Download - Trabajo Capacidad e Incapacidad
INTRODUCCIÓN
La capacidad comienza o se adquiere con el nacimiento, Y debe ser
necesariamente persona para tener capacidad; es por eso que es necesario
tener en cuenta la diferenciación entre "capacidad de goce" (la capacidad de
Derecho) y "capacidad de ejercicio"(la capacidad legal); ya que de hecho,
puede tenerse capacidad de goce mas no de ejercicio, un ejemplo podríamos
hablar de los infantes que son propietarios de un bien inmueble, y aunque
tienen derechos sobre la propiedad, no pueden ejercitar sus derechos
vendiéndola o arrendándola.
La imposibilidad de ejercer o gozar de la capacidad legal se conoce como
"incapacidad". En la legislación peruana, todos tenemos por el simple hecho
de existir capacidad Jurídica o de Goce. Esta capacidad la adquirimos al
momento de nuestro nacimiento y la perdemos al morir.
Para obtener la capacidad de ejercicio debemos cumplir con algunos requisitos
que la ley señala. En el caso de nuestro País, se necesita tener 18 años
cumplidos, es decir, ser mayor de edad para ejercer la capacidad. Aunque
existe la figura de la emancipación donde un menor puede adquirir un grado de
capacidad de ejercicio casi idéntica a la de un adulto, excepto que no puede
casarse sin consentimiento de su tutor legal.
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Existen casos en que a pesar de cumplir la mayoría de edad, no se puede
contar con capacidad de ejercicio, ya que quienes estén en ese supuesto son
"incapaces" o están en estado de Interdicción. Este tipo de incapacidad es
natural y legal.
Natural porque su condición humana no les permite ejercer el derecho y legal
porque el derecho desde el punto de vista objetivo, reconoce dicha
imposibilidad de ser capaces en ejercicio.
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CAPACIDAD E INCAPACIDAD DE LA PERSONA
I. CAPACIDAD: CONCEPTO
La capacidad, es inherente a toda persona natural, desde su nacimiento
en el caso de la legislación peruana, para que pueda llegar a ser titular
de los derechos subjetivos que le reconoce y confiere el ordenamiento
jurídico.
Quien tiene capacidad puede adquirir derechos y contraer obligaciones,
así como ejercer sus derechos y cumplir sus obligaciones (deberes).
Existen dos tipos de capacidad para la persona, capacidad de goce y
capacidad de ejercicio.
1.1. CAPACIDAD DE GOCE O JURÍDICA
La capacidad de goce o jurídica es propia del ser libre, le es de su
naturaleza inherente; adquiriéndose plenamente con el
nacimiento. El nacimiento de una persona natural entraña la
consecuencia de ser considerado un miembro más de la
comunidad en la cual se instala, por lo que se conceptualizaría
como la capacidad para ser titular de derechos y deberes que
lo favorecen, aun cuando no los conozca ni esté en
condiciones de reconocerlos.
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La capacidad pertenece a todo ser humano; solo
excepcionalmente y por disposición de la Ley, una determinada
persona puede ser privada de determinados derechos civiles.
Cabe señalar que así como todos los seres humanos son
igualmente libres, también y por consiguiente, todos ellos son
igualmente capaces, no es posible la “semilibertad” como
tampoco es inimaginable la “semicapacidad”.
“Se es capaz o no se es”, como afirma la doctrina mayoritaria. Se
es plenamente libre y por tal motivo se es capaz plenamente.
ASPECTOS RELEVANTES SOBRE LA CAPACIDAD JURÍDICA
A. Imposibilidad legal de limitar totalmente la capacidad
jurídica de goce
Como ya lo señalamos, la libertad y la capacidad, que le es
inherente a la persona, sólo se extinguen con la muerte de la
persona. Por ello no existe, como sostiene la doctrina y la
legislación penal, “penas privativas de la libertad”.
Es del todo imposible privar de libertad al ser humano vivo,
desde que ello supone destruir su ser. Lo que sucede
realmente es que se limita o priva legalmente al sujeto, en
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mayor o menor medida. Por eso, “la incapacidad jurídica sólo
puede privar al incapaz del goce de uno o más derechos
específicos”1 y no de todos sus derechos civiles.
“La única capacidad que si es posible privar o restringir por
disposición de la ley es, la denominada capacidad de
ejercicio”.
No existe, pues, una incapacidad absoluta de goce, puesto
que ninguna persona puede estar privada de todos los
derechos. Sólo puede existir una incapacidad relativa de goce
expresamente establecida por la ley.
B. Inicio y fin de la capacidad jurídica
Cabe sostener que la “capacidad jurídica de goce, inherente y
propia de todo ser humano, es presupuesto y precede
existencialmente, dentro de un único proceso, al instante
fenoménico de la llamada capacidad de ejercicio, la misma
que se despliega en el mundo exterior”.
“Si bien todos los seres humanos, desde la concepción hasta
la muerte, están dotados de capacidad de goce, en cuanto
1 TORRES VASQUEZ, Aníbal: Introducción al Derecho. 2da edición. Editorial Temis. Lima, 2001. Pág. 385.
5
potencialidad inherente a su libertad constitutiva, no todos los
seres humanos son capaces de ejercicio”2.
C. ¿Existen clases de capacidad jurídica?
La respuesta a de ser afirmativa debido a que si existen. La
capacidad jurídica puede ser general, cuando es atribuido para
la totalidad de los derechos subjetivos reconocidos a las
personas por el ordenamiento jurídico.
La capacidad jurídica general se adquiere por el nacimiento,
mientras que la llamada capacidad jurídica especial se
establece caso por caso.
Nuestro Código Civil, regula la llamada capacidad de goce en
el artículo 3°. El nombrado artículo al referirse a “las
excepciones expresamente establecidas por la ley”, está
haciendo alusión a las excepciones propias de la capacidad de
ejercicio. Debido a que esta es la única que puede limitarse
tanto absoluta como relativamente.
La capacidad jurídica y la de obrar no son situaciones jurídicas
propiamente dichas ni estados civiles, sino limitaciones de la
subjetividad basadas en hechos naturales que afectan a la
2 FERNANDEZ SESSAREGO, Carlos. Derecho de las Personas. 8va. Edición. Editorial Grijley. Perú, 1999. Pág. 394 y sgtes
6
persona como supuesto individual racional y en actos jurídicos
especialmente regulados en atención a tales hechos. Dichos
hechos y actos son: el nacimiento, la muerte, la edad, la
enfermedad psíquica y la incapacitación, ninguno de los cuales
constituye estado civil, sino condiciones y circunstancias de
capacidad3.
1.2. CAPACIDAD DE EJERCICIO O DE OBRAR
La capacidad de ejercicio es la “aptitud o idoneidad que tiene el
sujeto para ejercer personalmente sus derechos y asumir
deberes”4; aludiendo a esta misma definición Juan Espinoza dice
que ésta es “la idoneidad o aptitud para ejercitar autónomamente
sus derechos y cumplir sus deberes”5.
La capacidad de ejercicio presupone necesariamente la
capacidad de goce; no se puede ejercer un derecho que no se
tiene. No debe olvidarse que toda persona, por el solo hecho de
serlo, tiene capacidad jurídica o de goce; pero no toda persona
que tenga capacidad jurídica tiene capacidad de ejercicio.
“La capacidad de ejercicio no atañe a la esfera del ser del
hombre, en cuanto tal, sino tiene que ver con la envoltura
3 RAMOS CHAPARO, Enrique. La persona y su capacidad civil. Editorial Tecnos, Madrid, 1955, Pág. 455.4 TORRES VASQUEZ, Aníbal. Op. Cit. Pág. 389.5 ESPINOZA ESPINOZA, Juan: Derecho de las personas. 3ra. edición. Editorial Huallaga. Lima, 2001. Pág. 328.
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sicosomático de que se vale el ser humano pata realizarse, para
hacer su vida”6.
La capacidad de obrar no es general. Está en función a actos, se
gradúa y varía en el mismo sujeto a lo largo de su vida. Sólo en la
medida que el ejercicio de un derecho constituya, además, la
actuación de una voluntad humana con finalidad objetiva y
externa, en la que estén comprometidos los intereses del sujeto,
se puede requerir algún grado de capacidad de obrar.
La capacidad de ejercicio puede sufrir limitaciones o restricciones
impuestas por la ley pero, aún en estas especiales situaciones no
puede perderse de vista el prevaleciente interés que significa la
tutela del ser humano concreto.
De la lectura del Código Civil Peruano, el artículo 42° dispone:
“Tienen plena capacidad de ejercicio de sus derechos civiles
las personas que hayan cumplido dieciocho años de edad,
salvo lo dispuesto en los artículos 43° y 44°.
De conformidad con el artículo 43 del Código Civil, son
absolutamente incapaces:
1. Los menores de 16 años,
salvo para aquellos actos determinados por la ley.
6 FERNANDZ SESSAREGO, Carlos. Op. Cit. Pág. 304.
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2. Quien por cualquier causa se halle privado de
discernimiento.
3. Los sordomudos, ciegosordos, ciegomudos que no puedan
expresar su voluntad de modo indubitable.
El Ordenamiento Jurídico limita a ciertas personas naturales la
capacidad de ejercicio, no por mero capricho, sino para evitar que
se contravengan las normas establecidas a una persona que
actúa sin discernimiento, que no puede distinguir entre lo bueno y
lo malo, entonces los actos que realice no ser válidos, debido a
que puede ir en contra de el mismo o de un tercero. Los actos
patrimoniales y contratos celebrados por el menor fuera de su
ámbito de capacidad son simplemente anulables.7
El grado pleno de la capacidad de obrar, que es, presupuesto
para el autogobierno, comienza con la mayoría edad y no tiene
límite superior. En nuestro Código Civil se declara nulos a los
actos que sean realizados por los sujetos absolutamente
incapaces.
Son relativamente incapaces según el artículo 44:
1. Los mayores de 16 y menores de 18 años.
2. Los retardados mentales.
7 RAMOS CHAPARO, Enrique. Op. Cit. Pág. 459.
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3. Los que adolecen de deterioro mental que les impide
expresar su libre voluntad.
4. Los pródigos.
5. Los que incurren en mala gestión.
6. Los ebrios habituales.
7. Los toxicómanos.
8. Los que sufren pena que lleva anexa la interdicción civil.
A pesar de que el Código vigente establece limitaciones para la
capacidad de ejercicio, da protección jurídica a los sujetos con
capacidad restringida.
CLASE DE CAPACIDAD DE EJERCICIO
Volviendo al tema de la capacidad de ejercicio, ésta puede ser:
a) General: “Es la capacidad atribuida para ejercer
todos los actos jurídicos permitidos por el ordenamiento
jurídico”8.
a.1) La capacidad general plena: Es la capacidad que
se adquiere al cumplir dieciocho años de edad y es
conferida al sujeto para la realización de todos los
8 TORRES VASQUEZ, Aníbal. Op. Cit. Pág. 389.
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actos que sean de su interés, sean patrimoniales, de
administración o de disposición.
a.2) La capacidad general atenuada: Es la que,
respecto a la anterior, no es plena, pero es general,
por cuanto el sujeto puede realizar todos los actos
que sean de su interés, pero con excepción de
determinados actos que no puede ejecutar sino con
asistencia de otras personas. Es decir, que es capaz
para realizar unos actos e incapaz para otros.
b) Especial: “Es la capacidad atribuida para
determinados actos singulares”9. Igualmente, la capacidad
de ejercicio puede ser plena y atenuada.
b.1) Capacidad especial de ejercicio pleno: Es la que
autoriza a celebrar libremente determinados actos
jurídicos, sin requerirse la autorización de nadie.
b.2) Capacidad especial de ejercicio atenuada: Es la
que faculta para efectuar ciertos actos con asistencia
o autorización de otras personas. Por ejemplo un
menor que puede ser autorizado para trabajar.
9 TORRES VASQUEZ, Aníbal. Op. Cit. Pág. 390.
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“En la mayoría de los casos, la capacidad especial de ejercicio
plena o atenuada es conferida a los menores que cuentan con
capacidad natural de ejercicio”10.
La capacidad de ejercicio puede ser natural o legal. La capacidad
natural de ejercicio puede ser practicada por menores de edad
que tienen discernimiento, la ley los faculta para que, sin cumplir
la edad de dieciocho años, ejerzan por sí mismos sus derechos.
La capacidad legal de ejercicio adquieren a los dieciochos años
de edad, salvo los casos de incapacidad de ejercicio absoluto y
los casos de incapacidad de ejercicio relativa, en los artículos 43 y
44 respectivamente de nuestro Código Civil Peruano.
II. INCAPACIDAD: CONCEPTO
La incapacidad es la falta de aptitud legal o de idoneidad en el sujeto
para adquirir derechos subjetivos, ejercitarlos y contraer obligaciones. La
incapacidad según el Código Civil se clasifican en: absoluta y relativa.
2.1. INCAPACIDAD ABSOLUTA.-
El artículo 43 C.C. enumera taxativamente quiénes son estas
personas, citando a los llamados legales. La disposición dice
10 Ibid.
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textualmente que son absolutamente incapaces: los menores de
dieciséis años, salvo para aquellos actos determinados por la ley;
los que por cualquier causa se encuentren privados de
discernimiento, y los sordomudos, los ciegosordos, y los
ciegomudos que no pueden expresar su voluntad de manera
indubitable.
A ellos el Código anterior agregaba los desaparecidos cuya
ausencia estuviera judicialmente declarada. Es lógico, pues como
explica Fernández Sessarego, un ausente no necesariamente es
genuinamente un incapaz (pese a que el art. 334 C.C. lo califique
como tal), sino una persona que no se encuentra en su domicilio y
de quien se carece noticias de su paradero.
Examinemos los distintos supuestos de incapacidad absoluta:
a) Menores de dieciséis años. En cuanto a los menores de
dieciséis años, la razón de declarar nulo cualquier negocio
en el que hayan intervenido manifestando su voluntad, es
porque se presume que debido “a su poca edad y al
desarrollo incompleto de sus facultades mentales, (...) no
pueden darse cuenta de lo que están haciendo”. O, como
dice Messineo, no tienen “un estado psíquico de idoneidad
para entender y para querer”. La ley estima que el menor
de dieciséis años que se obliga directamente lo hace sin
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tener conciencia plena de las responsabilidades que está
adquiriendo.
b) Falta de discernimiento. Se entiende como discernimiento
aquella aptitud mental que permite distinguir y reconocer
las cosas y los valores. La norma ha utilizado una fórmula
feliz -falta de discernimiento- pues su amplitud permite
abarcar un abanico de casos que, si bien no lindan con la
demencia, implican alteración de las facultades mentales
de los individuos. Aún más, con la expresión de nuestro
ordenamiento, cabe la nulidad de un negocio por la sola
enfermedad mental que provoque falta de discernimiento,
lo cual no necesariamente equivale a la alteración de todas
las facultades mentales.
En resumen, toda persona que habitualmente carezca de
discernimiento debido a una limitación mental, es incapaz
absoluto. El sujeto adolece de aptitud natural para
entender, conocer, saber o querer correctamente.
Consecuentemente, el negocio que celebre es inválido y
puede ser declarado nulo radicalmente.
c) “Los sordomudos, los ciegosordos y siegomudos que
no pueden expresar su voluntad de una manera
indubitable” también son considerados por la ley como
incapaces absolutos. La razón de ello está señalada en el
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mismo dispositivo y, por lo mismo, será nulo el negocio en
el que intervengan, porque será imposible saber con
certeza si efectivamente quieren o no celebrar el negocio, o
si lo desean con tal cual contenido. Pero se subsana el
inconveniente cuando el curador interviene en su nombre.
Es menester advertir que cesa la incapacidad absoluta
desde el instante en que aprenden a expresar su voluntad
de una manera inequívoca, sin que sea necesaria
declaración judicial que les exima de hacerse representar.
2.2. INCAPACIDAD RELATIVA
El artículo 44 C.C. puntualiza que son relativamente incapaces las
personas mayores de dieciséis y menores de dieciocho años de
edad; los retardados mentales o los que padecen deterioro mental
que les impide expresar su libre voluntad; los pródigos; los que
incurren en mala gestión en sus actividades económicas, los
ebrios habituales, los toxicómanos y aquellos que sufra la pena de
interdicción civil.
En nuestro sistema legal, como ya está dicho, la incapacidad legal
no se presume. Por eso los retardados mentales, los que sufran
deterioro mental, los pródigos, los malos gestores de sus
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actividades económicas, y los ebrios y drogadictos habituales se
consideran plenamente capaces mientras judicialmente no se
haya decretado lo contrario.
Las consecuencias de esta realidad saltan a simple vista. Una
cosa es invocar la anulabilidad de un contrato por incapacidad
relativa, que exige una previa resolución judicial declarativa de tal
estado, y otra cosa es por haber quedado demostrada la fragilidad
o insuficiencia mental, ebriedad o drogadicción, al momento de la
celebración del negocio. Consecuencia de ello será, sin duda, que
no deberá ser sancionado con nulidad relativa aquel contrato
suscrito por el pródigo o por el mal gestor..
Examinemos los distintos supuestos de incapacidad relativa:
a. Los mayores de dieciséis y menores de dieciocho años de
edad.
A este grupo la ley les otorga la posibilidad de realizar
determinados actos jurídicos: Artículo 1358.
b. Los retardados mentales.
“Su desarrollo intelectual es deficitario en relación con su
edad. La capacidad intelectual de la persona se ha detenido y
no ha evolucionado en consonancia con su edad.”
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Escala para establecer el cociente intelectual.
Estado Cociente Intelectual
Normal 90 – 109
Normal – Torpe 80 – 89
Fronterizo 70 – 79
Deficiente Mental 69 o menos.
Ojo: el retardado mental no está usualmente privado del discernimiento.
c. Los que adolecen de deterioro mental que les impide
expresar su libre voluntad.
Deterioro mental: proceso degenerativo de las capacidades
intelectivas. Tuvieron alguna vez condición mental normal y
han sufrido deterioro, menoscabo de la misma, al punto que
les imposibilita expresar su libre voluntad. “NO está privada
totalmente de discernimiento”
d. Los pródigos.
Prodigalidad: Profusión, desperdicio, consumo de la propia
hacienda, gastando excesivamente.
“dilapidador habitual, el que disipa sus bienes, el gastador
desordenado o manirroto”
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La prodigalidad es considerada como el “dispendio irracional
del propio patrimonio”.
Según el artículo 584° del Código Civil “puede ser declarado
pródigo el que teniendo cónyuge o heredero forzosos
dilapida bienes que exceden de su porción disponible.”.
e. Los que incurren en mala gestión.
No se trata, como en el caso de la prodigalidad, de una
tendencia al despilfarro sino de una “inhabilidad para la
administración de un patrimonio”
f. Los ebrios habituales.
La ebriedad habitual implica el consumo de licor, en forma
diaria e inmoderada, lo que impide a la persona expresar, de
manera consciente y libre, su voluntad.
La embriaguez habitual constituye causa de incapacidad
relativa cuando el consumo de alcohol es incontrolado, por ello
el ebrio habitual no puede discernir adecuadamente el bien del
mal.
g. Los toxicómanos.
En este caso, sinónimo de “drogadicto”.
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Se aplica a la persona que ha desarrollado fármaco-
dependencia severa, es decir aquélla que necesita consumir
alguna droga para aplacar su apetencia imperiosa de la
misma. (Carlos Fernández Sessarego)
h. Los que sufren pena que lleva anexa la interdicción civil.
En la actualidad la interdicción civil ha sido sustituida por la
inhabilitación, por tal razón deberá entenderse éste inciso
como: “Los que sufren pena que conlleva la inhabilitación”.
La inhabilitación debe ser entendida como la pena que limita a
la persona ciertos derechos distintos a la libertad ambulatoria.
Ésta puede ser “absoluta”: cuando se priva de todos los
derechos contenidos en el artículo 36° del Código Penal o
“relativa”, cuando se priva solo algunos derechos señalados en
el citado numeral.
“Artículo 36.- Inhabilitación
La inhabilitación producirá, según disponga la sentencia:
1. Privación de la función, cargo o comisión que ejercía el
condenado, aunque provenga de elección popular;
2. Incapacidad para obtener mandato, cargo, empleo o
comisión de carácter público;
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3. Suspensión de los derechos políticos que señale la
sentencia;
4. Incapacidad para ejercer por cuenta propia o por
intermedio de tercero profesión, comercio, arte o industria,
que deben especificarse en la sentencia;
5. Incapacidad para el ejercicio de la patria potestad, tutela o
curatela;
6. Suspensión o cancelación de la autorización para portar o
hacer uso de armas de fuego. Incapacidad definitiva para
obtener licencia o certificación de autoridad competente
para portar o hacer uso de armas de fuego, en caso de
sentencia condenatoria por delito doloso con pena privativa
de libertad superior a cuatro (4) años; medida que debe ser
impuesta en forma obligatoria en la sentencia."
7. Suspensión o cancelación de la autorización para conducir
cualquier tipo de vehículo o incapacidad para obtenerla por
igual tiempo que la pena principal; o"
8. Privación de grados militares o policiales, títulos honoríficos
u otras distinciones que correspondan al cargo, profesión u
oficio del que se hubiese servido el agente para cometer el
delito.”
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CONCLUSIONES
PRIMERA.- La capacidad de las personas físicas es la cualidad, aptitud o
idoneidad legal de toda persona -por el sólo hecho de serlo- que le permite ser
sujeto de derechos y obligaciones; es decir, posibilidad de ser parte de
relaciones jurídicas. Pues esta capacidad es la de goce y disfrute o simple
capacidad jurídica, como algunos la llaman, que es inherente a la esencia de
toda persona y que más que concesión legal es reconocimiento de uno de los
atributos elementales del ser humano
SEGUNDA.- La capacidad para adquirir o gozar de los derechos civiles la tiene
todo individuo por el solo hecho de ser persona, de manera que es uno de los
atributos esenciales de la personalidad. Sin embargo, la capacidad admite
fraccionamiento mientras que la personalidad es siempre indivisible. De aquí
que aun cuando son conceptos afines, la personalidad importa una noción más
amplia que la de capacidad de goce. - pero como no se concibe la personalidad
sin la capacidad, ni viceversa, se puede decir que son solo dos aspectos de
una misma cuestión. En cambio, la capacidad de ejercicio o la capacidad de
obrar, como la denominan algunos autores, consiste en hacer valer los
derechos, sea mediante la celebración de actos jurídicos, sea mediante la
realización de ciertos hechos que son lícitos en razón del derecho que se hace
valer.
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TERCERA.- la incapacidad legal no se presume. Por eso los retardados
mentales, los que sufran deterioro mental, los pródigos, los malos gestores de
sus actividades económicas, y los ebrios y drogadictos habituales se
consideran plenamente capaces mientras judicialmente no se haya decretado
lo contrario.
CUARTA.-Una persona que no haya sido considerada judicialmente incapaz,
es considerada capaz de ejercicio ante la sociedad, quedando apto para firmar
cualquier contrato que desee hacer.
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BIBLIOGRAFÍA
TORRES VASQUEZ, Aníbal: Introducción al Derecho. 2da edición. Editorial
Temis. Lima, 2001.
FERNANDEZ SESSAREGO, Carlos. Derecho de las Personas. 8va. Edición.
Editorial Grijley. Perú, 1999.
RAMOS CHAPARO, Enrique. La persona y su capacidad civil. Editorial Tecnos,
Madrid, 1955.
ESPINOZA ESPINOZA, Juan: Derecho de las personas. 3ra. edición. Editorial
Huallaga. Lima, 2001.
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