INFORMACION DE EXCURSIONES TXANTREA MENDI TALDEA
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Orria z./ Hoja n.361 19/04/2015 Travesía – Zeharkaldia.
Préjano – Peña Isasa – Muro de Aguas
Hora de salida: 8:00 Dificultad: media Duración Aproximada: 5 horas Desnivel: 600 subida 800 bajada Distancia: 13 km. Material recomendado: calzado y vestimenta invernal.
Peña Isasa con Turruncún entre monolitos
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Esta es la segunda vez que damos información de Peña Isasa. En la primera (díptico 263) decíamos que era el centinela de la Rioja Baja, que la leyenda atribuía a Roldan su lanzamiento desde la ribera del Ebro, que estamos en plena zona de huellas de dinosaurios, con varios yacimientos de “icnitas”, explicaba la aproximación hasta Préjano y el itinerario desde el mismo pueblo a Isasa.. Hoy vamos a dar una información en dos aspectos muy diferentes. Uno racional, práctico y notas curiosas del entorno, como viene siendo más o menos habitual y Otro totalmente “sensorial”. Vamos a ello.
Peñalmonte desde la pista de Préjano
Peña Isasa es un monte que forma parte de la sierra de Peñalmonte, situada en el Sistema Ibérico, en la
Rioja baja. Desde ella se pueden ver los pueblos del valle del Cidacos, como Arnedo, Quel, Autol, y otros
como Pradejón, El Villar, etc.
A sus pies, tres pueblos la rodean: Préjano, Turruncún y Muro de aguas. Desde estos lugares se toman
vías de ascensión a su cumbre rocosa. Además también es utilizada la subida por la cresta de la sierra,
desde el puerto entre Villaroya y Muro de aguas.
Préjano Túnel con fotocélula en la vía verde.
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En Préjano, antiguo pueblo minero, encontramos un castillo del siglo XVI, con torre pentagonal reforzada,
además de las habituales iglesias y ermitas de casi todos los pueblos. Destacar que aquí se encuentra el
trujal más antiguo de la Rioja, que sigue usando el sistema tradicional de decantación. Se puede visitar al
cierre de la temporada, en enero, en el conocido como “día de las pingadas” en el que además se degusta
este plato típico a base de pan, aceite y azúcar. (A muchos, esto nos lleva a la infancia).
Actualmente se nutren de la agricultura y la cercana industria de Arnedo.
Ofrece al visitante una vía verde, aprovechando el antiguo trazado del ferrocarril y siete emplazamientos
de icnitas muy interesantes. (En una de ellas, por la distancia de las huellas se deduce una cojera en el
dinosaurio protagonista de las mismas)
Isasa desde Préjano
Turruncún, a principios del siglo XX, tenía 300 habitantes. Hoy está en ruinas. En 1965 construyeron las
escuelas, que nunca llegaron a funcionar como tal. Lo localizamos en la carretera entre Arnedo y Cornago.
En sus alrededores encontramos una ladera con multitud de monolitos, que invitan a la exploración.
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Monolitos en Turruncún Peñas de Isasa desde la pista de Turruncún
Muro de Aguas, se sitúa al sur, limitando con Soria. El pueblo primitivo estaba donde están las ruinas del castillo. (Lo que faltan de las ruinas forman parte de la iglesia) Dos largos muros encerraban la única calle con casas a ambos lados. (La piedra del antiguo poblado está en las nuevas casas y en las terrazas de los campos) Hay numerosos manantiales y resulta atractiva su fuente de 16 caños. (Yo sólo cuento 14) Construida en el siglo XVIII y reconstruida en 1902. Cercano está un rollo de casi 4 metros de altura y cerca de 2 m. de perímetro
La economía está basada en agricultura –cereal, almendros y huerta- y ganadería ovina y algunas cabras.
También aprovechan la gran cantidad de plantas aromáticas, para tener abejas.
Hay una fábrica de embutidos, otra de ajos pelados al vacío y otra de calzado y miel.
Desde la Edad Media se explotaban minas de pirita, mineral también llamado «Cantalobos» en la zona.
Forma ayuntamiento con Ambas Aguas, del que dista 6 km. y tiene 6 habitantes. Allí existe una explotación minera dedicada a la extracción de pirita. En el lecho del arroyo de Vallaroso pueden encontrarse piezas de este mineral.
Rollo de Muro de Aguas La Fuente Hasta aquí, la primera parte, conforme a nuestras posibilidades. Fotos y recopilación: F. Pla A continuación, dejamos la razón y pasamos a los sentidos, hasta el punto de leer la descripción de un itinerario, que nos deja en la garganta el sabor de la miel, y notamos cómo huelen a flor las letras que vamos leyendo.
Nuestro agradecimiento a Carlos Ezquerro por la descripción de un itinerario que podría ser anodino, relatado por cualquiera, pero que él lo convierte en alimento espiritual para quien tenga sensibilidad. Carlos Ezquerro Soy un correcaminos siempre dispuesto, que prefiere las veredas poco transitadas a los caminos señalizados. Los amigos me llaman naturalista, creo que me sobrevaloran, pero sí siento la responsabilidad de colaborar con las
voces que desde campos muy diferentes abogan por la necesidad de reinventar el futuro, de apostar por un desarrollo sostenible, de posibilitar un planeta en el que todos cabemos.
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Isasa, un jardín de montaña en Rioja Baja
"Peña Isasa, muchos la ven y pocos la pasan", así rezaba el refrán, presto en la boca de los paisanos,
al aludir a esta montaña tan presente, junto al más lejano Moncayo, en los paisajes y el sentir
popular de las comarcas del Cidacos, Alhama y Linares. Siempre estuvo este pico, un poco solitario y
apartado, envuelto en las nieblas intemporales de las leyendas, impregnado de misterio e
incertidumbre, no en vano aparecen en ellas personajes que se prestan a ello, como el "Forzudo
Sansón", responsable de la presencia en la cumbre de las rocas ciclópeas que la forman, la “Reina
Isasa” y su hermana “Gatún” que modelaron a fuerza de celos y magia la morfología pétrea de este
territorio,… incluso había quien situaba en sus proximidades "…una de las puertas del infierno", acaso
pensáis que el hecho de brotar en su entorno las aguas ardientes de Arnedillo o las sulfurosas (huelen
a azufre, a huevos podridos…) de Grávalos o la Pazana, respondían a otra cosa… que la cercanía del averno ¿Para qué iban a pasar por allí…?
En la actualidad este rincón montañoso, pastoreado, desforestado y reforestado posteriormente, con
numerosas pistas forestales y cortafuegos, viejos caminos medio perdidos, sendas, veredas y trochas
apenas transitadas, casi en exclusiva por el ganado o la fauna salvaje,… que no goza de protección
suficiente, la que debieran garantizarle los gestores del territorio, ni tampoco del respeto y cuidado de
los usuarios que la disfrutan, guarda, sin embargo un buen número de valores naturales, geológicos, etnográficos o paisajísticos que “el viajero” tiene ganas de recorrer hoy con vosotros.
El conoce Peña Isasa en casi todas sus versiones, pues desde Villarroya, Ítaca para “el viajero”, la
tiene siempre presente y sus reiteradas ascensiones, que mantienen a punto su estado físico, le han
permitido descubrir sus encantos. Por ello ha partido de esta población con la esperanza de encontrar,
en el camino elegido esta mañana, las imágenes de voluptuosos jardines enrocados que permanecían
idealizados en su retina y hacía ya algunos lustros que no veía florecer en su esplendor, debido bien
a las insistentes sequias sucesivas o las excesivas lluvias del último año. Ha dejado atrás el empalme
de la LR-123 y tomado la LR-487 que lleva a Muro de Aguas, no ha transitado todavía un kilómetro
por ella y toma ya una pista descarnada que nace en un recodo desdoblado de la carretera. Comienza
a subir por ella en silencio, este repecho justo al comienzo, siempre se le atraganta, más la profusa
floración de tomillos entremezclados con falsos junquillos (aphylantes monspeliensis), sus pequeñas
flores azuladas dulces y comestibles, ligeramente cerradas todavía, dan un aspecto jaspeado, con
tonos blanquecinos y verdeazulados, al suelo pedregoso, hacen más distraída la cuesta arriba y le
permiten acrecentar su confianza, “el caminante” espera encontrar hoy aquellos preciosos rincones
que recuerda ajardinados con la anarquía propia de la natura. Una sucesión de pronunciados repechos
ondulan la bella panorámica que debe recorrer, en ella la senda se dibuja con intermitente nitidez
hasta llegar a Peña Isasa, y se aprecia cómo, la misma, discurre próxima a los precipicios que se
descuelgan, abruptos en ocasiones, hasta el Valle de Turruncún, por el que fluye (dependerá del
capricho de la meteorología) el Arroyo de la Mina (fueron varias las minas de carbón explotadas entre
Turruncún y Villarroya). Los gamones (asphodelus albus) sobresalen ahora de los tomillos y los
primeros piornos azules (erinacea anthylus), conocidos también como “cojín de monja” o “asiento de
suegra”, puedes imaginarte el porqué de su nombre popular… Estas liliáceas envaradas cuyas flores
blancas resultan muy atractivas, pura golosina, para los abejorros y en especial para el mayor de
ellos, el abejorro carpintero (xylocopa violacea), dardos de color azabache que las asaetaban con
glotona delicadeza. Camina ahora ya ligero en el rellano, por un jardín abierto y montaraz, para
adentrarse enseguida en el término de Navalillo donde llaman su atención los esponjados
almohadillones, amarillos y pinchudos, de las genistas (genista mugronensis) salpicados con los
erizones de piornos azules, que se prodigan en el borde del camino, ascienden laderas arriba y tapizan el suelo bajo los pinos de repoblación, un sugestivo festín de formas y colores…
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Ha llegado a un collado poco definido, sin bautizar, donde el amplio camino que traía comienza su
descenso, allí, toma una senda que sube en dirección noroeste al encuentro de los cortados rocosos a
los que se asoma con frecuencia “el viajero” y se recrea con las sorprendentes estampas que se
disfrutan desde esos privilegiados miradores, adornados de manera magistral por la arbitraria
primavera. La visión que tiene ahora de Peña Isasa es, probablemente, su más bello perfil y hoy tiene
su mejor momento, el que desearía como foto de presentación... Mas, también reclaman su atención,
como siempre que llega hasta allí, la franja de terreno que desde el pie de los farallones calizos,
donde residen los buitres leonados, el búho real, el halcón peregrino, el cernícalo común, el roquero
solitario, los aviones roqueros o el culirroyo entre otros, a la par que una particular comunidad
botánica, una pedriza suelta, de canto menudo, que desciende hasta los pinares, un espacio ocupado,
como lunares sin orden, por pudios (rhamnus alpinus) y guillomos(amelanchier ovalis), y donde es
frecuente sorprender, desde las alturas discretas, a corzos, jabalís o zorros sesteando a la sombra en
días de calor o en la piedra caliente por el sol, los de frio… Ha tomado resuello “el caminante” antes
de enfrentar el último repecho exigente que le queda hasta la cumbre, un cuarto de hora de pasos
cortos y mirada al suelo,… puede que ahora encuentre algún anmonite, terebrátula o rinchonella,
habitantes marinos de hace 120 millones de años,… fosilizados y frecuentes en este paseo… Con la
respiración entrecortada,… y apenas sin darse cuenta, ha llegado al Alto de la Cabezuela (1.403 m.). Otra pequeña parada y un nuevo respiro, la panorámica y él se lo merecen,…
Enseguida prosigue, le quedan tan solo diez minutos de subida, menos fatigosa que la resuelta, para
tocar el poste geodésico de Peña Isasa (1.472 m.), el centro y cúspide de este hermoso jardín de
montaña que hemos recorrido, un jardín sin amaestrar, donde las ciclópeas calizas cortadas a cuchillo
comparten protagonismo con los piornos azules o el amarillo intenso de las genistas, donde los pudios
con sus hojas recién brotadas y los níveos guillomos en flor hacen de teloneros y algunos tejos (taxus
baccata), protagonistas verdes durante el invierno, pasan ahora a ser tramoyistas de este
espectacular escenario ajardinado… Se toma ahora su tiempo “el viajero” y se pierde en el enigmático
laberinto rocoso que resulta la cumbre de Peña Isasa y descubre los cientos de pequeños jardines
diseñados por la natura en cada hueco de tierra que encuentra libre, en cada agujero de la roca
donde germinó su ingenio o allí donde solo la magia que encierra esta bella montaña hace florecer a
las delicadas espuelillas (chaenorhinum origanifolium)… ¡¡¡Qué buena la preparó El Forzudo Sansón” cuando lanzó aquella peña desde Andosilla…!!!