el carácter de la 'verdadera filosofía' en david hume

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El carácter de la ‘verdadera filosofía’ en David Hume Ángela Calvo de Saavedra

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Este libro explora a fondo la obra de Hume desde la reconstrucción de un diálogo con Husserl. Así, la autora expone que la ‘verdadera filosofía’ que plantea el pensador inglés es producto de un giro en sus tesis que le permitió concebir la práctica de su oficio desde tres metáforas: la conquista de la capital, explica el método; el anatomista y el pintor, su carácter comunicacional; y el viaje escéptico, su legitimidad como ciencia en la construcción del conocimiento.

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  • Preocupado por el descrdito de la filosofa en el mbito de la sociedad moderna, y convencido de la importancia de que recuperase su voz en la esfera pblica interesada en la configuracin de una sociedad pluralista y tolerante en perspectiva cosmopolita David Hume dedic su vida a un proyecto crtico y constructivo: la concepcin de la verdadera filosofa, capaz de combatir la falsa filosofa, en su poca, aliada con la supersticin.

    Este libro articula el giro decisivo que da Hume en la concepcin y prctica de la filosofa a partir de tres metforas: la conquista de la capital, el anatomista y el pintor y el viaje escptico. En la primera, se precisan el tema y el mtodo de la verdadera filosofa. En la segunda, se destaca el carcter prctico y comunicacional de la filosofa, orientada por un inters tico-poltico. Y en la tercera, se plantea la figura novedosa de una ciencia escptica, que rehabilita la doxa como gnesis y fuente de legitimacin de todo conocimiento. La verdadera filosofa tiene una dimensin normativa que la autora explora en la construccin del punto de vista moral general e intersubjetivo, cuyos artfices son la simpata y la conversacin.

    A partir de la reconstruccin ampliada del dilogo que Husserl sostuvo con el pensamiento de Hume, este trabajo propone comprender la ciencia de la naturaleza humana como fenomenologa detrascendentalizada, animada por el actuar comunicacional. En este horizonte, la verdadera filosofa se interpreta como filosofa razonable.

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    El carcter de la verdadera

    filosofa en David Hume

    ngela Calvo de Saavedra

    ngela Calvo de Saavedra Licenciada en Filosofa y Doctora en Filosofa de la Pontificia Universidad Javeriana. Profesora titular de la Facultad de Filosofa de la misma universidad. Miembro de la Hume Society. Es autora de varios artculos sobre la filosofa moral y poltica de David Hume. As mismo, ha traducido obras filosficas del ingls y del francs. Sus campos de trabajo son la filosofa moderna, la filosofa moral y poltica, la teora crtica de la sociedad y el psicoanlisis.

    Imagen de cubierta:Antonio Guilln, Clathrulina, una ameba en palacio de cristal (2011)Proyecto agua

    ltimos ttulos publicados de esta coleccin:

    La Vicerrectora Acadmica y la Editorial Pontific a Universida Javeriana se enorgullecen en presentar la Coleccin Laureata. Esta coleccin recoge los trabajos de investigacin de las maestras y doctorados de esta Universidad. Con este esfuerzo, la Universidad quiere fortalecer los ejercicios de divulgacin del conocimiento y darle un reconocimiento a los investigadores y escri-tores cuyo trabajo investigativo ampla las barreras y los lmites del conocimiento.

    John Dewey (1859-1952) fue, adems del ms importante pensador y educador de los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX, el filsofo por excelencia de la democracia tal como la concibieron los norteamericanos desde la poca de sus Padres Fundadores. Para l, el secreto de la democracia no est exclusivamente en las instituciones que se llaman a s mismas democrticas; sino sobre todo en los hbitos que conforman la vida de los individuos hasta el punto que hacen de estos el centro y la consumacin de la experiencia.Retomando la tradicin a la vez individualista y democrtica de autores como Ralph Waldo Emerson, Walt Whitman y William James, Dewey configura una idea de democracia que, fundada en un concepto social de individuo, enfatiza el libre desarrollo de la individualidad, la coope-racin reflexiva y la investigacin como prctica permanente de recons-truccin social.A lo largo de los siete captulos de este libro, el autor sigue paso a paso el modo como Dewey va modelando su idea de la individualidad en cuan-to ncleo central de una democracia vlida para los tiempos presentes, en que la tirana de la mayora y el poco aprecio de la individualidad parecen ser los signos distintivos de quienes, para desgracia de la propia democracia, pretenden defenderla.

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    El individualismo democrtico de

    John Dewey

    Diego Antonio Pineda Rivera.

    Reflexiones en torno a la construccin de una cultura democrtica

    Diego Antonio Pineda Rivera. Licenciado en Filosofa, magster en Filosofa y doctor en Filosofa de la Pontificia Universidad Javeriana. Entre 1999 y 2002 fue director de la Carrera y la Licenciatura en Filosofa. Actualmen-te es profesor asociado de la Facultad de Filosofa y desde julio del 2011 es el decano acadmico de la Facultad de Filosofa de esta misma universidad. Es autor de mltiples artculos filosficos en publi-caciones colombianas y extranjeras. Escritor y traductor de diversos textos filosficos para nios, jvenes y adultos en Colombia, Brasil, Espaa, Argentina y otros pases.

    Imagen de cubierta:Antonio Guilln, Meridion circulare (2008)

    Lo religiosoMartha J. Patio

    Leer a McLuhan es complejo y, muchas veces, desalentador. En efecto, sus textos estn llenos de reiteraciones, de referencias no explicadas y acude a la tradicin literaria y filosfica como mejor le conviene. Un scholar ortodoxo dira que McLuhan es un pensador poco riguroso, que no respeta las fuentes originales y deforma la intencin de los autores con los que trabaja. Pero, justamente esto es lo ms valioso de su trabajo: la filosofa, la literatura o todo lo que sea que leamos, debe servir para pensar. Esto lo saba McLuhan. Actualmente, la opacidad de sus escritos cobra una luz inusitada. Esto, no porque McLuhan haya sido proclamado el santo patrono de la nueva realidad ciberntica por la revista Wired, ni porque sus textos puedan ser usados al modo de un manifiesto tecnoflico; el revival del pensamiento de McLuhan, de la mano de pensadores como Jean Baudri-llard o Paul Virilio y ms explcita y recientemente Derrick de Kerckhove o Chris Horrocks, no puede ser pensado como una casualidad, ni mucho menos como un capricho intelectual; por el contrario, obedece a las nece-sidades propias de una poca que requiere de nuevos anclajes categoriales para poder ser comprendida.

    Extracto de la Introduccin de este libro escrita por Sergio Roncallo Dow

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    Ms all del espejo retrovisor

    Sergio Roncallo Dow

    Sergio Roncallo Dow

    Doctor en Filosofa de la Pontificia Universi-dad Javeriana, Magster en Comunicacin de la misma universidad y filsofo de la Universidad de los Andes. Profesor asistente de la Facultad de Comunicacin en la Universidad de La Saba-na. Autor de numerosos artculos cientficos en filosofa y comunicacin.

    Imagen de cubierta:Carolina Maya-Gmez

    La nocin de medio en Marshall McLuhan

    ltimos ttulos publicados de esta coleccin:

    La Vicerrectora Acadmica y la Editorial de la Pontificia

    Universidad Javeriana se enorgullecen en presentar la

    Coleccin Laureata. Esta seleccin recoge los trabajos

    de investigacin de las maestras y doctorados

    de esta Universidad que han sido laureados. Con

    este esfuerzo, la Universidad quiere fortalecer los

    ejercicios de divulgacin del conocimiento y darle

    un reconocimiento a los investigadores y escritores

    cuyo trabajo investigativo ampla las barreras y los

    lmites del conocimiento.

    Paul Valry (1871-1945), conocido sobre todo como poeta, tiene una obra inmensa que, adems de ensayos, comprende los llamados Cuadernos, un documento seguramente nico en la literatura francesa. Escritos cada da de forma religiosa desde 1894 hasta 1945, entre las cuatro y las ocho de la maana, conforman un compendio de meditaciones en forma de fragmentos.

    Gran parte de dicha obra est dedicada a la esttica y a la potica, haciendo de Valry un terico de su propio quehacer. Este libro pretende exponer su pensamiento potico enmarcado en una teora de la accin centrada ya no en la cosa hecha sino en la accin que la hace. Esta potica es llamada por el propio autor poietica, evocando la raz griega del trmino y distancindose de la idea de potica como un compendio de reglas anquilosadas.

    Poner el nfasis en la accin y no en la cosa hecha le permite al autor francs atribuirle al receptor una dimensin potica. l sera el co-creador de una obra que permanece siempre abierta a nuevas interpretaciones. Esta teora de la accin potica da cuenta de un proceso que comienza en el acto creativo y tiene su realizacin slo en el momento de la recepcin.

    Anna Maria Brigante Rovida

    Profesora asistente de la Pontificia Universidad Javeriana. Estudi Filosofa en la Universit degli Studi de Miln y en la Pontificia Universidad Javeriana, donde tambin comple-t el Doctorado en Filosofa. Trabaja en el rea de esttica y la relacin de la filosofa con la literatura. Es coautora del libro El cuerpo, fbrica del yo. Produccin de subjetividad en el arte de Luis Caballero y Lorenzo Jaramillo.

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    La teora de la accin potica de Paul Valry

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    La Vicerrectora Acadmica y la Editorial de la Pontificia Universidad Javeriana se enorgullecen en presentar la Coleccin Laureata. Esta seleccin recoge los trabajos de investigacin de las maestras y doctorados de esta Universidad que han sido laureados. Con este esfuerzo, la Universidad quiere fortalecer los ejercicios de divulgacin del conocimiento y darle un reconocimiento a los investigadores y escritores cuyo trabajo investigativo ampla las barreras y los lmites del conocimiento.

    Tiene sentido preguntarse por la existencia de un pensamiento moral en Ren Descartes? El tema y el propsito fundamental de este libro es precisamente responder esta pregunta, asumiendo que ese pensamiento moral efectivamente existe y constituye un objeto de investigacin completamente vlido, pues hay en su obra suficientes elementos de estudio y anlisis como para con-siderar que la tarea es auspiciosa y plausible.

    Sin embargo, al iniciar la tarea surgen grandes dificultades: qu moral es esa de la cual habla el filsofo? Si en el Discurso Del mtoDo habla Descartes de una moral de provisin, por qu los comentaristas hablan por su parte de moral provisional? Ms an: en qu consiste esa moral definitiva a la cual se refieren tantos lectores y estudiosos de su obra? En sntesis, qu posibilidades reales hay de responder satisfactoriamente la pregunta por la existencia de un pensamiento moral en Descartes? El presente libro quiere, precisamente, responder estas preguntas, y mostrar cmo la moral cartesiana constituye la primera moral filosfica de la modernidad.

    Esta obra va dirigida a todo lector que posea una formacin filosfica bsica, y un inters particular por los temas ticos y morales. Este lector puede prescindir del amplio y a veces complejo aparato crtico, condensado en las numerosas notas de pie de pgina. Sin embargo, ese mismo aparato crtico puede ser de especial importancia y utilidad para los conocedores y estudiosos de la filosofa cartesiana.

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    El pensamiento moral en Descartes

    Rubiel Ramrez Restrepo

    Rubiel Ramrez Restrepo

    Curs sus estudios de licenciatura en Filosofa y Letras en la Universidad Nacional de Colombia, adelant sus estudios de maestra en Filosofa en la Universidad del Valle, donde obtuvo tesis meritoria y realiz sus estudios de doctorado en Filosofa en la Pontificia Universidad Javeriana, con tesis laureada. Se encuentra vinculado desde hace muchos aos a la Universidad del Quindo, de la ciudad de Armenia, en la cual fue coautor del proyecto de creacin del Programa de Filoso-fa, responsable de su implementacin, y su primer director. Durante cuatro aos desempe el cargo de asesor de la Vicerrectora Acadmica de esta Universidad, en los temas curriculares. En 1998 public el libro titulado tica ambiental Parmetros Para una Discusin, que orienta hacia otro de sus temas de inters intelectual.

    Imagen de cubierta:Antonio Guilln, Moina Macrocopus, fotografa, Proyecto Agua. 2010

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    Obstinado RigorAnna Maria Brigante Rovida

    El pensamiento moral en Descartes Rubiel Ramrez Restrepo

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    Ms all del espejo retrovisor Sergio Roncallo Dow

    La Vicerrectora Acadmica y la Editorial de la Pontificia Universidad Javeriana se enorgullecen en presentar la Coleccin Laureata. Esta seleccin recoge los trabajos de investigacin de las maes-tras y doctorados de esta Universidad que han sido laureados. Con este esfuerzo, la Universidad quiere fortalecer los ejercicios de divulgacin del conocimiento y darle un reconocimiento a los in-vestigadores y escritores cuyo trabajo investigativo ampla las barreras y los lmites del conocimiento.

    ltimos ttulos publicados de esta coleccin:

    El individualismo democrtico en John DeweyDiego Antonio Pineda Rivera

    Leer a McLuhan es complejo y, muchas veces, desalentador. En efecto, sus textos estn llenos de reiteraciones, de referencias no explicadas y acude a la tradicin literaria y filosfica como mejor le conviene. Un scholar ortodoxo dira que McLuhan es un pensador poco riguroso, que no respeta las fuentes originales y deforma la intencin de los autores con los que trabaja. Pero, justamente esto es lo ms valioso de su trabajo: la filosofa, la literatura o todo lo que sea que leamos, debe servir para pensar. Esto lo saba McLuhan. Actualmente, la opacidad de sus escritos cobra una luz inusitada. Esto, no porque McLuhan haya sido proclamado el santo patrono de la nueva realidad ciberntica por la revista Wired, ni porque sus textos puedan ser usados al modo de un manifiesto tecnoflico; el revival del pensamiento de McLuhan, de la mano de pensadores como Jean Baudri-llard o Paul Virilio y ms explcita y recientemente Derrick de Kerckhove o Chris Horrocks, no puede ser pensado como una casualidad, ni mucho menos como un capricho intelectual; por el contrario, obedece a las nece-sidades propias de una poca que requiere de nuevos anclajes categoriales para poder ser comprendida.

    Extracto de la Introduccin de este libro escrita por Sergio Roncallo Dow

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    Doctor en Filosofa de la Pontificia Universi-dad Javeriana, Magster en Comunicacin de la misma universidad y filsofo de la Universidad de los Andes. Profesor asistente de la Facultad de Comunicacin en la Universidad de La Saba-na. Autor de numerosos artculos cientficos en filosofa y comunicacin.

    Imagen de cubierta:Carolina Maya-Gmez

    La nocin de medio en Marshall McLuhan

    ltimos ttulos publicados de esta coleccin:

    La Vicerrectora Acadmica y la Editorial de la Pontificia

    Universidad Javeriana se enorgullecen en presentar la

    Coleccin Laureata. Esta seleccin recoge los trabajos

    de investigacin de las maestras y doctorados

    de esta Universidad que han sido laureados. Con

    este esfuerzo, la Universidad quiere fortalecer los

    ejercicios de divulgacin del conocimiento y darle

    un reconocimiento a los investigadores y escritores

    cuyo trabajo investigativo ampla las barreras y los

    lmites del conocimiento.

    Paul Valry (1871-1945), conocido sobre todo como poeta, tiene una obra inmensa que, adems de ensayos, comprende los llamados Cuadernos, un documento seguramente nico en la literatura francesa. Escritos cada da de forma religiosa desde 1894 hasta 1945, entre las cuatro y las ocho de la maana, conforman un compendio de meditaciones en forma de fragmentos.

    Gran parte de dicha obra est dedicada a la esttica y a la potica, haciendo de Valry un terico de su propio quehacer. Este libro pretende exponer su pensamiento potico enmarcado en una teora de la accin centrada ya no en la cosa hecha sino en la accin que la hace. Esta potica es llamada por el propio autor poietica, evocando la raz griega del trmino y distancindose de la idea de potica como un compendio de reglas anquilosadas.

    Poner el nfasis en la accin y no en la cosa hecha le permite al autor francs atribuirle al receptor una dimensin potica. l sera el co-creador de una obra que permanece siempre abierta a nuevas interpretaciones. Esta teora de la accin potica da cuenta de un proceso que comienza en el acto creativo y tiene su realizacin slo en el momento de la recepcin.

    Anna Maria Brigante Rovida

    Profesora asistente de la Pontificia Universidad Javeriana. Estudi Filosofa en la Universit degli Studi de Miln y en la Pontificia Universidad Javeriana, donde tambin comple-t el Doctorado en Filosofa. Trabaja en el rea de esttica y la relacin de la filosofa con la literatura. Es coautora del libro El cuerpo, fbrica del yo. Produccin de subjetividad en el arte de Luis Caballero y Lorenzo Jaramillo.

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    La Vicerrectora Acadmica y la Editorial de la Pontificia Universidad Javeriana se enorgullecen en presentar la Coleccin Laureata. Esta seleccin recoge los trabajos de investigacin de las maestras y doctorados de esta Universidad que han sido laureados. Con este esfuerzo, la Universidad quiere fortalecer los ejercicios de divulgacin del conocimiento y darle un reconocimiento a los investigadores y escritores cuyo trabajo investigativo ampla las barreras y los lmites del conocimiento.

    Tiene sentido preguntarse por la existencia de un pensamiento moral en Ren Descartes? El tema y el propsito fundamental de este libro es precisamente responder esta pregunta, asumiendo que ese pensamiento moral efectivamente existe y constituye un objeto de investigacin completamente vlido, pues hay en su obra suficientes elementos de estudio y anlisis como para con-siderar que la tarea es auspiciosa y plausible.

    Sin embargo, al iniciar la tarea surgen grandes dificultades: qu moral es esa de la cual habla el filsofo? Si en el Discurso Del mtoDo habla Descartes de una moral de provisin, por qu los comentaristas hablan por su parte de moral provisional? Ms an: en qu consiste esa moral definitiva a la cual se refieren tantos lectores y estudiosos de su obra? En sntesis, qu posibilidades reales hay de responder satisfactoriamente la pregunta por la existencia de un pensamiento moral en Descartes? El presente libro quiere, precisamente, responder estas preguntas, y mostrar cmo la moral cartesiana constituye la primera moral filosfica de la modernidad.

    Esta obra va dirigida a todo lector que posea una formacin filosfica bsica, y un inters particular por los temas ticos y morales. Este lector puede prescindir del amplio y a veces complejo aparato crtico, condensado en las numerosas notas de pie de pgina. Sin embargo, ese mismo aparato crtico puede ser de especial importancia y utilidad para los conocedores y estudiosos de la filosofa cartesiana.

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    El pensamiento moral en Descartes

    Rubiel Ramrez Restrepo

    Rubiel Ramrez Restrepo

    Curs sus estudios de licenciatura en Filosofa y Letras en la Universidad Nacional de Colombia, adelant sus estudios de maestra en Filosofa en la Universidad del Valle, donde obtuvo tesis meritoria y realiz sus estudios de doctorado en Filosofa en la Pontificia Universidad Javeriana, con tesis laureada. Se encuentra vinculado desde hace muchos aos a la Universidad del Quindo, de la ciudad de Armenia, en la cual fue coautor del proyecto de creacin del Programa de Filoso-fa, responsable de su implementacin, y su primer director. Durante cuatro aos desempe el cargo de asesor de la Vicerrectora Acadmica de esta Universidad, en los temas curriculares. En 1998 public el libro titulado tica ambiental Parmetros Para una Discusin, que orienta hacia otro de sus temas de inters intelectual.

    Imagen de cubierta:Antonio Guilln, Moina Macrocopus, fotografa, Proyecto Agua. 2010

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    Obstinado RigorAnna Maria Brigante Rovida

    El pensamiento moral en Descartes Rubiel Ramrez Restrepo

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  • El carcter de la verdadera filosofa en David Hume

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  • El carcter de la verdadera filosofa en David Hume

    ngela Calvo de Saavedra

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  • ReseRvados todos los deRechos

    Pontificia Universidad Javeriana ngela Calvo de Saavedra

    Primera edicin: octubre de 2012Bogot, D.C. ISBN: 978-958-716-583-8Nmero de ejemplares: 300Impreso y hecho en ColombiaPrinted and made in Colombia

    Editorial Pontificia Universidad JaverianaCarrera 7 nm. 37-25, oficina 1301Edificio LutaimaTelfono: 287 06 91www.javeriana.edu.co/editorialBogot, D.C.

    coRReccin de estilo:Nelson Arango

    diseo de pginas inteRioRes:Magdalena Monsalve

    diagRamacin:Precolombi EU-David Reyes

    montaje de cubieRta:Precolombi EU-David Reyes

    impResin:Javegraf

    Calvo de Saavedra, ngela El carcter de la verdadera filosofa en David Hume / ngela Calvo de Saavedra. 1a ed. Bogot: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2012. (Coleccin Laureata).

    568 p.; 24 cm. Incluye referencias bibliogrficas (p. 523-566). ISBN: 978-958-716-583-8

    1. HUME, DAVID, 1711-1776 - CRTICA E INTERPRETACIN. 2. FILOSOFA ESCOCESA. I. Pontificia Universidad Javeriana.

    CDD 192 ed. 21

    Catalogacin en la publicacin - Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S.J.______________________________________________________________________________________ech. Octubre 18 / 2012

    Prohibida la reproduccin total o parcial de este material, sin autorizacin por escrito de

    la Pontificia Universidad Javeriana.

    ASOCIACIN DE UNIVERSIDADESCONFIADAS A LA COMPAIA DE JESS

    EN AMRICA LATINA

    MIEMBRO DE LA RED DE

    EDITORIALES UNIVERSITARIAS

    DE AUSJALwww.ausjal.org

    pi El caracter de la verdadera filosofia_final-dic 12.indd 6 12/13/12 4:54 AM

  • 7Contenido

    agRadecimientos .......................................................................... 13

    david hume en la escuela de la fenomenologa con edmund husseRl ................................................................... 17

    adveRtencia bibliogRfica sobRe las RefeRencias a las obRas de david hume ............................................................ 23

    intRoduccin .............................................................................. 27

    captulo 1. a la conquista de la capital ....................................... 41

    Una cierta disposicin audaz (A certain boldness of temper) ... 45El filsofo como hombre de letras (a man of letters) ............. 46Una nueva escena de pensamiento (A new scene

    of thought) ...................................................................... 63En busca de un nuevo medio (Seeking for a new Medium) ...................................................................... 91

    Una fundamentacin slida para la ciencia del hombre ...... 91El mtodo experimental humeano: una lectura

    fenomenolgica .............................................................. 100En pos de la elegancia y pulcritud en la escritura (Towards elegance and neatness in writing) ................................ 135

    captulo 2. el anatomista y el pintoR ........................................... 147

    El origen de la metfora ............................................................... 150

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  • La cultura de la diseccin: el anatomista .............................. 150La cultura retrica: el pintor ................................................. 163El choque de las dos culturas y el problema

    de la verdadera filosofa ................................................. 168El uso de la metfora en la obra de David Hume .......................... 173

    En busca de una autoridad ................................................... 174El debate moral en la Ilustracin escocesa ........................... 176El alcance del contrapunto Hutcheson-Hume ..................... 184

    El anatomista y el pintor: dos especies de filosofa moral en conflicto? ............................................................................... 198

    El anatomista nunca debera emular al pintor .................. 198Podran llegar a un mejor acuerdo? ................................ 222

    El filsofo como guerrero: una novedosa imagen de ciudadana ................................................................. 236

    Fenomenologa de la supersticin ........................................ 238La batalla filosofa-supersticin ........................................... 255

    inteRludio. la anatoma del entendimiento (undeRstanding) ....... 273

    Los habitantes de la mente ........................................................ 278La imaginacin, herona de la mente ...................................... 283Los efectos de la imaginacin: creencias y ficciones ................... 292El razonamiento probable ........................................................... 293

    Naturaleza y mecanismos forjadores de la creencia.............. 299Probabilidad filosfica y no filosfica. La importancia

    de las reglas generales ...................................................... 319

    captulo 3. del monstRuo al jugadoR: escepticismo y veRdadeRa filosofa .................................................................. 329

    La travesa (voyage) de Hume ...................................................... 331El origen ............................................................................... 331La crisis como descripcin fenomenolgica ........................ 344Los efectos ............................................................................ 372

    Escepticismo y moral prctica .................................................. 394El escepticismo mitigado ......................................................... 403

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  • Los Dilogos sobre la religin natural: un ejercicio de verdadera filosofa ................................................................ 430

    captulo 4. puede seR noRmativa una ciencia escptica? Reflexin, coRReccin y justificacin en la ciencia de la natuRaleza humana .............................................................. 453

    La reflexin.................................................................................. 456La correccin .............................................................................. 472El problema de la justificacin: cmo ser razonable? ................. 493

    conclusin .................................................................................. 509

    bibliogRafa ................................................................................. 523

    Bibliografa primaria ................................................................... 523Traducciones al espaol............................................................... 524Bibliografa secundaria ............................................................... 525

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  • A mis estudiantes

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    Agradecimientos

    Esta ha sido una prolongada empresa, de modo que en su concepcin, desarrollo y culminacin han contribuido mltiples personas, de muy diversas maneras. No menciono todos sus nombres para evitar el riesgo de omitir alguno de manera inadvertida. Pero conservo en mi memoria dilogos acadmicos, aportes bibliogrficos, apoyos logsticos, recursos tcnicos y, sobre todo, haber contado con la comprensin, paciencia, afecto, solidaridad y confianza durante este tiempo en el que se puso a prueba mi vocacin filosfica y mi carcter. A todas ellas, mi sincero agradecimiento, pues sin la particularidad de cada una de sus generosas puntadas, tejidas con especial cuidado, esta obra no habra visto la luz.

    Al director de esta investigacin, profesor Guillermo Hoyos Vsquez, quiero agradecerle su agudeza de pensamiento, su honestidad intelec-tual, su pasin por la filosofa, su constante reto y estmulo pedaggico, su genuino reconocimiento y, ms que nada, la fidelidad de su amistad que ha atravesado, sin sombra alguna de duda ni desencanto, la trayec-toria de mi vida profesional desde el momento en el que fui su alumna de pregrado, pasando por los diversos proyectos acadmicos que hemos realizado juntos, hasta el da de hoy en el que culmina de su mano por decirlo de algn modo mi formacin. En cada etapa del camino reco-rrido juntos, ha crecido mi admiracin y respeto por su brillante inteli-gencia y su grandeza de alma.

    Un proyecto investigativo como este requiere, para llegar a su feliz trmino, de la concurrencia de variadas condiciones. Un entorno aca-dmico propicio a la investigacin especializada que incluye recursos, materiales apropiados y continua interaccin con estudiantes y colegas, pues las clases y las conversaciones informales suelen ser el escenario en el que ocurren nuestras mejores ideas y se refinan, mediante la crtica,

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    aquellas que lo precisan. Es imprescindible una slida estructura ins-titucional que, adems de liberar tiempo del quehacer cotidiano para dedicarlo a la lectura y escritura, promueva contactos internacionales, pasantas y participacin en las discusiones de punta sobre el tema. Em-pero, todo ello sera insuficiente sin la confianza, el aprecio y el respaldo moral, artfices del compromiso y la esperanza de quien emprende una labor como esta. La Pontificia Universidad Javeriana me ha proporcio-nado en abundancia dichas condiciones, motivo por el cual merece mi especial reconocimiento. Ha sido mi casa filosfica de toda una vida, en la cual he contado siempre con el apoyo de valiosos maestros, colegas y administrativos. En particular, quiero agradecer a la universidad el haber facilitado mi vinculacin temporal con el Birkbeck College de la Univer-sidad de Londres as como mi pertenencia a la Hume Society.

    En la universidad londinense comenc mis estudios de Doctorado, bajo la supervisin de los profesores Anthony Price y Susan James, estada en la que concret el tema de la disertacin y complet el trabajo de in-vestigacin dirigida. En varias ocasiones fui acogida como investigadora visitante, con acceso a seminarios, conferencias y, lo ms importante, a la biblioteca del Senate House, recinto en el que realic, en circunstan-cias ideales, la mayor parte de la pesquisa bibliogrfica que sustenta esta investigacin. En un momento en el que los instrumentos de trabajo se reducan a la pluma, el papel y la fotocopia, pas incontables horas sepul-tada entre anaqueles que me parecieron infinitos, tiempo que transcurri como una rfaga, al ritmo de la fascinacin que me produca descubrir fuentes y estudios especializados que de otra manera hubieran perma-necido ignotos para m. Esta vivencia del contexto histrico y cultural de David Hume, me permiti comprender a profundidad el mundo en el que se gest su pensamiento. En condiciones similares, la Universidad de Harvard tambin puso a mi disposicin, en distintos momentos, los maravillosos recursos de su biblioteca Widener.

    Mi contacto con la Hume Society fue posterior, y se lo debo al P. Vi-cente Durn, S. J., quien me motiv a integrarme en una de sus activida-des ms importantes, la Hume Conference, encuentro anual en el que en repetidas ocasiones he tenido la fantstica oportunidad de presentar mis ideas, comentar ponencias y ser parte del comit de seleccin de traba-jos. La Hume Society, su conferencia anual y su revista Hume Studies han

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  • Agradecimiento 15

    constituido mi mayor fuente de inspiracin y el ms significativo apren-dizaje en la concepcin de esta obra. En ellas he compartido la ms fina puesta en escena de la verdadera filosofa tal como Hume la concibiera, animada por las pasiones ms agradables: la curiosidad y la sociabilidad. Una experiencia excepcional ha sido ver cmo la bibliografa adquiri vida y rostro cuando conoc a los grandes intrpretes y pude admirar, desde el primer momento, la manera en la que combinan las virtudes del rigor y la originalidad intelectual con la sencillez, la amabilidad, el respeto y la tolerancia. Un ambiente idlico para el acontecimiento del pensar, en el cual la discusin filosfica transcurre sin pretensin ni afn competitivo, motivada por el ms genuino inters en comprender la ri-queza de la obra del filsofo que la convoca.

    No puedo omitir la mencin de los pares evaluadores: doctora Livia Guimaraes, de la universidad de Minas Gerais en Belo Horizonte, Brasil, y el doctor Gonzalo Serrano de la Universidad Nacional de Colombia por la pertinencia y finura de sus comentarios en la valoracin de este trabajo.

    Es hora de pasar al estrecho crculo de personas que han acom-paado ms de cerca este proceso y merecen mi profunda gratitud. El P. Fabio Ramrez, S. J., con su asombroso conocimiento de los ms diversos temas, ha contribuido de manera decisiva a mi ilustracin y a fortalecer mis argumentos; le agradezco su presencia constante como maestro y amigo incondicional. Alfonso Flrez, Decano Acadmico de nuestra Facultad durante el periodo en el que elabore este escrito, ha apoyado mis iniciativas, ha minimizado las presiones y en forma permanente ha avalado este proyecto. Carolina Iriarte y Juan Samuel Santos, juiciosos lectores, con sus comentarios aportaron positivamente al contenido y estructura final del texto. Anna Rosefsky Saavedra y el P. Luis Fernando Mnera, S. J., me brindaron invaluable apoyo con la correccin de notas en ingls y en francs. Claudia Susana Rodrguez realiz con respetuoso cuidado la revisin del texto para la edicin final. Camilo Martnez me ense el abec de la computacin y, en jornada continua, estuvo siem-pre dispuesto a calmar mis angustias; l hizo posible superar el estadio del manuscrito.

    Sin duda, mi familia constituye el baluarte de mi estabilidad emo-cional y el horizonte de todos mis esfuerzos intelectuales. Germn, mi es-poso, me inculc su pasin por el buen manejo del espaol y siempre ha

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    sido mi primer lector e interlocutor; su verstil inteligencia y su enfoque prctico de la vida han mantenido la estabilidad cotidiana del entorno externo e interno en el que se llev a cabo esta disertacin, cuya culmi-nacin debo, en gran medida, a su amorosa compaa, su solidaridad sin condiciones y su disponibilidad sin lmites. Juan Esteban y Carolina, mis hijos, amor e ilusin de mi vida, han estado siempre presentes, dispuestos a darme lo mejor de s mismos, el testimonio de su bsqueda constante de autenticidad, el tesn con el que han perseguido sus metas, la solidez de sus valores y la seguridad de contar con ellos en cualquier circunstancia. Mi hermana Emilia ha sido mi ejemplo de responsabilidad e integridad; su hospitalidad irrestricta, su prestancia en la academia inglesa as como su lcida y cariosa gua marcaron hitos significativos en el logro de este objetivo. La fortaleza de estos lazos hizo posible comprender y aplicar en profundidad la mxima de Hume: S filsofo, pero en medio de toda tu filosofa contina siendo un hombre.

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    David Hume en la escuela de la fenomenologa con Edmund Husserl

    Dado que no es frecuente en la literatura sobre Hume, ni tampoco en la relacionada con Husserl, exceptuando los trabajos de Ram Adhar Mall, que conoce la autora de esta investigacin, quiero en esta introduccin de manera sistemtica mostrar en qu consiste la lectura que hace Hus-serl en perspectiva fenomenolgica del empirismo ingls, en especial del pensamiento de Hume. Estimo por otro lado, precisamente por lo anotado con respecto a falta de literatura sobre el tema, que este es uno de los aportes ms originales de este libro, que no se reduce a alusiones de paso, sino que en algn momento se constituye en una especie de di-logo que bien justificara pensar en la posibilidad de una interpretacin fenomenolgica de Hume.

    Quiero considerar en especial cuatro pasajes en la obra de Husserl, en los que l se ocupa expresamente de Hume y su aporte a la filosofa occidental. A todos ellos se refiere la autora para hacer sus cotejos y discusiones, encontrar puntos de convergencia y establecer acuerdos y desacuerdos. En general, pero sin ser especialista en la obra del escocs, comprendo y puedo suscribir las tesis de ngela Calvo, con mnimas reservas, puesto que a la autora le toca hacer fuerte a su autor, Hume, y a m en parte a Husserl.

    Es de destacar que la literatura que utiliza expresamente Husserl en sus cursos y como inspiradora de su fenomenologa es la central de la filosofa occidental, sin perderse en autores secundarios, es decir, sus autores son los griegos, Agustn y su intuicin sobre el tiempo, Descartes, el racionalismo, el empirismo ingls, en especial David Hume, Kant y su maestro Brentano, a quien debe el trmino intencionalidad, heredado de Toms de Aquino y de la escolstica. Incluso organiza esta historia,

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    como lo he mostrado en otro lugar (Hoyos, 1976), para demostrar su con-cepcin teleolgica de la historia de la filosofa, en el sentido de que la fenomenologa descubierta por l es el telos del desarrollo de esas ideas de Occidente que aspiran a realizarse en cada momento de su evolucin en direccin precisamente hacia la fenomenologa como mtodo del filosofar, no como nuevo sistema.

    Esta es la concepcin de la historia de las ideas que ya est presente en sus lecciones de 1923/24 en Friburgo sobre la historia de la filosofa, editadas pstumamente en la Husserliana VII (obras completas de Hus-serl) como Historia crtica de las ideas. Queremos analizar este aparte en el que Husserl ubica acertadamente a Hume como transicin del raciona-lismo, al que critica, y del empirismo hacia la filosofa de Kant (Husserl, 1956, pp. 157-202).

    Punto de partida para Husserl es sin duda su concepcin de la psi-cologa como das wahre Feld der Entscheidungen, la psicologa como el verdadero campo de las decisiones (Husserl, 1993, p. 21), en el que precisamente se encuentran la experiencia interna de Hume y la inten-cionalidad de la fenomenologa. Pero si la psicologa se comprende ni-camente como ciencia emprica, es cosa distinta que si se la interpreta desde la perspectiva trascendental elegida por Husserl. La comparacin indica que en la experiencia interna est ya presente la intencionalidad, pero teniendo en cuenta que esta es conciencia de algo trascendente al sujeto, faltando en la experiencia interna considerada por Hume esta referencia, o si se quiere en trminos husserlianos en la experiencia inter-na se encuentra lo notico, mas no lo noemtico de la intencionalidad. De esta forma la intencin significativa en Hume carecera de correlato en el mundo de la vida como tal en el sentido de su posible completud (Erfllung) significativa como constitucin de sentido (Sinnkonstitution) y de su realizacin o falsacin (Entuschung) como validez de ser (Seins-geltung). La correlacin, tanto la de intencin y completud, como sobre todo la de lo notico de la mencin como de lo noemtico de lo menta-do, son propiedades relevantes de la intencionalidad, cuya caracterstica fundamental es ser conciencia de algo, en cuanto todo acto de concien-cia nos abre a algo y todo algo es tal en cuanto para una conciencia. Este darse del mundo de la vida a la conciencia es el punto de partida de la fenomenologa.

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    En este sentido Hume es quien prepara el camino de la fenomeno-loga. Se ubica en una psicologa sistemtica sin presupuestos, que le permite partir

    () de lo que se le da inmediatamente como lo psquico y de sus leyes fundamen-tales vlidas ley de la asociacin, de la memoria, entre otras como leyes origina-rias empricas de toda gnesis intrapsquica. Todo lo que est ah para cada sujeto bajo el ttulo mundo de la experiencia de los cuerpos y espritus, todas las formas objetivas familiares, espacio, tiempo, causalidad, cosa, fuerza, facultad, persona, sociedad, Estado, derecho, moral, etc., deben poder ser aclaradas por esta psicolo-ga, lo mismo que el mtodo y logros de todas las ciencias, que pretenden conocer todo este mundo o partes de l. (Husserl, 1956, p. 159)

    Naturalmente, al faltarle a Hume el sentido de la intencionalidad de la conciencia, las consecuencias de esta visin radican en que para Hus-serl todo termina por ser ficciones en la filosofa del empirismo ingls, ficciones que llevan al escepticismo que con cierta razn se le critica.

    Si tenemos en cuenta el siguiente texto en orden cronolgico, el del pargrafo 100 de Lgica formal y lgica trascendental de Husserl, nos encontramos con que para el fundador de la fenomenologa

    La grandeza de Hume (grandeza que an no ha sido reconocida en este importante aspecto) radica en haber sido, pese a todo el primero en captar el problema concreto universal de la filosofa trascendental, el primero en ver la necesidad de investigar lo objetivo como formacin de su gnesis, a partir de la concrecin de la interio-ridad puramente egolgica, en la cual como vio l todo lo objetivo se presenta a la conciencia y es experimentado gracias a una gnesis subjetiva; todo ello para explicar el justo sentido ontolgico de todo ente para nosotros, a partir de esos orgenes ltimos. (Husserl, 2009, pp. 319-320)

    En cierta manera enfatiza Husserl en su generosa evaluacin que Hu-me descubri la intencionalidad, pero fue ciego para su descubrimiento por cuanto confundi estructuras y procesos de la conciencia intencional con datos y hbitos en una conciencia psicolgica, con los cuales no pue-de explicar suficientemente trminos tan ricos, por ejemplo como belief, en relacin con la experiencia externa. En este sentido Hume cumplira la labor de descubridor encubridor del tema de la intencionalidad de la con-ciencia. En otras palabras, podramos decir desde la fenomenologa que

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    Hume descubre propiedades de la conciencia intencional, pero es ciego para valorarlas en lo que significan, en especial es ciego para el a priori.

    Esto nos lleva a mirar con detenimiento el tercer texto, el de la Crisis de las ciencias europeas y la fenomenologa trascendental (Husserl, 1962, pp. 88-104), donde Husserl retoma ideas de los dos textos anteriores, para concentrarse en las relaciones de Hume con Kant dentro del proyecto de una teleologa de la historia de las ideas de Occidente orientada por la fenomenologa trascendental.

    Husserl recuerda que Kant no conoci el Treatise y por eso termina por no entender el sentido que para Hume tiene la experiencia interna total, el verdadero problema, el enigma, que no es otro que el mundo de la vida mismo, el de la experiencia cotidiana precientfica. Por ello Kant piensa que el problema del escepticismo de Hume no es tampoco el de las matemticas, ni el de la analiticidad de la lgica formal, sino preci-samente el de las ciencias basadas en la experiencia: el mundo objetivo. A fundamentarlo trascendentalmente, como es bien sabido, dedica su Crtica de la razn pura, dejando entonces ingenuamente como dada su gnesis en el mundo de la vida que no tiene en cuenta.

    Husserl dedica la tercera parte de la Crisis a exponer dos caminos ha-cia la subjetividad trascendental para cuestionar desde ella el positivismo cientfico: el camino del mundo de la vida y el de la psicologa, ambos ntimamente relacionados con el problema de Hume. Para Husserl Hume descubre el enigma del mundo de la vida y lo desarrolla a su modo en el interior de la psique. Al no conocer Kant este planteamiento, su sentido de lo trascendental es en cierto momento el de un segundo piso sin po-der tener en cuenta la ontologa del mundo de la vida que se pierde en la cosa en s, en lo noumnico que no se puede conocer. Recientemente Jrgen Habermas propuso audazmente pensar la cosa en s kantiana co-mo el mundo de la vida de la fenomenologa (Habermas, 2009, p. 232).

    El ltimo texto que queremos considerar est tomado de las Con-ferencias de Praga, a las que hacamos referencia al principio. Tomamos como orientacin esta larga cita:

    La crisis de las ciencias tiene su fundamento en una crisis del autocomprenderse del hombre. La superacin de esta crisis solo puede lograrse si se llega ms pro-fundamente en la autocomprensin del hombre. La visin general histrica que

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    procuramos dar en nuestra conferencia se ocupaba nada menos que de la historia de los dos caminos, en los cuales han luchado los pensadores representativos des-de Descartes tratando de encontrar la autocomprensin del hombre. Haba que mostrar, por tanto, cmo en la especulacin trascendental puja por expresarse un saber oscuro y pleno de sugerencias en torno a una profundidad de la vida del su-jeto, que nunca puede ser puesta totalmente al descubierto en actitud objetiva; su liberacin tena que fracasar por falta de un mtodo analtico; adems haba que mostrar cmo, por otro lado, la sicologa no poda llegar a su tema, la esencia propia de lo anmico, mientras permaneca en la proscripcin de la actitud objetivista y en la fascinacin metdica por el modelo de la ciencia natural. Y sobre todo se trataba de presentar la demostracin de ese inslito engatillamiento, a saber, del fracaso final de la filosofa trascendental con el fracaso de la sicologa, no porque hubieran estado unidas y hubieran as corrido con la misma suerte, sino precisamente por-que permanecieron separadas. Con esta inteleccin se nos ha presentado eo ipso la tarea de liberar a la psicologa de la proscripcin del objetivismo naturalista y de poner en marcha la filosofa trascendental en el mtodo analtico de las pregun-tas concretas y de la exposicin de la subjetividad, tal como debe ser conformada primero por una psicologa reformada. (Husserl, 1993, p. 138)

    Ahora la psicologa como ciencia ya no es competencia para la fe-nomenologa trascendental, ni al contrario. Ambas disciplinas se nece-sitan mutuamente, es necesario que en lugar de seguirse distanciando se hermanen, de suerte que la fenomenologa tenga en cuenta el sentido de los fenmenos como los investigan las ciencias sociales y humanas, porque lo que vale para la psicologa vale tambin para las dems cien-cias del espritu; y que las interpretaciones y comprensiones propias de la filosofa sean tenidas en cuenta por las ciencias sociales y humanas, en el sentido que lo formula Jrgen Habermas: Sin la intersubjetividad del comprender ninguna objetividad del saber (2005, p. 177).1

    De esta forma pasa Husserl de ser un crtico radical del empirismo de Hume para terminar enfatizando la necesidad que tiene la fenome-nologa de la investigacin emprica, en especial en psicologa y antro-pologa, para ser sensible a fenmenos distintos de los de la percepcin, como son los de los sentimientos morales y los de la dimensin esttica, afectos, deseos y afecciones en general.

    Para terminar esta breve introduccin desde una perspectiva feno-menolgica podramos concluir atrevidamente que en el presente libro

    1 Ver mi libro Investigaciones fenomenolgicas (Hoyos, 2012, pp. 411-431).

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    su autora, tambin ella en la escuela de la fenomenologa, intenta una audaz lectura fenomenolgica de Hume, que le permite obviar de forma inteligente las objeciones contra el escepticismo y superar el mero empi-rismo, para poner a su autor en pleno mundo de la vida moderno, es decir en la misma cosa en s de Kant, ahora con posibilidad de ser intuida por los participantes en la experiencia, y en dilogo inclusive con la teora del actuar comunicacional de Jrgen Habermas.

    Guillermo Hoyos Vsquez

    Referencias

    Habermas, Jrgen (2005), Zwischen Naturalismus und Religion, Frankfurt, a.M., Suhrkamp.

    Hoyos Vsquez, Guillermo (1976), Intentionalitt als Verantwortung. Geschichts-teleologie und Teleologie der Intentionalitt bei Husserl (Phnomenologica 67), Den Haag, M. Nijhoff.

    ________ (2012), Investigaciones fenomenolgicas, Bogot, Siglo del Hombre.

    Husserl, Edmund (1956), Erste Philosophie (1923/24). Erste Teil, Kritische Ideen-geschichte (Husserliana VII), Den Haag, M. Nijhoff.

    ________ (1962), Die Krisis der europischen Wissenschaften und die transzendentale Phnomenologie, Den Haag, M. Nijhoff.

    ________ (2009), Lgica formal y lgica trascendental. Ensayo de una crtica de la razn lgica, traduccin de Luis Villoro, Mxico, UNAM.

    ________ (1993), Die Krisis der europischen Wissenschaften und die transzendentale Phnomenologie. Ergnzungsband. Texte aus dem Nachlass 1934-1937 (Hus-serliana XXIX), Dordrecht, Boston, London, Kluwer Academic Publishers.

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    Advertencia bibliogrfica sobre las referencias a las obras de David Hume

    En cuanto a las obras de Hume, en general, la referencia est incluida en el cuerpo del texto e indica en primer lugar las iniciales de la obra en ingls, seguido por la subdivisin de la misma (libro, parte, captulo o seccin), la paginacin de la edicin en ingls ms comnmente acep-tada, y finalmente la paginacin de la edicin espaola utilizada en esta investigacin.

    Para citar el Tratado, entonces, sigo el uso actual y se citar dentro del texto como THN, anoto adems de la nomenclatura segn libro, parte, seccin y pargrafo introducida en la reciente edicin de Oxford Uni-versity Press, a cargo de David Fate Norton y Mary Norton, [A Treatise of Human Nature, New York, Oxford University Press, 2000], la paginacin de Selby-Bigge (SB), [A Treatise of Human Nature, second edition, with text revised and notes by P. H. Nidditch, Oxford, Clarendon Press, 1978] y la pgina segn la traduccin espaola de Flix Duque (FD) [Tratado de la naturaleza humana, Madrid, Tecnos, 1988].1

    En las citas correspondientes a la Investigacin sobre el conocimiento humano se citar segn sus iniciales en ingls (EHU), luego la divisin en seccin y pargrafo de acuerdo a la edicin de Beauchamp, [An Enquiry Concerning Human Understanding, Oxford, Oxford University Press, 1999], seguido de la paginacin de la edicin de Selby-Bigge (SB) [Enquiries con-cerning Human Understanding and the Principles of Morals, third edition, with text revised and notes by P. H. Nidditch, Oxford, Clarendon Press,

    1 Una precisin respecto a la paginacin de la Introduccin del Tratado: Duque sigue la primera edicin de Selby-Bigge y en este trabajo se usar la segunda, de modo que la numeracin romana no coincide.

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    1975], y finalmente la paginacin de la edicin espaola de Jaime De Salas Ortueta (JSO) [Investigacin sobre el conocimiento humano, Madrid, Alianza, 1983].

    Las citas referidas a la Investigacin sobre los principios de la moral aparecen por sus iniciales en ingls (EPM), luego la divisin en seccin y pargrafo segn la edicin de Beauchamp, [Enquiry Concerning the Principles of Morals, Oxford, Oxford University Press, 1998] seguido de la paginacin de la edicin de Selby-Bigge (SB) [Enquiries Concerning Hu-man Understanding and the Principles of Morals, third edition, with text revised and notes by P. H. Nidditch, Oxford, Clarendon Press, 1975], y finalmente la paginacin de la traduccin espaola de Carlos Mellizo (CM) [Investigacin sobre los principios de la Moral, Madrid, Alianza, 1993].

    En los Ensayos, por no existir durante la elaboracin del trabajo una edicin completa de ellos en espaol sino diversas compilaciones parciales,2 los cito con su ttulo en espaol y en ingls, la pgina corres-pondiente en la edicin inglesa preparada por Eugene Miller para India-napolis Liberty Fund (EM) [Essays Moral Political and Literary (1740-1776), edited by Eugene F. Miller, Indianapolis, Liberty Fund, 1985] y, en otro parntesis, la edicin en espaol que uso en cada caso con la referencia estandarizada por ao y nmero de pgina.

    No existe traduccin espaola de la correspondencia de Hume, por lo cual las traducciones son mas. En adelante se citarn dentro del texto como HL, seguido del volumen y la pgina de la edicin de Greig [The Letters of David Hume, 2 vol., Oxford, Clarendon Press, 1932].

    Al escrito autobiogrfico My Own Life me referir, como es costum-bre en espaol, como la Autobiografa y se citar con sus iniciales en ingls (MOL), seguido de las pginas de la edicin inglesa de Eugen Miller (EM) [My Own Life, Essays Moral, Political and Literary, edited by Eugene F. Mi-ller, Indianapolis, Liberty Fund, 1985] y la paginacin de la traduccin castellana de Flix Duque (FD) [Autobiografa, Tratado de la naturaleza humana, Madrid, Tecnos, 1988].

    2 Para el momento de la publicacin de esta investigacin, esta carencia ha sido subsanada mediante la edicin completa de los Ensayos de Hume en espaol: vase en la Bibliografa Hume (2011).

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  • Advertencia bibliogrfica sobre las referencias a las obras de David Hume 25

    El Resumen del Tratado de la Naturaleza Humana se citar dentro del texto como A, seguido de la doble paginacin de la edicin bilinge de Jos Luis Tasset [Resumen del Tratado de la naturaleza humana (An Abstract of A Treatise of Human Nature), Barcelona, Libros de Er, 1999].

    La obra Dilogos sobre religin natural, se citar por las iniciales de su ttulo en ingls (DNR) y la parte correspondiente, seguido de la pagi-nacin de la edicin inglesa de J. C. A. Gaskin (G) [Dialogues Concerning Natural Religion and The Natural History of Religion, Oxford, Oxford Uni-versity Press, 1993], y luego la paginacin de la traduccin espaola de Carlos Mellizo (CM) [Dilogos sobre religin natural, traduccin de Carlos Mellizo, Madrid, Alianza, 1999].

    La Historia natural de la religin se citar dentro del texto como NHR [The Natural History of Religion], seguido del nmero de la seccin y la p-gina de la edicin bilinge, traduccin de Concha Cogolludo [Historia natural de la religin Madrid, Trotta, 2003].

    La Disertacin sobre las pasiones [A Dissertation on the Passions] se ci-tar segn la edicin bilinge, traduccin de Jos Luis Tasset Carmona [Disertacin sobre las pasiones, Madrid, Centro de Publicaciones del MEC, Barcelona, Anthropos, 1990].

    Debo aclarar que en numerosas ocasiones me he visto en la nece-sidad de introducir modificaciones en las traducciones espaolas para corregir errores, imprecisiones u omisiones que hacen difcil la compren-sin del sentido de las afirmaciones de Hume. Pienso que el constante y cuidadoso cotejo de ellas con el texto original en ingls y el esfuerzo de lograr una traduccin ms prxima a l, constituye un aporte adicional de esta investigacin para los estudiosos en nuestro medio, pues no con-tamos con ediciones crticas ni revisadas recientemente. Por ejemplo, la nica edicin completa del Tratado en espaol fue preparada por Flix Duque hace ms de treinta aos. En el caso de las Investigaciones, tene-mos acceso a varias versiones, entre las cuales he elegido las mejores a mi juicio, pero tambin en ellas he encontrado pasajes problemticos, cuya correccin consigno a pie de pgina. En este contexto, rescato el valor del proyecto de ediciones bilinges del Resumen, la Disertacin sobre las pasiones, algunos ensayos emprendido por Jos Luis Tasset y de la Historia natural de la religin, por Concha Cogolludo.

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    Respecto a la literatura secundaria, el lector podr encontrar excesi-vo el nmero de citas incluidas en el trabajo. No obstante, la justificacin es la siguiente: el desarrollo de esta investigacin debe mucho a mi vincu-lacin a la Hume Society y a mi participacin en varias de sus conferen-cias anuales, contexto en el que he conocido de primera mano el estado de la discusin sobre la obra de Hume as como a sus interlocutores ms destacados; en esta conversacin, al tratar diferentes tpicos, se alude con frecuencia a aspectos relacionados con el carcter de la verdadera filosofa en Hume, pero se evidencia la carencia de una investigacin sistemtica sobre el tema, carencia que pretendo contribuir a subsanar con este trabajo. Sin desconocer los aportes de textos y autores clsicos, s he privilegiado las interpretaciones ms recientes, en su mayora pu-blicadas en ingls y, en menor proporcin, en francs u otras lenguas, de manera que, para mantener la unidad lingstica del discurso, he optado por parafrasear las ideas que juzgo relevantes e incluir a pie de pgina los textos originales; en estos casos, su lectura queda a discrecin de los intereses particulares de cada lector. Un segundo grupo de citas corresponde a las correcciones que he hecho a las traducciones espao-las, interesantes para quienes no tengan acceso a los textos originales en ingls. Las restantes son ampliacin de discusiones en las que, cuando es pertinente, explicito mi posicin, aclaraciones o comentarios, cuya lectura puede resultar til para la comprensin del trabajo, pero que en el cuerpo del texto podran convertirse en obstculo para el seguimiento de su hilo conductor.

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    Introduccin

    Desde sus orgenes, la filosofa se ha preguntado por la naturaleza y el sentido de su actividad y ha considerado esta tarea de autoexamen co-mo constitutiva del acto filosfico. Empero, solo en la modernidad la filosofa se torna problema para s misma y el proyecto filosfico busca cerciorarse de sus alcances y de su valor. Frente a la crisis de la escols-tica, la filosofa moderna se propone como ideal un saber universal, garantizado por un mtodo riguroso. El dispositivo es la razn, erigida en facultad cuasi divina, capaz no solo de conocer la verdad del mundo como totalidad sino de disear una forma de vida social, justa y feliz para el gnero humano. La realizacin de ese ideal de la nueva filosofa como fundamento del saber y del actuar result, sin embargo, paradjica al cristalizar, durante el siglo xvii, en una serie de sistemas dogmticos rivales, armazones especulativos cerrados a toda crtica de sus principios, asumidos sin evidencia suficiente y mediante dudosos procedimientos.

    La crisis que suscita en la idea de filosofa dicha proliferacin de sis-temas con pretensin de absoluto, es determinante para el pensamiento ilustrado de Hume a Kant, pensadores que asumen la pregunta por la naturaleza, por los lmites y por el valor de la filosofa como eje de su in-vestigacin. Ambos autores coinciden en su punto de partida al descubrir en la mente una propensin natural a plantearse cuestiones metafsicas, imposibles de responder con sus limitadas capacidades, condicin que la conduce al dogmatismo o al escepticismo radical, formas de falsa fi-losofa. Ante esta encrucijada, que debe ser superada, tanto Hume como Kant comprenden que plantear la pregunta acerca de la naturaleza y del valor de la filosofa es un criterio para diferenciar su forma verdadera de las falsas. El motivo que anima dicha investigacin durante la Ilustracin

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    no es especulativo sino prctico, es la responsabilidad con la humanidad, cuyo destino se halla vinculado al de la filosofa en tanto esta se sabe motivada por la vocacin a la libertad.1

    El propsito de esta obra es investigar el carcter de la verdadera filo-sofa en David Hume, quien aborda la pregunta de manera radicalmente opuesta a quienes sostienen la idea de una filosofa con pretensin de absoluto. Hume justifica el acto natural del pensar en una clara actitud crtica frente a la tradicin filosfica, cuya orientacin como falsa meta-fsica termin por encubrir la supersticin teolgica y la vulgar. Preocu-pado por el descrdito de la voz de la filosofa en el mbito de la sociedad comercial moderna y pluralista, Hume se propone darle un giro decisivo en su concepcin y prctica, proyecto que prosigui hasta su muerte.

    Apenas haban transcurrido dos semanas desde la publicacin del Tratado de la naturaleza humana cuando Hume escribe a Henry Home: Mis principios son tan remotos de los sentimientos comunes sobre el tema, que si ellos fuesen acogidos, produciran casi una alteracin total en la filosofa. Y Ud. sabe que este tipo de revoluciones no son fciles de producir (HL 1, 26). El comentario podra tomarse como ingenuidad de juventud, si no fuese por la insistencia de Hume sobre el punto, testimo-nio de lo cual son la Introduccin al Tratado, el Resumen que publicara de manera annima un ao ms tarde, la seccin 1 de la Investigacin sobre el conocimiento humano,2 la primera parte y la ltima de los Dilogos sobre religin natural y Mi vida, escrito autobiogrfico redactado poco antes de morir. Tambin en algunos de sus Ensayos y en la Investigacin sobre los principios de la moral est presente el motivo de su filosofa: contribuir de modo significativo a subsanar la lamentable situacin de la disciplina en la poca, mediante un proyecto crtico y constructivo.

    Desde el momento en el que decide convertirse en un hombre de letras, Hume adopta la escritura como arma y se preocupa por lograr un pensamiento pblico que sea capaz de convocar a los gentlemen vidos

    1 Para un estudio comparativo de los proyectos filosficos de Hume y Kant ver Allison (2008, cap. 10).

    2 Quiz valga la pena hacer una aclaracin: si bien la primera de las investigacines de Hume lleva el ttulo Enquiry Concerning Human Understanding, la traduccin espaola de Salas Ortueta que se va a utilizar vierte el ttulo como Investigacin sobre el Conocimiento Humano, por eso me refiero as a la obra.

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    de ilustracin e influya en la prctica cotidiana del proyecto de configu-racin de un mundo secular en perspectiva cosmopolita. La ampliacin de la esfera de recepcin de los escritos filosficos, su entrada al mundo de la conversacin, sin perder el carcter riguroso propio de la academia, planteaba un reto especfico a todo pensador de la poca: escribir para lectores no especialistas, con el nimo de motivar su confianza en la ca-pacidad de razonar por s mismos, de introducirlos en el hbito de debatir sin fanatismo sus inquietudes, sin temor a incluir distintas perspectivas, mecanismo insustituible para lograr puntos de vista razonables acerca de cuestiones inquietantes en el mundo de la vida. Hume es un ejemplo paradigmtico de este esfuerzo de escritura tal como lo muestra su dis-posicin nica en la historia de la filosofa a revisar y reconfigurar con minuciosidad casi obsesiva sus escritos. Explor de manera sucesiva una variedad de tipologas textuales para exponer su pensamiento en bsque-da de la mejor correspondencia de mentes con sus lectores: el tratado, los ensayos, las investigaciones y los dilogos, aparte de su notable Historia de Inglaterra y de su refinado manejo del gnero epistolar, que lo acredita como interlocutor destacado en la repblica de las letras.

    Para comprender su intencin al revisar y al reconfigurar sus obras, resulta ilustrativa la ancdota que narra su amigo Adam Smith sobre una de las ltimas conversaciones que sostuvieron, y en la que Hume, con su habitual buen humor, le cuenta que, al conocer que se encon-traba prximo a morir, se diverta tratando de imaginar una excusa que pudiese persuadir a Caronte, cuando este viniese a llevarlo en su barca, de concederle un tiempo ms de vida y crea haber encontrado una jus-tificacin satisfactoria:

    Mi buen Caronte: ltimamente he estado corrigiendo mis obras, con miras a una nueva edicin. Concdeme un poco de tiempo para que yo pueda ver cmo recibe el pblico esas modificaciones. Pero Caronte respondera: cuando hayas visto los efectos de esas modificaciones, querrs hacer otras, y no habr punto final para tus excusas. De modo que sube a bordo, mi honesto amigo. Yo podra insistir di-cindole: ten un poco de paciencia, buen Caronte. Me he propuesto abrir los ojos del pblico. Si me concedes unos aos, acaso tenga la satisfaccin de presenciar el derrumbamiento de algunos de los sistemas de supersticin que hoy todava pre-valecen. Mas Caronte perdera entonces toda su moderacin y compostura: Eso no ocurrir ni en un centenar de aos! Crees que voy a concederte una prrroga

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    tan larga? Vamos ya, y no seas un pcaro perezoso. Sube a la barca ahora mismo. (Hume, 1985b, pp. 70-71)

    Esta actitud fue incomprendida durante largo tiempo, al ser asumida como signo del abandono de su empresa filosfica despus de la publica-cin poco exitosa del Tratado, interpretacin que condujo a mirar con desdn sus obras ulteriores, tomadas por textos menores de divulgacin, escritos solo por el afn de alcanzar fama literaria. Ms an, la crtica se concentr en el libro 1 del Tratado, Sobre el entendimiento, de manera que al privilegiar una lectura epistemolgica, se perdi de vista la intencin eminentemente prctica, tica y poltica de su filosofa.

    Desde la creacin de la Hume Society en 1974, y de la publicacin de los Hume Studies a partir de 1975, especialistas del mundo entero se han dedicado con denodado esfuerzo a cambiar esa imagen fragmentada y unilateral de la filosofa de Hume. En esta lnea interpretativa, la con-tribucin de esta investigacin es pensar la unidad de la obra de Hume articulada a la luz de su pregunta por el carcter y el valor de la verda-dera filosofa. As pues, mi propsito es elaborar de manera sistemtica un problema metafilosfico que no ha sido un problema clsico en la literatura humeana.3 En este sentido, se trata de un trabajo ms recons-tructivo que crtico del pensamiento de Hume, cuya justificacin es la de aportar una perspectiva ms amplia de interlocucin con una filosofa cuya riqueza y finura de matices an no han sido exploradas a cabali-dad y que, sin duda, tiene mucho que decir para pensar el presente. Esta obra cobra especial relevancia en el horizonte del desafo de pensar en espaol, lengua en la cual a pesar de apreciarse un despertar del inters por Hume an no disponemos de suficiente bibliografa que motive la conversacin y el debate sobre sus planteamientos.

    La naturaleza de la pregunta eje de la investigacin, que es simul-tneamente una pregunta acerca de la filosofa y una pregunta filos-fica, exige tener en cuenta ciertas condiciones especficas en las que se plantea y se intenta responder. Una primera caracterstica es que esa pregunta acerca de la filosofa no suele elaborarse de modo sistemtico en un texto, es ms bien producto del ejercicio de la actividad filosfica

    3 Una excepcin es la obra de Donald Livingston (1998).

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    misma; como consecuencia de no poderse definir de manera dogmtica ni a priori, sus rasgos solo emergen de la lectura minuciosa del conjunto de la obra de un autor. Ninguno de los escritos de Hume est dedicado de modo especfico a la verdadera filosofa, lo cual exige rastrear pistas en las distintas obras, para con ellas armar el rompecabezas. A partir de este procedimiento, he elegido como unidad de anlisis algunos textos programticos que resultan ininteligibles sin hacer referencia constante a contenidos centrales de su filosofa. La segunda caracterstica es el tipo de discurso idneo para que un filsofo describa lo que intuye determi-nante de la verdadera filosofa. El intento de acotar el territorio desde el cual acontezca y se identifique paulatinamente el pensar, la pretensin auto-justificadora de la filosofa, hace necesario el recurso a las imgenes, pues difcilmente puede expresarse en conceptos, limita con lo indefini-ble, con lo pre-categorial y, en consecuencia, es el lugar por excelencia de aparicin de las metforas en el discurso filosfico.

    Si bien en el mundo contemporneo el pensamiento en imgenes ha ganado carta de ciudadana, en el mbito filosfico an se suelen entender las metforas como recurso retrico y/o pedaggico que se tiende a situar en las mrgenes del pensamiento y, en consecuencia, se le presta poca atencin a la sistemtica coexistencia de imgenes y conceptos en el discurso (vase Le Doeuff, 1980; Gonzlez, 1998). La separacin entre lgica y retrica se remonta al conflicto entre Platn y los sofistas, pero se hizo cannica en la modernidad, a tal punto que se estableci como oposicin jerrquica y se tom la primera como po-lo fundacional del pensamiento filosfico que deba mantenerse libre de toda contaminacin proveniente del otro polo, identificado con la opinin vulgar. Desde otra perspectiva, la deconstruccin, as como el pragmatismo y el neo-pragmatismo norteamericanos, en su esfuerzo por diluir las posibilidades de toda filosofa del fundamento y proponer un pensamiento antiesencialista y antimetafsico, sitan la metfora en un lugar privilegiado del anlisis del discurso filosfico, al concederle una funcin constitutiva de mundo.

    El enfoque pragmtico no semntico de la metfora, afirma que en ella las palabras tienen su significado ms literal, de modo que care-cen de contenido informativo, no son traducibles a conceptos ni ocultan

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    mensajes que deban ser descifrados.4 Su papel es performativo, se usa para introducir nuevos juegos de lenguaje que involucren al lector de manera activa al suscitar su percepcin de novedosas semejanzas y diferencias, efecto de choque que obliga a movilizar entramados de creencias y orien-taciones para la accin.

    En consonancia con las caractersticas mencionadas, el mtodo elegido para la presente investigacin es trabajar, con un enfoque prag-mtico, tres metforas centrales en las cuales delinea su proyecto de una verdadera filosofa: la conquista de la capital, el anatomista y el pintor, y el viaje escptico. En la estructura del libro, cada una de esas metforas es el eje de un captulo. La narracin del viaje escptico est precedida por un Interludio cuya intencin es destacar los aspectos de la anatoma humeana del entendimiento que contribuyan a comprender el giro s-bito que da su proyecto constructivo al decidir enfrentar el escepticismo. Pienso que la verdadera filosofa no puede eludir la pregunta normativa acerca de la posibilidad de justificar sus propios asertos, de manera que trato el tema en el captulo final, a partir de la reconstruccin del punto de vista moral segn Hume, que pongo en dilogo con la tica discursiva, dilogo indito que considero promisorio para el debate tico contem-porneo.

    La metfora de la conquista de la capital aparece en la Introduccin del Tratado, en la que Hume expone su programa de reforma radical de la filosofa, centrado en la delimitacin de su objeto de estudio la na-turaleza humana y la adopcin de un nuevo mtodo, que denomina experimental. La propuesta de lectura es articular la Introduccin con la carta escrita a un mdico, en la que Hume narra la crisis nerviosa pade-cida antes de escribir la obra en tres momentos decisivos: primero, su decisin de convertirse en un hombre de letras; segundo, la nueva escena de pensamiento que se abre ante sus ojos a partir del dilogo crtico con la tradicin filosfica y tercero, la bsqueda de la elegancia y pulcritud en la escritura.

    Dicha eleccin humeana del hombre de letras como representa-cin del verdadero filsofo est vinculada a la gnesis en la Ilustracin inglesa de la esfera pblica, propiciada por el auge de la cultura editorial.

    4 Tal es el planteamiento de Richard Rorty, quien a su vez se basa en el de Donald Davidson.

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    En ese contexto, Hume intuye con claridad la necesidad de que el filsofo logre una genuina conversacin con los lectores, de manera que su dis-curso circule por el espacio social y se perciba como perspectiva razona-ble, diferente a las intiles y poco cientficas especulaciones previas que, con razn, eran ignoradas por el pblico. Su objetivo es desenmascarar las falsas pretensiones de la filosofa, al mostrar cmo ellas la han converti-do en obstculo para el triunfo de la opinin pblica secular, garanta de civilizacin y de modernidad. El reto es encauzarla por la senda abierta de la ciencia moderna, que le ha propuesto como tema de investigacin la filosofa moral, la investigacin de la naturaleza humana.

    En este horizonte, Hume es pionero en postular la ciencia de la natu-raleza humana como ciencia primera de carcter filosfico no empri-co cuya tarea es establecer los lmites de todo conocimiento mediante el minucioso examen de la dinmica operatoria del entendimiento y de las pasiones. Ese es el sentido literal del proyecto de conquista de la capital: conquistar la naturaleza humana y erigir ese saber filosfico en origen de todo saber. Este afn de ser saber fundamental, sin embargo, coincide con la pretensin tradicional de la metafsica, cuya ltima figura, el racio-nalismo, la haba arrastrado a una crisis insuperable, por su carcter de especulacin dogmtica alejada del rigor de la ciencia. En consecuencia, es preciso buscar otro mtodo, erigirla sobre un fundamento totalmen-te nuevo. El mejor candidato, a juzgar por su xito en filosofa natural, parece ser el mtodo experimental refinado por Newton; sin embargo, pese a que muchos han credo vlido pensar la filosofa humeana como deudora de ese paradigma metdico, propongo como ms adecuada la lectura de Edmund Husserl, quien considera que Hume estuvo ad portas de descubrir el mtodo experiencial fenomenolgico, el volver a las cosas mismas, a los fenmenos tal como se dan en el mundo de la vida compartido, en perspectiva, es decir, en la vivencia subjetivo-relativa propia de la doxa, gnesis de toda objetividad. Al plantear en el Tratado que proceder mediante la observacin cuidadosa de la vida humana, Hume asume que la interaccin social habitual es el escenario propio de la verdadera filosofa. El enfoque de la obra es una fenomenologa de la mente que se configura como naturaleza humana en la experiencia social; lo especficamente fenomenolgico de esta empresa es reconocer el mundo de la vida como escenario, gnesis y destino de toda teora. Al

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    salir del claustro y de la biblioteca al mundo de lo pblico, el filsofo logra superar el fundamentalismo y descubre que su progreso solo es posible mediado por la interlocucin con el lego.

    La reconstruccin del dilogo Husserl-Hume muestra el acierto del padre de la fenomenologa trascendental en su interpretacin de la ciencia de la naturaleza humana como filosofa primera. As mismo, Husserl es acertado al comprender el mtodo experimental como expe-riencial-fenomenolgico y al plantear su fortaleza en la sospecha que suscita frente al objetivismo de la ciencia. Sin embargo, Husserl pretende una fundamentacin absoluta para la filosofa, la cual exige un camino trascendental, una vuelta idealista a la conciencia monolgica, desde la cual cualquier construccin de intersubjetividad resulta problemtica. Pienso que el error de Husserl fue no haber visto en Hume una alternati-va para superar este escollo: la intuicin de un cuasi trascendental de lo emprico, la naturaleza humana inventiva que se configura a s misma al dar sentido al mundo, mediante la correccin y el refinamiento de perspectivas en la interaccin. A partir de esta interpretacin, un aporte significativo de este trabajo es la comprensin de la ciencia de la natura-leza humana como fenomenologa destrascendentalizada, animada por el actuar comunicacional en el mundo de la vida, lectura que permite tejer la unidad de un pensamiento como el de Hume, expresado de tantas maneras, a la luz de la ms radical de las preguntas filosficas: el carcter de la filosofa misma.

    El segundo captulo trata la metfora del anatomista y el pintor, apli-cada a dos especies de filosofa moral, a dos maneras de abordar el estudio de la naturaleza humana. Los dos personajes de la metfora corresponden a dos modelos de investigacin: la diseccin, prctica introducida en los albores de la modernidad, que se convertira en paradigma de la nueva ciencia, y la retrica, ndulo de la educacin civil del humanismo rena-centista. Si bien la metfora se menciona con frecuencia en la literatura, no solo no existe una lectura estndar de su sentido para la verdadera filosofa, sino que se ha tomado por lo general como relativa a una simple cuestin de estilo. La hiptesis que propongo es doble: de una parte, la metfora le aporta a Hume elementos decisivos para su crtica de la falsa filosofa aliada con la supersticin. Por otro lado, el autor modifica, en el lapso que media entre el Tratado y la Investigacin sobre el conocimiento

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    humano, su evaluacin de los modos de trabajo del anatomista y del pin-tor para la verdadera filosofa: si en la primera obra los concibe como dos gneros que deben mantenerse separados, en la segunda hace un serio intento de combinarlos y aprovechar las ventajas de ambos para su geografa mental, imagen con la que caracteriza, en este contexto, la ciencia de la naturaleza humana.

    Para comprender el uso original que hace Hume de la metfora, es preciso contextualizarla tanto en el debate general moderno acerca de la idoneidad de los dos modelos para la investigacin filosfica, como en el mbito de la Ilustracin escocesa, en el cual se inscribe el contrapunto de David Hume con el filsofo escocs Francis Hutcheson en torno a la tica. En el anlisis de las dos especies de filosofa moral en la primera seccin de la Investigacin sobre el conocimiento humano pasaje que sirve de introduccin a la obra y que asumo como segundo texto programti-co en el que Hume trabaja el sentido de la verdadera filosofa, el autor establece sus distintos propsitos, procedimientos y justificaciones para defender la importancia de lograr un mejor acuerdo entre los trabajos del anatomista y el pintor en aras de una prctica filosfica a la vez rigurosa e inteligible.

    La metfora del anatomista y el pintor destaca el carcter eminen-temente prctico y comunicacional que tiene la verdadera filosofa para Hume, en la medida en que contribuye a forjar puntos de vista generalizables, razonables, artfices de una sociedad secular plural, to-lerante y civilizada. Hume, motivado a la vez por su situacin personal la renuncia a pertenecer a la academia escocesa a causa de la oposicin de los telogos y por su perspectiva ms aguda del momento histrico, asume en la Investigacin una clara orientacin tico-poltica, y refina su posicin crtica al descubrir que no es contra la filosofa fcil practicada por los moralistas que habr de enfilar su ataque, sino contra la meta-fsica adulterada que cobija la supersticin. La defensa que hace Hume del razonamiento abstracto est vinculada a su afn de convocar al p-blico al uso libre del entendimiento en la investigacin rigurosa previo reconocimiento de sus lmites ejercicio que postula como nica arma contra el fundamentalismo dogmtico porque promueve la tolerancia y la inclusin de diversas perspectivas.

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    La filosofa que logre un mejor acuerdo entre el anatomista y el pin-tor ser artfice de ciudadana en perspectiva cosmopolita en la medida en que permite crear un esquema de justicia y fortalecer los lazos de so-lidaridad. Hume piensa que esto es posible si el filsofo asume un papel de guerrero contra la supersticin. Para justificar la batalla, se precisa una descripcin fenomenolgica que muestre que la supersticin tiene el mismo origen en la mente que la filosofa, a saber, la inquietud por hallar una respuesta a cuestiones que sobrepasan el mbito de la experiencia pero sobre las cuales la incertidumbre genera temor. Hume destaca que el mayor peligro de la supersticin no est en la captura de opiniones y sentimientos individuales, sino en la configuracin y sedimentacin de prcticas sociales y culturales perniciosas.

    A pesar de tener plena claridad sobre lo arduo de la batalla y sobre la inestabilidad de toda victoria, sostiene que la verdadera filosofa emancipada de la carga de fundamentar la teologa es el nico antdoto viable, pues al ser ejercicio de la pasin de la curiosidad o amor por la verdad, circunscrita al mbito estrictamente humano, puede ayudarnos a vivir en un mundo desencantado, sin consuelo trascendente. Esta ac-titud moderada implica hacer un mayor nfasis en el carcter conversa-cional e incluyente del discurso filosfico. Al desplazar la verdad por la razonabilidad, la verdadera filosofa toma como fuente de inspiracin y validacin la interlocucin en la esfera pblica. De igual forma, como prctica habitual, tiene poder para refinar el entendimiento, el senti-miento y el gusto de todos los participantes, forjando su carcter como genuinos ciudadanos del mundo.

    El proyecto fundacional, crtico y constructivo de una reforma ra-dical de la filosofa, explcito en las metforas de la conquista de la ca-pital y del anatomista y el pintor, logra su articulacin definitiva en la identificacin humeana de la verdadera filosofa con el escepticismo mitigado. El ncleo del captulo 3 es la trayectoria que va desde la crisis vivida por Hume como efecto de someter su anatoma del entendimiento a la prueba de los argumentos del escepticismo radical, hasta el momen-to en el que gana la posicin escptica mitigada, posicin estable desde la cual avanza su investigacin. La temtica del escepticismo en Hume ha sido ampliamente trabajada, pero su estudio se ha centrado en dos cuestiones: dirimir la relacin naturalismo-escepticismo en la ciencia de

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    la naturaleza humana y precisar el sentido del escepticismo de Hume y su relacin con los escpticos antiguos y modernos. Mi aporte difiere de estudios previos en tanto pretende explorar los efectos permanentes de la confrontacin de Hume con el escepticismo para su concepcin de la verdadera filosofa.

    He estructurado el captulo 3 a partir de la descripcin fenomeno-lgica de la crisis escptica que Hume narra en la Conclusin del libro 1 del Tratado, trnsito que Hume plasma en la metfora del azaroso viaje por altamar, en el que declara haber estado prximo a naufragar debido a la fragilidad de su embarcacin la naturaleza humana y nos hace partcipes de la sucesin de vivencias y reflexiones que lo condujeron a buen puerto, a la posibilidad de justificar la actividad filosfica, siempre y cuando esta se lleve a cabo sobre la base de principios escpticos, es decir libre de preocupaciones (in this careless manner), tomando con humor tanto las propias convicciones como las dudas que se yerguen sobre ellas. Los puntos de partida y de llegada de la peligrosa travesa se pueden ca-racterizar mediante dos imgenes: el monstruo que siente que sus re-flexiones lo han aislado para siempre de la imprescindible compaa de los hombres, y el jugador, a partir de la analoga que establece Hume en la seccin final del libro 2 entre la pasin del juego y la pasin filosfica.

    En ese talante del verdadero escptico se anticipa el escepticismo mitigado que formula en la seccin conclusiva de la Investigacin sobre el conocimiento humano, en la cual, a la par que se refina y se modera el proyecto de la conquista de la capital, se responde a la crisis escptica al postular las condiciones de posibilidad de una filosofa constructiva, cuyo desarrollo exige un mejor acuerdo entre los trabajos del anatomis-ta y el pintor. En el captulo 3, articulo el escepticismo mitigado de la Investigacin con el anlisis de dos textos adicionales. Primero, el ensayo El escptico, escrito antes de la Investigacin, en el que destaco puntos centrales de la manera como el verdadero filsofo trata los asuntos pro-pios de la moral prctica, orientada por la pregunta acerca de la mejor forma de vivir. Segundo, incluyo apartes de los Dilogos sobre religin natural, obra cuyo desarrollo muestra los efectos del dispositivo comu-nicacional en el logro del escepticismo mitigado y que tomo como un ejercicio paradigmtico de verdadera filosofa.

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    La tesis de fondo del captulo es que Hume, al caracterizar su filo-sofa la verdadera filosofa como escptica, adopta la skepsis en su sentido literal espritu de indagacin como metfora del pensamiento y de la identidad del verdadero filsofo, lo cual es muy importante pues suscita una disonancia en el vocabulario de una poca que consideraba al escepticismo como amenaza mortal para todo proyecto filosfico: la ciencia escptica de la naturaleza humana desmiente la reputacin domi-nante del escepticismo como filosofa negativa e imposible de practicar de modo estable en la vida. La peculiaridad de la posicin escptica de Hume radica en que, lejos de ser bice para el desarrollo de su proyecto constructivo, se convierte en disposicin necesaria para llevarlo a cabo de manera razonable, a partir de haber conducido la filosofa a un cuestiona-miento radical acerca de su carcter y valor, en el que descubre la verdad del escepticismo, la rehabilitacin de la doxa como gnesis y fuente de legitimacin de todo conocimiento. Este escepticismo metafilosfico, es decir, referido a la manera de emprender la investigacin filosfica, abre una veta original de la Ilustracin al ser