el camino espiritual como camino saludable a grun

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    El caminoespiritual

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    (2004) 507 - 515

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    De acuerdo a C. G. Jung, el conocido psiclogosuizo, la enfermedad del hombre moderno se origina porhaber ste cortado los lazos que lo mantienen unido a su ori-gen: el manantial divino. El ser humano se ha convertido enun extrao hasta para s mismo, alejadsimo de su naturale-za divina, lejano a la esencia de su ser. Ciertamente intuye laexistencia de esa otra dimensin: la espiritual, trascendente ydivina. Sin embargo no llega a experimentarla en este nues-tro mundo. Las palabras relacionadas con Dios no le tocan.Tampoco lo hacen las que provienen de Dios, -las palabras dela Sagrada Escritura-, ya que no aciertan a darle en el blanco.Si a pesar de todo llegan a acertarle en el corazn, se disipancual estrellas fugaces que para nada iluminan su tenebrosocamino. No modifican ni un pice su vida. Son tantos losque actualmente buscan ayuda en la psicoterapia, en el eso-terismo y hasta en otras creencias religiosas! Por qu serque siguen de largo sin descubrir el camino espiritual que elcristianismo les ofrece? Habremos olvidado el adecuadolenguaje? o ser que lo recorremos poco convincentemente?

    Mi propsito es el de formular, con absoluta senci-llez, unas pocas ideas atingentes al camino espiritual comosendero saludable. Lo har cimentado en mi experiencia cris-

    1 Anselm Grn es monje benedictino de la abada de Mnsterschwarzach (Alemania).

    Reconocido como maestro espiritual de nuestro tiempo y autor de numerosos libros: La mitad de la

    vida como tarea espiritual; Nuestras propias sombras; Buscar a Jess en lo cotidiano; La oracin como

    encuentro y muchos otros.2 Traduccin del alemn realizada por el P. Max Alexander, osb (Monasterio Benedictino

    Santa Mara, Los Toldos, Pcia. de Buenos Aires. Argentina).

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    tiana y, sobre todo, benedictina. Formulndolo de este modo en maneraalguna pretendo falsear la verdadera finalidad de dicho camino. Si lorecorremos no es en primer lugar para ser curados y sanados, sino quepartimos en bsqueda de Dios. Pero al ir buscando a Dios no dejaremosde toparnos con la salvacin saludable, ya que Dios sana y salva3. De loselementos del camino espiritual cristiano, voy a seleccionar meramentecinco que siendo sanadores se convierten, al mismo tiempo, en mbitos deexperiencia de Dios.

    1. Oracin y auto-conocimiento

    La oracin, tal como la entendan los antiguos monjes, no se rea-liza con la finalidad de obtener, en primer lugar, la salud. Son muchos losque rezan para que Dios los libere, de ser posible!, rpida e indolora-mente, de cada una de sus dolencias y enfermedades. Piden ser libradosde lo que les resulta incmodo y desagradable, o de aquello que los aque-ja, como por ejemplo: miedo, depresin, desasosiego... De esta forma usany abusan de Dios en provecho propio. Esperan que Dios acte hacia ellosa la manera de un tpico y vulgar curandero o hechicero, eso s: sin correrriesgo alguno de verse involucrados. Rezar supone y exige correr el ries-go de exponer4 ante Dios la propia existencia. Es imposible que yo puedarezarle a Dios sin encontrarme con mi propia realidad. Al orar debo afron-tar y enfrentar mis propias sombras, mi bronca reprimida, misdesilusiones, las heridas que la vida ha ido provocando en mi, mis mie-dos e insatisfacciones, mi tristeza y soledad. Orar significa exponermedesde la verdad ante Dios. Slo si me expongo tal cual soy, la oracin meproporcionar paz y sosiego interiores. Aquello que pretendo mantenerescondido ante Dios, ser precisamente lo que eche de menos en mi pro-pia vitalidad. Es imposible experimentar a Dios si slo pretendoexponerle la cara piadosa de mi existencia. Si alguno me dice que es inca-paz de experimentar a Dios, yo a mi vez le pregunto,y lo hago a boca de

    3 El autor juega con la cercana etimolgica y sonora que en alemn, al igual que en caste-

    llano, existe entre sano y salvo, entre sanacin y salvacin. (NdT).4 Exponer quiere traducir fielmente el hinhalten del alemn, pero hay que entenderlo en

    el sentido de ponerse ante Dios vulnerable y desnudo, como quien se presenta y expone sin tapu-

    jos. Hinhalten suscita la imagen de: agarrar la propia persona y tenindola bien en alto mostrrsela tal

    cual es a Dios. (NdT)

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    jarro!: ser que te percibes (correctamente) a ti mismo? Es imposible quepercibas a Dios si ni siquiera eres capaz de percibirte a ti mismo, si slomuestras y expones ideas brotadas de tu cerebro. Exponle tambin tu ladotenebroso, entonces s que surgir entre ti y Dios una fluida comunicacin.

    Si soy capaz de exponerle a Dios todo mi ser, se har ma la expe-riencia de que soy amado incondicionalmente por l. Me sabr cobijado yrodeado por la amorosa y salvadora presencia del Seor. Dios no mejuzga ni me condena y de esa forma me libera de aquel inapelable tribu-nal propio que me condena ante ese hipercrtico super-yo que en m todolo sopesa. Rezar significa suspender todo juicio e intento de autovalora-cin, exponindole a Dios la propia existencia con confianza de nio. Sloas podr sentirme libre de los miedos que me atenazan o de la obligacinde superar todos mis defectos. S que Dios me acepta. Eso me ayuda aamarme y aceptarme. Y al mismo tiempo me hace humilde. Humildad,en latn humilitas, es el coraje5 de aceptar la propia humanidad. Ella, lahumildad, es la condicin para poder llegar a tener una experienciaautntica de Dios. Es sta una actitud tan esencial que resulta imprescin-dible mantenerla a lo largo de todo el camino espiritual. Al experimentarque Dios me ama de un modo total y absoluto me experimentar libre ysano, a pesar de los sufrimientos que interiormente me desgarran. Diossostiene lo contradictorio y pacifica lo desgarrador. Si dejo que el amor deDios embeba mis heridas ms ntimas, en lugar de estar hurgando sincesar en ellas, entonces cicatrizarn. Actualmente existe la enfermiza ten-dencia de manipular las propias heridas con harta agresividad,descubriendo y analizando cada una de ellas. La oracin emplea modalesmucho ms suaves y delicados. Contemplo mis heridas sin provocarles elms mnimo rasguo. Confo en que sern acariciadas por Dios, vindoseas colmadas por ese su amor que todo lo cura. Entonces, a pesar de todasmis heridas, me experimentar sano y salvo.

    2. La experiencia de poseer un manantial interior

    Son muchos los que en la actualidad se quejan por sentirse estre-sados, quemados, agotados. El estrs es, segn mi punto de vista, un

    5 En alemn humildad (= Demut) juega con la asonancia y la etimologa de coraje (=

    Mut). (NdT).

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    problema espiritual. Todo pretendemos hacerlo con nuestras solas fuer-zas. La oracin es el camino que nos lleva hasta nuestro manantialinterior. En nosotros brota y borbotea el Espritu Santo. Si permanezco encontacto con este manantial, si desde all trabajo, podr fatigarme incan-sablemente, sin agotarme. Al provenir de Dios, el manantial es inagotable.Muchos se agotan porque trabajan de acuerdo a falsos modelos de vida. Seguan por lemas como: ojal que haga todo correctamente! Ojal que no cometaningn error! Dios quiera que no haya ninguna pelea! Con esta clase de mode-los de vida rpidamente termina uno por sentirse quemado, agotado...

    La oracin, tal como la entiende, por ejemplo un Evagrio Pntico,nos conduce a un mbito de quietud interior. Evagrio denomina dichombito: lugar de Dios pues Dios mismo mora y vive all; tambin lollama Jerusaln ya que es lugar de paz. En nosotros existe un mbito,as nos lo asegura la mstica, en el que reina quietud absoluta y en el queDios habita. El ruido interior y el exterior, nuestras preocupaciones y pro-blemas, se interponen, cual gruesa muralla de cemento, entre nuestrocorazn y ese silencioso mbito interior. Gracias a la oracin horadamosdicha pared hasta llegar al mbito de quietud interior. All en lo ntimo,donde Dios mora en nosotros, los dems humanos no tienen acceso. Allno pueden darnos alcance ni los juicios ni las condenas, ni los deseos o lasexpectativas, ni los rechazos o las ofensas de nadie. Ah estamos sanos ya salvo. A pesar de nuestros miedos experimentaremos, all en nuestroncleo ms ntimo, que estamos sanos y salvos. Dicho ncleo es invul-nerable. Las heridas conciernen meramente a nuestras emociones, no anuestro autntico ser, no a la imagen interior que Dios posee de nosotros.Orar es el camino hacia ese mbito interior en el que estamos sanos y asalvo. En la Iglesia de Oriente el mtodo preferido para llegar a esas pro-fundidades del corazn en las que habita Cristo mismo, es el de laOracin de Jess En ese lugar habitan la mansedumbre y la misericor-dia, el amor y la libertad. All, ni siquiera los propios sentimientos deculpa tienen acceso. Nos encontramos all puros y sin mcula: inmacula-dos. As nos lo asegura la Iglesia cada ocho de diciembre, en la fiesta deMara Inmaculada, que es figura de aquello que tambin se realiza y cum-ple en nosotros, los humanos redimidos por Jesucristo.

    3. La transformacin de mis heridas

    Cada uno de nosotros circula por la vida cargado de heridas. A

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    todos la vida nos ha ido vulnerando, dejndonos vulnerables. Hoy haymuchos que revuelven y revuelven incansablemente sus heridas. Existe lacompulsin, prcticamente un vicio, de descubrir todas y cada una delas tempranas heridas de la infancia para luego elaborarlas. En el fondo setrata de esa (falsa) concepcin que estima necesario llegar a la perfeccinpara as demostrar(se) las propias capacidades. Pensamos que es indis-pensable esforzarnos a fondo en eliminar todas las heridas borrando asdel mapa todo lo que nos enferma. Este camino conduce a un callejn sinsalida. En cristiano el camino consiste, por el contrario, en reconciliarsecon las propias heridas. Para Hildegarda de Bingen el arte de la realiza-cin humana pasa por la capacidad de transformar en perlas las (propias)heridas. Es posible lograrlo?

    La transformacin de mis heridas en perlas tiene lugar si empie-zo a mirarlas como poseedoras de un valor inmenso. Pues ah mismodonde ms duele, se desarrolla una sensibilidad grande hacia las heridasde los dems. Puedo comprenderlos mejor. Justamente all donde tengo laherida, ah entro en contacto con mi propio corazn, con mi ser msautntico. Abandono la ilusin de ser alguien completo, sano, fuerte yperfecto. Percibo y acepto mi fragilidad. Esto contribuye a mantenermevivo, humanizndome, hacindome misericordioso y manso. All dondetenga mi herida, tendr igualmente mi tesoro. Es ah donde entro en con-tacto con mi ser autntico y descubro mi vocacin. All descubro misdones y talentos. nicamente el mdico enfermo y herido puede y sabecurar. Esa sabidura ya la conocan los griegos.

    La transformacin de mis heridas en perlas posee adems otrovalor suplementario: la valiossima perla que es necesario buscar en elcampo de nuestras vidas es Dios mismo. Para cada uno de nosotros laspropias heridas son el lugar de una autntica experiencia de Dios. Cmoentender esto? Las heridas me llevan a Dios. Tomemos como ejemplo elmiedo. Si lo combato jams dejar de perseguirme. Si por el contrarioadmito tenerlo y entro en dilogo con l ante Dios, si lo interrogo, pre-guntndole por el ncleo de mis temores y la verdadera causa de mismiedos, entonces me compenetrar cada vez ms profundamente con l.Y una vez llegado al fondo de mis miedos me invadir una profunda paz.Desde esa hondura experimentar a Dios como aquel que me acepta a mjunto con mis temores. Yo y mi miedo estamos ambos en manos de Dios.

    O, si considero mi sensibilidad y la admito: a pesar de todo el

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    camino espiritual recorrido sigo tan sensible a la crtica, al rechazo, a noser tenido en cuenta... Si me reconcilio con ella, entonces mi sensibilidadme conducir cada vez ms hondamente a lo profundo de ese mi heridocorazn, que tiene nostalgia de un amor que acepta incondicionalmente.Entonces, llegado a lo hondo de mi corazn herido, vislumbro a Dioscomo aquel que me protege con su mano paternal y maternal, que acari-cindome afectuosamente, me susurra: estoy contigo. No tienes por qu serfuerte como tan ardientemente deseas. Est muy bien que seas tal cual eres. As,y no de otra forma, eres valioso para m. Te amo, as como eres!

    O, consideremos la depresin, que afecta actualmente a tantsi-mas personas. Muchos ven en ella una enfermedad de la que es necesarioliberarse lo ms rpidamente posible. Combaten sus sentimientos depre-sivos. Pero con eso se obstruyen el camino que lleva a su interior y queconduce hacia Dios. No est en nuestras manos elegir tener o no predis-posiciones para la depresin, Pero si soy depresivo mi camino hacia Diosno consiste en hacer caso omiso de ella, sino en convertirla en camino queme conduce hasta Dios. La depresin le roba a mi ego la falsa ilusin deposeer un humor siempre parejo, de que veo siempre lo positivo, de quetengo mi vida en mis manos. Tengo una herida, mi taln de Aquiles. Notengo por qu ocultarla o aislarla. Ella es justamente la rendija por la queDios se escurrir hacia mi. Precisamente all puedo tener experiencia deDios. Y si a travs de mis heridas logro unirme a Dios, entonces la expe-riencia de mi unificacin se transforma simultneamente en experienciade salud salvadora. Pues ser y experimentarse uno6 es ya saberse y estarsano y salvo. La verdadera salud del ser humano pasa para mi persona atravs de mi experiencia de Dios. No podemos exigir dicha experiencia.Slo podemos prepararnos para ella. Pero Dios vuelve una y otra vez amostrarse sorpresiva y sorprendentemente. Simplemente debemos contary confiar en que Dios se nos mostrar por mucho que tengamos quesufrirnos a nosotros y nuestra situacin. Si experimentamos a Dios somosuno (y estamos unificados). Sin embargo al instante siguiente volveremosa experimentar la lejana de Dios. Volveremos entonces a sentirnos desga-rrados Debemos soportar vivir en tensin permanente: entre cercana ylejana de Dios, entre estar sanos y sabernos enfermos, entre estar en la luz

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    6 No es posible traducir adecuadamente el alemn que en una nica palabra implica

    simultneamente el saber que uno es uno-mismo y el saberse unificado consigo mismo y con

    Dios (NdT).

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    y en las tinieblas, entre sabernos fuertes y dbiles, entre vaciedad y pleni-tud de amor.

    4. Rituales que sanan

    La tradicin cristiana no slo nos ha transmitido caminos quecuran nuestras heridas, sino tambin caminos que ayudan a vivir saluda-blemente. La vida espiritual consisti desde siempre en el arte de llevaruna vida saludable. Una parte esencial de esta diettica7 espiritual laconstituyen los rituales que sanan. Los rituales nos permiten descubrirun cielo difano all, en ese nuestro plafn cotidiano que tantsimas vecesse nos tie de gris. Ellos nos proporcionan la certeza, en medio de dudasangustiosas respecto a nosotros y a nuestra existencia, de que, al fin y alcabo, la vida resultar exitosa. Los rituales ritman lo concreto de nuestrasvidas con realidades slidas y concretas: tomo una vela y la enciendo; aldespertarme hago un gesto que me pone en presencia de Dios; tomo lacruz en mis manos y me aferro a ella. Veamos cmo Jacob unge esa piedrasobre la que durmi, soando con la escala que llega hasta el cielo. Latrata con exquisita delicadeza, cuidado y ternura. La dureza basta y sim-ple de la piedra se le convierte en seal del tierno amor de Dios que lorodea. Jacob convierte la piedra en memorial, en recuerdo. Los ritualesnos recuerdan que en medio de nuestra vida cotidiana Dios est en medionuestro acompandonos. Con el ritual Dios viene a nuestro interior.Gracias a l hacemos memoria de su saludable y salvadora cercana. Ellapenetra hasta lo hondo.

    Los rituales nos ordenan la vida. Precisamente all donde el almase halla privada de estructura, por ejemplo en casos lmite8 en los que lapersona est interiormente desgarrada, los rituales despliegan toda suvirtud curativa. Ellos ponen el alma en orden. Proporcionan sostn y fir-meza a las personas depresivas. Los rituales permiten caer en la cuenta deque estoy vivo y de que vale la pena vivir, pues la existencia es toda unafiesta: la fiesta de mi unificacin en Dios! Los rituales (de)muestran quemi vida es valiosa y est llena de sentido. Para mi es un ritual importan-te, al levantarme, elevar los brazos hacia el cielo: dicho gesto me da la

    7 Diettica = el arte de llevar una vida sana.8 Personalidades bordline en el original (NdT).

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    certeza de que ese da no (de)pende de mis logros. No se define por ajus-tarse a mis planes, sino por el deseo de que hoy el cielo se abra sobre laspersonas con los que me encontrar. Vale la pena vivir este da. Deseodejar profundamente grabada mi huella ms personal en este mundo.Slo si mi vida se llena de sentido podr estar sano y ser salvo.

    5. Liturgia y ao litrgico

    En cada liturgia podemos experimentar cmo se sanan nuestrasheridas. Al estar juntos rezando, cantando o en silencio nos ayudamosmutuamente a intuir y sentir la presencia de Dios. La sanadora presenciade Dios nos rodea y envuelve. Es un mbito de sanacin en el que nuestrocorazn podr hallar paz y sosiego. Sobre todo en la celebracin eucarsti-ca podemos experimentar que Jesucristo sana nuestras heridas. En lacomunin Jess nos toca de la misma manera como hace dos mil aos toca-ba los enfermos. Si paralizado por el miedo me acerco a l en la comuninme dice: levntate, toma tu camilla y vete a tu casa. Si al igual que la hemo-rroisa me le avecino quemado, agotado, vaco y desesperado porque nadieme muestra la cercana que tanto anso, entonces tocndome me dice: Esbueno que haya personas como t. Vete en paz Ests sanado y eres amado. Aceptael amor que fluye hacia ti, el mo, pero tambin el de tus hermanos y hermanas.

    C. G. Jung considera el ao litrgico un sistema teraputico. Uncamino de sanacin, un camino que nos permite atravesar tanto los vallesms tenebrosos como las ms altas cumbres de nuestra humanidad, conla plena certeza de que Cristo va haciendo camino con nosotros. En lasfiestas del ao litrgico le presentamos a Jess todas nuestras heridaspara que las vaya curando. En el Adviento, por ejemplo, podemos expe-rimentar la fuerza sanadora del ao litrgico. Adviento es el tiempo quenos permite transformar nuestras dependencias en nostalgia9. Muchagente tiene actualmente dependencias, vicios, no slo respecto a drogas oalcohol, sino el vicio del juego, la aplauso-dependencia, la trabajo-depen-dencia, la impostergable necesidad de compaa y de entablar (nuevas)relaciones, el hambre imperiosa de convertirse en don-doa xito. Lasdependencias-vicio son siempre indicio y seal de anhelos y nostalgias

    9 Juego de palabras imposible de traducir ya que en alemn vicio, dependencia se dice Sucht

    y nostalgia es Sehnsucht! (NdT).

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    soterradas y reprimidas. El tiempo de Adviento quiere permitirnos entraren contacto con nuestras nostalgias. El anhelo, la nostalgia, es lo msvalioso que el ser humano lleva en s. Es el anzuelo que Dios arroj ennuestros corazones para que recordemos que slo en l nuestro inquietocorazn halla sosiego. La nostalgia introduce en nuestras vidas algo quesobrepasa este mundo, y sobre lo cual, por esto mismo, el mundo no tienepoder. La nostalgia hace santo al ser humano. Para la persona que est ypermanece en contacto con su propia nostalgia, sus problemas, enferme-dades y heridas se hacen relativos. Ms an: percibe que los sufrimientosque lo agobian espolean todava ms su nostalgia de Dios. En su nostal-gia llega a tocar a Dios! La nostalgia es la huella de Dios. Huella que lpuso en nuestros corazones. Cuando nos duele nuestra nostalgia nosduele Dios10 Es entonces cuando experimentamos la presencia de Dios enmedio del helado y tenebroso fro de este mundo.

    En Navidad festejamos nuestro propio comienzo. Cristo nace ennosotros. Gracias a la celebracin del nacimiento de Cristo podemosentrar en contacto con el nio divino en nosotros, con esa imagen pura einmaculada que Dios se ha hecho de nosotros. Navidad proclama: noests fatalmente encadenado por tu pasado, por el recuento de tus heri-das, ni eres el resumen de tus fracasos ni de los sucesivos quebrantossufridos en tu vida. Dios mismo festeja con nosotros un nuevo comienzo:el mismo Dios nace en nosotros. Y al nacer Dios en nosotros todo cambiay se transforma en bien y en bueno: el pesebre se hace luminoso, la pobre-za es un tesoro, el abandonado se ve estrechado en un fuerte abrazo, elherido es sanado.

    BenediktinerabteiD -97359 Mnsterschwarzach Abtei

    Alemania

    10 La palabra spren puede traducirse por sentir y por doler. Pero queda ms clara la para-

    doja al traducir: que cuando nos duele nuestra nostalgia nos duele Dios , que decir: que cuando

    sentimos nuestra nostalgia, sentimos a Dios (NdT)

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