Download - Norma Europea De Calidad EN 15038
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Judith Zaragoza Tirado Tradeus Traduccions S. L.
www.tradeus.es [email protected]
LA FUTURA NORMA EUROPEA DE CALIDAD PARA LOS SERVICIOS DE TRADUCCIÓN (EN 15038):
HACIA UN NUEVO PERFIL DE TRADUCTOR PROFESIONAL
Trabajo Académico de 4º curso
Universitat Pompeu Fabra Traducció i Interpretació
Tutor: Carles Tebé Junio 2005
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AGRADECIMIENTOS
A Cristina Gelpí, a mis socios de Tradeus Traduccions S.L., a Montse Riu, a Juan José
Arevalillo, a Miguel Núñez, a Javier Knörr, a mi familia y a la ciudad de Colonia.
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ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN................................................................................................ 1
2. DEFINICIÓN DE CONCEPTOS....................................................................... 6
3. LAS NORMAS EN LA UE.................................................................................. 9
3.1. Principales entidades normalizadoras en la UE......................................... 9
3.2. Las normas en la UE..................................................................................... 12
4. LAS NORMAS DE TRADUCCIÓN EN LA UE............................................... 15
4.1. Principales normas de traducción en la UE................................................ 16
4.2. Características comunes ............................................................................... 20
5. LA FUTURA NORMA EUROPEA DE CALIDAD PARA
LOS SERVICIOS DE TRADUCCIÓN (EN 15038).......................................... 21
5.1. Inicios ............................................................................................................. 22
5.2. Proceso de desarrollo y calendario .............................................................. 23
5.3. Objetivos ........................................................................................................ 26
5.4. Contenido....................................................................................................... 30
6. EL TRADUCTOR SEGÚN LA FUTURA NORMA EN 15038:
HACIA UN NUEVO PERFIL DE TRADUCTOR PROFESIONAL ............. 38
6.1. Análisis personal sobre el perfil del traductor profesional ....................... 40
6.2. Reflexión personal sobre los retos y oportunidades que
plantea la futura norma................................................................................ 46
6.2.1. A los traductores .................................................................................. 46
6.2.2. A las facultades de traducción ............................................................. 50
7. CONCLUSIONES................................................................................................ 55
8. BIBLIOGRAFÍA.................................................................................................. 57
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1. INTRODUCCIÓN
El sector de la traducción
El sector de la traducción se ha caracterizado siempre por una fuerte desregularización debida
básicamente a la falta, hasta hace relativamente poco, de unos estudios académicos
específicos, a la todavía inexistencia de un colegio profesional que cohesione y dé prestigio a
la profesión, a unas barreras de entrada legales y financieras en el sector prácticamente nulas
(inversión mínima, no se necesita licencia), al desconocimiento generalizado existente de la
profesión de traductor, a la falta de interés generalizada por la lengua, etcétera, etcétera...
Debido a la globalización que ha experimentado el mundo en los últimos años, la demanda de
servicios lingüísticos, concretamente de traducciones, se ha incrementado de forma
exponencial, lo cual ha obligado tanto a traductores como a empresas de traducción a
transformar radicalmente su perfil y lo cual ha conllevado también, por otra parte, un mayor
intrusismo debido al atractivo de un sector en expansión (6% anual de crecimiento en España
según el "Estudio de mercado de la traducción en España" de la Agrupación de Centros
Especializados en Traducción (ACT)). La traducción ha dejado de ser un producto de
consumo minoritario para convertirse en parte de la cadena de fabricación de productos o de
suministro de servicios, con todas las ventajas e inconvenientes que ello conlleva.
En España, sin ir más lejos, y según el estudio arriba mencionado, operan en el mercado de la
traducción alrededor de 700 pymes y microempresas (menos de 20 empleados, menos de 1
millón de euros de facturación anual), 20 grandes empresas (más de 20 empleados, más de 1
millón euros anual) y unos 4.000 traductores autónomos. Ese mismo informe revela que el
75,6% de las empresas encuestadas tiene necesidades de traducción, que el 58% de ellas cubre
estas necesidades por completo subcontratando el servicio y que el 42% restante lo hace
principalmente mediante personal interno no especializado en traducción. Estas cifras nos
revelan tres datos significativos, sobre los que hago tres reflexiones personales:
1. La traducción se ha convertido en una necesidad básica para la mayoría de las
empresas. Estamos por tanto ante un sector dinámico que crece y que necesitará
durante los próximos años un gran número de profesionales. Como ocurre con todos
los productos o servicios cuyo consumo se generaliza, los proveedores de traducciones
se verán obligados a poner el producto en el mercado en un tiempo inferior y a precios
más bajos y a proporcionar soluciones integrales a las necesidades lingüísticas
globales de las empresas (desde la redacción del original hasta la publicación
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multilingüe del texto destino). En este sentido, el traductor por sí solo ya no podrá
cubrir dichas necesidades, que se han tornado numerosas y complejas, sino que deberá
integrarse en un equipo de trabajo compuesto por redactores, traductores, revisores,
gestores de proyecto, informáticos, maquetadores, etc. Además, deberá "racionalizar"
cada vez más sus procesos de trabajo mediante el empleo de tecnologías aplicadas a la
traducción, con el fin de poder cumplir los criterios de plazo y coste del cliente (el
estudio mencionado revela que estos dos criterios son los que más priman a la hora de
adjudicar un pedido de traducción por parte del cliente). El descenso de los precios es,
por un lado, una tendencia generalizada del sector que responde básicamente a inercias
propias del mercado –generalización del consumo–, a reajustes de la oferta y la
demanda –mayor demanda, mayor oferta, mayor competencia–, a la armonización de
mercados dentro de Europa –los precios suelen igualarse a la baja– y a la
globalización de los mercados –pueden "comprarse" traducciones más baratas en otros
países. Por otro, sin embargo, el descenso de precios es el resultado de la prestación de
servicios de traducción por parte de empresas o individuos no profesionales
(academias, empresas de azafatas y congresos, consultorías, extranjeros que llegan al
país pero que no tienen formación específica, nacionales que han vivido fuera pero
que no tienen formación específica, personal interno de las empresas, etc.) o por parte
de empresas o entidades, incluso públicas, que se valen de malas prácticas
empresariales para enriquecerse rápidamente (morosidad, utilización de becarios para
ofrecer servicios "profesionales", reducción de costes y de precio a base de la
eliminación de infraestructura y de controles internos de calidad, concursos a precios
por debajo de mercado, etc.). A esto se le llama "dumping de precios" y es un
fenómeno que está presente en todos los sectores y que en el de la traducción es un
elemento distorsionador de la competencia muy grave.
2. El perfil de la empresa de traducción es el de una pyme o microempresa. Si bien la
demanda de traducciones se ha globalizado, ha aumentado y se ha hecho más
compleja, la oferta no ha hecho lo propio y ha mantenido unas estructuras de tamaño
pequeño y medio que son a todas luces insuficientes para cubrir las necesidades de una
demanda tan globalizada. Podríamos decir que en España, por ejemplo, sólo 20
grandes empresas –aunque por su volumen de facturación se las tendría que considerar
en realidad "medianas"– serían capaces de absorber el volumen de traducción que
puede tener una Seat o una Telefónica y de ofrecerles soluciones que cubran todas sus
necesidades lingüísticas. Las grandes compañías (automóvil, software,
comunicaciones) son las que generan la mayor parte del negocio de la traducción y
6
estas compañías acuden a empresas de traducción igualmente grandes, capaces de
gestionar macroproyectos multilingües desde principio a fin. El estudio mundial de la
traducción "Language Translation, Localization, and Globalization" de Allied
Business, en su sección dedicada a los principales agentes del mercado, tan sólo
nombra a cuatro empresas de traducción en todo el mundo, las cuales se reparten la
mayoría del volumen de negocio existente. Esta cifra es representativa de la tendencia
del mercado y pone de relieve la necesidad urgente de traductores y de pequeñas y
medianas empresas de traducción de garantizar su supervivencia mediante la
especialización, tanto temática como lingüística, la apuesta por las nuevas tecnologías,
la orientación de su estrategia hacia la calidad, el establecimiento de una estrecha
colaboración empresarial con otras empresas del sector, o la fusión, y el enfoque de su
oferta también hacia esas grandes empresas de traducción que sin lugar a dudas
seguirán dominando el mercado, convirtiéndose ellas mismas en clientes.
3. Prácticamente la mitad de las empresas cubre sus necesidades de traducción
mediante personal interno no especializado. Este dato nos revela uno de los
problemas principales a los que se enfrenta el sector de la traducción: el cliente no
valora en su justa medida la importancia de una traducción de calidad. Es más, muchas
veces no sabe qué es una traducción de calidad porque desconoce el producto, la
profesión y el proceso de producción y porque carece de los conocimientos (de
idiomas) necesarios para valorar la calidad del producto (traducción) que acaba de
comprar. Todo ello lleva al cliente a pensar que cualquiera con un mínimo
conocimiento de idiomas es capaz de hacer una traducción y que es lo mismo traducir
un fax interno en el que se anuncia la visita del director de Londres que un catálogo
publicitario del cual se van a imprimir 5.000 ejemplares, por poner dos ejemplos
extremos. Seguramente en el primer caso, algún empleado con un mínimo
conocimiento del inglés podrá decirle a la dirección española que el martes llega el
jefe de Londres, pero ese mismo empleado se verá absolutamente incapacitado para
traducir correctamente el catálogo y dejarlo listo para su impresión. Por todo ello, uno
de los grandes retos que tenemos los profesionales del sector es "educar al cliente", es
decir, proporcionarle una base para que pueda definir sus necesidades de traducción y
adjudicar el trabajo en base a una serie de criterios objetivos que eliminen esa
percepción subjetiva de que traducir es fácil, rápido y barato y que lo puede hacer
cualquiera. Al igual que sucede con otros productos, el cliente debe ser capaz de
valorar la relación calidad/precio en su justa medida, es decir, saber que el precio y los
plazos repercuten sin lugar a dudas en la calidad de la traducción.
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Objetivos y estructura del trabajo
En mi condición de licenciada en filología, estudiante de traducción, traductora, empresaria y
miembro del Comité Técnico de Normalización nacional para el desarrollo de la futura norma
europea de traducción, he creído interesante realizar un trabajo en el que pudiera plasmar toda
mi experiencia práctica y también todas mis inquietudes en torno al sector de la traducción, un
sector que evoluciona de forma muy dinámica y que nos exigirá una gran capacidad de
adaptación y reacción ante los cambios que se avecinan. También quería poner a disposición
de la universidad y de los futuros traductores información útil y práctica procedente del
mercado laboral actual, con el fin de tender esos puentes tan necesarios entre el ámbito
académico y el mercado de trabajo.
La futura norma de calidad europea para los servicios de traducción me ha proporcionado el
marco ideal para agrupar e ilustrar todas esas experiencias e inquietudes, dado que se trata de
uno de los acontecimientos más importantes que están teniendo lugar actualmente en el sector
de la traducción en Europa. Todos los que estamos implicados en su proceso de desarrollo
confiamos en que la norma, a pesar de todos los defectos o carencias que pueda presentar, sea
un primer paso para dignificar la profesión de traductor y para mejorar las condiciones de
trabajo de todos los profesionales del sector.
El presente trabajo se estructura en dos grandes bloques. El primero está formado por los
capítulos 2 y 3 (definición de conceptos y normas en la UE) y su finalidad es situar al lector
en el contexto general de las normas de calidad en Europa. El segundo gran bloque está
integrado por los capítulos 4, 5 y 6 (normas europeas de traducción, futura norma europea de
servicios de traducción y perfil del traductor según la norma) y su finalidad es presentar al
lector la futura norma europea de calidad para los servicios de traducción. El último capítulo
de este segundo bloque, a pesar de estar basado también en la norma, es una reflexión
personal sobre los retos y oportunidades a los que deberán hacer frente los traductores en los
próximos años y sobre el papel que debe desempeñar la universidad a la hora de dotar a los
futuros traductores de los recursos apropiados para poder superar dichos retos y aprovechar
esas oportunidades.
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Observaciones
Todos los títulos, citas, fragmentos de texto, etc. del proyecto de norma prEN 15038
reproducidos en este trabajo son traducciones propias. El documento prEN 15038 está
publicado actualmente en inglés, francés y alemán. La traducción oficial al español no
estará disponible hasta el año 2006.
Todas las referencias que se hacen a la norma están sujetas a cambios de tipo editorial
(formal), puesto que a fecha de finalización de este trabajo no se disponía todavía del
texto definitivo redactado por el CEN. La versión de la norma que se ha utilizado en
este trabajo corresponde a Junio de 2005.
A lo largo de este trabajo nos referiremos a la futura norma europea de calidad de los
servicios de traducción EN 15038 también como "prEN 15038", "la norma", "norma
europea de traducción", "norma europea de calidad para los servicios de traducción",
"norma europea de servicios de traducción" y otras variantes similares.
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2. DEFINICIÓN DE CONCEPTOS
Para poder comprender exactamente el significado y el alcance que la futura norma europea
de calidad para servicios de traducción EN 15038 tendrá cuando entre en vigor
previsiblemente el próximo año 2006, he considerado necesario definir en primer lugar una
serie de conceptos clave.
La propia norma también define en su capítulo 2 "Términos y definiciones" los términos que
aparecen en ella y que se consideran especializados o relevantes para la comprensión del
contenido. No debemos olvidar que, entre otros, las normas de calidad tienen como objetivo
fijar una terminología especializada única e inequívoca que permita a los agentes de cada
sector comunicarse con seguridad en el mismo idioma. Y ésta es precisamente la finalidad de
este capítulo, definir el vocabulario básico de un lenguaje común que nos va a permitir, a lo
largo de este trabajo, evitar cualquier tipo de confusión o malentendido.
En este trabajo, los términos se definen dentro del contexto de la normalización. Esto significa
que para cada uno de ellos se proporciona la definición o definiciones que se han considerado
oportunas para enmarcar el concepto dentro del contexto de las normas de calidad. Así, se han
incluido definiciones de entidades normalizadoras, definiciones extraídas de la norma y
acepciones generales del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), estas últimas
tan sólo a título informativo y contrastivo. En el caso del término "calidad", se han incluido
además otras definiciones correspondientes a la prestigiosa "American Society for Quality" y
a dos de las autoridades en gestión de la calidad más influyentes del mundo: el Dr. Joseph M.
Juran (ingeniero, abogado, asesor y fundador del reputado instituto para la calidad Juran
Institute) y el Dr. Armand Feigenbaum (Presidente y Director Ejecutivo de la consultora
estadounidense General Systems Company y precursor del concepto de "calidad total").
Dichas definiciones se incluyen con el fin de definir el término "calidad" también desde una
perspectiva empresarial, que es naturalmente la que ha primado a la hora de elaborar la norma
europea de calidad de traducción, y todas las normas de calidad en general.
En este capítulo, definiremos los siguientes términos: calidad, traducir, servicio, norma,
normalización, certificación.
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Definiciones:
Calidad
a) "Grado en el que un conjunto de características inherentes cumple con los requisitos."
UNE-EN ISO 9000:2000
b) "Conjunto de características de una entidad que le confieren su aptitud para satisfacer
las necesidades expresadas y las implícitas."
UNE-EN ISO 8402:1994
c) "Totalidad de funciones y características de un producto que le permite satisfacer una
determinada necesidad."
American Society for Quality
d) "Adecuación al uso."
Dr. Joseph M. Juran
e) "Satisfacción de las expectativas del cliente."
Dr. Armand Feigenbaum
f) "Propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su
valor."
DRAE
Traducir
a) "Transferir información del idioma origen al idioma destino de forma escrita."
prEN 15038
b) "Expresar en una lengua lo que está escrito o se ha expresado antes en otra."
DRAE
Servicio
a) "Producto del servicio, conjunto de servicios o paquete de servicios determinado
ofrecido al cliente por el proveedor de servicios de traducción."
prEN 15038
b) "Producto: resultado de un proceso.
NOTA 1 – Existen cuatro categorías genéricas de productos:
servicios (por ejemplo: transporte)
software (por ejemplo: programas de computador, diccionario)
hardware (por ejemplo: parte mecánica de un motor)
materiales procesados (por ejemplo: lubricante)
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NOTA 2 – Un servicio es el resultado de llevar a cabo necesariamente al menos una
actividad en la interfaz entre el proveedor y el cliente y generalmente es intangible."
UNE-EN ISO 9000:2000
c) "Prestación humana que satisface alguna necesidad social y que no consiste en la
producción de bienes materiales."
DRAE
Norma
a) "Una norma es un documento de aplicación voluntaria que contiene especificaciones
técnicas basadas en los resultados de la experiencia y del desarrollo tecnológico. Las
normas son el fruto del consenso entre todas las partes interesadas e involucradas en la
actividad objeto de la misma. Además, debe aprobarse por un Organismo de
Normalización reconocido."
AENOR (www.aenor.es)
b) "Una norma es un documento que ha sido elaborado fruto de un consenso y que ha
sido reconocido por una entidad competente. Dicho documento define una serie de
reglas, directrices o criterios aplicables generalmente a una actividad o al resultado de
una actividad que puede repetirse. Las normas se basan en los descubrimientos y
conocimientos ampliamente aceptados de la investigación científica, la tecnología y la
experiencia y se crean para fomentar los intereses de la sociedad en general."
DIN-EN ISO 45014: 1990
c) "Regla que se debe seguir o a que se deben ajustar las conductas, tareas, actividades,
etc."
DRAE
Normalización
a) "La normalización es una actividad colectiva encaminada a establecer soluciones a
situaciones repetitivas. En particular, esta actividad consiste en la elaboración,
difusión y aplicación de normas."
AENOR (www.aenor.es)
b) "Cuando la gran mayoría de los productos o servicios de un sector o industria
determinado se ajustan a normas internacionales, puede decirse que el sector está
ampliamente normalizado. Esto se consigue mediante el consenso entre las distintas
delegaciones nacionales que representan a todos los agentes económicos implicados:
proveedores, usuarios, reguladores gubernamentales y otros grupos de interés, como
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por ejemplo los consumidores. Éstos acuerdan especificaciones y criterios aplicables a
la clasificación de materiales, la fabricación y suministro de productos, los análisis y
ensayos, la terminología y la prestación de servicios. De este modo, las normas
internacionales proporcionan un marco de referencia, o un lenguaje especializado
común, a los proveedores y sus clientes, el cual facilita el comercio y la transferencia
de tecnología."
ISO (www.iso.org)
c) "Regularizar o poner en orden lo que no lo estaba."
DRAE
Certificación
a) "La certificación es la acción llevada a cabo por una entidad reconocida como
independiente de las partes interesadas, mediante la que se manifiesta la conformidad
de una empresa, producto, proceso, servicio o persona con los requisitos definidos en
normas o especificaciones técnicas."
AENOR (www.aenor.es)
b) "Dicho de manera simple, 'certificación' significa comprobar que un producto,
material, servicio, sistema o persona se adecua a los requisitos de una norma."
ISO (www.iso.org)
c) "Documento en que se asegura la verdad de un hecho."
DRAE
3. LAS NORMAS EN LA UE
3.1. Principales entidades normalizadoras en la UE
Los principales organismos encargados del desarrollo y publicación de normas
internacionales, europeas y nacionales son:
1. A nivel internacional:
Organización Internacional de Normalización (ISO)
Comisión Electrotécnica Internacional (IEC)
Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC)
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2. A nivel europeo:
Comité Europeo de Normalización (CEN)
Comité Europeo de Normalización Electrotécnica (CENELEC)
Instituto Europeo de Normas de Telecomunicación (ETSI)
3. A nivel nacional:
Organismos nacionales de normalización (España: AENOR)
En este apartado, describiremos únicamente los organismos relevantes para el caso que nos
ocupa –el de la futura norma europea de calidad para servicios de traducción–, es decir, los
organismos encargados de elaborar las normas para el sector servicios, que es donde se
enmarca la actividad traductora como actividad empresarial.
Los tres organismos de los que nos ocuparemos a continuación son ISO, CEN y AENOR,
representados jerárquicamente de la siguiente forma:
Organismo de normalización internacional
ISO
Organismo de normalización europeo CEN
Organismos de normalización nacionales AENOR DIN UNI ON AFNOR BSI ... (España) (Alemania) (Italia) (Austria) (Francia) (GB)
Organización Internacional de Normalización (ISO)
La forma abreviada ISO procede de la palabra griega "isos", que significa "igual", y es fruto
de la decisión de los fundadores de abreviar el nombre de la organización de forma común
para todos los idiomas. Un organismo creado con la finalidad de "armonizar", debía empezar
estableciendo unas siglas de identidad que no variaran en ningún rincón del planeta.
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Este organismo de ámbito mundial, con sede en Ginebra (Suiza), fue creado en el año 1947
como organización no gubernamental con la misión de facilitar la coordinación y unificación
de normas técnicas en todo el mundo. Actualmente, ISO es una federación internacional
independiente que agrupa a los organismos nacionales de normalización de 151 países.
AENOR es el organismo de normalización elegido para representar a España en la ISO, que
está abierta a todos los países del mundo pero que sólo admite un organismo de normalización
por país. El CEN, como organismo europeo, no es miembro de ISO pero sí tiene establecidos
con este organismo acuerdos de cooperación técnica.
Las normas que elabora la ISO surgen de las necesidades planteadas desde los distintos países
miembros y son de adopción voluntaria, por lo que una norma ISO no se convierte
automáticamente en una norma europea o nacional. En el siguiente apartado de este capítulo,
"Las normas en la UE", entraremos un poco más a fondo en este tema.
Comité Europeo de Normalización (CEN)
El Comité Europeo de Normalización (CEN), con sede en Bruselas (Bélgica), fue creado en el
año 1961 con la finalidad de promover la armonización técnica de forma voluntaria en
Europa. El CEN está abierto a los organismos de normalización de los países miembros de la
Unión Europea (UE) y de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC) y también a
algunos países de la Europa Central y del Este, que ingresan en él en calidad de "miembros
nacionales". Actualmente, el CEN está formado por 28 miembros nacionales, entre los que se
cuenta AENOR, que de nuevo representa a España en esta entidad.
El CEN es el organismo europeo encargado de elaborar normas no relacionadas con los
sectores electrotécnico y de telecomunicaciones y mantiene una estrecha colaboración con la
Comisión Europea, a petición de la cual también desarrolla y publica normas. La Comisión
Europea, a su vez, fomenta la normalización en Europa con el fin de reforzar la legislación y
las políticas comunitarias que promulga. En el caso que nos ocupa, el especial interés de la
Comisión Europea por normalizar actividades del sector servicios, fuertemente
desregularizado, se hizo patente en la creación en el año 1995 de la Plataforma Europea de
Traducción, impulsada por la Dirección General XIII de la CE. La finalidad de dicha
plataforma era crear una estructura más coherente para la prestación de servicios de
traducción e interpretación en Europa y llegó a elaborar un "Código de mejores prácticas para
traductores, intérpretes y empresas de traducción" en un primer intento de normalizar el
sector.
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Los países que integran el CEN están obligados a adoptar las normas europeas que éste
aprueba, sin ningún tipo de modificación, así como a eliminar todas aquellas normas
nacionales que puedan solaparse o entrar en conflicto con la norma europea.
Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR)
La Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR), con sede en Madrid
(España), fue creada en 1986 como una entidad privada sin ánimo de lucro para impulsar la
normalización y certificación en todos los sectores industriales y de servicios de España.
Actualmente cuenta con alrededor de 1.000 miembros representantes de todos los sectores de
la sociedad española y desarrolla y publica normas de ámbito estatal a iniciativa de cualquier
sector que desee regular y normalizar sus actividades, productos o servicios. Las normas que
elabora AENOR son de cumplimiento y adopción voluntaria por parte de sus miembros.
Asimismo, impulsa la participación española en la elaboración de normas europeas e
internacionales mediante su presencia en los organismos ISO y CEN y colabora
estrechamente con el resto de organismos de normalización nacionales de la UE.
Aparte de la normalización, AENOR desarrolla también actividades de certificación, es decir,
actividades de auditoría encaminadas a acreditar que una empresa, persona o producto cumple
con los requisitos establecidos en una norma o especificación técnica. Como veremos más
adelante, la certificación desempeña un papel fundamental en la normalización, puesto que es
el sello de garantía que acredita que efectivamente se cumple una norma. Ni la ISO ni el CEN
desarrollan este tipo de actividades de certificación.
Actualmente, AENOR preside la Secretaría Internacional del comité BTTF 138 "Servicios de
Traducción" del CEN encargado de desarrollar la futura norma europea de calidad para los
servicios de traducción EN 15038.
3.2. Las normas en la UE
En la Unión Europea podemos encontrar básicamente tres tipos de normas: nacionales,
europeas e internacionales. Estas normas son desarrolladas por los organismos mencionados
arriba y, aunque se diferencian entre ellas en lo que al ámbito de aplicación geográfico se
refiere, comparten una serie de características básicas en cuanto a su finalidad y naturaleza.
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No nos vamos a extender aquí sobre el proceso de creación de una norma, puesto que es un
punto que trataremos en el capítulo 5 de forma concreta para la futura norma de servicios de
traducción y que es extensible al proceso de creación de cualquier otra norma. Del mismo
modo, no nos extenderemos aquí en una descripción pormenorizada de cada tipo de norma
puesto que, como decíamos en el párrafo anterior, todas ellas comparten las mismas
características básicas.
La finalidad de cualquier norma internacional, europea o nacional es mejorar la calidad y
competitividad de las empresas, la eficacia, seguridad e higiene en el desarrollo, fabricación y
suministro de productos y servicios, la protección del medio ambiente, la protección y
satisfacción de usuarios y consumidores y el fomento del bienestar de la sociedad en general.
Las normas pretenden asimismo facilitar el intercambio de bienes y servicios eliminando las
barreras técnicas al comercio, facilitar la implantación de políticas y legislaciones
gubernamentales, potenciar las actividades de investigación y desarrollo y fomentar la
colaboración y el intercambio en los campos científico y tecnológico a todos los niveles.
Por otro lado, para que una norma se materialice, debe poseer por naturaleza las siguientes
características:
Tiene que ser voluntaria.
Tiene que elaborarse por consenso.
Tiene que ser el resultado de la experiencia.
Tiene que estar aprobada por un organismo normalizador reconocido.
Tiene que ser pública.
Todas las normas que se desarrollan en el seno de la ISO, el CEN o los organismos nacionales
de cada país son por lo general el resultado de iniciativas procedentes de la industria, la
sociedad civil o la Administración. Como veremos en el capítulo 5 cuando abordemos el
proceso de desarrollo de la futura norma de servicios de traducción, las normas son siempre
una respuesta a alguna necesidad o problema del mercado o de la sociedad y surgen de la
voluntad de los agentes implicados de satisfacer dicha necesidad o solucionar dicho problema.
Por lo general, son las propias empresas, personas o entidades las que, por los medios
establecidos en cada caso, solicitan a los organismos de normalización que se cree una norma,
aunque éstos también proponen el desarrollo de normas por iniciativa propia cuando detectan
que existe algún tipo de necesidad en este sentido.
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Los tres tipos de normas existentes en la UE relevantes para el caso que nos ocupa son ISO,
EN y UNE. Utilizando el mismo organigrama que en el apartado anterior, dichas normas se
representan jerárquicamente de la siguiente forma:
Normas internacionales ISO
Normas europeas EN
Normas nacionales UNE DIN UNI ÖNORM NF BS ... (España) (Alemania) (Italia) (Austria) (Francia) (GB)
Así, por ejemplo, en el caso de España podrán encontrarse normas ISO, normas EN, normas
UNE y todas las combinaciones posibles entre estos tres tipos de normas. Es decir:
1. Por un lado, AENOR, como organismo de normalización de ámbito nacional, elabora
normas válidas únicamente para el territorio español, las normas UNE, que tienen el
siguiente código:
UNE 155004-3:2004
2. Por otro lado, como miembro del CEN, AENOR está obligado a adoptar sin
modificación alguna todas las normas que éste aprueba y a eliminar las normas
españolas UNE que puedan entrar en conflicto. Así, cuando AENOR adopta, traduce y
publica una norma europea EN del CEN, la norma tiene el siguiente código en
España:
UNE-EN 232:2004
3. Si el CEN adopta una norma ISO (código: EN-ISO 13709:2003), España también está
obligada a adoptarla como miembro del CEN, y entonces la norma presenta el
siguiente código:
UNE-EN ISO 10669:2000
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Nota: Si el CEN no adopta una norma ISO, España tampoco está obligada a hacerlo.
Si lo desea, sin embargo, España tiene la opción de adoptar la norma ISO de forma
independiente y directa y, en este caso, su código es: UNE ISO 17799:2002.
Ilustremos mejor toda esta estructura de códigos tomando como ejemplo la futura norma
europea de calidad para servicios de traducción:
1. Dado que se trata de una norma desarrollada por el CEN, llevará en un principio el
código:
EN 15038
2. España, como miembro del CEN, deberá adoptarla, traducirla y publicarla
incorporando delante el código español UNE, por lo que en España será la norma:
UNE-EN 15038
3. Si dicha norma es propuesta por el CEN a la ISO para que sea adoptada, con las
correspondientes modificaciones, como norma internacional, llevará el código:
UNE-EN ISO 15038
En el caso de la norma europea de traducción, la iniciativa parte del nivel intermedio de la
pirámide, el CEN, pero de hecho el desarrollo de una norma puede iniciarse en cualquiera de
los tres niveles, allí donde surja la demanda. A medida que el resto de organismos deciden, o
están obligados a, adoptar dicha norma, el código va ampliándose con las denominaciones
correspondientes.
Cabe señalar de nuevo, antes de acabar este apartado, que todas estas normas son de
implantación y cumplimiento voluntario por parte de las empresas, administraciones,
entidades, personas, etc. Ni la Administración ni los organismos de normalización pueden
obligar de ningún modo a nadie a cumplir una determinada norma, aunque sí pueden
recomendar encarecidamente su implantación y difusión como garantía de calidad, seguridad
y progreso.
4. LAS NORMAS DE TRADUCCIÓN EN LA UE
Actualmente, en Europa sólo existen normas específicas de traducción de ámbito nacional, es
decir, en el nivel inferior de la jerarquía de normas que mostrábamos en el capítulo 3.
Asimismo, cada una de estas normas regula determinados aspectos o etapas del proceso de
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prestación de un servicio de traducción y no hay ninguna que abarque el proceso completo.
Podemos decir, por tanto, que las normas existentes actualmente en Europa en el sector de la
traducción difieren tanto por el ámbito de aplicación geográfico como por los contenidos que
cada una de ellas regula. Además, no todas ellas ofrecen la posibilidad de certificación, por lo
que el grado de exigencia en su cumplimiento práctico también varía. Cuando tratemos la
futura norma europea de traducción en el próximo capítulo veremos por qué es tan importante
la certificación, o auditoría externa de conformidad, como garante del cumplimiento de la
norma.
A continuación se describen brevemente las normas de traducción existentes actualmente en
Europa sin profundizar excesivamente en ninguna de ellas, dado que cuando entre en vigor la
futura norma de traducción europea el próximo año 2006 están llamadas a desaparecer. Esto
será así porque, como ya hemos comentado en el capítulo anterior, las normas que elabora el
CEN son de adopción obligatoria por parte de los países miembros y éstos deben eliminar
automáticamente todas las normas nacionales que puedan superponerse o entrar en conflicto
con la norma europea.
Después de esta breve enumeración, describiremos también a modo de resumen los puntos
que estas normas tienen en común.
4.1. Principales normas de traducción en la UE
DIN 2345: "Contratos de traducción" (Alemania)
Ésta es quizás la norma más completa de todas las existentes, aunque presenta un gran
inconveniente: no requiere certificación. Esto significa que para que una empresa de
traducciones o traductor autónomo en Alemania pueda afirmar que trabaja de conformidad
con la DIN 2345 no debe someterse a ninguna auditoría externa, sino simplemente registrarse
en el DIN y emitir una declaración voluntaria en la que afirme que cumple los requisitos de la
norma. Así, nos encontramos con que la mayoría de las empresas de traducción y traductores
autónomos alemanes afirman "trabajar según la DIN 2345", aunque no se hayan certificado y,
por tanto, ningún organismo haya comprobado que realmente es así.
La DIN 2345 regula básicamente la ejecución de contratos de traducción y define los
derechos y obligaciones de proveedores (empresas de traducción o traductores autónomos) y
clientes. La norma establece una serie de requisitos y procedimientos básicos para la correcta
ejecución de un pedido y se estructura básicamente en tres bloques:
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Organización de procesos: presupuestos, contratos, selección de traductores,
competencias de los traductores, documentación necesaria para la ejecución del
proyecto, subcontratación y acuerdos, colaboración y comunicación con el cliente.
Definición de "idioma origen" e "idioma destino": aspectos formales, terminológicos,
pautas para la gestión de textos, dudas, consultas, referencias.
Revisión y valoración de traducciones: compleción, coherencia y consistencia
terminológicas, gramática y estilo, adecuación a la guía de estilo proporcionada.
UNI 10574: "Definición de los servicios y actividades de las empresas de traducción e
interpretación" (Italia)
Esta norma de traducción es aplicable únicamente a las empresas, no a los traductores
autónomos. Como su nombre indica, la norma define las actividades propias de las empresas
de traducción e interpretación así como las características básicas del servicio inmaterial que
proporcionan –la traducción o interpretación– en contraposición a un producto material.
También define la relación básica cliente/proveedor y proveedor/actividad. La norma, por
tanto, pretende establecer el marco exacto en el que se desarrolla la prestación del servicio
para que tanto proveedores como clientes puedan identificar mejor sus necesidades de cara a
lograr un servicio de calidad. Esta norma está pensada para su certificación.
Los capítulos de la norma hacen referencia básicamente a:
Formalización de contratos
Clasificación de textos según las competencias requeridas para su traducción y
terminología, estilo y uso previsto del texto
Procesos organizativos y de ejecución del pedido
Selección y formación continua de personal
Control de calidad y auditorías internas
Gestión de reclamaciones y acciones correctivas
ÖNORM D 1200: "Servicios de traducción e interpretación. Servicios de traducción.
Requisitos de servicio y de prestación del servicio" (Austria)
El núcleo central de esta norma es la clasificación del tipo de servicio según sus
características y objetivos (traducción documental, traducción funcional, adaptación,
localización, etc., por un lado; elaboración de glosarios, posedición, creación y actualización
de memorias de traducción, etc., por otro) y de acuerdo a unos niveles de calidad
determinados (versión borrador, versión estándar y versión para impresión). Dicha
21
clasificación se realiza con el fin de proporcionar al cliente una base sobre la que definir sus
necesidades reales de traducción, y al proveedor una base para satisfacer dichas necesidades
de la forma más exacta y satisfactoria posible.
Esta norma es especialmente interesante por el concepto de "niveles de calidad" que
introduce. Es muy distinto el nivel de calidad que pueda requerir la traducción de un manual
de funcionamiento de una máquina para uso interno de una empresa (que deberá ser preciso
desde el punto de vista terminológico y de correspondencia con la interfaz de la máquina,
pero no desde el punto de vista estilístico) del nivel de calidad que deben tener, por ejemplo,
los folletos en inglés sobre el Modernismo en Barcelona que se reparten diariamente a los
miles de turistas que visitan nuestra ciudad (que deberá ser preciso desde el punto de vista
terminológico y con un buen nivel de calidad gramatical, sintáctica, estilística, estética, etc.).
Si bien es cierto que los clientes están cada vez menos dispuestos a pagar el precio real de lo
que vale una traducción –en este sentido, nos queda una labor importante de educación y
concienciación del cliente–, también es cierto que los traductores debemos empezar a
analizar, o a preguntar directamente al cliente, el nivel de calidad que realmente precisa para
dedicar a los proyectos el esfuerzo y el tiempo justos. No tiene sentido invertir media hora en
formular una frase de la forma más bonita posible si esa frase está dentro de un manual
técnico sobre una desbarbadora, por ejemplo.
La ÖNORM D 1200 está pensada para su certificación y se estructura en tres grandes
bloques:
Clasificación del servicio y requisitos
Procesos de traducción y de prestación del servicio
Organización (documentación, confidencialidad, trazabilidad)
Recursos humanos
Infraestructura técnica
ÖNORM D 1201: "Servicios de traducción e interpretación. Servicios de traducción.
Contratos de traducción" (Austria)
Al igual que la DIN 2345, esta norma regula el contrato de servicio de traducción entre
proveedor y cliente, pero va más allá de la norma alemana en tanto que regula también los
derechos de autor, las formas de pago, las reclamaciones, la subsanación de fallos y las
indemnizaciones. A diferencia también de la DIN, está pensada para su certificación.
22
La ÖNORM D 1201 proporciona una base contractual estándar, es decir, una especie de
"condiciones generales de contratación" para la prestación de servicios de traducción. Dichas
condiciones regulan, además de los aspectos mencionados arriba:
Colaboración entre proveedor y cliente
Presupuesto
Alcance y asignación del pedido
Plazos y precios
Entrega del producto/servicio
Modificaciones al contrato
Confidencialidad
Taalmerk (Holanda)
Cabe mencionar también en este apartado la norma holandesa para la prestación de servicios
de traducción elaborada por la Asociación de Empresas de Traducción de Holanda (ATA).
Aunque no está auspiciada por ningún organismo normalizador, esta norma ofrece a las
empresas holandesas la posibilidad de distinguir la calidad de sus servicios con el sello de
calidad Taalmerk que otorga dicha asociación cuando la empresa acredita que cumple los
estándares de calidad establecidos en la norma. Para obtener este sello de calidad es necesario
someterse a una auditoría externa anual por parte de la ATA.
Normas ISO
Considero conveniente mencionar asimismo tres normas internacionales ISO que también
encuentran aplicación en el sector de la traducción. Las dos primeras cubren aspectos muy
específicos de la actividad traductora, y la tercera de ellas no es específica del sector de las
traducciones, sino que es aplicable a todas las industrias en general. Esta última se menciona
aquí por tratarse de la norma que, a falta de una norma específica nacional, han adoptado la
mayoría de las empresas de traducción españolas deseosas de certificarse y obtener algún tipo
de sello de calidad.
ISO 2384:1977: "Documentación: presentación de traducciones"
Esta norma establece una serie de estándares para la presentación de traducciones completas,
parciales o abreviadas de publicaciones periódicas y seriadas, artículos de revistas, libros o
capítulos de libros y patentes. Dichos estándares hacen referencia a los datos de identificación
que deben facilitarse para posibilitar la trazabilidad de la traducción y el correcto uso por
parte de distintas categorías de usuarios (título y autor del texto original, datos sobre la
23
publicación original, idioma original, nombre del traductor o entidad responsable de la
traducción, tipo de traducción, etc).
ISO 12616: 2002: "Terminografía orientada a la traducción"
Esta norma establece una serie de criterios para el registro, el mantenimiento y la
recuperación sistemáticos de información terminológica, encaminados a facilitar las tareas de
traducción. La norma proporciona una serie de directrices para gestionar la información en un
entorno informatizado, así como pautas para definir las categorías de datos que deben
incluirse en las entradas terminológicas y para diseñar el formato estándar de dichas entradas.
ISO 9001:2000: "Sistemas de gestión de la calidad. Requisitos"
Esta norma es sin duda la más conocida de todas las normas de la familia ISO 9000 dedicada
al aseguramiento de la calidad. Concretamente, la ISO 9001:2000 constituye un modelo para
el aseguramiento de la calidad en los procesos de diseño, desarrollo, producción, instalación y
suministro de cualquier tipo de producto o servicio en cualquier sector. La norma establece
los requisitos que debe tener un sistema de control de la calidad y obliga a la empresa a
identificar y documentar los procesos necesarios para asegurar la calidad, a establecer
medidas de control y seguimiento de dichos procesos, a tener y gestionar los recursos y la
información necesarios para garantizar el correcto funcionamiento del sistema de control de la
calidad y su mejora continua, etc. También hace especial hincapié en la responsabilidad de la
dirección de la empresa en los temas de gestión de la calidad y en la necesidad de orientar
todo el sistema a la satisfacción de las necesidades del cliente.
En España, algunas empresas de traducción se han certificado según la ISO 9001:2000, lo
cual demuestra únicamente que dicha empresa de traducción tiene implantado algún tipo de
sistema de gestión de la calidad. La norma, sin embargo, es tan general que no garantiza que
las empresas de traducción que la cumplen entreguen traducciones de calidad aceptable, tal y
como pretende garantizar la futura norma europea de traducción.
4.2. Características comunes
Todas las normas que se han descrito en este capítulo poseen una serie de características en
común que también encontraremos más tarde en la futura norma europea de calidad para
servicios de traducción. Entraremos más a fondo en cada una de estas características cuando
tratemos dicha norma en el próximo capítulo. Repasemos sin embargo brevemente cuáles son:
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a) Todas ellas hacen referencia al control de calidad de los procesos de producción, no
del producto final (traducción). La calidad del producto final se garantiza definiendo e
implantando los procesos adecuados para conseguir dicha calidad.
b) Implicación del cliente en el proceso de traducción. Para garantizar la calidad del
producto final, es imprescindible definir exactamente cuáles son las necesidades del
cliente y contar con su ayuda y colaboración durante todo el proceso. La calidad de un
producto (traducción) se mide únicamente por el grado en el que satisface las
necesidades y deseos del cliente, por lo que es imprescindible que éste se implique en
el proceso.
c) Inclusión de un apartado de términos y definiciones en el que se intenta fijar una
terminología única e inequívoca que posibilite la comunicación fluida entre todos los
implicados en el proceso. Esto no sólo está presente en las normas de traducción, sino
en todas las normas en general, puesto que como ya comentábamos antes uno de sus
objetivos básicos es establecer un lenguaje común que facilite el entendimiento entre
todos los agentes que participan.
d) La mayoría de ellas diferencian el sector de la traducción del de la interpretación, algo
que también hace la futura norma europea por considerar que existen demasiadas
diferencias entre la prestación de un servicio y de otro y que, por tanto, suponen dos
actividades distintas que requieren normas distintas.
e) Todas ellas dedican capítulos o apartados a la selección de traductores y a las
competencias que deben poseer dichos traductores, ya que se considera al traductor
pieza clave de todo el proceso de traducción y aseguramiento de la calidad.
f) La mayoría de ellas incluyen el concepto de revisión y corrección a cargo de un
tercero como requisito indispensable para garantizar la calidad final de las
traducciones.
5. LA FUTURA NORMA EUROPEA DE CALIDAD PARA LOS SERVICIOS DE
TRADUCCIÓN (EN 15038)
"La finalidad de esta norma europea es establecer y definir los requisitos necesarios para la
prestación de servicios de traducción de calidad.
La norma engloba el proceso de traducción en sí y todos los procedimientos y requisitos
relacionados con la prestación del servicio en cuestión. Uno de los elementos centrales es el
proceso de aseguramiento de la calidad y su trazabilidad.
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Esta norma proporciona tanto a proveedores de servicios de traducción como a clientes una
descripción y una definición transparentes de todo el proceso. Al mismo tiempo, se ha
diseñado para proporcionar a los proveedores de servicios de traducción un conjunto de
procedimientos y requisitos que les permitan satisfacer las exigencias y necesidades del
mercado.
Esta norma está concebida para su certificación por parte de los proveedores de servicios de
traducción que cumplan los requisitos que en ella se estipulan."
(prEN 15038: Servicios de traducción - Requisitos del servicio; Junio 2005)
5.1. Inicios
En el año 2000, la European Union of Associations of Translation Companies (EUATC)
inicia el desarrollo de una norma de calidad para los servicios de traducción. En enero de
2002, presenta el borrador final de la norma al CEN para su posible aplicación como norma
europea.
La EUATC es una federación de ámbito europeo fundada en el año 1994 en Italia que agrupa
a las asociaciones nacionales de empresas de traducción de 15 países europeos: Portugal,
España, Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Holanda, Alemania, Italia, República Checa, Polonia,
Hungría, Grecia, Estonia, Finlandia y Rumanía. España está representada en la EUATC por la
Agrupación de Centros Especializados en Traducción (ACT), que es uno de sus miembros
fundadores. La ACT, creada en el año 1990 en Barcelona, cuenta actualmente con 48
miembros de pleno derecho y es la única asociación patronal existente hoy en día en España
en el sector de la traducción. Además, es miembro corporativo de AENOR.
Estas dos asociaciones han desempeñado un papel fundamental en la elaboración de la norma
europea de calidad para los servicios de traducción, conscientes ambas dos de la necesidad
urgente de regular un sector con un elevado nivel de intrusismo y de aumentar el prestigio y el
reconocimiento de la profesión de traductor entre los clientes y la sociedad en general. En este
sentido, la norma pretende diferenciar los servicios de traducción verdaderamente
profesionales, a cargo de una empresa o de un autónomo, de aquellos servicios de traducción
prestados por meras agencias intermediarias que, por así decirlo, no "procesan" el producto.
Cuando un intermediario de este tipo recibe un encargo de un cliente, envía el texto original
tal cual al traductor, y cuando recibe el texto traducido, lo envía tal cual al cliente. No hay
instrucciones, revisiones, controles, ni apenas gestión de ningún tipo. En este caso, hablamos
26
de agencias de traducción, como meras intermediarias, en contraposición a las empresas de
traducción, las cuales añaden valor al servicio o producto mediante una amplia gestión,
rigurosos controles y servicios adicionales. Todo esto lo veremos sin embargo en el apartado
"Objetivos" del presente capítulo.
Como decíamos al principio, en el año 2002 la EUATC presenta su borrador de norma
"Quality Standard for Translation Services" al organismo normalizador europeo CEN, el cual
muestra de inmediato un enorme interés por la posibilidad de regular una actividad del sector
servicios: la traducción. Como ya hemos mencionado en el capítulo 3 cuando hablábamos del
CEN, la Comisión Europea, y por extensión el CEN, tiene especial interés en normalizar el
sector servicios puesto que todavía presenta a fecha de hoy una gran desregularización y es
una de las asignaturas pendientes de la política comunitaria.
Cuando el CEN recibe la propuesta de la EUATC, inicia una encuesta entre sus miembros, los
organismos normalizadores nacionales, con el fin de determinar el verdadero interés existente
en Europa por una norma de traducción y la viabilidad del proyecto. Los resultados de dicha
encuesta son extremadamente positivos y el CEN da luz verde al proyecto. Como ya hemos
mencionado también en el capítulo 3, las normas deben ser fruto de un amplio consenso entre
los agentes del sector: si no existe una voluntad expresa y generalizada por parte de un sector
de normalizar sus servicios o productos, es muy probable que la norma no tenga ningún tipo
de utilidad una vez aprobada y publicada. Por este motivo, el CEN comprueba siempre que
efectivamente existe un interés por la norma antes de iniciar su desarrollo.
5.2. Proceso de desarrollo y calendario
En el año 2002, una vez constatado el interés general existente dentro del sector de la
traducción en Europa por el desarrollo de una norma de calidad, el CEN crea el Comité
Técnico Internacional CEN/BTTF 138 "Translation Services" para el desarrollo de la norma,
que se reúne por primera vez en Madrid en diciembre de 2002 para definir el plan de trabajo.
Cuando el CEN crea un comité técnico internacional para el desarrollo de una norma, los
miembros del CEN, es decir, los organismos normalizadores nacionales, crean
inmediatamente sus propios comités técnicos nacionales. Estos comités técnicos nacionales
agrupan a representantes de todo el sector y nombran una delegación que será la encargada de
representar al comité nacional en el comité internacional del CEN. El siguiente organigrama
27
ilustra mejor esta estructura tomando como ejemplo el caso del Comité Técnico Internacional
para servicios de traducción y España:
CEN
Comité Técnico Internacional CEN/BTTF 138
Integrado por las delegaciones de: AENOR DIN UNI ON ... Comité Técnico Nacional AEN/CTN 174 Integrado por: Empresas de traducción Traductores autónomos Asociaciones de traductores Facultades de traducción Catedráticos Desarrolladores de tecnologías de traducción Instituciones públicas Proveedores Clientes ...
Cuando el CEN crea el comité internacional CEN/BTTF 138 "Translation Services" (BTTF
por "Bureau Technique/Task Force"), AENOR procede a crear el comité técnico nacional
para España AEN/CTN 174 "Servicios de Traducción" (AEN por "AENOR" y CTN por
"Comité Técnico de Normalización"). EL CEN/BTTF 138 está presidido por el organismo
precursor de la norma, la EUATC, y la secretaría ha recaído por decisión unánime en
AENOR. El AEN/CTN 174, cuya presidencia y secretaría recaen en la ACT, precursora
también de la norma en España, cuenta con representantes de:
Agrupación de Centros Especializados en Traducción (ACT)
Associació de Traductors i d'Intèrprets de Catalunya (ATIC)
Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes (ASETRAD)
Universidad Europea de Madrid
Universidad Autónoma de Barcelona
Universidad Pontificia de Comillas
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Escuela de Traductores de Toledo
Oficina de interpretación de Lenguas (Ministerio AAEE)
Catedráticos a título personal
Traductores a título personal
Cabe destacar en este punto que, aunque la propuesta inicial de norma presentada por la
EUATC iba dirigida únicamente a las empresas de traducción, en la primera reunión que
mantuvo el CEN con las distintas delegaciones de los organismos nacionales se decidió
incluir también a los traductores autónomos con el fin de que el sector quedara representado
en su totalidad. Por este motivo, el concepto de "empresa de traducción" que figuraba en el
texto embrionario de la norma de la EUATC se sustituyó por el de "proveedor de servicios de
traducción".
Una vez constituidos los distintos comités nacionales, el Comité Internacional distribuye el
trabajo entre dichos comités y se reúne periódicamente para poner en común las aportaciones
y comentarios de cada país, debatirlos y redactar el texto definitivo de la norma. En el caso de
la futura norma europea de traducción EN 15038, la gestión de los proyectos de redacción de
los distintos capítulos de la norma recayó en los siguientes países:
Términos y definiciones: Alemania
Requisitos básicos: Austria
Relación entre el cliente y el proveedor de servicios de traducción: Finlandia
Procedimientos en los servicios de traducción: España
Servicios de valor añadido: Inglaterra
EL CEN/BTTF 138 ha estado reuniéndose periódicamente desde 2002 para poner en común
el trabajo de los distintos comités nacionales, analizar e incorporar convenientemente los
comentarios recibidos de cada país en relación con los capítulos de la norma y redactar y
aprobar mediante votación el contenido definitivo. Así, en junio de 2004, este Comité
Internacional presentaba el primer borrador de la norma, bautizado por el CEN con el código
prEN 15038 (pr por "project"). En septiembre de 2004, el proyecto de norma entraba en la
fase de encuesta pública, durante la cual los organismos nacionales se encargan de presentar
la norma al sector en sus respectivos países y recopilar el mayor número posible de opiniones
y comentarios para que en la próxima reunión del comité internacional se analicen, rechacen o
incorporen las enmiendas necesarias y la norma pueda ser sometida en su versión definitiva a
votación formal para su publicación. La fase de encuesta de la prEN 15038 finalizó en febrero
29
de 2005 –con todos los países miembros a favor de su publicación excepto Reino Unido–, y
todos los comentarios recibidos durante ese período se han debatido e incorporado
convenientemente en la reunión del Comité Internacional de principios de junio de 2005. El
texto de la norma tiene a fecha de hoy carácter definitivo (salvo algunas correcciones de tipo
editorial). A partir de este momento, el calendario será el siguiente:
Julio 2005: inicio de la votación formal de la norma por parte de los miembros del
CEN.
Septiembre 2005: fin de la fase de votación.
Noviembre 2005: publicación de la norma europea EN 15038 (en caso de que el
resultado de la votación sea positivo).
Mayo 2006: fin de la traducción de la norma a todos los idiomas de los países
miembros del CEN. En el momento en que se traduzca, la norma se publicará en
España con el código UNE-EN 15038 y las empresas y traductores ya podrán
certificarse.
5.3. Objetivos
La futura norma europea de calidad para los servicios de traducción persigue
fundamentalmente los siguientes objetivos:
1. Normalizar el sector
Como hemos comentado a lo largo de todo este trabajo, en el sector de la traducción operan
una gran cantidad y variedad de proveedores, muchos de los cuales no tienen ni la
cualificación ni la infraestructura mínima necesaria para prestar un servicio de este tipo con
unas mínimas garantías de calidad. Los aspectos intangibles de una traducción (se venden, por
así decirlo, palabras), los criterios subjetivos de valoración, las escasas barreras de entrada en
el sector y, sobre todo, el desconocimiento del producto y del proceso de producción por parte
del cliente hacen que sea extremadamente sencillo ofertar traducciones de todo tipo y a
cualquier idioma sin el más mínimo control de calidad y que la distinción entre servicios
profesionales de traducción y servicios no profesionales sea a menudo confusa. Esto, sin lugar
a dudas, va en detrimento del sector en general y sobre todo de aquellos profesionales que
realmente ofrecen servicios de calidad y que se ven obligados a justificar constantemente sus
precios ante un cliente que recibe ofertas quizás cuatro o cinco veces más baratas y que no
tiene una base objetiva para valorar la relación calidad/precio.
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La futura norma de traducción pretende establecer una diferencia clara entre las empresas de
traducción y los traductores profesionales –que añaden valor al producto mediante una serie
de procedimientos de gestión y control internos– y las agencias de traducción –que se limitan
a actuar de intermediarias sin realizar en ningún momento un control sobre los productos que
venden. Es prácticamente imposible que estas últimas puedan certificarse según la futura
norma, por lo que el sello de calidad que ésta supondrá será realmente un elemento
diferenciador entre servicios profesionales y no profesionales.
2. Proporcionar a las empresas de traducción y traductores autónomos una base
estructurada de trabajo
Certificarse según una norma que establece los requisitos y procedimientos básicos necesarios
para la prestación de un servicio de calidad constituye sin lugar a dudas para cualquier
empresa o profesional una oportunidad excelente para revisar sus procesos de trabajo y
mejorar su eficacia. La norma abarca todo el proceso de prestación del servicio, desde la
recepción del pedido y el estudio de su viabilidad hasta la entrega de la traducción final y el
cobro de la factura, pasando por la gestión del proyecto, la asignación de los recursos técnicos
y humanos necesarios, la selección de proveedores, la comunicación con el cliente, los
controles internos de calidad, el proceso de traducción en sí, el archivo de la documentación
de proyecto, etc. Sin lugar a dudas, una información extremadamente útil tanto para los que
desean certificarse como para los que, sencillamente, desean mejorar su negocio y sus
servicios.
3. Proporcionar a los clientes una base objetiva para valorar el servicio y la relación
calidad/precio
Del mismo modo que la norma proporciona una serie de pautas de trabajo y sistemas de
control internos al proveedor de servicios de traducción, también proporciona al cliente una
serie de criterios que puede utilizar para valorar las distintas ofertas que recibe y adjudicar el
pedido al proveedor que mejor pueda satisfacer sus necesidades. Si el cliente está
familiarizado con los términos que se utilizan en la prestación de servicios de traducción
(idioma origen, revisión, localización, etc.), es consciente de la cualificación y las
competencias que debe poseer el personal encargado de la traducción (el traductor debe
traducir a su idioma nativo, por ejemplo) y conoce el proceso de producción de una
traducción de calidad (las traducciones tienen que revisarse, por ejemplo), estará en mejores
condiciones de seleccionar a un proveedor de traducciones verdaderamente profesional y
"protegerse" de productos de baja calidad que puedan repercutir negativamente en su negocio.
31
4. Mejorar la colaboración entre empresas de traducción y traductores
La mala relación existente tradicionalmente entre empresas de traducción y traductores debido
al sentimiento mutuo de competencia desleal perjudica enormemente al sector. Cierto es que
la presencia de agencias de traducción que trabajan a precios irrisorios o que se valen de
malas prácticas empresariales para enriquecerse de forma rápida y desaparecer a continuación
no ha contribuido mucho a establecer una relación de confianza entre ambos colectivos, pero
también es cierto que muchos traductores caen en el mismo error que los clientes al no saber
diferenciar entre empresas de traducción serias profesionales y agencias intermediarias. Al
igual que en todos los sectores, hay proyectos cuyo tamaño, complejidad, plazos, etc. son
adecuados para que los lleve a cabo un autónomo, y proyectos de mayor envergadura o
complejidad que requieren los servicios de una empresa más grande. En este contexto, la
norma pretende sentar las bases de la relación entre empresa y traductor, definiendo una serie
de derechos y obligaciones para ambas partes encaminados a garantizar una colaboración
fructífera basada en la confianza mutua. La profesionalización de empresas y traductores sólo
puede redundar en beneficio de ambos.
En este contexto, y como ejemplo de la desconfianza que reina en el ambiente, cabe
mencionar que las principales asociaciones de traductores consultadas en la fase previa al
desarrollo de la norma consideraron esta iniciativa no como un intento de normalizar y
profesionalizar el sector, sino como un intento por parte de las empresas de traducción de
monopolizarlo y dejarlos fuera del mercado profesional. Para no empeorar más la situación
entre ambos colectivos, y a instancias del CEN, finalmente se acordó incluir a los traductores
autónomos dentro de los grupos objetivo de la norma. Como veremos más adelante, sin
embargo, es una norma que requiere para su certificación una infraestructura, recursos y
procesos que difícilmente puede tener un autónomo, por lo que es todavía incierto si este
colectivo podrá certificarse. En todo caso, las asociaciones de traductores que han participado
en el desarrollo de la norma consideran que, independientemente de si los traductores se
certifican o no, la norma es un instrumento extremadamente útil para organizar su trabajo,
estructurar sus relaciones con el cliente (sea cliente directo o empresa de traducción) y
mejorar sus condiciones de trabajo en general. Como hemos mencionado antes, existen
proyectos adecuados para unos y para otros, y los requisitos de profesionalidad que se les
puedan exigir a unos y a otros proveedores son también distintos: es bastante improbable que
un cliente exija a un profesional autónomo estar certificado según una norma EN o ISO,
mientras que es mucho más probable que se lo exija a una empresa.
32
5. Garantizar una "calidad mínimamente aceptable" del producto final
Es muy importante tener en cuenta que la futura norma europea de traducción se centra en la
calidad de los procesos y no del producto final. Todas las normas de calidad específicas de
traducción que se mencionan en este trabajo van destinadas a garantizar la calidad del
producto final mediante la definición de una serie de procedimientos y requisitos básicos y no
mediante la evaluación de la traducción en sí. Una traducción, sea literaria o técnica, sigue
siendo por el momento un producto creativo fruto del trabajo de uno o varios individuos, por
lo que no hay dos traducciones iguales y los criterios de valoración pueden ser a veces muy
subjetivos.
La norma, por tanto, no es un método para la evaluación de traducciones como lo pueden ser
el GMX, el SAE J2450 o el LISA QA MODEL. Estos métodos evaluativos (desarrollados
todos ellos en Estados Unidos) se centran en la calidad de la traducción en sí y proporcionan,
entre otros, sistemas para analizar el grado de complejidad lingüística y terminológica de los
proyectos, para categorizar los errores de traducción en función del tipo y la gravedad según
la complejidad del proyecto y para determinar la calidad final de esa traducción según la
categoría y el número de errores cometidos. Aunque estos métodos demuestran que sí es
posible aplicar una serie de criterios objetivos para valorar la calidad de una traducción, la
gran cantidad de factores externos y subjetivos que todavía intervienen en su producción y
valoración ha llevado a los desarrolladores de la norma a centrarse en los procesos y no en el
producto.
Así, se ha partido de la base de que si se cumplen una serie de requisitos básicos, se dispone
de una infraestructura apropiada, se siguen una serie de procedimientos determinados, se
emplean para su ejecución los recursos materiales y humanos adecuados en cada momento y
se implantan sistemas de control de la calidad durante todo el proceso de prestación del
servicio, la traducción que finalmente se entregue al cliente "no puede estar mal".
Estar certificado según la norma, por tanto, no garantiza al cien por cien ni al proveedor ni al
cliente que la calidad de la traducción será perfecta, pero sí garantiza que el producto (la
traducción) se ha elaborado siguiendo unos estrictos procedimientos y controles de calidad y
que el servicio prestado es absolutamente profesional.
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6. Certificación
La futura norma europea de traducción está pensada para su certificación. Esto significa que
para que una empresa de traducción o traductor pueda afirmar que cumple la norma y exhibir
el sello de calidad correspondiente debe someterse a una auditoría externa a cargo de una
entidad certificadora autorizada, como puede ser AENOR en el caso de España. La auditoría
sirve para comprobar que la empresa cumple los requisitos técnicos y de personal que se
describen en la norma y que ha implantado y documentado los procedimientos y controles que
se especifican en ella. Como hemos visto con algunas de las normas de traducción existentes
en Europa, no siempre se requiere una certificación para poder afirmar que se cumple la
norma. Esto merma su prestigio y su eficacia en la práctica y limita la consecución de los
objetivos que se persiguen con ella, relegándola a una mera declaración de buenas
intenciones.
Desde un principio, la norma de traducción europea se concibió para su certificación, de
modo que el sello de calidad que supone su cumplimiento sólo pueda obtenerse mediante una
exhaustiva auditoría externa.
Por otra parte, las auditorías externas constituyen siempre una excelente oportunidad para
revisar el funcionamiento de la empresa e introducir los cambios y mejoras necesarios para
aumentar de forma continua su eficacia y profesionalidad. Una vez se haya certificado la
empresa según la futura norma europea de traducción, deberá someterse a auditorías
periódicas de control –la frecuencia de las cuales está todavía por determinar– para demostrar
que sigue cumpliendo los requisitos que establece la norma. Asimismo, se está barajando la
posibilidad de elaborar un esquema de certificación para la norma con el fin de limitar el
margen de interpretación de la misma y facilitar de este modo las labores de auditoría de cara
a una certificación.
5.4. Contenido
Como ya hemos mencionado con anterioridad, el CEN está formado por 28 miembros, cada
uno de los cuales ha enviado al Comité Internacional de desarrollo de la norma una
representación de su comité nacional integrada por 3 miembros. Estas cifras nos pueden
ayudar a hacernos una idea de la cantidad de personas que han intervenido en la redacción y
aprobación finales del texto de la norma en el marco del Comité Internacional, una vez
debatidos los contenidos tanto a nivel de dicho comité como de los comités nacionales.
34
La participación de tantos países, entidades normalizadoras e individuos en la redacción de la
norma ha conllevado tanto ventajas como desventajas.
Ventajas porque se ha conseguido elaborar una norma extremadamente representativa del
sector y porque se ha conseguido crear un sello único de calidad para el sector de la
traducción en Europa, con la consecuente armonización de servicios que ello conlleva y el
enorme prestigio y reconocimiento que se consigue de este modo entre los clientes y la
sociedad en general, incluso más allá de las fronteras europeas.
Desventajas porque la necesidad constante de alcanzar compromisos entre las distintas
delegaciones (países) para redactar y aprobar un texto único válido para todos ha diluido su
contenido y lo ha hecho, en mi opinión, vago y ambiguo en algunos aspectos.
La norma europea para los servicios de traducción es hasta su aprobación definitiva en
septiembre de 2005 un proyecto de norma (prEN 15038) y, por tanto, es posible que todavía
se realicen algunos cambios de tipo formal. En su versión actual (junio 2005) está
estructurada en seis capítulos, que describen los requisitos y procedimientos necesarios para
la prestación profesional de servicios de traducción de calidad. Los cinco anexos que la
acompañan ofrecen información adicional, no normativa, para la prestación de dichos
servicios.
Capítulo 1: "Ámbito de aplicación de la norma"
Por su brevedad y concisión, creo oportuno reproducir aquí literalmente el texto de este
capítulo, en lugar de realizar una descripción propia como he hecho con el resto de capítulos
de la norma.
"Esta Norma Europea especifica los requisitos que deben cumplir los Proveedores de
Servicios de Traducción (PST) en relación con los recursos técnicos y humanos, gestión de
calidad y gestión de proyectos, marco contractual, procedimientos y definiciones de términos.
Esta norma no es aplicable a la interpretación."
Quizás lo más destacado de esta breve introducción sea la exclusión explícita que se hace de
la interpretación del ámbito de aplicación de la norma. Aunque algunas de las normas que
hemos visto incluían la interpretación, ésta se considera una actividad muy diferenciada de la
traducción y se recomienda elaborar normas específicas aparte.
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Capítulo 2: "Términos y definiciones"
Este capítulo define los términos que se utilizan en la norma con el fin de evitar
ambigüedades y malentendidos. Algunos de estos términos requieren definición por su
elevado grado de especialización (p.ej., corrección de galeradas), y otros requieren definición
precisamente por lo contrario, porque son términos generales pero que dentro de la norma y
de la traducción adquieren un significado específico (p.ej., registro).
El capítulo define, entre otros, traducción, traductor, proveedor de servicios de traducción,
revisión, corrección, idioma y documento origen, idioma y documento destino, servicios de
valor añadido, etc.
Capítulo 3: "Requisitos básicos"
El capítulo 3 define en cuatro apartados la infraestructura básica (recursos humanos y
técnicos) que debe poseer el proveedor de servicios de traducción, incluidos los sistemas de
gestión de calidad y de proyectos.
El apartado de recursos humanos lo analizaremos en profundidad en el siguiente capítulo del
presente trabajo, por lo que describiremos ahora brevemente el contenido de los otros tres
apartados:
Recursos técnicos: el Proveedor de Servicios de Traducción (PST) debe disponer del
equipo y las instalaciones adecuadas para ejecutar correctamente los proyectos de
traducción y para gestionar, almacenar y recuperar la documentación y los datos de
forma segura y confidencial. Debe disponer del hardware y el software adecuados y de
los equipos de comunicación y de acceso a los medios y fuentes de información
necesarios. Aunque los requisitos están formulados de forma muy escueta, es probable
que el auditor que realice el examen de certificación compruebe si la empresa dispone
de un programa de gestión de proyectos, un sistema de protección de datos, una
conexión y acceso adecuados a Internet, equipos en red, programas específicos de
traducción, un sistema de copias de seguridad, programas de contabilidad, etc.
Sistema de gestión de la calidad: el PST deberá tener implantado y documentado un
sistema de gestión de la calidad apropiado según su tamaño y estructura, que
establezca una serie de controles durante todo el proceso de prestación del servicio y
que determine la forma de emprender acciones correctivas en caso de fallos de calidad
en los productos entregados. Dentro del marco de un sistema de gestión de la calidad,
la empresa debe fijarse una serie de objetivos de calidad y comprobar periódicamente
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el grado de consecución de dichos objetivos (un objetivo de calidad puede ser, por
ejemplo, que el número de reclamaciones de clientes no supere el 5%).
Gestión de proyectos: el PST deberá asignar a cada proyecto un gestor de proyecto
que se encargue de garantizar la correcta ejecución del pedido según los requisitos del
cliente y los procedimientos internos del PST. Como veremos en el capítulo 6 del
presente trabajo, el gestor de proyecto se ha convertido en una pieza clave para la
prestación de servicios de traducción, puesto que, como comentábamos anteriormente,
los proyectos se han tornado más complejos y requieren una gestión mucho mayor.
Capítulo 4: Relación cliente-proveedor de servicios de traducción
Este capítulo hace referencia básicamente al marco contractual para la prestación del servicio.
En él se estipula que el PST debe disponer de procedimientos documentados para gestionar
las solicitudes del cliente, analizar la viabilidad de los proyectos, realizar presupuestos,
establecer acuerdos con el cliente, emitir facturas y comprobar el pago de éstas. El PST debe
comprobar en cada caso si dispone de los recursos técnicos y humanos necesarios para llevar
a cabo el proyecto según lo acordado con el cliente. Una vez que el PST ha comprobado que
es viable realizar el proyecto, debe presentar al cliente un presupuesto que incluya como
mínimo las condiciones de precio y entrega. Caso de que el cliente apruebe el presupuesto, el
PST debe establecer con éste un acuerdo por escrito en el que además de precio y plazos se
estipulen las condiciones comerciales y las especificaciones del servicio. Opcionalmente,
pueden incluirse acuerdos sobre el copyright, la confidencialidad, resolución de litigios, etc.
Este punto es importante dado que en el sector de la traducción, por lo general, y sobre todo
en el caso de pequeños y medianos encargos, los acuerdos y pedidos tienden a ser verbales. Si
aparecen problemas de calidad, de pago, de entregas, o de cualquier otro tipo, las partes no
disponen de ningún documento en el que se estipulen las bases de su relación comercial y, por
consiguiente, tanto proveedor como cliente están indefensos ante la Ley. No disponer de un
acuerdo firmado por el cliente es aún más peligroso si se tiene en cuenta que en el sector de la
traducción no se suelen pedir pagos adelantados ni parciales, sino que primero se entrega el
producto y después se cobra. Una práctica impensable en la mayoría de sectores.
Otro de los apartados de este capítulo señala que las dudas, ambigüedades, etc. que surjan en
relación con el documento original se deben aclarar con el cliente. Como ya hemos visto en el
capítulo 4 del presente trabajo, cuando tratábamos las normas de traducción existentes en
Europa, la implicación del cliente en el proceso es vital para garantizar la calidad del producto
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final. En el caso ideal, el cliente debe nombrar un interlocutor encargado de responder a las
preguntas o de proporcionar la información adicional que solicite el PST. Es importante
explicar al cliente de entrada que pueden surgir dudas o cuestiones que requieran su
colaboración y que ello no significa que el traductor no esté suficientemente capacitado para
realizar la traducción, como desafortunadamente piensan muchos clientes cuando se les
pregunta algo.
Finalmente, en el capítulo se indica que es necesario concluir correctamente el proyecto, es
decir, archivarlo debidamente, garantizar su trazabilidad y asegurarse de que el cliente ha
quedado satisfecho, punto también este último que muchos proveedores omiten. Una llamada
o un correo electrónico al cliente para preguntar si ha recibido correctamente la traducción y
si está satisfecho con el servicio puede proporcionar en muchos casos información muy
valiosa de cara a futuros proyectos.
Capítulo 5: Procedimientos en los servicios de traducción
Éste puede considerarse el capítulo central de la norma, puesto que en él se describen todos
los pasos que el PST debe dar para "producir" una traducción de calidad. El capítulo abarca
todo el proceso de traducción, desde la recepción del documento original hasta el final del
período mínimo de archivo de documentos que marca la ley.
Los procedimientos de traducción descritos en este capítulo se dividen en tres grandes
bloques: gestión de proyectos, preparación y proceso de traducción.
Gestión de proyectos de traducción
El PST debe disponer de procedimientos documentados para la gestión de proyectos de
traducción, comunicación con el cliente durante el proceso de traducción, aseguramiento de la
calidad del producto y cumplimiento de las especificaciones del cliente.
La gestión de un proyecto de traducción incluye:
Diseñar y supervisar la fase de preparación.
Asignar al proyecto los traductores, revisores y correctores adecuados.
Elaborar y proporcionar las instrucciones correspondientes a todas las partes
implicadas.
Asegurar la consistencia de la traducción.
Supervisar el cumplimiento de los plazos.
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Asegurar la comunicación fluida entre todas las partes implicadas, incluido el cliente.
Dar el visto bueno para realizar la entrega.
Preparación
El PST recibe el documento original y comprueba que éste se ajusta a lo acordado con el
cliente (tipo, volumen, formato, etc.). Cualquier divergencia con respecto a lo acordado debe
tratarse antes de empezar a traducir: abordar dichas divergencias más adelante provocará sin
lugar a dudas graves conflictos. No se le puede decir al cliente a mitad de proyecto que el
texto original tiene más palabras de las inicialmente presupuestadas y que la traducción le va
costar más dinero, o que el texto está lleno de gráficos que requieren tareas de edición y que el
tiempo extra que ello supone se le va a cobrar aparte, por ejemplo. El documento original
debe analizarse en el momento de su recepción, y todos los detalles del proyecto deben fijarse
por escrito antes de empezar.
En la fase de preparación, el PST debe abordar además:
a) Aspectos administrativos: registrar los proyectos de modo que sea posible
identificarlos claramente y efectuar un seguimiento, y asignar el proyecto a los
profesionales internos y/o externos más adecuados para llevarlo a cabo según los
requisitos acordados.
b) Aspectos técnicos: comprobar que se dispone de la tecnología (hardware y software)
necesaria para ejecutar el proyecto. En el caso de la localización de software, por
ejemplo, es prácticamente impensable ejecutar un proyecto si no se dispone de
herramientas CAT; o si el cliente quiere un producto maquetado listo para su
impresión, difícilmente se podrá llevar a cabo sin programas de maquetación como
QuarkXPress, Adobe Indesign, Pagemaker, etc.; asimismo, si el encargo es traducir
una página web publicada en Internet, deberá disponerse de las herramientas
necesarias para la conversión de formatos. Por otro lado, el PST deberá procesar el
documento original de forma que quede listo para su traducción. Si el documento
original se recibe en formato pdf pero debe traducirse con Trados, Déjà Vu o Transit,
por ejemplo, será necesario exportar el texto a un formato que pueda tratarse con los
procesadores de texto de dichos programas. Las tareas de presegmentación de un texto
o protección de segmentos que no deben traducirse se incluirían también aquí.
c) Aspectos lingüísticos: el PST debe documentar todos los requisitos lingüísticos
relacionados con el proyecto (guía de estilo vinculante, glosarios y/o memorias de
traducción vinculantes, instrucciones de adecuación de la traducción al grupo
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destino/uso final, etc.) y analizar el texto original para anticipar posibles problemas o
dificultades de tipo lingüístico o terminológico. En el caso de no existir una guía de
estilo del cliente, el PST debe proporcionar a los traductores una propia para el
proyecto en cuestión. Del mismo modo, caso de no existir glosarios o memorias
específicas para el proyecto, el PST y el cliente deben acordar de antemano el trabajo
terminológico que debe realizarse en relación con el proyecto.
Una vez que se han comprobado, resuelto y documentado todos estos aspectos, comienza la
siguiente fase: la traducción. El apartado dedicado al proceso de traducción fue especialmente
polémico y suscitó intensos debates en el seno del Comité Internacional por la inclusión de las
distintas fases de corrección y revisión, que algunos países consideraban, asombrosamente,
innecesarias. Finalmente, acabó imponiéndose el criterio de los que consideran que la clave de
una traducción de calidad es, sin lugar a dudas, la revisión a cargo de un tercero. Así, la
norma establece una revisión a cargo del traductor y una corrección a cargo de un tercero
como requisitos indispensables del proceso de traducción. Y es que errar es humano, y una
traducción es casi siempre mejorable si se lee por segunda, tercera o cuarta vez (naturalmente,
en algún momento hay que darla por buena).
Proceso de traducción
La labor del traductor es producir un texto en el idioma destino que reproduzca el significado
del texto original y que cumpla con las convenciones del idioma destino y con las
instrucciones de proyecto recibidas. Para ello, el traductor deberá tener en cuenta la
terminología acordada, las normas gramaticales, la cohesión léxica, las convenciones
lingüísticas y culturales, la coherencia terminológica, los destinatarios del texto, el uso
previsto, la adecuación a la guía de estilo facilitada, el formato, el registro, etc.
Una vez realizada la traducción, ésta deberá someterse a cinco tipos distintos de revisión
según las especificaciones de proyecto:
Revisión: revisión bilingüe obligatoria a cargo del traductor (segunda lectura) para
comprobar que no hay fallos de comprensión ni lingüísticos ni omisiones y que la
traducción cumple con los requisitos estipulados.
Corrección: corrección bilingüe obligatoria a cargo de un tercero, que debe poseer las
competencias lingüísticas adecuadas tanto en el idioma origen como destino. El
corrector debe comprobar que no hay errores de comprensión ni omisiones y que el
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registro, el estilo y la coherencia terminológica son correctos según la finalidad
prevista del texto.
Corrección experta: lectura monolingüe del texto destino a cargo de un tercero
experto. Esta revisión sólo se lleva a cabo si se ha acordado así previamente y debe
realizarla un experto en la materia traducida. Una revisión de este tipo suele ser
necesaria cuando el texto es extremadamente especializado (sobre física cuántica, por
ejemplo) o cuando su finalidad no permite ningún tipo de error (el prospecto de un
medicamento, por ejemplo).
Corrección de galeradas: revisión monolingüe de pruebas de imprenta, previo acuerdo
con el cliente.
Comprobación final: verificación final a cargo del PST para comprobar que el
producto cumple con todas las especificaciones del cliente.
Como comentábamos más arriba cuando hablábamos de los objetivos de la norma, la futura
EN 15038 controlará la calidad de los procesos, no del producto. Si el proveedor de servicios
de traducción documenta y ejecuta todos los procedimientos que acabamos de describir,
difícilmente entregará un producto de mala calidad. Si se asignan al proyecto los recursos
humanos y técnicos más adecuados, se registran todas las especificaciones del cliente, se
respetan los glosarios, las memorias y las guías de estilo proporcionadas o creadas, se
establece una comunicación fluida entre todos los implicados, se proporciona al traductor la
información que necesita para realizar correctamente la traducción, se somete dicha
traducción a dos revisiones como mínimo, etcétera, etcétera, el producto final "no puede estar
mal".
Capítulo 6: Servicios de valor añadido
Este capítulo indica únicamente que si el PST proporciona otros servicios de valor añadido,
como los que figuran en el anexo correspondiente que veremos más abajo, debe hacerlo de
conformidad con los mismos criterios de calidad y profesionalidad que figuran en la norma
para los servicios de traducción.
Anexos
Los anexos informativos que acompañan a la norma son:
Anexo A: especifica la información necesaria para registrar correctamente un proyecto
(número de proyecto, nombre del cliente, referencia del cliente, persona de contacto
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del cliente, fecha de recepción del material, fecha de entrega, idiomas destino y origen,
reclamaciones del cliente, etc.).
Anexo B: especifica algunas tareas de preparación del texto para su traducción
(presegmentación del texto, pretraducción, alineación de documentos, obtención de las
fuentes necesarias, conversión de formatos, etc.).
Anexo C: especifica los factores que deben tenerse en cuenta para analizar el texto
origen (factores extratextuales e intratextuales, macroestructura y microestructura).
Anexo D: especifica la información que debe o puede contener una guía de estilo
(puntuación, marcas de formato, uso de mayúsculas/minúsculas, conversión de
unidades de medida, tratamiento de listas, tablas e imágenes, traducción de números
de teléfono, marcas, nombres, errores comunes que deben evitarse, traducción de
mensajes de error, convenciones culturales, etc.).
Anexo E: especifica una serie de servicios de valor añadido que puede ofrecer el PST
de forma adicional a la traducción (traducción jurada, adaptación, localización,
transcripción, creación de bases de datos terminológicas, maquetación, diseño web,
subtitulación, etc.).
6. EL TRADUCTOR SEGÚN LA FUTURA NORMA EN 15038: HACIA UN
NUEVO PERFIL DE TRADUCTOR PROFESIONAL
A continuación se reproduce textualmente el apartado 3.1 "Recursos Humanos" del capítulo 3
"Requisitos básicos" del proyecto de norma europea de calidad para los servicios de
traducción (prEN 15038):
"3.1 Recursos Humanos
3.1.1 Gestión de Recursos Humanos
El Proveedor de Servicios de Traducción (PST) debe disponer de procedimientos
documentados para la selección del personal que participa en los proyectos de traducción,
con el fin de asegurarse de que disponen de las habilidades y cualificaciones necesarias.
Los traductores deben poseer las competencias profesionales que se especifican en el
subapartado 3.1.2.
Los correctores deben poseer las competencias profesionales que se especifican en los
subapartados 3.1.3 y 3.1.4 respectivamente.
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3.1.2 Competencias profesionales de los traductores
Las competencias que deben poseer los traductores incluyen:
Competencias de traducción: estas competencias hacen referencia a la capacidad de traducir
textos al nivel requerido, es decir, de conformidad con el subapartado 5.3.1 ["Traducción"].
Esto incluye la capacidad de analizar los problemas de comprensión y producción del texto,
así como la capacidad de entregar el texto destino de conformidad con lo estipulado en el
acuerdo cliente-PST (véase apartado 4.4) ["Acuerdo cliente-PST"] y de argumentar las
decisiones adoptadas.
Competencias lingüísticas y textuales en los idiomas origen y destino: estas competencias
hacen referencia a la capacidad de entender el idioma origen y dominar el idioma destino. La
competencia textual hace referencia al conocimiento de las convenciones de tipo de texto en
relación con el mayor número posible de lenguajes especializados y no especializados y a la
capacidad de aplicar estos conocimientos en la producción de textos.
Competencias de investigación y de adquisición y procesamiento de información: estas
competencias hacen referencia a la capacidad de adquirir el conocimiento lingüístico y
especializado adicional necesario para entender el texto origen y producir el texto destino.
La capacidad investigadora requiere experiencia en el uso de herramientas de búsqueda y la
capacidad de desarrollar estrategias adecuadas para hacer un uso eficaz de las fuentes de
información disponibles.
Competencias culturales: estas competencias hacen referencia a la capacidad de hacer uso
de la información relativa a las particularidades lingüísticas, culturales, técnicas y
geográficas, a las pautas de comportamiento y a los sistemas de valores que caracterizan las
culturas origen y destino.
Competencias técnicas: estas competencias hacen referencia a las habilidades necesarias
para preparar y producir traducciones de forma profesional. Esto incluye la capacidad de
emplear los recursos técnicos que se describen en el apartado 3.2 ["Recursos técnicos"].
Las competencias descritas arriba deben adquirirse por medio de:
a) Estudios universitarios de traducción (título oficial), o
b) Cualquier otro título universitario o equivalente más un mínimo de dos años de
experiencia profesional acreditada en traducción, o
c) Como mínimo cinco años de experiencia profesional acreditada en traducción.
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3.1.3 Competencias profesionales de los correctores
Los correctores deben poseer las competencias especificadas en el subapartado 3.1.2 y deben
poseer experiencia en la traducción del tema correspondiente.
3.1.3 Competencias profesionales de los correctores expertos
Los correctores expertos tienen que ser especialistas del tema de la traducción en el idioma
destino.
3.1.5 Formación continua
El PST debe asegurar el mantenimiento y actualización de las competencias descritas en el
subapartado 3.1.2."
6.1. Análisis personal sobre el perfil del traductor profesional
Este apartado se encuentra incluido en el capítulo de "Requisitos básicos", que como hemos
visto describe la infraestructura mínima necesaria (recursos humanos y técnicos) que debe
poseer el Proveedor de Servicios de Traducción (PST) para prestar el servicio. Aunque los
recursos técnicos adquieren cada vez mayor peso dentro del proceso de traducción, los
recursos humanos son todavía la pieza clave de dicho proceso puesto que la traducción sigue
siendo una actividad humana y, todavía, creativa. Actualmente, para una empresa de
traducciones, poseer una buena cartera de colaboradores es igual de importante que poseer
una buena cartera de clientes: trabajar con traductores y correctores profesionales que posean
las competencias adecuadas necesarias es básico para garantizar la calidad del producto que se
entrega al cliente.
Lo primero que cabe destacar es que la norma describe y amplía el perfil del
traductor/corrector en toda su complejidad. La mayoría de clientes y la sociedad en general –y
por desgracia también algunos estudiantes de traducción o futuros estudiantes e incluso
"traductores" en activo– piensan que saber traducir equivale a saber idiomas, lo cual no se
ajusta en absoluto a la realidad. La traducción es una labor extremadamente compleja que
exige el dominio de una serie de competencias igualmente complejas que van mucho más allá
del conocimiento de idiomas. En este sentido, la norma basa el perfil del traductor/corrector
en las competencias mínimas que éste debe poseer para poder realizar traducciones a un nivel
profesional. Y si durante siglos la profesión de traductor apenas ha evolucionado (el traductor
era un individuo erudito con conocimientos de idiomas que trabajaba de forma aislada y
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rodeado de papeles), en los últimos veinte años ha experimentado una transformación
espectacular.
Como hemos podido ver a lo largo del presente trabajo, las traducciones se han convertido en
una pieza más de la cadena de producción o de prestación de servicios y el traductor en un
miembro más de un equipo de proyecto multidisciplinar. Estos factores, debidos básicamente
a la globalización y a las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, requieren del
traductor una serie de competencias que van mucho más allá de las meramente lingüísticas.
No basta con saber idiomas para traducir. Hoy en día, el traductor debe ser capaz además de
trabajar en equipo, cumplir las especificaciones de proyecto (que no siempre coinciden con
sus principios o forma de trabajar y que por tanto exigen flexibilidad y capacidad de
adaptación), cumplir los requisitos del cliente (lo cual equivale la mayoría de las veces a
trabajar bajo presión, puesto que se entra dentro de un proceso industrial sujeto, entre otros, a
condicionantes de plazo y coste), utilizar las nuevas tecnologías y adaptarse a ellas de forma
rápida y flexible (los avances tecnológicos en materia de programas de traducción se
sucederán de forma imparable en los próximos años puesto que es un sector con un enorme
potencial de crecimiento), mejorar continuamente su eficacia y rendimiento y actualizar sus
competencias para estar siempre al día.
Competencias de traducción, lingüísticas y textuales
Las tres primeras competencias que describe la norma –de traducción, lingüísticas y
textuales– hacen referencia a los conocimientos y habilidades de tipo básicamente lingüístico
que debe poseer un traductor. No entraré a fondo en el análisis de estas competencias puesto
que son en su gran mayoría de tipo académico (lengua, análisis del discurso, gramática,
sintaxis, redacción, metodología de traducción, etc.) y hay suficiente literatura al respecto, por
lo que mi análisis no aportaría nada nuevo. Quisiera destacar sin embargo tres puntos que me
parecen importantes:
Capacidad para cumplir los requisitos de proyecto
Capacidad para argumentar las decisiones adoptadas
Distinto dominio del idioma origen y del idioma destino
En relación con el primer punto, es esencial que el traductor comprenda que está ejecutando
un encargo y que, por tanto, la traducción no tiene que satisfacer sus deseos o gustos, sino los
del cliente, sea éste una empresa de traducción o una empresa de otro sector (cliente directo).
El traductor debe tener siempre presente que en el ámbito empresarial "calidad" no es otra
45
cosa que "satisfacción del cliente" y que, por tanto, una traducción de calidad será aquella que
satisfaga las exigencias de su cliente. Si éste desea que se utilice una terminología específica,
por ejemplo, el traductor deberá hacerlo, aunque considere que muchos de los términos no son
correctos. Microsoft o SAP son un ejemplo de ello: a estas alturas, su terminología es tan
característica que el traductor tiene prohibido cambiarla o corregirla, aunque sea mejorable o
incluso esté mal en muchos casos. Otro ejemplo: si el cliente desea una traducción rápida para
conocer el contenido del original cuanto antes y nos indica que el estilo no es en absoluto
importante, sino la rapidez, no deberemos perder tiempo en "embellecer" las frases, por
mucho que nos cueste entregar algo de estilo poco depurado. El cliente quiere rapidez, no
frases bonitas, y debemos trabajar con ese requisito en mente. En el momento en que el
traductor acepta un encargo y unas condiciones y especificaciones, debe cumplirlas. Y dado
que muchas veces, desafortunadamente, las especificaciones del cliente dificultan el trabajo
del traductor (plazos demasiado cortos, memorias de traducción propias del cliente llenas de
errores, glosarios incompletos, textos originales pésimamente redactados, revisiones a cargo
del cliente por parte de personas menos cualificadas que el traductor, etc.), es importante
definir todos los requisitos de antemano y asegurarse de que son factibles y de que van a
facilitar la labor de traducción.
Cuando traduce, el traductor tiene que tomar decisiones constantemente. La norma especifica
que el traductor debe ser capaz de argumentar dichas decisiones, puesto que ello demuestra
que previamente ha habido un proceso de comprensión y reflexión. Cuanto más dominio de
los idiomas y del tema de la traducción tenga el traductor y más conozca al cliente, más fácil
le será tomar esas decisiones y argumentarlas después. Hay decisiones sencillas que se toman
prácticamente de forma automática (cuando se han traducido cinco manuales de teléfonos
móviles y aparece una frase del tipo "Inserte la tarjeta en la ranura", por ejemplo), y hay
decisiones complejas que se tienen que tomar después de reflexionarlas puesto que pueden ser
polémicas (por qué en la traducción de un texto publicitario se ha preferido usar el tratamiento
de "tú" y no el de "usted", por ejemplo). En otras palabras: el traductor tiene que tomar
decisiones informadas para poder defender su traducción de forma razonada, y si para ello no
bastan sus conocimientos, debe hacerse con los recursos adicionales necesarios.
Finalmente, en relación con el tercer punto, es importante recalcar que el traductor tiene que
traducir siempre a su idioma materno y que, por tanto, el idioma origen siempre será la lengua
pasiva y el idioma destino la lengua activa. En este sentido, el nivel de dominio de ambas
lenguas no tiene por qué ser el mismo y, por consiguiente, la formación tampoco. El traductor
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debe ser capaz de comprender a la perfección el significado del original y de reproducirlo a la
perfección en el idioma destino. Para lo primero, el traductor deberá conocer sobre todo las
convenciones del idioma origen y poseer capacidades avanzadas de análisis de texto. Para lo
segundo, el traductor deberá dominar a la perfección el idioma destino y poseer sobre todo
excelentes técnicas y recursos de redacción. Es por ello que la norma utiliza la expresión
"entender el idioma origen y dominar el idioma destino", y es por ello que considero que
cualquier esfuerzo de tipo académico o laboral orientado a la traducción inversa es
absolutamente estéril.
Competencias culturales, técnicas y de investigación y procesamiento de información
Los tres tipos de competencias que se describen a continuación en el apartado –culturales,
técnicas y de investigación y procesamiento de la información– son en mi opinión
extremadamente importantes y, en mi opinión también, a las que menos atención se presta en
el ámbito académico.
Las competencias de investigación, adquisición y procesamiento de la información están
relacionadas con la toma de decisiones informadas de la que hablábamos más arriba. Allí
donde se acaban los conocimientos del traductor, empieza la capacidad de investigación de
éste para adquirir la información adicional que necesita para traducir, sea del tipo que sea.
Hoy en día, debido al ritmo frenético de los avances técnicos y científicos y al fenómeno de la
globalización, los traductores deben hacer frente a la traducción de grandes volúmenes de
información altamente especializada con una fecha de caducidad generalmente muy corta.
Esto significa que los conocimientos especializados que posee el traductor sobre las materias
con las que trabaja caducan también muy rápidamente, por lo que debe actualizarlos
constantemente y, para ello, es esencial que sepa buscar, filtrar y procesar la información
adicional adecuada. Internet ha sido en este sentido el elemento que más ha revolucionado el
proceso de traducción. El mundo se mueve tan rápido que Internet se está convirtiendo en el
único medio capaz de efectuar un seguimiento de los acontecimientos a tiempo real y de
recopilar y almacenar información actualizada sobre dichos acontecimientos. Si tenemos que
hacer una traducción sobre los últimos avances en la investigación con células madre,
podemos ir a la biblioteca de la facultad de medicina y consultar las publicaciones médicas
más recientes, naturalmente, pero seguramente encontraremos esa y mucha más información
especializada en Internet. Si necesitamos terminología específica sobre comunicaciones
móviles de última generación, podemos ir a una librería e intentar comprar un diccionario
especializado, pero seguramente no lo encontraremos porque ninguna editorial habrá tenido
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tiempo todavía de publicarlo. Saber navegar por Internet, utilizar las funciones avanzadas de
los motores de búsqueda, filtrar la información y comprobar la fiabilidad de las fuentes
consultadas (no es lo mismo un estudio publicado en la web de una universidad que un
artículo escrito por algún aficionado al tema y publicado en su página web personal) es
esencial para traducir bien.
Las competencias de investigación y adquisición de información también incluyen,
naturalmente, la consulta de dudas con expertos sobre el tema o con nativos del idioma origen
si se trata de problemas de comprensión. Este último es un recurso que pocos traductores
utilizan cuando se encuentran con una frase o fragmento que no entienden y que
inevitablemente traducen mal si no realizan la consulta. Los foros de traductores, tanto
generales como especializados, que existen en Internet son en este sentido una herramienta
extremadamente útil. La compra de diccionarios, manuales de estilo y obras de referencia y la
suscripción a periódicos, revistas de traducción y revistas técnicas, científicas o económicas,
según el área de especialidad del traductor, son también formas de adquirir y actualizar
permanente los conocimientos.
Las competencias culturales son esenciales cuando se trabaja con idiomas. El idioma es una
manifestación cultural más y, por tanto, para dominarlo, es imprescindible conocer la cultura
en la que se habla. En mi opinión, hoy en día es inconcebible que un traductor que realiza, por
ejemplo, traducciones del alemán al español no haya estado nunca en Alemania, no conozca
la historia de este país, su geografía, su organización política y territorial, su actualidad social,
cultural, económica y política, sus costumbres, confesiones religiosas, etcétera, etcétera. Del
mismo modo, es inconcebible que no posea esos conocimientos sobre su país natal, España.
Las competencias culturales nos ayudarán a resolver dudas de tipo lingüístico, de contenido,
de registro, de matices, de intención, etc. y es muy importante que las mantengamos al día
mediante viajes, estancias, literatura, televisión por satélite, actos culturales, prensa
extranjera, música, etc.
Por otra parte, también nos ayudarán en nuestra comunicación empresarial con los distintos
implicados en el proceso de traducción, puesto que la mayoría de las veces participan en él
personas de distintas culturas. Siguiendo con el ejemplo del traductor español/alemán, es muy
probable que tanto los clientes como los gestores de proyecto, los otros traductores, los
correctores, los maquetadores, etc. con los que tenga relación sean o bien españoles o bien
alemanes, por lo que conocer su cultura facilitará enormemente la comunicación con ellos.
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Para una empresa de traducción o traductor autónomo, además de la gestión de la calidad del
producto, es sumamente importante la gestión de las relaciones con proveedores y clientes, y
para ello son sumamente importantes las competencias de tipo cultural.
Las competencias técnicas adquieren cada vez mayor relevancia en una profesión como la
traducción, que se está informatizando y automatizando a un ritmo vertiginoso. El traductor
tiene que ser capaz de trabajar con distintos programas y formatos (doc, xls, pdf, ppt, htm,
xml, etc.), distintas herramientas de traducción asistida y de gestión terminológica
(Translator's Workbench, Multiterm, Déjà Vu, Transit, SDLX, SDL Localization Suite,
Workfast, etc.), distintos medios de archivo y envío de información (CD-ROM, DVD, ftp,
intranets, etc.) y distintos medios de comunicación (correo electrónico, messenger,
videoconferencias, etc.). Cualquier tipo de carencia en este sentido provoca pérdida de
oportunidades –en forma de pérdida de encargos por no disponer de la tecnología ni de los
conocimientos técnicos adecuados– y pérdida de beneficios –en forma de baja productividad
por no aplicar las ventajas de rapidez y ahorro que ofrecen estas tecnologías. Un traductor
autónomo que no domine el Word a la perfección, ni la navegación por Internet, ni el trabajo
con memorias de traducción –por nombrar tan sólo tres de los requisitos más básicos– no
alcanzará nunca, con los precios que circulan actualmente en el mercado, la productividad
necesaria para poder vivir de la traducción de forma digna. En mi opinión, el proceso de
traducción se irá automatizando cada vez más y el papel del traductor irá evolucionando hacia
el de un revisor o corrector especializado con dominio de las tecnologías que han intervenido
en el proceso de traducción.
La norma establece tres posibles formas de adquirir estas competencias, las cuales tienen en
común la necesidad de estar en posesión de un título universitario de traducción o de
compensar la falta de un título específico mediante una dilatada experiencia profesional en el
sector de la traducción. Dada la disparidad de titulaciones existente en Europa en cuanto a los
estudios de traducción, y al hecho de que hasta hace relativamente poco no existía una
titulación específica y muchos de los traductores profesionales actualmente en activo no
poseen ningún título, se introdujeron en la norma fórmulas de adquisición de competencias un
tanto abiertas. Éstas incluyen naturalmente la adquisición de dichos conocimientos mediante
estudios universitarios de traducción, pero también la posibilidad de haber adquirido dichas
competencias mediante largos años de experiencia. Si se estipulaba que la única forma de
adquirir las competencias profesionales debía ser mediante una carrera de traducción, se
dejaba fuera del mercado a un gran número de traductores que empezaron cuando no existía
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una licenciatura específica y también a un gran número de expertos de otras licenciaturas que
traducen o corrigen textos altamente especializados y cuya amplia experiencia profesional en
este ámbito los convierte igualmente en traductores/correctores profesionales. Las
asociaciones de traductores que luchan por la creación de un colegio profesional han
establecido unos criterios de ingreso en el colegio parecidos a los de la norma, precisamente
para no dejar fuera a todo este segmento.
En cuanto a los correctores, creo que no es necesario añadir nada más de lo que ya se ha dicho
en relación con los traductores, puesto que las competencias arriba descritas son también
aplicables en su caso (la mayor especialización temática es el único rasgo distintivo).
En cuanto a la formación continua, creo igualmente innecesario extenderme más al respecto,
puesto que de todo lo mencionado se desprende su enorme importancia y el motivo de su
inclusión en la norma. Destacar quizás únicamente que las empresas de traducción con
traductores en plantilla que deseen certificarse según la norma deberán tener implantadas
medidas de formación continua, la cual cosa no es muy habitual en las empresas de traducción
de hoy en día.
6.2. Reflexión personal sobre los retos y oportunidades que plantea la futura norma
6.2.1. A los traductores
El gran reto que plantea a los traductores la futura norma europea de calidad para los
servicios de traducción es la "profesionalización". Esto puede parecer una obviedad, pero no
lo es teniendo en cuenta el elevado nivel de intrusismo que existe en el sector, la falta de
reconocimiento de la profesión y la ausencia de unas buenas prácticas empresariales comunes
a todos los proveedores de servicios de traducción que operan en el mercado. Del mismo
modo que la norma diferenciará a las empresas serias de las agencias intermediarias, la norma
también diferenciará a los traductores profesionales de los traductores que no lo son. No tanto
por el hecho de certificarse o no –puesto que como ya he comentado anteriormente, tengo mis
reservas acerca de si un traductor autónomo podrá o tendrá la necesidad de certificarse–, sino
por el hecho de ser capaces de trabajar según los procedimientos y controles que marca la
norma. Las asociaciones de traductores que han participado en el desarrollo de la norma
opinan, en este sentido, que es conveniente que los traductores conozcan su contenido aunque
no deseen certificarse, puesto que ello les permitirá organizar y mejorar su propio sistema de
trabajo y cumplir los requisitos que les exigirán las empresas que se certifiquen según la
50
norma. La profesionalización y la calidad son la única forma de sobrevivir en un sector tan
competitivo y, desafortunadamente, todavía tan desregularizado como el de la traducción.
Entrar en la guerra de precios que se ha desatado en el mercado de las traducciones no tiene
mucho sentido, puesto que siempre habrá alguien que ofrecerá un precio más barato que el
nuestro (un proveedor argentino, por ejemplo, los cuales comienzan a ser una seria
competencia). En Europa, centrar la estrategia empresarial en el precio sólo puede funcionar a
la larga en el caso de agencias de traducción intermediarias o fraudulentas, de grandes
empresas de traducción o de traductores que quieran trabajar 24 horas al día para poder
ganarse bien la vida. Es vital por tanto apostar por la calidad y la profesionalidad como
estrategia y como forma de supervivencia.
Naturalmente, algunos de los capítulos o apartados de la norma (en especial los que hacen
referencia a la selección de personal, reparto del trabajo o fases de corrección y revisión)
serán de difícil aplicación en el caso de un autónomo, y la necesidad de tener todos los
procedimientos documentados quizás tampoco sea del todo relevante en su caso. Sin
embargo, los contenidos relativos a infraestructura técnica mínima necesaria, gestión de
proyectos, contratos o acuerdos, relación y comunicación con el cliente, preparación y
producción de la traducción, etc. pueden aportar al traductor una base extremadamente útil
para profesionalizar sus servicios.
En la universidad, los traductores aprenden a traducir, pero no a organizar su negocio. Por el
contrario, la norma proporciona una serie de pautas que no enseñarán al traductor a traducir
mejor, sino a gestionar mejor su trabajo y, por tanto, a ofrecer un servicio más profesional. La
norma constituye en este sentido una guía empresarial más que una guía de traducción, y
precisamente de nociones empresariales y organizacionales es de lo que más carecen los
traductores. Muchos traductores se limitan a traducir miles de palabras al día, día tras día, y
no prestan atención a cuestiones como la necesidad de analizar la viabilidad del proyecto
antes de aceptarlo en base a los recursos de los que disponen (muchas veces el traductor se
embarca en proyectos que le vienen "demasiado grandes" o que no son rentables), de fijar las
condiciones del encargo (ya sea en forma de acuerdo o de presupuesto firmado), de garantizar
la confidencialidad y la seguridad de los datos, identificar correctamente los proyectos para
posibilitar su seguimiento y trazabilidad, establecer una comunicación fluida con el cliente,
disponer de un sistema de gestión de reclamaciones, etc. Si el traductor se limita a traducir
cantidades ingentes de palabras sin prestar atención a estos aspectos de tipo organizativo y
empresarial, nunca podrá ofrecer un servicio profesional. Es esencial que se dé cuenta de que
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no basta con traducir bien, sino que también es necesario que gestione bien su negocio. La
norma proporciona en este sentido una serie de pautas extremadamente útiles.
Para que la traducción sea considerada una profesión de prestigio al nivel de abogados y
arquitectos, por ejemplo, y para que los traductores puedan mejorar sus condiciones de trabajo
(precio, plazos, etc.), es necesario reducir en la medida de lo posible el elevado nivel de
intrusismo en el sector (la creación de un colegio profesional sería en este sentido un gran
avance), pero también que los proveedores de servicios de traducción actualmente en activo
se profesionalicen y den una imagen seria y competente. Esto significa tener o adquirir los
recursos necesarios, tanto humanos como técnicos, no aceptar encargos inviables, realizar un
análisis costes-beneficios para determinar la rentabilidad del proyecto –es decir, no aceptar
tarifas que nos obligarán a traducir un mínimo de 5.000 palabras al día 7 días a la semana, y a
rechazar otros proyectos mejor pagados, para al final darnos cuenta de que la hora nos ha
salido a 10 euros–, definir todas las condiciones y requisitos del proyecto antes de empezar
para evitar posteriores malentendidos y entregar finalmente un producto que satisfaga lo
acordado con el cliente. La calidad de nuestra traducción se medirá por el grado de
satisfacción del cliente, no lo olvidemos nunca.
Por otro lado, al traductor que desee trabajar para una empresa de traducción certificada,
como autónomo o en plantilla, conocer el contenido de la norma le permitirá saber en líneas
generales lo que se le va a exigir, lo que puede exigir él, la función que va a desempeñar y
dónde encaja esa función dentro del proceso global de prestación del servicio, y la
organización y funcionamiento de la empresa para la que desea trabajar.
Por último, en cuanto a retos, el traductor de hoy en día tiene que ser muy consciente de que
el mercado actual de la traducción exige una adquisición y actualización de conocimientos
permanente y que ello sólo es posible, tal y como indica la norma, si el traductor está inmerso
durante toda su vida profesional en un proceso de formación continua compuesto tanto por
elementos de autoaprendizaje (lectura de literatura en los idiomas de trabajo, estancias en los
países origen y destino, películas en versión original, canales de televisión extranjeros, lectura
de publicaciones especializadas, prensa extranjera, resolución de dudas mediante búsqueda de
información adicional, etc.) como por elementos de formación externa (cursos sobre nuevas
tecnologías, corrección, traducción especializada, redacción, contabilidad, gestión de
proyectos, edición, gestión empresarial, etc.).
52
En cuanto a las oportunidades, la norma diversifica la figura del traductor en tanto que
diferencia varias funciones dentro del proceso de traducción. La diferenciación de funciones
crea nuevas figuras, o reconoce la labor de figuras ya existentes, como la del corrector, y abre
nuevas posibilidades de especialización para los traductores. Como ya he comentado en
repetidas ocasiones a lo largo de este trabajo, el traductor ya no es el agente único que inicia y
cierra el proceso de traducción, sino que forma parte de un equipo más amplio de
profesionales. La norma establece claramente dónde empiezan y acaban las responsabilidades
de cada uno de los agentes implicados, por lo que las funciones quedan más delimitadas. Así,
por ejemplo, la norma define explícitamente las siguientes funciones:
Gestor de proyectos: una persona con formación en gestión de proyectos y en
traducción, que no se limite a gestionar, sino que posea también los conocimientos de
traducción necesarios para poder controlar la calidad de los proveedores y del
producto.
Traductor: una persona con formación en traducción y/o con una dilatada experiencia
en traducción que sea capaz de traducir textos a un nivel profesional.
Corrector: un traductor especializado en una o varias áreas temáticas por medio de
formación adicional o de una dilatada experiencia en la traducción de dichas áreas.
Corrector experto: una persona especialista en una o varias áreas temáticas.
Corrector de galeradas: una persona experta en corrección ortotipográfica y de
formato.
E implícitamente las siguientes:
Gestor de terminología: una persona con formación en terminología y preferiblemente
también en traducción, encargada de crear y gestionar glosarios y bases de datos
terminológicas, analizar y gestionar corpus lingüísticos, etc.
Gestor de memorias de traducción: una persona con formación en herramientas CAT y
preferiblemente también en traducción, encargada de preparar, pretraducir y/o
presegmentar los textos originales, unificar las memorias de traducción, realizar
importaciones/exportaciones de memorias de traducción, etc.
Auditor experto: una persona con formación en auditorías de calidad y con formación
y experiencia directiva en el sector de la traducción, encargada de asesorar al
organismo oficial que realice la certificación de una empresa de traducción.
Por otra parte, el hecho de que la elaboración de documentación multilingüe se haya
convertido en una necesidad tan generalizada en un mundo tan globalizado como el actual y
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de que las empresas de traducción se vean cada vez más obligadas a ofrecer soluciones
lingüísticas integrales (desde la redacción del texto original hasta la publicación del texto
destino), conlleva la implicación de un mayor número de profesionales en el proceso de
traducción y, por tanto, mayores posibilidades para los traductores de participar en fases de
dicho proceso distintas a la de traducción. Con ello quiero decir que un traductor que decida
complementar su formación con otros conocimientos adicionales adecuados para desempeñar
otras funciones dentro del proceso de traducción tendrá muchas más salidas profesionales que
un traductor que no lo haga. Así, por ejemplo, puede adquirir conocimientos adicionales en:
Gestión de proyectos
Redacción de textos técnicos
Autoedición
Diseño gráfico y web
Desarrollo de herramientas CAT
Desarrollo de herramientas de gestión terminológica
Corrección ortotipográfica y de estilo
Asesoramiento lingüístico y cultural
En cualquier caso, y a modo de resumen, opino que un traductor que desee operar con éxito
en el mercado del futuro debe concentrarse en la especialización temática (traductor médico)
y en la especialización idiomática (castellano/chino), dominar las tecnologías aplicadas a la
traducción, adquirir unos conocimientos empresariales mínimos, formarse continuamente y
ofrecer algún tipo de servicio de valor añadido (traducción y asesoramiento cultural, diseño y
traducción de páginas web, traducción y maquetación, traducción y creación de glosarios,
etc.). Todo ello plantea también una serie de retos y oportunidades a las universidades
encargadas de formar a estos profesionales.
6.2.2. A las facultades de traducción
Proporcionar al mercado laboral profesionales que satisfagan las necesidades de un sector tan
dinámico como el de la traducción no es tarea fácil para las universidades. Formar a un
traductor en todas las competencias que se describen en la norma y proporcionarle a la vez los
conocimientos de tipo empresarial que va a necesitar para abrirse camino en el mercado de
trabajo no es una labor que se pueda hacer fácilmente en cuatro años de carrera.
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Adquisición de competencias
Respecto a la adquisición de las competencias que se describen en la norma, los planes de
estudios y los másters que se ofrecen actualmente en las facultades de traducción están
todavía fuertemente orientados a la adquisición de competencias de traducción y
competencias lingüísticas y textuales. Si bien este tipo de competencias son sin duda la base
de la actividad traductora, el resto de competencias son igualmente necesarias y cada vez lo
serán más, puesto que el mundo sigue globalizándose y tecnificándose rápidamente. Como ya
he comentado más arriba, las oportunidades profesionales que actualmente tiene un traductor
son mucho más amplias que las que tenía hace veinte años, pero para poder aprovecharlas es
necesario que el traductor disponga de otros conocimientos y habilidades distintos a los
estrictamente lingüísticos. La especialización temática e idiomática y el dominio absoluto de
la lengua destino son imprescindibles, y creo que los planes de estudio actuales de las
facultades de traducción reflejan bastante bien esta necesidad (aunque yo particularmente
introduciría como mínimo asignaturas de localización de software y traducción web y
reforzaría las asignaturas de redacción, revisión y corrección). No sucede lo mismo sin
embargo con el resto de competencias.
Por ejemplo, de las aproximadamente 50 asignaturas de traducción (troncales, obligatorias y
optativas) incluidas en el plan de estudios actual de la Facultad de Traducción de la
Universitat Pompeu Fabra, aproximadamente el 80% se centran en competencias de
traducción, lingüísticas y textuales, aprox. el 10% en competencias técnicas, aprox. el 8% en
competencias culturales y aprox. el 2% en competencias de investigación y adquisición de
información. Para aumentar significativamente los porcentajes de los tres últimos tipos de
competencias y cubrir las carencias de formación existentes en estos ámbitos de tipo menos
lingüístico, deberían incorporarse a los planes de estudios otros tipos de créditos.
Un seminario avanzado sobre navegación por Internet y manejo de motores de búsqueda,
comprobación de la fiabilidad de las fuentes y clasificación y archivo de la información y los
recursos interesantes encontrados, o un seminario avanzado sobre recursos para traductores en
la red (foros, diccionarios, glosarios, corpus, revistas de traducción on line, webs de la Real
Academia Española, la Unión Europea, el Centro Virtual Cervantes, etc.) serían
extremadamente útiles para la adquisición de competencias de investigación y adquisición de
información.
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En cuanto a las competencias técnicas, sería interesante por ejemplo incorporar a los planes
de estudio de traducción muchas de las asignaturas que actualmente ofrecen varias
universidades en sus másters de tradumática. La formación en tecnologías aplicadas a la
traducción no puede ofrecerse únicamente en forma de máster, puesto que hoy en día las
competencias técnicas han dejado de ser conocimientos especializados para convertirse en
competencias básicas para ejercer como traductor profesional. Así, sería recomendable
ofrecer durante la carrera seminarios sobre uso avanzado de Word (trabajo con plantillas y
macros, configuración del texto mediante funciones específicas de formato, protección de
datos, trabajo con documentos comparados, etc.), conversión de formatos, principios básicos
de autoedición, sistemas operativos más frecuentes, gestión de contenidos web y multimedia,
herramientas de gestión de proyectos de traducción, etc.
La adquisición de competencias culturales es quizás una de las tareas que requieren mayor
iniciativa e implicación por parte del estudiante. La mejor forma de adquirirlas es estar en
contacto permanente con las culturas origen y destino, por lo que el fomento de intercambios
y estancias en el extranjero (a ser posible de un año) por parte de las facultades es esencial.
Una biblioteca que disponga de material impreso, multimedia y audiovisual de calidad y
actual en todos los idiomas que se imparten en la facultad es, naturalmente también,
imprescindible para poner al alcance de los estudiantes las culturas correspondientes. Por otra
parte, la estrecha colaboración con entidades culturales y académicas de los países en cuestión
y la organización conjunta de eventos constituye igualmente un medio excelente para acercar
la cultura a los estudiantes. Como ya he dicho antes, no obstante, la adquisición de estas
competencias va a depender en gran medida del estudiante o traductor: de que decida leer en
sus lenguas de trabajo, estar al día de los acontecimientos sociales, políticos, económicos y
culturales de los países origen y destino a través de los medios de comunicación, realizar
estancias periódicas en dichos países, etc. Lengua y cultura son indisolubles, y el traductor
tiene que amar y cuidar a ambas por igual.
Formación empresarial mínima
Respecto de la adquisición de unos conocimientos empresariales mínimos, quizás muchos
puedan pensar que no es tarea de una facultad de traducción proporcionar este tipo de
conocimientos, pero si observamos de nuevo los datos que arroja el estudio de mercado de la
ACT (aprox. 700 pymes y microempresas –con una media de menos de 4 empleados a tiempo
completo– y aprox. 4.000 traductores autónomos en activo en España actualmente) veremos
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que la mayoría de los traductores van a convertirse en autónomos o en microempresarios y
que, por tanto, van a necesitar unos conocimientos mínimos de tipo empresarial.
La tendencia de las empresas en todos los sectores, no sólo en el de la traducción, es
externalizar la producción y subcontratar los servicios con el fin de no tener estructuras de
costes fijas. Entrar a trabajar en una empresa de traducción como empleado a tiempo
completo es, por tanto, difícil y cada vez lo será más. Existe, naturalmente, la opción de
trabajar para organismos internacionales en calidad de funcionario o semifuncionario (aunque
estos organismos tienden también cada vez más a subcontratar los servicios de traducción e
interpretación), para grandes empresas de traducción (quizás haya cuatro o cinco en total en
Europa, según se desprende del estudio mundial de la traducción de Allied Business) o para
departamentos de traducción de grandes compañías (que son una minoría muy reducida, por
lo que hemos dicho al principio de este párrafo). La mayoría de los traductores que salen de la
facultad –y que quieren dedicarse profesionalmente a la traducción, obviamente– entrarán por
consiguiente en el mercado laboral como autónomos, con un total y absoluto desconocimiento
de lo que ello implica.
Esta falta de formación empresarial es una de las carencias profesionales más repetidamente
señaladas en congresos y debates sobre traducción tanto por parte de las asociaciones de
traductores como de las asociaciones de empresas de traducción. Dicha carencia dificulta
enormemente que los traductores recién licenciados puedan incorporarse al mercado laboral
en unas condiciones mínimamente aceptables y que muchos profesionales en activo se
"malvendan" toda su vida –y contribuyan al dumping de precios existente en el mercado–
porque no saben gestionar bien su negocio. Así, por ejemplo, si el traductor no es capaz de
realizar un cálculo de ingresos-costes-beneficios, no será capaz tampoco de calcular el precio
que debe aplicar para que un trabajo sea rentable. Si no sabe nada de fiscalidad, de emisión de
facturas, de responsabilidad civil, de cálculo y amortización de la inversión inicial, de formas
de pago, de cobros y morosos, etc., su inserción laboral será mucho más costosa que si
estuviera en posesión de un mínimo de conocimientos de este tipo.
Con respecto al cálculo y amortización de la inversión inicial, por ejemplo, el traductor recién
licenciado piensa por lo general que lo primero que tiene que hacer es establecerse de
cualquier manera en casa con los recursos de los que ya dispone, hacerse con unos cuantos
clientes, ganar dinero y después comprarse un ordenador más potente o contratar la ADSL o
comprarse el Déjà Vu con lo que haya ganado. Se equivoca completamente: el orden de los
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factores es el inverso. Cualquier persona que quiera abrir un negocio y tener éxito deberá
calcular una inversión inicial para dotarse de la infraestructura mínima necesaria que le
permita desempeñar su actividad a un nivel que los clientes perciban como completamente
profesional. De lo contrario, los clientes no acudirán a ese negocio, o lo harán en busca de
precios bajos porque han percibido una falta de profesionalidad que quizás les interese en
según que casos. Esa persona deberá calcular asimismo el tiempo durante el cual el negocio
no generará beneficios –porque todos los ingresos se destinarán a amortizar la inversión y a
pagar un sueldo mínimo, si llega– y deberá tener una idea aproximada de la facturación y el
margen comercial que debe generar para que el negocio funcione y pueda vivir dignamente de
él.
Un traductor debe hacerse todas estas consideraciones antes de establecerse como autónomo,
no al cabo de dos años como traductor en activo, y debe tener en cuenta que no puede
empezar a trabajar a un nivel profesional si no dispone como mínimo de la siguiente
infraestructura técnica:
Un ordenador de última generación
Una línea de teléfono
Una línea ADSL o superior
Un servidor de Internet y de correo electrónico fiable (ni "yahoos" ni "hotmails")
Un programa de traducción asistida (Trados, Transit, Déjà Vu, etc.)
Un mínimo de diccionarios y manuales de dudas
El software adecuado (Office, Acrobat, Power Point, antivirus, organizador personal,
ftp, etc.)
Un espacio destinado exclusivamente a desarrollar su actividad profesional (sea en
casa o fuera)
Considero por todo ello que, si una de las funciones de la universidad es preparar a sus
estudiantes para que puedan incorporarse al mercado laboral cuando se gradúen, en el caso de
las facultades de traducción se debe proporcionar a dichos estudiantes un mínimo de
conocimientos empresariales que les permitan ejercer su actividad como autónomos o fundar
su pequeña empresa o microempresa. Actualmente, están cubriendo esta carencia las
asociaciones de traductores, pero los recursos limitados de los que desafortunadamente
disponen no les permiten ofrecer la formación que sería deseable. La creación de un colegio
profesional sería, de nuevo, extremadamente útil en este contexto, puesto que una de las
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funciones de los colegios profesionales es proporcionar orientación y apoyo a los colegiados
en el ejercicio de su profesión.
7. CONCLUSIONES
La futura norma europea de calidad para los servicios de traducción no será ni mucho menos
la solución a todos los males que padece el sector –y sobre los que ya me he extendido
suficientemente en este trabajo–, ni convertirá a los malos traductores en buenos traductores,
ni a las agencias intermediarias en empresas de traducción serias.
La futura norma no debe verse en este sentido como una solución definitiva, sino como un
primer paso importante para dignificar la profesión de traductor y ayudar a los profesionales
del sector a trabajar y a organizarse mejor con el fin de satisfacer mejor las necesidades de los
clientes y las suyas propias. También es un paso importante para concienciar a los clientes
sobre la importancia de la calidad en las traducciones, sobre la necesidad de buscar y exigir
esa calidad y sobre el coste que tiene dicha calidad.
La calidad se ha convertido en una pieza clave para operar y sobrevivir en el mercado global
de hoy en día y en el rasgo diferencial de muchas empresas frente a productos y servicios de
bajo coste contra los que difícilmente pueden competir y contra los que, de hecho, no deben
competir. Digo esto porque, al igual que en todos los sectores, en el de la traducción siempre
habrá traducciones baratas, muy baratas, menos baratas, caras, muy caras, etc., y no podemos
pretender que los precios se unifiquen porque la calidad de los productos que se ofrecen es
distinta. Los automóviles marca Mercedes no compiten con los automóviles Fiat porque son
segmentos de mercado distintos con grupos objetivo distintos. Todo el mundo sabe que un
Mercedes es más caro que un Fiat porque la calidad es infinitamente superior, y dependiendo
de sus posibilidades o necesidades comprará uno u otro. La norma pretende, siguiendo este
ejemplo, diferenciar entre "traductores o empresas Mercedes" y "traductores o agencias Fiat",
y que el cliente sepa qué está comprando y qué puede esperar en cada caso. No se puede
comprar un Mercedes pagando el precio de un Fiat, y el cliente debe saber que si compra una
traducción barata se arriesga a que sea defectuosa o de mala calidad, a que el servicio
posventa sea precario o inexistente, a que la empresa no sea sólida y desaparezca, etc.
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Dicho esto, creo que la publicación de una norma de esta envergadura –con todos los defectos
o carencias que pueda presentar– sólo puede reportar ventajas al sector de la traducción, y que
tanto traductores como empresas de traducción deben familiarizarse con ella y utilizarla como
una herramienta de gestión y organización, independientemente de si se certifican o no. En
todos los sectores, estar en posesión de una norma ISO, UNE, EN, DIN, etc. es símbolo de
calidad, y debemos procurar que suceda lo mismo en el sector de la traducción. Tenemos en
nuestras manos un instrumento muy útil que nos puede ayudar a mejorar nuestras condiciones
de trabajo en todos los sentidos, y de nosotros va a depender que esta norma se convierta
efectivamente en un sello de calidad distintivo. Publicitarla, darla a conocer, certificarse,
utilizarla, etc. son tareas que nos corresponden a nosotros, los proveedores de traducciones, y
que nadie va a hacer en nuestro lugar.
Creo que traducir es una actividad apasionante que nos ofrece la posibilidad de aprender
constantemente, estar siempre al día, conocer culturas y gentes, establecernos donde más nos
guste o convenga (con una línea telefónica de alta velocidad cerca, por supuesto), ser
independientes y dirigir nuestro propio negocio... en definitiva, diseñar nuestra vida a nuestra
medida. La profesión de traductor nos ofrece todas estas posibilidades, pero también nos
exige toda una serie de requisitos que debemos cumplir para poder aprovecharlas: seriedad,
profesionalidad, fiabilidad, capacidad negociadora y empresarial, formación continua, un
fuerte compromiso con lo que hacemos y un amor inmenso por la lengua y la cultura.
En la introducción expresaba mi intención de plasmar en este trabajo toda mi experiencia
práctica y todos mis conocimientos sobre el mercado actual de la traducción. Creo que he
cumplido este objetivo y que incluso he ido más allá, puesto que la redacción de este trabajo
me ha permitido ampliar dichos conocimientos y constatar, una vez más, que traducir a un
nivel profesional continua siendo todo un desafío apasionante y enriquecedor.
60
8. BIBLIOGRAFÍA Documentos de trabajo del comité internacional CEN/BTTF 138 "Servicios de traducción"
prEN 15038: Translation services – Service requirements. Comité Europeo de Normalización, Septiembre 2004
N74 REV 2: Translation services – Service requirements. Comité Europeo de Normalización, Junio 2005
N81 REV1: Translation services – Service requirements. Voting report on CEN ENQUIRY prEN 15038. Comité Europeo de Normalización, Junio 2005
Documentos normativos
UNE-EN ISO 9000:2000: Sistemas de gestión de la calidad – Fundamentos y vocabulario. Asociación Española de Normalización y Certificación
Code of Practice for Translators, Interpreters and Translation Companies – Fifth Draft. European Translation Platform, Dirección General XIII, Comisión Europea
Quality Standard for Translation Services – EUATC project. European Union of Associations of Translation Companies
Estudios de mercado
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Estudio de situación del mercado español de servicios profesionales de traducción. SPAIN-BASE S.L. por encargo de la Agrupación de Centros Especializados en Traducción (ACT), 2005
Páginas web
Organización Internacional de Normalización (ISO): www.iso.org Comité Europeo de Normalización (CEN): www.cenorm.be Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR): www.aenor.es European Union of Associations of Translation Companies: www.euatc.org Agrupación de Centros Especializados en Traducción: www.act.es Real Academia Española: www.rae.es
Artículos y noticias
Mission Impossible: Improve Quality, Time and Speed At the Same Time. Don Sirena, The Globalization Insider, Mayo 2004
Dienstleistung Übersetzen. ON Österreichisches Normungsinstitut, Marzo 2004 DIN 2345 und die Auswirkungen auf die Übersetzungsbranche. Wolfgang Sturz,
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web de la Société Française des Traducteurs (www.sft.fr), Octubre 2001
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Calidad y traducción: perspectivas académicas y profesionales. Ingrid Cáceres Würsig, Luis Pérez González y Birgit Strotmann, Panace@, Junio 2004
Y tú, ¿traduces o proyectas?. Juan José Arevalillo, La linterna del traductor, Julio 2002
Norma Europea de Calidad para Servicios de Traducción EN 15038. Juan José Arevalillo, Texto de presentación para la feria Expolingua, Abril 2005