el colapso del modelo de la encargada en las residencias...

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Documento descargado de www.ipidar.org 1 El colapso del “Modelo de LA ENCARGADA” en las residencias para mayores Sobre el porqué y para qué de un trabajo colectivo En días recientes muchas plazas de nuestro país se llenaron de gritos y protestas contra la violencia de género. En el escrito del Dieciocho Brumario, Carlos Marx analiza que al cabo del tiempo ciertos hechos trágicos vividos por el pueblo de París, terminaron repitiéndose bajo una clave de comedia. El objetivo de nuestro escrito está centrado en poner en cuestión lo que pensamos como un verdadero modelo organizacional, el que re- produce e hipertrofia de un modo reactivo pero a la vez legitimador y hasta con un dejo de ironía , la situación de maltrato sufrido históricamente por la mujer Nos resulta preciso aclarar que el concepto de la “encargada” centra su atención sobre aquella mujer que suele asumir la responsabilidad de las decisiones en las residencias para mayores y que es un verdadero mascarón de proa de un modelo perimido sostenido por un conjunto abigarrado de intereses y actores que medran y se ocultan tras el mismo. Esperanzados en los éxitos, no menores, alcanzados en los campos de la educación y de la salud nos expedimos por el desarrollo estratégico de acciones que faciliten armados y dispositivos de Comunidad en nuestro caso Gerontológica con la búsqueda de efectos en el interior/exterior de contextos de internación de largo plazo. ¿De qué estamos hablando? Aspiramos a problematizar algunos modos de funcionamiento social que ocurren al interior de las instituciones de internación permanente de adultos mayores conocidas como “residencias”. En el libro “Alambradas culturales”, un comprometido Julio Cortázar, planteaba los distintos usos que hacía el Proceso Militar de términos como democracia, derechos humanos, libertad, etc. En base a ello no podemos caer en el riesgo de ontologizar los conceptos sino, por el contrario, nos encontramos en la obligación de temporalizarlos y a la vez intentar su deconstrucción, tratando de entender que la llamada función diacrítica del lenguaje fija distintos significados en función de la ubicación temporal y espacial de los fonemas. Las actuales residencias para mayores, como quedan nombradas en la Ley que, por ejemplo, regula su funcionamiento en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, reemplaza con su nueva denominación a los anteriores “Hogares geriátricos” que tenían por objetivo brindar cobertura habitacional a personas mayores sin recursos para su automanejo.

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El colapso del “Modelo de LA ENCARGADA” en las residencias para mayores

Sobre el porqué y para qué de un trabajo colectivo

En días recientes muchas plazas de nuestro país se llenaron de gritos y protestas contra la violencia de género.

En el escrito del Dieciocho Brumario, Carlos Marx analiza que al cabo del tiempo ciertos hechos trágicos vividos por el pueblo de París, terminaron repitiéndose bajo una clave de comedia.

El objetivo de nuestro escrito está centrado en poner en cuestión lo que pensamos como un verdadero modelo organizacional, el que re- produce e hipertrofia de un modo reactivo pero a la vez legitimador y hasta con un dejo de ironía , la situación de maltrato sufrido históricamente por la mujer

Nos resulta preciso aclarar que el concepto de la “encargada” centra su atención sobre aquella mujer que suele asumir la responsabilidad de las decisiones en las residencias para mayores y que es un verdadero mascarón de proa de un modelo perimido sostenido por un conjunto abigarrado de intereses y actores que medran y se ocultan tras el mismo.

Esperanzados en los éxitos, no menores, alcanzados en los campos de la educación y de la salud nos expedimos por el desarrollo estratégico de acciones que faciliten armados y dispositivos de Comunidad en nuestro caso Gerontológica con la búsqueda de efectos en el interior/exterior de contextos de internación de largo plazo.

¿De qué estamos hablando?

Aspiramos a problematizar algunos modos de funcionamiento social que ocurren al interior de las instituciones de internación permanente de adultos mayores conocidas como “residencias”.

En el libro “Alambradas culturales”, un comprometido Julio Cortázar, planteaba los distintos usos que hacía el Proceso Militar de términos como democracia, derechos humanos, libertad, etc.

En base a ello no podemos caer en el riesgo de ontologizar los conceptos sino, por el contrario, nos encontramos en la obligación de temporalizarlos y a la vez intentar su deconstrucción, tratando de entender que la llamada función diacrítica del lenguaje fija distintos significados en función de la ubicación temporal y espacial de los fonemas.

Las actuales residencias para mayores, como quedan nombradas en la Ley que, por ejemplo, regula su funcionamiento en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, reemplaza con su nueva denominación a los anteriores “Hogares geriátricos” que tenían por objetivo brindar cobertura habitacional a personas mayores sin recursos para su automanejo.

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El propio concepto de residencia rememora paradojalmente en el imaginario colectivo viviendas de sectores de buen pasar de la sociedad argentina y al mismo tiempo un lugar para residir destinado a aquellos que no tienen posibilidades para hacerlo de otra manera.

Esta paradoja abierta y carente resolución, luego es atravesada por las discusiones ligadas con el ejercicio de los derechos y el rol de las políticas sociales, catapultando hasta límites impensados, muchos conflictos abiertos a auténticos inframundos, en los interiores de las instituciones, pero también a los mundos intrapsíquicos de todos los actores que transitan y/o viven en las residencias para mayores.

Queremos indicar que a los problemas de sentidos paradojales de estas instituciones se suman representaciones colectivas asociadas con el rechazo y la búsqueda de este tipo de soluciones para problemáticas de personas mayores, en su mayoría dependientes.

El Discurso museológico de los Derechos de los Mayores o ¿MAYORES DERECHOS PARA LOS MISMOS?

¿Nos preguntamos si en las Residencias los mayores preservan sus derechos referidos a

Ser asistidos con el máximo respeto y dignidad, con corrección y comprensión en el trato verbal y físico.

Ser atendidos con sentido personalizado e individualizado.

Ser atendidos con pleno respeto de sus necesidades, preferencias, cultura y religión, sin ningún tipo de discriminaciones

Ser asistidos en condiciones de seguridad e higiene

Ser atendidos en plazos razonables de tiempo.

Ser respetados en su privacidad y preservando la confidencialidad de la información que les concierne

¿Si existe el resguardo de su autonomía, entendida como la posibilidad de actuar y pensar en forma independiente, participando en las decisiones que les afecten directa o indirectamente?

¿Se facilita su acceso a la información acerca de todas las cuestiones que les pueden afectar, de un modo adaptado a sus posibilidades?

¿Si tienen la posibilidad de rechazar su participación en servicios, actividades o tratamientos bajo su responsabilidad?.

¿Tienen acceso al nombre y apellido de todas las personas que los asisten?

¿Se practica una evaluación de sus necesidades de forma tal de garantizar su acceso a prestaciones y servicios que resulten más adecuados, para responder a las mismas?

¿En estos servicios y centros a los que tienen acceso cumplen con requisitos básicos de Calidad en lo que hace a personal, materiales y funcionalidad?

Y también ¿si existe una auténtica participación entendiéndose por tal, el derecho de tomar parte activa en forma directa o a través de representantes de las decisiones que los afecten de un modo directo o indirecto?.

Ppor otra parte, ¿Qué lugar, en términos de derechos queda reservado para los trabajadores , los familiares de los alojados , las propias autoridades y otros agentes que trabajan y circulan por las residencias?

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Sabiendo que la mayoría de las respuestas a estas preguntas son insatisfactorias, asistimos a una flagrante contradicción entre las intenciones epocales proclamadas y las realizaciones efectivas, que nos llevan a pensar en una dirección de disciplinamiento y sobre adaptación de los mayores más que en la promoción de su persona … Corresponden algunas palabras sobre la institucionalización de mayores dependientes A lo largo de los años han venido cambiando los perfiles de edades y epidemiológicos correspondientes a los mayores institucionalizados. A la fecha se hace uso de la prestación de internación en residencias, para aquellos mayores con serios problemas en su ejercicio autonómico y en edades muy superiores a los que se internaban veinte años atrás. Para las Teorías Contractualistas toda institución rememora un pacto entre distintos grupos sociales destinado a satisfacer necesidades sociales y también a regular conductas… Las Residencias por un lado ofertan soluciones para muchos problemas pero por el otro , como vimos más arriba, prestan el escenario donde se cercenan muchos derechos. En muchas ocasiones, de un modo paradojal, estos dispositivos terminan potenciando algunos de los problemas que procuraban resolver, por ejemplo la soledad , el aislamiento, la deprivación de estímulos. etc. En este orden de ideas las Residencias pueden erigirse en el reino de los muertos sobre los vivos, si en s u interior se calumnian los vínculos y los intercambios de los residentes entre sí y para el afuera. Las redes sociales que fue armando una persona a lo largo de su vida se erigen como una suerte de “Capital Social” que debe emplearse toda vez que los interesados lo crean necesario y oportuno. Al día de la fecha las residencias para mayores están muy lejos de ser lo que la publicidad del mercado le propone a una sociedad ávida de soluciones para sus mayores.

Ello se debe a un conjunto de factores, en particular, porque los medios institucionales

se “autonomizan”, erigiéndose como fines en sí mismos. Por estas razones se reivindican valores y preceptos aislados ligados con la seguridad, la

protección o el cuidado de los mayores, pero en dicho proceso, se pierde por la letrina la búsqueda del “alma institucional” o al menos de un por-venir de mejoras

Aquellos que se conoce como “cultura institucional”, opera como una “genoestructura”,

que condiciona con sus reglas básicas todo el aparato institucional observable (la fenoestructura).

Hoy en día, muchas de estas instituciones se caracterizan por tener dispositivos con un

alto grado de rigidez e incoherencia, a lo cual se suma un inevitable arrastre de políticas públicas

con intereses que en ocasiones han sido divergentes con las necesidades de los mayores y de sus

grupos convivientes.

El “cortoplacismo” y las exigencias políticas y/o económicas de la coyuntura conspiran

abiertamente contra la instauración de sistemas de planificación estratégica, y se busca más la

obtención de resultados bizarros que cuestiones básicas de proceso y desarrollo institucionales.

La planificación que “campea” se confunde con el mero cálculo de recursos requeridos y

disponibles, sin establecer adecuados “escenarios de cálculo”, a fin de fijar la viabilidad político-

institucional de los emprendimientos y proyectos.

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No se dispone de indicadores de desempeño confiables, y por ello no hay comparación

sistemática con las metas programáticas preestablecidas.

Algunos sectores de trabajadores están sometidos a exceso de tareas y una superposición

flagrante de actividades, prevaleciendo en la consideración de estos problemas criterios

meramente cuantitativos, limitados a la estimación del número de individuos involucrados en las

acciones.

Desde esta perspectiva quedan ausentes factores que atañen a la calificación, distribución,

promoción de la autonomía y de la creativdad de los trabajadores que constituyen el aspecto

“cualitativo” de una planificación en este campo.

No se tiene en cuenta la búsqueda de niveles de integración ni de identificación con las

tareas que se realizan y la capacitación (identificada como un mero medio de ascenso

escalafonario) no es utilizada de modo sistemático, como un instrumento imprescindible para el

desarrollo de potencialidades, que puede incluso incidir en la genoestructura institucional .

El Estado ausente sin aviso

En el marco de los Organismos Nacionales, Provinciales o Municipales que regulan el

accionar de las Residencias, la balcanización de los equipos de trabajo de las instituciones hace

que las responsabilidades por las decisiones se diluyan, y resulta por demás dificultoso evaluar el

momento en que los objetivos dejan de cumplirse.

Cada elenco dirigente genera, a la vez, grupos de evaluación y diagnóstico institucional

cuyas recomendaciones, al poco tiempo, van perdiendo sustancia y sentido.

En razón de las discontinuidades señaladas se producen dramáticas desarticulaciones

horizontales y verticales, que van determinando una auténtica feudalización y autonomización de

pseudopoderes locales (áreas, departamentos, servicios, unidades, centros etc.).

La falta de una adecuada comunicación entre los distintos niveles institucionales conduce

a recrear mecanismos “imaginarios” de control, que no hacen más que generar el incremento de

datos formales, al poco tiempo inútiles, mientras que la información básica se desplaza por

circuitos ajenos a estos dispositivos, lejos de los ámbitos de decisión.

La carencia de una conducción institucional idónea, con liderazgos éticos y técnicos

legitimados también influye en las políticas vigentes en materia de recursos humanos.

La Encargada viene a re-llenar un vacío

El desempeño del rol de la encargada registra una alta prevalencia en las instituciones de internación permanente.

Designa a quien “manda” durante gran parte del día sobre los destinos de los otros actores involucrados en esta forma de institucionalización .

Es también la persona de confianza de los dueños de la Residencia, razón por la cual suele no ser objetada en sus decisiones por parte de residentes y personal de la institución.

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Resulta ser elegida por sus cualidades personales y de modo recurrente por su género, en lo que refiere a su predisposición parar resolver los problemas y también por tomar la voz de mando frente a los demás.

La encargada amplifica el rol de cuidadora asignado a su mujer por nuestra sociedad.

Algunos estudiosos de las políticas sociales correspondientes a los países del Sur Europeo atribuyen la baja calidad de las mismas, entre otros factores a una serie de aspectos culturales entre los que destacan el rol de la iglesia, los problemas endémicos de corrupción y el papel asignado a la mujer.

Nos proponemos con este y otros trabajos complementarios, desbrozar una serie de categorías analíticas que puedan calentar la generación de escenarios necesarios para el desmonte de lo que por ahora se erige como una verdadera encerrona institucional.

Parte del retroceso observado al interior de la dinámica de estas instituciones resulta atribuible o al menos correlacionable con el Modelo Hegemónico de la Encargada, el que atenta muchas veces contra los derechos y el bienestar de los alojados.

La Encargada viene a rellenar el espacio de la toma de decisiones en el campo de los conflictos del día a día convalidando un MODELO ORGANIZACIONAL fuertemente centralizado, piramidal, jerárquico y en general de sesgo arbitrario.

Debemos aclarar que no pretendemos estigmatizar a aquellas mujeres trabajadoras que desempeñan este rol, por el contrario, poner en evidencia el complejo político, económico, organizacional y simbólico que se sirve de este desempeño para convalidar, extender y afianzar sus zonas de influencia.

Estratégicamente no nos hemos dispuesto a polemizar con los Dirigentes de las Cámaras del Sector, ni con los profesionales del campo sociosanitario, mucho menos con los actuales decisores de políticas para los mayores, entre otras cosas porque lo que venimos refiriendo es de dominio público, pero también de pasivo acatamiento.

Pese a ello no desconocemos, que las mayores responsabilidades sobre el actual estado de cosas hay que buscarlas más arriba, mirando hacia los niveles de conducción política de nuestro País.

Como decía el dramaturgo Bertol Brecht como no podemos mejorar la hipocresía es hora de decir la verdad…

La falta de previsiones caracteriza a la problemática del envejecimiento y en particular al fenómeno creciente de la dependencia de los mayores , la que desde hace un tiempo largo venimos definiendo como un verdadero Tsunami social y epidemiológico…

Desde nuestro modesto espacio nos proponemos plantear las alertas rojas que sean necesarias, en la búsqueda de la viabilidad económica, política y organizativa necesarias para solucionar muchas de las actuales necesidades de los mayores, insinuando acciones sustentables en el tiempo.

Des - enlace Versus De – venir institucional…

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Atento a esta tensión existente en toda institución entre el disciplinamiento y la

satisfacción de necesidades sociales podemos hablar de dos movimientos que evocan la necesidad

y también el malestar al interior de su entorno.

El DES - ENLACE tiene que ver con el imaginario del destino inevitable para cualquier vida

que es la muerte.

La muerte aparece como un telón de fondo en el escenario institucional de la Residencia

para Mayores y va a operar al modo de un articulador narrativo discursivo de carácter dominante.

La eficacia simbólica de dicho articulador va a consonar con otros articuladores obrantes

en el tejido social en distintos espacios de la urdimbre cultural compartida.

En esta línea se ubican todas aquellas representaciones defectivas referidas a la condición

de ser viejo que “nuestra sociedad” reproduce de un modo acrítico.

En su defecto ¿de qué otro modo calificar? la complacencia mayoritaria ante muchas

graves violencias sufridas por las personas mayores (culturales, económicas, laborales, de género,

etc.).

Queremos decir que la idea de muerte queda soldada con la idea de internación definitiva

de las personas mayores y con ello se legitiman y desencadenan distintos dispositivos y acciones

en consecuencia.

En ese marco el “precipitado” de las normativas institucionales va a reflejar

predominantemente esta ligazón , haciendo hincapié en las restricciones antes que en la mejor

prospectiva de vida para todos los mayores institucionalizados.

El Des enlace habla de una forma de existencia que pierde el enlace del “compromiso con

la vida” y privilegia el desligarse de la vida.

No ponemos en cuestión, en este punto, la decisión autonómica que tiene una persona en

decidir sobre su existencia, lo que queremos poner bajo la lupa, es el complejo dispositivo

cultural, económico, político e institucional que se echa a andar para estrechar los sentidos de la

vida de una persona, internada en una residencia para mayores.

El DE –VENIR consuena , como contraparte dialógica y dialéctica del DES-ENLACE, con la

posibilidad y también el DERECHO al DESEO de seguir interactuando y eligiendo caminos y metas

de vida incluso algunos que trasciendan la muerte e impacten en el tiempo social.

El De venir no puede seguir un curso prefijado, a pesar del cumplimiento de determinados

procedimientos de atención y cuidados seguidos con los mayores internados.

Queremos aclarar con mucho énfasis que “no hay derecho alguno ” que sustente la

propuesta prevalente en la sociopatología institucional, de modo que las vidas de los alojados de

modo permanente queden limitadas a los procedimientos normatizados institucionales y con ello

se invisibilicen toda otra serie de posibilidades e intercambios por parte de los mismos.

Podemos y debemos hacer otras cosas…

No hay DE VENIR sin POR VENIR

La Comunidad viene marchando…

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La especialista en Grupos e Instituciones, Licenciada Ana María Fernandez, cuestionó hace

algunos años, un aspecto central de las teorizaciones de su maestro, el inolvidable Enrique Pichon

Riviere.

En aquella oportunidad, refiriéndose a la institución grupal, puso en crisis la apelación a la

tarea como eje estructurador y central de los grupos (sostenida con antelación por Riviere).

Se interesó en aclarar que lo que sostenía matricialmente a los grupos eran las

“formaciones imaginarias” sobre las que cabalgaban las propuestas de acción operantes en los

distintos colectivos grupales.

Despejó con ello, que las redes de identificaciones al interior de los grupos no se con-

forman mágicamente por las actividades desplegadas por sus miembros , las mismas “cobran

vida” si sus participantes se sienten re-conocidos en una historia compartida y con-partida,

además si intentan en - lazarse en un futuro por recorrer.

Las nombradas formaciones imaginarias conforman para Ana Fernandez un entretejidos

conformado por mitos e ilusiones grupales.

Si transpolamos dichas categorías a otras instituciones vemos que la vigencia de las

mismas tienen eficacia fáctica y simbólica más allá de los grupos .

Es decir que en toda institución operan mitos e ilusiones que van mucho más allá de los

fines proclamados por las mismas.

Por lo expuesto, aún en las que podríamos calificar, como residencias más anquilosadas y

tradicionales operan, con mucho ímpetu, una serie de mitos e ilusiones entrelazados, dando lugar

a una novela institucional.

La continuidad y/o discontinuidad de dichas novelas se encuentra sostenida también por

una serie de avales externos (reglamentaciones, financiamientos, valores dominantes, etc.) que

favorecen su vigencia.

Es decir que cualquier “intervención” en el espacio de las Residencias para mayores debe

ponderar la vigencia de estos aspectos.

Al respecto nos sentimos más propensos a la apertura de caminos por recorrer (aunque

no contemos con una agenda fija de paradas en las cuales detenernos) antes que asumir la tarea

engorrosa y en apariencia imposible de intentar modificar, de una y sin más, las historias

institucionales.

En esa dirección va el nombre del precedente subtítulo No hay De venir sin Por venir.

Es decir que cualquier intención modificatoria que se intente en el ámbito de las

Residencias para Mayores debe partir del supuesto de alentar una serie de ideales o propuestas

orientativas que imanten y de alguna manera justifiquen las metodologías por introducir.

Pero tal conclusión podría des - cuidar el flanco de la historia institucional encumbrando

como inamovibles a los mitos grupales que por otra parte entrarían en permanente conflicto con

los ideales que querríamos auspiciar.

En este contexto también el remanido tema de la memoria cobra una importancia

central.

No estamos de acuerdo con aquellas definiciones de esta función que ponen su centro en

las capacidades exclusivas de almacenamiento y reactivación de los recuerdos.

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Dicha versión cuasi fotográfica no es la que nos interesa en este momento, más allá de la

proliferación de talleres de memoria que pululan dentro y fuera de las residencias para mayores.

Nos interesa pensar además a la memoria, como en otros ámbitos donde se defienden

los derechos humanos, la función de Re invención permanente con un ejercicio de

reacomodamiento selectivo que continuamente abra a nuevas lecturas de los pasados, los que a

su vez auspician futuros pendientes de cumplimiento.

En esta dirección podemos estar más cerca de las teorizaciones de Walter Benjamin

cuando este crítico y filósofo alemán trágicamente fallecido, señalaba que las historias de los

perdedores dejan abierta la puerta para encarar los sueños incumplidos…

Es decir que un trabajo de resignificación del pasado se erige como instancia crítica para

procesar otro POR VENIR.

Nuestra propuesta de favorecer un dispositivo de COMUNIDAD GERONTOLÓGICA en el

seno de las actuales residencias para mayores se asienta sobre la revalorización y centralidad que

otorgamos a la humanidad que alberga y a una constante tarea en favor del recupero de nuevos

sentidos de la memoria colectiva, así como la re subjetivación de la totalidad de los actores que

las conforman junto al despejamiento y resolución de las necesidades sociales asumidas en su

sentido de valores de uso y no como mercaderías.

Creemos sinceramente que esta propuesta tiene al suficiente potencia simbólica como

para alentar ideales de futuros deseables…

La Metodología de Comunidad Gerontológica no debe ser una suerte de Meteorología

Al pie de la tumba de un gran pensador dentro del cementerio de Londres, reza en su

epitafio: No se trata de describir sino de transformar la realidad…

En muchas ocasiones hemos considerado la metodología como la Vía Apia para acceder a

nuestra Roma deseada.

Pero también en más de una ocasión nos hemos despistado tanto que lo que debía

erigirse como una de las garantías para encauzar nuestros viajes se terminó conviertiendo en

nuestra única finalidad.

El proceso de trocar medios por fines , de ocurrencia frecuente en las Residencias,

inmacula acríticamente a los procedimientos y deja de prestar atención a la resolución de

necesidades sociales.

Esto suele ocurrir con la remanida apelación a la buena praxis, cuando cualquier actor

institucional se justifica en términos legales, invocando que cumple con los preceptos estipulados,

su profesión y/o sus conocimientos en la materia que se analiza.

Este fundamento es moneda corriente detrás del discurso del “Yo cumplo con mis tareas”,

que suelen estar pre-estipuladas en alguna normativa leída, en cuadernos o libros de paginas

amarillentas…

La razón técnico profesional suele ser autosatisfactiva pero se termina erigiendo como un

verdadero baluarte resistencial ante los cambios imprescindibles que demandan situaciones en

permanente mutación dentro de las residencias para mayores.

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La apelación a la norma tiene un carácter fuertemente disciplinario y orientativo para

organizar las conductas de todos los actores institucionales.

La norma suele subsumir al pacto fundacional de la Residencia, aunque a la fecha no

resuelva nada…

Pero, por otro lado, la vida es IMPREVISÍON y en general cuesta que sea anticipada, como

tampoco disciplinada en todos sus aspectos, por ello decimos que la METODOLOGÍA no puede ser

una especie de METEOROLOGÍA que nos anticipe el clima de todo lo que vamos a vivir o que se

encuentra pendiente de ocurrir…

El concepto de Comunidad Gerontológica (CG) con su connotación movimientista choca

con la concepción tradicional de metodologías de sesgo normativista (a libro cerrado).

La Comunidad produce el estallido de lo instituído, con la “puesta en valor” de lo

imprevisible, en particular en los lugares donde se juega lo cotidiano y también en los bordes de

las instituciones tan denunciativos del centro de las mismas.

Sigmund Freud nombraba algo de todo esto como “lo siniestro”.

La CG no supone una unidad simpáticamente reglada, por el contrario es diversidad en

movimiento.

Esta apelación a “lo otro”, frecuentemente negado en estas instituciones no debe

paralizarnos , sino adentrarnos en la asunción de los desafíos de la vida, más allá de los límites

trágicos impuestos por los defensores de las Teorías del Establecimiento (las que otorgan prioridad

al dispositivo físico territorial de control).

No podemos manejarnos con calles ni avenidas epistemológicas de sentido único,

debemos apelar a una concepción laica, no canónica, de carácter cartográfico situacional, con

múltiples y frecuentes aperturas a otros territorios y cambios de dirección.

En lugar de des-ubicar a los ajenos (aquellos que no son como nosotros queremos ) y

atribuirles condiciones de “bárbaros” por el solo pecado de querer vivir en un mundo para todos,

podemos intentar dejar de arrojarles aceite hirviente por las almenas de nuestros castillos

metodológico e ideologicos.

Comúnmente nuestras planificaciones y métodos no fracasan por el gradiente bárbaro de

las personas con las que tratamos, las más de las veces, fracasan por nuestra marcada impericia

para manejarnos en el seno de las situaciones cambiantes que nos toca enfrentar.

Ante la hoja blanca de la partitura surge nuestra duda sobre la existencia de un método

que nos permita enfrentar este Galimatías.

Pensamos que esta pregunta no tiene una sola respuesta y por otro lado ir

“respondiendo” a la misma conlleva una serie de corrimientos de los lugares tradicionales.

No se trata, entonces, de escribir proyectos innovativos para presentar en las revistas

especializadas, páginas de la web y congresos del Sector.

Nos hace falta re-pensar la institución y con ello re-pensarnos a nosotros mismos con

algún des-sujetamiento de las dimensiones verticales, visuales, paternalistas y departamentales de

las Residencias… las que trágicamente nos suelen condenar al des-enlace inevitable de la pérdida

de nuestra humanidad.

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Queremos significar que ese “respondiendo” debe estar contextualizado en un espacio

en un tiempo y en el seno de relaciones de poder que van a facilitar o inhibir nuestras propuesta

de mutaciones institucionales viables.

Es decir que sin un sujeto, a nuestro entender colectivo, que se haga estas preguntas, en

condiciones de viabilidad contextuales resulta improbable avanzar en las respuestas, con el solo

repertorio de nuestras razones instrumentales.

De por medio, estamos pretendiendo desagregar un conjunto diverso de “Garantías” o

FUNCIÓN TRES , imprescindibles para romper con aquel tradicional encierro narcisista DUAL de

los planificadores tecnócratas tradicionales, de clara tradición cortesana (especializado en ayudar

a copular a los Luises de turno) que no sale del tándem mandato jerárquico-acción técnica

consecuente con el mismo.

De este modo la institución no se define más como un lugar, sino como una relación “entre” con el pasaje de residencia a una comunidad gerontológica, un espacio siempre inacabado y de gestación permanente.

En la CG siempre hay tres actores, y el tercero puede bien llamarse, proyecto, devenir, porvenir, humanidad o como se decida nombrarlo en cada aquí y ahora.

La CG abomina el ordenamiento jerárquico, la sobre territorialización en cualquiera de sus expresiones, los rituales vacíos, la eliminación de la creatividad, con una expresa reivindicación de eso otro aunque en el hoy se presente como inacabado pero abriendo le lugar, oportunidad y sentido a cualquier vida.

Estos ejes no sesgados por la exclusión, ni la impugnación descalificatoria, permiten englobar en grupo a distintas procedencias y potenciar diferentes roles, niveles y planos de actividades, nunca cerradas al cambio y las mejoras.

Desde este lugar junto con el uso del tiempo para la vida y el poder compartido para llevar a cabo la experiencia se va dinamizando la Comunidad Gerontológica.

La ruptura del régimen de la mortificación, el recupero de la inteligencia y del sentido peligroso que encierra toda vida solo puede ser abarcado en la diversidad y complejidad de campos operantes con un método que tome distancia de los procedimientos únicos ni fuertemente normatizados.

Un método que otorgue prioridad a los actores y no al cumplimiento canónico de las normas estipuladas, sin desconocerlas, pero apartándolas del lugar de centralidad que asumen en el seno de la Institución Residencia para Mayores.

El mismo que otorgue centralidad a la humanidad, debe ser aquel que garantice las condiciones más amigables y dignas a fin de proveer un suave aterrizaje en aquel dispositivo que va a erigirse, ni más ni menos, en el último lugar de vida para muchos mayores.

En esta cosmovisión queremos recuperar el uso de muchas herramientas, en el sentido de recursos no prefijados, con lugar para la revisión y los cambios, de base estratégico situacional.

Podemos, incluso carecer en cada aquí y ahora, de una planificación para cada ocasión pero no podemos dejar de pensar desde el lugar estratégico y ético del sujeto.

Decimos que no re-negamos de ninguna herramienta, solo ponemos en cuestión que sin un sujeto que la piense, la destine, la operacionalice y también la pueda modificar colectiva y democráticamente , se cae en los serios riesgos de su reificación y de su autonomización.

Aclarado, casi hasta el plano de la saturación, que no vale la herramienta sin el re-conocimiento de un sujeto, podemos revisar sin temor alguno, ciertos componentes de distintas

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cosmovisiones que podrán ser del provecho de los actores comprometidos, en función del cuadro institucional que se vaya “pintando” en cada Residencia para Mayores.

Así proponemos no descartar ningún aporte por anticipado, aunque a la fecha funcione bajo acotados preceptos de mercado, dado que lo que debemos recuperar de los mismos es su potencialidad para estar insertos en nuevas constelaciones y para dar lugar a intervenciones que resuelvan necesidades sociales, recuperen sueños incumplidos y resubjetivicen a los actores que se nucleen en pos de su utilización.

Los actores congregados tras estos objetivos operan en un medio complejo, muchas veces resistente y cambiante, donde existen otros que planifican en otras direcciones y con intereses opuestos…

No estamos en condiciones de negar un cúmulo importante de aportes teóricos y metodológicos que reconocen la presencia de distintos tipos de conflictos en los sujetos en su relación con las instituciones.

Pero reconocemos como un eje fuertemente organizador de estas iniciativas , una activa búsqueda de correspondencia entre los propósitos planteados por los colectivos de una institución, los métodos que se asuman para encararlos y las formas organizativas auspiciadas.

El economista y planificador Carlos Matus decía que cualquier proyecto debía asumir un armado de cuatro trincheras imaginarias a las que nominó :

TRINCHERA DE LA PREDICCIÓN TRINCHERA DE LA PREVISIÓN TRINCHERA DE LA REACCIÓN TRINCHERA DEL APRENDIZAJE

Con ello queremos significar que al CG supone la puesta en juego de un dispositivo munido de una enorme plasticidad, adaptación a los cambios situacionales, capacidad de anticipación, con un constante revisionar sobre lo actuado así como la propensión para el aprendizaje continuo.

El modelo por cierto que procesual y estratégico de la Comunidad Gerontológica pone distancia con la lógica segmentaria de los sectores independientes y postula en reemplazo de la conducción centralizada en la figura de la encargada la lógica de los Núcleos de Responsabilidad Compartida.

La participación del conjunto de los interesados no puede quedar meramente limitada a

la recepción de sus inquietudes, sobre la calidad de los servicios, más allá que dicha instancia

debe ponderarse y no puede ser soslayada.

Un arco vasto de herramientas puede ser puesto al servicio del sostenimiento del proceso de desarrollo y mantenimiento de la Comunidad Gerontológica que va desde la Planificación Estratégico Situacional hasta la Gestión de la Calidad de Atención, en especial en los apartados correspondientes a los compromisos consensuados de mejoras .

El objetivo ampliado de la CG debe ser la producción de bienestar del total de sus actores, mediante intervenciones para prevenir efectos tóxicos institucionales, promover situaciones y ambientes saludables, bien como medidas e intervenciones para recuperar y rehabilitar personas con distintas formas de dependencia.

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Además de eso, el método incorpora también como objetivo para el bienestar colectivo, la búsqueda permanente en pos de ampliar el grado de autonomía de los sujetos usuarios de los servicios ofertados.

También la ampliación de la autonomía de una persona depende siempre del ensanchamiento de su capacidad de comprender y de actuar sobre el mundo y sobre sí mismo.

Junto con ese propósito, es fundamental la construcción de nuevas organizaciones y de una nueva sociabilidad que estimule y facilite la modificación de las relaciones entre los distintos actores partícipes de la trama institucional.

La gestión compartida de la CG altera la postura y el papel del equipo profesional y de los servicios, que deberán sumar a sus funciones el apoyo y aliento a esta nueva estrategia. La construcción de objetos de intervención, esto es, construir sentido y significado para el trabajo en conjunto, es uno de los caminos de la ampliación de las funciones del equipo institucional.

Esto es así porque la constitución de objetos de intervención nunca ocurre por acción unilateral de los profesionales, depende siempre de la participación activa de los restantes protagonistas.

La creación de nuevos y progresivos espacios colectivos de reflexión entre sujetos implicados con el proyecto es un paso metodológico importante, de esa interacción en los que deberá surgir la conciencia de resolución de los problemas prioritarios a ser enfrentados: algunos “empujados” por el equipo profesional y otros demandados por los propios residentes y/o por trabajadores de otros sectores.

Las ofertas de los profesionales se basan en el conocimiento clínico, social y epidemiológico, así como en los núcleos críticos o prioritarios por abordarse en base al logro de consensos periódicos.

La gestión compartida depende de la construcción de contratos devenidos en acuerdos, entre profesionales, residentes y otras personas involucradas con los problemas y con sus redes de apoyo. Es obvio que los papeles y responsabilidades de los diferentes sujetos implicados son distintos y deben quedar explicitados.

Deben desagregarse y surgir tareas para los diferentes actores sociales: intervenciones clínicas, epidemiológicas, pedagógicas, directivas para reorganizar la atención institucional y para producir modificaciones en el ambiente u organización social.

La definición de los sujetos responsables y de los implicados en cada tarea depende de sus roles profesionales y del compromiso (o implicación) de cada uno con la situación.

Uno de los mayores indicios de la calidad y densidad de una institución surge con la

“democratización de sus procedimientos” y con el achicamiento de las distancias entre los

decisores y los receptores de servicios y prestaciones, a todo lo cual contribuyen las acciones

implementadas.

Finalmente creemos que resulta necesario, con el mayor respeto de las historias e

idiosincrasias, proponer la incorporación a esta estrategia, de todos aquellos que con su trabajo

diario, mueven las ruedas de sus biografías personales junto a los de una historia compartida, que

reclama sueños de POR-VENIR ...

Lic Adriana Lucas

Lic. Roberto Orden

Dr. Eugenio Semino

CABA, junio 2015.