Lección 7 para el 15 de agosto
de 2020
¿Qué dice la Biblia de sí misma?
Sus cualidades.
Su poder creador.
¿Qué podemos hacer con ella?
Obtener sus beneficios.
Creer en sus promesas.
Compartirla.
Jesús dijo de las Escrituras: “ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39).
A través de toda la Biblia podemos encontrar a Jesús. Por eso decimos de ella que tiene poder. Es el medio por antonomasia a través del cual Dios ha decidido darse a conocer.
No es un libro para ser leído, sino para ser “comido” (Ezequiel 3:3). Debemos dejar que penetre en nosotros, nos transforme y nos de poder para compartir con otros su mensaje principal: el amor y el carácter de Jesús.
“Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero” (Salmos 119:105 NVI)
En la propia Biblia encontramos diversos símbolos a través de los cuales descubrimos algunas de sus cualidades.
Las mentes oscurecidas
son iluminadas.
Luz
Consume la escoria de
nuestro pecado.
Fuego
Rompe nuestros
duros corazones.
Martillo
Implanta en nosotros vida que da fruto para el Reino
de Dios.
Semilla
Satisface el hambre del
alma y nutre nuestro espíritu.
Pan
Al escudriñarla, la vida será transformada por su bondad, encantada por su amor, asombrada por su gracia y satisfecha por su presencia.
Salmo 119:105 Jeremías 23:29a Jeremías 23:29b Lucas 8:11 Mateo 4:4
“Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12 NVI)
En el principio, Dios “dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió” (Salmos 33:9).
El mismo poder de la Palabra Creadora de Dios reside en su Palabra Escrita, la Biblia. El mismo Espíritu que estuvo activo en la Creación estuvo activo en la inspiración de las Escrituras.
Cuando leemos la Biblia permitiendo que el Espíritu Santo actúe en nuestra vida, tiene el poder de hacer de nosotros una nueva creación.
Cuando ayudamos a otros a comprender su contenido, el Espíritu Santo también cambiará sus vidas.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2ª de Timoteo 3:16)
¿Cuáles son algunos de los muchos beneficios que la Biblia aporta a nuestra vida?
2ª de Pedro 1:4. Nos hace participar de la naturaleza divina.
Santiago 1:21. Salva nuestras almas.
Hechos 20:32. Nos da una herencia entre los santificados.
2ª de Timoteo 3:15, 17. Nos hace sabios, perfectos y preparados para toda buena obra.
2ª de Timoteo 3:16.
Enseña. Revela la verdad y expone el error.
Redarguye. Reprende nuestros pecados.
Corrige. Modifica nuestros errores.
Instruye. Nos revela la justicia de Cristo.
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19)
La Biblia contiene más de 3.000 promesas. Cada una es un compromiso que Dios hace con cada uno de nosotros, y que Él nos invita a reclamar.
A través de ellas podemos ver la preocupación de Dios por nuestras necesidades físicas y espirituales. Cuando al fin nos encontremos cara a cara con Él podremos exclamar “ninguna palabra de todas sus promesas […] ha faltado. (1R. 8:56).
Pero las promesas no son incondicionales. La falta de fe puede anularlas (Hebreos 4:2).
Isaías 33:16
Lucas 12:27-28
Isaías 43:2
Salmo 91:11
Salmo 4:8
Isaías 40:31
Cuando por fe reclamamos las promesas de la Palabra de Dios y las creemos porque Cristo lo ha prometido, las bendiciones de esas promesas se hacen nuestras.
“Las Escrituras deben recibirse como palabra
que Dios nos dirige, palabra no meramente
escrita sino hablada…
Así sucede con todas las promesas de la
Palabra de Dios. En ellas nos habla a cada uno
en particular, y de un modo tan directo como
si pudiéramos oír su voz. Por medio de estas
promesas, Cristo nos comunica su gracia y su
poder. Son hojas de aquel árbol que es “para la
sanidad de las naciones.” Apocalipsis 22:2.
Recibidas y asimiladas, serán la fuerza del
carácter, la inspiración y el sostén de la vida”
E.G.W. (El ministerio de curación, pg. 84-85)
“Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios” (Isaías 50:4)
Al estudiar la Biblia cada día, Dios “despierta” nuestro oído y nos da sabiduría.
También nos da “lengua de sabios” para que podamos compartir las buenas nuevas con los demás.
La Palabra de Dios atesorada en nuestro corazón no puede quedar encerrada. El gozo de la salvación nos lleva a aprovechar toda oportunidad para compartir el mensaje con aquellos que aún no lo conocen.
Pablo nos transmite este solemne encargo: “Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar” (2Tim. 4:2 NVI).
“La educación que puede obtenerse por el
escudriñamiento de las Escrituras, es un
conocimiento experimental del plan de la
salvación. Tal educación restaurará la imagen
de Dios en el alma. Fortalecerá y vigorizará la
mente contra la tentación, y habilitará al
estudiante para ser un colaborador de Cristo
en su misión de misericordia al mundo. Lo
convertirá en un miembro de la familia
celestial, y lo preparará para compartir la
herencia de los santos en luz”
E.G.W. (Palabras de vida del gran Maestro, pg. 24)