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PALABRAS DE DESPEDIDA AL DOCTOR ANGEL F. ROJAS
Carlos Eduardo Jaramillo
No importa cuánto uno piense o diga
la muerte siempre será la muerte
el gran agujero negro
el colosal silencio
en medio de la música de las constelaciones.
Aprendemos a cohabitar con el vacío
va haciéndose la sombra en nuestro cuerpo
apagándose el fuego
Uno la ve venir y no puede hacer nada
el pecho inane
mejor sería que nos tomara de sorpresa
simplemente sucede
como un acontecer natural que no desdeña
la poderosa contingencia del azar
Entonces ¿Por qué no saludarla?
cortésmente
sin alegría pero sin rencor
quizá con una pizca de ironía
de intelectual irrespeto
de humor lojano
aunque en su caso dicha con la ácida mesura de un gentleman inglés
Sir Ángel F. Rojas
Caballero de su Majestad la Reina
no habría podido servir a ningún Rey
noble por derecho propio
En el Reino Magnífico del Pensamiento y de las Bellas Letras
por la gracias laica del Verbo.
Porque esa fue su manera de enfrentar a la Indeseada Oscura
doctor Rojas
no dándole importancia
como salir de viaje a un sitio de descanso no sé dónde
escogiendo la ropa
siempre tan atildado en el vestir y en el decir
siempre tan elegante casi sin proponérselo
esbelta la figura
el porte digno
en intima donosura del habla y la escritura
armonía con lo que se fue su vida
claridad del pensamiento
rectitud sin doblez
nobleza del espíritu
combate permanente por las causas del hombre y la justicia
socialista de cepa y fe profunda
Se va el último grande de los escritores de la brillante generación del 30
la de Palacios, Gallegos Lara, Gil Gilbert, Aguilera Malta, Pareja Diez-Canseco
José de la Cuadra compañero de su bufete de abogados
El último de ellos también en recibir el premio “Eugenio Espejo”
de quienes vivían aún para recibirlo
Siempre el último en los honores
aunque de los primeros en el mérito
Porque no era hombre de imagen
no era contemporáneo
porque jamás buscó la promoción ni la publicidad que son la misma cosa
el marketing ni los premios literarios
salvo en su extremada juventud para ganarse el beso de alguna bella
Pero fue hombre de sentires profundos
dichos con sencillez pero con pulcritud y justicia
que es el más adecuado atuendo de la sabiduría
varón de lealtades solidas y enraizados afectos
aunque fuera más bien parco en demostrarlos
con ese pudor un tanto campesino traído de su niñez en Loja
de las comarcas rurales donde su joven madre ejerció como maestra
La niñez tendrá siempre el relente del paraíso
guardado en ese misterioso sitio donde la memoria es casi olvido.
De todos modos
aunque la muerte sea siempre la muerte
la suya fue una muerte digna como cumplía a su vida
y quizás aun cortés
le permitió conservar la lucidez hasta el final
la gallardía Ud. La pondría siempre
como cosa muy suya
propia
Vengo solo a entregarle esta rosa del corazón en su partida
Dr. Rojas
en nombre de sus amigos más cercanos
de toda edad
de los que nos hemos arrogado el privilegio de creer que también estuvimos dentro del
círculo de sus afectos
después de los de su sangre más queridos
sus hijos y su hermana
desolados
Solo esta parva lluvia de verano de mis pobres palabras
cayendo en el vacio de su ausencia.