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MODELO DE PRODUCCION DE BOLIVIA
El nuevo modelo económico, implementado por el actual gobierno, se basa en
la construcción de una nueva matriz productiva de producción y de
acumulación interna de riqueza, asentada en la expansión y recuperación de
los roles del Estado como promotor y protagonista del desarrollo productivo
nacional. Esto supone que el Estado no es sólo un importante actor en la
planificación y conducción del desarrollo, además tiene un rol protagónico en la
producción y en la actividad comercial de los sectores estratégicos que
garantizan la acumulación interna de riqueza (hidrocarburos, minería y
metalurgia, electricidad y recursos ambientales). Así también en los sectores
generadores de ingresos y empleo (desarrollo agropecuario, transformación
industrial, manufacturera y artesanal y turismo), para garantizar riqueza para
Bolivia y su redistribución.
Este nuevo modelo económico también está basado en la modernización y
tecnificación de los pequeños y medianos productores, y en la industrialización
de los recursos naturales para su uso interno y su exportación. Asimismo se
fundamenta en el acceso de los sectores sociales a los medios productivos y al
empleo digno, adecuadamente remunerado y estable; en la recuperación del
mercado interno, y en la redefinición de la relación con los mercados
internacionales. Asimismo, este proceso será el resultado del desarrollo y
potenciamiento dela capacidad productiva, derivada de la multiculturalidad que
posee el país, y la diversidad de prácticas económicas ejercitadas por la
población boliviana urbana y rural.
Los pilares que permiten avanzar el Nuevo Modelo Nacional Productivo son:
1. Expansión del rol del Estado.
Actualmente, el Gobierno Plurinacional está construyendo un modelo donde los
roles del Estado se fortalecen y se complementan con las fuerzas del mercado,
pero además moviliza a las propias instituciones socio-políticas de los
pequeños productores (asociaciones, sindicatos, comunidades, ayllus,
organizaciones económicas y otras) potenciando su rol de proveedoras y
productoras de bienes y servicios públicos a través del desarrollo de
mecanismos de acción colectiva organizada.
Se supera la tradicional dicotomía que ha existido en Bolivia, entre Estado y
mercado, que ha dirigido la vida del país durante el último siglo; adquiriendo las
propias instituciones de los actores privados-comunitarios, un peso muy
importante en la organización y en el desarrollo de los procesos productivos en
el nivel local, una tarea que durante el modelo neoliberal había sido entregada
de forma exclusiva a los gobiernos municipales.
Sin embargo, la institucionalidad comunitaria no puede, por si sola, garantizar
la un modelo económico de redistribución,, por lo cual el Estado social
comunitario debe reforzar la premisa del bien común sobre la primacía de los
intereses individualistas, egoístas y acaparadores. Esto supone además,
avanzar en otros procesos complementarios, como los de jerarquizar el rol del
funcionario público como servidor para el bien común, situara la Cooperación
internacional en su rol de cooperante, así como recuperar, para el Estado, el
control del conjunto de los registros y servicios públicos privatizados.
El Estado, en el marco del Nuevo Modelo Económico Nacional Productivo,
debe cumplir un papel central en tres aspectos:
a) El Estado planifica el desarrollo en base al principio de la demanda�
convergente, que significa la articulación de las demandas de los actores�
locales con las prioridades nacionales.
b) El Estado monitorea, regula y controla la producción, promueve la
dignificación del trabajo, orienta y regula el mercado y la demanda interna
de productos básicos. Interviene cuando se presentan distorsiones de
producción y precios, y controla los registros públicos de actividades
privadas´, y protege a la industria nacional.
c) El Estado participa como actor económico de forma directa, a través de la
nacionalización y constitución de empresas públicas, en los rubros
estratégicos (hidrocarburos, minería, telecomunicaciones, agroindustria, y
transformación industrial), o mediante entidades públicas de apoyo a la
producción, servicios financieros y no financieros y de desarrollo de
infraestructura productiva.
2. Desarrollo productivo con valor agregado de los recursos naturales y
con sustentabilidad ambiental.
El segundo pilar tiene relación con el desarrollo de procesos de
industrialización para la transformación de productos estratégicos para el país,
destinados a generar mayor valor agregado. Con la finalidad de apropiar mayor
beneficio económico de la producción para la población local, y que al mismo
tiempo, genere nuevas fuentes de trabajo. Las acciones de industrialización se
desarrollarán fundamentalmente a través de la conformación de empresas
públicas, empresas mixtas y empresas comunitarias, basadas en alianzas entre
el Estado y los productores urbanos y rurales, y el desarrollo de la iniciativa
productiva de los propios sectores privados y comunitarios. Esto se fundamenta
en un nuevo paradigma de aprovechamiento de los recursos naturales para
incrementar la producción en el marco de un profundo respecto a la naturaleza.
La industrialización de los recursos naturales renovables estará determinada
por el enfoque de la política de gestión integral de los bosques, que reconoce
de manera explícita sus múltiples funciones como ecosistemas, además de
proveer importantes recursos para el desarrollo económico y la generación de
riqueza. Además, tiene constituido un entorno con institucionalidad local, y
conocimientos ancestrales en el manejo, ordenamiento y prácticas sustentables
de los bosques.
El proceso de industrialización de los recursos naturales no renovables, estará
determinado por la política nacional de aprovechamiento de los recursos
estratégicos, particularmente de los hidrocarburos y la minería. En su
aprovechamiento jugará un papel muy importante el diálogo con las
poblaciones indígenas y originarias donde se encuentran los yacimientos
mineros o de hidrocarburos.
Como resultado de los procesos de industrialización, el Estado podrá acumular
mayor riqueza, la misma que podrá ser redistribuida de forma directa o
indirecta a grupos poblacionales específicos, sectores y regiones con mayores
necesidades.
3. Participación activa de las economías pública, privada, comunitaria y
cooperativas en el aparato productivo.
El tercer pilar está enfocado a lograr un cambio cualitativo en los sistemas
productivos de los pequeños y medianos productores. Así como de las
organizaciones económicas comunitarias y cooperativas, a través del desarrollo
intensivo y extensivo de innovación tecnológica e introducción de procesos de
mecanización, equipamiento y tecnificación, beneficiando tanto a los actores
urbanos como rurales.
En ese propósito, el fortalecimiento de la transformación de la agroindustria y la
manufactura, la economía privada y comunitaria, supone introducir tecnología,
desarrollar mercados, créditos productivos, procesos de investigación,
asistencia técnica, capacitación, formación de mano de obra calificada,
inversiones productivas para bienes de capital, así como el cumplimiento de
criterios de responsabilidad social y ambiental.
Este se complementará con la promoción de procesos de expansión y
articulación de las iniciativas y emprendimientos productivos empresariales,
con un papel muy importante de las empresas públicas y mixtas; de especial
formase incentivarán procesos de articulación de la micro y pequeña empresa
con la mediana y gran empresa industrial, generando mayores economías de
escala, así como las dinámicas de encadenamiento entre los ámbitos urbanosy
rurales. Asimismo, el diseño y funcionamiento de los parques industriales
contribuirá de forma directa a la articulación de las demandas de innovación
tecnológica con los oferentes públicos y privados de tecnología.
4. Producción para satisfacer el mercado interno y la exportación, con
prioridad en el primero
El cuarto pilar se basa en el objetivo de satisfacer primero el mercado interno y
luego vincularnos con el mundo. Exportar después de satisfacer nuestro
mercado interno. La producción de alimentos deberá estar dirigida de manera
prioritaria a la satisfacción de las necesidades de la población. El enfoque de
producción para el mercado interno estará acompañado de acciones concretas
que permitan proteger la industria nacional del mercado externo. Esto significa
desarrollar, primero, un marco normativo para la defensa de la producción
nacional. La protección del mercado interno requiere de acciones vinculadas a
la defensa de los derechos del consumidor, a la reducción de la competencia
desleal, a la lucha contra el contrabando y a la promoción de iniciativas de
desarrollo del mercado interno, como opción atractiva para la producción
pública, privada y mixta.
5. Redistribución de la riqueza y excedentes y reducción de las
desigualdades
El Nuevo Modelo Nacional Productivo está orientado a lograr que los beneficios
de las actividades económicas lleguen de forma efectiva al conjunto de los
productores rurales y urbanos, con preferencia a los pequeños y medianos.
Asimismo, supone lograr un desarrollo equilibrado en las regiones del país, de
tal modo que cada una de ellas aproveche sus ventajas productivas con
relación a otras regiones, consiguiéndose además procesos importantes de
complementariedad entre ellas.
Es necesario revertir el modelo privatista neoliberal, en el cual la riqueza
generada se concentraba principalmente en sectores vinculados con la
industria petrolera, agroindustriales y bancos comerciales, en empresas
preferentemente extranjeras y en el ámbito agropecuario e industrial, también
concentrando el excedente fundamentalmente en las tierras bajas con mayores
potencialidades de inversión privada. Esta asimetría generó desequilibrios en el
desarrollo territorial del país con mayores concentraciones de pobreza en
algunas regiones.
En ese sentido, se debe reorientar el conjunto del aparato productivo para
generar riqueza y redistribuirla. Para este propósito, las empresas públicas
estratégicas cumplen un objetivo característico de constituirse en núcleos
dinamizadores de la economía en rubros estratégicos para el país, de tal modo
que también puedan aportar al proceso de redistribución.