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analisis de las economias

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  • IADE / Realidad EconmicaHiplito Yrigoyen 1116 P.4 Of. "C" (C1086AAT)Ciudad Autnoma de Buenos Aires - ArgentinaTE (54-11) 4381-7380/9337/4076 / 4372-7014 / 4382-7502 / 4384-1163 / 4384-7017FAX (54-11) 4381-2158e-mail: [email protected]

    Economas regionales - Modernizacin productiva y exclusin social en las economasregionales*Interpretacin de la crisis ArgentinaPublicado el : 19/7/2006 14:53:56

    Realidad Econmica 162

    Alejandro B. Rofman**

    Introduccin

    Las denominadas usualmente "economas regionales" estn constitudas por las regiones argentinas ubicadasfuera del rea pampeana. Al formar parte constitutiva del sistema econmico-social global estn afectadas por elmismo proceso crtico que marca el actual desarrollo de nuestra sociedad. Sin embargo, en cada una de dichasregiones, los procesos de produccin y su respectiva gestin, la estructura social, la constelacin de los agenteseconmicos , su vinculacin con quienes operan fuera de sus lmites y el perfil del modelo poltico-administrativolocal se presentan con significativas diferencias de tipo estructural.

    Este documento consta de tres apartados. En el primero se har mencin a los principales factorescontemporneos asociados al modelo de desarrollo dominante y que estn provocando una situacin paradojal:un generalizado proceso de modernizacin e incorporacin de nuevas actividades de alta productividadacompaado de una acentuada dinmica de destruccin del tejido social, y un difundido fenmeno dedesaparicin de pequeas actividades productivas y/o de empleos y la consiguiennte emigracin de quienesquedan excluidos de la actividad regional. El segundo se ocupar de la funcin que el estado - en los nivelesnacional, regional y local - ha ido asumiendo a partir de la plena vigencia del modelo neoliberal. En el tercero, seplantearn los posibles escenarios futuros en nivel regional que se podran verificar en caso de que el modelo deacumulacin actual no modifique sus contenidos esenciales o de que no se produzcan ajustes significativos.

    l. Modelo de acumulacin, proceso de crecimiento regional y exclusin social

    La crtica situacin que actualmente impacta sobre la mayora de los residentes en las denominadas economasregionales, podra describirse a travs de los siguientes enunciados:

    a) Modificacin fundamental del modelo de crecimiento. El proceso de acumulacin en las economas regionalesextrapampeanas descans, histricamente, sobre la dinmica de absorcin de los excedentes de produccin delas respectivas reas por parte del consumo interno. Una rpida revisin del conjunto de bienes que identificaron

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    a tales regiones productivas muestra que, a diferencia de lo ocurrido en la Pampa Hmeda, fue el mercadonacional el principal impulsor de su expansin histrica. El Noreste provea de yerba mate, tabaco, algodn enfibra, frutas tropicales y tanino para la curtiembre; el Noroeste enviaba frutas, vinos, azcar y hortalizas, ademsde petrleo y gas; la Regin Cuyana se especializaba en vinos, frutas, hortalizas y petrleo y la extensa reapatagnica ofreca productos de la pesca, lana y toda una amplia gama de frutas y combustibles lquidos ygaseosos. En algunos casos, los alimentos y los insumos industriales citados venan industrializados; en otros,se incorporaban al mercado de consumo de los grandes aglomerados de la regin pampeana a granel y era aqudonde se fraccionaban o se industrializaban. En su conjunto, la produccin solamente acceda al mercadoexterno como sobrante del consumo interno y, por ende, el sistema de precios que lo regulaba no dependa delas cotizaciones internacionales, sino de la dinmica de consumo local y de la intervencin reguladora del estado.

    El cambio del modelo de acumulacin a partir de 1975 y la definitiva implantacin del proyecto econmico-socialde corte neoconservador desde 1991, alteraron drsticamente las condiciones de desarrollo productivo de lascitadas economas regionales. La apertura externa, la acelerada insercin de la economa en el flujo comercial yfinanciero internacional y la ausencia de regulacin estatal, transformaron la dinmica de acumulacin de losagentes econmicos involucrados en los diferentes procesos productivos. Ello implic, para ciertos casos, que elsector externo se constituyese en el principal demandante de la produccin , como ha venido sucediendo en losltimos aos con el algodn, el arroz, diversos tipos de ctricos -como el limn- y la manzana y pera del Alto Valledel Ro Negro. En las situaciones en que ello no ocurri as, por cuanto la demanda interna sigui siendo elprincipal factor de destino de la produccin, el proceso de determinacin de los precios de comercializacin detodos los bienes incluyendo, por supuesto, los que se integraron mayoritariamente al flujo exportador, queddeterminado por la cotizacin de los mercados internacionales. El estado dej de intervenir en la fijacin deprecios mnimos o en su determinacin indirecta adems de abstenerse de precisar pautas de comercializacin.De este modo, la seal prevaleciente en la orientacin general de la demanda es, ahora, la emitida por losmercados externos.

    Tal transformacin tiene profundas consecuencias en las respectivas estructuras productivas, pues obliga a losagentes econmicos regionales a reorientar de modo drstico su modalidad de insercin en el mercado. Lareduccin de la demanda interna debido al desempleo y a la baja del salario real, la ausencia de crditos deapoyo, la desregulacin estatal y la inequitativa presin tributaria, acompaan este reajuste del proceso deacumulacin que provoca una crisis generalizada en la pequea y mediana produccin de las regionesextrapampeanas. Al mismo tiempo, frente al deterioro visible del tejido social vinculado estrechamente con laproduccin de corte tradicional y a los mayoritarios agentes econmicos relacionados, emerge un proceso decaptacin de riqueza e ingresos por grupos concentrados de inversores locales y extralocales. La crisis socialdescrita puede entonces coexistir con elevadas tasas de incremento de la produccin fsica de muchos de losrubros predominantes en la canasta productiva de las regiones. Es que, como nunca antes, quienes ganan eneste proceso paradojal son los segmentos de mayor poder, tamao y capacidad de negociacin frente a unasituacin cada vez mas desventajosa de la mayora de los actores sociales que se dedican a actividadesagroindustriales, extractivas y de apoyo a la comercializacin y a los servicios, ubicados estos ltimos en loscentros urbanos contiguos a las reas productivas.

    b) Modernizacin productiva y concentracin econmica. La apertura externa orientada a abrir nuevos mercadosy hacia los que se vincula cada vez ms la produccin de las regiones extrapampeanas, genera un fenmenonuevo en la estructura de propiedad, distribucin del ingreso y ocupacin en estas regiones. Aun cuando elmercado interno sigue siendo fundamental para la realizacin efectiva de dicha produccin, las posibilidades deexpansin estn marcadas por la insercin internacional, donde la presencia del Mercosur juega un papel

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    fundamental. Entonces, es preciso reconvertir los parmetros fundamentales del proceso de produccin. Lapregunta central es, ahora: quines son los actores sociales responsables de tal transformacin? Un emergentey dinmico proceso de modernizacin productiva se difunde bajo muy diferentes modelos de produccin, perfiltecnolgico y reestructuracin de la propiedad y de la fuerza de trabajo. Esta novedosa reconversin abarca a laexplotacin petrolfera,el carbn, la pesca y la fruticultura del Alto Valle, en la Patagonia; a la vitivinicultura enCuyo, a segmentos del proceso caero azucarero, al tabaco y la actividad petrogasfera en el Noroesteargentino, al algodn, arroz y la citricultura en el Noreste, tanto en la fase agrcola o extractiva como en losprocesos respectivos de industrializacin.

    La exigente competitividad internacional impone este proceso de modernizacin productiva que es llevadoadelante de modo parcial o total por agentes econmicos que, en numerosos casos, no son los quehistricamente poblaron y formaron la red agrcola familiar propia de cada regin o condujeron la actividadextractiva minera, en particular las empresas estatales hoy privatizadas. Los nuevos protagonistas son gruposeconmicos nacionales o extranjeros de gran capacidad econmica y recursos financieros, apoyados en algncaso, como en Cuyo y el NOA, a partir de la implementacin del diferimiento impositivo. Cuando este respaldo nose verifica en forma explcita, funcionan otros mecanismos que, movidos por las mismas grandes firmas ofacilitados por el estado, les permiten colocarse en una situacin privilegiada con respecto al resto del espectroempresarial. Tales mecanismos tienen que ver con el acceso a fuentes crediticias a tasas de inters de nivelinternacional, con la concesin de ventajas impositivas ofrecidas por los poderes locales y con la obtencin desubsidios encubiertos, ya sea a travs de tarifas preferenciales otorgadas por las empresas de servicios pblicoso mediante la entrega de tierras fiscales con valores por debajo de los que rigen en el mercado.

    Entretanto, la estructura tradicional agraria que tiene a la pequea unidad familiar como modalidad de produccinpredominante, se encuentra estructuralmente incapacitada de acceder al necesario proceso de reconversin quele exige la internacionalizacin de los mercados.Cales son los requerimientos imprescindibles a los que estnsometidas las actividades productivas, ms all de su insercin en el mercado, para poder incorporarse a lasnuevas corrientes del intercambio o hacer frente a la competencia externa? Este es un problema ampliamentedebatido en la literatura especializada, de la cual solamente se extraern sintticamente los aspectos clave queaparecen con mayor dificultad de resolucin por parte de las unidades productivas ms dbiles del mercado:

    1) Capacidad de gestin por parte de la firma a fin de incorporar, de modo eficiente, las diversas innovacionesque las empresas necesitan para reconvertirse.2) Capacidad de financiamiento, que puede tener tanto un origen interno a la firma como externo a partir defuentes financieras, a fin de adquirir capital de trabajo e inversin destinado a transformar el proceso de gestiny/o produccin. En este aspecto, la regularizacin del sistema de tenencia de la tierra en numerosos prediosdedicados a la produccin familiar agrcola es una condicin fundamental para que los respectivos agenteseconmicos aspiren a ingresar al mercado formal del crdito.3) Estrategias de penetracin en los nuevos mercados, utilizando a tal efecto herramientas que asegurenresultados satisfactorios, incluyendo el acceso a una adecuada informacin, polticas innovativas decomercializacin y presencia activa en encuentros nacionales e internacionales para difundir sus productos.4) Reconversin del nivel de conocimiento de los sectores de conduccion y de las aptitudes de los trabajadoresde las empresas, acorde con los nuevos modelos de gestin y produccin que son compatibles con los profundoscambios tecnolgicos en marcha, a fin de reducir costos y aspirar a un marco de competitividad creciente;5) Poder de negociacin en el mercado para acceder a los niveles de decisin del sector pblico, a fin de lograrmedidas estatales de apoyo. Adems, dicho poder de negociacin resulta indispensable al objetivo de replantearla presencia en el mercado de los segmentos productivos ms dbiles frente a grupos de gran influencia en la

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    determinacin de precios o condiciones de comercializacin.

    Estos cinco aspectos fundamentales son dificilmente alcanzables para los amplios sectores de la pequeaproduccin subordinada. En algunos casos, resultan de imposible concrecin por parte de dicho segmento social,por lo que queda de manifiesto una situacin estructuralmente diferenciada con respecto a otros sectoresproductivos que, por su insercin privilegiada en el mercado (tamao, poder, acceso a beneficios estatales,informacin abundante y actualizada, etc.), son acreedores a disponer de ellos. En otros casos, es posible quedispongan parcial o totalmente de algunas de estas condiciones imprescindibles para subsistir en el mercado,pero les resultan insuficientes para asegurar una trayectoria favorable de largo plazo

    Veamos las experiencias contemporneas concretas que ilustran la hiptesis central. En algunas reas losproductores agrcolas subordinados son ocupantes precarios de la tierra, por lo que no pueden acceder alfinanciamiento formal. En otras circunstancias han ido perdiendo progresivamente la capacidad de acumulacin yno pueden enfrentar las transformaciones necesarias para adaptarse al nuevo perfil productivo y tecnolgico queles exige la salvaje apertura externa. Finalmente, en prcticamente todos los procesos descritos, no existefinanciamiento bancario accesible ni apoyo estatal generalizado, ni aun informacin disponible para la toma dedecisiones.

    Este proceso de polarizacin econmica y social, donde un segmento de grandes inversores se vanprogresivamente apropiando de tierras y oportunidades productivas futuras y un segmento mayoritario depequeos productores se ven marginados y excluidos de esta dinmica modernizadora, repercutedesfavorablemente sobre la red urbana que sirve de soporte a la actividad agropecuaria y extractiva regional. Enestos aglomerados, que incluyen a las capitales provinciales, la demanda se reduce ante la eliminacinirreversible de miles de pequeos productores cercanamente localizados y las actividades intermedias y deservicios se ven seriamente afectadas. Los grandes propietarios ganadores en esta puja desigual no se vinculancon tales aglomeraciones, ni constituyen un nivel de demanda que pueda reemplazar lo que se agota con ladesaparicin de los productores familiares relegados. Se asiste, as, a un creciente proceso de transformacindel sector primario, acompaado de actividades de industrializacin y comercializacin en un marco deincorporacin de profundas innovaciones tecnolgicas- con el consiguiente impacto negativo en la demandalaboral - en casi todas las economas regionales extrapampeanas. Dada la inexistencia de regulacin estatal y deapoyo integral a quienes no pueden, con sus propias fuerzas, inncorporarse a este fenmeno de reestructuracinimpulsado por la apertura externa y el Mercosur, el segmento mayoritario de los productores familiares quedaexcluido. El mbito urbano cercano acusa un fuerte impacto negativo en sus actividades bsicas, por lo que elproceso del sector primario se potencia en el debilitamiento de las actividades secundarias y terciarias de lasaglomeraciones cercanas. El siguiente apartado da cuenta de la evolucin actual de este fenmeno singular.

    Persistencia de la crisis estructural y expulsin sistemtica de los pequeos productores.

    El anlisis previo considera la persistencia de los factores de tipo estructural que siempre identificaron eldesarrollo desigual al interior de la estructura social de quienes residen en las regiones extrapampeanas(Manzanal y Rofman, 1989). Los problemas an no resueltos de tenencia de la tierra en numerosas reas delpas, la presencia dominante del minifundio entre las unidades econmicas del sector agrario, los sistemas decomercializacin que castigan a quienes tienen menor poder de negociacin en el mercado, la muy desigualcapacidad de ser favorecidos por crditos a tasas y plazos accesibles segn el tamao e insercin en el sistemaproductivo de los agentes econmicos, y la ausencia sistemtica del estado para proteger a los actores msdbiles de las estructuras de produccin y/o comercializacin, continan constituyendo elementos determinantes

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    de los niveles de atraso social y pobreza generalizada que predominan en el conjunto de las regionesextrapampeanas. Es por ello que el proceso de expulsin de las pequeas unidades productivas que afrontanmiles de agentes econmicos de reducida dimensin operativa, deja al desnudo las acentuadas deficiencias detipo estructural que los rodea desde dcadas atrs y que ahora el plan econmico oficial agrava como nuncaantes. La expulsin adquiere contornos dramticos, pues consiste en el abandono liso y llano de las fincas y enla migracin hacia los centros urbanos cercanos e incluso ms distantes, en busca de trabajo y amparo social.Este proceso se va agudizando con el tiempo y repercute sensiblemente en las periferias de las aglomeracionesurbanas ms importantes del interior del pas, con el consiguiente impacto social por el traslado de familias consituacin laboral precaria, a otras de pobreza y exclusin social. Adems, plantea una demanda insatisfecha denuevas fuentes de trabajo en las reas receptoras y la exigencia de equipamiento social adicional -vivienda,alimentacin, salud- aspecto que los gobiernos locales pueden satisfacer cada vez menos.

    Los casos ms sobresalientes que vienen ocurriendo durante el ltimo quinquenio se relacionan con procesos deconcentracin - expulsin por las razones ya mencionadas. Las siguientes reas son los ejemplos msconocidos:

    a) Minifundios algodoneros del NEA, especialmente en el Chaco pero que no excluye a Formosa y Corrientes,donde el proceso de mecanizacin de la cosecha desplaz a miles de braceros residentes en tales minifundiosque completaban, con la actividad de la recoleccin manual, el ingreso necesario para su magra subsistencia.Esta emigracin forzosa se da en el contexto de una produccin muy elevada, con niveles previamentedesconocidos para el ciclo 1996/1997 y con precios internacionales muy elevados hasta inicios de este ao. Sereafirma, as, la paradoja de datos macro excelentes con situaciones micro que generan la ms aguda situacinde pobreza y exclusin de la mayora de los pequeos agricultores algodoneros de las ltimas dcadas. Frente aeste panorama, la inaccin del gobierno nacional fue total.

    Explicamos con ms detalle este proceso para dar cuenta de sus caractersticas. La tarea de recoleccin de los capullos de algodn fue, desde prcticamente el inicio de la implantacin delcultivo, una actividad altamente intensiva en fuerza de trabajo y una tarea estacional que ocupaba contingentesde "braceros" o recolectores de la misma provincia, de zonas limtrofes e, incluso, de pases vecinos. En ladcada de los aos '80 era habitual que estos trabajadores temporarios, luego de recoger manualmente loscapullos de algodn, prosiguieran su tarea en otras provincias como las cuyanas para la vid y se trasladaran alValle del Ro Negro para los frutales de pepita. Dado que el grueso de tales trabajadores eran productoresminifundistas algodoneros de la misma provincia del Chaco o de Formosa, lograban completar sus ingresosvendiendo su fuerza de trabajo a productores medianos y grandes de la cuenca algodonera, que carecan desuficiente fuerza de trabajo permanente para realizar tal tarea. De este modo, el bracero obtena el complementode recursos para subvenir a las necesidades bsicas de la correspondiente unidad familiar. La incorporacin dela cosechadora mecnica, que se inicia a principios de la dcada de los aos '90, supone romper con esteesquema a la vez social y productivo. De los dos conjuntos de actores sociales comprometidos con la produccinalgodonera, uno de ellos -el de los recolectores manuales- tiende progresivamente a desaparecer. Entretanto elotro, el del minoritario segmento de medianos y grandes productores, obtiene crecientes beneficios, dadas laventajas que en materia de costos de produccin supone reemplazar fuerza de trabajo por una tareamecanizada. En la ms reciente cosecha, segn testimonios de informantes locales, la recoleccin mecanizadaya cubre el 90% del volumen de produccin.

    Veamos algunos datos que corroboran estas afirmaciones. Segn un reciente estudio tcnico del INTA, con unaadecuada preparacin previa del predio a recoger mecnicamente no puede verificarse una prdida mayor del

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    5% de la cosecha recolectada. Si ste es el supuesto inicial a partir de un manejo de la cosechadora y de lapreparacin del terreno en forma adecuada, la utilizacin de la opcin mecanizada supone una reduccin decostos de entre 13,2 y l5,8% sobre lo que se afronta por la recoleccin manual (Elena, 1994). Cul es eluniverso de los productores minifundistas que tradicionalmente engrosaban el contingente de braceros queobtenan, as, los indispensables ingresos monetarios para la subsistencia de su unidad familiar? El ltimorelevamiento disponible es el que se efectu en ocasin del otorgamiento de un subsidio estatal en 1993, paraque los productores pudiesen afrontar el fuerte quebranto que les supuso la acentuada cada de precios delalgodn en el mercado internacional. Ese estudio seala que, de los productores algodoneros censados, 11.032explotaciones (70,5% del total) se realizan en predios de menos de 20 ha (Dadn, 1992,52). Este estrato es elque rene, segn los especialistas, al conjunto de fincas algodoneras que pueden ser designadas comominifundios. Dos aos despus, cuando el incremento de la produccin alent, debido a la mejora en los preciosinternacionales, la introduccin masiva de la cosechadora, el 50% de la cosecha se recolect por este mtodo.

    Un comentario periodstico especializado estim que los 50.000 trabajadores temporarios (agricultor minifundistay su familia) dedicados a la tarea citada fueron equivalentes al 50% de los que hubieran sido requeridos de nomediar la presencia del implemento mecnico (Diario Norte, mayo 22, 1995:25). La resultante, entonces, es ladesocupacin y el consiguiente proceso emigratorio para quienes quedan sin empleo temporario.

    El intendente de una de las ciudades ubicadas en el corazn de la regin algodonera chaquea, Villa Berthet,expres por esa poca y cuando todava el fenmeno no se haba agudizado como en la actualidad, que "... hacemuchos aos se saba que la mecanizacin de la recoleccin del algodn iba en constante incremento...", yresponsabiliz a los ltimos cuatro gobiernos provinciales de no prever esta situacin. Luego aleg que laparticipacin de la cosechadora ha provocado un descenso significativo en la cantidad de braceros necesariospara levantar la cosecha, lo que ha incrementado la desocupacin en una provincia donde no hay industrias(Honcaruk, Diario Norte, febrero 17, 1993:11). El traslado de chaqueos a la capital provincial y a provinciaslimtrofes ha sido documentado en diversas referencias periodsticas, a partir de declaraciones de funcionarios delas reas receptoras de la misma y de notas especializadas. En el primer aspecto, sobresalen las opiniones deRicardo Olivera, secretario de Accin Social de la gobernacin santafesina, quien en referencia a "... laexportacin de pobres del Chaco...", como denomina el proceso emigratorio, afirma que "... lamentablemente lagente que llega, por ejemplo, a Santa Fe, se encuentra con una nueva frustracin, porque aqu no hay trabajo.Por el contrario, tenemos uno de los ndices de desocupacin y subocupacin ms importantes del pas" (DiarioNorte, febrero 22, 1993). Y esta declaracin es de 1993, cuando la crisis solamente despuntaba. Al interior de laprovincia del Chaco, un documento periodstico de un ao posterior a la afirmacin previa, consigna que eltraslado incesante de familias empobrecidas del campo a la segunda ciudad de la provincia, Presidencia RoqueSenz Pea ha provocado "... el crecimiento del cinturn de miseria en Senz Pea". (Diario Norte, julio 28,1994; 18).

    b) Pequeos fruticultores del Alto Valle del Ro Negro, incapacitados financiera y tcnicamente para reconvertirsus chacras y adecuarlas a la necesaria elevacin de la calidad y productividad de sus frutales, debido a lasexigencias de la demanda internacional. En el Alto Valle se ha instalado una gran empresa multinacional-Expofrut S.A.- que ha implantado, por primera vez, una estructura de produccin para la exportacin basadasobre un predio de gran extensin, con mano de obra asalariada que rene un contingente laboral menor al quesupondra mantener el modelo de chacra familiar intensiva. Frente al forzoso proceso de abandono y emigracinde numerosos pequeos productores descapitalizados, se alza esta nueva modalidad productiva que acenta lapolarizacin social regional y, otra vez, muestra el agudo contraste entre datos macro favorables y situacionesmicro de ribetes sociales desconocidos en la regin.

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    Una investigacin reciente da cuenta de este proceso de agudo deterioro de la fuerza de trabajo rural y urbana,producto del proceso de transformacin productiva. El documento hace referencia a la situacin laboral del AltoValle del Ro Negro, donde se asienta 52% de la poblacin provincial. En l se detalla cmo el fenmeno decambio tecnolgico en la produccin frutcola, debido a las crecientes demandas de competitividad, ha afectadoel mercado laboral. Se pone nfasis, en el texto, en que "... la incorporacin de tecnologas se hace selectiva ylas innovaciones tecnolgicas son slo accesibles a las grandes empresas, especialmente las integradas. Seprofundiza, as, la segmentacin interna" (Coniglio, 1996;2). Por ende, se incrementa el trabajo transitorio(estacional y temporario) y decrece la presencia de los productores familiares. Este fenmeno, en nivel rural, seacenta en el plano urbano con la adopcin de tecnologas automatizadas en el proceso de empaque, lo queincide negativamente en la demanda laboral para clasificacin y embalaje de fruta. Se produce, de este modo, unclaro contraste en la dinmica de dicha demanda cotejando los datos de los aos '80, con respecto a laactualidad. En aquella dcada, "... el incremento de la expansin fsica e integracin de la actividad frutcolaabsorba fuerza de trabajo; ahora aparece un interrogante amenazador: dnde se puede insertar la fuerza detrabajo liberada? dentro o fuera de la regin? (Coniglio, 1996;3). El documento concluye afirmando que "Lacompetitividad de la fruticultura destruy puestos de trabajo en la cosecha, el empacado y la industria. Sucreciente complejizacin en todas las etapas genera importantes procesos de segmentacin interna...". "Lasestrategias empresariales de aumento de productividad, de integracin y de expansin hacia nuevas zonas, nopermiten augurar un freno a la prdida de puestos de trabajo" (Coniglio, 1996:19).

    c) Los pequeos viateros de San Juan, y en menor medida de Mendoza, no han podido reconvertir sus viedospara reorientarlos desde una produccin destinada al consumo interno de fruta y vino comn de mesa, hacia otrade vino fino para segmentos de elevado nivel de ingresos y hacia la exportacin, por falta de crdito y asistenciatcnica. La medida oficial de apoyo a la impostergable reconversin, consisti en aprobar normas de diferimiento,por 10 aos, de la exigencia de pagos de impuestos a quienes presenten programas de reconversin y/oimplantacin de vides aptas para la nueva etapa productiva. A este mecanismo slo pueden acceder quienestienen recursos financieros inmovilizables (el viedo produce uva luego de 3 y hasta 5 aos a partir de laplantacin de la vid) y que no necesitan obtener ingresos para la subsistencia en el perodo citado.

    El pequeo productor, como no posee tales recursos financieros y no dispone de ingresos adicionales, tiene slouna opcin abierta: buscar otra actividad, tratando en lo posible de conservar el predio o, finalmente,abandonarlo. Eso es lo que ha estado ocurriendo en los ltimos aos. El segmento que puede avanzar en lainiciativa reestructuradora est claramente liderado por tres grupos econmicos concentrados, con base histricaen la industria vitivincola y con intereses en otros sectores de la economa nacional (Peaflor, Cartelloni yCatena) . Ellos son los ganadores en este proceso, frente a la perdedora presencia de miles de pequeosproductores que no tienen una posibilidad cierta de encarar la reconversin o la puesta en valor de nuevastierras, del mismo modo que la llevan adelante los citados ncleos de empresarios de gran dimensin.Este proceso ha sido detalladamente estudiado por un grupo de investigadores de la Universidad Nacional deSan Juan. De sus conclusiones, se aprecia que los grandes grupos econmicos que han hecho inversionessignificativas en cepas adecuadas, para producir vino de calidad competitivo internacionalmente, se hanincorporado a los sistemas de promocin estatal articulados en torno del diferimiento de las cargas impositivaspor lo menos en 10 aos. Estos consisten "... en una forma encubierta de crdito o subsidio pero que impone laobligacin de localizar o desarrollar una empresa agrcola en el territorio provincial" (Gago y de la Torre, Mlaga,1995:132). Al no establecerse ninguna limitacin ni requisito especfico para la inversin correspondiente, losagentes econmicos que intervienen son los de mayor dimensin econmica - la mayora de los cuales sonextraprovinciales - que no solamente estn en cadenas productivas altamente integradas, sino que tienenpresencia en el eslabn de comercializacin-distribucin, lo que supone un factor estratgico de concentracin

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    econmica (Gago y de la Torre, Mlaga, op.cit.:132).

    Las presentaciones efectuadas, segn un informe fechado en 1995, prevean un sustancial incremento de lasuperficie dedicada a la actividad agrcola en San Juan, especialmente en el rubro vitivincola. Los proyectos sonnecesariamente intensivos en capital, pues exigen cuantiosas inversiones y mejoras extraordinarias (desmonte,nivelacin, riego) y ordinarias (alambrado, construcciones, plantaciones, perforaciones y equipos), adems de laaplicacin de tecnologa de riego por goteo y microaspersin (Allub, 1994). Por supuesto que sin apoyo crediticiopromocionado ni orientacin derivada de la asistencia tcnica, es lgico que la pequea agricultura de riego, conun producto tradicional con dificultades de ingreso al mercado de consumo y sin las innovaciones tcnolgicaspara reconvertirse, vaya perdiendo espacio y posibilidad de subsistencia.

    Se verifican, as, procesos de emigracin incontrolada, con el consecuente aumento de la marginalidad social enlas aglomeraciones urbanas cercanas o el traspaso de los pequeos productores al rol de asalariados de losnuevos emprendimientos promocionados, que se emplean en la etapa de implantacin de las nuevasactividades. Superado el perodo de incorporacin de las nuevas actividades intensivas en capital, gran parte dequienes hoy se encuentran operando en ese proceso no tendrn lugar en la estructura empresarial, altamentetecnificada y poco demandante de fuerza de trabajo.

    Coincide con esta afirmacin la revista Novedades Econmicas. En el documento respectivo se expresa que "...los diferimientos impositivos producirn la aceleracin de un proceso, que igualmente estaba desarrollndose,orientado a la desaparicin de los pequeos productores que tienen costos no sustentables ocasionados porproblemas de escala y de permanencia de empresas rentables por su organizacin..." (Los Andes, noviembre 13,1994:8).

    e) El proceso de deterioro en la actividad azucarera tucumana reconoce una historia extensa, pero se haagudizado en los ms recientes aos por la total ausencia de regulacin interna, la incapacidad de los pequeosproductores de modificar su perfil productivo sin apoyo financiero externo y el paulatino debilitamiento de lademanda nacional. La emigracin desde las pequeas fincas ha aumentado y no existen perspectivas ciertas deun proceso ordenado de transformacin de la actividad agrcola basada sobre el minifundio caero sin un planarticulado con los productores, del que hoy se carece por falta de presencia del estado en el proceso respectivo.As lo atestiguan diversos estudios recientes, incluyendo el que realizamos en colaboracin con Nora Marqus unpar de aos atrs. All se expresa que la configuracin del sector caero tucumano muestra una elevadaconcentracin en la pequea unidad campesina, que rene no menos de 60% del total de los productores decaa (alrededor de 7.000 sobre 11.000 agentes econmicos dedicados a este cultivo perenne).

    Las caractersticas ms relevantes de este conjunto social consisten en la produccin a elevados costos entrminos relativos, respecto de los obtenidos en fincas de mayor tamao, bajos rendimientos, uso de tecnologaatrasada, serias dificultades para acceder a precios remunerativos en las transacciones con los industriales ytotal imposibilidad de obtener apoyo crediticio de fomento. El anlisis efectuado apunta, adems a quenumerosos campesinos caeros trabajan temporariamente fuera del predio ( como los algodoneros), lo que lespermite seguir produciendo caa. Por otra parte, "... los ms pequeos ni siquiera se integran al sistemacooperativo, sino que continan con prcticas histricas de vinculacin directa con un ingenio; todo esto, sumadoa su pequeo tamao, esboza una configuracin extremadamente compleja y dificulta el hallazgo de salidasviables..." (Marqus y Rofman, 1994:14). Este panorama lleva a procesos de expulsin que ya se estabanproduciendo en el ao consignado y a una perspectiva altamente desfavorable a futuro, dadas las exigencias decompetitividad planteadas por la potencial competencia brasilea. Es por ello que en las conclusiones del trabajo

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    plantebamos que, enfrentados los productores locales a la reestructuracin de la actividad debido al desafo dela futura insercin en el Mercosur, se presenta un conjunto de interrogantes relativos a dicha reconversin. Larespuesta revela que, si se deja actuar libremente a las fuerzas del mercado , tal como postula el actual modelode desregulacin estatal, "... lo ms probable es que se profundice la incipiente alternativa actual: la expulsin delos actores ms dbiles a la espera de que el achicamiento signifique que queden los actores ms eficientes..."(Marqus y Rofman, op.cit.:17).

    Si este es el panorama generalizado en la actividad azucarera tucumana, el proceso productivo en los grandesingenios de Salta y Jujuy muestra un perfil diferente, aunque con similares consecuencias econmicas y sociales.El caso paradigmtico es el del Ingenio Ledesma, en el norte jujeo. Sus propietarios encararon, pocos aosatrs, un profundo proceso reestructurador en su actividad productiva, que difiere de la tucumana en tanto seasienta sobre una economa de plantacin con grandes extensiones propias de caaverales y fuerza de trabajoasalariada. Esa reconversin liber miles de trabajadores sin perspectivas laborales ciertas, pues todos elloshabitan la ciudad de Libertador Gral. San Martn, cercana al ingenio, que posee aproximadamente 60.000pobladores totalmente dependientes del destino de dicha empresa. La acentuada desocupacin all reinante, laincesante renovacin de los despidos por la ininterrumpida incorporacin de procesos tcnicos innovativos y laausencia de planes de reinsercin de la fuerza de trabajo desempleada generaron las conocidas protestassociales, plenamente justificadas ante la total inaccin estatal, la carencia de una red de proteccin social enforma de seguro de desempleo para los desocupados y el incierto futuro laboral.

    f) La actividad citrcola de Entre Ros y Corrientes exhibe un patrn similiar. La citricultura en dicha regin haexperimentado modificaciones importantes en la tecnologa utilizada y en su grado de integracin internacional.Esta creciente integracin impuso condiciones especficas para poder acceder al citado proceso detransformacin. Ese acceso se fue tornando diferenciado por las exigencias que generaba. Entonces, los agentessociales involucrados tuvieron y tienen, por lo mismo, suerte diversa en su intento de incorporarse a ese proceso."Las restricciones para el cambio tecnolgico se encuentran ligadas a la capacidad de acumulacin de losagentes productivos, lo cual origina un proceso de exclusin de aquellos que no lograron adecuar su funcin deproduccin a los nuevos requerimientos de la demanda" (Miranda y Castillo, 1996:133).

    Estas desigualdades estructurales entre quienes tienen potencial para innovar y quienes no logran hacerlo, seacenta en otras etapas del circuito productivo, en particular en la fase de comercializacin y en la obtencin definanciamiento. Tal conjunto de fenmenos explica el creciente proceso de concentracin econmica.

    Algunos signos de esta concentracin en plena expansin surgen de datos acerca de cmo se distribuye entrelos agentes econmicos intervinientes en el proceso productivo el volumen de fruta recolectada. As, 55% de losproductores con bajo nivel de innovacin tcnica y tamao reducido, slo cubren 21% de la produccin, mientrasque en el otro extremo, 6% de los productores con alto y creciente nivel de innovacin tcnica dan cuenta de30% del volumen total producido (Miranda y Castillo, 1996, pg. 93). Esta diferenciacin en el conjunto de losagentes econmicos involucrados en la fase agrcola se traslada al plano exportador, donde se verifica unacentuado proceso concentrador marcado por la presencia dominante y creciente de una empresa multinacional-Expofrut S.A. (la misma que opera en el Alto Valle del Ro Negro)- y que en 1994 ya cubri cerca de 18% deltotal comercializado hacia el exterior.

    Estas seis experiencias demostrativas del fenmeno expulsivo, fruto de un modelo de ajuste que no incluye a losactores sociales mayoritarios de cada regin, desemboca necesariamente en una expansin de la subutilizacinde la fuerza de trabajo en los centros urbanos que estn vinculados funcionalmente con tales actividades de

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    base rural. A ello se agregan las crisis sociales urbanas en aglomeraciones altamente dependientes de exempresas estatales, que presentan la mayor proporcin de oferta de puestos de trabajo en dichos ncleos y quehan estado sometidas, por diversas razones, a transformaciones de magnitud, con la prdida de un caudalmayoritario de fuerza de trabajo y sin mecanismos adecuados y rpidos de reinsercin en la red productiva.

    El impacto ocupacional regresivo en las reas de extraccin de combustibles slidos y lquidos se advierte conms fuerza en aglomeraciones urbanas ms pequeas, dependientes de la explotacin petrolera, como CaletaOlivia, en Santa Cruz. Un estudio reciente consigna, precisamente, que en 1989 y 1990 comienza una profundareestructuracin productiva en la empresa estatal YPF, antes de su privatizacin, con la consiguiente liberacinde fuerza de trabajo. As, este fenmeno reconversor produjo fuertes desequilibrios laborales y sociales en todoel complejo regional, asentado sobre el Golfo de San Jorge, en Chubut y Santa Cruz. Se verific, entonces, unaparticular paradoja. Mientras que en el lapso 1985-1995 el petrleo extrado en esa cuenca creci un 35%,tuvieron lugar notorios incrementos en la subutilizacin de la fuerza de trabajo fruto de las modificaciones en lagestin y produccin. Pese al incremento productivo, en Caleta Olivia el empleo petrolero pas de 1.436trabajadores en 1991 a 350 en 1994 y a 250 en 1995 (Olmedo y Salvia, 1996:14).

    La modernizacin productiva de YPF S.A. fue de la mano con la descentralizacin de sectores de la actividad,reestructuracin de la masa laboral, licitacin - en favor de empresas privadas - de actividades que otrora llevabaadelante la petrolera estatal, incorporacin de tecnologa y modalidades flexibles de contratacin de fuerza detrabajo y reduccin sistemtica de los planteles de personal. Los analistas se preguntan, finalmente, culesfueron los mecanismos que adoptaron los mismos afectados para aliviar la desocupacin y la subocupacin.Parte importante de ellos utilizaron la emigracin, con sus respectivas familias, teniendo en cuenta que no eran,en su gran mayora nativos locales y pretendan regresar a sus lugares de orgen. Otros entraron en laprecariedad laboral o la informalidad. Ello provoc la cada del consumo y el cierre consiguiente de empresascomerciales y de servicios. La tasa combinada de desempleo y subempleo lleg, en 1995, a 27,8% en un marcolaboral donde, diez aos atrs, haba plena ocupacin (Olmedo y Salvia, 1996:20).

    Al anlisis previo, donde se da cuenta del impacto que las estrategias de reconversin agrarias y minerasproducen sobre los centros urbanos contiguos, habra que agregar las emigraciones de mayor recorrido como lasque vienen del Norte y recalan en Rosario y Santa Fe, agravando la delicada situacin laboral en ambas reasmetropolitanas. Se estima, por ejemplo, que diariamente llegan cinco familias expulsadas del agro desde el nortedel pas hacia el Area Metropolitana de Rosario. Tal circunstancia queda registrada cuando se cotejan los datosde los censos de pobladores en asentamientos irregulares de la ciudad de Rosario, realizados por la FundacinBanco Municipal de la citada ciudad, en los aos 1994 y 1996. Es en este ltimo relevamiento donde se verificaque la poblacin estimada en tales asentamientos creci, en dos aos, en alrededor de 25.000 personas,sumando un total de cerca de 120.000 pobladores, lo que supone un 12% de los habitantes de la ciudad. En elmismo informe se consigna que en las "villas miseria" asentadas sobre la ciudad, 7 de cada 10 jefes de familiason originarios del Chaco, Corrientes, Entre Ros y el norte de Santa Fe (Fundacin Banco Municipal de Rosario,1996). Una estimacin contempornea (Clarn, febrero 10, 1997:49) consigna que la mayor parte de loscontingentes inmigratorios provienen de las zonas algodoneras del Chaco, con particular incidencia de lapoblacin aborigen (indios matacos, tobas y mocoves). Si se atiende a las calidades educacionales de dichapoblacin migrante y a su insercin laboral, el informe arriba citado da cuenta de que la mitad de los mayores de14 aos que viven en dichos asentamientos no complet el nivel primario o no asisti nunca a la escuela.

    Finalmente alude a que tales porcentajes se corresponden con la creciente poblacin de changarines y cirujas1-entre los hombres- y de personal de servicio domstico -entre las mujeres- que desarrollan su actividad informal

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    en la ciudad. (Fundacin Banco Municipal de Rosario, op.cit.:1996).

    2. El nuevo rol de los estados nacional y provincial, en su claro perfil de ausencia

    En las consideraciones previas hemos puesto el acento dominante en las condiciones estructurales del modelode desarrollo predominante en las llamadas "economas regionales". Slo en forma incidental se ha hechoreferencia a la presencia del estado como protagonista central en la justificacin de las transformacionesocurridas recientemente y en la persistencia de los desajustes acumulados histricamente. Sin embargo, espreciso dar cuenta en forma especfica de las caractersticas que asume el desarrollo del estado, por cuanto suprotagonismo -por presencia o por ausencia- y el perfil de las cambiantes modalidades que exhibi en fechasrecientes, constituyen referencias ineludibles en la evaluacin del comportamiento del sistema regional argentinoy de sus eventuales cambios a futuro.

    2.1. El modelo "clientelstico tradicional"

    Este trmino, acuado por Rubins y Cao en un texto an indito, da cuenta de una forma de funcionamientodecididamente peculiar de los estados provinciales en gran parte de las economas regionales extrapampeanas.En un documento anticipatorio de tal texto, los autores identifican al sistema clientelar como un modelo dedominacin basado sobre alianzas internas y externas entre sectores del poder provincial y/o nacional, que seacenta, en general, cuanto ms atrasada o rezagada es la estructura econmico-social de la provinciarespectiva. A qu apunta la persistencia de este modelo sobre el que la estructura poltica provincial se respaldapara su continuidad histrica, ms all de cambios contingentes en la representacin poltica del gobiernorespectivo? Tales autores lo resumen en el prrafo final de su texto, cuando expresan que el estado nacionalpotencia y respalda esta alianza local y extralocal formalizada en las provincias rezagadas, "... a travs de lasobrerrepresentacin de stas en la esfera poltica y de las polticas redistributivas en lo econmico, bajo la nicacondicin de que no pusieran en juego el proyecto del centro de acumulacin" (Cao y Rubins, 1994).

    Esta alianza, entonces, apunta a solventar el modelo global de acumulacin nacional a partir del apoyo brindadotanto por los diputados como por los senadores, fundamentalmente en el plano legislativo, para asegurar lacontinuidad del proyecto oficial. A cambio del respaldo respectivo - que se torna muy estratgico en la Cmara deSenadores -, el uso discrecional de fondos en materia de transferencias y la no exigencia del modo en que talesfondos efectivamente se utilizan (en la mayora de las ocasiones estn destinados a gastos especficos),constituyen la contraparte ofrecida por el Gobierno nacional para soldar esta alianza.

    Al interior de las provincias rezagadas, el mecanismo clientelar se basa sobre la utilizacin del sector pblicocomo refugio laboral ante la imposibilidad de lograr otras fuentes de empleo posibles. Sea cual fuere el partidopoltico que gobierne, este esquema de reclutamiento laboral no se agota en buscar una solucin alternativa a lacarencia de fuentes de empleo genuinas. Se transforma en un contrato de adhesin de quienes logran ingresar alempleo pblico provincial y, por ende, a la estructura poltica que est adueada del aparato administrativoprovincial. Cao y Rubins destacan la funcin de quien asume el rol central en esta estructura tradicional y essobreviviente a los cambios del partido poltico gobernante o de los gobiernos de facto: "... en las provinciasrezagadas es comn encontrar la figura del 'caudillo', que concentra gran poder y maneja la provincia en formavertical y paternalista. En los hechos, el poder se concentra en el caudillo porque es quien despacha los negociosdel poder ejecutivo, coordinando la "mejor" manera de distribuir la corriente de fondos que llega desde el estadonacional. El mandato del 'caudillo' est legitimado por el nico que est capacitado para negociar en mejorestrminos con la nacin y las porciones de financiamiento que continen haciendo viable su papel de redistribuidor

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    de las transferencias nacionales, a la vez que puede disciplinar la puja en la provincia por el acceso a esosfondos" (Cao y Rubins, 1994). La persistencia en el tiempo de estas modalidades de organizacin, reclutamientode adhesiones y alianzas con los grupos locales dominantes se refuerza, entonces, desde el poder central comoun reaseguro para conseguir apoyo en circunstancias institucionales concretas. En el caso de la polticainstauradas por el actual gobierno nacional a partir de la ley de Convertibilidad, fueron notorias las adhesioneslegislativas de los representantes electos por partidos provinciales en ambas cmaras para ratificar, mediante lasleyes respectivas, la marcha sin tropiezos del citado plan.

    Claro est que todo proceso econmico, social y poltico no permanece inmutable en el tiempo. Si hasta ahoraestas alianzas fueron plenamente funcionales al poder central, comienzan a agrietar tales acuerdos lasemergentes condiciones estructurales derivadas de la dinmica de acumulacin y de la limitacin de recursos delpoder central y, con ello, ponen en tela de juicio la perdurabilidad indefinida del sistema clientelar. El ajuste fiscales el principal enemigo de la poltica de trueque de favores mutuos, que como munca antes caracteriz la gestindel gobierno actual. El histrico proceso de envo de remesas extraordinarias a cada tropiezo del "caudillo"provincial, para proveer de oxgeno a su gestin y evitar conflictos sociales de magnitud, se vio seriamentelimitado en los ltimos aos. Las exigencias de los organismos internacionales de financiamiento para laeliminacin del dficit de los presupuestos provinciales traslad, por primera vez y en forma descarnada, laestrategia del ajuste a las mismas provincias e impidi que se pudiese mantener la poltica clientelsticatradicional en toda su magnitud. Por otra parte, el modelo de acumulacin que se va consolidandoprogresivamente impone un fuerte quebranto a la produccin regional que est destinada mayoritariamente alconsumo interno, con el consiguiente acentuamiento de la crisis laboral del sector privado, frente a la cual laescasez de recursos estatales no permite operar con la generosidad de otrora. Por ltimo, el proceso demodernizacin arriba descrito agrega un elemento adicional a la crisis en el mercado de trabajo, con elconsecuente impacto negativo sobre la capacidad de respuesta de los estados provinciales cuyas economasestn rezagadas: el ajuste estructural, al reclamar la privatizacin de organismos especficos de los estadosprovinciales -como la banca pblica, las empresas de energa y las de provisin de agua potable- y al exigir latransferencia de las cajas de jubiliacin de empleados provinciales, fue cercenando parte del espacio demaniobra ms apetecible de los caudillos locales. Entonces, la restriccin financiera discrecional y la reduccindel tamao de los estados provinciales impuso, en el ltimo bienio, una estrategia de contencin del gasto quetuvo expresiones concretas en baja de sueldos, en demoras de los pagos a trabajadores estatales y aproveedores y en la generalizacin de la creacin de moneda espuria: los bonos pblicos.

    El estado clientelstico se ha defendido con todas sus fuerzas, aun en una situacin de marcado deterioro en susbases de sustentacin. En declaraciones pblicas, el vicegobernador justicialista de Salta, Walter Guayra,expres: "Las cosas han mejorado. Desapareci el dficit de 10 millones de pesos por mes que tenamos ypagamos 100 millones de pesos de los 700 de deuda que nos dej el gobierno anterior. Privatizamos el Bancoprovincial y la energa y transferimos la caja de previsin, que daba un dficit de 4 millones de pesos al mes;achicamos el estado rebajando sueldos y pasamos 2.000 agentes a un plan de reconversin". Agreg despus:"Es inevitable tomar este tipo de medidas. La falta de trabajo es un problema ac y en todo el pas, pero adems,a esa gente no la despedimos, slo le rebajamos el sueldo en 50%" (La Nacin, diciembre 8, 1996). Aun a costade una reduccin brutal de las remuneraciones mensuales, el gobierno salteo cumple con el ajuste peromantiene casi inclume su plantel laboral. De ese modo reafirma la funcin del estado provincial como unproveedor seguro de fuente de trabajo.

    2. 2. La desregulacin estatal en sectores productivos clave

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    Las experiencias histricas en materia de regulacin de la produccin regional no fue todo lo exitosa que susdisposiciones prevean. Sin embargo, los instrumentos disponibles en la legislacin normativa eran aptos paraalcanzar objetivos que son todava patrimonio de las polticas de apoyo a los productores agrarios yagroindustriales en gran parte de los pases del mundo. Incluimos en este listado tanto las polticas posiblesdentro de los marcos reguladores tradicionales como las reformas o los ajustes que se deberan practicar paraadecuarlas a las nuevas condiciones econmicas nacionales e internacionales a saber:

    a) fijacin de umbrales mnimos en precios a ser abonados al productor, en especial pequeo y mediano, quecarece de capacidad de negociacin frente a compradores oligopsnicos o monopsnicos, o a industrializadoresde gran presencia y poder en el mercado. Este esquema intervencionista se usa hoy a plenitud en la UninEuropea, en el Brasil, en el Sudeste Asitico y en los Estados Unidos de Amrica. En este ltimo pas, un casoparadigmtico es el algodn, que tiene un precio de referencia mnimo frente al cual, si el mercado adquirente nopaga la materia prima agrcola por arriba de dicho precio el estado lo compra, garantizando un ingreso mnimo alagricultor.b) apoyo a la vigencia de canales de comercializacin abiertos y transparentes, que posibiliten no slo un preciojusto sino tambin criterios de determinacin de calidad del producto transaccionado, que no constituyan formasocultas de reduccin del valor de realizacin;c) financiamiento en las operaciones comercializadoras, a fin de evitar apresuramientos de los pequeosproductores a entrar en el mercado en condiciones desfavorables de precios, o de permitir que el ente reguladorcomercialice el producto en el momento que considere ms apropiado. Esta estrategia incluye la instalacin deentes reguladores no estatales, administrados por los mismos productores, con apoyo crediticio oficial, tal cualest hoy difundido en la mayor parte de las economas del primer mundo;d) determinacin de cupos de produccin para la industrializacin del producto agrcola y/o puesta en marcha deprogramas concertados entre el agricultor y el industrializador,para asegurar ingresos rentables al primero yprever la entrega pautada de la produccin;e) generalizacin de informacin para la toma de decisiones por parte de los productores, tanto en lo referido alos mercados internos como a los externos.Estos cinco principios fundamentales, que deberan extenderse a polticas de transferencia de tecnologaapropiada, control de calidad para el consumidor, impulso a polticas de promocin de nuevas variedades msaceptadas por la demanda, polticas referidas a la normalizacin de la tenencia de la tierra, mediante legalizacinde ttulos sobre la propiedad y la consolidacin en predios mayores de los actuales minifundios etc., constituyenla base operativa formal de la nueva estrategia de desarrollo regional, con inclusin social.

    La puesta en marcha del Mercosur ha supuesto un factor de agravamiento de la situacin de los pequeosproductores, ampliamente mayoritarios en las actividades agrcolas y agroindustriales vinculadas con losmercados de los pases miembro de la Unin Aduanera, pues muy poco se ha hecho para fortalecer a estesegmento productivo, en sus diversas actividades, para hacer frente a la competencia externa. La produccininterna, ahora desprotegida, carece en general de respaldos estatales que la habiliten para sobrevivir si debecompetir con la produccin subsidiada de terceros pases, con un tipo de cambio ms favorable y con costosinternos sustancialmente inferiores. Los reclamos de quienes se sienten excluidos del nuevo esquema derelaciones econmicas internacionales se han hecho or a travs de las organizaciones gremiales msrepresentativas (ver Carballo, 1996).

    2.3. La inexistencia de la planificacin del desarrollo regional como estrategia tendiente a la reduccin de lasdesigualdades interregionales

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    La inexistencia de programas de planificacin indicativa y concertada, tendientes a reducir las desigualdadessociales de carcter estructural, implica dejar el futuro de las actividades productivas y el desarrollo de losagentes sociales de las regiones extrapampeanas a merced de quienes concentran poder decisional y pueden,de tal modo, tornar totalmente ilusoria la supuesta neutralidad del mercado. De este modo, se habilita a losagentes econmicos citados a controlar el desarrollo del mercado en beneficio propio, excluyendo econmica ysocialmente a la gran mayora de los dems actores sociales, con reducida presencia y limitados recursoseconmicos, financieros y tecnolgicos.

    2 .4. La poltica del gobierno central de reduccin de las cargas sociales, como estmulo a la creacin de empleo.

    Una de las excepciones a la vigencia absoluta de un mercado no interferido por el accionar estatal es la poltica,adoptada por el gobierno nacional, de reduccin de los aportes patronales que deben abonar las empresas parafinanciar el sistema previsional y el Fondo Nacional del Empleo, bajo el argumento de estimular la creacin depuestos de trabajo. La hiptesis explcita sobre la que se basa esta poltica afirma que cuando las empresas venreducidas las cargas sociales sobre el plantel laboral que poseen, van a estar ms dispuestas a contratar fuerzade trabajo, pues tal disminucin del costo se convertir en un aliciente. La estrategia oficial estableci unesquema de progresiva eliminacin de los respectivos aportes patronales para favorecer ms acentuadamentecon tal poltica de aliento a las provincias ms rezagadas. Lo que en verdad ocurri es que la sociedad en suconjunto, por intermedio de los dineros pblicos que administra el estado central, ha permitido a las empresasfavorecidas incrementar sus beneficios en una muy elevada cifra (ms de 3.000 millones de pesos en 1997), sinsatisfacer el objetivo para el cual esta franquicia impositiva fue creada. En otras palabras, se ha pagado un fuertesubsidio a las empresas a cambio de un notorio incumplimiento de las premisas sobre las que se bas laaplicacin de esta medida excepcional. Ella, a ms de ser inoperante y altamente gravosa para el fisco nacional,es una evidente comprobacin de que el intervencionismo estatal sigue en pie, siempre y cuando se utilice parafavorecer al sector empresarial ms concentrado y, por lo contrario, se reprueba con duros calificativos todointento de imponer criterios de regulacin en favor de los eslabones ms dbiles de la trama productiva.

    2.5. La desaparicin de la banca provincial y el debilitamiento de las PYME frente al crdito bancario

    El Gobierno nacional impuso a las provincias la exigencia de privatizar la banca pblica provincial. La historia deestos bancos fue muy contradictoria En primer lugar,debieron ser verdaderas instituciones de fomento a lasactividades productivas locales, en especial para aquellas que no podan acceder a las estructuras financierasprivadas habituadas a operar con empresas medianas y grandes.Pero no siempre cumplieron ese rol, puesactuaron como un mecanismo ms en el proceso de apuntalamiento del estado clientelstico, favorecedor deintereses empresariales cercanos a las elites gobernantes de turno. En los aos ms recientes, dadas lasextremas dificultades que afrontaron muchas empresas radicadas en provincias debido a la competencia externa,a las muy elevadas tasas de inters y a los requisitos exigidos por la banca privada, la empresa financiera que eso era de propiedad de los estados provinciales result una va alternativa apetecible y muy utilizada, pero lapersistencia de la situacin crtica en las economas locales y la recesin del bienio 94-96 complic la situacinde las carteras crediticias, con altos ndices de mora e incobrabilidad.

    En segundo lugar, los bancos siempre manejaron los recursos financieros de los gobiernos provinciales. La crisisderivada del ajuste estructural, que afect las finanzas de la gran mayora de las provincias, supuso que seutilizara la banca provincial estatal para que sirviese de oferente de recursos a los respectivos gobiernos como

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    una estrategia de salvataje en la emergencia. La persistencia de esta poltica llev a un crecienteendeudamiento, no recuperable, de las haciendas provinciales con sus respectivos bancos pblicos, afectando ladisponibilidad de sus recursos para los fines que debieron haber cumplido. Finalmente, estas institucionesbancarias tambin jugaron el rol de receptores de nombramientos de personal por motivos de clientelismo yapoyo electoral, lo que signific un muy elevado nivel de los planteles laborales en muchos bancos provinciales,junto con un abultado costo operativo.

    Las razones antedichas desmejoraron progresivamente el perfil de los bancos estatales provinciales y, almomento del compromiso nacin-provincias para su generalizada privatizacin ( con excepcin de los bancosProvincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires), haban dejado de ser herramientas valiosas para elfomento del desarrollo econmico local. En cambio, se convirtieron en gravosas cargas para el erario de cadaprovincia por los dficit que provocaban y la incapacidad operativa que los afectaba.

    El paulatino pero irreversible proceso de privatizacin a que hoy estn sometidos deja sin banca de fomento a lasestructuras productivas provinciales ms necesitadas, bajo el pretexto de que la permanencia de talesinstituciones en la rbita estatal las hace inmanejables. Sin embargo, hasta ahora no se han propuestosoluciones opcionales para una necesidad imperiosa de las postergadas economas productivas de lasprovincias del interior y, sobre todo, para sostener la exigencia de reconversin de los sectores sociales de msdbil insercin en el aparato productivo.

    2.6. Las polticas promocionales de aliento a la produccin

    Esta es una cuestin de larga data, que comienza a poseer legislacin normativa cuando se cierra la dcada delos aos '50 y que tuvo importantes iniciativas en marcha, a la vez que fuertes cuestionamientos por suineficiencia, ineficacia y alto costo para el conjunto de la sociedad. El anlisis de las medidas promocionales quese pusieron en ejecucin en los ltimos cuarenta aos, con experiencias que todava estn vigentes, nos permitealcanzar estas conclusiones generales:

    a) El sistema de promocin regional nunca se bas sobre una estrategia de desarrollo de las regiones msrezagadas del pas, articulada a un proyecto de desarrollo nacional que otorgara una garanta efectiva debeneficios hacia los sectores sociales de menor poder de negociacin y capacidad de acumulacin. Quiz unaexcepcin a esta regla general, aunque de cumplimiento slo parcial, fue el conjunto de beneficios impositivos,aduaneros y crediticios que acompaaron las iniciativas econmicas encuadradas en el modelo "desarrollista",que marcaron el inicio de esta estrategia de apoyo a la radicacin de actividades productivas en el interior yjalonaron una etapa de fuerte expansin de proyectos de envergadura en el rea del desarrollo industrial de lasramas pesada y semipesada. Ello tuvo lugar entre 1958 y 1961, manifestndose en una serie de leyes, decretosy resoluciones que alentaban la radicacin de ramas productivas previamente inexistentes en el escenarioindustrial argentino: industria automotriz, qumica, petroqumica, papel, metalmecnica, etc. Es decir, el intentodesarrollista , que supuso alentar inversiones que pudiesen completar el ciclo industrial fronteras adentro, conelevadas barreras proteccionistas, se enmarc en una propuesta de desarrollo econmico y goz delinstrumental adecuado para que los eventuales inversores se favoreciesen con tasas de ganancia muyatractivas, dadas las reducciones de costos y/o los beneficios adicionales obtenidos.Posteriormente, las iniciativas orientadas a la promocin de las regiones extrapampeanas fueron aisladas, seestablecieron fuera de todo contexto global de planificacin del desarrollo y, en general, tuvieron beneficiariosespecficos, fcilmente identificables con nombre y apellido, abarcando perodos limitados con frecuentescambios de estrategia y contenido de las disposiciones instrumentadas. Estos beneficios , como la promocin

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    fueguina o la amparada por los decretos referidos a las franquicias otorgadas a las cuatro provincias includas enlas Actas de Reparacin Histrica, fueron y son normas dirigidas a actores econmicos concretos: grandescorporaciones multinacionales o grupos econmicos locales. Los beneficios brindados no sirvieron ms que paraacrecentar la tasa de ganancia de tales conglomerados, sin formular ningn tipo de disposicin o requisito paraque los impactos de tales radicaciones tuvieran efectos o repercusiones sobre el resto del aparato productivolocal o sobre el empleo estable.b) Los costos sociales, o sea la transferencia de ingresos desde el estado hacia las empresas favorecidas,result muy elevado y para nada justificatorio del volumen e impacto de las inversiones realizadas. Estudiosobjetivos llevados adelante durante la dcada de los aos '80 mostraron, con gran profusin de datos y anlisis,el elevado costo social de estas polticas - en especial las instrumentadas desde fines de los aos 70 -, que nohicieron otra cosa que incrementar las ganancias de poderosos grupos nacionales o multinacionales que, enmuchos casos, interrumpieron luego su ciclo inversor o generaron una muy limitada capacidad deentrelazamientos o encadenamientos hacia atrs o hacia adelante, actuando entonces como

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