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EN
PRESENTE
329
328
Frente a un monólogo que ocultaba las fracciones
entre
los ctiterpnt¿i; '
bandos
de
poder militar, por lo
menos
durante los primeros cuatro años
La
cuestión
social
sólo
puede ser planteada significati
biemo) cuyo efecto era fijar sentidos para una sociedad que debía ser
vamente sobre
la base de la
cuestión
de la calidad esté
cada en ellos, el
discurso del
arte y
la
cultura
propone
un modelo
o r r n a l m e n
tica. Dicho de otto modo, la sociología no debería pre-
te opuesto: el de la pluralidad
de
sentidos y la perspectiva
dialógica.
2
Si
el
: r
4-
guntarse cómo funciona la música sino
cómo
se coloca
discurso del régimen
se
caracterizaba por cerrar el
flujo
de los significados
respecto
de las
antinomias
'sociales
fundamentales,
si
se
en
consecuencia
,
indicar
líneas obligadas
de
construcción
de
sentido,
p r o p o r ~
propone
gobernarlas, dejarlas estar o, incluso, escamo-
cionando un modelo comunicacional pobre y unidireccional, en
el cual
'
tearlas. Y esta pregunta conduce hacia lo que es inma-
elenco
muy
reducido de
figuras agotaba las representaciones
de
lo
social y nente en la forma de la obra misma.
individual, de
lo público y lo
privado,
del
presente
y
de la
historia, los dis f" i
Adorno
a
Krenek
sos
de la
literatura
podían
proponer
una prácticajustamente de sentidos
abier,'
·': o
S'
Deben proponerse perspectivas
que desplacen
y
extra-
tos,
de
cadena qúe no cierra, de figuraciones abundantes. Frente a
la pobrezá
ñen el
mundo, revelen su
ser,
con sus
escollos y sus fisu
impuesta
de los sentidos y la unicidad
de
las
explicaciones, crearon un espad
a
ras, tan
distorsionado
y
pobre
como aparecerá, algún
rico de sentidos y explicaciones que
se
hicieron cargo de
la
ambigüedad ylá
. ,
día, a la luz mesiánica. Ganar tales perspectivas, sin ve-
dificultad de hablar en
una
sociedad opaca. En escala reducida, reinstalaban
. leidad ni violencia, a partir de un
contacto sentido
con
las condiciones de una situación comunicativa no unidireccional.
los objetos: tal es
la tarea del pensamient o.
Es imposible
afirmar
que
este
progra=a representa a toda la literatura
af
,
Adorno,
Minima moralia
ge n
tina
del período
en
primer lugar, porque parece dificil, en cualquier
tuación, caracterizar
por
un
solo
rasgo a
un corpus
que se define, principi:U
La narrativa de
estos últimos
diez años se
escribe
en el
marco
de la crisis de
mente, por un sistema
de
diferencias además
de
líneas
de
contacto).
Sü
í
la representación realista y
de
la hegemonía consiguiente
de
tendencias estéti
embargo, sí es posible
leer
algunos
de
los
textos de
estos años
desde esta
cas que trabajan
incluso con obsesión) sobre problemas
constructivos, de
in-
pectiva, sobre la base, además, de que en ella
parecieron
ubicarse también
~ r t e x t u a l i d a d
de
procesamiento
de
citas, de representación de discursos,
de
razones de su circulación y repercusión
en
la sociedad y
en muchos
casos,
;:
.relaci6n entre realidad y literatura o
de
la
imposibilidad de esta relación.
Es co
su éxito.
.,q} ; ) [ ~ : mún que
escritores se
;efieran a c u ~ s t i o n e s t e ó r i c o - c r í ~ c a s y _ d . e ~ u e s t r ~ n lectu-
ras
de
textos
extremadameate sofistIcados desde el pSlcoanáhsIS lacanlano a la
l:i :'"
~ , ' , ~ e ( ) r í a
del intertexto qu e ,
dicho
sea
de
paso, abre la
posibilidad de una
nueva
de
Borges
en
la clave
de
las
escudas r a n c e s ~
y del
postformalismo ro
BuenosAires, Sudamericana, 1979. Enrique Medina, Las
muecas del miedo,
Buenos Aires,
lema,
1981. Daniel Moyano,
EllibTO de navíos
y
borrascas, Buenos
Aires, Legasa, 1983; El
. El haz de incitaciones incluye a BenJamin, Foucault, Nietszche, Lacan o
lo del tigre, Buenos Aires, Legasa, 1983.
Pedro
Orgambide, Hacer la América, Buenos
Wittgenstein,
corno
puede leerse en citas explícitas u ocultas
en
las narraciones
Bruguera, 1984. Ricardo Piglia, Respiración a r l i f i c i a ~ Buenos Aires, Pomaire, 1980.
más
signadas porla hiperliterariedad,
de
las
que raramente
faltan
marcas de
un
Puig, El beso
de
la
mujer araña,
Barcelona, Seix
Banal,
1976;
Pubis angelical,
Barcelona,
~ l e c t o r
capaz
de
seguir
la trama de las
alusiones.
Incluso en
escritores
cuya
pers-
Banal, 1979.
Rodolfo
Rabanal, El pasajero, Buenos Aires,
Emecé,
1984. Andrés Rivera,
continúa
siendo
más
afín con
la del
realismo, la conciencia
de
que ya
que perder Buenos Aires,
Centro
Editor
de
América Latina, 1982; En
esta dulce tierra,
es
posible
una confianza ilimitada en las
posibilidades
de
la representación
Aires, Folios, 1984. Juan José Saer,
Nadie
nada
nunca,
México, Siglo XXI, 1980.
riano, No habrá más penas ni olvido, Buenos Aires, Bruguera primera edición: Barcelona;
M
~ u d e
marcar las elecciones constructivas. El trabajo con el sistema literario y el
1980 ; Cuarleles de invierno,
Buenos Aires,
Bruguera
primera edición: Barcelona, 1982).
de
géneros
del
policial a la ensayística) diseña
un
arco tan amplio corno
rio Szichman,
A las
20 25
la señora
enlTÓ
en la inmortalidad,
Hanover, Ediciones del
para
extenderse desde Osvaldo Soriano hasta Ricardo Piglia. Por otra parte, la
1981.
HéctorTizón, La casa
y el
viento,
Buenos Aires, Legasa, 1984. David Vmas,
Cuerpo a
'eelaboración de los
discursos
del periodismo, de los
medios
de
comunicación
po México, Siglo XXI, 1979.
masas y de la cultura popular supera los
límites
de
la literatura "culta", co
2
Véase,
en
el
Apéndice
a este texto,
un
análisis
de
las
condiciones del
discurso
sucede
ejemplarmente en la obra de
Manuel Puig.
ritarlo.
-
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330
BEATRIZ SARla
Enfrentada con la disimetría entre el orden de lo real y el orden del
i s c u r ~
so,31
a
narrativa presenta esta cuestión estética
fundaIllental incluso
en
aquellos '
textos que parecen más inclinados a afirmar la posibilidad de la representación.
4
.
En el reconocimiento de
esta disimetría,
que ataca la ilusión realista porque po- .
ne
en
el
centro
la pregunta
sobre cómo
representar,
al mismo tiempo que inte'
rroga al objeto de la representación y,
por tanto,
al orden de los
hechos, la
na- .
rrativa
de
estos
años
afirma,
taIIlbién
de
este
modo,
una
cualidad
disidente.
En .
la medida
en
que el discurso del
régimen
se
basa
sobre la afirmación de
un
or
den
natural que la
perversidad
del
enemigo
ataca
para
transformar esa natura
leza
en antinaturaleza,
un
discurso literario que problematiza las
relaciones
na-
turales e inmediatas con el referente afirma la cualidad convencional de toda
representación
y
pone en escena
el pacto narrativo
que
hace posible
no
sólo la
escritura
sino la lectura de
un
texto de ficción.
5
Al debilitar la idea de
una
relación necesaria y
única
entre el orden de lo re-
presentado
yel
orden de la representación, los textos
más
significativos reflexio
nan
no
sólo sobre l orden
de
la representación sino también sobre el orden de
lo representado . Son,
en
este sentido, ficciones interrogativas de lo real y auto
conscientes de los medios y las formas de su interrogación.
a
destrucción de
las
ilusiones organicistas
que
atribuirían
un
nexo de necesidad
entre
el
orden
de
los
hechos y
el
orden de la representación,
instala
una pluralidad
de nexos
en
tre aIIlbos niveles y, en
consecuencia,
diferentes regímenes de verdad literaria. ,
Vmculada a ello, está la idea de
que
los textos ponen
en
escena un debate·
de
valores y, en consecuencia, discursos
de
diferente procedencia ideológica, po
lítica, social y cultural.
6
Frente al monólogo
practicado por
el autoritarismo, apa- .
rece
un
modelo comunicativo
que tiende
a la perspectivización y al entramado
de
discursos. Las ficciones
se
presentan, con frecuencia, como versiones e inten
tos de rodear, desde ángulos diferentes, una totalidad que,
por
definición, no'
puede ser representada
por
completo. Incluso las
narraciones
marcadas
por
opo
siciones
binarias
reconstruyen, de tal modo
el
mundo discursivo e
ideológico
del
3
Pero ¿quién puede asegurar que
el
orden
del
relato es el orden
de la
vida?" y
En
l -
fondo, dijo después, Joyce se
plante6
un
solo problema: ¿c6mo narrar los hechos reales?", te '
matiza Ricardo Piglia
en Respiraciún artificial,
op
. cit.,
pp. 42
y
184.
4 Por ejemplo,
en
las variaciones que se
dan
entre
narrador
y autor, en
Flores robadas en l s
jardines de Quilmes, de Jorge
Asís.
5 Sobre la
noción de pacto de
lectura, véase Philippe Lejeune, ú pacte autobiograPhique, · .
París, SeW,J, 1975 [El p cto autobiográfico, Madrid, Endymión, 1994]; y los actuales desarrollos
de
Josefina
Ludmer
sobre el pacto social
en
la literatura
gauchesca (publicados en l gtnero
,
gauchesco. Un tratado sobre l patria Buenos Aires, Sudamericana, 1988). "
6
Véase al
respecto
FredricJameson,
The
Political Unconscious:
Narrative
as a Socially SymM-
ú Act, Ithaca y Londres, Comell University Press, 1981. .
LEER EN PRESENTE
331
. ,'.
atto
, exhibiendo
una
densidad de significados
que no
podría describirse
coino
,
maniquea.
En
este
sentido, el discurso
de
la ficción se coloca, formalmente, co
IIlO opuesto al discurso
autoritario.
TaIIlbién
por
su perplejidad frente a
un
sis
, tema
de
valores,
hegemónico en
la izquierda del Call1pO intelectual desde los
años
sesenta,
que estalla a mediados de la década
siguiente.
a
perplejidad ante
el frci.caso
de las ilusiones y el
giro dramático que
afecta a
la
sociedad, desenca-
.
dena
estrategias
literarias diferentes.
Lo
que
casi
siempre
puede
leerse
son
los
intentos, variados
desde el punto
de vista
de
las soluciones fOITI1ales, de plantear
el interrogante
sobre
la cuestión argentina": citas,
dedicatorias, epígrafes
, nom-
_ bres diseminados por los textos son marcas que contribuyen a anclar la signifi
cación literaria y
la historia
ficcional
en la
historia.
No
es
extraño, entonces, que
las novelas planteen
un doble orden
de pre-
guntas: sobre la
h i s t o r i ~ que cuentan
y sobre las modalidades empleadas
para
contarla. Esta serie' doble es significativa socialmente
porque
la
historia
argenti-
na de los últimos años,
por
su violencia y su excepcionalidad, impulsa esta bús
queda
de
razones. Las pregun tas ¿cómo hemos llegado a este punto? y
¿qué
hay
en nuestro pasado
que
pueda explicarlo?,
que
atraviesan a la sociedad y, proba-
· blemente, seguirán buscando respuestas ,en los
años que
se avecinan, son taIIl- .•
bién preguntas de
la
literatura. Acerca
de
ellas quizás
no puedan
articularse dis
cursos que desarrollen una sola respuesta,
en
la medida, también,
en
que la
sociedad puede experimentar hoy la insuficiencia de una
respuesta
única.
a cir-
culación más o menos amplia de los textos ie ficción, y el
éxito de
público o la
repercusión
intelectual de muchos de ellos, indicaría que hay
un
tejido
común
de interrogantes que se extiende
entre
el campo intelectual y otras zonas de la
sociedad. InterroganteS
de
la índole planteada en
la
ficción pueden
leerse
en
el
ensayo y
en
el discurso de lás ciencias sociales.
No parece
haber
respuestas sencillas.
Excepto en el
caso
del
d i s ~ o polí
tico más atenido a conceptualizaciones sumarias.y fánnulas tradicionales, tanto
en la izquierda como en la derecha, existe
un
sentido
común
generalizado en la
capa intelectual. y
en l Call1pO
cultural
de que
el objeto interrogado
tiene una
c o m p l e j i d ~
que dispersa
toda ilusión
de respuesta
totalizante. Existe, asimismo,
una
noción de
la verdad
como
construcción
de sentidos,
de
la
verdad
como
pro-
ceso y no como resultado,
que
es afín a la idea de la significación literaria como
productividad, como
intersección
de perspectivas textuales.
El discurso
del
gobierno
militar había definido la
situación argentina
como
caos, que el nuevo régimen venía a reparar y organizar.
a
intervención
militar
.
estabajustificada, en las proclaIllas iniciales y
en
las manifestaciones de susjefes,
precisaIllente
por
este
juicio sobre
la
etapa
final
del gobierno peronista
y la lu
cha
desencadenada
entre
organizaciones revolucionarias
y
aparatos
represivos.
El tema del caos social, sin embargo, aunque fijó tm eje y
un a
justificación del
-
8/18/2019 Sarlo-Política.ideología.y.figuración.literaria (1)
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332
333
golpe de estado y de los años
posteriores, no puede leerse solamente
desde este ,
punto
de vista. A
partir de 1975,
por lo menos,
también
la sociedad civil (yespe-:
cialmente los sectores populares) experimentó el conflicto militar y político
mo producto de
una
constelación de
fuerzas
que escapaban a principios de e x ~ ,
plicación que,
en
otros
momentos, podían haber parecido relativamente
__
"
adecuados. La retórica
de la violencia obturaba
otras modalidades
de
e x p l i c ~ :-
ción
de
los
enfrentamientos,
aunque
éstas
coexistieran
con
los
hechos
armadoS.
a crisis de representatividad y de poder del gobierno
peronistaen
sus últimds
dos años,
unida a la imposibilidad de que
otros
partidos propusieran soluciones '
viables, convertía a la política en un espacio
donde
el
poder
armado se p r e s e n
taba como
protagonista casi único y
donde otro
tipo
de
estrategias de
mediación,
entre partes
parecían
inevitablemente
destinadas
al fracaso. La lucha de suce- '
sión
dentro del
peronismo acentuaba la
matriz
bélica
de todas las actuaciones ,
públicas. y, en consecuencia, disminuía la posibilidad de
intervención
por
parte
'
de
otros
sectores
de
la
sociedad que no participaban
en
el conflicto
bajo
su he
gemónica
forma
militar.
Frente
a
esta situación,
el
régimen autoritario produjo un discurso
mani- ,
queo.
La
contestación literaria se hizo cargo de una articulación más compleja
del referente incomprensible, para decirlo con
un
adjetivo que describe la concien
cia
difundida
del período; que podía ser vivido como caos,
en
la medida en que
las decisiones políticas y militares que afectaban a
toda
la sociedad eran tomadas'
en
espacios
secretos
y no sujetos a la discusión pública, ni su
sistema
de valores,
ni las presuposiciones que los sustentaban. Acercarse al
enigma
que el discurso
militar designaba
como caos es
parte del
impulso hacia el sentido presente
en
diferentes narrativas de este
período.
En la literatura podían escucharse voces, '
distintas de las del enfrentamiento irreconciliable cuyo
objetivo esencial
reside
en la anulación del Otro.
Ahora
bien,
la literatura
enfrentaba
así
un problema
extremadamente
,complejo. Menos que nunca era posible recurrir a un Sentido, a un núcleo
úni
r
ca de explicación, que pudiera hacerse
cargo
de esta realidad opaca
y
d e s o r ~
denada. Para
decir19 con Walter
Benjamin,
las formas
de
la alegoría, o
la
tendón alegórica,
podían tener
la capacidad de
"extinguir
la
apariencia": : - :
organizar restos
de
sentido, fragmentos
de certidumbres
dispersas por el vien
to
de la
historia, atravesar
la
superficie
de
lo real precisamente
porque
esa
su'
.
perfide es incomprensible según
los
instrumentos intelectuales que hasta el'
momento
se le habían aplicado, reconstruir la experiencia en contra
del d i s ~
curso que sobre esa experiencia circulaba desde el poder militar, éstas serían ,
quizá las formas
tentativas
para la destrucción de la
apariencia.
"En realidad,
un
nivel
de
la argumentación
de
Benjamm
es
que toda
literatura, incluso
a q u e -
na
que
parece
evocar
una
completud simbólica
de
sentido,
una 'presencia'
in: ' o
LEER EN PRESENTE
mediata de aquello
que
es significado, puede y quizás deba ser leída alegórica
", mente."7
Para Benjamin existe,junto a la alegoría en su sentido clásico, una
forma
alegórica
de
percibir y
representar
que,
más que
restaurar
una
totalidad
de
sen
tido, es
"sintomática de una pérdida de un
sentido
verdadero, inmediatamente
accesible".8 Formas alegóricas, formas de la
figuración,
tropos, marcan muchos
de
los
textos
producidos
en
este período,
no
sólo
como
procedimientos
en
el
ni
vel
de la escritura, sino como
grandes
movimientos articulado!esde toda la
es
tructura ficcional. Podría decirse que incluso los
relatos
cuya
estética
es la del
realismo
no
pueden evitar
un funcionamiento figurado, en la
medida
en
que,
por
un
lado, la
lectura
social
tendía
a encontrar constelaciones de sentido
no
in - .
mediatamen te evidentes sino construidas a partir de la peripecia explícita y,
por
otro lado, que, como
escribe
Hayden
White:
"El tropo es la sombra de la cual to
do discurso realista trata de huir. Esta huida, sin embargo, es
inútil; porque
los
tropos son
el
proceso a través del cual todo
discurso constituye
los objetos que
pretende
describir sólo de manera realista y analizar objetivamente".9
Estas narrativas
renuncian, por una
parte, a
la
construcción de
grandes
ex
plicaciones;
mientras
mantienen,
por
la
otra,
una
relación
móvil y
dinámica en
tre los sentidos comunes de la experiencia, los sentidos impuestos
por
el discur
so autoritario y el
conjunto de sentidos construidos en
los años
inmediatamente
anteriores. Presentan así
un
discurso
caracterizado por
formas
figuradas
sobre el
o ~ u n t o
de
hechos y experiencias que "se
rehúsan
a incorporarse dentro de las
nociones
convencionales
de 'realidad', 'verdad' o 'posibilidad'
".10
Esta movilidad
del sentido,
la
tensión que se establece entre las formas figuradas, diseñan un es
pacio discursivo
abiend a la interpretación. Prácticas que están en el centro
del
discurso literario
encuentran
también su necesidad social
en
la censura y
la
au
tocensura,
que,
sin
embargo, no son condiciones suficientes para explicarlas.
y, para volver a las citas que encabezan estas
n o ~
la literatura propone su
contenido de verdad
bajo la forma
de
la
figuración.
No
reconstruye
una
totali
dad a partir de los
disiecta memb rade
la sociedad (empre sa quizás imposible), pe
ro sí propone cursos de explicación, constelaciones de
sentido, que
plantean lec
7
Walter Benjamin, "Cenlnll. Park", traducción de Uoyd Spencer, publicada
en New
Ger-
man
Critique
nO 34,1985, p.
41.
Sobre la alegoría
y sus funciones, véase
también
Hemán Vidal,
"Hacia
un
modelo gene'ra.l de
la
sensibilidad socialliteraturizable bajo el fascismo",
en
H. V.
(editor), Fascismo
y experiencia literaria:
reflexiones para un manonización
Minneapolis, Institute
for the
Study
ofldeologies and
Literature,
1985.
8 Uoyd
Spencer, f1J cit. pp.
62-63.
9 Hayden White,
Tropics
ofDiscO U.rse. Essays in Cultural
Oritici5m,
Baltimore y
Londres,
The
Johns Hopkins
University Press, 1978,
p.
2.
10 bid.,
p. 4.
-
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5/15
334
335
turas
diferentes
y
alternativas del orden
de
lo real, según una pluralidad de
gímenes
discursivos y
de
estrategias de ciframiento.
arrativa
historia
. .
Proponer
un
conjunto
de
ficciones
para ser
leídas
según
las
claves
que
se "
han expuesto, implica, obviamente,
elegir
dentro
-del corpus y al mismo tiem- .
po,
reconocer
que
la lectura
se
desenvuelve
como
proceso dentro
de un
hori- - .
zonte de expectativas
(el del
crítico,
el
del campo
intelectual
en
que
éste se
ins- .
cribe, el
horizonte más
global del público que también
ha leído
en estas novelas
formas
cifradas de la cuestión argentina) 11 Parece demasiado
ambicioso,
enton
ces, remitirse a
una
objetividad improbable, que
el
tiempo
cambiará
por otras
formas
de
objetividad, basadas
en
las nuevas funciones
que
estos libros cumplan
en
sU
'ciclo de lecturas y en los cambios en las normas de valor. No estoy reivin-. ·
dicando, sin
embargo,
los derechos discutibles
de
la subjetividad soberana, sino
reconociendo,
más
bien,
que construir
un
corpus es inevitablemente
una
ope
ración
que
privilegia formas
de
significar,
tipologías, temas ideológicos.
El
con
7
trol sobre esta operación reside, en
primer
lugar, en reconocerla explícitamen
te como tal:
El
historiador, escribe
Peter
Bfuger,
no puede descartar los lazos que
lo
unen
a su
propio
presente, pero
puede explicitarlos. De este modo destruye la
ilu
sión de
que
la
narración
histórica refleja el curso real de los hechos. Al
indicar
que
su pllilto de partida
no es
el
Renacimiento o
el siglo xvn, sino su propia
época, el historiador
permite que
el lector capte su
narración como
construc
ción.
En
la medida en que su elección e
interpretación
de
los
hechos están
de
terminadas por este pllilto de referencia, éste se constituye en el verdadero co
mienzo de
su
narrativa. Si la narrativa se
muestra
como llila construcción, la
ilusión de que sólo sea un reflejo de la realidad desaparece.
Tal
comprobación
hace que la narrativa sea criticable y constituye llil paso
importante para
la es
critura
de
llila
historia
literaria.
12
11
Visiones de c0IÚunto
sobre
la
narrativa del
período pueden
encontrarse en:
Andrés
Avellaneda, "Realismo, antirrealismo, territorios canónicos.
Argentina
literaria
después
de los _
militares", en Hernán Vidal (editor ),
Fascismo
y
experiencia literaria,
op
cit.;
Mario Cesáreo, "Cuere
po
humano
e
historia
en
la
novela
del
proceso",
ibid ;
Luis
Gregorich,
Tierra de nadie, Buenos
Aires, Editorial
Mariano Moreno,
1981;
Maria Teresa Gramuglio,
"Tres novelas argentinas"
Punto de
VISta,
nO
13, noviembre de 1981;
Beatriz Sarlo,
Literatura
y política", Punto de
VISta; .
n° 19,
diciembre
de 1983;
Saúl Sosnomki, La dispersión
de las palab ras: novelas y novelistas
argentinos en
la
década del
setenta",
Revista Iberoamericana,
n°
125,
1983
.
12 Peter BÚTger On literary history",
en
Poetics, n° 14, 1985, p. 203.
L R EN PRESENTE
Admitiendo
que la crítica
soporta
la marca de -valores
estético-ideológicos
·
t n
intensamente como
el
discurso literario, aunque
según modalidades
diferen
tes quisiera sólo agregar
que,
de
algún
modo, las elecciones del crítico tienen
un punto de
referencia en el peso y la circulación social de los textos. Esto
no
· significa, por supuesto,
una
relación con el éxito de mercado
sino
con la signifi
cación colectiva
de
una ficción, dentro o desbordando el
campo
intelectual.
Qui
zás
el
corpus
diseña
un
recorrido de
la
lectura contemporánea
a
su
producción,
·
marcada por
las
mismas
dudas,
obsesiones,
enigmas que los
te
.
xtos incorporan,
rodean y con el poder de la literatura, a veces logran horadar. Quedan fuera del
corpus
los testimonios
que
comienzan
a
publicarse
a partir
de 1982
y
plantean
problemas diferentes, tanto desde el punto de vista del
pacto
de lectura como
de las relaciones entre historia, ideología y discurso ficcional.
Todos estos
textos se
colocan
de un
modo u
otro
frente a
una
cuestión esté
tica extensamente debatida: la
referencia
a lo
real,
como esa superficie resisten
te, respecto
de la que la
literatura despliega sus
estrategias
y a
la
vez, se ve afec
tada por la tensión
de
significaciones, hechos, fragmentos
de
discurso. Lo real
· es la instancia
que no puede ser
expulsada ni incorporada
por
completo, una di
mensión inevitablemente problemática, excepto
en
las
hoy
raras
versiones inge
nuas del realismo. Diferentes poéticas y elecciones dentro
del
sistema literario
resuelven las modalidades de una relación en la cual los textos toman posicio
nes, aceptan o
excluyen,
pero,
aun en
la
exclusión,
la
resistencia de
real se
ma
nifiesta en
esa producción de
sentidos que es
también la
lectura
social de un
tex
to. Más que el viejo
debate entre
arte y
política, parece ser
éste el problema que
atraviesa a la literatura: que estamos considerando: aproximar respuestas, a me
nudo altamente figuraaas, a la pregunta
sobre
la historia argentina y las expe
riencias
de
los últimos ñ o s ~
Una
clave del
presenteestá Para
muchos
en el pasado cultural
y
o l í t i ~ Q R e s -
pir ción
a r t i f i c i a ~ de
Ricardo Piglia; n esta dulce
t i e r r a ~ a d a que
perder, de Andrés
Rivera;
Cuerpo
a
cuerpo, de
David VIñas; La
novela de Perón, de Tomás
Eloy
Martí-
· nez, se
remiten
a la historia como lugar donde el
estallido
de las certidumbres y
el
desquiciamiento
de
la experiencia puedan buscar
un
principio
de
sentido, aun
que,
al
mismo
tiempo, ese sentido se presente
a
la
narración
como un
enigma a
resolver o un mosaico
cuya
figura secreta el movimiento de la
ficción
desea per
cibir mientras
que
desespera
de lograrlo. Sarmiento
creía
que
(la Argentina)
era
un
enigma
que podía
develarse. Si
hubiera
vivido
lo que
yo he vivido,
hubiera
es
crito otro Facundo. O no hubiera escrito nada , escribe Carlos Dámaso Martínez
.
en
Hay
cenizas en el viento.
1
lS Carlos Dámaso Martínez,
Hay cenizas en el viento,
op
cit.,
p.
157.
http:///reader/full/literaria.12http:///reader/full/literaria.12http:///reader/full/literaria.12http:///reader/full/literaria.12
-
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6/15
336
,LEER
EN PRESENTE 337
El FacundlJ,
mencionado
también
en
la novela de Piglia ("¿Quién de
n o s O :
~ · ·
~ ; . ~ t . ; .
¡ljustar cuentas
con
el pasado
es indispensable para
captar las
líneas
del
presen-
tras
escribirá
el FacundlJ? , es decir el texto que, desde el exilio, resuelve el e n i g ~ ~ : : : ~ te (presupuesto que
anima
buena p3,rte de
la
ensayística de laS
últimas
.décadas).
ma argentino, corta el nudo que la espada no había
podido
cortar) remite a n ; t ;
~ : ~ ~ ~ : i
t {
En
el caso de Cuerpo a cuerpo, Vuias se propone cruzar las ditnensiones de la
ordenación
de
lo
real que, en los años setenta, parece
una
empresa imposible. , ~ ; ; : historia y la política con la certeza de
que
se
vuelven mutuainente significativas,
Algo ha estallado, las cadenas de significados
no cierran,
las explicaciones SOI1.
;:
:/
';;t
t en
un tejido
donde las
referencias
históricas
son uno
de los
materiales b á s i c o ~
siempre versiones de
la
historia: "Conjeturas, historias imaginadas y tristes" y
~ ~ k l
del registro de
la
escritura.
Texto hiperlocalizado
e hipercodificado en
relación
embargo
Maggi,
en
Respiración
r t i f i c i a ~
es
un
historiador
para
quien
escribir
~ < : ~
con la
historia
argentina
desde
fines
del
siglo
XIX,
trabaja sobre
los
códigos
cul
historia es "el único lugar donde consigo aliviarme de esta pesadilla". 14 Si esto ~ turales
con una
perspectiva
centrada
sobre lo concreto,
barroc.amente
saturada
el presente,
la historia
es, también
para
Piglia, la posibilidad de relatar las derro- ', de detalles tanto del mundo del anarquismo
obrero
cama de los políticos tradi
tas: historia de los vencidos y;
en
consecuencia, un relato
contado
desde un . \ : · ? cionales o de los militares. La narración quiere demostrar que, en cada uno de
to
de vista
diferente.
:. ': esos apuntes
de
costumbres políticas o
de
vida cotidiana, grandeza y miserias
del
Pero la historia de las derrotas consiste en
mensajes
cifrados.
15
Los que
ei .
. · ·?
k
militar, del
gentleman
del
periodista,
se abre la
posibilidad
de entender la forma
cribe Ossorio, desde el pasado hacia.un futuro que es el presente, las carpetas ' r . j en que
se
construyó el poder, los discursos que le dan
su
argumento y las prácti
de
documentos que pasan de un personaje a otro, las
versiones
que se constru-' cas que
se desencadenan
a partir de él. Cuatro de los cinco
epígrafes principa-
yen sobre la historia de Maggi, la historia argentina, paródicamente, como in-: . r es de la novela localizan la perspectiva historica: Alberdi, Sarmiento, Roca, Gon-
comprensible: "Es el monólogo
alucinado, interminable,
del
Sargento
Cabral en
_
t zález; mientras
que
el
quinto epígrafe
(de
un
discurso
del general
Saint:Jean) y
el momento
de su muerte, trascripto
por
Roberto ArIt" .16
. . . .
las dedicatorias
(a
muertos o desaparecidos) anclan
el texto en
el presente. Este
Sin
embargo,
Respiración artifzcial es
una
novela
que,
por un
camino
clásico
..
movimiento
continuo
que
dibuja
Vuias
(y que
es
propio de
su narrativa
anterior,
en
la Argentina, intenta ordenar. Al proponer versiones de la
historia
(la ambi• .
Y ;
( \.: pero que
no
había alcanzado hasta Cuerpo a cuerpo
esa especie
de exasperada acu
gua
vida de Ossorio
en
el siglo pasado) y de la cultura, Piglia desarrolla
la
teffilÍ' .
J
mulación)
plantea
una
estructura narrativa en
mosaico, proponiendo
una
ge
.tica de las ideologías culturales y
la
identidad nacional: el europeísmo
en la figu:.
lt nealogía
del poder
político,
militar
y cultural.
ra
de
Tardewsky;
la
fundación de
la
literatura argentina sobre
la traducción
yl a
".
_
f
La
novela de
Andrés Rivera, n esta dulce
tierra, puede leerse
también corno
cita; la organización del pasado literario según dos líneas del siglo XIX ( g a u c h e S - ' una historia pasada
en
clave de presente. Irónica desde su título, relata la peri
ca
y lengua extranjera)
cuya culminación
y cierre es Borges; la explicación de Arlt"
:: ; í ~
pecia
de un
hombre, educado
en
las
d ~ a s
de
la
revolución francesa
que,
después
corno "lo reprimido de la
literatura argentina",
son
algunos
de los tópicos que',: .:f del asesinato
de
Maza,
Ae
esconde
durante décadas
en
un
subterráneo. Son los
junto
con el del exilio, retoman
la
idea de pensar el desarrollo cultural en
la
pers-
.';. l t
años del rosismo, el persegrudo es
alguien que
puede
ser
acusado de unitario,
pectiva
histórica
y
con
función ideológico-política, desde el presupuesto de que '
; pero
la persecución y el encierro
aluden
a
una
circunstancia
más
persistente:
son
.. , . datos
configuradores del destino
nacional, también
pgrque
el perseguido se con
vierte en víctima de
quien
le da refugio, en prisionero de su
miedo
y de
la
per-
H
Ricardo
Piglia, Respiraci6n artificial
f1J
cit. p. 21.
versidad
del otro.
Relato tenso y
tortuoso en su
escritura,
su metáfora no puede
15 Marta Morello-Frosch obseIVa: La
lecturade cualquier texto
se conviene así
en
cualquier,
leerse
sólo corno
una
ficción
sobre el rosismo.
El miedo
y el encierro,
la
derrota
época
en un esfuerzo
hermenéutico
por descubrir las corrientes
menos
visibles de la historia,pa:
'.
con
la que
concluye, son
experiencias
que, localizadas
ficcionaImente en el
pa
ra auscultar
la
dialéctica asordinada
en
el discurso explícito.
Por otra
parte,
lo que
los p e r s o r u t :
· ~ «
sado, se remiten a la Argentina
de
la última década. El texto
opina
sobre lo
que
jes de Piglia leen,
son
cartas y documeritos
que conforman
una crónica
del
fracaso histórico del "
país en diversas épocas claves, esp ecialmen te la organización nacional, la emergencia y declizla."
_ significa
ser argentino
con
palabras que, atribuidas
a
un hombre
del siglo
XIX,
ción
de
la oligatquía,y
el
penodo actual".
En
"Significación e historia en Respiraci6n artificiaide.
-califican también
al
presente: "¿A qué
se
refiere
usted,
amigo
mío,
cuando dice
Ricardo Piglia", en
Hemán
Vidal (editor), Fascismo y experiencia
literaria,
f1J cit. Sobre la novela de
soy
argentino?
¿A una particular
categoría
de suicidas? (.. . ) ¿Peleó
contra
toda
Piglia, véanse también
Robeno
Echavarren, La literariedad: Respimci 6n artifICial
de
Ricardo
Pi-
" . .
esperanza,
señor?
Eso es, hoy,
ser
argentino".17
glia", en Revista
Iberoamericana,
n° 125, 1983; Kathleen Newman, tesis
de
doctorado
presentadi'° . .
en la Stanford University,
sobre
Walsh, Vmas y Piglia, especialmente el capítulo VII: "Tonured .
ange1s: 1976";José Sazbón, La reflexión literaria", en Punto de Vma n° 11, marzojunjo de 1981.
16 Ricardo Piglia, Respiraci6n artificial f1J cit. p. 22. 17 Andrés Rivera,
n
esta dulce tierra
f1J
.
cit.,
p. 19.
http:///reader/full/cifrados.15http:///reader/full/cifrados.15http:///reader/full/argentino%22.17http:///reader/full/argentino%22.17http:///reader/full/cifrados.15http:///reader/full/argentino%22.17
-
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339
38
BEATRIZ
Para muchas novelas de este
período
ser argentino es
una afirmación
p r o i
: : : ~
tt '
blemática
cuyas claves algunos textos indagan en el momento de su constitución: . t : ; i
las n o v e l ~
de
Argentina aluvional e s : r i ~ por
e ~ o
? ~ b i d e , Nicolás
sullo, Mario SZ1chman,
exponen
la
penpecJ.a de la lIlIIllgraClQn afectando, por: :. :' ~ ~ p :
un lado,
la
idea de un pacífico proceso de fusión de razas. Por el
otro, la
cons- , :, r: ~ ; : .
trucción
literaria
de biografias típicas se
centra
en
la
pequeña burguesía
urbana
: :t '
EN PRESENTE
coloca
del
lado de los que pueden salvarse del
naufragio
de
las
ilusiones. Novela
x n i m é t i c a con
la
crisis de una
generación,
Flores robadas en los jardine s de Quilmes se .
~ b i c a
relación
con
la e g i b ~ d a d
crónica y de u n a ~ ~ r m a ac.tual
del
cos
t u I D b n s m o
por
su destreza
CasI
maruensta
en
la reproducclQn de discursos .
Trabajar
sobre la doxa fue, desde un
principio,
el procedimiento narrativo
Manuel
PUig.
En
l
beso de
la
mujer
araña,
plantea
una
relación
de engañosa
de
izquierda,
cuyas
ilusiones
fueron
pulverizadas
por
la
intervención
militar y
: ~ :
. ransparencia:
el
discurso
del
guerrillero,
que reproduce hasta
la
menor
infle
violencia: Tinta roja, deJorge Manzur, y Flores robadas en los jardines de Quilmes, ; ~ ~ xión formas, giros y temas políticos, se
cruza,
en el
espacio
de una celda,
con el
Jorge Asís. Esta
novela
propone
un
pacto de
mimesis
con los valores, las e x p ~ -
>
del h o m o s e ~ a l . Discursos i n c o m u n i c a b l e ~
que
la noveb pone en
contacto,
re
riencias, los mitos, los discursos, el nivel de lengua de un
amplio
sector de ú b 1 i ~
co
que; a lo
largo
de varias
ediciones, la
ha
convertido
en best-seller. Ese
pacto de
mimesis explica su
éxito, en
la medida
en que diseña
una
relación lector-noye-.· ,
lista-personajes
de mutuo
reconocimiento. Se trata
de
la experiencia cultural;- ,
política, sexual de los jóvenes de mediados de
la
década anterior,
trabajada
con :
el presupuesto de
que se narran biografias
sociales
compartidas, con
las
que
el '
texto mantiene
un a
relación doble:
de complicidad y de parodia.
lB
Representación y crítica de
la doxa pequeñoburguesa
de izquierda cruzada ,";
con una
moral
de
supervivencia
lumpen,
la novela
de
Asís
reconstruye
ese
dis
.'
curso
como sanata , "verso", buzoneo (para emplear las lexicalizaciones que ,
se
diseminan profusamente a lo
largo del relato):
es decir, discursos
que
s t a b l e ~
cían una
relación ilusoria con lo que
después fue
la verdad
de los
hechos.
este
sentido, es
un
relato de
las ilusiones perdidas,
de los
deseos (deseos
de la
política y de
la cultura)
que el
movimiento
narrativo
e m u e s ~
i r r e ~ b l e s . Tú-:
.
·
dos los giros de sus person.yes representan puntos de infleXlón
c o l e ~ t l v o s :
de ,, .
liberación sexual (profundamente tramada, sin.
embargo,
de
conterudos
y metá", "
foras falocéntricas)
ala iniciación
cultural y de
allí
al
d i s c u r ~ o
de
la
revolución,
Pero estos giros
están
representados por un modelo de relaCIOnes d e ~ d ~ d a s o ·,
i m ~ o s i b l e s . Crítica
y
t r i ~ c i ó n
de
estos deseos,
Flores robadas en los Jardmes e
Qutlmesrepresenta la sexualidad fundamentalmente
c e n t r a ~
en,el goce mascu
lino y militancia o ~ o el e a t r o donde se o n e ~ en
~ c ~ n a
ilUSIOnes vanas,
La
~ g e n t m ~
es un
p a l ~ lmposlble y:ste
enunaado ldeolog¡..co
se
~ e m u e s t r a
la.
m1crosocledad de pIcarOS y enganados de la novela. La CIta
arlnana
de
la
V l d a
._ , "
P
uerca
establece una relaclQn de
necesIdad
con el fracaso de
todos
los actores
. - .
si se excluye el del propio
narrador,
una
figura
intencionalmente proXlffia a la
- - . . ' , - ,
,
As15, uruco
personaje
con el que el texto plantea una relaclQn complaCl ente y lo. .
18
Sobre la narrativa
de As s,
véanse
Andrés
Avella."'1eda, •
Bm-sellery
código represivo en ,
la narrativa
argentina
del
ochenta , en
Revista Iberoamericana.
n°
125,
1983;
YAntomo
Marimón,
"Las mil caras de un pícaro",
en
Punto e VJSta nO
14,
marzojulio de 1982. La idea
del
acuerdo
lingüístico entre narrador y
lector
está presente
en
el comentario de Marimón.
'
•fonan
do
algunas
de sus marcas: el
guerrillero
es ciego
respecto
de sí mismo, el
homosexual
representa
el goce estético, aplazando o
desviando el destino
por
la
:
narración
de películas.
Ambos
registros refuerzan
la idea, previa
en PUig, de
un
F
mercado
de
discursos
donde el
novelista elige los tramos con los que construye
; L una ficción donde los
personajes
son
invariablemente hablados
por mitologías
}
-
8/18/2019 Sarlo-Política.ideología.y.figuración.literaria (1)
8/15
340
341
son textos
que
admiten
ser remitidos
a la experiencia
reciente, pero
que no exhi- '.
y una marca, antiguas escritlmlS heredadas y perdidas para que otras palabras
compusieran
-pensó--'-
una
imagen verdadera liel pasado
y
una
figur,¡.
que
en
ben
claves
de
t r a ~ u c ~ i ó n :
su relación con la
e ~ e r ~ n c i a es ~ a construccióÍ{
;
2G:1;;
;¡D:....
:
su mester de lejanía no quedase seducida
y
prisionera en los enigmáticos espe
de rungún modo
hiperslgnificada.
Representan movuruentos
y
busquedas
en
un
~ \ : ~ ~
jos
de la muerte.
20
espacio ajeno y
ocupado por
otros, de los que
se habla
sólo de manera oblicua:
La literatura
se hizo
cargo también de los itinerarios del exilio.
Presente
en
::'"
,. . . , . - L l . . _. d
1
xili' lin - - tI' ultu
. - - - " - 4 _ ~ : ti' TlZpn, en a casa y e vumto regIStra este tOplCO e e o gws co y c
la
novela
de Cohen l=0mo _uno de los d ~ . l u g a r e s ( a q ~ ,
Espana,
a l l ~ . l _ a A r g e n t i _ : ; ~ ; : ;
r
~ en
su
momento inmediatamente anterior. El exiliado futuro construye el
na)
d o n d ~
t r a n s C U I T ~
b ~ q u e d a ,
el _exilio es
la matena
de.
ComPOStcton de
l u g a T ,
",
1:
mundo de los recuerdos, mejor
dicho,
de lo que
será
vivido
como
un
recuerdo
de Juan
Carlos Marttru,
Ltbro
de navtos y borrascas
de Damel
Moyano,
e n t r ~ : . ' j ; f ~ ;
.
a vez que
haya
abandonado la
región autobiográfica, donde se
había
origina-
La
l
.
t
d
H -
t
T -
(tamb'
é
puede leerse como cifra
d
1 '
, un
.
otras,
casa y e men o e
ec or
lZon 1 n . .
e·.
/> , do
toda
su obra.
El
relato se localiza, por eso, no en el
espacio del
exilio
cosmo
exilio, la pequeña ciudad o t t e a m e r i ~ a y la e u n i ó ~ de escntores o m u r u c á n ~ . \...} iL polita sino en el lugar de nacimiento, una
provincia
del noroeste, recorrida
por
dose
mediante
una lengua de. traduccIOn, de El pasaJero .. _ " . : ~ : ~ t J ; ; ~ ' el narrador en busca de una cifra perdida:
la
historia
de
un coplero que, en el
Algunos
de
estos textos
tIenen
un
fuerte
~ c e n t o
a ~ t ~ b I O g r á f i c o y, c o ~ o
en. ; exilio
futuro, será la
garantía
de
la
continuidad cultural
y afectiva.
el de
Moyano, se incluye en el
relato
de la partIda
y el
V1aJe,
el
de la
represlOn,
;.t7E. Frente
a
un presente
descrito
como
fragmentos
posteriores
al estallido, "imá
tortura: la
cárcel, las
d e s a p ~ c i o n e s . La
nave
reúne
i g u r a : ~ o ~ e s
de
.todos los
gttic : ' ~ - ¡ ~
genes
despedazadas ,
rastrea la certeza
de una
cultura integrada
al
pasado,
e
in-
pos SOCIales, c u l ~ e s ,
regIOnales afectados
por la
e p ~ e s I O n .
e ~ p . a a o de
encuen- .' ? > ; . tenta, a partir
de
ella,
alcanzar
memoria
que haga
subjetivamente
o ~ ~ b l e
el
tro donde,
narrativamente, se apuesta a que las relaCIOnes ongmadas en la pa- ' . - i
':-,..
exilio: Quiero dejar
atrás
la
estupIdez
y la crueldad, pero en
compensaClon
de
tria
se
prolongarán
en
el
otro
mundo
hacia el
que
se
dirigen
los
v i a j e r o s ¡
bo
retener
la
memoria
de
este
otro
país
para
no
llegar
vacío a
donde
viviré re
repitiendo
el
itinerario inverso de
sus
abuelos inmigrantes.
Alegórica,
la
novela
; \ : ~ sistirán bajo la amenaza permanente del olvido. Escrito en el exilio, este
relato
munidad
cultural
y
temas populares
y
tradicionales.
",,, . } . , \
~ ~ . l
habla
de la
fragilidad
de los
materiales
con los que se
articula
una identidad
y,
al
La
novela
de
Martini,
en cambio, marca
el
camino de
la
soledad
y el extraña!-
'.;
mismo
tiempo, de la
persistencia
con que la literatura
vuelve
sobre
ellos,
recapi
miento
lingüístico-cultural.
Composiciún de lugar
es,
desde su mismo
título, el pro. . ; :
.
tulando viejas
obsesioqes temáticas
para
refuncionalizarlas en la narración del
yecto
de producir
un lugar para la
escritura
y la experiencia en un mundo que
' ~ t ,
. último recorrido por la
patria.
La
literatura, oponiéndose
al
viento
que borra los
contiene la lengua ni los recuerdos del
pasado:
un lugar del
descentramiento;El'
:,
" :
;;
;
perfiles de la casa,
como se
lfe en el epígrafe de Guillaume que encabeza el tex
exilio aparece
como
un
estado
casi abstracto, donde las
inflexiones
localizadas - ; . : . - - ~ :
tj
to,
pennite la supervivencia de
una
lengua
que ya no
se escucha
y
donde
resue
la
lengua
encuentran
frases pronunciadas en
otras
lenguas o en un español
;::
- ~ ' ~ ' : t
e x t e n s o ,
un
tema
polítIco
central. El sentIdo
del conflicto no era
solo mmediata
mente coyuntural,
sino
que se vinculaba con la
historia de
la
identidad política
en
Yun ignorado sosiego se p o ~ e r ó de él al presentir que había algo vagamente
familiar en aquel sitio, que la
luz,
o los rumores, o la liturgia de un culto, o el
claroscuro de
una
arquitectura, o las ocas cautivas
en
el recinto, tocaban en la
20
Juan
Carlos
Martini,
Composición de lugar f>jJ cit. p.
191.
memoria el oculto recuerdo de un lugar, de otro lugar
y
otra historia, un signo
21 Héctor Tizón, La
casa
y
el viento
f>jJ
cit. p.
106.
http:///reader/full/muerte.20http:///reader/full/muerte.20http:///reader/full/cord%E1%AE%A4olo%22.21http:///reader/full/muerte.20http:///reader/full/cord%E1%AE%A4olo%22.21
-
8/18/2019 Sarlo-Política.ideología.y.figuración.literaria (1)
9/15
342
343
BEATRIZ SARtO
los sectores populares y
en
diferentes
proyectos
que aspiraban a
la
e p r e s e n t c i ó ~
simbolizada en
la herencia del viejo líder.
Cuestión traumática
si las hubo, se com- ,
plicó con el enfrentamiento
militar
entre fracciones del peronismo, coincidente "
con el
auge
de
las
operaciones guerrilleras
de
diferente signo ideológiéo
.
No habrá
más
penas
ni
olvido, de Osvaldo Soriano, y La vida entera, de
Maní
ni, ponen en escena, con perspectivas narrativas y estéticas diferentes, episodios
de
este proceso. Soriano
representa metonímicamente
la
lucha
por
el poder, 10:
'calizándola en Colonia Vela, un pueblo ficcional de la provincia
de
Buenos ,
res,
donde un
viejo peronista
histórico
y
lajuventud
del partido (aUxiliados poi , .
los marginales y
los
solitarios) enfrentan a otros peronistas "históricos",
s i n d i C á ~
listas e interventores. Detrás de la alianza perdura la división de actores típica de
la novelística
de Soriano:
los marginados
y su
mundo de
solidaridades básicas,
fundadas en valores morales, reconstruido
desde
una perspectiva sentimental
ligeramente irónica. Del
otro
lado, el
partido
del orden, el bando de la violen- '
cia injusta, representado paródicamente.
La línea básica de esta novela y de la
posterior
Cuarteles
e
invierno describe
el
pacto
de
lealtad
entre perdedores, caracteristico del policial.
Por
otra
parte;
la elección estética e ideológica por el margen y, a partir de ella, la relación me:
tonímica
de lo narrado con el proceso político nacional, confinna una o p c i Ó ~
de
la
obra de Soriano:
10 narrable
es el margen
y,
cuando
el tema es
la violencia '
política argentina, los episodios ponen la anécdota en un escenario lejano de la "
centralidad.
Las
lealtades morales,
que en
ambaS
novelas
terminan teniendo sig-
nificado
político,
están
referidas,
al mismo tiempo,
al
tópico
de
la literatura yei '
cine de aventuras, d e
la
amistad masculina convertida
en
núcleo de valores fun:
cionalizados, en este caso, a la figuración del conflicto
argentino.
l vuelo del tigre, de
Moyano,
clasifica su
materia
narrativa también sobre dos
grandes ejes,
representando la represión
política
en un pueblo
del noroeste co-
mo
el conflicto
entre
culturas bájo la
forma
de una
alegoría de
la
resistencia.
22
'
Una cultura tecnocrática, de aparatos y discursos abstractos, hace referencia a, '
los represores, ocupantes no sólo
del
espacio público sino también de la escena
familiar;
otra cultura, la de la familia invadida, los Aballay
(y
el
apellido
de
res
-
8/18/2019 Sarlo-Política.ideología.y.figuración.literaria (1)
10/15
344
LEER EN PRESENTE
45
ria, el
depósito
de cajones y
vdas.
Allí
se
realizan asados, la
gente se m b o r r a c h ~
•.
cía sólo preocupada por narrar
la
percepción o
la exasperada
y a la vez
tranqui-
discute
trivialidades,
hace el amor. La novela presenta una larga secuencia en
el .
lizante
repetición
de las acciones.
El Gato guarda
un caballo
(como se guarda
a
depósito de cadáveres
de
la
morgue;
sigue las vicisitudes de
un
entierro político.
._
"
un perseguido); el topos
de
la peste aparece
en los
sueños
y en los
olores
que se
registra los olores de
podredumbre
y
el
cadáver de
un
perro en la cañada que,
respiran en
la ciudad;
los diarios no hablan
sino
para ocultar, hacen
comparacio-
atraviesa la ciudad.
Dos personajes
claves de
la novela
son
funebreros:
"estoy en
nes disparatadas, perSiguen lo real,
aunque
en verdad
tratan
de huir de ello.
el
negocio
de
la
muerte ,
dice uno de ellos.
y
ese
negocio
es
designado
median
Como en la novela filosófica
de
Sade, todo puede llegar a
organizarse
en
te
la
expresión más irónica: la pompa .
¡
una
figura: las figuras
del
erotismo,
de
la muerte, del
Mal
que culmina
en
a
fi-
La
muerte es representada además
a través
de
'una
de
sus
formas
n a c i o n a ~ .
losofía en el tocador y las
concretas
figuras de
la muerte que
se dibujan en la cos
les
del
siglo XIX: el
degüello
que, en
el
delirio agónico
de
uno
de sus personajes,
ta del
río, bajo
la cifra de los asesinatos de caballos. Refinadísiina,
la novela
de
se convierte
en teoría,.
de la violencia
presente, de la
que se habla siempre eh cla-
Saer puede
leerse en dos superficies entrecruzadas:
un
texto sobre la percepción
ve y con
cierta
lejanía:
personajes
cuyo
destino
se
desconoce.
manifestantes
•
'
de lo
real, sobre cómo se refracta
un rayo de
luz en el agua,
o las
reverberacio-
I
leados
en manifestaciones vistas a través de una dj.stancia
borrosa,
perspectivas nes
del
sol sobre
la
playa y los movimientos de los bañistas; y también
un
relato
lejanas y puntos de vista ciegos desde los cuales es difícil fijarle un sentido a' de enigma, sobre
la
sinrazón
y la locura
de
la muerte. El
miedo,
del que jamás
acción,
fragmentos
que el lector debe reordenar paraubicarlos en una historia.. se habla,
está
allí" como el bayo
amarillo
que
el
Gato guarda en el fondo de
su
También
puede
leerse
Nadie
nada
nunca de
Juan
José
Saer
como una cifra . . . casa, galvanizando la narración y a la vez,
ausente,
ensimismado, silencioso, sal
sobre la violencia. La novela
cuenta,
en
la
superficie, una
historia aparen
temen:;
vaje y
púdico.
te absurda:
en un
pueblo
sobre
la costa del
Paraná, de manera
enigmática, al-
:
¿Qué
vincula
a
todos
estos textos,
diferentes
por sus estrategias literarias y
guien
se desplaza,
de noche,
asesinando
caballos.
Historia
policial
de
aldea
que,
por
sus
posiciones
ideológicas, escritos
en
la Argentina
y
en
el
exilio?
Por
un
la
sin
embargo,
figura otra historia más ~ t a . Desde su título,
la n o ~ e l a
presenta
'
do, un
grado
de resistencia a
pensar
que
la
experiencia del último
período pue-
un doble juego, de un lado y del otro del significado: nadie
nada
nunca,
da confiarse a la representación realista. Son textos que mantienen con ella una
verbal; nadie nada nunca, frase
nominal. Lo
narrado está presente en la u p l i
relación a veces
distante,
casi siempre
oblicua
y
figurada
en
diferentes
grados,
cidad del
título
: se trata, por un
lado,
de un te:xto deslumbrante
donde
la
desde
la más directa relación metonímica
hasta
formas más complicadas
de
la
alegoría y
la metaforización.
cepción
constituye
uno de los problemas estéticos
fundamentales; por el otro
" .'
de un
relato ambiguo,
donde se
cruzan
el
placer
y
la muerte.
,":
Por el otro, su
l e c ~ y
en muchos
casos,
su repercusión
social,
remite
a
Un
hombre,
el
Gato, vive solo (quizás
escondido)
junto
al
río;
su
vecino
operaciones complicadaJi
de
construcción
de
sentidos, a una resistencia a las ope
confia
un caballo, imaginando
que
guardado en
esa
casa
estará más
seguro;
~
.
raciones maniqueas
(inclusq cuando la microsociedad del texto aparece
clara
te hombre recibe
también a
su
amante,
portadora
de un
libro
que le
envía tui
mente dividida, las estrategias narrativas apuntan a proporcionar visiones articu
hermano
suyo que
está en Francia.
El libro es
La
filosofía en
l
tocador
del a r q u é ~
ladas del otro), y a las explicaciones sumarias o que ofrezcan rápidamente una
de
Sade;
su amante también
le
trae noticias
de
una ciudad invadida
por
el
calor,
tranquilizadora
totalización.
Podría
e c i r ~ e
que
estot
relatos, o los
mejores
de
y quizás, por
la
peste. Durante un
largo
fin de
semana, la superficie
a p a r e n ~
ellos, en momentos donde muchas otras formas del discurso callaban, hablaron
mente
tersa
de
la vida
cotidiana, comidas,
largos
tragos
de vino, siestas sofocan:,:
aquello
que la voz del poder
ocultaba
o naturalizaba; despojaron de
conteni-
tes, se ve puntuada por las señales de la violencia: llegan
más
noticias
de
a b a l l o
do
moral
a su discurso sobre la muerte y exhibieron las fisuras por donde pue-
asesinados; se
oyen motores de autos
que
se estacionan
en
la costa de noche; él'
./ .de verse,
para decirlo
con
palabras
de Adorno,
aquello
que la ideología ocul
.
tan es decir, también, lo que es posible padecer, pero dificil
convertir
en discurso.
comisario local, cuyo
nombre
es precisamente Caballo y su especialidad "hace.r . ;
cantar ,
es asesinado; el
Gato sueña que su
hermano
que
vive
en Francia
(es de-,7:,
cir: del
lado
del exilio) envía
lma
carta donde expresa
su
preocupación por "
muerte
de
los caballos. Este sueño es una cifra y la carta misma, una cifra dentro ::
~ o ~
Se ha perturbado, por la muerte absurda, el
fluirliso
de
la vida: de repente,
~ v e s n d o el espejo de
la
escritura,
el
horror salta sobre una
historia
que
-
8/18/2019 Sarlo-Política.ideología.y.figuración.literaria (1)
11/15
EN PRESENTE
347
46
BEATRIZ
, Al mismo tiempo que las fuerzas armadas ocupaban el Estado, la trama
de
Apéndice
vínculos
entre diferentes
sectores sociales se disolvía o
era obturada
por
la
repre
El discurso autoritario la dictadura argentina
,
si
ón
. Intelectuales y sectores populares permanecen durante este período casi
,completamente
incomunicados (si se exceptúa
el
caso, relativamente excepcio
v
: ·5
nal en la
primera
etapa, de activistas
de
derechos humanos) y esta clausura en
tt • .
la
cil:culación
de
los discursos y
en
la producción'de contactos
entre
diferentes
lugares
de
la
sociedad
es
uno de
los rasgos más estables
de
10
que Guillermo
,O'Donnell
ha
descrito como la
cultura
del miedo :
un
conjunto
de
experiencias
La
función de
la
literatura en un proceso, de
construcción
: .:
difici1es
de
caracterizar discursivamente desde la perspectiva dé sus actores,
qu e
de
sentidos
organizaron la vida cotidiana, familiar, laboral, vecinal, el clima
de
las institucio-
La
experiencia argentina de los
últimos
diez años puede ser
interrogada
' nes formales e
informales
de educación, el ocio, la
relación
con la Iglesia y con
de la
línea
de
los
grandes
acontecimientos (el
golpe de mano que
lleva a los
mi- - .
S otras instituciones tradicionales.
l
Como
10 ha demostrado
Carlos Altamirano,
en
litares al
poder
cuando
ya
tomaban las decisiones tácticas
de
la repres ión; los
cam
') 'este marco no
todo 10 que
se
escuchaba era
el silencio: formas
de
la disidencia
bios producidos desde entonces en la economía y la sociedad; la
guerra
de las . , ' ; intelectual prueban desde los primeros años del proceso militar que la homoge
Malvinas y
el
comienzo de la flexión que conduce a la retirada de las fuerzas r m a ~
, ' ,
neización reglamentarista y terrorista
presentaba
resquicios donde se alojaron
das del
gobierno, etc.)
protagonizados
por los
vencedores
del 76, o
desde el
' :;, otros discurs os y
otras
prácticas, cuya visibilidad,
hasta
1981 por 10 menos, fue,
zonte
de
sus derrotados (los cambios en las organizacione s políticas,
las
nuevas o r ~ [
sin
embargo, muy débil.
2
La literatura precisamente es uno de esos discursos.
mas
de
intervención pública
-APDH
SERPA],
Madres
de
Plaza
de
Mayo-
;
Parece indudable,
y los
cambios
ideológico-políticos
discernibles
en
la
ac
deslizamientos menos
perceptibles
en un comienzo y, también, menos seguros de
1,
': tualidad 10 reafirman, que se alteraron
profundamente
los
ritmos,
las
modalida
sus lugares y sus discursos¡ precisamente porque aparecían como algo nuevo
enb
' {, des y las relaciones de la esfera privada y la pública (de
hecho
puede hablarse
de
sociedad).
Tanto la violencia
de la
represión estatal y
paraestatal
como la milita- , una virtual
desaparición de
la esfera
pública
en los
años del
Proceso,
por 10
me
rización
de
la
política
que la
precedió eran
nuevas
en
la
sociedad argentina dél , nos
hasta
su
trabajosa
reconstrucción a partir de 1982). Obturadas las
VÍas
de re-
siglo
xx y, en consecuencia, no
formaban
parte de una memoria
colectiva. .
, ;
, lación
entre
los
diferentes actores
sociales,
se clausuraron también
los canales
duda,
la violencia había sido
un tópico de
las fuerzas
de izquierda en el
e r í o d ~ , , ,, '
de
transmisión
de e x p ~ r i e n c i a s comunes
y se bloquearon las
redes de
la
memo-
inmediatamente anterior,
pero, si se excluye
episodios breves
y aislados, no ha ,'
na
colectiva.
La
experic¡ncia de
la
vida cotidiana se alteró profundamente y las
bía
sido practicada
con la
persistencia y la convicción
metodológica
que
caracteri- ' '
'fantasías
de persecución, m ~ e r t e
y
pérdida marcaron el tono
general
del perío
zó al período que se abre con el asesinato
de
Aramburu. También es evidente que , : do. El olvido o, más bien, el silencio que
tenía
la forma
de
la represión interna-
las fuerzas armadas habían ejercido la intervención
en
el
poder
político, desde lcJ ' lizada, fueron las
primeras
respuestas defensivas
r e n ~ e
al
nuevo
país que se im
plante
os, presiones,
reclamos hasta el
golpe
de
estado
y la reclusión
de
presiden: ponía
con
el
poder
militar.
Tomando
la
d e f i n i c i ó ~
ya clásica '
de Adorno
y
tes.
Pero
es ésta la primera vez
en
el siglo xx, si
se
exceptúa
la
represión a los huel- ' Horkheimer,
podría
decirse
que la
Argentina padeció la reificaciói1.
que
supone
guistas
de
la Patagonia,
que eligen
llevar a cabo la liquidación fisica del enemigo, r olvido.
3
En consecuencia, la
reconstrucción de 10
vivido se
r e s e ~ 1 t ó ómo
mo
según modalidades
abierta s y clandestinas, elaborando al mismo
tiempo
un
discurc
.....;S:L
so
que
justificara esta intervención, novedos.a
por
su sistematicidad.
Si bien
la
vida
política
argentina presentaba indicios
que
podían anticipar
, 1 Al respecto, véanse las ponencias
y
conclusiones del seminario sobre la Cultura del Mie
los sucesos de
esta
última década, su ip.tensidad y el
poder
de penetración en el
'do, realizado
en
Buenos Aires, en marzo de 1985.
2 Carlos Altamirano, Cultura de izquierda, disidencia intelectual
y
proceso autoritario:
tejido
social,
el
cambio inducido en las costumbres políticas, en
el
estilo de difec '
,
la
experiencia r g e n t i n a ~ BuenosAires, CEDES, mimeo.
También:
Beatriz Sarlo, Sobre
la
si
rentes actores, y la constitución
de
nuevos puntos de referencia y agregación (C0-_
tuación de la cultura argentina entre 1976
y
1980 , ponencia presentada en lasJornadas sobre
mo es el caso de las
organizaciones
de
derechos humanos y la subculturajuvec
Cono Sur, organizadas
por
el IRLA de la Pontificia Universidad de
San
Pablo, Brasil.
nil)
pueden ser juzgados como
datos
nuevos,
cuyas consecuencias sobre el
, 3
Max Horkheimer
y
TheodorW. Adorno, Dialectic Enlightenment NuevaYork, Mac Mi
llan,
1972,
p.
230
[Dialéctica
del
fluminismo
Buenos
Aires,
Sudamericana,
i
976].
presente
y
el
futuro más inmediato
aún
es
necesario
evaluar.
http:///reader/full/prese~1.t%E3%80%80http:///reader/full/prese~1.t%E3%80%80
-
8/18/2019 Sarlo-Política.ideología.y.figuración.literaria (1)
12/15
349
48
.
dalidad
básica de
un
proceso
de
comprensión
que
hiciera
posible reconstruir el' : : : pio del impulso crítico
de
la modernidad
y,
en el caso del primero,
de
la vanguar
pasado
y
su experiencia.
, . ' ' ciia. Así, una zona
importante
de
la literatura
argentina (escrita y
publicada
en
el
En este punto, es indudable que fueron las organizaciones de derechos hU; r . ~ .país o en
el
exilio) puede
ser
leída
como crítica del presente, incluso en los casos
manos las que,
desde
los rasgos novedosos
de su
práctica,
contestaron
a esta : r ; , J ? € en
que su referente
primero sea eJ..pasado. Enfrentada con
una
realidad
dificil
de
lítica de olvido con
una
reivindicación de la
memoria.
Sin embargo, no todala · :.,;>f captar, porque muchos de sus sentidos pennanecían ocultos, la literatura buscó
sociedad podía escuchar su discurso,
especialmente
en momentos en gue , 1 ~ tf:as modalidades más oblicuas (y no sólo a causa de
la
censura) para colocarse en
cucha era fisicamente
más
peligrosa que
el olvido. Por otra
parte,
la reconstruc-:...'
;r1.
JlIül
relación
significativa
respecto del
presente y comenzar a construir un senti
ción de sentidos para la experiencia no sólo posterior al golpe de
estado
sino
d;
':
.,;
;
do de
la masa
caótica de experiencias escindidas de sus explicaciones colectivas.
todo
el
periodo
de
política violenta que lo
antecede, era un
trabajo de
ú s q u ~ .. .Si se
quiere, esta
clave
interpretativa
fue una de las
modalidades
de
la
lectu
da de
explicaciones que
no
podía,
por
la
naturaleza y
el contenido de
su t a r ~
t .
ra
en
los
años
del
Proceso
y los inmediatamente
posteriores
. La literatura
se
co
o
: p. '
1 1
::
.:
colocarse en el centro
del
programa de
las
organizaciones de
derechos h u m a ; ~ ' .iJ,: 0· loeó en
relación con el enigma argentino
e
intentó
poner en
discurso aquellas
nos ni, mucho
menos,
de los bloqueados
actores políticos.
La experiencia el1i ,: : : ~ ¡ ¡ : zonas que todavía no habían
sido procesadas
discursivamente en
otras
instancias.
demasiado
compleja y además,
para
quien quisiera verlo,
demasiado
e o n t r a r l i c
::;;1:
Dio voz a algunos de los silencios
que
bloqueaban la
comunicación
social en una
toria, en la medida en que no suponía
sólo
un
limpio
y directo corte entre ;
';:
..
:r:r
. ~ m u n i d a d
profundamente afectada
por barreras también discursivas: las de la
ponsables
y víctimas
(evidente
si se
pensaba sólo en la
dimensión
militar
de
L : : ~ .
{ . · :
voz
totalizante
del autoritarismo
y,
más específicamente,
las
de la
censura y
el
sis
represión) sino que exigía adivinar
fisuras
más profundas
y
anteriores
en
la ~
: ~ i
{.
tema
internalizado
de
policía
de las significaciones. Hohendhal
comenta
un tra
ciedad argentina, volver visibles
zonas más fluidas
o
relegadas, lo cual i m p l i
~ ~ ; ' < bajo
de Habennas,
aún no
publicado,
en
términos que parecen
aproximarse a
rearmar el
~ d ~
vivido
. c o n e ~ t a r l ~ ,
por un
lado, con el pasado,
y
por
el
t r o ~ : < : : ' i 1 ~ ; l ~ s i t u a c ~ ó n
-
8/18/2019 Sarlo-Política.ideología.y.figuración.literaria (1)
13/15
350
351
EATRIZ SARLa
mente porque
adopta) la
forma de la elipsis,
la
alusión y
la
figuración como
es -
trategias
para el ejercicio de
una
perspectiva sobre la
diferencia.
Allí
residiría
su posibilidad de conocimiento, de reparación de
zonas
pro:'
fundas de la
simbolización
y
de construcción de puentes sobre
losespaciosque
habían
sido
ocupados por el olvido,
esa
forma
del olvido
originada en el
miedo
y,
también, en la cualidad propiamente siniestra
de
lo sucedido en la Argentina.
Enfrentada con
los
límites (el sufrimiento exasperado,
la muerte), la
literatura
despliega
un
discurso
significativopara la sociedad, porque,justamente, no hay.
muchos
otros discursosque
puedan
trabajar como elarte, en un mundo laicoy .
abandonado por losdioses,
sobre
los
límites extremos. La literatura intentó, más
que
proporcionar respuestas articuladas
y
completas, rodear
ese
núcleo e s i s t e n ~
te
yterrible que podía
denominarse
lo real.
La función
de las
obras escritas
y
publicadas
en estos
años fue, desde esta:
perspectiva
y
considerando
en elcentro algunos textos claves,
hablar cuando
la
circulación
pública de discursos
parecía obturada. De
este
modo, la literatura,
y
la lectura
que
de ella se hacía,
secolocó en una
línea,
dificilde precisar,de cam
biosen el
universo
de losvaloresyde
reconstrucción
de
la
subjetividad.Alpro
ducir
un
efecto
de
reconocimiento,
pero
no
necesariamente
de
mímesis,
la
i t ~
ratura proporcionaba
un modelo de reflexión a
la
vez
estética
e
ideológica
que
explica
en
parte
el
éxito
en
algunos
casos,o
la resonancia pública en
otros,de
variosde los
textos editados
en este
período,
y
la atención
colectivaprestada
al
discurso
ylas
intervenciones
de losescritores,
cuando
éstas
representaban una
de
lasescasas
modalidades de
reflexión
sobre la
Argentina.
Esta atención
no era
sólo
consecuencia de la
despolitización
y
la
escasez
de
sentidos,
sino también
wl'
reconocimiento
de
la existencia
de discursossignificativos
colectivamente
yno
impuestos por
la
coerciÓn.
iscursoautoritario iscurso literario
"La
situación
comunicativa ideal
es,
como lo he dicho antes,
una descrip
ción
de
lascondiciones dentro
de
las
cuales
losreclamos
acerca
de
la
verdad y la -
corrección pueden ser
discursivamente dirimidos".7Las
condiciones
impuestas,
por gobiernos autoritarios
son precisamente
opuestas a
las así definidas por
Ha
bermas: su régimen
discursivopresupone un fundamento
de
verdad i n d i s u t i ~
ble e
inapelable,
basado en
relaciones
prediscursivas.Brunner, reflexionando ser
JÜTgenHabermas, "APbilosophic-PoliticalProfile",
en
New Left Review, n° 151,1985,'
p.
94.
Traducción
castellana
en
Punto
de
VISta nO
27,
agosto
de
1986,
LEER
N
PRESENTE
bre
elcaso
chileno,
anota: "La
sociedad
disciplinaria
intenta reorganizar
loscom
portamientos humanos según imperativos de
coacción,que
nada tienen
que
ver
con pretensiones de
validez
normativa"
y, en
consecuencia:
La
acción
regida
por sentidos
meaning,s)
públicamente comunicados que
ha-
cen posible una socialización
de
lasprácticas privadas ysu
interpretación den-
tro
de marcos reflexivoscapaces de se r corroborados discursivamente, es
susti-
tuida
en
la sociedad
disciplinaria
por una
acción
orientada
por
un
sistema
mudo de refuerzos positivosy
negativos
que expresan sin mediación lasrela
ciones de fuerza constituidas
en
la sociedad.
El espacio
público administra (o
procura
administrar)
los
sentidos
que
sean
necesarios para mantener el ade-
cuado
funcionamiento de
esa
operación
disciplinaria.
8
Basado en una relación
de
poder obviamente prediscursiva,el régimen au
toritarioimpone
modelos
discursivos
con
presupuestos cuya
verdad se presenta'
como autoevidente e
indiscutible.
9
SilviaSigaleIsabel
Santi
analizaron losdis
cursos
de
losmilitares
chilenos
y
argentinos en relación con el
objet