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mdulo
para
capacitadores GESTIN ESCOLAR
eje 1
Formacin cultural
contempornea
Fortalecimiento Pedaggico de
las Escuelas del Programa Integral
para la Igualdad Educativa
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UNIN EUROPEA
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Ministerio de Educacin de la NacinEje 1 formacin cultural contempornea : mdulo para los docentes. - 1a ed. -
Buenos Aires : Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa de la Nacin, 2008.
64 p. + 1 CD Rom ; 28x22 cm.
ISBN 978-950-00-0680-4
1. Formacin Docente. I. TtuloCDD 371.1
La presente publicacin ha sido elaborada con la asistencia de la Unin Europea.
El contenido de la misma es responsabilidad exclusiva del Ministerio de
Educacin, y en ningn caso debe considerarse que refleja los puntos de vista de la
Unin Europea.
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Presidente de la Nacin
Dra. Cristina Fernndez de Kirchner
Ministro de Educacin
Lic. Juan Carlos Tedesco
Secretario de Educacin
Lic. Juan Carlos Tedesco
Subsecretaria de Equidad y Calidad
Lic. Alejandra Birgin
Subsecretario de Coordinacin Administrativa
Lic. Gustavo Iglesias
Directora Nacional de Gestin Curricular y Formacin Docente
Lic. Laura Pitman
Directora de la Unidad de Financiamiento Internacional
Mg. Sc. Ada Arango
Coordinador Nacional del Programa Integral para la Igualdad Educativa (PIIE)
Prof. Walter Grahovac
Coordinadora del Proyecto Fortalecimiento Pedaggico para las Escuelas
del Programa Integral para la Igualdad Educativa (FOPIIE)
Lic. Stella Escandell
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Estos materiales han sido producidos por el Ministerio de Educacin
en el marco del Proyecto FOPIIE.
Autora
Myriam Southwell
Supervisin tcnica
Anala Segal
Valeria Cohen
Margarita Marturet
Adriana Santos
Fernanda Florez
Silvia Storino
Desarrollo editorial
Siglo XXI Editores Argentina S.A.
Coordinacin editorial
Ruth Schaposchnik
Supervisin editorial
Raquel Franco
El equipo responsable de esta publicacin agradece a todos los sellos editoriales,
revistas y autores que gentilmente dieron su autorizacin para reproducir sus textos
en estos materiales de trabajo.
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Estimados colegas:
Desde comienzos de nuestra gestin hemos apostado a apoyar y fortalecer la tarea
de las escuelas y a generar las condiciones para que todos nuestros nios y nias encuen-
tren en ellas un espacio vital de aprendizaje. En este sentido, buscamos acompaar y enri-
quecer una propuesta pedaggica que permita que todos aprendan ms y mejor. La escuela
es el mejor lugar para que ellos transiten su infancia porque es la institucin destinada a
garantizar sus derechos a acceder a los saberes y a la cultura y a participar de una experien-
cia en comn con otros.
Hoy, las mltiples transformaciones sociales, polticas, econmicas, culturales y tec-
nolgicas se hacen presentes en las escuelas y nos plantean el desafo de reflexionar acer-
ca de las formas de dilogo que tenemos con la contemporaneidad. Esos cambios afectan
a la infancia, a nosotros como docentes, a los vnculos intergeneracionales y sociales, a los
modos de produccin y acceso al conocimiento y a sus procesos de transmisin.
Sin dudas, estos procesos de cambio cobran formas particulares en Argentina al
entrecruzarse con contextos de desigualdad, pobreza y exclusin, y nos plantean la nece-
sidad de reflexionar acerca de los modos de inclusin en la escuela que estamos propo-
niendo a la infancia.
Porque la brecha digital es en el presente una de las formas de construccin de la
desigualdad, entendemos que para lograr una inclusin ms plena es necesaria la generacin
de espacios para conocer y dialogar con los nuevos lenguajes. No se trata solo de contarcon el equipamiento tecnolgico sino de analizar sus implicancias en la relacin pedaggica.
La Ley de Educacin Nacional nos brinda el marco para pensar esos nuevos horizon-
tes educativos y culturales y para hacer de la escuela el lugar donde nuestros nios y nias
puedan analizar los contenidos de los nuevos lenguajes y, al mismo tiempo, convertirse en
productores crticos y creativos. En estas lneas venimos trabajando para producir las con-
diciones y apoyar la tarea de los docentes en el sostenimiento de la escuela como un espa-
cio pblico privilegiado para el cuidado de la infancia.
Por eso, esta propuesta de formacin generada para el Fortalecimiento Pedaggico de las
Escuelas del Programa Integral para la Igualdad Educativa constituye una oportunidad para conti-nuar abonando un camino compartido que nos permita ofrecer a los nios y nias una mayor
participacin en la cultura comn.
Lic. Daniel Filmus
Ministro de Educacin de la Nacin
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Estimados colegas:
ElPrograma Integral para la Igualdad Educativa (PIIE) viene integrando, como ustedes saben,
un conjunto de polticas a escala nacional orientadas a garantizar el derecho a una educacin
de calidad para todos. Las acciones del Programa cuentan con el apoyo pedaggico de la
Direccin Nacional de Gestin Curricular y Formacin Docente, y estn dirigidas a escuelas estatales,
urbanas y primarias a las que asisten nias y nios en situacin de vulnerabilidad social.
El PIIE tiene como propsito promover la igualdad de oportunidades en trminos de
poltica educativa y la igualdad como punto de partida de las prcticas pedaggicas; asi-
mismo procura movilizar los recursos materiales y simblicos para garantizar mejores con-
diciones de aprendizaje para los nios y nias; promover y alentar acciones conjuntas entre
la escuela y la comunidad; acompaar y apoyar el desarrollo de iniciativas pedaggicas
escolares en cuanto a espacios de accin y reflexin de las propuestas de enseanza insti-
tucionales y de aula. Para esto se vienen organizando acciones de intercambio y formacin
con los docentes que apunten a mejorar su desempeo y fortalezcan la enseanza.
En el marco de la implementacin del PIIE, surge el ProyectoFortalecimiento Pedaggico
de las Escuelas del Programa Integral para la Igualdad Educativa (FOPIIE), que suma a los recursos
del Estado Nacional el aporte de fondos de la Comunidad Europea. Este proyecto fue con-
cebido como un apoyo al PIIE, y tiene como objetivo especfico producir las condiciones
para mejorar y renovar las propuestas de enseanza para la adquisicin de saberes bsicos
de las alumnas y los alumnos que asisten a las escuelas bajo cobertura del Programa.De esta forma, el FOPIIE fortalece la labor que el PIIE viene desarrollando en la amplia-
cin del horizonte cultural de las escuelas. Es en este marco que se inscribe la capacitacin
en el Uso Pedaggico de las Tecnologas de la Informacin y la Comunicacin (TIC).
La inclusin de las TIC en las escuelas presenta un abanico diverso de temas a pensar
y resolver. Algunos ligados a las maneras en que la institucin escolar incluye en su cotidia-
no y en los procesos de enseanza las prcticas culturales que los nios realizan fuera de la
escuela; otros son los aspectos ligados a los problemas pedaggicos y didcticos que esta
inclusin nos presenta: cmo se estructura una experiencia escolar en la que los nios a veces
saben sobre la herramienta ms que sus maestros? Es esta una situacin que necesaria-mente signifique debilitamiento de la autoridad pedaggica? Qu saberes le cabe producir
a la escuela en torno de las TIC? Qu espacios de enseanza, intencionalmente diseados,
pueden potenciar el aprendizaje de nuestros nios y favorecer procesos de inclusin?
Creemos adems que a travs del uso de materiales multimediales es posible resigni-
ficar en las aulas las narrativas y experiencias culturales propias de cada comunidad, poten-
ciando la posibilidad de construir y mostrar las identidades de manera mltiple y diversa.
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Esta capacitacin en el uso pedaggico de las TIC invita, entonces, a un trabajo colec-
tivo en el cual las experiencias, los saberes y las expectativas conformarn el espacio desde
el cual abordar preocupaciones comunes sobre los contenidos, y sobre las posibilidades y
estrategias para construir intervenciones docentes ms enriquecidas.En este sentido, parece necesario evitar tanto el miedo como la confianza extrema en
las posibilidades de las herramientas tecnolgicas. Ni cielos ni infiernos pueden guiar nues-
tra discusin sobre la inclusin de las TIC en las escuelas. Antes bien, la antigua costumbre
de conversar entre maestros, con la ayuda de viejos y nuevos recursos, experiencias y encuen-
tros sern una oportunidad para construir un saber ms preciso y pertinente en esta mate-
ria. Esperamos que este espacio de formacin contribuya a enriquecer estos intercambios.
Laura Pitman Walter Grahovac
Directora de Gestin Curricular Coordinador Nacional del PIIE
y Formacin Docente
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ndice
Capacitacin en Descripcin general 11gestin escolar
Formacin cultural Introduccin 13
contempornea Descripcin y organizacin del Eje 1 14
1. Haciendo un poco de historia: De qu hablamos cuando
la modernidad y sus promesas decimos modernidad? 15Qu nos prometi la modernidad? 18
El escenario moderno:
tensiones y ambigedades 20
2. Las transformaciones del Pasando revista a algunas transformacionespresente: tiempos posmodernos? del mundo contemporneo 34
Las transformaciones en nuestro pas 36
Los individuos y las instituciones 42
La escuela como espacio para la transmisin
cultural y recreacin de la cultura 52
Actividades no presenciales 56
Bibliografa 61
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Capacitacin en gestin escolar
Descripcin general
Trabajar sobre la gestin de las instituciones educativas nos plantea dilemas, preocupacio-
nes y bsquedas. Significa detenernos a observar y analizar de modo ms detallado esas
organizaciones que diariamente habitamos, en las que nos esforzamos, encontramos lmi-
tes, sentidos y satisfacciones. Tambin implica tomarnos un tiempo para analizar y cons-
truir otra mirada sobre las escuelas, permitiendo que surjan preocupaciones que vayan ms
all de lo que hacemos cada uno individualmente y que posibiliten analizar las lgicas que
las organizan y les dan forma.
Es propsito de esta actividad habilitar un espacio de debate, intercambio, reflexin
y formacin acerca de problemticas especficas del quehacer educativo en las institucio-
nes escolares. El abordaje de las diversas temticas tender a construir nuevas miradas sobre
la prctica escolar y a promover la vinculacin, la discusin y la produccin entre distin-tos actores de una escuela y entre colectivos de diferentes escuelas. Nos proponemos habi-
litar discusiones e intercambios que permitan analizar y repensar la escuela y el aula.
Distancindonos de las propias prcticas, favoreceremos la reflexin que facilitar interve-
nir en ellas de mltiples modos a fin de perfeccionar la gestin escolar, con la conviccin
y persistencia que nos animan: imaginar un futuro mejor.
En esta propuesta formativa realizaremos un abordaje de la gestin escolar, analiza-
remos cmo las instituciones se insertan en el amplio espacio social y se vinculan con l.
En un sentido similar, nos proponemos comprender cmo forman parte de lgicas polti-
cas, econmicas, sociales y de muy diversas expresiones de la cultura.Comenzaremos este recorrido con el Eje 1, Formacin cultural contempornea, en el que
abordaremos las transformaciones sociales, polticas y culturales del mundo contemporneo.
Posteriormente, en el Eje 2, Problemticas educativas contemporneas, la reflexin se cen-
trar en la posicin de la escuela frente a estas transformaciones; su vnculo con la comu-
nidad y con las nuevas configuraciones familiares; el cuidado de la infancia y las condiciones
de escolaridad que contribuyen a la inclusin educativa plena.
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Por ltimo, en el Eje 3, Saberes especficos, abordaremos problemas de la enseanza en cam-
pos especficos del conocimiento, que constituyen sus puntos de partida en los problemas
abordados en los ejes 1 y 2, y proponen una nueva reflexin que avanza sobre los sentidos
desde los cuales se piensan las cuestiones disciplinares y didcticas y el replanteo del roldocente.
La capacitacin tiene una duracin total de 76 horas, con una modalidad semipresen-
cial (36 horas presenciales y 40 horas no presenciales), distribuidas de la siguiente manera:
Eje 1,Formacin cultural contempornea: 8 horas presenciales y 10 horas no pre-
senciales.
Eje 2, Problemticas educativas contemporneas: 12 horas presenciales y 15 horas
no presenciales.
Eje 3, Saberes especficos: 12 horas presenciales y 15 horas no presenciales.
Trabajo de evaluacin escrita e individual, y evaluacin grupal: 4 horas pre-
senciales.
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Ministerio
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Formacin cultural contempornea
Introduccin
En este mdulo sobreFormacin cultural contempornea nos proponemos abrir espacios de inter-
cambio para pensar nuestra relacin como educadores en tanto que ciudadanos, argenti-
nos y trabajadores de la cultura con los dilemas polticos y culturales de la poca.
Entendemos que la escuela, la educacin y la docencia misma estn atravesadas por proce-
sos que abarcan desde las transformaciones en el mundo del trabajo, en el lugar del Estado,
en las configuraciones familiares y en los medios de comunicacin y las nuevas tecnologas
hasta los cambios en los modos en los que se produce y transmite el saber. En este senti-
do, lejos de ser inmunes a esos dilemas, los docentes convivimos con ellos en la cotidiani-
dad de nuestro trabajo. Desde esta perspectiva, ejercer el trabajo docente implica tomar
posicin frente a esa realidad que nos interpela.
Este espacio de formacin considera a los docentes como sujetos portadores de cul-tura con un papel activo en la seleccin de aquello que se transmite. Si la escuela forma a
los alumnos como sujetos sociales, nos cabe entender a la cultura y a la poltica como asun-
tos propios de nuestra profesin.
Ahora bien, cmo nos aproximamos a esas discusiones?, cmo llegamos a tomar
posicin? Para abordar las transformaciones culturales contemporneas no basta con cono-
cer nuestra propia realidad ni con informarnos acerca de los principales acontecimientos
del pas y del presente. Es necesario tambin bucear en la historia para dar cuenta de aque-
llos procesos que confluyen, se despliegan y explican el tiempo presente.
Por tal razn, este mdulo se estructura en dos partes. La primera se refiere a lasprincipales notas de la modernidad y sus promesas, tensiones y ambigedades, para dar
lugar despus en un segundo apartado al anlisis de la contemporaneidad y sus dilemas.
Creemos que la historizacin de las transformaciones nos permitir explicar y comprender
el presente, para poder pensar los indicios y caminos de un futuro ms justo y equitativo.
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Descripcin y organizacin del Eje 1
Para el abordaje del eje de Formacin cultural contempornea disponemos de 8 horas de traba-
jo presencial y 10 horas de trabajo no presencial, tiempo en el que presentaremos recorri-dos conceptuales y debates y realizaremos actividades que propicien posteriormente el
recorrido de modo autnomo.
En la seccin final del material encontrarn las consignas para las actividades que se
espera que realicen en el espacio previsto de 10 horas de trabajo no presencial. Cabe acla-
rar que, adems de las propuestas contempladas en el apartado de actividades no presen-
ciales, se espera que, en ese mismo tiempo, se lleve a cabo la lectura de este mdulo y se
revisen los materiales ampliatorios que se presentan en el CD que acompaa el material.
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1Haciendo un poco de historia:
la modernidad y sus promesas
El objetivo de presentar esta seccin que describe a la llamada modernidad responde,en primer lugar, a la necesidad de identificar y comprender cmo se gestaron y desple-
garon los distintos procesos que hoy confluyen y que enmarcan y atraviesan a las escuelas
y nuestra tarea como educadores.
Para aproximarnos al tema, comenzaremos por explicitar qu entendemos por moder-
nidad. En un segundo momento, abordaremos las promesas que se fueron instalando social-
mente y que acompaaron a ese perodo, para finalizar analizando las tensiones y ambigedades
que tuvieron lugar en ese escenario moderno. Este recorrido histrico nos permitir, en el
siguiente captulo, reflexionar acerca de las transformaciones contemporneas.
De qu hablamos cuando decimos modernidad?
Nuestra sociedad con sus luces y sus sombras es hija de mltiples e imbricados procesos
histricos que fueron planteando transformaciones y continuidades en trminos econmi-
cos, polticos, sociales, culturales y tecnolgicos, entre otros. En el marco del despliegue
de estos procesos, las identidades individuales y colectivas es decir, quines somos y qui-
nes soamos ser fueron cobrando distintas formas.Frecuentemente se nombra la poca en que vivimos como un tiempo de desencanto
y un argumento planteado es que este sentimiento de desilusin de los tiempos contempo-
rneos es producto de las promesas no cumplidas, formuladas tanto para los individuos
como para las sociedades, en la denominada modernidad. Para tomar parte en esta discu-
sin y avanzar en las lneas que se plantean a partir de su anlisis, comenzaremos por defi-
nir a qu refiere el trmino modernidad.
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Una de las respuestas posibles apunta a designar una poca: el largo proceso que desde el
siglo XVI fue modificando, en Europa y luego en el resto del mundo occidental, el orden
medieval. Entre las principales transformaciones que se renen bajo esta denominacin
es posible mencionar algunas de las ms importantes, que sern desarrolladas a lo largode este apartado.
En primer lugar, los viajes de descubrimiento permitieron la ampliacin del mundo
conocido. La innovacin incesante de los medios de comunicacin y de transporte y la apa-
ricin de nuevas ciencias y mtodos para conocer dieron paso, entre otros cambios, a la
expansin de modos capitalistas de produccin que se consolidarn con la Revolucin
Industrial. La exploracin y conquista de territorios fuera de Europa posibilitaron tambin
el mayor despliegue del sistema mercantil propio del capitalismo, la formacin de un mer-
cado mundial y el incremento de la produccin.
Si bien mencionamos que los comienzos de esta poca se remontan al ao 1500, puede
decirse tambin que en sentido estricto el mundo occidental se torn moderno en el
curso de los siglos XVIII y XIX con la Revolucin Industrial y el triunfo del capitalismo como
modo de produccin dominante. El desarrollo del capitalismo fue, en consecuencia, un
amplio proceso que abarc varios siglos e incluy mltiples y profundas transformaciones.
Entre los cambios centrales podramos mencionar: el proceso de urbanizacin que result
del traslado de amplios contingentes de poblacin del campo hacia las ciudades; la crecien-
te concentracin del capital en manos de un sector minoritario de la sociedad, los burgue-
ses, en detrimento de la mayora, los asalariados, que deba vender su fuerza de trabajo; la
emergencia de nuevas formas de organizar el trabajo y la produccin que aceleraban los
procesos productivos y la creacin de nuevas rutas, que permitieron extender los destinosde comercializacin de las manufacturas.
En este perodo se plante adems un cambio que result crucial en trminos polti-
cos, sociales y culturales. Hacemos referencia al desplazamiento de una visin del mundo
centrada en Dios a una concepcin en la que el hombre pasa a ocupar el centro de la rea-
lidad. Este corrimiento del teocentrismo hacia el antropocentrismo permiti que se desa-
rrollaran procesos polticos y sociales que dieron lugar siempre refirindonos al mundo y
la cultura occidentales a la instalacin de la ciudadana como principio rector de la orga-
nizacin de las sociedades modernas. Esto signific que los ciudadanos, en tanto sujetos
con derechos polticos, establecan una relacin con el Estado a travs de mecanismos derepresentacin.
Este contexto dio marco a la formacin de los Estados-nacin y la emergencia de
formas de gobierno representativas, estructuradas por la delegacin del poder de los ciu-
dadanos en las autoridades. Si bien el tratado de Westfalia (1648), que puso fin a la Guerra
de los Treinta Aos que involucr a casi toda Europa, puede mencionarse como un punto de
inflexin entre el orden feudal y la formacin de los Estados-nacin, el desarrollo de las
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instituciones polticas estatales maduraran recin a partir del siglo XVIII. El socilogo argen-
tino Emilio Tenti Fanfani (2001) explica los orgenes de los Estados-nacin en relacin
con dos tendencias que se fueron desarrollando desde el siglo XIII, hasta su definitiva con-
solidacin en los Estados modernos del siglo XIX: la territorializacin y la concentracin.La primera de ellas alude a la delimitacin de un territorio bajo el poder del Estado y la
segunda, a la concentracin del ejercicio del poder poltico en sus manos antes disper-
so en los seores feudales, los reyes y la Iglesia con la capacidad ltima de decidir en todos
los conflictos. La idea de soberana se deriva de aqu.
Pero precisemos qu entendemos por Estado-nacin. El Estado fue definido por el
socilogo alemn Max Weber (1922) como un instituto poltico de actividad continuada
cuyo cuadro administrativo mantiene con xito la pretensin al monopolio de la coaccin
fsica para el mantenimiento del orden vigente. Tenti Fanfani explica que la definicin
refiere a un instituto porque su autoridad se extiende sobre un territorio y porque su
capacidad de obligarnos a obedecer mientras estemos all es independiente de nuestra volun-
tad. El Estado es, entonces, una asociacin territorial en la que la autoridad para ejercer
legtimamente la violencia en respaldo de sus rdenes le es reconocida solamente a un grupo
de funcionarios, a diferencia del orden feudal, en el que nobles, monarcas e Iglesia se la
disputaban (E. Tenti Fanfani, 2001: 18).
La otra parte del binomio, la nacin, hace referencia entre las mltiples definicio-
nes posibles dado que es un trmino complejo a las solidaridades simblicas, a la perte-
nencia a un ideario comn o, como lo ha formulado el filsofo francs del siglo XIX Ernest
Renan, citado por Tenti, a una comunidad de destino. Estos dos conceptos Estado y
nacin encuentran su articulacin histrica durante el siglo XIX, cuando los smbolos nacio-nales empiezan a institucionalizarse y se constituyen los grandes ejrcitos y los sistemas de
educacin pblica de alcance nacional, procesos que buscan la homogeneizacin de la
poblacin y la generacin en los individuos de un sentido de pertenencia bajo la autoridad
del Estado. La escuela y los sistemas de educacin pblicos tuvieron un papel fundamen-
tal en la formacin del ciudadano, socializando a los individuos en un patrn de saber uni-
versal definido como vlido y necesario en una operacin de seleccin de aquello que se
inclua y al mismo tiempo de lo que se exclua, como los saberes locales, populares, no
cientficos y los mitos y creencias, considerados de jerarqua inferior.
Los ritmos fueron diferentes, pero desde entonces tuvo lugar un progresivo reempla-zo de las monarquas y los Estados absolutos por repblicas liberales o monarquas consti-
tucionales. En este escenario se desarrollaron las democracias liberales con formas de
gobierno sustentadas bsicamente en el mecanismo de representacin a travs del sufragio
universal. Estos procesos, junto a los otros que caracterizamos, llevaron a la disolucin del
orden medieval.
Haciendo un poco de historia: la modernidad y sus promesas 17
Gestin
escolar
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Para ampliar
Sugerimos la lectura del texto de Emilio Tenti Fanfani (2001) La educacin
como asunto de Estado, en el que se desarrolla la nocin de Estado presen-
tada y los orgenes de los Estados-nacin modernos.
Qu nos prometi la modernidad?
Los procesos de cambio desplegados en este extenso perodo se vieron acompaados de
ilusiones tambin denominadas relatos o ideas-fuerza, en las que se fund la propues-
ta moderna. Estos relatos que tambin pueden interpretarse como promesas para el indi-
viduo y para la sociedad fundadas en una fuerte confianza en el progreso y el seguro
desarrollo hacia un futuro mejor dan cuenta del clima de la poca y de las expectativas
sociales e individuales que daban sentido e inscriban las acciones del conjunto de los acto-
res y de cada uno de ellos. La modernidad y su concepcin lineal del tiempo explicaban el
presente y lo dotaban de sentido confiando en que la ciencia, la razn y la tecnologa posi-
bilitaran un sostenido e ilimitado progreso humano.
As, uno de los relatos centrales que podemos identificar como promesa moderna
es justamente el del progreso y su asociacin con el desarrollo de la ciencia y la tecno-
loga que, por aquellos aos, se resuma en la idea de tcnica.
Se trataba del progreso entendido en trminos de liberacin de la humanidad de las
determinaciones de la naturaleza y del mejoramiento de la calidad de vida material yespiritual de las personas. Por un lado, el desarrollo de la ciencia y del mtodo cientfico
como criterio de validacin de los conocimientos y saberes permitira acompaar el pro-
greso de la humanidad, que cobrara un carcter universal. Por otro lado y como parte de
ese mismo proceso, otros saberes (locales, populares, religiosos, mgicos, como creencias,
tradiciones y mitos) se encontraron en disputa con esa ciencia de alcance universal, y algu-
nos fueron excluidos, subordinados o condenados a su desaparicin. Los desarrollos tec-
nolgicos y cientficos tuvieron importantes efectos en la vida cotidiana.
Un ejemplo que resulta revelador acerca de la relacin entre el desarrollo tecno-
lgico y el cambio en los modos de vida de las personas es la invencin del reloj. Laintroduccin de la idea de medicin del tiempo incorpor cambios medulares en las
sociedades modernas vinculados con la posibilidad de ordenar, planificar y administrar
el uso del tiempo. Esto tuvo efectos importantes tanto en las maneras de organizar el
trabajo como en el ordenamiento de las sociedades y de la vida cotidiana de las fami-
lias y las personas, que ya no se regan estrictamente por los ritmos impuestos por la
naturaleza (las estaciones del ao, los tiempos de siembra y de cosecha, etc.) sino que
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Ministerio
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incorporaban otras formas de hacer mensurable el tiempo y marcar la temporalidad.
Asimismo, esta medicin permita calcular la productividad en el trabajo y, en la bs-
queda de la optimizacin de la produccin, tambin facilitaba la disciplina social y labo-
ral, requerimiento del desarrollo capitalista.1
La modernidad, en sntesis, se asoci fuertemente a la nocin de progreso. Progreso
a favor de la ampliacin de derechos y de reconocimiento, progreso en el sentido de la
satisfaccin de las necesidades materiales o superacin del estado de necesidad, progreso
entendido como desarrollo de reglas y normas que permitieran una organizacin social
cientfica que brindara canales para vehiculizar los conflictos que pudieran suscitarse en
estas sociedades. A modo de ejemplo, cabe mencionar que en gran medida la estructura
del derecho, tal como la conocemos hoy, se remonta a esa poca, cuando lo que se procu-
r fue crear una estructura legal como las constituciones nacionales y los cdigos pena-
les y civiles que sostuviera la igualdad de los hombres, de manera tal que se abolieran los
privilegios de algunos grupos (como, por ejemplo, la aristocracia) y se brindaran formal-
mente garantas de igualdad para el tratamiento de conflictos y disputas entre los diferen-
tes grupos de dichas sociedades.
La nocin de progreso, asociada al futuro, descansaba en la confianza del hombre en
s mismo. El trabajo y el esfuerzo de hoy prometan un futuro mejor en trminos individua-
les y colectivos. El progreso traa consigo la promesa de la inclusin, entendida como la
pertenencia ciudadana a una nacin y tambin a un sistema compartido de valores y prin-
cipios que permitan vivir en esas sociedades. Cabe aclarar que, si bien la cuestin de la
inclusin en la trama social era compartida por las distintas naciones, tuvo diferentes gra-
dos de concrecin: algunos pases lograron ms acabadamente que otros dar cumplimien-to efectivo e igualitario a esta aspiracin.
Ante este contexto de cambio de poca, en el que lo nuevo se abra camino, comen-
zaron a cobrar fuerza las instituciones que hoy conocemos. La familia, el gremio, la escue-
la, el hospital, la crcel, la Iglesia, la fbrica, entre otras, ganaron una slida presencia social
porque su accin se reforzaba conjuntamente y se aunaba bajo el relato del progreso moder-
no. El momento propio de constitucin de esa red institucional es la modernidad. En este
contexto, hubo progresivamente una confluencia de dichas instituciones, cuyo entramado
se articulaba y se reforzaba mutuamente porque a pesar de las diferencias funcionales
Haciendo un poco de historia: la modernidad y sus promesas 19
Gestin
escolar
1 Es posible sealar tambin otros ejemplos del desarrollo tecnolgico y cientfico. Entre ellos, los procesos de meca-
nizacin y cercado, que tuvieron importantes consecuencias en el desarrollo agrcola en el siglo XVI; el inicio de la
llamada revolucin cientfica con Nicols Coprnico y su despliegue por Galileo Galilei, Johannes Kepler e Isaac
Newton a lo largo de los siglos XVII y XVIII; la invencin de la mquina de vapor hacia fines del siglo XVIII y su aplica-
cin a la industria textil y, posteriormente, el ferrocarril, que permiti la mejora en las comunicaciones y el transpor-
te, la expansin de los mercados y el desarrollo industrial y, ya en el siglo XIX, la invencin del telgrafo, el telfono,
la dnamo y la lmpara incandescente.
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haba principios comunes. A modo de ejemplo, podramos sealar el papel que tuvo el res-
peto a la autoridad y la conservacin de las jerarquas en tanto formas de relacin que se
planteaban en las instituciones mencionadas. La sumisin y la obediencia a la autoridad de
quienes estaban claramente en la cspide de estas instituciones dan cuenta de un ordenque tena continuidad en diferentes mbitos de la vida y que no presentaba quiebres sig-
nificativos. Esto no implica desconocer que cada una tena caractersticas peculiares y que
tambin existan intereses y acciones distintos y hasta contrapuestos.
Otro de los relatos centrales de la modernidad fue la instalacin de la igualdad entre
los hombres como valor social cardinal. Todos los individuos, independientemente de su con-
dicin social, econmica o de gnero, tenan atributos compartidos con todos los de su espe-
cie: Todos los hombres nacen libres e iguales. El pensamiento moderno se bas en buena
parte en este relato, ubicado en las antpodas del mundo medieval, basado en la jerarqua y
en la diferencia de rango. Hablar de igualdad implic la ruptura de una forma de organiza-
cin social sustentada en estamentos rgidos y privilegios heredados, y su reemplazo por otra
basada en la condicin de una ciudadana portadora de derechos ms all del origen de cuna.
Sin embargo, los modos de concebir la igualdad por la modernidad y el ejercicio efectivo de
esta promesa no estuvieron ni estn exentos de particularidades y contradicciones, como
veremos en el siguiente apartado (entre otras cuestiones porque la proclama de la igualdad
se ha concretado de modos muy diferentes y, aunque resulte paradjico, ha dado lugar a la
emergencia de profundas desigualdades, de las que hablaremos ms adelante).
Diversos procesos confluyeron e hicieron posible que las promesas de progreso e
igualdad se fueran encarnando en las ilusiones y expectativas del conjunto. A continua-
cin, abordaremos con mayor detenimiento estos procesos y nos preguntaremos por lasambigedades, contrastes y desigualdades que la modernidad supuso y habilit, al amparo
de estos relatos y promesas de inclusin, y junto con ellos.
El escenario moderno: tensiones y ambigedades
Para introducirnos en el tema transcribimos una entrevista al socilogo espaol-colombia-
no Jess Martn-Barbero, realizada por Daniel Ulanovsky Sack y publicada en Clarn, el 14
de octubre de 1990.
El socilogo Jess Martn-Barbero opina sobre los gustos elitistas y populares
Las brujas pusieron en jaque a la cultura moderna
En 1836 dos diarios franceses tuvieron la idea de publicar, al pie de la tapa, historias
y cuentos que resultaran fciles de leer. Naci en ese momento la literatura de masas
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y con ella se modificaron las relaciones entre lo culto y lo popular. Jess Martn-Barbero
espaol, radicado en Colombia desde hace veintisiete aos estudia cules son los
puntos de contacto entre gneros que gustan a unos y a otros, y sostiene que una narra-
cin simple y ya conocida puede ser tan fascinante como la ms original de las obras.Cuenta cmo la prspera burguesa europea del siglo XIX iba al teatro clsico a dejar-
se ver, pero para disfrutar elega melodramas y comedias. El xito de los circos, de
los folletines y de las telenovelas asegura reside en su capacidad de mediar entre la
realidad y el deseo. Es un error no dar a estos gneros la importancia que merecen.
Martn-Barbero, invitado a nuestro pas por la Asociacin de Facultades Argentinas de
Comunicacin Social, explica, adems, cmo la utilizacin del reloj sirvi para intro-
ducirnos de lleno en la poca moderna e intenta comprender a los padres que, un siglo
atrs, se negaban a mandar a sus chicos al colegio.
Por qu vinculs la quema de brujas durante los siglos XVII y XVIII con la disputa
entre cultura popular y cultura letrada?
Cuando terminaba la Edad Media y empezaba a formarse el capitalismo, el mundo occi-
dental no corresponda a una sola forma de pensar ni a una sola lgica. Cada terruo
tena sus saberes particulares. Pero la idea de racionalidad ya estaba en ascenso: se
buscaba cmo producir mejor y ms rpido y se trataba de uniformar costumbres entre
regiones diferentes para que la tradicin local basada en experiencias, historias y mitos
ancestrales dejara paso a un saber nico y lgico. La brujera era un escollo porque
pona en juego la supremaca del nuevo poder. Mientras los hombres letrados endio-
saban la razn, las hechiceras hacan gala de su conocimiento de alquimia, de plantas
y de energas especiales para explicar y solucionar, si era posible los problemas de
la vida diaria. El pueblo les crea y la gente cultivada se vea obligada a competir con
ellas para ver cul de los saberes era mejor. Adems las brujas no respondan a ningu-
na jerarqua: cada una ofreca sus conocimientos, pero nadie les poda tomar examen.
Esa independencia era peligrosa para el pensamiento cientfico que empezaba a
desarrollarse?
Claro. Significaba que una parte de la sociedad no aceptaba estas innovaciones y se
mantena al margen de ellas. Por otra parte, el saber racional era muy incipiente y an
tema los poderes de las brujas, a punto tal que reconoca sus fuerzas y en ningn
momento se burlaba de ellas. Al contrario, las persegua porque eran poderosas. Es inte-
resante ver cmo se condenaba a las hechiceras en aquella poca: un campesino, por
ejemplo, testimoniaba sobre la muerte de una vaca o sobre el desarrollo de una nueva
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plaga. Luego, el tribunal haca referencias al demonio o a fuerzas malficas, pero no
se comprobaba, en el sentido actual del trmino, la culpabilidad de la bruja. La sola
aparicin del mal justificaba el castigo. Otro hecho interesante es que la cultura racio-
nal estaba manejada por hombres, en tanto que el saber misterioso de la magia era patri-monio, principalmente, de las mujeres. Y algo de eso an perdura. Acaso no se suele
contraponer el poder de seduccin femenino con la fra lgica del hombre? Las bru-
jas, adems, surgan de sectores populares, en tanto que para ser parte de la cultura
culta se necesitaba pertenecer a la nobleza o a la burguesa.
Escuela versus familia
En una lucha entre razn y saber ancestral, la masificacin de la escuela tambin
jug un papel importante porque enseaba a los chicos un saber lgico incompatible
con muchas creencias populares.
Exacto. No voy a negar, de todas formas, el aporte de la escuela al progreso humano.
Ella logr que la gente comn pudiera leer, escribir y desenvolverse en los nuevos tra-
bajos propios de la Revolucin Industrial. Pero hizo caer en el desprestigio un conjun-
to de tradiciones y visiones del mundo muy antiguas, muy ricas y fuertemente ligadas
al pasado de cada regin. El hecho de que los hijos asistieran a la escuela result bas-
tante traumtico para la familia porque una vez que el chico empezaba a razonar en
forma moderna se avergonzaba del saber oscuro, pagano, que tenan sus padres. Se
rompa, de esa manera, la continuidad de una cultura y por eso haba quienes boico-
teaban la asistencia de los nios a las aulas. La escuela fue una gran fuerza homogenei-
zadora, pero en algunos mbitos se la sinti como una amenaza a la propia tradicin.
Algunos historiadores sostienen que la difusin del reloj apoy ese proceso unifor-
mador al racionalizar el uso del tiempo y lograr que gente de ciudades distintas tuvie-
ra similares horarios de trabajo y comida.
El reloj es el punto de llegada de ciertas prcticas homogeneizadoras que venan de la
Edad Media. Los centros intelectuales, durante esa poca, fueron los conventos y elrigor que los monjes tenan en sus horarios de comida, de rezo, de labranza y de des-
canso hecho que an perdura marc la organizacin del resto de la sociedad. Pero
con el Renacimiento y la Edad Moderna tomaron importancia las actividades que la
burguesa desarrollaba en las ciudades y se necesit un nuevo uniformador que pudie-
ra articular los diversos tiempos de la fbrica, del comercio y de la escuela. Se popu-
lariz el uso del reloj y, una vez impuesto, la gente comenz a pensar en trminos de
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ahorro de tiempo, de mejor utilizacin del da y de mayor produccin en menos horas.
Esta nueva relacin entre el hombre y el tiempo fue una de las bases culturales en las
que se asent el desarrollo de la Revolucin Industrial y del capitalismo.
El hecho de que, en esa misma poca, mucha gente aprendiera a leer y a escribir
signific el puntapi inicial para el desarrollo de una literatura de masas?
Confluyen, en ese momento, la alfabetizacin con el avance tecnolgico. A principios
del siglo pasado [se refiere al siglo XIX] las mquinas impresoras ya permitan tirar muchos
ms ejemplares de los que se podan vender. Entonces, los dueos de los dos diarios
parisinos tuvieron una idea pionera y progresista: permitir que las masas accedieran a la
lectura, utilizando la capacidad ociosa que les dejaba la nueva tecnologa. Se publicaron,
entonces, los folletines que contaban historias en un lenguaje simple, donde se mezcla-
ba literatura con poltica y vida cotidiana. Hubo tambin algunas novelas serias famosas
como elLazarillo de Tormes que se fueron entregando en series. En un principio, los folle-
tines se editaban en la parte inferior de la primera pgina del diario. Dado el xito que
cosecharon, al tiempo ya haba separatas para este pblico nuevo no habituado a la lec-
tura: la letra era grande y espaciada y los captulos cortos y con mucho dilogo.
Desprecio?
Los intelectuales de aquel entonces vean con agrado al folletn o lo miraban de
reojo, con desprecio?
Era una relacin ambivalente. Por una parte los intelectuales del siglo XIX queran que el
pueblo aprendiera a leer y se instruyera. Pero poco contribuan para que ello fuera posi-
ble. El folletn, en cambio, fue un gran motor: su lectura incentivaba a la gente a alfabe-
tizarse o a mandar a sus chicos a la escuela para que luego pudieran participar de ese
circuito cultural. Algunas personas cultivadas supusieron que el folletn se reduca a una
nueva estratagema comercial, sin darse cuenta de que con l empezaba la literatura de
masas y un estilo que unificaba gustos de distintos sectores sociales: burgueses y prole-
tarios todos se entusiasmaban con los dimes y diretes de los argumentos. Es interesantecmo en aquella poca las preferencias de la burguesa estaban ms cerca de los niveles
populares que de la nobleza. La gente adinerada, por ejemplo, iba a dejarse ver a los tea-
tros clsicos, pero para disfrutar elega los melodramas y las comedias.
Actualmente los gustos de la clase media son muy distintos de los de los nive-
les populares?
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Depende del pas. En el Brasil donde una novela llega a tener 90 puntos de rating
hay cierta homogeneidad. En Colombia la gente adinerada ha adoptado las formas de
vestirse, de comer y hasta la arquitectura de las casas propias de la aristocracia, pero
creo que es ms por temor a que se devele su verdadero origen que por conviccin.Entonces, hacen como si. Sin embargo disfrutan de gneros populares al igual que
todo el mundo. No se explicara, si no, que algunas telenovelas hayan llegado a 70 pun-
tos de rating. Hay otros pases entre los cuales incluira a la Argentina donde la clase
media tuvo acceso a la cultura ms trabajada y eso signific una mayor diferenciacin
entre los gustos de un obrero y de un profesional.
En cuanto al teleteatro uno observa que, pese a su xito, es acusado desde la izquier-
da por manipular a la gente y desde la derecha por degradacin cultural. Si tienen
tanto xito, sin embargo debe ser que el pblico algo encuentra en ellos.
Hay que tener una cosa en claro: cuando uno mira televisin, lo hace desde su mundo,
con sus sueos y sus postergaciones. Los estudiosos de la comunicacin utilizamos
una palabra difcil resemantizacin para explicar esto. Con ella queremos decir que
la gente les da nuevos significados a los programas que escucha o ve. Te doy un ejem-
plo. En Cali se realiz una investigacin sobre la telenovela y llam la atencin que
casi todas las mujeres entrevistadas valoraban especialmente el hecho de que las prin-
cipales figuras fueran femeninas. En una sociedad donde la mayor parte del poder est
concentrado en los hombres polticos, jueces, empresarios, ellas estaban orgullosas
de ser la parte central de la trama. Y eso las haca ilusionar con una posicin distin-
ta de la que tienen. Entonces, de poco sirve que los intelectuales hablen del rol pasi-
vo de la mujer en la telenovela o cuestionen su calidad artstica, si no se dan cuenta de
que el propio pblico femenino las reivindica porque, ms all de los argumentos, es
un mbito donde ellas siempre sobresalen.
Pero de esa forma el teleteatro u otros gneros populares sera mera expresin
de deseos que nunca llegan a ser realidad.
Acaso es malo soar? La vida no slo se forma a partir del trabajo, de la comida y delo que hacemos todos los das, sino tambin con nuestras fantasas. A propsito, un
socilogo brasileo estudi los circos de San Pablo: hay ms de 200 y, despus del
ftbol, constituyen la actividad recreativa ms popular. Su xito reside en la capacidad
de mediar entre la realidad y el deseo. Los grandes saltos, las piruetas y la ropa brillan-
te logran que los espectadores puedan soar con una realidad diferente. Ahora, si noso-
tros tomamos gneros artsticos respetados por los niveles cultivados de la sociedad,
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vemos que las cosas no son muy distintas: la msica clsica o la pera no logran que
la gente despegue de la inercia del mundo cotidiano?
A menudo los hombres y mujeres que aparecen en el cine, en la televisin y en laspropagandas son ms rubios y sus ojos son ms claros que los del comn de la gente.
No existe otro modelo de belleza?
Antes de que la civilizacin se interconectara con tanta facilidad, cada pueblo tena sus
propios ideales. En este momento prima el euronorteamericanismo, pero desde el
punto de vista del televidente no slo importa el color de la piel, sino tambin qu
hace esa persona de cutis ms claro. Y uno ve que en la fantasa, al menos acceden
a un cmulo de servicios y de bienes a los que mucha gente aspira. Un grupo de inves-
tigadores chilenos estudi el impacto de la publicidad en zonas marginales y descu-
bri que cumpla un rol contradictoriamente reivindicatorio. De un lado, el lujo de la
publicidad negaba su mundo cotidiano. Pero, por otro, los telespectadores a partir
de lo que vean se sentan con derecho a gozar de ciertos beneficios de la sociedad
moderna que desconocan. Y aunque no lo podan hacer en ese momento, les queda-
ba la idea de que algn da deban conseguirlo.
Los melodramas y las novelas rosas suelen terminar siempre de la misma forma. En
una obra de Shakespeare, en una novela de Garca Mrquez o en un poema de Walt
Whitman tambin se conoce el final de antemano?
No. La literatura culta trabaja con la sorpresa. Continuamente corta las ramas donde
uno se asienta para entender la lgica del argumento o de un personaje. Es una espe-
cie de ruptura permanente, propia a todos los movimientos de vanguardia, y se desa-
rrolla mucho a partir del romanticismo, cuando una obra era considerada mejor si era
entendida por la gente. Los relatos y los gneros populares, en cambio, se basan en el
reconocimiento de la lnea argumental y en el hecho de que el pblico puede imagi-
nar su desarrollo y su final. Son estticas distintas que intentan seducir a travs de meca-
nismos compuestos. Pero no se puede decir que una sea mejor que la otra. Incluso,
muchas de las tradiciones orales que se cuentan en los pueblos respetan esa esttica dela repeticin y del reconocimiento. Recuerdo cmo durante mi niez, en un pueblo
de Castilla mis padres y mis tos me contaban el desarrollo de la Guerra Civil. Yo ya
saba quines eran los buenos y quines eran los malos y cul iba a ser la moraleja de
cada relato, pero de todas formas me fascinaba escucharlos.
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ACTIVIDAD PRESENCIAL 1
1) Una vez ledo el reportaje completo les proponemos que, en grupos de tres o cua-tro integrantes, debatan sobre la caracterizacin de la modernidad. Para hacerlo,
pueden contemplar las siguientes preguntas:
Qu cambios sociales, culturales y tecnolgicos considera el autor para dar
cuenta de la emergencia de la modernidad?
Por qu hace referencia a la pretensin de uniformizar y homogeneizar a la
poblacin? Se les ocurren algunos ejemplos para explicar esto?
Qu tensiones identifica Barbero entre la cultura letrada y lo popular en la
modernidad? Y en la actualidad? Para el autor, qu papel ha desempeado
histricamente la escuela frente a esa tensin? Desde su lugar de trabajo como
docentes, consideran ustedes que en las escuelas hay conflictos o tensiones
en la convivencia entre la cultura letrada y los gustos populares? Si los hubie-
ra, cmo consideran ustedes que los afronta la escuela?
2) Les proponemos que tomen la idea de modernidad que se desarrolla en el captu-
lo 1, en los apartados De qu hablamos cuando decimos modernidad?y Qu
nos prometi la modernidad?. Les sugerimos debatir por qu se enuncia que la
modernidad ha venido de la mano de promesas no cumplidas (formuladas tanto
para los individuos como para las sociedades). Qu dice Barbero sobre esas pro-
mesas? Busquen ejemplos que den cuenta de las proclamas incumplidas. (Por ejem-
plo, uno de los hechos ms dolorosos del siglo XX que pone en cuestin las promesas
de la modernidad sobre el progreso de la humanidad ha sido el Holocausto.) Piensen
y apunten otros casos, aunque no sean, necesariamente, tan dramticos.
Para ampliar
Sugerimos la lectura de la novela La tierra del fuego de Sylvia Iparraguirre
(Buenos Aires, Punto de lectura, 2006). Muchas cuestiones planteadas por
Martn-Barbero en la entrevista, tales como el afn conquistador, los viajes
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emprendidos por Europa, las discusiones en torno del progreso, el lugar de
la ciencia, las actitudes asumidas frente a la diferencia cultural, etc., encuen-
tran lugar en la sugerente narracin de este libro.
La entrevista muestra una perspectiva que describe este perodo histrico con sus ambi-
gedades, sus aspectos contrastantes y hasta paradojales. En palabras de Martn-Barbero:
El mundo occidental no corresponda a una sola forma de pensar ni a una sola lgica, un
concepto que resulta un buen disparador para el anlisis porque alerta sobre el error de
caracterizar a la modernidad como proyecto o etapa uniforme, lineal o monoltica, sin mati-
ces ni tensiones internas. Por el contrario, el enunciado permite advertir que esta etapa se
desarroll a lo largo de varios siglos e involucr procesos econmicos como las revolucio-
nes mercantil e industrial; sociales, como la desaparicin de la nobleza y la servidumbre;
polticos, como la Revolucin Francesa, y profundos cambios en las concepciones sobre la
naturaleza y el hombre y en el pensamiento filosfico, jurdico, poltico y social.
En el orden poltico, uno de los cambios ms sustantivos que se produjeron en la
modernidad consiste en el modo de concebir y justificar el ejercicio del poder, o sea, la ins-
talacin de la concepcin de que el poder se origina en el pueblo y resulta del acuerdo
voluntario de los ciudadanos. El ejercicio del poder pas de justificarse por una figura tras-
cendente Dios y sus representantes en la Tierra a otra que va a empezar a construirse
desde los ciudadanos hacia sus representantes. Las ideas de la modernidad como ya des-
tacamos definieron un sentido ascendente para el poder poltico al colocar la soberanaen el ciudadano.
Sin embargo, para que estas concepciones se constituyeran en prcticas debieron
pasar largas dcadas y arduas luchas, hasta que fueron ganando legitimidad y un orden dife-
rente fue cobrando forma. El llamado proyecto civilizatorio, que se basaba en la confian-
za en el desarrollo de la ciencia, la tecnologa y la razn para liberar al hombre de las fuerzas
de la naturaleza y de formas irracionales como el mito, la religin o la supersticin, y que
prometa el progreso y el mejoramiento de las condiciones de vida para el conjunto de la
sociedad, se fue desplegando en sintona con la mencionada trama de instituciones. Entre
ellas, la escuela y la extensin de la educacin al conjunto tuvo un papel central en laformacin del ciudadano moderno y su socializacin en los principios, valores y reglas
del nuevo orden.
Cules eran esos valores, principios y reglas? Qu significaba ser ciudadano en la
modernidad? En primer lugar, la dignidad individual pas a un primer plano en el discurso
que dio sostn a la idea de ciudadana, en reemplazo del honor de estamento o del sector
social de pertenencia propio de la Edad Media. La dignidad pas a ser una cualidad del indi-
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viduo en tanto tal, a diferencia del honor, que corresponda a los miembros de determina-
dos estamentos sociales. Sobre la base del individuo digno y soberano se fundament el
concepto moderno de ciudadana, que, a su vez, anud el principio de igualdad: los hom-
bres pasaron a ser iguales en su condicin de dignidad y, como tales, deban ser reconoci-dos ante la ley.
M Vase en el CD el artculo del politlogo chileno Norbert Lechner, dondedescribe a la modernidad como la ruptura con la fundamentacin trascen-
dente y la reivindicacin de la realidad social como un orden determinado
por los hombres (Lechner, 1990: 157).
A la par que se defina este mbito de soberana individual se fue delineando la existencia
de una esfera pblica, entendida como aquel espacio de la soberana del individuo que
fue delegado voluntaria y contractualmente en un tercero el Estado para que fuera posi-
ble la convivencia social. El Estado moderno se postulara, entonces, como el representan-
te del inters de todos, es decir, el inters general. La esfera privada, en oposicin a la
anterior, quedara delimitada como aquella que se reserva al inters exclusivo del individuo
y que queda por fuera de la mirada del Estado.
Pero precisemos cmo se ponen en tensin y cobran distintas formas estos relatos
modernos. La modernidad suele ser analizada poniendo de relieve el progreso que sig-
nific la Revolucin Industrial y el desarrollo del capitalismo como modo de produccin
ampliamente extendido. Esta caracterstica no debe dejar de reconocerse. Sin embargo,
es necesario decir tambin que y como parte del mismo proceso se consolidaron con-diciones de explotacin, distribucin desigual y malas condiciones de vida. El acceso a
condiciones mnimas de bienestar como parte de los derechos de los ciudadanos no fue
efectivo ni igualitario para todos los sectores sociales, ni entre las diferentes naciones. En
Amrica Latina, y en el marco de la divisin internacional del trabajo que nos asign el
papel de exportadores de materias primas para el mundo industrializado y compradores
de los productos manufacturados, la incorporacin al mercado mundial nos posicion en
un lugar desigual y desfavorable. Los procesos de modernizacin y desarrollo en los dis-
tintos pases de Amrica Latina no lograron erradicar las desigualdades internas y las bre-
chas de pobreza.
M En el CD incluimos un fragmento del libro La formacin del Estado argen-tinode O. Oszlak (1982). En este trabajo el politlogo argentino describe
la conformacin del Estado nacional explicitando cmo fue interviniendo
en distintas esferas sociales y estableciendo, simultneamente, mecanismos
represivos y de proteccin.
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Cmo fue saldada por la modernidad la tensin entre la igualdad de derechos y la desi-
gualdad de hecho en el acceso a los bienes materiales? Uno de los mecanismos que posibili-
t convivir con esta tensin fue la estructuracin de la sociedad sobre la base del mrito.
La modernidad legitim el paso de una sociedad organizada en torno a posiciones socia-les fijas e inamovibles a otra en la que se adquieren nuevas posiciones a travs del mrito.
A diferencia del perodo anterior, cuando el origen determinaba los lugares que las perso-
nas ocupaban en la sociedad y legitimaban para ellos y el conjunto social las posiciones
desempeadas (por ejemplo: quien naca noble, mora como miembro de la nobleza), la
modernidad construy una sociedad, o ms precisamente un relato de la sociedad, en la que
la insercin laboral de los individuos y las posiciones sociales que de estas inserciones se
derivaban pasaron a explicarse en funcin del mrito personal y no sobre la base del ori-
gen social. As, el esfuerzo, el talento y la perseverancia eran las llaves para el progreso y
el arribo a posiciones y oportunidades ventajosas.
En este sentido, ofrecer una misma educacin a todos era una clave en la bsqueda
de la igualdad ciudadana, y el mrito individual explicara los puntos de llegada de cada
uno a partir de las oportunidades igualitarias que abra la educacin. Los principios moder-
nos, plasmados en sus instituciones, planteaban la igualdad ante la ley, pero el argumento
del mrito individual legitimaba posiciones desiguales e injustas que tenan lugar en el
marco del desarrollo del sistema capitalista, amparados por el propio Estado como rgano
de clase. Las lgicas econmicas desplegadas dieron lugar a la configuracin de la clase
dominante propietaria de los medios de produccin, y la clase dominada: el proletariado.
Esto signific que muchos quedaran inscriptos en situaciones de exclusin y/o subordina-
cin. De este modo, se fue configurando la sociedad de clases en la modernidad y, pese alas aparentes posibilidades de ascenso que ella ofrecera, la desigualdad en las condiciones
de vida de los seres humanos puso en evidencia sus lmites y contradicciones.
Otra de las cuestiones que permiten discutir y complejizar la promesa de igualdad
de la modernidad ha sido el establecimiento y la consolidacin de una cultura supuesta-
mente superior en desmedro de otras. En la entrevista que reproducimos, Martn-Barbero
plantea a modo de ejemplo el supuesto que se mantuvo en torno a que ciertas formas cul-
turales tenan intrnsecamente cualidades superiores a otras; all se formula cmo las for-
mas consagradas (como las obras de teatro de los clsicos) se enfrentaban con los folletines
ligados a la literatura de masas, que representaban lo popular y poco selecto. La definicinde saberes vlidos y las formas de acceso a ellos implic tambin la construccin de jerar-
quas culturales y voces autorizadas. Esto involucr procesos de seleccin que consagra-
ban algunos saberes y manifestaciones culturales, a la par que desechaban otros. En este
sentido, Martn-Barbero tambin profundiza en estos procesos cuando se refiere a la con-
frontacin que histricamente se produjo entre la cultura popular y la cultura letrada. Esta
confrontacin se asocia tambin con la fijacin de cdigos de comunicacin que consoli-
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daron un determinado modelo cultural: reglas de buen decir, un determinado modelo lite-
rario valorado, la transmisin de algunas visiones del mundo, la uniformizacin de la len-
gua restringiendo la posibilidad de conservacin de las variedades lingsticas.
Para que esto fuera posible, fue necesaria la unificacin del relato sobre el pasadohistrico y la invencin de tradiciones vinculadas a la identidad nacional. En el caso de
Amrica Latina, desempe un papel muy relevante la necesidad de saldar un pasado atra-
vesado por mltiples conflictos entre quienes a partir de la conformacin de los Estados-
nacin seran ciudadanos hermanos e hijos de la patria, cuyos antepasados inmediatos
haban estado enfrentados por guerras de independencia, luchas civiles y disputas faccio-
sas. Esta conflictividad se desplegaba a la par que se buscaba la incorporacin de los inmi-
grantes, a quienes ese pasado les era completamente ajeno pero que deban compartir, y de
los derrotados de esa historia, tales como los pueblos originarios, que deban asimilar un
relato sobre ellos desde la visin de los conquistadores. En la Argentina es posible identi-
ficar estos esfuerzos, realizados sistemticamente a partir de 1890, para la construccin de
la nacin y la conformacin de una identidad nacional basada en la apelacin a un pasado
comn y nacional.2
La escuela cumpli un papel fundamental en la creacin y el mantenimiento de este
relato nacional y en la construccin de la ciudadana, a la vez que contribuy al progreso
porque logr que, a gran escala, la gente pudiera leer, escribir y desenvolverse en la vida
social y econmica de la poca. En ese proceso, un nuevo modelo de conocimiento se afian-
zaba a travs de la descalificacin de otras formas de saber, pero, sobre todo, haciendo que
la diversidad de expresiones pasara por un proceso de uniformizacin y homogeneizacin
que las hiciera parte del patrn de conocimiento vlido.3
ACTIVIDAD PRESENCIAL 2
Les pedimos que, en grupos reducidos, elaboren un listado de saberes particulares,
experiencias cotidianas o narraciones orales que conocen porque se las han transmi-
tido familiares o personas cercanas. Traten de identificar saberes y narraciones que
sean reconocidos por varios de los integrantes del grupo (por ejemplo: la apelacin a
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2 En este sentido, tuvo una fuerte presencia en las escuelas, por ejemplo, el relato sobre la creacin de la bandera, del
himno y de la patria.3 Un ejemplo de otro orden que puede dar cuenta de esto es la utilizacin del guardapolvo blanco, que propone una
bsqueda de la igualdad entendida como homogeneidad.
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refranes, fbulas, leyendas, coplas, explicaciones sobre fenmenos naturales, gneros
musicales, juegos, etctera).
Luego compartan sus puntos de vista: qu pas con esos saberes en la escuela de suinfancia? Qu pasa con esos saberes en la escuela hoy? Se han integrado en ella? Si
lo han hecho, consideran que han recibido alguna transformacin?, de qu tipo? Si han
quedado fuera de la escuela, cules creen ustedes que podran ser los motivos de
dicha exclusin?
Por ltimo, es posible analizar las contradicciones y tensiones que se presentan en el mismo
relato de igualdad que plantea la modernidad, en tanto que se construy sobre la base de
formas de exclusin y subordinacin de determinados grupos. As, la exclusin lisa y llana
de una parte de la poblacin de la perspectiva de progreso real y, a su vez, la bsqueda de
la supresin de las particularidades de aquellos incluidos por medio de su homogeneiza-
cin en la identidad nacional, instalaron una concepcin de la igualdad y de la inclusin
restringida e injusta. En el caso argentino esto implic, por un lado, la exclusin de los
pueblos indgenas de la escuela y de sus tradiciones en la construccin de la identidad nacio-
nal, asocindolos con la idea de barbarie por oposicin a la civilizacin buscada, y, por
otro, a la bsqueda de un olvido por parte de las comunidades de inmigrantes de sus cos-
tumbres y su pasado. La bsqueda de una igualdad homognea tiene consecuencias en el
presente, tema que trabajaremos en el prximo apartado.Las consecuencias y los efectos de los procesos y promesas que confluyeron en la
modernidad contribuyen a comprender los acontecimientos y transformaciones del presen-
te. En el siguiente captulo, buscaremos presentarlos analizando los principales cambios,
continuidades y confluencias que los enmarcan.
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2Las transformaciones del presente:
tiempos posmodernos?
En el apartado anterior hemos enunciado brevemente las principales caractersticas y algu-nos de los relatos que permitieron dar cuenta del escenario moderno. Aqu nos propone-
mos analizar las transformaciones del presente intentando comprender los procesos
histricos que confluyeron para que esas transformaciones tuvieran lugar. Seguramente,
encontraremos lneas de cambio claras que podremos entender como rupturas con la
modernidad y, al mismo tiempo, otras que dan cuenta de continuidades o de procesos en
los que se acoplan y confluyen notas del pasado moderno y del tiempo presente.
El anlisis se estructurar considerando las distintas facetas que se desplegaron bajo
el paraguas de la denominada globalizacin, entendiendo que este proceso no se circuns-cribe exclusivamente al plano econmico y tecnolgico, sino que cobra forma tambin en
trminos polticos, sociales y culturales, entre otros.
A lo largo de esta seccin abordaremos esos diferentes planos analticos, interrelacio-
nados entre s pero separados aqu a los fines de organizar el trabajo. En un segundo momen-
to, mencionaremos la incidencia de estas transformaciones en Amrica Latina y en nuestro
pas en particular; posteriormente nos preguntaremos sobre su impacto en las instituciones y
los individuos en la actualidad. Por ltimo, reflexionaremos acerca de los desafos y posibili-
dades que enfrentan la escuela y otras instituciones afines ante esos cambios contempor-
neos que plantean redefiniciones en trminos de la transmisin y recreacin de la cultura.Es preciso explicitar que la perspectiva propuesta, al intentar dar cuenta de los pro-
cesos que enmarcan las transformaciones del presente y caracterizar el escenario contem-
porneo, asume cierto grado de generalidad. Este desarrollo supone relegar algo de la
especificidad de lo local en el anlisis. Teniendo presente que en cada pas, provincia y loca-
lidad los procesos cobran formas particulares, intentaremos reponer e indagar esas carac-
tersticas locales en los momentos de intercambio y reflexin que se abran en el curso.
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Pasando revista a algunas transformaciones del mundo contemporneo
Una de las principales notas que nos permiten caracterizar el tiempo presente es el inten-
so aumento del intercambio financiero (en el sentido de amplios volmenes de dinero) yde capitales a escala global. Habilitadas por la apertura de las fronteras geogrficas para el
libre comercio y por las nuevas tecnologas de la informacin y de la comunicacin, que
permiten realizar transacciones en tiempo real, las estrategias de mercado ya no estn ancla-
das a un territorio especfico y delimitado.
Esto implica que en el juego del mercado global las empresas pueden abastecerse
de materias primas en algunos puntos del planeta, mantener la administracin centralizada
en determinado lugar, instalar plantas de produccin, armado u operaciones similares en
otros lugares, y hacer circular y consumir los productos en muy amplios sectores del globo.
A diferencia del escenario moderno, las decisiones empresariales acerca de dnde colocar
las plantas de produccin no se relacionan necesariamente con la pertenencia (fsica o sim-
blica) a un determinado pas sino que se orientan se establecen o mudan sobre la base
primordial de la rentabilidad. Un ejemplo es el de la industria del papel. Histricamente las
empresas tenan sus campos, las plantas de celulosa y las fbricas de papel muy cerca entre
s y con bajo gasto de transporte. El crecimiento del consumo y las oportunidades de ren-
tabilidad que se ofrecen en algunas regiones reconvirtieron el sistema. Hoy, grandes corpo-
raciones fabrican la celulosa donde les resulte ms rentable comprar tierras y sembrar y
procesar la materia prima; luego, exportan a los centros de consumo. La minera, los agro-
alimentos, los electrodomsticos, entre otros, ofrecen ejemplos de esta dinmica en todo el
pas. Al mismo tiempo, muchas de estas compaas de origen nacional participan a su vezde estos procesos globales comercializando sus productos en diferentes pases.
Si bien estos cambios, que podramos apuntar como esencialmente econmicos, resul-
tan fundamentales para entender el fenmeno de la globalizacin, no son suficientes para
describirlo en toda su magnitud. A fin de tener una dimensin ms profunda de los proce-
sos agrupados bajo esa denominacin es necesario que analicemos las transformaciones
tambin desde otros ngulos.
Una de ellas, ntimamente conectada con la anterior, es de ndole poltica y la pode-
mos identificar como una redefinicin del papel del Estado. La preeminencia del mercado
global, sus actores y sus lgicas dan lugar a un reposicionamiento de los Estados-nacin.La organizacin de la sociedad centrada en el Estado como actor principal, responsable
nico de articular una trama social y de proyectar un futuro para el conjunto, se ve modi-
ficada. La presencia de otros actores en la escena econmica, pero tambin poltica y social,
global enmarcan la accin estatal y condicionan a los Estados a contemplarlos y a trabajar
articuladamente con ellos en el abordaje de las problemticas comunes y en el desarrollo
de las polticas.
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Es posible mencionar una multiplicidad de ejemplos que dan cuenta de estos nuevos modos
de gobernar que reposicionan a los Estados. En trminos polticos y econmicos, pode-
mos atender a la conformacin de bloques regionales como el Mercosur (integrado por
nuestro pas, Uruguay, Paraguay y Brasil, desde 1995, y que, recientemente, incorpor aVenezuela ), el Alca (Tratado de Libre Comercio entre Mxico, Estados Unidos y Canad),
y la Unin Europea, entre otros acuerdos firmados entre pases. En el mismo sentido, pode-
mos encontrar otros ejemplos de distintos tipos, modos de conformacin, propsitos y
poder como los tribunales internacionales4 o las organizaciones no gubernamentales5
que actan a escala global.
M Sugerimos la lectura del texto Existe una nueva Amrica Latina? de lahistoriadora argentina Patricia Funes. En este texto se exploran cambios
sobresalientes producidos en la poltica latinoamericana reciente y se explo-
ran distintos aspectos de la pregunta que da origen al artculo.
En este contexto, donde se hace presente en la escena nacional y global una multiplicidad
de actores con poder, el Estado se reposiciona y su capacidad de regulacin social depende
en gran medida de las formas que asuman las relaciones con esos otros actores. Frente a
esta afirmacin que intenta describir una de las tendencias que nos afectan hoy, creemos
que es necesario complementar esta visin poniendo especial atencin en las diferencias que
estos cambios suponen para los distintos pases y regiones.
La globalizacin tiene muchas caras, y en los pases de mayor pobreza o en los sec-
tores ms pobres de los pases ricos la reconfiguracin del lugar del Estado deja desampa-rados a muchos frente a las lgicas excluyentes del mercado. Ante la desocupacin, la
pobreza y la exclusin, el Estado fue el actor que durante el siglo XX despleg en distin-
ta medida en los diferentes pases un sistema de proteccin que buscaba garantizar el cum-
plimiento de los derechos sociales y laborales del conjunto de la poblacin. Pero, hacia
fines de siglo, el fenmeno globalizador ha ido acompaado en las democracias occiden-
Las transformaciones del presente: tiempos posmodernos? 35
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4 La existencia de tribunales internacionales tiene el sentido de funcionar como reaseguro de ciertos derechos, en torno
a los cuales se han establecido acuerdos internacionales. Esto no implica dejar de decir que los distintos pases parti-
cipan de estas instancias en distintas posiciones de poder. Sin embargo, esas instancias significan un paso adelante en
tanto intermediadoras para demandar que sean respetados ciertos acuerdos. En la intervencin en materia de dere-
chos humanos, en la interrupcin de conflictos blicos, y en otros resguardos vinculados a derechos esenciales. La
adopcin de la Convencin sobre los Derechos del Nio por parte de las Naciones Unidas en 1989, donde se esta-
bleci un acuerdo que obliga a los pases miembros a asegurar acciones de proteccin de la infancia, tambin es pro-
ducto de una interrelacin internacional.5 Un ejemplo paradigmtico de una organizacin no gubernamental que trabaja a escala global es Greenpeace. Esta
organizacin, que se dedica a proteger la ecologa y a cuidar el medio ambiente, se basa en el apoyo de los individuos
de diversas partes del planeta y no en el de los Estados-nacin. Es ms, muchas veces sus acciones se orientan inclu-
so contra las decisiones y acciones de los Estados.
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tales de la llegada al gobierno de sectores que adheran al pensamiento neoliberal. El neo-
liberalismo entiende que el Estado debe abandonar la multiplicidad de funciones socioe-
conmicas que desempeaba para achicarse y pasar a cumplir solo tareas subsidiarias o
de apoyo a aquellas que el mercado no pueda desempear. Bajo este relato, sostenido enla promesa de una mayor eficiencia y de articulacin con las naciones desarrolladas y
con su implementacin efectiva, el Estado habilit el juego libre del mercado es decir,
la competencia entre los actores del mercado sin restricciones desprotegiendo a los que
menos tenan para ganar y ms tenan para perder.6
Las transformaciones en nuestro pas
Transcurridos los largos aos de la dictadura militar, y con la consolidacin de las refor-
mas estructurales del nuevo orden neoliberal, Latinoamrica y nuestro pas en particu-
lar asistieron a lo que la sociloga Maristella Svampa (2005) caracteriz como un
desdibujamiento de la poltica entendida como espacio de participacin y deliberacin,
como espacio de disputa y de conflicto entre proyectos societales diferentes. En este
sentido podemos afirmar que la dcada de 1990 consolid esta tendencia: la interven-
cin en la vida poltica fue cada vez ms acotada y privativa de un determinado sector,
dejando en evidencia la creciente distancia entre la sociedad y la clase poltica, el decli-
ve en los espacios conocidos de participacin y la bsqueda de nuevos modos y espa-
cios de intervencin.
El correlato socioeconmico de los aos noventa fue la acentuada brecha social enla estructura de la sociedad argentina. La concentracin econmica, la desindustrializa-
cin del aparato productivo y la transnacionalizacin de la economa (D. Aspiazu, E.
Basualdo, M. Schrorr, 2001) consolidaron a los grandes grupos econmicos al tiempo que
castigaron a los sectores ms dbiles del capital, cuyas consecuencias directas fueron: altos
niveles de desempleo, empobrecimiento y fragmentacin social inditos en nuestro pas, y
un marcado proceso de prdida de los espacios de referencia e identidades individuales
y colectivas que se configuraban en torno al mundo del trabajo y la poltica.
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Educacin 6 A modo de ejemplo podemos sealar la falta de proteccin estatal de la industria nacional frente a la importacin de
productos, fundamentada en la consideracin de que la libre competencia entre ellas abaratara los precios y gene-
rara una industria ms actualizada y competitiva. El cierre de industrias y comercios y el creciente desempleo que se
fue generando en consecuencia dan cuenta de que el resultado no fue el esperado. Otro ejemplo de estos cambios nos
remite a la sancin de leyes laborales que introdujeron reformas que cercenaron algunos derechos histricos de los
trabajadores. Las llamadas leyes de flexibilizacin laboral establecieron que, al contratar a una persona, los primeros
tres meses de trabajo se podan considerar bajo un perodo de prueba. Transcurrido ese perodo, el nuevo emplea-
do puede ser despedido sin indemnizacin. De este modo, el Estado deja de ser un protector de los derechos labora-
les, papel que ocup durante varias dcadas.
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En este sentido, la puesta en marcha de las polticas neoliberales supuso la prdida de los
modelos de integracin social y nuevas formas de participacin ciudadana basadas en la
institucionalizacin de la denominada ciudadana restringida (Svampa, 2005), en oposicin
al modelo de ciudadana social consagrado en el artculo 14 bis de la Constitucin Nacional.Esto implica, por un lado, el acceso privilegiado a bienes y servicios por parte de los sec-
tores dominantes y la tendencia a la autoorganizacin para los otros sectores de la pobla-
cin (los individuos se hacen cargo de s mismos). En consecuencia, el bienestar como
seala la autora ya no aparece como un derecho sino como una oportunidad que cada
uno, de modo individual y segn sus posibilidades, debe aprovechar.
En este contexto, las polticas pblicas estatales diferentes, reconfiguradas, articu-
ladas con otros actores ocupan un lugar central no idntico a la hora de pensar al conjun-
to de la ciudadana.
ACTIVIDAD PRESENCIAL 1
A continuacin incluimos una serie de fragmentos del texto La globalizacin pasiva:
Un crculo vicioso?, de Ricardo Sidicaro. Les proponemos que lean estos fragmentos
en pequeos grupos.
M El artculo completo se encuentra en el CD. All, este socilogo argentino
analiza el futuro de los pases que abrieron su economa y su cultura sinponer ningn tipo de restricciones a los poderosos actores internacionales.
Miradas antagnicas del mundo actual
Existen descripciones apologticas de los procesos de globalizacin. Las mismas
anuncian la llegada de un mundo homogneo en el que las desigualdades nacio-
nales tendern a dejar de existir, beneficindose especialmente aquellos pases
que adoptan iniciativas favorables en el orden poltico, econmico y cultural a
las nuevas modalidades de integracin en la escena internacional. En el poloopuesto, se encuentran quienes diabolizan la globalizacin, considerndola la cau-
sante directa de la mayora o de la totalidad de los problemas que enfrentan sus
pases o regiones.
La convergencia entre esas visiones antagnicas reside en la eliminacin de mati-
ces y de situaciones intermedias. Esencialmente benfica para unos y malfica para
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otros, la globalizacin se convierte en una fatalidad uniforme. Por otra parte, en
la medida que en ambas visiones el deterioro del poder de los Estados frente a
los grandes intereses econmicos internacionales se asume como un fenmenomuy difcil de revertir, las opciones polticas se acotan en dos casilleros extremos.
Para unos, slo cabe la aceptacin de una realidad mundial que restringe total-
mente las iniciativas autnomas; para otros, la nica respuesta es la desconexin
internacional total y el repliegue en estrategias autocentradas.
No es sorprendente que para las ideologas oficiales de los pases que han segui-
do la va de la globalizacin pasiva, es decir, que abrieron totalmente sus econo-
mas y sus esferas culturales sin poner ningn tipo de restricciones a los poderosos
actores y factores internacionales de carcter privado, estatal o supraguberna-
mental, continuar y profundizar la modalidad de insercin internacional ya adop-
tada sea la nica alternativa aceptable. Puede considerarse que los sectores e
intereses beneficiados por el modo que presenta la globalizacin pasiva son lo
bastante fuertes ideolgicamente como para predominar en los debates polticos.
Pero no es menos cierto que las inercias que operan favoreciendo el manteni-
miento de los estilos de insercin mundial son elementos que pesan a la hora de
optar, y llevan a no intentar modificaciones.
En el caso de los pases que han alcanzado un mayor nivel de desarrollo econ-
mico, el proceso de globalizacin activo produce tambin efectos contradictorios,
pero los positivos compensan los negativos. La posicin activa en la estructura del
mundo globalizado les permite a dichos pases recoger los beneficios que pro-
vienen de la accin de sus empresas con implantacin mundial, mejorar sus expor-
taciones y adoptar mecanismos proteccionistas para impedir la entrada de
importaciones en ciertos rubros y, adems, emplear la influencia directa de los
aparatos estatales para obtener ventajas usando las presiones de la poltica inter-
nacional. Las relaciones que los actores privados ms dinmicos internacional-
mente de Europa y de Estados Unidos mantienen con sus respectivas sociedades
no son de plena armona y acuerdo. La propensin a invertir en el exterior o a
declarar ganancias en los parasos fiscales es una cuestin conflictiva, y los ms
perjudicados ya sean asalariados, empresas o sistemas tributarios estatales sue-len expresar protestas y objeciones ante esos aspectos de la globalizacin. De
todos modos, y para evocar un ejemplo ms que ilustrativo, es evidente que las
transferencias de riqueza a los pases centrales crean condiciones que favorecen
a la mayora de la poblacin residente en los mismos, si bien esto no significa que
exista una distribucin homognea de esos beneficios.
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Sugerimos algunas preguntas para que debatan entre los colegas:
1) A partir de estos fragmentos, cmo caracteriza Sidicaro lo que denomina globa-lizacin pasiva y el proceso de globalizacin activo?
2) Qu ventajas y qu obstculos presenta cada uno de estos modelos para las dife-
rentes naciones?
3) Piensen en ejemplos de procesos de globalizacin pasiva y procesos de glo-
balizacin activa en las distintas esferas (econmica, poltica, social, cultural
y tecnolgica). Un ejemplo de nuestra vida cotidiana podra estar relaciona-
do con la llegada de numerosas pelculas de Hollywood a las salas de cine de
nuestras localidades en la Argentina o de series filmadas y producidas en los
Estados Unidos a los televisores de nuestras casas. Esto podra dar cuenta de
un pas que inscribiramos en el proceso de globalizacin activa, que difun-
de globalmente su cultura y recoge los beneficios econmicos de su indus-
tria cultural.
Otro de los ejes que nos permiten adentrarnos en el estudio y la comprensin de los pro-
cesos que atraviesan nuestra realidad es el cambio desplegado en el modelo de organiza-cin de la produccin y los profundos y asociados efectos sobre el mundo del trabajo.
El modelo de produccin asociado a la fbrica, al empleo asalariado y a la organi-
zacin jerrquica pasa a ser desplazado por otro ms flexible, en el que esas notas dis-
tintivas se transforman. El cine nos acerca una recreacin sobre esta forma previa de
produccin y de trabajo en la pelcula Tiempos modernos, de Charles Chaplin. Como muchos
recuerdan, la historia transcurre durante la crisis del 1930 en los Estados Unidos en un
contexto de desempleo y huelgas obreras. La pelcula muestra una fbrica de productos
de acero y la banda transportadora en la lnea de montaje, caracterstica de la organiza-
cin del trabajo fabril de esa poca. En ella se ve claramente cmo cada obrero va colo-cando una pieza o agregando algo al producto. Las tareas son repetitivas y el obrero est
fijo en su puesto, sin desplazarse. El toque irnico y al mismo tiempo de denuncia est
dado en la pelcula por el hecho de que la mquina le da de comer al obrero, sin que deje
de trabajar ni un instante. Es una muy buena metfora de uno de los pilares de este mode-
lo de produccin, de buscar eliminar los tiempos muertos. Los obreros estn sumamen-
te vigilados por la direccin de la fbrica en el marco de una jerarqua rgida, donde
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tambin ocupa un lugar un tcnico un poco ms especializado y que responde directa-
mente a la direccin.
Este modo de organizacin de la produccin se corresponde con un determinado
modelo de trabajo y de trabajador, que fue denominado por el investigador ZygmuntBauman (1998) como tica del trabajo. Bajo esta forma, el autor define la norma de vida
de una sociedad en la que el modelo del asalariado era lo predominante en la organizacin
laboral. Trabajar era un valor en s mismo; esforzarse, no estancarse, casi no descansar eran
las premisas bsicas de esta tica. La gratificacin postergada y el esfuerzo formaban parte
de esa antigua tica del trabajo, asociada a la promesa moderna de progreso. Alrededor
del trabajo se organizaban tambin los otros aspectos de la vida: el ocio, las amistades, los
paseos y dems. En palabras de Bauman (1998: 34): El trabajo era el principal factor de
ubicacin social () la pregunta quin es usted se responda con el nombre de la empre-
sa en la que se trabajaba y el cargo que se ocupaba.
A diferencia de esto, el modelo de produccin y de trabajo flexible que se ha abier-
to camino en la actualidad remite, por lo menos, a dos cuestiones. Por un lado, refiere a la
adaptacin veloz y permanente de la produccin ante los cambios del mercado, hecho posi-
bilitado por las tecnologas de la informacin y la comunicacin, y debido a la adopcin
de nuevas formas de organizar la produccin. Cules son sus implicancias? Bsicamente,
que las empresas tienden a descentralizar y tercerizar la produccin en busca de mayor ren-
tabilidad (mano de obra barata, beneficios impositivos), y a introducir innovaciones a un
ritmo sostenido para adaptar la produccin a las demandas de los consumidores, tambin
cada vez ms cambiantes, quienes exigen mayor calidad, ms variedad en modelos, dise-