SISTEMATIZANDO EXPERIENCIAS DE SOBERANÍA ALIMENTARIA ESTUDIO DEL
GRUPO DE CONSUMO ALKHALACHOFA.
Alarcón-Víllora, R.1; Vara-Sánchez, , I2.
1IMIDRA, Finca El Encín, Apdo. 28800, Alcalá de Henares, Madrid, [email protected], Tlf.
918879452, Fax, 918879494
2ISEC. Universidad de Córdoba. Edi. Gregor Mendel. Campus de Rabanales. 14014 Córdoba,
[email protected], Tlf. 957212661
Palabras clave: canales cortos de comercialización, relaciones campo-ciudad, agroecología
Como respuesta a las sucesivas crisis alimentarias, ambientales y sociales actuales,
surgen iniciativas colectivas que, en el marco político de la Soberanía Alimentaria y en el
marco pluridimensional de la Agroecología, buscan la producción, distribución y consumo de
alimentos con una racionalidad ecológica y sustentable. Abordar estas iniciativas desde un
análisis de sistematización nos permite extraer aquellos aprendizajes de reconstrucción de
saberes y formas de organización, claves para la identificación de la innovación que estas
experiencias producen.
Desde un estudio de caso, como es la experiencia llevada a cabo por el grupo de
consumo Alkhalachofa -Alcalá de Henares (Madrid); Utande (Guadalajara) -, se hace una
reflexión y un análisis sobre el proceso del proyecto concreto, con especial énfasis en los
aprendizajes que permiten identificar las estrategias propuestas por estas iniciativas, para
avanzar en el terreno de la Soberanía alimentaria.
Este trabajo se centra en un análisis de sistematización que se ha realizado a partir
de un trabajo de observación participante y un análisis mediante métodos cualitativos
distributivos. Se han considerado las tres dimensiones de la agroecología: dimensión
ecológica-productiva, centrada en el manejo y diseño de la finca destinada a producción
de verdura; dimensión sociocultural y económica, centrada en un análisis sociológico
sobre el grupo de consumo y de las estrategias productivas en el huerto y; dimensión
política que analiza, desde la propuesta de la soberanía alimentaria, la implicación práctica
en la construcción de la experiencia (aspecto productivo, de distribución y de consumo de
alimentos) como alternativa a la globalización alimentaria.
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I. INTRODUCCIÓN: La relación existente entre la organización de una sociedad y el uso de recursos
naturales para su desarrollo, no puede entenderse sin relacionarla con la coevolución
social y ecológica que ha tenido lugar en los agroecosistemas como resultado de una
interacción dinámica y evolutiva entre cultura y ambiente (Norgaard y Sikor, 1995; León,
2009). En múltiples ocasiones, esta coevolución ha dado lugar a formas de apropiación de
la naturaleza ecológicamente equilibradas, sin comprometer la subsistencia de las
comunidades. Sin embargo, la aparición de la agricultura industrial ha introducido formas
de deterioro y ruptura de estas relaciones evolutivas, apropiándose de los recursos
naturales mediante procesos de privatización, mercantilización, cientifización (Ploeg,
1993) y desposesión (Harvey, 2003).
En este modelo agrario centrado en el aumento de la producción, los procesos
biológicos y ecológicos se reemplazan por otros industriales, dando lugar a una
agricultura mercantilista que sustituye paulatinamente “la reposición interna de la energía
y los materiales utilizados por la apropiación de materiales y energía del exterior
elaborados industrialmente” (Sevilla, 2006:154). Esta transición desde una agricultura
donde las técnicas empleadas exigían poca entrada de capital hacia una agricultura con
fuerte dependencia de paquetes tecnológicos, desarrollados en el exterior de la unidad
familiar o comunitaria, rompe la autonomía de los agricultores a la hora de reproducir su
sistema agrario.
Por otro lado, debido a que el sistema agroalimentario se basa en una articulación
de actividades productivas, distributivas y comerciales, las cuales componen un segmento
económico que centraliza los núcleos de decisión y control de la producción y consumo de
alimentos, ligando de manera transnacional al sector de las corporaciones internacionales
y los Estados (íbid), los agricultores tampoco tienen control sobre el mercado donde se
mueve su producción.
Esta situación deriva en el desarrollo de un modelo centralizado de distribución, en
el que los alimentos recorren grandes distancias desde la producción hasta donde se
transforman y finalmente hasta donde son consumidos. Este modelo, que requiere
grandes infraestructuras de transporte y logística, no evita la destrucción de grandes
cantidades de alimentos al no encontrar un lugar en el mercado. Se trata de un modelo
productivo altamente ineficiente desde un punto de vista ecológico y social porque
consume más recursos que genera (García y Llorente, 2010).
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La agricultura industrial ha tenido éxito porque se ha basado en la utilización del
petróleo barato sin importar la calidad de los alimentos. Esto ha generado crisis
alimentarias relacionadas con escándalos originados en prácticas de producción
incorrectas. Es el caso de las vacas locas, los pollos con dioxinas, el uso abusivo de
antibióticos y hormonas en el engorde de animales, el uso de aditivos con riesgo
cancerígeno, produciendo una crisis de confianza de ese sistema agroalimentario
mundializado. Paralelamente, han ido surgiendo nuevos modelos de consumo en los que
se establecen vínculos entre productores y consumidores generando un entramado de
relaciones cuya importancia real está comenzando a evidenciarse (Calle, Soler y Vara,
2009, Vivas, 2010).
Gran parte de estas iniciativas son focos de resistencia a los valores impuestos
sobre la lógica del mercado capitalista. Existe una necesidad de sentirse fuera del sistema
y se buscan los espacios de coherencia que permitan la satisfacción de dicho
requerimiento. Como consecuencia de estos hechos surgen diferentes grupos de
consumo agroecológico, cada vez de forma más real a nivel local (Vivas, 2010). Son
iniciativas colectivas que, en el marco político de la Soberanía Alimentaria y en el marco
pluridimensional (tecológico-productivo; sociopolítico y cultural y socioeconómico)
desarrollado por la Agroecología, buscan la producción, distribución y consumo de
verdura de forma más racional.
La producción agrícola basada en principios de la agroecología se convierte en
una estrategia útil en el análisis y diseño de formas de manejo participativo de los
recursos naturales. Resulta una herramienta necesaria para conocer determinados
manejos de los agrosistemas que se encuentran en el marco de los conocimientos
campesinos. La valoración de los saberes campesinos introduce o recupera formas de
acción colectiva que permiten un manejo sustentable, social y medioambiental, de los
recursos naturales que se transforman para la alimentación o el desplazamiento.
La práctica de este modelo de proximidad en relación a la distribución y consumo
es una pieza clave en la articulación de la producción agroecológica. Es un sistema que
permite atender a las necesidades alimentarias básicas fuera de la lógica del beneficio
especulativo. En este modelo se atiende a las necesidades reales de las personas, lo cual
conlleva un diseño de proyectos basados en la estabilidad y la reciprocidad. Estos
canales alternativos basados en la soberanía alimentaria implican una redefinición de las
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relaciones de poder en el sistema agroalimentario. Se trata de una relación basada en la
equidad y participación horizontal de los agentes involucrados en el proceso.
II. LA SISTEMATIZACIÓN DE EXPERIENCIAS COMO HERRAMIENTA DE TRABAJO.
ESTUDIO DE CASO: GRUPO DE CONSUMO ALKHALACHOFA.
La metodología de la sistematización surge, durante los años 50 y 60 del siglo
pasado, en el contexto del trabajo social como una forma de profesionalizarlo. Se
produce una primera etapa, ligada al trabajo social, donde el proceso de sistematización
respondería más a una lógica institucional, muy ligada al campo académico y cuyo
objetivo era la producción de conocimiento científico.
Ya en los años 80, surgen las primeras propuestas de sistematización junto a
diversas formas de investigación y evaluación con énfasis en la participación de los
actores involucrados. En esta época, la sistematización de experiencias se realiza en la
acción de la educación popular con una clara intencionalidad política de transformación
social como producto de una construcción colectiva de conocimiento desde una
perspectiva crítica (Bermúdez Peña, 2004:2).
Al respecto emergen otros interrogantes: ¿qué tipo de conocimientos resultan de la
sistematización? ¿se trata de saberes populares? ¿de descripciones densas? ¿son
conocimientos científicos? ¿se trata de teorías sociales? Se pasa de una propuesta
emergente cuyo objetivo era el análisis de las experiencias en el campo de la Educación
Popular a la realización de un trabajo institucionalizado. Este proceso lleva implícito la
elaboración de materiales, celebración de eventos y el reconocimiento de una praxis. Se
pretende elaborar una herramienta compleja, dando cabida a las prácticas que se hacen
en diversos ámbitos (académico, agencias financiadoras, etc.) cuyos aportes no pueden
ser despreciados. En este nuevo escenario la sistematización retroalimenta el proceso de
análisis para la planificación, el seguimiento y la evaluación; aporta insumos que permiten
la toma de decisiones adecuadas, y posibilita que los técnicos y productores puedan
superar las dificultades con base a la experiencia. Aporta, además, con relación a otros
métodos o herramientas de seguimiento, aspectos cualitativos difícilmente mensurables,
que sólo son apreciables en un contexto integrador como el de la sistematización (PESA,
2004:18).
En esta situación se encuentra el proceso de sistematización de experiencias de
Soberanía Alimentaria. La mayor parte de los casos son experiencias comunitarias
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constituidas por comunidades locales o por redes de estas mismas comunidades. Suelen
ser procesos impulsados por instituciones y hay una gran participación de los miembros
de los diferentes colectivos hacia los que va dirigida la acción. Generalmente son
experiencias llevadas a la práctica en el marco de la cooperación en países periféricos y
financiadas por países desarrollados (PESA, 2004).
En condiciones de países desarrollados, las experiencias relacionadas con la
seguridad alimentaria son muchas menos. El trabajo realizado en el análisis de las
mismas es menor. Aparece, pues, la necesidad de visibilizar aquellos proyectos que están
aflorando como resistencias al modelo agroalimentario mercantilizado y que, como
plantea Sousa Santos (2009), se trata de innovaciones sociopolíticas en el terreno
alimentario basadas en la práctica de sustentabilidad y democratización de las relaciones.
Estas experiencias, contextualizadas en un mundo sin escasez de alimento, se
presentan como un impulso hacia la praxis de nuevos modelos de producción, distribución
y consumo de alimentos, propuestos desde la sociedad civil. La necesidad de
sistematizarlas proviene de la asunción de aprendizajes y para ello hay que precisar un
marco metodológico que haga posible dicha sistematización. Considerando la
sistematización como un ejercicio reflexivo acerca de una práctica, por tanto es ésta (la
práctica) su punto de partida y su fundamento. El ejercicio reflexivo, implicaría su
recuperación crítica con el fin de producir y construir conocimiento (Bermúdez Peña,
2008:5). La construcción de conocimiento, desde la reflexión de la experiencia, es lo que
se pretende resaltar.
Por otro lado, los trabajos previos que se han realizado en el marco de la
dimensión técnico-productiva de la agroecología, han fijado su atención en las técnicas
de bajo impacto ambiental y el desarrollo de comunidades campesinas. A nivel estatal, es
posible recopilar varias obras al respecto (Agelet et al. 2000; San Miguel, 2004, Rigat et
al. 2009; Reyes-García et al. 2010) y a nivel europeo también hay una trayectoria
realizada (Vogl-Lukasser and Vogl, 2002; Vogl, C.R. ang Vogl-Lukasser, 2003; Vogl-
Lukasser et al. 2010). En la mayoría de los casos, estos trabajos están orientados a
destacar el interés del manejo agroecológico en huertos familiares y su relación con la
conservación de prácticas, conocimientos y variedades locales en desaparición. Se trata
de un análisis a partir de la dimensión ecológica técnico-productiva de la agroecología
definida como: “la aplicación de conceptos y principios ecológicos para el diseño y manejo
de agroecosistemas sostenibles” (Gliessman, 2002:13). Incluso hay publicaciones en el
marco de la dimensión socioeconómica (Reyes-García, 2012). No obstante, en estos
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trabajos la dimensión socio-política y su relación con la soberanía alimentaria son
aspectos que no aparecen de forma evidenciada.
Para abordar dicha dimensión, aparece otro tipo de publicaciones en las que se
hace un análisis bastante exhaustivo de las experiencias colectivas que, en defensa de la
Soberanía Alimentaria y el manejo agroecológico, han aparecido en los últimos quince
años. En este caso, se trata de análisis que hacen mucho énfasis en la importancia de
establecer un proceso colectivo en la producción de alimentos y la defensa del mundo
rural (López y López, 2003; López y Badal, 2006; Vara, 2010). La dimensión sociopolítica
de la agroecología es muy evidente. Parte de los procesos estudiados desarrollan su
experiencia en espacios periurbanos, cuya reivindicación, entre otras, se cifra en la
defensa del espacio rural como medio de conseguir la cohesión territorial entre el mundo
urbano y el mundo rural, con una fuerte implicación de la experiencia colectiva como eje
de todos los procesos.
En estos momentos, en el marco político de la Soberanía Alimentaria, aparece
como necesidad la elaboración de trabajos de sistematización de experiencias que
aborden de forma integradora las tres dimensiones de la agroecología. Son una fuente de
producción de información de experiencias que mantienen una práctica transformadora
de la realidad alimentaria puesta en marcha por una parte, cada vez más importante, de
la sociedad occidental. Como nos dice Jara (2009:118): Las experiencias son procesos
socio-históricos dinámicos y complejos, individuales y colectivos que son vividas por
personas concretas. No son simplemente hechos o acontecimientos puntuales, ni
meramente datos. Las experiencias, son esencialmente procesos vitales que están en
permanente movimiento y combinan un conjunto de dimensiones objetivas y subjetivas de
la realidad histórico-social.
En este contexto surge el Observatorio para la Soberanía Alimentaria y la
Agroecologia1 (OSALA) uno de cuyos objetivos es la sistematización de experiencias
desarrolladas en el marco político de la Soberanía Alimentaria. Tiene en cuenta aquellas
experiencias que se desarrollan con una base productiva agroecológica, una dimensión
sociopolítica y a escala local. Para ello se maneja una herramienta estructurada en forma
de Ficha de sistematización que permite mantener cierta homogeneidad en la información
de todas las experiencias recogidas aunque adaptándola a las condiciones específicas.
Esta información sobre las experiencias en la construcción de la Soberanía Alimentaria
1 OSALA, s0http://www.osala-agroecologia.org/spip.php?article18 (consulta: 28 julio de 2012)
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desde bases agroecológicas alimenta una parte del OSALA, donde se recogen también
los principales aprendizajes de las experiencias que han pasado el proceso de
sistematización.
III. OBJETIVO:
El objetivo de este trabajo es presentar la sistematización como herramienta de
trabajo en el proceso de visibilizar experiencias que están surgiendo en la consecución
de espacios de soberanía alimentaria.
Se pretende el enriquecimiento del debate teórico a partir de experiencias
concretas de carácter local mediante el análisis de su posibilidad transformadora de la
realidad en el marco de la soberanía alimentaria.
Para tal fin se aborda la sistematización de un grupo de consumo que actúa a nivel
local y se hace una valoración de los aprendizajes obtenidos en dicho proceso.
IV. MATERIAL Y MÉTODOS.
IV.1. Contexto de la sistematización.
El proyecto sobre el que se va a realizar el trabajo de sistematización surge como
iniciativa de un grupo de consumidores de Alcalá de Henares. Este grupo estaba
participando en el proyecto del BAH2 y decide dejar esta cooperativa para construir una
experiencia diferente utilizando los aprendizajes previos de su paso por la misma.
Elaboran un proyecto que da forma a la estructura organizativa del grupo. En el
documento del proyecto se establecen, como pilares básicos, la producción mediante
manejo agroecológico, la cooperación entre las distintas personas participantes y las
tareas mínimas a realizar por cada integrante, fundamentalmente dirigidas a la producción
y distribución de verdura de temporada. El grupo establece como símbolo identitario el
nombre de Alkhalachofa y se diseña un logo.
Los consumidores, estructurados en la denominada “bolsa de verdura” como
unidad funcional, desarrollan su experiencia en Alcalá de Henares (Madrid). En estos
momentos el grupo cuenta con 30 unidades de consumo y un total de 48 personas
2 http://bah.ourproject.org/sobre-el-bah/ Bajo el Asfalto está la Huerta. En 1999 surge un colectivo que agrupa a gente diversa, que tratan de trabajar la Ecología Social. Los principios sobre los que se construye la cooperativa son: Cooperación, autogestión, asamblearismo, autonomía, anticapitalismo, agroecología en un contexto hostil, Inserción en otros movimientos sociales. La producción de verdura mediante los principios de la agroecología es el fundamento práctico de esta experiencia.
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participando en el mismo. Los consumidores adquieren el compromiso de participar en las
tareas del huerto un domingo al mes.
La actividad de huerta es llevada a cabo por un hortelano que reside desde hace
10 años en Utande, un pueblecito situado en la Alta Alcarria de Guadajalajara. Esta
persona inició su etapa de hortelano de pequeña escala a partir de la puesta en
funcionamiento de Alkhalachofa. Su relación con previa con la producción agroecológica
la tenía en su huerto de autoconsumo.
IV.2. Objetivos de la sistematización:
El objetivo principal de este trabajo es hacer visible la experiencia autogestionada por
el grupo de consumo Alkhalachofa en el marco de la agroecología y la soberanía
alimentaria. Este objetivo se consigue en función de las siguientes tareas:
• Hacer una descripción general de la experiencia, en la que se transmita en qué
consiste dicha experiencia, su evolución y sus características principales.
• Realizar un análisis global del grupo de consumo basándonos en las tres
dimensiones de la Agroecología a partir de una propuesta de construir una serie de
indicadores específicos.
• Ofrecer un diagnóstico con especial énfasis en los aprendizajes positivos y
negativos que se puedan desprender, así como las diferentes estrategias que se
pueden poner en marcha para avanzar.
IV.3. Metodología de la sistematización
Se ha llevado a cabo un proceso de sistematización a partir de un trabajo de
observación participante y un análisis mediante métodos cualitativos distributivos. Para
complementar esta información se ha recurrido a un cuestionario que han contestado los
consumidores del grupo. Esto forma parte de la metodología cuantitativa disponible para
este tipo de trabajos. A continuación se detallan los datos de la metodología utilizada.
Período de la sistematización
Para llevar a cabo este trabajo se ha optado por coger el período de un año
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agrícola completo, comprendido entre el 22 de septiembre de 2010 y 21 de
septiembre de 2011. Este período abarca todo el proceso de crecimiento del grupo
de consumo y por tanto de la experiencia agroecológica, que pasa de producir
para 15 unidades de consumo a producir para 30.
Recopilación de información:
• Información previa del grupo. Adicionalmente se ha reunido la información
existente sobre la experiencia: proyecto inicial del grupo, actas de asambleas.
• Participación en la experiencia. La mayor parte del proceso de sistematización se
ha realizado a través de la observación participante de una persona integrada en la
experiencia desde el inicio de la misma. Dicha participación se ha llevado a cabo
en los repartos de verdura, en los trabajos del huerto, en los apoyos extra, en la
elaboración de pedidos.
• Entrevistas con el productor para recopilar datos acerca de la dimensión técnico
productiva.
• Elaboración de cuestionario. Se ha trabajado con los datos de un cuestionario
realizado a final del período de sistematización. El cuestionario está formado por
preguntas cerradas en su mayor parte y alguna mixta. Su elaboración y análisis
cumple una doble función: Forma parte del trabajo de sistematización y también de
los aprendizajes que han servido para la organización del funcionamiento de la
experiencia.
• Preparación de dinámica de grupo en asamblea y utilización del DAFO obtenido.
Entre esta información se encontraba la valoración de fortalezas y debilidades
realizadas por los integrantes del grupo.
Metodología de análisis de datos
En este análisis se han elaborado unos indicadores específicos para esta
experiencia. Se han elaborado a partir de los indicadores propuestos por el OSALA como
herramienta básica en la sistematización de experiencias de soberanía alimentaria.
La estructura del análisis, en función de las tres dimensiones de la agroecología es:
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• La dimensión ecológica-productiva (Tabla 1), centrada en el manejo y diseño de
la finca destinada a producción de verdura. En esta dimensión se hace un análisis
del sistema productivo en su conjunto. En este caso se requiere hacer una
descripción de las huertas y del manejo que se lleva en las mismas en referencia al
suelo, las plagas y enfermedades, control de hierbas, elección de cultivos y
variedades de cultivo. Este análisis considera la utilización de insumos y por
consiguiente el grado de autogestión del sistema productivo. Además, se ve qué
grado de aplicación del conocimiento endógeno hay.
• La dimensión sociocultural y económica (Tabla 2) es un análisis sociológico
sobre el grupo de consumo, por un lado. Por otro, se hace un análisis de las
estrategias productivas en el huerto, cuyo carácter endógeno es más evidente que
en la dimensión anterior.
• La dimensión política (Tabla 3) corresponde con la tercera dimensión de la
agroecología. En este caso se analiza la implicación práctica en la construcción de
la experiencia (en su aspecto productivo, de distribución y de consumo de
alimentos) como alternativa a la globalización alimentaria. El análisis de esta última
dimensión se realiza con la propuesta de la soberanía alimentaria.
V. RESULTADOS Y DISCUSIÓN: PRÁCTICAS Y APRENDIZAJES EN LA
SISTEMATIZACIÓN DE LA EXPERIENCIA.
El proceso de sistematización llevado a cabo en la presente experiencia, ha
permitido la interpretación crítica de la misma a partir de su ordenamiento y
reconstrucción. Se ha explicitado la lógica de los procesos que se viven, los factores que
intervienen, la relación que establecen entre sí y por qué ocurre de una forma
determinada (Jara, 2006). Ha sido posible porque se ha producido la intervención de los
diferentes actores en el proceso de recopilación de información.
Se han puesto en evidencia una serie de cuestiones y prácticas que estaban
silenciadas. Se presentan como elementos importantes de la transformación social que
este proyecto ejerce sobre una realidad concreta. Esto produce conocimientos y
aprendizajes significativos que permiten comprender teóricamente la experiencia y
orientarla hacia el futuro con una perspectiva transformadora.
Los aspectos más relevantes de los distintos aprendizajes y conocimientos
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producidos se detallan a continuación:
Aspecto productivo agronómico
Los aprendizajes derivados del proceso productivo se tienen que enfocar desde
dos aspectos bien diferenciados: productor y consumidoras. En cuanto al aprendizaje del
hortelano es interesante resaltar la apropiación de conocimientos tradicionales originados
por parte de un nuevo poblador del mundo rural procedente del mundo urbano. Además,
hay que indicar lo que puede aportar a los demás hortelanos del lugar. Se trata de una
persona relativamente joven, con estudios universitarios y con una manera de acceder al
conocimiento influenciada por el mundo académico y las nuevas tecnologías. En cambio,
los demás hortelanos son personas, en la mayoría de los casos, jubiladas con escasa
formación académica y su acceso al conocimiento es el adquirido en la propia experiencia
o la observación de experiencias ajenas, casi siempre en la comarca.
En cuanto al aprendizaje de las consumidoras, es importante distinguir entre los
distintos imaginarios ideológicos que se encuentran en cada una de las personas
participantes, así como entre las diferentes motivaciones para integrarse en esta
experiencia. En la diversidad de sensibilidades se encuentra también una diversidad de
percepciones frente a los procesos que ocurren en la experiencia productiva. Es
importante la colaboración que se hace en los trabajos del huerto. Cómo para algunas
personas todo es novedoso y cómo otra parte de las participantes traía experiencias
previas, por lo que su grado de implicación es diferente. Hay un proceso de aprendizaje
en la práctica de producción de alimentos que incide en la relación posterior hacia los
productos que cocinan y les sirven de alimento. También se puede hablar de un antes y un
después de haber ido al “domingo verde”. Las personas que más participan en las
actividades del huerto mantienen una relación diferente con la experiencia frente a las
personas que nunca han ido a trabajar al huerto.
Tecnología apropiada
En cuanto al uso de la tecnología apropiada, nos encontramos ante una
experiencia de bajos insumos en el que la autogestión es un hecho visible cuando se
hace un análisis del proceso productivo. Es decir, hay muy poca o escasa mecanización
de las distintas labores que se realizan. Es importante señalar que el laboreo sí es una
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práctica mecanizada pero se realiza con una maquinaria adaptada a las condiciones
ambientales de los huertos. Se utiliza un tractor pequeño y en ocasiones una motoazada.
El resto de operaciones de cultivo es prácticamente manual y por tanto, se recurre
continuamente a la propia creatividad y a la observación para poder desarrollar
adecuadamente el trabajo.
Con el manejo que se hace de los cultivos, de las diferentes especies y de sus
variedades cultivadas es obvio que hay una aportación importante al aumento de la
agrodiversidad de la comarca. Es interesante destacar la aportación realizada al manejar
las variedades de cultivo de forma tradicional y dejar que los cruzamientos entre especies
y variedades se hagan de forma espontánea y libre. Así se permite un aumento de
combinaciones génicas que posteriormente enriquecen el elenco de caracteres a elegir en
las plantas que se van a dejar como semillas. En realidad, se trata de un proceso
productivo libre y en continuo cambio que favorece el aumento de la agrodiversidad.
Los pobladores de este mundo rural son, en su mayor parte, jubilados que se han
vuelto a los pueblos y que en el caso de gente joven, originaria del lugar, se han
acostumbrado a una Política Agraria, ejecutada desde las diferentes administraciones
públicas, basada en la subvención y la utilización de maquinaria e insumos, olvidando el
conocimiento popular y el modo de hacer las labores del campo de forma tradicional.
Difícilmente se puede separar qué hace el hortelano como innovación personal, qué ha
aprendido en los libros y qué ha aprendido en el campo. Pero sí hay una cosa clara que
se manifiesta por parte del hortelano. Se trata de la necesidad que tiene de establecer un
modelo de huerto que sea una réplica de los huertos de autoconsumo.
Formas de economía social
En este caso resaltar el aprendizaje del sistema de cuotas que mejora la estabilidad
económica del productor. Es un aprendizaje importante porque, fuera del grupo de
consumo, la práctica para obtener productos necesarios está basada en la lógica de la
economía de mercado. La experiencia en el huerto tiene valor como práctica
transformadora de las formas de consumo, que se ha extendido a otros productos
adquiridos por el colectivo. Es posible afirmar que, probablemente sin bolsa de verdura no
habría grupo de consumo. Este es quizás el aprendizaje más transformador que se
desprende de esta experiencia.
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La forma de adquirir bienes cambia aunque las necesidades siguen
manteniéndose. Se valora qué hay disponible, por qué está disponible, quién lo hace
disponible y entonces se adquiere. No obstante esta práctica no es la única y también, en
ocasiones, el grupo sigue prácticas de economía de mercado en cuanto a la búsqueda de
distribución de productos.
También es importante ver cómo los consumidores han sido capaces de mantener
una línea constante en el aporte económico a la renta del productor, pero se le ha
permitido al huerto mantener los altos y bajos en la línea de producción. Esto se consigue
mediante el sistema de cuotas mensuales, independientemente de la verdura que lleve la
bolsa en cada momento. Este hecho puede considerarse como una práctica de respeto
hacia los procesos agroecológicos que dan lugar a una producción de verdura de
marcado carácter estacional. Esta cuestión ha sido bastante debatida en el grupo y se han
llegado a proponer otras vías como la de mantener sólo huerta de primavera y verano. Al
final, se ha considerado que el modelo de reparto todo el año, con el intervalo de quince
días en período invernal, mantiene la cohesión del grupo.
Formas de cooperación social
La diferencia de producción existente entre el verano y el invierno es un factor
limitante en relación al exceso del verano y el defecto del invierno. Se plantea la
necesidad de planificar los cultivos teniendo en cuenta que esta diferencia de producción
se reduzca. En este caso se asume que se está en proceso de aprendizaje continuo y que
es necesario colectivizar la tarea de planificación del huerto.
Creación de canales cortos
Si se atiende a la creación de canales cortos desde el punto de vista de la distancia
entre productores y consumidores es obvio que hay un desarrollo de canal corto. Sin
embargo, si se intenta establecer un nexo entre lo que implica el establecimiento de
circuitos biofísicos, con el concepto de mercado local y por extensión con el concepto de
canal corto, no se puede hablar, en sentido estricto, de que esta experiencia sea ejemplo
de canal corto. Esto se debe a la distancia límite que existe entre la producción de
alimentos (el huerto) y el consumo de los mismos que es de 60 km.
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Por otro lado, debido a la existencia de una estructura organizada en colectividad,
va surgiendo de forma espontánea la adquisición de productos de amigos, vecinos, etc.,
que ven la forma de vender el excedente de sus producciones en este tipo de colectivos.
Son productos que proceden de agricultura tradicional o productos elaborados
artesanalmente como es el caso de la elaboración de tomate frito a partir de tomates
adquiridos a un productor ecológico de la provincia de Guadalajara.
Articulación política (discurso e incidencia política)
A pesar de que este proyecto tiene escasa incidencia política, en sentido estricto, se
ha conseguido reconectar, articular a productores y consumidores. Con experiencias
como esta se hace posible hablar de pequeñas fisuras en el sistema alimentario industrial.
También se ha hecho posible demostrar que se puede recuperar el acto de alimentarnos,
de cocinar, de compartir, de elegir, de reunirnos alrededor de la comida.
En esta experiencia se pone a disposición de los consumidores la información
sobre el origen (la distancia entre el huerto y la mesa), el modo, las relaciones sociales
(de trabajo), el precio. Esto datos están involucrados en la historia de los productos que
consumimos. En definitiva, son pequeños cambios en algo tan cotidiano como es la
alimentación que implican grandes transformaciones en la consecución de la soberanía
que buscamos como consumidores.
Otro aspecto relacionado con la soberanía alimentaria es la diferencia existente
entre la que consigue el grupo y la que consigue el productor. Hecho importante ya que
nos encontramos frente a una experiencia en la que se integra la realidad del mundo rural
y la realidad del mundo urbano, el cual busca una mayor penetración en la ruralidad o por
lo menos, un contacto menos difuso que en otros modelos de consumo de alimentos.
Formas de participación
La participación en este colectivo puede definirse como una participación funcional
en algunos aspectos e interactiva en otros. Lo positivo de esta cuestión es el aumento en
el grado de participación que se consigue con este modelo de consumo de alimentos
frente al modelo industrial en el que la participación suele ser pasiva. El incremento en la
capacidad de elección es significativo, lo cual supone un aumento de la Soberanía
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Alimentaria.
Equidad de género
En esta experiencia, como ya se ha mencionado en varias ocasiones, la cuestión
de género está diluida debido a la elevada participación de mujeres entre las
consumidoras. Con estos datos, es posible deducir que en este caso, la práctica
transformadora en la consecución de la Soberanía Alimentaria tiene un elevado
componente femenino. Además, esta práctica tiene también un elevado componente
cultural y una conexión directa con la parte reproductiva del quehacer cotidiano que es la
alimentación.
Horizontalidad.
Después de realizar el análisis de la estructura organizativa del grupo, se
desprenden algunos aspectos que hacen visible la falta de horizontalidad existente. Es
evidente que se trata de un grupo con dos polos. Por un lado, están las necesidades del
hortelano y por otro la respuesta que los consumidores dan a estas necesidades.
Realmente, lo que ocurre es que la diferencia entre los imaginarios del mundo rural y los
imaginarios del mundo urbano tienen dificultad de establecer un punto de encuentro
claramente definido.
Aspectos bioculturales
Como puede verse, el manejo agroecológico del material genético y la soberanía
sobre lo que se decide cultivar son un aspecto fundamental en el desarrollo de esta
experiencia. Probablemente el hortelano, si no tuviese esta opción de manejo en la
huerta, no encontraría motivación para cultivarla. Es interesante, pues, ver cómo la
agrodiversidad es un punto de inicio dentro de la autogestión del huerto y de la
consecución de un espacio de coherencia en la búsqueda de su Soberanía Alimentaria.
Este aspecto sólo está en el marco productivo porque los consumidores prácticamente no
conocen esta realidad. Este hecho indica que hay aspectos de la formación y transvase
de conocimiento hacia los consumidores que necesita revisión.
Además, también aporta la introducción de alimentos en las dietas de los
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consumidores. Son productos que no eran consumidos cuando el abastecimiento de
verdura fresca se hacía a través del mercado convencional. El motivo de no consumirlos
se cifra, la mayor parte de las veces, en ser menos apreciados y en el mercado
convencional no se compran. En la cesta de temporada están porque es lo único que hay
en el huerto en momentos más críticos, como es el invierno, y por tanto se consumen.
Como ejemplo están el repollo o la borraja; son especies que llenan la cesta en
algunos momentos del año y que se consumen porque nos encontramos en el modelo de
distribución de Alkhalachofa. Cuando se compraban en el mercado tradicional, sólo se
adquirían esporádicamente y ahora se han convertido en plato estacional por excelencia.
Es una vuelta a la gastronomía tradicional y un diseño de nuevos platos, con el fin
de poder utilizar de forma diversa un mismo producto. Es una cuestión de análisis que
adquiere relevancia si se integra en el debate de la diversidad alimentaria, de dónde
viene, cómo se gestiona y si en realidad más diversidad alimentaria es sinónimo de más
especies en la bolsa de verdura.
Cuestiones a reflexionar
La cuestión es ¿qué tamaño de huerto es capaz de superar la dimensión
reproductiva para pasar a una dimensión productiva sin perder su valor agroecológico?
Esta es una de las cuestiones más importantes que nos deja el proceso de
sistematización en el momento de crecimiento del grupo.
En cuanto al aumento de la diversidad de especies en el huerto es importante
analizar si en determinadas condiciones ambientales es posible y si es sostenible
pretender llevarla a cabo. Esto conduce a plantear una cuestión importante acerca de la
necesidad ambiental de introducir más especies en un sistema alimentario o no y qué
implicación tiene esta práctica en el sistema productivo.
VI. CONCLUSIONES
Con trabajos de sistematización como el que se ha presentado se consigue un
enriquecimiento del debate teórico en relación a determinadas experiencias locales con
orientación transformadora.
Es posible crear vínculos entre práctica y teoría con producción de nuevos conocimientos
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que se hacen bajo la preparación de un discurso comunicable en torno a experiencias
locales únicas.
Este proceso de sistematización de experiencias agroecológicas se presenta como una
posibilidad de investigación crítica, con implicaciones tanto dentro como fuera de la propia
experiencia.
El proceso de sistematización de experiencias concretas realizado por las propias
personas que las llevan a cabo se muestra como una herramienta útil, la cual posibilita
apropiación individual y colectiva del sentido de dichas experiencias.
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Tabla 1. Indicadores utilizados en el análisis de la dimensión ecológica productiva.
Tabla 2. Indicadores utilizados en el análisis de la dimensión sociocultural y económica.
CUESTIONES DATOS DE LA EXPERIENCIA Producción
kg de verdura/unidad de consumo
Productividad Cultivos y variedades de cada cultivo: Número de bolsas Grado de satisfacción de las unidades de consumo
Rendimientos económicos
Sistema cuotas Valoración de dimensión productiva/valoración reproductiva.
Propiedad y gestión de la tierra
Propiedad de la tierra Relación con el propietario de la tierra
CUESTIONES DATOS DE LA EXPERIENCIA Conservación del suelo:
Fertilidad del suelo Datos climáticos de la zona
Insumos
Dependencia de insumos externos
Biodiversidad
Biodiversidad espacial (alternativa de cultivos) Biodiversidad temporal (rotación de cultivos) Biodiversidad genética (variedades de cultivo) Biodiversidad regional (paisaje)
Manejos agroecológicos en finca
Laboreo del suelo Siembra y trasplante Tipo de rotación Manejo de la fertilidad del suelo del suelo Manejo de plagas y enfermedades de los cultivos Manejo de la vegetación arvense Manejo del agua de riego Manejo de recursos silvestres
Procesos de producción de conocimiento agrícola
Aplicación de prácticas tradicionales Proceso de transmisión de prácticas tradicionales Aplicación de prácticas reconstruidas Proceso de aprendizaje/innovación de nuevas prácticas
Tecnologías endógenas/apropiadas
Multiplicación de semillas Producción de plantel Entutorado de plantas riego
Transformación agroalimentaria
Elaboración de conservas
Circuitos Biofísicos en el huerto:
• Distribución de la producción • Distancia recorrida por los productos: • Aprovechamiento de recursos endógenos versus independencia
de insumos externos.
Circuitos Biofísicos en el grupo de consumo
Criterios a tener en cuenta en los productos: •••• Mercados locales •••• Existencia de criterio de radio máximo •••• Distancia máxima recorrida por los productos
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Estabilidad en el acceso a la finca
Prácticas y cultura de apoyo entre los integrantes del grupo
• Colaboración en domingos verdes • Distribución semanal de verduras • Reparto de las bolsas de verduras • Contabilidad del grupo • Organización de turnos de participación • Organización asambleas • Financiación del grupo • Almacenamiento productos • Asumir trabajos del huerto en momentos de urgencia • Utilización de maquinaria del productor
Prácticas y cultura de apoyo con otros colectivos
Tipo de proyecto que se apoya Forma de apoyo a los diferentes proyectos
• Compromiso mínimo de compra • Sin compromiso
Prácticas de economía social
Financiación autogestionada Corresponsabilidad económica Autoconsumo Relaciones con otras redes o dimensiones productivas
Nivel/Calidad de vida
Análisis de la parte productora: Análisis del grupo de consumo: En el grupo de consumo es importante la incidencia de la experiencia en determinados hechos como:
• Posibilidad de desarrollar una experiencia agroecológica cuyo resultado es un aumento de la soberanía alimentaria en determinados productos que vienen del huerto.
• Satisfacer determinadas motivaciones personales como es la obtención de comida sana o la protección del medio ambiente.
• Expectativas de las participantes al establecer vínculos con el mundo rural.
Tabla 3. Indicadores utilizados en la dimensión política
CUESTIONES DATOS DE LA EXPERIENCIA Densidad de relaciones de la experiencia con otros colectivos
Participación a nivel de grupo en actividades en la ciudad Participación a nivel individual con otros colectivos de la ciudad
Participación dentro del colectivo
Reparto de tareas en la distribución semanal de la verdura
• Turnos de recogida de verdura • Turnos domingos verdes • Turnos de urgencia
Participación en la gestión de pedidos a otros productores
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Coordinación asamblea Elaboración de información
Equidad Las herramientas utilizadas con el objetivo de conseguir mayor equidad son: participación en domingos verdes, repartos de verdura, financiación mediante el sistema de cuotas.
Horizontalidad Asamblea como eje de participación. Género En el grupo 54% son mujeres, 23% hombres y 23%
participan por igual los dos miembros de una pareja. Estas cifras nos señalan la importancia femenina en el proyecto. La tendencia femenina en la parte consumidora (reproductiva) se mantiene en la productora. Las mujeres también participan en los trabajos del huerto en los “domingos verdes” y en los turnos de urgencia.
Motivación para participar en la cooperativa
Alimentación sana Protección medio ambiente Soberanía Alimentaria Criterios ideológicos
Nuevas formas de cooperación y corresponsabilidad (dentro y fuera del colectivo)
Imaginarios ideológicos
Igual que para la motivación
Cultura agroalimentaria Nuevo modelo alimentario con productos de temporada Intercambio de recetas Apropiación de nuevos elementos en la dieta (diversificación) Conocimiento de nuevas especies como alimento
Consumo de productos ecológicos Consumo de productos locales Consumo de productos no transformados Consumo de productos de temporada Cultura gastronómica apropiada