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36 EL PAÍS, martes 12 de febrero de 2008

vida&artes

Los niños engordan no porque sehinchen a comida basura, una die-ta hiperproteica, hipergrasienta ehipercalórica que hacen descen-der al hinchado estómago con be-bidas azucaradas carbonatadas(o no sólo), sino porque no se mue-ven, porque con la poca educa-ción física del colegio, la única ac-tividad para muchos, no puedencombatir la sobredosis calórica.

La solución, pues, no es la die-ta. Numerosos estudios han ad-vertido de la poca eficacia quetienen las modificaciones nutri-cionales en la disminución de laobesidad a medio plazo, e inclu-so son cuestionadas en periodosde crecimiento crítico.

“La escasa actividad física ydeportiva escolar genera, másque la mala alimentación, sobre-peso, obesidad infantil y riesgode síndrome metabólico”, diceGerardo Villa, médico del depor-te y profesor en la Universidadde León, que acaba de ser distin-guido con el Premio Nacional deInvestigación en medicina deldeporte por un trabajo sobre elasunto. “Investigué con chavalesde 11 a 13 años”, dice Villa. “Losdividí entre sedentarios (los queno hacían más ejercicio semanal-mente que las dos horas obligato-rias de educación física), activos(cinco horas semanales) y depor-tistas (los que practicaban depor-te federado y competían: más desiete horas semanales de activi-dad física). Los tres grupos co-mieron la misma comida del co-medor escolar, que les aportabadiariamente entre 2.000 y 2.100calorías, hipercalórica, porquesupera las 1.800 calorías reco-mendadas. A las cuatro sema-nas, los que realizaron cinco ho-ras de ejercicio físico, a la mis-ma intensidad moderada, conun gasto energético de unas 200calorías por sesión, mejoraronsus indicadores de presión arte-rial, peso, índice de masa corpo-ral y, significativamente, reduje-ron la resistencia a la insulina”.

Luis Arranz, profesor de gim-nasia en un instituto de Salaman-ca, recuerda que cuando él erachaval, hace no tanto, en clasehabía un gordito y un gafotas,que muchas veces era el mismo.“Y, en cambio, ahora, entre misalumnos de 14 años, hay más ymás obesos”, dice Arranz, que im-parte educación física a alumnosde ESO en el Martínez Uribarri.

No es nada nuevo lo que cuen-

ta Arranz. La obesidad infantil esuna pandemia en el mundo desa-rrollado. Los colegios han desa-rrollado un papel clave en la pro-visión de ejercicio físico a jóve-nes y niños, y no sólo por las cla-ses obligatorias. Hasta hace poco,los niños iban andando o en bici-cleta al colegio, y los recreos eranpura expresión de energía y jue-gos activos. Pero los niños vanahora en coche o en autobús —nohay tiempo para ir andando y símiedo de dejarlos solos, o enbicicleta—, y en los recreos jue-gan, sentados, con la gameboy.

En Estados Unidos sólo untercio de los desplazamientos aescuelas situadas a un kilóme-tro y medio (o menos) se hacena pie o en bici, y ese porcentajedesciende al 3% cuando el cole-gio dista tres kilómetros o más.Los niños son más activos quelos adultos, pero su grado de ac-tividad física declina según seacercan a la adolescencia.

Según datos del Ministerio deSanidad, un 13,9% de la pobla-ción de entre 2 y 24 años sufreobesidad (su índice de masa cor-poral, medida que toma en cuen-ta peso y altura, es igual o supe-rior al 95% del percentil que lecorresponde), y un 26,3%, sobre-peso (85% del percentil).

En un informe de Pál Schmitt,

eurodiputado popular y ex cam-peón olímpico húngaro, para elParlamento Europeo, se señalaque el número de niños que su-fren obesidad o sobrepeso en Eu-ropa aumenta cada año en másde 400.000, que se suman a lostres millones de niños obesosque hay en la actualidad. Uno decada cuatro menores padece so-brepeso en Europa. Su causaprincipal no es tanto una dietarica en calorías como la falta deactividad física: los niños no co-men más, se mueven menos.“Mientras la obesidad aumenta,disminuye el número de horasdedicadas a la educación físicaen los colegios”, concluyeSchmitt, quien, en sintonía conVilla, propugna más horas deeducación física obligatoria.

El problema no es estético. Lapreocupación no es sólo la coro-na de grasa que adorna los abdó-menes de cada vez más niños yniñas. “La obesidad es una pande-mia que se asocia a diabetes melli-tus tipo 2 y a síndrome metabóli-co o de resistencia a la insulina, elcual recientemente ha comenza-do a describirse en niños obesos”,explica Villa. “Este síndrome sedefine como un conjunto de alte-raciones asociadas a un elevadoriesgo de padecer enfermedadcardiovascular y diabetes. En Es-paña, su prevalencia en niños yadolescentes obesos es del 18%”.

Todo lo malo empezó, quizás,hace 12.000 años.

Hace 45.000 años, el primerhomo sapiens anatómicamentemoderno era cazador-recolec-tor. Fuerte, fino, fibroso, se ali-mentaban de la carne que caza-ba el hombre y de los vegetalesque recogían las mujeres. Noconsumía más de lo que su cuer-po le pedía: proteínas, vitami-nas, poca grasa, mucho ejerciciofísico. Vivía en un hermoso equi-librio fisiológico que dependía

obligatoriamente del movimien-to. Hace 12.000 años, sin embar-go, la humanidad, por necesi-dad, por la sequía, por el agota-miento de la caza, por el creci-miento de la población, se em-barcó en un experimento llama-do agricultura, y ni el ser huma-no ni el planeta se han recupera-do aún. La agricultura trajo con-sigo una explosión demográfica,déficit de proteínas y vitaminas,exceso de calorías, nuevas enfer-medades y deforestación.

La altura media de la pobla-ción descendió varios centíme-tros, perdieron músculo, gana-ron grasa. Su cuerpo se resintiódel duro trabajo agrícola. Losdientes se les pudrían por la defi-ciente alimentación. Los anima-les domesticados les contagia-ron enfermedades desconocidas.

La discordancia entre la ruti-na de inactividad de la sociedadsedentaria y el movimiento denuestros ancestros cazadores-re-colectores está detrás de unagran variedad de enfermedadesdegenerativas crónicas que afec-tan al hombre contemporáneo.El homo sapiens cazador-recolec-tor, donde quedó fijada la fisiolo-gía del ser humano, tenía un gas-to energético diario de 2.889 kilo-calorías (1.605 para el metabolis-mo en reposo, 1.285 para activi-dad física). Pesaba unos 57 kilos,por lo que su gasto energético enactividad física llegaba a ser de25 kilocalorías por kilo y por día.Un oficinista del siglo XXI gasta2.000, de las cuales sólo 306 sonproducto de la actividad físicadiaria, unas míseras 4,4 kilocalo-rías por kilo y por día. Para igua-lar el gasto de los cazadores reco-lectores, y calculándole un pesomedio de 70 kilos, el hombre ac-tual debería correr diariamente12,1 kilómetros durante una ho-ra, lo que equivale a un gasto de888 kilocalorías.

Aunque los estilos de vidahan cambiado casi inconcebible-mente desde la revolución agrí-cola y la más reciente revolu-ción industrial, nuestras capaci-dades, limitaciones y necesida-des físicas siguen siendo las mis-mas que las determinadas por laselección natural en nuestrosancestros de la edad de piedra.Cuanto más nos alejemos deellas, más enfermedad y disfun-ción nos esperan.

En un estudio longitudinal deJosé Antonio Calbet en Gran Ca-naria, se muestra cómo los niñosque practicaron deporte extraes-

colar durante tres horas a la se-mana los tres años del estudioincrementaron su masa corpo-ral en menor medida que los queno. Todos los sujetos que partici-paron en el estudio comieron li-bremente durante los tres añosque duró. Ambos grupos teníanedades, pesos, alturas e índice demasa corporal similares. Tam-bién eran similares las circunfe-rencias corporales, excepto lascaderas y la cintura, mayores enlos que no practicaron deporteextraescolar. Incluso en los físi-camente activos, la grasa iliaca yabdominal tendía a disminuir,mientras crecía en los otros.

“Fui a una clase de gimnasia

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No es la hamburguesa,niños, es el deporteAumentar la educación física es más eficaz para combatir laobesidad infantil que cambiar los hábitos alimenticios P Cincohoras de ejercicio a la semana servirían para frenar la pandemia

En EE UU sólo un terciode los desplazamientosa escuelas situadas aun kilómetro y medio(o menos) se hacen a pieo en bicicleta. / jesús císcar

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La obesidad infantiles una pandemiaen el mundodesarrollado

Según Sanidad,el 13,9% de losespañoles de entre2 y 24 años es obeso

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CARLOS ARRIBAS

EL PAÍS

Educación física escolarNiños con 2 clases de educación física

410 kcal/sem.

Niños con 5 clases de educación física

1.100 kcal/sem.

Consumo máximo de oxígeno (ml/kg/min)Presión arterial sistólica (mm Hg)Presión arterial diastólica (mm Hg)Peso (kg)Talla (cm)Índice de Masa Corporal (kg/m2)Cintura (cm)% Grasa

36,25112,3372,4152,99

154,3621,1871,6521,86

34,36104,58

60,2554,02

156,0522,0172,5521,13

33,14115,5870,4154,35

155,7721,8269,5819,50

35,78102,72

59,5454,42

157,0021,2869,4119,39

ANTES DESPUÉS ANTES DESPUÉS

sociedadIsrael rompetabúes y permiteadoptar a los gays

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de mi hija y tocaba aprender volei-bol. En toda la hora no se movióde su sitio. Las clases de educa-ción física escolar son insuficien-tes en duración, frecuencia e in-tensidad para impedir la tenden-cia al sobrepeso, obesidad y resis-tencia a la insulina”, recalca Villa.“Multiplicar por 2-3 veces tantosu frecuencia como intensidad esun factor per se efectivo para com-

batir la obesidad infantil y evitarel síndrome metabólico y sus ries-gos cardiovasculares”.

El diagnóstico lo comparte Jo-sé María Odriozola, presidentede la Federación Española de At-letismo, preocupado por la esca-sez de vocaciones entre jóvenesque sufre su disciplina. “La ma-yoría de los jóvenes no sabe nique existe este deporte, quizásporque su profesor ha dejado dedar atletismo o porque le gustasólo dar clases teóricas, lo que estambién muy frecuente”, diceOdriozola. “Les sienta y les expli-ca el reglamento del baloncestoen vez de coger un balón y tirar acanasta. Y se ha perdido el gustopor sudar. A mí de pequeño y amis amigos nos gustaba estar to-do el día corriendo, practicandotodos los deportes. Acabábamosderrengados, pero era una satis-facción”. “Es verdad, damos mu-cha teoría y poca práctica”, reco-noce Arranz, que pinta un pano-

rama desolador. “Son clases po-co intensas porque los chavalesse quejan enseguida y los padresprotestan si les exigimos. Apartede que en mi instituto no tene-mos instalaciones deportivasapenas y no hay ni espacio don-de correr. La clase en teoría son50 minutos, pero los chicos seencargan de recortarla remolo-neando para llegar... Hago la cla-se todo lo divertida que puedo,pero la programación obliga aenseñar los fundamentos de va-rios deportes. “Están acostum-brados”, añade Arranz, “a que na-die les exija un esfuerzo, y cuan-do lo hacen lo confunden conagotamiento. En cuanto les cues-ta hacer algo dicen que estánagotados, aunque sólo estén a140 pulsaciones, que es el 70% desu capacidad. Y luego, al día si-guiente, vienen con una nota desus padres para que les exima dela clase porque tienen agujetas.Una hora de actividad a 120-140

pulsaciones son unas 200 calo-rías. Si lo hiciéramos con la in-tensidad lógica serían 60 más,con lo que con dos a la semanalograríamos los objetivos”.

“Incrementar las horas deeducación física hasta cinco a lasemana es la mejor estrategia pa-ra prevenir o tratar la obesidadinfantil”, repite Villa. “Un enfo-que sanitario médico-deportivo

(control del gasto energético pro-pio de cada actividad física de-portiva) podría resultar esencialpara controlar y acotar la epide-mia. En este sentido se deberíaintegrar al médico del deporteen equipos multidisciplinares detrabajo, en los que además hubie-ra control nutricional”.

Más clases, mejores, sí, perocómo. “El número de horas lecti-vas de gimnasia es complejo”, di-ce Jaime Lissavetzky, secretariode Estado para el Deporte, de-pendiente del Ministerio de Edu-cación. “España tiene mucho ho-rario escolar. Inglés, informáti-ca, lengua… Y el concepto de ma-ría de la educación física sigueestando ahí”.

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E Participe. ¿Cuál cree ustedque es la causa principalde la obesidad infantil, la falta deejercicio o dietas inadecuadas?

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Las clases degimnasia a vecesson más teóricasque prácticas

El sobrepeso seasocia a la diabetesy a la resistenciaa la insulina

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Los alumnos estánacostumbrados aque nadie les exijaun esfuerzo

Dicen que estánagotados aunquesólo estén al 70%de su capacidad

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deportesJavier Clemente:¿“Y por qué novoy a ir a Irán”?

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