el cosmopolita - nueva luz quimica

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Uno de los clásicos de la alquimia por uno de sus maestros hermeticos

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  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 2

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 3

    Tabla de contenido

    Prefacio ...................................................................................................................................... 5

    Captulo I Sobre lo que es la Naturaleza y cmo deben ser los que la buscan ................... 8

    Captulo II De la operacin de la Naturaleza en nuestra proposicin y semilla ................... 11

    Captulo III Sobre la verdadera y Primera Materia de los metales ....................................... 13

    Captulo IV De qu manera son engendrados los metales en las entraas de la tierra ...... 15

    Captulo V Sobre la generacin de toda clase de piedras ................................................... 17

    Captulo VI Sobre la Segunda Materia y la perfeccin de todas las cosas .......................... 19

    Captulo VII Sobre la virtud de la Segunda Materia.............................................................. 22

    Captulo VIII Sobre el Arte, y cmo la Naturaleza opera por medio del Arte en la semilla .. 24

    Captulo IX Sobre la comixtin de los metales o la forma de extraer la semilla metlica .... 25

    Captulo X Sobre la generacin sobrenatural del Hijo del Sol .............................................. 27

    Captulo XI Sobre la prctica y composicin de la Piedra o Tintura fsica, segn el Arte .... 29

    Captulo XII Sobre la Piedra y su virtud ................................................................................ 33

    Epilogo, Sumario y Conclusin de los doce Tratados o captulos precedentes ..................... 35

    Enigma Filosfico del mismo Autor para los Hijos de la Verdad ............................................. 39

    Ahora sigue la Parbola o Enigma Filosfico aadido para poner fin a la obra ..................... 41

    Dilogo del Mercurio, del Alquimista y de la Naturaleza ......................................................... 45

    TRATADO DEL AZUFRE ...................................................................................................... 58

    Prefacio al lector ...................................................................................................................... 59

    Captulo I Sobre el origen de los tres Principios ................................................................... 62

    Captulo II Sobre el elemento de la Tierra ............................................................................ 63

    Captulo III Sobre el elemento Agua ..................................................................................... 64

    Captulo IV Sobre el elemento Aire ...................................................................................... 69

    Captulo V Sobre el elemento Fuego .................................................................................... 71

    Captulo VI Sobre los tres Principios de todas las cosas ..................................................... 78

    Captulo VII Sobre el Azufre ................................................................................................. 87

    Conclusin ............................................................................................................................... 99

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 4

    TRATADO DE LA SAL ......................................................................................................... 102

    Al lector .................................................................................................................................. 103

    Captulo I Sobre la cualidad y condicin de la Sal de la Naturaleza ................................ 104

    Captulo II Dnde es necesario buscar nuestra Sal ......................................................... 106

    Captulo III Sobre la Disolucin ........................................................................................ 110

    Captulo IV Cmo nuestra Sal est dividida en Cuatro Elementos .................................. 113

    Captulo V Sobre la preparacin de Diana ms blanca que la nieve ............................... 116

    Captulo VI Sobre el matrimonio del servidor rojo con la mujer blanca ........................... 121

    Captulo VII Sobre los grados del fuego ........................................................................... 123

    Captulo VIII Sobre la virtud admirable de nuestra Piedra salada y acuosa .................... 125

    Recapitulacin ....................................................................................................................... 128

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 5

    Prefacio

    A todos los inquisidores del Arte Qumico verdaderos hijos de Hermes

    SALUD

    He considerado en m mismo (amigo lector), cuantas falsas recetas de alquimistas, como ellos

    se llaman, y cuntos libros falsificados y perniciosos, en los que no se podra encontrar el

    menor rastro de la Verdad, han sido compuestos por el fraude y la avaricia de los impostores, y

    cuya lectura ha equivocado y equivoca an todos los das a los verdaderos inquisidores de las

    artes y de los secretos ms escondidos de la Naturaleza. Por eso he credo que no poda hacer

    nada ms til y provechoso, que comunicar a los verdaderos hijos y herederos de la Ciencia, el

    talento que ha querido confiarme el Padre de las Luces; a fin de dar a conocer a la posteridad,

    que Dios ha otorgado esta bendicin singular y este tesoro filosfico a algunos personajes

    sealados, no solamente en los siglos pasados, sino tambin a algunos de nuestro tiempo.

    Varias razones me han obligado a no publicar mi nombre, porque no busco ser alabado y

    estimado y no tengo otro deseo ms que servir a los amantes de la Filosofa. Dejo libremente

    este vano deseo de gloria a aquellos que gustan ms de parecer sabios, que de serios en

    efecto. Lo que escribo en pocas palabras, ha sido confirmado por la experiencia manual que ha

    realizado, con la gracia del Altsimo, a fin de exhortar a aquellos que se han planteado ya los

    primeros y reales fundamentos de esta loable ciencia, a no abandonar el ejercicio y la prctica

    de las cosas bellas, y salvaguardarlos por este medio, de la malvada y fraudulenta tropa de

    charlatanes y vendedores de humo, a los cuales nada parece tan dulce como engaar. Esto no

    son sueos (como dice el vulgo ignorante), no son vanas ficciones de algunos hombres

    ociosos, como quieren los locos e insensatos que se burlan de este Arte. Es la pura verdad

    filosfica, de la que soy apasionado seguidor, la que quiero descubriros, y que no he podido ni

    debido pasar en silencio, porque ello sera rehusar el apoyo y el socorro que se debe a la

    verdadera Ciencia Qumica indignamente despreciada; y que por esta razn teme

    extremadamente aparecer en pblico en este siglo desgraciado y perverso, en el que el vicio

    marcha parejo con la virtud, a causa de la ingratitud y perfidia de los hombres y de las

    maldiciones que han vomitado sin cesar contra los Filsofos. Podra citar varios autores

    renombrados como testigos incontestables de la certeza de esta Ciencia. Pero las cosas que

    vemos sensiblemente y de las cuales estamos convencidos por nuestra propia experiencia, no

    tienen necesidad de otras pruebas. No hace mucho tiempo, y hablo como sabio, que varias

    personas de alta y baja condicin, han visto a esta Diana completamente desnuda.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 6

    Aunque se encuentran algunas personas que por envidia o por malicia o por el miedo que

    tienen de que sus imposturas sean descubiertas, gritan incesantemente que, por cierto artificio,

    que cubren bajo una vana ostentacin de palabras fastuosas y ampulosas, se puede extraer el

    alma del oro y drsela a otro cuerpo; lo cual emprenden temerariamente y no sin gran prdida

    de tiempo, de trabajo y de dinero.

    Que los hijos de Hermes sepan y tengan por seguro, que esta extraccin de alma (por hablar

    en sus mismos trminos), ya sea del oro, ya sea de la Luna, por cualquier va sofistica vulgar

    que se haga, no es ms que una pura fantasa y una vana persuasin. Esto no querrn creerlo

    muchos, pero estarn obligados a confesarlo para su desgracia, cuando hagan la experiencia,

    nica maestra de la Verdad. Por el contrario, puedo asegurar con razn que aquel que pueda

    por va filosfica, sin fraude y sin disfraz, teir realmente el menor metal del mundo, sea con

    beneficio, o sin beneficio, en el color del Sol o de la Luna, permaneciendo y resistiendo a toda

    clase de exmenes requeridos y necesarios, tendr abiertas todas las puertas de la Naturaleza

    para buscar otros secretos ms altos y ms excelentes, e incluso adquirirlos con la gracia y la

    bendicin de Dios. Por otra parte ofrezco a los hijos de la Ciencia los presentes tratados, que

    no he escrito ms que sobre mi propia experiencia, a fin de que poniendo el estudiante su

    aplicacin y toda la fuerza de su espritu en la bsqueda de las operaciones escondidas de la

    naturaleza, puedan de esta manera descubrir y conocer la verdad de las cosas y de la

    Naturaleza misma, en cuyo nico conocimiento consiste toda la perfeccin de este santo arte

    filosfico, Con tal de que se preceda por el camino real que la Naturaleza os ha prescrito en

    todas sus acciones y operaciones. Por ello quiero advertir aqu al lector, que no juzgue mis

    escritos segn la corteza y el sentido exterior de las palabras, sino ms bien por la fuerza de la

    Naturaleza, en el temor de que despus no lamente su tiempo, su trabajo y sus bienes

    vanamente dispensados. Que considere que esto es la Ciencia de los Sabios y no la de los

    locos e ignorantes; y que la intencin de los Sabios es muy distinta de la que pueden

    comprender todos esos Thrasons gloriosos, todos esos letrados burlones, todos esos hombres

    viciosos y perversos, que al no poder crearse una reputacin por sus propias virtudes, tratan de

    volverse ilustres por sus crmenes y por sus calumnias e imposturas contra las gentes de

    honor. Huid de todos esos vagabundos e ignorantes sopladores, que ya han equivocado casi a

    todo el mundo con sus blanqueamientos y rubificaciones, no sin gran difamacin e ignominia

    de esta noble Ciencia. Las personas de esta calaa no sern admitidos jams en los ms

    secretos misterios de este santo Arte: porque es un don de Dios al que no se puede llegar ms

    que por la gracia exclusiva del Altsimo, que no deja de iluminar el espritu de aquel que la pide

    con humildad constante y religiosa, o de comunicrsela por una demostracin ocular de un

    maestro fiel y experto. Por ello Dios rehsa con todo el derecho de la revelacin de estos

    secretos, a aquellos que encuentra indignos y que estn alejados de su gracia.

    Por aadidura, ruego incesantemente a los hijos del Arte, que se aprovechen del celo que

    tengo de servirlos; y que cuando hayan hecho que lo que est oculto se vuelva manifiesto, y

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 7

    que siguiendo la voluntad de Dios, hayan alcanzado por su trabajo constante y asiduo el puesto

    deseado de los Filsofos, excluyan del conocimiento de este Arte (al ejemplo de los Sabios) a

    todos aquellos que son indignos de . Que se acuerden de la caridad que deben a su prjimo

    pobre e incomodado, y que vivan en el temor de Dios. Que lo hagan sin ninguna vana

    ostentacin y que en reconocimiento de este don especial, del cual no abusarn, canten sin

    cesar particularmente y en el interior de su corazn, alabanzas al Dios Todopoderoso,

    buensimo y muy grande.

    La Simplicidad es el verdadero sello de la Verdad

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 8

    Captulo I Sobre lo que es la Naturaleza y cmo deben ser los que la buscan

    Muchos sabios y doctsimos han escrito, hace varios siglos e incluso antes del Diluvio (segn el

    testimonio de Hermes), muchos preceptos respecto a la manera de obtener la Piedra de los

    Filsofos, y nos han dejado tantos escritos, que si la Naturaleza no operase todos los das ante

    nuestros ojos efectos tan sorprendentes que no podemos negar en absoluto, creo que no

    habra nadie que estimase que existe verdaderamente una Naturaleza; puesto que en tiempos

    pasados no hubo jams tantos inventores de cosas ni tantos inventos como se ven hoy da.

    Igualmente, nuestros predecesores, sin entretenerse en estas vanas bsquedas, no

    consideraban otra cosa ms que la Naturaleza y su posibilidad: es decir, lo que era posible

    hacer. Y aunque hayan permanecido nicamente en esta va simple de la Naturaleza, no

    obstante han encontrado tantas cosas que apenas podramos imaginarlas con todas nuestras

    sutilidades y toda esta multitud de inventos. Todo ello a causa de que la Naturaleza y la

    generacin ordinaria de las cosas que crecen sobre la Tierra, nos parecen demasiado simples

    y de demasiado poco efecto para aplicar a ello nuestro espritu, que no se ejercita sin embargo

    ms que en imaginar cosas sutiles, que lejos de ser conocidas, apenas se pueden hacer, o al

    menos muy difcilmente. Por ello no es necesario sorprenderse si sucediera que inventsemos

    ms fcilmente diversas sutilidades vanas y de tal gnero, que en verdad los verdaderos

    Filsofos no hubiesen podido casi ni imaginar, en lugar de comprender su intencin y el

    verdadero curso de la Naturaleza. Pero en fin!, tal es el humor natural de los hombres de este

    siglo, tal es su inclinacin a abandonar lo que saben y buscar siempre alguna cosa nueva, y

    sobre todo los espritus de los hombres a los cuales la Naturaleza est sujeta.

    Veris, por ejemplo, que un artesano que haya alcanzado la perfeccin de su arte, buscar

    otras cosas, o abusar de ello, o incluso lo dejar todo completamente. En cambio la generosa

    Naturaleza obra siempre sin parar hasta su Ilada, es decir, hasta su ltimo trmino, y despus

    cesa; porque desde el comienzo le ha sido acordado que podra mejorarse en su curso, y que

    llegara al final a un reposo slido y completo, el cual tiende con todo su poder, alegrndose en

    su fin como las hormigas se alegran en su vejez, que les da alas en sus ltimos das.

    Igualmente han llegado tan adelante nuestros espritus, principalmente en el arte filosfico y en

    la prctica de la Piedra, que hemos llegado casi hasta la lijada, es decir hasta el ltimo fin.

    Porque los filsofos de este tiempo han encontrado tantas sutilidades, que es casi imposible

    encontrarlas mayores. Difieren tanto del Arte de los antiguos filsofos, como la relojera es

    distinta de la simple cerrajera. En efecto, aunque el cerrajero y el relojero manejan ambos el

    hierro y los dos sean maestros en su arte, el uno ignora, no obstante, el artificio del otro.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 9

    En cuanto a m, estoy seguro que si Hermes, Geber y Lulio, Filsofos todo lo sutiles y

    profundos que podan ser, volviesen ahora al mundo, a duras penas seran tenidos hoy da por

    filsofos, sino ms bien por aprendices; tan grande es nuestra presuncin. Sin duda que estos

    buenos y doctos personajes ignoraban tambin tantas destilaciones intiles que se usan en la

    actualidad, tantas circulaciones, tantas calcinaciones y tantas operaciones vanas como han

    inventado los modernos; a los cuales, no habiendo entendido bien el sentido de los escritos de

    los antiguos, les queda todava por buscar durante mucho tiempo una sola cosa: es decir, la

    Piedra de los Filsofos o la tintura fsica que los antiguos han sabido hacer. En fin, nos sucede

    por el contrario, que buscndola donde no se encuentra, encontramos otra cosa; pero si no

    fuese tal el instinto natural del nombre y si la Naturaleza no usara de su derecho en esto,

    apenas nos extraviaramos ahora.

    Volviendo a nuestro propsito, he prometido en este primer tratado explicar la Naturaleza, a fin

    de que nuestras vanas imaginaciones no nos desven de la verdadera y simple va. As pues,

    os digo que la Naturaleza es una, verdadera, simple, completa en su ser, y que Dios la ha

    hecho antes de todos los siglos y le ha incluido un cierto Espritu Universal. No obstante es

    necesario saber que el trmino de la Naturaleza, as como su principio, es Dios; porque toda

    cosa acaba siempre en lo que ha tomado su ser y u principio. He dicho que es nica y que por

    medio de ella. Dios ha hecho todo lo que ha creado, y no quiero decir que no pueda hacer nada

    sin ella (pues la ha creado y es todopoderoso), sino que lo ha querido as, y as ha sido. Todas

    las cosas provienen de esta sola y nica Naturaleza y no hay nada en todo el mundo fuera de

    la Naturaleza. Si a veces vemos aparecer abortos, la falta es del lugar o del artesano y O de la

    Naturaleza. Ahora bien, esta Naturaleza est dividida principalmente en cuatro regiones o

    lugares, donde hace cuanto se ve y cuanto permanece escondido, porque sin duda, todas las

    cosas estn ms bien escondidas y en la sombra, que a la luz. Ella sustituye al macho y a la

    hembra; es comparada al Mercurio, porque se une a los diversos lugares y segn los lugares

    de la tierra, buenos o malos, produce cada cosa, aunque en realidad no hay lugares malos en

    la tierra, como podra parecer. Existen cuatro cualidades elementales en todas las cosas, las

    cuales no estn jams de acuerdo, porque una siempre excede a las otras.

    Es pues remarcable que la Naturaleza no es visible aunque obre sin cesar; porque no es ms

    que un espritu voltil, que cumple su misin en los cuerpos y que tiene su asiento y su lugar en

    la Voluntad divina. En este lugar, no nos sirve de nada, a menos que sepamos conocer los

    lugares que le corresponde y principalmente los que le son ms prximos y convenientes; a fin

    de que sepamos unir las cosas segn la Naturaleza, por miedo a unir la madera al hombre, o el

    buey o cualquier otra bestia con el metal; ya que es todo lo contrario y un semejante debe obrar

    sobre su semejante, con lo cual la Naturaleza no es otro ms que la Voluntad de Dios, como ya

    hemos dicho anteriormente.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 10

    Los escrutadores de la Naturaleza deben ser como la Naturaleza misma: es decir verdaderos,

    simples, pacientes, constantes, etc., pero lo que es ms importante: piadosos temiendo a Dios

    y no daando de ninguna manera a su prjimo. Despus que consideren exactamente silo que

    se proponen est de acuerdo con la Naturaleza, si es posible y realizable, aprendindolo como

    ejemplos aparentes y sensibles, a saber: con qu se hacen todas las cosas, cmo y con qu

    recipiente. Porque si quieres hacer simplemente alguna cosa lo mismo que la hace la

    Naturaleza; sguela. Pero si quieres hacer algo ms excelente de lo que la Naturaleza hace,

    mira en qu y por qu ella se mejora, y encontrars que es siempre con su semejante. Si

    quieres, por ejemplo, aumentar la virtud intrnseca de un metal ms all que la Naturaleza (lo

    que es nuestra intencin), te ser necesario tomar la Naturaleza metlica, y ello incluso en el

    macho y en la hembra, puesto que de otra manera no hars nada. Porque si piensas hacer un

    metal de una hierba, trabajars en vano, al igual que del perro o de cualquier otra bestia no

    sabrs producir un rbol.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 11

    Captulo II De la operacin de la Naturaleza en nuestra proposicin y semilla

    Ya he dicho antes que la Naturaleza es nica, verdadera y aparente por todas partes, continua,

    que se reconoce por las cosas que produce, como bosques, hierbas, etc. Os he dicho tambin

    que el escrutador de ella debe ser igual, es decir, verdadero, simple, paciente, constante y que

    no aplique su espritu ms que a una cosa solamente. Es necesario hablar ahora de la accin

    de la Naturaleza.

    Os daris cuenta de que todo, as como la Naturaleza, est en la voluntad de Dios y que Dios

    lo ha creado y puesto en toda imaginacin; de la misma manera la Naturaleza se ha hecho una

    semilla en los elementos, procedente de su voluntad. Ciertamente es nica, y sin embargo

    produce cosas diversas; pero no obstante no crea nada sin esperma. Porque la Naturaleza

    hace todo lo que quiere la esperma y no es ms que como el instrumento de algn artesano.

    As pues, el esperma de cada cosa es mejor y ms til al artista que la Naturaleza misma.

    Porque con la Naturaleza sola, y sin esperma, no haris ms de lo que un orfebre podra hacer

    sin fuego, sin oro o sin plata, o el labrador sin el grano. Tomad pues esta semilla o esperma y

    la Naturaleza estar presta para cumplir con su misin, sea para bien o sea para mal. Ella obra

    sobre la esperma como Dios sobre el libre albedro del hombre. Y es una gran maravilla ver

    como la Naturaleza obedece a la semilla, pero no siendo forzada a ello, sino por su propia

    voluntad. Igualmente Dios concede al hombre todo lo que quiere, no porque est forzado a ello,

    sino por su buena y libre voluntad. Por ello ha dado al hombre libre albedro, sea para bien, sea

    para mal. As pues, la esperma es el Elixir o la quintaesencia de cada cosa, o tambin la ms

    perfecta y acabada decoccin y digestin de cada cosa, o el blsamo de Azufre, que es la

    misma cosa que la humedad radical en los metales.

    Aqu podramos hacer en verdad, un enorme y amplio discurso sobre esta esperma, pero no

    queremos dirigirnos hacia otra cosa, ms que a lo que nos hemos propuesto en este arte, los

    cuatro Elementos engendran el esperma por la voluntad de Dios y por la imaginacin de la

    Naturaleza: porque igual que la esperma del hombre tiene su centro o receptculo conveniente

    en los riones, de la misma manera los cuatro elementos, por medio de un movimiento

    infatigable y perpetuo (cada uno segn su cualidad), arrojan su esperma al centro de la tierra,

    donde es digerida, y empujada hacia afuera por medio del movimiento. En cuanto al centro de

    la tierra, es un cierto lugar vaco donde nada puede reposar. Los cuatro elementos arrojan sus

    cualidades excntricamente (si se puede hablar as) o al margen y circunferencia del centro,

    igual que el hombre arroja su semilla en la matriz de la mujer, en la cual no permanece nada de

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 12

    ella, sino que despus que esta matriz ha tomado la porcin debida, arroja el resto fuera. Lo

    mismo le sucede al centro de la tierra, cuya fuerza magntica o de imn de algn lugar atrae

    hacia s lo que le es propio, para engendrar alguna cosa, y el resto lo empuja fuera para hacer

    piedras y otros excrementos. Porque todas las cosas toman su origen de esta fuente y no nace

    nada en el mundo ms que por el riego de sus arroyos. Por ejemplo, pngase sobre una mesa

    bien unida un vaso lleno de agua, que est situado en medio de dicha mesa, sitense

    alrededor varias cosas y diversos colores, y entre otras, que haya sal, y que cada cosa est

    puesta separadamente. Despus virtase el agua en medio; la veris correr de ac para all y

    tambin veris que al encontrar este arroyito el color rojo se volver rojo parejamente, y que

    aquel, pasando por la sal, se volver salado y as los otros: porque ciertamente el agua no

    cambia los lugares, sino que la diversidad de lugares cambia el agua. De la misma manera la

    semilla arrojada al centro de la Tierra por los cuatro elementos, pasa por diversos lugares; de

    forma que cada cosa nace segn la diversidad de los lugares: si llega a un sitio donde

    encuentra tierra y agua puras, se hace una cosa pura. La semilla y la esperma de todas las

    cosas es nica, y sin embargo engendra cosas diversas, como se ve por el ejemplo siguiente.

    La semilla humana es noble, creada solamente para la generacin del hombre; sin embargo, si

    ste abusa de ella (lo que depende de su libre albedro), hace un aborto o un monstruo. Porque

    si, contra las prohibiciones que Dios ha hecho al hombre, ste se acopla con una vaca o

    cualquier otra bestia, este animal concebira fcilmente de la semilla del hombre, porque la

    Naturaleza no es ms que una; pero entonces no nacera un hombre, sino una bestia o un

    monstruo, a causa de que la semilla no encuentra el lugar que le es conveniente. As, por esta

    inhumana y detestable commixtura o mezcla de hombres con bestias, naceran diversas clases

    de animales semejantes a los hombres. Porque sucede infaliblemente que si el esperma entra

    en el centro, nace lo que debe nacer, pero en cuanto ha llegado a un cierto lugar que lo

    concibe, entonces ya no cambia ms de forma. Sin embargo, mientras que la esperma est en

    el centro, se puede crear de ella lo mismo un rbol que un metal, una hierba o una piedra, y en

    fin una cosa ms pura que otra segn la pureza de los lugares. Pero ahora es necesario que

    digamos de qu manera engendran los elementos esta semilla.

    Es necesario remarcar bien que hay cuatro elementos, dos de los cuales son graves o pesados

    y otros dos ligeros, dos secos y dos hmedos, sin embargo uno extremadamente seco y otro

    extremadamente hmedo, y adems por otra parte son masculinos y femeninos. Ahora bien,

    cada uno de ellos est muy presto para producir cosas semejantes a s mismo en su esfera:

    porque as lo ha querido el Altsimo. Estos cuatro no reposan jams; obran continuamente uno

    en el otro y cada uno impele de s mismo y por s mismo lo que tiene de ms sutil: todos tienen

    su cita general en el centro, y en ste est el Arqueo servidor de la Naturaleza, que mezcla

    estas espermas y las arroja fuera. Pero podris ver ms ampliamente cmo se hace ello en la

    conclusin de estos doce tratados o captulos.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 13

    Captulo III Sobre la verdadera y Primera Materia de los metales

    La primera materia de los metales es doble, pero sin embargo una sin la otra no puede crear un

    metal. La primera y principal es una humedad del aire mezclada con calor; que ha sido llamada

    Mercurio por los Filsofos y est gobernada por los rayos del Sol y la Luna, en nuestra mar

    filosfica. La segunda es el calor de la tierra, es decir, un calor seco al que llaman Azufre. Pero

    debido a que todos los Filsofos verdaderos lo han escondido cuanto han podido, nosotros por

    el contrario lo explicaremos lo ms claramente que nos sea posible, y principalmente el peso,

    puesto que si es ignorado, todas las cosas se destruyen. De all proviene que muchos, de una

    cosa buena, no produzcan ms que abortos. Porque algunos toman todo el cuerpo por su

    material, es decir, por su semilla o esperma. Otros no toman ms que un trozo y todos se

    desvan del recto camino. Si alguno, por ejemplo, fuese bastante idiota para tomar el pie de un

    hombre y la mano de una mujer, y presumiese poder hacer un hombre de esta mezcla, no

    habra nadie, por ignorante que fuese, que no juzgase muy bien que esto es imposible; puesto

    que en cada cuerpo hay un centro y un cierto lugar donde el esperma reposa y es siempre

    como un punto, es decir, que es aproximadamente como la ocho mil doscientava parte del

    cuerpo, por pequeo que sea ste, incluso en un grano de trigo: lo cual no puede ser de otra

    forma.

    Tambin es una locura creer que todo el grano o todo el cuerpo se conviertan en semilla; no

    hay ms que una pequea chispa o partcula necesaria, la cual est preservada por su cuerpo

    de todo exceso de calor, fro, etc. Si tienes orejas y entendimiento, ponte en guardia con lo que

    te digo, y estars resguardado contra aquellos que no solamente ignoran el verdadero lugar de

    la semilla, que quieren tomar todo el cuerpo en lugar de ella, y que intentan intilmente reducir

    todo el grano en semilla, sino tambin contra aquellos que se entretienen en una disolucin

    vana de los metales, esforzndose por disolverlos enteramente, a fin de crear un nuevo metal

    de su conmixtin mutua. Pero si estas gentes considerasen el proceder de la Naturaleza,

    veran claramente que la cosa es muy distinta; porque no existe ningn metal por puro que sea,

    que no tenga sus impurezas, aunque sin embargo, unos ms o menos que otros.

    T, amigo lector, ponte en guardia sobre todo respecto al punto de la Naturaleza, y eso es

    suficiente. Pero ten siempre esta mxima por segura; es necesario no buscar este punto en los

    metales del vulgo, porque no est en ellos, ya que estos metales, principalmente el oro vulgar,

    estn muertos, mientras que por el contrario los nuestros estn vivos y tienen espritu; y ellos

    son los que son necesarios tomar. Porque debes saber que la vida de los metales no es otra

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 14

    cosa ms que el fuego, cuando estn todava en su mina, y que la muerte de los metales es

    tambin el fuego; es decir, el fuego de fusin. Ahora bien, la primera materia de los metales es

    una cierta humedad mezclada con un aire caliente, en forma de un agua grasa adherente a

    cada cosa por muy pura o impura que sea, y por lo tanto ms abundante en unos lugares que

    en otros; lo cual se debe a que la tierra es en algunos lugares ms abierta y porosa y tiene

    mayor fuerza atractiva que en otros. Ella se origina a veces y aparece a la luz del da por s

    misma, aunque cubierta de algn vestido y principalmente en los lugares en los que no

    encuentra nada a qu unirse. Se conoce as, porque toda cosa est compuesta de tres

    principios; pero en la materia de los metales es nica y sin conjuncin, excepto su vestido o su

    sombra; es decir, su Azufre.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 15

    Captulo IV De qu manera son engendrados los metales en las entraas de la tierra

    Los metales son producidos de esta manera. Despus de que los cuatro elementos han

    impedido sus virtudes y su fuerza en el centro de la tierra, el Arqueo de la Naturaleza,

    destilando, los sublima a la superficie por el calor de un movimiento perpetuo; porque la tierra

    es porosa, y el viento, destilando por los poros de la tierra, se resuelve en agua, de la cual

    nacen todas las cosas. Que los hijos de la Ciencia sepan pues, que el esperma de los metales

    no es diferente del esperma de todas las cosas que existen en el mundo; el cual no es ms que

    un vapor hmedo. Por ello los Alquimistas buscan en vano la reduccin de los metales en su

    primer material, que no es otra cosa que un vapor. Tambin los filsofos no se han referido a

    esta primera materia, sino solamente a la segunda, como discute muy bien Bernardo

    Trevisano, aunque en verdad lo haga un poco oscuramente, porque habla de los cuatro

    elementos: sin embargo ha querido decir esto, aunque pretendiendo hablar solamente a los

    hijos de la doctrina. En cuanto a m, a fin de descubrir ms abiertamente la teora, he querido

    advertir aqu a todo el mundo que se dejen de tantas circulaciones, tantas calcinaciones y

    reiteraciones, puesto que es vano que se busque esto en una cosa dura, ya que en s mismo

    es algo completamente blando. Por ello no busquis ms esta primera materia, sino solamente

    la segunda, la cual es tal tan pronto como es concebida y ya no puede cambiar de forma. Si

    alguien pregunta cmo puede reducirse el metal en esta segunda materia, respondo que sigo

    en esto la intencin de los filsofos, pero que insisto all ms que los otros a fin de que los hijos

    de la Ciencia tomen el sentido de los autores y no las slabas, y que all donde la Naturaleza

    acaba, principalmente en los metlicos, que parecen cuerpos perfectos a nuestros ojos, all es

    necesario que comience el Arte.

    Pero para volver a nuestra intencin (porque no entendemos hablar aqu solamente de la

    Piedra), tratemos de la materia de los metales. He dicho un poco antes que todas las cosas

    son producidas de un aire lquido, es decir, de un vapor que los elementos destilan en las

    entraas de la tierra mediante un movimiento continuo; y tan pronto como el Arqueo lo ha

    recibido, lo sublima por los poros y lo distribuye mediante su sabidura a cada lugar (como

    hemos ya dicho arriba). Y as, por la variedad de los lugares, las cosas provienen y nacen

    diversas. Hay quienes estiman que Saturno tiene una semilla particular, que en el oro hay otra,

    y as cada metal; pero esta opinin es vana, porque no hay ms que una nica semilla tanto en

    Saturno como en el oro, en la plata y el hierro. Pero el lugar de su nacimiento ha sido causa de

    su diferencia (si me entiendes como es preciso), aunque la Naturaleza haya acabado mucho

    antes su obra en la procreacin de la plata que en la del oro, y as en los otros. Porque cuando

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 16

    este vapor que hemos dicho es sublimado por el centro de la tierra, es necesario que pase por

    los lugares fros o clidos. Si pasa por lugares calientes y puros en los que se adhiere a las

    paredes una cierta grasa de Azufre, entonces este vapor, que los filsofos han llamado su

    Mercurio, se acomoda y se une con dicha grasa, a la cual sublima consigo; y de esta mezcla se

    hace una cierta untuosidad, que dejando el nombre de vapor toma el nombre de grasa. Yendo

    despus a sublimarse a otros lugares que han sido limpiados por el vapor precedente y donde

    la tierra es sutil, pura y hmeda, llena los poros de dicha tierra y se une a ella; y as, se hace el

    oro. Si esta untuosidad o grasa llega a lugares impuros y fros, all se engendra Saturno, y si la

    tierra es pura, pero mezclada con Azufre, entonces se engendra Venus. Porque cuanto ms

    puros y limpio es el lugar, ms puros son los metales que procrea.

    Tambin es necesario recalcar que este vapor sale continuamente desde el centro a la

    superficie, y que yendo de esta manera purga los lugares. Por ello sucede que hoy se

    encuentran minas all donde hace mil aos no existan. Porque este vapor, por su progreso

    continuo, sutiliza siempre lo crudo y lo impuro, extrayendo tambin sucesivamente lo puro

    consigo. Y he aqu cmo se hace la reiteracin o circulacin de la Naturaleza, la cual se

    sublima, produciendo cosas nuevas, tantas veces como es necesario hasta que el lugar est

    enteramente depurado; puesto que cuanto ms limpio est, ms produce cosas ricas y

    bellsimas. Pero en invierno, cuando el fro del aire viene a estrechar la tierra, este vapor

    untoso acaba tambin por congelarse, y despus al retorno de la primavera se mezcla con la

    tierra y el agua; y de ah se hace la Magnesia, atrayendo hacia s un Mercurio semejante del

    aire, que da vida a todas las cosas por los rayos del Sol, de la Luna y de las estrellas: y as se

    producen las hierbas, las flores y otras cosas parecidas, porque la Naturaleza jams

    permanece ociosa un momento.

    En cuanto a los metales se engendran de la siguiente manera. La tierra es purgada por una

    larga destilacin; y despus, a la llegada de este vapor untuoso o grasa, son procreados, y no

    se engendran de ninguna otra manera, como vanamente estiman algunos, interpretando mal a

    este propsito los escritos de los filsofos.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 17

    Captulo V Sobre la generacin de toda clase de piedras

    La materia de las piedras es la misma que la de las otras cosas, y segn la pureza de los

    lugares, nacen de esta manera. Cuando los cuatro elementos destilan su vapor al centro de la

    tierra, el Arqueo de la Naturaleza lo empuja y sublima, de forma que, pasando por los lugares y

    los poros de la tierra, extrae consigo todas las impurezas de la tierra hasta la superficie, y

    estando all son congeladas por el aire, porque todo lo que engendra el aire puro, es tambin

    congelado por el aire crudo; porque el aire puede ingresar en el aire y se unen el uno al otro,

    porque la Naturaleza goza con la Naturaleza. As se hacen las piedras y las rocas ptreas,

    segn la grandeza o pequeez de los poros de la tierra; los cuales, cuanto ms grandes son,

    hacen que el lugar sea mejor purgado, ya que por este respiradero pasan un calor mayor y una

    cantidad ms grande de agua, con lo que la depuracin de la tierra es hecha antes, y por este

    medio nacen los metales ms cmodamente en estos lugares. Ello es atestiguado por la

    experiencia que nos ensea que no se debe buscar oro ms que en las montaas, ya que

    raramente se encuentra en los campos, que ordinariamente son lugares hmedos y

    pantanosos, no a causa del vapor que he dicho, sino debido al agua elementaria, la cual atrae

    hacia s el citado vapor, de tal manera que no se pueden separar, aunque el Sol, viniendo a

    digerirla, la convierte en arcilla, de la cual hacen uso los alfareros. Sin embargo, en los lugares

    donde hay una arena gruesa y en los que este vapor no est unido con la grasa o el Azufre,

    como sucede en los prados, crea hierbas y heno.

    Existen an otras piedras preciosas, como el diamante, el rub, la esmeralda, el crispalo, el

    nice y el carbunco, que son todas engendradas de la siguiente manera. Cuando este vapor de

    la Naturaleza se sublima por s mismo, sin este Azufre o untuosidad que hemos dicho, y

    encuentra un lugar de agua pura de sal, entonces se hacen los diamantes; y esto en los

    lugares ms fros a los que no puede llegar esta grasa, pues en caso contrario impedira este

    efecto. Porque se sabe bien que el espritu del agua se sublima fcilmente y con poco calor,

    pero no el aceite o la grasa, que no puede elevarse ms que a fuerza de mucho calor y ello en

    lugares clidos: porque en tanto que procede del centro, apenas necesita fro para congelarla y

    pararla. Pero el: vapor sube a los lugares propios y se congela en piedras en forma de

    pequeos granos en el agua pura.

    Pero para explicar cmo se hacen los colores en las piedras preciosas, es necesario saber que

    ello sucede mediante el Azufre de la siguiente manera. Si la grasa del Azufre es congelada por

    este movimiento perpetuo, el espritu del agua lo digiere despus al pasar y lo purifica por la

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 18

    virtud de la sal, hasta que se haya coloreado de un color digerido, rojo o blanco; el cual,

    tendiendo a su perfeccin, se eleva con este espritu, porque es sutilizado con tantas

    destilaciones reiteradas. Despus el espritu tiene poder para penetrar en las cosas

    imperfectas; y as introduce el color, que se une luego a esta agua congelada en parte,

    llenando as sus poros y fijndose con ella en una fijacin inseparable. Porque toda agua se

    congela por el calor, si no tiene espritu; y si est unida al espritu, se congela por el fro. Pero

    aquel que sabe congelar el agua mediante el calor y unir el espritu con ella, ha encontrado

    ciertamente una cosa mil veces ms preciosa que el oro y que cualquier otra cosa que exista

    en el mundo. Obrad pues, de forma que el espritu se separe del agua, a fin de que se pudra y

    que aparezca el grano. Despus de haber arrojado las heces, reducid el espritu en agua y

    hacedlos unir juntos, porque esta conjuncin engendrar un ramal diferente en forma y

    excelencia a sus padres.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 19

    Captulo VI Sobre la Segunda Materia y la perfeccin de todas las cosas

    Hemos tratado antes de la primera materia de todas las cosas y cmo nacen de la Naturaleza

    sin semilla, es decir, cmo recibe la Naturaleza la materia de los elementos, de la cual

    engendra la semilla. Ahora hablaremos de la semilla y de las cosas que se engendran con

    semilla. As pues, toda cosa que tenga semilla es multiplicada por sta, pero sin duda ello no

    se hace sin la ayuda de la Naturaleza. Porque la semilla en un cuerpo no es ms que un aire

    congelado o un vapor hmedo, el cual, si no es resuelto por un vapor clido, es intil por

    completo.

    As pues, que aquellos que buscan el Arte sepan lo que es esta semilla, a fin de que no

    busquen una cosa que no existe. Que sepan, digo, que la semilla es triple y que est

    engendrada por los cuatro elementos. La primera especie de semilla es la mineral, de la cual

    se trata aqu. La segunda la vegetal y la tercera la animal. La semilla mineral solamente es

    conocida por los verdaderos Filsofos, la semilla vegetal es comn y vulgar, segn la vemos en

    los frutos y la animal se conoce por la imaginacin. La vegetal nos muestra ante los ojos cmo

    ha creado la Naturaleza cuatro elementos; porque es necesario saber que el invierno es causa

    de putrefaccin porque congela los espritus vitales en los rboles; y cuando estos son

    resueltos por el calor del Sol (en la cual hay una fuerza magntica o de imantacin que atrae a

    s toda humedad), entonces el calor de la Naturaleza excitado por el movimiento, impele a la

    circunferencia a un vapor de agua sutil que abre los poros del rbol y hace destilar gotas por l,

    separando siempre lo puro de lo impuro. Sin embargo, algunas veces lo impuro precede a lo

    puro; lo puro se congela en flores y lo impuro en hojas, lo grueso y espeso en corteza, que

    permanece fija. Pero las hojas caen o por el fro o por el calor, cuando son obstruidos los poros

    del rbol. Las flores se congelan en un color proporcionado al fro o al calor y aportan fruto o

    semilla. Igualmente el rbol no nace de la manzana, en la cual est el esperma, sino que en

    este esperma est interiormente la semilla o el grano del cual nace el rbol, incluso sin

    esperma; porque la multiplicacin no se hace por medio del esperma, sino de la semilla. As

    vemos claramente que la Naturaleza crea la semilla de los cuatro elementos, en el temor de

    que no nos hubisemos ocupado intilmente en esto; porque lo que ya est creado no necesita

    creador. Ser suficiente en este lugar haber advertido al lector mediante este ejemplo.

    Volvamos ahora a nuestro propsito mineral.

    Es necesario saber que la Naturaleza crea la semilla mineral o metlica en las entraas de la

    tierra; en consecuencia no se cree que exista tal semilla en la Naturaleza, a causa de que es

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 20

    invisible. Pero no es extraordinario que los ignorantes duden de ello, puesto que ni siquiera

    pueden comprender lo que est delante de sus ojos, y a duras penas concebiran lo que est

    escondido e invisible. Y por lo tanto es una cosa muy cierta que lo que est arriba es como lo

    que est abajo, y por el contrario, lo que nace arriba, nace de la misma fuente de lo que est

    debajo, en las entraas de la tierra. Y yo os pregunto, qu prerrogativa tendran los vegetales

    sobre los metales, para que Dios hubiese dado semilla a aquellos y excluido de ella a estos?

    Tengamos pues por seguro que nada crece sin semilla; porque all donde no existe semilla, la

    cosa est muerta. As es pues necesario que los cuatro elementos creen la semilla de los

    metales, o que los produzcan sin semilla; si son producidos sin semilla, no pueden ser

    perfectos, porque toda cosa sin semilla es imperfecta, respecto al compuesto. Quien no presta

    fe a esta verdad indudable no es digno de buscar los secretos de la Naturaleza, porque en el

    mundo no nace nada sin semilla. Los metales tienen en s real y verdaderamente su semilla;

    pero su generacin no se hace as. Los cuatro elementos, en la primera operacin de la

    Naturaleza, destilan, por el artificio del Arqueo en el centro de la tierra, un vapor de agua

    ponderosa, que es la semilla de los metales y se llama Mercurio, no a causa de su esencia,

    sino de su fluidez y fcil adherencia a cada cosa. Es comparado al Azufre a causa de su calor

    interno; y despus de la congelacin es el hmedo radical. Y aunque el cuerpo de los metales

    sea procreado a partir del Mercurio (lo que debe entenderse del Mercurio de los Filsofos), sin

    embargo no es necesario escuchar a aquellos que estiman que el Mercurio vulgar sea la

    semilla de los metales, y as, toman el cuerpo en lugar de la semilla, no considerando que el

    Mercurio vulgar tambin tiene en s su semilla como los otros. El error de toda aquella gente

    estar manifiesto mediante el siguiente ejemplo.

    Es cierto que los hombres tienen su semilla, por medio de la cual se multiplican. El cuerpo del

    hombre es el mercurio, la semilla est escondida en este cuerpo; respecto al cual su peso es

    muy pequeo. As pues, quien quiere engendrar este hombre metlico no debe tomar el

    Mercurio, que es un cuerpo, Sino la semilla, que es vapor de agua congelada. As los

    operadores vulgares proceden mal en la regeneracin de los metales; disuelven los cuerpos

    metlicos, sea mercurio, sea oro, sea plata, sea plomo y los corroen con las aguas fuertes y

    otras cosas heterogneas y extraas, no requeridas por la verdadera Ciencia. Despus unen

    estas disoluciones, ignorando o no dndose cuenta que de las piezas y los trozos de un cuerpo

    no puede ser engendrado un hombre; porque por este medio han precedido la corrupcin del

    cuerpo y la destruccin de la semilla. Cada cosa se multiplica por medio del macho y de la

    hembra, como he hecho mencin en el captulo de la doble material. La separacin de los

    sexos no engendra nada; es la conjuncin debida la que produce una nueva forma. Quien

    quiera hacer pues, alguna cosa til debe tomar las espermas o semillas y no los cuerpos

    enteros.

    Toma pues el macho vivo y la hembra viva, y nelos entre s, a fin de que se imaginen una

    esperma para procrear un fruto de su naturaleza; porque nadie debe obstinarse en poder hacer

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 21

    la primera materia. La primera material del hombre es la tierra, con la cual no hay nadie tan

    osado como para emprender la creacin de un hombre a partir de ella; Dios es el nico que

    conoce este artificio. Pero la segunda material, que ya est creada, si el hombre la sabe poner

    en un lugar conveniente, con la ayuda de la Naturaleza, engendrar fcilmente la forma de la

    cual es la semilla. El artista no hace nada en todo esto, sino separar lo que es sutil de lo que es

    espeso, y ponerlo en un vaso conveniente; porque es necesario considerar bien que lo mismo

    que comienza una cosa, igualmente acaba; de uno se hacen dos, y de dos uno, y nada ms.

    Hay un Dios, de este uno es engendrado el Hijo, de tal manera que uno ha dado dos, y dos han

    dado un Espritu Santo, procedente del uno y del otro. As ha sido creado el mundo y as ser

    su fin. Considerad exactamente estos cuatro puntos y primeramente os encontraris all al

    Padre, despus al Padre y al Hijo, en fin el Espritu Santo: Encontraris all los cuatro

    elementos, y cuatro luminarias, dos celestes y dos cntricas. En suma, no hay nada en el

    mundo que sea de otro modo de como aparece en esta figura, jams ha habido y jams habr;

    y si quisiera remarcar todos los misterios que se podran extraer de all, nacera un gran

    volumen.

    Vuelvo pues a mi propsito, y te digo, en verdad hijo mo, que de uno, no podras hacer uno;

    esto es reservado slo a Dios en propiedad. Que te sea suficiente que, a partir de dos, puedas

    crear uno que te sea til, y a este efecto, sabe que el esperma multiplicativo es la segunda, y

    no la primera materia de todos los metales y todas las cosas; porque la primera material de las

    cosas es invisible, est escondida en la Naturaleza o en los elementos; pero la segunda

    aparece algunas veces ante los hijos de la Ciencia.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 22

    Captulo VII Sobre la virtud de la Segunda Materia

    Pero a fin de que puedas comprender ms fcilmente qu es esta segunda materia, te

    describir las virtudes que tiene, por las cuales podrs reconocerla. Sabe pues, en primer

    lugar, que la Naturaleza est dividida en tres reinos, de los cuales hay dos que podran existir

    por s mismos, aunque los otros dos no existiesen. Estn el reino mineral, el vegetal y el

    animal. Respecto al reino mineral, es manifiesto que puede subsistir por s mismo, aunque no

    hubiese en el mundo ni hombres ni rboles. El vegetal igualmente, no precisa para su

    establecimiento que haya en el mundo ni animales ni metales: estos dos son creados de Uno y

    por uno. El tercero, por el contrario, toma vida de los dos precedentes, sin los cuales no podra

    existir y es ms noble y ms precioso que los dos susodichos. Igualmente a causa de que es el

    ltimo entre ellos, domina sobre los otros dos, porque la virtud se completa siempre en el

    tercero y se multiplica en el segundo. Mira bien: en el reino vegetal, la primera materia es la

    hierba o el rbol, que no podras crear; slo la Naturaleza realiza esta obra. En este reino la

    segunda materia es la semilla que ves, y es en sta en la que se multiplica la hierba o el rbol.

    En el reino animal la primera materia es la bestia o el hombre, que no podras crear; pero la

    segunda material, que t conoces, es su esperma, por medio de la cual se multiplica. En el

    reino mineral, t no puedes crear un metal; y si te jactas de ello, eres falso y mentiroso, porque

    esto lo ha hecho la Naturaleza. Y aunque tuviese la primera materia, segn los filsofos, es

    decir, esta sal cntrica, sin embargo no podras multiplicarla sin el oro; pero la semilla

    vegetativa de los metales solamente es conocida por los hijos de la Ciencia. En los vegetales

    las semillas aparecen exteriormente, as como los riones de su digestin, es decir, el aire

    clido. En los animales la semilla aparece dentro y fuera; los riones o el lugar de su digestin

    son los riones del hombre. El agua que se encuentra en el centro del corazn de los animales,

    es su semilla o su vida; lo riones o el lugar de la digestin de sta, es el fuego. El receptculo

    de la semilla de los vegetales es la tierra. El receptculo de la semilla animal es la matriz de la

    hembra; y en fin, el receptculo de la semilla del agua mineral, es el aire. Es de recalcar que el

    receptculo de la semilla es tal como la congelacin de los cuerpos; la digestin es tal como la

    solucin y la putrefaccin tal como la destruccin. Ahora bien, la virtud de cada semilla consiste

    en poderse unir con cada cosa de su reino, en tanto que es sutil y nada ms que un aire

    congelado en el agua por medio de la grasa. As es como se reconoce, porque no se mezcla

    naturalmente con cosa alguna fuera de su reino. Ella no se disuelve, sino que se congela;

    porque no tiene necesidad de disolucin, sino de coagulacin. Es pues necesario que se abran

    los poros del cuerpo, a fin de que la esperma (en el centro de la cual est la semilla, que no es

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 23

    ms que aire) sea impelida hacia fuera: la cual cuando encuentra una matriz conveniente, se

    congela y congela cuanto encuentra de puro, o de impuro mezclado con lo puro. En tanto que

    haya semilla en el cuerpo, ste est vivo; pero cuando es consumida totalmente, el cuerpo

    muere: porque todos los cuerpos, despus de la emisin de su semilla, son debilitados. Y la

    experiencia nos demuestra que los hombres ms aficionados a Venus, son a menudo los ms

    dbiles, como los rboles, que despus de haber dado demasiados frutos, se vuelven estriles.

    La semilla es pues una cosa invisible, como hemos dicho tantas veces, pero la esperma es

    visible, y algo as como un alma viviente que no se encuentra en las cosas muertas. Se extrae

    de dos maneras; la primera se hace dulcemente y la otra con violencia.

    Pero como en este lugar hablamos solamente de la virtud de la semilla, dir que en el mundo

    nada nace sin semilla, y que todas las cosas se hacen y son engendradas en virtud de ella.

    Que sepan pues todos los hijos de la Ciencia, que es en vano que se busque la semilla en un

    rbol cortado; es necesario buscarla solamente en aquellos que estn verdes y enteros.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 24

    Captulo VIII Sobre el Arte, y cmo la Naturaleza opera por medio del Arte en la

    semilla

    Ninguna semilla es de ningn valor, si no es puesta por el Arte, o la Naturaleza, en una matriz

    conveniente. Y aunque la semilla sea en s misma ms noble que cualquier criatura, sin

    embargo la matriz es su vida, y hace pudrir el grano o la esperma y causa la congelacin del

    punto puro. Adems, mediante el calor de su cuerpo, lo alimenta y hace crecer; hacindose

    esto en los tres reinos de la Naturaleza ya dichos y naturalmente por meses, aos y por la

    sucesin del tiempo. Pero sutil es el artista que pueda, en los reinos mineral y vegetal,

    encontrar algn acortamiento o abreviatura, aunque no en el reino animal. En el mineral, el

    artificio solamente ha acabado lo que la Naturaleza no pudo acabar, a causa de la crudeza del

    aire, que por su violencia ha llenado los poros de cada cuerpo, no en las entraas de la tierra,

    sino en su superficie, como he dicho antes en los captulos precedentes.

    Pero a fin de que se comprendan ms fcilmente estas cosas, an he querido aadir que los

    elementos arrojan por un combate recproco su semilla al centro de la tierra, como si fueran sus

    riones, y el centro, por medio del movimiento continuo, la impele en las matrices, que son

    innumerables; porque tantos lugares como existen, son otras tantas matrices. Sin embargo

    unas son ms duras que otras, y as casi hasta el infinito.

    Notad pues, que una matriz pura engendrar un fruto puro y neto en su semejanza. As como

    por ejemplo en los animales tenis las matrices de las mujeres, de las vacas, de las yeguas, de

    las perras, etc.; igualmente en el reino mineral y vegetal son los metales, las piedras, las sales;

    porque en estos dos reinos las sales son a considerar principalmente, y sus lugares, segn el

    mayor o el menor.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 25

    Captulo IX Sobre la comixtin de los metales o la forma de extraer la semilla metlica

    Hemos hablado anteriormente de la Naturaleza, del Arte, del cuerpo, del esperma y de la

    semilla. Ahora llegamos a la prctica, es decir, cmo se deben mezclar los metales y qu

    correspondencia tienen entre ellos. Sabes pues, que la mujer es la misma cosa que el hombre;

    porque los dos nacen de la misma semilla y en una misma matriz. No hay ms que falta de

    digestin en la mujer, y as como la matriz que produce al macho tiene la sangre y la sal ms

    puras, igualmente la Luna es de la misma semilla que el Sol y de una misma matriz; pero en la

    procreacin de la Luna, la matriz ha tenido ms agua que sangre digerida, segn el tiempo de

    la Luna celeste. Pero a fin de que puedas imaginar ms fcilmente cmo se congregan los

    metales y se unen entre s para arrojar y recibir la semilla, mira el cielo y las esferas de los

    planetas: ves que Saturno es el ms alto de todos, al cual sucede Jpiter, y luego Marte, el Sol,

    Venus, Mercurio y en fin la Luna. Considera ahora que las virtudes de los Planetas no suben,

    sino que bajan. La misma experiencia nos ensea que Marte se convierte fcilmente en Venus,

    y no Venus en Marte, como ms bajo de una esfera. As Jpiter se trasmuta fcilmente en

    Mercurio, porque Jpiter est ms alto que Mercurio, aquel es el segundo despus del

    firmamento, y ste el segundo encima de la tierra. Saturno es el ms alto, y la Luna la ms

    baja, el Sol se mezcla con todos, pero no es mejorado jams por los inferiores. Ahora bien,

    notars que hay una gran correspondencia entre Saturno y la Luna, en medio de los cuales

    est el Sol: as como entre Mercurio y Jpiter, Marte y Venus, los cuales tienen todos el Sol en

    medio. La mayor parte de los operadores saben bien cmo se trasmuta el hierro en cobre, sin

    el Sol, y cmo es necesario convertir Jpiter en Mercurio; incluso hay algunos que de Saturno

    hacen la Luna. Pero si supieran administrar en estos cambios la Naturaleza del Sol,

    ciertamente encontraran una cosa ms preciosa que todos los tesoros de este mundo. Por ello

    digo que es necesario saber qu metales es necesario unir entre s, los cuales la Naturaleza

    corresponde el uno con el otro. Hay cierto metal que tiene el poder de consumir todos los otros,

    porque es casi como su agua, y casi su madre: y no hay ms que una sola cosa que lo resiste

    y lo mejora, a saber, la humedad radical del Sol y la Luna. Pero a fin de descubrrtelo, es el

    ACERO, se cita as: si se une una vez con el oro, arroja su semilla y es debilitado hasta la

    muerte1. Entonces el Acero concibe y engendra un hijo ms claro que el padre; despus,

    cuando la semilla de este hijo ya nacido es puesta en su matriz, la purga y la vuelve mil veces

    1 En el texto original de otras ediciones aparece la variante: Si once ves es se une con el oro, arroja su

    semilla, etc.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 26

    ms propia para parir buensimos frutos. Hay todava otro Acero, que es comparable a ste, el

    cual es en s creado por la Naturaleza y sabe, mediante una fuerza y podero admirables, sacar

    y extraer los rayos del Sol, lo cual han buscado tantos hombres y es el comienzo de nuestra

    obra.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 27

    Captulo X Sobre la generacin sobrenatural del Hijo del Sol

    Hemos tratado las cosas que produce la Naturaleza, y que Dios ha creado, a fin de que

    aquellos que buscan esta Ciencia entendiesen ms fcilmente la posibilidad de la Naturaleza, y

    hasta donde pueden extender sus fuerzas. Pero para no diferir ms largamente, comenzar a

    declarar la forma y el arte de hacer la Piedra de los Filsofos. Sabes pues que la Piedra, o la

    Tintura de los Filsofos, no es ms que el oro extremadamente digerido, es decir, reducido y

    llevado a una suprema digestin. Porque el oro vulgar es como la hierba sin semilla, la cual

    cuando acaba de madurar, produce la semilla. Igualmente el oro, cuando madura, arroja fuera

    de su semilla o su tintura, Alguno preguntar por qu el oro, o cualquier otro metal, no produce

    semilla. La razn es que en tanto que no pueda madurarse a causa de la crudeza del aire que

    impide que tenga un calor suficiente; y que en diversos lugares se encuentra oro impuro, que la

    Naturaleza bien habra querido perfeccionar, pero ha sido impedida por la crudeza del aire. Por

    ejemplo, vemos que en Polonia los naranjos crecen tan bien como los otros rboles. En Italia y

    otros lugares donde est su tierra natural, no slo crecen, sino que incluso dan frutos porque

    tienen suficiente calor; pero en estos lugares fros de ninguna manera, porque cuando deberan

    madurar cesan a causa del fro y as, en lugar de crecer, estn impedidos por la crudeza del

    aire.

    Por ello naturalmente no dan jams buenos frutos, pero si la Naturaleza es ayudada algunas

    veces dulcemente Y con industria, regndolos con agua tibia y tenindolos en invernaderos,

    entonces el arte perfecciona lo que la Naturaleza no habra podido hacer. Exactamente lo

    mismo sucede con los metales: el oro puede dar fruto y semilla, en la cual puede multiplicarse

    por la industria de un hbil artista, que sabe ayudar e impeler a la Naturaleza: adems errara si

    quisiera emprender todo esto sin la Naturaleza. Porque, no solamente en esta Ciencia, sino en

    todas las dems, lo nico que podemos hacer es ayudar a la Naturaleza, e incluso no podemos

    ayudarla ms que por medio del fuego y del calor. Pero como todo esto no puede hacerse, a

    causa de que en un cuerpo metlico congelado los espritus no son aparentes, es necesario

    primeramente que el cuerpo sea disuelto y que los poros sean abiertos, a fin de que la

    Naturaleza pueda operar. Ahora bien, para saber qu debe de ser esta disolucin, quiero

    advertir aqu al lector, que aunque haya muchas clases de disoluciones, las cuales son todas

    intiles, no obstante existen realmente dos clases, de las cuales solamente una es verdadera y

    natural, la otra es violenta, bajo la cual estn comprendidas todas las otras. La Naturaleza es

    de tal ndole, que es preciso que los poros del cuerpo se abran en nuestra agua, a fin de que la

    semilla sea impelida hacia fuera, cocida y digerida, y luego puesta en su matriz. Pero nuestra

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 28

    agua es un agua celeste que no moja las manos, no vulgar, y casi como agua de lluvia: el

    cuerpo que da la semilla es el oro, y es nuestra Luna (no la plata vulgar) la que recibe la

    semilla. El todo es regido y gobernado despus por nuestro fuego continuo, durante el espacio

    de siete meses y a veces de diez, hasta que nuestra agua consuma tres y deje uno, y ste al

    doble: poco despus, ella se alimenta de la leche de la tierra o de la grasa que nace de las

    mamas de la tierra y es regida y conservada de putrefaccin. Y as es engendrado este nio de

    la segunda generacin.

    Vamos ahora con la teora prctica.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 29

    Captulo XI Sobre la prctica y composicin de la Piedra o Tintura fsica, segn el Arte

    Hemos extendido nuestro discurso por tantos captulos precedentes, dando a entender las

    cosas mediante ejemplos, a fin de que se pudiese entender ms fcilmente la prctica; la cual,

    imitando a la Naturaleza, se debe hacer de la siguiente manera. Toma de nuestra tierra, por

    once grados, once granos, y de nuestro oro (no del oro vulgar) un grano; de nuestra plata, y no

    de la plata vulgar, dos granos: pero sobre todo te advierto no tomar el oro ni la plata vulgares,

    porque estn muertos y no tienen ninguna vida. Toma los nuestros que estn vivos, despus

    ponlos en nuestro fuego y de aquello se har un licor seco: primeramente la tierra se resolver

    en un agua que se llama el Mercurio de los Filsofos, y este agua disuelve los cuerpos del Sol

    y de la Luna, y los consume de forma que no queda de ellos ms que la dcima parte, con una

    parte; y he aqu lo que se llama hmedo radical metlico.

    Despus toma del agua de la sal de nitro, extrada de nuestra tierra, en la cual est el riachuelo

    y la onda viva. Si sabes cavar y ahondar en la fosa cndida y natural, toma de all un agua que

    sea bien clara, y en este agua pondrs el hmedo radical. Pon el todo al fuego de putrefaccin

    y generacin, pero sin embargo no como has hecho en la primera operacin; gobierna el

    conjunto con gran artificio y discrecin, hasta que los colores aparezcan como una cola de

    pavo; gobierna bien dirigiendo siempre, hasta que cesen los colores y que en toda tu materia

    no haya ms que un nico color verde, que no debe preocuparte as como los otros. Y cuando

    veas en el fondo del vaso unas cenizas de color moreno y agua rojiza, abre tu vaso. Entonces

    moja una pluma y unta un trozo de hierro; si tie, toma rpidamente agua, de la cual

    hablaremos tanto, y pon all tanto de esta agua, como aire crudo haya entrado. Cuece el todo

    otra vez con el mismo fuego que antes, hasta que tia.

    Mi experiencia ha llegado hasta este punto, no puedo ms que esto, puesto que no he

    encontrado nada ms. Pero esta agua que digo, debe ser el menstruo del mundo, extrado de

    la esfera de la Luna, y rectificada tantas veces, que pueda calcinar el Sol. Aqu te he querido

    descubrir todo esto; y si a veces entiendes mi intencin y no mis palabras o las slabas, te lo he

    revelado todo, principalmente en la primera y la segunda parte.

    Pero todava nos queda algo que decir respecto al fuego. El primer fuego, o el fuego de la

    primera operacin, es el fuego de un grado continuo, que envuelve la materia. El segundo es

    un fuego natural, que digiere la materia y la fija. Te digo en verdad, que te he descubierto el

    rgimen del fuego, si entiendes la Naturaleza.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 30

    Nos falta tambin hablar del vaso. El vaso debe ser el de la Naturaleza, y dos son suficientes.

    El vaso de la primera obra debe ser redondo, y en la segunda obra un poco menos; debe ser

    de vidro en forma de ampolla o de huevo. Pero de todas formas y sobre todo, sabe que el

    fuego de la Naturaleza es nico y que, si presenta diversidad, la causa de ello es la distancia

    de los lugares.

    Parejamente el vaso de la Naturaleza es nico; pero nos servimos de dos para abreviar. La

    materia es tambin nica, pero de dos sustancias. As pues, si aplicas tu espritu para producir

    alguna cosa, mira primeramente las que ya estn creadas; porque si no puedes llegar al origen

    de las que ordinariamente estn ante tus ojos, a duras penas llegars al origen de las que an

    estn por nacer y que deseas producir. Y digo producir porque es necesario que sepas que no

    podras crear nada y que esto es propio slo de Dios. Pero hacer que las cosas que estn

    ocultas y escondidas en la sombra se vuelvan aparentes, volverlas evidentes, quitarles su

    sombra, esto es permitido algunas veces a los Filsofos que tienen inteligencia, y Dios se los

    concede por el ministerio de la Naturaleza.

    Considera un poco en ti mismo, te lo ruego, la simple agua de las nubes. Quin podra creer

    que contiene en s todas las cosas que existen en el mundo; las piedras duras, las sales, el

    aire, la tierra, el fuego, ya que en evidencia no parece ms que una simple agua? Qu dira yo

    de la tierra, que contiene en s el agua, el fuego, al aire, las sales, y no parece ms que tierra?

    Oh admirable Naturaleza!, que sabe producir los frutos admirables en la tierra, por medio del

    agua, y darles y mantener la vida mediante el aire. Todas estas cosas se hacen, y sin embargo

    los ojos de los hombres vulgares no las ven, solamente los ojos del entendimiento y de la

    imaginacin las ven, con una visin admirabilsima. Porque los ojos de los Sabios ven la

    Naturaleza de forma diferente a los ojos comunes. As por ejemplo, los ojos del vulgo ven que

    el Sol es clido; pero por el contrario, los ojos de los Filsofos ven ms bien que el Sol es fro,

    pero que sus movimientos son clidos; porque sus acciones y sus efectos se conocen por la

    distancia de los lugares.

    El fuego de la Naturaleza no es diferente al del Sol; no es ms que una misma cosa. Porque

    todo, al igual que el Sol, tiene centro y el medio entre las esferas de los planetas, y desde este

    centro del Cielo expande hacia abajo su calor por medio de su movimiento. Tambin hay en el

    centro de la tierra un Sol terrestre, que por su movimiento perpetuo, impele el calor o sus rayos

    hacia arriba, a la superficie de la tierra; y sin duda este calor intrnseco es mucho ms eficaz

    que el fuego elemental; pero es temperado por un agua terrestre, que de da en da penetra los

    poros de la tierra y la refresca. Igualmente el aire que de da en da vuela alrededor del globo

    de la tierra, tempera el Sol celeste y el calor; y si esto no fuese as, todas las cosas se

    consumiran por este calor y nada podra nacer. Porque as como este fuego invisible o este

    calor central lo consumira todo si el agua no interviniese y lo temperase, igualmente el calor

    del Sol lo destruira todo, si no estuviese el aire que interviene en el medio.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 31

    Pero ahora dir en pocas palabras cmo obran entre s estos elementos. Hay un Sol cntrico

    en el centro de la tierra, el cual por su movimiento o por el movimiento de su firmamento, eleva

    un gran calor que es extiende hasta la superficie de la tierra. Este calor causa el aire de la

    siguiente manera. La matriz del aire es el agua, la cual engendra hijos de su misma naturaleza,

    pero diferentes y mucho ms sutiles; porque all donde se le niega el paso al agua, el aire

    entra. Entonces cuando este calor central (que es perpetuo) obra, calienta y hace destilar este

    agua; y ella por la fuerza de dicho calor se cambia en aire, que por este medio pasa hasta la

    superficie de la tierra, porque no puede soportar estar encerrado: y despus de que es

    enfriado, se resuelve en agua en los lugares opuestos.

    Sin embargo a veces sucede que salen hasta la superficie de la tierra no slo el aire, sino

    tambin el agua, como vemos cuando nubes negras son elevadas con violencia hasta el aire,

    de lo que os dar un ejemplo muy familiar. Haced calentar agua en un pote; mediante un fuego

    lento veris elevarse vapores y vientos ligeros, y, mediante un fuego ms fuerte, veris

    aparecer nubes ms espesas. El calor central opera de la misma manera, convierte en aire el

    agua ms sutil; y la que sale de la sal o de la grasa, que es ms grosera, la distribuye por la

    tierra, de donde nacen cosas diversas; el resto se cambia en rocas y en piedras.

    Alguno podra objetar que si la cosa fuera as, ello debera suceder continuamente; y no

    obstante, muy a menudo no se siente ningn viento. Yo respondo que en verdad no hay viento

    si el agua no es arrojada violentamente en el vaso destilatorio, porque poca agua excita poco

    viento. Podis ver que siempre no hay truenos, incluso aunque haya viento, sino solamente

    cuando un agua perturbada por la fuerza del aire es llevada con violencia hasta la esfera del

    fuego, porque el fuego no soporta el agua. Tenemos un ejemplo ante nuestros ojos. Cuando

    arrojis agua fra en una hoguera ardiente, os los truenos que excita.

    Si preguntis por qu el agua no entra uniformemente en estos lugares y en estas cavidades;

    la razn es que existen diversas clases de lugares y de vasos. A veces, una concavidad, por

    medio de los vientos, empuja al agua fuera de s durante algunos das o meses, hasta que se

    produzca alrededor una repercusin de agua: como vemos en el mar, cuyas olas son agitadas

    a veces en la extensin de varias leguas, antes de que puedan encontrar algo que las rechace

    y por repercusin las haga retornar al lugar de donde vinieron.

    Pero volvamos a nuestro propsito. Digo que el fuego o el calor es la causa del movimiento del

    aire, y que es la vida de todas las cosas, y que la tierra es su nodriza y receptculo; pero que si

    no hubiese agua que refrescase nuestra tierra y nuestro aire, entonces la tierra sera desecada

    por estas dos razones, a saber: a causa del calor, tanto del movimiento cntrico, como del Sol

    celeste. No obstante esto sucede en algunos lugares, cuando los poros de la tierra estn

    obstruidos, de tal forma que la humedad no puede penetrar all: entonces por la

    correspondencia de los dos Soles, celeste y cntrico (porque ellos tienen entre s una virtud de

    imn), el Sol inflama la tierra.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 32

    Y as algn da el mundo perecer

    Haz pues de forma que la operacin en nuestra tierra sea tal, que el calor central pueda

    cambiar el agua aire, a fin de que salga basta la superficie de la tierra, y que expanda el resto

    (como he dicho) por los poros terrestres; y entonces, por el contrario, el aire se cambiar en un

    agua mucho ms sutil de lo que ha sido la primera. Y esto se har as: si das a devorar a

    nuestro Viejo el oro y la plata, a fin de que los consuma y que l mismo, presto tambin a morir,

    sea quemado. Que sus cenizas sean esparcidas en el agua; cuece el todo hasta que sea

    suficiente y tendrs una medicina que curar la lepra. Ten cuidado por lo menos de no tomar el

    fro por calor o el calor por el fro; mezcla las naturalezas a las naturalezas; y si hay alguna

    cosa contraria a la Naturaleza (porque slo te es necesaria una cosa) seprala a fin de que la

    Naturaleza sea semejante a la Naturaleza; haz esto con el fuego, no con la mano, y sabe que

    si no sigues a la Naturaleza, toda tu labor es vana. Y te juro por el Dios que es santo, que te he

    dicho aqu todo lo que el padre pueda decir a su hijo. Quien tenga odos que oiga y quien tenga

    sentido que comprenda.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 33

    Captulo XII Sobre la Piedra y su virtud

    Hemos discurrido bastante ampliamente en los captulos precedentes sobre la produccin de

    las cosas naturales, de los elementos y de las materias primera y segunda, de los cuerpos, de

    las semillas y en fin de su uso y su virtud. He escrito incluso la manera de hacer la Piedra

    Filosofal; ahora revelar todo, en tanto que la Naturaleza me lo haya concedido y la prctica

    descubierto, respecto a la virtud de ella. Pero a fin de recapitular de nuevo sumariamente en

    pocas palabras el tema de estos doce captulos, y que el lector pueda concebir mi intencin y

    mi sentido; la cosa es as: Si alguno duda de la verdad del Arte, que lea los escritos de los

    antiguos verificados por la razn y la experiencia, segn los cuales (como dignos de crdito) no

    se debe tener dificultad en prestarles fe. Si alguien demasiado terco no quiere creer sus

    escritos, entonces es necesario atenerse a la mxima que dice que, contra aquel que niega los

    principios, no se debe discutir jams, porque los sordos y los mudos no pueden hablar. Y yo os

    pregunto: Qu prerrogativa tendran todas las cosas que existen en el mundo, por encima de

    los metales? Por qu negndoles una semilla solamente a ellos, los excluimos

    equivocadamente de la bendicin universal que el Creador ha dado a todas las cosas,

    incontinente despus de la creacin del Mundo, como nos testimonian las Santas Escrituras?

    Si estamos obligados a admitir que los metales tienen semilla, quin sera lo bastantes tonto

    para no creer que pueden multiplicarse por medio de ella? El Arte de la Qumica en su

    naturaleza es verdadero, la Naturaleza lo es tambin, pero raramente se encuentra un

    verdadero artista. La Naturaleza es nica, y no hay ms que un solo Arte, pero existen diversos

    obreros. En cuanto a que la Naturaleza extrae las cosas de los Elementos, ella los engendra

    por la voluntad de Dios, de la primera materia, que slo Dios sabe y conoce. La Naturaleza

    produce las cosas y las multiplica mediante la segunda materia, que los Filsofos conocen.

    Nada se hace en el mundo ms que por la voluntad de Dios y de la Naturaleza; porque cada

    elemento est en su esfera, pero uno no puede existir sin el otro y sin embargo estando juntos

    no se ponen de acuerdo. Pero el Agua es el ms digno de todos los elementos, porque es la

    madre de todas las cosas y el espritu del fuego nada sobre el agua. Mediante el fuego el agua

    se convierte en la primera materia, lo cual se hace mediante el combate del fuego con el agua;

    y as se engendran vientos o vapores propios y fciles para ser congelados por la tierra, por el

    aire crudo, que desde el comienzo ha sido separado de ella; lo cual se hace sin cesar mediante

    un movimiento perpetuo; porque el fuego o el calor no es excitado ms que por el movimiento.

    Ello se puede ver manifiestamente entre todos los artesanos que liman el hierro, el cual por el

    violento movimiento de la lima se pone tan caliente como si hubiese sido enrojecido al fuego. El

    movimiento pues, causa el calor, el calor excita el agua, el movimiento del agua produce el

    aire, el cual es la vida de todas las cosas vivientes.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 34

    Todas las cosas son producidas por el agua en la forma que he dicho antes, porque del vapor

    de agua ms sutil proceden las cosas sutiles y ligeras, del aceite de esta misma agua vienen

    las cosas ms pesadas y de su sal provienen cosas mucho ms bellas y ms excelentes que

    las primeras. Pero como la Naturaleza se ve a veces impedida para producir las cosas puras a

    causa de que el vapor, la grasa y la sal se estropean y se mezclan a los lugares impuros de la

    tierra, por ello la experiencia nos ha dado a conocer el separar lo puro de lo impuro. Si

    mediante vuestra operacin queris mejorar actualmente la Naturaleza y darle un ser ms

    perfecto y cumplido, haced disolver el cuerpo del cual queris serviros, separad cuanto le haya

    llegado de extrao y heterogneo con la Naturaleza, purgadlo, juntad las cosas puras con las

    puras, las cocidas con las cocidas y las crudas con las crudas, segn el peso de la Natura leza,

    y no de la material. Porque debis saber que la sal de nitro central no toma ms tierra, ya sea

    pura o impura, que la que le es necesaria. Pero la grasa o la untuosidad del agua se maneja de

    otra manera, porque jams se la puede obtener pura; es el Arte quien la limpia mediante un

    doble calor, y quien de nuevo la rene y conjunta.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 35

    Epilogo, Sumario y Conclusin de los doce Tratados o captulos precedentes

    Amigo lector, he compuesto estos doce captulos como favor hacia los hijos del Arte, a fin de

    que antes de que comiencen a trabajar conozcan las operaciones que nos ensea la

    Naturaleza y de qu manera ella produce, todas las cosas que existen en el mundo, a fin de

    que no pierdan el tiempo y quieran esforzarse para entrar por la puerta sin tener las llaves;

    porque aquel que pone manos a la obra sin tener previamente el conocimiento de la

    Naturaleza, trabaja en vano.

    Aqul que no tenga, en esta santa y venerable Ciencia, al Sol por antorcha que lo alumbre y al

    cual la Luna no descubra su luz argentina entre la oscuridad de la noche, caminar en

    perpetuas tinieblas. La Naturaleza tiene una luz propia que no aparece a nuestra visin. El

    cuerpo es a nuestros ojos la sombra de la Naturaleza; por eso en el momento en que alguien

    es iluminado por esta bella luz natural, todas las nubes se disipan y desaparecen ante sus ojos;

    pone todas las dificultades bajo el pie, todas las cosas le son iluminadas, presentadas y

    manifiestas, y sin impedimento alguno puede ver el punto de nuestra Magnesia, que

    corresponde a uno y otro centros del Sol y de la tierra, porque la luz de la Naturaleza lanza sus

    rayos como un dardo hasta all, y nos descubre lo que hay ms escondido en su seno. Tomad

    esto como ejemplo: que se vistan con trajes semejantes un niito y una niita, porque nuestra

    vista no puede penetrar hasta el interior y por ello nuestros ojos nos equivocan y hacen que

    tomemos lo falso por verdadero. Pero cuando son desvestidos y desnudos, de forma que se

    pueda ver como los ha formado la Naturaleza, se reconoce fcilmente uno y otro sexo.

    Igualmente tambin, nuestro entendimiento hace una sombra a la sombra de la Naturaleza:

    todo, al igual que el cuerpo humano, est cubierto de vestidos, y as la Naturaleza humana est

    cubierta por el cuerpo del hombre; la cual se ha reservado Dios cubrir y descubrir segn le

    place.

    Podra discurrir en este lugar amplia y filosficamente sobre la dignidad del Hombre, sobre su

    creacin y generacin; pero pasar en silencio todas estas cosas, puesto que este no es el

    lugar de tratarlas; solamente hablaremos un poco de su vida. El hombre, pues, creado de la

    tierra, vive del aire; porque en el aire est escondido el alimento de la vida, que de noche

    llamamos roco y de da agua rarificada, cuyo espritu invisible congelado es mejor y ms

    precioso que toda la tierra universal. Oh santa y admirable Naturaleza!, que nos permite a los

    hijos de la Ciencia errar, como demuestras da a da en toda tu accin y en el curso de la vida

    humana.

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 36

    Por lo dems, en estos doce captulos he alegado todas estas razones naturales, a fin de que

    el lector temeroso de Dios y deseoso de saber, pueda comprender ms fcilmente todo lo que

    he visto con mis ojos y he hecho con mis propias manos, sin ningn fraude ni sofisticacin;

    porque sin luz y sin conocimiento de la Naturaleza es imposible esperar la perfeccin de este

    Arte, a no ser que sea por una singular revelacin o por una secreta demostracin hecha por

    un amigo. Es una cosa vil y muy preciosa, la cual repetir de nuevo, aunque la haya descrito

    otras veces. Toma diez partes de nuestro aire, una parte del oro vivo o de la Luna viva; ponlo

    todo en tu vaso, cuece este aire a fin de que primeramente sea agua y que poco despus ya no

    sea agua. Si ignoras esto y no sabes cocer el aire, sin duda fallars, porque es la verdadera

    materia de los Filsofos. Porque debes tomar lo que es, pero que no se ve hasta que el

    operador quiera; y esto es el agua de nuestro roco, de la que se extrae el Salitre de los

    Filsofos, por medio del cual todas las cosas crecen y se alimentan. Su matriz es el centro del

    Sol y de la Luna, tanto celeste como terrestre; y a fin de decirlo ms abiertamente; es nuestro

    Imn, que he llamado anteriormente ACERO. El aire engendra este Imn y este Imn engendra

    o hace aparecer nuestro aire. Te he dicho aqu santamente la verdad; ruega a Dios para que

    favorezca tu empresa y as tendrs en este lugar la verdadera interpretacin de las palabras de

    Hermes, que asegura que su padre es el Sol y la Luna su madre; que el viento lo ha llevado en

    su vientre, a saber, la Sal lcali, que los Filsofos han llamado sal armonac y vegetativa,

    escondida en el vientre de la Magnesia. Su operacin es as: es necesario que disuelvas el aire

    congelado, en el cual disolvers la dcima parte del oro; sella esto y trabaja con nuestro fuego

    hasta que el aire se cambie en polvo; y entonces, teniendo la Sal del mundo, aparecern

    diversos colores.

    Yo hubiese descrito el procedimiento entero en estos tratados; pero como est suficientemente

    explicado con la forma de multiplicar, en los libros de Raimundo Lulio y otros antiguos

    Filsofos, me he contentado con tratar solamente la primera y la segunda materia, lo que he

    hecho francamente y con el corazn abierto. Y no creis que haya habido hombre alguno en el

    mundo que lo haya hecho mejor y ms ampliamente que yo, porque no he aprendido lo que

    digo con la lectura de los libros, sino por haberlo experimentado y hecho con mis propias

    manos. As pues, si no me entiendes o no quieres creer la verdad, no acuses a mi libro, sino a

    ti mismo y cree que Dios no te quiere revelar este secreto: rzale asiduamente y relee varias

    veces mi libro, principalmente el epilogo de estos doce tratados, considerando siempre la

    posibilidad de la Naturaleza y las acciones de los elementos, y lo que hay de ms particular en

    ellos, y principalmente en la rarefaccin del agua o del aire; porque los cielos e incluso todo el

    mundo han sido creados as.

    He querido declararte todo esto lo mismo que un padre habra hecho a su hijo. Por otra parte

    no te maravilles que haya hecho tantos captulos; puesto que no he hecho esto para m, ya que

    no tengo necesidad de libros, sino para advertir a muchos que trabajan sobre materias vanas y

    gastan intilmente sus bienes. En verdad, hubiese podido compendiarlo todo fcilmente en

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 37

    pocas lneas, e incluso en pocas palabras; pero he querido conducirte por razonamientos y

    mediante ejemplos al conocimiento de la Naturaleza, a fin de que antes que nada sepas lo que

    debes buscar (la primera o la segunda materia) y que te sean conocidos la Naturaleza, su luz y

    su sombra. No te enfades si a veces encuentras contradicciones en mis tratados: esta es la

    costumbre general de todos los Filsofos y, silos entiendes, tienes necesidad de ello; la rosa no

    se encuentra sin espinas.

    Pesa y considera diligentemente lo que he dicho antes, a saber, en qu materia destilan los

    elementos el hmedo radical al centro de la tierra, y cmo el Sol terrestre y cntrico lo rechaza

    y sublima por su movimiento continuo hasta la superficie de la tierra. Tambin he dicho que el

    Sol celeste tiene correspondencia con el Sol cntrico, porque el Sol celeste y la Luna, tienen

    una fuerza particular y una virtud maravillosa de destilar sobre la tierra por medio de sus rayos:

    porque el calor se une fcilmente al calor y la sal a la sal... Y as como el Sol cntrico tiene su

    mar y un agua cruda perceptible, igualmente el Sol celeste tiene tambin su mar y un agua sutil

    e imperceptible. En la superficie de la tierra, los rayos se unen a los rayos y producen las flores

    y todas las cosas. Por ello, cuando llueve, la lluvia toma del aire cierta fuerza de vida y la une

    con la sal nitro de la tierra (porque la sal nitro de la tierra, por su sequedad, atrae el aire hacia

    as, el cual a su vez se resuelve en agua, de la misma manera que el trtaro calcinado: y esta

    Sal nitro de la Tierra tiene la fuerza de atraer el aire, porque ella misma ha sido aire, y est

    unido con la grasa de la tierra). Cuanto ms abundante golpean los rayos del Sol, se hace una

    mayor cantidad de sal nitro y, por consecuencia, viene a crear una mayor abundancia de trigo

    sobre la tierra. Lo cual nos ensea la experiencia de da en da.

    He querido declarar (a los ignorantes solamente) la correspondencia que tienen entre s todas

    las cosas, y la virtud eficaz del Sol, de la Luna y de las estrellas porque los sabios no tienen

    necesidad de esta instruccin. Nuestra materia aparece ante los ojos del mundo y no es

    conocida. Oh nuestro Cielo!, oh nuestra Agua!, oh nuestro Mercurio!, oh nuestra sal nitro

    que ests en la mar del mundo!, oh nuestro Vegetable!, oh nuestro Azufre fijo y voltil!, oh

    cabeza muerta o heces de nuestra mar!, Agua que no moja, sin la cual nadie en el mundo

    puede vivir y sin la cual no se engendra ni nace nada en toda la tierra! He aqu los eptetos del

    Pjaro de Hermes que no reposa jams. Es de vil precio, pero nadie puede pasar sin ella. Y as

    has descubierto la cosa ms preciosa que existe en el mundo, la cual, te digo sinceramente, no

    es ms que nuestra agua pntica, que se congela en el Sol y la Luna, por medio de nuestro

    Acero, con un artificio filosfico y de una manera sorprendente, con tal de que sea conducida

    por un sabio hijo de la Ciencia.

    Yo no tena ningn propsito de publicar este libro por las razones que he referido en el

    prefacio, pero el deseo que tengo de satisfacer y ayudar a los espritus ingenuos y verdaderos

    Filsofos, me ha vencido y ganado, de forma que he querido mostrar mi buena voluntad a

    aquellos que me conocen, y manifestar, a los que ya saben el Arte, que soy su compaero y su

  • El Cosmopolita

    Nueva Luz Qumica 38

    igual y que deseo conocerlos. No dudo que haya muchas gentes de bien y de buena

    conciencia que posean secret