santo rosario
La anunciación
• No olvides que, ante el Señor y la Virgen, somos niños.
• María está recogida en oración.
• El Arcángel le dice su embajada: Dios te salve María...
• -¿Cómo se hará esto si no conozco varón?
• -He aquí la esclava de Señor, hágase en mí según tu palabra.
• Al encanto de sus palabras virginales el Verbo se hizo carne.
La visitación de nuestra Señora
• Caminamos apresuradamente hacia las montañas, hasta un pueblo de la tribu de Judá, donde está Isabel.
• Llegamos.- Es la casa donde va a nacer Juan, el Bautista.
• Isabel aclama agradecida, a la Madre del Redentor:¡Bendita tú eres entre todas las mujeres y...
• El Bautista, no nacido, se estre-mece...
• La humildad de María se vierte en el Magníficat.
• Y tú y yo, que somos unos soberbios, prometemos que seremos humildes
Nacimiento de Jesús
• Se ha publicado un edicto de César Augusto, y manda empa-dronar a todo el mundo.
• La Virgen María y S. José van desde Nazaret a la ciudad de Be-lén.
• No hay lugar en la posada: en un establo.
• María le envuelve en pañales y le recuesta en el pesebre.
• Frío.- Pobreza.
• - ¡Qué bueno es José!.- ¡Hasta me perdona, si cojo en mis brazos al Niño y me quedo horas y horas, diciéndole cosas dulces y encendi-das!...
Purificación de la Virgen
• Cumplido el tiempo de la purifi-cación de la Madre, según las ley de Moisés, es preciso ir con el Niño a Jerusalén para presentarle al Señor.
• ¿Te fijas? Ella -¡la Inmaculada!- se somete a la Ley como si estuviera inmunda.
• -¡Purificarse! ¡Tú y yo sí que necesitamos purificación!
• Un hombre justo y temeroso de Dios, movido por el Espíritu Santo ha venido al templo. Toma en sus brazos al Niño, y le dice: Ahora, Señor, puedes sacar en paz de este mundo a tu siervo...
El Niño perdido en el templo
• -¿Dónde está Jesús? –Señora:¡el Niño! ¿dónde está?
• Llora María. Y José, tras inútiles esfuerzos por no llorar, llora tam-bién... Y tú... Y yo,... por cuando le hemos perdido por el pecado y no hemos llorado.
• Jesús: que nunca más te pierda...
• Y, nos consolamos con el gozo de encontrar a Jesús -¡tres días de au-sencia!- disputando con los maestros de la Israel...
• -¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre?