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Tetzcotzinco es un cerro que se en-cuentra aproxim
adamente 7 kiló-
metros al este de Texcoco, en el es-
tado de México, m
unicipio de SanN
icolás Tlamincas. Su form
a origi-nal es cónica, alargada en dirección
este-oeste y con una ladera convexa hacia el nor-te, una sem
icóncava al sur y dos aristas curvas:una al oriente y otra al poniente. D
esde tiempos
inmem
orables, sobre la vertiente norte se extien-de un bosque de encinos perfectam
ente maduro,
al que se integran los matorrales de siem
previvaentreverados en las rocas. Este lado perm
anecióprácticam
ente sin construcciones prehispánicas,al contrario de la vertiente sur, donde se estable-ció el xochitepancalli o jardín botánico de N
eza-hualcóyotl (1402-1472), señor de Texcoco, con es-pecies tan particulares que puede considerarseun laboratorio de adaptación y producción vege-tal. En general, las plantas cultivadas en él eranflores preciosas, arom
áticas, o de zonas tropica-les, protegidas por el bosque abierto de pirul conpalo dulce que m
andó plantar el rey. En la partem
ás elevada estaba una selección igual de ejem-
plar de plantas medicinales y cactáceas.
En Nezahualcóyotl, vida y obra, el historiador
y ensayista José Luis Martínez cuenta que este
jardín estaba bardado y que a la cumbre del cerro
se accedía a través de 520 escalones de argama-
sa y roca labradas. Había en el recinto baños rús-
ticos y grutas que funcionaban como verdaderas
casas campestres, y era entre los m
últiples espa-cios recreativos de entonces, el preferido de N
e-zahualcóyotl.
Según el Códice en Cruz, la construcción tex-cocana data de 1453 y consistió en un com
plejoreal integrado a Tetzcotzinco en una unidad dondela actividad hum
ana era eje: habitar, estar, diver-tirse, bañarse, pasear, contem
plar, meditar, cele-
brar, aprender, enseñar, reflexionar, adorar, dan-
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zar, esculpir, ornamentar con flores y plum
as, pin-tar, cultivar, cuidar las fieras del rey, convivir conlas aves y experim
entar el amor, entre otros actos.
Originalm
ente el monte carecía de agua, pero
Nezahualcóyotl m
andó construir un acueducto dealtos m
uros cuyos canales vertían el preciado lí-quido desde la cum
bre para regar el bosque y lle-nar sus estanques. En uno de ellos, el prim
ero albajar la ladera, una roca m
ostraba el grabado delos principales acontecim
ientos de la vida de eseseñor de Texcoco. En el centro, una alegoría de suvivencias y destino: dos casas, una ardiendo yconsum
iéndose; otra, ennoblecida con construc-ciones; en m
edio, una pata de venado con unapiedra preciosa com
o adorno y un penacho deplum
as; también, una cierva en cuyo brazo se
sostenían arco y flecha, un guerrero, dos tigres decuyas fauces salían agua y fuego respectivam
en-te, y alrededor una orla con doce cabezas de re-yes y señores. Sin em
bargo, todo esto ya no exis-te: fue destruido en 1528 por orden del prim
erobispo de la N
ueva España, fray Juan de Zumá-
rraga, quien al parecer creyó que se trataba de unasunto de credo.
Desde este estanque se repartía el agua hacia
ambos lados del bosque. En la explanada donde
se encontraba había una especie de torres con unm
acetón como rem
ate, del que salían adornos deplum
ería. Este conjunto era ícono etimológico del
lugar (Tezcoco significa entre jarillas y Tetzcotzin-co es el dim
inutivo de Tezcoco). Más abajo se en-
contraba la escultura de una figura semejante a
un león con alas y plumas en el cuerpo, echado y
mirando hacia el este, hacia la salida del Sol. En su
hocico se distinguía el rostro de Nezahualcóyotl.
Descendiendo un poco había otros tres estan-
ques, también con glifos en su roca: tres ram
asque significaban el gran lago y los tres señoríosaliados a su alrededor (Tlacopan, M
éxico-Tenoch-titlan y Tezcoco), y los nom
bres y escudos de To-llan (capital tolteca) y Tenayuca (capital chichim
e-ca). D
esde el tercer ojo de agua caía un chorro quesaltaba sobre las peñas y term
inaba en un jardínde olorosas flores de tierra caliente, com
o Hym
e-nocallis y M
alvaviscus, donde se encontraban losbaños del rey: pozas excavadas en piedra m
aciza,con una gradería igualm
ente labrada, pero bruñi-da com
o espejo, que conducía hasta el palacio y elalcázar locales, donde N
ezahualcóyotl solía reti-rarse a m
editar y ayunar. Además de los aposen-
tos y retretes, este espacio tenía un patio donde serecibía oficialm
ente a los señores de México y Tla-
copan y se desarrollaban las diversas danzas y re-presentaciones que se acostum
braban. De he-
cho, la mem
oria Baños de N
ezahualcóyotl perdu-ró de tal form
a que es así como hoy se conoce al
bosque de Tetzcotzinco.En su selección de textos Fernando de Alva Ix-
tlilxóchitl: Nezahualcóyotl Acolm
iztli, Edmundo
O'G
orman cita un fragm
ento del historiador indí-gena del siglo XVII donde se detalla el bosque deTetzcotzinco de entonces. Aquí una parte:
"Estaban los alcázares con tan admirable y
maravillosa hechura, y con tanta diversidad
de piedras, que no parecían ser hechos de indus-tria hum
ana: el aposento en donde el rey dormía
era redondo: todo lo demás de ese bosque, com
odicho tengo, estaba plantado de la diversidad deárboles y flores odoríferas; y con ellos diversidadde aves, sin las que el rey tenía en jaulas traídasde diversas partes, que hacían una arm
onía ycanto que no se oían las gentes; fuera de las flo-res, que las dividía una pared, entraba la m
onta-ña en que había m
uchos venados, conejos y lie-bres, que si de cada cosa m
uy en particular sedescribiese, y de los dem
ás bosques de este rei-no, era m
enester hacer historia muy particular ".
Por su parte, en Arte y estética de El Tetzcot-
>TETZCOTZIN
CO:CUAN
DO LAS D
AHLIAS FLORECEN>
Tezcoco significaentre jarrillasy Tetzcotzinco es el dim
inutivo deTezcoco.
>DAHLIA: género quereúne a un grupo deplantas usadas com
oalim
ento, ornamento
y medicam
ento.
>TETZCOTZIN
CO es uncerro que se encuen-tra aproxim
adamente
7 kilómetros al este
de Texcoco, en el esta-do de M
éxico, munici-
pio de San Nicolás
Tlamincas.
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zinco: arquitectura de paisaje en la época de Ne-
zahualcóyotl, Miguel M
edina indica que hacia1450 hubo una terrible sequía de siete años, consu consecuente ham
bruna, pero Nezahualcóyotl
resolvió el problema básico con un sistem
a hi-dráulico que consistió en m
ecanismos para cap-
tar y conducir el agua hasta un sistema de riego
múltiple, gracias al cual se habilitó de nuevo la
tierra para la siembra, y no dejó de ser un fenó-
meno estético, arquitectura de paisaje.
>IN
SE
CT
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NT
AS
Sin embargo, junto a la fascinante historia que
acompaña al cerro de Tetzcotzinco hay otra carac-
terística fundamental: particulares insectos y
plantas se encuentran, para placer de la entomo-
logía. Se trata de los Bruchidae y las D
ahlias.
Los Bruchidae son una fam
ilia de insectos co-leópteros especializada exclusivam
ente en semi-
llas. Los adultos son libres: machos y hem
brascopulan y, a los pocos días, los huevecillos se de-positan cerca de o adheridos a vainas o sem
illas.Las larvas se alim
entan de éstas, mientras que
los adultos lo hacen de polen o mielecilla. Está re-
presentada por 62 géneros, 21 en México, según
datos de John M. K
ingsolver en New
World B
ru-chidae past, pesent, future (1989).
Uno de estos géneros habita en una de las 12
mil especies de sem
illas económicam
ente rele-vantes im
portadas a los Estados Unidos por el
Departam
ento de Agricultura, tras más de 30
años de investigación en más de 90 m
il lotes. Setrata de un par de brúquidos m
uy particularesque H
. Y. Gouldm
an del Consejo Federal de Horti-
cultura de ese país encontró en semillas de D
ah-lia sp. En 1931 John Colburn B
ridwell, investiga-
dor del Museo N
acional de los Estados Unidos,
los describió como D
ahlibruchus conradti, cuyascaracterísticas am
eritaron la determinación de
un nuevo género de brúquidos: el Dahlibruchus.
La familia B
ruchidae guarda una estrecha re-lación con la planta que la hospeda y es gran re-guladora natural de las diversas poblaciones deésta, al destruir las sem
illas (elementos de pro-
pagación y dispersión). Se han registrado aproxi-m
adamente m
il 200 especies vegetales que cum-
plen esta función, 900 pertenecientes a la familia
Fabaceae, entre las cuales se encuentran espe-cies de gran im
portancia económica com
o el fri-jol, garbanzo, haba y otras. H
asta el mom
ento, sesabe que los brúquidos pueden atacar las plantasde 34 fam
ilias en el mundo: 12 en M
éxico, concerca de 520 especies.
Con la familia Asteraceae su contacto no es
muy extenso, ya que no se había registrado que
sus semillas tuvieran plagas: adem
ás del exis-tente con las plantas del género D
ahlia sólo hayun registro: el de Cosm
os sp., donde las semillas
son atacadas por Cosmobruchus russelli, que
muestra un elongam
iento inusual, producto de laadaptación a la form
a alargada de aquéllas, como
señaló desde 1931 John Colburn Bridw
ell en Bru-
chidae infesting seeds of Compositae, w
ith des-criptions of new
genera and species (Coleoptera).El género D
ahlia reúne a un grupo de plantasque tienen su centro de diversificación en M
éxico.Actualm
ente registra 29 especies, todas naciona-les, cuyos usos son diversos: alim
ento (raíz co-m
estible), ornamento y m
edicamento (toda la
planta), éste desde épocas precolombinas en M
e-soam
érica. Su flor fue símbolo solar en la época
de Moctezum
a Ilhuicamina (1398-1469), en rela-
ción con la nobleza, y actualmente se considera
como posible suplem
ento alimenticio en áreas
subtropicales como fuente de carbohidratos. La
Secretaría del Medio Am
biente y Recursos N
atu-rales (SEM
ARN
AT) incluyó a la Dahlia coccinea
Cav. como especie de am
plia importancia en la
norma N
OM
-007-RECN
AT-1997, la cual estable-ce los procedim
ientos, criterios y especificacionespara realizar el aprovecham
iento, transporte y al-m
acenamiento de esta planta, debido a su im
por-tancia com
o ornamental.
El 26 de septiembre de 1999 tuve la oportuni-
dad de colectar flores de Dahlia rudis precisa-
mente en el cerro de Tetzcotzinco: había ciertos
insectos alimentándose con su polen, que resul-
taron ser, precisamente, D
ahlibruchus conradti.Por tres años seguí investigando y profundizando
en lo descubierto. Primero m
e familiaricé con la
planta: es anual, crece entre julio y octubre, susflores suelen ser lilas, aunque a veces son blan-cas, y se encuentra en los estados de M
éxico, Hi-
dalgo y Morelos, y en el D
istrito Federal. D
espués encontré otro tipo de Dahlia, D
. coc-cinea, con flor am
arilla o anaranjada, enorme va-
riabilidad y distribución casi nacional. En ella sehospedaba una nueva especie de brúquidos, a laque de m
omento se nom
bró Dahlibruchus tetz-
cotzinco (aunque para que el nombre sea recono-
cido formalm
ente se requiere la descripción delorganism
o, mism
a que está en proceso). El 11 deoctubre de 2001 recolecté esta flor en la zona de lalaguna de Servín, en Querétaro, y la llevé al labo-ratorio para observarla. Tenía brúquidos, y éstossobrevivieron hasta el 10 de agosto de 2002. En ge-neral perm
anecieron esos diez meses inm
óviles yocultos entre hojas, sem
illas y brácteas: se colo-caban pequeñas gotas de agua en la superficie dela planta disecada y acudían a ellas, para despuésde ingerir un poco volver a ocultarse.
Gracias a este tipo de observaciones, entreotras, se sabe que los brúquidos están perfecta-m
ente adaptados al ciclo de las dalias. Para junio,justo cuando la planta em
pieza a florear, salen desus m
adrigueras, donde invernaron, y empiezan a
comer el polen. Poco después es la época de apa-
reamiento: la cópula dura de dos a cuatro m
inutos.Cuando las flores están secas, m
ás o menos entre
el mes de octubre y noviem
bre, es el mom
entoadecuado para que las hem
bras depositen enellas sus huevecillos y aproxim
adamente un m
esdespués de esto, los nuevos brúquidos em
ergen yse alim
entan con el polen de dalias tardías. Sin pa-sar m
ucho tiempo, term
inan ocultándose entre lahojarasca y las hendiduras de los árboles, dondeperm
anecen ocultos hasta el siguiente verano,cuando las dalias vuelen a florecer.
Hasta el m
omento, esta investigación indica
que en el bosque existían muchas especies de da-
lias, algunas nativas de la zona que con toda se-guridad ya se encontraban m
ucho antes de quese poblara M
esoamérica, y otras que m
uy proba-blem
ente fueron traídas de otros lados; pero el
deterioro ecológico a través del tiempo ha orilla-
do a que sólo unas cuantas plantas sobrevivan enlo que fue el bosque de Tetzcotzinco, otrora paraí-so regio.
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iento, Vol. III, 2002, UN
AM, pp. 513-534.
CUR
RÍCULO
Jesus Rom
ero Nápoles
es profesor investigador en elprogram
a de Entomología del Colegio de Postgraduados,
miem
bros del Sistema N
acional de Investigadores, nivel II.H
a impartido 35 cursos en diferentes niveles y ha asistido
a 56 eventos científicos. Es autor de 127 trabajos entre ar-tículos y libros, adem
ás de asesorar o dirigir 47 tesis enlos niveles licenciatura, m
aestría y doctorado.
>TETZCOTZIN
CO:CUAN
DO LAS D
AHLIAS FLORECEN
>La fam
ila Bruchidae guarda una estrecha relación
con la planta que la hospeday es gran reguladora
natural de las diversas poblaciones de ésta.>DAHLIBRUCHUSCON
RADTI alimen-
tándose de polen deDahlia coccinea Cav.
ACTUALMEN
TE seregistran 29 especiesnacionales del géneroDahlia, que tienen sucentro de diversifica-ción en M
éxico.
>HUEVECILLOS DEDAHLIBRUCHUSCON
RADTI sobre lasem
illa de D. rudis(izquierda). Adulto deDahlibruchus conradtiy opérculo de em
er-gencia (derecha).