educación emocional el mundo 2012[1]

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Page 1: Educación emocional   el mundo 2012[1]

39EL MUNDO. MARTES 10 DE ENERO DE 2012

EL MUNDO www.elmundo.es

E M 2Literatura / 42El autor de ‘best sellers’Martín Vigil murió solo yolvidado hace casi un año

Arte / 44Roban un ‘picasso’ y un‘mondrian’ en la GaleríaNacional de Atenas

Madrid / 49Los taxis de la capitalllevarán por primera vezpublicidad ‘legal’

ROSA M. TRISTÁN / Madrid«Estoy enfadada porque Estela mechincha», se queja María, de tresaños, mientras coloca un ceño frun-cido sobre su foto, colgada en unpanel del aula junto a la de suscompañeros. María es alumna delColegio Ramón y Cajal de Madrid,un centro que lleva siete años conun proyecto pionero sobre inteli-gencia emocional, la asignaturapendiente que se va abriendo hue-

co, poco a poco, en el sistema edu-cativo español y que estos días reto-man unos pocos miles de los millo-nes de escolares que vuelven al co-le tras las Navidades.

Y es que si hay una frase que seha quedado totalmente obsoleta esaquella con la que estudiaron mu-chas generaciones del pasado si-glo: la letra con sangre entra. Hoy,la neurología ha revelado que laagresividad genera más de lo mis-

mo y que el cerebro humano, ade-más de su parte racional, el neo-córtex, tiene otra tan importante, sino más, que es la amígdala, espe-cializada en las emociones. Allí esdonde quedan almacenados, deforma inconsciente, los recuerdosde los sentimientos desde los pri-meros días de vida. Ese baúl seabre ante cualquier experienciaantes de que la parte cognitiva seponga en marcha, por lo que los

científicos primero, y los educado-res ahora, han llegado a la conclu-sión de que aprender a gestionaresos sentimentos es tan importan-te como conocer las letras.

Se trata de potenciar la llamadainteligencia emocional, un concep-to que popularizó hace una décadael psicólogo y divulgador estadou-nidense Daniel Goleman. Ahora seacerca a las aulas en diferentes fór-mulas y ya empieza a dar sorpren-

dentes resultados entre los niños.«Se trata de que conozcan susemociones y las de los demás. Loscríos tienen poca tolerancia a lafrustración y muchos están estre-sados por exceso de actividadespara adaptarse al horario de lospadres, por divorcios o por conflic-tos con compañeros», señala EvaSolanas, del Centro de PsicologíaInfantil EOS, de Madrid.

DARIO JÁUREGUI / 8 AÑOS

PSICOLOGÍA EDUCATIVAUnos pocos centros escolares españoles han adoptado innovadores programas de aprendizaje que buscanpotenciar la ‘inteligencia emocional’ de los alumnos a través del control y la gestión de sus sentimientos

Emociones, la asignatura pendiente

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EL MUNDO. MARTES 10 DE ENERO DE 201240

EM2 / CIENCIA

a los alumnos y tienen previsto ha-cer otro al final. También enviaronun cuestionario a los padres, al quehan respondido la mitad.

Solanas recuerda que esa patafamiliar es básica para que estosproyectos triunfen porque los hijosimitan los modelos de los padres:«El colegio puede ayudar a que de-sarrollen habilidades sociales, pe-ro lo que ven en casa tiene que serparejo». Y la psicóloga añade que«tan importante como estudiar esjugar con amigos para aprender ainteractuar».

En España, uno de los primeroscentros escolares en interesarsepor un programa el que las emocio-nes se mezclaran con las cuentas ydictados fue la ikastola Lauaxeta,de Amorebieta (Vizcaya), que allápor 1996 abrió la brecha. «Entendi-mos que para un desarrollo perso-nal de los alumnos teníamos queenseñar a expresar las emocionesy regular los miedos, porque sin es-tabilidad emocional sufrirán y notendrán éxito ni en el aprendizajeni en la vida. Aquí les enseñamos atrabajar en equipo, a controlar laira y la incertidumbre», explica sudirectora, Teresa Ojanguren.

En Lauaxeta, una cooperativa depadres que tiene el premio educati-vo europeo más prestigioso (el Ex-cellence Award Winner), esta com-

«Ahora», continúa Solanas, «sabe-mos que los padres y los profeso-res pueden intervenir eficazmentedesde que son muy pequeños paraque cuando sean adultos esasemociones guardadas puedan con-trolarse, evitando angustias y con-flictos que interfieren en la parteintelectual».

En el Colegio San Patricio deMadrid, este curso han comenzadoa dar los primeros pasos para im-plantar la inteligencia emocionalen tres de sus centros. Su modeloes el diseñado por los padres de es-te concepto, los psicólogos norte-americanos Peter Salovey y JohnMayer, los primeros en mencionar-lo en un artículo científico en 1990.«¿Por qué hay personas que seadaptan mejor que otras a las dife-rentes contingencias de la vida?»,se preguntaban Salovey y Mayer. Yla respuesta la encontraron en lahabilidad de entender las emocio-nes, discriminar entre ellas y usaresa información para guiar el pen-samiento y las acciones. Además,ambos buscaron medidores de esanueva nteligencia.

En San Patricio, un colegio priva-do de alto standing, el año pasadoya implicaron a su profesorado enprocesos de coaching colectivo, elpaso previo para que los docentesejerzan de coach con sus alumnos.En cinco años quieren que sus 350docentes hayan pasado por ellos.«En algunos casos hay resistencia,pero al final los que lo practicancomprueban que su tarea es mássatisfactoria porque los niños estánmás motivados y menos disper-sos», apunta Sonsoles Castellano,su directora de política educativa.

El programa se ha dividido encuatro bloques que traducen en di-versas actividades, como las querealizan todos los días los más pe-queños al llegar a clase: tienen quedescribir su estado de ánimo. Es uncomún denominador en todas lasexperiencias educativas de este ti-po. Para reforzar su autoestima, seutilizan mensajes positivos de suscompañeros y hay una mascota dela que se ocupan rotatoriamente co-mo parte de sus tareas escolares. Sila situación se tensa, hacen ejerci-cios de relajación.

«Antes, el marco educativo esta-ba más claro, pero ahora es muyplural, más disperso, y es necesa-ria más orientación. Además,cuando los niños están motivadostrabajan sin ansiedad y son máscompetentes», arguye Castellano.

Para probar lo que cuenta, aprincipios de curso hicieron un test

� Las notas subenen los colegiosque cuidan lagestión emocional

� El intelectosólo predice entreel 4% y el 10%del éxito escolar

EL AULA EMOCIONAL

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pleja asignatura comienza a impar-tirse a los dos años y acaba con laselectividad, que aprueban el 100%de sus alumnos (el 60% con unamedia superior a siete).

Desde los dos añoscomienzan a identi-ficar sus estadosde ánimo cada díaen los llamados

círculos emocionales y a reciclar losnegativos (conflictos, insultos, pe-leas) en positivos. En Primaria, fun-ciona un buzón donde los compa-ñeros se dejan mensajes para solu-cionar sus conflictos y una vez a lasemana, una comisión de alumnoshace balance de lo ocurrido en el

� Alarma obsoleta. La amígdala del cerebro es unsistema de alarma caduco: examina una experienciapresente y la compara con el pasado, recreando lasensación que entonces se tuvo y que puede estarya obsoleta. Por ello, en ocasiones, nos sorprenden,ya de adultos, estallidos emocionales fuera de lugar.�La motivación. La primera aproximación a lainteligencia emocional la realizó el psicólogo Edwarden 1920, cuando describió la inteligencia socialcomo la habililidad de comprender y motivar a losdemás. Este es el tema que el filósofo José AntonioMarina trata en su último libro: ‘Los secretos de lamotivación’, una guía para padres y alumnos.�Cociente intelectual. Este índice para medir lainteligencia congnitiva, que se realiza con’tests’, fueempleado por vez primera en 1912 por el alemánWilliam Stern, y desde entonces ha sido muypopular, aunque ha perdido ‘puntos’ desde que seconoce el valor de la Inteligencia emocional (IE).�Hombres y mujeres. John Block, de laUniversidad de Berkeley, ha encontrado diferenciasen una alta IE por sexos: los hombres que la tienentienden a ser equilibrados, responsables y cariñosos;y las mujeres, enérgicas, positivas y expresivas.

CLAVES DEL CEREBRO AFECTIVO

ria, la etapa más conflictiva, se no-ta la tranquilidad. Hasta ha bajadoel costo de mantenimiento porquehay menos pintadas y mesas rotas.Y si alguien rompe las reglas, tieneun rincón de reflexión fuera del au-la para reconducir la situación conapoyo de un profesor», apunta.

aula. Son representantes que vanrotando cada día para compartir laresponsabilidad.

Ojanguren asegura que el clima,en un entorno de violencia como elque impregna la sociedad del PaísVasco, ha cambiado drásticamenteen el centro. «Incluso en Secunda-

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CIENCIA / EM2

ELMUNDO. MARTES 10 DE ENERO DE 2012

Cada tres meses, las familias reci-ben información de las áreas emo-cionales que debe trabajar con sushijos. «Esa evaluación, a lo largo de16 años, tiene que ser clara. Al final,no tenemos alumnos más inteligen-tes, pero sí sacan mejores notas por-que tienen mayor madurez. Por ello,cada vez son más los colegios quese comprometen con la educaciónemocional. No queda otra».

Sus resultados académicos con-firman lo que Goleman señalabaen junio en la Universidad Europeade Madrid: «El cociente intelectualsólo predice entre el 4 y el 10% deléxito profesional; el resto dependede variables como la familia, elazar y la inteligencia emocional».

La propuesta de este experto es laque se ha adoptado en los colegiosSan Estanislao Koska (SEK). ElSEK acudió a la Fundación EduardoPunset, que tiene un equipo deAprendizaje Social y Emocional(ASE), para que les apoyaran en supuesta en marcha. El ASE lo formanpsicólogos, primatólogos, sociólogosy antropólogos. Siguen el programaCASEL de Linda Lantieri, la colabo-radora de Goleman, avalado por400 escuelas de Estados Unidos.

Carmen Lueiro, que dirige elequipo ASE, tiene claras las razo-nes por las que una sociedad conrecursos, incluso sofisticada, peca

de un elevado fracaso escolar: «Loscambios son muy rápidos y presio-nan al sistema educativo. Hoy, eltrabajo de ambos padres resta tiem-po al desarrollo afectivo y surgenproblemas de hiperactividad, inse-guridad y concentración. Aún así,se exigen buenas notas y los niñoscolapsan. Por ello es necesario tra-bajar otras capacidades sociales, ar-tísticas, físicas, emocionales».

Fue en 2010 cuando el SEK ini-ció su programa emocional en cua-tro de sus seis centros. El plan esparejo a una investigación en el La-boratorio ASE, dentro de la Univer-sidad Camilo José Cela, que evalúasus resultados y los compara conlos de los dos colegios que hanquedado fuera. «Comenzamos enPrimaria, desde 3º a 6º, y ya hemosnotado mejoras en la concentra-ción de los chavales y en el respetoa los compañeros», señala NievesSegovia, presidenta del SEK.

Las herramientas en las clasesson similares a las de otros cole-gios: hay un Rincón de la paz parareflexionar, técnicas de relajación,dramatizaciones de conflictos ymodelos de escucha activa. Segoviacree que ha llegado el momento de

que padres y docentes «cambien elparadigma y entiendan que el éxi-to no se mide como en el pasado;las empresas no sólo miran el ex-pediente, sino la empatía y la capa-cidad de trabajar en equipo».

Todos coinciden en que la inver-sión, que no es poca en tiempo y re-cursos, compensa. Hasta Finlandiase fueron, hace ya siete años, losresponsables del Colegio Ramón yCajal (Madrid) en busca de su mo-delo. El refuerzo positivo, cambiarde actividad cada 15 minutos parano perder concentración («hay queoxigenar el cuerpo y el cerebro»,explican ) y hacer clases prácticas,dejando el estudio para casa, son al-gunos de sus ejes educativos.

«Entendimos que los niños quellegaban eran de otra generación yque, si no queríamos perdernos, de-bíamos adaptarnos. En Finlandia en-contramos un método inductivo quepermite que el alumno siempre ten-ga conectadas las neuronas», recuer-da Paloma Sanz, directora de pro-yectos en el Ramón y Cajal.

Como señalaba Eduardo Punseten una entrevista reciente con ELMUNDO: «El día en que todos ten-gamos inteligencia emocional, lavida será más fácil». Que así sea.

Un personaje de Moliére «hablaba en prosa sinsaberlo». Lo mismo ha sucedido con la educaciónemocional. Siempre se ha impartido, pero sin serconscientes de ello. Baltasar Gracián ya dijo hacesiglos: «De nada vale que el conocimiento seadelante, si el corazón se queda». Lo que hacambiado, sobre todo tras publicarse el libro deDaniel Goleman La inteligencia emocional, esnuestra conciencia de la importancia de la educaciónemocional y de la necesidad de realizarla bien.Apareció entonces la educación emocional deprimera generación. Sus objetivos eran conocer ygestionar las emociones propias y ajenas, y saberautomotivarse. Ahora, asistimos a la aparición deuna educación emocional de segunda generación, unenfoque más profundo, que no se limita a conocer ygestionar los sentimientos, sino que ayuda aconstruir una inteligencia generadora de buenossentimientos. ¿Qué entendemos por buenossentimientos? Aquellos que favorecen el bienestar(vitalidad, capacidad de disfrutar, optimismo,esperanza), los que ayudan a enfrentarse con losproblemas (proactividad, seguridad en sí mismo,resiliencia, sentimiento del deber, tolerancia a lafrustración y al esfuerzo) y los que favorecen laconvivencia (empatía, solidaridad, amistad, amor).En los programas que he hecho para la Universidad

de Padres (www.universidaddepadres.es) he incluidoesta nueva educación emocional porque los padrestienen un protagonismo decisivo. Para ello, heaprovechado lo que la neurología y la nuevapsicología evolutiva nos dicen. Los bebés nacen conunas pautas afectivas que determinan sus respuestasemocionales. Es lo que llamamos temperamento.Hay niños activos y pasivos, vulnerables oresistentes, sociables o insociables, perseverantes ovolubles, fáciles o difíciles. De esas característicashemos de partir para que adquieran unosadecuados esquemas emocionales. Ese procesoconstituye la educación del carácter, objetivoprioritario de la educación. Durante los primerosaños, el papel de los padres es básico. Todossabemos lo que sería bueno para el niño. Actividadfrente a pasividad. Seguridad frente a inseguridad.Autonomía frente a dependencia. Optimismo frentea pesimismo. Sociabilidad frente a insociabilidad.Valentía frente a cobardía. Creatividad frente arutina. Responsabilidad frente a irresponsabilidad.Ánimo frente a depresión. Ahora sabemos que todosesos estilos afectivos son aprendidos y empezamosa saber cómo educarlos. O reeducarlos, si se hanformado mal. Es una buena noticia.

J. A. Marina es filósofo experto en inteligencia emocional.

La educación del carácterJOSÉ ANTONIO MARINA

El neurobiólogo Joseph Ledoux relata cómo ledenegaron su primera beca de investigación sobrelos circuitos del miedo en el cerebro en los años 80porque quienes revisaron su proyecto alegaron que«era científicamente imposible estudiar lasemociones». Esta anécdota muestra cuánto hacambiado, en dos décadas, la percepción de lamente, las emociones y el aprendizaje ante laexplosión de conocimientos sobre el cerebro. Lo queLedoux acuñó como el «cerebro emocional» reflejauna realidad que no teníamos clara hace 10 o 15años: la simbiosis entre la emoción y la razón. Loshumanos somos el resultado de condicionamientosgenéticos y culturales que soportamos sin apenas serconscientes del peso de esa mochila milenaria. Porello, no todas las respuestas emocionales soneficaces o apropiadas. Ahora empezamos acomprender los mecanismos mentales que noscontrolan. Y a medida que estos conocimientoslleguen a las personas, recuperaremos la posibilidadde gestionar nuestras vidas con más libertad yconciencia. Los programas de aprendizaje social yemocional que están llegando a las escuelas, por suenfoque práctico, ayudan al niño a ejercitar de formahabitual las habilidades básicas de comprensión,escucha, expresión y gestión de sus emociones, atomar decisiones, a resolver conflictos… A vivir, en

definitiva, de forma más consciente, creativa ycolaborativa. Los últimos años han sido testigos deimportantes meta-análisis que demuestran que losprogramas rigurosos de aprendizaje social yemocional tienen, además, un impacto en los logrosacadémicos del niño. Es una de las muchas razonespor las que Antonio Damasio, uno de los padres de laneurociencia, afirma que «es imprescindible que loslíderes políticos y educativos comprendan loimportantes que son los conocimientos sobre lasemociones para trasladarlos a las políticaseducativas». Un factor inesperado (los alarmantesproblemas de salud mental y emocional enOccidente) está acelerando ese cambio. Tenemosíndices cercanos al 25% de ansiedad, depresión,comportamientos antisociales, suicidio, autolesionesy desórdenes alimenticios, cada vez más frecuentesentre los jóvenes. La única respuestaeconómicamente viable es la prevención. ¿Podemosfacilitar entornos y comportamientos que influyan enel bienestar social y emocional? Sí y sobre todo lasescuelas deben asumir un papel cada vez másrelevante ofreciendo una plataforma que facilite laformación de los niños, familias y comunidades, yque promueva las habilidades emocionales.

Elsa Punset es filósofa experta en aprendizaje emocional.

Aprender a gestionar la vidaELSA PUNSET

Dibujosrealizados porniños de entrecuatro y ochoaños de edad,en varioscolegios deMadrid, paraexpresar susemociones.

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