Educación: ¿Hermoso Tesoro?La Educación Panameña se congratula para estas fechas de honrar al Maestro Panameño en homenaje a Manuel José Hurtado, quién siendo ingeniero de profesión; supo asumir la humildad y sencillez del ser maestro y con su preocupación permanente en la enseñanza en nuestro país escoge los elementos más valiosos de la Ingeniería y los transfiere a su ideal de educador y a la formulación de los Principios de la Educación Panameña. Este sentimiento de Patria, característicos de quienes también son dotados con la sabiduría Bíblica, fue determi-nante para que los educadores Istmeños, reconocieran en Manuel José Hurtado al “Padre de la Educación Panameña” y cada año al iniciar el mes de diciembre con el recuerdo de este Insigne Maestro se distingue a diversos educadores con la “Medalla Manuel José Hurtado”, considerando que por su gestión didáctica y humanística se asemeja al perfil de Maestro que idealizó y consignó con su ejemplo y testimonio este sembrador de la Educación Panameña.

Unida a estas consideraciones acuden a mi mente las reflexiones que me hice el 3 de diciembre de 2001, cuando junto a otros Compañeros Educadores de diversas Provincias, por nuestra trayectoria profe-sional, nos hicimos acreedores a la Orden Manuel José Hurtado, condecoración que le permite al Gobierno Nacional, distinguir al Educador Panameño. En ese momento en nombre de todos los Com-pañeros Honrados, hice una reflexión y un viaje imaginario por la belleza geográfica natural y la expresión cultural, que hacen de cada

una de nuestras Regiones, con sus características únicas y distin-tivas y con sus mejores valores humanos, la realidad de esta hermosa Patria Istmeña, que hemos denominado Panamá.

La ocasión también fue propicia para visualizar lo que nos faltaba por cumplir como Educadores, teniendo como orientación el pensamiento de Manuel José Hurtado, quien siempre abogó, desde su época, por una educación funda-mentada en la misión de servicio, en el enriquecimiento y profundización de los valores y en la innovación perma-nente del conocimiento. Principios éstos, que en este Siglo XXI y Nuevo Milenio se hacen más vigentes.

Compartimos con los compañeros galardonados, diversos comentarios históricos que incidían en el pensamiento y personalidad de Manuel José Hurtado, Ejemplo y Modelo del Educador Panameño y nos llamó la atención de la mención, que se hizo en el sentido de que, en 1868, se consideraba que este insigne Educador “ Creaba las bases seguras y fuertes sobre las cuales se alzaría el edificio de la Educación Pública Pana-meña, que orgullosamente vemos hoy día erigirse triunfador como elemento de armonía y progreso”. En ese instante (diciembre 2001), expresé ante los Educadores presentes en el Acto el sentimiento de mea culpa, por no haber contribuido, en

forma satisfactoria, con la permanencia de ese Edificio funda-mentado en las bases profundas de “la armonía y progreso” que idealizó Manuel José Hurtado, para la niñez y la juventud pana-meña.

Hoy finalizando el año 2009 y ratificando con mayor fortaleza la vigencia de los principios y valores de la época y del ideal de educación de Manuel José Hurtado, siento mayor responsabilidad y compromiso, ante el hecho de haber sido honrada con el distintivo de ese Ingeniero, pero gran Maestro de Vocación, no quiero guardar silencio, en este momento, en que se cuestiona el sistema educativo panameño y que por años consecutivos se sustenta con cifras alarmante “la crisis de la educación panameña”. Por ello me amparo en la Sabiduría Divina, para que ilumine mi pen-samiento, acojo el sentimiento de la palabra autorizada del artífice de la motivación y comunicación social Miguel Ángel Cornejo y me amparo en el intelecto de los miembros de la UNESCO, Organismo Internacional responsable de analizar y pensar en los mejores principios, haberes y deberes de la Educación Mundial y con la humildad de una educadora preocupada por nuestro devenir y futuro de éxito, ofrezco como aporte a las autoridades educativas las siguientes reflexiones:

Se habrá asumido en la sociedad Panameña, la respon-sabilidad de Estado, que representa el ofrecer una educación de calidad humana, de desarrollo tecnológico, de avances científicos y de beneficios para la sociedad y sus asociados. ¿Cómo se ha definido el panameño de espíritu y gestión, que se requiere en la sociedad que nos corresponde? Hemos asumido los Educadores panameños la perte-nencia de un proceso educativo ubicado en el Siglo XXI con la responsabilidad de ser hacedores del conocimiento, la cultura, el sentimiento y la esperanza para que los estudiantes respondan a los desafíos de los cambios permanentes de la ciencia, la tecnología y la convivencia humana. ¿Con qué medios y recur-sos se cuenta para lograr un proceso continuo de investigación, que promueva un trabajo didáctico fundamentado en la reno-vación permanente del conocimiento y del hacer educativo? Conocemos y hemos sido garantes de los principios que definen las Políticas Educativas y los Perfiles que distinguen al panameño, que responda a las exigencias del Milenio que vivimos y del Contexto Social, que nos corresponde. Tenemos la aptitud y la actitud que se requiere, para transmitir el saber y los valores que exige el actual Milenio, en el cual se presenta una sociedad de constantes cambios y ansiosa de seres humanos provistos del mejor conocimiento, pero también de la más eficiente disposición creativa y crítica, ante la

realidad y las urgencias actuales, de la Ciencia, la Tecnología y la Convivencia Humana. Sabemos que en la actualidad, en Nuestro País se asignan grandes recursos al proceso educativo, situación que no es congruente con los resultados de calidad y eficiencia. ¿Velamos nosotros los Educadores por el buen uso de esos recursos y propiciamos con nuestro testimonio y ejemplo valores, que contribuyan a esa calidad y eficiencia? Anteponemos nuestra misión y vocación de servicio ante cada uno de los rostros de los niños y jóvenes, que nos corresponden, para moldear como expertos artistas, su saber, su personalidad, su calidad humana, su don de la alegría y su esperanza. ¿Cuántas veces hemos borrado su sonrisa y callado su alegría, frustrando con ello su esperanza? Estamos seguros de que la vocación y la didáctica, que le imprimimos a la labor docente se fundamenta en la mejor selec-ción del conocimiento, de la práctica permanente de la inno-vación, del fomento de la investigación y del desarrollo del pensamiento crítico de los estudiantes. ¿Procuramos estos obje-tivos en la misión diaria de enseñar? Al considerar la urgencia de transformaciones o cam-bios curriculares hemos visualizado, que estos procesos deben ser integrales y como expresa el investigador pedagógico y consultor educativo Giovanni Iafrancesco Villegas,

“…transformar el currículo significa de alguna manera, trans-formar la institución educativa desde sus objetivos y tareas hasta los medios y procesos lo que implica también transformar a lo agentes educativos y en ellos a maestros y alumnos” (Iafrancesco V. – 1198) ¿En que medida las transformaciones y cambios que se procuran en el Sistema Educativo Panameño propician esa visión integral hacia el panameño que se desea formar para una sociedad que en su modernidad aspira a los mejores valores y sentimientos del ser humano?

Seguiría enumerando muchas reflexiones e interrogantes, pero la ocasión también amerita felicitar al educador panameño de vocación, por su espíritu permanente de mejoramiento profe-sional, por su desempeño eficiente como promotor de la convi-vencia social y comunitaria y como agente solidario y de servicio en la relación con Padres de Familia, otros Miembros de la Comunidad Educativa y con sus Colegas Educadores. Sólo así se podrán lograr los Cuatro Pilares de la Educación, definidos por la UNESCO en su Informe para el Milenio titulado “La Educación, encierra un Tesoro”. Este Tesoro será Hermoso, en la medida que hagamos de nuestra pertenencia, un proceso educativo que logre acciones, de verdad, tendientes a: “Apren-der a Conocer, Aprender a Hacer, Aprender a Vivir Juntos y a Vivir con los Demás y Aprender a Ser”. (UNESCO, 1998).

Por: Ana María del C. Arosemena Tapia

Educadora.

“Amo a los hombres cuya dimensión está en el Universo, alMaestro como líder de Excelencia, como portador, transmisor

y hacedor de valores. Un gran compromiso que se adquierepor estar enamorado de las grandes realizaciones”.

(Miguel A. Cornejo – 1998).