico de las culturas indígenas y afroamericanas, y la influencia de las
literaturas europea y norteamericana, especialmente el impulso de las vanguardias y de las
innovaciones narrativas del siglo XX.
En la narrativa hispanoamericana del siglo XX se distinguen dos grandes orientaciones
relacionadas con la visión del mundo de los autores: la realista y la innovadora, que llegó a su
esplendor con las obras de la nueva narrativa.
EL REALISMO. Esta corriente dominó casi por completo la producción de los primeros treinta
años del siglo XX. Estaba fundada en la creencia de que es posible representar una realidad
percibida como objetiva: el paisaje, el hombre y los conflictos sociales y políticos. Según el
tema, podemos clasificarlas en tres grupos: novela de la tierra, novela indigenista y novela de
la Revolución mexicana
3- LA RENOVACIÓN NARRATIVA.
1- DÉCADA DE LOS CUARENTA A partir de la década de los años cuarenta Hispanoamérica toma el relevo cultural de
una Europa decadente, azotada por dos grandes guerras mundiales. Hasta América emigran
muchos intelectuales españoles y europeos, exiliados de las guerras, que contribuyen a un
auge cultural.
En este contexto, la novela inicia un camino de renovación:
- Se introducen nuevas técnicas narrativas: nuevos narradores y puntos de vista,
saltos en el tiempo, preocupación estilística…
- Los temas derivan hacia lo urbano, y también hacia lo mítico y lo fantástico
(Realismo mágico).
Representan esta corriente Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges y
Juan Rulfo.
- MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS (Guatemala, 1899-1974). Inició una profunda innovación
con El señor Presidente (1946), una novela de dictador, de estética expresionista, en la que
emplea un lenguaje barroco y abundantes imágenes y símbolos. En ella se presenta la
degradación maléfica a la que puede llevar el poder absoluto: el Presidente adquiere rasgos
demoníacos, en consonancia con un mundo en el que convergen la concepción cristiana y el
universo mítico maya. Otras novelas destacadas son El Papa Verde (1954) y Los ojos de los
enterrados (1960). Recibió el premio Nobel en 1967.
- ALEJO CARPENTIER (Cuba, 1904-1980). Se caracteriza por su afán de experimentar
nuevas formas narrativas, por un lenguaje rico y sugerente, y por la capacidad de crear
mundos y personajes muy atractivos. Los pasos perdidos (1953) presenta un protagonista que
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se aleja de la civilización y se adentra en la selva, donde encuentra lo auténtico del mundo y
de sí mismo. El siglo de las luces (1962), ficción sobre la Revolución Francesa, es una profunda
reflexión histórica y humana. También destaca como narrador de relatos breves.
- JORGE LUIS BORGES (Argentina, 1899-1986) se inició
como poeta ultraísta en los años veinte. A partir de 1930 escribió
ensayos y, sobre todo, cuentos que tienen aire de ensayo, como
Historia universal de la infamia (1935), Historia de la eternidad
(1936), Ficciones (1944), El Aleph (1949), etc. Lo original de
Borges es su concepción del tiempo y de la individualidad, que
parecen no existir. En conjunto, Borges, escritor cultísimo, crea
un universo imaginativo y plantea temas metafísicos e
intelectuales, con un estilo irónico que combina el tono erudito y
conversacional.
- JUAN RULFO (Méjico, 1918-1986) Fue casi un autodidacta,
que sufrió durante su infancia los avatares de la violenta historia mejicana, Su primera obra, El
llano en llamas (1953), pasó casi inadvertida; pero Pedro Páramo (1955) pronto fue
considerada un” clásico”. La obra gira en torno a la
muerte y se desarrolla en un ambiente fantasmagórico,
poblado de voces y fuerzas sobrenaturales. Sorprendió la
incorporación de innovaciones formales, como la ruptura
de la linealidad temporal , los bruscos cambios del punto
de vista narrativo y el monólogo interior. Por todo ello, se
convertiría en un modelo de la narrativa experimental de
los años sesenta.
En el estilo de Juan Rulfo se integran los modos
narrativos de la tradición oral mejicana con las técnicas
narrativas más diversas: monólogo interior, combinación
de perspectivas diferentes, elípsis, saltos temporales o
acción fragmentada. La combinación de todos esos
elementos crean un angustioso ambiente de circularidad temporal.
A la sobriedad de los escenarios le corresponde un lenguaje despojado de adornos,
conciso, en el que aparecen con frecuencia los giros dialectales y las expresiones populares de
los campesinos mejicanos. Además de los temas estrictamente mejicanos, las narraciones de
Rulfo ofrecen su amarga visión sobre asuntos de trascendencia humana universal: la
memoria, el tiempo, la muerte y la incomunicación.
2- DÉCADA DE LOS SESENTA Es sin duda el momento estelar de la narrativa hispanoamericana, y su reconocimiento
internacional (premios Nobel, éxito editorial, etc.). En esta época coinciden un buen número
de novelistas de varias generaciones en plena madurez creativa y conocidos como narrativa
del boom.
Dada la gran disparidad de estilos, resulta difícil establecer rasgos comunes entre ellos.
El nexo de estos escritores es su indudable calidad literaria, la originalidad creativa y el uso de
técnicas narrativas novedosas, y un éxito comercial que sobrepasa las fronteras de sus países.
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De hecho, la narrativa del boom, antes que un movimiento literario, es la denominación que la
industria editorial puso a este fenómeno.
Los nuevos autores continuaron el cultivo del realismo mágico y del género fantástico.
El realismo mágico es seguramente la corriente narrativa más genuina de Hispanoamérica. Sus
novelistas defienden una forma distinta de percibir el mundo sensible. Para éstos, la realidad
no puede comprenderse sólo mediante la razón, ya que también posee una dimensión mágica.
Lo maravilloso, lo inexplicable, lo sobrenatural forman parte de la realidad y son herramientas
válidas y complementarias para explicar el mundo.
Esta visión mítica de la realidad es muy característica de la cultura americana, en la
que las leyendas, la religiosidad popular y las creencias ancestrales tienen vigencia en la vida
cotidiana y la mentalidad de sus gentes. El Realismo mágico, en líneas generales, se caracteriza
por:
- Los elementos mágicos se perciben como sucesos normales de la vida cotidiana,
- La razón se combina con la superstición para analizar la realidad. Una y otra no se
contradicen, sino que se complementan.
- El tiempo del relato es mítico y cíclico, es decir, no responde a una lógica lineal.
Los acontecimientos se repiten en el tiempo, igual que los tipos humanos, de ahí
que la idea del destino esté muy arraigada.
- El autor tiene una visión poética de la realidad, que se manifiesta en un cuidado
por los aspectos formales del texto.
Estos escritores no formaron una generación, aunque la gran mayoría se identificó
ideológicamente con la revolución cubana. Cada uno de ellos, además continuó evolucionando
y publicando nuevas obras tras el boom. A pesar de ello, se pueden encontrar líneas comunes
en la narrativa hispanoamericana de ese momento:
- Subjetivismo. Reaccionan contra el tradicional narrador omnisciente en tercera persona y
muestran la acción a través de la óptica parcial de un yo (el protagonista, un personaje
secundario o un testigo presencial de los hechos) o desde las diversas conciencias de distintos
personajes. El punto de vista del narrador adquiere así una gran variedad de perspectivas.
Incorporan a sus historias el mundo del subconsciente, que aparece expresado mediante
técnicas como el monólogo interior o el uso de la segunda persona narrativa. La incorporación
del mundo subconsciente puede producir la falta de lógica en las narraciones, por lo que
aparentemente pierden coherencia.
- Ruptura de la linealidad temporal. El tiempo cronológico se sustituye por el tiempo
anímico. Unas veces se producen saltos cronológicos; otras, se entrecruzan tiempos diferentes;
en ocasiones se adelantan acontecimientos que ocurrirán más tarde, como el siguiente
fragmento de Cien años de soledad: “Muchos años después frente al pelotón de fusilamiento,
el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a
conocer el hielo”.
- Voluntad temática. Se siguen tratando los temas existenciales: se ahonda en la esencia del
ser humano de todos los tiempos, a través de elementos míticos y alegóricos. Aparecen
novelas sobre la iniciación o maduración de los adolescentes que critican los modelos
culturales dominantes. Es recurrente el tema de la soledad y de la incomunicación. La muerte
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aparece a menudo como tema central o elemento muy significativo de estas narraciones, ya
que sirve para poner en evidencia la transitoriedad de lo humano y, por contraste resaltar el
valor de la vida.
- Preocupación por los aspectos formales. Las estructuras se complican, por lo que se
requiere un lector activo capaz de organizar la materia narrativa. Todos los narradores
muestran un gran interés por la experimentación lingüística. En sus novelas intentan reflejar el
habla hispanoamericana de cada uno de los países. Se incorporan los ritmos del habla popular,
pero sin caer en lo excesivamente localista. Buscan un lenguaje anticonvencional y auténtico
que huya de la frase hecha y que más que decir sugiera.
Los novelistas que iniciaron este movimiento fueron, entre otros, Ernesto Sábato, Juan Carlos
Onetti, José Lezama Lima, Carlos Fuentes, Augusto Roa Bastos, Gabriel García Márquez, Mario
Vargas Llosa, etc. Destacamos a continuación aquellos que han alcanzado mayor resonancia:
- ERNESTO SÁBATO. (Argentina, 1911). Comenzó siendo un científico puro, antes de
abandonar su brillante porvenir para dedicarse a la literatura.
Sólo tres novelas, muy espaciadas cronológicamente, le han
conferido un puesto singular. Sábato pasa por ser un “novelista
intelectual”, tanto por el rigor de construcción de sus obras
como por la densidad de problemas que suscitan. Sus obras
incluyen, asimismo, elementos que se dirían más propios del
ensayo, pero perfectamente integrados en el relato.
El túnel (1948) es una breve novela de amor y locura, que arranca y desemboca en un
crimen, pero que pone al descubierto, sobre todo, el problema de la incomunicación y de la
angustia vital. Sobre héroes y tumbas (1961), extensa narración que incluye una visión
apocalíptica del mundo. La acción se descoyunta en episodios diversos, de entre los que
destaca el “Informe sobre ciegos”, alucinante parábola, una de las cimas de la narrativa
hispanoamericana. Abbadón el exterminador (1974), en la línea de la anterior, alcanza una
máxima complejidad, al fundir autobiografía y ficción, realidad y pesadilla, narración y
reflexiones de tipo ensayístico, todo aunado para componer otra requisitoria de la civilización
contemporánea. Su obra supone una reflexión crítica sobre la sociedad actual.
- JULIO CORTÁZAR. (Argentina, 1914-1984). Fue el principal renovador del cuento de su
generación. Sobresale por sus cuentos fantásticos en la línea de Kafka o de Borges, con títulos
como Bestiario (1951), Las armas secretas (1959), Todos los fuegos,
el fuego (1966), etc. Cortázar inserta el suceso extraño, el hecho
fantástico, en un marco minuciosamente realista, previniéndonos de
que los objetos cotidianos pueden ser fuente de sorpresa o de terror.
En su novela Rayuela (1963) crea un mundo y unos personajes muy
sugerentes. Además, incorpora una curiosa novedad estructural: la
obra puede ser leída de diferentes formas; es decir, el autor propone
varias posibles lecturas según se siga un orden de lectura u otro
(lineal o mediante saltos entre capítulos). Por esta vía se revela el
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absurdo de la laberíntica realidad que nos rodea y la frustración en el deseo de encuentro
sincero con otros seres humanos. El argumento de la novela se desarrolla entre París y Buenos
Aires y aborda la relación que mantiene el protagonista, Horacio Oliveira, con el peculiar
personaje de la Maga, así como su evocación permanente en la segunda parte del libro cuando
vuelve a Buenos Aires tras la desaparición de su amada.
Las ulteriores experiencias de Cortázar han sido muy variadas y a veces más audaces;
por debajo de ellas se trasluce frecuentemente una atención por los problemas de nuestro
tiempo, desde una posición ideológica tan revolucionaria como su posición estética. He aquí
algunos títulos: 62: modelo para armar, La vuelta al mundo en ochenta mundos, Último
round, Libro de Manuel… La variedad de materiales que integran tales libros, en audaces
collages, nos lleva ya a las fronteras de la novela o nos sitúan claramente fuera del género, en
un terreno nuevo, conquistado a solas por el autor.
- CARLOS FUENTES (Méjico, 1928). Es el más destacado novelista mejicano
contemporáneo. Su nacionalidad resulta en su caso un dato explicativo muy importante para
comprender su obra, tanto porque lo hace heredero
directo de la ya larga tradición de la novela de la
Revolución mejicana, como porque la búsqueda de la
identidad mejicana es el tema esencial y reiterado de la
mayor parte de sus textos.
La muerte de Artemio Cruz (1962) confirmó a
este escritor como autor destacado de la nueva novela
hispanoamericana. En ella, la realidad aparece desde
una perspectiva psicológica y, por tanto, individual. El
protagonista, Artemio Cruz, al filo de la muerte, ofrece
una visión de su vida, centrada en el afán de poder. Los hechos históricos muestran la forma
en que los dirigentes han traicionado la Revolución, y el oportunismo de Artemio Cruz, que no
vacila en dejar de lado sus ideales para obtener beneficios. La obra presenta una estructura
fragmentaria y se narra desde diferentes perspectivas. Con la primera persona aparece el
punto de vista del protagonista, que transmite sus sensaciones y vivencias desde el presente.
La segunda persona se utiliza en los que una especie de alter ego de Artemio le habla de su
vida en el futuro, como si todavía hubiera posibilidad de rectificación. Finalmente, la tercera
persona sirve a un narrador omnisciente que relata episodios del pasado, con una localización
temporal precisa. El hecho de que el relato se realice desde el punto final, el de la muerte del
protagonista, hace que el viaje retrospectivo termine en el punto en el que había comenzado,
por lo cual la organización es realmente circular.
- MARIO VARGAS LLOSA (Perú, 1936). Se dio a conocer con La ciudad y los perros
(1962) que suele considerarse la cabeza de puente de la nueva narrativa hispanoamericana;
esta obra constituyó, además, la revelación de un novelista de un talento y una habilidad
constructiva impares. La novelística de Vargas Llosa se distingue por su realismo fundamental,
desde el que puede elevarse a planos simbólicos o míticos sin introducir elementos
sobrenaturales propios del realismo mágico.
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En La ciudad y los perros, el autor refleja la brutal existencia cotidiana de unos cadetes
(los “perros”) en una academia militar limeña. El amplio repertorio de
procedimientos narrativos (punto de vista múltiple, acciones
simultáneas, alternancia de planos temporales, encadenamiento de
monólogos interiores) no entorpece la intención crítica de la obra. En su
siguiente novela, La casa verde (1966), se incrementa la complejidad
técnica y estructural para narrar las múltiples vidas que se entrecruzan
en un prostíbulo en medio de la selva. Conversación en la catedral
(1969) analiza un proceso de corrupción política a través de la
conversación entre un periodista y el guardaespaldas de un dictador.
Las novelas de los años setenta, Pantaleón y las visitadoras
(1973) y La tía Julia y el escribidor (1977) moderan la experimentación y
dan entrada al humor. En 1981 apareció La guerra del fin del mundo, novela épica en la que
Vargas Llosa narra la rebelión de una secta de iluminados en el Brasil republicano de finales del
siglo XIX. La inquietud política del autor, que alimenta Historia de Mayta (1984), y está
presente en otras novelas de los años ochenta y noventa, culmina en La fiesta del Chivo
(2000), una minuciosa reconstrucción del complot contra el dictador panameño Rafael
Leónidas Trujillo.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ. (Colombia, 1928). Es el más conocido de los nuevos
narradores. Nació en Aracataca (Colombia). Estudió Leyes, pero se dedicó al periodismo,
actividad que desempeña en la actualidad. Ha sido corresponsal
en diversos lugares y, tras residir en Roma, Madrid, París y
Ciudad de México, ha regresado a su país. Su labor creativa ha
sido reconocida con muchos premios, entre ellos el Premio
Nobel de Literatura que obtuvo en 1982.
García Márquez publica entre 1955 y 1962 una serie de
novelas cortas y cuentos: la hojarasca (1955); El coronel no
tiene quien le escriba (1958); Los funerales de la Mamá
Grande (1962) y La mala hora (1962), son relatos espléndidos
que giran en torno al imaginario pueblo de Macondo. Ya está
en estas obras la prodigiosa facultad fabuladora del autor, su
capacidad para fundir con naturalidad realismo y fantasía en un universo imaginario plagado
de sucesos maravillosos y de criaturas empujadas por pasiones irrefrenables. De igual modo,
está ya en estos relatos el estilo amplio, barroco, tendente al detalle pintoresco y no exento de
ráfagas de humor.
La vida de Macondo toma cuerpo en su gran novela Cien años de soledad (1967).
García Márquez refleja la vida de siete generaciones de la familia Buendía durante cien años a
partir de la primera pareja constituida por Úrsula Iguarán y José Arcadio Buendía, que, por ser
primos entre sí, viven obsesionados por la maldición de tener un hijo con cola de cerdo. Si bien
la narración gira en torno a la historia de la familia, está indisolublemente unida a la del pueblo
hasta el punto de que una y otra surgen y desaparecen al mismo tiempo. Los temas de esta
obra son los mitos de nuestra civilización. García Márquez parte de la Creación misma. Su
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concepción del tiempo es circular y los rasgos de sus personajes son fabulosos y
desmesurados. También hay abundantes referencias a un contexto
autobiográfico. Todo ello, y la calidad del estilo, hacen de la lectura de
esta obra un placer y un asombro inacabables.
García Márquez ha publicado después un volumen de cuentos La
increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada
(1972) y la novela El otoño del patriarca (1975), novela de dictador
hispanoamericano. En Crónica de una muerte anunciada (1981) se vale
de las aportaciones del género policíaco para narrar una muerte y en El
amor en los tiempos del cólera (1985) nos da a conocer un amor
cumplido en la vejez. En los años 90 publica Del amor y otros demonios
(1994), novela de amor donde se vuelven a dar cita lo extraordinario y lo cotidiano, y la
novela-reportaje Noticia de un secuestro (1996), obra en la que se conjugan sus dos
profesiones, la literatura y el periodismo, y donde el autor aborda la realidad colombiana
actual: los secuestros organizados por los narcortraficantes. En el 2002 ha publicado su
autobiografía Vivir para contarla.
4- ÚLTIMAS TENDENCIAS.
Con el paso del tiempo y debido a discrepancias sobre ciertos acontecimientos
políticos, los integrantes del boom fueron perdiendo la imagen de
grupo que habían mantenido hasta el momento. Los caminos
narrativos de estos autores y de los muchos que aparecen a partir de
los años 70 y 80 tienen un marcado carácter individual que hace
difícil establecer características comunes.
● Evolución del realismo mágico. La incorporación natural de lo
mágico a la vida cotidiana se continúa en novelas y cuentos de Isabel
Allende como La casa de los espíritus o los Cuentos de Eva Luna.
Algunas novelas como Rosaura a las diez y Falsificaciones de Marco
Denevi, o El mago y El pequeño monje budista de César Aira,
incorporan el humor en el tratamiento de sus argumentos.
● Humor e ironía. Estos ingredientes son esenciales en las revisiones
del pasado personal o de la historia cultural de algunos países.
Muestra de ello son algunas obras de Alfredo Bryce Echenique como
Un mundo para Julius y La vida exagerada de Martín Romaña o de
Roberto Bolaño que, en Los detectives salvajes, muestra un humor
feroz y cruel.
● Referencias literarias. Determinantes en la creación de ficciones
como Ardiente paciencia (llevada al cine con el título de El cartero de
Neruda) o Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda.
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● Referencias cinematográficas. Los temas y técnicas de la ficción cinematográfica influyen
en novelas como La traición de Rita Hayworth y El beso de la mujer araña, de Manuel Puig o
En busca de Kingsor, de Jorge Volpi.
● Elaboración lingüística. Una tradición de novela que ha perdurado a lo largo de varias
décadas es la de autores como Severo Sarduy o Salvador Elizondo, en lo que se aprecia un
interés, más que por el tema o la estructura, por la elaboración lingüística y por lo que esta
puede comunicar. Son creadores que consideran el estilo barroco como la mejor forma de
rebelión contra las convenciones burguesas que el lenguaje de la novela tradicional ha
contribuido a imponer. Lezama Lima supone una gran influencia para ellos.
En general, y aunque no desaparece la denuncia de situaciones sociales injustas, los
últimos años han producido novelas menos comprometidas y más enfocadas hacia problemas
individuales con estilos tan variados como los propios escritores.
La producción es tan inabarcable que sería imposible citar a todos los autores
influyentes en las letras hispanas. Entre otros, se pueden nombrar a Jorge Bayly, Zoe Valdés,
Ángeles Mastretta, Jorge Edwards. Eduardo Galeano, Rodrigo Fresán, Ricardo Piglia, Roberto
Fontanarrosa, Laura Esquivel, Sergio Pitol…
ALFREDO BRYCE ECHENIQUE. Este escritor limeño (1939) hace en muchas de sus
novelas referencias autobiográficas enfocadas con humor, ironía
como en Un mundo para Julius, en la que desarrolla la visión
infantil del protagonista y su paulatino conocimiento del mundo
que le rodea.
También ocurre en La vida exagerada de Martín Romaña y
su continuación El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz en la
que se suceden hilarantes anécdotas protagonizadas por un joven
peruano en el París de 1968.
Otros de sus títulos son El huerto de mi amada, Tantas veces
Pedro, La amigdalitis de Tarzán o Las obras infames de Pancho
Marambio.
GUILLERMO CABRERA INFANTE. Escritor crítico y guionista cubano (1929-2005),
exiliado de su país y premio Cervantes en 1997. Su novela más
conocida es Tres tristes tigres, en la que evoca la peculiar realidad
cubana anterior a la Revolución de 1959, a la que une reflexiones
literarias y políticas a través de los monólogos de sus protagonistas.
En esta narración y en La Habana para un infante difunto se recoge
el habla propia de la capital caribeña. Narra el recuerdo del pasado
adolescente y del descubrimiento del amor, del cine y de la música.
Es autor de otras obras como Ella canta boleros y La ninfa
inconstante.
ROBERTO BOLAÑO. Escritor chileno (1953-2003) autor de novelas como Los detectives
salvajes, novela en la que narra la investigación de unos jóvenes sobre la figura de la poetisa
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Cesárea Tinajero. Los hechos tienen lugar a lo largo de varios años y en diferentes países, en
ella fusiona la intriga policial, la reflexión política y la revisión de algunos mitos literarios y
culturales.
Otra de sus grandes novelas es 2666 (2004), obra póstuma en
la que la ciudad mexicana de Santa Teresa es escenario de horribles
asesinatos de mujeres. La confluencia de personajes de distinta
procedencia sirve a Bolaño para reflexionar sobre las relaciones
humanas y, nuevamente, ironiza sobre algunos tópicos culturales.
En una línea similar escribe La literatura nazi en América, que
presentarse bajo el molde de los diccionarios de literatura, es una obra
en la que los autores ficticios que aparecen sirven para parodiar a escritores y obras reales.
Roberto Bolaño es también autor de cuentos, algunos recogidos en títulos como El gaucho
insufrible o Putas asesinas.
5- EL CUENTO HISPANOAMERICANO
Al igual que en la novela, se considera el año 1920 como el punto de partida de la
cuentística contemporánea, ya que alrededor de esa fecha llegan a Hispanoamérica las
vanguardias europeas. Aunque no se debe olvidar que también el Modernismo tuvo en el
cuento uno de sus principales cauces expresivos.
Horacio Quiroga es el fundador de la cuentística actual no sólo por sus temas
(personajes en situaciones límite frente a la impresionante fuerza de la naturaleza), sino por la
meticulosa construcción de la trama.
El cuento hispanoamericano supone un nexo entre los movimientos de vanguardia de
los años 20 y el boom narrativo de los años 60, ya que los narradores comienzan desde los
años 30 a incorporar innovaciones técnicas y de estilo que la novela recogerá más tarde.
En lo que a características se refiere, son las mismas que las del cuento europeo nacido
de la mano de Edgar Allan Poe: brevedad, rígida estructura, habituales finales sorprendentes
(abiertos o cerrados) y trama única.
1- TENDENCIAS
Dentro de la prolífica tradición hispanoamericana del relato corto es posible señalar
diferentes tendencias basadas en la temática que abordan:
● Cuento realista. Centrado en algún aspecto de la realidad exterior, del que dan
cuenta de manera testimonial, de igual manera que la novela de la tierra y la narrativa
indigenista.
A lo largo de los años esta línea realista incorporará los temas y técnicas del realismo
existencial, del realismo comprometido y del neorrealismo. Relatos de Horacio Quiroga,
Salarrúe o Mario Benedetti pertenecen a esta línea.
� Cuento fantástico. Introducen en lo cotidiano un elemento de extrañeza (una
presencia sobrenatural, un acontecimiento milagroso, etc.) que se sale de los parámetros
racionales de la percepción, pero que resultan aparentemente lógicos; hecho que suscita
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perplejidad en el lector y que genera finales impactantes. Revelan la influencia del surrealismo
y de la literatura fantástica anglosajona.
Algunos autores de esta tendencia son Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Julio
Cortázar, Felisberto Hernández, Juan José Arreola, Virgilio Piñera o Augusto Monterroso.
���� Realismo mágico. Cuentos en los que la realidad y fantasía no funcionan como
elementos antagónicos, sino que forman, sin contradicción, parte del mismo mundo. Además
del surrealismo, influye en esta tendencia la recuperación de las tradiciones culturales
precolombinas (incas, mayas, aztecas, etc.)
Los autores más importantes de esta tendencia son Juan Rulfo, Gabriel García
Márquez y Miguel Ángel Asturias, entre otros muchos.
JORGE LUIS BORGES. Ya lo hemos mencionado como un innovador en la década de los
cuarenta, concretemos ahora algunos rasgos específicos de sus cuentos:
- Los cuentos de Borges son, ante todo, originales. A veces comienzan como si se
tratara de un estudio erudito; en ocasiones carecen de anécdotas y se aproximan
al tono de ensayo o disquisición filosófica. El arranque puede ser un suceso, un
dato histórico, una leyenda, un mito
clásico (su cultura se percibe siempre).
Pero lo que importa es adónde llega el
autor.
- Sus cuentos nos ponen en contacto
con lo excepcional, con lo insólito.
Pero son algo más que “cuentos
fantásticos”: son sutiles ejercicios
mentales o complejos juegos
metafísicos que pueden llegar a
producir un auténtico vértigo
intelectual.
- Sus temas predilectos son la visión de
la realidad como un laberinto
incomprensible, la personalidad humana y sus extraños desdoblamientos, el
destino del hombre y de la civilización, el tiempo, la eternidad, el infinito, la
muerte… Se trata, pues, de una narrativa de perfiles metafísicos. En ella late un
espíritu elegantemente escéptico y preocupado por los enigmas del vivir humano.
- Junto a ello, hay que destacar sus valores literarios. Borges es, ante todo, un
creador con un inmenso talento poético. Sus cuentos responden a un placer de
fabular que nos lleva al placer de leer. Y su estilo es inconfundible: aparentemente
frío, pero cargado de sentido y enormemente sugeridor; lo definen, entre otras
cosas, una sutil ironía, la precisión y, a la vez, repentinos hallazgos poéticos.
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2- DE LOS AÑOS SESENTA A LA ACTUALIDAD
Los relatos cortos de los narradores del boom han pasado en algunos casos
inadvertidos debido a la importancia de sus novelas. Además de García Márquez (La increíble y
triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada), otros autores han cultivado el
género.
Julio Cortázar muestra en sus cuentos a veces bajo la influencia del surrealismo- una realidad
compleja que suele aparecer parodiada. Destacan, como ya hemos señalado, los relatos
recogidos en Bestiario, El perseguidor, Todos los fuegos, el fuego, Las armas secretas, Historias
de cronopios y famas, donde revela el absurdo de lo cotidiano con un gran sentido del humor.
Mario Benedetti , escritor uruguayo, refleja en Montevideanos, La muerte y otras
sorpresas y Con y sin nostalgia la vida diaria y las circunstancias políticas de su país desde una
postura comprometida con un lenguaje sencillo y coloquial.
Augusto Monterroso (1921-2003).Mención aparte requiere el genial cuentista
guatemalteco Sus cuentos, muchos de ellos auténticos
microrrelatos, tienden a la máxima condensación, pero
obedecen a un elevado rigor compositivo. Una ironía sutil
impregna toda su obra, en la que predominan el tono
paródico y la burla de la hueca prepotencia intelectual.
Entre sus libros destacan Obras completas (y otros
cuentos) (1959), La oveja negra y demás fábulas (1969) y
Movimiento perpetuo (1972), Posteriormente ha publicado
unas originalísimas misceláneas en prosa: Lo demás es
silencio (1978), La letra e (1987) o La vaca (1998).
3- MICRORRELATOS
A partir de la decadencia del boom, tal y como sucede en la novela, la variedad
de propuestas estéticas es enorme, pero sí puede señalarse como característico el
abundante cultivo del microrrelato o microcuento, que ya había aparecido a principios
del XX de la mano de Julio Torri. Maestros de este subgénero cuentístico son Augusto
Monterroso, Juan José Arreola, Andrés Neuman, Marco Denevi o Fernando Iwasaki.
Áfraga musulmana en papiro de oxyrrinco
Estabas a ras de tierra y no te vi. Tuve que cavar hasta al fondo de mí para encontrarte.
JUAN JOSÉ ARROLA: Por favor, sea breve, Páginas de Espuma