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EDGND01_Forgotten_King_ES.indb 3 15/05/2015 10:35:07

¡

Saludos, viajero! Deduzco por tu peculiar indumentaria que eres

nuevo por estos lares. Sí, ya me lo imaginaba; otro héroe dispues-

to a demostrar su valía enfrentándose a las pérfidas criaturas del Cón-

sul Oscuro. Pareces fuerte, y por el modo en que portas esa espada,

se diría que eres ducho en su manejo.

Quizá tu brío y tu destreza te permitan salir airoso, al menos durante

un tiempo. Pero para convertirte en un verdadero héroe necesitarás

más que fuerza bruta o habilidad con las armas. Para alcanzar la gran-

deza, un héroe también ha de poseer sabiduría. Después de todo, el

conocimiento es poder, y estas bellas aunque peligrosas tierras tienen

mucho que enseñarte.

¡Ah! He picado tu curiosidad, ¿verdad? ¡Bien, bien! Entonces toma

asiento junto a la chimenea y ten la bondad de invitar a este ancia-

no a una jarra de dulce néctar mientras te hablo de este lugar al que

nosotros llamamos...


CRYSTALIA

LA DIOSAAntes de Crystalia sólo existía la Diosa, una conciencia su-perior que nadaba en la vasta inmensidad de un océano de eterio, apenas una tenue mota suspendida en lo infi nito. Y de aquella conciencia brotó la risa, y con su risa vino la luz. Las tinieblas del eterio se dispersaron bajo el amor y el re-gocijo de la creciente calidez y la luz cegadora de la Diosa.

Su belleza era radiante como el sol. Su jovial canto dio forma a las tierras de Crystalia, creadas por obra y gracia de su vo-luntad. Los océanos se llenaron con las lágrimas de gozo que derramó al contemplar su maravillosa creación.

Las primeras pisadas gentiles de la Diosa se notaron en toda la superfi cie de Crystalia; la vida fl orecía por dondequiera que ella hollaba. Recorrió aquel nuevo mundo en toda su extensión, consolidando sus distintos dominios y regiones.

El Árbol Raízprofunda arraigó en aquella tierra, y de él ger-minaron bosques frondosos y fértiles valles. Vientos fríos y nevadas azotaron las encumbradas cimas de la Cuenca de la Escarcha, sumiéndolas en un invierno perpetuo. Rugieron volcanes, escupiendo roca fundida y erigiendo los desigua-les picos que conforman la cordillera de las Cumbres Lomo de Dragón.

Más arriba, en el cielo azul, las majestuosas nubes atraparon la tierra fundida vomitada por los volcanes, dando lugar al reino de Celestia, un archipiélago de nimbos y ensueño, sus-pendido en el aire por el canto de la Diosa.

Bajo Su atenta mirada, Crystalia cobraba forma a su alrededor.

En el corazón de aquellas tierras erigió una reluciente torre cuyas delicadas agujas y minaretes se elevaban hasta tocar las nubes. Su superfi cie pura y cristalina refl ejaba la belleza de Crystalia.

Desde lo alto de su torre, la Diosa sonrió deleitada por la belleza de su próspero jardín, y decidió otorgarle un últi-mo don. Con amor y ternura, se desprendió de un frag-mento de su propia conciencia y lo depositó en un rayo de luz brillante. Satisfecha con su obra, la Diosa arrojó la luz a los cielos, donde se dividió en todos los colores del arco iris e insufl ó el soplo de la vida a todas las criaturas y gentes de Crystalia.

EL REINO TENEBROSOLa esencia del universo es el equilibrio absoluto. Este equili-brio es más poderoso que todos los habitantes de Crystalia; trasciende incluso a la mismísima Diosa.

Cuando la luz de Crystalia fue proyectada sobre el mar de eterio, se creó una sombra perfecta de sus montañas roco-sas, sus exuberantes bosques y sus alegres campos. Pero las tierras de aquel Reino Tenebroso eran un refl ejo distorsio-nado de la belleza y la majestuosidad de Crystalia, y sus mo-radores eran tan crueles y brutales como el lugar en el que habían sido engendrados.

El Reino Tenebroso y Crystalia estaban ligados, conectados por senderos que ningún hombre o criatura de ambos mun-dos debía transitar jamás.

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LA APARICIÓN DEL

CÓNSUL OSCUROLa vida cubrió las vastas extensiones de Crystalia; las razas primigenias medraron bajo la tutela de la Diosa. Los el-fos retozaban bajo las copas del Bosque Feérico, los enanos excavaban en las profundidades subterráneas. Los huma-nos se dispersaron por toda la superfi cie, llevando su entu-siasmo y su disparidad de culturas a todos los rincones de Crystalia. Sobre sus cabezas fl otaban las relucientes torres y espiras de Celestia, la primera de las razas creadas por la Diosa, una civilización de belleza y conocimientos sin parangón. El mundo acababa de empezar a fl orecer.

Mas no estaba exento de maldad. Allí donde la separación entre el Reino Tenebroso y Crystalia era más tenue, el mal infectó el corazón de un poderoso hechicero y se enconó en su interior. Se trataba de un cónsul celestial que ejercía su cargo en las verdes y soleadas tierras de Arcadia, y fue allí donde descubrió un camino hacia el Reino Tenebroso.

En una excavación a gran profundidad bajo la capital del imperio arcadio, los siervos del hechicero descubrieron una caverna mística repleta de los huesos putrefactos de bestias y monstruos desconocidos en los pacífi cos dominios de Crystalia. Y en el centro, un portal inmenso de pulsante magia amatista del que surgían sin cesar criaturas rabiosas procedentes de la más negra oscuridad, que aullaban de fu-ria y gruñían a los siervos del hechicero.

Aquel contacto con el Reino Tenebroso corrompió irremi-siblemente al otrora noble cónsul. Su alma se impregnó de oscuridad y perfi dia. La pureza y el júbilo de la Diosa se disiparon por completo; así nació el Cónsul Oscuro.

Enjaezando el poder del Reino Tenebroso, el Cónsul Os-curo dominó a las malignas criaturas que irrumpían en Crystalia a través del portal, sometiéndolas a su voluntad. Con el tiempo, el Cónsul Oscuro descubrió cómo abrir otros portales, y su ejército de monstruos creció parejo a sus planes para esclavizar a los pueblos de Crystalia.

En su desmedido orgullo, razonó que el único poder capaz de desafi ar al suyo propio era el de la mismísima Diosa.

Empleó toda su habilidad para forjar un arma podero-sa, la Espada de la Medianoche, cuyo fi lo podría atravesar el corazón de la Diosa y destruir su poder en este mundo para siempre.

LA BATALLA POR

CRYSTALIALas buenas gentes de Crystalia quedaron horrorizadas la primera vez que se vieron hostigadas por las aborrecibles hordas del Cónsul Oscuro. El cielo se oscureció cuando los monstruos procedentes del Reino Tenebroso fueron desata-dos por el mundo. En las fortalezas montañosas reverbera-ban el fragor de la batalla y el entrechocar de las armas. Las pacífi cas villas y ciudades de Crystalia ardieron con fuegos que titilaban en la noche como llamas de velas consumiendo ávidamente sus pabilos.

Mientras sus monstruos asolaban las tierras de Crystalia, el Cónsul Oscuro asaltaba su mismísimo corazón: la Torre de la Diosa.la Diosa.

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Para aquella tarea el Cónsul Oscuro convocó a los Heraldos Siniestros, seres titánicos que se abrieron paso rasgando el velo que separaba ambos planos de existencia. No existía hoja capaz de atravesar su piel de obsidiana, ni conjuro que dañase su carne, ni luz que escapara a su implacable per-secución. A su alrededor no dejaban más que vacío. Inexo-rablemente, los Heraldos formaron un círculo perfecto en torno a la Torre de la Diosa. El Cónsul Oscuro, habiendo proferido un juramento de odio eterno, canalizó toda su co-rrupción en un ritual destinado a aniquilar a la Diosa.

El Reino Tenebroso desgarró el tejido de la realidad y se ma-nifestó en Crystalia, ocupando el terreno circundante a la Torre de la Diosa. El aullido de las recién formadas Grietas Abisales resonó por toda Crystalia. Cayeron las ciudades aé-reas de Celestia que flotaban sobre la Torre de la Diosa; la es-plendorosa nación y todos sus habitantes fueron engullidos por el Reino Tenebroso. En el centro de aquella vorágine, lo único que permaneció en pie fue la Torre de la Diosa.

LA DERROTA DEL

CÓNSUL OSCUROEn torno a la insondable negrura de las Grietas Abisales se libraban batallas allí donde un ejército podía ondear su es-tandarte. Mas pese a la bravura de los hijos de la Diosa, el po-der de la deidad menguaba con cada acometida del enemigo.

Barruntando que la victoria estaba en sus manos, el Cónsul Oscuro se abrió paso por la fuerza de las armas hasta alcan-zar el salón del trono del santuario interior de la Diosa. En sus manos blandía la Espada de la Medianoche, envuelta en llamas de amatista que palpitaban con el poder del Reino Tenebroso. Abatió a los últimos guardias de la Diosa con una sonrisa de desdén, y clavando en ella una mirada de furia asesina, enarboló la hoja maldita con la intención de descargarla sobre la Diosa.

Sin inmutarse siquiera, la Diosa habló. Su voz divina hizo pedazos la armadura hechizada del Cónsul Oscuro y lo derribó. Ningún ser mortal podría sobrevivir a la voz de la Diosa si ésta hablase contra él. Ebrio de poder del Reino Tenebroso, el Cónsul Oscuro se puso en pie con las piernas temblorosas. La llama de amatista ardió con gran intensi-dad, cubriendo no sólo la espada, sino todo el cuerpo del maligno adversario. Gruñendo de ira, el Cónsul Oscuro lu-chó tenazmente contra el verbo de la Diosa.

Con cada paso que lograba avanzar el Cónsul, la Diosa suavi-zaba el tono de su voz hasta reducirla casi a un susurro. Cuan-do llegó hasta ella, la deidad cerró los ojos y, con una sonrisa serena en los labios, abrazó al Cónsul Oscuro justo en el mo-mento en que éste la golpeaba. Un radiante estallido de luz los envolvió a ambos; cuando se hubo disipado, donde hacía unos instantes ambos seres se habían fundido en uno solo, única-mente quedaban cinco brillantes gemas dispuestas en círculo: un citrino, un zafiro, una esmeralda, un rubí y una amatista.

La luz procedente de aquella explosión se extendió por toda Crystalia, penetrando en la noche sobrenatural que envolvía la región. Su fulgor ahuyentó a los monstruos del Reino Te-nebroso, que huyeron despavoridos para ocultarse entre las sombras. En sus corazones y en sus mentes, los habitantes de Crystalia oyeron las palabras de la Diosa:

Solazaos, hijos míos, mas no caigáis en la indulgencia.

Las tinieblas volverán, pues al igual que yo, forman parte de este mundo.

No desesperéis; no faltarán corazones valerosos que las enfrenten.

En vuestra hora más aciaga, me hallaréis en cinco almas de sangre real.

Todas unidas lograrán desterrar una vez más la oscuridad.

La voz enmudeció, su eco dejó de oírse en Crystalia. Y el mundo se ensombreció un poco más.

EL PRIMER REYCon la caída de Celestia y la desaparición de la Diosa, las razas perdieron el amparo divino. Peor aún, todavía queda-ban esbirros del Cónsul Oscuro al acecho en las tierras de Crystalia. Incluso aquellas malévolas criaturas habían oído las palabras de la Diosa, y con ellas la promesa del regreso de la oscuridad.

Los más formidables generales del Cónsul Oscuro conocían el secreto de los puntos de aparición, siniestros portales que comunicaban con el Reino Tenebroso. Estos poderosos jefes buscaron los lugares más recónditos de Crystalia, donde po-drían engrosar sus ejércitos y prepararse para el retorno del Cónsul Oscuro.

Obedeciendo a su naturaleza, las razas creadas por la Diosa se retiraron a sus propios reinos. Todas excepto los huma-nos; pues el corazón del ser humano, aun siendo mortal, te-nía la capacidad de profesar un gran amor y poseía un atisbo de divinidad en su sabiduría y su bondad. La Diosa había otorgado su favor a los humanos, habiendo advertido en ellos un gran potencial.

Con el recuerdo del sacrificio de la Diosa y el tenue eco de sus palabras aún en sus corazones, los humanos coronaron al Primer Rey. Se convirtieron en los cuidadores de los do-minios de Crystalia, colaborando con las demás razas para erradicar y exterminar a los monstruos del Reino Tenebro-so. Por desgracia, la paz fue efímera.

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EL REY OLVIDADOPoco después de la coronación del Primer Rey, un noble de una casa menor pretendió la mano de la hija del Rey. Aun-que el noble era ducho en las artes de la esgrima y la magia, la princesa percibió una sombra en su alma y lo rechazó.

Consumido por su propia arrogancia, el noble difundió el rumor de que el Primer Rey había sido corrompido por el Cónsul Oscuro. Aún afectados por la traición del Cónsul, muchos siervos leales de Crystalia se dejaron engañar por las ponzoñosas mentiras del aristócrata. El alevoso noble aprovechó su respaldo para autoproclamarse rey, y una vez más estalló una cruenta guerra en Crystalia.

Las huestes del Cónsul Oscuro se congregaron esta vez bajo el estandarte del Rey Usurpador. Los ejércitos de la Diosa, todavía debilitados, no podrían frenar su avance.

El Primer Rey combatió al Rey Usurpador con gran tenaci-dad y astucia, haciéndose fuerte en las primeras murallas de lo que más tarde sería el Castillo de Crystalia. Pero el tiempo estaba de parte del Rey Usurpador; cada día que pasaba, cre-cía su ejército de monstruos mientras las fuerzas del Primer Rey mermaban.

Cuando las tropas del Primer Rey estaban al borde de la derrota, un millar de clarines rompieron la quietud de la mañana, acompañados por los aullidos de los lobos y la

profunda llamada gutural de los kodamas, los espíritus del bosque. Se oyeron gritos de alarma en la retaguardia del ejército del Rey Usurpador cuando cayó sobre él toda la fu-ria del Bosque Feérico.

Los arcos élfi cos dispararon sus saetas con mortal precisión. Jinetes de lobos fantasma atacaron los fl ancos de la hueste del Rey Usurpador, mientras poderosos arbolantes y koda-mas de piel leñosa se abrían paso a través de las fi las de ate-rrorizados monstruos.

Pero el Usurpador no renunciaría fácilmente a la victoria, y lanzó una terrible maldición sobre sus propias tropas. Entre alaridos de dolor y furia, los más formidables guerreros del Rey Usurpador, los caballeros del Zarzal, se transformaron en monstruosas quimeras. Aquello no tuvo el resultado pre-tendido; en vez de emplear la fuerza primaria que les había sido otorgada con sus nuevas formas, los soldados vieron el verdadero rostro de su falso monarca. Horrorizados, deja-ron caer sus armas y suplicaron clemencia.

El Rey Usurpador y sus seguidores malditos fueron exilia-dos a las ruinas de la fortaleza de la Quebrada Señorial, en el corazón del Bosque Feérico. El nombre del Rey Usurpador se borró de todos los anales de la historia, para que jamás pudiera enorgullecerse de su siniestro legado. Y allí debía permanecer encerrado para siempre, olvidado por los siglos de los siglos.

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Que esta historia que narro pase a la posteridad.¡Ay del rey que no la conozca en su totalidad!

Pues aún protege este mundo la mano de la Diosadel in� ujo maligno de las fuerzas tenebrosas.

En el albor de los tiempos nos mostró su divina presenciabrindando a los mortales los dones de la magia y la conciencia.

Pero los mortales son volubles y se pueden descarriar,y así hubo uno que, en su arrogancia, bien nos pudo condenar.

Aquel hombre perverso moraba en un lugar muy apartado,y allí forjó un arma mágica con propósito malvado:atravesar el corazón de la Diosa y usurpar su lugar.

Para transformar el mundo a su antojo, mataría a la deidad.

El alma de la divinidad en cinco cristales se ha separado;cuando vuelvan a ser uno, el Cónsul Oscuro habrá fracasado.

Y con el beso de cada estación por � n llegará el momentoen que el linaje real acabará con todo este tormento.

Cinco muchachas con gemas de colores por corazones nos salvarán,desterrarán las tinieblas y permanecerán unidas por siempre jamás.

LA PROFECÍA DE LAS CINCO


EL REY JASPE IIIEn verano del año 780 después de la derrota del Cónsul Oscuro subió al trono el rey Jaspe III, un soberano fuerte, sabio y bastante dicharachero. Considerado el mejor soberano desde el mismí-simo Primer Rey, Jaspe III gobernó y protegió a su pueblo perpetuando la orgullosa tradición de su lina-je: liderando a sus caballeros en innumerables victorias contra los lacayos del Cónsul Oscuro.

En el tercer año de su reinado mató a una bestia parti-cularmente horrible en el Bosque Feérico. Mientras se enjugaba el sudor de la frente, oyó un grito apagado de socorro. Se adentró en las profundidades del cubil de la criatura y allí encontró a una cautiva de radiante belle-za e insondable sabiduría. El caballeroso monarca rescató a la damisela, de nombre Aurora, y juntos regresaron al Castillo de Crystalia. Poco después, ambos se enamoraron perdidamente y contrajeron matrimonio para alborozo de sus súbditos.

EL NACIMIENTO DE

LAS CINCO PRINCESASJaspe y Aurora no tardaron en ser bendecidos con una primogénita. Aquella señalada ocasión se vio rápidamen-te sucedida por el nacimiento de una segunda hija. A lo largo de siete años engendraron un total de cuatro des-cendientes, todas ellas niñas, y el pueblo de Crystalia se entregó a la oración con la esperanza de que sus monarcas alumbraran pronto una quinta hija, cumpliendo así la an-tigua profecía.

Y así ocurrió que, en el décimo año tras sus nupcias, las campanas de Crystalia tañeron para anunciar la buena nue-va: la Diosa había tenido a bien conceder a la feliz pareja una quinta y encantadora hijita.

Al poco tiempo del nacimiento de Amatista, la reina desapa-reció misteriosamente. El desolado rey Jaspe no dejó piedra sin remover en la búsqueda de su amada Aurora. Pasaron los años y el rey ya temía lo peor, aunque hallaba consuelo en la alegría y las risas con que sus hijas llenaban el Castillo de Crystalia.

Zafi ro, Esmeralda, Citrino, Rubí y Amatista, las cinco prin-cesas de la profecía.

La primogénita fue Za� ro. Con sus cabellos oscuros, sus penetrantes ojos azules y su porte regio, Zafi ro había nacido para gobernar. Era obstinada y testaruda, a menudo se mos-traba implacable como un glaciar, y jamás transigía cuando discutía con sus hermanas.

Zafi ro estaba dotada de una entrega singular, y jamás rehu-só su deber como heredera al trono de Crystalia. Aprendía con paciencia de sus mentores, exhibiendo una sabiduría que sobrepasaba con creces la propia de su edad; dominó con similar aptitud el manejo de la espada, las artes místicas y el conocimiento de la historia y la táctica militar.

La reina debía esforzarse mucho para persuadir a su con-cienzuda hija de que jugase con otros niños. Aun entonces, Zafi ro solamente fi ngía jugar hasta eludir la atenta mirada de su madre, momento que aprovechaba para refugiarse en la biblioteca o el campo de prácticas.

Apenas hubo sorpresa cuando Zafi ro anunció su intención de viajar a la Cuenca de la Escarcha para estudiar las ense-ñanzas de los longevos escaldos y guerreros enanos. Tal vez, confesó a sus hermanas, incluso emprendiese el arriesgado peregrinaje a los picos más elevados de la Cuenca, donde se decía que moraban los venerables y sabios jotnar.

LA SOMBRA DEL

CÓNSUL OSCURO

En verano del año 780 después de la derrota del Cónsul Oscuro subió al trono el rey Jaspe III, un soberano fuerte, sabio y bastante dicharachero. Considerado el mejor soberano desde el mismí-simo Primer Rey, Jaspe III gobernó y protegió a su pueblo perpetuando la orgullosa tradición de su lina-je: liderando a sus caballeros en innumerables victorias

En el tercer año de su reinado mató a una bestia parti-cularmente horrible en el Bosque Feérico. Mientras se enjugaba el sudor de la frente, oyó un grito apagado de socorro. Se adentró en las profundidades del cubil de la criatura y allí encontró a una cautiva de radiante belle-za e insondable sabiduría. El caballeroso monarca rescató a la damisela, de nombre Aurora, y juntos regresaron al Castillo de Crystalia. Poco después, ambos se enamoraron perdidamente y contrajeron matrimonio para alborozo de

EL NACIMIENTO DE

simo Primer Rey, Jaspe III gobernó y protegió a su pueblo perpetuando la orgullosa tradición de su lina-je: liderando a sus caballeros en innumerables victorias

En el tercer año de su reinado mató a una bestia parti-cularmente horrible en el Bosque Feérico. Mientras se enjugaba el sudor de la frente, oyó un grito apagado de socorro. Se adentró en las profundidades del cubil de la criatura y allí encontró a una cautiva de radiante belle-za e insondable sabiduría. El caballeroso monarca rescató a la damisela, de nombre Aurora, y juntos regresaron al Castillo de Crystalia. Poco después, ambos se enamoraron perdidamente y contrajeron matrimonio para alborozo de

EL NACIMIENTO DE

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La segunda en nacer fue Esmeralda, princesa intrépida y aventurera que no tenía el más mínimo interés por los lujos de la corte. La naturaleza salvaje corría por sus venas, y sólo se sentía como en casa cuando acampaba al raso.

Ya desde niña, Esmeralda solía escabullirse para ocultarse en el extenso jardín que rodeaba la torre del homenaje de su castillo. Su institutriz la buscaba durante horas, y cada vez que la encontraba, Esmeralda aprendía de sus errores. Pron-to ni siquiera los monteros reales eran capaces de hallar a la joven princesa cuando ésta no quería que diesen con ella.

Finalmente, la reina contrató a un explorador del Brillo Crepuscular, miembro de una pequeña banda de legenda-rios cazadores y montaraces elfos, para que no perdiese de vista a la díscola pequeña y la adiestrase en sus artes. Para sorpresa de Esmeralda, el explorador no sólo conseguía en-contrarla siempre por muy bien que se ocultase, sino que a menudo la estaba esperando antes siquiera de que llegase a su escondrijo.

Bajo la paciente tutela del elfo, Esmeralda aprendió a desen-volverse en la naturaleza con tanta soltura que su habilidad puede equipararse a la de cualquier elfo o criatura del Cón-sul Oscuro.

La tercera nacida fue Citrino. Era mala estudiante y no pa-raba de meterse en líos; con suma frecuencia se peleaba con sus hermanas, el mozo de cuadras, alguna criada y cual-quier otro que, en su opinión, le supusiera un mínimo reto en combate. Hasta tal punto exasperó a sus progenitores que la castigaron encomendándole las tareas más serviles del castillo. Cuál no sería su sorpresa al constatar que Citrino las cumplía con sumo gusto, deleitándose con la actividad física y la oportunidad de hacer cosas útiles.

No pasó mucho tiempo hasta que la recia princesa demostró ser más fuerte que cualquier palafrenero, ya fuese mozo o adulto. Habiendo reconocido por fi n sus verdaderas aptitu-des, el rey decidió entrenar personalmente a su hija en las artes bélicas. Citrino tenía un talento innato para la guerra; exhibía un agudo ingenio para maniobrar en el campo de batalla, y su personalidad agresiva y pendenciera no tardó en granjearle las simpatías de la soldadesca.

La imponente presencia de Citrino le descubrió su vocación como guerrera y general. Participa en numerosas campañas junto a su padre; su mera presencia infunde valor a los sol-dados de Crystalia, y su destreza con las armas ha invertido las tornas en más de una batalla a favor del rey.

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Rubí fue la cuarta en nacer. Apasionada y dotada de un bri-llante intelecto, Rubí abrazó la dicha de ser princesa; gusta-ba de vivir entre las damas y cortesanas de Crystalia. Guia-da por la mano fi rme de su padre, Rubí no tardó en dominar el arte de la etiqueta y el protocolo.

La extraordinaria empatía de Rubí le ganó la confi anza de sus hermanas, para quienes siempre tuvo un hombro sobre el que llorar. Hasta tal punto eran dignas de encomio su ter-nura y su bondad que los emisarios que visitaban la corte a menudo rogaban a la joven princesa que intermediase en sus negociaciones con los monarcas y entre ellos mismos.

Rubí es profundamente espiritual y acata el divino infl u-jo de la Diosa en todas sus labores. Conversa y debate con gran intensidad con eruditos, sacerdotes y magos de toda Crystalia; mediante sus enseñanzas aspira a comprender la gloria de la creación de la Diosa y hallar el mejor modo de fomentar la causa del equilibrio y la armonía con el Reino Tenebroso, poniendo con ello un fi n pacífi co a la amenaza del Cónsul Oscuro.

La quinta y última princesa en nacer fue Amatista, anuncia-da como una bendición por encarnar a la quinta hija profe-tizada. Inteligente y curiosa, fue considerada un símbolo de esperanza en toda Crystalia.

Y toda Crystalia se regocijó con la noticia de su nacimiento. Se celebraron suntuosos banquetes y festividades en las for-talezas enanas. Los elfos elevaron sus voces al cielo entonan-do cánticos, mientras gnomos y humanos abarrotaban las calles entre festejos. Incluso en la gélida Cuenca de la Escar-cha, los freyanos ronronearon de alegría. ¡Por fi n acabaría la amenaza del Cónsul Oscuro!

Amatista solía rehuir las atenciones que le mereció su naci-miento. Era dulce y apocada, reía sólo en contadas ocasio-nes, pero su sonrisa era tan luminosa que hacía desaparecer las sombras de la habitación. Con su aptitud innata para la hechicería creaba elaboradas ilusiones para divertimento de sus padres y hermanas, deleitándolos con evocaciones vívi-das de mitos antiguos.

Pese a ello, Amatista prefería la quietud de la soledad, y a menudo paseaba por el recinto del palacio con la capucha echada sobre su rostro a fi n de pasar desapercibida mien-tras recorría delicadamente con los dedos las fl ores de los jardines.

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LA ANULACIÓN

DE LA PROFECÍALas princesas dedicaron su infancia a alcanzar la maestría en las artes heroicas. Cada una de ellas se convirtió en una poderosa guerrera y conjuradora. Conforme aumentaba su audacia y su independencia, en igual medida frustraban a su querido padre con su irrefrenable afán de aventura y el deseo de unirse a otros héroes en sus fabulosas gestas.

El espíritu del Cónsul Oscuro, ansioso por regresar a las tie-rras de Crystalia, sabía que la profecía de la Diosa estaba a punto de cumplirse, y que las princesas podían signifi car su perdición. Con un gran esfuerzo, el Cónsul logró proyectar su tenebroso poder más allá del velo que lo confi naba. Aun-que era poco más que una sombra, el espíritu del Cónsul Oscuro viajaba en ella y así pudo recorrer toda la región.

En Areals, la ciudad de los engranajes, aquella sombra susurró palabras traicioneras al oído de un mecánico y artesano gno-mo mientras dormía. Cada noche, aquellas palabras retorcían más y más las ambiciones y temores del joven gnomo, hasta que su corazón se ennegreció tanto que juró lealtad absoluta

al Cónsul Oscuro. Con aquella diabólica inspiración, el me-cánico gnomo forjó un poderoso gólem.

El constructo fue presentado como obsequio para las jóve-nes princesas; el rey no cabía en sí de júbilo por disponer de tan formidable guardián para velar por la seguridad de sus preciosas hijas. El gólem permaneció siempre a su lado como guardián infatigable. Sus impenetrables salvaguar-das y su temible fuerza física protegían a las princesas de todo mal.

Con el tiempo, el centinela mecánico se ganó la más alta es-tima de las princesas y del propio rey; sobre todo para la más joven, Amatista, quien halló en él a un buen amigo y confi -dente. Al ser la quinta hija, el peso de la profecía pesaba más sobre Amatista que sobre las demás, y el gólem le propor-cionaba fuerza y consuelo para soportar aquella carga. En muchas ocasiones exploraba el castillo seguida por el gólem, confesando sus preocupaciones y colmando de atenciones a su silencioso protector.

La mañana del decimosexto cumpleaños de Amatista, la jo-ven princesa besó a su padre con ternura y se marchó del castillo acompañada del gólem. Nunca regresó.

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La colorida plétora de culturas y razas que pueblan Crystalia presenta una variedad abrumadora. Esta misma diversidad ha dado lugar a numerosos mitos y leyendas que explican las maneras y motivaciones exactas de la Diosa para la creación de cada una.

Los escaldos enanos afi rman que la suya fue la primera de las razas nacidas de la Diosa. Creen que fueron creados para construir los cimientos de Crystalia, pues solamente los enanos serían capaces de erigir pilares lo bastante sólidos como para sustentar toda la creación.

Como es lógico, los celestiales rebaten la afi rmación de los escal-dos, a quienes tachan de fantasiosos. Después de todo, ¿no son ellos la más pura expresión de la mismísima Diosa? De todas las razas, los celestiales demuestran el mayor fervor a la hora de creer que nacieron del canto y la luz de la Diosa, tal y como está plasmado en los Pergaminos de la Diosa. Habida cuenta de las alas angelicales que les permiten habitar en los cielos, no es de extrañar que pocos se atrevan a poner en duda esta afi rmación o negar que los celestiales han sido bendecidos por la Diosa.

Otras razas no están tan interesadas por los detalles exactos de la creación. De hecho, los mitos sobre su génesis se han con-vertido en una especie de pasatiempo nacional para el pueblo gnomo. Uno de sus entretenimientos favoritos consiste en pa-sar la noche en una posada bebiendo y narrando relatos a cual más descabellado sobre cómo los ancestros de alguien fueron creados a modo de broma por la burlona Reina de las Hadas, moldeados con barro por chamanes trolls que no sabían bien lo que hacían, o fermentados en la primera tanda de cerveza negra de la Diosa.

Sea cual sea la verdad, ni siquiera los sabios más eruditos pue-den afi rmar que conocen a todas las criaturas que caminan, vuelan o se arrastran a lo largo y ancho del vergel de la Dio-sa. De hecho, los valientes exploradores descubren criaturas nuevas casi a diario. Pero todas ellas comparten una verdad: que toda vida procede de la Diosa, que todos los pueblos y criaturas de Crystalia nacieron de su luz y de su amor. O al menos así se creía antes de la aparición del Cónsul Oscuro y el descubrimiento de ese distorsionado refl ejo de Crystalia que es el Reino Tenebroso.

Para bien o para mal, el Reino Tenebroso cuenta con su pro-pio y retorcido bestiario. A pesar del horror y la destruc-ción provocados por el Cónsul Oscuro desde este dominio

RAZAS

crepuscular, no cabe duda de que también él se rige por un orden natural. ¿Quién sabe qué antiguas culturas, socieda-des clandestinas o seres malignos moran en el Reino de las Tinieblas? Se conoce muy poco de las razas que habitan este lugar prohibido.

Sin duda han entrado monstruos de todo pelaje a través de las Grietas Abisales para atormentar a las gentes de Crystalia. Se ha debatido largamente sobre la naturaleza de estas razas y sus culturas. ¿Nacieron también de la Diosa, al igual que los habitantes de Crystalia, o quizá su origen es otro, más maligno y siniestro?

De todas las razas procedentes del Reino Tenebroso, sólo unas pocas han logrado vencer los temores y supersticiones de los crystalianos nativos hasta el punto de poder cohabitar pacífi camente con ellos.

Hordas de demonios marcharon como tropas de infantería del Cónsul Oscuro durante su ofensiva a Crystalia. Presen-taban infi nidad de formas, pero todos compartían un mis-mo apetito voraz por la destrucción. Les acompañaban los salvajes y quiméricos freyanos, que atacaban por sorpresa puestos avanzados y tendían emboscadas a las patrullas. Con el destierro del Cónsul Oscuro, demonios y freyanos perdieron su singular propósito. Muchos huyeron a través de las Grietas Abisales para refugiarse en sus hogares del Reino Tenebroso.

Sin embargo, un número nada desdeñable de aquellos se-res permanecieron en Crystalia, escondidos en los rincones más ignotos de este mundo. Allí sobrevivieron durante si-glos saqueando pueblos y salteando caminos. Con el tiempo, la sombra del Cónsul Oscuro se retiró y unos pocos se atre-vieron a salir a la luz en un cauteloso intento por integrarse con los hijos de la Diosa.

No es de extrañar que fuese el rey Jaspe I, abuelo del ac-tual rey Jaspe III, quien mostró el buen juicio de acoger a los moradores del Reino Tenebroso en la sociedad crystaliana. El Castillo de Crystalia abrió sus puertas a todas las razas de intenciones pacífi cas que deseaban cobijarse al amparo de la Diosa. Siguiendo el estoico ejemplo del rey Jaspe I, poco a poco las razas tenebrosas acabaron siendo acepta-das. Después de todo, era voluntad de la Diosa que todas las criaturas compartiesen por igual la abundancia y el gozo de su creación.

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DEMONIOSLos demonios pertenecen a una raza (si es que puede con-siderarse como tal) tan variada y diversa como la totalidad de Crystalia. Nadie conoce el origen de los demonios, ni si-quiera ellos mismos. La mayoría cree que fueron engendra-dos por el Cónsul Oscuro como productos aberrantes de las Grietas Abisales o del propio Reino Tenebroso.

Si éste es el caso, entonces el Cónsul Oscuro no creó una raza completamente propensa al mal, puesto que existe un sorprendente número de demonios que se han integrado en la sociedad crystaliana. Bien es cierto que muchos de estos individuos desempeñan las actividades más sórdidas de Crystalia (mercados negros, gremios de ladrones y demás ofi cios de escasa catadura moral), pero no son pocos los que se han puesto al servicio de Crystalia, convirtiéndose en for-midables héroes por méritos propios.

Debido a esto, los sabios más aventurados de Crystalia es-peculan que los demonios fueron creados por la mismí-sima Diosa. Estos teólogos vanguardistas creen que los demonios fueron una consecuencia natural de la creación de las razas de la luz; después de todo, no puede existir luz sin oscuridad. Aunque los demonios suelen encarnar los deseos más innobles, siguen siendo mortales y pueden mostrar la misma nobleza de espíritu que otras razas me-nos vituperables.

Pese a ello, la mayoría de los habitantes de Crystalia re-cela profundamente de los demonios. Los héroes de na-turaleza demoníaca suelen verse sometidos a un intenso escrutinio hasta despejar cualquier asomo de duda con sus actos.

CELESTIALESDurante muchas generaciones los celestiales vivieron en la luz, surcando el cielo a lo largo y ancho de las exuberan-tes tierras de Crystalia. Construyeron grandes ciudades fl otantes, testimonios de la gloria de la Diosa. Eran seres inmortales y hermosos en una era que ya sólo perdura en leyendas.

La llegada del Cónsul Oscuro supuso la perdición de los ce-lestiales. Acostumbrados a la pureza y serenidad de la luz, la raza alada no estaba preparada para combatir a las viles criaturas de las tinieblas que el Cónsul había desatado so-bre ellos. Las urbes fl otantes de Celestia se estrellaron con-tra la superfi cie o fueron consumidas por el Reino Tene-broso; sus relucientes torres se desplomaron una tras otra.

Mientras el Cónsul Oscuro arrasaba la civilización de los celestiales, hubo algunos que cedieron a la desesperación y el pesar. Aquellos trágicos celestiales renunciaron a la luz, y al quedar sus almas envueltas en sombras y oscuridad, tam-bién se les desprendieron las alas del cuerpo. Se convirtieron así en celestiales oscuros, maldecidos por la Diosa para que nunca jamás pudieran volver a remontar el vuelo bajo los cálidos rayos del sol.

Es éste un recuerdo que atormenta al pueblo celestial aun a día de hoy, y el motivo por el que se han vuelto retraídos y suspicaces. En la única ciudad de Celestia que aún se tiene en pie no se admite la entrada de forasteros. El poco con-tacto que mantienen los celestiales con las razas mortales se limita a breves encuentros con unos pocos que aún sienten una inusual curiosidad por explorar los lugares que hay fue-ra de su capital.

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ENANOSLos ingeniosos y taciturnos enanos persiguen de manera implacable aquello que se les mete entre ceja y ceja, con fre-cuencia a expensas de todo lo demás, incluido el buen juicio. Esta devoción por la causa ha encumbrado a los artesanos, forjadores y productos enanos a la categoría de auténticas leyendas. Cualquier objeto de factura enana resiste el paso del tiempo y acaba convirtiéndose en una valiosa herencia legada de generación en generación.

Sin embargo, esta obstinación también hace que los enanos sean reacios a confi ar en los demás, y a menudo se compor-tan de forma grosera con quienes, en su opinión, les hacen perder el tiempo. A pesar de esto, una vez ganada la confi an-za de un enano es imposible encontrar amigo más leal.

Durante el transcurso de su larga historia los enanos se han dividido en dos clanes diferentes, el Lar y los Salobreños. Los enanos del Lar prefi eren vivir bajo tierra o en pasos montaño-sos aislados; son soldados decididos que adoran el traqueteo de las armaduras metálicas, el peso de un buen martillo y la solidez del suelo de piedra. Se rumorea que las cámaras aco-razadas de los enanos del Lar están repletas de tesoros que sobrepasan con creces las más rebosantes arcas de Crystalia.

En contraposición, los Salobreños han abandonado las pro-fundas cavernas y montañas de sus antepasados en favor del mar abierto y la brisa marina; su hogar está ahora en la Cala Mecánica y en otros asentamientos dispersos por el litoral de la Cuenca de la Escarcha. Los Salobreños son los mari-neros más destacados de toda Crystalia, y han colaborado estrechamente con los gnomos en la creación de fabulosos autómatas mecánicos e ingenios voladores que combinan magia y creatividad de formas inimaginables.

ELFOSLos elfos no nacieron de la Diosa; de hecho, el primer elfo brotó ya completamente formado de una bellota del Árbol Raízprofunda. Germinados para servir como guardianes del Bosque Feérico, los elfos se multiplicaron rápidamente bajo el frondoso manto de las copas de los árboles.

Dada su curiosidad y su vivo ingenio, las tribus élficas no tardaron en aventurarse más allá de los confines del Bosque Feérico y fundaron nuevas colonias en todos los reinos de Crystalia. Con el tiempo estas colonias desa-rrollaron su propia cultura e historia lejos de los elfos del Raízprofunda, diferenciándose así en elfos lunares y el-fos abisales.

Los elfos lunares, poderosos magos y eruditos, construyeron sus hogares en los más elevados picos de las Cumbres Lomo de Dragón. Su civilización fue destruida casi por completo durante la Llamada del Dragón y el consiguiente despertar del dragón Fuego Estelar.

Las siniestras tribus de los elfos abisales sucumbieron gra-dualmente al infl ujo del Cónsul Oscuro. Dotados de un in-telecto poco habitual entre los esbirros del Cónsul Oscuro, los elfos abisales se cuentan ahora entre los más peligrosos enemigos de Crystalia.

A pesar de esta escisión en sus culturas, la naturaleza aún corre por las venas de todos los elfos, y la esencia del Árbol Raízprofunda está siempre presente en sus corazones. Tan intenso es este instinto primario que cualquier elfo es capaz de percibir en qué dirección se encuentra el Raízprofunda con la misma precisión con que una brújula señala el norte geográfi co, incluso aunque jamás haya estado en presencia del arcaico árbol sagrado.

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GNOMOSNadie sabe con certeza de dónde proceden los gnomos; ni siquiera los propios gnomos. Según los eruditos, no cabe duda de que descienden de la Diosa como la mayoría de las razas de Crystalia. Pero los gnomos se limitan a esbozar una sonrisa burlona y contar una historia de lo más inverosímil sobre su supuesto origen.

Joviales, pícaros y curiosos hasta la saciedad, los gnomos son al mismo tiempo los ciudadanos predilectos y el calvario de numerosas poblaciones crystalianas. Por fortuna, los gno-mos se consagran en cuerpo y alma a sus familias y es muy improbable que las abandonen para echar raíces en otro lu-gar, y en la actualidad la más alta concentración de población gnoma se da en la Cala Mecánica. Tan sagrada es la familia para ellos que siempre están buscando el modo de ampliarla y expandirla, lo que produce auténticas explosiones de nata-lidad y frecuentes matrimonios entre las distintas familias.

Como consecuencia, casi todas las familias gnomas están emparentadas por nupcias y una pequeña hueste de primos segundos. No es inusual que se declare un día festivo en todo un pueblo o ciudad para celebrar la fi esta de mayoría de edad de un joven gnomo.

Los gnomos son consumados fabricantes e ingenieros. Su dominio de la magia suele limitarse a lo que pueden canali-zar a través de mecanismos y gólems. Esta aptitud única ha propiciado una gran amistad con los enanos. Juntas, ambas razas han diseñado muchos de los más increíbles edifi cios, puentes y demás construcciones de Crystalia.

FREYANOSLa raza felinoide de los freyanos procede de las frías nieves y los picos montañosos de la Cuenca de la Escarcha. En el corazón de sus oscuras pinedas los freyanos se contaban en el pasado entre los monstruosos esbirros del Cónsul Oscu-ro, y libraron encarnizadas batallas contra los enanos por el control de esa región helada.

Es muy posible que la situación no hubiese cambiado de no ser por un monje solitario que emprendió un viaje de pere-grinación en busca de la sabiduría de los antiguos jotnar que moraban en la Cuenca. Durante su penoso viaje, el monje acabó sucumbiendo al intenso frío y al terreno escarpado. Por motivos que se desconocen, una pequeña manada de freyanos decidió proporcionarle cobijo en lugar de abando-narlo a su suerte. Mientras curaban las heridas del monje, éste les enseñó los preceptos de la Diosa y el esplendor de su luz.

Cautivados por aquella revelación, los freyanos le suplicaron que se quedase para seguir instruyéndolos. Al cabo de una generación, la mayoría de las manadas freyanas se habían convertido a la fe de la Diosa y, con ello, en una nueva y po-derosa fuerza al servicio de la luz.

Muchos de estos freyanos peregrinaron al norte por las Montañas del Monje Errante para aventurarse en las ruinas desérticas de Arcadia. En aquella región árida e inhóspita los peregrinos se congregaron en una nueva manada, los to-nerrianos, y establecieron un nuevo hogar en el Oasis de la Gota Seca.

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HUMANOSCuando el Cónsul Oscuro fulminó a los celestiales, la raza humana se congregó entre sus cenizas para convertirse en la espada de la Diosa y los guardianes de Crystalia. Uni-dos por este singular propósito, los humanos son de corazón noble y adaptables como ninguna otra raza de Crystalia.

Tras la coronación del Primer Rey y la expulsión del Cónsul Oscuro, la raza humana se extendió por toda Crystalia.

Feroces tribus bárbaras vagan por las Cumbres Lomo de Dragón enfrentándose a kobolds, dracos y elementales de fuego. Al sur discurre el río Aliento de Dragón hasta desembocar en el Páramo Glauerdoom, donde gobier-nan caballerosos y honorables linajes nobles con carác-ter hereditario.

En la Cala Mecánica, la adaptabilidad humana se com-binó con la curiosidad de los gnomos y el ingenio enano para producir una explosión de maravillas tecnológicas y mágicas. Al pie de la Cuenca de la Escarcha, a lo largo de la costa, viven tribus de pescadores ataviados con pieles y poderosos magos elementales que ejercen sus ofi cios en co-munión con los espíritus del viento, el hielo y el agua.

Hacia el este, la ciudad mística de Yuyang prospera a un ritmo incomparable. Sus habitantes practican la contem-plación y siguen el camino de la Diosa; habiendo hecho votos para buscar el enriquecimiento espiritual, estos monjes contactan con sus antepasados a fi n de benefi -ciarse de su sabiduría y sus revelaciones sobre los planes de la Diosa.

En el corazón de todos los dominios se encuentra el Castillo de Crystalia, erigido por el Primer Rey. No sólo es un bastión para la humanidad, sino para to-dos los pueblos libres de Crystalia. Se alza como re-cordatorio perpetuo del propósito que comparten todos, su deber sagrado de preservar la creación de la Diosa para todas sus criaturas.

Pero la pérfi da sombra del Cónsul Oscuro también se proyecta sobre los humanos, y en los más débiles siembra la discordia y espolea el confl icto. Pues el Cón-sul sabe que el arma más poderosa de la Diosa puede ser también su mayor debilidad.

A pesar de las constantes acometidas y tentaciones del Cónsul Oscuro y de sus esbirros, los humanos siguen sien-do un brillante escudo contra las tinieblas. Sus civilizacio-nes y sociedades son tan diversas y pujantes como la mis-mísima Crystalia.

ritmo incomparable. Sus habitantes practican la contem-ritmo incomparable. Sus habitantes practican la contem-ritmo incomparable. Sus habitantes practican la contem-ritmo incomparable. Sus habitantes practican la contem-ritmo incomparable. Sus habitantes practican la contem-ritmo incomparable. Sus habitantes practican la contem-plación y siguen el camino de la Diosa; habiendo hecho votos para buscar el enriquecimiento espiritual, estos monjes contactan con sus antepasados a fi n de benefi -ciarse de su sabiduría y sus revelaciones sobre los planes

En el corazón de todos los dominios se encuentra el Castillo de Crystalia, erigido por el Primer Rey. No sólo es un bastión para la humanidad, sino para to-dos los pueblos libres de Crystalia. Se alza como re-cordatorio perpetuo del propósito que comparten todos, su deber sagrado de preservar la creación de

Pero la pérfi da sombra del Cónsul Oscuro también se proyecta sobre los humanos, y en los más débiles siembra la discordia y espolea el confl icto. Pues el Cón-sul sabe que el arma más poderosa de la Diosa puede ser

A pesar de las constantes acometidas y tentaciones del Cónsul Oscuro y de sus esbirros, los humanos siguen sien-do un brillante escudo contra las tinieblas. Sus civilizacio-

votos para buscar el enriquecimiento espiritual, estos monjes contactan con sus antepasados a fi n de benefi -ciarse de su sabiduría y sus revelaciones sobre los planes

En el corazón de todos los dominios se encuentra el

se proyecta sobre los humanos, y en los más débiles siembra la discordia y espolea el confl icto. Pues el Cón-sul sabe que el arma más poderosa de la Diosa puede ser

A pesar de las constantes acometidas y tentaciones del Cónsul Oscuro y de sus esbirros, los humanos siguen sien-

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Crystalia es un reino exuberante y frondoso de paisajes co-loridos y pintorescos, parajes mágicos, islas fl otantes, cielos azules, nubes de algodón y un interminable océano de aguas centelleantes. La creatividad de la Diosa puede contemplar-se por doquier. Su gracia y su alegría se refl ejan en las formas y patrones de arboledas en apariencia ordinarias, en laderas de colinas y en promontorios rocosos.

Pero las tierras de Crystalia no sólo han sido moldeadas por la mano de la Diosa; también son el hogar de sus hijos y de las numerosas razas, animales y plantas que conforman Su creación. Con el paso de las generaciones, los hijos de la Dio-sa han transformado el paisaje para adaptarlo a sus necesi-dades y honrar a su deidad en sus propios términos.

Por desgracia, la belleza de esta creación se ha visto manci-llada por el Cónsul Oscuro y sus esbirros. Hay lugares oscu-ros allí donde Crystalia está en contacto con el Reino Tene-broso. Son tierras infectas de gélidas sombras, magia negra y cosas aún peores, desoladas para acoger a los monstruos que ahora las habitan.

De hecho, gran parte de Crystalia ha sufrido los estragos de los esbirros del Cónsul Oscuro. Al oeste, las Cumbres Lomo de Dragón fueron ocupadas por el dragón Fuego Es-telar; kobolds y dracos campan ahora a sus anchas por sus pasos montañosos y cavernas, mientras el celestial oscuro

EL REINO DE CRYSTALIAEL REINO DE CRYSTALIAEL REINO DE CRYSTALIAEL REINO DE CRYSTALIA

Vulcanis reúne un ejército de ángeles caídos para asaltar Celestia y destruirla de una vez por todas. Las antaño férti-les tierras del Páramo Glauerdoom y la fronda esmeralda del Bosque Feérico están ahora enfermas. Los muertos vivientes rondan por estas regiones malditas, y otras criaturas ace-chan en la noche en busca de víctimas indefensas.

Hacia el este, las Dunas Arcadias son un triste recordato-rio de lo que entraña ceder a la tentación de la oscuridad: una otrora gloriosa civilización engullida y sepultada por la arena. En su centro se alza la Torre de la Medianoche, prisión tanto de la Diosa como del Cónsul Oscuro; es una fuente de terrible poder. Alrededor de la torre se extiende el insondable abismo de las Grietas Abisales, una herida abierta en el tejido de la realidad y un portal directo al Rei-no Tenebroso.

Pero los hijos de la Diosa se mantienen fi rmes en su voluntad y en su fe. El Árbol Raízprofunda ha arraigado con fuerza y envuelve Crystalia con el abrazo de la Diosa. Los pueblos li-bres prosperan, nutridos por el amor y las risas que inundan las estancias del Bastión Enano y reverberan por las Monta-ñas del Monje Errante. El Castillo de Crystalia toca el cie-lo, con sus brillantes pendones ondeando desafi antes, y sus gentes profesan una fe inquebrantable en el cumplimiento de la profecía.

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BOSQUE FEÉRICOEl Árbol Raízprofunda creció en el lugar donde la Diosa pisó por primera vez la tierra de Crystalia. Sus raíces reco-rren el subsuelo de todos los dominios del continente. Su grueso tronco y sus poderosas ramas se elevan a gran altura, tanto que rivaliza con los más elevados picos montañosos en tamaño y majestuosidad.

Bajo las ramas del Raízprofunda se extiende el Bosque Feérico, también conocido como Bosque Primigenio. En su salvaje y enmarañada espesura aún se puede percibir la magia de la Diosa como la suave caricia de una madre. En su interior se congregan seres hechos de pura magia; toda suerte de hadas, duendes y espíritus de Crystalia danzan y retozan en este bosque ancestral.

Pocas criaturas mortales son capaces de permanecer duran-te mucho tiempo expuestos al resplandor de la presencia de la Diosa, y los elfos son una de las únicas razas mortales que habitan el Bosque Feérico. Los pocos afortunados que han conseguido vislumbrar las ciudades élfi cas hablan de plan-tas gigantes adaptadas como viviendas, pasarelas elevadas construidas con enredaderas en fl or y torres cristalinas que crecen de los mismísimos árboles.

Lamentablemente, el Bosque Feérico ya no sólo es hogar de los hijos de la Diosa. Desde el corazón del bosque, el Rey Olvidado ha corrompido centímetro a centímetro la fl ora circundante a las ruinas de su fortaleza, la Quebrada Seño-rial. En esta foresta maldita acechan horrores espantosos que atacan a los inocentes.

CALA MECÁNICAAl no estar particularmente dotados para la magia, los ena-nos siempre han recurrido a medios prácticos para solven-tar sus problemas. Pero el pragmatismo y la solidez de su ingeniería se combinaron con la curiosidad y la creatividad de los gnomos, dando lugar a verdaderas maravillas.

En la actualidad, la Cala Mecánica es un puerto bullicioso. Navíos industriales surcan los mares y fondean en puertos estibados por traqueteantes monstruosidades mecánicas. Globos y otras aeronaves con hélices se deslizan sobre co-rrientes de aire por encima de los edifi cios. Desde Areals, capital del dominio, parten caravanas cargadas de produc-tos en dirección a todos los rincones del continente.

Muchos ven la Cala Mecánica como una maravilla de la inventiva, pero hay quienes no comparten para nada esta opinión. Cercada como está por el Páramo Glauerdoom y la Costa de la Niebla Plañidera, muchos consideran que la cala es un lugar de mal augurio, creencia que se ve reforzada por la cantidad de piratas que infestan la Isla Hundida. Dada la proximidad de tan ominosos parajes, no es de extrañar que los autómatas arcanos sin mente, los talleres de chatarreros de los que emanan incesantes humaredas mágicas y los cla-nes familiares de gnomos estén considerados como algo si-niestro y espeluznante.

Ésta es una imagen que los gnomos y sus conciudadanos enanos procuran negar siempre que tienen ocasión. Pero en Crystalia los recuerdos perduran, y a menudo los prejuicios son tan infl exibles como la misma piedra. Después de todo, ¿no fue uno de esos mismos constructos supuestamente “maravillosos” lo que provocó la desaparición de Amatista, invalidando así la profecía?

CALA MECÁNICAAl no estar particularmente dotados para la magia, los ena-

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CASTILLO DE CRYSTALIATras la corrupción de la Torre de la Diosa, el Castillo de Crystalia se convirtió en la capital de Crystalia como bri-llante almenara del bien. Con el paso de los siglos el castillo ha ido expandiéndose con elevadas murallas, torres majes-tuosas y minaretes que se alzan hasta las mismas nubes. A pesar de su nombre, el Castillo de Crystalia no es sólo un castillo; es también una vasta y concurrida urbe que se ex-tiende por dentro y por fuera del recinto amurallado.

Bajo el mandato del rey Jaspe y el de sus antepasados, el Cas-tillo de Crystalia ha crecido en fuerza y diversidad. Alrede-dor de la torre del homenaje se ha fundado una bulliciosa ciudadela en la que confl uyen y se refl ejan las civilizaciones de otros dominios. En sus sinuosas calles los viajeros pue-den encontrar culturas y razas de toda Crystalia, dejando una huella indeleble en la región y conviviendo en armonía según los dictados de la Diosa.

Es también aquí donde se entrenan y estudian héroes de to-dos los confi nes del reino. Algunos incluso forman familias y viven entre el populacho. De hecho, muchos héroes pue-den nombrar antepasados de su estirpe que lucharon con valentía en defensa de los pueblos de Crystalia. Todos ellos están listos para responder la llamada a las armas.

En la inmensa Cámara Cristalina, un cónclave de sabios em-plea sus artes de adivinación para localizar las guaridas y mazmorras de los esbirros del Cónsul Oscuro, para luego enviar grupos de héroes a través de los portales de cristal de la estancia a fi n de que derroten a los monstruos y los expul-sen al Reino Tenebroso del que proceden.

CELESTIAEn el origen mismo de la creación, Celestia era una nación que fl otaba sobre las tierras de Crystalia, un segundo conti-nente de islas nubosas en el océano de la bóveda celeste. La llegada del Cónsul Oscuro hizo estremecerse el tejido mis-mo de Crystalia; las fauces voraces de las Grietas Abisales se abrieron y, con agónica inexorabilidad, derribaron las relu-cientes torres de Celestia, que cayeron de los cielos y fueron engullidas por el Reino Tenebroso.

Cuando el Cónsul Oscuro fue desterrado al fi n, la civili-zación alada de Celestia ya no existía. Una sola ciudad era cuanto quedaba de ella.

Abrumados por el pesar, los celestiales se retiraron a este último reducto de su brillante civilización. Bloquearon las puertas y sus magos conjuraron densas nubes blancas que ocultaron su hogar y negaron el acceso a quienes deseaban negociar con ellos. Con el paso del tiempo, la existencia Celestia se perdió en el mito, relegada a una mera leyenda narrada en torno a la hoguera para deleitar a los oyentes.

Mientras los celestiales se aislaban en su ciudad, los pione-ros de la Cala Mecánica se hicieron a los cielos. Bravos aven-tureros y buscadores de tesoros viajaron a las islas fl otan-tes abandonadas en pos de los tesoros perdidos de Celestia, pero sólo encontraron ruinas invadidas por la traicionera jungla y por salvajes monstruos del Cónsul Oscuro.

Pero aquello no disuadió a los más valerosos de estos ex-ploradores, que con férrea determinación contuvieron a la jungla y fundaron el Fuerte Tolo. Algún tiempo después, aquella pequeña fortifi cación creció hasta convertirse en una aldea cuyos habitantes disfrutan de una vida más senci-lla y prosperan en un paraíso tropical entre las nubes.

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CUENCA DE

LA ESCARCHALa Cuenca de la Escarcha está atrapada en un inverno per-petuo; se trata de un lugar frío e inhóspito de cruda belleza y gentes adustas. La vida en la Cuenca es dura; la caza escasea, la temporada de cultivo es muy breve y las cosechas no son fructíferas. No es de extrañar, pues, que los habitantes de esta región sean increíblemente duros y estén condenados a luchar amargamente por sus exiguos recursos.

En las profundidades subterráneas de la Cuenca de la Escar-cha se halla Bastión Enano, hogar ancestral de los enanos del Lar. Sus estancias descienden hasta el mismísimo cora-zón de Crystalia, pero los enanos del Lar no sólo ocupan la roca del subsuelo; también ejercen su dominio de los picos nevados y los negros pinares de los valles de la superfi cie, dominio que se disputan encarnizadamente con la salvaje raza felinoide de los freyanos.

Estas dos orgullosas razas lucharon durante generaciones por el control de los escasos recursos de la Cuenca, y aun en tiempos de paz eran frecuentes las escaramuzas entre am-bas. En consecuencia, toda la región está salpicada de forta-lezas antiguas y bastiones en ruinas de monolíticas paredes de piedra que yacen destruidas y medio desmoronadas.

En los picos más elevados de la Cuenca habitan los jotnar, imponentes gigantes de hielo de venerable sabiduría y pri-mitiva furia. El acceso a los dominios de los jotnar está pro-hibido no por decreto, sino por los rigores del clima: a esa altitud el aire está enrarecido y el frío entumece los mús-culos de los individuos más fornidos. Pese a ello, muchos peregrinos acuden a estas cimas en busca de la sabiduría de los jotnar. Se dice que solamente uno de cada generación es capaz de sobrevivir a este periplo.

CUMBRES LOMO

DE DRAGÓNEsta región montañosa y volcánica bordea el extremo norte de Crystalia como si fuera un dragón sumido en un pro-fundo sueño (de ahí su nombre). Las Cumbres Lomo de Dragón, escarpadas y al rojo vivo, no son precisamente un paisaje bucólico.

En el pasado, las Cumbres Lomo de Dragón eran el hogar de orgullosos clanes de enanos del Lar que vivían en fortalezas inmensas excavadas bajo los pétreos picos. En la superfi cie los elfos lunares erigieron delicadas torres que hendían el cielo nocturno, y varias tribus de bárbaros humanos habita-ban en valles aislados y densos bosques de pinos.

La Llamada del Dragón acabó con todas aquellas gloriosas civilizaciones. En los últimos instantes del terrible asalto del Cónsul Oscuro contra la Torre de la Diosa, los antiguos dragones despertaron de su letargo. Los hijos de la Diosa estaban debilitados tras la batalla, y los dragones sembraron el pánico y la destrucción entre ellos.

El más terrible de aquellos dragones era el llamado Fuego Estelar, un dragón de rubí increíblemente poderoso que además era un general de gran astucia. Los enanos del Lar tuvieron que huir de sus fortalezas. Las torres de los elfos lunares fueron derribadas, y sus ocupantes dispersados a los cuatro vientos. Las Cumbres Lomo de Dragón han sido el dominio exclusivo de los monstruos del Cónsul Oscuro desde entonces.

CUENCA DE

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DUNAS

ARCADIASArcadia fue el primer reino de los humanos y se convirtió en la radiante almenara de su civilización. Su principal interés era la adquisición de conocimientos mágicos y, junto a ellos, el desarrollo de las ciencias. Durante su apogeo, Arcadia ri-valizaba e incluso sobrepasaba a las más prodigiosas crea-ciones de enanos y elfos.

Fue aquí donde el Cónsul Oscuro sucumbió a la corrupción, y donde los grandes sabios de Arcadia cayeron con él. La sombra del Cónsul carcomió el orgullo de los arcadios. El fi no velo que separaba Arcadia del Reino Tenebroso se con-virtió en un cáncer que devoraba el corazón del reino. Un siglo después de la derrota del Cónsul Oscuro, Arcadia trató de conquistar el reino divino de Celestia. Espoleada por la tristeza y la rabia de la destrucción casi total de su propio reino, la cólera desatada de los celestiales fue terrible. Pron-to Arcadia se vio sumida en una guerra que no tenía espe-ranza alguna de ganar.

En un último y desesperado intento, los brujos de Arcadia lanzaron un poderoso hechizo para demoler las defensas de los celestiales. Éstos neutralizaron el conjuro y volvieron su destructiva energía contra Arcadia, condenándola a una sequía eterna. Al cabo de una generación, Arcadia había quedado reducida a un desierto yermo de extensas dunas y vientos áridos.

Hoy en día los escasos habitantes de Arcadia son tribus nó-madas de humanos, orcos y trasgos que recorren el desierto saqueando las antiguas tumbas y ciudades del reino perdido de Arcadia.

MONTAÑAS DEL

MONJE ERRANTELa extensa cordillera montañosa del Monje Errante ha teni-do el efecto de aislar a sus habitantes durante miles de años. En todo este tiempo ha surgido en ella una cultura total-mente única, basada en el enaltecimiento espiritual para trascender a un estado afín al propio ser de la Diosa.

Al pie de las montañas se halla Yuyang, una ciudad más grande que ninguna otra en Crystalia. Sus moradores si-guen la doctrina de la Diosa y estudian la perfección en to-das sus formas, ya sea en las artes marciales, la agricultura o la gastronomía. Yuyang es una ciudad serena e intelectual, debido en gran medida a su ubicación en la base de la escali-nata que asciende hasta el Templo de las Nubes.

Aquellos que buscan el verdadero entendimiento siguen la Senda de los Mil Santuarios, tallada por los monjes alrede-dor de las montañas. En realidad no se trata de una ruta es-tablecida, ya que nadie conoce el paradero de todos los san-tuarios. En cualquier caso, cada primavera mucha gente se embarca en esta peregrinación para buscar la sabiduría de la Diosa en las montañas.

Se trata de una travesía peligrosa, pues las Montañas del Monje Errante no están exentas de peligros. Los tengus se lanzan en picado desde el cielo para atacar a los débiles, y los quiméricos monos wukong roban las provisiones de los incautos y les tienden trampas mortíferas. De noche los cambiaformas embaucan a los peregrinos, alejándolos de las fogatas de sus campamentos para condenarlos a una suerte desconocida, y los espíritus sin descanso arrebatan el soplo de la vida a los viajeros mientras duermen.

MONTAÑAS DEL

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PÁRAMO

GLAUERDOOMEn el pasado, el Páramo Glauerdoom fue una región de una belleza sobrecogedora circundada por las majestuosas Cumbres Lomo de Dragón y el exuberante Bosque Feérico. El río Aliento de Dragón serpenteaba por la comarca, irri-gando llanuras y humedales, rebosante de vida e ideal para la labranza.

Bajo el gobierno de la benevolente baronesa Von Lupus y sus sucesores, el Páramo se convirtió en el principal proveedor de grano de Crystalia, proporcionando alimento para to-das sus gentes. Los habitantes del Páramo vivían contentos y felices.

Tras la Llamada del Dragón y la revuelta del Rey Olvidado, el Páramo se vio aislado y rodeado por todos los fl ancos. Fue entonces cuando intervino el Cónsul Oscuro, convirtiendo al vanidoso y ególatra noble Von Drakk en un vampiro con pavorosos poderes. En una sola noche de terror, Von Drakk derrocó a los Von Lupus al frente de una horda de muertos vivientes. Tan sólo la hija de la baronesa logró escapar, lle-vando consigo a su bebé.

El recién nombrado barón Von Drakk no tardó en transfor-mar el Páramo en un lugar de pesadilla. Los muertos, priva-dos de su descanso, deambulan libremente por la región. Los incautos sufren el tormento de aquelarres de brujas que caen sobre ellos con su risa escalofriante. El cielo parece atrapa-do en un crepúsculo perpetuo, y los cultivos se marchitan y mueren en la tierra estéril. El Páramo se ha convertido en un lugar maldito en cuya noche perpetua sólo resuenan las crueles carcajadas del barón Von Drakk.

LA TORRE DE

LA MEDIANOCHELa Torre de la Medianoche fue otrora el hogar de la Dio-sa. Su reluciente superfi cie nacarada refl ejaba la pureza del sol con destellos danzarines de una belleza etérea. Cuando la Diosa desterró al Cónsul Oscuro, tan sólo quedaron de ella los cinco Cristales Divinos, vinculados unos a otros por toda la eternidad, sellando en su interior el poder de la Diosa y también el del Cónsul.

Pero el sacrifi cio de la Diosa no bastó para deshacer la des-trucción que el Cónsul Oscuro ya había provocado. Alre-dedor de la torre se habían abierto las Grietas Abisales, un portal perpetuo al Reino Tenebroso. La Torre de la Diosa, situada en el epicentro de aquel abismo infernal, sufrió una transformación. Sus radiantes espiras se tornaron de obsi-diana y se quebraron, otorgándole así su nuevo nombre: la Torre de la Medianoche.

Muy pocos saben qué acecha en el interior de la Torre de la Medianoche. La voluntad del Cónsul Oscuro tiene allí una presencia física que enloquece incluso a las mentes más fi r-mes con siniestros susurros y un aura de desesperación.

A medida que el infl ujo del Cónsul Oscuro sobre Crystalia se va fortaleciendo, también avanzan las estatuas monolíti-cas que rodean las Grietas Abisales, conocidas como Heral-dos Siniestros, y las Grietas se expanden tras ellos. Cuando un héroe tiene la buena fortuna de derrotar a uno de los grandes generales de las tinieblas, los Heraldos retroceden, y con ellos también las Grietas.

Así, los héroes de Crystalia se ven obligados a librar una gue-rra interminable. Si acaso se detuvieran a descansar aunque sólo fuera un instante, los Heraldos avanzarían sin oposi-ción y toda Crystalia sería invadida por el Reino Tenebroso.

PÁRAMO

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Veo que aún quieres saber más. ¡Eso está muy bien, porque este

relato no es más que el principio! El desenlace de la historia está

en tus manos.

Aún hay mucho que aprender. Mucho más de lo que un viejo como yo

puede revelarte. Tu camino estará plagado de peligros, y la sombra del

Cónsul Oscuro oscurece aún más las tinieblas. Pero en ti percibo un

espíritu que arde con gran intensidad.

No albergo duda alguna sobre tu triunfo. Tal vez algún día tú mismo te

halles en una posada similar a ésta, narrando tus peripecias a un joven

aspirante a héroe...

En fin, parece que se ha hecho tarde, y el posadero

nos está mirando con cara de querer cerrar y acos-

tarse. Hazle caso a este viejo y cansado aventurero:

descansa mientras aún puedas. Dormir es un lujo

que pocos héroes pueden permitirse, y un sueño re-

parador puede fortalecerte más de lo que imaginas.

Te deseo buenas noches, y que el canto de la Diosa

esté siempre en tu corazón.

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