UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR
FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL
CARRERA DE COMUNICACIÓN SOCIAL
Ciberetnografía sobre el travestismo identitario en sujetos
virtuales: estudio de caso, red social Facebook.
Proyecto de investigación previo a la obtención del título de
Comunicadora Social con énfasis en Educomunicación, Arte y
Cultura
Nancy Patricia Moreno Guamán
DIRECTOR: Dr. Álvaro Cuadra Rojas
Quito, enero 2018
ii
DERECHOS DE AUTOR
Yo, Nancy Patricia Moreno Guamán, en calidad de autora y titular de los derechos
patrimoniales del trabajo de titulación “Ciberetnografía sobre el travestismo identitario
en sujetos virtuales: Estudio de caso, red social Facebook”, modalidad Proyecto de
Investigación, de conformidad con el Art. 114 del CÓDIGO ORGÁNICO DE LA
ECONOMÍA SOCIAL DE LOS CONOCIMIENTOS, CREATIVIDAD E
INNOVACIÓN, concedo a favor de la Universidad Central del Ecuador una licencia
gratuita, intransferible y no exclusiva para el uso no comercial de la obra, con fines
estrictamente académicos. Conservo a mi favor todos los derechos de autor sobre la
obra, establecidos en la normativa citada.
Así mismo, autorizo a la Universidad Central del Ecuador para que realice la
digitalización y publicación de este trabajo de titulación en el repositorio virtual, de
conformidad a lo dispuesto en el Art. 144 de la Ley Orgánica de Educación Superior.
La autora declara que la obra objeto de la presente autorización es original en su forma
de expresión y no infringe el derecho de autor de terceros, asumiendo la
responsabilidad por cualquier reclamación que pudiera presentarse por esta causa y
liberando a la Universidad de toda responsabilidad.
Nancy Patricia Moreno Guamán
CC: 1718513748
Dirección electrónica: [email protected]
iii
APROBACIÓN DEL TUTOR
En mi calidad de tutor del Trabajo de Titulación, presentado por NANCY PATRICIA
MORENO GUAMÁN, para optar por el Grado de Licenciada en Comunicación
Social; cuyo título es: CIBERETNOGRAFÍA SOBRE EL TRAVESTISMO
IDENTITARIO EN SUJETOS VIRTUALES: ESTUDIO DE CASO, RED
SOCIAL FACEBOOK, considero que dicho trabajo reúne los requisitos y méritos
necesarios en el campo metodológico y epistemológico para ser sometido a la
presentación pública y evaluación por parte del tribunal examinador que se designe.
En la ciudad de Quito, a los 23 días del mes de enero de 2018.
iv
DEDICATORIA
A Elisa y Manuel,
“La verdadera luz jamás se describe”
v
AGRADECIMIENTO
A mamá y papá, por soltarme a la vida sin
condicionamientos ni restricciones. Todo, absolutamente
todo lo que lleva su nombre, es lo que yo reconozco como
Libertad y Amor.
A las mujeres de mi familia, que somos muchas -y tan,
pero tan distintas-, por mantener intacto el compromiso
de querernos y cuidarnos siempre.
A los seres que abandonaron la materialidad de la vida
y ahora descansan en mi memoria. Sé que me
acompañan.
A mis amigas y amigos, por la risa interminable y el oído
atento.
Al docente Álvaro Cuadra Rojas, por compartirme su
vasta producción teórica para sentar las guías del
presente trabajo. Por acercarme a su Chile querido en
cada conversación.
A Juan Carlos Strocovsky, responsable del Servicio de
Referencia de la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires, por atender amablemente
mi búsqueda bibliográfica y facilitarme buena parte de
los documentos utilizados en esta investigación.
A quienes luchan.
vi
ÍNDICE DE CONTENIDO
AUTORIZACIÓN DE LA AUTORÍA INTELECTUAL ii
APROBACIÓN DEL DIRECTOR iii
DEDICATORIA iv
AGRADECIMIENTO v
RESUMEN viii
ABSTRACT ix
INTRODUCCIÓN 1
JUSTIFICACIÓN 6
CAPÍTULO I 7
COMUNICACIÓN Y TECNOLOGÍA 7
1.1 Mudar la piel: Comunicación y debates contemporáneos. 7
1.2 Sobre el advenimiento tecnológico: elevar odas o presagiar fatalidades. 12
1.3 Conceptualizando la Comunicación Mediada por Computadora (CMC). 18
CAPÍTULO II 22
‘QUÉ VES CUANDO ME VES’: TRAVESTISMO IDENTITARIO 22
2.1 De la comunidad física a la red social virtual. 22
2.2 Facebook. 26
2.3 Identidad. 30
2.4 EDITAR: diseño personalizado de identidades. 36
CAPÍTULO III 38
“SER O NO SER, ¿ESA ES LA CUESTIÓN?” 38
3.1 Detalles metodológicos. 38
3.2 Metodología de investigación. 39
3.2.1 Etnografía virtual. 42
3.3 El diseño que invita a mostrarse: Análisis pragmático. 45
3.3.1 Serie Visual Lingüística. 45
vii
3.3.2 Serie Visual No Lingüística. 46
3.3.3 Serie Visual Paralingüística. 46
3.3.4 Serie Visual Multimedial. 49
3.4 Reflexiones teóricas sobre el Yo Online. 50
3.5 Reflexiones finales. 60
ANEXOS 63
BIBLIOGRAFÍA 69
ÍNDICE DE ANEXOS
ANEXO No 1 Katherine Anangonó Tatés. Experiencia en Facebook. 63
ANEXO No 2 Gabriela Gómez. Experiencia en Facebook. 64
ANEXO No 3 Alicia Nataly Maya Santacruz. Experiencia en Facebook. 66
ÍNDICE DE CUADROS
CUADRO No 1 Particularidades de la Etnografía Virtual 44
CUADRO No 2 Series Sígnicas 45
ÍNDICE DE GRÁFICOS
GRÁFICO No 1 Página principal de Facebook 47
GRÁFICO No 2 Biografía 47
GRÁFICO No 3 Chat 48
GRÁFICO No 4 Publicación hipertextual 49
GRÁFICO No 5 "Facebook es un medio de desahogo" 51
GRÁFICO No 6 Post público 52
GRÁFICO No 7 Post privado 52
GRÁFICO No 8 Identificación desde el Otro 54
GRÁFICO No 9 Recortes del Yo 58
viii
TÍTULO: Ciberetnografía sobre el travestismo identitario en sujetos virtuales:
Estudio de caso, red social Facebook.
Autora: Nancy Patricia Moreno Guamán
Tutor: Dr. Álvaro Cuadra Rojas
RESUMEN
El presente estudio analiza la construcción de narrativas identitarias por parte del
sujeto online. A través de una discusión bibliográfica sobre la Comunicación Mediada
por Computadora, el advenimiento tecnológico y la tecnocultura, esta investigación
aporta al debate sobre la resignificación identitaria y los procesos comunicacionales
en la red, entendiendo que las redes sociales y las comunidades virtuales son
configuraciones sociotécnicas que posibilitan otras elaboraciones discursivas del
sujeto contemporáneo por encima de la materialidad del cuerpo. A partir de una
Etnografía Virtual como metodología de investigación, se busca entender las
particularidades y sentidos de autoafirmación del Yo Online, más allá de si las
narrativas de autopercepción guardan relación de analogía con la identificación del
sujeto en el mundo offline. Para el análisis propuesto se tomó en cuenta los perfiles de
varias usuarias de Facebook, así como sus testimonios sobre las apropiaciones
simbólicas que hacen de dicha red social.
PALABRAS CLAVE: IDENTIDAD / COMUNICACIÓN MEDIADA POR
COMPUTADORA / TECNOCULTURA / ETNOGRAFÍA VIRTUAL / REDES
SOCIALES / FACEBOOK.
ix
TITLE: Cyber-ethnography on identity travesties in virtual subjects: Case study
Facebook social network.
Author: Nancy Patricia Moreno Guamán
Tutor: Dr. Álvaro Cuadra Rojas
ABSTRACT
The current study was intended to the building of identity narrations by an online
subject, through a bibliographic discussion on computer-mediated communication, the
technologic arrival and techno-culture, such investigation contributes to the debate on
identity re-definition and communicational processes in the network, understanding
that social networks and virtual communities are sociotechnical configurations that
facilitate other speech design for contemporaneous subject over body materiality.
Departing from a virtual ethnography as investigation methodology, the purpose
includes particularities and self-confirmation sense of online I, regardless of whether
self-perception narrations have an analogic relation to identification of the subject in
the offline world. For referred analysis, consideration was made of profiles of several
Facebook users, as well as witness on symbolic appropriations of such social network.
KEYWORDS: IDENTITY / COMPUTERS-MEDIATED COMMUNICATION /
TECHNOCULTURE / VIRTUAL ETHNOGRAPHY / SOCIAL NETWORKS /
FACEBOOK.
1
INTRODUCCIÓN
El presente proyecto de investigación busca responder cómo se construyen los
sentidos identitarios en los perfiles de Facebook1. Para acercarnos de manera
académica a las posibles respuestas de esta pregunta base, abordaremos los debates
contemporáneos sobre comunicación y tecnología y analizaremos la noción de
identidad como constructo virtual de los sujetos-usuarios de las redes sociales
digitales.
Existen trabajos investigativos sobre la internet que han marcado su centro de
atención en el nacimiento y desarrollo de la red (Leiner, 1999), artículos que la han
abordado desde enfoques teóricos específicos, como la psicología (De Gracia Blanco,
2002), hasta análisis que toman a la internet como la punta de lanza de lo que ahora
conocemos como comunidades virtuales, redes sociales, y demás posibilidades
comunicativas (Wolton, 2000), a partir de las cuales la comunicación se posiciona de
manera diferenciada y significativa respecto a lo que venían trabajando las distintas
teorías de la comunicación2. Es así que el debate actual de la comunicación ya no
radica en las audiencias, en la unidireccionalidad comunicativa ni en la construcción
de los mensajes.
Si bien la llegada y marcada presencia de la internet en la vida cotidiana no
provocó la extinción de los medios masivos vigentes como se acostumbra a pensar
cuando algo distinto surge, si removió varios cimientos de lo que hasta entonces se
escribió sobre los mismos. La internet dio lugar a que surja la comunicación en red,
nuevas formas de interactuar con otro tipo de información que ya no respondía
exclusivamente a las agendas de los grandes medios como se explicaba en el caso de
los massmedia. Pero no solo eso, los usos que se le otorgó a la internet trajeron consigo
nuevos conceptos que en la actualidad se incorporan en la investigación de la
comunicación.
1 Facebook es un sitio web de redes sociales creado en Estados Unidos por Mark Zuckerberg y fundado
junto a Eduardo Saverin, Chris Hughes y Dustin Moskovitz en febrero del 2004. 2 Tradicionalmente los trabajos teóricos sobre comunicación estuvieron enfocados en la información, la
recepción e influencia de los mensajes o las audiencias (Shanon, 1948), (Watzlawick, 1971)]. Tales
enfoques no eran gratuitos sino que intentaban responder a las dinámicas comunicativas que se iban
configurando con la presencia de medios como el periódico y la televisión, mismos que apuntaban a la
masividad de la información. Sin embargo, el advenimiento tecnológico de la internet permitió usos y
aplicaciones particulares que han significado nuevas formas de entender la comunicación y la
circulación de información, experiencia que a su vez exige repensar los cambios que se desarrollan y
son permanentes dentro del ciberespacio.
2
Al considerar que con el advenimiento tecnológico se hacen posibles nuevos
sentidos sobre las relaciones humanas, creemos que esos sentidos se expresan de
manera visible y tácita en el sujeto virtual, quien al ser parte de un entorno digitalizado
(Facebook para el caso de nuestro estudio) se sirve de lo que la virtualidad le permite
constantemente: mostrarse, influenciar o ser influenciado por la comunidad virtual,
que al igual que cualquier comunidad humana, condiciona o moldea la individualidad.
Una suerte de dialéctica donde se corresponden el sujeto y el colectivo, tanto a nivel
real o palpable, como en su dimensión paralela.
A nivel de redes sociales virtuales, fenómeno que hace analogía a las
comunidades humanas, es la tecnología la que también condiciona pero sobre todo
posibilita nuevas formas de ser y estar en el mundo. Por ello, en el presente trabajo
intentaremos confirmar o rebatir la posibilidad que tiene el ser humano de configurar
una identidad alterna mediante el uso de las redes sociales virtuales, teniendo en cuenta
que la tecnología no es la que genera cambios en sí, sino la construcción de sentido
alrededor de ésta. Nuestro propósito no es juzgar si es correcto o no cómo los sujetos
virtuales construyen su identidad digital, sino comprender cómo conforman aquella
narrativa.
Dado que nos centraremos en las apuestas discursivas del sujeto virtual y sus
percepciones y sentidos sobre el mundo social realizaremos nuestro trabajo desde un
enfoque posestructuralista, pues reconocemos la importancia del hacer y decir del
sujeto en el acontecer histórico, abordando sus mecanismos de interrelación con el
entorno a través del lenguaje, de manera específica del lenguaje visual y sus detalles.
Virtualidad, cibercultura, interfaz, comunicación mediada por computadora
(CMC), son algunos términos que, a la par de conceptos como espacio, tiempo,
identidad, cultura y sociedad, dan cuenta del momento que vive esta disciplina,
imposible de ser pensada como una ciencia autosuficiente que pueda ser entendida
desde y por sí misma. Insistir en estudiar la comunicación como un fenómeno
sedimentado e inmóvil involucraría negar que existen cambios, y a su vez sería una
necedad injustificada ante el movimiento rápido y cambiante de las denominadas
nuevas tecnologías.
En tal sentido, esta tesis propone una mirada interdisciplinaria que tome en
consideración la resignificación de la identidad en el marco de las redes sociales,
entendiendo que el hablar de redes digitales no implica un enfoque exclusivamente
informático (lo cual sería limitante) ni tampoco un enfoque exclusivo desde la
3
comunicación. Al contrario, la interdisciplinariedad se plantea como una alternativa
que permite el abordaje y uso simultáneo de diversas teorías que complejicen el
panorama actual de las dinámicas comunicativas, que en lo que se refiere al
ciberespacio no son el resultado de una trasposición de las dinámicas de la realidad
física a una virtual, sino que responden a lógicas propias que tienen conexión directa
y recíproca con ese mundo real que aún es visto como algo opuesto e impermeable
a lo que ocurre en la virtualidad.
Es fundamental dar cuenta de las categorías que servirán como eje
investigativo, estas son: comunicación, tecnología, identidad y redes sociales. La
conceptualización de estos términos, así como sus debates actuales, servirán explicar
el sentido de identidad en consonancia con las posibilidades de comunicación y
relacionamiento social que ofrecen las redes tecnológicas mediante sus formatos y
dinámicas de interacción.
Partiendo de lo señalado, este trabajo se realizará bajo un enfoque
cualitativo, pues para entender cómo se construyen los sentidos identitarios en
Facebook, es necesario prestar atención a las subjetividades de los usuarios de la red
social, ya que de su comprensión se puede desprender información importante sobre
las narrativas que configuran su identidad virtual. Por ello, las cifras o estadísticas
resultan insuficientes al momento de esbozar posibles respuestas sobre el tema que
aborda el presente documento.
El soporte de nuestra investigación será visual y oral, ya que al tratarse de una
investigación sobre usuarios de Facebook observaremos lo que ocurre en el espacio
digital. A su vez, es oral dado que se recurrirá a testimonios con el fin de aportar
mayores elementos a las consideraciones finales que resulten de todo el proceso de
elaboración de este proyecto. La etnografía virtual será la metodología a utilizar,
entendida como una estrategia que busca describir y aportar a la comprensión de
distintos fenómenos que responden a las nuevas formas de sociabilidad humana
ligadas al espacio digital. A esto se suma la técnica del testimonio que, como a nuestra
consideración, servirá de complemento para el análisis de las identidades virtuales.
También hay que puntualizar que este proyecto se asienta sobre revisiones
bibliográficas que permiten una enunciación desde el ámbito académico. El trabajo de
campo se desarrollará online y offline, entre la observación detallada de los perfiles de
Facebook y el encuentro con los usuarios.
4
En el primer capítulo se abordarán las categorías Comunicación y Tecnología.
La comunicación entendida como una disciplina de producción simbólica. Esta idea
toma consistencia si se la relaciona con el advenimiento de la internet, esto es, con las
dinámicas del ciberespacio, lo que requiere una enfoque interdisciplinar. Una
definición que parte de la relación planteada indica que “la comunicación es la creación
significativa de nuestros mundos de la vida, en la forma de un cultivo social, simbólico
e imaginario, recreado actualmente dentro de contextos sociotécnicos” (Vizer, 2008:
27). Lo cual es un primer paso hacia los debates actuales que señalan que la
comunicación es un “espacio de tránsitos, multiplicidad de sentidos –direcciones y
significados-y de figuras, interfaz, intervalo, pliegue” (Martín-Barbero, 2001:13).
La articulación de la comunicación con los procesos de desarrollo tecnológico
trae consigo nuevas formas de interacción social donde la información ya no responde
al modelo conductista, puesto que en la comunicación mediada por internet “el proceso
de construcción de sentido depende del uso de los códigos y lenguajes operativos
apropiados y lenguajes operativos apropiados y compartidos” (Vizer, 2008: 31). En
una segunda parte estableceremos un breve acercamiento al concepto de tecnología a
partir de la definición de técnica, luego revisaremos las posibilidades de acción e
intervención de la tecnología sobre las relaciones espaciales y temporales y las formas
de vínculo social, ya que “las potenciales relaciones entre actores diferenciados recién
fueron posibles con el crecimiento y apropiaciones de las tecnologías digitales (…)
dentro de un sistema signado por la instantaneidad” (Luchessi, 2008: 66) donde,
además, la idea del contexto se transforma: “ya no hace referencia solo al entorno
inmediato, sino que es la geografía global estratégica compuesta de múltiples nodos”
(Sassen, 2007: 287).
El segundo capítulo abordará los debates sobre identidad y redes sociales,
partiendo de que la identidad es una narrativa presente en la “construcción del yo” de
los sujetos virtuales. En este sentido se afirma que:
“La construcción de identidad virtual es el elemento que aglutina y a través del cual
convergen todas nuestras prácticas tecnológicas. No en vano la aparición de Facebook en
el contexto de las redes sociales marca una diferencia: es una plataforma que no alienta
la construcción de perfiles anónimos (…) El diseño de su arquitectura y sus principios y
condiciones de utilización conducen a la generalización del nombre real y no de un nick”
(Sued, 2010: 62).
5
La identidad no le corresponde exclusivamente al sujeto virtual, sino que
también se erige a partir de la mirada de los otros usuarios con que éste se relaciona;
ninguno de ellos son elementos de la imaginación sino individuos que existen en la
realidad material, lo que finalmente refuerza la idea de que lo que ocurre en el
ciberespacio tiene conexión recíproca con un mundo real (lo que no significa que sea
su proyección). Para el estudio de las redes sociales profundizaremos en el mundo
digital: “el mundo de la instantaneidad, la conectividad y la colaboración perpetuas”
(Ciuffoli y López, 2012: 13). El punto de anclaje principal versará en la construcción
de las narrativas identitarias que permite la red. En tal sentido el presente trabajo
asimila que:
“En las identidades construidas y narradas en Facebook se actualizan elementos
recurrentes y presentes en toda narrativa del yo, tales como la interioridad y la
exterioridad del sujeto, la presencia de la alteridad, como restricción y posibilidad de la
identidad, y la impronta de la cultura a la que pertenece el yo que se narra.” (Sued, 2010:
63).
En el tercer capítulo, presentaremos extractos de los testimonios que permiten
analizar de mejor manera las prácticas sociales del sujeto virtual en relación a sus
dinámicas de representación en Facebook. Con respecto a esto, Todd Gitlin, destaca
que: “la identidad es una forma de autocomprensión, un modo de ver el mundo y una
estructura del sentir (…) no es solo una sensibilidad sentida y vivida por el individuo,
es una búsqueda de bienestar, una perspectiva de comunidad” (Gitlin, 2000: 60). En
este apartado destacan el encuentro y transversalización de las categorías antes
mencionadas con el fin de sostener teóricamente los usos simbólicos y empíricos de
las redes sociales por parte de tres estudiantes de la Universidad Central del Ecuador,
cuyos perfiles serán parte del cuerpo teórico de esta investigación
Finalmente, el cuarto capítulo recogerá nuestras reflexiones finales, resultado
de todo el proceso de elaboración del presente trabajo investigativo.
6
JUSTIFICACIÓN
Este documento propone un acercamiento teórico sobre el manejo de la
identidad en las redes sociales y el poder de la imagen que se proyecta a través de estas.
Asimismo, busca entender qué recursos posibilitan e incentivan la configuración
identitaria virtual y qué argumentos conlleva. Para llegar a las posibles razones de
aquello, la investigación versará sobre varios temas, entre ellos: las dinámicas
alrededor de la internet en cuanto a comunidad virtual, los debates sobre la identidad
y la producción simbólica de la Comunicación Mediada por Computadora.
Considerando que la internet permite otras maneras de interactuar y de estar
presente en el mundo virtual como mundo complementario al real, es decir, como
espacio donde se puede extender la información, actividades y formas de comunicarse
de la realidad, esta tesis propone abordar las similitudes o disonancias de ambas esferas
por medio del diálogo entre categorías teóricas, a saber: comunicación, tecnología,
identidad, cultura; mismas que permitirán resemantizar las nuevas corporalidades e
identidades que se erigen en las redes sociales. Al ser los datos y los números
herramientas poco propicias para desarrollar este documento, recurriremos a la
ciberetnografía como metodología de investigación, con la finalidad de saltar el cerco
investigativo tradicional y construir un trabajo que hable desde otro espacio, igual de
válido si se trata de estudiar lo que ocurre en los intersticios de la red social Facebook.
En ese horizonte, esta investigación servirá para ampliar los sentidos acerca de
las redes virtuales, intentando superar visiones instrumentalistas de la tecnología, pues
al fin y al cabo, ésta ha planteado lógicas propias que reconfiguran el sentido de la
cultura, el ser y la comunicación.
7
CAPÍTULO I
COMUNICACIÓN Y TECNOLOGÍA
1.1 Mudar la piel: Comunicación y debates contemporáneos.
Establecer un análisis académico sobre la comunicación requiere del
reconocimiento de que esta disciplina ha generado estudios teóricos de diversa índole,
ninguno que pueda abarcarla en su totalidad, por ello, para abordar la comunicación es
necesario afirmar que ésta es una disciplina en constante cambio y movimiento. Si bien
a partir de los primeros albores de la humanidad se habló de los gráficos de los
pobladores primitivos como elementos comunicativos o, tiempo después, en las
grandes civilizaciones la comunicación equivalía a la retórica y su puesta en escena;
desde mediados del siglo pasado esas nociones fueron desplazadas por otro tipo de
abordaje teórico que estudiaba la comunicación en relación con los mass media y la
difusión de información, lo que evidencia cómo los diversos enfoques han ido variando
de acuerdo al período histórico y los distintos procesos sociales, culturales y
económicos que han marcado el recorrido de la humanidad.
Recorrido que no termina, pues en el contexto de una posmodernidad, nos
encontramos con la comunicación como disciplina imposible de explicarse por sí
misma o exclusivamente desde los mensajes, la palabra oral o los aparatos
tecnológicos; esto por el hecho de que junto a la globalización nuestra disciplina se
ubica fuertemente entre una compleja sucesión de variaciones económicas, sociales,
ambientales y culturales propias de una sociedad de consumo3 que implican nuevas
formas de entender el mundo y las relaciones humanas. Por tanto, el presente trabajo
parte de la afirmación de que la comunicación necesita ser abordada desde la
interdisciplinariedad.
Con dicha aseveración como punto de partida, realizaremos un breve recuento
sincrónico de los medios tecnológicos y los cambios que se han producido junto a
ellos, esto sin afán de caer en un determinismo tecnológico sino con miras a
profundizar en los debates contemporáneos de la comunicación teniendo como
3 En Cultura & Comunicación, Álvaro Cuadra señala que “afirmar que la sociedad de consumo es un
diseño global no significa que todos consumen sino que afecta a todos, de modo que el consumismo se
convierte en el vínculo integrador de la sociedad y en el centro de gestión del sistema” (2015: 110).
8
horizonte y anclaje el estudio de la Comunicación Mediada por Computadora, o CMC
por sus siglas. Creemos que cada medio se pertenece a un contexto social y cultural
que no está separado de la economía, la política y la tecnología, por ende, los cambios
o continuidades de la sociedad no se deben exclusivamente al factor tecnológico, sino
al uso y la construcción de sentido que se le da a la tecnología.
Al hablar de construcción de sentidos, postulamos la comunicación como una
disciplina de producción simbólica. Para ello destacamos dos consideraciones
relevantes: la primera, realizada por el sociólogo Eduardo Vizer, quien sostiene que la
comunicación es la “creación significativa de nuestros mundos de la vida, en la forma
de un cultivo social, simbólico e imaginario, recreado actualmente dentro de contextos
sociotécnicos” (2008: 27). La segunda, de la mano de Jesús Martín-Barbero, quien
entiende la comunicación como un “espacio de tránsitos, multiplicidad de sentidos –
direcciones y significados- y de figuras, interfaz, intervalo, pliegue”, (2001: 13). Estas
caracterizaciones dan cuenta de la articulación de la comunicación con los procesos de
desarrollo tecnológico, ya que estos refieren otras formas de interacción social, donde
la “construcción de sentido depende del uso de los códigos y lenguajes operativos
apropiados y compartidos” (Vizer, 2008: 31). Pero al hablar de sentido el autor señala:
“Si bien la noción de sentido guarda una relación intrínseca con la de semiosis, no debe
reducirse teórica ni epistemológicamente a las disciplinas semióticas (lingüística,
semiótica, análisis del discurso) (…) Esta problemática de construcción de sentido reposa
simultáneamente sobre fenómenos de orden psicosocial a través de la construcción de
imaginarios sociales, y sobre fenómenos de orden del lenguaje, ya que estas
configuraciones dependen de su configuración discursiva” (2008: 23).
Al ser el presente trabajo una investigación sobre la interacción simbólica y la
construcción de sentidos consideramos pertinente traer a colación el aporte del filósofo
francés Regis Debray quien acuña los términos logósfera, grafósfera y videósfera, para
referirse a lo que este autor identifica como los tres cortes medialógicos de la
humanidad o edades de la mirada4, aquel “proceso activo gobernado por las
comunidades e instituciones y centrado en la construcción de la subjetividad (…) y en
4 También denominadas mediásferas, suponen la división de la historia de las imágenes en tres períodos
consecutivos, correspondientes a la evolución de los formas de comunicación del ser humano.
9
la construcción visual de lo social” (Guasch, 2005: 63), donde la evolución conjunta
de las técnicas y las creencias marca una historia de la visualidad.
El planteamiento de Debray es relevante pues señala caracterizaciones de cada
edad de la mirada, correspondientes cada una a las transiciones de la imagen y del
pensamiento. Así, en la logósfera inscribe la era de la escritura. Esta edad rescata la
figura del ídolo5. Por su parte, la grafósfera o era del arte6 que va desde la imprenta
hasta la televisión y, luego, la videósfera o era de cultura electrónica7 cuyo eje es la
pantalla. Nos detendremos en esta mediásfera visual no sin antes mencionar que cada
etapa convive o varía de intensidad respecto a la otra, no la suplanta.
La videósfera nos involucra, su lenguaje es la economía. Es la esfera económica
la que define la producción y circulación de valores. Si el postulado afectivo de la
logósfera fue el temor, de la grafósfera el amor, la videósfera saca rédito del interés y
la desmaterialización. De la misma manera, si la primera edad evocaba lo sobrenatural,
la videósfera subraya lo virtual.
Los conceptos revisados brevemente abarcan profundos procesos
comunicacionales y culturales de la sociedad occidental, contemporánea y globalizada
en el caso de la última era. En este punto cabe retomar uno de los rasgos que Vattimo
destaca de la posmodernidad: el papel determinante de los medios en la sociedad, una
sociedad de la comunicación que posibilita una variedad de visiones del mundo; así
como la mutación8 de la cultura a partir de ciertos objetos culturales, como el video
clip o el mundo virtual, claro ejemplo. Para ser más específicos, entendemos por
mutación cultural el cambio en el régimen de significación9, relacionado con la
economía cultural, “donde se advierten las relaciones de producción de los objetos
culturales, sus condiciones de recepción y las instituciones que regulan su producción
y circulación” (Cuadra, 2015: 101). En el contexto de una sociedad de consumo
contemporánea, esta caracterización de lo comunicacional adquiere el nombre de
mediatización, un proceso generado por dispositivos técnicos dentro de sistemas
5 El ídolo en cuanto referente de lo divino, de la inmovilidad, lo eterno, lo sobrenatural. Las creencias
del conglomerado humano se definen a través de la imagen religiosa que cumple un objetivo político. 6 En la era del arte la imagen es autónoma, parte de la naturaleza, se independiza del patrón religioso
para responder al gusto de la persona, del artista y su estética. El ser humano procura su propia luz. 7 Se caracteriza por la velocidad de conexión, la difusión planetaria, la globalización. 8 Con el término mutación nos referimos a una variación producida de manera azarosa o inducida por
agentes externos. 9 Modo particular en que se conciben y usan los signos y la manera en que se establecen las relaciones
al interior de estos. El régimen de significación involucra la globalización (aspecto económico-cultural)
y los procesos de virtualización (nuevos modos de significación).
10
sociales. Eliseo Verón indica que la mediatización implica una gradual transformación
de prácticas y hábitos culturales así como nuevas formas de discursividad que
configuran un determinado modo de inteligibilidad social.
Al respecto, la globalización, aspecto económico cultural al que nos referimos,
da cuenta del encuentro entre la reestructuración del capitalismo10 y la innovación
tecnológica que viene a transformar, una vez más, los procesos productivos y los
modos de organización de la sociedad, sin posibilidad de retorno. Estas
transformaciones se vuelven parte del imaginario pues operan en la dimensión cultural
como discurso y práctica. Cuadra y Ossa agregan que las tecnologías “acarrean
cambios en el sensorium y una metamorfosis cognitiva en los individuos” (21), lo que
supone “cambios psicosociales propios de una sociedad de consumo inmersa en
procesos de virtualización” (Cuadra, 2015: 107). Sobre el sensorium, Walter Benjamin
escribe que “dentro de grandes espacios históricos de tiempo se modifican, junto con
toda la experiencia de las colectividades humanas, el modo y manera de su percepción
sensorial” (1973: 24), evidenciando que las transformaciones sociales guardan
relación con los cambios en la sensibilidad, en la cultura.
Es pertinente aclarar que estos procesos no son nuevos, están presentes desde
el siglo anterior de la mano de los medios de comunicación. Para ejemplificar tenemos
el caso de la radiotelefonía que supuso un desplazamiento de la escritura como límite
social hacia el habla, suscitando que “el universo simbólico comience a alejarse de los
códigos normativos y rígidos de una cultura ilustrada hacia los códigos más flexibles
de una cultura de masas”11 (Cuadra, 2015: 105). En este sentido, la diferencia con el
tiempo presente radica en que este siglo experimenta un doble proceso de
mediatización y virtualización gracias a la internet.
Si comprendemos que el ser humano es el conjunto de un cuerpo material
cargado de subjetividad que habita y convive dentro de una cultura, entendemos que
ésta última no está ajena a los fenómenos comunicacionales ya nombrados, al
contrario, en una sociedad mediatizada el término tecnocultura tiene cabida pues
designa la “impregnación del orden social por los dispositivos maquínicos de
10 Mario Perniola sostiene a partir de la caída de la Unión Soviética en 1989 el desarrollo tecnológico
cobra fuerza dando paso a la sociedad posindustrial, que “se presenta como una nueva forma de capital,
conscientemente antagónica con respecto al capital económico tradicional” (2007: 37). 11 Según el autor, el correlato sociopolítico de este proceso de transición fue el esfuerzo progresista por
alfabetizar a la población, que a la par adquirió competencias para asimilar códigos o formatos nuevos
como el de los radioshows.
11
estetización de la cultura” (Muniz Sodré, 1998: 9). En el contexto tecnocultural, hablar
de ‘masas’ como designación del público, o de ‘emisor-receptor’ pierde sentido, ya
que el advenimiento tecnológico hace posible otro tipo de vínculos comunicacionales,
a decir de Sodré: “prolifera una comunicación reticular” (1998: 10).
Cuadra y Ossa señalan que las nuevas tecnologías se nos ofrecen como el modo
de ser contemporáneos, lo que significa acceder a la red y vivir la digitalización,
misma que orienta procesos psíquicos y culturales, señalan: “A nuestra vida social
debemos anteponer la ‘e’ como sello inequívoco de que habitamos el lugar virtual.
Pareciera ser que cada ámbito de lo social busca su correlato en el ciberespacio” (14),
forma posmoderna que apela a la presencia, a la realización plena del Yo en el espacio
virtual, ese mundo interactivo, joven, cuyo sentido es la exaltación de la forma como
modo de relación.
La estetización de la cultura advierte que “la técnica es un ángulo de análisis
de los sistemas sociotécnicos globales” (16), y no es posible su existencia de manera
independiente del contexto en que se inscribe, por ende, es preciso hablar de una doble
estetización: la de la técnica que “exige patrones formales que se nos imponen como
lógicas inmanentes al uso, pero al mismo tiempo dichos usos se inscriben en
sociedades históricas que reconocen orientaciones culturales básicas” (16), y la del
ethos12 de una sociedad de consumo que posiciona fines y legitimidades a partir del
goce. Ambos procesos corren de forma paralela en la cibercultura.
Ahora bien, surgen varias preguntas sobre lo expuesto: ¿de qué hablamos al
mencionar “lo virtual”? ¿En qué radica la importancia de reconocer el cambio del
modo de significación a partir de las tecnologías? Estas preguntas son cruciales ya que
marcan la pauta de la interacción simbólica en las sociedades contemporáneas donde
la virtualidad da paso a otros modos de entender la política, el entretenimiento y otras
aristas de la vida cotidiana.
A decir de lo virtual, este término concentra varias acepciones13, de las cuales
destacamos dos significados: por una parte, su empleo más generalizado como
sinónimo de la irrealidad, siendo que “’la realidad’ supone una efectuación material,
una presencia tangible” (Levy, 2001: 58), es decir, un reconocimiento físico. Por otra
12 Actitudes, valores, hábitos arraigados y rasgos que configuran el carácter de una comunidad. 13 Levy señala tres acepciones: la primera, lo virtual en sentido filosófico como sinónimo de lo que sólo
existe en potencia y no en acto; la segunda, lo virtual con enfoque técnico, referente a la informática y,
por último, el sentido común de lo virtual, término que designa la irrealidad.
12
parte, su acepción filosófica que plantea que lo virtual no es la otra cara de lo real, sino
de lo actual, pero tanto lo actual y lo virtual son dos formas distintas de la realidad.
Parafraseando el ejemplo de Levy quien afirma que lo virtual es anterior a la
concretización formal: un árbol está virtualmente presente en la semilla, la virtualidad
del árbol es real sin que sea actual.
“Es virtual una entidad ‘desterritorializada’, capaz de engendrar manifestaciones
concretas en distintos momentos y lugares, sin por ello estar ligada a un lugar o tiempo
particulares (…) Aunque no se puede fijar en ninguna coordenada espacio-temporal lo
virtual es real, existe sin estar presente” (Levy, 2001: 58).
Entonces ¿cuál es el nexo o la diferencia entre lo virtual y lo digital14? En
realidad hay más correspondencia que separación. Digitalizar da cuenta de traducir
cualquier información en números y códigos. En la cibercultura este ejercicio se
vincula con la virtualidad en la medida en que toda la información trasladada a código
es independiente de coordenadas espacio-temporales específicas, puede estar presente
en su origen en soportes como un pen drive o en un disco duro de una computadora,
pero también “está virtualmente presente en cada uno de los puntos de la red” (Levy,
2001: 60). La actualización de esta información solo es posible mediante un modo de
visualización que puede ser un texto legible, sonidos o una imagen visible en la
pantalla, es decir, mediante formas de desciframiento del código informático.
Siguiendo a Pierre Levy, el autor sostiene que con lo digital la comunicación
sigue el movimiento de virtualización que se dio con otros medios como la escritura,
la radio, la televisión o el teléfono. La diferencia principal es que si bien con el correo
la comunicación a distancia y recíproca ya fue posible, así como la llegada a mayores
audiencias de la mano de la televisión; las particularidades del ciberespacio permiten
que las personas se organicen, colaboren, se presenten e interactúen en red casi en
tiempo real, más allá de los lugares geográficos y las diferencias de horario.
1.2 Sobre el advenimiento tecnológico: elevar odas o presagiar fatalidades.
14 Hace referencia al uso del lenguaje o sistema binario en que los números se representan utilizando
dos cifras: el 0 y el 1. En Cultura & Comunicación, el autor postula que la tecnología digital permite
reproducir datos sin degradación de señal con unos medios técnicos que se convierten ellos mismos en
bienes de gran consumo. Esos datos alimentan redes mundiales.
13
En el debate alrededor de las nuevas tecnologías se vislumbran varios
posicionamientos de larga data. De un lado quienes miran con recelo el advenimiento
tecnológico y del otro, quienes se muestran optimistas. Ya en los últimos años del siglo
XX, el libro Velocidad de escape. La cibercultura en el final del siglo, daba visos de
lo que se pensaba una vez que la computadora personal (con sus características de
menor tamaño, mayor potencia y menor precio) salió del circuito militar para instalarse
de a poco en las empresas, en los años setenta, y luego diseminarse por el resto de
espacios sociales, a partir de los 80’s. De la misma manera ocurrió con la red
informática Internet que fue conocida con fuerza desde 1990. A partir de entonces ya
se hablaba del ordenador y el ciberespacio como los “agentes de cambio de la vida
material” (Dery, 1995: 14). Un fragmento de la publicación de Dery dibuja el espíritu
de la época:
“Somos testigos de cómo convergen por un lado ‘la retórica de lo sublime tecnológico’
(esos himnos al progreso ‘que emergen como la espuma barriendo todas las dudas, los
problemas y las contradicciones’) y, por otro, la escatología que ha estructurado el
pensamiento de Occidente bajo una forma u otra: la Segunda Venida judeocristiana y el
mito capitalista del progreso sin fin” (1995: 18).
Incluso se posicionó a Internet como “la segunda parte de la gran revolución
gutengbergiana, aquella, en el plomo, esta de ahora, en la luz” (2000: 102), según De
Pablos, quien afirma que pese a los siglos que separan una de otra, lo que caracteriza
a ambas inventivas son sus efectos liberalizantes.
Frente al ‘resplandor metafísico que despide el futuro de la alta tecnología’ de
la mano de la puesta en escena de sistemas hipertextuales y multimediales y de todo
artificio que dio la sensación de que ‘hay un mundo tras la pantalla’, surgió otro tipo
posicionamiento, como el del sociólogo francés Dominique Wolton, quien sostiene
que “la felicidad individual y social no se encuentra en los teclados ni en los terminales
(…) Asistimos a una sucesión de modas, unas más efímeras que otras” (2000: 39). A
lo largo de su texto, el autor enfrenta la comunicación humana y la tecnología; de
hecho, entre las conclusiones principales indica que se trata de socializar o humanizar
la tecnología o tecnificar la comunicación (2000: 207).
14
El debate no es superficial, echa sus anclas en el terreno de lo económico, de
lo antropológico, de la política y la tradición15. En esta última esfera la mutación
cultural que hemos sostenido involucraría el camino a la barbarie: “El neocolonialismo
mediático representa una regresión política de la humanidad, cuyo amenazante
horizonte no podría ser sino la desestabilización de lo que hemos llamado cultura”
(Cuadra: 10). El planteamiento hace evidente un asunto sustancial en el que defensores
y detractores coinciden: hay remezón en el régimen de significación, en la vida
cotidiana:
“Las nuevas tecnologías de comunicación e información están destinadas a modificar
nuestros modos de significación, es decir, nuestro modo de apropiación de los signos, de
la concepción espacio-temporal, la noción básica de realidad, el estatuto del saber y las
estructuras y relaciones sociales cristalizadas hace siglos configurando nuevas relaciones
de poder (---) El mundo que se avizora, sea que lo llamemos ‘post’ o ‘hiper’ moderno, es
un estadio inédito de la civilización al cual, querámoslo o no, estamos convocados”
(Cuadra, 2008: 12).
Imposible negar que con internet también se estrenan diversas problemáticas
como el analfabetismo digital, que da cuenta de “asimetrías que enfrentamos desde el
punto de vista de la conexión a redes y de acceso cultural a las nuevas tecnologías”,
recalca el autor.
Pero para avanzar es necesario entender de qué hablamos cuando decimos
‘tecnología’. José Manuel De Pablos parte de un primer acercamiento al término al
compararlo con el de técnica. El autor afirma que la tecnología es un proceso: “para
efectuar una variada serie de actividades humanas, con el fin de obtener un resultado
(…) en pos de una mejora de la calidad de vida” (2001:19). Esta definición es
importante en la medida que pone sobre la mesa la permanente discusión sobre los
alcances atribuidos a las innovaciones tecnológicas. En este punto, Jesús Martín
Barbero alerta, una vez más, sobre la idea de legitimar la tecnología como: “el gran
15 Un claro ejemplo de ello lo relata Alejandro Piscitelli al indicar que cuando inició, junto a varios
docentes de la Universidad de Buenos Aires, el Proyecto Facebook (estudio de la red social en las aulas
de la Facultad de Ciencias Sociales) se enfrentaron con posturas que señalaban que “el mundo digital
nos estaría haciendo perder intimidad, autonomía, subjetividad, concentración, profundidad, densidad;
en definitiva, humanidad lisa y llana” (2012, 12).
15
mediador entre los pueblos y el mundo cuando lo que la tecnología media hoy más
intensa y aceleradamente es la transformación de la sociedad en mercado” (2001: 17).
Con el advenimiento tecnológico efectivamente se da una mutación cultural,
medirla en términos de positiva o nefasta no aporta al desarrollo teórico, es mutación
al fin y al cabo. En el caso de la postura de Wolton, Muniz Sodré sostiene que las
posturas pesimistas o apocalípticas develan más sombras que crítica:
“Pueden ser síntoma del trauma cultural causado por el advenimiento del poder cognitivo
de la imagen en un mundo regido por la escritura y por la violencia de la diferencia entre
el capitalismo pesado y poco flexible del pasado y el capitalismo tecnoburocrático, veloz
y pluralista16 de la contemporaneidad” (2003: 34).
Aquí resulta indispensable hablar de este “otro” capitalismo más flexible y
actual. Como expusimos líneas arriba, no hay cuestión tecnológica que se separe de un
contexto histórico y político particular. Siguiendo esta proposición, Cuadra sostiene
que Latinoamérica está inscrita en un nuevo diseño socio-cultural propio de un
‘capitalismo libidinal’ cuyas “ofertas discursivas modifican los horizontes éticos,
estéticos y políticos creando una subjetividad social que no se puede explicar ya como
mera enajenación, sino más bien como un narcisismo de nuevo cuño” (2015: 102)17.
El capitalismo ha diseñado pues la virtualidad.
Particularmente, este trabajo adhiere a lo que propone Martín Barbero en su
texto Al sur de la modernidad, donde afirma: “hay que responder con un análisis
matizado de las posibilidades que se inauguran con cada tecnología y sobre todo en la
trama que forman al cruzarse unas con otras” (2001: 59). Es decir, entendemos la
tecnología como un terreno fértil para la investigación social que, mediante la
ubicación de contextos, permita comprender el sentido y el valor de las
transformaciones que estamos viviendo, ya que, como señala De Pablos: “si hoy
escuchamos hablar de nuevas tecnologías, tendremos que hallar nuevas culturas”
(2001: 18).
16 Respecto a la noción de pluralismo queremos agregar que éste no garantiza necesariamente una
sociedad más democrática. 17 Muniz Sodré señala al respecto que los códigos del capitalismo contemporáneo abogan por la
resignación del consumo, a lo que agrega que la actividad política del ser humano como realización
histórica cambia por la “liberación aduladora y autoerótica de los deseos” (1998: 55).
16
La tecnicidad es uno de los rasgos de la cultura actual, esta corresponde a los
soportes que caracterizan a la economía cultural de nuestra época. Los medios superan
cualquier visión instrumental para instalarse estratégicamente en la cultura, como
afirma Barbero:
“Lo que la trama comunicativa de la revolución tecnológica introduce en nuestras
sociedades no es pues tanto una cantidad inusitada de nuevas máquinas sino un nuevo
modo de relación entre los procesos simbólicos –que constituyen lo cultural- y las formas
de producción y distribución de los bienes y servicios” (2002: 81).
No es novedad hablar de tecnología, lo novedoso está en su potencia
transformadora sobre la ecología psíquica, indica Pisticelli. Así pues, si mencionamos
‘computadora’ no solo nos referiremos a un instrumento tecnológico sino a una
tecnicidad particular que hace posible el procesamiento y devolución de abstracciones
(relacionando lo discursivo con la forma). Hablamos una vez más de un nuevo régimen
de significación, una reconfiguración cultural.
Pues bien, el principio mayor de la tecnología es la creación de herramientas
para la agilización o conversión de procesos. En este sentido, la tecnología parte de la
base de conocimientos y saberes del ser humano, he ahí el ADN del advenimiento
tecnológico: los medios y soportes llevan consigo el registro del conocimiento a lo
largo de los años, éste “ha pasado de la tradición oral en la antigüedad, a las
anotaciones escritas del siglo XIX y finalmente a las bases de datos con asistencia
informática del siglo XX” (Cabañas, 2001: 28).
Los dispositivos tecnológicos se convierten en la muestra gráfica de ese
conocimiento acumulado, se vuelven una extensión de la capacidad creadora del ser
humano, por tanto, en una extensión del mismo, una tecnología configurada y
reconfigurante de las pautas de percepción, mismas que toman cuerpo al ritmo de la
incorporación y asimilación de las lógicas de funcionamiento de los dispositivos. Al
respecto, el pensador Álvaro Cuadra subraya que “los procesos de adopción de nuevas
tecnologías y los modos de significación que le son propios, no se verifican de
inmediato, están mediados por una suerte de training o aprendizaje social” (2015:
144).
Esos modos de significación constituyen una configuración histórico-cultural
basada en la percepción sensorial cuyo alcance es un nuevo modo de ser, pues las
17
tecnologías posibilitan esa experiencia inédita de la mano de la imagen y la internet,
ante lo cual David Harvey señala que las imágenes y los discursos deben ser analizados
como parte de la reproducción de cualquier orden simbólico pues sus condiciones de
producción no son neutrales, al contrario, apuntan a diversas formas de poder
simbólico.
“Nos encontramos ante sujetos dotados de una plasticidad neuronal y elasticidad cultural
que, aunque se asemeja a una falta de forma, es más bien apertura a muy diversas formas,
camaleónica adaptación a los más diversos contextos y una enorme facilidad para los
idiomas del computador, eso es para entrar y manejarse en las redes” (Barbero, 998).18
Sin embargo, frente a estos análisis del tránsito cultural siguen latentes la
pobreza, la exclusión y la desigualdad en las relaciones sociales, lo que a su vez indica
que si bien el escenario cultural pautado desde la virtualización no ha resuelto estos
aspectos, que también son la cara visible del desarrollo capitalista, sí ha modificado
nuestra percepción de los mismos, pues “se registran ilusiones de autosuficiencia,
idealización excesiva y negación de las diferencias, así como el encierro del individuo
en relación al medio ambiente” (Sodré, 1998: 56).
Observaciones de este tipo demarcan aquel debate que se abre con el
advenimiento tecnológico, ya que como señalamos en líneas anteriores, así como hay
quienes ven en la tecnología toda fuente de bienestar, hay quienes postulan que el
incremento de la tecnología en la cotidianeidad no promueve la mejora de las
condiciones de vida generales, lo que sí hace es asegurar lógicas contemporáneas de
control social bajo la apariencia de reestructuración de los vínculos humanos.
Problematizaremos esta disimilitud de argumentos más adelante. Al recoger estos
posicionamientos ponemos en evidencia cómo el despliegue tecnológico pone en
guardia diversas concepciones que analizan la sociedad con la lupa exclusiva de la
economía o incluso de la moral. Al respecto Lila Luchessi enuncia que las miradas
científicas que intentan dar cuenta de los medios, los discursos que circulan por ellos
o la preferencia de las audiencias son insuficientes en relación a cómo se instala la
tecnología en el centro de los vínculos sociales.
18 Congreso “Los géneros mediáticos y la identidad cultural de los pueblos”.
18
1.3 Conceptualizando la Comunicación Mediada por Computadora (CMC).
La CMC es solo una parte de la Internet que tiene que ver con la forma en que
las personas interactúan entre sí mediante una serie de conexiones y protocolos
(Gómez y Galindo, 2005). Con la comunicación mediada por dispositivos se presenta
la posibilidad siempre aprovechada de crear comunidades virtuales, mismas que van
cambiando conforme se despliegan nuevos formatos digitales. “Algunos de los
sistemas de CMC que tenían gran número de usuarios se han prácticamente extinguido
o han perdido un terreno considerable ante la emergencia de nuevos sistemas, más
avanzados y con mayores posibilidades multimedia” (3), indican Gómez y Galindo,
refiriéndose a las dinámicas de asociación que se reproducen en la CMC.
Como vemos, la articulación de la comunicación con los procesos del
advenimiento tecnológico trae consigo nuevas formas de interacción que revelan cómo
la tecnología recrea las posibilidades de acción e intervención sobre las relaciones
espaciales - temporales y las formas de vínculo social. A decir de Luchessi: “las
potenciales relaciones entre actores diferenciados recién fueron posibles con el
crecimiento y apropiaciones de las tecnologías digitales (…) dentro de un sistema
signado por la instantaneidad” (2008: 66) donde, además, la idea del contexto se
transforma, pues “ya no hace referencia solo al entorno inmediato, sino a la geografía
global estratégica compuesta de múltiples nodos” (Sassen, 2007: 287). O sea,
corresponde a un entorno formado por puntos donde dos o más componentes tienen
una conexión común: la red social Facebook en el caso de la presente tesis.
Pero nos preguntamos qué es nodo. El nodo en las redes sociales digitales es
un quién, es el usuario, término que guarda equivalencia indistinta con la noción de
‘autor’ o ‘lector’, indistinta justamente porque el espacio digital permite la flexibilidad
de funciones del sujeto, siendo éste no solo un destinatario de informaciones, sino
también productor y consumidor activo de lo que desee; más aún con la posibilidad de
mostrarse como usuario diferenciado o anónimo.
Estamos frente al sujeto de la comunicación devenido usuario, “esta noción
sólo es concebible como función de sistema red, es decir, parte constitutiva de una red
de flujos interactivos y multidireccionales” (Cuadra: 6), donde cada uno es un punto
en un sistema de conexiones. Entre las características principales del usuario
19
destacamos que es el portador no solo de “una memoria psíquica y social sino de una
tecno-memoria19 propia del entorno” explica Cuadra.
El usuario-nodo es efectivamente parte activa de la red, misma que hace posible
la diferenciación extrema entre sus consumidores, a la vez que tiende a la
homogenización de la cultura; es decir, conforme se instituyen las dinámicas
tecnológicas, se da una reorganización de las relaciones y ordenamientos tradicionales.
En este doble movimiento habrá que pensarse la noción (‘redefinición’, dice Muniz
Sodré) de identidad en el marco de una red social digital, global y contemporánea. El
pensador brasileño aborda ese nuevo orden y expone que “las estrategias de
universalización operadas por las teletecnologías y por los códigos culturales de
mercado contribuyen a la disolución del sentido de las agencias socializantes que no
están en consonancia con el mercado” (1998: 53).
Uno de los elementos clave en la comunicación mediada por computadora, a
más del usuario es la interfaz, aquel dispositivo de intercomunicación que transforma
las señales enviadas desde un aparato a otro –computador, celular, tablet, etc.- en
información comprensible y descifrable. La interfaz sobresale en la medida que
determina en cierta medida cómo interactúan y navegan los usuarios a través de su
configuración y diseño. No en vano Eduardo Vizer escribe:
“La aceleración de la velocidad de la circulación de las palabras, los datos y las imágenes
en la Red, expande en forma cuantitativa y cualitativa la producción, la circulación y el
consumo de información, creando formas de valor y de sentido antes inexistentes” (2008:
27).
La otra parte de ese intercambio comunicacional corresponde a los usuarios.
Son ellos, somos nosotros, quienes accedemos y damos un uso particular a la
tecnología. De ahí, que una vez más se resalta la inconsistencia de catalogar a la
tecnología en términos binarios: ¿es beneficiosa para el ser humano o lo maleduca?20
Sobre esto De Pablos sostiene: “En modo alguno Internet es agente de algo que no sea
la comunicación, otra cosa será la función que los usuarios y las organizaciones den a
19 Por tecno-memoria entendemos la capacidad de almacenamiento ofrecida por la tecnología, donde el
usuario a más de ser un nodo que interactúa, es, una vez inmerso en la red, un reservorio de datos. 20 Esto nos recuerda a la discusión aún vigente en los primeros semestres de la facultad, sobre si la
televisión hace que los niños sean violentos o si en realidad, es el propio comportamiento social el que
se proyecta en la pantalla y a los niños les llega ese reflejo. Es necesario replantear este pensamiento y
preguntar ¿hasta qué punto le entregamos a la TV, o a internet en nuestro caso, la potestad de educar a
la sociedad? No hace falta mucha perspicacia para detectar dónde está realmente el centro del debate.
20
esa nueva forma de soporte” (2000: 111). Es innegable, resalta Bruno Fuser,
parafraseando al teórico Manuel Castells, que “internet es el corazón de un nuevo
paradigma sociotécnico que constituye la base de nuestras formas de relación, de
trabajo y de comunicación” (2005: 40). De ahí, la importancia de la revisión teórica
transversal sobre los dispositivos y la red en cuanto aristas del relacionamiento social.
La CMC es una expresión de lo que Cuadra sostiene en “Hiperindustria
cultural” cuando indica que “asistimos en la actualidad a una convergencia tecno-
científica de logística (informática), de la transmisión (telecomunicaciones) y del
orden simbólico (audiovisual)” (2008: 8), que nos lleva a pensar el fenómeno
comunicacional y tecnológico como un tema constitutivo de la contemporaneidad y no
como asunto desligado de la economía cultural, pues la producción, distribución y el
consumo simbólico se encuentran determinados por los datos transferibles dispuestos
por el ciberespacio y la CMC.
Es justamente el ciberespacio parte esencial del nuevo sensorium que hemos
mencionado con anterioridad. La desterritorialización del espacio virtual marca otro
tipo de experiencia perceptual en los usuarios, explica Cuadra al hablar de la
espacialidad atópica21, característica del ciberespacio (11). El mismo autor señala que
la idea de contexto es desplazada por la de ’transcontextos virtuales’ esto es:
“constructos digitales que operan como dispositivos en el espacio comunicacional (…)
Los transcontextos inmanentes a la CMC, se instalan más allá del devenir entendido
como calendariedad y cardinalidad” (9). En la virtualidad el transcontexto es parte de
la experiencia del fragmento. Dirá Sodré:
“Como parte de las variaciones sociotécnicas contemporáneas se genera otra forma de
pensar el tiempo y el espacio, hablaremos entonces de espacio-tiempo tecnológico regido
por transportes de alta velocidad, máquinas de telecomunicaciones y procesamiento de
datos (…) que transforman la percepción del espacio sensible, ahora representado por
efectos de globalidad y simultaneidad” (1998: 25).
El usuario es abiertamente un explorador en la aventura existencial del paisaje
electrónico. Concepción que se aleja de lo que planteó la herencia racional moderna,
volcada en los mapas y los cronómetros: “el pensamiento de la Ilustración operaba
21 Espacio no ligado a un lugar preciso.
21
dentro de los límites de una visión ‘newtoniana’ algo mecánica del universo en la cual
los presuntos absolutos del tiempo y el espacio homogéneo formaban los recipientes
que limitaban el pensamiento y la acción” (Cuadra, 2008: 21). En la experiencia
tecnológica de los siglos posteriores esos recipientes se trastocan hasta llegar hoy por
hoy a una comprensión espacio-temporal radicada en el consumo, es decir:
“Que surge de la aceleración general de rotación del capital, tanto desde el punto de vista
de la producción como del intercambio. (…) Esta comprensión va a generar nuevas
formas de pensar transmitidas por la ‘industria de producción y comercialización de la
imagen’ o más ampliamente por la ‘industria de la cultura’” (Harvey, 1998: 297).
Tiempo y espacio son nociones inseparables del actuar social pues son las
marcas que dan luces sobre el final, los orígenes y los límites. Con las imágenes de la
virtualidad se redefine este sentido:
“Hace algunas décadas la historicidad emanaba de significaciones ancladas en relatos
ideológicos. Una cierta racionalidad reclamaba convicciones. La tecnoimagen desplaza
la convicción a favor de la seducción. Este tránsito es congruente con el ethos de la
sociedad de consumo; pero supone un segundo movimiento: (…) la apropiación
puramente estética de la realidad. Gana terreno la imaginación estandarizada” (Cuadra,
2003: 83).
Al recoger este pensamiento constatamos la dificultad de estudiar los flujos
comunicativos en el ciberespacio marcando una línea arbitraria que separe lo real de
lo virtual como instancias ajenas la una de la otra. En el devenir tecnológico esas
esferas se interpelan, el transcontexto va remarcando pautas de nuestro lugar en el
mundo y lo que pudiéramos entender por realidad.
22
CAPÍTULO II
‘QUÉ VES CUANDO ME VES’: TRAVESTISMO IDENTITARIO
El término “persona” implica una relación constitutiva,
la relación expresada en las personas pronominales.
Lo que suele llamarse persona no es sino un nudo
en una red de relaciones (con otros nudos).
Raimón Pannikar. La Trinidad
2.1 De la comunidad física a la red social virtual.
Una red social digital es un “servicio basado en la Web que permite a los
individuos construir un perfil público o semipúblico dentro de un sistema delimitado
y articular una lista de otros usuarios con los que comparten una conexión” (Ciuffoli
y Gómez, 2012: 54). Este tipo de comunidad toma lugar en el espacio virtual, esto es,
en el espacio donde todo dato digital puede ser traducido en imagen, sonido o texto
por una interfaz determinada. Para entender los procesos comunicacionales que en el
espacio virtual toman lugar o adquieren características diferenciadas de la
comunicación cara a cara, es menester dirigir la mirada hacia aquello que creemos va
mutando en el ámbito de las relaciones humanas. Decimos mutar porque creemos que
las redes sociales digitales no sustituyen a las redes de “les liens fortes, des relations
pleines”22 (Moulier-Boutang, 2006: 72).
Hemos citado a Yann Moulier-Boutang para exponer su reflexión sobre las
redes sociales. Para este pensador francés, las redes digitales incrementan los vínculos
débiles, incluso los refuerzan, mientras que en la réseau réel23 los lazos débiles tienden
a transformarse en vínculos fuertes gradualmente, a medida que pasa el tiempo y los
acontecimientos sociales les afectan. Según el autor, las redes digitales contravienen
a las reglas de la construcción de un conjunto de personas unificadas, pues tienden a
la dispersión y a la multiplicación de individualidades que se fragmentan, sin llegar a
diluirse. (2012: 73).
La comunidad virtual se erige como el espacio habitado por usuarios que
establecen lazos peculiares de sociabilidad a partir de toda la carga informativa, de
22Trad. Los lazos fuertes, de las relaciones plenas. 23 Trad. Red real.
23
contenidos y demás posibilidades comunicativas disponibles en la internet y
susceptibles de ser interpretadas por la interfaz: procesador que define la experiencia
del usuario en la interpretación del lenguaje de bits.
En una comunidad digital la conectividad de los nodos comunicantes, así como
su entendimiento de la lógica de los dispositivos y de la red son condiciones básicas
para que haya interactividad, como explica Vizer (2008): “En los procesos
comunicacionales tecnológicamente mediatizados las relaciones de sentido se
construyen a partir de la capacidad de interpretar los dispositivos, los códigos y los
lenguajes de los soportes técnicos de cada medio” (34).
Siguiendo este planteamiento en Homo Digitalis: etnografía de la cibercultura,
Martínez postula que “el éxito comunicativo parecería estar determinado por la
capacidad de versatilidad en la comprensión de códigos nuevos y la ductilidad de los
propios para su ensamble significativo” (2006: 50).
Las comunidades virtuales no son recientes. Primero fueron listas de mails que
dieron paso a los foros de tópicos específicos, luego, esta singularización de colectivos
digitales se replicó en grupos cada vez más temáticos donde los usuarios podían
incorporarse una vez que se reconocían afines a las particularidades de uno u otro
grupo virtual. Después aparecen las conocidas redes sociales, como Facebook. Así,
cada vez se va ampliando el espectro de comunidades virtuales, de ahí que
reafirmemos que:
“El uso de dispositivos e internet ha dado paso a la mediatización de las prácticas sociales
lo cual “modifica y recrea nuestros sentidos, la percepción y las posibilidades de acción
e intervención sobre las relaciones espaciales y temporales y las formas de relación y
vínculo social” (Vizer, 2008: 32).
Actualmente, reconocemos la existencia de redes sociales enfocadas en gustos o
necesidades concretas. Cuando decimos red social no solo hablamos del espacio que
utilizamos para publicar canciones, fotografías, novedades personales, etc., sino también de
aquellas comunidades donde los usuarios se relacionan en términos más o menos formales,
por cuestiones laborales, por ejemplo.
“Las redes pueden tener formas más estructuradas, alrededor de un tema recurrente y por
tanto sus participantes tienen interacciones un poco más duraderas y estables o también,
24
las redes conformadas espontáneamente, en un espacio virtual que permanece
constantemente abierto permitiendo la entrada y salida simultánea de participantes
alrededor de conversaciones de carácter completamente circunstancial y efímero”
(Martínez, 2006: 48).
Es decir, la oferta es muy amplia y cada vez más integrada, por lo que
difícilmente alguien podría no sentirse convocado por una red virtual. En un breve
recuento podemos mencionar: Facebook, Instagram, Pinterest, Google Plus, Twitter,
Youtube, LinkedIn, entre otras. Todas redes sociales temáticas no excluyentes entre
sí, que a la vez integran la escritura, la oralidad y lo audiovisual en un mismo sistema
comunicativo.
Vale mencionar que ninguna red social ha significado la desaparición de otra,
lo que cambian son las funciones que los usuarios dan a las mismas. En este sentido,
podemos ver que los e-mails han perdido protagonismo en cuanto interacción
inmediata, pero mantienen su relevancia para el contacto virtual más privado. De
hecho, en la actualidad el carácter multimedial de la internet ha sido aprovechado por
los servicios de redes para incorporar en sus plataformas el acceso a otras comunidades
virtuales. Otra forma de la hipertextualidad, esta vez, evidenciada en la vinculación
entre redes.
Cualquiera sea el grupo o red social virtual el ciberespacio funda ‘otra realidad’
donde el ser equivale al ser percibido. La presencia en el espacio virtual la determina
la interacción, esa es la huella del “estar ahí”. Esto también varía en relación al contacto
face-to-face ya que en el cara a cara el rostro es evidente, aunque parezca una obviedad.
Sin embargo, con los primeros grupos de mails ya surgió el anonimato como
posibilidad del estar en la red. Estamos hablando de que el usuario decide de qué
manera ser percibido en el ciberespacio, es decir, es el administrador de su vida social
conforme a sus intereses. Sobre este punto parafraseamos al filósofo francés Christian
Fauré quien considera que las redes virtuales crean la impresión de una “presencia”
que no está marcada por el cuerpo real en su calidad carnal y todo lo que ello implica:
cerebro, huesos, mente, corazón, sino por una presencia digital que se constituye a
partir de una corporeidad ausente (2012: 123).
El término comunidad virtual responde a la noción de colectivo llevada al
ámbito del ciberespacio. Si nos preguntamos por una definición de comunidad
encontramos varios criterios planteados desde la sociología y la antropología, mismos
25
que a su vez han variado de acuerdo al período histórico. A partir de las definiciones
revisadas concordamos en que la comunidad es “un conglomerado humano con un
cierto sentido de pertenencia. Es, pues, historia común, intereses compartidos, realidad
espiritual y física, costumbres, hábitos, normas, símbolos, códigos” (Causse, 2009: 3).
A esta concepción añadiremos el parámetro de lugar geográfico, muy presente también
en varias acepciones.
La importancia de traer a colación el territorio radica en que es un parámetro
que entra a discusión al hablar de las comunidades virtuales. Entre ambas esferas
encontramos correspondencias y diferenciaciones. Por ejemplo: si bien nos referimos
a la comunidad como un tipo de organización de la vida social, en las comunidades
digitales la confluencia social es independiente del espacio geográfico, como señala
Martínez:
“El potencial de las redes electrónicas produce un cambio evidente en los parámetros
fundamentales de la vida humana: tiempo, espacio y corporeidad (…). Las nuevas redes
de información y comunicación crean la posibilidad de relacionar a las personas
asincrónicamente. Es decir, se abre un ‘espacio’ de encuentro de personas que
objetivamente no pueden coincidir (…). Rebasa las categorías estrictamente locales,
nacionales e internacionales creando una nueva forma espacial o región socio-cultural no
geográfica” (2006: 2).
Al respecto, citando al sociólogo brasileño Renato Ortiz, Fuser añade:
“Ocorre, na verdade, a constituição de uma territorialidade dilatada, composta por faixas
independentes, mas que juntam, superpõem-se, na medida em que participam da mesma
natureza. Viajar, descolocar-se por esses estratos é permanecer no interior de um tipo de
espacialidade comum a povos diversos”24 (2005: 42).
De la misma manera, resultaría incompatible buscar el sentido de pertenencia
hacia una historia común en las comunidades digitales si se tiene en cuenta que el
24 Trad. Ocurre, en realidad, la constitución de una territorialidad dilatada, compuesta por bandas
independientes, pero que se juntan, se superponen, en la medida en que participan de la misma
naturaleza. Viajar, descolocarse por esos estratos es permanecer en el interior de un tipo de espacialidad
común a pueblos diversos.
26
sujeto virtual, es un sujeto fragmentado que dibuja su trayectoria y cuya subjetividad
se va reconfigurando en el transcontexto, en el ámbito de la globalización y
mundialización cultural.
En las consideraciones expuestas podemos evidenciar transformaciones
propias del entramado tecnológico contemporáneo y sus dinámicas distintas.
Enfatizamos este punto ya que vemos cómo las ideas del fin de la historia, el fin del
arte o el fin de la privacidad que se pregonan en la misma web tienden a opacar las
prácticas sociales que se dan en el seno del complejo tecnológico, o llegan incluso a
sobredimensionar sus aspectos, todo ello obviando procesos.
Teniendo en cuenta que el presente documento investigativo se enmarca en el
abordaje de Facebook nos centraremos en los aspectos que refieren a esta red social,
limitándonos a la observación de perfiles personales y no a las páginas de empresa.
Como proponen Ciuffoli y López (2012): “la intención es complejizar la mirada sobre
Facebook y comprender algo de lo que tiene para decirnos sobre la cultural digital
contemporánea” (22).
2.2 Facebook.
Facebook25 es un sitio web de redes sociales creado en Estados Unidos por
Mark Zuckerberg y fundado junto a Eduardo Saverin, Chris Hughes y Dustin
Moskovitz en febrero del 2004. Originalmente era un sitio exclusivo para estudiantes
de la Universidad de Harvard, pero en la actualidad cualquier persona que posea una
dirección de correo electrónico puede obtener una cuenta gratuita en esta red virtual.
Al día de hoy Facebook cuenta con 1 860 millones de usuarios mensuales. El
World Economic Forum indica que si se tiene en cuenta que los últimos datos de la
población mundial apuntan a que ésta rondaba los 7 347 millones de personas en 2015,
se puede decir que el 25,3% de los habitantes del planeta se conecta a Facebook al
menos una vez al mes26. Ecuador no es la excepción: Facebook tiene el liderazgo de
25 Actualmente la empresa Facebook tienen a su haber la red social homónima y dos grandes compañías
más: Instagram, comprada en el 2012 y WhatsApp, en el 2014, que destacan como las compras más
destacadas que ha hecho la empresa desde su nacimiento. En el 2006 la empresa presentó la aplicación
para móviles.
26 Estos datos fueron tomados por https://www.weforum.org/ de acuerdo al último balance presentado
por la empresa Facebook a inicios de febrero del presente año.
27
redes sociales con 11 millones de usuarios, de los cuales, un promedio de 6,5 millones
son activos mensualmente, es decir, acceden a la plataforma27.
Facebook se enmarca en lo que el filósofo francés Bernard Stiegler denomina
Technologies Relationnelles o Technologies R: esta nominación da cuenta del
conjunto de tecnologías digitales que permiten el relacionamiento social bajo la forma
de “lazos débiles”, o como un reducto de la sociabilidad. Para este autor, las redes
sociales son tramas relacionales cuyo principio constituyente es la philia, en tanto
capacidad de unión que se manifiesta a través de la amistad y, en el caso de las
psicosociotecnologías, de las relaciones de paridad28, mismas que dislocan estructuras
rígidas.
Esta red digital está en permanente transformación: “surgió como una red
exclusiva y fue mutando hacia un entramado que integra en un mismo lugar una
plataforma de publicación personal con una gran variedad de herramientas y
aplicaciones”, (Ciuffoli y López, 2012: 25). Con este enunciado recordamos los
cambios que ha incorporado la plataforma hasta la actualidad: de ser un espacio para
la publicación de texto e imágenes, a uno que permite transmisiones en vivo y
publicaciones de historias en clips de video. Para Ciuffoli y López, investigadoras
argentinas, existen cuatro momentos claves de Facebook caracterizados de la siguiente
manera:
1. Red de universitarios (2004-2006): Red exclusiva para estudiantes de Harvard
University. “thefacebook.com” como se denominó a la red en aquel entonces
permitía crear grupos, publicar notas y fotos y conectarse desde el celular.
2. Red pública (2006-2007): Facebook se amplía de forma gratuita para usuarios
mayores de trece años. Para el 2007 se lanza Facebook Ads (anuncios). Las
acciones de cada usuario aparecen en la página principal de todos los miembros
de la red. Se incorpora la opción de Compartir e Insertar contenido desde otros
sitios web.
27 Ranking de usuarios de Facebook en el país hasta febrero del 2017, publicado por
http://blog.formaciongerencial.com/ 28 Bernard Stiegler señala que la ‘philia’ da paso al establecimiento de solidaridades, rompiendo el
esquema de las relaciones tradicionales caracterizadas por la diferenciación intergeneracional y las
jerarquías. Internet es un “médium idéal de telles relationnes de parité” (2006, 33), agrega. El término
‘philia’ es abordado teniendo en cuenta la concepción de Aristóteles y otros pensadores sobre el mismo.
Para profundizar en este aspecto se recomienda revisar el ensayo “Le bien le plus précieux à l’époque
des sociotechnologies”, compilado en el libro: Réseaux sociaux. Cultura politique et ingénierie des
réseaux sociaux.
28
3. Red masiva (2008-2010): Creación del botón Me Gusta (Like). Traducción de
la plataforma a diferentes idiomas. Lanzamiento de Facebook Connect, botón
para ingresar a otros sitios web con la cuenta de Facebook. Aparece en chat en
esta red, se amplían los controles de privacidad
4. Red abierta y personalizada (a partir del 2010): la plataforma da más opciones
de personalización e incorpora el protocolo Open Graph que habilita la
integración de cualquier sitio web con Facebook (lo que significa también la
integración y el cruce de los intereses, gustos y preferencias de consumo de los
usuarios en diversas redes). Con esta herramienta se da un empuje a la relación
de los usuarios con las marcas.
En este recorrido también aparecen las páginas de fans y los sitios oficiales de
empresas. En lo que respecta a este año se anunciaron nuevos cambios en las funciones
de seguridad, el lanzamiento de una cámara de realidad aumentada y la creación de
una aplicación de realidad virtual29, entre otras incorporaciones que hacen de Facebook
“el mutante digital”30. Las transformaciones de Facebook llevan a distinguir en esta
plataforma un tipo de comunicación hipermediática pues transciende a la red social, o
sea, está presente en otros espacios digitales, circulando por la web, interconectando
de manera reticular medios, lenguajes y demás herramientas del ecosistema digital.
“Cultura de la convergencia” es el nombre que se le asigna al proceso que
implica cambios en los modos de producción y consumo en el espacio virtual, donde
los usuarios aparecen como actores del escenario tecnológico. Esta noción en el caso
de Facebook parecería cumplirse ya que en la plataforma el usuario tiene ciertas
libertades para configurar su propio entorno (Ciuffoli y López, 2012: 49). Sin
embargo, consideramos que esto es una suerte de ficción. Si bien el usuario puede
interactuar, publicar y configurar a su manera esta red customizable31, lo hace dentro
de los parámetros que pone la corporación, direccionados a hacer más efectivo su
29 Spaces es el nombre de la primera red de realidad virtual que lanzará Facebook. Más detalles sobre
esta apuesta empresarial en: https://www.tuexperto.com/2017/04/18/facebook-lanza-spaces-su-primera-aplicacion-de-realidad-virtual/ 30 Las autoras señalan que las mutaciones digitales no son espontáneas, responden a una secuencia de
prueba, error y reformulación que se adecúa de vez en vez al ritmo del mercado en Internet. 31 Personalizable. Los perfiles se van reconfigurando para que el usuario pueda publicar y mostrarse de
la manera más completa posible, mediante imágenes y estados destacados, recordatorios de historias o
acontecimientos importantes.
29
crecimiento económico32. Las libertades a las que aluden las autoras están
condicionadas por los programadores.
La participación en Facebook hace visible la figura del Yo Comunico mediante
las publicaciones personales que se hacen en la red, punto de inflexión importante –
que la red tomó del funcionamiento de los blogs- si se toma en cuenta que esto
promueve una práctica de participación lejana a la escena de los medios tradicionales
en que la primera y última palabra le correspondía casi exclusivamente a una persona
con conocimientos especializados. Las publicaciones de autoría propia vienen a
constituir la “tecnología del yo” que a más de los post guarda relación con otras formas
de participación activa e inmediata como son: el comentar, compartir, calificar o
adherir a una causa desde el perfil personal. Esta manera de estar en la red hace del
sujeto un usuario creador, con lo cual el papel del observador silencioso se va
difuminando.
El usuario es quien traza su aventura digital y la de sus contactos, llamados
“amigos”. Al publicar un contenido en su perfil el usuario invita tácitamente a una
conversación de ida y vuelta. De hecho, para hacer que fluya y exista esa
retroalimentación la plataforma de Facebook permite etiquetar a un usuario, esta viene
a ser la forma online del tocar al amigo en el hombro para que se fije en algo, o invitarlo
a sentarse enfrente para conversar de un tema. Como respuesta, la arquitectura
facebookiana habilita la incorporación de imágenes, enlaces, comentarios de extensión
indefinida y “Me Gusta” para que otro usuario, u otros usuarios, puedan retroalimentar
una publicación.
“Estas prácticas son realmente nuevas formas de publicación personal, no tanto en sí
mismas, sino porque permiten darle al usuario vista, oído y un sentido de la expresión
fragmentado pero pluridimensional que se unifica, además, porque todo sucede al interior
de la plataforma” (Ciuffoli y López, 2012: 82).
La mayoría de términos de Facebook nos son familiares, no solo porque somos
usuarios de la red sino porque la propia plataforma utiliza palabras de uso común y
generalizado, esto responde al principio de transcodificación cultural, que identifica
32 Para Ciuffoli y López esta red social se sustenta en el modelo publicitario, ya lo explica la BBC en
un artículo cuando sostiene que “las ganancias multimillonarias de Facebook radican en los usuarios”.
Ver en: http://www.bbc.com/mundo/noticias-37871331
30
“el proceso mediante el que la ‘capa cultural’, integrada por formas ‘humanas’ de
nombrar, describir y categorizar, traduce a otro formato los procesos de la ‘capa
informática’” (Ciuffoli y López, 2012: 40). Esta manera familiar de nombrar es
mediadora de la interacción entre la plataforma y el usuario; de otra manera, diríamos
código, variable, dato clasificado, algoritmo, etc., en lugar de lista de amigos, video
compartido, o publicación reciente. Quizá el crecimiento de Facebook y su aceptación
social se deba justamente al uso que hace de las metáforas de la experiencia material
y sensorial offline33 para generar afinidades, para invitar al usuario a la plataforma.
Un ejemplo concreto es la metáfora de la amistad, que en Facebook viene a ser
la conexión entre dos perfiles. El “amigo” en la red representa “un fuerte correlato con
el terreno de los lazos primarios de toda sociedad: la familia, los amigos” (2012: 86),
afirman Ciuffoli y López, quienes por otra parte, coinciden en que otra buena jugada
de Facebook es la estandarización de su formato, es decir, el que sea de una misma
manera y tenga la misma configuración para todos los usuarios. Esto hace que una vez
que todos los perfiles luzcan igual no haya jerarquías: “No hay usuario premium (…).
El perfil es un molde que se puede completar con contenidos, fotos, videos, enlaces,
textos, pero su organización y su jerarquía es la misma para todos los participantes
(Ciuffoli y López, 2012: 79). Con todas sus posibilidades y restricciones, la plataforma
da paso a que el usuario pueda experimentar con su identidad, corresponda o no con
el Yo de la comunidad social material o analógica. Lo abordaremos en el siguiente
apartado.
2.3 Identidad34.
Dentro de las críticas vertidas a la sociedad de la comunicación y sus
dispositivos tecnológicos es una constante dar con enunciados que señalan que la
33 En su traducción literal quiere decir Fuera de línea. El término ha sido utilizado para nombrar lo que
está por fuera de la web, en el mundo desconectado.
34 La identidad ha sido teorizada desde varios enfoques: “desde la perspectiva funcionalista de Parsons
al presentar la identidad del individuo como el resultado de un proceso de socialización al que se expone
desde la infancia; pasando por el estructuralismo que plantea las mediaciones, o habitus en el caso de
Bourdieu, que moldean la identidad del individuo quien se ubica dentro de una estructura social, en
donde establece redes y vínculos con sus similares o su relación con los medios de producción, desde
una óptica marxista; así como los estudios culturales ingleses que plantean la formación de subjetividad,
en relación a la pertenencia o no a grupos sociales ya establecidos” (Aguilar, D. y Said, E., 2010: 196).
Con el advenimiento digital surgen nuevas aproximaciones relacionadas al individuo y los dispositivos
tecnológicos. En este último marco nos centraremos.
31
tecnología ha desestructurado las identidades personales, “haciendo que los sujetos
floten en el azar como corchos en el agua”, a decir de Enrique Gil Calvo (2002: 288),
quién afirma que las redes audiovisuales y digitales son las responsables ya que por
ellas circulan “múltiples modelos importados de referencias ajenas, también
desanclados y desestructurados” (2002: 278) que son adoptados en la construcción
identitaria e imponen modelos culturales foráneos. Este posicionamiento acusa la
llegada de un fenómeno catastrófico que estaría dando paso a un desajuste en la forma
con que cada cual se define a sí mismo, creando identidades ficcionales y artificiosas,
caracterizadas por vivir inestablemente en el eterno presente bajo el lema del
“experiméntate a ti mismo” (2002: 288). La identidad se vuelve espejismo múltiple,
advierte Gil Calvo (2002):
“La alternancia de yoes también se ha incrementado sobremanera pues en un mismo
periodo biográfico pueden adoptarse diversos modelos de identidad alternante, todos
ellos extraídos del repertorio audiovisual ofertado por la sociedad de la información y la
comunicación” (280).
Esta postura reconoce la desestabilización de la estructura social y familiar,
estructuras que en la sociedad industrial moderna fueron la doble sede vitalicia de la
identidad humana. La memoria ha sido sustituida por la sobrevaloración del presente
y por la práctica del olvido causadas por la parafernalia tecnológica que con sus
pantallazos hace de la experiencia una narración en primera persona del aquí y ahora,
señala el sociólogo español a lo largo de su ensayo Quiebra y reconstrucción de las
narrativas vitales. Y resalta las consecuencias: “el resultado de todo ello es el
descrédito y la incredulidad, pues cada vez resultan más difíciles de creer o de tomar
en serio las equívocas e inverosímiles pantallas identitarias con que nos presentamos
en sociedad” (Gil Calvo, 2002: 282).
En esta interpretación se distingue un determinismo tecnológico y con él el
arribo a un distinto tipo de sociedad que en sus características dista de la linealidad y
“carece de narrativas capaces de atribuir sentido unitario a la vida” (Gil Calvo, 2002:
277). Al respecto, sostenemos que la sociedad inestable de la que habla Gil Calvo no
es producto de los dispositivos tecnológicos, sino que hay algo más que está
sucediendo, como explica Vizer (2003): “la propia expansión mundial y la aceleración
creciente del capitalismo tienden a profundizar las incongruencias y el fraccionamiento
32
social, así como la pérdida de legitimidad institucional” (129). En ese contexto crucial
es donde se puede entender de mejor manera lo que acontece:
“La autonomía individual, la crisis de paradigmas institucionales y de identidades
tradicionales, los cambios en los sistemas organizativos (hacia sistemas en redes), la
variedad y la disolución de pertenencias sociales, la mediatización tecnológico-global, la
complejidad y la heterogeneidad de universos sociales de sentido. Los espacios reales y
simbólicos se multiplican merced a las nuevas tecnologías. El espacio ecológico de la
cultura se expande y reproduce en dimensiones virtuales e imaginarias, en las cuales
surgen nuevas formas de ‘praxis simbólica y virtual’: actores sociales con identidades
múltiples, productores de bienes simbólicos o bien de mera actividad lúdica (construcción
de roles e identidades imaginarias, de vínculos proyectados a través de palabras y de
imágenes)” (Vizer, 2003: 132).
Vizer indica que efectivamente hay una redefinición inevitable de los modelos
tradicionales de organización y reconocimiento social. En esta variación se incluye
fuertemente el tema de la identidad, que si bien es difusa, no es menos interesante de
analizar que la noción de identidad sostenida por Enrique Gil Calvo. Lo explica Lila
Luchessi (2008: 69): “la construcción identitaria -atravesada por la posibilidad de
acceso a conocimientos que estaban vedados antes de la generalización de la sociedad
hipermediatizada- permite nuevas configuraciones culturales por fuera de los medios
masivos de comunicación”. De acuerdo a las ideas expuestas partiremos diciendo que
la identidad es una narrativa que construye al “Yo”, un discurso que se erige a partir
de la relación y delimitación de ese Yo consigo mismo y respecto a otros yoes; es decir,
una narrativa que se asienta en la socialización, al respecto Martínez (2006) define la
identidad de la siguiente manera:
“Es fundamentalmente una certera aproximación a lo que somos y la afirmación
indiscutible de la existencia del Otro (…) Esta característica relacional es uno de los
pilares fundamentales de su concepción. En general, se puede considerar a la identidad
como el proceso de autopercepción y percepción de los otros” (2).
Esa identificación con el sí mismo (self) y con los otros se enmarca en el ámbito
de la cultura entendida en su más amplio sentido antropológico, en palabras de Vizer:
“un ámbito que engloba tanto a la sociedad como al individuo, tanto a los ‘sistemas
33
sociales’ como a los procesos de la intersubjetividad (transubjetividad) humana”
(2003: 87). Bajo esta premisa el individuo se construye en sociedad y no de forma
atómica: “Es interesante tomar en consideración que la ‘teoría del yo’ podría no
establecer una separación entre los individuos sino un nexo entre los mismos, un
‘cultivo transcomunicacional’ que construye la trama del nosotros” (Vizer, 2003:
151).
La intersubjetividad no está exenta de conflictos, es un campo de tensiones y
peleas, de desencuentro y reconocimiento, por tanto variable. “Sin una idea del sujeto
y de la intersubjetividad en proceso de transformación no se puede comprender ni
explicar lo fundamental de los cambios sociales” (2002: 319), destaca el pensador
español Ignacio Sánchez de la Yncera en su análisis titulado El mundo conecta, se
agolpan las identidades, donde además señala:
“Por self, por identidad, no hay que entender la estructuración gradual de la personalidad
sino, más precisamente, la configuración de la relación consigo misma que una persona
o una subjetividad social logra al dotar de unidad tanto a sus orientaciones hacia los demás
sujetos sociales relacionados con ella como a las distintas fases de su biografía o de su
historia” (2002: 319).
Estos argumentos sugieren el papel activo de la comunicación como
componente de la identidad. Las redes sociales digitales no escapan evidentemente a
las relaciones interactivas, en ellas se reproducen las dinámicas constructivas de la
identidad pero de manera distinta, ya que si bien son personas quienes manejan un
perfil, ese perfil se presenta como una puerta abierta a un juego de personalizaciones,
discursos o representaciones que no necesariamente corresponden a la realidad pero
que tampoco por ello son el lado opuesto de la misma: “L'identité numérique n'est pas
l'opposé de la realité corporelle. Elle est toujours ancreé, reflétéé, on s'en joue, on en
use et on en abuse, mais toujours en rapport avec ce qu'elle est, à ce qu'elle permet”35
(Fauré, 2012: 138).
En ese contexto, las sociotecnologías aparecen como un espacio de
improvisación de un sinnúmero de modalidades y expresiones identitarias. En tal
35 Trad. La identidad digital no es lo contrario de la realidad física, ella siempre está anclada, reflejada.
La gente juega con ella, la usa y abusa, pero siempre en relación con lo que ella [la realidad corporal]
es y lo que ella permite.
34
sentido, los avatares de los juegos en línea o la identificación online a través de una
foto y un nombre –o sin ellos, desde el anonimato-, constituyen los experimentos
personales que en la primera etapa del internet generaron debate por su
inverosimilitud, por desestabilizar aquel ser que otrora podía comprobarse con la
presencia física, con la materialidad como carnet de validez. En cambio, en la esfera
digital, ese ejercicio identitario del reconocimiento mutuo y personal no depende tanto
de la comprobación material como de su presentación virtual ante otros usuarios-nodos
de la red, quienes tienen en sus manos la opción de personalizar el Yo virtual mediante
los recursos y formatos que una plataforma digital ofrece, tal es el caso de Facebook.
Espacio, tiempo y cuerpo, los parámetros básicos que hicieron posible pensar
la identidad y con ella el sentido de la vida adquieren otra connotación en los procesos
comunicativos mediados por computadora. Martínez resume la resignificación de
dichas categorías:
“Estamos ante la transformación de la noción de espacio, de sus supuestos reales
asociados a la naturaleza y de su noción como lugar objetivo de encuentro, para
convertirse en una metáfora construida sobre una infraestructura electrónica (…) Un
espacio imaginado completamente conceptual que transfiguró el componente político de
la humanidad en un juego de seducciones y velocidades (…) La virtualidad transforma la
noción de proximidad” (2006: 83).
Sobre el tiempo y el cuerpo reflexiona:
“El cibertiempo que fluye entre lo eterno y lo efímero, rompió las ligaduras con los ritmos
naturales, sin amaneceres, ni atardeceres (…) El cuerpo se inventa y se narra en un
hipertexto fantasmal, se diluye en el estado interfase (…) El cuerpo interfase (hombre-
máquina) es el escenario de emergencia de una nueva forma de encarnación, en donde el
cuerpo se expande, se complementa y se transforma convirtiéndose también en metáfora”
(85).
Las apreciaciones anteriores dan luces de un estado de la identidad en que ésta
es una cuestión de percepción y autopercepción atravesada por otra razón, por otro
lenguaje, el de la visualidad y la tecnología que “crean una redefinición de la
interacción humana y el surgimiento de patrones distintos en la construcción de
sentido” (Martínez, 2006: 54). Se experimenta la noción del Yo mediante
35
flujos36simbólicos, de información, de capital. “En la nueva tecnología los intervalos
de tiempo y espacio son sustituidos por un tercer intervalo, el de la luz, produciendo
el efecto de instantaneidad, una historia hecha presente” (2006: 57). A lo que el
pensador chileno Martín Hopenhyan agrega:
“Los flujos de información y la circulación de imágenes son instantáneos y globalizados.
Estos imprimen en quienes participan en la red percepciones paradójicas. De una parte,
sensación de protagonismo porque a través de Internet son muchos los que hacen circular
sus discursos. De otra parte, sensación de anonimato al contrastar nuestra capacidad
individual con el volumen inconmensurable de emisores que están presentes a diario en
la comunicación interactiva a distancia” (133).
La interacción social, constitutiva de la identidad, se vuelve un acontecimiento
que reconoce en la pantalla el elemento más próximo de la sociabilidad, después el
otro. En este paisaje contemporáneo se piensa la construcción identitaria, de ahí que
se vislumbren otras formulaciones (radicales o no) y posibilidades estéticas distintas
sobre el Yo en la red: “A juventude com seus pares estabelece suas próprias normas e
referenciais, criando vínculos sociais e afetivos também nas relações mediadas pelas
tecnologias digitais, dentro de processos comunicacionais repletos de simbolismos,
confianças, fragilidade e ambiguidades”37 (Gomes, J. y Do Couto, D., 2013: 58).
Pensando en la red social que nos convoca, podemos añadir que el hecho de
que el sujeto devenido usuario experimente otro modo de ser y estar en el ciberespacio
no implica el desapego total de su contexto material, es decir, no pasa a ser un ente
fantasmal sin suelo. Para Ciuffoli y López “la participación remite a identidades que
están por fuera de la red, que se reconstruyen y reafirman en Facebook, ‘Yoes’ que
tienen una relación fuerte con el mundo offline” (2012: 98).
La performatividad, entendida como la puesta en escena, es un elemento clave
para pensar al sujeto en la red. Si las aproximaciones teóricas sobre la identidad en la
contemporaneidad apuntan a que ésta reformula y reafirma al sujeto estamos hablando
de una apuesta por la representación del sí mismo y su visibilidad en el marco de una
36 Martínez entiende por flujo las secuencias de intercambio e interacción determinadas, repetitivas y
programables entre los actores de la red. 37 Trad. La juventud establece con sus pares sus propias normas y referencias, creando vínculos sociales
y afectivos en las relaciones mediadas por las tecnologías digitales, dentro de procesos
comunicacionales repletos de simbolismos, confianzas, fragilidad y ambigüedades.
36
apariencia colectiva, homogénea, que transita en la red y que exalta la forma como
modo de relación. Según Eduardo Vizer (2003): “se crean y recrean modelos culturales
e identidades sociales reconocibles, se crean sistemas y códigos de diferenciación y
reconocimiento social” (97).
2.4 EDITAR: diseño personalizado de identidades.
Tomando en consideración los planteamientos del apartado precedente es
pertinente destacar la siguiente puntualización hecha por Ciuffoli y López (2012) sobre
la arquitectura de la red social digital que nos compete:
“Facebook se configura como un espacio en el que lo subjetivo identitario está presente
y unificado en la figura de un solo “yo” (…) Las fotos, los textos, los videos y los enlaces
publicados en el muro, siempre están soportados por un ‘yo’” (97).
Las autoras señalan que el perfil de Facebook se relaciona con una parte de la
subjetividad del usuario, es decir, no es un “yo” autónomo y sin referencia lo que se
postula, sino una identidad que se comunica a través de imágenes, videos, palabras.
Un “yo” que comunica mediante los elementos que configuran el perfil del usuario.
(Ciuffoli y López, 2012: 100). Al respecto, vale retomar la afirmación que hace Vizer
sobre la comunicación: “Nos comunicamos no como un fin en sí mismo, sino para
establecer ante los demás el reconocimiento de una postura, un valor. Nos pone en
evidencia, nos hace ser ante los demás y ante nosotros mismos” (2003: 97).
El formato de la plataforma Facebook ha sido utilizado por los usuarios para
mostrar un “yo”. La experiencia de las autoras en el Proyecto Facebook les permite
afirmar que “Facebook busca anclar la experiencia en la red en un universo semántico
anterior que recupera categorías de la vida cotidiana” (2012: 85). Se trata de la relación
online-offline vigente. Si bien Facebook abre puertas a la experimentación, esas
puertas no están en el aire.
Es innegable que la resignificación cultural permea todos los espacios del ser,
su sensibilidad y su mundo objetivo. Salta a la vista la nueva subjetividad promovida
por la tecnocultura, hablamos de las diversas intensidades y modos de circulación del
Yo, de los sujetos de la autoimagen. Como escribe Le Breton: “Solo lo visible otorga
37
la legitimidad de existir en la sociedad, lo visible revisado y corregido bajo la forma
del look, de la imagen de sí mismo” (2007: 40).
38
CAPÍTULO III
“SER O NO SER, ¿ESA ES LA CUESTIÓN?”
El acto de aproximación a un momento dado de la existencia
implica escrutinio (cercanía) y la capacidad de conectar (distancia).
John Berger. Pig earth
3.1 Detalles metodológicos.
Aproximarnos al fenómeno comunicacional de las redes sociales en el marco
de las Tecnologías R suscita una serie de interrogantes sobre una propuesta
metodológica que permita plantear cierta rigurosidad en el abordaje teórico de tales
cuestiones consustanciales de la cultura contemporánea. El reto no es menor, la
posibilidad de proyección de los sujetos en el advenimiento tecnológico plantea la
comunicación como “reconstrucción temporal del sujeto en un proceso a dos puntas:
de afirmación vital y autoreferente del sí mismo, a la par de la necesidad imperiosa de
recurrir al Otro que confirma la certeza de ‘ser y estar en el mundo’” (Vizer, 2008: 27).
La investigación de la comunicación se vuelve un desafío constante en el
contexto de la convergencia tecnocultural, en el que la información y el consumo
configuran nuestra ‘forma de vida’, a decir de Cuadra (2017: 9). Por ello, el estudio de
las redes sociales pone en evidencia la necesidad de un salto metodológico que pueda
acompañar la complejidad de los relacionamientos en el mundo virtual, una suerte de
renovado equipaje teórico para describir, explicar o analizar aquello que las
herramientas y técnicas interpretativas existentes no lo consiguen por sí solas, no
porque no sirvan, sino porque su espacio, su razón de ser no radica en lo virtual.
A nuestro parecer, emprender una investigación sobre la construcción
identitaria en las redes sociales inicia con la exigencia básica de sopesar aquellos
prejuicios sobre la influencia de la red en el cotidiano, especialmente si se trata de
juicios de valor que como sentencia irrevocable copan la web propagando que las redes
sociales son el espacio de los inseguros, los egocéntricos o los carentes de autoestima.
Estas opiniones repetidas han sido la invitación a pensar un diseño metodológico que
“fracture el acontecimiento”, como escribe la investigadora colombiana Beatriz
Quiñones Cely, es decir, que pueda “desmarcarse de visiones convencionales y
39
observar por las fisuras de la representación aquellas dimensiones invisibilizadas pero
determinantes para la comprensión de realidades” (2008: 17).
Basados en las líneas precedentes retomamos la reflexión de Guillermo Orozco
sobre la condición comunicacional contemporánea:
“En la época actual, la producción de identidades, tanto como la de ciudadanías, pasa
necesariamente por las pantallas. Lleva a ellas y a la vez resulta de ellas (…) Hoy, la
interacción con las pantallas es un ‘dado’, es un punto de partida y también de llegada, es
una condición de la cotidianidad y del intercambio social en su conjunto (…) Excluirse
del intercambio con las pantallas es excluirse de la cultura contemporánea” (2011: 393).
Estos aportes nos llevan a plantear el diseño metodológico como “un acto
creativo y crítico, en continuo movimiento, sujeto a las particularidades de la
problemática abordada y, por lo tanto, sometido a permanente ajuste y re-visión”
(2008, 16), en consonancia con la flexibilidad y dinamismo de lo virtual. Con este
apoyo teórico definimos que nuestra particularidad de estudio se servirá de la
arquitectura de Facebook para entender la narrativa identitaria que se construye en la
puesta en común de las publicaciones cotidianas en esta red social, sea una imagen, un
estado o un contenido compartido, que en su conjunto conforman una apuesta visual
del sujeto online, una práctica social.
El complemento de nuestra propuesta metodológica será el testimonio, una
técnica de la investigación cualitativa que nos permitirá el acercamiento a tres jóvenes
comunicadoras de la Universidad Central para poder contextualizar de manera
focalizada nuestra discusión teórica sobre los discursos identitarios y las
subjetividades que los sustentan.
3.2 Metodología de investigación.
Una red social, concepto socio-antropológico de las ciencias sociales, implica
en su sola nominación el carácter relacional de los componentes que la integran. Esta
característica definitoria es independiente del espacio donde se da la relación. En tal
sentido, es legítimo pensar primero en el Análisis de Redes Sociales, ARS, haciendo
un alto en el nivel descriptivo solo para procurar visualizar el espacio de conexiones y
flujos que supone el mundo digital, pues las redes virtuales son, en primer lugar, nodos
40
informacionales vinculados, básicamente informacionales en tanto contienen e
integran datos.
Si líneas atrás hablamos de que las narrativas identitarias en el mundo online
pasan por el reconocimiento del Otro diferente a través de la interactividad, nos
gustaría hacer un pequeño ejercicio matemático para entender la capacidad de
comunicación que supone Facebook, es decir, las posibles vinculaciones de los
contactos de un perfil en un momento dado. Nos basaremos en los datos del perfil de
quien escribe para aplicar las siguientes fórmulas38:
a) Para el cálculo del número de relaciones posibles en mi perfil de Facebook.
R = n(n-1)/2
n: número de contactos agregados.
R = 518(518-1)/2
R = 133 903 relaciones pueden darse entre 518 usuarios
b) Para cuantificar la densidad de relaciones existentes en determinado
momento.
Densidad = 2r/n(n-1)
n: número de contactos conectados.
Densidad = 2*133903/31(31-1)
Densidad = 287 flujos comunicativos pueden establecerse entre 31 usuarios
conectados a las 17h00.
Más que creer que este dato sea efectivo, nos sirve para tener una idea de cuán
multidireccional resulta nuestra presencia en Facebook y por cuántos otros perfiles
puede ser percibido el sujeto virtual. Retomando al investigador Cuadra (2016):
“No se puede negar que, finalmente, todo el espacio virtual se puede reducir a datos
almacenados. No obstante, los datos almacenados en un dispositivo tecnológico se
traducen como estructuras perceptibles de significación en una pantalla y con ello
38 Fórmula que el investigador Cuadra, cita de Marqués, M y M. Muñoz. Análisis de redes sociales:
definición y conceptos básicos.
41
orientan los patrones de acción humana. Es bueno recordar que Internet es al mismo
tiempo, ‘artefacto’ y ‘cultura’”39 (4).
De este postulado resaltamos un aspecto de importante atención: si bien la red
enlaza datos, éstos abren un abanico sustancioso de posibilidades investigativas y
lecturas sobre las redes. Así pues, podríamos seguir describiendo otras estructuras
numéricas entre los nodos o también interpretar sus contenidos y apropiaciones, lo cual
corresponde a dos análisis diferenciados de la red: análisis descriptivo e interpretativo,
respectivamente. Es decir, a dos pautas de investigación:
“La primera es considerar la red como una variable dependiente (…) en este caso se quiere
explicar determinados lazos sociales observables. La segunda posibilidad es plantear la
red como variable independiente (…) la pregunta quiere dilucidar la influencia de la red
en el comportamiento de los miembros de una comunidad” (Cuadra, 2016: 5).
En consonancia con la búsqueda e interés de quien investigue, se puede
encontrar en internet abundante cantidad de artículos y estadísticas que arrojan como
información central datos medibles sobre los que evidentemente se puede seguir
profundizando; pero adicional a ello, la red convoca otro tipo interrogantes en las que
el análisis interpretativo es el punto de partida para mirar los intersticios de aquellas
conexiones, interacciones e intercambios observables. De ahí que la presente
investigación se inscriba e identifique con los postulados de la etnografía virtual,
estrategia metodológica que a nuestro parecer permite un mayor despegue
investigativo sobre el ámbito que nos concierne: las redes sociales, específicamente
Facebook.
39 La noción de internet como artefacto y cultura también suscita nuestra atención. Al equiparar internet
como dispositivo cultural, el internet es estudiado como un artefacto externo, físico, tal como la
televisión, la radio u otro dispositivo tecnológico. Estaríamos hablando de un estudio sobre máquinas;
mientras que si consideramos a internet como cultura el abordaje versará sobre las dinámicas que
acontecen al “interior” de la red. Estos estudios parten de visiones más sociológicas, enfocadas en las
comunicaciones mediadas, por ejemplo. Lejos de establecer una categorización divisoria, la
investigadora Christine Hine, señala que es necesario analizar la red entendiendo que tanto lo físico
como lo virtual convergen allí en un espacio simbólico, como sostiene Cuadra: “las redes digitales se
fundamentan en la materialidad tecnológica como condición de posibilidad para el despliegue de un
espacio semiósico, un universo simbólico” (2016: 6), con patrones de percepción y acción distintos.
42
3.2.1 Etnografía virtual.
Como lo habíamos mencionado líneas atrás, la estrategia metodológica de la
etnografía virtual es el sostén de la presente investigación. ¿En qué consiste? ¿Es
viable? ¿Qué propone? Son algunas de las preguntas que suscita. Veremos a
continuación los alcances de esta metodología propuesta por la investigadora Christine
Hine, quien comparte sus reflexiones sobre el estudio de la internet:
“En su forma básica, la etnografía consiste en que un investigador se sumerja en el mundo
que estudia por un tiempo determinado y tome en cuenta las relaciones, actividades y
significaciones que se forjan entre quienes participan en los procesos sociales de ese
mundo. El objetivo es hacer explícitas ciertas formas de construir sentido de las personas,
que suelen ser tácitas o que se dan por supuestas. El etnógrafo habita en una suerte de
mundo intermedio, siendo simultáneamente un extraño y un nativo. Ha de acercarse
suficientemente a la cultura que estudia como para entender cómo funciona, sin dejar de
mantener la distancia necesaria para dar cuenta de ella” (Hine, 2004: 13).
De la idea precedente se desprenden varias características centrales de la
ciberetnografía, a decir: el centro de su interés y el papel del investigador. La
etnografía virtual involucra, necesariamente, una adaptación a la red. En su sentido
tradicional, esta metodología interpretativa implica un proceso de observación,
participación y recopilación de toda información que describa una serie de
significaciones dentro de los grupos humanos; por tanto, su ligazón a la cultura y la
comunidad son innegables, siendo la comunidad el límite y territorio por donde se
mueve el investigador.
En la noción de espacio encontramos una de las primeras cuestiones
cambiantes en la etnografía virtual. Ésta se organiza en un “territorio” metafórico y
desterritorializado, correspondiente a un espacio de conexiones. “El espacio de flujos
es una realidad in silico40, de suerte que la noción de cultura y comunidad, devienen
cultura y comunidad virtual” (Cuadra, 2016: 5). A más de la “localidad”, también
existen diferenciaciones en los procesos de observación, participación y registro. Si se
realiza en un espacio de flujos y conexiones, la etnografía da visos sobre las
40 In silico es una expresión del ámbito experimental que significa hecho en computadora o
vía simulación computacional.
43
interacciones y usos de la red. Para Hine, el uso se equipara a una práctica social, no
refiere exclusivamente al uso mecánico:
“Internet (y también el mundo físico) es a la vez un espacio para actuar y un espacio que
se sustenta en acciones. Es un espacio para actuar en el sentido de que las personas tratan
de conducirse de formas adecuadas a determinados parámetros. Y es un espacio que se
sustenta en acciones porque está hecho de prácticas sociales que las personas adoptan
para interpretar la tecnología” (2004: 144).
Como vemos la idea de uso articula la conexión offline – online, es decir,
“articula el mundo histórico y social con el llamado mundo virtual” (Cuadra, 2016: 5).
En esa vinculación se sienta el interés por entender los usos de la tecnología, como
indica Christine Hine:
“En vez de ser inherentemente sensible, el universo WWW adquiere sensibilidad en su
uso. El estatuto de la Red como forma de comunicación, como objeto dentro de la vida
de las personas y como lugar de establecimiento de comunidades pervive a través de los
usos, interpretados y reinterpretados, que se hacen de ella” (2004: 80).
En cuanto al papel del investigador, cambia la presencia permanente y distante
del etnógrafo tradicional por el investigador-usuario digital que está de manera
intermitente en la red, ya que el investigador así como los demás usuarios se
desenvuelven cotidianamente en más espacios aparte del virtual, por ello la interacción
en la red es entrecortada a más de multidireccional. Quien aplica esta estrategia
metodológica asume un papel de investigador informante, su estatus no puede ser otro
si se tiene en cuenta que para entender las dinámicas de una comunidad virtual, se debe
ser parte de la misma. Al respecto continúa Hine (2016): “La etnografía virtual implica
una intensa inmersión personal en las interacciones mediadas (…) El compromiso del
etnógrafo constituye una valiosa fuente de reflexión. La etnografía virtual puede
extraer información útil del investigador en tanto informante, desde una dimensión
reflexiva” (2004: 82).
La parcialidad es otro principio organizador de la etnografía virtual puesto que
el entorno específico de la CMC es variable y su fluidez y dinámicas son difíciles de
abarcar totalmente, mucho más teniendo en cuenta que una comunidad virtual nunca
44
permanece exacta, por lo que al ser una estrategia metodológica en constante
construcción siempre está acomodándose a la red: “es una etnografía adaptable según
las condiciones en que se encuentre” (Hine, 2004: 82), o más importante aún:
“No es sino uno de los esfuerzos metodológicos más consistente para explorar un
territorio donde se escenifica la compleja fenomenología de lo cultural, lo social y lo
político. Una manera de reclamar para las Ciencias Sociales, este nuevo ámbito del
quehacer humano” (Cuadra, 2016: 11).
Recordemos que la etnografía virtual es más que un corte abrupto, una
propuesta metodológica cambiante, como lo detalla el siguiente cuadro:
CUADRO No 1 Particularidades de la Etnografía Virtual
Fuente: (Cuadra, Etnografía Virtual: Nuevos territorios, 2016)
45
3.3 El diseño que invita a mostrarse: Análisis pragmático.
Consideramos pertinente hacer un breve repaso por la arquitectura formal de
Facebook 2017, si en el capítulo II hicimos un recorrido por las cuatro etapas más
significativas de la plataforma desde su origen veremos que la propuesta de recursos y
la distribución gráfica de Facebook no son detalles casuales. En consonancia con este
punto, presentamos el Análisis Pragmático de dicha red, realizado sobre la base de las
Series Sígnicas pormenorizadas por el docente Cuadra a continuación:
CUADRO No 2 Series Sígnicas
Fuente: (Cuadra, Etnografía Virtual: Nuevos territorios, 2016).
3.3.1 Serie Visual Lingüística.
Si bien Facebook es una red social en la que resaltan las imágenes, la parte
escritural se mantiene. En todo el recorrido que se puede hacer dentro de la plataforma
se puede encontrar textos, tanto en las dinámicas que utiliza la página para dirigir al
usuario en su configuración, como en las publicaciones que hacen los mismos. De
46
hecho, este aspecto es importante ya que el uso de texto llevó a que la página vaya
cambiando el límite de caracteres permitidos en una publicación. En el 2009 se
permitían 420, luego 500, en 2011 el límite era 5 000 y actualmente es posible escribir
63 000 caracteres. No existe un límite de publicaciones diarias y el chat tampoco tiene
límite de caracteres.
3.3.2 Serie Visual No Lingüística.
La imagen corporativa de Facebook consiste en un logotipo de una letra “f”
minúscula de color blanco predispuesta hacia la derecha dentro de un recuadro azul.
La plataforma destaca principalmente el componente visual.
3.3.3 Serie Visual Paralingüística.
La primera página que aparece al iniciar sesión es la página Inicio, conformada
por tres columnas. En el lado izquierdo existe el acceso directo a Messenger (servicio
de mensajería41), el menú de favoritos, grupos, eventos, listas de amigos, fotos,
aplicaciones, etc. Como parte principal de esta sección destaca la columna mayor
correspondiente a las “Noticias”, es decir, a las publicaciones recientes de nuestros
amigos y de las páginas que seguimos; mientras que en la columna derecha se ubican
principalmente las sugerencias que hace Facebook para seguir páginas, muchas de
ellas relacionadas con los términos de búsqueda de los usuarios y la publicidad.
La parte superior se compone de la foto de perfil en miniatura, el nombre de
usuario, y el espacio en blanco para publicar un estado42 utilizando texto, foto, video,
video en directo, links o emoticonos43. La descripción realizada corresponde a una
visión general de la arquitectura formal de Facebook pero difiere de perfil a perfil, ya
que el usuario puede personalizar la configuración de su cuenta.
41 Ahí se muestran los mensajes recientes, solicitudes de mensajes (donde se guardan los mensajes de
usuarios que no han sido agregados al perfil), y la configuración de lectura. 42 Un estado de Facebook es una actualización que se puede publicar en tu perfil para contar a los
contactos acerca de las actividades que hacemos o lo que estamos pensando, viendo, o escuchando.
Un estado puede ser una actualización sobre cualquier tema. 43 El término es un neologismo que proviene de emoción e ícono y hace referencia a la representación
gráfica de emociones.
47
GRÁFICO No 1 Página principal de Facebook
Fuente: (www.facebook.com, 2017)
La barra superior de la página Inicio permite acceder a la secciones de
solicitudes de amistad y de ayuda rápida y configuración, así como a la página del
perfil personal denominada Biografía. En el perfil personal destaca el encabezado
enfocado en las imágenes, aquí aparecen las fotos de portada y la del perfil, así como
los íconos de amigos, fotos y más (este ícono despliega el acceso a eventos, grupos,
notas, etc.). Luego de dicha sección superior se dispone en dos columnas la siguiente
información: del lado izquierdo aparece un espacio titulado Presentación en el que se
puede escribir sobre lo que se desee, también hay la sección Fotos Destacadas y
Amigos. Por el lado derecho aparece nuevamente la opción para publicar un estado,
seguida por todas las publicaciones hechas por el usuario en orden cronológico desde
la más reciente hasta la primera publicación hecha desde que se creó la cuenta en
Facebook.
GRÁFICO No 2 Biografía
48
Fuente: (www.facebook.com, 2017)
En cualquier página siempre está disponible en la parte inferior izquierda la
ventanilla para iniciar una conversación en el chat con los usuarios en línea. El chat
también es personalizable, se puede ocultar la conexión del usuario o hacer visible para
determinados contactos. El chat de Facebook permite realizar videollamadas, así como
el intercambio de mensajes, imágenes, emoticonos y archivos.
GRÁFICO No 3 Chat
Fuente: (www.facebook.com, 2017)
49
3.3.4 Serie Visual Multimedial.
Facebook permite insertar enlaces de otros sitios web, de otras páginas de la
misma red social, blogs o plataformas de video como Youtube o Vimeo, también
permite cargar imágenes fijas y en movimiento, denominadas Gif44. Lo único que se
necesita para compartir contenido de servicios y redes externas es contar con una
dirección URL45.
GRÁFICO No 4 Publicación hipertextual
Fuente: (www.facebook.com, 2017)
El usuario digital es un sujeto-administrador de su vida online. La plataforma
de Facebook llama constantemente a estar en línea, lo que significa ser un sujeto
activo, que sube fotos, comparte contenidos, comenta o da likes. Ciertamente, las
personas pueden optar por no hacerlo, pero esa omisión de actividades interactivas
vuelve difusa la identidad del usuario digital a ojos de otros miembros de la comunidad
virtual. Es evidente el interés de Facebook en que el individuo tras la pantalla no pare
44 Graphics Interchange Format (GIF). En español: Formato de Intercambio de Gráficos. 45 El URL (Uniform Resource Locator o Localizador Uniforme de Recursos) permite al navegador
encontrar una dirección o sitio en Internet. El URL combina el nombre del servidor que proporciona la
información, el directorio donde se encuentra, el nombre del fichero y el protocolo o sistema a usar para
recuperar los datos. Se reconoce por empezar con HTTP.
50
de mostrarse en la red. Hay una invitación tácita a que los seres humanos tomen forma
a partir de lo visual.
Ciuffoli y López señalan que la biografía de Facebook es “una nueva forma de
vinculación con el mundo físico” (2012: 85), que busca destacar la vida de una persona
en relación con su familia, sus estudios, sus viajes y otros interese. Agregaremos que
no basta con que haya publicaciones sino que ellas son un llamado a la interacción,
después de todo, si alguien comparte algo aunque no espere ningún comentario, está
diciendo que X video o noticia llamaron su atención y el acto de postearlo en Facebook
es una huella del sujeto ensamblado que está en la red.
3.4 Reflexiones teóricas sobre el Yo Online.
En Facebook no solo mostramos gustos, la mayoría del tiempo estamos
haciendo evidente nuestras relaciones interpersonales a través de fotos, etiquetas y
mayor o menor nivel de interacción entre perfiles. Lo hacemos de manera casi
mecánica, todo el tiempo:
“Estoy en facebook de lunes a viernes en las mañanas, de manera
intermitente”, señala Katherine Anangonó Tatés46. “Me conecto todos los días, casi de
corrido porque tengo instalada la app de Messenger en el celu y me llegan
notificaciones casi en tiempo real aunque no revise la app a cada segundo”, afirma
Alicia Maya47. “Yo me conecto todos los días, paso conectada 24/7 desde mi cel y mi
compu, porque ahí están mis contacto de las redes y de las actividades que realizo.
Aunque un día me proponga no abrir face siempre lo hago por buscar un contacto,
por gestionar algo, por preguntar o conversar con alguien”, cuenta Gabriela Gómez48.
Como vemos, Facebook es el espacio donde estamos gran parte del tiempo
cronológico. Esto no es novedad pero sí que dice mucho. ¿Cómo estamos en la red?
Sin duda, ninguna persona se sienta a contemplar la pantalla, hay un universo
informacional y lúdico que engancha. Lo reconoce Gabriela:
46 Katherine Anangonó Tates, 28 años. 47 Alicia Nataly Maya Santacruz, 26 años. 48 Gabriela Gómez, 27 años.
51
“Para mi facebook se ha convertido en una forma de mantenerme conectada, articulada
y, de alguna manera, organizada con actoras principalmente de organizaciones con las
que trabajo y que no tienen el acceso a otros medios y este es el medio inmediato donde
las puedo encontrar. Aparte es un medio de distracción y un espacio de denuncia para
mí. Sí, eso diría que es facebook, mi espacio de denuncia, articulación y distracción”.
Esto expresa con sus palabras y lo reafirma con sus publicaciones, de las que
dice:
“Publico cosas personales, información, temas relacionados a mi activismo. Publico lo
que pienso, eso es algo que siempre hago. Si estoy enojada, triste, indignada, lo
comunico. Siento que de alguna manera es un medio de desahogo, entonces siempre
publico de inmediato las cosas que me suceden, siento necesidad de sacar y de
compartirlo con alguien, porque no siempre tienes alguien a lado con quien compartir”.
GRÁFICO No 5 "Facebook es un medio de desahogo"
Fuente: (www.facebook.com, 2017)
La formación y experiencia anterior y fuera del mundo en línea se reflejan en
la manera en que Gabriela se muestra en la red. Hay una consciencia previa de cuánto
quiere estar expuesta, de qué momentos suyos hacerlos públicos o guardarlos para ella
y su entorno de Facebook:
“Mis publicaciones de incidencia y actoría política las tengo de manera pública.
Publicaciones personales, fotografías, cosas familiares, son privadas, para mis amigos.
A veces pongo algunas cosas privadas para mí y para alguna persona con la que quiera
52
compartir específicamente algo. Todo depende de mi necesidad de comunicar: informar,
invitar. Siempre voy a la configuración y reviso que mis publicaciones antiguas estén
seguras”.
Podemos hablar en este caso de varias identidades que pueden imaginarse a
partir de la cuenta de Gabriela, de acuerdo al usuario que visite su perfil. La imagen
de Gabriela no será la misma para uno de sus contactos que puede revisar todas sus
publicaciones, incluyendo aquellas donde se refiere a su hijo (ver Gráfico No 7), que
para un usuario no agregado que solo podrá hacerse una idea de ella por el único
contenido al que tiene acceso: el contenido político (Ver Gráfico No 6). El perfil que
se hace público actúa como esquema que Gabriela misma gestiona configurando su
presentación.
Las condiciones simbólicas que resaltan en la página de Gabriela enmarcan el
proceso de “autopercepción y percepción de los otros” (Martínez, 2006: 2). De hecho,
es significativo que las publicaciones referentes a su rol de madre sean vistas solo por
los usuarios que considera de confianza.
GRÁFICO No 6 Post público
GRÁFICO No 7 Post privado
53
Fuente: (www.facebook.com, 2017)
Vale resaltar, como lo hemos venido sosteniendo, que las narrativas de la
identidad en red no distan necesariamente de lo que uno hace o expresa en el mundo
material. Se trata de reconfiguraciones discursivas y de estrategias de exposición. Al
respecto, Paula Sibilia, comunicadora e investigadora argentina, afirma que las redes
sociales lo exigen:
“Hay un estímulo a mostrarse, a exponerse, a espectacularizarse, a diseñarse como un
personaje, siempre apostando a producir un efecto en los otros, el público o la audiencia,
y todo eso se mide con una serie de cuantificadores como los me gusta, visualizaciones,
comentarios, etc. Entonces junto con estos medios y nuestro acostumbramiento no
solamente a exponernos sino a mirar cómo se exponen los demás (porque uno también
monitorea) hay toda una estrategia de si pongo like o no pongo”49.
El diseño de esa identidad-visualidad que encontramos en la red no es algo que
ocurra como efecto de la llegada de la internet al cotidiano, es un diseño que está
presente incluso antes de las comunidades virtuales. Nuestros perfiles son
configurados desde nuestra experiencia previa, como señala Sibilia:
49 Todas las referencias a Paula Sibilia, corresponden a audios de una entrevista en digital. Para escuchar
toda la intervención se recomienda escuchar el episodio “El show del Yo” de Todo es Fake, un podcast
de la Revista Anfibia que trata sobre cultura digital, disponible en: http://www.revistaanfibia.com/el-
show-del-yo/
54
“Somos generaciones que vemos cine, televisión, publicidad, marketing (el marketing
tiene peso importante). Aprendimos a vendernos de forma visual y esas estrategias tienen
que ver con el espectáculo del si mismo. Nos transformarnos con lo que aprendimos no
solo en contacto con las redes sociales sino con los medios de comunicación en general”.
Retomando a Martínez reflexionamos que “ya que el contenido de la cultura
no se hereda genéticamente, sino que se aprehende en actos de socialización, la
construcción de identidades puede adoptar innumerables modalidades y expresiones.
Sin embargo, todas las configuraciones identitarias reposan en parámetros mínimos
como condición de existencia” (2006: 4). Estos parámetros son: noción de cuerpo,
noción espacio-temporal y formas de comunicación
El cuerpo hace inteligible al sujeto, es la “superficie por antonomasia y el eje
significante de la interpretación individual y colectiva (…) Es real en la medida que es
afectado material y simbólicamente por el mundo” (2006: 5), señala Martínez. Al ser
el cuerpo el soporte sensible de las identidades éste no puede ser omitido al pensar en
quién está detrás de un perfil, ya que a más de ser el soporte, constituye la seguridad
de una existencia.
El tiempo y espacio son inseparables de la construcción identitaria pues
refieren a una pertenencia y ordenamiento de la realidad que sobrepasa cualquier
mediación. Esta noción fundante de la identidad varía con el advenimiento tecnológico
porque la sociedad contemporánea tiende a formar sujetos diferenciados antes que
semejantes con el grupo, “efectivamente, el reconocimiento y la visualización de los
otros, complementan la constitución del sujeto contemporáneo, no ya para mimetizarse
en ellos, sino para establecer las diferencias que determinan la identidad del propio
sujeto” (Martínez, 2006: 21). Por tanto, el tiempo y el espacio en el universo virtual
tienen carácter individualizante. Además, los sistemas de significación colectivos se
traducen en información diferenciada en relación a un Otro virtual.
Katherine Anangonó se identifica como “mujer, afroecuatoriana, joven y
madre, en ese orden”. Esta autopercepción es distinguible y se refleja en la red. Los
recursos de la red social Facebook están ahí una vez más para hacer evidente toda la
información que nos predispongamos a dar a través de publicaciones propias o de
nuestros contactos:
GRÁFICO No 8 Identificación desde el Otro
55
Fuente: (www.facebook.com, 2017)
El mundo online va fijando y comunicando discursos de forma imparable. Si
tomamos como ejemplo la publicación de una fotografía, aunque no se escriba nada
sobre ella, ya estamos expresando sentimientos, ideas, visiones. Lo cual no tiene que
ver con que si es correcto o falso, sino con que hay alguien que está diciendo algo
siempre. Al respecto Ciuffoli y López señalan:
“La imagen es un elemento fuerte para construir relatos (…) En una operación donde aún
no han intervenido las palabras, ya se ha contado algo sobre esa persona, sobre con
quiénes comparte momentos y también a quiénes hoy les está contando una historia. Las
fotos no cristalizan un momento anterior sino que abren las puertas a una historia contada
en un presente asincrónico” (2012: 89).
El rol de la imagen es primordial. Nos hace perceptibles en la red, más que las
palabras que escribamos, de hecho, el mismo Facebook advierte que una imagen
genera más visualizaciones que un estado. En tal sentido, esas imágenes que subimos
nos dibujan al igual que las imágenes de nosotros que circulan en los perfiles de los
contactos. Al familiarizarnos con la arquitectura de Facebook, los usuarios
encontramos que nosotros podemos controlar qué queremos que vean nuestros amigos
de la red en cuanto a las fotografías o videos donde aparecemos. Hay personas a las
que les tiene sin cuidado lo que se pueda ver, pero otras que sí ponen atención a lo
circula sobre ellas. Como indica Gabriela:
“Reviso cada cierto tiempo la privacidad, reviso esa opción de ‘cómo te ven otras
personas’, de cómo está tu perfil público, siempre me percato de eso. En mi perfil tengo
56
configurado para que si alguien se quiere contactar conmigo o etiquetarme, que primero
facebook me pregunte sobre esas publicaciones y yo las permito o no”.
Hay una noción de controlar y controlarse dirá Sibilia, quien puntualiza que:
“Si te muestras de una forma no favorecedora, o si te equivocas, o aunque te cuides en
esa curaduría que uno hace de sí mismo y en esa construcción de personaje, puede ser que
otro te muestre en una situación de desventaja y que el perfil que con tanto cuidado fuiste
construyendo se destruya por una mala pose. Entonces se viraliza un mal momento (sobre
todo si es un video o una imagen puede tener un éxito arrasador y un no me gusta
gigantesco) y se cae toda la construcción que venías haciendo. Esa es la tensión entre el
espectáculo y el cuidado”.
Sobre la relación comunicación-identidad sostenemos que el papel de la
comunicación en las redes sociales va más allá de la decodificación de textos.
Involucra la producción de sentidos a través de los intercambios simbólicos mediados
culturalmente, como escribe Eduardo Vizer: “’hacer sentido’ es captar el orden que se
halla detrás de las relaciones, detrás de lo que se oye o se ve. (2003: 89). Este hecho
es esencial si se entiende que los actos comunicativos proveen la sensación de control
y poder sobre la realidad, sobre la cual se erige la propia ubicación frente a los demás.
“Me identifico como una facebooklieber50. Creo que mi yo virtual es mucho de
lo que es mi yo offline, porque ahí está mucho de lo que pienso, hablo y siento”, indica
Gabriela quien continúa con la siguiente declaración que da visos de su Yo online y
sus prácticas sociales en Facebook:
“El face me permite mantener relación con la gente que no es de mi círculo activista.
Siento que a veces con lo que publico, logro llegar, por ejemplo a mis familiares que no
están pendientes de la coyuntura política. A veces logro que compartan, que me comenten
o generen una opinión respecto a algún tema. O sea es bueno que la gente te lea por que
se construyen narrativas a través de las redes, a través de videos que permiten que la gente
se informe aunque no compre periódicos. Creo que las redes si generan otro tipo de
articulación y por ejemplo permiten que mujeres feministas o no discutan sobre violencia,
eso cambia las perspectivas de las demandas.”
50 El complemento “lieber” es utilizado como sinónimo de fan. Es parte de la jergas juveniles.
57
En este extracto podemos resaltar cómo las redes digitales trasladan ciertas
búsquedas humanas al mundo de la imagen ya que Facebook hace posible que los
intereses personales, cualquiera sean estos, se reproduzcan y se sirvan de la red.
Consideramos importante señalar esto para puntualizar que es un error reduccionista y
apocalíptico creer que las redes exterminaron el lazo social. Como vemos, hay un Yo
online que refleja un sentido existencial y ontológico. Lo que ocurre es que los modos
de sociabilidad son distintos y son un fenómeno colectivo, postula Sibilia:
“No es a nivel individual que cada uno va diseñando sus estrategias y avanzando en el
mostrarse, cada vez saliendo del espacio privado, íntimo, de las paredes o los pudores que
protegían la intimidad y cada vez mostrando eso porque es importante mostrarlo para que
el otro me juzgue a partir de lo que muestro. Cuanto mejor me muestre tengo más
confianza en lo que construyo en la red, Eso también pasa a nivel colectivo, cada vez más
nuestra sociedad permite y demanda que uno muestre más”.
¿Qué comunicamos a través de las pantallas? Insistimos en que comunicamos
discursos. Una plataforma puede variar –como lo ha hecho Facebook-, tantas veces
como se quiera incorporando mayores recursos comunicativos que eso no cambiará la
performatividad de los sujetos virtuales en pos de su continuidad dentro del espacio en
línea, silencioso y abstracto, “lugar antropológico que es al mismo tiempo principio de
sentido para aquellos que lo habitan y principio de inteligibilidad para aquellos que lo
observan” como señala Auge (2004: 58).
Al estar integradas la oralidad, lo audiovisual y la escritura en una misma
plataforma, Facebook genera un modelo cognitivo común y simultáneo en el que la
comunicación se convierte en un mezcla aleatoria de múltiples significados,
“ficciones, juegos de roles y reelaboraciones virtuales de la identidad ya no compartida
sino informada” (2006: 53).
Cuando mencionamos que la construcción identitaria en las redes sociales pasa
por la oferta de los formatos y arquitectura de las redes nos adentramos a un tema que
pudiese parecer banal porque parecería que se trata de hablar de lo que nuestros ojos
ven en la pantalla, pero realmente es un tema discutible la capacidad absorbente de la
fisonomía de la plataforma Facebook al punto de que mientras más herramientas de
interacción provee con el fin del “sé tú mismo”, más puede cuestionarse el usuario
cuán efectivo es organizar la biografía en una secuencia de textos e imágenes que
58
pueden ser ensambladas a voluntad según los intereses de un discurso, en este caso el
identitario.
Aunque Alicia Maya considera que inicialmente su perfil de Facebook sí
guarda relación con su manera de percibirse fuera de la red, siempre hay algo que falta:
“el Yo virtual tiene una carencia de un montón de cosas personales, privadas, físicas,
de relaciones familiares, de amistad que nunca se van a incluir ahí”. Podemos notar
que aunque la plataforma siempre nos llama a mantenernos activos, hay una suerte de
asunto no resuelto que hace que ni el texto, ni los videos ni las imágenes por los que
el usuario digital puede mostrarse, sean un lugar de confianza y de volcamiento total
de las subjetividades individuales. Vemos que el cuerpo online siempre será un Yo
recortado que todavía incompleto sigue viviendo en medio de otras representaciones.
Como ratifica Martínez:
“Pensar el sujeto en esta era nos enfrenta a la pregunta por la constitución de la identidad
en entornos de cuerpos en interfase permanentemente expuestos a intercambios,
transcodificación y transubjetivación, transformando las formas de estar en el mundo
desde una perspectiva fluctuante entre unas éticas hacia unas estéticas nuevas” (2006:
75).
GRÁFICO No 9 Recortes del Yo
Fuente: (www.facebook.com, 2017)
59
En otro punto en el que nos preguntamos sobre la relación del Yo virtual con
el Yo material Alicia señala:
“Me parece que nadie se muestra en Facebook o en alguna otra red social tal cual es, y
me parece que guardar ese misterio sobre la vida offline es algo valioso. No me gustaría
relacionarme con personas las cuales toda su vida esté volcada en las redes y aquello
que sepa conocer por internet sea todo lo que son. No puede ser así, o sea logísticamente
no puede suceder eso, pero si pudiese suceder que haya un dispositivo que escanee toda
tu vida, tu historia más tu fisonomía, tu físico, tu actitud, tus emociones; que todo aquello
que es una persona sea conocido por un sistema de datos que puede estar aquí o en
cualquier lado sería una cosa terrible. Que no haya la molestia de darse el tiempo para
conocer a alguien, que después de todo es un proceso súper largo sería terrible. A mucha
gente le lleva una vida conocer a otras personas”.
Sin lugar a dudas, en las palabras de Alicia encontramos una referencia a la
sociabilidad aleatoria, pasajera y fugaz que modifica el lugar de la memoria, los afectos
y los conflictos, dentro de “una región brumosa, completamente conceptual que perdió
el lugar de la vida en común y que transformó la relación con el ‘prójimo’” (Martínez,
2006: 83).
Las tres compañeras universitarias coinciden en que nadie se muestra en
Facebook como en la vida real. No hay porqué desmentirlo. Si consideramos que
ciertas posibilidades comunicativas como las descritas por Gabriela (denuncia,
activismo, diversión) junto a la necesidad de mantener el misterio de la vida offline,
mencionado por Alicia, se encuentran y coexisten en la red, podemos sostener que con
identidades cambiantes o no, hay un umbral que la razón tecnológica no abarca: el de
la consciencia del Yo offline que nunca fue único ni se mantuvo intacto. El filósofo
argentino Darío Sztajnszrajber51 nos trae un ejemplo para pensar los conceptos de
impostura y autenticidad que se ciernen sobre las redes virtuales y sus usuarios:
“No es que las redes han generado que hoy las personas sean mentirosas o presenten para
afuera una identidad que no es la propia. ¿Piensas que antes, hace cien años, cuando
alguien le preguntaba a otro qué es de tu vida, quién eres tú, él le contestaba toda la
51 Todas las referencias a Darío Sztajnszrajber, corresponden a audios de una entrevista en digital. Para
escuchar toda la intervención se recomienda escuchar el episodio “Todo es trucho: Posverdad” de Todo
es Fake, un podcast de la Revista Anfibia que trata sobre cultura digital, disponible en:
http://www.revistaanfibia.com/todo-es-trucho-3/
60
verdad? Es una locura pensar eso. El ser humano siempre quiere encontrar un chivo
expiatorio. ‘Viene la tecnología como un monstruo exterior y hace de nosotros lo peor’.
No es así, la tecnología pone en evidencia lo que somos. Yo recorto siempre, fuera o
dentro de la red. Uno cree en la autenticidad como una zona por fuera de las redes. Pero
las redes son una expresión más de todo lo que somos, nos evidencian”.
Traemos este punto a colación porque nos sirve para desdibujar la noción de
sacralización de la vida fuera de línea como si ésta no estuviera atravesada por la
condición cultural del mundo globalizado.
Nuestro recorrido teórico y el vínculo cercano entre investigadora y sujetos
analizados reafirman lo cambiante y mutable de las identidades in silica, propias del
sujeto virtual que se traviste de sentidos cambiantes mientras una cascada inabarcable
de dígitos, imágenes y palabras, recorre la red haciendo que las formas de estar y
presentarse en Facebook nunca sean la misma de hoy a una semana, o quizá de mañana
al día siguiente, porque si algo hay que a nuestro parecer debe quedar claro es que toda
crítica monolítica hacia las redes sociales, es una crítica desde los esencialismos, desde
el dogma.
Somos los mismos recortes y partes desperdigadas del rompecabezas humano
en la red y en el mundo material, y este reconocimiento es parte fundamental de
cualquier identidad. Desde que iniciamos el presente trabajo de investigación
hablamos del travestismo, porque creemos que de eso trata lo que tiene lugar en
términos sociales y tecnológicos: del rito del pasaje, del discurso y las formas sujetas
a modificaciones. Si nos hubiésemos planteado desde la noción “original Vs copia”,
sin duda, hubiésemos omitido el espacio de posibilidad que constituyen las redes
virtuales.
3.5 Reflexiones finales.
La tarea de mirar los perfiles con ojos de investigadora y usuaria es compleja.
¿Qué pasa cuando aún conociendo el espacio virtual no logramos encontrar “nada”
extra a lo que observamos comúnmente en la pantalla? Esa es la primera impresión
que da el navegar en Facebook con fines investigativos. A primera vista, parece que
no hay algo extra que pueda decirse, pero luego de pensarlo vemos que sí lo hay, que
es tan cotidiano el recurrir a las redes sociales que hemos asimilado las formas y
61
restado interés a los contenidos, hasta el punto de pensar que un estado “es” eso, una
secuencia de caracteres y punto o que una foto es una imagen y no más. Lo cierto es
que si lo analizamos y, sobre todo, lo desnaturalizamos, esos estados y publicaciones
de Facebook no son expresiones vacías sino recortes online de seres humanos cuyo
cuerpo, y subjetividad existen. Con esto no decimos que la pantalla del computador
tiene vida, decimos que al otro lado de la interfaz siempre hay un sujeto que se
manifiesta.
Iniciamos esta investigación interrogándonos cómo se construyen las
narrativas identitarias de los sujetos virtuales. En el transcurso de la investigación
fuimos descubriendo que no necesariamente hay una diferenciación radical entre la
autopercepción del usuario y su correspondiente sujeto en línea. Lo que sí advertimos
junto al análisis teórico es que los sujetos virtuales hacen uso específico de la red a
partir de sus intereses y aficiones, lo que desemboca en que no es un uso mecánico,
aunque pase por desapercibido, sino una práctica social de la cual se desprenden ciertas
informaciones que van definiendo al usuario digital.
La apropiación que cada sujeto hace de la tecnología lleva consigo una
subjetividad que no se cancela en la internet, al contrario, se despliega. Se hace
presente a través de los recursos comunicacionales de la Red, una red que exige el
componente visual. En ese juego del mostrarse, mutar, e incluso ocultarse está
oscilando el sujeto contemporáneo. Nuestra pregunta no cuestionó el valor de verdad
ni partió de prejuicios al respecto, sin embargo, términos como superficialidad o
apariencia rigen las propias concepciones de los sujetos virtuales en cuanto a sus
apuestas narrativas en línea.
Entendemos que los discursos de autopercepción (y autofirmación a partir del
Otro) han mutado y no ha sido específicamente a causa de los dispositivos
tecnológicos. La globalización, los hábitos culturales, la reestructuración del
capitalismo y de los procesos productivos son solo algunos de los factores que dibujan
el paisaje de la contemporaneidad y en este contexto advertimos la descentralización
de las identidades, su paso de identidades relacionales, como sostiene Betty Martínez
Ojeda, a identidades urbanas, menos tradicionales en cuanto a la afirmación a partir
del grupo, más individualizadas; donde el componente de la materialidad, del lugar de
encuentro se asienta sobre estratos electrónicos interactivos y se articula en buena
medida desde ahí.
62
En Facebook nos identificamos mediante lo que hacemos visible. Contamos
qué hacemos, donde estamos, qué nos causa gracia, qué nos indigna, con quiénes nos
relacionamos, le hacemos saber a la comunidad virtual que nuestro estilo musical es
X y hasta en nuestra foto de perfil aparecemos con la camiseta de la banda que nos
gusta. No hemos declarado nada y sin embargo la construcción y alimentación de
nuestro sujeto online ya está echando visos. Hacemos bosquejos de nosotros a través
de un sinnúmero de clics y movimientos en la red que podemos ser leídos por la
comunidad virtual acorde a lo que el sujeto virtual expresa, se muestre lo que se
muestre. El perfil virtual da paso a que uno siempre sea el protagonista de su propia
vida online, basta con fijarnos en el historial de Facebook para armar el rompecabezas.
La consciencia que tenemos de la rapidez casi imperceptible con que se
renuevan las plataformas digitales hace que en un ejercicio de análisis global sepamos
que la propuesta reflexiva más sincera es aquella que no dictamina sentencias finales,
sino aquella que genera ciertos esclarecimientos conceptuales y abre más interrogantes
para futuras investigaciones. Después de todo, hay un reto académico -y hasta
filosófico- que nos convoca a quienes nos preguntamos sobre los sentidos que
despliega lo tecnológico en nuestra contemporaneidad y sus nuevas formas de
sociabilidad e identificación.
En la interpretación que los usuarios y las usuarias hacemos de la tecnología
aprendimos a hacer del performance un acto continuo y flexible en el que nos quitamos
y ponemos trajes, nos enfrentamos a ambigüedades y nos hacemos visibles de acuerdo
a nuestras experiencias y diversos contextos. Esta pluralidad de selves no implica
identidades inconexas sino continuas y en medio de ellas fluimos por la Red.
.
63
ANEXOS
ANEXO No 1 Katherine Anangonó Tatés. Experiencia en Facebook.
Facebook es una red social a la que me uní por la necesidad de conectarme con
el entorno académico (tareas, noticias). Alguna vez creé y administré una cuenta
adicional por motivos de trabajo y ahora manejo mi cuenta personal. A mí Facebook
siempre me pareció fácil de manejar, incluso con los cambios recién introducidos. No
me gustan ni me desagradan. Lo que yo hago es conectarme de lunes a viernes, de
manera intermitente solo por las mañanas.
Configuro la privacidad de mi perfil con el criterio de que mi información no
esté en manos de gente que puede utilizarla para hacerme daño, solo amigos pueden
ver lo que pongo, que generalmente trata sobre información sobre feminismo, derechos
de las mujeres y grupos vulnerables, teatro, educación. Mi perfil no tiene un uso
particular, o sea no lo utilizo exclusivamente para algo como activismo, debates,
publicidad o reflexiones. Es más informativo.
En mi cuenta no publico nada que atente a los derechos de las personas que
mencioné, nunca agrego a desconocidos ni subo fotos de mi hijo. De acuerdo a cómo
manejo facebook no he conseguido ni perdido trabajo, parejas o amistades pese a que
no me gusta la información misógina, machista, sexista, clasista y adultocéntrica y eso
es lo que otras personas publican en la red.
Sobre mi imagen en facebook puedo decirte que intento controlar las etiquetas
donde aparezco y el tono de las publicaciones, pero hay fotos que no me gustan y que
siguen apareciendo como si estuviese etiquetada.
En general en mi perfil hay críticas constructivas y creo que puede ser por cómo
lo manejo, si se tiene en cuenta que hay temas que no trato en la red ni los comparto
como memes con información misógina, machista, sexista, clasista.
Yo creo que la identidad es a la cultura lo que la lengua es al habla, una parte
intrínseca de la vida social de los seres humanos, y que está en permanente
construcción y deconstrucción. Por ejemplo en mi caso yo me identifico como mujer,
afroecuatoriana, joven y madre, en ese orden, pero no sé si esto guarde relación con
mi yo virtual aunque a veces sí me define en mis publicaciones.
Lo que también creo es que la tecnología si guarda relación con las
transformaciones culturales en las dinámicas de comunicación, educación y
64
organización social, pero a nivel personal yo no creo que alguien se muestre en
facebook distinta a como es en la vida real porque para mí, el facebook no es una vida
paralela.
ANEXO No 2 Gabriela Gómez. Experiencia en Facebook.
Para mí facebook se ha convertido en una forma de mantenerme conectada,
articulada y de alguna manera organizada con actoras principalmente de
organizaciones con las que trabajo y que no tienen el acceso a otros medios y este es
el medio inmediato donde las puedo encontrar, es un medio de distracción, también es
un espacio de denuncia para mí. Denuncia, articulación y distracción.
Ingresé a face hace diez años, me motivó una amiga y desde la vez que me creé
fue una curiosidad personal de querer saber que sucedía. Somos de la época donde las
redes sociales eran como una cuestión fundante de una manera nueva de comunicarse
y de tejer las redes interpersonales, entonces nace como curiosidad y con el tiempo le
he ido dando una utilidad más política de alguna manera.
Al principio me pareció difícil de manejar, recuerdo que el facebook no tenía
tantas herramientas como ahora, pero las tres primeras veces que me conecté me
resultó complejo lo de ver fotos de otras personas, porque venía de otra plataforma
como Hi5. Luego ya me familiaricé. Actualmente me gusta la plataforma porque tiene
cosas que me interesa aunque siento que las políticas de privacidad deberían cambiar,
pero de alguna manera tiene herramientas que me son útiles para mis fines: creación
de grupos, manejo de páginas desde tu cuenta, etc. Antes debías tener una aplicación
diferente para cada cosa, en cambio ahora se lo puede hacer directamente. Ahora es
más amigable.
Me conecto todos los días, paso conectada 24/7 desde mi cel y mi compu,
porque ahí están mis contactos de las redes y de las actividades que realizo. Aunque
un día me proponga no abrir el face siempre lo hago por buscar un contacto, por
gestionar algo, por preguntar o conversar con alguien, aparte que me gustan las
transmisiones en vivo. Es valioso eso. La publicidad si me molesta pero como face es
una plataforma privativa…
Sobre mi configuración, mis publicaciones de incidencia y actoria política las
tengo de manera pública. Publicaciones personales, fotografías, cosas familiares, las
65
manejo de forma privada para mis amigos. Y manejo algunas cosas privadas para mí
y para alguna persona con la que quiera compartir específicamente algo. Todo depende
de mi necesidad de comunicar, informar, invitar. Siempre voy a la configuración y
reviso que mis publicaciones antiguas estén seguras.
Ya con eso publico cosas personales, información, temas relacionados con mi
activismo. Publico lo que pienso, eso si es algo que siempre algo: si estoy enojada,
triste, indignada, lo comunico. Siento que de alguna manera es un medio de desahogo,
entonces siempre publico de inmediato las cosas que me suceden, siento necesidad de
sacar y de compartirlo con alguien, porque no siempre tienes alguien a lado con quien
compartir. En sí, mi perfil es muy diversificado, bien expresivo.
Yo tengo reglas en mi perfil como revisar cada cierto tiempo la privacidad,
revisar esta opción de ‘cómo te ven otras personas’, de cómo está tu perfil en público,
siempre me percato de eso. También alerto de cuentas falsas a facebook o denuncio
posteos o imágenes que considere inadecuados. Mi perfil tengo configurado para que
si alguien quiere contactarse conmigo, que primero facebook me pregunte y yo lo
permito o no. Eso es por cuestiones de seguridad digital y por eso también ahora evito
que mis fotos de perfil y portada sean relacionadas a mi tema personal, procuro poner
otro tipo de foto. Me ha costado pero si he evitado.
También en facebook justamente por decir lo que uno piensa, por el activismo
que no está acorde con la sociedad, he perdido muchos amigos, hombres sobre todo,
que siempre salen con cuestiones machistas. He tenido que bloquear. A familiares
incluso, que no comparto sus posturas ni ellos las mías, les he puesto limites virtuales,
como eliminarles, ese bloqueo también de alguna manera significa una ruptura del
nexo online y no sé si se pierde o se gana pero si hay desprendimiento. Es que me
molesta de manera personal cuando la gente publica cosas racistas, violentas o las
cadenas de reza diez oraciones, o comparte esto y salva a alguien del cáncer; o me
parece terrible cuando publican cosas de personas o niños desaparecidos sin darse el
tiempo de buscar en internet si es una noticia real. Me molesta todo tipo de violencia
y eso siempre denuncio a facebook. Siempre digo lo que pienso aunque incomode,
pero es mi muro y considero que desde ahí es parte de mi individualidad y de cómo
miro el mundo. No cuido mi imagen, a veces utilizo palabrotas. No me preocupa si me
dicen que soy muy feminista, no me freno en eso.
Lo que sí controlo es las etiquetas en donde aparezco, porque a veces te
etiquetan en cuestiones que no vienen al caso, entonces no las acepto, por eso en mi
66
privacidad primero reviso y luego acepto o no. El tono de mis publicaciones tampoco
cuido, a veces me desbordo. En la información que subo si intento revisar que sea algo
cierto, que no sea amarillista y he recibido bastantes críticas justamente por lo que
posteo, ejemplo me escriben porqué hablas de violencia a mujeres si a los hombres
también les maltratan. También he recibido insultos por interno y correcciones
ortográficas, la gente se fija en eso en lugar de lo que quería decir.
Mi Yo virtual es mucho de lo que es mi Yo offline, es mucho de lo que pienso
hablo y siento, aunque a veces sea visceral en redes no me importa. Yo me identifico
como una facebooklieber, soy activa en face, hago páginas, grupos. El face me permite
mantener relación con la gente que no es de mi círculo activista. Siento que a veces
con lo que publico, logro llegar, por ejemplo a mis familiares que no están pendientes
de la coyuntura política. A veces logro que compartan, que me comenten o generen
una opinión respecto a algún tema. O sea es bueno que la gente te lea por que se
construyen narrativas a través de las redes, a través de videos que permiten que la gente
se informe aunque no compre periódicos. Creo que las redes si generan otro tipo de
articulación y por ejemplo permiten que mujeres feministas o no discutan sobre
violencia, eso cambia las perspectivas de las demandas.
En si yo creo que facebook si me define bastante porque si algo no va acorde a
lo que pienso no lo voy a publicar sea meme, noticia o chiste. Cualquier cosa me
define. Ese es mi caso, pero conozco personas que están en mi red que no se muestran
tal como lo hacen afuera.
Me identifico como una mujer feminista, indígena, madre y activista por los
derechos humanos. Si alguien entra a mi red la primera impresión que tendría sería:
esta chica es feminista, le gusta la comida y la política.
ANEXO No 3 Alicia Nataly Maya Santacruz. Experiencia en Facebook.
Defino facebook como recurso digital de agrupamiento de personas que se
relacionan de diversas maneras. Es una red que me parece simple y fácil de manejar.
La primera vez que abrí una cuenta, abrí mi perfil porque mis amigas y amigos estaban
conectados y compartían imágenes. Me conecto todos los días y de manera corrida
porque tengo instalada la app de Messenger en el celu y me llegan mensajes casi en
tiempo real aunque no revise la app a cada segundo.
67
Creo que en facebook antes había una función más identitaria para perfiles,
ahora me parece que hay una importancia mayor en cuestión de influencia en la
construcción de tendencias y opinión, aunque no ha eliminado la función identitaria,
pero si se puede notar a través de las transmisiones en vivo, por ejemplo.
En general comparto contenidos para amigos, no estratifico entre amigos o
conocidos, pero si tengo públicos con los que comparto noticias y cosas de activismo
de perfiles o páginas que sigo. En mi perfil también tengo fotografías de experiencias
personales, de viajes o reflexiones propias aunque no mucho. Antes utilizaba facebook
con mayor frecuencia por el tema de activismo, porque era parte del movimiento
estudiantil, pero ahora administro mi red, de uso personal y privado.
Sobre cómo manejo facebook, no agrego a desconocidos principalmente, ni
sigo a gente ni páginas que compartan contenido denso, machista, racista o clasista.
En mi perfil hablo de política, tengo a mis jefes y compañeros de trabajo, y comparto
información porque creo que los contenidos que se comparten tienen la posibilidad de
llegar a más gente, pero me resulta complicado creer que una publicación del facebook
construye un cambio concreto o una cambio de actitud. Me parece que sirve solamente
para información y para construcción de tendencia en términos de opinión. No me
parece que sea tan trascendental facebook. Hay un nivel de realidad que se juega ahí,
pero la realidad concreta no se juega en lo que se comparte. Antes participaba en
debates en facebook, pero yo diría que los debates que se suelen armar pocas veces
provechosos y más bien te quitan mucho tiempo.
Antes me disgustaban cosas como los estados de política y religión, pero uno
tiene la posibilidad de escoger qué lee o no. Incluso si quieres conservar la amistad de
alguien en facebook pero no le quieres leer puedes darle unfollow (dejar de seguir) y
así nadie se hace lío personal, pero temas políticos o religiosos siempre llegan a
incomodar si no van de acuerdo con las ideas que me parecen evidentes, que no
exactamente tienen que ver con lo que yo pienso, pero hay cosas que me parecen
evidentes, entonces eso si me molesta.
En general no comparto cosas sobre activismo en facebook, ni en Messenger
mucho menos en publicaciones, principalmente porque se desconfía de la seguridad
de los servidores por los que atraviesa la información que tenemos en las redes
sociales.
Respecto a la identidad puedo decir que es complicado pero necesario
considerar que la identidad se configura o conforma de distinta manera. Es un conjunto
68
de rasgos, hábitos, prácticas que consideras propias de ti o de tu grupo y con las que te
sientes obviamente identificado, es decir, que su utilización para tu representación no
te genera ninguna molestia. En mi caso me identifico como mujer, en términos de
formación como comunicadora social interesada en el arte, la cultura y la
investigación, de 26 años, de alguna manera ligada al trabajo de los sectores laborales
y con algún pasado e historia en el movimiento estudiantil de la universidad pública.
Creo que la forma como me identifico sí guarda relación con mi Yo virtual
primero porque es súper difícil quitarte las gafas para leer los contenidos vengan de
donde vengan. Lo que recibes en términos de productos de la industria cultural a través
de internet no los puedes leer quitándote tu identidad para interpretarlos y luego
también para compartirlos. Entonces yo diría que inicialmente si, que si hay una
relación con el yo virtual, pero el yo virtual tienen una carencia de un montón de cosas
personales, privadas, físicas, de relaciones familiares, de amistad que nunca se van a
incluir ahí.
Sin embargo, a mi parecer lo que publico no necesariamente me define porque
muchas veces lo que uno comparte lo hace de manera un poco inconsciente, un poco
por molestar, por reírse, o muchas veces también con seriedad después de haber leído
algo que te gustó demasiado o que te dejó pensando demasiado en algo, pero en tu vida
habitual las mismas reflexiones sobre esos temas pueden ser o bien más sucintas o bien
más complejas. No me parece que lo que publiques te define aunque si puede ser un
referente sobre tus intereses. En mi caso imagino que una persona que mira mi perfil
directo se va a enterar de mis gustos musicales, del tipo de cosas que leo, de mi carrera,
probablemente de los pocos trabajos que he tenido y sobre lo que me gusta escribir.
Sobre si las personas se muestran en Facebook tal y como son offline me parece
que nadie se muestra tal cual es y me parece que guardar ese misterio sobre la vida
offline es algo valioso. No me gustaría relacionarme con personas las cuales toda su
vida esté volcada en las redes y aquello que sepa conocer por internet sea todo lo que
son. No puede ser así, o sea logísticamente no puede suceder eso, pero si pudiese
suceder que haya un dispositivo que escanee toda tu vida, tu historia más tu fisonomía,
tu físico, tu actitud, tus emociones; que todo aquello que es una persona sea conocido
por un sistema de datos que puede estar aquí o en cualquier lado sería una cosa terrible.
Que no haya la molestia de darse el tiempo para conocer a alguien, que después de
todo es un proceso súper largo sería terrible. A mucha gente le lleva una vida conocer
a otras personas.
69
BIBLIOGRAFÍA
1. Aguilar, D. y Said, E. (2010). Identidad y subjetividad en las redes sociales
virtuales: caso de Facebook. Zona Próxima: Revista del Instituto de Estudios
en Educación Universidad del Norte. No. 12. Recuperado de:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=85316155013
2. Construcción de la identidad a través de las redes sociales online. Anuario de
Psicología The UB Journal of Psychology. Vol.43, No 2. Septiembre, 2013.
Universitat de Barcelona. España.
3. Arias, L. (2004). Quimeras de la pantalla. Nómadas, revista crítica de
Ciencias Sociales. No. 10. Recuperado de:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=931067
4. Benjamin, W. (1973). Discursos interrumpidos I. Madrid: Taurus.
5. Cabañas, J. (2011). Internet y la construcción de la subjetividad del
adolescente usuario. (Tesis doctoral). Santiago de Chile.
6. Causse, M. (2009). El concepto de comunidad desde el punto de vista
sociohistórico, cultural y lingüístico. Ciencia en su PC - Centro de
Información y Gestión Tecnológica de Santiago de Cuba. No. 3. Recuperado
de:
http://www.redalyc.org/pdf/1813/181321553002.pdf
7. Ciuffoli, C. y López, G. (2012). Facebook es el mensaje. Oralidad, escritura y
después. Buenos Aires: La Crujía.
8. Cuadra, Á. y Ossa, C. Comunicación II. Chile. Universidad ARCIS.
9. Cuadra, Á. (2008). Hiperindustria cultural. Santiago de Chile.
10. Cuadra, Á. (2011). Epistemocrítica de la e-comunicación. Elementos para
una etnografía virtual de las prácticas científicas en la era digital. Revista
70
Faro, No. 13. Valparaíso, Chile. Recuperado de:
http://web.upla.cl/revistafaro/n13/pdf/art06.pdf
11. Cuadra, Á. (2016). Etnografía virtual: Nuevos Territorios. Quito.
12. Cuadra, Á. (2016). ARS: Análisis de Redes Sociales. Quito.
13. Cuadra, Á. (2017). Pensamiento Crítico, Consumo e Híper Industria Cultural.
Quito.
14. Debray, R. (1994). Vida y muerte de la imagen. Historia de la mirada en
Occidente. Barcelona: Paidós.
15. Dery, M. (1995). Velocidad de escape. La cibercultura en el final del siglo.
Madrid: Ediciones Siruela.
16. Fuser, B. (2005). Sociedade en rede: perspectivas de poder no espaço virtual.
Portugal. Recuperado de: https://es.scribd.com/document/338596668/fuser-
bruno-sociedade-em-rede-perspectivas-de-poder-no-espaco-virtual-pdf
17. García, J. y Navarro, P. (Ed.). (2002). ¿Más allá de la modernidad? Las
dimensiones de la información, la comunicación y sus nuevas tecnologías.
Madrid: CIS Centro de Investigaciones Sociológicas.
18. Gwen Bouvier (2012) How Facebook users select identity categories for
selfpresentation, Journal of Discourses. Universidad de Glamorgan. Reuno
Unido. DOI: 10.1080/17447143.2011.652781
19. Gómez, E., y Galindo, A. (2005). Los Estudios de comunicación mediada por
computadora: Una revisión y algunos apuntes. En: América Latina
especializada en comunicación. Bogotá: Norma.
20. Gomes, J. y Do Couto, D. (2013). Juventudes, educação e ciberespaço: a
relação dos jovens com as informações que circulam nas redes sociais.
71
EducaOnline: Laboratório de Pesquisa em Tecnologia da informação e da
Comunicação – UFRJ. No. 2. Recuperado de:
http://www.latec.ufrj.br/revistas/index.php?journal=educaonline&page=articl
e&op=view&path%5B%5D=447
21. Guasch, A. (2005). Doce reglas para una academia: La Nueva historia del Arte
y los estudios audiovisuales. En Brea, José Luis. (Edit.). Estudios visuales: la
epistemología de la visualidad en la era de la globalización. Madrid: AKAL
Estudios visuales.
22. Harvey, D. (1998). La crisis del materialismo histórico. La condición de la
posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural. Buenos
Aires: Amorrortu editores.
23. Hine, C. (2004) Etnografía virtual. Barcelona: Editorial UOC.
24. Hubert, G. (2015). Comprendre Facebook. Futura Tech. Recuperado de:
http://www.futura-sciences.com/tech/dossiers/informatique-comprendre-
facebook-1360/
25. Le Breton, D. (2007). El sabor del mundo. Una antropología de los sentidos.
Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.
26. Levy, P. (2001). Cibercultura. Santiago de Chile: Editorial Dolmen.
27. Luchessi, L. (Noviembre 2008). Transdisciplina y multimetodología: claves
para el abordaje de la mediatización en culturas hipermediatizadas.
Documento presentado en Mediatización y procesos sociales. Aspectos
Metodológicos. Brasil. Recuperado de:
http://projeto.unisinos.br/midiaticom/conteudo/artigos/2008/Sao_Leopoldo_
Novembro_2008.pdf
72
28. Martín Barbero, J. (2001). Al sur de la modernidad. Comunicación,
globalización y multiculturalidad. Pittsburgh: Serie Nuevo Siglo.
29. Martín Barbero, J. (2002). La educación desde la comunicación. Bogotá:
Editorial Norma.
30. Martínez, B. (2006). Homo digitalis: etnografía de la cibercultura. Bogotá:
Ediciones Uniandes.
31. Merra, L. (2013). Pour une sociologie des médias sociaux. Internet et la
révolution médiatique: nouveaux médias et interactions. (Tesis doctoral).
Paris. Recuperado de: https://tel.archives-ouvertes.fr/tel-01143685/document
32. Muniz Sodré. (1998). Reinventando la cultura. La comunicación y sus
productos. Barcelona: Editorial Gedisa.
33. Ortiz, R. (1998). Otro territorio. Ensayos sobre el mundo contemporáneo.
Bogotá: TM Editores.
34. Pérez, T. (Conductor). (segundo semestre 2017). Todo es fake [Audios en
podcast]. Recuperado de: http://www.revistaanfibia.com/anfibia-podcast/
35. Perniola, M. (2007). Contra la comunicación. Buenos Aires: Amorrortu
editores.
36. Renau, V., y Oberst, U. (2013). Construcción de la identidad a través de las
redes sociales online: una mirada desde el construccionismo social. Anuario
de Psicología. Recuperado de:
http://www.redalyc.org/html/970/97029454002/
37. Quiñones, B. (Noviembre 2008). Investigación en medios – Apuntes sobre el
diseño metodológico. Documento presentado en Mediatización y procesos
sociales. Aspectos Metodológicos. Brasil. Recuperado de:
73
http://projeto.unisinos.br/midiaticom/conteudo/artigos/2008/Sao_Leopoldo_
Novembro_2008.pdf
38. Stiegler, B. (2012). Réseaux sociaux. Culture politique et ingénierie des
réseaux sociaux. Francia: FYP Editions.
39. Subirats, E. (2001). Culturas virtuales. Madrid: Biblioteca Nueva.
40. Vizer, E. (2003). La trama (in)visible de la vida social. Comunicación, sentido
y realidad. Argentina: La Crujía Ediciones.
41. Vattimo, G. (1990). Posmoderno. La sociedad transparente. Barcelona:
Paidós.
42. Vizer, E. (Noviembre 2008) Mundos de la vida mediatizados. Documento
presentado en Mediatización y procesos sociales. Aspectos Metodológicos.
Brasil. Recuperado de:
http://projeto.unisinos.br/midiaticom/conteudo/artigos/2008/Sao_Leopoldo_
Novembro_2008.pdf
43. Wolton, D. (2000). Internet, ¿Y después? Una teoría crítica de los nuevos
medios de comunicación. Barcelona: Editorial Gedisa.
44. Ars Insdustrialis. Association internationale pour une politique industrielle
des technologies de l'esprit. Francia. Recuperado de:
http://arsindustrialis.org/technologies-relationnelles