EDUCACIÓN
ESPECIAL
Iglesias Muñiz, Victoria Naves Suárez, Paula Pedagogía 4ºB 08/06/09
Trastorno por Déficit De Atención Con Hiperactividad TDAH
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ÍNDICE
1. Introducción Pág. 3
2. Evolución del término Pág. 4
3. Definición Pág. 7
4. Síntomas Pág. 8
5. Etimología Pág. 10
6. Tipos Pág. 14
7. Diagnóstico Pág. 16
8. Tratamiento Pág. 20
9. Bibliografía Pág. 22
10. Anexos Pág. 23
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1. INTRODUCCIÓN
Este trabajo trata sobre el TDAH, un trastorno por déficit de atención e
hiperactividad.
Hemos escogido este tema porque nos parecía muy interesante, ya que cada día esto
se da más en nuestras aulas y por tanto en la vida cotidiana, sin en muchas ocasiones saber
de qué se trata y, por lo tanto, calificar al niño de diversos trastornos que no se
corresponden con la realidad.
Para conocer un poco más sobre TDAH, en primer lugar, haremos un repaso general
de la evolución histórica del término, A continuación para saber en qué consiste este
trastorno atencional, haremos una definición en la que nos quede claro la explicación del
término y discriminar, así, otros que puedan parecerse. Posteriormente, haremos una
descripción de los síntomas y de las causas que se producen en estos casos. Una vez
concluido esto pasaremos a nombrar los tipos más significativos de TDAH que se dan en
nuestra sociedad.
En estos casos es muy importante un buen diagnóstico lo antes posible, ya que en
algunas ocasiones se detecta ya en la adolescencia. Para un buen diagnóstico daremos
algunas pautas que aconsejan los profesionales que están encargados del mismo.
Una vez diagnosticado el caso, se debe de realizar el tratamiento adecuado para
cada sujeto, ya que aunque en la mayoría de los casos el tratamiento médico es el mismo, el
tratamiento educativo puede variar mucho, tanto como personas con TDAH encontremos,
ya que no todos presentan las mismas dificultades.
Hemos realizado una visita a la asociación de padres con niños hiperactivos del Principado
de Asturias (ANHIPA) para informarnos algo más sobre el tema, como lo viven ellos y
como se trabaja fuera del centro educativo con los alumnos que presentan este trastorno.
También se ha realizado una exposición acerca del mismo a nuestros compañeros, todo ello
lo dejaremos reflejado a lo largo del trabajo y en los anexos finales.
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2. EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DEL TDAH
El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), uno de los
trastornos que afectan a los niños y a los jóvenes, es uno de los temas más estudiados en
psicopatología infantil, pues se han utilizado a lo largo de la historia múltiples términos
para designarlo y se han publicado muchos artículos en relación a este tema. Actualmente, a
pesar del gran interés que ha suscitado, existen diferencias tanto en la terminología utilizada
para referirse a este trastorno, como a su etiología, diagnóstico y tratamiento.
Como recoge Caterina Calderón Garrido (2003), en su Tesis Doctoral, fueron
George Frederic Still, en 1902, y Alfred F. Tredgold, en 1908, los primeros autores que
acuñaron el concepto de hiperactividad. La concepción que estos autores tenían para
referirse al término de hiperactividad estaba inmersa en un contexto social y científico de la
época, donde Inglaterra estaba determinada por el dominio económico y la revolución
industrial. Para ello, Still, tras analizar veinte casos de niños que presentaban problemas de
conducta, llegó a la conclusión de que las características que presentaban (temperamento
violento, inquietud, incapacidad para mantener la atención, fracaso escolar, ausencia de
déficit intelectual, entre otras) eran debidas a un daño pre o postnatal, que él denominó
Defectos en el control moral. Sin embargo, Tredgold se refería a un conjunto de niños con
problemas de conducta, como Grupo de deficientes mentales –no idiotas- cuyas
características eran la hiperactividad, anormalidades en la forma y el tamaño de la cabeza,
problemas de coordinación, falta de atención, incapaces de recibir beneficios de la
enseñanza ordinaria, etc.
Durante esta época (1917), en España, Rodríguez Lafora hacía referencia a la
constitución psicopática de los niños inestables cuyas características los describían como
mentalmente normales, con incapacidad para dominar sus reacciones, nerviosos, molestos,
inquietos, con falta de atención, etc., denominando estas alteraciones como Perturbaciones
de la movilidad.
Otros estudios de casos individuales, mencionados también en la Tesis de Calderón
Garrido, fueron los de Hohman y Ebaugh, entre 1922 y 1923, que describían, tras varios
estudios clínicos, a niños con Síndrome de inestabilidad psicomotriz. Un año más tarde,
Steker y Ebaugh, denominaban la inestabilidad emocional, la irritabilidad, el
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empeoramiento en la atención y en la memoria, los tics, la depresión… como un Trastorno
de conducta postencefálico. Y fueron Khan y Cohen, los primeros autores que acuñaron un
nuevo término, Síndrome de Impulsividad Orgánica, caracterizado por la presencia de
impulsividad, hiperactividad, conducta antisocial y debilidad emocional, a causa de un daño
cerebral prenatal o por un defecto congénito.
De esta manera, se sacaba en conclusión, que ya en esta época se empezaban a
interrelacionar tanto los factores orgánicos como los factores ambientales, consecuencia de
una disfunción cerebral.
Otra época marcada por los estudios de este trastorno y considerada como el
supuesto origen de la hiperactividad, relacionaba la conducta de los niños que padecían una
encefalitis con la conducta que presentaban los niños considerados hiperactivos, pues se
pensaba que los niños con hiperactividad mostraban algún tipo de daño cerebral. A esta
idea, se acogieron Strauss, Kephart y Lehtinen Y Goldberg en 1947, cuando fijaron el
nombre de “Lesión Cerebral Mínima” analizando el daño cerebral como única causa de
esta anomalía. Tras muchas investigaciones, es en 1962 cuando Clements y Peters cambian
el término por “Disfunción Cerebral Mínima” asociada a alteraciones del Sistema Nervioso
Central. Los niños ante esta disfunción presentaban trastorno de memoria y atención,
impulsividad, deterioro perceptivo motor, alteraciones de aprendizaje y de conducta,
hiperactividad, debilidad emocional, etc.
A partir de la década de los 70, la denominación del término ha seguido
evolucionando. En esta época, ha habido un fuerte aumento de programas norteamericanos
de educación especial junto a una mayor tendencia en la que se entendía la hiperactividad
como un problema conductual, al no encontrar ninguna lesión cerebral como causa del
trastorno. Un autor importante de este momento, fue Douglas, que junto con su equipo, la
Asociación Canadiense de Psicólogos, plantearon un nuevo supuesto en el que
determinaban el Déficit de Atención como una incapacidad en los niños para mantener la
atención y controlar la impulsividad, y no la excesiva actividad motriz.
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (en inglés,
Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) (por sus siglas, DSM) de la
Asociación Psiquiátrica Americana (APA), incorpora una clasificación de los trastornos
mentales y facilita las descripciones precisas de las categorías diagnósticas, con el fin de
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que los profesionales de las ciencias de la salud, puedan diagnosticar, estudiar e
intercambiar información además de tratar los distintos trastornos mentales.
Y es en la década de los 80, cuando el DSM-III introduce nuevas pautas para la
definición del trastorno, nombrándolo “Déficit de atención con o sin hiperactividad”, en la
que se dispuso una mayor importancia a los aspectos atencionales del trastorno.
En 1988, tras las críticas recibidas debidas a la disconformidad de los criterios
establecidos por el DSM-III, se publica una tercera edición renovada, el DSM-III-R. En él,
se agruparon los síntomas del trastorno en un solo subtipo, el denominado “Trastorno por
Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH)” caracterizado por la dificultad de
permanecer sentado, verborrea, no escuchar lo que dice, falta de atención, entre otras.
Actualmente, está puesto en marcha, desde 1994, el DSM-IV y posteriormente el
DSM-IV-TR, en el 2002. El primero de ellos, mantiene el mismo concepto que su
antecesor, aunque algunos de los criterios que lo caracterizan son diferentes; como, mover
en abundancia las manos y los pies, hablar en exceso o tener la dificultad para organizar las
tareas. Como señala la APA en su página Web1, actualmente se está trabajando en una
continuación hacia el DSM-V para mantener el orden en la práctica de la psiquiatría y la
continuidad en los estudios de investigación. Estará listo para el 2012.
Las discrepancias en los criterios diagnósticos entre el sistema CIE-10 de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), en 1992 y el DSM-IV-TR son importantes para
entender los diferentes estudios. Para especificar un trastorno hipercinético, es decir, “una
forma grave de TDAH, donde están presentes a la vez hiperactividad, impulsividad e
inatención, con repercusión muy grave en la vida del niño a nivel escolar, familiar y
social” (Soutullo, 2004, p.8), según las pautas establecidas por el CIE-10, se necesita que el
niño presente al menos seis síntomas persistentes de inatención o seis síntomas de
hiperactividad/impulsividad para los tipo inatento o hiperactivo/impulsivo, o síntomas en
ambas áreas (seis síntomas de cada grupo) en el tipo combinado. De esta forma, el trastorno
hipercinético de la CIE-10 presenta un síndrome más severo y menos frecuente.
1 http://www.psych.org/dsmv.asp
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3. DEFINICIÓN DEL TDAH
Según DSM-IV de la Asociación Americana de Psiquiatría, en López Ibor (1995), el
Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad es un trastorno de tipo neurobiológico,
que produce la desatención de capacidades importantes para el desarrollo académico,
social, emocional y físico. Se caracteriza por ser un déficit determinado por la desatención
y la hiperactividad.
Para Orjales Villar (2001), el déficit lo define como un trastorno del desarrollo que
establece un patrón de conductas constantes, caracterizado por inquietud y excesiva falta de
atención, y que se manifiesta en situaciones que requieren inhibición motora.
Para que a un niño se le pueda decir que tiene TDAH, ha de cumplir los cinco
criterios establecidos por el Manual Estadístico y de Diagnóstico (DSM-IV-TR). Para ello,
deben cumplirse todos y cada uno de los siguientes criterios (de la “A” a la “E”):
A. Mostrar síntomas de déficit de atención o de hiperactividad/impulsividad (al
menos una de las dos, o ambas conjuntamente).
B. El trastorno puede determinarse a cualquier edad, pero deben existir indicios
de alteración de la atención o de la hiperactividad/impulsividad, antes de los
7 años de edad.
C. Como mínimo, los síntomas deben permanecer durante un periodo de 6
meses.
D. Los síntomas se dan en más de un ambiente (casa colegio, amigos), aunque
se note más en el colegio porque hay mayor exigencia de atención y
autocontrol.
E. No debe aparecer junto a un trastorno generalizado del desarrollo, una
esquizofrenia u otro trastorno psicótico.
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4. SÍNTOMAS DEL TDAH
Seguidamente, hablaremos sobre las principales agrupaciones de síntomas del
TDAH, presentadas en el DSM-IV: los problemas de atención, de hiperactividad y de
impulsividad.
Problemas de atención:
1) A menudo no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores
por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades.
2) A menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en
actividades lúdicas.
3) A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente.
4) A menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos, u
obligaciones en el centro de trabajo (no se debe a comportamiento
negativista o a incapacidad para comprender instrucciones).
5) A menudo tiene dificultades para organizar tareas y actividades
6) A menudo evita, le disgusta o es renuente en cuanto a dedicarse a tareas que
requieren un esfuerzo mental sostenido (como trabajos escolares o
domésticos).
7) A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades (p. Ej.
juguetes, ejercicios escolares, lápices, libros o herramientas).
8) A menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.
9) A menudo es descuidado en las actividades diarias.
Problemas de hiperactividad:
10) A menudo mueve en exceso manos o pies, o se remueve en su asiento.
11) A menudo abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que se
espera que permanezca sentado.
12) A menudo corre o salta excesivamente en situaciones en que es inapropiado
hacerlo (en adolescentes o adultos puede limitarse a sentimientos subjetivos
de inquietud).
13) A menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a
actividades de ocio.
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14) A menudo "está en marcha" o suele actuar como si tuviera un motor.
15) A menudo habla en exceso.
Problemas de impulsividad:
16) A menudo precipita respuestas antes de haber sido completadas las
preguntas.
17) A menudo tiene dificultades para guardar turno.
18) A menudo interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros (p. Ej. se
entromete en conversaciones o juegos)
Estos 18 ítems diagnósticos del DSM-IV conforman una de las escalas específicas
para el TDAH, la escala SNAP-IV. Para la valoración de estos criterios es de utilidad la
versión abreviada del SNAP-IV (incluida en el anexo). Por ejemplo, la Asociación de
Niños Hiperactivos del Principado de Asturias (ANHIPA) utiliza esta escala como
instrumento para valorar a los niños con esta problemática.
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5. ETIMOLOGÍA DEL TDAH
Muchos de los investigadores (Heilman, Voeller y Nadeau, Teeter y Semrud-
Clikeman), como menciona Caterina en su Tesis, han rechazado la teoría que planteaba,
que el daño cerebral era la principal causa del TDAH. Sólo en un 5% de los casos
estudiados se han hallado anomalías sin determinar. Actualmente, no existe ninguna prueba
científica específica, ya sea electrofisiológica, bioquímica, anatómica o genética, que
permita diagnosticar de manera segura el TDAH. “A pesar de ello, las investigaciones que
vienen realizándose desde la pasada década señalan la implicación de factores biológicos
en el TDAH” (Calderón Garrido, 2003, p.59)
La neurociencia ha avanzado rápidamente en los últimos quince años. Los factores
que se consideran causantes del TDAH son de tipo: genético, neuroquímico,
neuroanatómico y de riesgo.
1. Factores genéticos
El principal origen del TDAH es genético. Aproximadamente el 75% de la causa del
TDAH es heredable. Aún así, no se sabe con seguridad cuales son los genes asociados al
desarrollo del trastorno. Se ha incluido al gen DRD4, que está en el cromosoma 11,
responsable de producir el receptor D4 del neurotransmisor dopamina. El receptor D4 se
activa a la dopamina, pero también por la adrenalina noradrenalina. Este gen es defectuoso
en el 30% de la población normal y alrededor del 55% en los pacientes con TDAH.
Otro gen relacionado, es el DAT1, también un gen de la dopamina, que se encuentra
en el cromosoma 5.
Los estudios desarrollados sobre los factores genéticos que inciden en el TDAH se
establecen a partir de las diferentes investigaciones realizadas en familias y en estudios de
gemelos.
Las prácticas realizadas con las familias muestran claramente, la influencia genética
como causa del TDAH. En muchas de las investigaciones se ha podido comprobar esta
incidencia. Especialmente, se observa que guarda una relación significativa con los
trastornos depresivos y de ansiedad de las madres, y con los trastornos de personalidad
antisocial y alcoholismo de los padres.
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En los trabajos llevados a cabo con gemelos, persiste la idea del factor genético
como causa del TDAH.
2. Factores neuroquímicos
Los neurotransmisores son mensajeros químicos (moléculas) que mediante un
impulso eléctrico hacen que las neuronas se puedan comunicar entre ellas.
Alguno de los estudios, indican que en el TDAH hay problemas en los circuitos
reguladores que comunican el córtex prefrontal y los ganglios basales. Estas dos áreas del
cerebro se comunican mediante la dopamina y la noradrenalina.
Las deducciones de los estudios sobre los componentes neuroquímicos, en la
explicación de la anomalía del TDAH, no aclaran muchos de los supuestos planteados, ya
que falta demostrar una relación directa entre un tipo de neurotransmisor y sus efectos
sobre la conducta del niño.
Fig.1. Imagen2 de la actividad en la zona frontal de un niño sano y un niño con TDAH.
3. Factores neuroanatómicos
Estudios de neuroimagen (técnica de evaluación funcional del cerebro) manifiestan
que, en niños con TDAH, existen regiones cerebrales afectadas, como son: la corteza
prefrontal, el cuerpo calloso y los ganglios de la base. Existe una alteración en los circuitos
reguladores que comunican la corteza prefrontal y los ganglios de la base, estos se
trasmiten mediante la dopamina y la noradrenalina. Dichas zonas están relacionadas con la
2 Soutullo (2004), p.36.
12
inhibición de las respuestas automáticas (impulsivas) y con la regulación de la atención.
Por lo tanto, los niños con este déficit tienen un córtex prefrontal más pequeño. Esta
zona se encarga de la función ejecutiva, es decir, cómo planificar una acción, iniciarla,
monitorizar si se está haciendo bien o mal, reconocer y corregir los errores, comprobar si
estamos siguiendo el plan, evitar distracciones por estímulos irrelevantes, rechazar
interferencias y ser capaz de acabar la acción (Soutullo, 2004).
Fig. 2. Funciones de las áreas del cerebro que están afectas por TDAH3.
Las cortezas premotora y prefrontal superior que entre otras funciones se encargan
del control de los impulsos, presentaban (como vimos en la Figura.1.) un descenso mayor
de actividad.
Factores de riesgo
Diferentes estudios han mostrado la relación que guardan los factores de riesgo para
explicar una de las causas que afecta al TDAH. Entre los factores de riesgo planteados, se
distinguen: el hábito de fumar tabaco o el consumo de alcohol en madres embarazadas
(multiplica el riesgo por tres), las dificultades durante el embarazo y el parto, como, por
ejemplo, el bajo peso de los lactantes al nacer en niños prematuros, anoxia (la falta casi
total de oxígeno en la sangre o en los tejidos corporales) durante el parto; la exposición a
3 Soutullo (2004), p.37.
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agentes químicos y la existencia de daño cerebral, como, la exposición del feto a fármacos
estimulantes del sistema nervioso (por ejemplo, el consumo de anfetaminas, cocaína, etc.)
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6. TIPOS
Los tipos que nos podemos encontrar ante un TDAH son los siguientes:
1. Déficit de atención.
Los niños con falta de atención tienen problemas para concentrarse y se aburren al poco
tiempo de empezar una actividad. Presentan dificultades a la hora de organizar y completar
tareas.
Las tareas escolares para casa son particularmente difíciles para estos niños. En
ocasiones se olvidan las tareas o los materiales en clase. Cuando finalizan los deberes, éstos
suelen presentar errores, lo cual es frustrante para los niños y los padres.
Signos de falta de atención:
Se distrae fácilmente por cosas irrelevantes.
A menudo no presta atención a los detalles o comete errores por descuido.
Rara vez sigue las instrucciones con cuidado, pierde u olvida cosas, como juguetes,
lápices, libros, etc.
Con frecuencia cambia de una actividad a otra, sin completarlas.
Estos niños parecen soñadores y también suelen ser lentos, además presentan
dificultades para procesar la información de la misma forma que lo harían el resto de niños.
2. Hiperactividad /Impulsividad
Los niños hiperactivos están en movimiento constante. Van de un lado a otro con
rapidez, tocándolo todo o hablan sin parar. Les resulta difícil estar sentados en clase o en la
comida, se sientan interiormente inquietos y suelen necesitar estar ocupados, e incluso
hacer varias cosas a un tiempo, como ocurre en adolescentes y adultos.
Los niños impulsivos actúan sin pensar. A menudo hacen comentarios inapropiados,
muestran sus emociones sin restricción y actúan sin tener en cuenta las consecuencias de
sus actos. Les resulta difícil esperar para conseguir algo.
Signos de hiperactividad-impulsividad:
Están inquietos, a menudo moviendo sus manos o pies o revolviéndose en sus
asientos.
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Corren, escalan o dejan su asiento en situaciones en las que se espera que estén
quietos.
Responden a preguntas de manera precipitada antes de haber escuchado toda la
pregunta.
Tienen problemas para esperar en colas, y quieren obtener lo que desean de
inmediato.
3. Combinado
En este caso, los niños presentan los dos casos anteriores. Tienen falta de atención y a
la vez son hiperactivos /impulsivos.
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7. DIAGNÓSTICO Y EVALUACIÓN
El diagnostico es diferente en el caso de los niños y en el de los adultos. El
evaluador debe tener en cuenta dos cuestiones; por una parte, conocer las pautas de
desarrollo propias de cada intervalo de edad, y por otra parte conocer el curso del desarrollo
de los problemas de conducta.
Son los adultos que están alrededor del niño los que se dan cuenta de que éste
necesita ayuda.
Los problemas pueden darse tanto en el ámbito psicológico como en el fisiológico y
en sociocultural.
La evaluación debe ser continua, que englobe la sumativa y la formativa que
englobe las características específicas del niño, su estado fisiológico, sus características
psicológicas, su intensidad, la frecuencia y persistencia de sus problemas, teniendo en
cuenta su edad y nivel de desarrollo, así como también el contexto familiar y social.
Se debe recoger información de diversas fuentes, padres, profesores y el propio
niño.
Instrumentos de evaluación.
Los instrumentos de evaluación más utilizados son las entrevistas, escalas de
valoración de conducta, test y medidas de laboratorio.
La entrevista es uno de los métodos más utilizados para obtener información sobre
las alteraciones conductuales y los problemas que presentan los niños. Además facilitan la
relación entre el entrevistador y los padres.
Podemos destacar dos entrevistas:
La entrevista clínica (Clinical Interview form for child and adolescente
ADHD Patiens; Barkley,).
Semiestructurada, dirigida a los padres. Permite obtener información sobre la
historia del niño en una pluralidad de aspectos. Contiene seis sesiones que recogen la
historia del desarrollo (salud de la madre en el embarazo, salud de niño, interacción con el
ambiente, adaptación en el periodo postnatal y los hitos del desarrollo), la historia médica
(enfermedades, intervenciones, hospitalizaciones, funciones del sistema nervioso,
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respiratorio, digestivo y circulatorio), la historia de tratamientos anteriores (tratamientos
psicológicos y medicación), la historia escolar, la historia familiar y la historia social del
niño.
La entrevista diagnóstica (Diagnostic Interview for children and adolescents
DICA_P; Reich, Shayka y Taiblenson,).
Es la más utilizada para diagnóstico infantil. Estandarizada, cuyo objetivo es
obtener información sobre la conducta del niño. Los padres dan la información sobre los
síntomas psicopatológicos y el clínico realiza los juicios acerca de la frecuencia y gravedad
de los problemas descritos la escala consta de 247 ítems, que exploran los diferentes
síntomas conductuales como trastorno con déficit de atención con hiperactividad, trastorno
negativista- desafiante, trastorno disocial, ansiedad de separación, etc.
La valoración de la escala recoge, la ausencia, presencia o duración de tales
trastornos.
Resumen de aspectos utilizados:
- Datos demográficos: información sobre datos personales y organigrama
familiar.
- Trastorno de conducta: información sobre presencia o ausencia de los
síntomas. Deterioro clínicamente significativo de dichos problemas en la
actividad social o escolar y edad de inicio de los mismos.
- Trastorno del estado de ánimo: presencia o ausencia de los síntomas de
episodio depresivo, maníaco. Deterioro clínicamente significativo de dichos
problemas en la actividad social o escolar.
- Trastorno por ansiedad de separación: presencia o ausencia de los síntomas
del trastorno por ansiedad de separación. Deterioro clínicamente
significativo de dichos problemas en la actividad social o escolar.
- Fobia: presencia o ausencia de los síntomas de las fobias. Deterioro
clínicamente significativo de dichos problemas en la actividad social o
escolar.
- Enuresis y Encopresis: presencia o ausencia de los síntomas de ambos.
Deterioro clínicamente significativo de dichos problemas en la actividad
social o escolar.
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Escalas de valoración de conducta para padres y profesores.
Componente esencial en la evaluación y diagnostico del TDAH. Utilidad para
establecer el grado de desviación estadística y evolutiva de las conductas alteradas en el
niño.
- Child Behavior checklist/4-18: CBCI. Achenbach, 1991a y Teacher’s report
form/5-12: Achenbach, 19991b.
- Conners’ Parent Rating Scales-48 (DPRS-R) y Conners’ Teachers Rating
Scales- 28(CTRS-R) Perfiles para ambos sexos y diferentes grupos de edad
entre 3 y 17 años
Escala de Problemas de Conducta EPC.
- Problemas escolares
- Conducta antisocial
- Timidez /Retraimiento
- Trastornos Psicopatológicos
- Problemas de Ansiedad
- Trastornos Psicomáticos
- Adaptación Social
Test y medidas de laboratorio.
Test de ejecución continua CPT.
Test de Emparejamiento de Figuras Familiares (MFFT).
El diagnóstico puede ser realizado por diversos profesionales, pero siempre debe ser
de forma adecuada.
Un pediatra con experiencia puede realizar un buen diagnóstico y darle tratamiento,
pero normalmente son los especialistas (Neuropediatra, Psiquiatra infantil, Psiquiatra o
neurólogo), los que harán el diagnóstico definitivo. Después de esto se realizara la
intervención con un psicólogo, pedagogo o profesor de apoyo, para realizar el tratamiento.
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Por lo tanto el diagnóstico les compete a diversos profesionales expertos:
- Neuropediatras
- Psiquiatras
- Pediatras
- Neurólogo
- Psicólogos
- Pedagogos
Como ya indicamos anteriormente, el diagnóstico suele realizarse a los 6-8 años, y
está basado en la valoración del comportamiento, para determinar la presencia o no de
trastornos asociados. Así como valorar el desarrollo intelectual, afectivo y social del niño.
No existe ninguna prueba neurológica o médica para detectarlo y que lo discrimine de los
demás Síndromes.
Se debe especificar el subtipo de TDAH, para establecer la intervención educativa
adecuada en los ámbitos familiar, social y escolar, además del tratamiento farmacológico
adecuado.
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8. TRATAMIENTO
1. Tratamiento farmacológico con psicoestimulantes.
- Medicación: Dextroanfetamina, Pemolina, metilfenidato, modafinilo.
Estos medicamentos disminuyen la agresividad, aunque no mejora la conducta
personal. Además mejoran en su rendimiento académico en la resolución de problemas,
además de mejorar el autocontrol y la ejecución académica.
En los últimos años los fármacos de efecto inmediato tienden a ser sustituidos por
otros preparados que, con los mismos principios activos, logran un efecto más prolongado,
mejorando la calidad de vida de los afectados, sobre todo los escolares.
Respecto del modafinilo, su eficacia fue comprobada y estuvo a punto de lanzarse al
mercado para tratar el TDAH.
Más recientemente, se aprobó en EE. UU. La prodroga lisdexanfetamina (Vyvanse),
cuya molécula resulta de una amalgama de dexanfetamina con el aminoácido lisina. Como
consecuencia de esa modificación en la estructura, el organismo demora mucho más tiempo
en metabolizar la sustancia, y la acción terapéutica se prolonga notablemente. Se la
considera prodroga porque sus efectos son debidos a la dexanfetamina, y ésta se separa del
aminoácido exclusivamente en el hígado.
En España el único estimulante aceptado para el tratamiento del TDAH es el
metilfenidato, comercializado con el nombre de Rubifen (efecto inmediato) o Concerta
(liberación prolongada). Otro fármaco disponible es la atomoxetina (Strattera). En cuanto al
modafinilo (Modiodal), carece aún de aprobación expresa para esta indicación. Sin
embargo, los profesionales de la salud tienen el derecho de recetarlo off-label para tratar el
trastorno, si es pertinente.
Tal como ha sucedido con otras psicopatologías cuyo tratamiento es
preeminentemente farmacológico, tanto la entidad diagnóstica de TDAH como la viabilidad
del tratamiento médico, han sido abiertamente rechazados por movimientos minoritarios y
marginales, partidarios de la denominada antipsiquiatría.
La complementariedad entre terapias cognitivo conductuales y el seguimiento.
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2. Tratamiento educativo.
Consta de Psicoeducación y entrenamiento a los padres para controlar el
comportamiento del niño, terapia familiar e individual que reduce el estrés en él y en la
familia y, apoyo en el colegio en las áreas donde el niño está más necesitado.
Se deben premiar y reconocer los comportamientos positivos en casa y en el
colegio. Además se enseña al niño a autocontrolarse y monitorizar sus actividades
inapropiadas, para que se vaya dando cuenta de cómo son sus comportamientos que
interrumpen y molestan a los demás y como intentar reducirlos.
En este tratamiento deben colaborar tanto los profesionales especialistas, como los
padres y los profesores del centro escolar.
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3. BIBLIOGRAFÍA
CALDERÓN GARRIDO, Caterina. Trastorno por Déficit de Atención con
Hiperactividad: Programa de Tratamiento Cognitivo-Conductual. Directores: Juan
Antonio Amador Campos y María Forns i Santacana. Tesis Doctoral. Universidad de
Barcelona, Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos,
Barcelona, 2003.
LÓPEZ IBOR, Juan José (Dir.) et al. (1995.) DSM-IV: Breviario: criterios
diagnósticos. Barcelona: Masson.
ORJALES, Isabel (2001). Déficit de atención con hiperactividad: Manual para
padres y educadores. Madrid: Ciencias de la Educación Preescolar y Especial (CEPE).
SOUTULLO ESPERÓN, Cesar (2004). Convivir con niños y adolescentes con
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Madrid: Panamericana
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4. ANEXOS
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