Julio 2012
ANT ECEDENTES
La zona en investigación está situada al E de la provincia de Soria, entre las
localidades de La Alameda, La Quiñonería y Carabantes. En esta zona existen
unas mineralizaciones filonianas de Pb-Zn-Ag que fueron explotadas en varias
etapas entre 1844-77, 1914-16 y 1943-47 con un importante volumen de
trabajos mineros. Desde el final de la explotación no se han realizado más
trabajos de investigación hasta que SIEMCALSA ha retomado el proyecto.
Como consecuencia de los trabajos previos de reconocimiento realizados, el 5
de marzo de 2007 SIEMCALSA solicitó el Permiso de Investigación
“Peñalcázar”, cuyo perímetro comprende toda la superficie donde se ubican las
antiguas minas y una serie de estructuras NO-SE, paralelas a las de las minas,
que podrían ser de interés. Este permiso recibió la admisión definitiva el 1 de
Octubre de 2007 siendo otorgado el 29 de Julio de 2009.
OBJETIVOS
El objetivo esencial de este proyecto es la realización de una investigación
geológico-minera sobre las antiguas minas del “Complejo Minero Juan de
Austria”, también llamado mina de “Peñalcazar”, en la localidad de La
Quiñonería (Soria). El proyecto pretende evaluar las mineralizaciones
explotadas anteriormente en esta zona y valorar su potencial en vista a una
futura reapertura.
TRABAJOS DESARROLLADOS
Los trabajos desarrollados hasta el momento incluyen: una completa búsqueda
y revisión documental de toda la información existente referida al proyecto,
tanto técnica, como científica y administrativa; la cartografía geológica regional,
a escala 1:10.000, de todo el permiso y sus zonas adyacentes; una cartografía
geológico-minera, a escala 1:500, de la zona en la que se localizan las
principales labores mineras; el intento de recuperación de parte de las labores
mineras, propósito que no se ha podido alcanzar bien por el hundimiento o bien
por la inundación de las galerías, por lo que se decidió, en compensación,
muestrear todas las escombreras existentes y algunos afloramientos en
superficie de estructuras mineralizadas (43 muestras); la apertura y muestreo
de 4 calicatas de investigación cortando todo el haz filoniano (924 m, 221
muestras); y por último todos los trabajos de topografía necesarios para
posicionar tanto las calicatas, como los viales de acceso o la situación de las
labores mineras.
Geología
Los filones que constituyen el yacimiento de Peñalcázar encajan en una
sucesión de cuarcitas con niveles de pizarras y areniscas. Las pizarras son
generalmente arenosas y de color pardo oscuro por alteración, siendo verdosas
cuando aún están frescas. Las cuarcitas son de colores claros, aunque en
algunos puntos tienen tonos rojizos muy marcados.
Las rocas más antiguas de la zona corresponden a las series detríticas
cambro-ordovícicas, que constituyen el basamento hercínico de la zona, no
existiendo sedimentos paleozoicos de edades posteriores. Según el MAGNA
esta sucesión detrítica pertenece a la Fm. Cuarcita Armoricana del Arenig
(Ordovícico inferior), aunque en trabajos anteriores se le atribuyó a la “Unidad
D indiferenciada” del Tremadoc (Ordovícico inferior), también denominada Fm.
Dere. Las capas llevan una dirección aproximada de N120-130ºE y
buzamientos en torno a 60º SO. Petrográficamente son ortocuarcíticas
(cuarzoareniscas) y se han originado por depósitos de llanura de mareas
(tramo medio) con zonas de barras litorales (tramos inferior y superior). Los
aportes vendrían del Este.
Los materiales mesozoicos se encuentran discordantes sobre los cambro-
ordovícicos y la serie empieza con los terrígenos del Buntsandstein,
depositados en un ambiente marino costero. El carácter transgresivo se
acentúa con la precipitación de los sedimentos carbonatados del Muschelkalk,
que corresponden ya a un ambiente marino somero. Tras ello se produce una
leve regresión, depositándose las evaporitas del Keuper en un mar somero y
restringido, con un clima seco y cálido. El jurásico se inicia con una nueva
transgresión, instaurándose un régimen marino de aguas someras con
sedimentación de carbonatos, aunque la representación jurásica es muy
escasa en la zona. En esta zona los sedimentos del resto del jurásico y del
cretácico inferior no están presentes, pasándose hacia techo a las unidades del
cretácico superior, que al oeste de las minas son discordantes sobre los
materiales paleozoicos.
Sobre el cretácico superior se encuentran los sedimentos terciarios del borde
oriental de la Cuenca del Duero, representados por las series terrígenas
paleógenas de la Cuenca de Almazán, y sobre ellos las series detríticas
pliocenas. Éstas se encuentran subhorizontalizadas (con buzamientos suaves
al S y SO) y apoyadas discordantemente sobre los materiales plegados tanto
del Cretácico como del Terciario Paleógeno. Estas series ocupan extensiones
restringidas, ya que en gran medida han sido desmanteladas, y representan
materiales fluviales de curso medio con un gran desarrollo de depósitos limo-
arcillosos correspondientes a llanuras de inundación sobre las que se producen
zonas de encharcamiento.
Por último se pueden diferenciar diversos materiales cuaternarios, como
abanicos aluviales, rañas y depósitos fluviales.
Cabe reseñar que en esta zona, como en el resto de la Cordillera Ibérica, tanto
las fracturas hercínicas como las alpinas llevan la misma dirección, con un
sistema de fracturas longitudinales de dirección NO-SE (dirección armoricana)
y otro sistema transversal de dirección NE-SO. En el zócalo las fallas
transversales (NE-SO) son más numerosas pero menos importantes.
Mineralización
Las mineralizaciones estudiadas corresponden a un yacimiento filoniano de
origen hidrotermal con la típica paragénesis BGPC en ganga de cuarzo
(+carbonatos).
La paragénesis mineral está constituida por galena, esfalerita acaramelada,
calcopirita, bournonita, boulangerita, freibergita-tetraedrita, pirita y diversos
minerales supergénicos, entre los que se han visto covellina, calcosina,
marcasita, malaquita, azurita, sulfatos de Cu, óxidos de Fe, cerusita y
piromorfita. La ganga es de cuarzo y carbonatos habiéndose establecido con
certeza la presencia de siderita y calcita, aunque es posible que exista también
ankerita y dolomita entre otros.
A partir de las observaciones realizadas en los afloramientos y la información
extraída de la documentación recopilada se deduce que el yacimiento está
constituido por una serie de filones o estructuras mineralizadas de dirección
hercínica, aproximadamente N160ºE, y con unos buzamientos próximos a 45-
50ºE. En la zona estudiada de manera tradicional se han definido 5 filones
principales: Colón, Blendoso Primero, Peña, Blendoso Segundo y Romano,
además de otros secundarios. Todos ellos presentan potencias normalmente
inferiores a 1 m, aunque con gran riqueza de mineral. En general el espesor es
muy variable, con lentejones o zonas de bonanza y zonas de casi
esterilización, siendo el espesor medio de 25-30 cm.
Tipología genética
Este yacimiento fue clasificado por el IGME (1972) como de tipo “D” o “Coeur
d´Alène” (Idaho, EEUU), es decir, yacimientos filonianos (filones de cobertera o
de zócalo removilizado) en las proximidades de grandes fallas y sin relación o
con relación dudosa con el plutonismo.
Para Monsieur et al. (1978) en cambio existe una mineralización primaria
sinsedimentaria, que habría sido depositada de un modo diferencial según un
cierto número de horizontes portadores (al menos cuatro) y que posteriormente
habría sufrido una evolución diagenética que implicaba una progresiva
removilización y la acumulación de los metales en estos mismos sedimentos,
para removilizarse finalmente a favor de fracturas tectónicas (de dirección N-S)
gracias a un fenómeno de secrección lateral.
A falta de estudios más específicos sobre este tema y como una primera
aproximación, nosotros pensamos que se trata de una mineralización de tipo
hidrotermal, en condiciones posiblemente epitermales. Los fluidos
mineralizadores habrían sido canalizados a través de fracturas individualizadas
y bien definidas, tanto de orientación NNO-SSE (familia de la Falla de la
Alameda) como una serie de fracturas conjugadas posteriores de dirección más
NO-SE. A la familia de la Falla de la Alameda pertenecerían también todas las
fracturas mineralizadas que constituyen las estructuras mineralizadas o filones
clásicos que fueron explotados tradicionalmente (Colón, Peña, Blendosos, etc.)
y que formarían parte de un mismo haz de fracturas más o menos paralelas. En
la zona de las minas Barcelonesa, Eloisa, León de Oro y La Zurbana la
mineralización aparece asociada directamente o bien al plano principal o al
ramal Sur de la Falla de La Alameda, mientras que los “filones” clásicos
corresponderían a otra serie de fracturas que serían subparalelas a las de La
Alameda (fractura Peña, fractura Colón, etc.) que no llegan a aflorar claramente
en superficie salvo puntualmente la Colón y la Blendoso 1º. Además existe otra
familia de fracturas, de orientación conjugada con la anterior (en dirección más
o menos NO-SE), y que son claramente posteriores a las principales ya que las
desplazan como se puede ver en la cartografía. A esta familia pertenecerían la
falla NO-SE representada en la cartografía, así como las fallas Norte y Sur que
se describen en los “Memorias Clásicas” y la falla que daba lugar al “Filón
Cruzante”. Estas tres últimas no están representadas en el mapa de superficie
ya que aún no hay evidencias cartográficas suficientes como para precisar su
posición. A través de esta completa red de fracturas habrían circulado los
fluidos hidrotermales mineralizando con gran riqueza las fallas propiamente
dichas, dando lugar a estructuras casi filonianas con rellenos de cuarzo,
especialmente en zonas más abiertas donde la estructura se engrosa. Como
estos fluidos discurren por una región que presenta altos contrastes de
porosidad, por un lado hay una serie de niveles de cuarcitas y areniscas, en
general de formas lentejonares y que presentan una cierta porosidad, que se
encuentran enclaustrados entre una serie pizarrosa impermeable. Cuando las
fracturas intersectan estos niveles favorables, los fluidos que circulan por ellas
se difunden a través de estos niveles más porosos dando lugar a una
mineralización “estratoligada”. Esta mineralización estratoligada es coetánea
con la epigenética (filoniana) y presenta una mayor extensión y potencia pero
una menor ley.
Minería (antecedentes históricos)
Las minas de Peñalcazar son conocidas desde antiguo, como lo atestigua la
existencia de herramientas “de épocas remotas” encontradas en algunas
labores mineras, no obstante los trabajos de explotación minera sistemática se
desarrollaron esencialmente en tres etapas: entre 1844 y 1877, la época
principal de explotación; entre 1914 y 1916; y por último entre 1943 y 1947.
Además en 1949 la empresa ENADIMSA se interesó en el proyecto con un
gran interés pero finalmente no fructificó.
La etapa principal de explotación tuvo lugar entre 1846 y 1877 por la empresa
“Sociedad Buen Deseo” quien la explotó directamente entre 1848-1850 y 1852-
1854, estando el resto del tiempo alquilada a terceros.
El trabajo de explotación era muy lento y prácticamente artesanal, no obstante
el volumen de labores es muy importante.
En la zona principal (mina Nuestra Señora de la Peña-Globo) se han
identificado numerosas labores correspondientes a esta etapa entre las que
destacan: un socavón general de 335 m de longitud (“Socavón Principal”) que
atraviesa de oeste a este todo el campo filoniano cortando a los cuatro filones
principales; uno secundario de unos 130 m (“Socavón San Luís”) y otro menor,
denominado “Fuente de la Plata”, de longitud desconocida. Además existían
una traviesa interior, denominada “Traviesa Malacate” de unos 65 m,
numerosas guías sobre filón y pequeños realces, siendo las principales la
galería “Santa Ana”, que tendría al menos 100 m de longitud y la galería “San
Guillermo”, de como mínimo 90 m; así como 4 pozos principales de acceso y
ventilación (“Número 1” de unos 20 m de profundidad; “Globo” de 94 m,
“Malacate” de 110 m y “Lucera Santiago” de 65 m) además de al menos tres
contrapozos interiores de unos 60 m cada uno.
Además de las labores realizadas en la mina principal a lo largo de todo el
“campo filoniano” existieron más labores de extracción coetáneas a las
principales. En la denominada mina “Eloisa” existieron al menos un socavón
traviesa de unos 50 m de longitud, dos pozos verticales de unos 20 m cada uno
y tres pocillos superficiales. En la mina “León de Oro”, que es la prolongación
hacia el sureste de la mina “Eloisa” se reconocen 5 pozos, de profundidad
desconocida ya que están todos hundidos, además de diversos trabajos
antiguos. En la mina “La Zurbana” las labores se disponen de manera
escalonada en un pequeño valle y consistirían en un pozo hundido y un posible
socavón, además de un pocillo vertical y pequeñas labores en dirección de
origen muy antiguo. En la mina “Emilia” (o “Socavón Romano”) se reconoce el
emboquille de un socavón completamente hundido que podrían tener unos 50-
60 m de longitud. En la mina “Barcelonesa”, que constituyen las labores más
occidentales del campo filoniano”, se reconocen dos pocillos y una pequeña
escarbadura en la zona norte y un pozo principal y otro menor, practicado
sobre la escombrera, en la zona sur. Por último en la mina “San Pedro” (o “Las
Olmedillas”) las labores consistían en un pozo de unos 46 m de profundidad.
Por otro lado parece ser que los productos extraídos de estas minas eran
enviados a diferentes fundiciones, existiendo referencias al menos a dos:
Fundición Mellado y Fundición Anglada. En 1865 se construyó en los
alrededores una fundición, denominada “La Cruz”, que constaba de dos hornos
de manga, uno de reverbero y otro de afino.
A partir de 1877 se caducaron algunos permisos y se solicitaron otros nuevos
sobre los anteriores. Las minas principales (Globo y Nª Sª de la Peña) se
reabrieron en 1882 dentro de la concesión “Virgilia”, propiedad igualmente de la
“Sociedad Buen Deseo” pero cerraron de nuevo al poco tiempo de reabrirse.
En el año 1883 se reconstituye la sociedad con el título de “Sociedad Buen
Deseo 1ª de Almazán” por impulso de D. Jacinto Anglada, propietario de la
fundición almeriense donde se fundía el mineral de los últimos años de
explotación, pero los intentos de reapertura fueron infructuosos.
Posteriormente todas las concesiones antiguas, ya caducadas, se englobaron
en dos nuevos permisos (“Peñalcazar” y “La Alameda”) que fueron solicitados
sobre 1907 por el ingeniero de minas D. Manuel Lacasa Valdés. En esta época
no se llegaron a realizar trabajos quedando la explotación en suspenso, a
pesar de que se mantuvo vivo el dominio minero.
En 1914 D. Francisco Lacasa Moreno, hijo del anterior propietario, constituyó la
“Sociedad Minera Plomífera de Peñalcazar” y reemprendió la explotación entre
1914 y el 24 de Noviembre de 1916.
Las labores de esta época se centraron en beneficiar el filón Peña, que era el
que mejores resultados había dado hasta ese momento pero a un nivel 30 m
por debajo al que llegaron los antiguos trabajos. Finalmente los trabajos
realizados apenas cumplieron los objetivos definidos ya que la posición de los
filones estaba desplazada por fallas, y como el capital disponible era muy
limitado, la reapertura fue efímera. Los trabajos realizados en esta época
fueron la perforación y mecanización de un nuevo pozo maestro, denominado
“San Manuel”, de 105 m de profundidad, una traviesa de 130 m de longitud
(“Traviesa Oeste”) que partía hacia poniente desde el nivel 100 del pozo San
Manuel, un socavón transversal de investigación en superficie (“Traviesa alta”)
de unos 35 m de longitud y varias galerías menores buscando los filones, en
especial la “Galería de la Falla”, de unos 40 m, y pequeños cerrojos y
chimeneas interiores.
Una vez paralizadas de nuevo las explotaciones se continuó pagando el canon
de superficie durante 15 años más por parte de la Sociedad Plomífera de
Peñalcazar, pero en 1931 se solicitó la caducidad quedando los terrenos
“francos y registrables”.
En ese momento, el socio promotor de la antigua sociedad, D. Francisco
Lacasa Moreno volvió a solicitar los permisos pero esta vez a nivel particular.
Se solicitaron y fueron otorgados tres permisos con los nombres “Juan de
Austria”, “Resurrección” y “Ampliación a Resurrección” que cubrían todas las
explotaciones y que se mantuvieron en vigor al menos hasta 1972.
En el año 1942 D. Francisco Lacasa Moreno firmo un acuerdo de asociación
con la “Compañía Minera La Cruz” de Linares (Jaén) con el objetivo de
reemprender la explotación. Este acuerdo se mantuvo entre 1943 y 1947 pero
los trabajos realizados fueron muy lentos y apenas cubrieron 1/3 de los
compromisos firmados cancelándose el acuerdo. Los trabajos realizados en
esta época incluyeron la reprofundización del pozo “San Manuel” hasta los
145 m de profundidad y la apertura de una nueva traviesa (“Traviesa Este”) de
140 m de longitud y que parte, en dirección levante, desde el nivel 100 del pozo
San Manuel, pero sin llegar a cortar el filón romano.
Tras la rescisión del compromiso con la Compañía La Cruz el proyecto se
ofreció a diferentes empresas e instituciones. Una de las empresas interesadas
fue ENADIMSA que mostró un gran interés por el proyecto en 1949, a la vista
del informe presentado por el ingeniero de minas Rafael Campos, e hizo el
ofrecimiento de aportar la mitad del capital preciso para la puesta en
explotación del yacimiento, pero condicionado a que la Dirección General de
Minas aportara la otra mitad, pero como el presupuesto total de la Dirección se
aplico a la constitución de la empresa “Potasas de Navarra” el proyecto quedó
en suspenso hasta el presente.
Resultados de los trabajos realizados
Con los trabajos realizados hasta el momento se ha conseguido:
• Elaborar unos completos antecedentes históricos sobre estas minas que se
han reseñado anteriormente.
• Modelizar y esquematizar espacialmente las distintas labores mineras, lo
cual permite comprender cuales fueron los criterios de explotación utilizados
y así valorar la entidad e importancia de estas mineralizaciones.
• Conocer la geología del distrito y entender la relación existente entre las
mineralizaciones y los diferentes episodios tectónicos sucedidos en la
comarca, además de contextualizarlos dentro del encuadre regional.
• Definir como es la geología del campo filoniano y de esta manera establecer
que tipo de estructuras presentan mineralización y cual ha podido ser el
mecanismo de génesis.
• Precisar en detalle la posición de los principales accidentes tectónicos
(fallas) de la región y la posición de las principales estructuras mineralizadas.
Cabe recordar que los datos que se recogen a continuación corresponden al
muestreo de las estructuras mineralizadas en las calicatas y en ellas se
analiza el halo de mineralización estratoligada (zona con alteración
hidrotermal difusa) que envuelve a las estructuras y no las estructuras
filonianas propiamente dichas, que estarían localizadas directamente sobre
el plano de fractura, y que no han sido intersectadas en ninguna de las
calicatas realizadas. Algunos ejemplos serían: plano norte de la Falla de la
Alameda: 4,60 m @ 0,3% Pb, 0,3% Zn y 5 ppm de Ag en la TP-3; Estructura
“Colón”: 4,10 m @ 0,2% Pb y 0,1% de Zn y 6 ppm de Ag en la TP-1:
Estructura “Blendoso 1º”: 19,00 m @ 0,4% Pb, 0,3% Zn y 5 ppm de Ag en la
TP-1. La estructura que mayor afloramiento tiene en superficie, a juzgar por
el volumen y continuidad de los trabajos, es la denominada “Romano”. Esta
estructura se ha intersectado en las calicatas TP-3 y TP-4 (en la zona de
unión entre ambas) con una ley general de 40,30 m @ 0,2% Pb, 0,4% Zn y
5 ppm de Ag, que incluyen tramos más ricos de 4,70 m @ 0,5% Pb, 1,5% Zn
y 9 ppm de Ag.
Las leyes obtenidas son en cambio notablemente mayores cuando se
consideran los resultados del muestreo de las escombreras, en las que se
han recogido tanto fragmentos de cuarcitas alteradas, que sería
mineralización estratoligada y cuyas leyes serían equivalentes a las de las
calicatas, y fragmentos de filón mineralizado que estarían reflejando la
mineralización filoniana típica. Así la estructura “Blendoso 1º” presentaría
leyes de 3,7-6,5% Pb, 0,2-0,4% Zn y 86-88 ppm Ag en el pozo “Nº 1” o del
1,0% Pb, 1,0% Zn y 5 ppm Ag en el pozo “San Pedro”. La estructura
mineralizada denominada “Peña” no se ha cortado en ninguna calicata, pero
es posible acercarnos a su riqueza a través del muestreo de las
escombreras del pozo “Malacate” y la del “Socavón San Luís”, ya que la
escombrera del pozo “Globo” puede ser mixta y corresponder a las
estructuras “Peña” y “Blendoso 2º”. Los resultados indican contenidos de
2,0-6,0% Pb, 0,8-7,5% Zn y entre 37-112 ppm Ag. La estructura
mineralizada “Blendoso 2º” tampoco se ha cortado en superficie pero la
mineralización extraída de las escombreras del “Pozo San Manuel” muy
probablemente corresponda a esta estructura y da unos valores de 2,3% de
Pb, 0,4% de Zn y 17 ppm de Ag. La estructura “Romano” da valores de 0,5%
Pb, 0,3% Zn y 12 ppm Ag en las escombreras de la mina “Eloisa” y de 2,1-
6,9% de Pb y entre 107-191 ppm de Ag en la mina “La Zurbana”. En esta
zona se recogió además una muestra un tanto especial, que corresponde a
fragmentos de unas cuarcitas blancas brechificadas e impregnadas por unos
óxidos negros que penetran a través del diaclasado y que presenta una
leyes de 16,1% Pb y 129 ppm de Ag, lo cual unido a la ausencia de S
(<límite de detección), As o Sb, sugiere que los óxidos negros son debidos a
un raro mineral la platnerita (PbO2). Este tipo de rocas se han recogido para
su muestreo en las escombreras de esta mina pero están ubicuamente
distribuidas por prácticamente todas las escombreras de la zona, si bien por
el momento no tenemos criterios suficientes como para estimar su
importancia volumétrica.
Estimación del recurso
No hay cálculos de reservas ni estimaciones de leyes siguiendo criterios
modernos estándar, existiendo únicamente las estimaciones de leyes
realizadas en la época de la explotación.
Con estas consideraciones se podría definir un “Objetivo de exploración”,
citando las estimaciones realizadas por J. Romero en 1934, de alrededor de
1,0 Mt con una ley de 400-685 kg mineral por cada m2 filón (dependiendo de
cual sea el filón considerado), lo que equivaldría a una potencia real de entre 5
y 9 cm de mineral masivo.
Las leyes de concentrado que se obtenían en la época de explotación eran de:
72,1% Pb, 8,5% Zn, 620-1250 ppm Ag y 1,8% Fe. En los trabajos realizados
hasta el momento por SIEMCALSA se ha analizado una muestra
correspondiente a una bolsada masiva de mineralización, constituida
exclusivamente por sulfuros, con el objetivo de estimar cual podría ser la ley del
concentrado de la mina y que ha dado unos valores de 63,7% Pb, 3,9% Zn,
961 ppm Ag, 0,7% Cu, 0,7% Sb y 1,4% Fe. Estos datos guardan coherencia
también con los reflejados en un informe Monsalve, de 1951, correspondiente a
una visita a las minas por parte del personal de la empresa Peñarroya España
y que aportan una mineralización de 74,25% Pb, 1.514 ppm Ag, 1,27 % Sb y
2,21 % Fe.
Según D. Manuel Lacasa (1907) teniendo en cuenta los datos conocidos
estima que la producción total de estas minas, durante el periodo principal de
explotación (1846-1877) habría sido de unos 257.000 quintales castellanos
(11.822 t de mineral).
Panorámica de las escombreras de los pozos “Malacate” y “San Manuel”
Escombreras de la mina “Eloisa”
Pozo San Manuel Brocal del pozo “San Manuel”, apoyos del castillete y sala de máquinas
Pozo de la mina “San Pedro”
Panorámica general de las minas en la que se pueden apreciar las escombreras del “Socavón Principal” (abajo),
del pozo “Nº 1” y socavón “San Luís” (media ladera) y del pozo “Globo” (arriba). A su derecha aparece el
trazado de la calicata TP-2 durante su restauración