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SECRETOS DE
LOS REPTILES
Una visión inédita del extraño mundo de los Reptiles, Eusuquidos y Quelonios
Lima-2010
POR: RUBÉN GUZMÁN P. MUSEO DE HISTORIA NATURAL UNIVERSIDAD RICARDO PALMA
SECRETOS DE
LOS REPTILES
Co-Autores:
Enrique Flores C.
Ricardo Vásquez C.
Julio Magán R.
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Universidad Ricardo Palma © 2010
Prohibida toda reproducción , sea total ó parcial con
cualquier medio mecánico, electrónico o fotocopia sin la
previa autorización por escrito de los editores.
PORTADA
Phylodryas tachymenoides
Especie recientemente reporta-
da para Lima
Foto: Enrique Flores C. © 2009
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SECRETOS DE
LOS REPTILES
POR: RUBÉN GUZMÁN P.
SURCO-2010
LIMA PERÚ
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SECRETOS DE LOS REPTILES
POR: RUBÉN GUZMÁN P.
Museo de Historia Natural, Universidad Ricardo Palma
ENRIQUE FLORES C Naturalista especializado en Reptiles y Fotógrafo de Fauna Silvestre
RICARDO VÁSQUEZ C Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga - Museo de Historia Natural, Universidad Ricardo Palma
JULIO MAGÁN R. Biólogo y Fotógrafo Colaborador, Museo de Historia Natural - URP
Contenido Pág.
Introducción..........................................................................................
Los Reptiles..........................................................................................
Morfología básica.................................................................................
La Cabeza......................................................................................
Dentición..............................................................................
Los Sentidos
La Vista.................................................................................
El Oído...................................................................................
Fosetas Termosensibles.......................................................
El Olfato................................................................................
Ampollas de presión.............................................................
Los Crocodilianos..................................................................................
Un eterno Dilema: Caimanes & Cocodrilos................................
Los Ojos..........................................................................................
El Oído............................................................................................
La Piel.............................................................................................
Reproducción.................................................................................
Cortejo...................................................................................
Cópula....................................................................................
Desove.....................................................................................
Eclosión..................................................................................
Caza.................................................................................................
Sistema Circulatorio……………………………………………….
Pulmones…………………………………………………………..
Los Quelonios.........................................................................................
El Caparazón.....................................................................................
Longevidad........................................................................................
Alimentación......................................................................................
Defensa..................................................................................................
Criptodyra...................................................................................
Pleurodyra...................................................................................
Secreciones..................................................................................
Sellado del caparazón..................................................................
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Toxicidad.........................................................................................
Escape..............................................................................................
Reproducción............................................................................................
Los Escamosos……………………………………………………………...
Los Saurios……………………………………………………………..
Los Gekos……………………………………………………………….
Lamelas…………………………………………………………...
Vocalizaciones……………………………………………………
Autotomia………………………………………………………...
La Vista…………………………………………………………...
Color……………………………………………………………...
Los Téjidos……………………………………………………………..
Los Gymnophtalmidae………………………………………………….
Los Scincidae……………………………………………………………
Los Tropidúridos………………………………………………………..
Los Polychrotiidae………………………………………………………
Los Iguánidos……………………………………………………………
Los Anphisbaenidos……………………………………………………..
Los Ofidios………………………………………………………………
Reproducción……………………………………………………...
Los Elápidos……………………………………………………………..
Las Serpientes Marinas…………………………………………………..
Los Leptotyphlopidos……………………………………………………
Los Vipéridos……………………………………………………………
Suero Antiofídico………………………………………………………..
Los Colúbridos…………………………………………………………..
Los Boidios………………………………………………………………
Serpientes Antropófagas…………………………………………………
Curiosidades Sobre los Reptiles
La Evolución en Acción………………………………………………..
Poblaciones de reptiles…………………………………………………
El Acto de Desaparecer…………………………………………………
La Renovación…………………………………………………………...
Una Cuestión de Alimentación…………………………………………
EL Enigma de la Isla……………………………………………………
Extraños en el Vecindario………………………………………………
El Hombre y los Reptiles……………………………………………….
El Ocaso de los Reptiles…………………………………………………
Notas del Autor………………………………………………………………
Agradecimientos……………………………………………………………..
Bibliografía…………………………………………………………………..
Sobre los Autores……………………………………………………………
Ilustraciones…………………………………………………………………
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INTRODUCCIÓN
Los reptiles agrupan un selecto gru-
po de vertebrados, con características que
los unen y a la vez separan; la piel seca,
los huevos de cáscara dura y otros factores
definen a un reptil actual.
Desde el periodo Carbonífero, los
reptiles se desarrollaron en una infinidad
de formas, teniendo su punto cúlmine en el
Mesozoico, con la evolución del orden
Dinosauria, con su gran diversidad de for-
mas y tamaños, cuyas innumerables adap-
taciones aseguraban su supervivencia en
los lugares menos imaginados.
El fin del orden Dinosauria se sabe
actualmente, fue provocado por un asteroi-
de, posiblemente del grupo Apollo, ya que
en los sedimentos del límite entre los pe-
riodos Cretáceo superior y Terciario
(Cenozóico) presentaban una gran concen-
tración de Iridio (Ir), que se encuentra en
ínfimas cantidades en la tierra, pero abun-
da en los cuerpos celestes como los Aste-
roides; el ultimo punto de discusión era el
cráter, si en verdad cayó un cuerpo celeste,
era necesaria la evidencia del cráter.
En los años 90, se encontró dicho
cráter, una formación monstruosa de más
de 160 kilómetros de diámetro, con un pi-
co central de roca fracturada de 65 millo-
nes de años de antigüedad.
Otros sucesos, propiciaron la extin-
ción del orden Dinosauria, tales como
erupciones continuas de los volcanes, que
con el polvo levantado pos la colisión,
afectó, indirectamente a estos animales; a
excepción de un reducido grupo, del cual
finalmente derivaron las aves.
Los reptiles actuales se diferencian
de los dinosaurios por presentar las patas a
ambos lados del cuerpo, al contrario que
los grandes lagartos, que las presentaban
bajo el cuerpo; esta adaptación, permitió la
sobrevivencia de cuatro grupos actuales de
reptiles, tres de los cuales, compartieron la
tierra con los dinosaurios: las Tortugas,
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Fig. 1.-Leptodeira anullata, en actitud defensiva
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crocodilidos y tuáteras, entre los cuales, el
caimán más grande que se conoce, el Pu-
rusaurus (Lagarto del Purús), se sabe que
se alimentaba de Hadrosaurios, grandes
dinosaurios herbívoros de 3 toneladas.
Los reptiles actuales son pequeños,
gracias a ellos, y a sus primas, las aves,
podemos reconstruir la conducta de sus
ancestros dinosaurios, ya que de éstos no
se han conservado más que los huesos, y
en contados casos, los tejidos blandos.
Los reptiles actuales, a pesar de po-
seer una anatomía un tanto diferente, pre-
sentan un sinnúmero de adaptaciones, cos-
tumbres y estrategias de supervivencia que
eclipsan a otros vertebrados superiores
como aves y mamíferos.
La inmensidad de formas de los rep-
tiles son el resultado de la radiación adap-
tativa de las pocas especies sobrevivientes
a la extinción Cretácico-Terciario, sin
ellas, hubiera sido imposible obtener tal
variedad de especies.
Las publicaciones sobre la Etología
en los reptiles son escasas, siendo necesa-
rio el estudio en campo para poder com-
prender las actividades diarias de estos
animales, muchas de las cuales son aún
desconocidas, por la dificultad de realizar
las observaciones en campo, ciertamente
es necesario conservar en cautiverio un
reducido número de animales, los que nos
facilitan el estudio de su comportamiento,
pero, solo es especulativo ya que el com-
portamiento en cautiverio puede diferir, en
ciertos casos, en gran medida con el com-
portamiento silvestre de una especie deter-
minada, la adaptación de los ejemplares es
otro obstáculo, no siempre es posible, lo
cual dificulta su estudio.
En el presente trabajo, se pretendió
recopilar Toda la información obtenida
por el equipo de campo del Museo de His-
toria Natural de la Universidad Ricardo
Palma, con los casos más resaltantes regis-
trados en campo y gabinete, así como el
análisis detallado de las filmaciones
hechas en el museo, con los que se revela-
ron una gran cantidad de conductas y es-
trategias defensivas en los reptiles perua-
nos, siendo más evidentes aquellos de la
costa central, con los que el equipo ha te-
nido mayor desempeño tanto en campo
como en el laboratorio.
Es importante recalcar que el trabajo
realizado no es definitivo, posteriores in-
vestigaciones complementarán el conoci-
miento adquirido, haciendo más clara la
comprensión de los primeros vertebrados
en poblar la tierra.
Si bien es complicado tener una de-
tallada explicación de las costumbres de
todos los reptiles conocidos, por lo cual
nos restringiremos solo a aquellos registra-
dos para Perú, donde existe una amplia
diversidad, con más de 150 especies de
lagartijas, 195 de serpientes, 6 de crocody-
lianos y otras tantas de tortugas, si bien
entre ordenes, su comportamiento es u
tanto similar, en los dos mayores grupos,
los ofidios y saurios, existe una gran diver-
sificación de éstos, dependiendo del hábi-
tat y la disponibilidad de alimento, inclu-
so, siendo capaces de proezas que los
humanos solo podemos admirar.
A continuación daremos a conocer
las principales características de los repti-
les vivientes en Perú, claves para describir
el comportamiento de los animales descri-
tos más adelante, para no entrar en confu-
siones se describirán las especies típicas
de cada caso usado en el trabajo.
Al final del documento se adjunta la
relación de las especies cuyos comporta-
mientos se describen en el texto, quizá pa-
rezcan extraños y casi imposibles, pero
estos animales lo vienen haciendo desde
su aparición en este planeta.
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LOS REPTILES1
Los Reptilia, actualmente está con-
formada por un selecto grupo de animales
isotermos2, en relación a su medio, es de-
cir que su temperatura siempre cambia , si
en las horas diurnas la temperatura externa
es de 30°C, la interna será de unos 29-30°
C, igualmente, si la temperatura crepuscu-
lar-nocturna es de 17°C, el cuerpo del ani-
mal estaría en ese rango, entre 17-18°C.
Al hablar de reptiles, siempre nos
imaginamos a criaturas lentas, adictas al
sol, con piel escamosa, y los consideramos
“Primitivos”; lo cierto es que los reptiles,
al igual que todos los animales vivientes
en la tierra, han sufrido un proceso de evo-
lución, modificando las características in-
apropiadas para su supervivencia, me-
jorándolas, y conservando aquellas que la
favorecen, un ejemplo clásico son los Cro-
codylianos, un selecto grupo de 23 espe-
cies que incluyen a Cocodrilos, caimanes,
aligátores y gaviales, su morfología ha
cambiado poco en más de 100 millones de
años, debido principalmente a su forma de
alimentarse y por la “poca necesidad de
hacerlo”, un Crocodylus niloticus saluda-
ble puede comer hasta una vez al año, de-
pendiendo las condiciones en las que se
encuentre, o una vez al mes, si hay abun-
dantes presas.
Otros reptiles son igualmente anti-
guos, los descendientes de Archelon, die-
ron origen a las tortugas actuales, con más
de 260 especies conocidas, de las cuales
solo 6 son marinas, completamente adap-
tadas al mar, seguidas de las terrestres,
adaptadas exquisitamente a las condicio-
nes terrestres más diversas, y finalmente
las acuáticas, con un sinnúmero de formas
y tamaños, teniendo como mayor repre-
sentante a Podocnemys expansa, en las
acuáticas, y a Testudo gigantea y Geoche-
lone nigra, para las terrestres.
Su clave para su supervivencia yace
en su insólito caparazón, conformado por
expansiones de los huesos de la carcaza, es
decir, de las vertebras y costillas, su capa-
cidad de comer casi cualquier cosa, sea
viva o muerta, y almacenar eficientemente
agua en sus vejigas.
El grupo más diversificado de repti-
les son los llamados escamosos, con más
de 7200 especies catalogadas lasta la fe-
cha, entre los que destacan lagartijas, ser-
pientes y anfisbenas, actualmente se ha
recategorizado, teniendo tres sub-ordenes
que agrupan estos tres tipos de reptiles,
todos con un tegumento principalmente
formado por una piel delgada, seca y esca-
mas corneas, con una muda muy evidente,
llegando a desprenderse íntegramente en
algunos casos.
Si bien los escamosos del sub-orden
Sauria, presentan la conformación típica
de una lagartija, existe otro orden, más
antiguo aún, y casi paralelo a los Crocody-
lianos y Quelonios, los Tuáteras, con su
única especie Sphenodon punctatus, del
orden rhynchocephala, sus características
craneales los separan de los escamosos, a
pesar que presentan un gran parentesco
visual, únicamente se los encuentran en
islas desoladas de Nueva Zelanda, com-
partiendo sus dormideros con las aves ma-
rinas locales, tales como petreles.
Fig. 2.- Paleosuchus trigonatus (Shneider, 1801), un crocodyliano típico
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1. Se considera la clasificación tradicional de los reptiles como Clase Reptilia
2. (Del gr. Iso, igual, y Termos , Temperatura) Se acuña este termino por ser más explicativo a la forma de termorregulación de los
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MORFOLOGÍA BÁSICA
Sería muy difícil explicar detallada-
mente el comportamiento de los reptiles si
no conocemos su morfología, reptiles dife-
rentes presentan aparentemente, morfolog-
ías diferentes, pero la estructura básica es
la misma, a partir de ésta, los reptiles se
adaptaron de tal forma, que cada una de
sus adaptaciones favorecen perfectamente
su supervivencia.
A continuación evidenciaremos la
anatomía de los reptiles.
CABEZA
La cabeza difiere poco en los repti-
les del mismo orden, teniendo la misma
nomenclatura de las escamas según su po-
sición en el cráneo, y su situación con es-
tructuras determinadas tales como los ojos,
nariz y labios, en el caso de las tortugas, se
mantiene la nomenclatura, mas no en los
crocodylianos, ya que no poseen escama-
ción, mas bien osteodermos definidos en
la región dorsal del cuerpo, en la cabeza
solo poseen placas corneas planas, que
varían según el individuo.
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1. Rostral
2. Supranasal
3. Prefrontales
4. Supraocular
5. Frontal
6. Parietal
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7. Pre nasal
8. Post nasal
9. Loreal
10. Pre ocular
11. Post ocular
12. Sub ocular
ESCAMACIÒN CEFÀLICA EN SERPIENTES (Colubridae-Elapidae)
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13. Supralabiales
14. Temporales
15. Rodaballo
Fig. 3.– Principales escamas cefálicas de los ofidios, solo los elápidos carecen de escama loreal, así como los miembros de la subfamilia de los dipsadinidos (Género Sibynomorphus).
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Los saurios han evolucionado una
gran diversidad de alimentación, desde
aquellos comedores de carne hasta los fitó-
fagos, la dentición de cada reptil varía
según su dieta, en los saurios existen di-
versos casos, los más comunes son aque-
llos entomófagos
En las serpientes de ha desarrollado
un sistema de inoculación de veneno, que
puede variar según el caso, pudiendo ser
fijo o móvil, según la familia del ofidio,
existen varios tipos de aparatos inoculato-
rios, así como de dentición.
Serpientes Aglifas
Las serpientes aglifas (de A: sin, pri-
vativo; y Glyphos: diente ponsoñoso), son
serpientes que no presentan aparato vene-
noso, se las divide en tres categorías,
según dónde se ubican los dientes cónicos,
típicos de este grupo de serpientes:
1. Amphidonte (Dientes en ambas
mandíbulas), Ej. Familia: Boidae,
Colubridae.
2. Supradonte (Dientes únicamente en
la mandíbula superior), Ej. Familia:
Typhlopidae
3. Infradonte (Dientes únicamente en
la mandíbula inferior). Ej. Familia:
Leptotyphlopidae.
Serpientes Opistoglifas
Estas serpientes (de Opisto: atrás),
son un grupo de colúbridos que presentan
los dientes inoculadores en la última posi-
ción en la mandíbula superior, presentan la
Glándula de Duvernoy, estructura análoga
a la glándula de veneno de los elápidos y
vipéridos, el veneno que produce es por lo
general poco tóxico, en ciertos géneros, y
más potente en otros, únicamente los pre-
Fig. 4.– Principales tipos de dentición en ofidios: A.– Aglifa Amfidonte; B.– Opistoglifa; C.– Proteroglifa; D.– Solenoglifa.
SECRETOS DE LOS REPTILES
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sentan los colúbridos de ciertos géneros y
especies, si bien el veneno no es tan toxico
como sus parientes, los Elápidos y Vipéri-
dos, las condiciones individuales de los
afectados pueden complicar gravemente el
cuadro clínico.
Ofidios Proteroglifos
Los proteroglifos son las serpientes
venenosas que presentan los dientes vene-
nosos fijos en la parte anterior de la maxila
(Protero: delante, anterior, previo), a esta
familia pertenecen las Corales, Cobras y
Mambas, además de las serpientes mari-
nas, que presentan un veneno altamente
tóxico; la toxicidad del veneno de las ser-
pientes proteroglifas varía según la espe-
cie, pero entran en la categoría de Letales,
por lo común es del tipo Neurotóxico, es
decir, ataca el sistema nervioso provocan-
do parálisis y posteriormente la muerte si
no es tratada a tiempo.
Ofidios Solenoglifos
Estas serpientes presentan los dien-
tes venenosos bien desarrollados y móvi-
les en la cabeza, lo que les permite plegar-
se bajo el paladar para evitar autolesionar-
se, es el grupo más letal de serpientes ve-
nenosas, registrándose más accidentes que
en otras, ya que su coloración críptica, las
hace invisibles, tanto a los depredadores,
como a las presas y ocasionalmente alguna
víctima humana.
Dentición en saurios
Los saurios o lagartos, presentan un
sinnúmero de adaptaciones en cuanto al
tipo de alimentación, muchos son entomó-
fagos, alimentándose de ejemplares peque-
ños, otros malacófagos, pudiendo despren-
der el caparazón de los gasterópodos con
cierta facilidad, finalmente los ornitófagos
y mastozoófagos, que se alimentan indife-
rentemente de mamíferos y aves.
Cada uno de los grupos de saurios ha
desarrollado una dentición especializada
para tales trabajos, con el uso de distintos
tipos de dientes, como molares, caninos,
serrados etc., siempre dependiendo del
tipo de alimentación, pero ninguno con
aparato venenoso como en las serpientes,
los dos únicos casos registrados de toxici-
dad se dan en dos especies norteamerica-
nas, ambas del género Heloderma, el H.
spectrum y el Haloderma horridum, co-
Fig. 5.– Tachymenis peruviana, como ejemplo de ser-piente opistoglifa, no es letal, pero su veneno provoca dolores localizados en la zona de la mordida.
Fig. 6.– Micrurus tschudii, como ejemplo de serpiente proteroglifa, especie letal, en el caso de no recibir trata-miento adecuado.
Fig. 7.– Espécimen de Bothrops pictus, como ejemplo de dentición solenoglifa.
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nocidas vulgarmente como Monstruo del
Gila y Lagarto Perlado, cuyo mecanismo
de inoculación se encuentra en la mandí-
bula inferior, siendo evidentemente más
rudimentario que el de los ofidios.
Muchos lagartos se han adaptado a
la fitofagia, un ejemplo típico es la Iguana
iguana, o Iguana Verde, con su alimenta-
ción únicamente de plantas, los dientes
son planos y muy filosos, proporcionándo-
le un corte perfecto en las hojas y fritos
que constituyen su dieta, otras especies,
como Amblirhinchos cristatus, presentan
una alimentación a fin, en vez de comer
hojas y frutos, se alimenta de algas, su
comportamiento lo veremos más adelante.
Otras especies, presentan dientes
molares, perfectamente adaptados para
triturar el caparazón de los caracoles, la
especie típica es Dracaena guianensis,
llamada Dracena o Lagarto cabeza roja,
sus dientes son hemisféricos, algo aplana-
dos en su cúspide, lo que le proporciona
las herramientas perfectas para sus pode-
rosos músculos mandibulares.
Los lagartos del género Varanus por
otra parte, presentan dientes planos serra-
dos, como cuchillos para carne, una adap-
tación obvia a juzgar por su alimentación,
los dientes presentan surcos donde se aloja
la saliva, rica en bacterias que proporcio-
nan un medio tóxico, que produce graves
lesiones necróticas y finalmente, si no es
tratado a tiempo, una muerte segura; en la
saliva de Varanus komodoensis, actual-
mente se han encontrado glándulas de ve-
neno en Varavos; al igual que los varani-
dae, existen otras especies de la familia
teiidae, los géneros Tupinambis, y Callo-
pistes, que, a pesar de pertenecer a otra
familia completamente distinta, presentan
bacterias con cierta toxicidad en sus bocas,
además de ser por lo general agresivos, sus
dientes difieren de los anteriores por ser
cónicos, del tipo canino.
Otras especies son insectívoras, sus
dientes aplanados, son más romos que
otras especies, pudiendo tener varias
cúspides, entre una y tres por lo común, y
ser desde 1 mm de ancho a menos, depen-
diendo la especie, este grupo abarca la ma-
MODELO DE DENTICIÓN DE UN SAURIO TÍPICO
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1. Dientes Maxilares
2. Dientes premaxilares
3. Dientes mandibulares
4. Orificio nasal
5. Cuenca ocular
6. Cavidad cerebral
Fig. 8.– Representación de una dentición típica de un entomófago Stenocercus ornatissimus, observese los tres grupos denta-les, dos superiores y uno inferior.
SECRETOS DE LOS REPTILES
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yor parte de los saurios conocidos, entre
lagartijas, anolis y gekos.
LOS SENTIDOS:
La Vista
La visión de los reptiles está más
desarrollada que en los anfibios y algunas
aves y mamíferos, los ojos de los reptiles
son considerados desarrollados, presentan
las características normales de un ojo típi-
co, cornea, cristalino, iris, humores vítreo
y acuoso y la retina, que puede o no pre-
sentar Tapetum lucidum.
Como sucede en el resto de los ani-
males, los ojos están en proporción a la
hora de actividad normal del reptil, por lo
común, si son nocturnos, presentan ojos
grandes, con gran cantidad de bastoncillos,
si en cambio, son hipógeos, los ojos se re-
ducen hasta casi desaparecer, es de esperar
que en el transcurso de su evolución los
ojos de reptiles tales como los géneros
Leptotyphlops, Amphisbaena y Brachya,
desaparezcan completamente; en otros ca-
sos como los Gekkonidae, los ojos se han
desarrollado de tal forma que han tenido
que prescindir de los parpados para captar
la mayor cantidad de luz, la pupila verti-
cal, se abre completamente en condiciones
de poca luz, dándole una excelente visión
nocturna, incluso, sin la necesidad del
Tapetum lucidum.
Por regla general, los ojos de los
reptiles deben estar protegidos de alguna
forma, siendo órganos de vital importancia
en casi todas las especies, es de esperar
que la evolución los dotara de ingeniosas
adaptaciones, desde cutículas duras, que se
desprenden en la muda, hasta ojos en to-
rretas, capaces de moverse independiente-
mente hacia cualquier lado.
La adaptación más común, son los
ojos con parpados, que poseen casi todos
los reptiles en los distintos ordenes, si bien
los parpados ayudan a proteger los ojos de
la luz excesiva, algunas familias como los
Gymnophtalmidae, presentan parpados
transparentes, que dejan pasar la luz de su
entorno, por lo que estas especies se es-
conden durante el día bajo las piedras u
hojarasca, para que sus ojos no sufran con
el exceso de luz.
En el caso de las serpientes , presen-
tan una escama transparente directamente
sobre los ojos, llamada rodaballo, ya que
carecen de párpados, esta escama protege
al ojo de eventuales rayones, si bien es
transparente, en él proceso de muda se
vuelve blanquecina, dada la sustancia
oleosa que se segrega al separarse la piel
vieja, y posteriormente se desprende com-
pletamente al finalizar el proceso muda.
La forma de la pupila depende de los
hábitos del animal, normalmente, los repti-
les diurnos presentan pupilas redondeadas,
los nocturnos, redondeadas, observar la
forma de la pupila puede ser difícil en al-
gunos casos, en la serpiente caracolera pe-
ruana Sibynomorphus oneilli, la pigmenta-
ción del iris es tan oscura como la pupila,
haciendo imposible distinguirla en vida;
en otras especies nocturnas, la pupila es
elíptica, pudiendo presentarse verticalmen-
te en casi tosos los casos, solo el género
Dryophis (Serpiente liana de Asia), las
presenta horizontales, siendo la excepción
a la regla, las pupilas verticales proporcio-
nan una mayor cantidad de luz que incide
en la retina que una pupila circular, la re-
gla general es, que los animales nocturnos
tendrán pupilas verticales en su mayoría, y
Fig. 9.– El ojo del gymnophtalmidae Proctoporus sp, mostrando el párpado transparente.
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Fig. 10.– Los ojos de los reptiles pueden o no estar protegidos por párpados, éstos pueden formar estructuras características de ciertos grupos, aquí arriba, se evidencia los tipos principales de párpados que presentan los reptiles: A.– Sin parpado, ojo con rodaballo (Leptophis depressirostris); B.– Sin parpado, ojo con cubierta queratinizada (Phyllodactylus lepidopygus); C.
– Ojo con párpados simples (Proctoporus sp); D.– Ojos con párpado en torreta (Polychrus liogaster).
TIPOS DE PARPADOS EN LOS REPTILES
SECRETOS DE LOS REPTILES
18
los diurnos, pupilas redondeadas, solo en
el caso de los epígeos.
Los hipógeos presentan en su ma-
yoría una visión pobre, es difícil distinguir
las pupilas en la mayoría, por lo general
son circulares, a pesar que son crepuscula-
res y nocturnos, esto se debe a que no usan
en mayor medida su vista, otros sentidos
como el olfato y el tacto los reemplazan
efectivamente, haciendo caso prescindible
la vista, ya que en su hábitat, no es común
la entrada de luz.
La mayoría de los reptiles presentan
los ojos dispuestos a ambos lados de la
cabeza, con una pequeña zona de visión
binocular, que le da el sentido de profundi-
dad, por lo general el área binocular es
relativamente pequeña, de unos 20º, pero
en la mayoría de las especies es suficiente
para cazar eficazmente, la mayor área de
sensibilidad es la monocular, la de visión
panorámica, en este caso existen puntos
ciegos, tanto directamente delante como
detrás del animal, donde es imposible que
vea, en especial las especies como el
Amblirhynchos cristatus o el Conolophus
subcristatus, dos especies de iguánidos de
las Galápagos, que, al igual que otros re-
presentantes, el hocico impide la visión
binocular, que ha sido sacrificada por una
visión enteramente panorámica, pero oca-
sionando un gran punto ciego directamen-
te delante del animal y detrás, lo cual se
compensa con su agudo oído.
Otras especies, como el género
Polychrus, poseen ojos en torretas, que los
pueden mover independientemente, algo
muy útil a la hora de buscar presas, una
vez localizada, los ojos se unen en la ob-
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Fig. 11.– El campo visual de los reptiles presenta una pequeña zona de visión binocular, localizada normalmente en frente del animal, esta zona lo ayuda a tener percepción de profundidad, y poder localizar a la presa en el espacio para capturarla con seguridad, Izquierda, esquema del campo visual de una serpiente de la especie Tachymenis peruviana; derecha, esque-ma del campo visual de un geko de la especie Phyllodactylus lepidopygus.
CAMPO VISUAL EN DOS REPTILES TÍPICOS
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servación, formando una temporal área
binocular, la que le permite calcular la dis-
tancia con suma precisión.
El Tapetum lucidum es una capa re-
flectiva de células situadas detrás de la
retina que proporcionan una segunda de-
tección simultánea de la luz sobre las célu-
las fotosensibles, esta capa produce tan
buenos resultados que parte de la luz refle-
jada atraviesa de forma inversa el ojo, sa-
liendo por la pupila, este efecto es más
resaltante en los crocodilianos, perfecta-
mente adaptados a la caza nocturna, ya
que se encuentran bajo el agua, únicamen-
te dejando fuera los ojos y fosas nasales, la
oscuridad de su hábitat, requiere la presen-
cia de esta capa celular, normalmente se la
aprecia cuando la luz del flash del fotógra-
fo incide sobre el Tapetum lucidum, refle-
jando gran cantidad de luz como se mues-
tra en las fotos inferiores.
Normalmente los reptiles poseen dos
párpados, uno superior fijo, y el inferior ,
móvil, solo en el caso de los Crocodylia-
nos presenta un tercer párpado, la mem-
brana nictitante, que cubre el ojo mientras
está sumergido, corrigiendo la refracción
producida por la densidad del medio líqui-
do, acompañada de otros sentidos que se
explicarán más adelante, los caimanes,
cocodrilos y gaviales, han sobrevivido sin
cambios desde hace más de 300 millones
de años.
Si bien todos los crocodilianos pre-
sentan membrana nictitante funcional, no
siempre la usan bajo el agua, observacio-
nes recientes demuestran que las crías de
Caiman crocodylus no siempre cierran el
tercer párpado, el motivo aún está en in-
vestigación, pero es posible que sufran
cierto proceso elemental de aprendizaje,
en alguna forma, pero la verdadera razón
es por el momento, un misterio.
Además de proporcionar una mejor
visión bajo el agua, la membrana nictitante
protege al ojo en los combates territoria-
les, aunque poco, pero detiene los golpes
de los combatientes en caso que el parpa-
do inferior no llegue a cerrar completa-
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 12.– Efecto reflexivo del Tapetum lucidum de un caimán de la especie Caiman crocodylus.
Fig. 13.– Caimán de la misma especie con las pupilas contraídas.
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Fig. 14.– Membrana nictitante de un Paleosuchus trigonatus (Flecha), el recuadro rojo de la foto superior, evidencia la localización del detalle en la foto inferior.
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mente el ojo, aún así, en ocasiones no es
suficiente, y el ojo puede sufrir algún da-
ño, llegando a la perdida total o parcial de
la vista del ojo afectado.
El Oído
Una creencia que se tiene, es que los
reptiles son sordos, ser sordo, significa en
cierta manera que no puede oír, o percibir
sonidos a través del aire, la verdad es que
los reptiles pueden percibir gran cantidad
de sonidos en distintos medios, con distin-
tas partes del cuerpo, la estructura básica
del oído de los reptiles consta en una
membrana timpánica externa, conectada
directamente, por medio de ligamentos, al
caracol, donde se recepcionan y transmu-
tan las vibraciones del aire a impulsos
eléctricos, por medio de células similares
al órgano de Corti humano, posteriormente
son transmitidas al cerebro donde final-
mente la información es procesada y en-
tendida por el animal; las dimensiones de
la membrana timpánica dependen del ta-
maño del ejemplar, lo que designa el rango
auditivo, normalmente esto depende en
mayor parte del orden de reptiles, por lo
común los escamosos (exceptuando ser-
pientes y amfisbenas), detectan sonidos
superiores a los 9000 ciclos, mientras los
crocodilianos, inferiores a los 30 ciclos,
los llamados infrasonidos, que los usas
generalmente en la época de apareo o para
enviar un mensaje a través del agua a los
animales que invaden su territorio.
Las formas de percepción del sonido
varían según los ordenes de reptiles, las
tortugas, crocodilianos y saurios, depen-
den principalmente de las vibraciones
transmitidas por el aire para poder perci-
birlas, mientras las serpientes, solo captan
los sonidos trasmitidos por sólidos o líqui-
dos a través de su mandíbula inferior y los
gastrostegos, escamas agrandadas que se
ubican desde la región yugular, hasta la
placa cloacal, al contrario de lo que se
piensa, las serpientes no son sordas, solo
captan los sonidos trasmitidos por sólidos.
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1. Escamoso
2. Cuadrado
3. Surangular
4. Conducto auditivo
5. Bóveda auditiva
Fig. 15.– Principales estructuras craneanas relacionadas con la audición, en este caso el cráneo de una tortuga terrestre de la especie Geochelone denticulata.
ESTRUCTURAS RELACIONADAS A LA AUDICIÓN EN LOS REPTILES
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La audición en muchos reptiles es
inferior a la de otras especies animales,
tales como aves y mamíferos, pero esta
deficiencia se complementa con sentidos
adicionales, que ningún otro animal posee.
Fosetas Termosensibles
Si bien los reptiles nocturnos están
adaptados a percibir con sus ojos, las ínfi-
mas cantidades de luz nocturna, a veces es
imposible, hasta para el más especializado
de los reptiles, ubicar certeramente a su
presa, este problema lo resuelven magis-
tralmente algunas familias de serpientes,
en las constrictoras, presentan unas fosetas
en los labios, las llamadas fosetas labiales,
que captan la luz infrarroja a modo de ca-
lor, estos órganos le permiten a la serpien-
te, cazar en completa oscuridad, se realiza-
ron pruebas que confirman este hecho, cu-
briendo los ojos a la serpiente y dejándola
cazar a una rata de esta forma.
En el caso de los vipéridos, solo pre-
senta una foseta a cada lado, situadas en la
zona loreal, por lo cual se le denominan
Fosetas loreales, se encuentran entre los
ojos y los orificios nasales, en un ángulo
de visión similar a los ojos, la foseta cons-
ta de dos cámaras, separadas por una del-
gada membrana plana, la cámara posterior
se encuentra revestida de células sensibles
a minúsculas variaciones de calor, el punto
débil de los animales de sangre caliente, la
información calorífica pasa a través de la
entrada de la feseta, penetrando la primera
cámara y estimulando las células en la pa-
red de la segunda cámara. Ésta informa-
ción térmica, pasa a través de las fibras
nerviosas al lóbulo óptico del cerebro,
donde es procesada, se cree que la imagen
captada por las fosetas es “superpuesta”
sobre la imagen captada por los ojos, de
esta forma la serpiente puede saber exacta-
mente donde está la presa, sin necesidad
de usar su vista.
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 16.– Las fosetas labiales solo se encuentran en los boidae, son similares a las fosetas loreales de los viperi-dae; arriba, en el recuadro rojo, se evidencia la localiza-ción de la ampliación, en la foto inferior de la Python
reticulatus.
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Fig. 17.– Fosetas loreales de una Bothrops pictus, el recuadro de la foto superior señala la posición del detalle de la foto inferior, la flecha señala la ubicación de la foseta loreal.
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El Olfato
Es bien sabido que la mayor parte de
los reptiles, en especial ciertos lagartos,
crocodilianos, y tortugas, huelen por me-
dio de sus fosas nasales, algo que se supo-
ne, en otros casos, como de las serpientes
o algunos lagartos, el olfato se ha despla-
zado a un órgano único en los reptiles, el
Órgano de Jacobson, son un par de fosetas
palatinas, con células sensibles a las partí-
culas odoríferas capturadas por una len-
gua, por lo general bífida, es bien sabido
que las serpientes presentan lengua bífida,
esto les sirve para discernir la localización
de la presa, en caso de no tener la ventaja
de las fosetas loreales o labiales, el proce-
dimiento general no varía, el animal saca
la lengua y la sacude suavemente, en un
movimiento característico denominado
“Silbido”, inmediatamente después, intro-
duce la lengua en la boca, y en el órgano
de Jacobson, donde es analizada, este pro-
ceso se repite tantas veces con sea necesa-
rio, siempre y cuando haya un rastro
odorífero que esté siguiendo, en caso se
pierda el rastro, el animal seguirá intentan-
do durante un tiempo hasta encontrarlo, de
caso contrario interrumpe la búsqueda, es
muy difícil saber lo que detecta el Órgano
de Jacobson, solo se presume que se trate,
en cierta forma , similar a nuestro sentido
del olfato, pero son solo especulaciones,
estudios posteriores revelarán más datos a
cerca de los sentidos de los reptiles que
aún desconocemos.
En cuanto al olfato en los Saurios, se
sabe relativamente poco, se presume que
captan los olores de forma similar a las
serpientes, pero no pueden discernir la di-
rección de dónde viene el olor, esto se de-
be a que no necesitan mucha información
odorífera, mas bien visual ó auditiva.
Ampollas de presión
Estos órganos solo se los encuentra
en crocodilianos, son claves para capturar
presas en total oscuridad, al igual que la
línea lateral de los peces, estas ampollas,
captan pequeñas diferencias en la presión
del agua que los rodea, los experimentos
realizados nos revelan que son las crías,
las que dependen de este órgano, ya que
estimula un arco reflejo con solo un míni-
mo cambio de presión del agua, esto se
debe a que la presa principal de las crías,
son insectos, el chapoteo que producen al
caer en el agua induce a la acción automá-
tica de ataque, este sistema se pierde par-
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Fig. 18.– Phylodryas tachymenoides, captada en el preci-so momento del silbido, una acción típica de las serpien-tes.
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Fig. 19.– Ampollas de presión de Crocodylus acutus, son poco evidentes, el recuadro de la foto superior evidencia la posición del detalle en la foto inferior.
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cialmente al crecer el animal, al comparar
ejemplares juveniles con adultos, se esta-
blece que los primeros responden con ma-
yor eficacia a la estimulación replicada por
un goteo que los adultos.
En la explicación, no hemos tomado
en cuenta el gusto ni el tacto, ya que la
información obtenida no es suficiente co-
mo para establecer conclusiones tangibles.
CROCODILIANOS
Uno de los ordenes más antiguos de
reptiles, son los crocodilianos, que agru-
pan a Cocodrilos, caimanes aligátores y
gaviales, presentan adaptaciones perfectas
para la vida acuática, los Ojos, Fosas nasa-
les y oídos, están dispuestos en una línea,
lo que les permite esperar pacientemente
bajo el agua, sin que la presa se de cuenta;
la glotis está adaptada para sellar el paso
de agua a los pulmones, con la acción de
un “falso paladar” que bloquea la entrada
de agua a la garganta, los dientes, cónicos
y estriados, son reemplazados cada tres
meses, dependiendo de las condiciones
metabólicas del animal, la piel, está cu-
bierta de unas placas óseas porosas, llama-
das Osteodermos, que están involucrados
en la termorregulación.
Muchas son las adaptaciones de los
crocodilianos al ambiente acuático, lo cual
ha favorecido su continuidad evolutiva
desde hace 300 millones de años, incluso,
el diseño es tan perfecto, que lograron so-
brevivir a las extinciones masivas, que
acabaron con el orden Dinosauria y los
mamíferos del cenozoico.
Un eterno dilema: Caimanes & Coco-
drilos
Muchas veces, especialmente para
los que no son expertos en el tema, es difí-
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Fig. 20.– Ejemplar de Crocodylus acutus, una especie en peligro crítico que se distribuye por el norte del departamento de Tumbes, Perú, es conocido también como cocodrilo Americano.
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cil diferenciar un Caimán o Aligátor, de
un Cocodrilo, a pesar que pertenecen al
mismo orden de reptiles, presentan peque-
ñas diferencias que los agrupan en familias
distintas, antiguamente, especies como el
Paleosuchus trigonatus, eran denominadas
Crocodylus trigonatus, en el tiempo de
Shneider; la actual taxonomía los separa
en dos familias, la famila Alligatoridae3 y
la familia Crocodylidae.
La primera presenta le hocico nor-
malmente romo, en algunos géneros, am-
bos flancos, casi paralelos; los dientes se
insertan en fosas situadas en la mandíbula
superior, a veces, el 4° diente inferior so-
bresale por una pequeña concavidad de la
mandíbula superior, así es que los dientes
inferiores, cuando la boca del animal está
cerrada, no son visibles, los ojos son rela-
tivamente grandes, los osteodermos quilla-
dos de la mitad anterior de la cola, son
aplanados, y por lo general la coloración
del cuerpo es a modo de bandas, con una
textura manchada.
Los Cocodrilos en cambio, presentan
el hocico ahusado, tanto los dientes supe-
riores como los inferiores son visibles
cuando cierra la boca, los osteodermos de
la mitad anterior de la cola están bien des-
arrollados, aparentando filosas placas óse-
as, el patrón predominante de coloración
es a base de manchas casi circulares, por
lo menos en la mayoría de las especies,
además de llegar a crecer más que en el
caso de la familia Alligatoridae, pero esto
no es seguro, ya que en distintas etapas de
su vida, ambos pueden alcanzar el mismo
tamaño.
Los Ojos
Los crocodilianos, por ser animales
casi enteramente acuáticos, presentan un
tercer párpado, la membrana nictitante,
que le permite obtener un mejor enfoque
bajo el agua, además de presentar una pu-
pila vertical contráctil, adaptada para com-
pensar el reflejo del Tapetum lucidum, que
le sirve en la oscuridad de la noche, como
lo hemos explicado anteriormente, como
complemento, se sabe que pueden distin-
guir cierta gama de colores, posiblemente,
una gama similar a otros predadores, una
versión de verde, amarillo, y tal vez azul,
pero poseen una zona de la retina especia-
lizada; nosotros, como primates, presenta-
mos una zona de alta resolución, casi en el
centro de nuestro campo de visión, los
Crocodilianos, presentan una banda de
percepción fina, lo que les facilita escon-
derse y atacar en el momento adecuado.
El campo visual de los crocodilianos
presenta un punto ciego, directamente so-
bre y detrás de la cabeza, lo que no es de
sorprender ya que su elevada sensibilidad
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Fig. 21.– Caiman crocodylus,Caimán blanco; mostrando la cabeza típica de un Alligaroridae.
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3. Se dice que el término Alligator, proviene de la palabra española “El Lagarto”, los colonos ingleses en Norteamérica, con el paso
del tiempo, incluyeron en el idioma la palabra actual Alligator, dada su dificultad por pronunciar “El Lagarto”.
Fig. 22.– Crocodylus acutus, como ejemplo de la familia Crocodylidae.
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a los infrasonidos les alerta de cualquier
amenaza.
El oído
El sentido del oído en los crocodilia-
nos está bien desarrollado, captando prin-
cipalmente infrasonidos, vitales para las
actividades sociales de estos reptiles, des-
de la marcación de territorio, hasta el cor-
tejo.
A los crocodilianos, el escuchar los
sonidos de baja frecuencia les es vital , en
parte, para capturar a su presa, ya que las
ondas de presión, que nosotros las inter-
pretamos como sonido, viajan mejor en un
medio que no se comprime fácilmente, un
grupo de crocodilidos alejados de la esce-
na de alimentación, son atraídos hacia ésta
por las ondas trasmitidas por el agua, des-
de kilómetros de distancia, río arriba ó
abajo.
Al igual que otros reptiles, el oído se
compone de una membrana, en este caso,
está protegida por un colgajo de piel, que
impide que entre agua directamente sobre
el tímpano, lo que pondría en riesgo la
membrana de ser dañada por objetos pun-
tiagudos tales como ramas o incluso las
garras de su presa, el animal puede cerrar
completamente el oído gracias a este col-
gajo, protegiéndolo de lesiones.
La Piel
Lo más resaltante en los crocodilia-
nos, sea quizá, la presencia de osteoder-
mos (Huesos de la Piel), huesos en la piel,
estos huesos aunque parezca raro, son par-
te primordial del sistema de termorregula-
ción de los Crocodilianos, los osteodermos
pueden presentarse en dos formas, osifica-
dos y no osificados, los primeros son vita-
les para ala captación de calor, están ubi-
cados en el lomo de animal, son óseos,
este hueso aplanado está surcado por gran
cantidad de poros y canales, la base para
los capilares que transportarán el calor,
desde el lomo del animal, a todo el cuerpo,
llegando a alcanzar los 30ºC.
Los osteodermos no osificados, se
encuentran en los flancos y vientre del ani-
mal, no poseen hueso, pero si un cartílago
duro que le ofrece protección ante posibles
atacantes, pero son incapaces de transpor-
tar calor, ya que están pobremente vascu-
larizados, a pesar de todo, éstos últimos no
son duros y rígidos, son mas bien flexibles
para compensar el desgaste producido por
el animal, por tener esta consistencia co-
rreosa, la piel de los crocodilianos, en es-
pecial de las especies grandes, tales como
Crocodylus acutus, C. niloticus, Melano-
suchus niger, entre otros estuvieron casi
por desaparecer del planeta, a causa de la
industria peletera, que desollaba cientos de
ejemplares capturados para mantener el
comercio, por esto, actualmente todas las
especies de crocodilianos, de un modo u
otro están protegidas por las CITES, de
comercio de fauna silvestre amenazada.
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 23.– Solapa dérmica que protege a la membrana, en la foto superior se evidencia la posición del detalle de la foto inferior
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FIG. 24.- CURIOSO CAIMÁN de unos
días de vida, aún posee los restos del saco
vitelino, éstos lo nutrirán un tiempo, hasta
que madure totalmente su sistema digesti-
vo, y empezar a alimentarse por su cuen-ta.
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La muda, en estos animales, se reali-
za en delgadas descamaciones, que los pe-
ces ayudan a limpiar, sin dejar rastro, por
ello, es casi imposible que los crocodilia-
nos presenten una notoria muda como
otros grupos de reptiles, a veces, las bacte-
rias descomponen parcialmente la muda,
propiciando el crecimiento de algas, tales
como Spirogyra, que le dan un tono verdo-
so y piloso.
En las regiones labiales de los croco-
dilianos, se evidencian unos puntos, son
órganos sensibles a la presión, análogos a
la línea lateral de los peces, y, como expli-
camos anteriormente, le sirven para detec-
tar ondas de presión en el agua que los ro-
dea, y están desarrollados más en los
ejemplares juveniles que en los adultos.
Al igual que en las zonas labiales, la
lengua es especialmente sensible a las on-
das de presión, teniendo estas ampollas
distribuidas por toda su extensión, propor-
cionando una gran sensibilidad bajo el
agua, además de que la lengua, por estar
bien vascularizada, permite la perdida de
calor, si en caso es excesivo, con su postu-
ra clásica de quedarse completamente in-
móviles al sol y abriendo la boca.
Reproducción
Los crocodilianos no presentan un
dimorfismo sexual, es decir, los machos y
las hembras no tienen diferencias obvias,
por lo general, los machos pueden ser más
grandes que las hembras, principalmente
para defender el territorio de otros machos
rivales, distinguiéndolos de alguna hembra
vecina, el proceso se divide en cuatro par-
tes fundamentales:
1.– Cortejo
2.- Cópula
3.– Desove
4.– Eclosión
Cada una con actitudes inconfundi-
bles que aseguran la supervivencia de sus
descendientes, para dar un ejemplo, pre-
sentamos el caso del Caimán de anteojos,
el Caiman crocodylus.
1.- Cortejo
El cortejo en los crocodilianos es
similar en casi todas las especies, teniendo
como acción de llamado, los infrasonidos
del macho, de unos 16 ciclos y unos 150
decibeles de intensidad, producidos por la
glotis al pasar el aire de los pulmones, este
sonido, su tono y frecuencia, están dirigi-
dos hacia un expectante grupo de hembras,
quienes decidirán con cual macho copu-
larán, evaluando meticulosamente la fre-
cuencia y los decibeles del “Canto” en
cuestión, lo cual afecta a favor o en contra
la decisión que adopte la hembra.
Una vez que la hembra ha escogido
al macho apto, empieza un ritual, una es-
pecie de danza de los animales, topándose
cariñosamente durante unas horas, en una
actitud que no la compararíamos con un
reptil, todas las caricias del macho, esti-
mulan la producción de óvulos de la hem-
bra, finalmente, los dos se sumergen.
2.– Cópula
A diferencia de los escamosos, los
crocodilianos presentan un solo órgano de
cópula, una vez que los dos ejemplares se
sumergen, el macho introduce su aparato
de cópula en la cloaca de la hembra, du-
rante unos minutos, esto es suficiente para
fecundar los óvulos, los cuales en las
próximas semanas, terminarán de desarro-
llarse en huevos perfectamente formados.
3.– Desove
Una vez fecundada la hembra, y des-
pués que los huevos se han desarrollado
completamente dentro del vientre de ésta,
empieza a buscar una zona arenosa, propi-
cia para la postura, debe ser lo suficiente-
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mente blanda para que la hembra cave un
pozo de unos 50 cm, y además debe tener
hojarasca, su descomposición produce el
calor necesario para la incubación, unos
31ºC, aquí se desarrolla un equilibrio muy
delicado; si la temperatura baja, toda la
camada será de hembras, si sube demasia-
do, toda la camada será de machos, si se
mantiene en 31ºC, los huevos más internos
deberían producir machos, y los más ex-
ternos, con menor temperatura, hembras;
manteniendo de esta manera la proporción
de ejemplares de ambos sexos en la pobla-
ción, cualquier cambio, puede poner en
peligro la sobrevivencia de las crías, y la
población de caimanes al final del proce-
so.
El periodo de incubación es de
aproximadamente 85-95 días, pudiendo
ser más o menos, dependiendo de la espe-
cie a la que pertenece, en el caso de
Caiman crocodylus, el periodo normal de
incubación, son 90 días, en este lapso, el
embrión pasa a ser de un pequeño manojo
de células adheridas a la pared de huevo, a
formar una red vascular, hasta desarrollar-
se en un perfecto caimán, con todas las
características de un adulto, pero de mu-
cho menor tamaño.
Muchos son los problemas que pue-
den sucederles a los huevos o crías mien-
tras se encuentren en el nido, por lo que la
madre está cerca, en constante alerta, para
enfrentar a cualquier intruso que se atreva
a perturbar el nido, por ello, el momento
más peligroso es cuando los biólogos, en
ciertos casos, deben retirar los huevos del
nido, sabiendo que si la madre los detecta,
habrá pocas posibilidades de ganar.
4.– Eclosión
Una vez que las crías salen del hue-
vo, o están a punto de salir, llaman a su
madre, con un chillido característico, está
demostrado, que al reproducir este sonido,
tanto adultos como juveniles responden de
cierta manera, los juveniles son atraídos,
los adultos, se ponen en alerta; personal-
mente hice unas pruebas en un estanque
con caimanes Caiman crocodylus en cauti-
verio, al replicar los sonidos que produc-
ían las crías, éstos, animales de 5 años,
inmediatamente voltearon y se me aproxi-
maron, mirándome fijamente; este com-
portamiento no me lo esperaba, pero prue-
bas con otros ejemplares de distintas eda-
des, revelaron esa atracción al chillido de
las crías.
Existen casos, en el que las crías lla-
man a la madre desde el interior del hue-
vo, increíblemente, ni la cáscara, ni el
acolchado sustrato de hojas en descompo-
sición impiden la penetración de los llama-
dos del nido hacia la expectante madre,
que inmediatamente va, y los libera de las
cáscaras, a primera vista parecería que el
caimán hembra estuviese devorando a sus
propias crías, pero, lo que en verdad hace
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Fig. 25.– Primer plano de un huevo de caimán negro, Melanosuchus niger, observese la porosidad de la cásca-ra, evidente al tacto .
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Fig. 26.– Primer plano de la eclosión del huevo de caimán blanco Caiman crocodylus, nótese las proporcio-nes relativas, diferentes a los adultos .
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SECRETOS DE LOS REPTILES
ESPECIES VIVIENTES DE CROCODILIANOS
Clase Eusuchia
Orden Alligatoroidea
Familia Alligatoridae
Genero Alligator (2 sp.)
A. misisipiensis
A. sinensis
Género Caiman (3 sp.)
C. crocodylus
C. yacare
C. latirostris
Género Melanosuchus (1 sp.)
M. niger
Género Paleosuchus (2 sp.)
P. palpebrosus
P. trigonatus
Orden Crocodyloidea
Familia Crocodylidae
Género Crocodylus (12 sp.)
C. acutus
C. cataphractus
C. intermedius
C. johnstonii
C. mindorensis
C. moreletti
C. niloticus
C. novaeguineae
C. palustres
C. porosus
C. rhombifer
C. siamensis
Género Osteolaemus (1 sp.)
O. tetraspis
Familia Gavialidae
Género Gavialis (1 sp.)
G. gangeticus
Género Tomistoma (1 sp.)
T. schlegelii
A
B
C
D
Tabla. 1.– Actualmente existen 23 especies vivientes de crocodilianos, de las cuales 5 habitan en Perú, en la tabla superior, se mencionan las 23 especies, al lado de cáda género, se destaca el número de especies conocidas hasta la fecha, las destaca-das en negrita corresponden a las especies peruanas, al lado derecho están las fotos de dichas especies: A.– Caiman crocodylus adulto; B.– Melanosuchus niger juvenil; C.– Paleosuchus trigonatus adulto; D.– Crocodylus acutus.
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es romper la cáscara del huevo, que es, en
comparación, mucho más resistente y po-
rosa que el de un huevo de gallina común,
coloca varios huevos en sus mandíbulas,
cascándolos y expulsando los restos fuera,
posteriormente, lleva a las crías al agua, el
proceso se efectúa varias veces hasta que
todas las crías hayan salido, los restos de
cáscaras, así como los huevos no desarro-
llados son alejados del nido.
Al contrario que otros grupos de rep-
tiles, los crocodilianos hembras son consu-
madas madres, protegiendo a sus crías du-
rante unos 4 a 5 meses en promedio, lue-
go, una vez acabado el saco vitelino, em-
piezan a consumir sus primeros alimentos,
por lo general son insectos, entre escaraba-
jos, saltamontes, cucarachas etc.; pasada
esta etapa, sus preferencias cambian, ali-
mentándose ahora, de peces y crustáceos
acuáticos, hasta este momento los depre-
dadores como serpientes, lobos de río
(Pteronura brasiliensis) y otros caimanes
son un peligro constante, para lo cual las
crías se esconden entre las plantas flotan-
tes como Eichornia crassipes (Fig. 23),
que obstaculiza el paso de grandes preda-
dores, pero no de las sigilosas serpientes,
únicamente cuando hayan alcanzado un
tamaño considerable, serán capaces de in-
vertir los papeles son su pesadilla de la
infancia.
La Caza
Así como todos los animales carní-
voros, los caimanes y cocodrilos, han des-
arrollado un sinnúmero de estrategias de
cacería, desde las más comunes, hasta las
que ponen en evidencia la inteligencia su-
perior de este orden de reptiles.
Existen dos casos particulares de
cacería en estos reptiles, el primero es el
clásico, el asecho, el segundo, es menos
conocido, pero se da en ciertas poblacio-
nes ce caimanes sudamericanos, cuando se
lanzan intencionalmente para cazar peces,
si bien ambas formas son muy distintas y
requieren de cierta coordinación, ambas
funcionan en sus hábitats.
El clásico acecho, se basa en la ca-
pacidad del animal para permanecer com-
pletamente inmóvil, en el caso de los cro-
codilianos pueden estar días en este esta-
do, hasta que una posible presa cometa el
gran error de pasar en su rango de ataque,
ya que los crocodilianos son isotermos,
pueden darse el lujo de ayunar durante
meses, se tiene referencia de ejemplares de
gran tamaño, que han sobrevivido hasta un
año sin comer, pasado el ayuno, es preciso
capturar alimento para renovar las reservas
de grasa.
Lo principal es ubicar una zona pro-
picia, con suficientes animales para que
sea más la probabilidad de que uno se
acerque lo suficiente para ser atrapado, en
eso, el cocodrilo se sumerge, dejando fue-
ra apenas los orificios nasales, los ojos y
oídos fuera del agua; una vez que la presa
se acerca, pero no lo suficiente para el ata-
que, el crocodílido se sumerge completa-
mente, ahora, no puede ver directamente a
su presa, pero la puede oír, la baja frecuen-
cia ocasionada por el chapoteo cerca de la
orilla, es suficiente para que el cocodrilo
ubique a su víctima; una vez que se en-
cuentra en el rango de ataque, animal se
impulsa bruscamente con su poderosa co-
la, saltando hasta 3/4 de su longitud de ser
necesario para cazar a su presa.
Por lo general, la víctima no muere
directamente con el primer golpe, así que
el cocodrilo la lleva río adentro, y la aho-
ga, un cocodrilo saludable puede fácilmen-
te contener la respiración entre 15 y 20
minutos, la presa con suerte aguantaría
unos 2.
Si el animal es pequeño, el cocodrilo
simplemente lo engulle entero, por el con-
trario, si es un animal de considerable ta-
maño, como un tapir, una zebra, etc., y
hay varios ejemplares en las inmediacio-
nes, lo más probable es que se unan, lo
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SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 27.– UN CAIMÁN BLANCO
juvenil, en plena cacería, sus ojos brillan a la luz del reflector, la capa reflectiva en el fondo de su retina le
permite cazar casi en completa oscuridad.
32
muerdan sucesivamente, y a la vez se re-
tuerzan, de tal manera de despedazar a la
víctima, ya que los crocodilianos no pose-
en dientes adecuados para cortar, sólo para
sujetar.
El otro método se basa en esperar
que la situación sea propicia, en los ríos
del bosque amazónico , existen dos tempo-
radas bien marcadas, una lluviosa, y otra
seca, en la temporada seca, los animales
acuáticos se concentran en los pocos pozos
de agua que quedan, esta situación la apro-
vechan especies como Caiman crocodylus,
C. latirostris y C. yacare, especies suda-
mericanas de gran tamaño, en vez de ace-
char, como en la temporada lluviosa, don-
de es difícil ubicar a las presas, en estas
altas concentraciones de peces, sólo hay
que abrir la boca en el momento oportuno
para poder cazar algo, pero los caimanes
no esperan esto; toman impulso, saltan y
arremeten desde donde los peces no espe-
ran ser atacados: desde arriba; este método
es útil sólo en estas circunstancias, donde
la cantidad de presas, asegura una captura
en el 90% de los intentos, y no en el 20%,
como es habitual.
A veces, en Asia y Australia, los zo-
rros voladores (Suborden Megachiropte-
ra), descansan plácidamente en las ramas
de los árboles cercanas a los ríos, algunas
especies de Cocodrilidos se han adaptado
a esta situación, el Crocodylus porosus, es
capaz de saltar hasta 4/5 de su longitud
total para capturar un zorro volador que
descansa en una rama a 4 metros de altura,
una situación que el hombre ha sacado
provecho apenas hace menos de 100 años,
con el arribo del turismo, especialmente en
Australia, se está acostumbrando a los co-
codrilos silvestres a aceptar comida dada
por humanos, que, normalmente finaliza
en situaciones desagradables para ambas
partes.
Si bien la captura de su presa es una
parte fundamental de sus vidas, el segundo
paso es digerirla, lo que pone a prueba su
sistema digestivo, recordemos que no pue-
de “masticar” a su presa, la traga entera,
por lo que es difícil de digerir, si tuviese
nuestros mismos ácidos gástricos; en el
estómago de los crocodilianos, se produce
un ácido más corrosivo que el de los
mamíferos, llegando a desintegrar hasta el
hueso, entre las pocas cosas que no pueden
digerir, están los compuestos de queratina,
al igual que otros reptiles, son incapaces
de deshacer esa intrincada estructura mo-
lecular con sustancias ácidas.
Además, se tienen referencias sobre
la ingesta de piedras, los Gastrolithos (de
Gastro, estómago, Vientre; y Lithos, Pie-
dra), existen dos posibilidades a cerca de
la existencia de gastrolithos en los estóma-
gos de algunos crocodilianos; puede ser
para regular su flotabilidad, pero existe un
inconveniente en esta acción; los crocodi-
lianos, al igual que las tortugas acuáticas,
poseen músculos especiales alrededor de
sus pulmones, que les permite cambiar el
volumen de aire, sin implicar la masa de
este, haciendo que peso específico del
cuerpo sea menor al agua, y de acuerdo a
eso, el animal puede subir o bajar.
Otra hipótesis es que los gastrolit-
hos, son usados como molino, ya que este
grupo de reptiles está más emparentado
con las aves que otros grupos de reptiles, y
sería de suponer que algún comportamien-
to ancestral se haya conservado en el paso
de los eones, aunque es probable, ya que
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Fig. 28.– Una captura perfecta; un Caiman crocodylus engullendo un cíclido, después de capturarlo en un estan-que.
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se han encontrado restos de Dinosaurios,
en especial de ornitopodos con gastrolit-
hos bien evidenciados, lo cual presupone
que los usaban a modo de molino gástrico,
para ayudar a desintegrar las hojas, y sus-
tancias vegetales que ingerían, pero los
crocodilianos, por lo menos los actuales,
no son fitófagos, por lo que no concuerda
con la idea, lo que puede ocurrir es que los
crocodilianos usen los gastrolithos para
fragmentar los huesos, y que sean más
fáciles de disolver con los ácidos gástri-
cos.
Sistema Circulatorio
A pesar de ser “primitivos”, el siste-
ma circulatorio de los crocodilianos se en-
cuentra más desarrollado y adaptado para
la vida acuática que los de otros reptiles, la
mayoría de los reptiles poseen cuatro cavi-
dades cardiacas separadas por un tabique
sagital, en el caso de los crocodilianos,
este tabique presenta una válvula, que pue-
de abrir o cerrar, dependiendo de la activi-
dad del animal, en cierta manera, se extrae
oxígeno de la sangre, 2 veces, y no una.
El proceso de circulación se realiza
normalmente mientras el animal esté en la
superficie, una vez que se sumerge, la san-
gre es redirigida hacia el interior del cuer-
po, y el ritmo cardiaco se desacelera a
unos pocos latidos por minuto, lo cual
conserva eficientemente la energía, pu-
diendo estar desde unos 20 minutos, hasta
una hora, completamente inmóvil bajo el
agua, sin necesidad de respirar, algo inal-
canzable en otras especies de animales te-
rrestres.
Pulmones
Los pulmones de los crocodilianos
son análogos al de las tortugas, presentan
músculos adaptados para cambiar el peso
específico del cuerpo en el agua, lo que les
permite flotar o hundirse como una roca
en el fondo del cuerpo de agua.
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 29.– Pequeño Caiman blanco antes de sumergirse, las adaptaciones de su sistema circulatorio le permiten permanecer hasta 20 minutos bajo el agua, una adaptación que ningún otro animal posee, y que hace de los crocodilianos, exelentes cazadores de emboscada.
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Fig. 30.– TORTUGAS TARICAYA, Podocnemis unifilis, en una típica actitud de descanso en las ramas de un árbol va-rado en las riveras de un río amazónico.
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QUELONIOS
Un grupo de reptiles, que se caracte-
riza por el clásico caparazón que protege
al animal, son las tortugas, teniendo alre-
dedor de 200 especies, un grupo relativa-
mente pequeño, pero, sobreviviente al
igual que los cocodrilos.
Si bien, su lentitud las caracteriza en
parte, existen detalles impresionantes a
cerca de sus actividades que las hacen ver-
daderas sobrevivientes, en casi todos los
hábitats.
Actualmente, los descendientes de
Archelon, se dividen en tres grupos princi-
pales, Tortugas terrestres, con su lento an-
dar, hacen honor a la reputación que han
adquirido por la especie humana; las La-
custres, con su agilidad para cazar peces, y
las Marinas, con adaptaciones únicas a la
vida en el mar.
Si bien a primera vista pareces lentas
y ociosas, las tortugas son verdaderas so-
brevivientes, conservando agua en sus ve-
jigas durante meses, y por lo general, el
caparazón las protege de casi cualquier
ataque, solo se conoce una especie que
renunció al caparazón óseo, la tortuga laúd
Deremochelys coriacea, ha renunciado a
las placas óseas del caparazón dado a su
gran tamaño y hábitat, si bien pareciera
una desventaja, el caparazón correoso, pe-
ro resistente, le otorga mayor flotabilidad
en las aguas marinas, a diferencia de otras
especies con caparazón osificado, pero
igualmente, presentan desventajas en
cuanto a la protección que les brinda el
caparazón osificado, si bien las tortugas se
caracterizan por esto, algunas especies ta-
les como las tortugas terrestres, han des-
arrollado una caja compacta, que encierra
las partes blandas del cuerpo, una de las
más conocidas es Geochelone denticulata,
una clásica tortuga terrestre amazónica,
donde las costillas, las vértebras dorsales y
lumbares y el esternón, se han fusionado
eficazmente, formando una coraza de 30
mm de espesor; las patas, a modo de co-
lumnas, soportan el peso completo de
cuerpo del animal y aún más en las tortu-
gas terrestres, ya que en el momento de la
cópula, las hembras deben soportar el peso
casi completo del macho.
El Caparazón
Es el rasgo distintivo de las tortugas
en general, está constituido por las vérte-
bras y costillas, expandidas y fusionadas,
el grosor de éstas placas óseas depende del
hábitat de la tortuga, normalmente, mien-
tras más acuática es una tortuga, más del-
gado es el caparazón; en primera instancia,
esto se debe a la acción de la gravedad so-
bre el animal, que influye directamente en
el peso del cuerpo, por lo cual el capa-
razón se hace más robusto, y las patas, que
tienen que cargar con este peso, han adop-
tado por regla general, una estructura co-
lumnar, capaz de soportar tal peso, inclu-
yendo las pequeñas tortugas acuáticas, en
las que el caparazón no está completamen-
te fusionado, se evidencia la forma de co-
lumna de las patas, a pesar de que presen-
tan estructuras aptas para nadar.
El Caparazón propiamente dicho,
está constituido de dos partes principales,
una superior, el “Espaldar” y una inferior,
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Fig. 31.– Las tortugas terrestres como ésta motelo de patas amarillas (Geochelone denticulata) evidencian el robusto caparazón , pudiendo soportar sin problemas el peso de un hombre adulto promedio.
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el “Plastrón”; Unidas por un puente, que
separa la sección anterior de la posterior,
todo el caparazón está formado por la
unión de los huesos pectorales, las costi-
llas y la columna, lo que le ofrece una am-
plia cobertura ante los depredadores, su-
perficialmente presenta una serie de escu-
dos córneos, escamas duras, gruesas, mo-
dificadas para la protección del animal, las
diferentes especies de tortugas presentan
ligeras diferencias en cuanto al número y
disposición relativa de los escudos, algu-
nas especies como Dermochelys coriacea,
solo presenta pequeños tubérculos, como
las escamas de un geko, muy diferentes a
las demás tortugas.
Las dimensiones de los escudos, var-
ían considerablemente entre especies, in-
cluso en una, Lepidochelys olivacea es
completamente distinto el número de escu-
dos de un lado y del otro del espaldar, nin-
guna otra especie, presenta esta caracterís-
tica, todas las demás tienen un número fijo
de escudos, normalmente son:
1 Nucal
5 Vertebrales
4 Costales
2 Supracaudales
El plastrón presenta una escamación
más homogénea, siempre teniendo en
cuenta las excepciones mencionadas, las
adaptaciones sufridas en ésta sección del
cuerpo, varían según la especie, algunas
especies como Chelydra serpentina, pose-
en el plastrón reducido, dada su forma de
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Fig. 32.– Posición de los principales escudos córneos en el espaldar y plastrón de una tortuga Eretmochelys imbricata, los escudos supracaudales son considerados también, escudos marginales, la disposición de éstos es constante en casi todas las especies de tortugas conocidas.
37
vida, esta especie prefiere enterrarse en el
fango de su hábitat antes de quedar ex-
puesta, por lo que el plastrón se le hace
casi innecesario, incluso no está tan osifi-
cado como otras especies, al igual que en
la famosa “Mata-Mata” Chelus fimbriatus,
que igualmente se entierra en el sedimento
de los ríos de la vertiente amazónica, tam-
bién posee el plastrón reducido.
Otras especies, tales como el género
Kinosternon, presentan una adaptación
especial en el plastrón, si bien es una sec-
ción rígida, tanto el género Kinosternon
como Terrapene, y otros de la misma fa-
milia, presentan una o dos articulaciones,
que permiten sellar completamente el ani-
mal dentro del caparazón, imposible de
realizar en otras circunstancias, la articula-
ción puede estar entre los escudos pectora-
les y abdominales, casi careciendo de es-
cudos inframarginales, dándole la flexibi-
lidad a la articulación, en el caso del géne-
ro Kinosternon, presenta dos articulacio-
nes, una entre las humerales y las pectora-
les, y la otra entre las femorales y anales,
produciendo dos solapas que encierran
eficazmente al animal dentro del capa-
razón.
Otras especies, presentan el plastrón
en una sola pieza, unido firmemente al es-
paldar, en este caso, por lo general la es-
tructura es aplanada, por lo menos en las
tortugas fluviales, en las terrestres en cam-
bio, sólo las hembras presentan el plastrón
plano, los machos, en cambio, han evolu-
cionado de tal forma, que el caparazón no
sea obstáculo al momento de la cópula, ya
que dos animales con coraza rígida, son
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 33.– Tortuga mordedora Kinosternon leucostomum, una de las pocas especies que presenta el plastrón articulado, ca-paz de sellar el animal dentro de éste.
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incapaces de alinearse para la cópula, una
posición un poco incómoda para un macho
en pleno trabajo, por ello, el plastrón de
los machos de tortugas terrestres ha evolu-
cionado de tal forma de poseer una conca-
vidad, que le proporciona más estabilidad
a la hora de la cópula.
Longevidad
Es bien sabida la lentitud del andar
de las tortugas terrestres, pero esto está
compensado por la longevidad, por regla
general, las tortugas presentan distintos
rangos de vida, desde aquellas que apenas
viven un par de décadas, hasta las que
fácilmente sobrepasan el siglo de vida,
existen a su vez las tortugas que simple-
mente no se pueden hacer cálculos preci-
sos a cerca de su edad, ya que simplemen-
te desaparecen en sus años de juventud.
A este último y extraño caso perte-
necen las tortugas marinas, una vez que
salen del huevo, y son diezmadas por los
depredadores, simplemente desaparecen
por un tiempo indeterminado hasta el mo-
mento, regresando ya adultas, solo se esti-
ma que estén unos 15 años en el periodo
que los investigadores denominan “Los
Años Perdidos”, ya que no se sabe a cien-
cia cierta cuánto tiempo tardan desde que
son recién nacidas , hasta su etapa adulta,
cuando misteriosamente reaparecen.
En otras especies, como las tortugas
fluviales, que son evidentemente más rápi-
das que las terrestres, se estima que pue-
den vivir unos 20 a 30 años como máxi-
mo, su vida es corta en relación a otras
especies, claro que existen excepciones a
esta regla, como en el caso de la Podocne-
mys expansa, un ejemplar completamente
desarrollado, puede vivir hasta los 50
años, un 25% de lo que vive el reptil más
longevo, la Geochelone nigra, con su re-
cord de 260 años registrados, pero se pre-
sume, por los caparazones de ejemplares
muertos, que puedan alcanzar hasta los
400 años, pero no se tienen pruebas con-
cretas a cerca de su longevidad, una tortu-
ga Geochelons denticulata puede llegar a
vivir unos 120 años como máximo, este
tiempo puede incrementarse como dismi-
nuirse según el estado del animal, la tem-
peratura y su alimentación.
Alimentación
Muchas especies de tortugas son
Fitófagas, es decir, se alimentan principal-
mente de plantas, a pesar de poder alimen-
tarse de carne, existe una mayoría de tortu-
gas que son ichtiophafgas, alimentándose
de una gran variedad de peces, entre ellas,
una de las más estudiadas es la Trachemys
scripta, principalmente por la facilidad de
obtener camadas en cautiverio; su capaci-
dad de perseguir peces en su ambiente, y
despedazarlos con sus afiladas garras; una
tortuga igualmente ichtiophaga conocida
por su extraño señuelo, es la tortuga
caimán Macrochlemys temminkii (Norte
América), su lengua se ha adaptado espe-
cialmente para funcionar como el señuelo
de un pescador, atrayendo irresistiblemen-
te a algún incauto pez, una vez en su rango
de ataque, la tortuga cierra rápidamente su
boca, atrapando al pez y matándolo en el
acto con sus poderosas mandíbulas.
Otra especie de tortuga fluvial, pre-
fiere esconderse entre la hojarasca del fon-
do de la charca, donde los pequeños peces
como los tetras (Charassiformes) rondan
con cierta regularidad, para evitar movi-
mientos innecesarios, la Chelus fimbriatus,
llamada por los lugareños como “Mata-
Mata, saca un tubo nasal, como el snorkel
usado por los buzos, escondiéndose en el
fondo, o bajo los troncos podridos de los
árboles, espera pacientemente que se acer-
que su presa, cuando está en el rango de
ataque, mucho más lejos que en otras tor-
tugas, hace uno de los movimientos más
rápidos entre los reptiles, succiona a su
presa sin dejarle el más mínimo tiempo de
reacción, para el pez, en un momento pasa
de estar nadando plácidamente sobre un
curioso montículo de hojarasca, a ser en-
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Fig. 34.– TORTUGA MOTELO de
patas amarillas, Geochelone denticulata, la especie de tortuga terrestre más grande de Perú, muestra el caparazón con los
surcos de crecimiento, al contrario de lo que se piensa, no es seguro calcular la edad del animal a partir de estos surcos.
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gullido vivo, una acción tan rápida que
solo las películas en alta velocidad son
capaces de ralentizar la acción lo suficien-
te como para que sea apreciable para el ojo
humano.
La Defensa
Si bien el caparazón les otorga cierta
defensa, las tortugas han desarrollado va-
riadas técnicas de disuasión a sus enemi-
gos, desde simplemente esconderse en su
caparazón, hasta lanzar sustancias malo-
lientes.
Si bien es la actitud normal de las
tortugas, el esconderse difiere según los
sub-ordenes, existen al respecto dos, los
Cryptodyra y Pleurodyra.
Cryptodyra4
Son tortugas que esconden su cabeza
hacia atrás, en sentido sagital, es decir, de
adelante hacia atrás, a ese grupo pertene-
cen las tortugas terrestres, las familias
Emididae, Chelidridae, Kinosternidae, to-
das ellas esconden de esta manera el cue-
llo, como ya hemos visto en Kinosternon
spp, lo debe hacer de esta manera para po-
der sellar completamente el caparazón.
Pleurodyras5
Las tortugas Pleurodyras no escon-
den la cabeza, en lugar de esto, ya que po-
seen el cuello largo, lo pliegan hacia un
lado, su constitución anatómica no les per-
mite retraerlo como en el caso anterior, a
este grupo pertenecen las familias Cheli-
dae, Pelomedusidae, entre otras.
Secreciones
Algunas especies, especialmente la
familia Chelidae, presentan un par de po-
ros anteriores a las patas posteriores, los
cuales están conectados a una glándula,
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4. Del Latín Crypto: Cueva, caverna; esconden el cuello como introduciéndolo a una cavidad.
5. Del Griego Pleuro: Flanco, costado, para proteger su cabeza, la ladean hacia un lado.
Fig. 35.– Tortuga Phrynops tuberosum, mostrando el plegamiento del cuello hacia un lado del cuerpo, típico de las Pleuro-diras.
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similar a la almizclera (perianal) de los
mamíferos, que produce un líquido
hediondo, de olor muy fuerte, que des-
alienta a sus enemigos cuando intentan
cogerlas desde atrás, otras especies como
Chelus fimbriatus, también poseen estos
poros, con la misma función, pero se ha
observado que es capaz de lanzar un cho-
rro, casi imperceptible de este líquido, es
posible que su objetivo sea la boca de
agresor, al momento de morder el animal.
Sellado del caparazón
En las tortugas, el mayor peligro es
que el caparazón está abierto, tanto por
delante como detrás, en las tortugas de la
familia Testudinidae, han desarrollado es-
cudos córneos extremadamente gruesos, al
sentir el peligro, esconden la cabeza y el
brazo, el antebrazo queda fuera, ambos se
unen en la línea media, los escudos córne-
os de las patas, son tan gruesos, que le
proporcionan un armadura casi impenetra-
ble, siendo difícil estirar las patas para
descubrir la cabeza.
Otras especies presentan diversas
técnicas, las especies de la familia
Kinosternidae, como ya hemos visto, pre-
sentan una o dos articulaciones en el
plastrón, que sirven al animal para sellar
eficazmente ambas entradas, no con una
piel acorazada, si no con la sólida pared
ósea del caparazón, una estrategia adopta-
da únicamente por esta familia, otras espe-
cies presentan estrategias defensivas más
simples, que por lo general se componen
de su propia velocidad en el agua, ó sim-
plemente dar mordiscos defensivos.
Toxicidad
Entre las tortugas marinas, existe
una especie, la Eretmochelys imbricata,
que ha desarrollado una estrategia defensi-
va única en las tortugas, muy similar al de
muchos insectos; por regla general, las
tortugas, no son venenosas o tóxicas, pero
este caso particular, presenta una serie de
alcaloides en sus tejidos, que aumentan
dependiendo de la edad y cantidad de ali-
mento consumido que contenga las toxi-
nas, éstas son adquiridas por el animal al
comer esponjas, a pesar de ser animales,
las esponjas no pueden moverse una vez
que se fijan al sustrato, además de carecer
de mecanismos activos de defensa, por lo
cual producen toxinas en sus tejidos, las
tortugas carey, al ingerir estos animales,
adquieren las sustancias tóxicas y las in-
cluyen en sus tejidos, volviéndolas en cier-
ta forma “Toxicas”.
Escape
La mayor parte de las tortugas que
no presentan dichas adaptaciones no tie-
nen otra opción que huir ante sus enemi-
gos potenciales, especialmente las tortugas
acuáticas de las familias Emididae y Pelo-
medusidae, en estos casos, su rapidez en
los ríos, las salva de ser presa fácil de los
predadores, además de su nerviosismo,
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Fig. 36.– Tortuga Geochelone denticulata en actitud defensiva, nótese la posición de las patas.
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Fig. 37.– Tortuga Taricaya Podocnemys unifilis, una de las especies más rápidas de tortugas al nadar.
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que las alerta efectivamente de posibles
enemigos, echándose al agua de cualquier
punto de la orilla donde estén descansan-
do, ocultándose debajo de troncos ó pie-
dras, lo suficientemente grandes como pa-
ra ocultarlas.
Por regla general, las tortugas acuá-
ticas, una vez atrapadas, siempre intentan
zafarse, arañando o dando mordiscos, al-
gunas como en el caso de la Trachemys
scripta, son conocidas por ser agresivas,
arañando y hasta mordiendo al ser cogi-
das.
Reproducción
Si bien la mayoría de los reptiles son
ovíparos, existe un inconveniente con las
tortugas, ya que presentan caparazón, y les
impide acomodarse perfectamente para
una cópula normal, por ello, los machos de
algunas tortugas, los de la familia Testudi-
nidae, presentan una concavidad en el
plastrón, que les ayuda en el momento de
la cópula.
Mucha gente toma muy en cuenta
este dato y lo generaliza para todas las tor-
tugas, si bien es cierto para las terrestres,
no lo es para las acuáticas, como el agua
sostiene su peso, no les ha sido necesaria
esta modificación en el plastrón, a pesar de
que existen ciertas especies que la presen-
tan muy reducida, y en la mayoría ausente,
lo cual presupone un problema al momen-
to del sexaje para los diferentes estudios
poblacionales.
En el resto de las tortugas, la forma
más sencilla es viendo el tamaño de la cola
y la posición de la cloaca en ésta, si la cola
es pequeña, y la cloaca está cerca de la
base de la cola, con seguridad es hembra;
en cambio, si la cola es larga y la cloaca
está cerca del extremo distal, con seguri-
dad es macho.
Al igual que en los crocodylianos,
sólo poseen un solo órgano copulador, que
introduce en la cloaca de la hembra libe-
rando los espermatozoides, estando unidos
durante unos 20 a 30 minutos, pocas sema-
nas después, los huevos son puestos en un
nido, cavado a unos 30-50 cm en la arena,
lo que los protege e incuba durante los 90
días que tarda el proceso, al igual que en
los caimanes y cocodrilos, la temperatura
define el sexo del embrión.
Una vez que salen las crías, el capa-
razón aún está suave, y plegado por haber-
se desarrollado dentro del huevo, al salir
las crías, trepan escarbando hacia arriba, a
la entrada del nido, don de finalmente se
dispersan, si bien eclosionan miles, pocas
llegan a su etapa adulta, los depredadores
diezman las grandes cantidades de crías.
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Fig. 38.– Tortuga de orejas rojas Trachemys dorbignii, sus poderosas uñas y ranphoteca son capaces de producir heridas graves en posibles agresores.
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Fig. 39.– Huevo de tortuga de patas amarillas Geochelo-ne denticulata, nótese la forma casi esférica del huevo.
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Fig. 40.– TORTUGA AMAZÓNICA,
la charapita de aguajal Platemys platycephala, oculta entre los troncos y hojarazca del fondo de un río de la
vertiente del Amazonas.
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R. Guzmán, 2009
Fig. 41.– SERPIENTE DE DOS LÍNEAS,
Phyllodryas tachymenoides, Una de las más bellas y de mayor tamaño de la costa perua-na, completamente inofensiva.
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LOS ESCAMOSOS
El grupo más diversificado de repti-
les vivientes son los llamados apropiada-
mente escamosos, ya que presentan esca-
mas corneas bien diferenciadas cubriendo
todo el cuerpo, que pueden ser granulares
o a modo de placas, pudiendo o no estar
imbricadas o yuxtapuestas, pero en gene-
ral, a pesar de sus diferencias estructura-
les, las escamas corneas, definen a un es-
camoso, al contrario de los grupos anterio-
res cuyo tegumento no eran escamas si no
osteodermos ó escudos córneos.
La gran diversidad de especies de
escamosos es casi 5 veces la cantidad de
especies en los otros tres ordenes de repti-
les, si bien los Rhynchocephala, cuya úni-
ca especie Sphenodon punctatus, no son
considerados escamosos, presentan carac-
terísticas similares, pero por la estructura
esquelética y otros rasgos típicos del or-
den , no se encuentran dentro de los esca-
mosos.
Los escamosos se dividen actual-
mente en tres sub-ordenes, según su es-
tructura craneana:
1.– Saurios
2.– Ofidios
3.– Amphisbaenas
Antiguamente las Amphisbaenas o
lagartos ápodos, estaban incluidas dentro
de los saurios; posteriores investigaciones
revelaron que su rama está separada del
tronco sauriano, además de poseer carac-
terísticas entre saurios y ofidios, tales co-
mo párpados y carencia de patas ó presen-
tarlas muy reducidas, en algunos casos
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 42.– Una Amphisbaena alba, antiguamente considerado lagarto ápodo, actualmente goza de su propio suborden, al igual que las serpientes, carece de patas, pero no presenta lengua bífida como las lagartijas.
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incluso carecen de parpados, pero siempre
con una gruesa escama que protege el ojo.
Si bien son conocidos por su aspec-
to, los típicos reptiles, los saurios presen-
tan un sinnúmero de especies, adaptadas
exquisitamente a su medio, siendo capaces
de proezas imposibles de realizar para
nuestra especie.
Los ofidios, temidos durante mile-
nios, descendientes de lagartijas hipogeas,
perdieron sus patas, y desarrollaron en
ciertas especies, el veneno.
Los Saurios5
Al pensar en un reptil típico, uno
piensa directamente en una lagartija, las
cuatro patas y la cola bien diferenciadas,
ojos con párpados, cabeza triangular, y
una casi infinita variedad de adaptaciones
al medio, en Perú existen 158 especies de
lagartijas, que van desde algunos milíme-
tros, hasta los dos metros, cada una de las
especies ha evolucionado de tal manera de
hacer frente tanto a su ambiente como a
sus enemigos, estas adaptaciones son úni-
cas de cada especie, con pequeñas varia-
ciones entre especies del mismo género.
Los Saurios de la región Neotropical
no son venenosos, ninguno presenta meca-
nismo de inoculación, ni siquiera rudimen-
tario como en el caso de las lagartijas del
género Heloderma, del Neártico; si bien
algunas especies presentan cierta peligro-
sidad, se debe más que todo a sus dientes,
un caso un tanto conocido es aquel del
género Tupinambis, similar a un pequeño
varano, al igual que su primo, este género
alberga gran cantidad de bacterias en su
boca, no tan toxicas, pero igualmente peli-
grosas, le ayudan a dominar a su presa, es
el equivalente al varano en el Neotrópico.
Entre los lagartos fitófagos, que son
la minoría, las iguanas verdes están entre
las más conocidas, por la voracidad que
consumen las hojas en la copa de los árbo-
R. Guzmán, 2010
5.- Saurio, viene del griego y significa lagarto, en latín este suborden se denomina Lacertilia, por Lacerta o lagartija.
Fig. 43.– Todas las lagartijas ostentan una forma básica, las clásicas cuatro patas y la cola desarrollada, como esta lagartija lisa Mabuya nigropunctata, en el Parque Nacional Manú.
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les, siendo consideradas plaga, en algunas
localidades, además de ser apreciadas por
su carne, principalmente para consumo
humano en los poblados de la costa norte,
tales como Tumbes y Piura, donde igual-
mente se consume un lagarto de mediano
tamaño, el Dicrodon guttulatus ó Cañán.
El color de los saurios varía según su
hábitat, estado sexual y condición física
del animal, las iguanas verdes, son
“verdes” siempre y cuando estén en estado
silvestre, al igual que el resto de los repti-
les, la luz ultravioleta, fomenta el normal
desarrollo de los cromatóforos, en caso
estén en cautiverio, sin exposición a la luz
solar directa durante periodos largos, gra-
dualmente van perdiendo los cromatófo-
ros, tornándose de una coloración grisá-
cea, algo similar ocurre cuando al animal
se asusta de alguna forma, su coloración
cambia, de un verde brillante en los juve-
niles a un verde oscuro, casi negro al cabo
de unos pocos minutos, si el ejemplar pre-
senta alguna enfermedad ó parasitosis, de
su color verde normal, se tornará amari-
llento, evidenciando el problema, y tal
vez, facilitando al predador su captura, en
el caso del cortejo, en muchas especies
ostentan colores vívidos, únicamente por
esa temporada, siendo más visibles que en
otras épocas del año, en el caso de las
iguanas, de su color verde, se tornan de un
brillante anaranjado, evidenciando la gran
cresta de los machos, las hembras en cam-
bio, un color verde.
Si bien la mayoría de los saurios son
diurnos, existen varias especies y familias
que no lo son, tales como los gekos que a
su vez presentan una adaptación que
ningún otro animal posee, a su vez, espe-
cies como Brachia peruana, se han adap-
tado a la vida bajo tierra; uno de los gru-
pos que dicho sea de paso, pertenece el
género Brachia, los Gymnophtalmidae,
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 44.– Una de las especies de lagartos fitófagos más comunes, la Iguana iguana, un lagarto muy adaptable, se lo encuen-tra desde la costa norte y centro, hasta el Bosque Tropical Amazónico.
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son parcialmente hipogeos, para ello han
desarrollado estrategias de sobrevivencia
que las mostraremos más adelante.
Los Gekos
Entre las lagartijas, los gekos, o sala-
manquesas, ocupan un lugar especial, sin
parpados, y sus tonalidades, por lo general
opacas en las especies de la costa, y muy
vistosas en las especies del bosque tropi-
cal, presentan, la mayoría, una adaptación
especial para la vida entre las rocas de las
montañas o la corteza de los árboles del
bosque pluvial, a pesar de no tener párpa-
dos, pueden contraer eficazmente las pupi-
las, en la mayoría de los casos verticales,
en las pocas especies de gekos diurnos,
circulares, el rasgo más impresionante de
los gekos son unas estructuras que la ma-
yoría de las especies presentan en las pa-
tas, las lamelas, expansiones modificadas
de los dedos, que le permiten adherirse
con eficacia.
Lamelas
Las lamelas son estructuras propias
de los lagartos que necesitan desplazarse
sobre ramas y troncos con muy pocas ru-
gosidades, los gekos presentan estas es-
tructuras bien desarrolladas en la mayoría
de los casos.
Las lamelas constan en un par de
expansiones de la parte terminal o toda la
región ventral de los dedos de ambas pa-
tas, al contrario que en los anfibios, las
lamelas de los reptiles no presentan un
proceso de succión al sustrato húmedo, lo
que ocurre es tan complejo que los investi-
gadores ni se imaginaban la verdadera es-
tructura microscópica de la lamela; ésta
consta de una serie be vellosidades, miles
por cada milímetro cuadrado, denomina-
das Setae, a su vez, la punta de cada una
está dividida en numerosas estructuras
aplanadas, las Spatulae, en la punta de ca-
da una, se ejerce una fuerte atracción entre
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Fig. 45.– Un Geko de la especie Thecadactylus rapicauda, adherido firmemente a una pared vertical, las lamelas (recuadro) le proporcionan el agarre suficiente para no caer.
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las moléculas de la superficie en la que se
adhiere, y la punta de las Spatulae, este
“Abrazo molecular”, permite al geko ad-
herirse a cualquier superficie, sea o no ru-
gosa, pudiendo romper este “abrazo mole-
cular” al arquear las lamelas unos 40°; pe-
ro lo más resaltante es que, según los ex-
perimentos realizados con estas vellosida-
des , en este caso artificiales, revelaron
que este fenómeno ocurre bajo el agua e
incluso, en el vacío, y se están haciendo
pruebas sobre la posible utilidad de un sis-
tema similar.
Algunas especies de gekos, has re-
nunciado a las prominentes lamelas, sus
garras les permiten aferrarse, de una forma
más rudimentaria, a la corteza e incrusta-
ciones de musgos de los árboles.
Si bien las lamelas no son exclusivas
de los gekos, la familia es conocida preci-
samente por ésta característica, y no son
raras las especies de gekos carentes de la-
melas, una de las razones, es la adaptación
a zonas áridas, especies del mismo género
como Phyllodactylus angustidigitus, P.
sentosus y P. microphyllus, presentan , del
primero al último, una reducción gradual
en la amplitud de las lamelas, debido a su
hábitat, las lamelas quedarían inutilizadas
debido a la arena.
Otras especies como Gonatodes
humeralis (fotografía inferior), también
han renunciado a las lamelas, por la inca-
pacidad de adherirse a sustratos cubiertos
en mayor parte de musgo, donde las lame-
las presentan pocos puntos de contacto,
arriesgando la adhesión del animal, las
garras, aunque de mayor simpleza, propor-
cionan un buen agarre a estas superficies
particulares, a diferencia de los gekos cos-
teros, los gekos del género Gonatodes,
presentan las garras más largas que otros,
dandoles la posibilidad de aferrarse firme-
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 46.– Un geko amazónico muy particular; el Gonatodes humeralis ha renunciado a las lamelas, sus largos dedos presen-tan prominentes uñas, que lo ayudan a trepar por los troncos de los árboles.
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mente a las superficies rugosas, como los
troncos recubiertos por musgos ó la con-
sistencia terrosa de los troncos de ciertas
especies de árboles.
La presencia ó ausencia de lamelas
depende principalmente de los hábitos del
animal, si depende de su capacidad de ad-
herencia para desplazarse verticalmente
sobre superficies lisas, ó rugosas, en am-
bas adaptaciones, la agilidad del animal le
permite cazar con facilidad en los lugares
donde otros reptiles son incapaces de lle-
gar por sus propios medios.
Vocalizaciones
Otra característica que define a los
gekos es su particular chillido, ningún otro
escamoso presenta sistema fonador, es de-
cir estructuras adaptadas para producir un
sonido audible al hombre, especialmente
vibraciones, muy a parte del típico siseo
de los reptiles que emiten al ser molesta-
dos.
En el caso de las vocalizaciones de
los gekos son audibles aún al oído huma-
no, siendo similar al producido por las
crías de caimanes, pero mucho más agudo
en algunas especies y fuerte.
El chillido característico de los ge-
kos es producido por el paso forzado del
aire por unos pliegues faríngeos, análogos
a las cuerdas vocales humanas, el esfuerzo
del animal al exhalar y estirar estas estruc-
turas producen ese cambio rápido de tono,
de grave a agudo en un instante.
El chillido es producido principal-
mente al defender territorio, y como de-
fensa al ser apresado de un modo que le
sea difícil escapar, de esta manera sorpren-
de al depredador.
Autotomía
La forma más común de defenderse
de la mayoría de las lagartijas, incluyendo
los gekos, es la autotomía, es decir, la ca-
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Fig. 47.– Geko amazónico de la especie Thecadactylus rapicauda, emitiendo su típico chillido al ser capturado momentá-neamente, los gekos son los únicos reptiles escamosos con aparato fonador.
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pacidad de auto-amputarse ciertas partes
del cuerpo, en este caso, la cola; es un pro-
ceso un tanto extraño, y las creencias po-
pulares han exagerado en cierta forma el
tema.
Si bien los gekos y otras lagartijas
pueden perder la cola, y posteriormente
recuperarla, no se regenera completamen-
te, la columna vertebral, dentro de la cola,
que en un principio es ósea, al regenerarse
no incluye incrustaciones de fosfato cálci-
co, siendo enteramente de cartílago,
además, la escamación caudal de la zona
autotomizada difiere considerablemente de
la zona sana, por lo cual en la mayoría de
los textos de determinación, no se toma en
cuenta la cola.
En los gekos, las zonas de autotomía
se encuentran separadas externamente por
anillos de escamas, los cuales se pierden
una vez que se separa la cola, el proceso es
un tanto complicado, ya que involucra dis-
tintas estructuras, desde el esqueleto axial,
hasta arterias venas, músculos y nervios.
Una vez apresada la cola, los múscu-
los anteriores y posteriores de una franja
de autotomía dada se contraen, forzando la
delgada piel de las uniones a rasgarse, las
arterias y venas, dotadas de músculos es-
peciales, se sellan, evitando la perdida de
sangre, siguiendo la fractura de secciones
específicas de las vértebras caudales; fi-
nalmente la ruptura de los nervios cauda-
les incitan la acción de los ganglios ner-
viosos pericaudales, que agitan la cola
rítmicamente hasta que las células mueren.
En este momento, el geko emprende
la huída, dejando al depredador entreteni-
do con la movediza cola; al poco tiempo,
la cola cicatriza y empieza la regenera-
ción, que no es exactamente igual, ni ex-
terna ni internamente, la columna vertebral
de la porción autotomizada de la cola, es
reemplazada por un cartílago, el cual no
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Fig. 48.– Detalle de la diferencia en la escamación original (recuadro superior derecha) y regenerada después del proceso de autotomía (recuadro superior, izquierda), la foto inferior resalta la localización de la ampliación.
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tiene la capacidad de quebrarse, los
músculos y nervios, además de los vasos
sanguíneos, se regeneran casi completa-
mente, esta porción de la cola, ya no puede
sufrir el proceso de autotomía.
La Vista
La mayor parte de los gekos son
nocturnos, lo que les permita ocultarse de
sus depredadores que están de caza en el
día, para lo cual han desarrollado una es-
trategia de sobrevivencia única, principal-
mente para la caza de sus pequeñas presas.
La vista en un geko, sea diurno ó
nocturno es vital, ya que no poseen otros
medios de detectar a sus presas, la vida de
un geko nocturno radica en la sensibilidad
de sus ojos a la poca luz nocturna, por lo
cual poseen ojos grandes y prominentes, y
la pupila es vertical, en ocasiones cubrien-
do la totalidad del diámetro del iris; en si-
tuaciones de poca luz, la pupila se dilata,
de tal manera que a pesar de la poca luz
nocturna, el geko puede ver con claridad a
su presa, con mucha luz, la pupila queda
reducida a una simple línea, casi imper-
ceptible.
En cambio los gekos diurnos, los
ojos son mucho más pequeños que en los
nocturnos, presentando una pupila redon-
deada, con poca capacidad de contracción
ó dilatación, solo lo suficiente para dejar
pasar la cantidad adecuada del luz.
Además, los gekos, al igual que las
amfisbaenas y serpientes, no presentan
párpados, lo que en cierta forma agranda
el área de captura lumínica del ojo, y les
permite ver en la oscuridad con mayor fa-
cilidad que otros grupos de reptiles,
además, se presume que los gekos diurnos,
con pupilas verticales, fuesen ramificacio-
nes de la familia gekkonidae nocturna, ya
que presentan las mismas características,
solo difieren en el tamaño y forma de la
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Fig. 49.– Las distintas especies de gekos presentan las pupilas distintas según sus actividades, A-. los diurnos como éste Gonatodes humeralis, las presentan circulares, B.– Los nocturnos como éste Phyllodactylus gerrhopygus, verticales.
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Fig. 50.– GEKO DE LAS HUACAS
de Lima, Phyllodactylus sentosus, observando atentamente antes de salir en una cacería nocturna de pequeños
insectos, de todas las especies de ge-kos peruanos, éste, está en mayor riesgo.
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pupila, las demás características son simi-
lares en toda la familia.
Como otras especies de reptiles, los
gekos deben mudar de piel cada cierto
tiempo, al igual que las serpientes, por ca-
recer de parpados, el rodaballo, esa esca-
ma transparente que cubre el ojo, puede
sufrir lesiones superficiales mientras no
entre en el proceso de muda, obstaculizan-
do la visión del animal, una vez empezado
el proceso de muda, más imperceptible
que en otras familias, ya que los rodaba-
llos no se tornan blanquecinas en la muda,
Fig. 51.– El Geko de las Huacas Phyllodactylus sentosus, especie en peligro de extinción, demuestra en esta toma las lamelas poco desarrolladas de los
55
ya que dependen de su transparencia para
sobrevivir.
Al iniciar la muda, se desprenden
fragmentos de la piel, empezando del dor-
so, la cabeza, y la cola, trasladándose
hacia el vientre, en la cabeza, las escamas
transparentes de los rodaballos se separan,
al igual que la piel que cubre la mandíbula
inferior, para acelerar el proceso, el animal
mordisquea la piel suelta, jalándola de tal
manera de que se desprenda; pero no la
desecha, se come su propia piel para reci-
clar sus componentes esenciales, ya que la
gekos de arenales, además de los grandes ojos con pupilas verticales y sin párpados de los gekos nocturnos, otras cuatro especies habitan en zonas cercanas.
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piel vieja es muy valiosa como para des-
perdiciarla.
Color
Si bien no tienen defensas agresivas
como para protegerse como en el caso de
las serpientes con su veneno, los gekos
presentan otras formas de defensa, una de
ellas es la coloración, que puede ser o no
críptica según sea el caso.
La mayoría de los gekos presenta
una variedad de tonalidades, que van des-
de el gris, hasta el marrón, e incluso, ama-
rillento, el patrón va a depender de la es-
pecie y hábitat, ya que algunos pueden
cambiar su coloración según sea el caso,
un caso conocido es el del geko costero
Phyllodactylus microphyllus, el cual puede
cambiar de color según el hábitat donde se
encuentre, en el terreno arenoso de las lo-
mas costeras, adopta una coloración grisá-
cea; en cautiverio, esta coloración es re-
emplazada por una amarillenta pálida;
otras especies del género como el geko de
las huacas Phyllodactylus sentosus, pue-
den cambiar de un color pálido, normal, a
uno más vistoso en la época de aparea-
miento, pero ya que estos últimos son noc-
turnos, es difícil establecer si en verdad
pueden o no ver la coloración, podría ser
que la luz de la luna tenga alguna impli-
cancia en este caso.
La vistosa coloración de los gekos
diurnos se debe principalmente a su hábi-
tat, en los bosques tropicales, la vívida co-
loración, y los diseños, desfiguran el perfil
del animal, haciendo que se confunda en el
medio, algunas especies como el género
Phelsuma, presentan marcas rojas, que
contrastan con el verde de su superficie
dorsal, y , al estar sobre hojas, solo resal-
tan estas marcas, disimulando al animal.
Otras especies presentan un camu-
flaje casi perfecto, los géneros tales como
Uroplatus y Thecadacthylus, presentan
expansiones dérmicas que desdibujan su
silueta cuando están descansando en los
troncos de los árboles; el caso más desta-
cado es el de Uroplatus fimbriatus, un ge-
ko asiático, que presenta la cola aplanada,
y una serie de flecos alrededor del cuerpo
que lo mezclan eficazmente con el fondo
de líquenes, desdibujando al animal y des-
apareciéndolo de la vista de predadores.
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Fig. 52.– Variaciones en la tonalidad del geko Phyllodactylus microphyllus, derecha: coloración en su hábitat; izquierda: en cautiverio.
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Fig. 53.– UN VISTOSO GEKO de la especie Gonatodes humeralis, descansa alerta en una rama, las manchas oscuras en los hombros
simulan ojos de un animal más grande, y les ayuda a evitar a posi-bles enemigos.
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Fig. 54.– LA DRACENA DE GUYANA
Dracaena guianensis, una de las dos únicas especies del género, se alimenta exclusiva-mente de caracoles, venciendo su capa-
razón con ayuda de sus dientes molares.
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Los Tejidos
Entre las lagartijas más grandes se
encuentra este grupo, caracterizado por su
diversidad de adaptaciones alimenticias,
desde aquellos adaptados a la entomofa-
gia, pasando por los malacófagos, hasta
los carnívoros propiamente dichos, si bien
presentan un sinnúmero de adaptaciones
especiales, la forma corporal, como en la
mayoría de los saurios, es similar.
Existen una gran diversidad de espe-
cies, pero nunca sobrepasando a otras fa-
milias, entre las más resaltante están las
Dracenas (Dracaena spp), con una admi-
rable adaptación, los dientes se han dividi-
do en dos grupos principales, los anterio-
res, frontales, adaptados para sujetar a su
resbalosa presa, los dientes posteriores, de
cúspides hemisféricas, los usa como pren-
sa para triturar el caparazón de los caraco-
les que constituyen su alimento.
Otras especies como el Callopistes
flavipunctatus son carnívoros consumados,
alimentándose de diferentes especies de
aves y mamíferos, a veces otros reptiles; la
dentición se ha modificado de tal manera,
de ser muy similar a la de los varanos, con
dientes aplanados lateralmente y serrados
en los bordes cortantes, lo cual les permite
una extraer porciones de su presa sin el
menor problema, al igual que sus parientes
lejanos, presentan bacterias toxicas en su
saliva, no tan letales como en el género
Varanus, pero igualmente peligrosas, en
Perú se los conoce como “iguanas negras”
dada su coloración oscura, pero no tienen
nada que ver con las iguanas.
Otras especies son menos ofensivas,
es el caso del género Ameiva, lagartijas de
mediano tamaño, no superando los 30 Cm
de longitud total, se alimentan de insectos,
que es la regla en lagartijas, a diferencia
de otras especies tales como Tupinambis
spp, Dracaena spp y Callopistes spp, las
lagartijas del género Ameiva, presentan la
dentición normal de los saurios típicos,
pequeños dientes tricúspides, aplanados
lateralmente sin borde cortante serrado,
muy similares a las de otras lagartijas.
Antiguamente existía una familia de
lagartijas de pequeño tamaño muy similar,
los Microteiidae (microtéjidos), llamados
así por presentar una morfología muy si-
milar a estos grandes lagartos; actualmente
esta familia está incluida en un grupo se-
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Fig. 55.– Un Callopistes flavipunctatus, reptil muy simi-lar al varano y de idénticas costumbres, a pesar de perte-necer a otra familia..
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Fig. 56.– La Ameiva ameiva, la cabeza puntiaguda y las escamas dorsales de ésta la designan como un miembro típico de los Téjidos
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Fig. 57.– El Tupinambis , un escurridizo lagarto similar al varano, asecha a su presa usando esa lengua bífida, típica de los Téjidos.
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lecto de saurios: los Gymnophtalmidae,
donde se agrupan distintas y extrañas for-
mas desde aquellas lagartijas con parpados
transparentes, hasta las casi àpodas, como
pequeñas serpientes.
Los Gymnophtalmidae
Este pequeño grupo de reptiles se
caracteriza principalmente por presentar
parpados transparentes, las escamas yuxta-
puestas, y normalmente un rosetón de es-
camas dorsales en la cabeza, todos son de
pequeño tamaño, no sobrepasando los 200
mm de longitud total, existe una creencia
en el departamento de Ayacucho-Perú, que
una de las especies, posiblemente del
género Proctoporus , llamado localmente
“Yaulicanchu”, es letalmente venenoso,
los estudios realizados en el momento de
la descripción de la especie, revelaron que
se trata de un animal dócil, adaptándose en
ciertas circunstancias al cautiverio, el estu-
dio del cráneo nos reveló que no presenta
aparato venenoso como en el caso de
Heloderma spp que lo presentan muy rudi-
mentario, pero lo presenta.
Los gymnophtalmidae presentan una
gran diversidad de formas, que se alejan
de la típica lagartija, una de las más drásti-
cas adaptaciones es el caso del género
Brachya, que presenta una adaptación a la
vida hipogea, muy similar al caso de las
Anphysbaenas, en el caso del género
Brachya, las patas anteriores y posteriores
han quedado reducidas a simples muño-
nes, una buena adaptación si se vive bajo
tierra.
Otras especies de gymnophtalmidae
como el ejemplar de la especie de monta-
ñas Proctoporus “Yaulicanchu” de abajo,
presentan el cuerpo típico de lagartija, a
veces se los confunde con una familia a
fin, los Scincidae, por su textura entera-
R. Guzmán, 2010
Fig. 58.– El más recientemente descrito representante de ésta familia, el Proctoporus, conocido localmente como “Yaulicanchu”, es considerado por los pobladores como un animal venenoso, todos los estudios realizados revelan que es un saurio dócil, y completamente inofensivo.
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mente lisa, típica de ambas familias, mas
no su escamación que difiere por la forma
de la escama parietal.
Cabe destacar que los gymnophtal-
midae constituyen la minoría en cuanto a
géneros, presentan pocos en relación con
familias afines como Teiidae o Scincidae.
Por los datos que se tiene, y las evi-
dencias por la morfología del género
Brachya, se podría mencionar que los
gymnophtalmidae pudiesen ser los lagar-
tos precursores de las serpientes, ya que en
este grupo empieza la atrofia de las patas,
casos como Macropholidus, y otros géne-
ros inducen a pensar que estos reptiles,
emparentados con la serpientes, empeza-
ron con una vida un tanto hipógea, dejan-
do de utilizar progresivamente las patas,
hasta finalmente reducirlas como en el
género ya mencionado.
Muchas especies de Gymnophtalmi-
dae, son aún poco conocidas, únicamente
se evidencia el género y la especie, a pesar
de los estudios realizados, son pocos los
datos a cerca de su comportamiento, en los
ejemplares temporalmente cautivos de
Proctoporus , se observó, en la alimenta-
ción, que el animal musca cualquier movi-
miento en el suelo, una vez ubicada la pre-
sa se abalanza sobre ella, si la presa es de-
masiado grande, la restriega contra el sue-
lo, fragmentándola.
Este comportamiento agresivo en
cuanto a su alimentación, apenas se ha ob-
servado en las poblaciones de esta especie
de la sierra peruana, otras especies, pre-
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 59.– Morfología externa del género Brachya, tomando a Brachya peruana como modelo de Gymnophtalmidae, los posibles lagartos precursores de las serpientes, obsérvese las pequeñas patas, tanto anteriores como posteriores, adaptadas para la vida hipógea (Dibujos: Rubén Guzmán P., 2009).
62
sentan un comportamiento menos agresi-
vo.
Los Scincidae
La familia Scincidae agrupa a un
pequeño grupo de lagartos similares en
apariencia a los Gymnophtalmidae, si bien
éstos presentan una piel más lisa, y son,
por lo general de mayor tamaño, pueden
encontrarse especies de pequeño tamaño,
similares a las lagartijas de las montañas
Pseudoproctoporus y del Bosque tropical
Gymnophtalmus, géneros antiguamente
clasificados dentro de los Microtéjidos.
Los Scincidae están dictribuidos por
las zonas tropicales, siendo el más conoci-
do la Tiliqua scincoides, el lagarto o escin-
co de lengua azul, como todos los scinci-
dae, presentan patas visiblemente reduci-
das, lo que le proporciona un mejor perfil
para desplazarse bajo la arena suelta de su
hábitat, en las amplias llanuras desérticas
de Australia, otras especies, como el géne-
ro Mabuya, permanecen bajo la hojarasca
de los bosques tropicales sudamericanos,
escondiéndose rápidamente, la coloración
críptica ayuda a disimularlas eficazmente
entre la vegetación del suelo del bosque.
Otras especies, como el escinco de
lengua azul, Tiliqua scincoides de Austra-
lia, se entierran en la arena, el movimiento
serpentiforme, ayuda a licuar la arena,
transformándola en una especie de líquido,
permitiéndole al animal enterrarse rápida y
eficazmente en el sustrato.
Muchas especies presentan esta es-
camación lisa, probablemente para tener
mejor deslizamiento en la arena, o al es-
conderse en su medio, ya que solo salen a
determinadas horas del día, y se escurren
rápidamente al sentir la presencia de algún
enemigo potencial.
Las patas reducidas de algunas espe-
cies de Scincidae, evidencian la tendencia
de perder los apéndices locomotores a las
especies hipógeas, dada la versatilidad del
Fig. 60.– Ejemplar adulto de Mabuya nigropunctata, uno de los pocos Scinidae que habitan en el Perú, por sus característi-cas se asemeja a los pequeños Gymnophtalmidae.
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diseño serpentiforme que más de un grupo
de lagartos ha optado.
Los Tropidúridos
Es la familia más abundante de la-
gartijas, agrupando a unos diez géneros,
desde las comunes lagartijas costeras co-
mo Microlophus, hasta las lagartijas de
alta montaña como las Liolaemus, pasando
por las grandes Plica del Bosque tropical
Amazónico, son una de las familias más
diversificadas y abundantes, principalmen-
te en cuanto a especies.
Muchas de las especies de lagartijas
Microlophus son costeras, encontrándose
5 especies en Perú, de las cuales, la más
común es Microlophus peruvianus, de 50
cm de longitud, por lo general siempre
están ligadas a la costa, siendo la especie
Microlophus tigris, la que se encuentra a
mayor altura, apenas sobrepasando los
1500 msnm, conociéndose 2 variedades
geográficas con una marcada diferencia
entre variedades, otras como Microlophus
thoracicus, presentan una característica
distinta a los demás componentes del
género, un parche negro que desaparece
según la actitud del animal.
Otras especies como el género de las
lagartijas Stenocercus , se las encuentra en
las montañas superiores a los 2000 msnm,
con la única excepción de la especie coste-
ra Stenocercus modestus; que se la ha en-
contrado en el río Lurín y en la localidad
de Santa Eulalia, provincia de Huarochirí,
Lima; otras especies como S. chrysopygus,
y S. ornatissimus, son propias de las zo-
nas altas, superiores a los 2000 msnm, te-
niendo una coloración característica que
las disimula bien contra las plantas secas
en los meses de junio a noviembre.
Todas las especies de tropiduridae se
alimentan de pequeños artrópodos, en-
contrándose desde moscas, hasta arañas y
escarabajos, la base de su dieta, en los exá-
menes de contenido estomacal de especí-
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 61.– Una Lagartija Microlophus occipitalis, común en el norte del Perú.
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menes de las colecciones científicas revi-
sadas.
Existe un marcado dimorfismo
sexual en cuanto a ciertas especies, la co-
loración varía considerablemente entre
machos y hembras, el caso más resaltante
es el de Microlophus tigris, los machos
presentan una coloración pardo-verdosa
con numerosos puntos claros, intercalados
por líneas más oscuras, las hembras, por
otra parte, distan mucho de la compleja
coloración de los machos, restringiéndose
a un pardo grisáceo con unas manchas ro-
jizas a ambos lados del abdomen al mo-
mento de gravidez.
La característica típica del género, es
la presencia de la escama parietal (con el
ojo pineal) bien desarrollada y evidente, al
contrario que otras especies que presenta
una pequeña escama en su lugar.
En las poblaciones silvestres es
común observar ácaros poblando los plie-
gues cutáneos del animal, especialmente el
género Stenocercus es especialmente afec-
tado en los pliegues gulares.
Otras especies de tropidúridos son
mucho más coloridas; el ejemplo de Plica
es, una lagartija de gran tamaño que habita
en el bosque tropical, evidencia la adapta-
ción sufrida por el animal para adaptarse a
su entorno, desarrollando una coloración
casi caótica, que lo disimula perfectamente
con el fondo de hojas.
A pesar de ser relativamente cpmu-
nes, los tropiduridos son casi desconoci-
dos, las especies tratadas son solo un
ejemplo, si bien los pobladores de las zo-
nas de estudio los conocen desde innume-
rables generaciones, es difícil establecer
con certeza el número de sus poblaciones
en los hábitats que los designan, se sabe
por otro lado, que ciertos géneros están
distribuídos por altitudes distintas, un
ejemplo viable es el que las especies lime-
ñas del género Stenocercus, habitan sobre
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Fig. 62.– Detalle de la cabeza de Microlophus tigris macho, la complicada coloración es típica del sexo, las hembras son mucho menos coloridas.
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Fig. 63.– CURIOSA LAGARTIJA,
observando al Investigador, esta espe-cie del género Stenocercus, apenas se la encontró una vez en 2006, es posi-
ble que esté extinta de su localidad típica: Oyón..
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los 1500 msnm, mientras las del género
Microlophus, debajo de ésta altura, algo
curioso cuando se toma en cuenta las con-
diciones en las que habitan, que en gene-
ral, son similares aunque no iguales.
Las lagartijas del género Liolaemus
habitan en las montañas más altas, super-
ando los 3000 msnm, estas robustas lagar-
tijas soportan las difíciles condiciones de
las zonas altoandinas, con el aire enraleci-
do y alto grado de radiación ultravioleta,
además de estar expuestas a un alto índice
de deshidratación, por causa del aire enra-
lecido.
Como casi todas las especies de la-
gartijas de las demás familias, los tropidu-
ridos presentan horas específicas de activi-
dad, normalmente en horas previas al me-
dio día, escondiéndose cundo el sol llega
al cenit y volviendo a salir a media tarde
para aprovechar el calor remanente de las
piedras de su hábitat, el cual tarda hasta 45
minutos en disiparse, una vez disipado el
calor, las lagartijas se esconden en las
grietas para pasar la noche.
La defensa de estas especies de la-
gartijas radica principalmente en huir ó
autotomizar la cola, pero, los ejemplares
más grandes pueden morder al sentirse
amenazados, abriendo la boca ampliamen-
te evidenciando el color anaranjado inten-
so de su lengua, y posteriormente mor-
diendo al atacante si en caso éste logra
apresar alguna extremidad imposible de
autotomizar, al igual que en los gekos, la
autotomía se da por franjas de piel debili-
tada donde es más factible desprender el
segmento de la cola.
Al igual que otros grupos, los tropi-
duridos se encuentran amenazados, con la
excepción de unas cuantas especies conte-
ras, el constante avance de las poblaciones
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Fig. 64.– La Stenocercus ornatissimus, una lagartija de las montañas de Lima, habita sobre los 2000 metros sobre el nivel del mar.
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humanas merma los lugares habitables por
éstas lagartijas, obligándolas a desplazarse
hacia sitios más remotos donde es poca la
probabilidad de encontrar alimento.
Los Polychrotiidae
Las lagartijas conocidas vulgarmente
como Camaleones Sudamericanos, del
género Polychrus son los parientes más
cercanos de los verdaderos camaleones del
género Chamaleo, principalmente africa-
nos, poseen ojos en torreta, como los ver-
daderos camaleones, pero difieren en lo
más resaltante, la lengua.
La lengua de los Polychrotiidae es
evidentemente corta, por no ser necesario
extenderla entre las ramas como los cama-
leones propiamente dichos, además, al es-
tar emparentados con las iguanas, los de-
dos no presentan la típica disposición zi-
godáctila, si no la típica forma de una la-
gartija corriente.
El cambio de coloración, atribuído
principalmente al género Chamaleo, tam-
bién se da en Polychrus es capaz de cam-
biar de color de forma considerable, pero
en menor grado que el género anterior, lo
cual nos pone a pensar en su afinidad
genética, en cuan separados están fi-
logénéticamente.
Dentro de la familia Polychrotidae
se encuentra otro género, los Anolis, estas
lagartijas de cola extremadamente larga,
no se caracterizan por su viva coloración
corporal, si no por su desarrollada papada.
El pliegue gular de los Anolis, está
coloreado vivazmente, desde amarillo in-
tenso, pasando por el rojo hasta el azul
eléctrico, cada uno con un patrón de colo-
ración característico de la especie, desde
una simple mancha en medio de la bolsa
gular, hasta motas y toda la bolsa de un
color vistoso.
Igualmente este grupo presenta un
marcado dimorfismo sexual, el cual está
dado por una acentuada variación cromáti-
ca y la coloración de la bolsa gular; nor-
malmente las hembras son de color pardo,
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 65 .- Un Polychrus liogaster, una especie típica del Bosque Pluvial de Ayacucho (Dibujos: Rubén Guzmán P., 2009).
Ojos en
torreta
Pliegue gular
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como las hojas secas, mientras los machos,
por regla general, presentan una colora-
ción muy variable, desde un verde oscuro,
hasta un amarillo pálido.
El comportamiento de los Anolis ha
fascinado a los científicos durante años, su
declaración de territorio, en ocasiones con
cierta agresividad.
Cuando dos machos se encuentran,
lo normal consiste en que ambos cambian
a colores vivos, desplegando la bolsa gular
a modo de bandera haciendo presente su
estado de ánimo alterado por la presencia
del intruso; éste a su vez, repite la acción a
fin de demostrarle que se encuentra prepa-
rado para la lucha; por regla general, uno
de los dos cede, teniendo que abandonar el
territorio rápidamente.
En ocasiones el simple acto de des-
plegar la papada no es suficiente, y deben
luchar cuerpo a cuerpo; el encuentro en si
es rápido, demorando unos pocos minutos,
pero es suficiente para hacer huir al más
débil de los contrincantes, finalmente el
vencedor reclama el territorio exhibiendo
una coloración vívida.
Su sentido de territorialidad es tan
marcado que su propia imagen en un espe-
jo es capaz de desencadenar el comporta-
miento de agresión territorial, cambiando
considerablemente de color y desplegando
la bolsa gular.
Los Anolis presentan una adaptación
adicional en las patas; al igual que la fami-
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Fig. 66.– Un Anolis macho en actitud defensiva, extendiendo su bolsa gular para mostrar el amarillo brillante de adverten-cia, y la boca abierta con expresión amenazante.
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Fig. 67.– Hembra de Anolis mostrando la críptica colora-ción, un claro contraste con el macho.
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lia Gekkonidae, presentan lamelas, menos
desarrolladas que en el grupo mencionado,
pero con una función de apoyo a las afila-
das uñas que presentan los Polychrotiidae
para aferrarse a las ramas de los árboles.
Los iguánidos
Entre los reptiles sudamericanos más
representativos, están las iguanas, con su
especie nominal la Iguana iguana o iguana
verde.
Estos reptiles de considerable tama-
ño abundan en el bosque tropical amazóni-
co y en el bosque seco ecuatorial, donde
reciben el nombre de “Pacazo”, y es apre-
ciada por su carne en ciertas zonas del
Perú; en el bosque tropical amazónico es
común verlas en las copas de los árboles,
los machos, ostentan una cresta espinosa
bien desarrollada, además de la bolsa gular
igualmente evidente; el color, contradi-
ciendo a su nobre, puede llegar a ser rojo-
amarillento en época de celo.
Las hembras, por otro lado, son ver-
des, a veces un tanto plomizas ó rojizas,
dependiendo la cantidad de frutas con ca-
rotenoides en su dieta, la cresta es mucho
menos desarrollada, la bolsa gular, de mo-
desto tamaño, la distingue de los machos.
Una característica evidente en estos
lagartos es la presencia de glándulas infra-
femorales, las cuales producen una sustan-
cia parecida al almizcle en los machos,
que posiblemente tenga un atrayente
sexual, lo interesante es que las hembras
también presentan estas glándulas, pero
menos desarrolladas, edemás otras espe-
cies de lagartos tales como los téjidos y
algunos Gymnophtalmidae poseen glándu-
las similares que, posiblemente sean caun-
sa de la convergencia evolutiva como el
caso de los órganos termorreceptores de
las serpientes viperidae y boidae.
En caso de peligro, los iguánidos
poseen varias estrategias antipredatorias
que les dan buenos resultados, dependien-
do de la actitud del atacante.
En el caso de Iguana iguana y espe-
cies afines como Conolophus subcristatus,
C. martahae y Amblirhynchos cristatus,
presieren huir, a enfrentar un ataque, las
Iguana iguana, son capaces de lanzarse a
los espejos de agua del bosque tropical,
desde unos 20 metros de altura.
Si bien la huida es su primera forma
de defensa, en ocasiones es difícil que un
iguánido se aleje velozmente ante un pre-
dador, en ese caso, la larga cola es una ex-
celente arma, azotando con ella al preda-
dor; pero a veces esto no resulta, como
medida desesperada, la iguana puede ara-
ñar con sus afiladas uñas, y si tiene opor-
tunidad, puede dar mordiscos defensivos,
sus dientes, filosos como navajas, útiles
para cortar hojas y frutas, producen heri-
das profundas si uno es lo suficientemente
desafortunado como para ser mordido por
una iguana furiosa.
Otras especies como Basiliscus basi-
liscus, han desarrollado una estrategia de-
fensiva admirable; los adultos se sumergen
en el agua, yendo directamente al fondo,
nadando velozmante serpenteando su cuer-
po.
Pero las crias presentan la defensa
extraña que ha vuelto famoso al Basilis-
cus; amenazadas, las crías corren veloz-
mente al agua, con un promedio de 20 pa-
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 68.– Detalle de las lamelas de la pata trasera iz-quierda de un Anolis.
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sos por segundo, y con la ayuda de sus es-
camas a modo de espinas en las patas pos-
teriores, el animal es capaz de correr sobre
el agua, un milagro para algunos, pero el
poco peso del animal propicia esta ventaja
evolutiva.
Los mecanismos de sobrevivencia
de los iguánidos se han desarrollado du-
rante varios millones de años, un caso par-
ticular fue el que observó el distinguido
naturalista inglés Charles R. Darwin, en su
recorrido alrededor del mundo con la fra-
gata de guerra HMS Beagle, en su memo-
rable llegada a las Islas Galápagos.
Las Iguanas Marinas de la especie
Amblirhynchus cristatus se han adaptado a
una dieta ficófaga, el primer obstáculo que
superaron fue las frías corrientes oceánicas
con un promedio de 17°C, el agua disipa
25 veces más rápido el calor que el aire,
por lo que estos lagartos han desarrollado
una piel oscura para absorber eficazmente
el calor del sol; como consecuencia de su
dieta, estas iguanas absorben grandes can-
tidades de cloruro de sodio (NaCl), en un
animal no adaptado a estas condiciones,
tendría una muerte lenta por deshidrata-
ción, pero las iguanas marinas poseen
glándulas especiales en sus narices para
poder eliminar el exceso de cloruro de so-
dio, que sería letal si permaneciese en el
organismo.
Otras iguanas del mismo archipiéla-
go, presentan otras adaptaciones particula-
res, las dos especies de Conolophus habi-
tan un territorio completamente opuesto,
casi sin agua, y con constantes erupciones
volcánicas de las islas en las que habitan,
estas iguanas terrestres han aprovechado el
calor de estos pozos volcánicos para su
propia sobrevivencia, estas iguanas, suben
a los cráteres de los volcanes, buscan una
chimenea volcánica donde la temperatura
fluctue entre los 28 y 33°C donde deposi-
tar los huevos, las hembras luchan feroz-
mente por un buen lugar donde desovar
luego de una larga migración, una vez en-
contrado el lugar adecuado, lo defienden
activamente, y al cabo de unos 90 días, las
crías nacen, pero no en las mejores condi-
ciones, ellas deben trepar los 500 metros
de ladera volcánica para encontrar las lla-
nuras donde crecen las plantas que les pro-
porcionan alimento, las crías no comen
durante su primera semana, ya que el saco
vitelino residual les proporciona energía
suficiente para llegar a la cima y buscar
alimento.
Si bien estas tres especies de iguanas
se han adaptado exquisitamente a su hábi-
tat, lo han logrado por estar aisladas del
continente, las especies se diversifican por
el aislamiento, tanto geográfico, como por
alimentación y costumbres, esta radiación
adaptativa produjo cuatro especies de
iguanas a partir de un espécimen llevado a
una de las islas, y ésta es la prueba de la
evolución.
Un hecho que poco a poco se va vol-
viendo común en nuestra sociedad, es la
tenencia de animales exóticos, las iguanas
son un buen ejemplo, se las considera fitó-
fagos apacibles, pero la realidad es otra, a
pesar de alimentarse de hojas, éstos ani-
males pueden atacar al hombre, con mayor
razón si se los acostumbra a la presencia
humana, solo con un buen manejo y ade-
cuada alimentación y trato, es posible te-
ner una buena relación con éstos animales.
Las iguanas son además el blanco
del comercio ilegal de animales exóticos,
por eso en Perú tienen cierta protección en
las reservas naturales, pero igualmente los
cazadores las capturan en cantidad para
venderlas como mascotas, especialmente
los ejemplares juveniles que no sobreviven
al cautiverio sin los debidos cuidados.
En algunas zonas, especialmente las
comunidades del Bosque Amazónico, con-
sumen como alimento a las iguanas, tanto
por tradición, como por ser una fuente de
proteínas para su alimentación diaria en la
selva.
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SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 69.– ORGULLOSO MACHO,
observando las hembras en su territo-rio desde la copa de un árbol de Fi-cus .
72
Las Amphysbaenas
Antiguamente conocidas como La-
gartos ápodos, las Anphysbaenas son pro-
pias del continente americano, su aspecto
serpentiforme las confunde con serpientes,
pero la estructura craneana y dentición
varían, teniendo dientes serrados para tri-
turar insectos, y poderosas mandíbulas pa-
ra impedir que la presa escape por medio
de sus afilados dientes.
Al contrario que las serpientes, las
amphysbaenas se han adaptado particular-
mente al medio hipógeo, buscan insectos
entre la hojarasca del suelo del bosque, su
cabeza, maciza, perfora túneles entre los
detritos del bosque, donde encuentra lom-
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Fig. 70.– Una Amphysbaena alba, un reptil ápodo, pariente de las lagartijas y serpientes, se desliza entre la hojarasca en busca de insectos que consume
73
brices y otros invertebrados pequeños que
le sirven de alimento.
Estos reptiles, son presa de numero-
sas especies de aves, mamíferos y serpien-
tes, que lo buscan en el lecho de hojas al
igual que un anfibio similar a la Anphys-
baena, las Cecilias, igualmente de forma
serpentiforme y con las mismas costum-
bres, es posible que este claro ejemplo de
convergencia evolutiva haya moldeado
esta forma ápoda para los animales con los
mismos hábitos.
A causa de sus hábitos, las Anphys-
baenas son aún un misterio en sus costum-
bres, y la verdadera función que desempe-
ñan en el ecosistema.
SECRETOS DE LOS REPTILES
como alimento, antiguamente se las relacionaba con los saurios, ahora, posee su propio sub-orden, Amphysbaena .
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Fig. 71.– ESPERANDO A SU PRESA, una serpiente liana Leptophis depressirostris, acecha a su próxima victima camuflándose entre las hojas con su color verde intenso.
75
Los Ofidios
Los ofidios, conocidos como ser-
pientes, son escamosos que han llevado la
ausencia de patas al extremo, incluso per-
diendo las cinturas escapular y pélvica en
el proceso.
Las distintas familias de serpientes
presentan características similares en
cuanto a su morfología; pero distan en sus
costumbres, teniéndolas desde terrestres,
pasando por arborícolas hasta la memora-
ble Chrysopelea paradisi, la serpiente vo-
ladora.
Existen siete familias de serpientes,
divididas en dos grupos principales por la
presencia o ausencia de veneno.
Las serpientes no venenosas son la
mayoría, en Perú existen alrededor de 110
especies descritas actualmente, excluyen-
do venenosas no letales, de la familia Co-
lubridae.
Las venenosas, apenas alcanzan 85
especies, incluyendo las de la familia colu-
bridae, con un veneno bastante débil.
Si bien son odiadas por la mayor
parte de la gente, las serpientes actúan co-
mo controladores biológicos, eliminando a
los débiles y enfermos para asegurar la
sobrevivencia de las especies y evitando la
propagación de enfermedades.
Un hecho curioso en relación a las
serpientes es que ninguna disloca sus
mandíbulas, al contrario que la creencia
popular, el cráneo de las serpientes está
dividido en cinco secciones, la primera, es
la cavidad craneana, donde se aloja el ce-
rebro, luego, asegurada don ligamentos, le
encuentran los dos segmentos de la mandí-
bula superior, los que el animal puede mo-
ver independientemente, finalmente, suje-
to a hueso cuadrado, la mandíbula inferior
se proyecta hacia delante, sus extremos
están unidos por un ligamento bastante
elástico, lo que le permite al animal exten-
der lateralmente sus mandíbulas unos
100°.
El tipo de dentición, como se explicó
en el primer capítulo, es una adaptación a
la falta de miembros con los que apresar
su alimento, el desarrollo del veneno en
los Colubridae, Elapidae, Hidrophiidae y
Viperidae, responde a la necesidad de pa-
ralizar la presa para no sufrir daños al in-
gerirla, si no poseen extremidades con lo
que asir a la presa, paralizarla es lo que
sigue en la lista.
Muchos de los temores a cerca de las
serpientes surgen de la imaginación, quizá
ese instinto de huir de estos reptiles, ad-
quirido de nuestros antepasados similares
a musarañas a quienes los predecesores de
las serpientes actuales perseguían en el
Cenozóico, si bien son venenosas y fácil-
mente pueden matar a un hombre adulto,
casi la totalidad de estos animales prefiere
huir antes de tener algún enfrentamiento
con el hombre, pero hay contados casos de
serpientes que han atacado a humanos por
predación, todos en Asia, e involucran a
las serpientes más grandes los boidae.
Existen especies de serpientes que
son una joya de la evolución; a pesar de
que las serpientes actuales carecen de pa-
tas, los Boidae, las serpientes más primiti-
vas, conservan vestigios de patas y cintura
pélvica, una prueba inequívoca que estos
reptiles, una vez caminaron sobre cuatro
patas.
De cómo las serpientes perdieron sus
patas es uno de los misterios de la ciencia,
es posible que sus antepasados fuesen rep-
tiles como los Scincidae o Gymnophtalmi-
dae, donde en algunas especies las patas se
han reducido y casi desaparecido; además
de la pérdida de las patas, se dio un gran
salto evolutivo al reconfigurar completa-
mente el cráneo para una eficaz predación,
en vez de ser un conjunto sólido de huesos
craneales, se dividió en las cinco partes
SECRETOS DE LOS REPTILES F
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descritas anteriormente; el desarrollo de la
glándula de Duvernoy y la adaptación de
las glándulas salivares en Viperidae y Elá-
pidae, contribuyeron a la pre-digestión de
las presas una vez capturadas, el proceso
de predigestion se puede suprimir si el ani-
mal es lo suficientemente grande, los Boi-
dios, no poseen veneno, pero la aniquila-
ción de la presa se la dejan a su iconfundi-
ble fuerza, en una acción que una especie
ha tomado como nombre, la constricción;
a pesar de que las boas son conocidas por
este acto, otras especies como Mastigodr-
yas heathii también ejercen la constricción
al atrapar a sus presas.
Al momento de la digestión, los áci-
dos gástricos de las serpientes son tan
fuertes que pueden fácilmente desintegrar
el hueso; en sus heces todo lo que queda
de un ratón, por ejemplo, solo es una bola
de pelos y uñas indigeribles, los desechos
orgánicos, como una masa marrón y final-
mente una mancha blanca, es todo lo que
queda del esqueleto del animal ingerido.
Reproducción
Al igual que en los saurios, los ofi-
dios presentan una fecundación interna
llevada a cabo por un par de órganos copu-
ladores en los machos denominados hemi-
R. Guzmán, 2010
Fig. 72.– Una serpiente Phyllodryas tachymenoides buscando a su presa entre las ramas de un árbol, esta serpiente se ali-menta de reptiles, en especial lagartijas y gekos.
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Fig. 73.– Momentos de la cópula de una pareja de Boa constrictor ortonii.
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penes, sólo una de las dos estructuras ge-
melas es responsable de la inyección del
esperma en la cloaca de la hembra, éstos
órganos se encuentran ocultos en dos sa-
cos alojados detrás de la cloaca, en la cola,
se llenan de fluido al momento de la cópu-
la.
En algunas especies, en especial los
Boidae, los machos estimulan activamente
a la hembra por medio de sus pseudoespo-
lones, patas posteriores residuales de sus
antepasados reptiles tetrápodos, estas pa-
tas, que solo las presentan los boidae, aún
están ancladas al esqueleto axial por me-
dio de la cintura pélvica.
Una vez inyectado el esperma, la
fecundación se realiza en los oviductos,
conductos donde los huevos de desarrollan
y posteriormente salen al exterior, existen
varias formas en cuanto a los huevos, de-
pendiendo de la familia y hasta la subfa-
milia, una hembra puede o poner huevos
normales, o sacos membranosos con la
cría completamente formada, y en el caso
de las venenosas, lista para defenderse por
si misma.
Las serpientes, al igual que otros es-
camosos, ponen huevos de cáscara blanda,
de consistencia correosa, sensibles a los
cambios en la humedad y temperatura, las
crías se desarrollan al cabo de unos 90
días, pero no todos los huevos de serpien-
tes son puestos e incubados fuera de la
madre; otras especies como algunos Boi-
dae y Viperidae son denominados ovoviví-
paros, desovan sacos membranosos donde
se desarrollan los embriones, si bien no
son huevos propiamente dichos, el proceso
de adaptación obligó a estas serpientes a
retener lo huevos en su cuerpo, con lo que
ya no es necesaria una cáscara con incrus-
taciones de calcio, así que el animal ya no
pierde este mineral por causa de la repro-
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 74.– Una Jergón Bothrops pictus, una de las pocas serpientes que desovan sacos membranosos, y sus crías son com-pletamente independientes una vez que salen.
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ducción, pero tiene que proteger a su pro-
le.
Otras especies, como Chondropyt-
hon viridis cuidan sus huevos hasta que
nacen las crías; si bien las serpientes no
inspiran ternura, este acto es netamente
instintivo, una vez que las crías nacen y
pueden defenderse por si mismas, luego
las abandona a su suerte; parecería cruel,
pero es necesario para seleccionar a los
más aptos para perpetuar la especie, al
contrario que otras serpientes que dejan a
su suerte a sus huevos desde que nacen, lo
que limita sus posibilidades de sobrevivir.
La cantidad de descendientes varía
según la especie, una serpiente con una
postura normal, una Phyllodryas tachyme-
noides digamos, y si el 100% de ellos se
desarrolla, obtendrá unas diez crías, otras,
como Eunectes murinus con facilidad lo-
grará unas cincuenta, pero otras especies
como Epictia tesselata, apenas y tendrá
suerte si desova dos.
Los Elapidos
LA diversidad de serpientes es bas-
tante grande, dentro de los grupos más co-
nocidos están los elápidos, curiosamente el
género Elaphe (Actualmente Pantherop-
his) corresponde a un Colubrido completa-
mente inofensivo; sin embargo, los Elápi-
dos presentan un veneno Potencialmente
mortal, su efecto neurotóxico, paraliza los
músculos bloqueando las sinapsis, Todas
las especies de Elápidos son potencial-
R. Guzmán, 2010
Fig. 75.– Arrastrándose por el lecho del bosque tropical, una Micrurus obscurus una de las más vistosas serpientes coralillo, además de ser una de las más
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mente mortales, trayéndonos nombres co-
mo “Mamba” (Dendroaspis spp),
“Cobra” (Naja spp y Ophiophagus han-
nahn) e incluso Coralillos (Micrurus, Mi-
cruroides).
En Perú, las Coralillos son las más
hermosas y letales de las serpientes vene-
nosas, pero tienen un lado extraño, al ser
proteriglifos, los dientes venenosos son
fijos, y están en la parte anterior de la
maxila, pero son cortos y difícilmente pe-
netran la piel humana en el primer mordis-
co , estas serpientes deben aferrarse y mor-
der varias veces para inyectar su veneno.
Muy a parte de los accidentes letales
causados por las serpientes coralillo, cabe
resaltar que su presa son exclusivamente
otras serpientes, principalmente culebrillas
ciegas, las que no tienen posibilidad contra
su veneno.
Para defenderse, las serpientes coral,
por dar un ejemplo sudamericano, eviden-
cian su toxicidad por medio de la colora-
ción apocemática, la de destacarse vívida-
mente, con colores de advertencia como el
negro, rojo y amarillo, además de blanco
en algunos casos; muchas veces uno pre-
supone que el orden del color determina si
es una coral verdadera o falsa, con una
simple clave: RANA; rojo con amarillo no
tiene veneno, y rojo con negro, si; es apli-
cable a las especies norteamericanas, mas
no a las del bosque tropical, ya que la gran
mayoría difiere en ambos patrones, in-
cluyéndose serpientes completamente ro-
SECRETOS DE LOS REPTILES
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letales, se esconde al ser descubierta por el fotógrafo, desplegando la cola como si fuese otra cabeza para distraer al posible atacante.
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jas o negras con anillos blancos, especies
como Micrurus surinamensis y Micrurus
tschudii revelan este hecho.
Además, al momento de la huida,
estas serpientes levantan la cola, aplastán-
dola, de tal modo se asemejarse a otra ca-
beza y dirigir a su atacante al extremo me-
nos vulnerable; esta estrategia no es exclu-
siva de las corales, otras serpientes como-
Cylindrophis rufus de Asia tropical, tam-
bién realizan esta estrategia defensiva, con
la diferencia que ésta última, la forma de
la cabeza falsa es mucho más elaborada
que en el género Micrurus y otros elápi-
dos.
Si bien existen las falsas cora-
les, es preferible dejarlas incluso a ellas
tranquilas, que , a pesar de ser Colubridae,
presentan un veneno, aunque no letal, per-
judicial para el hombre, además de ser es-
pecialmente nerbviosas.
Existen extraños casos de sobrevi-
vencia al veneno neurotóxico de los Elápi-
dos, uno de los cuales se regirtró en Áfri-
ca, en el Parque Nacional Kruger, donde
un guardian del parque fue mordido por
una Dendroaspis polylepis, siendo auxilia-
do dos horas más tarde, y, según los regis-
tros, llegó a sobrevivir sin haber recibido
el suero, y siendo mantenido vivo por me-
dio de respiración artificial, a pesar de ser
un solo caso, sería posible sobrevivir al
envenenamiento por una serpiente elápida;
probablemente si, si se tienen las condicio-
nes necesarias y el efecto neurotóxico no
afecta al corazón, y no se llega a una falla
renal.
Las Serpientes Marinas
Otras especies, como las Hydrophii-
dae, que están emparentadas con los Elápi-
dos, se han adaptado perfectamente al am-
biente marino, uno de sus pulmones se en-
cuentra bien desarrollado, mientras que el
otro apenas es vestigial, además de haber
aplanado la cola para un buen desempeño
en el agua, además, los orificios nasales
presentan una especie de solapa, con la
que se sellan mientras estás sumergidas,
pero tuvo que superar un problema, las
serpientes terrestres sueltan a su presa una
vez mordida e inyectado el veneno, y pa-
san hasta cinco minutos para que éste
cumpla su cometido, en el mar, el simple
coletazo de un pez, haría perder su presa a
la serpiente, siendo devorada por otro pre-
dador, así que el veneno de las serpientes
marinas es extremadamente neurotóxico,
paralizando casi al instante a su presa, pe-
ro esto es contrario a su carácter, la mayor
parte de las serpientes marinas no son
agresivas, quizá sabiendo de la toxicidad
de su veneno, debería ser lo contrario, pe-
ro se registran menos casos de mordeduras
de estas serpientes que de otros grupos,
que además poseen los dientes lo suficien-
temente pequeños como para atravesar la
piel de los peces, pero esto no reduce el
riesgo.
En Perú sólo existe una sola especie
de serpiente marina, la Pelamis platurus,
conocida por tener el dorso oscuro, casi
azulado y el vientre amarillo, por regla
general, esta especie se alimenta de angui-
las, que las captura en sus escondrijos en-
tre las rocas, una vez que el veneno hace
efecto, la serpiente debe buscar la forma
de engullir a su presa, que en ocasiones es
casi tan larga como ella.
Los Leptotyphlopidae
Estas serpientes de pequeño tamaño,
muchas veces confundidas con lombrices,
son un enigma hasta nuestros días, estas
pequeñas serpientes son completamente
hipógeas, casi sin salir a la superficie, lo
poco que se sabe es que , a diferencia de
otro grupo similar, sólo presentan dientes
en la mandíbula inferior.
Las especies Sudamericanas pertene-
cen todas al género Epictia, todas se ali-
mentan principamente de larvas de hormi-
gas y de termitas, las que capturan en sus
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nidos subterráneos con ayuda de sus
minúsculos dientes inferiores.
A pesar de su nombre vulgar, los
Leptotyphlopidae no son ciegas, los ojos, a
pesar de estar reducidos, son funcionales y
se encuentran protegidos por una gruesa
escama; al habitar bajo tierra, la visión no
es de mucha utilidad, por lo que éstos ani-
males reducen los ojos como una forma de
conservar energía.
Al igual como otras serpientes, los
Leptotyphlopidae son el alimento principal
de un sinnúmero de especies, especialmen-
te otras serpientes tales como las coralillo.
Se sabe muy poco a cerca de sus
costumbre e incluso de su reproducción, se
estima que ponen un máximo de 2 huevos
cada vez que desova, pero son solo espe-
culaciones ya que nadie ha visto la postura
de esta familia de serpientes.
Los Viperidos
Las serpientes venenosas más cono-
cidas son las víboras, con un sistema de
inoculación del veneno muy avanzado, en
el caso de otras serpientes venenosas, los
colmillos son fijos, ligeramente basculan-
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 76.– Una serpiente ciega de la especie Epictia rufi-dorsa fuera de su madriguera, evidencia el parecido con las lombrices.
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Fig. 77.– Cabeza de una jergón de costa Bothrops pictus, Nótese las focetas loreales (la izquierda) entre el ojo y el orificio nasal, órganos especializados en la percepción térmica.
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tes o semi-basculantes, especialmente en
los elápidos, pero los viperidos presentan
un sistema de pliegue de los colmillos que
ayuda al animal a extenderlos o recogerlos
según sea necesario.
Los viperidos son las serpientes más
evolucionadas, no solo por la presencia de
las focetas loreales, órganos termo-
receptores ubicados en la zona loreal, en-
tre el ojo y las fosas nasales. Éstos órganos
son en si complejos, constan de una cáma-
ra anterior, aérea y otra posterior, sensitiva
separada por una membrana, la informa-
ción sensorial percibida por éstos órganos,
es conducida a los lóbulos visuales del ce-
rebro, donde es procesada como informa-
ción visual, es posible que éstas serpientes
en particular puedan tener una especie de
visión térmica, pero a ciencia cierta no lo
sabemos.
Los Viperidos se dividen en dos sub-
familias, teniendo en cuenta la presencia
de cascabel o no; si poseen escamas modi-
ficadas al final de la cola, que no son mu-
dadas, y quedan formando el conocido
cascabel con ese clásico y aterrador soni-
do, pertenecen a la subfamilia Crotalinae;
si en cambio no lo presentan, pertenecen a
la subfamilia Viperinae, ambas letales para
el hombre.
El veneno de ambas familias es por
lejos, el más destructivo de todas las ser-
pientes conocidas, al contrario del relativa-
mente benigno neurotóxico de las elápi-
das, el hemotoxico-proteolítico de los vi-
peridos destruye los tejidos, se diría que es
suficiente que sea orgánico para ser digeri-
do por el veneno de un vipérido.
En este caso, el veneno contiene
gran cantidad de enzimas capaces de des-
naturalizar las proteínas, los efectos son
similares en todas las presas o victimas
humanas; el proceso hemotóxico licua la
sangre, por lo que la presa muere por
R. Guzmán, 2010
Fig. 78.– Dada la toxicidad de los viperidos, algunas serpientes como esta culebra inofensiva, Phyllodryas tachymenoides adoptan la típica forma de diamante de la cabeza de una jergón, una serpiente letal.
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hemorragias masivas, y la acción proteolí-
tica destruye las proteínas no solo de la
carne, a veces, el hueso es comprometido
en el proceso.
Pero los Viperidos tienen enemigos
naturales, si bien el veneno es extremada-
mente tóxico, capaz de desintegrar casi
cualquier tejido, existen serpientes como
Clelia clelia, que han desarrollado, por el
mismo proceso de contra-estrategia, una
resistencia clave ante el veneno de cual-
quier serpiente. La Clelia clelia, se ali-
menta exclusivamente de viperidos, a pe-
sar qie éstos muerden vorazmente al mo-
mento de ser atacados por la serpiente ma-
yor, el veneno de los viperidos no resulta
efectivo ante la resistencia de la Clelia.
Para defenderse, los viperidos pre-
sentan una estrategia curiosa, si bien, la
mayoría de las especies no presenta casca-
bel, la punta de la cola de ciertas especies
de la subfamilia viperinae, presentan las
últimas escamas caudales engrosadas; esto
les permite hacer un sonajero ruidoso con
al lecho de hojas, muy similar al cascabe-
leo de una serpiente del género Crotalus.
El hombre, en su afán de controlar la
naturaleza, se ha arriesgado incluso a ma-
nipular a estas serpientes letales, si bien
con una buena capacitación y mucho cui-
dado, además de extremar precauciones,
es posible manejar sin mucho riesgo estas
serpientes, se registran gran cantidad de
accidentes por el simple hecho, muchas
veces provocado por el exceso de alcohol,
al manipular sin cuidado estas serpientes
letales; si bien las serpientes advierten de
su presencia, y no desean malgastar su ve-
neno en un ataque por defensa, con una
mala manipulación es muy probable que
no dude en utilizarlo, causando graves le-
siones y a veces finalizando trágicamente.
Sueros Antiofídicos
Si bien el veneno de las serpientes es
necesario para matar y predigerir a sus
presas, el contacto con el hombre involu-
cra casi con seguridad un envenenamiento,
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 79.– Actitud defensiva de una serpiente Bothrops pictus, al hacer vibrar la cola, esta jergón produce un sonido similar al cascabeleo de otra serpiente, la Crotalus, pero no es para aparentar, son dos formas de advertir su presencia ante posibles predadores. (Dibujo: Rubén Guzmán P. 2009)
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ni deseado por la serpiente, ni por la vícti-
ma humana, para ello el hombre ha usado
soluciones diluidas del veneno en otros
animales tales como caballos, para produ-
cir los anticuerpos necesarios para contra-
rrestar el efecto del veneno.
Los cinco tipos de sueros que se
pueden encontrar en Perú, están destinados
para cuatro grupos de serpientes, cuatro de
los cuales se producen nacionalmente.
Suero Antibotrópico
Se hace en base a distintas especies
de viperidos del género Bothrops, Bothrie-
chis, Portidium y Bothripopsis, actua en
respuesta al agente Hemotóxico y proteolí-
tico del veneno viérido.
Suero Antilachesico
Producido a base del veneno de la
serpiente Lachesis muta, es un suero es-
pecífico de esta especie.
Suero Anticrotálico
Se produce en base al veneno de
Crotalus durissus terrificus, igualmente,
solo es usado para el tratamiento con ésta
especie.
Suero Antielapídico
Es el único que actualmente se im-
porta de Brasil, se produce en base al ve-
neno de varias especies del género Micru-
rus.
Suero Polivalente
Es una mezcla de venenos de varias
especies de serpientes, se usa cuando no se
tiene certeza de la especie de serpiente
causante de la mordedura venenosa.
Los Colubridos
De todas las especies de serpientes
existentes, los colúbridos agrupan el ma-
yor número de especies, entre venenosas
no letales y no venenosas, algunas de colo-
res crípticos, otras yan vívidamente colo-
readas que inclusive semejarían venenosas
como las coralillo, ésta coloración apo-
semática les ayuda a ser confundidas con
una serpiente más letal de lo que en verdad
son.
Las distintas especies de colubridae
poseen dietas distintas; tomemos el caso
típico de la serpiente Mastigodryas heat-
hii, una serpiente no venenosa que habita
en la costa peruana.
Ésta serpiente poseen una dieta típi-
ca a base de roedores, los que busca acti-
vamente por medio de la vista, su colora-
ción críptica la ayuda a camuflarse con el
entorno.
Esta huidiza serpiente, casi no posee
defensa más que su velocidad, cabe seña-
lar que es la más veloz en desplazamiento
de todas las colúbridas, su coloración par-
do-verdosa puede contribuir a disimularla
ante los depredadores.
Los saltones ojos de las serpientes
del género Sibynomorphus, delatan sus
hábitos nocturnos; hasta hace poco no se
había desccrito el comportamiento de la
especie Ayacuchana Sibynomorphus onei-
lli, actualmente tenemos suficiente infor-
mación como para deducir los procesos
que actúan en el momento de separar el
cuerpo del caracol de su caparazón.
La serpiente detecta al caracol con la
ayuda de su lengua y órgano de Jacobson,
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Fig. 80.– Una serpiente Mastigodryas heathii ingiriendo un ratón, ésta serpiente es común en ciertas zonas del desierto costero peruano.
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SECRETOS DE LOS REPTILES Fig. 81.– OBSERVANDO CURIOSAMENTE,
ésta serpiente caracolera peruana, Sibynomorphus oneillli, busca algún caracol para devorarlo, al igual que otras especies del género Sibynomorp-
hus, saca al caracol de su caparazón.
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luego, siguiendo el rastro de baba del mo-
lusco, lo captura del pié reptante, soste-
niéndolo y mordiendo continuamente para
coger más presa, lo que ocurre a continua-
ción es un tanto caótico, si la serpiente ras-
ga la cavidad paleal del caracol, éste se
desangra y muere, facilitando la extracción
del cuerpo del animal del caparazón, o,
con mucho esfuerzo de parte del reptil,
sacarlo aún con vida, engulléndolo luego.
Otras especies como Dasypeltis sca-
bra del continente africano, han desarro-
llado una técnica única para alimentarse;
técnicamente se alimenta de aves, pero no
de cualquiera, la Dasypeltis scabra se ali-
menta de huevos, por lo que se la ha lla-
mado “Serpiente Comedora de Huevos”,
su ligamento intermandibular es extrema-
damente elástico, con lo que puede engu-
llir un huevo de 10 veces el tamaño de su
cabeza, algo impensable para otros anima-
les, únicamente logrado por las serpientes
de éste grupo.
Entre las serpientes colúbridas, el
veneno, no es muy necesario, si bien algu-
nas especies lo poseen, es algo relativa-
mente extraño en la familia; las pocas es-
pecies que presentan veneno es compara-
ble al de una abeja.
Una de las especies de colúbridos
venenosos más notables es la serpiente de
ontaña denominada por los herpetólogos
como Tachymenis peruviana, sus dientes
venenosos, opistoglifos, poseen un veneno
relativamente débil, en comparación con
sus contrapartes Vipéridos, sólo lo sufi-
ciente para dominar la presa.
Aún así, la Tachymenis peruviana es
de carácter dócil, permitiendo una manipu-
lación siempre y cuando se lo sepa hacer:
R. Guzmán, 2010
Fig. 82.– La serpiente de montaña Tachymenis peruviana, con coloración muy similar a los viperidos, se desliza furtiva-mente, buscando a algún pequeño roedores, esta especie es considerablemente mensa, negándose a atacar al ser manipula-da..
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se conoce un so lo caso de
“envenenamiento” por una Tachymenis
elongata, donde la víctima sólo presentó
un dolor agudo, localizado que desapare-
ció al cabo de unos minutos, accidentes
como éste son raros, pero se dan y no de-
berían ser de preocupación a menos que
haya una causa vital de por medio.
Existen otras especies de serpientes
de esta familia con hábitos extraños, si
bien las serpientes no poseen extremida-
des, y en el mejor de los casos, éstas son
muy rudimentarias, con lo que pensaría-
mos que “volar” o “planear” debería ser
imposible, pero no; en Indonesia existe
una serpiente colúbrida que ha perfeccio-
nado el arte del planeo sin extremidades.
Esta serpiente es la Chrysopelea paradisi,
la serpiente voladora del paraíso, si bien
no vuela propiamente, es una excelente
adaptación para trasladarse de una rama a
otra en los distanciados árboles de la selva
indonesa.
El proceso por el cual ésta serpiente
puede controlar eficazmente su trayectoria
consta de dos factores, el primero, la sus-
tentación; la serpiente extiende sus costi-
llas dejando un perfil aerodinámico que le
permite caer con más lentitud que si tuvie-
se una forma cilíndrica, y segundo, el
clásico movimiento serpenteante le pro-
porciona estabilidad y dirección, pero, ya
que carece de toda extremidad, el aterriza-
je, deja mucho que desear.
Otras serpientes presentan estrate-
gias extrañas antidepredatorias, ciertas ser-
pientes colúbridas se asemejan a ciertas
especies de serpientes venenosas como
Micrurus, el género Oxirhopus presenta
formas que se asemejan a serpientes cora-
lillo, pero hay que comprender que ambas
son venenosas, las primeras letales, las
segundas pueden serlo si se dan las condi-
ciones.
Existe una “formula” para determi-
nar si se trata de una falsa coral
(Colubridae) ó una auténtica coralillo
(Elápidae), y consta en los siguientes pun-
tos, solo para especies sudamericanas.
Las tácticas antidepredatorias inclu-
yen la imitación temporal, serpientes como
ciertos Dipsadinidae tales como la serpien-
te Leptodeira anullata, aplastan su cabeza,
en un intento por imitar la forma y actitud
agresiva de un vipérido, en ocasiones esta
estrategia antidepredatoria es tán bien eje-
cutada que incluso asemejan una letal
Bothrops (Fig. 76), como en el caso de
Phyllodryas tachymenoides que , al mo-
mento de advertir un peligro, aplasta la
cabeza, deformándola, de tal manera que
asemeja perfectamente la apariencia de
una jergón, pero completamente inofensi-
va ya que es aglifa, sin presentar ni
glándula de Duvernoy ni dientes inyecto-
res de veneno.
SECRETOS DE LOS REPTILES
Corales
Verdaderas
Corales
Falsas
Cabeza Pequeña Grande
Ojos Pequeños Grandes
Anillos Completos Incompletos,
vientre claro
Hábitos Hipógeos Epígeos
Fig. 83.– La extraña forma de la cabeza de esta Lepto-deira anullata es la respuesta a un posible predador, aplastándola deliberadamente para asemejarla a una serpiente letal.
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Los Boidios
Quizá de todas las especies de ser-
pientes conocidas, una que pareciese que
cualquier humano conoce, son las boas. La
familia de los Boidios es la más primitiva
de todas las serpientes grandes, entre las
que se encuentran los reptiles más largos
que se conocen actualmente: las Anacon-
das y Pitones reticuladas, ambas con ca-
racterísticas similares, pero con pequeñas
diferencias que las definen como especies
únicas.
En la evolución de las serpientes a
partir de lagartos similares a los Gym-
nophtalmidae que vimos anteriormente,
dejaron de lado las patas, como lo sabe-
R. Guzmán, 2010 R. Guzmán, 2010
Fig. 84.– La terrorífica mirada de una boa de la especie Corallus hortulanus, fue descrita por Karl von Linnaeus en 1758 con un nombre mucho más senci-
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mos?, por que las Boas y Pitones poseen
una cintura pélvica rudimentaria, en oca-
siones con pequeños apéndices, los esbo-
zos de patas, que solo les sirven para esti-
mular a la hembra.
Las boas, han perfeccionado el arte
de la constricción, en las serpientes colú-
bridas que vimos antes, la contricción se
daba con la primera porción del cuerpo,
los boidae, por otro lado, realizan la cons-
tricción con todo el cuerpo, incluyendo la
cola, y en algunos ejemplares pueden cap-
turar una segunda presa con la cola, mien-
tras trabajan con otra presa con la cabeza.
Además de la constricción, los Boi-
dae se caracterizan por su tamaño y peso;
SECRETOS DE LOS REPTILES SECRETOS DE LOS REPTILES
llo, el de Boa hortulana, es extremadamente agresiva, aunque no es venenosa, a pesar de tener largos y afilados dientes para capturar aves..
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son las serpientes más grandes y pesadas
que se conocen.
AL igual que otras serpientes, en
particular de los viperidos, los boidios pre-
sentan fosetas labiales, muy similares a las
encontradas en las jergones, pero a la vez
más rudimentarias, pueden presentar éstos
órganos especializados tanto en las esca-
mas supralabiales como en las infralabia-
les, siendo, al igual que las fosetas lorea-
les, órganos termo-receptores.
Dentro de la familia boidae, se en-
cuentran dos subfamilias, separadas por la
forma de procrear, si bien las serpientes en
su mayoría son ovíparas, existe un selecto
grupo de serpientes ovovivíparas, entre las
que se incluyen las boas de la subfamilia
boinae, la segunda subfamilia, los pythoni-
nae, son los únicos boidios que ponen hue-
vos; las hembras de las pitones esmeralda
Chondropython viridis, cuidan de sus hue-
vos durante varios meses hasta que nacen
las crías, las crías de las pitones esmeralda
no presentan un color verde, característico
de la especie, si no mas bien, un color
amarillo intenso, las causas de tan marca-
da diferencia de coloración es un misterio,
pero es posible que estudios en campo ,
puedan revelar este secreto tan bien guar-
dado por éstos animales.
En contraparte con las pitones, las
boas y anacondas son ovovivíparas, los
huevos, carecen de cáscara calcificada y se
desarrollan en el vientre de las madres,
una forma más segura de asegurar la su-
pervivencia de sus crías; las boas recién
nacidas, salen de sacos membranosos de-
positados por la madre, muy similar al ca-
so de los viperidos, las crías, a pesar de
carecer completamente de veneno, son
agresivas, compensando el hecho de no
poseer toxicidad, en especial las Eunectes
murinus, son extremadamente agresivas,
posiblemente para compensar el pequeño
tamaño con que nacen, pero, a pesar de los
cuidados maternos en el vientre, no todas
las crías sobreviven, siempre existe un
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Fig. 85.– LA EXTRAORDINARIA COLORACIÓN
de una Python reticulatus la ayuda a disimular su cuer-po de hasta nueve metros entre la hojarasca del suelo del bosque tropical asiático.
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SECRETOS DE LOS REPTILES
92
porcentaje de mortalidad, de otro modo,
existiría una progresión geométrica, con la
población aumentando explosivamente en
vez de mantenerse relativamente estable.
El apareo de los boidios es un tanto
complejo, desde el momento en que la
hembra libera las feromonas para atraer a
los machos, en algunas especies como
Epicrates cenchria, solo un macho de las
inmediaciones es atraído, el apareo se rea-
liza normalmente; en ocasiones estas ser-
pientes pueden competir por copular con
una hembra, en este caso los machos se
enlazan en un combate ritual, muy similar
en otras serpientes, donde se ve únicamen-
te el tamaño y fuerza del contrincante sin
llegar a ataques mayores.
El caso de las anacondas Eunectes
murinus, la hembra no logra atraer a un
solo macho, si no a decenas, los que se
entrelazan en una bola de apareo, donde
solo uno de ellos logrará fertilizar a la
hembra, si bien son varias decenas de ma-
chos, el que logre aparearse con la hembra
(hasta cinco veces más grande ), no siem-
pre es tan afortunado de que sus genes pre-
valezcan, otros machos, pueden literal-
mente lavar el semen de un macho rival
con el suyo propio, acabando las posibili-
dades del macho anterior para perpetuar
sus genes.
En cuanto al tamaño, los boidios
presentan una gama que va desde serpien-
tes de apenas 1,5 metros, como el género
Corallus, hasta gigantes como Eunectes
murinus y Pythos reticulatus de hasta seis
metros de longitud, en el caso de la ana-
conda verde, llega a pesar hasta 500 Kilo-
gramos.
La alimentación de los boidios se
basa en animales relativamente grandes,
desde aves, hasta grandes mamíferos como
los capibaras, el mayor roedor que se co-
noce; dependiendo si se alimentan de
mamíferos ó aves, los boidios presentan
hábitos arborícolas ó terrestres, a pesar de
que pueden estar en ambos hábitats, pre-
fieren siempre uno que les proporcione
presas frecuentemente.
Las serpientes boidias arborícolas,
tales como Corallus caninus se alimentan
principalmente de aves, para lo cual han
desarrollado dientes largos, muy filosos
para atravesar la capa de plumas, otras co-
mo Eunectes murinus y E. noteus se ali-
mentan activamente en los espejos de agua
del bosque tropical, donde capturan inclu-
so caimanes, lográndolos matar por cons-
tricción, al igual que los capibaras, que en
ocasiones, pueden lacerar gravemente a la
serpiente, y muy raras veces, causándole la
muerte.
Los boidios de menor tamaño, como
Boa constrictor, se conforman con espe-
cies de menor tamaño, tales como reodo-
res, didelfimorfios, y a veces, aves, que
capturan en las ramas de los árboles ó en
el suelo del bosque.
La adaptación de las estructuras sen-
soriales en la cabeza de los boidios revela,
en cierta forma, el hábitat preferido por
éstos, si bien la mayoría presenta los ojos
y los orificios nasales a los lados de la ca-
beza, especies como Eunectes murinus, y
las otras dos especies del género, presen-
tan los ojos y orificios nasales en el tope
de la cabeza, alineados con el nivel del
agua, lo que les permite detectar eficaz-
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Fig. 86.– Una Boa constrictor constrictos de 2 metros de largo, esperando que un pequeño roedor pase cerca para capturarlo.
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mente a su presa sin ser descubierta en el
acto hasta que es el instante mismo del
ataque.
Existe una radiación adaptativa en
cuanto a la especie Boa constrictor, con un
total de once subespecies conocidas hasta
la fecha, si bien la sub-especie Boa cons-
trictor constrictor es la más conocida, en
Perú existen otras dos subespecies, ambas
en peligro de extinción, la primera es la
Boa constrictor ortonii, que se distribuye
en el Bosque seco Ecuatorial, entre los de-
partamentos de tumbes y Piura, es conoci-
da localmente como “Macanche”, como
otras especies de boas, es más arborícola
que terrestre, en este caso soportando ex-
tensos periodos de sequedad, que matarían
a otra subespecie, la tercera es la Boa
constrictor longicauda, que habita en el
bosque montano, entre los departamentos
de Amazonas y Cajamarca, igualmente, se
encuentra en peligro de extinción, pero en
contraparte con B. c. ortonii, habita en un
bosque lluvioso, donde la posibilidad de
resecarse es muy lejana.
Durante mucho tiempo el comercio
ilegal de animales exóticos ha propiciado
la captura indiscriminada de estas dóciles
serpientes, alterando su comportamiento, y
tornándolas cada vez más agresivas por
causas principalmente debidas al estrés y
las malas condiciones en que las mantie-
nen en espera de un posible comprador, y
éste es uno de los dos principales proble-
mas por el cual estas raras especies de boi-
dios, a veces terminan como “mascotas”,
otras como animales de consumo humano
en restaurantes chinos, donde la demanda
y el precio es mayor.
Pero no son los únicos problemas
que atraviesan los boidios, la perdida del
hábitat por la constante tala de los bosque
para abrir campos de cultivo y la explota-
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 87.– Una de las sub-especies más raras de boas, la Boa costrictor ortonii, propia del norte del Perú, únicamente habita en el bosque seco ecuatorial del pacífico.
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ción maderera, están haciendo decrecer las
poblaciones naturales de boas y anacon-
das, todo esto, sumado al calentamiento
global, decidirá el futuro, nada promete-
dor, para este grupo de serpientes.
Serpientes Antropófagas
Muchas veces se escuchan historias
aterradoras sobre serpientes gigantes que
devoran humanos, a pesar de las creencias
populares que, normalmente tergiversan
los hechos, la probabilidad de que alguien
sea devorado por una serpiente tal como
una Pitón o una Anaconda, dista de la fic-
ción, todo radica en el tamaño de la ser-
piente y su víctima.
Que una boa de un metro pueda ma-
tar a un humano, es muy posible, es nece-
sario sólo una presión de 2 minutos, dete-
niendo la irrigación de sangre al cerebro, y
acumulando los fluidos en la cabeza para
matar a un humano efectivamente, pero
que pueda engullir a una persona, deben
de darse ciertas condiciones, de otro modo
sería imposible que una serpiente pueda
devorar a un humano.
1. La serpiente debe tomar de la cabeza
a la víctima.
2. La víctima debe quedar de costado,
sobre uno de sus brazos
3. La serpiente debe superar los 5 me-
tros.
Con estas condiciones es muy proba-
ble que la serpiente llegue a devorar a un
humano adulto, pero, si sólo una no se
cumple, sería imposible que el reptil engu-
lla a un humano.
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Fig. 88.– La Boa constrictor ortonii, buscando con su lengua bífida, el olor de una presa; hasta una serpiente constrictora como ésta de metro y medio, puede matar fácilmente a un hombre si se lo propone, a pesar de ser de carácter dócil.
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Hasta la fecha, sólo se han registrado
ataques, mas no que alguien haya sido de-
vorado por un boidio silvestre, sólo en In-
donesia se registró que una Python reticu-
latus, intentó devorar a un hombre, es el
único registro fotográfico del hecho, cosa
que, por suerte no ha ocurrido aún en el
Perú.
CURIOSIDADES DE LOS REPTILES
La Evolución en Acción
Una de las serpientes venenosas más
conocidas y distinguibles es la cascabel
(Crotalus), que se distribuye desde Norte-
américa, hasta la cadena montañosa de los
Andes, es la que más fascinación y acci-
dentes causa en ambas partes del continen-
te, su distintivo “cascabel”, una serie de
escamas gruesas, y sueltas al final de la
cola producen ese característico sonido
que tan fácilmente asociamos con este
género.
Pero, en verdad, ¿Para qué sirve esta
adaptación?; le evolución dotó a esta ser-
piente, por sucesivas mutaciones y selec-
ción natural de este sistema de alarma, una
serpiente de 2 metros, no puede devorar a
animales tan grandes como un puma ó in-
cluso un humano, y no desean desperdiciar
su veneno con un animal que no pueden
comer, por lo que las serpientes de casca-
bel han desarrollado éste sistema de alar-
ma ante los animales grandes, cuando ace-
cha a su presa, el cascabel está en comple-
to silencio para no delatar al predador. Por
otra parte, el hombre, con su injustificado
afán por deshacerse de los animales que
no le convienen ó que considera peligro-
sos, hace más de tres décadas, empezó a
matar deliberadamente a las serpientes de
cascabel, pero éstas empezaron a evolucio-
nar de forma distinta; se volvieron más
silenciosas, y letales a la vez, antes, una
serpiente cascabel advertía de su presencia
a cualquier posible predador, ahora, ya que
el hombre prefiere matas a las más ruido-
sas, empezaron a desarrollarse primero,
cascabeles reducidos, y posteriormente, un
pequeño muñón donde debería estar el
cascabel, en estos casos, éstas serpientes
son completamente silenciosas, por lo que
no tiene posibilidad de advertir a sus ata-
cantes de su presencia, y su única posibili-
dad de sobrevivir es un ataque inminente.
Muy a parte de este caso, otras es-
pecies de serpientes vipéridas han
“copiado “ ésta actitud, casitodas las espe-
cies del género Bothrops hacen vibrar la
cola contra la hojarasca (como explicamos
anteriormente) de tal modo de hacer notar
su presencia, al carecer de cascabel, éstas
serpientes presentan las últimas escamas
mucho más engrosadas, pero no formando
un cascabel, a pesar de producir el mismo
sonido con la ayuda de las hojas secas, es
muy probable que ésta actitud fuese el de-
tonante de la evolución de las serpientes
de cascabel con su distintivo.
Para sobrevivir, ciertas especies de
reptiles desarrollaron estructuras y com-
portamientos bizarros, quizá el acto más
impresionante que puede hacer un reptil,
es el de “Volar”, si bien solo los Petrosau-
ria fueron los únicos reptiles voladores,
actualmente una especie de saurio y unas
tres de serpientes han desarrollado una for-
ma de planeo controlado, bastante eficaz
para huir de sus depredadores o para per-
seguir a sus presas, se trata del Draco vo-
lans el dragón volador y las serpientes del
género Chrysopelea, si bien no vuelan,
han adaptado su estructura corporal para
asegurar un planeo sostenido y dirigido a
voluntad, con las limitaciones de la técni-
ca; en el caso de los saurios Draco volans,
las costillas a partir del cuarto par, se han
desarrollado de tal forma que tensan un
pliegue de piel elástica, formando los pla-
nos de sustentación, con una forma aero-
dinámica que les permite aprovechar el
movimiento horizontal, para la estabilidad,
usan la cola como giroscopio, al aterrizar
en una rama, las patas actúan como efecti-
vos amortiguadores evitando un choque
directo; el caso de las serpientes voladoras
SECRETOS DE LOS REPTILES
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del género Chrysopelea, que tratamos an-
teriormente, es en cierta forma similar, al
igual que Draco volans, la Chrysopelea
extiende sus costillas lateralmente para
formar los planos de sustentación, dada su
forma alargada, no presenta mucha manio-
brabilidad, por lo que debe serpentear en
vuelo para mantener la estabilidad, al care-
cer de extremidades, el aterrizaje no es
fácil, normalmente cae de vientre sobre las
ramas, en forma muy distinta al lagarto,
esta convergencia adaptativa entre preda-
dor y presa, nos hacen evidenciar que la
evolución, no es un proceso ciego, las es-
pecies la hacen dependiendo de sus reque-
rimientos tanto de función como de nece-
sidad.
Estos comportamientos especiales en
los reptiles, nos evidencian nuevamente
que la evolución es constante, estando en
un equilibrio permanente, sin que ninguno
tenga una ventaja sustancial, tomemos
otros casos para comprenderlos distintos
procesos evolutivos en cuanto al compor-
tamiento de los reptiles.
Otras especies como Phrynosoma,
has desarrollado una estrategia anti-
predatoria bastante extraña, la de lanzar
sangre a algún posible atacante, especial-
mente si se trata de un cánido como Canis
latrans o Canis lupus familiaris.
La primera defensa del Phrynosoma
o Iguana Cornuda, es la de camuflarse, las
espinas que demarcan su silueta le ayudan
a desdibujarla cuando se encuentra entre
las piedras, una de las especies presentan
incluso una línea clara en el plano sagital,
simulando una brizna de hierba; si en caso
un predador se acerca, el saurio se que da
completamente quieto, confiando que la
forma y diseños de su cuerpo, evitará ser
notado; pero, si el predador detecta al rep-
til, este emprende una corta huida, y se
detiene en seco, en ese momento, si el ca-
nido sigue acosándolo, llena una cámara
palpebral con sangre, cerrando válvulas
internas, haciendo aumentar la presión, de
repente, un esfínter en el párpado se abre,
y el animal presiona los músculos orbicu-
lares de tal manera de que salga un chorro
de sangre de hasta 1,5 metros de distancia,
la sangre de estas especies de lagartos es
desagradable para los cánidos, lo que su-
pone que ambos, lagartos y cánidos, han
evolucionado simultáneamente, adquirien-
do métodos como romper las defensas en
los cánidos y como impedirlo en los sau-
rios.
A veces la selección natural actúa en
beneficio de ciertas especies que por cier-
tas razones no han desarrollado buenos
sistemas activos de defensa, un caso cono-
cido es se las serpientes coralillo y de las
serpientes colúbridas, similares a las cora-
les, del género Oxirhopus. Éstas serpien-
tes, las coralillo, son letales, por lo que su
coloración aposemática advierte su toxici-
dad como hemos comentado anteriormen-
te, algunas serpientes inofensivas han ad-
quirido la coloración de la serpiente coral,
si bien, no siempre es una “copia perfec-
ta” , las falsas corales presentan un patrón
de coloración similar que las confunde con
sus contrapartes venenosas, uno de los
ejemplos menos notorios, es de una peque-
ña serpiente caracolera, que adoptó un
patrón de coloración semejante a las cora-
les, la Dipsas catesbyi, si bien, no se ase-
meja completamente a una coral, el con-
traste de rojizo, negro y blanco, puede ad-
vertir de una supuesta toxicidad; otras es-
pecies, como el género Oxirhopus han sa-
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Fig. 89.– Una serpiente caracolera Dipsas catesbyi mos-trando su coloración aposemática.
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cado provecho de su semejanza con las
serpientes coral, a pesar de también ser
venenosas, las Oxyrhopus presentan col-
millos posteriores, lo que dificulta que in-
yecte el veneno en la primera mordida,
pero a su vez su veneno es un tanto neu-
rotóxico y proteolítico, en mayor o menor
magnitud dependiendo la especie, además
de que algunas, a pesar de tener un veneno
débil, no presentan esa coloración típica
de las falsas corales, un caso particular es
el de la serpiente costera Oxyrhopus fitzin-
geri, que, a pesar de pertenecer a un géne-
ro, cuyos integrantes presentan una colora-
ción vívida a base de franjas transversales,
presenta un diseño que dista del patrón
típico del grupo, esto es un misterio evolu-
tivo; ya que, si el género Oxyrhopus ha
evolucionado de tal forma que sus repre-
sentantes presentan una coloración similar
al género Micrurus, ¿Por qué Oxyrhopus
fitzingeri ha adoptado un patrón completa-
mente distinto?; quizá haya cambiado la
utilización de la coloración aposemática
por un camuflaje, un tanto rudimentario,
para desaparecer entre las hojas de su
hábitat, la respuesta nos elude aún, pero
cabe señalar que la estrategia le ha servido
a esta serpiente para vencer a la selección
natural.
Un truco usado por algunos reptiles
es simplemente “Hacerse el Muerto”, de-
bido a los hábitos alimenticios de muchos
predadores no necrófagos, algunas espe-
cies como la serpiente Heterodon, hacen
una actuación magistral de éste acto, si
una serpiente Heterodon conocida como
hocico de cerdo se siente amenazada, fin-
ge su propia muerte; primero se retuerce
en agonía, sacando la lengua como si el
predador le huiese infringido una herida
mortal, luego de retorcerse por unos minu-
tos, se echa despaldas, abriendo la boca,
sacando la lengua y emitiendo un olor
pútrido, simulando un ejemplar muerto
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 90.– Una de las especies del género Oxyrhopus, en esta caso una O. fitzingeri, típica del desierto costero, una serpiente venenosa, no letal, pero significativamente dósil.
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hace días, lo que desalienta al predador,
luego cuando todo ha pasado se endereza
y vuelve a sus actividades normales, la
imitación es tan compleja, que incluso
cuando se la coge en ese estado y se la de-
ja caer, actúa como un animal inerte, si
reacción alguna; es posible que este acto
de simulación se haya perfeccionado des-
de las primeras serpientes, dada la perfec-
ción y complejidad del la conducta defen-
siva.
Este comportamiento lo realiza in-
cluso momentos después de la eclosión, lo
que revela que este comportamiento es
instintivo, y no adquirido como se pensar-
ía.
Uno de los actos de advertencia más
impactantes que se conocen es el que pre-
senta la serpiente liana amarilla Oxybelis
aeneus, ésta serpiente de hasta tres metros,
pero muy delgada, al verse sorprendida,
enfrenta al atacante, con la boca bien
abierta, mostrando su interior de un violeta
intenso, ésta serpiente venenosa no letal,
puede provocar intoxicaciones severas si
no se trata a tiempo.
Un caso similar, es el del lagarto
australiano Tiliqua scincoides, el Escinco
de lengua azul, como lo llaman; su nombre
evidencia su característica más resaltante
que, por cierto, es su medio de adverten-
cia. Tiliqua scincoides, al ser molestado,
saca repetidamente su lengua, de color
azul intenso, lo que para un depredador, es
algo inusual, dado a que podría representar
toxicidad ó enfermedad, haciendo que el
posible atacante se vaya desconcertado por
la actitud del lagarto, ésta especie por lo
general, es dócil con los humanos, evitan-
do morder al ser cogida, pero siempre ad-
virtiendo amenazantemente con su lengua
azul si no se siente cómodo al manipular-
lo.
Muchas veces, el tipo de dieta de un
reptil, decide la forma de su cuerpo, una
Eunectes murinus necesita un cuerpo mus-
culoso para aniquilar a su presa, pero, una
serpiente que se alimenta de caracoles co-
mo la Imantodes cenchoa, necesita ser ágil
para desplazares por las ramas más finas
en busca de su lenta presa, la evolución
produjo esta serpiente de hábitos noctur-
nos, sus ojos, extraordinariamente sensi-
bles, sobresalen de la cabeza, dándole un
aspecto un tanto extraño, además de pro-
porcionarle visión binocular, perfecta para
juzgar distancias en las caóticas copas de
los árboles.
A diferencia de otras serpientes ma-
lacófagas, la Imabtodes cenchoa, es bas-
tante delgada, lo suficiente como para pa-
sar por las ramas más delgadas sin abatir-
las, pero, al igual que otras serpientes ca-
racoleras, la Imantodes cenchoa debe de
extraer el cuerpo del caracol de su capa-
razón, como ya hemos visto anteriormente
con Sibynomorphus oneilli, esto presume
un gran esfuerzo por parte del animal; los
caracoles poseen un fuerte músculo que
los adhiere a la concha, el columnelar, fi-
jado directamente a la columnela, para
romper ésta fijación es necesario despren-
der éste músculo, o hacer que el animal
muera, con lo que igualmente se despren-
de, se ha observado a Sibynomorphus
oneilli desangrando a un caracol de jardín
Helix aspersa (especie exótica), con lo que
le fue más fácil desprenderlo del capa-
razón, por otro lado, se han hecho obser-
vaciones de ésta misma especie extrayen-
do vivo otro caracol similar, las técnicas
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Fig. 91.– Un escinco de lengua azul, el Tiliqua scincoi-des, mostrando la característica lengua que le dio su nombre, como medio defensivo.
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Fig. 92.– LA EXTRAORDINARIA FINESA de la serpiente arbórea Imantodes cenchoa le ayuda a escu-rrirse pos las ramas más delgadas de los árboles en cusca de caracoles, su única presa.
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usadas para la extracción del cuerpo del
caracol de su caparazón, aún no se entien-
den plenamente, por lo que es tema de
acalorada discusión.
Quizá, una de las adaptaciones más
interesantes en cuanto a los reptiles esca-
mosos, es la presencia de manchas ocula-
res u ocelos, algunos lagartos como el ge-
ko Gonatodes humeralis, del bosque neo-
tropical, pretenden simular los ojos de un
animal mayor, este caso, extraño en los
reptiles, es muy común en ciertos insector
como las mariposas, con el extraordinario
caso de la “mariposa búho” Caligo sp, que
ha dado un toque de realismo a estas man-
chas.
Sin embargo, este tipo de adaptacio-
nes antidepredatorias, son la excepción a
la regla, ya que los reptiles en general,
ofrecen otras técnicas de evitar los posi-
bles enemigos.
Poblaciones de Reptiles
La mayor parte de los reptiles son
solitarios, evitando el contacto con ejem-
plares de su mismo sexo, pero en ocasio-
nes, es imposible que una hembra de una
especie, se encuentre con un macho en su
población; a veces, esto se debe a que sólo
existen hembras en ciertas poblaciones de
reptiles, ciertas especies de Téjidos han
suprimido completamente a los machos,
siendo poblaciones conformadas única-
mente por hembras que son capaces de
reproducirse solas.
Existen riesgos y ventajas en cuanto
a este tipo de reproducción, la ventaja es
que, para las hembras, no son necesarios
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Fig. 93.– Las manchas oscuras, en cada hombro de éste Gonatodes humeralis, son persibidas por otros animales, como los ojos de un depredador mayor, dando el mismo efecto de una mariposa tropical del género Caligo, con ojos falsos muy con-vincentes..
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los machos y si por accidente, una queda
varada en un hábitat donde no viven lagar-
tijas, ésta puede formar su propia pobla-
ción a partir de un solo individuo, con un
proceso denominado paternogénesis
(clonación natural), todos los individuos
de esa población, poseerán el mismo códi-
go genético; entonces, la variedad genética
sería escasa o nula, en el mejor de los ca-
sos.
A pesar de esta ventaja, las hembras
aún deben recurrir a una conducta de cor-
tejo, donde se decide quién cumple el pa-
pel de macho, y cual el de hembra, ya que
éstas lagartijas necesitan cierta estimula-
ción para poder reproducirse.
Esto conlleva a problemas serios en
cuanto a la perpetuación de la especie, ya
que si en algún momento de la historia de
ésta población; si en cierto momento, una
enfermedad logra vencer las barreras in-
munológicas, la adaptación de la pobla-
ción es demasiado lenta para compensar
la mortalidad causada por dicha enferme-
dad debido a la falta de diversidad genéti-
ca, y dicha población queda condenada a
desaparecer.
Por otro lado, una población normal,
con una buena carga genética, puede so-
portar eficazmente el ataque de cualquier
enfermedad, puesto que sólo aquellos
ejemplares con cierta debilidad al agente
perecerán, mientras el resto de la pobla-
ción, puede mezclar sus genes para contra-
rrestar el efecto de la enfermedad
El problema de la endogamia se in-
crementa, cuando toda la población de ani-
males, se restringe a unos pocos grupos
familiares, ocasionando los problemas que
hemos explicado anteriormente, desgracia-
damente, el hombre, en su incontrolable
afán por obtener tierras habitables y de
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 94.– Poblaciones aisladas de ciertas especies de lagartijas como este geko Phyllodactylus angustidigitus, atentan contra la supervivencia de la especie, a pesar que el aislamiento favorece la diversidad.
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cultivo, restringe las poblaciones de cier-
tos reptiles, lo que limita la diversidad
genética, favoreciendo, en parte, la subes-
pecificación, y el riesgo de que alguna en-
fermedad pueda incidir dramáticamente
con dicha población, uno de los casos más
preocupantes es el del Crocodylus acutus,
el cocodrilo americano que , en Perú, se lo
ha desplazado hasta ocupar apenas el área
del río Tumbes, otras poblaciones están
más esparcidas por Centro América y par-
te de Norte América.
Las poblaciones peruanas del coco-
drilo americano (Cocodrilo de Tumbes)
Crocodylus acutus, presentan malforma-
ciones que perjudican sus actividades ali-
menticias normales, en los años 1990, se
encontraron cocodrilos juveniles con ex-
trañas malformaciones de las mandíbulas,
lo que dificultaba la caza de alimentos, lo
que agrava la situación de especie en peli-
gro crítico, luego de su baja tasa de repro-
ducción por no tener suficientes ejempla-
res, condena a esta población a desapare-
cer en un futuro no muy lejano si no se
hace algo a tiempo.
En cambio, existen incógnitas a cer-
ca de las poblaciones de ciertas especies
de reptiles, algunas serpientes, como Siby-
nomorphus oneilli, o la especie limeña Si-
bynomorphus williamsi, sólo se las han
registrado en ciertos puntos, a veces, aisla-
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Fig. 95.– La serpiente caracolera Sibynomorphus oneilli, posee una zona de distribución bastante caótica, lo que pone en duda a si son poblaciones con sub-
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dos por varias decenas de kilómetros, pero
¿Son poblaciones distintas, o no?, es la
pregunta que todos los involucrados en el
tema tienen a cerca de los lugares de regis-
tro de estas especies, con extensas exten-
siones de territorio donde aún no se ha re-
gistrado ejemplar alguno, existe un caso
de Sibynomorphus cf oneilli, donde se en-
contró un ejemplar dentro del estómago de
una Micrurus lemniscatus, (Peters, 2007),
con lo que no se supo a ciencia cierta, de
dónde había obtenido a la serpiente cara-
colera.
Un caso similar se produjo con Siby-
nomorphus vagus, donde otro ejemplar de
Micrurus lemniscatus contenía otra ser-
piente caracolera, pero ésta vez, mucho
más cerca de su zona de distribución.
Por alguna razón, estas poblaciones
no sufren los problemas relacionados con
la endogamia, posiblemente se trate de que
estos individuos se desplacen largas dis-
tancias para conseguir alimento y compa-
ñeros, lo cual explicaría por que estas es-
pecies, de distribución tan caótica se en-
cuentran con material genético viable, con
lo que las enfermedades que los individuos
padezcan, pueden ser controladas por el
mismo intercambio genético de la fecun-
dación cruzada, evitando a sus congéneres
más cercanos por estar dispersos en el me-
dio.
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especies distintas, o son poblaciones de una sola especie separadas por decenas de kilómetros.
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El Acto de Desaparecer
Al igual que otras criaturas, los rep-
tiles tienen que ingeniárselas para capturar
a su presa ó evitar serla, algunos reptiles
han desarrollado comportamientos y colo-
raciones que los disimulan eficazmente, a
veces en las especies más conocidas, otras
en reptiles tan extraños que parecerían es-
tar salidos de una novela de ciencia fic-
ción.
Entre los reptiles conocidos que han
desarrollado un mimetismo considerable,
están las Boa constrictor, todas sus once
subespecies presentan un patrón de colora-
ción similar, incluso, éste patrón ha sido
adoptado por otras especies tales como
Bitis gabonica y varias especies del género
Python, un dibujo similar a una hoja seca
reposando en la cabeza del animal, sus
marcas bien contrastadas, amarillo y
marrón, desdibujan su contorno, mezclán-
dolo con el fondo de hojarasca, o en el ca-
so de las boas, simulan una pila de hojas
en la oquedad de las ramas, lo que favore-
ce que las presas sean casi incapaces de
identificar al predador, de una pila de
hojas.
El dibujo que simula una hoja de las
boas y ciertas víboras, es un ejemplo de
convergencia evolutiva, ya que son dos
familias distintas, con distintas adaptacio-
nes, con una sutil característica que ayuda
a confundir a sus presas, poniéndolas más
al alcance de un ataque certero.
A diferencia de las serpientes que
deben esperar inmóviles durante días hasta
ubicar una posible presa, en cambio, las
tortugas fluviales como las “Mata-Mata”,
la Chelus fimbriatus, presentan flecos, con
los que disimulan la silueta del animal co-
mo hemos visto con otras especies como
en Phrynosoma, este perfil disparejo ocul-
ta eficazmente a la tyortuga, permitiendo
que los peces se acerquen hasta la distan-
cia de ataque, pero, en el caso de la tortuga
“Mata-Mata”, la gran extensión del cuello,
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 96.– CON UNA MIRADA PENETRANTE, una Jergón de costa, Bothrops pictus, espera algún roedor que pase cerca para atraparlo, a diferencia de otras serpientes, los viperidos presentan una
coloración críptica que los confunde eficazmente con su reseco entorno.
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permite una gran succión, la tortuga abre
la boca y expande el cuello, en una frac-
ción de segundo, lo que hace que una gran
cantidad de agua lleve consigo a la presa,
siéndole imposible escapar.
Las lagartijas tampoco son ajenas a
éste tema, los gekos de diferentes especies,
como el Thecadactylus rapicauda sudame-
ricano, o el Uroplatus fimbriatus, Asiático,
han aprovechado el acto de desaparecer de
una manera formidable.
En el caso de Thecadactylus rapi-
cauda, su críptica coloración veteada, con
franjas y manchas claras, lo confunde efi-
cazmente ante sus presas, las hormigas y
otros insectos, estos gekos desaparecen
casi completamente, al igual que el Uro-
platus fimbriatus, su contorno es desdibu-
jado por la forma en que se adhiere a las
superficies, como ya explicamos anterior-
mente, las lamelasestán bien desarrolladas,
al adherirse a la superficie como el tronco
de un árbol, el animal pega sus patas a los
lados del cuerpo, formando un perfil rugo-
so que oculta su silueta, a pesar de medir
hasta 25 cm de longitud, bastante grande
para una lagartija gekónida, esto le ayuda
a desaparecer eficazmente para no conver-
tirse en presa de otros predadores tales co-
mo aves y serpientes, y a veces, otros la-
gartos.
Pero, ¿Qué pasaría si se encontrara
con una superficie artificial?, según sea el
caso el animal se puede oscurecer ó pali-
decer hasta ajustarse al a coloración ambi-
gua para él.
Una prueba simple, es colocar a uno
de éstos grandes gekos sobre una pared
blanca; el animal, va a intentar imitar la
pálida coloración de la pared, un fondo
inusual sin detalles ni textura caótica como
su hábitat, en este caso, el animal empali-
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Fig. 97.– Una tortuga “Mata-Mata” Chelus fimbriatus, fuera del agua, muestra sus largo cuello con esos extraños colgajos que la desdibujan y confunden ante sus presas.
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dece, de tal forma de volverse literalmente
transparente, pero algunas marcas oscuras
prevalecen, prueba de que no toda la colo-
ración puede ser controlada por el animal,
solo algunas características con las que ha
evolucionado, al colocarlo en un medio
artificial, simplemente no se puede adap-
tar. En algunos casos, la transparencia de
la piel hace posible vislumbrar algunas
estructuras internas, si es una hembra, es
posible observar uno a los don huevos que
puede depositar como máximo, además de
algunos órganos que se evidencian al pali-
decer la piel.
Además de éstas especies de lagarti-
jas, existe una, que su nombre verdadera-
mente significa camuflaje, los camaleones.
En la región neotropical, existen un
grupo de Polichrótidos llamados
“Camaleones Sudamericanos”, que como
ya explicamos anteriormente difieren en
varios aspectos con los verdaderos cama-
leones de Madagascar; éstos saurios del
género Polychrus, poseen un perfil mas
bien alto, y una coloración verde intensa,
con numerosas marcas que, al igual que en
las especies anteriores, desdibujan el con-
torno del animal; al poseer ojos pequeños,
los disimula mejor entre el follaje, además
pueden cambiar de color, adaptándose a
las tonalidades de su hábitat, pero no pue-
den ejecutar grandes y radilcales cambios
de color como los camaleones genuinos.
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 98.– Éste Tecadactylus rapicauda, mestra el cambio drástico en la tonalidad de su coloración al estar sobre una rama, a la izquierda, y sobre una pared blanca, a la derecha..
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Fig. 99.– Observando el vientre de ésta hembra de geko, se evidencia claramente una mancha blanca, al lado dere-cho de su abdomen, es un huevo que está por ser deposi-tado entre la hojarasca.
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La Renovación
Como todos los animales, los repti-
les tienen un crecimiento continuo, muy
rápido y constante al principio, ralentizán-
dose conforme envejecen; ya que su piel
no es elástica, los reptiles presentan lo que
se denomina la Muda de Piel, un proceso
que incluso en otras clases de vertebrados
se da, pero con las distintivas adaptaciones
al medio.
Dependiendo del tipo de reptil, sea
Quelonio, Eusiquio ó Reptiliano, el tipo de
muda difiere por el tegumento del animal,
pudiendo ser entera, por partes, o incluso
por placas pequeñas, dependiendo sea el
caso.
El proceso de muda en los escamo-
sos empieza en la dermis, donde el estrato
germinativo produce una capa de células
queratinizadas que se acumula formando
la superficie de la escama que retiene la
humedad, o la deja pasar parcialmente,
dependiendo de la actividad metabólica
del animal, este proceso, que se realiza en
etapas, puede acelerar o retardar la muda,
lo que determina el crecimiento del ani-
mal.
Una vez que este proceso finaliza, se
forma una capa oleosa entre la piel muerta
y la nueva piel en formación, lo que le da
un aspecto pálido, además, en las especies
con rodaballo, la visión se reduce al míni-
mo; posteriormente, ésta sustancia se acla-
ra, lo que libera la piel vieja de la muerta.
En el caso de las serpientes, el pro-
ceso de cambio empieza al restregarse
contra las superficies ásperas, lo que sepa-
ra la piel vieja, primero de los labios infe-
riores, luego de los superiores, lo que cau-
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Fig. 100.– Los ojos lechosos de ésta serpiente Phyllodryas tachymenoides revelan la proximidad de la muda de piel, en el caso de las serpientes, la muda es total y de una sola vez.
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sa que empiece a desfundarse tal como un
calcetín, dada da forma de las serpientes,
es relativamente sencillo deslizarse fuera
de la piel vieja.
Los saurios, por otro lado tienen el
problema de las extremidades, que dificul-
tan la muda; normalmente ésta se realiza
en secciones, cabeza, porción anterior del
cuerpo, porción posterior y cola; pero en
algunos casos como los Scincidae, la mu-
da es completa, similar a la de las serpien-
tes, como es el caso del género Proctopo-
rus, otras especies de lagartijas mudan de
forma normal, por las zonas ya menciona-
das.
El caso de los quelonios es un tanto
complejo, ya que se desprenden secciones
de piel suave, la que normalmente es co-
mida por los peces, y además, la capa ex-
terna de los escudos córneos.
Los Eusuquios son menos evidentes
al momento de mudar, las delgadas capas
que mudan son rápidamente consumidas
por los peces u otros organismos acuáti-
cos, lo que evita que dejen evidencias co-
mo en los casos anteriores.
La Muda no es típica de los reptiles,
pero es la clave de su éxito en tierra firme,
su piel casi impermeable.
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 101.– Un poco malhumorada por el flash de la cámara, ésta Pseustes sulphureus, se pone en posición defensiva tras la muda de piel, la vieja piel yace bajo la serpiente, como mudo testigo de su crecimiento.
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Fig. 102.– Un Proctoporus en plena muda, en este caso, es uno de los pocos que una lagartija muda de forma completa, y no en porciones como es lo normal
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Una Cuestión de Alimentación
Los reptiles, por lo general, son cla-
sificados según su alimentación, si se ali-
mentan de mamíferos y aves, se los consi-
dera carnívoros, si se alimentan de peces,
ictiófagos, si se alimentan de plantas, fitó-
fagos; pero, el tipo de alimentación vería
según la especie, algunos, como la ser-
piente Sibynomorphus que vimos antes,
son especialistas, alimentándose de un so-
lo tipo de comida; al igual que éstas ser-
pientes, las Dracenas de la Guayana, son
enteramente malacófagas, es decir, se ali-
mentan exclusivamente de moluscos, co-
mo la serpiente Sibynomorphus, pero, a
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Fig. 103.– Un par de Dracenas de la Guayana, Dracaena guianensis, estos lagartos prefieren estar escondidos entre los camalotes, buscando caracoles, su
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diferencia de ésta, no extrae el animal de
su caparazón con delicadeza, mas bien,
aplasta el caparazón del caracol usando
sus poderosos dientes molares, a diferen-
cia que otros lagartos, las dracenas presen-
tan dos tipos de dientes, adelante, los inci-
sivos, les proporcionan puntas agudas con
las que rompen el caparazón de los caraco-
les, y los molares que aplastan el capa-
razón del molusco para llegar al conteni-
do, los grandes músculos mandibulares,
ayudan a realizar tal tarea que, si se la
compara con el largo proceso de sacar al
caracol de su caparazón como lo hace la
serpiente Sibynomorphus, es una técnica
relativamente tosca.
SECRETOS DE LOS REPTILES
única dieta, a veces se quedan tomando sol en las ramas de los árboles, ya que no son enteramente acuáticas.
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Otras especies son más especializa-
das; las especies de reptiles entomófagos,
son relativamente comunes, casi todas las
lagartijas se alimentan de insectos, pero un
representante australiano de la familia
Agamidae, el Moloch horridus, ha perfec-
cionado sus técnicas de captura de las es-
curridizas hormigas del desierto, su com-
pleta inmovilidad, y esas espinas gruesas y
agudas que recubren su cuerpo, además
del bolsillo adiposo, detrás de la cabeza,
impiden que las hormigas puedan atacar-
los eficazmente, pero, lo más sorprendente
es la forma con que bebe agua el Moloch
horridus, el solo hecho de poseer gruesas
escamas, forma pequeños surcos, por el
fenómeno de capilaridad, el agua del sue-
lo, donde se para el Moloch horridus, sube
hasta llegar a la boca donde es absorbida
sin la necesidad de agachar la cabeza y
dejar de estar alerta ante posibles enemi-
gos.
Un caso particular es la extraordina-
ria adaptación de las tortugas aligátor, las
Macrochlemys temminki, éstas han des-
arrollado primeramente, una coloración
que as disimula perfectamente con las pie-
dras del fondo de su hábitat, pero lo más
impresionante, es la lengua; exquisitamen-
te disimulada, como un pequeño gusano,
entre las filosas mandíbulas. Por lo gene-
ral, los peces no advierten la presencia de
la tortuga, escondida entre las ramas y pie-
dras, inesperadamente, la tortuga abre la
boca, mostrando un “inquieto gusano”, la
cernada está puesta, sólo tiene que esperar
que el pez se acerque lo suficiente; cuando
ya está en distancia de ataque, la tortuga
cierra sus mandíbulas, atrapando al des-
prevenido pez, en una trampa donde es
imposible salir.
Otra especie similar es la Tortuga
Chelydra serpentina, como la tortuga
aligátor, posee una coloración grisácea,
dejando que las algas le crezcan encima
para disimular mejor sobre el fondo, al
contrario que la especie anterior, la Chely-
dra simplemente espera que algún pez se
anime a pasar frente a ella sin verla, no
posee la lengua adaptada, pero, sus mandí-
bulas, fuertes y rápidas, evitan que la presa
escape una vez atrapada; si algún pez se
acerca distraídamente, la tortuga lo atra-
pará rápidamente con un veloz mordisco.
Algunas serpientes se especializan
en ciertos grupos de vertebrados, algunas
como Ophiophagus hanah, se alimentan
exclusivamente de serpientes del sudeste
asiático; otras como las Micrurus poseen
la misma dieta, pero en el continente ame-
ricano, alimentándose principalmente de
serpientes Leptotyphlopidae, Otras como
Alsophis elehgans, se alimentan exclusiva-
mente de saurios y serpientes pequeñas,
sabemos esto por un estudio hecho por el
Dr. Omar Pesantes, donde experimentó
con varios tipos de alimentos ofrecidos a
una Alsophis elegans elegans, donde re-
chazó todos, menos las lagartijas, además
de haberse encontrado tres especies de
saurios y una de serpiente en el estómago
de un ejemplar.
Los ejemplares en cautiverio de la
serpiente Alsophis elegans difieren en su
alimentación, aceptando neonatos de rato-
nes que, normalmente no aceptarían, estas
condiciones anormales, pueden estar alte-
rando, de cierta forma, el desarrollo de los
animales, pero, no existen pruebas que ve-
rifiquen o refuten este hecho, solo que es
un cambio completo el de alimentarse úni-
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Fig. 104.– Una serpiente Alsophis elegans, esta especie se alimenta en hábitat natural únicamente con reptiles, entre lagartijas y pequeñas serpientes.
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camente de reptiles, pasando a solamente
de mamíferos roedores, las implicancias
sobre el cambio de dieta se verán con el
tiempo.
El Enigma de La Isla
En 2009, hice un viaje de reconoci-
miento a la Isla San Lorenzo, frente al
puerto del Callao, en Lima, me comenta-
ban que las lagartijas que se observaban en
la isla, tenían algunas peculiaridades; al
observarlas detalladamente, primero, ten-
ían un comportamiento, aparentemente
menos temeroso con los humanos, dejando
que nos acercásemos hasta una corta dis-
tancia, en forma y coloración parecían un
tanto distintas, pero tenía mis dudas.
Pero existía un dato importante, la
isla había estado separada del continente,
por al menos 120 millones de años, tiempo
suficiente para que hubiese alguna variabi-
lidad en las poblaciones, principalmente
por aislamiento, si bien las lagartijas pue-
den nadar, no lo hacen en distancias tan
largas como desde el continente a la isla.
Éstos problemas se incrementan, ya
que la isla en su totalidad es desértica, con
pequeños parches de vegetación con pre-
dominancia de Tillandsia sp, la única agua
dulce que llega, es por medio de la nebli-
na, el resto del agua es salada, imbebible,
por lo que las lagartijas deben de encontrar
la forma de obtener el agua necesaria para
sus procesos metabólicos, esto lo hacen al
consumir sus presas, insectos que viven de
los restos de animales varados y de las po-
cas plantas de la isla que soportan tan
inhóspitas condiciones.
Además de éstas lagartijas, se han
reportado los gekos, lagartijas nocturnas,
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 105.– Una lagartija de la especie Microlophus peruvianus, esta especie se la encuentra tanto en el continente como en la Isla San Lorenzo; lo que supone una subespecificación por el tiempo en que han estado separadas de sus congéneres con-tinentales.
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de la especie Phyllodactylus microphyllus,
al igual que las lagartijas anteriores, éstos
gekos, no puedes atravesar con facilidad el
trecho de mar que separa a la isla del con-
tinente, por lo que se subespecificaron en
una variedad isleña.
Por lo menos dos especies de lagarti-
jas habitan la isla, si bien están aisladas, es
posible que haya cierta variabilidad gené-
tica que impida el deceso de la población,
pero, solo estudios más detallados pueden
vislumbrar las hipótesis volcadas a la su-
pervivencia de los reptiles de la isla.
Extraños en el Vecindario
Durante millones años, los animales
e han restringido a ciertas zonas vitales,
donde ciertamente, existe un equilibrio,
cada especie tiene sus formas de sobrevi-
vir y otras evitan el exceso de ejemplares
que produce la sobrepoblación y el agota-
miento de las reservas alimenticias y espa-
cio del hábitat en cuestión.
En la actualidad, el hombre, con sus
inexplicables comportamientos de despla-
zamientos sin un fin práctico; ha transpor-
tado a veces deliberadamente, otras ca-
sualmente, especies ajenas a ciertos eco-
sistemas, ocasionando problemas graves
en la ecología de las zonas afectadas, pro-
duciendo la disminución de especies
autóctonas.
Quizás el caso más documentado es
la irracional liberación de Pitones en los
pantanos de la Florida, Estados Unidos;
éstas serpientes, otrora mascotas, se han
convertido en un problema mayúsculo en
el área, devorando a las especies locales,
ni los aligátores se salvan de dicha amena-
za, las pitones acaban por devorarlos.
Por lo que las autoridades han pro-
gramado la erradicación de ésta especie
exótica invasora, que está diezmando las
poblaciones de animales locales, desde
aligátores, hasta aves y mamíferos autóc-
tonos, e incluso, animales domésticos, ta-
les como perros y gatos, y en contadas
ocasiones, se han reportado ataques a per-
sonas.
El Perú no es ajeno a este tipo de
invasiones, durante años, se han soltado
deliberadamente especies que son exóticas
para la zona, en el caso de los reptiles, por
suerte, no se han registrado casos como el
de Florida, pero las buenas condiciones
ambientales han favorecido a ciertas espe-
cies de surios.
Existe un caso, el de las Iguana
iguana, de Lima, que, probablemente, fue-
ron liberadas sin medir el impacto que
tendrían, por dueños aficionados a las
“Mascotas exóticas”, lo que no se sabía,
era qué pasaría si sobrevivía, finalmente lo
hicieron, y en varios distritos de la capital,
nada tropical, se ven decenas de Iguanas
verdes en los parques, incluso, los zoológi-
cos no aceptan a éstos animales por falta
de espacio, la verdad es que son tantos los
que habitan en los parques y a veces jardi-
nes que es posible que se convierta en un
problema grave con el paso del tiempo.
El caso de las iguanas es uno típico
cuando una “piadosa” actitud de parte del
hombre repercute de una forma inimagina-
da; pero existen otros casos menos comen-
tados, que en cierta forma pueden llegar a
ser graves si no se lleva a cabo un exhaus-
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Fig. 106.– Una Iguana iguana contemplando el Río Rimac, algo cada vez más común el encontrar a estos lagartos de clima tropical en una ciudad céntrica como Lima.
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tivo seguimiento de las poblaciones de
reptiles introducidos.
Otro caso es el de la lagartija deno-
minada Macropholidus ruthveni, cuyo
hábitat se encuentra en el Bosque Cachil,
en Cajamarca; pero numerosos autores ha
descrito esta especie viviendo en ciertas
zonas campestres de la sierra baja limeña,
donde se la encuentra bajo los troncos de
los árboles caídos; Cadle & Chuna, la re-
portaron como un caso particular de espe-
cie introducida, ya que su área de distribu-
ción es muy reducida, pero en los últimos
años se han registrado que es posible que
su distribución en Lima se esté expandien-
do; en 2008 se encontró una serpiente de
la especie Alsophis elegans elegans, juve-
nil, quien regurgitó la mitad posterior de
un Macropholidus ruthveni, en el distrito
de Chaclacayo, lejos de su única zona de
registro en el Club “El Bosque” de Chosi-
ca; es posible que un pequeño grupo haya
sido dejado por algún coleccionista, y se
haya adaptado a las condiciones artificia-
les del nuevo ambiente.
Es muy difícil poder establecer si un
reptil podrá o no establecerse eficazmente
en un ambiente extraño, de todas las espe-
cies de reptiles, parece que los considera-
dos introducidos, se adaptan eficazmente a
un medio extraño, especies como las igua-
nas, prosperan en condiciones que esperar-
íamos imposibles, pero nos viene la pre-
gunta, ¿Es posible que se reproduzcan en
tales condiciones?, la respuesta puede ser,
depende; depende mucho de la especie del
animal y de las condiciones ambientales
que encuentra en su estadía en el medio;
las iguanas, no se reproducen eficazmente
en las frías condiciones de Lima, pero
otras especies como la lagartija de Chacla-
cayo, Macropholidus ruthveni, se reprodu-
cen eficazmente en las condiciones encon-
tradas en su antiguamente reducido hábi-
tat.
Es muy probable que de alguna for-
ma, las especies introducidas puedan adap-
tarse tarde o temprano, ya que la adapta-
ción, como el complejo proceso de vica-
rianza operan para diseñar nuevas especies
a partir de las actuales, este lento proceso
de adaptación a un medio urbano se puede
observar en el sudeste Asiático, donde el
geko To-Kai, el Gekko gekko, se ha adap-
tado a la ciudad en su propio beneficio, si
bien no es una especie invasora, propia-
mente; los To-Kai, han migrado de los
bosques pluviales a las ciudades, ¿Por
qué?, por que en las ciudades encuentran
abundante alimento gracias a la mano del
hombre, pero cual; de todos los cambios
realizados por el hombre en sus ciudades,
el mayor, es la luz eléctrica, no solo por
ser el pináculo de la sociedad actual, los
gekos utilizan las luces artificiales en la
noche, como extrañas trampas que atraen a
los insectos desprevenidos, y evitan que se
escapen, a veces, cada casa posee su pro-
pia colonia de gekos, devorando tranquila-
mente los insectos atraídos por las luces.
Muy pocas veces los repriles se
adaptan a un ambiente tan extraño como
una ciudad, pero lo hacen en menor medi-
da que otros grupos de animales como las
aves mamíferos.
Si bien en algunas zonas, los reptiles
introducidos son un problema, es necesa-
rio saber como solucionarlo, ya que los
únicos responsables de la situación somos
nosotros, por introducir consiente o in-
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 107.– Una lagartija introducida el Macropholidus ruthveni, un pequeño Gymnophalmidae del bosque tropi-cal ha sido reportada en 1995 para las zonas altas de Lima..
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conscientemente animales ajenos, en un
hábitat determinado.
El Hombre y los Reptiles
Durante milenios, los humanos
hemos adorado y odiado a los reptiles,
hasta su nombre evoca aquella forma de
desplazarse, pero, en cierta manera esta-
mos ligados íntimamente a los reptiles,
querámoslo o no, en primer lugar, nosotros
mismos somos descendientes de reptiles
superiores, los pterápsidos, en los que la
evolución dotó con las primeras caracterís-
ticas previas a los mamíferos y aves.
Y segundo, los reptiles son esencia-
les, no solo para el mantenimiento adecua-
do de los ecosistemas, si no para que el
mismo Homo sapiens pueda subsistir.
Existen muchas creencias a cerca de
los reptiles, desde las absurdas, hasta las
que fomentan un fanatismo religioso, mu-
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Fig. 108.– Una Serpiente coral de la especie Micrurus tschudii, muchas veces encontradas en los campos de cultivo, sabiendo de su toxicidad, los hombres
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chas veces con el temor injustificado a
ciertas clases de reptiles como las serpien-
tes, han sido difamadas durante generacio-
nes, en particular por las creencias religio-
sas, con la clásica historia de Adán y Eva,
hay que recordar que los reptiles, por odia-
dos que sean son indispensables para un
equilibrio ecológico, y no tiene sentido
alguno odiarlos, solamente por que un li-
bro lo menciona; muchas otras veces, las
creencias populares están mucho más de
acuerdo con la realidad, en el Bosque plu-
vial del Amazonas, se conoce una víbora,
se la llama Shushupe, o Cascabel muda, y
es bastante temida por los pobladores, con
justa razón; ésta serpiente, denominada
por los herpetólogos como Lachesis muta,
es una serpiente verdaderamente irritable,
llegando a atacar si se la molesta demasia-
do, y su veneno es letal para el hombre,
pero uno de sus nombres revela su singu-
lar actitud al ser enfrentada, en apariencia
se asemeja a una serpiente de cascabel,
aunque mucho más grande, y al hacer vi-
SECRETOS DE LOS REPTILES
del campo la temen, y la evitan, aunque muchas veces la matan y en ocasiones terminan con una intoxicación grave.
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brar la cola, sobre la hojarasca simula la
actitud de una cascabel; su nombre cientí-
fico incluso advierte de su peligrosidad,
Karl von Linnaeus la denominó Lachesis,
el nombre de una de las tres diosas grie-
gas, las Pacas, Atropos, Lachesis y Croto,
éstas se encargaban de desenrollar, medir
y finalmente cortar el “hilo” que represen-
ta la vida, Lachesis, era la encargada de
medir el “hilo de la vida”; actualmente el
nombre local, “Shushupe”, causa temor a
quienes han visto con sus propios ojos
esta bella serpiente.
Pero nos viene una pregunta esen-
cial, ¿Por qué les tememos?, la respuesta
no es tan sencilla, durante millones de
años, los pequeños mamíferos que sobre-
vivieron a la extinción del final del cretá-
ceo, tuvieron que evitar hábilmente a los
reptiles remanentes, quizás, por eso es que
les tenemos cierto temor a los reptiles,
aunque muchas veces es injustificado.
La relación de nuestra especie con
los reptiles, ha sido un tanto turbulenta;
casi nunca fueron bienvenidos, al compar-
tir un mismo nicho ecológico con el hom-
bre, hubo una vez, cuando la caza de repti-
les, los Aligátores, diezmó sus poblaciones
hasta llevarlas al borde de la extinción; si
bien no fue por temor, la matanza fue a
base de una actividad muy humana: el co-
mercio; las codiciadas pieles de caimanes
y cocodrilos, aún son presa de las indus-
trias peleteras, que deshollan cientos y
cientos de animales para satisfacer el mer-
cado internacional. Si bien la peletería en
Norteamérica, está sostenida por la increí-
ble recuperación del Alligator misisipien-
sis de la extinción, usan poblaciones cauti-
vas autosustentadas para el negocio, para
muchos, inhumano de la peletería de repti-
les.
Las especies sudamericanas, no
están libres de este comercio, una de las
especies, el Melanosuchus niger, fue
igualmente llevado al borde de la extin-
ción, con la diferencia que hasta ahora, no
se recuperan sus poblaciones silvestres por
la constante caza por su piel y su carne, un
negocio muy lucrativo si se sabe como
realizarlo, pero poniendo en riesgo a una
especie; personalmente, me parece indig-
no.
Muchas veces, el primer contacto
real de un hombre y un reptil, se da por las
costumbres alimenticias de los poblados
amazónicos o costeros; la dieta de los po-
bladores involucra a numerosas especies,
entre tortugas caimanes y lagartijas.
Actualmente, gran cantidad de hue-
vos, especialmente de tortugas fluviales,
son consumidos en distintas poblaciones
del bosque Amazónico, lo que pone en
peligro la estabilidad de las poblaciones,
ya que, para ser consumidos, los poblado-
res extraen grandes cantidades de huevos,
no de un criadero, si no directamente de
los nidos naturales de tortugas como Po-
docnemys unifilis y la ya rara Podocnemys
expnsa. Pero o solo los huevos son consu-
midos, en ocasiones se capturan varias tor-
tugas entre machos y hembras, con o sin
huevos, para consumirlas como alimento
en los poblados de las riveras del Amazo-
nas, al igual que las tortugas motelo, tanto
la Geochelone denticulata como Geoche-
lone carbonaria, son igualmente consumi-
R. Guzmán, 2010
Tabla. 2.-Algunas especies consumidas en la costa y selva peruana.
Especie Localidad de
consumo
Melanosuchus niger Toda la Selva
Caiman crocodylus Toda la Selva
Podocnemys unifilis Toda la Selva.
Podocnemys expansa Toda la Selva
Podocnemys sextuberculata Toda la Selva
Geochelone denticulata Toda la Selva
Geochelone carbonaria Toda la Selva
Dicrodon guttulatum Piura, Lamba-
yeque
119
das, principalmente por su carne, mas no
por sus huevos; hace unos años, intenta-
mos cocinar unos huevos de Geochelone
denticulata en cautiverio; no estaban ferti-
lizados, así que de todas formas, tarde o
temprano se perderían; así que los coloca-
mos en un hervidor de agua, como hacía-
mos con los huevos de gallina; y tal vez
por eso es que nadie escucha sobre huevos
de motelo en los mercados de Loreto; al
finalizar una maratónica cocción de 45
minutos ininterrumpidos, pero, qué había
resultado; estarían cocinados, o la gruesa
cáscara impediría que se desnaturalicen las
proteínas?; sólo había una forma de averi-
guarlo: abriéndolos; al abrirlos notamos
algo extraño, la yema, el vitelo, conforma-
do en su mayor parte de sustancias de re-
serva, efectivamente se había desnaturali-
zado, pero, la periférica clara, la albúmina,
no, continuaba tan cristalina como en un
huevo crudo; el sabor en si, dejaba mucho
que desear, tal vez por que los huevos no
estaban bien cocidos pero resultó verdade-
ramente repugnante.
Si bien a veces es necesario sacrifi-
car reptiles, solo lo justificaría siempre y
cuando sea el único medio de superviven-
cia, de otro modo, como los casos que
hemos descrito, sería injustificado, y mu-
chas veces, el hombre da mayor prioridad
a sus temores, y haciendo decaer peligro-
samente las especies.
Las costumbres propias de los pue-
blos deben ser respetadas, la Etnozoología,
la ciencia que estudia las interacciones
culturales entre hombres y animales, reve-
la que desde hace miles de años, los huma-
nos hemos utilizado de distinta manera a
los reptiles, desde sus rituales y creencias,
hasta la actual herpetofagia y las nuevas
costumbres adquiridas, en cierta manera,
el hombre siempre necesitará de reptiles
para sobrevivir, si bien no directamente,
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 109.– Un Caimán blanco capturado, a veces los pobladores de la selva pluvial cazan a éstos animales como medio de subsistencia, a pesar que Caiman crocodylus, está en estado vulnerable, éste ejemplar, ha sido capturarlo para realizarle medidas, marcarlo y soltarlo para seguir sus movimientos en l hábitat.
Fo
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120
ellos se encargan de limpiar los bancos de
los ríos de animales muertos, además de
eliminar a aquellos enfermos y moribun-
dos; pero, ¿podemos aprender algo de los
reptiles?, pues si; las investigaciones reali-
zadas, han echado por tierra ciertas creen-
cias, incluso, interesantes posibilidades de
tecnología basadas en la estructura de los
reptiles, un sistema de calefacción de
agua, inspirado en los osteodermos de los
Eusuquidos, promete aliviar la sobrecarga
energética, además el sistema inmunológi-
co de los crocodilianos es tan eficaz, que
fácilmente sobreviven con lesiones que
serían fatales para nosotros, el ahorro de
energía, es otro factor que poseen los rep-
tiles, que ahorran todo lo que su cuerpo les
permite, al no tener un hambriento calor
interno que desperdicia constantemente la
energía acumulada.
Podemos aprender mucho de nues-
tros primos reptiles, pero el primer paso es
su conservación, muchas especies corren
un grave peligro o ya se han extinguido, y
es necesario compensar nuestros errores
del pasado antes de que sea demasiado
tarde.
El Ocaso de los Reptiles
Muchas veces nos hemos pregunta-
do, ¿Qué hubiese sido de nosotros si no se
hubiesen extinguido los dinosaurios?; es
una pregunta difícil que los paleontólogos
y biólogos evolucionistas han tardado en
resolver; la extinción es normal en la natu-
raleza, las especies nacen, se diversifican y
finalmente decaen y extinguen tarde o
temprano, la extinción favorece el predo-
minio de formas de vida más prometedo-
ras.
La extinción del orden Dinosauria
catapultó a unos animales pequeños, que
vivían a costa de los grandes reptiles, y
muchas veces, eran comidos por ellos, la
extinción del final del cretáceo disparó la
evolución de los mamíferos, si en caso no
se hubiese dado, es muy probable que
R. Guzmán, 2010
Fig. 110.– Un geko Phyllodactulus sentosus en busca de presas, una especie en peligro crítico, solo es cuestión de tiempo para que se extinga, está en nuestras manos evitar su destino incierto.
Fo
to: Ju
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Magán
R. ©
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8
121
algún dinosaurio de intelecto superior al
normal, como el Deinonichus, hubiese po-
dido evolucionar a algún ser pensante, po-
blado la tierra, y quién sabe qué más.
Es difícil especular situaciones pro-
bables, si se dan las condiciones, pero ac-
tualmente, estamos, quizá en camino hacia
otra serie de extinciones, pero no causadas
por desastres naturales que tarde o tempra-
no sucederán, si no, por el ansia de poder
de la actual especie dominante, el Homo
sapiens; si bien somos la especie dominan-
te, estamos entrando en un punto sin retor-
no a causa de la polución industrial, la
acumulación de gases de invernadero, y
una posible guerra nuclear, la pesadilla de
todo ser humano.
El calentamiento global, es un
hecho, lamentablemente nosotros solos no
somos los únicos perjudicados, toda la vi-
da de nuestro planeta está en riesgo per-
manente, los cambios producidos por el
hombre son tan rápidos, que ni los reptiles
más adaptables pueden mutar para asegu-
rar su supervivencia.
Un hecho aterrador se está dando en
el Pacífico Norte, donde yacen las tortugas
juveniles en sus largas travesías oceánicas.
Si alguna vez se preguntaron ¿A dónde va
todo el plástico que desechamos?; la res-
puesta es simple, al mar; pero el problema
es que el plástico tarda cientos y hasta mi-
les de años en degradarse, y hablamos de
los que se pueden degradar, éstos dese-
chos, dada su baja densidad, son llevados
por las corrientes, directamente en los lu-
gares de alimentación de las tortugas y
otras especies marinas, las bolsas plásticas
en el agua, semejan medusas, y las tortu-
gas, se alimentan de medusas en los pri-
meros años, pero el plástico es indigerible,
y obstruye el sistema digestivo de las tor-
tugas, provocándoles la muerte, con lo que
menos tortugas llegan a la madurez, y aún
menos logran desovar, lo que conlleva a
una casi inexorable extinción por parte del
hombre, aunque indirectamente.
Anteriormente hemos explicado so-
bre los usos que el hombre le da a los rep-
tiles, otro caso preocupante es el consumo
de huevos, los pobladores recogen toda la
nidada, sin dejar alguno para que por lo
menos se incube y salga, ya que para ellos,
mientras más huevos, más ganancias, y
eso es lo que les importa, pocos son los
que en verdad toman conciencia y respetan
los nidos.
Un caso similar ocurre con los nidos
de caimanes, a pesar que las madres de-
fiendes agresivamente sus nidos, los hom-
bres llegan a sacar una buena cantidad de
huevos, casi el total de la nidada, teniendo
en cuenta que los eusuquidos desovan un
promedio de 30 huevos, pone en perspecti-
va el daño hecho por algunos pobladores
que prefieren lucrar en lugar de proteger
una especie.
Pero uno de los peligros indirectos
relacionados a la desaparición de los repti-
les, es la actividad minera, los contami-
nantes expulsados, envenenan el agua , el
aire y la tierra, nosotros no lo sentimos,
tampoco animales tan resistentes como las
truchas, pero los reptiles y otros animales
especialmente sensibles si, haciéndolos
migrar hacia zonas más prometedoras, o
simplemente, extinguiendo poblaciones
locales, o incluso la especie completa, co-
mo ocurrió con la lagartija de Oyón, en
2006 se observaron 5 ejemplares, en 2008
no se observó un solo ejemplar.
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 111.– Lagartija de Stenocercus de Oyón, especie que se presume extinta a causa de la contaminación mi-nera.
Fo
to: E
nri
qu
e F
lore
s C
. ©
200
6
122
Nota del Autor
En éste trabajo, he querido expresar
mis conocimientos y sentimientos sobre
este grupo de animales tan extraordinario
como son los reptiles, incluí algunas de
mis observaciones personales que he reali-
zado mientras trabajaba en campo, y en
gabinete; con el apoyo de mis compañe-
ros, colaboradores y miembros del museo,
logré concretar lo que sabemos sobre los
reptiles, como un término general, si bien,
para muchos les parecerán extraños y poco
atractivos, el estudio exhaustivo de éstos
animales, nos hizo ver, tanto a mi como a
mi equipo, la belleza y diversidad de estas
tres clases actuales de lo que conocemos
como reptiles.
Empecé a escribir éste libro, con la
taxonomía clásica, pero la taxonomía no
está muerta, evoluciona con forme se van
realizando nuevos descubrimientos, y tuve
que actualizar el trabajo, a pesar de los
obstáculos encontrados en el camino, pude
finalizar la labor.
Las fotografías, una gentil aporta-
ción de los coautores, complementan el
texto, además de los relatos comentados
por ellos y que yo plasmo en este libro; ya
que no todas las observaciones son mías,
éstos relatos adicionales y fotografías,
ilustran de manera especial y dinámica el
trabajo, una recopilación de valiosos datos
a cerca de los reptiles, principalmente pe-
ruanos, que verdaderamente nos falta co-
nocer y querer.
Desde que me interesé por los repti-
les, intenté comprender su comportamien-
to, su anatomía y taxonomía, y verdadera-
mente me siento satisfecho de haber logra-
do esta meta de vislumbrar, por lo menos
ligeramente, los más destacados aspectos
de la vida de éstas criaturas, odiadas por
unos, y admiradas por otros: los Reptiles.
Rubén Guzmán P. , Julio 2010
R. Guzmán, 2010
123
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 112.– ESCONDIDA ENTRE LAS RAMAS, una serpiente arbórea Leptophis depressirostris, observa el terreno, en busca de algún anfibio para devorarlo.
124
Agradecimientos
Este trabajo fue posible gracias al
constante apoyo de los miembros del Mu-
seo de Historia Natural de la Universidad
Ricardo Palma, quienes siempre estuvie-
ron dispuestos a colaborar en la redacción
de éste trabajo.
Así, agradecemos el apoyo brindado
por la Directora del Museo de Historia Na-
tural de la Universidad Ricardo Palma,
Boga. Mercedes Gonzales; así como al
Blgo. Pedro Huamán, que siempre estuvo
dispuesto a revisar y sugerir temas para el
trabajo; así mismo, a la Dra. Vera Alle-
man, por apoyar en todo sentido en la ela-
boración de la obra.
Además un especial agradecimiento
al Arqueólogo José Antonio Hudtwalker,
por brindarnos las facilidades al visitar la
Isla San Lorenzo en el marco del proyecto
“Al Encuentro con Darwin”, donde se vis-
lumbró el potencial de éste ambiente para
los futuros estudios de biodiversidad, y
poder reflexionar sobre el futuro incierto
de ésta isla.
Además, nos gustaría dar un agrade-
cimiento especial a las personas que en
nuestras salidas de campo, nos han apoya-
do con el trabajo de investigación en las
actividades realizadas en el museo.
R. Guzmán, 2010
Fo
to: Ju
lio
Magán
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20
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125
SECRETOS DE LOS REPTILES
Fig. 113.– UNA TORTUGA FLUVIAL, de la especie Phrynops tuberosum, va en busca de un espejo de agua donde cazar peces para su sustento.
126
R. Guzmán, 2010
127
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Techniques for the Conservation of Sea
Turtles.
TELLO, G;“Lagartijas del departamento de
Lima” ;1998; Biotempo 3: 57 - 61
R. Guzmán, 2010
129
SOBRE LOS AUTORES
Rubén A. Guzmán Pittman
Miembro activo del Museo de Histo-
ria Natural de la Universidad Ricardo Pal-
ma, autor de varias publicaciones, entre
material de información general, manuales
y guías de determinación sobre la fauna de
distintas regiones del país, en especial so-
bre herpetología, considerado uno de los
pocos dedicados a la taxonomía actual-
mente en Perú, habiendo hecho diversas
ponencias sobre reptiles, además de haber
realizado varios cursos sobre la prepara-
ción y mantenimiento de animales preser-
vados en taxidermia en prestigiosas uni-
versidades del país.
Enrique Flores Coronel
Naturalista especializado en Reptiles
y fotógrafo de fauna silvestre, colaborador
activo del Museo de Historia Natural de la
Universidad Ricardo Palma, destaca su
precisión en las tomas de campo, tanto en
fotografías como en filmaciones realizadas
por el equipo de campo del museo, además
de su capacidad para manejar en campo
cualquier especie de reptil, y el tratamien-
to de reptiles en cautiverio.
Ricardo V. Vásquez Condori
Miembro activo del Museo de Histo-
ria Natural de la Universidad Ricardo Pal-
ma, veterinario de la Universidad San
Cristobal de Huamanga-Ayacucho, realizó
estudios etológicos sobre Sibynomorphus
oneilli en el departamento de Ayacucho,
antes desconocida, destaca con sus habili-
dades para el manejo de reptiles, así mis-
mo de las observaciones del comporta-
miento in situ de algunas especies, además
de ser coautor de varias publicaciones del
Museo de Historia Natural.
Julio Magán Roeder
Biólogo Colaborador del Museo de
Historia Natural de la Universidad Ricardo
Palma, fotógrafo de vida silvestre en Tam-
bo Blanquillo, en el Parque Nacional
Manú, especialista en gekos, su trabajo
con la cámara, en el bosque tropical lo de-
signa como colaborador del museo en
cuanto al material fotográfico, con mucha
experiencia en trabajo en campo de bosque
tropical.
SECRETOS DE LOS REPTILES
130
ILUSTRACIONES
Portada.– Enrique Flores C.
Figuras:
1. Enrique Flores C.
2. Enrique Flores C.
3. Rubén Guzmán P. (Ambas)
4. Rubén Guzmán P. (Todas)
5. Rubén Guzmán P.
6. Enrique Flores C.
7. Rubén Guzmán P.
8. Rubén Guzmán P.
9. Rubén Guzmán p.
10. Rubén Guzmán P. (Todas)
11. Rubén Guzmán P.
12. Julio Magán R.
13. Enrique Flores C.
14. Enrique Flores C.
15. Rubén Guzmán P.
16. Enrique Flores C.
17. Rubén Guzmán P.
18. Enrique Flores C.
19. Enrique Flores C.
20. Enrique Flores C.
21. Enrique Flores C.
22. Enrique Flores C.
23. Enrique Flores C.
24. Enrique Flores C.
25. Julio Magán R.
26. Enrique Flores C.
27. Julio Magán R.
28. Enrique Flores C.
29. Julio Magán R.
30. Julio Magán R.
31. Rubén Guzmán P.
32. Rubén Guzmán P. (Ambas)
33. Enrique Flores C.
34. Rubén Guzmán P.
35. Julio Magán R.
36. Julio Magán R.
37. Enrique Flores C.
38. Enruque Flores C.
39. Rubén Guzmán P.
40. Rubén Guzmán P.
41. Enrique Flores C.
42. Enrique Flores C.
43. Julio Magán R.
44. Rubén guzmán P.
45. Julio Magán R. (Ambas)
46. Julio Magán R.
47. Julio Magán R.
48. Rubén Guzmán P. (Ambas)
49. A.– Julio Magán R. // B.– Enrique
Flores C.
50. Enrique Flores C.
51. Enrique Flores C.
52. Enrique Flores C. (Ambas)
53. Julio Magán R.
54. Enrique Flores C.
55. Enrique Flores C.
56. Enrique Flores C.
57. Julio Magán R.
58. Enrique Flores C.
59. Rubén Guzmán P. (Todas)
60. Julio Magán R.
61. Enrique Flores C.
62. Rubén Guzmán P.
63. Enrique Flores C.
R. Guzmán, 2010
131
64. Rubén Guzmán P.
65. Rubén Guzmán P.
66. Julio Magán R.
67. Julio Magán R.
68. Julio Magán R.
69. Rubén Guzmán P
70. Enrique Flores C.
71. Enrique Flores C.
72. Enrique Flores C.
73. Enrique Flores C.
74. Enrique Flores C.
75. Julio Magán R.
76. Rubén Guzmán P.
77. Enrique Flores C.
78. Enrique Flores C.
79. Rubén Guzmán P.
80. Enrique Flores C.
81. Rubén Guzmán P.
82. Rubén Guzmán P.
83. Enrique Flores C.
84. Enrique Flores C.
85. Enrique Flores C.
86. Enrique Flores C.
87. Enrique Flores C.
88. Enrique Flores C.
89. Enrique Flores C.
90. Enrique Flores C.
91. Enrique Flores C.
92. Julio Magán R.
93. Julio Magán R.
94. Enrique Flores C.
95. Enrique Flores C.
96. Rubén Guzmán P.
SECRETOS DE LOS REPTILES
97. Enrique Flores C.
98. Julio Magán R. (Ambas)
99. Julio Magán R.
100. Enrique Flores C.
101. Enrique Flores C.
102. Ricardo Vásquez C.
103. Enrique Flores C.
104. Enrique Flores C.
105. Enrique Flores C.
106. Enrique Flores C.
107. Ernesto Maldonado M.
108. Enrique Flores C.
109. Julio Magán R.
110. Enrique Flores C.
111. Enrique Flores C.
112. Rubén Guzmán P.
113. Julio Magán R.
132
A Abrazo Molecular 49
acutus, Crocodylus 22, 24, 25, 29, 102
aeneus, Oxibelis 98
alba, Amphidbaena 16, 45, 72-73
Alligatoridae 24
Ameiva 59
Amfidonte 13
Amphisbaenas 45, 72
angustidigitus, Phyllodactylus 49, 101
annah, Ophiophagus 79, 110
Anolis 67, 68, 69
Antropófagas, Serpientes 94
anullata, Leprodeira 87
Archelon 35
aspersa, Helix 98
Atropos 118
axpansa, Podocnemys 38
B basiliscus, Basiliscus 69
Boas 89
Bothrops 87, 95
Brachya 16
C Caimanes 23
Calentamiento Global 119
Caligo 100
Callopistes 15
Camuflaje 106
caninus, Corallus 92
carbonaria, Geochelone 118
catesbyi, Dipasa 96
cenchoa, Imantodes 98, 99
cenchria, Epicrates 92
Chamaleo 67
Characiformes 38
Charles R. Darwin 70
chrysopygus, Stenocercus 63
CITES 25
Clave: RANA 79
Clelia clelia 83
Cocodrilos 23
Conolophus 70
constrictor longicauda, Boa 93
constrictor ortonii, Boa 93, 94
constrictor, Boa 92, 105
constrictor, constrictor, Boa 93
Cópula 27
coriácea, Dermochelys 35, 36
Cortejo 27
cristatus, Amplirhynchos 15, 18, 69
crocodylus, Caiman 19, 24, 27, 28, 29, 32,
119
Crotalinae 82
Crotalus 83, 95
Croto 118
Cryptodyra 40
D
R. Guzmán, 2010
ÍNDICE Los números en negrita se refieren a las ilustraciones
133
Deinonichus 121
Dendroaspis 79
Dentición 12
denticulata, Geochelone 20, 35, 38, 39,
118, 119
depressirostris, Leptiphis 74, 123
Desove 27
Dinosauria 9, 120
dorbigni, Trachemys 42
Dryophis 16
E Eclosión 27, 28
Eichornia crassipes 30
Elaphe (Pantherophis) 78
elegans, Alsophis 110, 113
elongate, Tachymenis 87
Endogamia 101
Epictia 80
Escudos Córneos 36
Escudos: Nucal, neurales, costales, margi-
nales, supracaudales, inframargi-
nales, intergular, gular, humeral,
pectoral, abdominal, femoral,
anales, axilares 36
Espaldar 35
Evolución 95
Extinción 118
F fimbriatus, Chelus 37, 38, 41, 105
SECRETOS DE LOS REPTILES
fimbriatus, Uroplatus 106
flavipunctatus, Callopistes 59
Fosetas Labiales 21
Fosetas Loreales 21
G gabonica, Bitis 105
Gastrolitos 32
gecko, Gekko 113
gerrhopygus, Phyllodactylus 52
Glándula de Duvernoy 13, 87
guianensis, Dracaena 15, 58, 110-111
guttulatus, Dicrodon 47
Gymnophtalmidae 47, 60, 61
Gymnophtalmus 62
H heathii, Mastigodryas 76, 84
Heloderma 46, 60
Hemotóxico 82
Heterodon 97
HMS Beagle 70
horridum, Heloderma 14
horridus, Moloch 110
hortulanus, Corallus 88-89
Huevos 77
humaralis, Gonatodes 49, 52, 57, 100
Hydrophiidae 80
I
134
iguana, Iguana 15, 69, 71, 112
imbricata, Eretmochelys 41
Infradonte 13
Isla San Lorenzo 111
Islas Galápagos 70
K
komodensis, Varanus 15
L Lachesis 118
latorostris, Caiman 32
latrans, Canis 96
lemniscatus, Micrurus 103
lepidopygus, Phyllodactylus 18, 51
Leptotyphlopidae 80, 81
Leptotyphlops 16
leucostomum, Kinosternon 37
liogaster, Polychryus 67
Liolaemus 63, 66
Los Años Perdidos 38
lupus familiaris, Canis 96
M Macropholidus 61
martae, Conolophus 69
Microlophus 63, 66
microphyllus, Phyllodactylus 49, 56, 112
Micruroides 79
Micrurus 79, 80, 97
missisipiensis, Alligator 118
modestus, Stenocercus 63
Muda de piel 108
murinus, Eunectes 78, 90, 98
muta, Lachesis 117
N Naja 79
Neártico 46
niger, Melanosuchus 25, 29, 118
nigropunctata, Mabuya 46, 62
niloticus, Crocodylus 25
noteus, Eunectes 92
O obscurus, Micrurus 78-79
occipitalis, Microlophus 63
Ofidios 45
olivácea, Lepidochelys 36
oneilli, Sibynomorphus 16, 85, 98, 102-
103,
Opistoglifo 13
Órgano de Jacobson 22
ornatissimus, Stenocercus 15,63, 66
Oxyrhopus 87, 96
Oxyrhopus fitzingeri 97
P paradisi, Chrysopelea 75, 87, 95
Paternogénesis 101
peruana, Brachia 47, 60, 61
R. Guzmán, 2010
135
peruviana, Tachymenis 14, 18, 86
peruvianus, Microlophus 63, 111
Phrynosoma 96
pictus, Bothrops 14, 21, 77, 83, 104-105
Pitones 89
Placas: Nucales, costales, vertebrales, marginales
36
plástico, Parche de 119
Plastrón 36
platurus, Pelamis 80
platycephala, Platemys 43
Pleurodyra 40
Plica 63, 64
Polychrus 18, 67, 107
polylepis, Dendroaspis 80
porosus, Crocodylus 32
Proctoporus 16, 60, 61, 62, 109
Proteolítico 82
Proteroglifo 13, 14
Pteronura brasiliensis 30
puntatus, Sphoenodon 45
Python 105
R rapicauda, Thecadactylus 48, 106, 107
Reproducción, Serpientes 76; Crocodilia-
nos 27
Reptile, Ocaso de los 118
reticulatus, Python 21, 90-91
rufidorsa, Epictia 81
rufus, Cylindrophis 80
ruthveni, Macropholidus 113
SECRETOS DE LOS REPTILES
S Sacos embrionarios 77
sapiens, Homo 116, 121
Saurios 45
scabra, Dasypeltis 86
Scincidae 62
scincoides, Tiliqua 62, 98
scripta, Trachemys 38, 42
sentosus, Phyllodactylus 49, 53, 54-55,
120
serpentina, Chelydra 36, 110
Setae 48
Sibynomorphus 111
Solenoglifo 13, 14
Spatulae 48, 49
spectrum, Heloderma 14
Spirogyra 27
Stenocercus 64, 65
subcristatus, Conolophus 18, 69
Suero Antiofídico 83, Antibotrópico 84,
Anticrotálico 84, Antielapídico
84, Antilachésico 84, Polivalente
84
sulphureus, Pseustes 109
Supradonte 13
surinamensis, Micrurus 80
T tachymenoides, Phyllodryas 22, 76, 78,
82, 87, 108
136
Tapetum Lucidum 16
temminki, Macroclemys 38, 110
Terrapene 37
tesselata, Epictia 78
tigris, Microlophus 63, 64
Tillandsia 111
trigonatus , Caiman 24
trigonatus, Paleosuchus 11, 19, 24, 25, 29
tschudii, Micrurus 14, 80, 114-115
tuberosum, Phrynops 40
Tupinambis 15, 46, 59
U
unifilis, Podocnemys 34, 41, 118
V vagus, Sibynomorphus 103
Viperinae 82
viridis, Chondropython 78, 90
volans, Draco 95
W williamsi, Sibynomorphus 102
R. Guzmán, 2010
137
SECRETOS DE LOS REPTILES
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