el Árbol en la poesÍa espaÑola del siglo xx

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EL ÁRBOL EN LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX Edición a cargo de José Luis Trullo Prólogo de León Molina Libros al Albur Sevilla, 2015

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Primeras páginas de la antología de poemas de autores españoles del siglo XX dedicados al árbol. Publicado por Libros al Albur, disponible en la web de la editorial.

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Page 1: EL ÁRBOL EN LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

EL ÁRBOL EN LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

Edición a cargo de José Luis Trullo

Prólogo de León Molina

Libros al Albur Sevilla, 2015

Page 2: EL ÁRBOL EN LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

NOTA DEL EDITOR

Hace ahora diez años, movido por el puro y simple afán de darme un homenaje como lector, tuve la ocurrencia de transcribir todos aquellos poemas que, a lo largo del siglo XX, muchos de mis poetas favoritos había consagrado a la glosa y loa del árbol. Durante todo este tiempo, esa transcripción había permanecido en un rincón del disco duro de mi ordenador. Aunque no descartaba (ni descarto aún) escribir algún día un ensayo a partir de la interpretación de estos poemas, lo cierto es que atesoraba dicho material como un pequeño tesoro íntimo, casi como un secreto. Bien, creo que ha llegado el momento de compartir estos poemas con todos aquellos amantes del árbol y de la poesía, y hacerlo de manera generosa, sin ánimo alguno de lucro: lo que uno mismo no ha creado, no es bueno apropiárselo de forma rácana y avara. Quiero agradecer por anticipado al poeta y aforista León Molina, amigo y maestro, por haber escrito un maravilloso prólogo que constituye un pórtico insuperable a la lectura de unos poemas que rinden tributo a una de las criaturas más perfectas de la naturaleza, quizá la única que, de no haber irrumpido la humanidad en el orbe como elefante en una cacharrería, merecería por sí misma enterrarnos al resto de seres vivos, siempre tan afanosos, agónicos y movedizos. Y a los lectores por la hospitalidad que puedan brindan a este libro, el cual aspira a ser divulgado y compartido sin otra restricción que la de preservar el carácter gratuito del mismo, sin vocación comercial alguna. Larga vida a los árboles.

José Luis Trullo

Page 3: EL ÁRBOL EN LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

¡VENTURA! ¡Ventura! ¿Qué árbol invisible e infinito de tu fruto, que el alma a veces coje, pleno? ¿Cuáles de estas ideas son tus ramas, de estos sentimientos son tus flores, de estas canciones son tus pájaros, de estas sonrisas son tus aromas? ¿Qué te alimenta tus raíces? ¿Cómo, por dónde, igual que este limón por mi ventana, entras en nuestra cámara más honda y rozas, allí, el corazón? CUESTA ARRIBA ¡Inmenso almendro en flor, blanca la copa en el silencio pleno de la luna, el tronco negro en la quietud total de la sombra; cómo, subiendo por la roca agria a ti, me parece que hundes tu troncón en las entrañas de mi carne, que estrellas con mi alma todo el cielo! SÍ, CADA VEZ MÁS VIVO ¡Sí, cada vez más vivo –más profundo y más alto–, más enredadas las raíces y más sueltas las alas! ¡Libertad de lo bien arraigado! ¡Seguridad del infinito vuelo! NOSTALJIA ¡Hojita verde con sol, tú sintetizas mi afán; afán de gozarlo todo, de hacerme en todo inmortal!

Page 4: EL ÁRBOL EN LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

TARDE ¡Cómo, meciéndose en las copas de oro, al manso viento, mi alma me dice, libre, que soy todo! TODA LA FLOR ¡Toda la flor, toda la flor! ¡Qué como dar a todo toda la flor; cómo quedarse sin toda la flor dada? ¡Aroma del recuerdo de las flores dadas! ¡Ay, qué dulzura! —Y el tronco, fuerte con la dádiva, bajo la noche fría; árbol, sin flor, de estrellas—. AL IRSE DEL CAMPO, EL SOL Al irse del campo, el sol pone en los árboles verdes un oro en lágrimas, trémulo como un llanto de mujeres... El campo tiene, a la tarde, claros verdores dolientes, dulces verdores, tan pálidos que parece que se mueren. Son verdores que se ponen todo lo tristes que pueden, porque el valle sepa cómo los árboles se enternecen. Y hasta los pájaros van a las copas a esconderse, que no están bien tantas alas cuando las ramas se duelen... Todo por el corazón que, en una colina alegre, mira la puesta de sol sobre los árboles verdes.

Page 5: EL ÁRBOL EN LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

BAJO LOS CASTAÑOS Bajo los castaños, a la sombra de la luna de oro los elfos de barbas blancas jugaban entre nosotros... Se caían en la hierba, riendo; ganaban los troncos y despertaban los nidos con fantásticos asombros. Qué algarabía de plata hacían en el arroyo! le partían las estrellas al agua tibia... y del fondo de las urnas verdinegras salían verdes, viscosos, las barbas llenas de légamo, ciegos los azules ojos. Tras las mariposas negras corrían como unos locos, le quitaban a los flores las luciérnagas...

Ya el oro de la mañana soñolienta era, entre los pinos, rojo; el alba llegaba, dulce y malva sobre el mar brumoso... Bajo los castaños, a la sombra de la luna de oro, los elfos de barbas rosas jugaban entre nosotros... TRONCOS QUE ME CALENTÁIS

Troncos que me calentáis, — troncos de ramas de fuego, ayer áureos de relumbres, hoy desgajados y negros!

Page 6: EL ÁRBOL EN LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

El campo viene en vosotros a mi hogar, y un sentimiento de cielo azul y verdores entibia, dulce, mi invierno. La aurora os tocó de oro, el rocío de luceros, blandos, dorados estabais en el bosque mañanero. Y pájaros de colores cantaron en vuestro espléndido refugio, arrullados de los madrigales del viento... Aún guardáis la alegre huella de las manos de los elfos, aún los muslos de las ninfas perfuman vuestros incendios; entre las llamas, la luna da, a veces, su ceniciento dolor, como si su plata fuera pensamiento vuestro... Oléis, al arder, a vida! sangre de tierra y de cielo se derrama de vosotros, hoy desgajados y negros! ...Y pájaros de colores cantaron en vuestro espléndido refugio, arrullados de los madrigales del viento... AÚN ESTÁ ALUMBRADO EL DÍA

Aún está alumbrado el día y ya es de oro el arroyo, de la luna soñolienta, encendida entre los chopos. Los chopos son amarillos —de sol? de luna de oro?— y el agua dorada y negra los mece en su fresco fondo.

Page 7: EL ÁRBOL EN LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

Qué temblor de oro de hojas! qué brisa! El campo está solo y huele a flores perdidas y a luceros melancólicos... Y caen en las praderas letras y suspiros rotos de coplas que se cantaron por las sendas, al retorno... TRONCO ABIERTO Y DESNUDO Tronco abierto y desnudo, que ha estado reflejando su ceniza y su pena en el agua dormida, mi corazón de invierno ha tenido, llorando, un agua, una ceniza, una pena, una herida... Su luto se cortó sobre amarillos muertos en los ocasos tristes como marchitas rosas, colgaron los sollozos, como nidos desiertos, de la maraña de sus ramas espinosas... Mas qué soplo de gracia pasa sobre este frío? está la brisa azul y verde la pradera, y, a la música clara de los oros del río, mi corazón florece en flor de primavera! PINO BLANDO Y FRAGANTE Pino blando y fragante, que sombreas la entrada de la casa, tú haces fresco el sol, dulce el cielo, te coronan los pájaros con una desatada y eglógica ternura, reguero de consuelo! Tienes en ti el encanto del amor, de la gloria, de la paz; el sol vivo se mece en tu armonía, y, a tu verdor con ritmo, se olvida la memoria del vivir, en la calma luminosa del día! Paz doliente y de música! oh, paz arrulladora que haces muerte mi vida! mi corazón suspenso, igual que el corazón de un niño ríe y llora, embelesado en lo infinito y en lo inmenso! Árbol que sobre el alma sueñas tu estremecida sombra! blandura! olor!

Page 8: EL ÁRBOL EN LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

... Ponga la buena suerte sobre la verde hierba de mi tumba perdida un pino que sombree y que arrulle mi muerte! ÁRBOL, ANTE EL CALLADO RUMOR Árbol, ante el callado rumor que al viento haces con tus ramas de pájaros, yo no sé lo que quieres... si entre las alegrías del invierno renaces o si entre las tristezas del estío te mueres... Quién rige tu armonía constante? quién ordena la permanencia de tu eterna maravilla? iguales son, en ti, la alegría y la pena... dulce es lo que en ti cae, dulce lo que en ti brilla. Con qué sueño hila Dios tu mayor hermosura? cuál es el ornamento de tus días mejores? tu gala de hojas secas, tu pompa de verdura, tu corpiño de nieve, o tu manto de flores? OH, CIPRÉS VERDINEGRO Oh, ciprés verdinegro; el rosal te engalana — y la rosa parece la luz de tu tristeza; en tu dolor, qué suave es la seda temprana! qué guirnalda de vida en qué augusta nobleza! Enmedio del jardín desolado y agreste que pone al valle yermo su oasis de poesía, eres como mi amor, sobre campo celeste: la rosa es su belleza, tú mi melancolía. Ella te da su gracia, tú le prestas tu anhelo; tú de ella te embalsamas, de ti ella se hace negra... con qué pasión mezcláis consuelo y desconsuelo! tú haces triste la rosa y la rosa te alegra. EL HACHA FRÍA HA ROTO El hacha fría ha roto tu corazón abierto, — cuando el último pájaro cantaba entre tus hojas; mas tú, robusto tronco caído, no estás muerto aunque tus hojas verdes se hayan tornado rojas...

Page 9: EL ÁRBOL EN LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

La brisa, sobre ti, azula sus cristales, y, en la ilusión de oro de la aurora primera, con su fragante mano te adorna de vitales guirnaldas frescas la divina primavera! Quién fuera como tú, viejo tronco, caído en la pradera blanda, risueña de colores; tu sangre palpitante triunfa del olvido, y, en tierra ya, te llenas de verdor y de flores! CHOPOS DE MÚSICA VERDE Chopos de música verde bordean el agua fresca; a su sombra y a su música el claro arroyo platea. Plateando va y llorando por florecientes praderas, salpica las flores, moja la tierna y menuda hierba. Le da a la fronda un espejo, y en su remanso gorjean los chamarices, mojadas las gayas plumas de perlas... Chopos de música verde van detrás del agua fresca, cuando da una vuelta el agua los chopos dan una vuelta... Los arroyos, dónde acaban? quién vio su querella muerta? se derraman en el alba o paran en las estrellas? Su cantante platería qué suspira o qué recuerda? ...ojos, manos, bocas huyen en la corriente que sueña... Chopos de música verde van con el agua; la llevan de un eterno manantial a una claridad eterna.