Download - Marco Teorico NEE Auditivas
MARCO TEORICO
Son muchas las causas por las que un niño puede nacer con un problema de
audición. Los factores pueden ser hereditarios que durante el embarazo la madre
sufre algunas complicaciones debido a comportamientos pueden desarrollar en el
bebé problemas de audición, o por el consumo de medicamentos tóxicos, o por
contraer enfermedades como rubéola, toxoplasmosis o gripe, es que el bebé puede
sufrir sordera.
La pérdida de la audición o su disminución interrumpe y complica la comprensión
del habla y el contacto con el entorno sonoro, conlleva una importante dificultad para
aprender el lenguaje oral y por tanto afecta la vida de relación del sujeto reduciendo
sus posibilidades de información y de conocimiento del medio. El niño o adolescente
disminuido en audición presentará durante su escolaridad necesidades educativas
especiales que es preciso conocer para poder satisfacerlas y, sobre todo, para
prevenir y evitar el efecto indeseable que, en demasiadas ocasiones, termina por
ejercer la sordera.
El proceso de desarrollo de interferencia que se presenta en el sujeto con problemas
de audición y su relación con el entorno, se podrá comprender desde dos aspectos:
Desarrollo cognitivo y socio-afectivo, en el que media su proceso de la adquisición
de lenguaje.
EL DESARROLLO COGNITIVO DEL NIÑO CON PROBLEMAS DE AUDICIÓN
La deficiencia auditiva influye en la formación de la personalidad del niño afectando
progresivamente en áreas como la comunicación, el lenguaje, la socialización, los
procesos cognitivos y la memoria; todo ello implica una repercusión negativa en el
progreso y formación escolar del niño limitándolo a una introversión social negativa,
por lo tanto impide en el niño sacar provecho de sus experiencias que fortalecerían
un aprendizaje significativo, puesto que la menor información y experiencia conlleva,
casi siempre, menor curiosidad y motivación por los sucesos del entorno, se
preguntará en menor medida por las causas y razones que originan los hechos, y su
conocimiento del mundo que le rodea será inferior al de sus compañeros oyentes.
El déficit cognitivo del niño con problemas de audición también se debe, al
funcionamiento defectuoso de los mediadores simbólicos. La posesión de un
lenguaje pobre, parcializado, limitado en recursos, le origina importantes
inconvenientes. La escasa calidad de su código comunicativo-lingüístico afecta a
funciones tales como la representación mental de la realidad, la formalización del
pensamiento, la formulación de hipótesis, la planificación de estrategias y la
memoria.
El niño construye su conocimiento del lenguaje del medio y adquiere formas
complejas de razonamiento, a partir del “input” que recibe al participar en
intercambios conversacionales. Cuando existe sordera, estos intercambios suelen
ser más infrecuentes, menos complejos y menos eficaces. El desarrollo estratégico
según la teoría de Piaget se pone en manifiesto en todo los niños que se desarrollan
evolutivamente según sus observaciones, pero los niños con capacidades auditivas
especiales, lo hacen con un retraso aproximado de, al menos dos años de diferencia
en relación al niño normal.
Las diferencias observadas entre niños con capacidades auditivas especiales y
oyentes son imperceptibles en las tareas relacionadas con la inteligencia práctica y
se van haciendo más evidentes cuanto más complejas son las operaciones lógicas
implicadas.
En las tareas en las que el lenguaje ejerce una intervención importante en el
desarrollo metacognitivo como la abstracción, razonamiento, formulación de
hipótesis, proposiciones posibles y alternativas, entonces se dificulta con
desviaciones enormes a la normal para los niños con capacidades auditivas
especiales.
Entonces, las dificultades que experimentan los niños con capacidades auditivas
especiales en su desarrollo cognitivo se debe al déficit informativo y experiencial, a
la menor motivación que esto lleva consigo, a la posesión de un lenguaje de menor
calidad y a la interacción social menos productiva. Aunque la graduación de daño
puede variar entre uno niño y otro, dependerá de las circunstancias en la que se
desenvuelvan, de la riqueza de estimular el medio en el que se desarrolla, del apoyo
emocional familiar y de la competencia lingüística alcanzada, para que su desarrollo
se atenga más a las pautas habituales de los oyentes.
La educación tradicional del deficiente auditivo ha reducido su acción, con excesiva
frecuencia, al propio niño, cuando en realidad es todo el entorno familiar, el sistema
de interacción del hogar, el que hay que establecer o restablecer, ya que es este
sistema el que genera afecto, comunicación, lenguaje, complejidad y crecimiento.
La intervención educativa debe dotar al niño con capacidades auditivas especiales
de un lenguaje de calidad, facilitarle información y experiencia y garantizar el
sistema de interacciones antes mencionado.
En cuanto a los esquemas de conocimiento, como un constructo que utiliza la
memoria para almacenar el conocimiento social en la Memoria y que va formando el
niño a través de su experiencia, le ayudan a seleccionar, modificar y recuperar la
información. A medida que el sujeto enriquece su información y su experiencia, los
esquemas de conocimiento se hacen más complejos y elaborados.
Los niños con capacidades auditivas especiales suelen disponer de esquemas de
conocimiento menos ricos como consecuencia de la falta de información que
padecen y por tanto sufren los inconvenientes de contar con un “filtro” o formato más
reducido y, por tanto, procesan, almacenan y recuperan menos cantidad de
información.
IMPORTANCIA DE LOS PRIMEROS AÑOS
Se acepta cada vez con mayor unanimidad que existe un “periodo sensible” en el
desarrollo del lenguaje (0-5 años en sentido amplio y 0-3 años en sentido estricto).
La adquisición temprana de un sistema simbólico apropiada es determinante para
alcanzar un buen desarrollo cognitivo, un lenguaje de calidad y éxito académico.
La presencia de restos auditivos, la aparición tardía de la sordera, y la exposición a
algún tipo de comunicación total durante el periodo de adquisición del lenguaje, son
buenos predictores del éxito en la rehabilitación, del nivel académico alcanzado y del
desarrollo del lenguaje.
En este sentido, el “lenguaje de signos” puede ser un instrumento adecuado para
incidir en las diferencias cognitivas entre niños con problemas de audición y normo-
oyentes1, ya que puede intervenir en las mismas etapas de desarrollo oral de los
niños normo-oyente.
Cuando el lenguaje oral vaya a retrasarse o cuando el dominio que previsiblemente
vaya a alcanzarse no sea suficiente, se debe recurrir al lenguaje de signos o se
deben utilizar técnicas como la Palabra Complementada.2
1 Normo - oyente: Su umbral de audición es inferior a 20 db. y percibe el habla sin ninguna dificultad.
2 La palabra complementada es un sistema que posibilita la comunicación con personas sordas o con discapacidad auditiva mediante el uso simultáneo de la lectura de labios, que se corresponde con la palabra, y una serie de complementos manuales, que carecen de significado lingüístico y que complementan a la palabra
FALTA DE AUDICIÓN “SORDERA” Y LOS SISTEMAS SENSORIALES
Las funciones de la vista, en el hombre, tienen una tarea más direccional mientras
que el oído corresponde normalmente funciones de exploración y alerta. La
hipoacusia o sordera altera este sistema. El niño con problemas de audición, se verá
obligado a compensar con el sentido de la vista funciones que generalmente asume
el oído y lo hará siguiendo estrategias que va aprendiendo y que incluso utilizan las
personas oyentes de forma inconsciente en algunas situaciones.
La privación de la audición provoca en algunos deficientes auditivos una mayor
dependencia de los sentidos de contacto: olfato y tacto. Esta dependencia es
observable en los niños con problemas de audición que acompañan su pérdida
auditiva con un problema visual, lo que ocurre con mayor frecuencia que entre los
oyentes. También se observa en los que carecen de un buen instrumento de
comunicación y en algunos que añaden a su sordera problemas de tipo neurológico.
La audición interviene de forma importante en la estructuración del tiempo, en el
desarrollo del sentido del ritmo y en la orientación en el espacio. La privación de la
audición dificulta, no impide, la adquisición de habilidades. Aunque a esta deficiencia
y en ocasiones se puede agravar una lesión en el aparato vestibular que también se
aloja en el oído interno, provocando problemas de equilibrio.
Dentro de los procesos cognitivos de activación mediante los mecanismos
sensoriales se puede percatar un menor flujo de estimulación sensorial, lo que
influye sobre el nivel de activación y vigilancia y supone una menor conexión con el
medio y un mayor aislamiento. Por último, señalar una característica del sordo que
con bastante frecuencia aparece en tareas de diversa índole: la lentitud. La
explicación del por qué se desenvuelve de forma lenta no es fácil obtenerla. En
ocasiones, la lentitud está relacionada con la falta de conocimiento o familiaridad con
la tarea, pero es probable también que en esta lentitud influyan también variables
relacionadas con la audición, la secuencia temporal y el ritmo.
CONSECUENCIAS DERIVADAS DE LA DEFICIENCIA AUDITIVA
La pérdida de audición afecta en su conjunto, es la personalidad global del individuo
la que se ve comprometida: falla el lenguaje, se memoriza con mayor dificultad, se
experimentan dificultades para trabajar aspectos abstractos, resulta difícil apropiarse
de información e interactuar con los demás, se altera el funcionamiento de los
sistemas sensoriales en los que toma parte la audición, etc.
Para considerar estrategias de intervención en sus procesos cognitivos y desarrollar
enfoques de ayuda educativa, se comprenderá los siguientes puntos:
Los componentes fonológicos y semánticos del lenguaje constituyen códigos
o formatos básicos para la representación conceptual. Las redes y jerarquías
semánticas en las que se organiza la representación del conocimiento están
basadas en la estructura del lenguaje. Los niños con capacidades auditivas
especiales se sirven de un mayor número de códigos: visual, fonético,
dactílico, semántico y signado. El predominio de uno u otro código depende
de cómo se haya presentado la información (dibujos, signos, palabras, texto
escrito), y del lenguaje interiorizado del sujeto, oral o signado.
La codificación fonológica juega un importante papel en la comprensión
lectora. Los sordos con mayor nivel de comprensión lectora muestran, a su
vez, un lenguaje oral interiorizado muy superior al del resto.
Los niños con capacidades auditivas especiales, experimentan retrasos y
dificultades en la autorregulación y planificación de la conducta. El lenguaje
juega un importante papel en el control de la propia conducta y en la
planificación de las acciones. Los niños con capacidades auditivas especiales
se muestran menos reflexivos y se auto-instruyen menos que los oyentes.
Dialogan menos consigo mismo, tienden a actuar de forma inmediata y
carecen de un plan de acción. Su conducta se orienta de forma global hacia el
fin propuesto y existe una mala articulación de las distintas conductas. Los
niños con capacidades auditivas especiales que habían adquirido el lenguaje
de signos desde muy pequeños y aquellos que consiguen un gran dominio del
lenguaje oral se enfrentan a las tareas de forma más reflexiva.
Los niños con capacidades auditivas especiales experimentan claras
dificultades para apropiarse de la información. La desinformación, a su vez,
empobrece sus esquemas de conocimiento y repercute negativamente en su
capacidad de organizar, almacenar y recuperar la información.
Los niños con capacidades auditivas especiales aprenden menos de sus
errores que los oyentes y varían poco sus estrategias con la edad. Los niños
con capacidades auditivas especiales de más edad cometen errores
parecidos a los más jóvenes mientras que en las personas oyentes las
diferencias de edad son decisivas.
Los niños con capacidades auditivas especiales tienen una evolución
semejante a los oyentes en la etapa de la inteligencia sensoriomotriz (0-2
años), excepto en los aspectos de la imitación vocal como consecuencia de
su falta de audición. Los retrasos psicomotores detectados en algunos
deficientes auditivos se deben a problemas añadidos originados por algunas
de las etiologías de la sordera: encefalitis, anoxia, etc.
Los niños con capacidades auditivas especiales se muestran, en general,
menos hábiles que los oyentes en el manejo de símbolos. Acceden al juego
simbólico más tarde y experimentan retraso y limitaciones: menor amplitud y
diversidad y menor habilidad para realizar secuencias de juego previamente
planificadas.
En la etapa de las operaciones concretas (7-11 años), los niños con
capacidades auditivas especiales pasan por las mismas fases y utilizan las
mismas estrategias que los oyentes. Aparece un retraso de, al menos, dos
años motivado por el peso que el lenguaje ejerce a la hora de distanciarse de
lo inmediatamente percibido y de elaborar mentalmente lo que se percibe. La
secuencia de adquisición de los distintos conceptos coincide en sordos y
normo-oyentes. Ambos grupos adquieren primero las operaciones de
seriación y ordinales, posteriormente se domina la representación espacial
que implica la coordinación dentro del espacio proyectivo de diferentes
perspectivas y la conservación de los líquidos. A los 12 años el niño con
capacidades auditivas especiales es capaz de coordinar el conjunto de
perspectivas posibles en un conjunto articulado, lo que supone una
construcción operatoria de realidad espacial.
La etapa de las operaciones formales constituye el último escalón en la
evolución de la inteligencia. Comienza en la pre-adolescencia y culmina en la
edad adulta. En ella el conocimiento sobrepasa lo real y se inserta en lo
posible, lo que permite caracterizar al pensamiento como esencialmente
hipotético-deductivo.
El lenguaje ejerce una gran influencia en la habilidad de formular hipótesis, de
razonar sobre proposiciones posibles y de comprobar diversas alternativas.
No es extraño que las personas con capacidades auditivas especiales tengan
dificultades para realizar estas operaciones de características más formales o
proposicionales.
Los adolescentes sordos llegan a esta etapa con retraso, muestran retraso a
lo largo de ella e, incluso en algunos casos no llegan a alcanzar este estadio.
Las personas sordas tienden a un pensamiento más concreto, más vinculado
a lo que directamente se percibe y con menor capacidad para abstraer e
hipotetizar. 3
Las dificultades para el razonamiento hipotético de los sordos no son solamente de
tipo lingüístico sino que también pueden ser debidas a su escaso conocimiento de
los temas objeto de reflexión.
Los niños con capacidades auditivas especiales, en ocasiones, actúan como si no
hubieran adquirido las habilidades para pensar y recurren a estrategias de acción y
repetición en lugar de estrategias de simbolización y abstracción. Si se simplifica la
representación del problema o se recurre a estrategias equivocadas, será imposible
alcanzar un buen manejo de la información y una solución coherente a los
problemas.
3 Marchesi, Catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (España).
Parece evidente la contribución que las estrategias basadas en el lenguaje de signos
pueden aportar en las primeras etapas educativas garantizando la interacción en el
seno de la familia e, incluso, después, una vez que el niño se encuentra en edad
escolar.
El lenguaje de signos constituye un instrumento valioso capaz de facilitar
intercambios comunicativos rápidos, espontáneos y eficaces, pero no resuelve todos
los problemas, carece del componente fonológico propio de la lengua oral y no
permite, por tanto, el acceso a la comprensión lectora.
La lengua escrita es la representación gráfica del lenguaje oral y este encierra una
estructura fonética, fonológica y morfosintáctica. Sin dominar el componente
fonológico y morfosintáctico y sin una rica experiencia en el manejo del lenguaje oral
no puede alcanzarse un nivel superior de comprensión lectora.
ASPECTOS DE LAS NEE DE NIÑOS CON DISCAPACIDAD AUDITIVA
La sordera es la deficiencia menos visible, pero cuyas secuelas son las que más
comprometen el desarrollo superior del sujeto humano y su manifestación específica
más distintiva, el lenguaje.
Sordera y mudez son dos palabras asociadas desde muy antiguo y de las que
nuestra lengua ha generado el término sordomudo. Posteriormente, la mudez, como
consecuencia de la sordera, fue asociada con el retraso mental y en menor medida
con otras patologías. La sordera fue considerada una carencia tan importante que
quien la padecía no llegaba a ser sujeto de pleno derecho. Por otro lado, desde la
antigüedad clásica los sordomudos despertaron una enorme curiosidad por el modo
de comunicarse entre sí, que siempre fue manual.
En tanto, en el aspecto clínico se sabe mucho sobre la sordera; diagnóstico,
prevención, tratamiento, etc.
En el aspecto psicológico se han dado grandes avances, delimitándose con
precisión los contornos entre sordera y deficiencia mental.
Por otro lado, en el aspecto pedagógico se ha avanzado hacia métodos de
intervención integradores, donde ya no tienen cabida posturas exclusivas y por tanto
excluyentes.
En el aspecto educativo se ha pasado de considerar a la sordera como una
deficiencia a considerarla, se utiliza la expresión; alumnos con necesidades
educativas especiales, dejándose de lado el término “Sordo” tipificado socialmente
como discriminatorio.
Mientras que en el aspecto social los avances han sido espectaculares, al menos a
nivel de reconocimiento legal, la participación de eventos formados a partir de
satisfacer las necesidades presentados en este grupo.
Existen variables que condicionan el desarrollo personal, escolar, y conocimiento lo
con problemas de audición, en cada caso permitirá actuar con criterios de realidad,
lo que evitará frustración y ayudará a ajustar expectativas tanto a los maestros como
a los padres. En este sentido podemos agrupar dichas variables como:
A. Variables Fisiológicas
1. Etiología
Conocer las causas de la sordera facilitará una mejor comprensión del caso, pues
no es igual ser sordo por razones hereditarias que a consecuencia de causas
exógenas como la meningitis, la rubéola materna en el embarazo o el factor Rh, por
citar algunas. Estos niños pueden ser sordos y tener problemas asociados; visuales,
motores, cognitivos...sin embargo el sordo hijo de padres sordos, por lo general
suelen ser más despiertos desde los primeros años. Aparte de su buena aceptación
por los padres y de la existencia de un entorno comunicativo que él puede
incorporar, ese hecho también se puede explicar porque se trata de un sordo
hereditario, un sordo puro sin problemas asociados. Por otro lado la causa de la
sordera va a condicionar el momento en que se produce el déficit auditivo y por lo
tanto la existencia de una segunda variable.
2. Inicio de la sordera
Es una variable bastante determinante. El impacto de la carencia auditiva sobre la
adquisición del lenguaje así como sobre el mayor o menor conocimiento del mundo
por parte del sujeto está condicionado por la edad en que uno se queda sordo. No
es lo mismo perder la audición antes que después de haber adquirido el lenguaje
oral. En base a este criterio se habla de:
Sordo prelocutivo, cuando la sordera se produjo antes de adquirir el habla.
Sordo postlocutivo, cuando se produjo después de adquirir el habla.
Pedagógicamente y en cuanto al aprendizaje del lenguaje oral las estrategias
variarán. Con los prelocutivos habrá que intentar en primer lugar establecer una
comunicación útil, y a partir de ahí poner en marcha un programa para que
adquieran el lenguaje oral. A los postlocutivo hay que proporcionarles estrategias
para conservar y controlar lo adquirido y ayudarles a asumir el déficit auditivo
sobrevenido que provocará, probablemente, cambios inevitables en sus relaciones
sociales y personales.
3. Grado de sordera
Aunque el grado de sordera hace referencia a la cantidad de pérdida auditiva, es
fundamental tener en cuenta aspectos cualitativos de la misma valorables a partir de
la curva audiométrica, pero que de alguna forma también están recogidos en el dato
global, sobre la pérdida auditiva, que recomienda el BIAP (Boureau International
d'Audio Phonologie). Partiendo de este índice podemos establecer la
siguiente clasificación en la que, de paso, insinuaremos cómo incide en el lenguaje.
Normo - oyente: Su umbral de audición es inferior a 20 db. y percibe el habla
sin ninguna dificultad.
Discapacidad auditiva Leve: Su umbral auditivo está entre 20 y 40 db. Su
oído es funcional, pero en medios ruidosos puede tener dificultad para
entender el mensaje, sobre todo cuando se usan palabras poco frecuentes.
Esto originará lagunas informativas. Con una prótesis auditiva (Amplificador
de sonidos) bien adaptada, la audición puede ser completamente funcional.
Discapacidad auditiva moderada: Su umbral está entre 40 y 70 db. Entre
estas intensidades se encuentra la zona conversacional. Y con una prótesis
adecuada es posible que el niño adquiera el lenguaje oral por vía auditiva,
aunque con déficits.
Discapacidad auditiva severa: Su umbral está entre 70 y 90 db. Sólo puede
percibir palabras emitidas a fuerte intensidad o amplificadas. Por tanto su
adquisición del lenguaje oral no se realizará de manera espontánea. Sus
restos serán muy utilizables, pero precisará una intervención logopédica tanto
para lograr un habla inteligible como para desarrollar un lenguaje estructurado
y rico.
Discapacidad auditiva profunda: Su umbral está por encima de 90 db. No
percibirá el lenguaje por vía auditiva y el enfoque educativo tiene que ser
especializado y respetuoso con esa diferencia.
4. Localización de la sordera
Este es el criterio médico más utilizado para clasificar las sorderas, y según él se
habla de:
Sorderas de transmisión o conductivas: Cuando la lesión se localiza en el
oído externo o medio obstaculizando la transmisión mecánica del sonido.
Generalmente tiene tratamiento médico o quirúrgico, y si se coge a tiempo no
debería afectar demasiado al desarrollo del lenguaje, ya que no suelen pasar
de ser deficiencia auditivas medias.
Sorderas neurosensoriales o perceptivas: Cuando la lesión se localiza en
el tejido del sistema auditivo tanto periférico (receptores de Corti) como
central (vías nerviosas). La intervención pedagógica ha de prevenir las
secuelas que se derivarían. En este caso el abanico de pérdidas puede variar
desde leves a profundas.
Sorderas mixtas: Cuando existen simultáneamente componentes
transmisivos y perceptivos.
B. Variables ambientales
1. Ambiente familiar
El nivel socio-cultural y económico de la familia influye de forma indirecta en la
evolución del sordo en cuanto que posibilita una estimulación más temprana y mejor.
Pero, por otro lado, es tan importante o más la capacidad de los padres para
establecer con su hijo sordo una adecuada comunicación, también socio-afectiva.
Este hecho guarda relación con la aceptación de la sordera por los padres así como
con sus habilidades para ajustarse comunicativamente a él y las expectativas, sobre
el tipo de intervención y atención a las NEE de sus hijos, en este sentido existen
importantes diferencias entre las familias de padres sordos y las de padres oyentes.
2. Detección y estimulación temprana
La posibilidad de una detección temprana del déficit auditivo permitirá la adecuada
orientación tanta de tipo médico como protésico y educativa. En este sentido el niño
con problemas de audición puede encontrar respuestas que favorezcan su
desarrollo: Intervención clínica, adaptación de audífonos, elección de implante
coclear, código de comunicación útil, estimulación temprana.
3. Ambiente escolar
La edad de escolarización del niño con problemas de audición se ha mostrado
muy influyente en su posterior desarrollo. Todos los profesionales son conscientes
de las diferencias que existen entre los niños que fueron escolarizados
tempranamente y quienes accedieron a la escuela a los cinco o seis años. Hoy
afortunadamente ya no ocurre esto y cada vez es más frecuente la estimulación
precoz, pues está claro que la escolarización temprana amplía el campo de
experiencias del niño. Le enfrenta con situaciones y problemas nuevos, y facilita la
comunicación con otros niños en sus mismas condiciones, favoreciendo el desarrollo
del lenguaje.
Otro aspecto a considerar dentro de este ámbito es el tipo de colegio, más allá de
ser un colegio de integración o de educación especial, lo que se manifiesta
determinante para el desarrollo académico del niño con problemas de audición es el
tipo de currículo que se le ofrece así como la fe que se tenga en él y las expectativas
que ésta genere.
EL DESARROLLO PSICOSOCIAL DEL NIÑO CON PROBLEMAS DE AUDICIÓN
1. RELACIÓN CON EL ENTORNO
Personalidad
Anteriormente se expuso la importancia de sentidos de percepción, que
desempeñan un papel importante en la relación del sujeto con su medio,
proporcionándole información de cuanto en él acaece, con el fin de suscitar en el
organismo una respuesta adecuada, de tal manera que éste pueda sentirse seguro y
mantener un equilibrio psicológico, será fácil comprender que la carencia auditiva ha
de producir un impacto no sólo sobre el desarrollo lingüístico, sino también sobre el
desarrollo de toda la personalidad del deficiente auditivo.
El lenguaje juega un papel importante en el desarrollo de la personalidad por
cuanto sirve para controlar e inhibir acciones, tomar conciencia de uno mismo,
expresar sentimientos, poner nombre a nuestra realidad, e interactuar con los
demás. Añadiendo también que la relación con los padres se puede ver alterada por
la sobreprotección.
Así mismo las limitaciones comunicativas pueden crear dificultades en la
interiorización de normas y puede afectar de forma negativa en la formación de su
autoconcepto.
Desarrollo motor
El desarrollo motriz del deficiente auditivo en líneas generales no se suele ver
afectado, salvo que existan deficiencias asociadas a la sordera, no obstante se debe
tener en cuenta aspectos tales como el equilibrio estático y dinámico por tratarse el
oído del órgano de control de dicha capacidad. Podemos añadir que el percibir el
mundo de sonidos y lenguaje resulta una experiencia favorecedora de la anticipación
de ciertos hechos y la comprensión de sus secuencias así como de ciertas
relaciones causales. Razón por la cual también se puede ver afectada la
estructuración mental de los conceptos de espacio y tiempo.
Desarrollo cognitivo
Superadas aquellas épocas en las que se pensaba que las personas con
problemas de audición eran deficientes mentales, los estudios más recientes sobre
las capacidades cognitivas del en estos casos, ponen de manifiesto que la sordera
no conlleva ninguna deficiencia mental esencial, aún más se constata que el niño
sordo, aunque con un desfase en el tiempo, recorre los mismos pasos y sigue la
misma secuencia que el niño oyente en el desarrollo de sus estructuras mentales.
No oír puede conllevar una lentificación del desarrollo cognitivo del sujeto, que
derivada por un lado del déficit lingüístico y comunicativo, con lo que esto supone de
cara a la interacción y recepción de información, y por otro, de las restricciones
experienciales que supone el no oír, por tanto, su exposición a una situación rica en
experiencias a la vez que se les proporciona un sistema lingüístico con el que
codificar y almacenar la realidad, ayudará a superar estos enlentecimientos
cognitivos.
Sistemas de detección de la sordera
Comprender lo mejor posible cada caso concreto, a cada niños con problema de
audición debe ser el punto de partida de cualquier intervención educativa. El informe
médico que acompañe al niño debería proporcionar datos sobre el tipo de sordera, el
grado de pérdida y los aspectos cualitativos de las curva audiométrica, la causa y la
fecha de inicio de la sordera, datos cuya repercusión educativa ya hemos analizado.
Pero no siempre es así y, a veces, ni siquiera es posible. No obstante, entender los
informes médicos puede ser útil para comprender mejor el caso concreto.
Si el niño padece una deficiencia auditiva profunda o severa lo normal es que
haya sido diagnosticada anteriormente a su ingreso a la escuela, para no caer en
error de ignorar muchos casos de Deficientes Auditivos medios y ligeros sin que
percibir de dicha alteración y es el colegio el que ha de detectar la posible
hipoacusia, considerando que muchas veces las deficiencias auditivas son
confundidas con problemas de aprendizaje, falta de estimulación lingüística, retraso
mental ligero, hiperactividad, etc.
Es necesario explorar la audición de niños cuyas características de comportamiento
muestran los siguientes patrones: Poca capacidad de atención, falta de interés por
las tareas escolares y poca comunicación. Descartando cualquier anomalía de tipo
fisiológico auditivo.
Estrategias útiles para detectar alteraciones auditivas
Producir un ruido, por ejemplo: instrumento, palmada, detrás del niño.
Identificar sonidos de animales grabados con su correspondiente imagen o
foto.
Tirar una moneda a su lado.
Acercar un reloj a cada oído: De cuerda (tic-tac) y de cuarzo y preguntarle si
oye bien.
Señalar hacia la fuente sonora con los ojos tapados.
Introducir un elemento sorpresivo dentro de una conversación.
Hablar con voz susurrada.
Hablar a la espalda del niño/a.
Taparnos la boca con un papel y seguir hablando.
Llamarlo por su nombre desde atrás.
Si tenemos claras dudas acerca de la audición de algún niño, es necesaria la
orientación a los padres del niño para una revisión con un audiólogo infantil para su
evaluación médica.
PROBLEMAS AUDITIVOS EN EL DESARROLLO DEL NIÑO
La valoración médica podrá determinar los siguientes problemas auditivos en niños
con problemas de percepción auditiva:
HIPOACUSIA
Es la disminución del nivel de audición de una persona con audición por debajo de lo
normal.
Tipos de Hipoacusias
La hipoacusia de los niños puede ser de dos tipos: congénita y adquirida.
La sordera congénita puede ser:
- De causa genética.
- Neurosensorial. Ésta a su vez puede ser de origen coclear, por lesión en la cóclea,
o de origen retro coclear lesión desde la cóclea al córtex cerebral.
- De transmisión. Ésta puede ser por agenesias o por malformaciones del oído
medio y/o externo o debida a otros problemas de oído medio; de causa transitoria
como es la otitis serosa, pero que se puede mantener de forma permanente sin
detección en la época prelocutiva.
La adquirida, se inicia más tardíamente, pero dentro de la neurosensorial ésta es
más frecuente alrededor de los dos años de edad, cuando el lenguaje se está
adquiriendo. Dentro de las hipoacusias de transmisión, la causa más frecuente, a
partir de los dos años de edad, es la otitis serosa, que es transitoria y normalmente
no produce en esta etapa problemas graves del lenguaje, pero sí retrasos que
variarán dependiendo de las características y medio de vida del niño.
Las hipoacusias de transmisión ocasionan sorderas leves y moderadas y las
neurosensoriales pueden oscilar de normal a profunda. Un problema frecuente en
los niños con hipoacusia neurosensorial son las intercurrencias de hipoacusias de
transmisión secundarias a otitis serosas.
La Historia Clínica, es una herramienta de primer orden. Es muy importante registrar
factores de riesgo neonatal. La existencia de historia familiar de hipoacusia y edad
de inicio de ésta dentro de la familia y, si es posible, la filiación del tipo y por qué
ocurrió, nos dará una idea fidedigna de lo que le puede ocurrir al niño.
Es importante ver la evolución del “niño”, valorando si hay retrasos o si de repente
se detiene; comprobar la edad de inicio de palabras inteligibles. Siempre que un niño
haga repetir cualquier sonido no hay que pensar que está despistado; la causa más
frecuente es una hipoacusia y lo más probable es que sea de transmisión,
secundaria a una otitis serosa. En la vida escolar los problemas de atención pueden
estar relacionados con hipoacusias.
Padres oyentes con hijos sordos
Es fundamental que todo el círculo más cercano del niño se informe de la situación.
Para ello se debe verificar mediante varias pruebas si el niño es sordo, qué grado de
sordera, donde está localizada la lesión, entre otros estudios.
COFOSIS O ANACUSI
Significa la pérdida total de la Audición. Si es de un sólo oido, se expresa cofosis
unilateral, si es de ambos, se expresa cofosis bilateral.
Hipoacusia conductiva
Cuando el sonido ingresa al oído, suceden dos cosas:
1. Es conducido a través del oido externo y medio para llegar al oido interno.
2. En el oido interno el sonido es finalmente percibido. Si los trastornos actúan sobre
la conducción y la percepción a la vez, se hablará de una hipoacusia mixta.
Cómo se sabe si una hipoacusia es perceptiva o conductiva
En las audiometrías, se miden dos tipos de curva, la curva de audición aérea y la de
audición ósea.
La curva de audición aérea, está compuesta por el conjunto de tonos graves-
medianos y agudos que el paciente logra escuchar en su intensidad más baja con un
auricular colocado en el oido.
Esos sonidos ingresan al oido recorriendo el espacio aéreo que existe en el
conducto auditivo, llegando así a la membrana timpánica y siendo conducido luego
por la cadena osicular (huesecillos del oido:
martillo, yunque y estribo).
La curva de audición ósea, está compuesta por el conjunto de tonos graves-
medianos y agudos que el paciente logra escuchar en su intensidad más baja con un
dispositivo colocado en el hueso mastoideo (ubicado detrás del pabellón auricular).
Los sonidos ingresan al oido interno recorriendo el hueso, no pasando por la
membrana ni por los huesecillos (martillo, yunque, estribo)
En sujetos con audición normal, ambas curvas, están situadas en un mismo nivel.
Se llama GAP, a la separación existente entre la curva ósea y aérea de un mismo
oido.
Se dice que una hipoacusia es conductiva cuando existe un gap entre ambas curvas
aérea y ósea.
Se dice que una hipoacusia es perceptiva cuando el umbral de la curva aérea está
por encima de lo normal.
Se dice que una hipoacusia es mixta, cuando existe un gap aéreo-óseo y a su vez,
el umbral de la vía ósea está elevado.
Pronóstico de las hipoacusias
En general, las hipoacusias conductivas tienen mejor pronóstico, debido a que todas
ellas son potencialmente reversibles.
Aun en caso de no poder hacer ningún tratamiento o dar malos resultados éstos,
tienen una ventaja comparativa superior a los hipoacusias perceptivos en cuanto al
uso de audífonos.
El tratamiento de las hipoacusias conductivas consiste en lograr que el sonido llegue
con mejor intensidad al oído interno.
Las hipoacusias perceptivas en cambio, son permanentes y no tratables, excepto
por el uso de audífonos o en algunos casos, el uso de implantes cocleares.
En ellas, lo que falla no es la conducción del sonido, sino que cuando el sonido llega
al oído interno, pueden suceder varias posibilidades:
Lesión del Oído interno: que el oído interno no tenga capacidad para percibirlo, por
una lesión del órgano de Corti (que es el verdadero micrófono del oído),
Lesión en el nervio auditivo: que el oído interno funcione bien, pero el nervio
auditivo que lleva la información del oído interno al cerebro, esté dañado,
Lesiones cerebrales: que el oído interno y el nervio funcionen bien pero estén
dañadas las áreas cerebrales encargadas de procesar la información, o bien
lesiones en todos los elementos citados.
La intervención debe comenzar inmediatamente posterior al diagnóstico.
Es importante porque las bases de la comunicación, lenguaje y aprendizaje se
deben desarrollar tempranamente.
Restos auditivos
Cuando existen hipoacusias perceptivas, de intensidad marcada (profundas), en
ocasiones existen umbrales de audición en algunos tonos (particularmente en los
tonos graves: 250, 500), que aunque elevados, permiten que se los pueda estimular
mediante el uso de audífonos.
Los mismos deben ser adaptados con prontitud para estimular los restos auditivos.
Como estamos hablando de hipoacusias bilaterales (ambos oídos), se deben usar
dos audífonos.
Detección de problemas auditivos en niños de temprana edad
Aunque algunos especialistas afirmen que la sordera es fácilmente detectable sólo
a partir de los 2 o 3 años, pueden existir casos en que la sordera infantil pueda ser
diagnosticada a los pocos días de vida del bebé. Eso sería posible mediante una
prueba que se denomina otoemisones acústicas. Consiste en obtener mediante un
aparato que emite un sonido que hace que se produzca una especie de eco que es
analizado y valorado para dar una respuesta positiva o negativa a la prueba. Lo
difícil es mantener al bebé calmado para la prueba, ya que cualquier ruido exterior
imposibilita su realización.
Un diagnostico seguro y preciso
Considerando que la sordera infantil puede comprometer seriamente al desarrollo
emocional, cognitivo y social del niño, es importante que su diagnostico sea
realizado lo más temprano posible, para que el trabajo de estimulación de la
comunicación entre el bebé y sus padres empiece antes y tenga un rápido efecto.
Un diagnóstico precoz de la hipoacusia permite iniciar su tratamiento antes de los 6
meses, evitando así alteraciones del lenguaje y favoreciendo al desarrollo
neuropsicológico del niño.
La sordera infantil puede comprometer seriamente al desarrollo emocional, cognitivo
y social del niño. Por este motivo, es importante que su diagnóstico se realice lo
antes posible para que el trabajo de estimulación de la comunicación entre el bebé,
sus padres y su entorno empiece lo antes posible y tenga un rápido efecto en su
desarrollo.
Un diagnóstico precoz de la hipoacusia en los bebés permite iniciar el tratamiento
antes de los 6 meses, evitando así alteraciones del lenguaje y favoreciendo al
desarrollo neuropsicológico del niño.
DESARROLLO NORMAL DEL LENGUAJE
Las etapas de desarrollo del lenguaje en el niño son las siguientes:
- Intraútero: oye sonidos por debajo de los 400 Hz. Distingue ritmo y entonación,
distingue la lengua materna.
- Del nacimiento a los 3 meses: se despierta con ruidos repentinos intensos a un
metro de distancia. Prefiere la lengua materna, discrimina bisílabas y trisílabas.
Es fonetista universal. Se muestra tranquilo ante una voz familiar y amistosa. Le
gustan más los estímulos del habla que otros sonidos.
Emite sonidos. Ríe y usa la voz cuando le hacen cosas. Mira la cara del que le
habla.
- De 3 a 6 meses: trata de localizar el origen de los sonidos. Siente miedo ante una
voz airada. Sonríe cuando se le habla. Le gustan los objetos que hacen ruido. Es
fonetista universal. Hace al menos cuatro sonidos diferentes cuando usa la voz.
- De 6 a 9 meses: gira la cara y trata de mirar a la persona que la habla en voz baja
y tranquila. Se detiene un instante cuando alguien le dice una negación. Mira objetos
o imágenes cuando alguien se refiere a ellas. Usa sonidos diferentes y parece
nombrar cosas.
- De 9 a 12 meses: señala o busca objetos de personas familiares cuando se le pide.
Sigue órdenes. Hace sonidos con la música. Usa un argot para hablar. Usa sonidos
de consonantes. Emite sonidos como respuesta a la voz humana y usa cambios en
intensidad, ritmo y tono.
- De 12 a 18 meses: comienza a emitir sus primeras palabras. Escucha e identifica
sonidos que provienen de otra habitación o del exterior. Emite muchas palabras
nuevas. Utiliza palabras de más de una sílaba con significado. Su vocabulario es de
10 a 20 palabras.
- De 18 a 24 meses: entiende preguntas sencillas. Entiende frases simples con
preposiciones. Usa su primer nombre. Usa frases de dos palabras.
- De 24 a 30 meses: entiende las frases con contenidos negativos. Cumple
instrucciones sencillas. Usa plurales. Emite de 100 a 200 palabras.
- De 30 a 36 meses: usa sin problemas frases interrogativas y negativas. Hace
frases de cuatro o cinco palabras.
- De 3 a 5 años: entiende preguntas de "por qué". Entiende situaciones contrarias.
Utiliza formas diferentes de palabras activas.
Entiende muchos pronombres. Utiliza al menos 1.500 palabras. Emite muchos
sonidos correctamente. Habla libremente con familiares y amigos y usa frases
completas que entiende todo el mundo.
Suponer una señal de alerta
El recién nacido que no se sobresalta al escuchar una fuerte palmada a 2 metros de
distancia.
Un bebé entre 8 y 12 meses, no vuelve la cabeza hacia los sonidos o no balbucea.
A los dos años no reconoce su nombre, no entiende órdenes sin apoyo visual y no
utiliza frases cortas para expresarse.
A los cuatro años no sabe contar lo que pasa.
Los padres notan que el niño no se despierta o reacciona al escuchar sonidos
fuertes, si no responde cuando le llaman, o si se comunica con gestos sin usar la
voz.
LOGOPEDÍA EN NIÑOS CON CAPACIDAD AUDITIVA ESPECIAL
La palabra “logopedia” está compuesta por dos términos de origen griego: “logos”,
que significa palabra, verbo, habla, lenguaje o discurso y “paideia” que significa
“educación de los niños”.
Por tanto, la logopedia, llamada también fonoaudiología es la disciplina sanitaria
que se ocupa de la prevención, la evaluación y el tratamiento de los trastornos de la
comunicación humana, manifestados a través de patologías y alteraciones en la voz,
que afectan a la pronunciación y al lenguaje oral y escrito, esta intervención
mediante técnicas de reeducación del habla, del lenguaje (oral, escrito y gestual),de
la audición y de las funciones orofaciales4, tanto en población infantil como adulta.
4 El Sistema Orofacial, es el conjunto de órganos encargado de las funciones de respiración, succión, deglución, habla y fonación.
La logopedia surgió con el fin de atender aquellos trastornos relacionados con la
comunicación de los más pequeños mediante intervenciones de tipo lúdicas.
En este sentido, es de suma importancia detectar en cualquier déficit o trastorno que
pueda surgir en etapas tempranas infantiles, en especial entre los 0 y los 6 años,
cuando se puede llevar a cabo una intervención temprana. Algunas de las patologías
que pueden presentarse en la edad infantil.
PROBLEMAS DE LENGUAJE
Los trastornos de lenguaje que pueden presentarse como consecuencia, son:
RSL (retraso simple del lenguaje)
Disfasia (pérdida parcial del lenguaje)
En las que el niño presenta un cierto desfase cronológico en el desarrollo del
lenguaje, tanto a nivel comprensivo como expresivo, sin que existan alteraciones
mentales, motrices o sensoriales asociadas.
PROBLEMAS DEL HABLA
Las que tienen que ver con el Habla, en las cuales aparecen trastornos en la
articulación de los fonemas,
Disglosia, ya sea por que existan lesiones o malformaciones en los órganos
articulatorios.
Dislalia, simplemente por un uso incorrecto de los mismos pronuncian mal o
cambian diferentes fonemas, no pronuncian la r, cambian, omiten, “ no se les
entiende al hablar”, etc.,
Disfemia, cuando existe alguna alteración en la fluidez del habla o como
comúnmente se conoce “tartamudez”.
LENGUAJE MUDO
La lengua de señas, o lengua de signos, es una lengua natural de expresión y
configuración gesto-espacial y percepción visual (o incluso táctil por ciertas personas
con sordoceguera), gracias a la cual las personas sordas pueden establecer un
canal de comunicación con su entorno social, ya sea conformado por otros
individuos sordos o por cualquier persona que conozca la lengua de señas
empleada. Mientras que con el lenguaje oral la comunicación se establece en un
canal vocal-auditivo, el lenguaje de señas lo hace por un canal gesto-viso-espacial.
Una curiosidad de esta lengua es que a cada persona se le asigna un signo propio y
característico para no tener que deletrear su nombre en signos.
Este lenguaje, es el sistema más utilizado. No es lenguaje fijo y estable, se modifica
igual que el lenguaje oral, y tampoco es universal. Tiene su propia estructura,
gramática y sintaxis diferente al lenguaje oral.
De un modo general se puede afirmar que la adquisición y desarrollo del lenguaje
oral por parte del niño oyente.
Los niños sordos hijos de padres sordos que adquieren este lenguaje como su
lengua materna pasan por las mismas etapas evolutivas que el niño oyente que
adquiere el lenguaje oral
Un estudio de investigación, señala que estos niños durante su primer año de vida
entienden muchos signos aunque sólo produzcan unos pocos, y que poco a poco
van produciendo más y más signos.
Teniendo como referente el trabajo de Marchesi, este lenguaje de signos desarrollan
un lenguaje plurifuncional a la misma edad que lo hacen los niños oyentes.
Las madres con problemas de audición con hijos en igual situación comparten las
reglas de la conversación y el diálogo, comparten situaciones
pasadas−presentes−futuras, y lo que es más importante, se comparte el deseo de
comunicar porque se dispone de la herramienta.
La adquisición y desarrollo del lenguaje de los signos pasa por las mismas etapas
evolutivas que el lenguaje oral; los niños que reciben este lenguaje en edades
tempranas manifiestan un desarrollo lingüístico, cognitivo y social superior al resto
de los niños sordos.
El niño con discapacidad auditiva no tiene problemas de comunicación, siempre que
disponga de un código útil que le permita interactuar con su medio y desarrollar
progresivamente la capacidad de representar y planificar.
Cabe remarcar que el desarrollo del niño con discapacidad auditiva, la sordera no
afecta exclusivamente al desarrollo del área comunicativo−lingüística, sino a todo el
desarrollo de forma global. Todas las áreas del desarrollo están interrelacionadas y
se influyen mutuamente. Si un niño con discapacidad auditiva no dispone de un
código que le permita comunicar y representar la realidad, su desarrollo cognitivo se
verá afectado.
El lenguaje de signos presenta ventajas derivadas del hecho de ser un sistema de
comunicación natural para facilitar la enseñanza al niño sordo con marcada pérdida
auditiva.
El lenguaje se signos en la educación de los sordos profundos es utilizado en
edades tempranas, parece tener, según algunos estudios, una continuación natural
de los gestos primitivos que todos los niños utilizan en los primeros meses.
BIOGRAFIA
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deficiencia auditiva. Madrid. MEC.
COLIN, D (1980). Psicología del niño sordo. Barcelona. TORAY - MASSON
DUMONT, A (1989). El logopeda y el niño sordo. Barcelona. MASSON.
GALLARDO, J. y GALLEGO, J., (1993). Manual de logopedia escolar, un
enfoque práctico. Málaga. ALJIBE
VILLALBA A. (1996). Atención Educativa de los alumnos con NEE derivada
de una deficiencia auditiva. Consellería de Cultura, Educación y Ciencia.
Generalitat Valenciana.