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  • EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. - JUEVES 7 DE JULIO DE 1931. 11

    PAGINA DEL HOGAR UN CUENTO BREVE

    LECCIÓN APROVECHADA i-

    POP T. M. González Barbé ) divertido, conversado*

    ente era Lauro. le había una fiesta con

    met» Minarse y asado con estaba él haciendo reír a

    m prcterrt.es con sus expr*- e ove/a das; si eran muzas

    - que : Atan el mal ge;;o de air- ¡o (>1ah»n solo por su

    ría In ustancial: pero si eran i antenla en continua merced a sus cuentos

    y ' las" tan deseá- ronlo ocurrentes. A decir

    son referir co- do cualquier revolución imn~¡-

    le lo aventajaba. Su.-» i d*» labor apenas sa reu-

    :¿n pai a suavizar la mía con unes males antes d?

    ¡iban •. Yo con mi< veinte años so- 1 lomo, sa tanto romo el virio

    O mis, porque siempre n la contraria... !•

    .lias era el más viejo de Loa pronos. Muy aficionado tam-

    • "historias" y bastan- do en filosofía y letras —de

    lo cual se jactaba diariamente—, 0 inventor fecundo de cuentos que

    la pasar romo vividos en sus ños te peón y tropero, ora

    la admiración de los sauchos y i de su patrón: mas ruando

    ó Lauro v empezó a relatar a s i manera grandes ncontcclmien-

    su vida errabunda, don Za- eelipsó enteramente, y

    mtonees, con un resentimien- to Justificado, no qtibo saber mas

    i... Solamente buscaba la üdad t»e avergonzar al mu-

    chache con sus objeciones morda- ;e (iwo esperaba anhelo-

    so un olvido en la "rilaelón" o una i mal pronunciada, pata es-

    i luena caí Minarla. Lau- ro, listo y ocurrente s'emnre, no se raMnhn ni ante la venial esrrrimi-

    el viejo y, para aturdlrlo, rite, comenzaba a de-

    ( ir i i Ha y n hnhtnr i || pri i di ■     cédante,

    l hacia que los gauchi- laran del virio y ewntl-

    rirnt'o a más no poder... V, el viejo Zarn-

    quednba olvidado sentado en ii favorito, mordiéndose los

    »s brutalmente, mascando el pucho apagado, el oído alerta, bri- llante la mirada, ansioso de "pes-

    M contrai: > impertinente... el que. general m te, antes de em-

    r el cuento, i ilráhalo de sos- layo ron pieria i vención, y revol- vía el cove' ro i el propósito de

    con a'.unas frases de. y n ex las de filosofía

    lio el violo contl- ' vador, siem-

    en acecho y vengativo siem- 1 re !

    i noche, al terminar Lauto l sus hazañis heroicas, ie

    oír la voz firme y grave de con Zacarías. Lauro intentó gritar para 'arlo hablar, pero uno

    i, nan admirador v ( -a del viejo, intervino

    autoritario: [Hay que rispetar n los ma-

    pa que lo respeten! Y dirigiéndose a don Zacarías:

    i —Hable usté, viejo, aquí sernos ! lumbres y lo vamos a oir con aten- ción!

    Sonrió don Zacarías. Ganas tuvo I de felicitar di gaucho que asi ha-

    i Lia expresado sus buenos senti- mientos. Y, tomando una actitud

    ; ("o maestro preferido, gravemente (Uio:

    —La libación está bien pensa- da, pero el argumento bastante l'astao; las ideas son güeñas, pero están disparramadas; a decir ver- cU'i, las parrafadas no carecen de

    . cierta hermosura, pero encuentro en tiiito esto mucha fantasía y mal'intención, tosa de que no sc- mes capaces los viejos...! Pero...

    —{Pero, pero, pero!... Si t'n'ora- rns con ó!, viejo disgraciao..,

    ' — pen.-ó Lauro, e intenciones tuvo de mandarse mudar.

    —Pa mentir, hay que saber men- tir bien, continuó «Ion Zacarías, dueflo ya do la situación. La men- i ira si algo que muchas veces nos libra de una dlsajraela, y es más (¡ulce, guena y hermosa que la yarda; ella nos conserva por mu- rho tiempo por lar ilusiones ton-

    ¡ tas y bellos que guardamos celo- samente' rn el tarro e nuestro cora- z'.'.ti. Pero hay mentiras doloiosa», perversas, puntiagudas como un I uñal, que se clavan casi siempre en la carne e los Inocentes y les hace sufrir lo indecible, por culpa únicamente de unos ruantos saban- el.ias...! La mentira es libre. ¡Tul- tos pueden mentir, pero no invocar a las personas güeñas ni malas...!

    -SI. rompí iendo -animóse Lau- io, un poco vencido ya por el ra- zonamiento del viejo. —Pero usté exagera demasiao, yo no perjudico a naides...

    —No perjudicas a naides, pero los reventas al primer mangaso...

    —Si no m'hacon daño, yo no me cobro.

    — Cantando 'staba un tordo p'ha- ( t se l'inocente.

    Poca grada le hizo el chiste de don Zacarías, Se levantó colérico. Y exclamó ven acento despectivo:

    Cueno... Ya que uste's méistr'e l« estancia, tifa enseñando a es- tes gauchos ;.onsos, que no no pre- I " guasca pa umunsarme,

    - No ven ustedes... -afirmó el viejo, - Estol gurlses* de ahora se van puras pretensiones de letraoi. v no permitir, un consejo ni una observación de los viejos experl- nentaos... ;Ah, mis tiempos! Cui- c'ao del que tuviera l'osadia'e re- •tiucar o Interrumpir los mayores!

    —Pero usté tamién miente un poco, ño Zacarías-defendió otro.

    —En oeastones, sin dañar a nai- t'es. El cuento pa ser lindo, tiene iiue ser mentido. Hacerlo tristón y doloroso, es acc¿ jar el corazón inútilmente la t o está la hesto- tia. Ella es s.empre severa, grave, amarga, indiferente... Ha venido al mundo pa decirnos cosas bárba- ras y fieras na'más. El cuento no es ansina. El viene a deleitarnos, hecernos go/ar ratos Intensos de filicida espiriual y a quitarnos un poro el rlruerdo perverso'e la vi- da ruda... Y la vida. ;.no es una mentira? ¿Oulén protesta por ello? Naides... 'fultos quieren crér en ella, y no en la muerto que es la verdá, la única verdá.

    Los gaUehos permanerian absor- tos, suspendidos en las frases de don Zacarías. Aquel viejo, sentado m su rincón favorito cn*re la pe- numbra del galpón: dejando que de sus labios marchitos brotaran

    Notas de Mayagücz

    CONTRACT ««.. ..»-» gO|DQ£ Cinto C»nar

    Arriesgando rn buen contrato UNA c«'a es Jurar uní mino vi

    ll.nt"m«nte. audirment-. r\ •> do el ejtifi del corTite de- pende de una tic*'.--» • Te-

    Jante, poro otr» cn»« es anw;«r un contrato perfectamente tac.:. • KJI *1

    r cato, hay mucho que «ei.ar ». paratlvamtnte, poco q> e n-r-'.-.-. En

    :» man» de hoy el deet


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